Mercedes Albi Entrevistas 2008
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INDICE ENTREVISTA A IGOR YEBRA_ ____________________ 3 ENTREVISTA A JUAN CARLOS SANTAMARÍA _________ 7 ENTREVISTA A JOAQUIN DE LUZ, BAILARIN PRINCIPAL DEL NEW YORK CITY BALLET__ 11 ENTREVISTA A RICARDO CUE_ __________________ 15 RAFA ESTÉVEZ Y NANI PAÑOS _ _________________ 19 Puro arte allá por donde pasa. ENTREVISTA A TOMÁS DE MADRID _______________ 23 ENTREVISTA A ÁNGELA SANTOS. En memoria del gran Fernando Bujones ___________ 27 LOLA GRECO Y RICARDO CUE. Entrevista desde el camerino____________________ 33 ENTREVISTA A ÓSCAR TORRADO_________________ 39 ENTREVISTA A CARMEN ROCHE _ ________________ 43
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1 Mercedes Albi. “La Joya de la corona” A Mercedes Albi la conocía, desde mucho antes de conocerla, a través de sus escritos en revistas del mundo de la danza. Siempre me ha gustado leerla. Transmite cultura con esa sencillez de los que no necesitan aparentar nada. Sin engolamientos, sin divismos... Me la presentaron, hace ya dos años, en el Teatro Real, en 2008, concretamente durante la rueda de prensa que se celebra cada año para dar a conocer la programación de la siguiente temporada. De inmediato hubo feeling (palabro) y desde entonces Mercedes Albi ha colaborado permanentemente con ETER.COM. No sólo a través de sus conocidas y comentadas entrevistas, también con diversos artículos y estudios, así como críticas y notas de redacción. Es, además, una persona muy inteligente y generosa que no duda en aportar conocimientos e ideas constantemente. En suma, y como suelo decir, es “La Joya de la corona” Este es el primero del que esperamos sea una larga lista de títulos editados on-line por G.I.ETER, y todo el equipo ha estado de acuerdo en que no podíamos empezar mejor que con una recopilación de algunas de la 23 entrevistas que Mercedes realizó durante 2008. Hemos elegido sólo 10 por motivos de trabajo, pero las 23 son excelentes y se pueden consultar en nuestro portal de Danza ETER.COM (www.eter.com) Emilio Tenorio Marzo 2010
ENTREVISTA A IGOR YEBRA
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11.06.08 Conversamos con Igor Yebra en el Teatro Gran Vía, mientras el Ballet Argentino ensaya sobre el escenario “Felicitas”, la obra que acaba de estrenar en Madrid. El artista impresiona. Tras su evidente belleza, y una esbeltez de metro noventa se descubre a un ser inquieto, de carácter inteligente y vivaz, lleno de proyectos. Su energía envuelve y contagia. Igor domina en la escena. Es un bailarín que posee el mágico don de hechizar, de hacer que todas las miradas se posen sobre él. Pero esta atracción está exenta de artificio, no hay en él rastro de sofisticación. Actúa sin fingimiento. El nació así. No necesita aderezos ni pedestal sobre el que montarse, y esta naturalidad hace que su trato sea afable y sencillo. Igor disfruta y ama lo que hace. Sigue sin vacilaciones su propio camino. -Dime algo de tu forma de ser que te caracterice especialmente. El trabajo. Soy muy trabajador. -¿Inquieto? Más que inquieto, yo diría que estoy en continua búsqueda. -¿Qué es lo último que has interpretado? Vengo de hacer una “Giselle” en la Opera de
Burdeos. También he estado en Buenos Aires una semana preparando el papel de Enrique en “Felicitas”, el ballet que estoy interpretando aquí hasta el 29 de junio. Y entre una cosa y otra aun me quedó tiempo de
bailar en Lyon un “Quijote”. -Te gusta, por lo que parece, variar de registro. Tengo una enorme capacidad para cambiar de personaje. Lo que más me interesa son los contrastes, crear personajes diferentes. -¿Cuál es el que más has bailado? “Giselle”. He hecho hasta doce versiones de este ballet. Imagínate, nada menos que doce versiones… -¿Es Albrech tu papel favorito? No sé, no puedo afirmar esto rotundamente. Lo que sí puedo decir es que me gusta mucho interpretar los roles clásicos, porque la trama me hace disfrutar, pues me posibilita la expresividad, la acción. -En este ballet “Felicitas” la carga argumental es muy grande, mayor de lo habitual… ¿Consideras que la complejidad de la trama es algo que distingue al ballet argentino? Hay que tener en cuenta cuando hablamos de ballet argentino que llevan dieciocho años de trabajo serio detrás. Y en los cuatro o cinco últimos años han mantenido una misma línea de trabajo, y un mismo equipo a la hora de crear y buscar el mismo objetivo. Han creado por tanto un sello muy personal.
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-¿Cómo definirías ese sello?
mucha poesía.
“Felicitas” es muy argumental, es un ballet muy analítico en el sentido que permite profundizar en el aspecto psicológico de los personajes. Tú lo ves, y te puede gustar o no gustar, pero todo el mundo comprende lo que está sucediendo. Esta facultad narrativa tan grande es muy difícil de conseguir un ballet. Es un gran mérito que lo individualiza.
-¿Qué poeta fue el primero que leíste?
- ¿Y tus próximas actuaciones? Estaré en Burdeos hasta el 15 de julio con “Sonatina” de Balanchine; en Moscú, haré “Romeo y Julieta”; en Roma, una “Giselle” en las Termas de Caracalla. Ya es el octavo verano que actúo allí.
-¿Clásico, neoclásico…? Ahora se habla mucho de globalización, pero la gente, sin embargo, se empeña en poner etiquetas. Yo no hago diferencias entre si algo es clásico o neoclásico. Es lo que es. Así como en pintura se hacen actualmente cuadros hiperrealistas, abstractos… ¡Qué más da! Hay que tener la mente abierta para asumirlo todo, no hay que diferenciar a base de poner etiquetas, yo sólo diferencio entre lo que me parece malo o bueno. El resto carece de importancia. Por ejemplo, la primera vez que yo leí poesía era demasiado joven para comprenderla en toda su dimensión. Luego, sin embargo, me encantó. Leo
los tópicos limitan la apreciación del arte. Hay que asomarse a él sin complejos y totalmente abierto. Entonces puede llegarte o no, porque ello depende de la persona que lo está mirando.
-Debe ser precioso. Para el público sí, pero para los que actuamos no tanto… En las actuaciones al aire libre te expones a todo. La lluvia no es lo más grave que puede pasar, porque se suspende la función y se aplaza para otro día. Lo peor es el frío. -¿Cuándo actúas en Perelada? Fue Lorca. Y Lorca no es fácil a pesar que todo el mundo da por hecho que lo es. Sinceramente temo que el 40% que dice haberlo leído no lo ha hecho nunca, pasa como con “El Quijote” y Cervantes… Junto al Lorca de raíz popular existe un Lorca mucho más complejo y profundo. Y es que
El 17 de agosto hago “Romeo y Julieta” en la versión de Grigorovich. -¿Sientes atracción por la labor coreográfica? ¿Coreografíar? Ya he coreografiado, la verdad, creo que he hecho de todo. Actualmente lo que más me gusta es bailar. Y lo que más me ilusiona es la escuela que he
fundado en Bilbao. -¿Qué tal va la escuela? Está funcionando fenomenal. El próximo año vamos a abrir otro centro en Guipúzcoa. La enseñanza que se imparte es clásica porque es la mejor formación que puede recibir un bailarín. -¿Tenéis chicos en la escuela? Sí, tenemos chicos. No sé si todos terminarán dedicándose a la danza, pero aprenden mucho y siempre sabrán valorarla aunque al final sean sólo espectadores. Lo importante es darles una buena base de conocimientos, y la disciplina. Es fundamental la disciplina. Los alumnos visten de uniforme y se les exige que aprueben las asignaturas escolares. Es más, yo he hablado personalmente con alguna niña que suspendía, y con el acicate de que debía aprobar para continuar en la escuela, se ha esforzado más en el colegio. Estas pequeñas satisfacciones constituyen un aliciente para mí. -¿Te planteas fundar una compañía? Las compañías deben hacerse con mucha prudencia. Lo fundamental es el trabajo de base, el día a día. Es algo menos llamativo, pero se necesita una buena estructura de trabajo para edificar algo sólido. Lo demás es humo. Y en muchos casos me pregunto ¿A qué estamos jugando? Yo no hago compañías para explotar a los bailarines y verme obligado a cerrar al poco tiempo. Eso no va conmigo. Hay que plantar una semilla y esperar a que crezca, no empezar el árbol por las ramas.
Tampoco creo en los planteamientos derrotistas hay muchas cosas positivas que evolucionan lenta pero favorablemente. En general pienso que habría que hacer más y hablar menos.
