Apostolado Hispano Católico
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El Obispo Mark Beckman fue ordenado e instalado como el cuarto pastor de la Diócesis de Knoxville
por Dan McWilliams
En un día histórico para la Diócesis de Knoxville, el Obispo Mark Beckman fue ordenado el 26 de julio como el cuarto pastor de la Iglesia en el Este de Tennessee.
El Arzobispo Shelton J. Fabre de Louisville, Kentucky, la provincia que incluye a la Diócesis de Knoxville, fue el consagrante principal en la ordenación en el Centro de Convenciones de Knoxville. Los co consagrantes fueron el Obispo J. Mark Spalding de la Diócesis de Nashville y el Obispo James V. Johnston Jr. de la Diócesis de Kansas CitySt. Joseph, Missouri. El Obispo Johnston es nativo de la Diócesis de Knoxville. Los tres obispos ejercieron como consagrantes por primera vez en sus episcopados.
El Arzobispo Fabre se ha desempeñado como administrador
apostólico de la Diócesis de Knoxville desde el momento en que su sede quedó vacante en junio de 2023, cuando el Obispo Richard F. Stika se jubiló.
El obispo Beckman, de 61 años, originario de Lawrenceburg, Tennessee, en la Diócesis de Nashville y sacerdote en el área del Medio de Tennessee desde su ordenación en 1990, fue elevado a obispo en una ceremonia ante 4,000 personas congregadas en el centro de convenciones.
"En su sabiduría, Dios lo ha elegido a usted, James Mark Beckman, para ser obispo en esta nueva etapa para la Diócesis de Knoxville, y confiando en la gracia de Dios y la sabiduría del Espíritu Santo, usted ha dicho 'sí' a este llamado", dijo el Arzobispo Fabre en su homilía. El Arzobispo Fabre, el Obispo Beckman y el Obispo Spalding
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‘Jesús es la razón de todo’
El obispo Mark Beckman comparte historias de su juventud, familia y vocación
por Gabrielle Nolan
En los 1800’s, los inmigrantes alemanes construyeron altares de roble e hicieron los ladrillos de barro que se apilaron para formar la iglesia neogótica Sagrado Corazón en Lawrenceburg, Tennessee. Fue en esta parroquia, más de 100 años después, que el obispo James Mark Beckman conoció a Dios a través de los sacramentos del bautismo, la primera comunión y la confirmación. "El ambiente de fe que se respiraba en esa pequeña parroquia me fue transmitido, sobre todo y por supuesto, a través de mis padres y abuelos", dijo el
obispo Beckman.
"Cuando entré en la iglesia, sentí inmediatamente la sensación de lo sagrado en ese lugar. Y ese recuerdo de sumergir la mano en el agua bendita y hacer la señal de la cruz, de hacer la genuflexión", continuó. "Hay nueve estatuas en los altares mayores. El Sagrado Corazón de Jesús está en el punto más alto detrás del altar. Recuerdo que me fascinaban los santos por razón de esas estatuas. Cuando era muy pequeño, no sabía de dónde venía el sonido de las campanas, y pensaba que venía de la lámpara del santuario del Señor que colgaba enHistorias continúa en la página 3
Procedimiento de la Diócesis de Knoxville para reportar casos de abuso sexual
Cualquier persona que tenga conocimiento real o que tenga una causa razonable para sospechar de un incidente de abuso sexual debe reportarlo a las autoridades civiles apropiadas, y al Centro McNabb, nuevo coordinador de asistencia para víctimas de acoso sexual de la diócesis de Knoxville, al número de teléfono para denuncias (865) 321-9080. ■
Eucaristía El Obispo Beckman continú a con la Santa Eucaristía como Cuarto Obispo de Knoxville el día de su Ordenación e Instalación.
Obispo
estudiaron juntos en el Colegio Americano de la Universidad Católica de Lovaina en Bélgica como jóvenes seminaristas en la década de 1980.
"Obispo Beckman, al asumir su papel como pastor principal de esta diócesis, me regocijo con usted y con la Diócesis de Knoxville", dijo el Arzobispo Fabre. "En una nota más personal, ¿quién se hubiera imaginado en aquellos días en que viajábamos juntos durante nuestro tiempo de seminario en el Colegio Americano en Bélgica, que el Señor nos reuniría como hermanos obispos? Estoy seguro de que, con la ayuda de Dios, usted será aquí un buen obispo".
En sus primeras palabras a su nuevo rebaño al final de la Misa, el Obispo Beckman recordó una llamada telefónica que le cambió la vida.
"A finales de abril, cuando estaba reflexionando por primera vez sobre el llamado del nuncio para pedirme que me convirtiera en obispo de la Diócesis de Knoxville, hubo tantas cosas que pasaron por mi corazón y mi mente", dijo. "Una de las cosas que recuerdo fue la oportunidad que tuve hace unos años de asistir a la instalación del Arzobispo Fabre en Louisville, Kentucky. Espero no mencionarlo mal, arzobispo, pero lo que recuerdo que dijo el día que fue instalado como arzobispo de Louisville fue un comentario en el que he pensado muchas veces desde entonces. Él dijo: 'Este día se trata de una persona, y esa persona no soy yo. Esa persona es Jesucristo'".
Después de que la asamblea aplaudiera, el nuevo obispo continuó.
"Y este día, también, se trata de Jesucristo", dijo.
Veinte arzobispos, obispos y abades asistieron a la ordenación del Obispo Beckman, entre ellos el Arzobispo Emérito Joseph E. Kurtz de Louisville, quien dirigió la Diócesis de Knoxville como su segundo obispo de 1999 a 2007, y el Abad Emérito Cletus D. Meagher, OSB, de la Abadía de San Bernardo en Cullman, Alabama, nativo de Cleveland, Tennessee, en la Diócesis de Knoxville. El viaje más largo fue el de Arzobispo Augustine Obiora Akubeze, desde la ciudad de Benín, Nigeria.
Estuvieron presentes más de 100 sacerdotes y 65 diáconos, la mayoría de la Diócesis de Knoxville, pero sobre todo un buen número de la Diócesis de Nashville, de donde es originario el nuevo obispo, y también de otros lugares.
Monseñor John Paul Zenollito Pedrera representó al Cardenal Christophe Pierre, Nuncio Apostólico en los Estados Unidos, quien no pudo asistir a la ordenación de Mons. Beckman como parte de la ceremonia de ordenación. Monseñor Pedrera, primer secretario de la Nunciatura
Imposición de Manos El Arzobispo Shelton Fabre impone las manos sobre Obispo Mark Beckman durante su Ordenación como Cuarto Obispo de Knoxville. La imposición de las manos es un elemento esencial y el signo bíblico para recibir el don del Espíritu Santo a la que sigue la oración de la Ordenación.
Apostólica en Washington, D.C., leyó el mandato del Papa Francisco que nombraba al Obispo Beckman para su nuevo cargo. Después de que se leyó el mandato, el futuro obispo Beckman sostuvo el documento en alto y avanzó por la sala de exposiciones del centro de convenciones para que todos los presentes pudieran verlo. La sala se convirtió en santuario y nave para la ordenación e instalación. El rito de la ordenación episcopal comenzó en ese momento. El obispo electo se presentó ante el Arzobispo Fabre e hizo promesas que incluían la resolución de "proclamar el Evangelio de Cristo fiel y constantemente", "edificar el cuerpo de Cristo, su Iglesia" y "tender la mano con bondad y misericordia a los pobres, a los inmigrantes y a todos los necesitados".
