Daniel Dym

Las frías y homogeneizadoras estrategias de planificación y gestión del territorio sólo son posible subvertirlas partiendo desde los particular hacia lo general. Propongo en mi trabajo la huida de la estadística como forma (única y más eficaz) de conocer y abarcar el mundo, utilizando metodologías y herramientas que le son más propias a las ciencias de la vida. Considerar a la ciudad como un organismo vivo la vuelve cálida, mutable y heterogénea -luego más habitable-. En el diálogo construir y habitar, rechazo la jerarquía del primero sobre el segundo. Esta salida por la tangente sólo es posible abrazando una visión intuitiva del mundo y las soluciones idiosincrásicas y personales, en la persecución de una desadaptación de las personas a la máquina. Toda taxonomía asumida en las ciudades no es más que un falso alivio que nos convence de que se contiene un entorno (vivo) que siempre encuentra nuevas formas de desbordarse.