Ceremonia Medieval de la Orden de Caballería para la Vigilia Rover

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CEREMONIA DE LA ORDER DE CABALLERÍA PARA LA VIGILIA ROVER

Documento de Investigación y Estudio para uso de la Comisión Nacional de Pastoral Scout “Oikoumene” y la Comisión Nacional Rover de la Asociación de Scouts del Perú (ASP). Recopilado y compendiado por Eddie Wong, Vicecoordinador de Clan de Rovers “Nórdico” del Grupo Scout “Inmaculada Concepción” SURCO 66, Localidad Scout de Surco y La Molina, Región Scout XX. Miraflores, Jueves 22 de Mayo del 2014, memoria de Santa Rita de Casia, religiosa. Ceremonia Medieval de la Orden de Caballería para la Vigilia Rover © EWO.

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HISTORIA La ceremonia pública de la caballería seguía una profunda ceremonia religiosa con bendiciones eclesiásticas para salir al combate y proteger a la Iglesia del uso de las armas. Antes de pasar a la ceremonia propiamente dicha debemos conocer que eran las órdenes de caballería que en inglés se denominan Order of Knighthood o Chivalric Order. Knighthood se refiere al título de caballero (Sir en inglés) y al cuerpo de Caballería (hermandad de Caballeros). Como título es impuesto, aún en nuestros días, por un monarca. Costumbre existente en las monarquías que sobreviven en Europa y sus territorios. El más conocido es The Honours System o Sistema Británico de Honores [https://www.gov.uk/honours http://www.royal.gov.uk/RoyalEventsandCeremonies/Investitures/Overview.aspx], en la cual, aquellos que son investidos como Caballeros siguen el protocolo real de arrodillarse ante el rey o la reina para recibir el Adoubement (Espaldarazo, termino francés referido a la ceremonia de nominación en la Caballería de la Edad Media), también llamada Accolade (Honor, Galardón, se refiere a un premio o privilegio otorgado como un honor especial o como un reconocimiento por méritos) o Dubbing (la palabra Dubbing proviene del Inglés Antiguo Tardío [en el sentido de ‘make a knight’ o “hacer cabellero”] y a su vez, del Francés Antiguo « Adober » ‘equip with armour’ o “equipar con armadura”) con los espada que toca primero su hombro derecho y pasando luego sobe la cabeza del investido toca su hombro izquierdo. Luego estando de pie, el Caballero recibe la insignia símbolo de su investidura. Chivalric se refiere al código de conducta asociado a la institución medieval de la caballería. El Chivalry (las Virtudes de un Caballero) surgió de la idealización de una costumbre alemana que impregna un Ethos (ἔθος) específico, esto es un carácter que todo caballero debe tener y saber actuar conforme a él. [La palabra Ethos (ἔθος) se usa en griego para describir las creencias y/o ideales que guían al caballero y que caracterizan a su caballería].

Durante la Alta Edad Media (1170-1250), el término Alemán Ritterlichkeit (o Chivalry en inglés) incluía los siguientes valores: •

Diemüete: Humildad.

Êre: Reputación y Dignidad de un Caballero.

Güete: Amistad.

Hôher muot: Júbilo Espiritual.

Höveschkeit: Cortesía.

Manheit: Valentía.

Mâze: Moderación en la vida; Auto restricción.

Milte: Generosidad.

Staete: Fuerza y Resistencia.

Triuwe: Lealtad.

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Werdekeit: Dignidad personal.

Zuht: la Educación acorde con las determinadas reglas, la decencia, y las buenas maneras (buenas costumbres).

Estas virtudes eran consideradas a nivel personal como estándares sociales que iban de la mano con la reputación de la Caballería y, en general, con la nobleza, así como también fortalecían y garantizaban el orden de las relaciones sociales. La Caballería se basaba en las virtudes militares de lealtad y valentía (debido a ello, los Caballeros eran los primeros soldados de los señores feudales). La Cortesía deriva el modo de conducirse en la corte, una conducta civilizada y educada musicalmente.

CEREMONIA DE LA ORDEN DE CABALLERÍA La entrada a la Caballería estaba altamente ritualizada comenzando con una Vigilia nocturna en la capilla del castillo o de una iglesia. Las guerras santificadas por la Iglesia para luchar en nombre de ella fueron llamadas Cruzadas. Cada Cruzado tuvo que jurar “para defender perpetuamente a los débiles, a los huérfanos, a las viudas, y a los oprimidos, debiendo ser cortés, y tomando en cuenta que la mujer debe recibir cuidado especial”.