Mercedes Albi
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ENTREVISTA A JUAN CARLOS SANTAMARÍA 04.07.08 Conversar con Juan Carlos Santamaría es algo que transporta más allá de las palabras. No es simplemente hablar, sino que es viajar con él, dejarse envolver por sus proyectos, sus ideas, sus sueños... Es sumergirse en ese universo único que compone el creador con su creación. Nada existe antes, ni fuera, ni después. Es un lugar imaginario que arrebata la emoción del que lo contempla. Visitamos su estudio y saludamos a los bailarines de Santamaría Compañía de Danza. Laura Lucas y José Zamora han bailado para nosotros la escena del balcón de “Romeo y Julieta”. Nos transmiten tanta belleza… Luego, en una terraza cercana, bajo las sombras irregulares de las hojas movidas por la brisa, Juan Carlos y yo no nos dimos cuenta de que pasaba el tiempo, de que ya eran más de las cuatro de la tarde y nos habíamos olvidado incluso de comer. Y es que este genial coreógrafo tiene el poder de elevarnos sobre lo que nos rodea. Posee la magia del arte. -¿Qué es para ti la danza? -Es mi vida. Sé que es lo más fácil de decir, pero es que es así. Es mi fantasía, mi ilusión, lo que me hace levantarme cada día… -¿La danza vino a ti, o fuiste tu él que se dirigió hacia ella? -No, es muy curioso e inexplicable, porque nada ni nadie de mi entorno familiar tenía relación
con la danza. Pero fue ella la que vino a mí. Fue como una necesidad. Al principio es algo inconsciente que me llevó a montar coreografías como pude. Imagínate que yo tenía nueve años… Junté a mis amigos con mi hermana y
sus amigas y así constituimos un grupo. Y actuábamos en fiestas de pueblo, discotecas… -¿Vivías en Valladolid? -Sí, yo nací en San Sebastian, pero me crié en Valladolid. Y claro, la danza me condujo hacia Mariemma. -Ahora que esta gran bailarina, coreógrafa y maestra de la danza española acaba de morir se hace imprescindible que nos hables de ella. -Mariemma desde siempre creyó en mí. La conocí cuando ella tenía 64 años y aun era una mujer llena de energía. Mariemma quería a toda costa que yo bailara danza española. Pero a mi, aunque la danza española me gusta mucho, sentía que no me nacía. Yo me sentía llamado hacia un concepto más libre de danza, y vine a Madrid a estudiar clásico, que es la base que siempre permite mayor amplitud para el desarrollo de cualquier estilo. Busqué el camino de mi propia expresión. -¿Estaba Mariemma molesta contigo por no seguir su escuela? -No, molesta no. Ella lamentaba que no hubiera seguido su escuela, pero sin embargo siempre estuvo pendiente de mí. Cuando con el tiempo coincidimos como coreógrafos tengo el orgullo de que llegara a mostrarme su admiración. Recuerdo cuando en el año 92 me escogió para que le coreografiara una parte más moderna de
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su ballet “Ibérica”, un encargo de la UNESCO que estrenamos en el Teatro Calderón. Y es que para mí más que una influencia, Mariemma ha sido mi compañera.
lleno de inquietud, de viveza. -¿Piensas que al público hay que educarlo?
-Mira, en Burgos dirijo la Escuela Profesional de Danza, que pertenece a la Junta de Castilla y León. Cuando yo recibo a mis alumnos el primer día de clase les pregunto: “¿Por qué venís?” Y les explico que los bailarines somos artistas y que van a tener que trabajar muy duro para serlo. La meta no son las piruetas, la meta es crear una emoción.
Ese mismo año hice “Tablada” para el Ballet Nacional de Cuba, y aun está en su repertorio. Fue el año en que logré consolidarme como coreógrafo. -¿Qué prefieres, ballets con argumento o de temática abstracta? -Me gusta todo. Yo creo sensaciones a nivel musical, convierto al lenguaje de la danza las emociones, las sensaciones que me produce el vivir. Naturalmente que en la vida hay momentos negativos, pero yo deseo que el público no pierda el tiempo.
depende de su capacidad para emocionar. Solo si algo transmite emoción, nos encontramos ante una obra de arte.
-Tus ballets son muy expresivos, tienen una gran fuerza teatral ¿De dónde proviene esa fuerza? -No lo sé, me sale ¿Por qué decido una música y otra no? Es así. Pero de lo que sí soy consciente es de que yo soy un medio. Sin música, sin historia, sin sentir a los bailarines no puedo coreografiar.
-¿No perder el tiempo? ¿Qué significa esto?
-Yo no deseo educarlo, yo lo que quiero es emocionar.
-Que se aburra. Deseo que el público no pierda el tiempo y que aunque lo que le tenga que transmitir sea negativo no le deje indiferente, ni se diga así mismo: “vaya rollo ¿Qué hago aquí?” Por el contrario, intento que el público salga
-¿Sabes? Eduardo Torres Dulce, el famoso crítico de cine, tiene un curioso criterio que se puede aplicar a toda manifestación artística: la diferencia entre que una película pueda considerase arte o no,
Mi trabajo con los bailarines consiste en una entrega mutua, una fusión. Hay días en que alcanzamos el cielo, y otros en los que todo se vuelve más complicado. El proceso es fascinante. -Y ¿Cómo tuviste el valor de atreverte a coreografiar, nada menos, que “Romeo y Julieta”?
-“Romeo y Julieta” es el sueño de todo coreógrafo. Y es cierto que lo han hecho los más grandes y con unos medios abrumadores. Mis medios por desgracia son muy limitados. Pero después del éxito de “Moz-art”, pensé, puedo hacerlo y me lancé. Para ello fui al grano, a la esencia de la historia en que “el amor es + importante que la vida”. Quise centrarme en transmitir el sentimiento por el que la gente se llega a quitar la vida por amor, cuando la vida deja de ser importante. Y en la música de Prokofiev seleccioné lo esencial, y ahí lo tienes, tu misma lo acabas de ver. -¿Cuál va a ser la próxima actuación de la compañía? - El viernes 11 de julio, en el Festival de Castelldefels. Llevaremos “Passe le temps” a los jardines del castillo. - La tuya ha sido la única compañía que ha actuado en el Auditorio Nacional, cosechando un éxito abrumador de público y crítica con tu coreografía “Danzas Soñadas”. Pero mantener una compañía de autor en España desde el año 98, con la escasa ayuda que recibe la danza, es toda una heroicidad. -Totalmente. Es una locura. Mantenernos, el día a día del bailarín es muy difícil por la falta de ayuda. Mi crítica, que tantas veces nos hacen a nosotros, yo se la haría a los políticos. Les pediría que fueran más sensibles con la danza. Que se dejaran asesorar por profesionales específicos del sector, y no provenientes del teatro o de otras áreas de las artes escénicas. Habría que difundir la danza para que todos conocieran un arte tan bello que une la música,
la estética, el movimiento… Que los medios de comunicación se hicieran eco de la maravilla que hay en ella; que hubiera más espectáculos de libre acceso; invadir con la danza y dejarse invadir por ella es una forma de contribuir a hacer del mundo un lugar mejor. Mercedes Albi
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ENTREVISTA A JOAQUIN DE LUZ, BAILARIN PRINCIPAL DEL NEW YORK CITY BALLET 11.08.08 Después del éxito obtenido por Lucía Lacarra con “Duke Ellington Ballet”, la programación de danza en el Centro Conde Duque de Madrid alcanza otro de sus puntos álgidos con la gala de Joaquín de Luz y Solistas del New York City Ballet, que tendrá lugar las noches de los días 12 y 13 de agosto. Joaquín de Luz es una persona muy afable. Lejos de ir de estrella, su trato es tan sencillo que su franqueza llega a sorprender. Al conversar con él incluso olvidamos que nos encontramos ante una de las figuras más importantes de la danza internacional: un madrileño que ostenta la categoría de principal del New York City Ballet. Sus ojos, de una negrura profunda, quedan enmarcados por unos pómulos perfectos y unos cabellos en arreglado desorden. La modulación de su voz y la sensibilidad que denota en los gestos nos producen la sensación de que aquello que Joaquín exprese únicamente valiéndose de palabras será algo incompleto. Los grandes artistas son seres destinados a mostrar sobre el escenario lo que son capaces de dar. Hasta entonces, nos conformamos con las palabras. - ¿Cómo es Joaquín de Luz como persona? - Es difícil definirse a uno mismo. Yo diría que
soy una persona alegre, de carácter optimista, sencillo y que disfruta con lo que hace. -
Desde que salieras de la Compañía de Víctor Ullate para ocupar destacadas posiciones en las compañías más importante de Estados Unidos, han pasado más de diez años… ¿Te has olvidado de España? - Todo lo contrario, me siento muy español. No es que esté a disgusto en NY. Pero las costumbres, la comida, la alegría de vivir que se respira en España no existe en ninguna parte del mundo. Me gusta todo, el flamenco, los toros… Ayer por la tarde llevé a mis compañeros de la gala a ver una corrida. - ¿Y les gustó? - Se quedaron muy impresionados. Una chica casi se desmayó… (bromea) - ¿Pudieron percibir los bailarines americanos esa parte de danza que tiene el arte del toreo? - Arte, arte… la verdad es que en la corrida de ayer lo que se dice arte, no hubo mucho (ríe). Pero sí, les ha gustado, para ellos ha sido una experiencia inolvidable. - Bueno, si te gusta el flamenco… ¿Nunca has deseado interpretar algo de danza española? - Ya lo he hecho. Fue en Palma de Mallorca con una pieza titulada “Heart Ground”. Era de estilo contemporáneo, flamenco fusión.
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Pero estoy en conversaciones con Antonio Márquez desde hace tiempo para bailar algo juntos. - Parece que ya se está concretando un proyecto de Antonio Márquez con Lucía Lacarra para los festivales del próximo verano, ¿Bailarás también con ellos?
- ¿Cuál es tu papel favorito? - Uff… Tengo muchos. Soy muy inquieto. Me gusta abrirme a diferentes estilos. Ahora disfruto mucho bailando “Fancy free”, la pieza
- Si mi agenda lo permite, por supuesto que me incorporo. Si no lo he hecho todavía ha sido por cuestión de tiempo. Espero poder más adelante confirmaros la noticia.
No me gustan las divisiones existentes entre las diferentes escuelas. Si todos estuviéramos más unidos, la situación de la danza en España sería mucho mejor de lo que es.
Pero el que me guste interpretar “Fancy free” no quiere decir que no me guste bailar “Giselle”, que también me encanta. Precisamente después de Madrid, marcho a Hawai a bailarla. Y luego me esperan Copenhague, París, México, New York y China… - ¿Qué puede aportar un bailarín español al estilo del ballet americano? - Lo que más me gusta de bailar en USA, y es una de las razones por las que decidí ir allí, es que, seas de donde seas, te dejan conservar tu sello personal. Los bailarines latinos hemos aportado un sello propio allí porque se nos ha permitido conservar nuestra propia individualidad. Los americanos han sabido enriquecer su estilo nutriéndose de la diversidad.