A continuación, el obispo electo se postró ante el altar mientras el coro cantaba las Letanías de los Santos.
Después de la letanía, el Arzobispo Fabre, el Obispo Spalding, el Obispo Johnston y los demás obispos impusieron sus manos sobre la cabeza del obispo electo. A continuación, el Arzobispo Fabre continuó con la oración de ordenación, pidiendo a Dios que "derrame sobre este elegido el poder que proviene de ti, el Espíritu que gobierna, que diste a tu Hijo amado, Jesucristo, y que Él dio a los santos Apóstoles, que establecieron la Iglesia en cada lugar como tu santuario para gloria y alabanza inagotable de tu nombre". El arzobispo también rezó para que el nuevo obispo sirva al Señor "noche y día, para que haga resplandecer incesantemente tu rostro sobre nosotros y ofrezca los dones de tu santa Iglesia".
El arzobispo ungió la cabeza del obispo Beckman con el santo crisma y le presentó el Libro de los Evangelios. Seguidamente, el nuevo obispo recibió los símbolos de su oficio: un anillo, una mitra y un báculo. El báculo del Obispo Beckman es el mismo que usó el Obispo James D. Niedergeses, noveno obispo de Nashville, que sirvió de 1975 a 1992. El Obispo Niedergeses también es originario de Lawrenceburg y ordenó al Padre Mark Beckman como sacerdote de la Diócesis de Nashville el 13 de julio de 1990. Después de recibir el báculo, el Obispo Beckman fue instalado formalmente, al tomar asiento en una cátedra, o silla del obispo, ante los aplausos de la asamblea, y entre los obispos concelebrantes. La silla del Obispo provino de la Catedral original del Sacratísimo Corazón de Jesús en Knoxville. Sus compañeros obispos le dieron al Obispo Beckman un signo fraternal de paz. Un coro de más de 80 adultos y jóvenes de toda la Diócesis de Knoxville, incluyendo varios de iglesias y escuelas de otras tradi -
Interpretación Numerosos feligreses de muchas áreas de la diócesis se hacen presentes en la ordenación e instalación del Obispo Beckman y aprecian el poder usar el equipo de interpretación.
El Arzobispo Fabre unge la cabeza del
con el Santo Crisma para que Dios lo llene del fruto de la abundancia de bendiciones espirituales.
Bendición El recién ordenado Obispo Mark Beckman camina entre su pueblo ofreciendo una bendición antes de terminar la Santa Misa el día de su ordenación en instalación en el Centro de Convenciones de Knoxville.
Familia Nuestras familias hispanas presentes en la ordenación e instalación del Obispo Mark Beckman comparten su alegría y cariño al ver al Cuarto Obispo de Knoxville. Izquierda, delante del caballero: Angelina Pedro Ramirez acompañada por su hija y nietos, feligreses de la parroquia Santo Espí ritu, Knoxville.
ciones religiosas, cantó durante toda la liturgia, acompañado por una orquesta de 40 músicos. Glenn Kahler, director de música y liturgia de la Catedral del Sacratísimo Corazón de Jesús, dirigió el coro. La orquesta “Tennessee Wind Symphony” [Sinfonía de Viento de Tennessee] fue dirigida por el Dr. John Culvahouse.
Una canción al final de la misa se titulaba "Jesucristo, ayer, hoy y siempre". Esas son las mismas palabras que el Obispo Beckman ha escogido como su lema episcopal, tomadas de Hebreos 13:8.
"Esas palabras son para mí centrales. Él es el propósito de nuestra vida, la razón por la que hacemos lo que hacemos", dijo el
Obispo Beckman. "El misterio de su presencia aquí, en esta mesa eucarística que hoy nos alimenta, nos da el alimento para salir al mundo como testigos vivos de su amor inmutable. Estoy muy agradecido de estar con todos ustedes aquí hoy. Este es un día de grandes comienzos, y es gracias a Jesucristo que estamos aquí hoy".
Docenas de miembros de la familia del Obispo Beckman lo acompañaron en su ordenación e instalación, incluidos sus padres Jimmy y Lois Beckman de Lawrenceburg. El nuevo obispo es el mayor de seis hermanos, muchos sobrinos y sobrinas jóvenes asistieron también a la ordenación. ■
Voluntarias Un grupo de voluntarias bilingües estuvieron ayudando a distribuir el equipo de interpretación a las más de 50 personas que lo necesitaban para entender y participar a plenitud en la Santa Misa. No presentes en la foto: Coral Getino y Lilia Walker, quienes junto con Blanca Primm, Directora del Apostolado Hispano, ofrecieron interpretación simultánea.
GABRIELLE NOLAN
Unción
Obispo Mark Beckman
Cultura Nuestros trajes hacen visible nuestra cultura. Los hermanos Cortez de la parroquia San Patricio que llevaron las ofrendas en la Misa del Obispo Beckman con la comunidad diocesana hispana posan acompañados por (izq.) Hna. Esther Ordoñez y (der.) Hna. Mary Morales, Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús “Ad Gentes”.
El Obispo
Bienvenida Al finalizar la Misa, una familia acoge cálidamente al Obispo Beckman con un abrazo de los más pequeños. El Obispo fue ordenado el pasado viernes 26 de julio.
responde a nuestras preguntas sobre diversidad cultural y la Iglesia inmigrante
Equipo de La Cosecha
Por qué es importante para la Iglesia de los Estados Unidos acoger a inmigrantes y personas de diferentes grupos étnicos y culturas?
Aquí en St. Henry, (su parroquia en Nashville) tuvimos una celebración después de la pandemia, pero alrededor de Pentecostés, una celebración llamada “One Celebration” (“Celebración de Unidad”) También tenemos representantes aquí en esta parroquia de muchas comunidades étnicas, vietnamitas y de habla hispana, de todo el mundo. Entonces, traíamos docenas de banderas de países de todo el mundo que representaban a nuestros feligreses y teníamos elementos de la liturgia y de esos idiomas, peticiones, al final de la Misa, así es como decimos paz
cima del altar, que era la vela del tabernáculo. Eso sí lo recuerdo". El obispo recuerda el "silencio callado" dentro de la iglesia, llena de hombres y mujeres rezando sus rosarios, y como también la belleza de la iglesia durante las fiestas. "En Navidad, tenían un nacimiento muy bonito y grande colocado delante del altar, y flores de nochebuena rojas por todos los altares mayores, y velas encendidas por todas partes", relató el obispo Beckman. "Creo que estaba en el grado 11 de la secundaria, quizás en grado 10, y recuerdo que me ofrecí como vo-luntario para ser lector en la Vigilia Pascual. Fue la primera vez que vi adultos siendo bautizados, y nunca olvidaré la alegría que sentí.... Se vistieron con una túnica blanca, y yo era un adolescente bastante tímido, pero sentí que tenía que ir a felicitarlos por unirse a nuestra Iglesia. Así que tomé la iniciativa y fui a darles la bienvenida a la Iglesia".