PREPARACIÓN PARA LA CEREMONIA •

Durante la última noche como Escudero, éste se preparaba para la Vigilia con un baño ritual (el cuerpo necesitaba ser limpiado a fondo como símbolo de purificación) y con un confesión general (el espíritu debe ser limpiado de todo pecado).

Si el Escudero no había sido bautizado, éste debiera bautizarse seguidamente. A la actualidad, se exigirían los dos sacramentos que se dan a los Catecúmenos: Bautizo y Confirmación (esto se lleva a cabo comúnmente en las asociaciones Scouts europeas. Citamos un ejemplo al final de este documento).

ROPA PARA LA CEREMONIA •

El Escudero llevaba una vestidura blanca para simbolizar la pureza cubierta por un manto rojo, que simboliza la nobleza.

Sus zapatos y medias eran de color negro simbolizando la muerte.

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EL RITUAL •

Una espada y un escudo son colocados en el altar de la capilla.

El Escudero se arrodilla frente al altar de la capilla, permaneciendo en oración silenciosa durante diez horas.

LA INVESTIDURA O CEREMONIA DE ESPALDARAZO •

Al amanecer todos se reúnen para participar de la misa y de un largo sermón sobre los deberes de un Caballero.

Un padrino toma la espada y el escudo que ya han sido bendecidos por el sacerdote.

La espada y el escudo se pasan al Señor que va a llevar a cabo la imposición.

El Escudero se presenta ante su Señor con dos padrinos en la ceremonia pública.

El Escudero hace sus votos y jura lealtad incondicional a su Señor.

VOTOS Y JURAMENTO DE CABALLERÍA El Juramento de la Caballería era una expresión de tanta sinceridad que la mentira se castigaba con el castigo divino. Cualquier persona que rompía el Juramento de Caballero era visto públicamente como condenado por haber cometido un crimen contra Dios que lo llevaría a la condenación eterna. Sus Espuelas eran destruidas a golpes y su escudo era colgado de cabeza. El Escudero que hace juramento de fidelidad a su Señor hacía los siguientes votos: •

Nunca traficar con traidores.

Nunca dar un mal consejo a una dama o señorita; el Caballero debo tratarla con mucho respeto y defenderla contra el mal.

Cumplir fielmente con ayunos y abstinencias, y oír diariamente la santa Misa y luego, hacer una ofrenda a la iglesia.

EL ESPALDARAZO Esta última parte de la ceremonia se habría llevado a cabo por un Caballero local o por un Nobel Mayor, o incluso por el mismo Rey o Reina. Los monarcas finalmente adquirieron el derecho exclusivo para conferir títulos de Caballero conocido como Fuente de Honor.

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El Señor presenta la espada y el escudo, y el Escudero arrodillado era declarado Caballero cuando su Señor decía las siguientes palabras: “Yo te nombro Caballero”.

El Espaldarazo era un golpe dado por el lado de la espada sobre los hombros del Escudero. Esto era considerado como un acto esencial de la ceremonia de nombramiento oficial de Caballero.

El Espaldarazo agregó un golpe con la mano que se daba en la nuca llamado Colée.

A continuación, los padrinos ceñían al nuevo Caballero con las espuelas y le imponían la espada.

Al termino de la ceremonia, el Caballero podría reclamar o recibir el título de “Sir” (término derivado del Francés Medieval « Sire » que « messire » daría lugar a "mylord", "mi Señor", proveniente del Francés Antiguo « Sieur », contracción de la palabra francesa « Seigneur » que significa “Señor”, y que proviene del adjetivo latino “senior” (persona mayor). La primera aparición documentada de la palabra “Sir” en Inglés data de 1297 figurando como título de honor a un Caballero o Barón. Su variante Sire data circa 1205 y como “important elderly man” “hombre adulto importante” de 1362).

Un Caballero era reconocido por la Sociedad de la Edad Media por sus grandes dotes de combate las cuales se adhirieron más tarde al Código de la Caballería. El Escudo de Caballero identifica al Caballero con su propio blasón heráldico conferido por real decreto. El Escudo y las Espuelas eran símbolos de la Caballería. Más tarde se agregaría la Armadura que sería impuesta junto con las Espuelas, la Espada, y el Escudo luego del Espaldarazo.