También me gustaría mucho poder bailar con el Ballet Nacional de España. Aunque yo soy un bailarín de escuela clásica, pienso que hay que revitalizar la escuela bolera, es nuestra tradición y no debemos dejar que se pierda. Es aquello que nos individualiza frente al resto del mundo.
este espectáculo es enseñar a los españoles alguna de las mejores obras del repertorio del ballet norteamericano.
que podréis ver en la segunda parte de este espectáculo. Fue la primera coreografía que hizo Jerome Robbins, y no ha sido fácil traerla a España porque su fundación no se la deja interpretar a cualquiera. Pero yo deseaba mucho poderla mostrar a mi gente. Sé que les va a gustar. Mi objetivo con
- Entonces, ¿no preferirías, por ejemplo, haber bailado en una compañía con un estilo más rígido, como la Opera de París? - No, la escuela francesa es más tijera, más encasillada. Son muy maquinitas, Pero, ¡Ojo!, me quito el sombrero ante ellos, aunque, como se dice en América, no son mi “cup of tea”. - ¿Te gustaría regresar a España?
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Yo nunca olvido España, y te aseguro que los bailarines españoles desde el extranjero estamos muy pendientes de lo que aquí sucede. Por el momento, no planeo regresar de forma definitiva, pero sí hacer cosas por la danza en España, como dar a conocer lo que hacemos en USA e ir poco a poco ayudando a que el público participe más en ella. Y a que se programe más danza. - ¿Quién es en tu vida la persona más especial para ti? - Mi madre. Ha sido una pieza fundamental en mi vida. Sin su apoyo yo no estaría aquí. Es la verdadera bailarina en alma. Vive mi carrera a través de mi, pero en lo relativo a los asuntos profesionales no se inmiscuye para nada. Mi madre es una mujer incomparable. Estoy aquí por ella. Mercedes Albi
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ENTREVISTA A RICARDO CUE
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07.09.08 Si el poder es fruto del conocimiento y de la capacidad de transformar aquello que nos rodea, no cabe duda de que Ricardo Cue es un hombre poderoso. Y lo es en sí mismo. Algo emana de su personalidad, adornada con una exquisita elegancia de modales siempre contenidos. Es la sensibilidad, su talento para percibir las artes. Este don ha sido la guía de una importante trayectoria profesional que le ha llevado a cosechar triunfos a un lado y a otro del océano. Ricardo se entregó al arte de la danza conservando toda la pasión de sus primeros pasos como bailarín y estudiante de la New York University; llegó a estar en el equipo de dirección del BNE; a crear la única obra de ballet clásico íntegramente española -“Blancanieves”-… Pero además tuvo la capacidad de descubrir el talento en otros para señalarles el camino que los convertiría en grandes estrellas. - Ricardo, tu tienes un don especial para descubrir el talento en los bailarines, y me pregunto ¿Qué habría sido de algunos de ellos sin tu intervención en su trayectoria? - Todos tenemos nuestro puesto, nuestro lugar en el mundo. Yo veo su talento, aunque ellos a veces no son capaces de reconocer el mío. - ¿Insinúas que ha habido quienes no han sabido valorar todo lo que has hecho por ellos?
- Verás, te voy a contar las palabras que dije sobre Maya Plisetskaya al despedir este verano la gala de Cap Roig: “Maya es la más agradecida, la más fiel, la más cariñosa, bueno… Perdón, eso no es del todo cierto, no es la más, sino casi la única.”
- Pero aunque se posea el talento, están los que triunfan y otros que se quedan simplemente en el intento. - Cuando veo el talento, yo le pongo las alas para conquistar el mundo. Puedo afirmar, aunque no quiero pecar de falta de modestia pues ha
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sido así, que todo al que yo he trabajado, ha alcanzado el éxito. Y algunos los he conocido siendo casi unos niños: Arantxa Arguelles tenía 11 años; Trinidad Sevillano, 13; Joaquín Cortés, 14… - ¿Y cuándo conociste a Ángel Corella? - El tenía 18 años, e iba a abandonar la danza Yo descubrí sus grandes posibilidades y lo llevé al concurso de París. No tenía dinero, y el Ministerio nos negó ayuda para los gastos del viaje. Así que me encargué de costearlo todo. En aquel concurso que catapultó hacia el éxito tanto a Ángel Corella como a Tamara Rojo. - Pero, ¿No fue Natasha Makarova la que descubrió a Ángel y lo llevó al American Ballet? - Natasha era miembro del jurado, pero yo hablé con ella para decirle que Ángel tenía que ir al American. Ella no hizo nada. Entonces, telefoneé a Kevin McKenzie para pedirle que viera bailar a Ángel. Realmente, la persona que llevó a Ángel al American Ballet he sido yo. Lo sabe todo el mundo de la danza en Nueva York. - Entonces, ¿Ángel miente? - Algo les remorderá la conciencia cuando no dicen la verdad. - Y hablando de Ángel, ¿Qué opinas sobre el “Ballet Corella de Castilla y León”? - Me parece correr un riesgo demasiado elevado estar al cargo de 50 bailarines, sin tener cerrado un presupuesto que garantice los fondos necesarios para su continuidad en las próximas temporadas. Y no quiero hablar más por respeto
a las personas que se encuentran allí trabajando. - Tus logros en el ámbito coreográfico son muy numerosos. No sólo el ballet “Blancanieves”, sino también en piezas más breves como la bellísima “El cisne” interpretada por bailarín masculino; o “Hable con ella”, la cual has compuesto, recientemente, para Lola Greco.
- Verás, me siento muy satisfecho con lo que he hecho, pues ha sido mucho más de lo que hubiera soñado. Y se lo agradezco a todo el mundo. Doy gracias a Dios por lo que me ha dado, y también por lo que me ha quitado. (Ríe) Yo viví la maravillosa Cuba de los años cincuenta; Dios me quitó Cuba y me dio el New York de las décadas 60 y 70, donde aprendí, y conocí a las más grandes personalidades (Balanchine, Stravinsky, Massine, María Callas, Andy Warhol, Otto Preminger…); luego regreso a España en un tiempo también maravilloso. - Y en el momento actual, ¿Qué opinas de los planes del INAEM sobre la salida a concurso de los puestos directivos en las compañías nacionales? - Es posible que haya más de un candidato que aspire a estos puestos… Yo aconsejaría que en cualquier proyecto, se evalúen, se estudien y se valoren los méritos con el máximo rigor posible, y que se tenga muy en cuenta la experiencia que es, como dice el refrán, “la madre de toda ciencia”. - ¿Vas a presentar algún proyecto? - No lo sé todavía. Me lo estoy pensando. - Tú ya has estado en la dirección del BNE, y además fuiste el único capaz de llevarlo a actuar al Metropólitan de Nueva York ¿Cómo lo lograste? - Porque yo he trabajado en el Metropólitan, y les conozco. Yo he trabajado allí, y estudié danza en la New York University. Fue curioso, porque cuando comuniqué mi propósito de hacer que el Ballet Nacional de España actuara en el Met, pensaron que me había vuelto loco. Pero lo hice. Para ello filmé un vídeo y lo envié a la
persona adecuada. Enseguida me llamaron y… ¡Actuamos en el Met con “Medea”! Obtuvimos un éxito clamoroso. Yo lo he hecho, y podría volver a hacerlo. - ¿Qué tipo de ballet harías? - Me gustaría hacer un montaje con tema español con fuerza y esplendor, es más, te confieso que tengo tres programas íntegramente diseñados, con su guión. Hay grandes teatros internacionales que me han ofrecido la posibilidad de exhibirlos. - ¿Cómo el Met? - Es uno de ellos. - Me gustaría saber, ¿Cómo enfocas la dirección de una gala como las que habéis realizado el pasado verano en Cap Roig? - Primero pienso en el público, y en segundo lugar en hacer arte. Busco entonces los mejores bailarines que se encuentren disponibles en ese momento. Es siempre un reto porque hay que intentar llegar por igual al público entendido y al que acude por vez primera a ver ballet. Ambos están ahí y ambos deben alcanzar ese momento de magia. Persigo el éxtasis. Ese es mi objetivo. - ¿El éxtasis? - Sí, yo lo he alcanzado muchas veces como espectador, y lo busco siempre como creador. Lo que trato de hacer es un gran momento de arte. La danza sólo debe existir para convertirse en arte. Mercedes Albi
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RAFA ESTÉVEZ Y NANI PAÑOS
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13.10.08 Rafa Estévez y Nani Paños, embrión y motor de la compañía Dospormedio, son el futuro. Estos dos jóvenes bailarines de español optaron por el camino de la libertad, abandonaron la prisión a que les sometía el tener que trabajar para los demás, para aquellos que desdeñaban el talento individual y deseaban convertirlos en una masa servil de bailarines del montón. Las ideas bullían dentro de sus cabezas, luchaban por salir, y lo hicieron. Lo que vimos fue… el genio, simplemente eso: la genialidad. Cuando muchos piensan que la danza española ha muerto, que se ha flamenquizado, que ya no queda nada de los antiguos maestros, surge y renace en Dospormedio. Sus espectáculos son una muestra evidente de que el arte nunca muere, y su soplo impregna de lleno a Rafa y Nani. Y en esta ocasión, cuando ultiman los ensayos de “Sonatas” con música del Padre Soler, nos damos cuenta de que también impregna a Antonio Rutz, el tercer coreógrafo de la nueva obra. El milagro de la danza habita en ellos, y se hará carne y música con el estreno del día 13 de noviembre en el antiguo Teatro Álvarez Quintero (actual, Fundación Caja Sol) de Sevilla, dentro del ciclo “Jueves flamenco”. Nani- La producción no es de Rafa y de Nani, sino de todos, porque los bailarines no van a
cobrar un puto duro por los ensayos, no les podemos pagar, ni ellos nos los quieren cobrar. - Entonces, ¿Cuál es la razón por la que bailan? Rafa -Por vocación, nuestros bailarines lo hacen
llevados por una enorme vocación, por puro amor a la danza. Nosotros a los bailarines los elegimos para darles su sitio, para dejarles ser ellos mismos. Y además, tenemos los mejores. - Yo siempre había pensado que los mejores son los que bailan en grandes compañías.
