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Rivera PERMITAS
anochecen más allá del instante, que confirma las presencias. vagabundo, en las ausencias el rumbo del polvo en la luz que vibra tras los muros de piedra por las grietas caracol que guía el eco del tritón por sus membranas transparencias silencio para desandar en círculo decrepito del tiempo. cuando no hay nadie que espera el mensaje en la botella.
Sin título Fallé. Grité en el tormento. No pude arrancarme la lengua a tiempo y supliqué la piedad. Un mal disimulado sadismo me llevó hasta los pies de mis verdugos y sin poder despreciar mi cuerpo evidencié su dolor a llanto y sangre. El honor y la gloria hierven en un cazo.
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Sin título 2
El sol se ha vuelto negro y la luna sangre, se ciegan las estrellas y el cielo se retira como un rollo que se cierra. Se reduce a un tercio el pla- neta mientras se abre el pozo del abismo. Al son de las trompetas cabalgan esquele- tos risueños
Alonso Sánchez Muñoz comenzó a tomar fotografías a mediados de 2012, animado por la gran admiración que tiene por todas las expresiones artísticas y las imágenes que pueden derivarse de ellas.
En la fotografía encontró una forma de olvidar la rutina diaria, y crear imágenes a partir de la espontaneidad, pues como parte de su formación autodidacta, se niega a aceptar los lineamientos de lo que llaman la forma “correcta” para captar una imagen. Prefiere la experimentación y la improvisación, por lo que cuando va en busca de una imagen, hace pruebas sobre la marcha, esperando obtener algo agradable.
Actualmente, no tiene un estilo definido y aunque podría estar en búsqueda de ello, se ha enfocado a reflejar, por medio de imágenes, las ideas que van y vienen de su mente.
En los tres años que lleva experimentando con la fotografía, ha participado en las exposiciones colectivas Placeres Caníbales 2, Placeres Caníbales 3,Contracultura 2014 y Track 06.
En la actualidad , Alonso Sánchez trabaja con su proyecto ¨Blackbird Estudio¨, por medio del cual desarrolla su faceta como diseñador y artista multidisciplinario, trabajos bastante interesantes que aportan y enriquecen la cultura visual sudcaliforniana.
Alonso Sánchez Muñoz Diseño & Producción alonsopjs@hotmail.com
Tengo el corazón abierto. O al menos así lo siento. Pero no abierto de par en par como una bonita metáfora, sino más bien abierto en canal, sangrando.
Así lo siento. Escurriendo la vida, palpitando atontadamente... a veces rápido, deseando salirse de mi pecho para irse a otro más feliz. A veces demasiado lento, callado, jugando a pararse de una vez. Abierto en dos mitades, que laten, que viven y mueren.
Duele, está en carne viva. Un poco entumecido, se desangra sin tregua. Algunas ocasiones una llama, otras, hielo. Pero siempre abierto, expuesto, sintiendo demasiado. Amando demasiado. Odiando demasiado. Latiendo como una loco aún cuando no había motivos ciertos; aletargado ante el peso del dolor insoportable al que lo he sometido. De la soledad a la que parece estar condenado. Del desprecio que ha enfrentado; de la incomprensión que lo ha apresado.
Me siento sola, estoy sola. Me siento triste, porque lo estoy. No tengo a donde ir, no tengo a quien acudir. Solo me queda sentarme a ver mi corazón abierto, maltrecho y agonizante, y quedarme callada; hacerme de un rinconcito en la vida donde me pueda tumbar a sentir como el viento atraviesa mi pobre corazón como una afilada navaja. Sí, quedarme quieta y en silencio. Sola, protegiéndolo del frio y de los juicios; del sol que lo abrasa y de la indiferencia. De la lluvia que lava interminablemente su sangre, y de las miradas que lo lastiman.
Protegerlo de las palabras que lo abrieron en canal. Del desamor que lo ha drenado en los últimos años. La soledad que lo ha gangrenado, comiendo partes de él para que le sea imposible cicatrizar.
Voy a quedarme con él, en sus últimos momentos... Nadie nos busca, nadie nos extraña. Cuando todo haya acabado iré afuera, a disfrutar la vida, a rodearme de gente y tal vez, no lo sé, sea feliz. Porque estaremos por fin en igualdad de condiciones; no podrán hacerme más daño del que ya me han hecho, y a mí, no me importará una mierda hacérselo a ellos.
Rebelina de Creta
Por: Ecatl López
Dirección: Juanfer Andrés y Esteban Roel.
Países: España y Francia.
Año: 2014.
Con elenco perfectamente escogido, esta Opera Prima española, apadrinada por Alex de la Iglesia, nos cuenta un relato de época que, sin pretensiones, es muy recomendado: contiene muchos aciertos en tiempos donde los relatos de misterio se han vuelto una bomba de clichés y situaciones inverosímiles, fórmula gastada en una película tras otra, como nuestro pan de cada día.
Sin caer en la tendencia claustrofóbica y asfixiante, la trama se desarrolla en el interior de un departamento (con cierta influencia de Hitchcock o Polanski). Se nos muestra, sutilmente, el conflicto moral de los personajes que callan misterios e intrigas.
Macarena Gómez, interpreta a Montse, una abnegada mujer que no sale de casa: hun- dida en la costura y en la religión, forma una especie de refugio. A diferencia de ella, su hermana (interpretada por Nadia de Santiago) acaba de cumplir la mayoría de edad y empieza su despertar como mujer: sí sale a la calle a tener una vida sin hermetismos.
Por extrañas circunstancias, Carlos (interpretado por Hugo Silva), el vecino del piso de arriba, llega a sufrir un accidente, por lo que es socorrido por Montse, quien se las arregla para mantenerlo en cama dentro de su departamento, enfrentando los demonios que la asechan por un terrible pasado que poco a poco se va revelando a lo largo de la trama.