El obispo Beckman enalteció a sus padres, Jimmy y Lois Beckman, por ser "católicos fieles y comprometidos". "Íbamos a Misa todos los domingos", dijo el obispo Beckman. "Recuerdo rezar con ellos antes de irme a dormir por la noche, y recuerdo su ejemplo de fe católica sólida y ordinaria mientras crecía. Eso me marcó mucho".
Los Beckman inscribieron a su hijo en la escuela Sagrado Corazón, a la cual asistió del primero hasta el octavo grado.
"Diría que los párrocos y las Hermanas de la Misericordia que iban la escuela también tuvieron un impacto muy positivo en mi fe, especialmente el padre John Kirk, que en realidad es originario de Knoxville", dijo el obispo Beckman. "Llegó creo cuando yo estaba en séptimo grado y fue párroco durante cuatro años. Él fue probablemente una inspiración
en nuestra lengua materna y un gran festival internacional en el estacionamiento con diferentes tipos de comidas, y todo eso. Entonces, para mí, el hecho de que la Iglesia Católica abrace todas las culturas de la humanidad es muy importante. Eso es en parte lo que significa ser católico, así que estoy agradecido de que la Diócesis de Knoxville tenga ese tipo de diversidad.
¿Qué mensaje puede compartir con la comunidad hispana?
Este año (pasado) para la Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe...San Juan Diego... nuestra hermana de la escuela, la Hermana Mary Elizabeth, y nuestra directora, realmente hizo un gran esfuerzo para hacer de esa una gran celebración, y los danzantes de mariachis vinieron para Nuestra Señora de Guadalupe e hicieron un baile
importante para mí en mi elección de ser sacerdote".
El Obispo Beckman se describió a sí mismo como tímido durante esos años escolares, pero eso resultó ser una oportunidad de crecimiento entre sus profesores.
"Nuestra hermana que nos enseñaba en el séptimo y octavo grado era la hermana Laura Marie, y ella nos dijo que, como clase, todos nosotros íbamos a leer las lecturas en las Misas de la escuela. Y yo nunca le dije que no a la Hermana, pero levanté la mano y le dije: 'Hermana, no puedo hacerlo'. Tenía demasiado miedo. Ella me miró y me dijo: 'No sólo puedes, sino que lo harás'", recuerda riendo. "Así que me obligó a hacer la lectura en la Misa de la escuela. Fui a hacer la lectura ese día; creo y estaba tan petrificado que temblaba. Después, ella dijo, 'eso no fue tan malo, ¿verdad?' Por supuesto, realmente fue malo para mí, pero dije, 'no hermana.' Ella dijo, 'OK, voy a ponerte en el horario regularmente.'... Y ahora veo hacia atrás y me pregunto que, si ella no hubiera insistido, me habría sentido lo suficientemente cómodo como para ser un orador público y luego considerar la ordenación. Creo que allí se plantó una semilla importante de vocación".
Cuando llegó el momento de la confirmación en el octavo grado, fue elegido lector para la Misa con el obispo Niedergeses. Para su santo patrón en la confirmación, el obispo Beckman eligió invocar a los santos que compartieron su nombre bautismal, Santiago y Marcos.
"En aquellos días, nos animaban a que si teníamos nombres de santos para el bautismo y nos gustaban, los usáramos para la confirmación para mostrar el vínculo entre esos sacramentos de iniciación. Y me gustaron mis dos nombres", dijo el Obispo Beckman. Debido a que Lawrenceburg
tradi cional en la liturgia que después me conmovió hasta con lágrimas. La belleza de las costumbres culturales que se llevan a la fe fue increíblemente hermosa. Hay una alegría en su presencia en la Iglesia. Traen alegría y trae la conexión que va de la mesa eucarística a la mesa de la fiesta después de la Misa. Creo que nuestra comunidad hispana-latina mantiene ese vínculo de manera hermosa y profunda. Estoy muy contento de que haya una gran comunidad de habla hispana. Mi única ansiedad al respecto es que tengo muchos desafíos lingüísticos. Intenté estudiar español antes de hacer el Camino en España. Pasé un año haciendo Duolingo en mi teléfono y tengo un vocabulario de aproximadamente 600 a 700 palabras, pero Dios mío, soy muy inepto con eso.
estaba demasiado lejos de una escuela secundaria católica, el obispo Beckman asistió a Lawrence County High School, que en ese momento tenía alrededor de 1,300 estudiantes.
"En mi promoción del último año había más de 300 alumnos", él dijo. "La escuela primaria Sagrado Corazón tenía menos de 100 alumnos de primero a octavo, así que era una escuela mucho más grande".
"Lo que me pareció muy interesante fue que era la primera vez que estaba regularmente rodeado de no católicos", continuó. "Porque casi todos los que iban al Sagrado Corazón eran católicos, casi todos los de mi familia eran católicos, pero algunos de mis amigos del barrio no lo eran... Así que la mayoría de la gente era cristiana pero no católica. Fue algo fascinante cuando llegué a mi primera clase y alguien me preguntó: '¿Así que eres católico? Y yo dije que sí. Y él dijo, '¿eres cristiano?' Y yo dije 'sí, los católicos son cristianos'.
Era como el concepto de que si la Coca-Cola es un refresco, ya sabes. Fue bueno para mí, creo, tener la oportunidad de ir a la escuela con una gran variedad de niños de otras iglesias. En verdad sentí un enorme respeto por parte de mis compañeros que no eran católicos hacia mí como católico, así que para mí fue una experiencia positiva".
‘Un gran lugar para crecer’
El Obispo Beckman creció en Lawrenceburg, que era una ciudad de unos 10,000 habitantes en la época de su infancia, viviendo en las afueras de la ciudad, en una comunidad "rodeada de bosques y pastos".
Nació el 19 de octubre de 1962, es el mayor de seis hermanos, con tres hermanos y dos hermanas. Sus padres tuvieron a sus hijos en el transcurso de dos décadas.
"Mi hermano menor tiene
Los idiomas me resultan algo intimidantes.
¿Cómo puede la Iglesia Católica ser una fuente de acompañamiento y un refugio seguro para la comunidad hispana?
Todos somos inmigrantes. El mundo pertenece a Dios. Ninguna tierra o territorio en particular ha pertenecido siempre a un país en particular, ¿verdad? Por lo tanto, debemos dar la bienvenida a los recién llegados, a los extranjeros, a los inmigrantes, y debemos asegurarnos de que todas las personas sean tratadas con respeto y dignidad, y tengan los recursos que necesitan para vivir una vida humana digna, como todos queremos vivir. Es muy importante que, como pueblo de Dios, trabajemos hacia esa visión inclusiva. ■
21 años menos que yo, así que estamos extendidos en una generación. [Ben] nació el verano siguiente a mi último año de universidad", explica el Obispo Beckman. "Lo de Ben es interesante. Aunque nació después de mi graduación de la universidad, y yo me fui a Bélgica a estudiar para ser sacerdote, él y yo hemos estado muy unidos a lo largo de los años. Había un verdadero vínculo entre los dos. Y tanto a él como a mi hermano Bruce y a mí, a los tres nos gustaba mucho ir de mochileros y hacer caminatas. Así que hemos hecho mucho de eso juntos". "Mi hermano más joven que yo, Bruce, es sólo 10 meses menor que yo. Y Robbie es dos años menor", continuó. "Ya que como los tres llegamos al mismo tiempo, siempre estábamos jugando juntos, los tres. Y mi hermana (Melissa) llegó cuando yo tenía 10 años, y para mí fue un placer dar la bienvenida a una nueva hermana en la familia. Eso de "cuantos más seamos, mejor" es lo que sentía de niño. Cada vez que llegaba un nuevo hermano o hermana después de nosotros tres, para mí siempre era un regalo maravilloso. Y Jennifer nació unos 15 años después de mí".