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N. - En danza española eso no es así. Verás, a los mejores se les ha despedido, por ejemplo del Ballet Nacional. Fueron cesados en cuanto entró esa dirección que hay ahora. - Perdona, sigo sin comprender por qué razón se elimina del BNE a los bailarines que destacan. R. -Pues es así. Tiran tal cantidad de dinerales en cosas innecesarias: escenografías, vestuario, músicas inaudibles, etc… Si tienen buenos bailarines esa parafernalia costosa sobra, se convierte en algo secundario, y entonces dejan de hacer negocio. Un buen bailarín no necesita de todo eso. Antonio Rutz -Bueno, a veces sí. Yo creo que lo importante es la coreografía, una buena coreografía es la base fundamental. R. -Tiran el dinero de todos los españoles con tanta parafernalia superflua y cara. La coreografía y los bailarines es lo que debería ser importante, es lo que debe estar siempre por encima, pero en el BNE se suple la falta de talento coreográfico y dancístico a base de aparato, y eso no es lo que debe primar. Esa es la crítica que yo le hago, el gran error. A los buenos bailarines en el BNE los sientan en el banquillo. A todos se lo ha hecho.
aquí sucede algo que es muy fuerte. Yo no soy actualmente bailarín de español, y además yo trabajo en Alemania con el Sasha Waltz & Guests, anteriormente he trabajado con Ullate, y también con Nacho Duato, provengo de un medio diferente al de ellos. - Y ¿Cómo te has integrado? ¿Cómo podéis haber coreografiado los tres al mismo tiempo este espectáculo de las “Sonatas” del Padre Soler? No debe ser fácil.
A. -Con respeto, admiración… R. -Y mucho diálogo. N. -Los tres coreografiando hemos tenido muchas más riquezas que compartir. Hemos dejado de lado el ego individual por la obra colectiva. Ella es el fruto al que nos hemos subordinado y rendido. - La parte que he visto en los ensayos me ha parecido algo exquisito. La música del Padre Soler que se bailaba en la corte española… Emocionante. Es nuestra cultura. Y luego para que algunos digan que los jóvenes se han olvidado de la raíz. R. -El lema de nuestra compañía es “buscar la modernidad en la raíz”. Hay quien toma este lema y lo copia de manera superficial, entonces queda como una caricatura del verdadero trabajo que conlleva muchas horas de estudio e investigación de nuestra tradición, de nuestros grandes maestros. No es únicamente cuestión de mirar atrás, sino de cómo se mira. - ¿Cómo se mira? R. -A los grandes maestros hay que mirarlos con respeto, sin imitar, captando su esencia, y siempre reverenciándolos.
N. -Pasa lo mismo con Cristina Hoyos…
- ¿Qué figuras son las que más os inspiran?
A. -A estos señores (señalando a Rafa y Nani), no se los puede comparar con el BNE. Los bailarines elegimos trabajar con ellos libremente. Es la creación por necesidad de crear con libertad, de ser nosotros mismos. La idea nace por si misma, desde un lugar más honesto que no aparece obligada porque hay que hacer una producción nueva cada año, sino que brota por que sí, porque tenía que nacer. A nivel artístico,
N. -Nos inspiran todos y no sólo del flamenco, por ejemplo, a mí me inspira mucho Nijinsky, con el “Fauno”, “La consagración de la primavera”. - ¿En la antigua polémica sobre el estilo de la danza española masculina por quien os inclinaríais, por Antonio o por Vicente Escudero?
individualizados y diferentes, ahora existe una mayor homogeneidad. N. -Es por lo que te contamos antes, en el BNE y en otras grandes compañías los uniformizan, les matan lo que podían ofrecer. - ¿Por eso creasteis vuestra propia compañía? R. -Por eso, por las injusticias que sufrimos, por lo que anulan tu personalidad. Cuantas veces hemos hecho bailes enteros y ni siquiera hemos aparecido en los programas… - ¿Entonces decidisteis lanzaros? ¿Esperabais haber tenido el éxito que habéis tenido? N. -No lo hicimos esperando obtener logros, hemos hecho lo que nos nacía. No lo hicimos buscando el éxito, nos dejamos llevar. Avanzamos sin meta, pero avanzamos y somos felices con nuestro trabajo. Ahora “Sonatas” nos ilusiona tanto… R. -A mi lo que me más me ha satisfecho es que al término de nuestros espectáculos ha venido a saludarnos algún artista que conoció el pasado, y se emocionan. R. -Por ninguno de los dos: por ambos, porque cuando los veo bailar, flipo en colores. Si te gusta el arte no puede elegir, se les admira igualmente. No se puede comparar a Carmen Amaya con Pilar López, pues las dos eran distintas a la vez que geniales. - Lo que si me parece, es que antes los artistas de danza española tenían más personalidad, tenían unos estilos más
- ¿Cómo cuales? N. -Matilde Coral, Manolo Marín, Juan Mata, Víctor Ullate, Ana González… - Yo admiro vuestro gran sentido musical. ¡Las bandas que escogisteis para “Flamenco XIX”!
N. -En “Sonatas” llevamos música en directo. Una pianista buenísima que se llama Edith Peña. Para nosotros la música es fundamental. Somos hipermusicales. - Volveréis a repetir el éxito que obtuvisteis durante los Veranos de la Villa, en el actual Teatro Fernán Gómez. R. -En el Teatro Férnan Gómez nos han tratado muy bien, y es el teatro que tiene los asientos más cómodos de toda España. Volveremos. - Estoy segura de ello, porque además os necesitamos. Vosotros, Nani, Rafa y también Antonio Rutz, -que ha asistido a la entrevista y vive a caballo entre Alemania y España, así que nos promete contarnos sus vivencias próximamente-. Porque después de un día aparece el siguiente con luz renovada, y a los grandes les suceden otros grandes que ya lo son, y nos transmiten su esencia, el perfume de la nostalgia. Gracias por existir. Mercedes Albi
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PURO ARTE ALLÁ POR DONDE PASA. ENTREVISTA A TOMÁS DE MADRID
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22.10.08 El bailaor Tomás de Madrid no es una leyenda, si por leyenda se entiende algo inmóvil perteneciente a la grandeza del pasado. Tomás es energía viva, un prodigio de la naturaleza, un torrente de arte al que no ha podido doblegar ni el peso de los años. Tomás ha vencido al tiempo, es un derroche, una cascada, una mente en constante ebullición, una vida en continúo devenir, unos pies que zapatean con apasionada cadencia y una estampa que nos evoca a la del gran Vicente Escudero. Este artista que entre sus muchos méritos tiene el de ser el “inventor” de “El café de chinitas”, se dispone a emprender con su compañía ---de la mano de la productora Tatiana Solovieva- la novena gira por los más importantes teatros de Rusia. Los espectáculos de la Compañía de Tomás de Madrid se han convertido en una cita obligada para los amantes de la danza rusos, un público muy entendido al que no se le puede dar gato por liebre, ni nombre famoso sin contenido, es decir, “mucho ruido y pocas nueces”. El país de las grandes estepas se rinde ante el flamenco puro de Tomás de Madrid. Tatiana nos invita a ver el ensayo que precede al viaje en el centro de danza “Amor de Dios”. - Tatiana, estoy alucinada ¡Qué guitarristas¡ ¡Qué cantaores! Y que bailaores hay en esta compañía… ¿Cómo se te ocurrió llevarlos a Rusia?
Tatiana – Verás, mi socio y yo tuvimos la idea de llevar una compañía de flamenco a Rusia a ver que sucedía, porque en aquel momento hacía más de diez años que no actuaba por
allí ninguna. Tomás de Madrid nos pareció la figura más idónea, y él mismo escogió a los profesionales que consideró mejores para emprender la aventura. Así nació la Compañía de Tomás de Madrid. El primer año nos lo gastamos todo en publicidad, pero poco a poco… Y ha sido un boom. Tomás de Madrid es en Rusia tan famoso como cualquier figura de internacional de la danza. Vamos a iniciar la novena tournée, y es la única compañía de flamenco que viaja allí con periodicidad regular. - ¿Cómo reacciona el público ruso ante ellos? Tatiana - Impresionante. Cuando Tomás está taconeando, un silencio abrumador se apodera del público, que contiene la respiración hasta que termina, entonces, se escucha un suspiro colectivo de pasmo, seguido de una estruendosa ovación. Auditorios de más de tres mil personas se ponen en pie. Yo siento mucha lástima de que en España no les programen, pero sucede con muchas compañías. Las programaciones y las ayudas dependen más de ser amigo de éste o de aquel, que de la calidad. Tu misma puedes verlo. - Acérquese, maestro. Perdone que le moleste en el ensayo, pero me muero por que me cuente cosas de usted. Tomás de Madrid - ¿Te gusta lo que estás viendo? (La cantaora Julia Murillo se pone en pie, separa sus brazos y como si quisiera abrazar el aire
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entona a capella “La bien pagá”, mientras Marta de la Villa mueve majestuosamente su enorme bata de cola rojo carmesí. Imagino como puede quedar sobre el escenario oscuro, con el foco proyectado sobre la bailarina con su danza solitaria, dentro del dramatismo que expresa esta copla.)