LAS FIESTAS DE CELEBRACIÓN Luego de la Ceremonia protocolar se pasaba al festejo para celebrar al nuevo Caballero y su designación. La celebración constaba de dos eventos: un banquete la noche de la ceremonia y un torneo a la mañana siguiente. A ambos asistirían los monarcas, Caballeros, nobles y el resto de la realeza y miembros de la corte. La fiesta estaba constituida por: •

Música y fanfarrea.

Torneo medieval (competiciones de caballería, justas, arquería, cetrería, destreza con hachas, luchas cuerpo a cuerpo, y juegos).

Galantería y bailes.

MODIFICACIONES DE LA CEREMONIA El Juramento se hacía ante la bandera del Soberano de la siguiente forma:

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El Escudero de pie ante su Señor levantaba la mano derecha extendida a la altura de su hombro y con la mano izquierda tocaba con los dedos el asta de la bandera de su Señor que era desplegada ante él y el Soberano, acto seguido efectuaba el juramento.

Luego el Señor procedía al Espaldarazo.

El Obispo o Sacerdote bendecía al nuevo Caballero que todavía estaba de rodillas ante su Señor.

Ya de pie ante su Señor, el nuevo Caballero recibiría del Soberano el galardón de Caballero.

Esta costumbre aún es realizada en muchas partes de Europa por los militares. Algunas Asociaciones Scouts Europeas miembros o no de OMMS la efectúan con variaciones. Cito a continuación un ceremonial francés.

CEREMONIA DE INGRESO AL CLAN Antes de empezar: •

Preparar la bandera de ruta.

Tener lista la insignia que se va a entregar.

En algunos países los miembros del Clan encienden antorchas.

JC: (nombre del escudero), el Clan es una comunidad de hombres unidos en la búsqueda de la verdad y para superarse en el esfuerzo. Tú serás animado a descubrir tus límites y te cuestionarás para seguir adelante en ese camino. ¿Estás listo para emprender ese camino? Escudero: Sí, yo estoy listo. JC: (nombre del escudero), el Clan es una comunidad de hombres comprometido con el prójimo. Para ser parte de él, tú debes estar de acuerdo en ponerte al servicio de los demás. Tú descubrirás entonces que no hay mayor alegría que tu propia vida por los demás. ¿Quieres tú hacer este descubrimiento gozoso en el Señor? Escudero: Sí, yo lo quiero. JC: (nombre del escudero), a imagen de los peregrinos de Emaús, la Ruta camina con Cristo Jesús. Más, como ellos, se necesita tiempo y apertura del corazón para descubrir la presencia del Señor. ¿Aceptarás tú emprender este camino que se te brinda para sacudir radicalmente tu propia vida? Escudero: Sí, yo quiero ese camino. JC: Si ese es tu deseo y deseas entregar tu corazón a Cristo, debes hacer tu promesa al Señor.

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Se despliega la bandera de Clan entre el Clan y el Escudero y su Padrino. El Escudero hace la señal Scout levantando su mano derecha y colocando los dedos de la mano izquierda sobre el asta de la bandera frente a él. Escudero: Yo (nombre del Escudero) prometo obediencia, amor y servicio como Rutero. Me comprometo a participar fiel y activamente en las actividades del Clan, a seguir el camino de los compañeros para descubrir la Ruta y ser verdaderamente Rutero. El Jefe de Clan presenta la pañoleta y la insignia que es bendecida por el Capellán. Capellán: Señor, bendice esta pañoleta y esta insignia símbolos de pertenencia y servicio de los Ruteros. Has que estos símbolos recuerden a (nombre del Rutero) sus deberes para con el prójimo. Por Jesucristo nuestro Señor. JC: (nombre del Escudero) recibe esta pañoleta, signo visible de tu membrecía en la gran fraternidad de Ruteros así como esta insignia de Clan, de tal modo que tú camines desde hoy con nosotros como San Pablo siguió a Cristo. El nuevo Rutero se arrodilla y reclina la cabeza tomando sus manos en signo de oración para recibir la bendición del capellán. Capellán: Dios todopoderoso bendiga el camino que acabas de emprender para abierto tu corazón al servicio a los demás tomes las bienaventuranzas como enseñanza de vida. Amén. JC: (nombre del Escudero) se bienvenido al Clan. Con el Clan, ¡Saludo! Se entona el himno Rutero u otra canción Scout que evoque el momento.