La madre del obispo Beckman es hija única, pero su padre también es uno de seis hermanos, por lo que el obispo creció rodeado de muchos primos hermanos, además de sus hermanos.
"Tengo relación cercana con muchos primos, tíos, abuelos, así que es una gran familia extendida allá abajo", dijo. "La mayoría siguen viviendo allá (en Lawrenceburg)".
El obispo Beckman dijo que su ciudad natal era un "gran lugar para crecer".
"Había muchos niños del vecindario en el barrio, y teníamos el control de todo el vecindario", recordó. "Papá silbaba por la
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Historias
noche para que volviéramos a casa a cenar. Pero jugábamos en los pinares y junto a los arroyos y dábamos volteretas por los pastos. Nos encantaba estar al aire libre. Papá jugaba un juego llamado “focos” con nosotros por la noche, y re-cuerdo que un invierno tuvimos una gran tormenta de nieve y papá hizo una fogata enorme al lado de la carretera. Vivíamos en lo alto de una colina, así que mis hermanos, yo y mis vecinos bajamos en trineo toda la noche. Recuerdo haber cazado luciérnagas de niño. Recuerdo haber crecido en verano y haber tenido esas maravillosas e interminables semanas de verano para jugar al aire libre donde quisiéramos".
De niño, el obispo prefería jugar en la naturaleza a los deportes organizados.
"Me encantaba el esquí acuático, me encantaba nadar y, como ya he dicho, me encantaba estar fuera haciendo caminatas, jugando en el bosque, ese tipo de cosas. Así que siempre que tengo la oportunidad de hacer ese tipo de cosas, las disfruto mucho", el afirma. Otra de sus aficiones favoritas de niño, y que sigue practicando hoy en día, es leer novelas.
"Si le preguntas a la mayoría de la gente que me rodea qué era lo que más me gustaba hacer de niño, es leer novelas", explica Beckman. "Creo que fue mi profesora de tercer grado la que me introdujo en la lectura de novelas. Nos leía una novela en voz alta al final del día si habíamos hecho todo nuestro trabajo, y la imaginación de oír una historia leída en voz alta me cautivó. Así que me convertí en un ávido lector de novelas, especialmente de misterio. Ya sabes, de todo, como los Hardy Boys o la serie de Los Tres Investigadores. Me encantaban y, de hecho, cuando estaba en el instituto, escribía novelas de misterio para mis amigos. Así que esa era probablemente una de mis cosas favoritas para hacer”. El obispo Beckman también ama "todas las formas de música", haciendo nota de que su familia tenía cintas de ocho pistas, un tocadiscos y casetes antes de que existieran los CD.
"De niño escuchaba música pop", el comenta. "A mi padre le encantaba el country y escuchaba a Johnny Cash y Kris Kristofferson, así que crecí oyendo a mi papá tocar esas canciones en su camioneta. Ahora me encantan algunas de esas canciones. Cuando era niño, me gustaba más la música pop. Y te diré que nunca me atrajo la música de bluegrass hasta que estuve dando clases en Padre Ryan y uno de los alumnos me invitó a su casa un viernes por la noche. Su familia había invitado a un grupo
de gente a tocar música bluegrass en vivo, y cuando vi y experimenté la música bluegrass en vivo por primera vez, sentí escalofríos. Me encanta la música bluegrass y el sonido de los Apalaches. Sus orígenes son celtas, y la familia de mi padre es alemana e irlandesa; mi abuela era mitad irlandesa. La familia de mi madre es italiana. Así que sí, me gustan todas las formas de música".
Además de jugar al aire libre, los hermanos Beckman también tenían su porción de tareas del hogar. "Sí, todos teníamos tareas que hacer, así que todos ayudábamos -cuando teníamos edad suficiente- a cortar el césped. Uno de nosotros (los chicos), como los tres teníamos edades muy cercanas, nos íbamos rotando en las responsabilidades del cuidado del césped. Montábamos la máquina de cortar césped o usábamos la máquina cortadora que se empuja o cortábamos antes de que existan los Weed Eaters. Nos turnábamos en esas tareas exteriores. También teníamos tareas domésticas, como fregar los platos, y nos turnábamos para lavarlos, secarlos o guardarlos. Hacíamos nuestras propias camas y se esperaba que ayudáramos con cosas de ese tipo. Teníamos un jardín, y ayudábamos con ese jardín, ya afuera poniéndolo o ayudando a quitar las malas hierbas, ese tipo de cosas".
El obispo Beckman evocó un recuerdo divertido sobre las tareas del hogar.
"Mi madre dijo que íbamos a empezar a ayudar con los platos. Le dijimos, mis hermanos y yo, 'los chicos no friegan los platos'. Y ese fin de semana fuimos a casa de un amigo, y él y su hermano estaban fregando los platos en su casa. Mamá nos miró y dijo: 'parece que los chicos siempre si friegan los platos'", contó riendo.
Mientras crecía en los años 60 y 70, el obispo Beckman comentó que percibía que sus padres "confiaban en nosotros y nos daban una libertad bastante amplia".
"Por supuesto, estábamos en las afueras de la ciudad, ya sabes, y todo el mundo sabía lo que hacía todo el mundo. Todos los vecinos sabían quiénes éramos, así que creo que era una época en la que todo era muy seguro. Nunca tuve hora límite de llegada porque nunca llegaba a casa tan tarde", dice.
Durante el grado once y doce de la escuela, Bishop Beckman trabajó por primera vez en el negocio familiar.
"El padre de mi padre, Pawpaw, puso en marcha un as-erradero en el condado de Lawrence y un taller de fabricación de paletas llamado Beckman Lumber Co. Todavía funciona. Así que mi abuelo la puso en marcha. Mi padre se hizo cargo
cuando éramos niños, y mi hermano Robbie se hizo cargo luego, y su hijo, Caín, se está haciendo cargo ahora. Así que ya va por la cuarta generación", afirma. Sus tareas en la empresa maderera incluían introducir la madera en las sierras, apilar pa-letas y engraparlas.
"Ese fue mi primer trabajo de verdad. En aquella época, cuando éramos estudiantes del grado 11 y 12 de la preparatoria, podías conseguir un permiso de trabajo para la segunda mitad del día. Tenías que cumplir los requisitos de créditos de la mañana, pero podías hacer un trabajo-estudio por la tarde. Así que trabajé medio día en la fábrica durante el año escolar y también en verano. Era un trabajo duro físicamente. La mayor parte era bastante repetitivo, así que el reto para mí era los momentos en donde soñaba despierto", recuerda riéndose.