apuntáramos a una academia. Y fuimos a la de la Quica, y te soy sincero, quedé totalmente convencido de inscribirme al ver lo guapas que eran las chicas que allí había. En aquellos
- ¿Cómo no iba a gustarme, maestro? T d M. - Mi vida es ésto. Vivo del flamenco. - ¿Por qué “de Madrid”? T d M. - ¿De Madrid? Pues sí, Tomás ¡de Madrid! Hay muchos de Sevilla, de Málaga, pues yo diferente, sí, de Madrid, porque el flamenco no es algo exclusivo de Andalucía. La danza española es de toda España, hay danzas por toda la península y todas hay que conocerlas. - ¿Sus padres eran artistas? ¿Es algo que le viene en la sangre? T d M. - No, ellos no eran artistas. Mi padre estuvo muy enfermo desde que yo era pequeño, y murió cuando yo tenía catorce años. Siendo el hermano mayor, imagínate mi pobre madre lo que tuvo que penar y lo que tuve yo que trabajar para poder sacar a la familia adelante. He pasado mucha hambre. Eso sí, no había domingo que no viniera a casa mi tío abuelo con su guitarra, y… ¡Hala, a cantar! Que si por bulerías, que si por soleares... Se armaba una competición. Nunca nos faltó la alegría. Sin querer, uno escucha y el ritmo se le pega, se le mete en la entraña. - ¿Recibió clases en alguna academia? T d M. - Sí, mi amigo Félix Ortega, que fue marido de Cristina Hoyos, me propuso que nos
Me tuve que ir a la mili, y verás lo que sucedió para que me hiciera artista. - ¿Le descubrió algún empresario? T d M.- No, lo que me descubrió mi madre cuando volví de la mili fue que le debía a una prestamista 30.000 mil pesetas. Cómo yo no puede trabajar durante ese período mi familia pasó necesidad y estábamos endeudados. La Quica, que seguía empeñada en que yo fuera artista, habló con los del tablao de Zambra. Pero yo era un currante, yo era oficial soldador de primera. Mi madre me dijo: ”¿Cuánto te pagan?” Y por eso, por mi madre, por mis hermanos y la necesidad, me hice artista. Yo buscaba perfeccionarme y preguntaba a los grandes -porque en “La zambra” actuaban los mejoresdónde podía aprender. Siempre me daban la misma respuesta: “Al tablao. Es en el tablao donde mejor se aprende” - ¿Conoció a Carmen Amaya? T d M. - Ella es mi ARTISTA, y escríbelo en mayúsculas, “Mi ARTISTA”. La conocí una noche que vino a “La zambra”, y al final de espectáculo acudió a felicitarnos. Yo estaba muy ansioso de poder verla bailar porque entonces ella vivía en los Estados Unidos y no actuaba mucho en España. Al fin, la pude ver bailar en el Teatro de La Zarzuela, y quedé maravillado. Quise ir a saludarla, pero el gentío me lo impidió.
tiempos el baile era lo único que te posibilitaba el poder arrimarte a una mujer. La Quica fue mi maestra, porque además en sólo ocho meses ya me escogió a mí como su pareja para el baile de fin de curso. Ella fue la que primero creyó en mis dotes como bailarín.
La casualidad hizo que estando yo de gira con la compañía de María del Albaicín, por la Costa Brava, me enteré de que Carmen Amaya actuaba en la misma ciudad. - ¿Pudo entonces verla? T d M. - Dejé a un lado la timidez y me colé por la puerta de artistas del teatro, pero es que yo
tenía que verla. Cuando Carmen abrió la puerta de su camerino, le dije balbuceante: “No se acordará usted de mí. Usted vino a saludarnos en el tablao de la Zambra…”; no me dejó terminar. Se echo a mis brazos, y exclamó: “¡Sobrino! ¿Cómo no iba a acordarme de ti?”. Llamó al dueño del teatro: “Ve usted, este de aquí es mi sobrino, y lo quiero sentado ahí”, le dijo señalando la mejor butaca de la primera fila. “Así que ya sabes, sobrino, cuando no estés actuando, todos los días quiero verte ahí”. Y fui, lo menos cuatro días seguidos, pero he de decirte que jamás hubo dos actuaciones de Carmen Amaya que fueran iguales. Era una artista que cada día parecía diferente, un prodigio de la improvisación. Hay personas que no deberían morir nunca. - ¿Piensa usted que aquella época era mejor o peor que la actual? T d M. - Por favor, que me perdonen si alguien se ofende, pero aquella época, a pesar de la penuria que sufrimos, era mucho mejor que esta. Nos podíamos llevar bien o mal, decirnos de todo a la cara, pero cuando había un problema todo el mundo se volcaba a ayudar. Eso se ha perdido, falta humanidad.
- ¿Esa falta de humanidad se nota también en la forma de bailar?
así. Nunca me he vendido y nunca he robado nada a nadie.
(Entonces, Tomás de Madrid se levanta, me coge de la mano y me saca a bailar. Agarra fuertemente mi cintura, pega su cuerpo al mío, y damos unos pasos. “No lo hago por aprovecharme”, me dice riendo.
Entonces, las guitarras se arrancan con una farruca que bailan al unísono el maestro Tomás de Madrid con Norberto Chamizo. Mañana les esperan los aviones, las comidas en los trenes, las interminables noches de autocar… La Compañía Tomás de Madrid paseará el arte español por diecinueve ciudades de Rusia, comenzando por Odessa –junto al mar Negro- hasta la imperial San Petersburgo.
Transcurren unos instantes y deja de apretarme, dejo de sentir su cuerpo y solo nuestros brazos permanecen agarrados. Me indica que mire para el lado opuesto hacia el que mira él, y hacemos los mismos pasos. “Ves, así es como se baila ahora, cada uno por su lado, no hay comunicación. Falta humanidad”) - ¿No piensa dejar nunca los escenarios? T d M. - No, yo soy feliz sobre el escenario, y soy muy feliz en cada momento de mi vida. Y seré feliz y seguiré bailando hasta que el cuerpo aguante. Eso sí, fuera de los escenarios, no quiero ver a nadie. - ¿Se refiere a que no le gusta el politiqueo con las autoridades culturales? T d M. - Mira, yo nací el primer día en que por los bombardeos, durante la guerra, se fue la luz en Madrid. Así en la oscuridad vine al mundo. Imagina todo lo que he visto y todo lo que he vivido. No quiero, ni creo en nada de la política. El verdadero artista es un ser libre, porque sin libertad no se puede hacer lo que te nace de la inspiración. Los que se pasan el tiempo visitando despachos no son verdaderos artistas. Yo soy un artista, y seguiré siendo
Mercedes Albi
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ENTREVISTA A ÁNGELA SANTOS. En memoria del gran Fernando Bujones
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11.11.08 Asistimos en el Conservatorio Fortea al ensayo general del ballet “Napoli”, cuyo pas de six se representará el próximo 7 de noviembre en el teatro de Ciudad Lineal. La maestra Ángela Santos ultima los detalles de la función, “recuerden que estamos en la fiesta de una boda”, aconseja a los bailarines. Ellos se muestran nerviosos e ilusionados, se miran divertidos los unos a los otros, viendo como les quedan sus trajes, confeccionados por el Conservatorio para la ocasión. Todo es nuevo en sus vidas.
injustamente le asestaron; hace balance, y se queda con las cosas hermosas que le brindó la danza. Y es que la felicidad de Ángela proviene de la sabiduría y del amor que siente hacia lo que hace.
Jamás en mi vida había visto bailarines de carne y hueso allí delante de mí en un escenario ¡Un ballet real! Lágrimas de emoción inundaron mis ojos durante toda la representación, y no me dejaron ver. No pude ver nada, pero sentí que la danza era mi vida.
“No se pongan nunca las puntas después del vestido, porque se tendrán que sentar en el suelo y se ensuciarán”, advierte la maestra con esa mezcla de humor y disciplina que caracteriza el exquisito trato que les dispensa. Ángela también se muestra satisfecha, pero su felicidad proviene de una fuente distinta. No nace de la ilusión, del impulso que la llevó a intentar poner en pie su compañía “Ballet Clásico Mediterráneo” con Fernando Bujones en tres ocasiones. Ángela olvida el desencanto, los fracasos, las puñaladas traperas que tan
promoción fueron Víctor Ullate, Carmen Roche, Cristina Miñana o Mª. Jesús Guerrero-. María nos turnaba para que la acompañásemos cuando había algún ballet, pues casi no se daban representaciones en España. Así tuve la suerte de ir con ella al Liceo a ver la Compañía del Marqués de Cuevas. Bailaba Rosella Hightower una “Bella durmiente”.
- ¿Qué camino emprendiste?
- ¿Cuéntame algo que recuerdes de tu época de alumna? - Uno de mis recuerdos más maravillosos es de cuando yo tenía 14 años y estudiaba en Zaragoza con María de Ávila –de esta misma
- Empecé como todos, bailando español, pues no había otra cosa, y entré en la Compañía de Mariemma. Luego, me fui al extranjero, a Alemania. Pero un problema en el tiroides me impidió seguir con el clásico y regresé a España. Volví con Mariemma, también he bailado con Pilar López, con Gades… He sido tan afortunada, he estado y he podido ver a los mejores. - ¿Y tu etapa de docente? - Quiero decir que me siento igual de feliz
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enseñando que cuando bailaba sobre el escenario porque lo que guardo en mi interior lo proyecto sobre el alumno, y a la vez escarbo a ver lo puedo sacar de él, lo que puede ofrecer. El proceso es fascinante, una bella tarea entre los dos. - ¿Encuentras diferencias entre los artistas de antes y los de ahora?
Pero volviendo la vista atrás, y entre todos los grandes entre los más grandes, debo decir que hubo un bailarín que fue estrella tanto en la escena como en mi corazón, que cambió mi vida y me lo dio todo. - ¿Quién fue?
nivel mundial. Imagínate, uno de los bailarines que más jóvenes llegaron a principal del American Ballet, considerado por muchos como el poseedor del estilo dancístico más elegante de todos los tiempos, primer bailarín bajo la dirección de Barishnikov… Pero a su vez era un ser tremendamente sencillo, y buenísima persona. Pienso que por eso se fue tan pronto. - ¿De qué murió?