Musarañas quizás es un relato que se puede resumir en un cortometraje y, sin dudas, es desglosado de una manera precisa, muy al estilo de Misery (Dir: Rob Reiner, 1990), pero, en este caso, explotando el personaje hacía un lado crítico de la religión y la clásica familia costumbrista española: el núcleo familiar donde la figura paternal llega a ser un infierno.
Es importante señalar la excelente fotografía y la escenografía impecable de la cinta para generar un ambiente siniestro en un departamento situado en la década de los cincuenta.
Musarañas es un acertado título que engloba la realidad de los personajes inmiscuidos en la trama, el conflicto de enfrentar su naturaleza primigenia. Una vez que la presa ha caído en el nido de las musarañas, es muy difícil volverlo a ver con vida; en este caso, los personajes enfrentan situaciones que logran develar su verdadera naturaleza, ya sea el impostor miedoso, la fanática religiosa que guarda su enfermizo y vergonzoso pasado en caja fuerte, o hasta la niña que emprende el vuelo hacia tierras de la sexualidad y las nuevas emociones; todos los humanos, tarde o temprano, tienen que enfrentar su lado oscuro, sea cual sea las terribles consecuencias.
Si se me cuestionara, ahora mismo, con la mortal; pero bien respaldada pregunta sobre ¨si está o no muerto el cine del terror¨ hoy en día, yo respondería, en mi muy humilde e individual opinión, que no, el género no está muerto.
Sí, nuestras salas de cines son invadidas prácticamente cada mes (y ni qué decir en octubre) con películas vendidas como obras del mismo Lucifer, que juran perturbar serenas noches de sueño y arrancar gritos hasta despedazar cuerdas vocales... pero ya estando sobre la butaca, la pantalla ante nosotros sólo recibe la proyección de una mediocre, aburrida y cero inspirada muestra de idiotez y clichés donde unos pésimos actores adolescentes son asechados por una tragedia sin sentido (Ouija, te estoy viendo a ti)... Nadie puede negarlo, pero los invito a ignorar lo más comercial y presuntuoso del género, e irnos a lo más recóndito, lo más independiente, para hallarnos con verdaderas muestras de aire fresco. Así que no, el cine de terror no está muerto, sólo ha sido profundamente ocultado, enterrado bajo una montaña de basura; y para hallarlo, hay que sumergirnos con profundidad. De este abismo obscuro de horror, que tal vez nunca habrás llegado a escuchar, encontraremos en un rincón a Starry Eyes, película que ahora ocupará mis palabras. Nacida de lo más independiente y engendrada por los más desconocidos, pocos imaginarían que Starry Eyes se volvería una de las mejores películas de terror del pasado año. Pero es que la película se adentra en un terreno ya previamente explorado, pero nunca visto de forma tan siniestra y bestial; la respuesta a una pregunta sumamente capciosa: ¿qué estarías tú dispuesto a hacer para ser famoso? En el caso de Sarah, una bella y joven aspirante a actriz viviendo en Hollywood, su fantasía es aquel glorioso día en el que su don actoral sea descubierto por un riquísimo productor que la catapultará a la fama. Un sueño dorado e irrealizable. Un día, sin aviso ni sospechas, pasa: una audición para el más reciente proyecto de una muy importante productora de cine; una película de terror de gran presupuesto que busca a su protagonista y esa podría ser Sarah. Ella asiste, ella muestra su talento, ella es seleccionada para la segunda fase, y entonces, comenzará a descubrir algo perverso ocultándose en el núcleo de una empresa que promete volverla una estrella, pero no le advierte del demencial precio que costará.
Como he dicho, puede no ser la idea más novedosa, sin embargo, el peso de su calidad recae en la ejecución que los debutantes directores de la película desarrollan: su historia, las maneras macabras en que desdoblan su guion; esta producción resulta un híbrido entre un body horror y un thriller psicológico. Ambos géneros, por cierto, en soberbia, pero inquietante expresión.
En otra mano está Alex Essoe, actriz que realizar el papel protagónico. La verdad no sabía quién diablos era, pero no podré olvidarla en un buen tiempo. No sólo fue fruto de la producción y el guion la concepción de Sarah, la protagonista perturbada, abusada y llena de complejos, también hay que adjudicàrsela a Essoe, por encarnar de manera más que creativa, a un personaje fascinante: bello y horrible, inocente y diabólico; todo en el mismo bloque de hora y media de duración. Supo quién y cómo era su personaje, tornó sus fobias y desesperaciones como suyos y, con ayuda de una buena dirección, creó una fluida pero atemorizante transformación de una tímida muchacha soñadora, en el visceral ser del feroz final. Así, Sarah terminará siendo recordada como una mujer por quien empezamos sintiendo lástima y terminamos temiendo. En este sentido, hasta la compararía con la misma Carrie, incluso; pues no sólo sus protagonistas son similares, también lo son las situaciones opresoras y extremas a las que son expuestas, y hasta los personajes secundarios que las rodean. Por pocas cosas maldeciría a Starry Eyes, pero estoy más dispuesto a maldecir a la industria de nuestro cine por otorgarle salas a películas de terror tediosas y sin sesos; mientras que Starry Eyes deba conformarse con salidas pequeñas, directamente al mercado doméstico, arriesgándose así a ser ignorada. No, el cine de este tipo no está muerto; y a quien sea que pregunte, señalaré directamente a Starry Eyes para respaldar mi punto. Una cinta independiente y muy humilde, con una interesante confección, atemorizantes ideas, obscura sensualidad y elegante violencia gráfica, en satisfactorias porciones: ¿vas a querer?