Buscan motivar la fe y la espiritualidad de sus miembros y conseguir para ellos las ventajas de esta peculiar manera contemplar a María y a su Hijo. Concretamente, de acuerdo con la espiritualidad propia de las Misioneras del Sagrado Corazón, se pretende que los asociados vivían una fraternidad de amor y servicio, en la que María es tanto modelo como guía; fraternidad que tiene por norma el Amor de Dios, y el servicio que imita el envío de Jesucristo, que fue enviado “a servir y dar la vida por los demás” De esta manera, los asociados viven espiritualmente unidos entre ellos, rogando cada uno por las intenciones de los demás llevando a la práctica esa caridad que nace del Amor de Dios, como verdaderos misioneros Laicos.