Abismales. Verás, yo he tenido la suerte de ver bailar a Margot Fonteyn, a Carla Fracci, a Anthony Dowell, a Rudolf Nureyev, a Erick Brun, a Alicia Alonso, a Maya Plisetskaya, a Alicia Markova… Ahora, ya me llenan pocas cosas.
- Un cáncer se lo llevó en seis semanas. - ¿Cómo fue que llegasteis a organizar una compañía juntos, el Ballet clásico Mediterráneo?
- ¿Piensas, por tanto, que ellos fueron mejores que las estrellas actuales?
- Pues como te contaba, esa vez que vino con el Boston me atreví a invitarle a cenar en mi restaurante ¡Y vino! Yo entonces dirigía la Escuela de Danza Duque. A Fernando le encantaba España, se sentía muy feliz cuando venía porque sus antepasados nacieron aquí.
- Ellos fueron estrellas, ahora las estrellas ya no existen. Se domina la técnica de forma más completa, pero eso no es lo que sirve porque parecen todos iguales, se han uniformizado. Antes, cada gran artista tenía en escena una personalidad muy diferente a la del resto. Eso se ha perdido. Falta expresividad y personalidad, es como si el dominio gimnástico se impusiera al alma del intérprete.
- Fernando Bujones.
- ¿Prefieres a alguien en particular?
- ¿Cuándo le conociste?
- No te puedo decir, todas estas estrellas de antes que te he nombrado me encantaban porque eran seres especiales e incomparables. Actualmente la que a mi juicio parece tener una mayor personalidad escénica es Lucía Lacarra.
- Me lo presentó Ricardo Cue, porque Fernando estaba entonces en el Boston Ballet y vinieron a actuar en Madrid. Al primer golpe de vista me pareció tan cercano y encantador… Y eso que era una de las grandes figuras de la danza a
Me decía que había tanta materia prima de bailarines en España, tanto que ofrecer, tantas cosas que podrían hacerse… Yo vencí la timidez, y le propuse, sin ni siquiera osar creerme que aceptaría, si le gustaría impartir un cursillo de clases magistrales en mi academia. El no me dijo para nada que no, sino que con una sonrisa exclamó: “Bueno, quien sabe…”. Entonces, le pedí si podría enviarme una foto suya. Al poco tiempo recibí un sobre con una foto preciosa de “El corsario”, y una carta en la que me preguntaba sobre mi propuesta sobre las
clases ¡No me lo podía creer!
devolverme el favor.
- ¿Dio clases magistrales en tu academia?
Así nació “El Ballet Clásico Mediterráneo”, estrenamos en el Teatro Madrid, sin dinero, con nuestro esfuerzo hicimos la compañía por puro amor al arte, ni Fernando Bujones ni yo cobramos nunca nada.
Fue en julio de 1992. Recuerdo la fiesta de bienvenida que le organizamos. Vinieron entre otros Maya Plisetskaya, José Antonio, Pilar López. Fue algo inolvidable. Porque si Fernando era maravilloso como bailarín, aun era mejor como profesor, inigualable. Al año siguiente volvió a impartir sus clases magistrales. Fue cuando me propuso que con tan buenos alumnos y con todos los niños que había matriculados podíamos hacer un “Cascanueces”. En la academia había unos niños con Síndrome de Down, becados por la asociación Afanias y también quiso Fernando que participaran, deseaba que nadie quedara excluido de la alegría de la danza. Entonces bailamos con ellos en el Palacio de Congresos. Y luego fuimos con un programa al Teatro Madrid. Fue en el invierno del 94. También actuaron, como invitados y de forma gratuita, José Carlos Martínez y Agnes Letestu, que vinieron expresamente desde la Ópera de París. Hicimos “Napoli”, “Paquita”, Fernando bailó “Danzas griegas”, y una coreografía mía, unas Sonatas del Padre Soler. - ¿Sin cobrar? -José Carlos es un cielo. Dijo que me lo debía. Sucedió que cuando él aun era solista de la Ópera había querido que yo le preparara una variación de tema libre para el concurso de Varna. Le preparé “Alborada”, y todos los fines de semana venia de París en tren a ensayarla conmigo. Se sacrificaba mucho. Ganó el concurso, y como yo no quise cobrarle, deseaba
- ¿Qué pasó?
- Fue un completo fracaso. El teatro estaba vacío. El público no vino a verlo. Y las críticas fueron demoledoras. Aún las conservo, si vienes a casa te las enseño, entre ellas una que reprocha a Fernando que se rebaje a bailar con alumnos y niños con Síndrome de Down, le decía que si se había mirado con ellos al espejo. Muy cruel. El tiempo demostró que los alumnos, y los jóvenes bailarines que actuaron con nosotros no eran unos artistas cualquiera, sino que eran Joaquín de Luz, Goyo Montero… - ¿Por qué piensas que el público no acudió? - Lamento pensar que pudo haber una especie de complot contra Fernando. El, que lo único que deseaba era ayudar a la danza en España… Los de aquí se sintieron amenazados, como si pretendiera desplazarles. Nunca fue así. Te puedo contar algo muy raro que sucedió: una madre protestaba porque ¡No había podido comprar entradas para ver bailar a su hija en la función! Nosotros nos quedamos de piedra, si el teatro estaba vacío… ¿Qué clase de mano negra pudo impedir a la gente comprar las entradas? Nunca lo sabremos. - ¿Hubo más intentos de sacar la compañía adelante? - En Madrid en Danza nos llamaron para actuar, y llenamos el Albéniz durante 5 días seguidos con el aforo completo, pero se nos negó cualquier clase de ayuda pública, pues ya estaba adjudicado todo el presupuesto de la Comunidad de Madrid. También en Zaragoza sucedió algo bochornoso que prefiero ni recordar. En fin, que el gran Fernando Bujones te aseguro que dio todo lo que pudo, pero no hubo manera. Yo le
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dije que si lo hubiera traído Víctor Ullate o Nacho Duato - no yo, que no soy nadie- las cosas tal vez hubieran sido distintas, pero Fernando me contestó que no, que el con quien quería trabajar era conmigo. - Siento, Ángela, que tienes dentro de ti cosas que deseas expresar que se te han quedado muy dentro. -Temo que no habría espacio para tanta entrevista, pero hay algo que me gustaría decir, que Fernando jamás se movió por un interés material. No le gustaba nada el lujo, era un hombre de placeres sencillos. Nunca quiso que le buscase grandes hoteles, sino que prefería alojarse en pequeños apartamentos. Y disfrutaba más si le invitaba a comer en mi casa con mi familia un cocido, que en el mejor de los restaurantes. Esto era algo incomprensible para los seres mezquinos que crearon tantos obstáculos desde las sombras.
-Entonces, ¿Qué piensas cuando algunas compañías se autoproclaman como las únicas de ballet clásico que ha habido en España?
- ¿Cuántas horas habéis invertido para preparar “Napoli”?
-Yo admiro mucho a todo aquel que en el mundo de la danza hace compañía, pero cuando dicen que es la única de clásico, que son los únicos, etc…
- Me parece muy poco tiempo para este resultado.
Nosotros ya hicimos “el reino de las sombras” de la Bayadera. Me duele bastante por la memoria de Fernando ese olvido, esa falta de consideración hacia su labor en España. Nuestro intento fue desde la dignidad, desde la modestia, no pretendimos ir al Real, ni cosas así. El proyecto era eminentemente pedagógico porque aquí los alumnos de los conservatorios necesitarían bailar sobre los escenarios, la práctica escénica no existe.
-¿Se aprende de los fracasos?
Sería importante tener un rodaje frente al público, aprender a controlar los nervios, a maquillarse… El escenario es la mejor escuela.
-En la vida nada es negro ni blanco, sino gris. A pesar de todo me siento feliz por los momentos vividos... Fernando llegó a ser como otro hijo para mí. Este lunes 10 de noviembre se cumplen tres años de su muerte.
El ensayo llega a su fin. Los alumnos se van al vestuario, aunque pronto les veremos “Napoli” en varios escenarios de los centros culturales del Ayuntamiento y un “Cascanueces” esta Navidad en Moncloa.
-Hagamos pues de esta entrevista un homenaje a su recuerdo…
Me despido de Ángela, convencida de que es cierto, que sus experiencias – y yo añadiría su sabiduría- son tan amplias que no hay espacio para todo lo que podría relatar, pero acepto muy gustosa su invitación para ir un día su casa y seguir conversando.
-En su entierro sonó la música de la Bayadera, y los bailarines del Orlando Ballet vestidos de negro, hicieron el último “tour a l`air” frente al maestro con gritos de ¡Bravo Fernandino! Era imposible conocer a Fernando y no quererle. Todo lo que sé en materia de dirección escénica y de enseñanza se lo debo a él.
Les pregunto a los chicos, mientras recogen sus mochilas:
- Diez días durante el mes de julio.
-Es que Ángela es una maestra increíble. Es la mejor- Me responden orgullosos.