‘Estar con Dios estando conmigo'
Las consideraciones serias para el sacerdocio comenzaron cuando el obispo Beckman estaba en el grado once de la preparatoria (high school).
"Mencioné que el padre John Kirk era el párroco; lo había sido desde que yo estaba en séptimo u octavo grado. Lo que más me llamó la atención de él de niño fue que parecía muy orante, muy cercano a Dios, pero también estaba muy conectado con nosotros en la comunidad. Y tenía un gran acercamiento a los jóvenes, así que me incluyó como monaguillo en los funerales", dijo el obispo.
"Nos llevaba al parque estatal para celebrar misas y caminatas al aire libre. Nos llevó, en forma de agradecimiento a la piscina de olas del norte de Alabama, a Opryland en Nashville. Su co-nexión con nosotros y con Dios era tan clara para mí. Creo que eso sembró en mí la semilla de que, si pudiera estar tan cerca de Dios y de la gente, me encantaría ser sacerdote. Creo que ésa fue realmente la semilla".
Cuando era estudiante de la preparatoria (high school), uno de los deberes del Obispo Beckman era escribir un documento de compromiso profesional. Decidió escribir sobre ser biólogo.
"Después dije con humor que lo único que sabía al final del proyecto era que no quería ser biólogo, pero no estaba seguro de lo que quería hacer", relató el obispo Beckman. "Y recé sobre ello una noche, y abrí la Biblia al azar, y era la llamada del profeta Jeremías. Y
sentí que Dios me llamaba a ser sacerdote cuando lo leí. Así que se lo conté al padre Kirk, se lo conté a mis padres y fui a un programa de retiros que tenían en Nashville llamado ‘La búsqueda de Vocaciones’ y escuché a sacerdotes hablar de su ministerio.... Y había otros estudiantes de grados once y doce de la preparatoria de todo Tennessee Medio y del Este que estaban pensando en el sacerdocio, y muchos de esos chicos terminaron estudiando conmigo en San Ambrosio en Davenport. Así es como realmente se plantaron las semillas para el sacerdocio".
Mientras cursaba el último año de la preparatoria, el obispo Beckman visitó seminarios y finalmente eligió el Colegio San Ambrosio en Davenport, Iowa.
"Lo que me atrajo de San Ambrosio fue que era una pequeña universidad católica de artes liberales, de unos 2,000 estudiantes en aquel momento, y había una residencia de seminaristas en la universidad en la que había unos 30 chicos discerniendo su sacerdocio. Y me gustó formar parte de una experiencia universitaria mixta y discernir el sacerdocio juntos. Resultó ser un ambiente muy saludable para mí", dice él.
Tras cuatro años en St. Ambrose, el obispo Beckman se licenció en Historia. De 1984 a 1988 asistió a la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica.
"Es la universidad católica más antigua del mundo", señaló. "El arzobispo Fulton Sheen estudió allí en su momento... al igual que algunas figuras históricas famosas. Y muchos de los profesores que enseñaban allí desempeñaron un papel decisivo en los trabajos del Concilio Vaticano II. Esa fue una de las razones por las que quise estudiar allí".
Tras obtener su maestría en estudios religiosos en Lovaina, el Obispo Beckman retrasó dos años su ordenación sacerdotal. "Todavía estaba discerniendo", dijo. "Debía haber sido ordenado sacerdote en el verano de 1988. La gran pregunta que me hacía en aquel momento era si sería feliz llevando una vida célibe. Tenía miedo de sentirme solo. Así que, realmente, después de cuatro años en Bélgica, quería claridad al respecto. Le pregunté al obispo Niedergeses si podía hacer un año pastoral como diácono en una parroquia”.
Sirvió como diácono en la Parroquia de San Esteban en Old Hickory y también enseñó en la Escuela Secundaria Padre Ryan en Nashville. Al terminar ese año de discernimiento, el Obispo Beckman deseó más tiempo. El obispo Niedergeses le dio permiso para cursar un año más, y fue enviado al instituto Notre Dame de Chattanooga para enseñar religión. "Fue durante ese año cuando me di cuenta de que Dios realmente me estaba llamando, y tuve paz al respecto", explicó el Oispo Beckman. "Y recuerdo, creo que fue el martes de Semana Santa o quizás un poco antes, un poco antes de Semana Santa, llamé al Oispo Niedergeses y le dije que: me gustaría reunirme con usted la semana que viene para hablar sobre la ordenación sacerdotal. Y él me dijo: 'Ven a la rectoría de la catedral el viernes por la mañana, el 13
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Familia El joven Mark Beckman (derecha) posa con un diploma junto a sus padres, Jimmy y Lois Beckman.
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de abril, Viernes Santo, y hablaremos”. Y entonces, pensé, ¿qué tendré que hacer ahora porque me retrasé dos años? Pensé, ¿qué me va a pedir que haga ahora para ser ordenado? Pero su primera respuesta cuando lo llamé fue: “Alabado sea Jesucristo”. Literalmente, dijo eso, “Alabado sea Jesucristo”. Y luego, cuando entré a su oficina el 13 de abril, dijo: “Serás ordenado dentro de tres meses a partir de hoy, el viernes 13 de julio, y fue entonces cuando me ordenaron en la catedral de Nashville”.
Debido a que son de la misma ciudad natal de Lawrenceburg, el obispo Beckman compartió que siempre ha sentido un “vínculo especial con [el obispo Niedergeses]”. “Me confirmó en octavo grado; me aceptó en el seminario; fue mi obispo durante todo el año del seminario; me ordenó sacerdote (en 1990); el fue el primer obispo que tuve como sacerdote durante los primeros dos años. Siempre me sentí muy cercano a él en ese sentido”, dijo, señalando que utilizó el báculo del obispo Niedergese para su ordenación episcopal.
Desde el comienzo de su servicio sacerdotal a la Iglesia Católica, el obispo Beckman dijo que tuvo “absoluta paz” sobre la decisión después de recibir la claridad que necesitaba.
“Nunca miré atrás. Me lancé”, dijo. “Me dieron un doble rol el primer año como pastor asociado en la parroquia Holy Rosary y profesor en Father Ryan High School. Me encantaba enseñar, así que después de mi primer año de sacerdocio trabajé a tiempo completo en la preparatoria. De hecho, después de mi primer año me nombraron director asociado para el mi-nisterio pastoral. Rápidamente pasé al liderazgo administrativo pastoral en la escuela, así que enseñé y fui un administrador clave durante cinco años. Me encantó trabajar con estudiantes de preparatoria”.
Cuando se convirtió en pastor en 1996 en la parroquia St. Michael en Cedar Hill, el Obispo Beckman también fue nombrado director de la oficina de jóvenes y del programa de retiro de la escuela secundaria SEARCH.
“Durante 13 años seguí trabajando, como uno de mis ministerios principales, con estudiantes de preparatoria en SEARCH y el taller de liderazgo juvenil. Yo diría que los pri-meros 20 años de mi sacerdocio se definieron mucho por trabajar con jóvenes y enseñar”, dijo. “Me encantaba eso, todavía me encanta enseñar. Ahora me encanta enseñar a adultos”.