VIDEO-EJEMPLO DE INVESTIDURA DEL PROTOCOLO DEL SISTEMA BRITÁNICO DE HONORES http://youtu.be/ZinzueddAQ0

FUENTES CONSULTADAS http://www.royal.gov.uk/RoyalEventsandCeremonies/Investitures/Overview.aspx http://www.lordsandladies.org/order-of-knighthood-ceremony.htm http://routiers.scouts-unitaires.eu/v2/category/pedagogie/ceremoniaux/ http://www.riaumont.net/spip.php?rubrique78 http://straphael.cae.li/data/documents/Cérémonial.pdf http://www.the-orb.net/encyclop/religion/crusades/vows.html Ceremonia Medieval de la Orden de Caballería para la Vigilia Rover © EWO.

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http://www.stichtingargus.nl/vrijmetselarij/sontemp_r.html http://www.medieval-life-and-times.info/medieval-knights/knighthood-ceremony.htm https://www.facebook.com/scoutscathox

Del libro Hora de los laicos, por el Venerable P. Tomás Morales, SJ. BAC (Madrid, 1985) p. 144-146. ISBN: 84-220-1176-x.

LA ARMADURA CRISTIANA El Bautismo te hace militante de Cristo. Es la insignia y divisa de los soldados de Cristo (S. Basilio). Te arma para la lucha, pero la Confirmación te inyecta nuevas fuerzas para que seas profeta y testigo, es decir: mártir. [1] Mártir y testigo son términos equivalentes en el lenguaje y en la vida de los primeros cristianos. “Testis” es la traducción latina de “mártir”. San Agustín al comentar hacia el 486 las palabras de San Juan (1 Jn 1, 1-2) “hemos visto, y damos testimonio”, dice: “Decir eso San Juan es tanto como decir: vimos y somos mártires”. Es lógico, pues los mártires sufrieron como testigos de Dios para testimoniar lo que vieron o lo que oyeron. Aurelio Prudencio, cumbre de nuestra poesía, usa indistintamente ambos nombres en sus Himnos a los mártires o Peristephanon. En pleno siglo V, aún no se había perdido, pues, el sentido etimológico de “martyr” y “martyrium” como equivalente de “testigo” y “testimonio”. Es natural, ya que el sentido testimonial está entrañado en el martirio cristiano, como el carácter martirial en el testimonio de un laico que vive un Evangelio que el mundo no lo comprende. No puede ser testigo sin tener alma martirial. Ceremonia Medieval de la Orden de Caballería para la Vigilia Rover © EWO.

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En las últimas décadas se ha generalizado la expresión “dar testimonio”, pero no se ha puesto de relieve la exigencia martirial que implica ese testimonio a la luz de la Biblia y del ejemplo de esos auténticos testigos que son los santos. Martirio para el bautizado es eso, testimonio continuo luchando contra sus pasiones y el mundo que le rodea. La Carta a Diogneto, al alborear el siglo II, ya anunciaba este combate martirial de los primeros cristianos, crucificados y dando la vida por un mundo que los perseguía. “Lo que es el alma en el cuerpo, eso son los cristianos en el mundo […]. La carne aborrece y combate el alma […], a los cristianos los aborrece el mundo, sin haber recibido agravio de ellos, porque renuncian a los placeres. El alma ama a la carne y a los miembros que la aborrecen, y los cristianos aman también a los que los odian” [2] La Confirmación “nos reviste por el Espíritu Santo de una fuerza divina para ser testigos (mártires) de Cristo y participar en su misión salvadora”. [3] El Vaticano II nos ha recomendado que este sacramento « nos vincula más íntimamente a la Iglesia, nos enriquece con una fuerza especial del Espíritu Santo”. Saca una conclusión de este hecho. Estamos “más estrictamente obligados a difundir y defender la fe como verdaderos testigos (mártires) de Cristo por la palabra y con las obras”. [4] Mario militaba en el ejército del emperador Galieno hacia el año 284. Iba a ser nombrado capitán pero alguien le acusa de ser cristiano. El gobernador de Cesarea le invita a defenderse. Declara con valentía que es cristiano. El obispo lo llama: “Escoge lo que quieras ―le dice―, la espada de capitán o el libro de los Evangelios”. Mario escoge el Evangelio, y poco después muere mártir.

SOLDADO DE CRISTO (1) Del libro Hora de los laicos, por el Venerable P. Tomás Morales, SJ. BAC (Madrid, 1985) p. 146-149. ISBN: 84-220-1176-x.