Mercedes Albi
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“Es verdad que los amados por los dioses mueren jóvenes, pero no antes de haber devuelto al mundo, multiplicados, los dones con que fueron enviados a él” (Eurípides)
LOLA GRECO Y RICARDO CUE. Entrevista desde el camerino
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23.11.08 Visitamos el camerino de Lola Greco, al término de su actuación con Fran Velasco en la pieza coreográfica que Ricardo Cue creó para ellos. Ricardo también se encuentra allí. No puedo dejar pasar esta ocasión en que coreógrafo y bailarina se reúnen, durante los mágicos instantes que siguen a la caída del telón, cuando aun resuenan en nuestros oídos los ecos de los aplausos, para que me hablen sobre sus vivencias y la génesis del proceso creativo. Lola estuvo en escena absolutamente poseída, bella y sinuosa de los pies a la cabeza, envuelta en una pasión imposible. Francisco Velasco desplegó toda su inmejorable elegancia. Baile español con un toque a lo Ginger y Fred. Una verdadera joya coreográfica para unos bailarines capaces de expresar con tanta intensidad -Ricardo, ¿Cuánto tiempo hace que conoces a Lola? Ricardo.Conocí a Lola en el 82. Nada más verla en unos ensayos me llamó la atención, entonces va y me dicen: “Bueno, hay muchas como ella…”; sin embargo, yo nunca jamás he visto otra similar. Lola Greco es como un cofre que cuando lo abres está lleno de tesoros, lleno de posibilidades y de
maravillas. Al poco tiempo yo entré en la dirección del Ballet Nacional. - ¿Lola, cuándo entraste tú en el BNE? Lola.Toda mi vida he estado en el BNE. Entré con 14 años; primero fui oyente; luego, meritoria; cuerpo de baile; solista… Y principal. Ricardo.Recuerdo cuando hacías de aguadora en “El Sombrero de Tres Picos”. Fue cuando te contrataron para hacer de Salomé en París, en “Un homme nommé Jésus” de Robert Hossein, con coreografía de Béjart. Entonces yo dije a María de Ávila que cómo la íbamos a dejar ir así, como simple solista, que debíamos nombrarla principal. Y María opinaba lo mismo. Lola (ríe).¡Vaya! Así que fuiste tú. Esto no me lo habías contado. Es que yo me presenté al casting de Salomé a escondidas, no dije nada de que iba a presentarme, pero me eligieron. Pasé un año maravilloso en París, que aproveché para perfeccionarme en danza clásica, a la vez que les
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enseñaba danza española. Lo recuerdo como una época fascinante. Al principio hacía de Salomé con una especie de coraza que era muy incómoda. Me la quité, bailaba descalza y desnuda la danza de los siete velos, pero a mi me daba vergüenza, y entonces me pegaba el pelo sobre el pecho para tapármelo con goma de adherir pestañas. Quedaba fenomenal, con la espalda totalmente al aire. - ¿Por qué regresaste a España? Lola.Recibí un telegrama del Ministerio de Cultura, como si me llamaran a filas… Ricardo.Lo que ella no sabe es que yo, en ningún momento la había olvidado. De hecho aconsejé que debíamos dejarla marchar para que no se fuera, porque si a un artista no se da libertad, se escapa. Reconozco que fui yo quien forcé su regreso. Íbamos a hacer “Medea” y Lola era necesaria, porque el fuego que no había allí lo poseía Lola.
Lola.Manuela Vargas era Medea, y yo iba a hacer el papel de Creusa, su rival, la que se casa con su marido. Me lesioné y no lo pude hacer. Años más tarde bailé el papel de Medea. - Abunda la opinión de que “Medea” ha sido
el ballet cumbre de los producidos por el BNE. RicardoNunca ha habido un programa mejor que el de aquella época en que yo trabajaba con María de Ávila. Lola.Sí, es verdad, y no olvidemos que “Danza y Tronío” era increíble. Esos dos ballets y “Ritmos” fueron, sin duda, el momento dorado del BNE. Ricardo.Comparto la misma opinión. En aquella época el resurgir que impulsamos fue muy significativo. Antes de ello todo parecía imposible, pero los deseos se hicieron realidad. Incluso, en el clásico me mostraron un ballet, “ La Valse” que tenían en repertorio, y dije: esto se parece a “Serenade” de Balanchine -ballet que considero como obra cumbre- y es preferible tener “Serenade”. Me dijeron: ese ballet es imposible de obtener. Balanchine aún vivía. En ese instante telefoneé a New York y ¡Ya teníamos
el ballet! Fue la primera vez que una compañía española bailaba Balanchine. Cuando yo llegué al BNE en la compañía clásica me conocían, pero en el español me decían: ¿Tú quien eres? Como si yo fuera un intruso, pero al poco tiempo demostré mis capacidades y me respetaron. - ¿Qué sucedió para que aquel momento de esplendor se eclipsara? Lola.Fue como una herida que se va abriendo, que terminó por desgarrarnos a todos. Yo era una de las bailarinas principales, y junto al resto de mis compañeras íbamos madurando. Las conocía profesionalmente, porque, sinceramente, como personas no llegué jamás a conocerlas. Ricardo.Todas las principales eran buenas bailarinas, pero Lola… Era la más polifacética, no estaba limitada a un estilo y podía hacer de todo. Lola.En España hay mucho talento, mucha genialidad. Pero no es un país que apoye a sus artistas, y si quieren destacar, les obliga no sólo a hacerlo por sus méritos artísticos, sino por contactos sociales o influencias políticas. Hubo intrigas, maniobras que no fueron limpias, personas que no estaban contentas sólo con bailar y querían más; y otros que entraron en la compañía sin ser bailarines, pero van entrando y… Esto fue lo que generó la brecha que se fue abriendo cada vez más. De repente, nos vamos de gira a Japón, y una de las bailarinas principales dice que está lesionada y se queda en Madrid. Nadie sabe lo que sucedió durante los dos meses que permanecimos fuera, pero al
regreso se apartó de la dirección al triunvirato responsable, para designar a la bailarina lesionada, que se hizo con el control absoluto. Toda una generación de bailarines que estaba preparada y se había formado en la filas del BNE se deshace entonces.
si en una compañía no existen intérpretes maduros, sin referentes, no se va a ningún sitio. Yo no entiendo como en un Ballet Nacional no se ha invitado a Lola Greco, o a otros grandes artistas como por ejemplo Merche Esmeralda, o Blanca del Rey...
En realidad, pienso que en el BNE nunca han sido honestos con la gente joven. Se les ha ignorado su propia fuerza. Les borraban la personalidad que sólo existía para cierto número de escogidos. Hasta que no conocí a Ricardo nadie me había mostrado el equilibrio entre la imposición y la gratificación.
Lola.Llamarnos no nos han llamado, ni a mí, ni a ninguna.
En el momento en el que se impidió que hubiera artistas que destacasen del resto, empezó el declive. Ricardo.En danza española se madura a una edad diferente que en el ballet clásico. Por ejemplo, una bailarina de ballet puede interpretar una Bella a los quince años, pero en danza española no sucede igual; las dotes interpretativas necesitan más peso. En ballet clásico hay un momento en que el bailarín se lanza sin red, y ese breve momento es el que va aproximadamente desde los 19 a los 25. Como Ivan Vasiliev, que está en esa edad y capaz de hacer tres “tour a l`air” Le considero una nueva promesa de la danza. Lola.Es que la danza española es fuerza, pero también sutileza. Ricardo.En danza española el momento de esplendor llega más tarde. Es por la mayor carga dramática que la caracteriza. Por lo general,
Ricardo.Tal vez sea por el temor de codearse con artistas de su nivel o superior, y eso no debe ser así. Un ballet necesita famosos, artistas de relevancia, ya sean titulares o invitados: para atraer al público se necesitan bailarines que sean un referente. Ahora no se conoce los nombres de los bailarines de las compañías públicas de danza. No debería ser así. - Lola ¿Cómo te sientes cuando prescinden de ti en el BNE? Lola.Me cambia la vida por completo. Cuando me sacaron del Ballet Nacional, y al poco tiempo murió mi padre, todo cambia en mi cabeza, se me arranca de golpe todo lo que yo he vivido. Una puede olvidar, aunque perdonar… Pero es gracias a las personas, como Ricardo, aquellos que me miran a los ojos sin mentirme, quienes me ayudan a encontrar mi nuevo camino. A partir de entonces actúo como “free lance”, y no he parado, he bailado muchísimo y siempre se me ofrecen muchos proyectos. Ahora estoy barajando y estudiando cuál elegir entre las nuevas proposiciones que tengo. Si bien, intento nunca unirme a la mediocridad, aunque me
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muera de hambre.
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Ricardo.Una de las cosas que no me caben en la cabeza es como aun no se le ha dado a Lola Greco el Premio Nacional de Danza. Lola.Pero tengo dos premios que a mi me llenan de orgullo: Possitano de Nureyev, y el Premio Pilar López.
que antaño bailaran Antonia Mercé, Pilar López o Mariemma. Me suponía una enorme responsabilidad hacerle una coreografía. Acepté el reto. Lola.Yo quiero un “pas de deux”, le dije, porque ahora apenas existen. Oí la música y se la di. Incluso le dije que podíamos suprimir el “quejío” final.
- ¿Cómo fue que hicisteis esta nueva coreografía juntos? Lola.Es una historia curiosa, la estrenamos el pasado febrero en el Festival de Jerez, y es la primera coreografía que ha hecho Ricardo para mí ¡Con los años que hace que nos conocemos!
Y disfruté muchísimo creándolo, fue un momento sagrado, una de las cosas más bonitas de mi vida artística. Lola tiene tantas posibilidades. Venían a mi mente sus movimientos naturales, sus gestos, tal y como era ella, y fue saliendo. Es una pieza hecha a su medida y a la de Fran Velasco. Porque si a Lola ya la conocía, Fran fue todo un descubrimiento, también fascinante. Es una pieza a la medida de ambos. - Es diferente cuando uno se hace un guante a medida, que cuando se lo compra en Zara. Eso se nota.
- ¿Por qué habéis esperado tanto?
Ricardo.Hay otras bailarinas que me han pedido la pieza, pero yo no la cedo por el momento, porque quiero que se consolide como algo específico para Lola y Fran. Si la hicieran otros bailarines la obra cambiaría, sería otra.
Lola.Verás, yo, durante las galas, cuando veo como dirige Ricardo, y puedes estar segura que nadie en España tiene tal sabiduría en escena, y cuando vi “Blancanieves”, ya deseaba que hiciera algo específico para mí, pero admiro tanto a Ricardo que no me atrevía a proponérselo. Ricardo.Lo mismo me sucedía a mí. Lola tiene en su repertorio piezas míticas de la danza española,
despedida.