En 2002, se tomó un año sabático y estudió en la Universidad Gonzaga.
“Luego, me invitaron a ser pastor de St. Matthew (en Franklin), que tenía alrededor de 1,100 o 1,200 hogares, y una nueva escuela católica acababa de comenzar el año anterior. Así que me encantó eso, me encantó ir a esa parroquia más grande. Fue un momento próspero, un momento de crecimiento en esa comunidad;” “Realmente me dio energía, me encantó y después de 13 años allí me pidieron venir a St. Henry, que tiene el doble del tamaño de St. Matthew y es la escuela primaria más grande de la diócesis (de Nashville). Luego, hace unos seis años, cuando vino el Obispo (J. Mark) Spalding, se me pidió que fuera el presidente de la junta de personal sacerdotal, así que he estado ayudando a nivel dio-cesano mientras era pastor”.
El Obispo Beckman, amante de los retiros dirigidos al estilo de San Ignacio de Loyola, se describe a sí mismo como “contemplativo por naturaleza”.
“Me atrae mucho la oración de quietud, de simplemente sentarme con Dios”, compartió. “Por eso rezo mi Liturgia de las Horas. Pero una gran parte de mi oración matutina es sentarme en quietud con Dios, para que ese estar contempla -
tivo con Dios esté conmigo”.
Durante su ordenación episcopal en el Centro de Convenciones de Knoxville el 26 de julio, se cantó una Letanía de los Santos seleccionada por el obispo y los asistentes. “San Ambrosio ha sido una inspiración para mí desde que fui a San Ambrosio en la universidad y aprendí sobre su vida como obispo”, dijo, explicando sus elecciones para la letanía. “Teresa de Lisieux, me encantó su libro Historia de un Alma. Cuando dijo que cuando llegara al cielo quería orar por los sacerdotes, especialmente por los sacerdotes con problemas, así que cuando estoy preocupado por algo recurro a ella. Amo a San Francisco de Asís, pero ya está incluido en la letanía regular, y luego definitivamente a los papas que han dado forma al siglo XX. Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo II han sido inspiraciones para mí en mi sacerdocio”.
Para su lema episcopal, el obispo Beckman eligió “Jesucristo Ayer, Hoy y Siempre”, que deriva de Hebreos 13:8.
“Eso fue lo primero que realmente me vino claro, y la persona que diseñó el escudo dijo: ‘Probablemente sea demasiado largo’. Estaba un poco confundido al respecto y traté de pensar en algunas alternativas. Tengo un buen amigo con el que fui al seminario y que es muy bueno en ese tipo de cosas, así que le envié una lista de cosas que estaba considerando y que estaban en la lista, y puse entre paréntesis: "Me dijeron que ésta probablemente era demasiado larga". Me respondió por correo electrónico y dijo: "Creo que ésta es la más fuerte de todas", compartió el obispo Beckman.
"La primera vez que recuerdo que se cantó [el verso] fue en la Misa del Jueves Santo cuando era párroco en St. Matthew, y fue mientras sacábamos la Eucaristía de la iglesia al final de la Misa en procesión solemne. Recuerdo que sentí escalofríos y pensé: sí, estamos llevando a Cristo en la proce -
sión eucarística, y él es el mismo ayer, hoy y siempre. Entonces, presenté ese canto de Taizé aquí en St. Henry, y lo cantamos nuevamente este Jueves Santo, igualmente conmovedor para mí. Y el recuerdo de ese canto y su melodía y las palabras volvieron a mí mientras rezaba con lo que debería ser mi lema”.
“Pensé: Jesús, todo se trata de Ti. Todo se trata de Ti. Por eso soy sacerdote, por eso somos cristianos y por eso quiero ser obispo. Para mí, Jesús es la razón de todo. Entonces, ¿qué más podría elegir?”, dijo riendo.
Al entrar en una nueva etapa de vida y servicio como cuarto pastor de la Diócesis de Knoxville, el Obispo Beckman residirá en otra parroquia del Sagrado Corazón; esta vez, una catedral.
“Hay un vínculo allí”, dijo. “Pasar de una iglesia que era el Sagrado Corazón donde fui bautizado a una donde seré obispo”.
El Obispo Beckman mencionó que le apasiona compartir dos cosas en su nuevo rol.
“Estoy profundamente convencido de que Dios ama a cada uno de nosotros con un amor incondicional. Y estoy convencido de que es por eso por lo que se hizo humano y murió y resucitó de entre los muertos por nosotros. Mi pasión es que cada persona en el mundo pueda saber eso”, dijo. “El Papa Francisco escribió ese documento La alegría del Evangelio, pero para mí ese es el corazón de lo que hacemos como sacerdotes. Somos testigos en las vidas de nuestro pueblo de la obra profunda de Dios en nuestras vidas, y los ayudamos en eso sacramentalmente. Predicar el Evangelio para mí es una alegría y un encanto. Y para mí la proclamación del Evangelio es despertar a las personas a lo que Dios está haciendo en sus vidas. Y entonces, para mí, siendo un hombre de oración, tomar tiempo para estar a solas con el Señor cada día,
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hacer mi retiro anual y pasar ese tiempo sagrado con el Señor, ahí es donde recuerdo quién es Dios. Y eso me da la visión, los dones y la gracia que necesito para ayudar a otros a encontrarlo. Eso ha sido muy importante”.
“La segunda cosa que ha sido muy importante para mí es una profunda conciencia de que todos los seres humanos están heridos de alguna manera”, continuó. “Este es un mundo caído y, debido a las heridas del pecado, cada uno de nosotros necesita la sanación del Señor. Para mí, ser alguien que sana es una parte muy importante de lo que hacemos como sa-cerdotes y obispos. Me siento muy llamado a estar presente cuando las personas necesitan asesoramiento pastoral, dirección espiritual, momentos profundos cuando han perdido a un ser querido, se acercan a la hora de la muerte. Para mí, esos son momentos privilegiados en los que Dios nos invita a ser un sanador y a ser un recordatorio de Su presencia en nuestras vidas. Eso me da mucha pasión”. En un nivel práctico, el Obispo Beckman dijo que la mudanza de Nashville a Knoxville fue “enormemente desafiante”.
“Nunca me había mudado tan lejos en mi vida desde que tenía 20 años, así que fue un gran cambio”, dijo. “Para mí es una vida completamente nueva en una ciudad completamente nueva. Y con eso, todos los detalles de terminar como pastor de una parroquia muy grande, despedirme de la gente, prepararme para mudarme y estar listo para Knoxville. He estado en muchas llamadas de Zoom; me han copiado de muchos correos electrónicos; he estado hablando por teléfono con la secretaria en Knoxville, así que hay un millón de cosas que aprender, mucha información que ya estoy tratando de absorber, así que eso
es parte del proceso, solo el gran volumen de preparación para tratar de comenzar a trabajar de inmediato. Eso ha sido una gran parte de ello”. El Obispo Beckman compartió un momento conmovedor de su viaje emocional después de recibir el llamado para convertirse en obispo. “El día después de recibir el llamado para convertirme en obispo, por la mañana, cuando comencé a orar, comencé a llorar. Estaba pensando en despedirme de la gente que amo aquí. Muy difícil”, compartió. “Y sucedió que mientras estaba rezando, cuando terminé de orar, me llamó el Arzobispo Fabre de Louisville. Y me dijo: ‘¿Cómo estás?’. Y yo le dije: ‘Dije que estoy llorando’. Y él dijo, reconstruyendo de memoria, algo así como: ‘Me alegra oír eso; tienes que decir adiós bien si quieres decir hola bien’. Para mí ha sido muy importante decir adiós bien [en Nashville]”. “Cuando eres sacerdote y eres humano, te conectas con la gente; son importantes en tu vida. Y entonces, decir adiós y hacer la transición trae consigo toda una serie de emociones de dolor y tristeza. Siento todo eso mientras al mismo tiempo siento la alegría y la emoción de ir a un nuevo lugar”, señaló.