En las legiones del Imperio sólo podían alistarse los hombres libres. Los esclavos sólo eran incorporados en casos de fuerza mayor, pues enrolarlos se juzgaba incompatible con la majestad de las águilas romanas. Los reclutas prestaban juramento de fidelidad al emperador. Se obligaban a una obediencia absoluta, más dura en ocasiones que la misma esclavitud, pero ennoblecida por su calidad de ciudadanos y por el sufrimiento de un compromiso voluntariamente abrazado. En este sistema de organización militar descubre San Pablo analogías insospechadas. Ese lenguaje castrense le recuerda el compromiso del Bautismo, y el estado de dependencia, la actitud de servicio que voluntariamente adoptó al hacer el acto de fe que le convirtió en cristiano. A Timoteo, su discípulo predilecto, le da el título más honorífico que conoce: “soldado de Cristo”. Llama a Epafrodito (Flp 2, 25) y a Arquipo (Flm 2) sus compañeros de armas. Conjura a los Tesalonicenses a revestirse de la armadura de las virtudes teologales, la coraza de la fe y caridad y el yelmo de la esperanza (1 Tes 5, 8). En la carta a los Efesios (6, 14-17) es donde detalla la armadura del militante de Cristo, inspirándose en el legionario romano. Cinturón ―ceñidos vuestros lomos con la verdad―, coraza ―símbolo de la justicia―, calzado

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estrecho y ligero ―emblema de la prontitud en el servicio de Dios―, escudo ―de la fe, que nos preserva de los ataques del enemigo―, yelmo ―de salud―, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. San Pablo multiplica en sus cartas estas expresiones castrenses. No puede perder de vista aquel juramento que le hizo soldado de Cristo, aquel juramento que le obliga “a no embarazarse con los cuidados de esta vida, para pensar únicamente en agradar a su Jefe” (2 Tim 2, 3-4). En el Apóstol encuentran su modelo los Santos Padres de los tres primeros siglos, tan aficionados a presentar al cristiano en pie de guerra, como lo hacen San Ignacio, Tertuliano, San Cipriano y Orígenes. (…) En pie de guerra viven y mueren los cristianos de todos los siglos, aunque no viertan su sangre por Cristo, cuando se dejan arrastrar del dinamismo que les imprime la Confirmación. “Aquel día recibí fortaleza para sufrir, ya que bien pronto iba a comenzar el martirio de mi alma…”, nos dice Santa Teresa del Niño Jesús recordando su Confirmación. [5] Fortaleza para sufrir siendo testigo (=mártir) dando la cara por Cristo y prescindiendo de lo que piensen los demás. Juan Pablo II se dirigía a los laicos en Viena y les pedía precisamente eso. Ninguna “decidida oposición de la opinión pública en el seno de la Iglesia o de la sociedad puede agrietar nuestro coraje cuando defendemos los derechos de Dios y de la Iglesia universal” (Juan Pablo II). Vive tu Confirmación y no dejarás “agrietarse” tu valentía. Psichiari, después de confirmarse, decía al obispo Gibier: “Monseñor, parece que tengo otra alma”. Tú la tienes si dejas que el Bautismo-Confirmación desencadenen su energía prodigiosa. La consigna de Juan Pablo II la actuarás: “La fe hay que vivirla con coraje, con coraje sobrenatural. No permitáis que ninguna tentación consiga arrebataros la fe. No toleréis que os la arranque cualquier afirmación de la mentalidad moderna. No consintáis que el materialismo, en cualquiera de sus formas, la destruya”. [6] Bautismo y Confirmación vividos te contagiarán entonces “el coraje de la fe, el dinamismo de la caridad y la fuerza de la esperanza”. [7] Te persuadirás entonces de que vivir el Evangelio en el mundo significa con frecuencia “ir contracorriente, contra la mentalidad en boga”, pues “no es fácil vivir con coherencia la fe en la sociedad de hoy saturada de materialismo y permisivismo”. [8]

SOLDADO DE CRISTO (2) Del libro Forja de hombres, por el Venerable P. Tomás Morales, SJ. Cruzada de Santa María (Madrid, 1987) p. 111-113. ISBN: 84-398-9277-2.