“Y una de las grandes cosas que me dieron paz fue cuando llegué a Knoxville y comencé a ver todos sus rostros y la alegría en sus rostros por haber dicho que sí. Entonces, realmente es la gente, la diócesis, cuando llegué y la cálida bienvenida que recibí hasta ahora y la felicidad de parte de tanta gente lo que me ha hecho sentir al mismo tiempo alegre y emocionado por ir a Knoxville y ser obispo allí.
“Así que, tristeza, miedo y ansiedad a veces sí, pero mucha esperanza, alegría y emoción también”, concluyó el obispo. ■
“al verlo tan alegre, sonriendo con todos, tomándose fotos con las personas, poniendo atención a los bailables, aplaudiendo después que cada uno participaba, me hizo saber que de alguna manera nuestra comunidad estará en su mente al momento de tomar decisiones importantes. Sé que esta bienvenida por parte de la comunidad hispana lo hará llevar presente en su corazón nuestra presencia dentro de la diócesis. Y el decirnos al final “los amo” me hace pensar en un padre que ama y acepta a sus hijos como son. Mi expectativa más grande es que no cambie su corazón, que lo mantenga unido al de Dios y que de esta manera sin importar la situación se mantenga firme en lo que es importante, reflejar a Dios en todo momento con absoluto amor”. Esperanza Castro, feligresa de Todos los Santos, opinó “espero que la comunidad hispana seamos más grande todavía, porque pienso que a nuestro nuevo Obispo le va a encantar relacionarse con la comunidad hispana. Siento que él tiene como ese vínculo con nosotros, está abierto a nosotros”. Al preguntarle qué opinaba sobre el mensaje de su homilía, respondió “Espectacular, fue tan sencilla que dijo todo en una sola palabra, ¡cuando él se paró al frente sentí tanta
paz”! ¡Este Obispo es el que estábamos esperando! Martha Gladys Tabares, también de la parroquia de Todos Los Santos, como miembro de la comunidad hispana, dice que sus expectativas con el nuevo Obispo son: “crecer como comunidad, tener más lideres o más organizaciones hispanas en la Diócesis”.
Cuando se le preguntó sus impresiones sobre el nuevo obispo, Martha comentó, “Me pareció muy humano y muy cercano a nosotros”. Habiendo hablado de varios temas con el obispo en la recepción, Mildret Godwin compartió que para ella era “un nuevo comenzar para construir el reino de Dios. El Obispo Marcos es joven y enérgico…Yo le dije “Obispo, tiene que aprender español, y me dijo, sí” primera clase, la Señal de la Cruz. Repasamos y repetimos. Luego le dije: Obispo recuerde de nunca perder el “olor a oveja” y me dijo sí, como nos dice el Papa Francisco”.
Roberto Juárez Vázquez, de la parroquia Holy Cross en Pigeon Forge, disfrutó alegremente de la Misa con el nuevo Obispo Beckman. “Pude ver su alegría, humildad y sencillez al celebrar la santa Misa. Espero que el Obispo
Mark Beckman siga apoyándonos como comunidad hispana”.
Después de la Misa se ofreció una recepción con deliciosa comida mexicana, tamales guatemaltecos, dos pasteles con la foto, escudo de armas y lema episcopal del Obispo Beckman, y helados. Tanto restaurantes como miembros de la comunidad donaron diferentes comidas. También se presentaron bailes folclóricos de México, Guatemala y Colombia, así como también un canto típico de éste último país. La comunidad hispana también le hizo un
regalo al Obispo Beckman, una casulla con un bordado de la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe acompañados de rosas enfrente y en la parte de atrás traída desde Monterrey, México. “Me he sentido tan cálidamente amado y acogido. La belleza de las culturas está en la danza y el canto. Sientes la alegría en el baile y la comida en el maravilloso banquete de la vida juntos. Es hermoso pasar de la mesa de la Eucaristía a la mesa común aquí. Es una bendición estar aquí,” dijo el Obispo al preguntarle cómo se sentía al convivir con la co munidad hispana ■
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Obsequio El Obispo Beckman muestra la casulla con la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe que le regaló la comunidad hispana de la diócesis.
Diversidad de culturas Niños y jóvenes con trajes típicos de México, Guatemala y Honduras entregan las ofrendas de pan y vino al Obispo Mark Beckman durante la Misa. Atrá s se observa a Juan Gonzá lez, coordinador del coro de la parroquia Santo Tomá s Apostol, encargado de los cantos para ese dí a especial.
Bailables El Grupo de Arte, Cultura y Folclore San Miguel de la parroquia de Todos los Santos presentó cinco bailes de las regiones de Jalisco y Veracruz durante la recepción organizada por la comunidad hispana para el Obispo Beckman después de la Misa. También se hizo presente un grupo de mujeres y niñas de la Basílica de los Santos Pedro y Pablo, Chattanooga, con un baile de Guatemala y, otro grupo de Knoxville presentado por el Diácono Fredy Vargas y su familia, con una hermosa Cumbia Colombiana.
El viaje espiritual del obispo Beckman tiene muchos caminos
El “obispo de las montañas”
por Jim Wogan
Poco después de ser nombrado cuarto obispo de Knoxville, el obispo electo Mark Beckman adoptó un nuevo apodo. El “Obispo de las Montañas”. Al crecer en Lawrenceburg, Tennessee, el joven Mark Beckman encontró una conexión especial con la naturaleza. Era difícil evitarla. El condado de Lawrence es remoto y rural. Con menos de 50.000 residentes, no es difícil encontrar un espacio tranquilo dentro de sus bosques, en sus colinas y a lo largo de sus arroyos y ríos. Su aprecio por la naturaleza se formó allí en su infancia. Se convirtió en algo más grande y profundo después de que se convirtió en sacerdote en 1990.
“Sucedió en la primavera de 1992. Era Semana Santa y yo estaba trabajando a tiempo completo en la escuela secundaria Father Ryan”, dijo el obispo Beckman. “Necesitaba alejarme para tener un momento de tranquilidad, así que creo que fue la mañana del Viernes Santo cuando fui a un lugar llamado Radnor Lake, que es un área natural estatal en Nashville. Caminé por el sendero y las flores silvestres de abril alfombraban el suelo del bosque y estaba llorando. Nunca había visto tanta belleza en mi vida.