Es la consigna tajante de Juan Pablo II que nos inmuniza de espejismos ilusorios: “No es una sorpresa para nosotros que miles de voces engañosas os dicen que hay otro modo de vida, sin Cristo, lejos de Él, sin esfuerzo, más natural, más fácil, más placentero. Hay un estilo de vida corriente que se opone totalmente a la verdad de Jesucristo. En el mundo y a nuestro alrededor hay una manera de comportarse que es absolutamente incompatible con la dignidad de cristianos bautizados […] El mundo con frecuencia intentará convenceros de que sigáis un camino ajeno al pensamiento de Cristo. Unos os dirán que los mandamientos de Cristo están pasados de Ceremonia Medieval de la Orden de Caballería para la Vigilia Rover © EWO.

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moda […] En otros ambientes se os dirá que las enseñanzas de Cristo son un ideal, pero no están adecuadas a la situación real del mundo de hoy, pero vosotros ‘no os conforméis con el comportamiento del mundo’ (Rm 12, 2)” [9] En cambio, si esa juventud con sentido militante de la vida ―”milicia es la vida del hombre sobre la tierra” (Job 7,1) ―, no llega a persuadirse de que católico no es una manera de llamarse, sino de SER, de VIVIR, de AMAR a CRISTO y a la Iglesia, no saldrán de ella los “ardorosos constructores de un mundo mejor”, [10] que anhelaba Pío XII ―y más tarde Juan Pablo II en Madrid [11] ―, esos laicos que lleven con “el clero la cruz del Señor en medio de la sociedad” y “prediquen a Cristo, que siempre tiene en su derredor el drama de la contradicción: unos lo aceptan, otros lo impugnan, otros lo crucifican”. Laicos, en una palabra, que “lleven el drama de la cruz al mundo moderno”. [12] Sólo la lucha logra convencer al joven de esta realidad: el catolicismo es una manera de vivir, el cristianismo es una declaración de guerra, especialmente en el corazón de uno mismo. La Biblia es “el libro de los combates del Señor para destruir el pecado y la muerte”. [13] “Lucha por tu alma y combate hasta la muerte” (Eccl 4, 13). “Sé buen soldado de Jesucristo” (2 Tim 2, 3), “combate el buen combate” (2 Tim 4, 7). “Salgan al campo los jóvenes y peleen” (2 Reg 2, 14), pues “no es posible conciliar la justicia con la iniquidad, ni luz con tinieblas, ni a Cristo con Belial” (2 Cor 6, 15). “Reconocer al Dios único exige declarar la guerra sin cuartel a todo lo demás” [14] La Iglesia, el bautizado, está en medio del mundo. Es un testigo de Cristo que vino a “sacudir los cimientos de la vida humana”. [15] Es “un fermento prodigioso de discordia”. [16] Nuestra Iglesia es militante, es el “ejército de Cristo”, [17] la “milicia del Dios viviente”, [18] la “milicia del gran rey”, [19] en el que Bautismo y Confirmación nos enrollan. NOTAS: [1] Cf. Rouget, Caractère Baptismale et incorporation à l’Église: Maison Dieu (1952) p. 77. [2] En Padres Apostólicos, versión de Daniel Ruíz Bueno (BAC, Madrid 1974) p. 851. [3] Juan Pablo II, A los laicos (Limerick, 1 octubre 1979) 2. [4] Lumen gentium 11. [5] Historia de un alma IV, en Obras Completas (Ed. Monte Carmelo, Burgos 1980) p. 109. [6] Homilía, en Fano (12 agosto 1984) 8. [7] Juan Pablo II, en Moncton, Canadá (13 septiembre 1984) 1. [8] Id., en Fano (12 agosto 1984) 7. [9] Id., A los jóvenes de Inglaterra y Gales (23 agosto 1983). [10] A consiliarios diocesanos de la juventud italiana de la Acción Católica (10 septiembre 1953). [11] A los jóvenes en el S. Bernabéu (3 noviembre 1982). [12] Pablo VI, Frascati (1 septiembre 1963). [13] Ruperto, De Victoria Verbi Dei c. 18. [14] Orígenes, 2ª pet. padrenuestro, In exod. Hom. 8, n. 4. Ceremonia Medieval de la Orden de Caballería para la Vigilia Rover © EWO.

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[15] R. Guardini, La esencia del cristianismo, Guadarrama (Madrid, 1954) p. 34. [16] Paul Claudel, Sous le signe du Dragon (1948) p. 118. [17] San Juan Crisóstomo, Diálogo sobre el sacerdocio I, VI (BAC, Madrid 1958). [18] Tertuliano, Ad martyres c. 3: PL I 624. [19] San Cirilo de Jerusalén, Catequesis IV c. 3.

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