“Aunque había crecido en el bosque, caminé por el sendero y había tanta paz, y era tan hermoso, y sentí cercanía con el Señor. Pensé que Él había creado todo esto, y yo estoy aquí mismo en medio de ello. Ese fue el día en que me enganché (al senderismo)”.
Después de esa experiencia, lo
siguiente para él fue que algunos amigos con los que trabajaba en Nashville “me llevaron en mi primer viaje de mochilero al Parque Nacional Great Smoky Mountains”, recuerda el obispo Beckman. “Fuimos a Abram’s Creek. Llevé todo mi equipo nuevo y pasamos dos o tres noches allí. Y me enamoré de las caminatas. Es un trabajo duro sumergirse en la naturaleza de la noche a la mañana, el sentido de comunidad y camaradería que uno tiene...”
La chispa encendida por Bobby Davis y otros llevó al Obispo Beckman a expandir sus horizontes. Hizo una caminata por los Grand Tetons en Wyoming y comenzó a planificar sistemáticamente otros viajes de aventura al oeste. También comenzó a considerar cómo podría usar su pasión por la vida al aire libre para ayudar a otros a encontrar a Dios.
“La primera vez que hice una caminata grande, fuimos a Roan Mountain, en lo alto de los Apalaches”, dijo Barney Shulte.
“El Padre Mark era el pastor de St. Matthew (en Nashville), y quería llevar a un grupo de hombres a una caminata espiritual a los Smoky Mountains. Eligió Roan Mountain y hay una hermosa zona llamada ‘the balds’. Estás en la frontera de Carolina del Norte y Tennessee y es simplemente hermoso”.
Caminar por senderos a unos 6.000 pies sobre el nivel del mar fue una verdadera prueba para los siete hombres que acompañaron al Obispo Beckman.
“Pasamos la noche en la cima de una montaña en tiendas de campaña y luego regresamos a las cabañas la tercera noche”, dijo
el obispo. “Oramos juntos. Compartimos la fe juntos. Celebramos la Eucaristía juntos. Hicimos oraciones matutinas y vespertinas juntos”.
El Sr. Shulte dijo que la excursión lo ayudó a comprender mejor su fe católica.
“En el viaje, nos presentó las oraciones matutinas y vespertinas”, dijo el Sr. Shulte. “Ni siquiera sabía que existían. Había sido católico toda mi vida y en ese momento no lo sabía. Quería que hiciéramos (oraciones) por la mañana antes de comenzar a caminar y, por supuesto, por la noche antes de irnos a dormir”. Eso fue en 2012. Antes del Camino. El Camino de Santiago es una ruta de peregrinación, una vasta red de senderos que atraviesan Francia, España y Portugal y finalmente convergen en la ciudad de Santiago de Compostela en el noroeste de España y la Catedral de Santiago. El Camino, también conocido como “El Camino de Santiago”, ha llamado a peregrinos desde el siglo X y fue el tema de una película de 1992 llamada “The Way”, protagonizada por Martin Sheen y su hijo, Emilio Estevez. Dos años después de un viaje a Roan Mountain, el obispo Beckman cumplió su sueño de recorrer el Camino. No quería ir solo. El señor Shulte y su compañero feligrés de St. Matthew, Jim Bauchiero, lo acompañaron.
“Vi la película ‘The Way’ con Martin Sheen y Emilio Estévez y me conmovió profundamente, y pensé: Dios mío, siento que estoy siendo llamado a hacer esto”.
El camino que el obispo Beckman y sus amigos eligieron fue el Camino Francés, que comienza en St. Jean Pied de Port, Francia, y termina 800 kilómetros (500 millas) más adelante en la ciudad de Santiago de Compostela. Se tarda unas cinco semanas en completarlo. “Caminamos una media de 24 kilómetros al día llevando todo lo que teníamos a la espalda”, dijo el señor Bauchiero. “Pone a prueba tu espiritualidad, tu mente y tus capacidades físicas. Fue un reto.
“No debería decir ‘prueba’ cuando hablo de espiritualidad, porque cada uno tendrá su propio Camino espiritual y será muy individual para cada uno. A mí, que no me gustaba mucho relacionarme con la gente, me cambió para siempre. Sentí de verdad el amor del Señor por mí y el amor del Señor por otras personas de una manera increíble que realmente cambió mi vida”.
Uno de los objetivos del obispo Beckman en el Camino, según sus compañeros de caminata, era no llamar la atención sobre el hecho de que era un sacerdote católico. Su objetivo era viajar como peregrino. Pero durante las múltiples interacciones con la gente
en la peregrinación, su identidad quedó al descubierto. “La gente siempre se daba cuenta de que el padre Mark era sacerdote”, dijo Shulte. “No lo difundimos mientras caminábamos, pero la gente siempre parecía darse cuenta. Hay un aura allí o algo que se transmite. La gente siempre se siente atraída a hablar con él y obtener ideas de él”.
“El padre Mark es la persona más parecida a Cristo que conocemos y lo que hizo en el Camino es exactamente lo que Cristo hizo cuando viajaba por Galilea”, dijo la Sra. Bauchiero. Él es un hombre de Dios lleno de alegría. Lo hemos visto ministrar a personas en un papel sacerdotal desde que lo conocemos... pero nunca lo había visto tratar con extraños de la manera en que lo hizo y aún así exudar el mismo amor del Señor que era tan obvio que no podía disimularlo ni siquiera cuando quería”, agregó.
Han pasado 10 años desde su experiencia en el Camino, pero el obispo Beckman continúa encontrando consuelo y paz en el camino. Con un viaje reciente a Hawái, acaba de completar un objetivo personal de visitar los 50 estados de EE. UU.
“Hay dos dimensiones de la espiritualidad. Una es la soledad y la otra es la comunidad. “Y el senderismo alimenta ambas cosas para mí”, dijo el obispo Beckman.
“Cuando estamos en nuestra rutina ordinaria, en un escritorio respondiendo correos electrónicos o reuniéndonos con personas, a menudo nos consumen las cuestiones prácticas. Salir de un entorno humano estructurado y caminar en el desierto, estar en un bosque, caminar junto a un arroyo, quedar asombrado por las montañas o los cañones, en algo mucho más inmenso que cualquiera de nosotros, hay un cierto grado de conciencia de que estoy a merced de algo mucho más grande que yo.
“Si algo sucede, estoy aquí solo, esa conciencia de que dependo de Dios. Él es más grande que yo. Dios es un gran artista y crea tanta belleza en cada momento. Rezaré mientras camino, lo que llamo la oración de los sentidos: ‘Dios, ayúdame a ver hoy la belleza de Tu presencia en la creación. Ayúdame a escuchar todos los sonidos, a saborear el sabor, a tocar y sentir la textura de las cosas. Sentir la tierra bajo mis pies. Ayúdame a conocer con Tu conocimiento y a amar con Tu amor… para que pueda tener conciencia de estar presente con todos los sentidos”, dijo el obispo Beckman. El obispo Beckman ha viajado mucho para contemplar la creación de Dios. Ahora que Knoxville es su hogar, el obispo de las montañas no tendrá que viajar tan lejos para llegar allí. ■
Caminata El Obispo Mark Beckman posa junto al letrero de información en el Pickett State Park en el condado Pickett.
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