Ricardo.Le dije que no, que ese “quejío” era precisamente lo que me inspiraba, e hicimos este “pas de deux” con sabor a desamor, a
Lola.Yo concibo esta pieza como una gran conversación entre Fran y yo. Ricardo sabe dirigir mi energía, el sabe como
encontrar en mi interior una belleza que a veces ni yo misma era consciente que podía salir de mi. Y a Fran le ha sucedido lo mismo. - ¿Dónde vais a llevarla? Ricardo.Está sembrada, ya crecerá… Nos despedimos, e intuyo en el tono misterio de esta respuesta la existencia de proyectos y posibilidades a punto de consolidar, porque el talento es algo que, por mucho que los envidiosos se esfuercen en tapar, siempre brilla ante los ojos del público. Nadie puede ocultar al sol, y las cortinas terminan por rasgarse, aunque a veces sólo podemos vislumbrarlo a través de una rendija.
Mercedes Albi
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ENTREVISTA A ÓSCAR TORRADO
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09.12.08 Óscar Torrado es la otra mitad del sólido núcleo que forma con Laura Hormigón, su pareja en la vida y en la escena. Pero la gran compenetración existente entre ambos no impide apreciar en cada uno el matiz que los diferencia y los hace únicos, a la par que complementarios.
- ¿Eres pasional?
Con anterioridad al momento en que sus caminos profesionales se unieron para marchar a Cuba -donde tuvieron el privilegio de alcanzar la máxima categoría entre los bailarines del BNC- cinco años los separan.
- Mi gran hobbie es el deporte, y no uno sino
Hubo un joven Óscar, casi adolescente, que bailó como principal cuando el Ballet Nacional de España estaba dirigido por Maya Plisetskaya; que de la danza clásica pasó a la contemporánea en la nueva formación surgida por aquel entonces bajo la dirección de Nacho Duato, hasta converger con Laura y retornar al ballet clásico. El bailarín, bello, dúctil, escultural, ejecuta los pasos con una perfección y un brío que nadie mejor que Laura sabe acompasar para convertirse ambos en una sola obra de arte. Dos seres que danzan un mismo “pas de deux” de equilibradas proporciones. - ¿Cómo es Óscar? - Me vuelco totalmente en los proyectos.
- (Sonríe en señal de aquiescencia) . Antes era más pasional, los años atemperan el carácter y me he vuelto más racional. - ¿Cuáles son tus aficiones?
varios: tenis, natación, bici de montaña, y bueno, en general cierto tipo de deportes que un bailarín debería abstenerse de practicar, pero me gusta la acción. Tendría que presumir, como se suele hacer, de poseer una gran afición por la lectura. Me gusta mucho leer, aunque la verdad es que en Cuba leía mucho más que aquí. Desde que dejamos la isla no me queda casi tiempo, no paramos. - Con una trayectoria profesional tan variada has debido cosechar muchas experiencias… - Sí, me siento muy afortunado. Pienso que de las personas y de los maestros que encuentras por el camino se aprende muchísimo. Son libros vivientes. Hay que permanecer abierto, saber aprender de la experiencia… Por ejemplo, cuando Laura y yo vamos a Rusia, donde todos los años participamos como bailarines invitados en el Festival Nureyev de Ufá -ciudad de donde es originario-, hemos tenido la oportunidad de encontrarnos a leyendas vivas de la danza, como una bailarina que fue la primera con la que bailó Nureyev “La Bella Durmiente” de forma profesional. Y ahí la vemos, agarrada a la barra, practicando sus ejercicios, haciendo frente al peso de los años, llena de arrugas pero con gran dignidad. - ¿Se percibe en Rusia una forma distinta de valorar la danza de la existente en España?
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- En Rusia se nota esa tradición, y algo que es totalmente diferente a lo que se hace en España. Hay un respeto hacia las viejas glorias que aquí no existe, y muchas veces me digo que si nuestras grandes figuras, como Mariemma, Pilar López, Antonio… hubieran sido rusos, allí serían verdaderas instituciones.
- ¿Cómo es Maya Plisetskaya como profesora?
- ¿Qué significó para ti la disolución de la compañía de ballet clásico?
- Maya es muy distante, muy diva. Yo he tenido la suerte de trabajar con las dos grandes divas: Maya Plisetskaya y Alicia Alonso.
- Fue un golpe tremendo, muy traumático. Esa compañía podría haber llegado… Imagínate. Estaba en pleno despegue, fue una semilla a la que no se dejó germinar, no se le dio tiempo para desarrollarse.
- ¿Es cierto que tu primera compañía fue el Ballet Nacional de España en la época de Maya Plisetskaya?
Nombraron a Nacho Duato como director y nos convertimos en una compañía de danza contemporánea. A mí, que me sobraba vitalidad y que me gustaba desplegar toda la potencia de los grandes roles clásicos. Sentí mi energía muy limitada, constreñida, y me marché al American Ballet. No me gustó nada vivir en New York.
- Sí, yo era alumno de Virginia Valero cuando en un Festival de fin de curso me vio bailar Ray Barra, que inmediatamente quiso presentarme a Maya y a su hermano Azari. Y así fue como entré en el Ballet Nacional. Todo un futuro espléndido se abrió de repente para mí. Mi madre tuvo que firmar una autorización porque yo era menor de edad, tenía sólo 16 años. Mi padre había muerto.
Llamé a Nacho y me acogió de nuevo como bailarín de la CND donde permanecí tres años más, hasta que mi vida se une con la de Laura y nos invitan al Ballet Nacional de Cuba.
- ¿Qué recuerdas de aquel momento? -Fue maravilloso. Había buenísimos maestros en la compañía. A Azari Plisetsky lo recuerdo especialmente porque aprendí muchísimo de él. Bailé una “Raymonda” en Italia; “Las Sílfides”; “Canto vital”… Parecía un sueño ¡Hice papeles de primer bailarín con 16 años! Me llamaban “el niño”.
- ¿Qué diferencia notas entre las dos? - La entrega es diferente. Alicia se entrega por completo, todo lo que sabe te lo ofrece, mientras que Maya es mucho más reservada.
- Sí, Laura me contó que lo que iba a ser una breve estancia como bailarines invitados se convirtió en diez años de estancia en La Habana… - Fue vertiginoso, para empezar, en dos semanas tuvimos que aprender “Diana y Acteón”, y el resto del repertorio clásico, El Lago, Giselle… Lo
tuvimos que aprender en apenas tres meses y medio. ¡Uff! La ilusión lo puede todo. - ¿Por qué os marchasteis de Cuba? - Porque en la vida llega un momento en que te das cuenta de que finalizas una etapa, y ésto sucede cuando siente que las cosas ya no tienen más que ofrecerte, pues has exprimido de ellas todo el jugo de conocimientos posible. Pero fueron diez años. Eso sí, aconsejo que se deben conocer todas las escuelas y bailar en todos los países que sea posible, porque es la mejor forma que tiene el bailarín de encontrar lo que mejor le va, lo que más se adapta a uno mismo, pues nunca hay dos bailarines iguales, ni dos momentos iguales, ni tal vez siquiera dos actuaciones idénticas… - ¿Y qué es lo que has adquirido de tus experiencias rusas? ¿Dónde encuentras la diferencia con la escuela cubana? - En Rusia la técnica es más depurada, la experiencia rusa nos ha servido para no darle importancia sólo al virtuosismo que es lo que hacen en Cuba. Porque el fervor que existe en el público cubano, que yo diría que es único en el mundo, provoca ésto. El bailarín se debe completamente a su público que sabe que le está esperando, que se encuentra pendiente de él en cada función, en cada uno de sus pasos, y si en la actuación anterior hizo algo que gustó, es consciente que se lo van a volver a exigir. El público demanda el más difícil todavía constantemente. - ¿Siempre viajando? - Sí, y muy satisfecho, completamente realizado.
He hecho de todo, y muchísimas veces he interpretado los grandes ballets, que no dejan nunca de enriquecer a un artista. Ahora, con nuestro espectáculo “Noche española” disfrutamos tanto… Tras estos días en el Teatro Fernán Gómez de Madrid, emprenderemos una gira por Egipto. - Esperamos vuestro regreso y que nos volvamos pronto a ver para que nos relatéis como han sido estas nuevas experiencias. Muchas gracias por vuestra gentileza, y os deseamos a toda la compañía un bello y exitoso viaje.
Mercedes Albi
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ENTREVISTA A CARMEN ROCHE
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29.12.08 Acudimos a un ensayo de “El patito feo”, el nuevo trabajo que el Ballet Carmen Roche se dispone a estrenar en el Teatro Fernán Gómez de Madrid. Es un cuento en clave de musical. Su protagonista, el patito, es diferente de los demás pero no porque sea feo, sino porque baila hip hop, y esa mezcla de estilos, esa diferencia y ese bullicio escénico componen una coreografía desenfadada y ágil que contagia optimismo. Carmen nos recibe en su bonito despacho, donde las paredes adornadas profusamente con carteles, fotos y algún elemento escenográfico, hacen que el visitante se sienta abrigado por los recuerdos de un pasado espléndido. La suavidad de sus modales disfraza una fortaleza de carácter y una determinación fuera de lo común. La maestra posee una dulzura dominadora. Hay algo en ella que conserva el poder del hechizo, y mientras dibuja su sonrisa sobre una piel transparente, el tono de su voz te va envolviendo de manera hipnótica. Pero Carmen tiene los pies bien asentados sobre el suelo, y en su mundo todo parece posible, pues habita en el lugar donde los sueños se realizan. - Carmen, esto es enorme, según me cuentan es el estudio que perteneció a Antonio, el bailarín. Me ha hecho gracia que, al llegar, Emilio me ha dicho en broma: “no pises ahí”, porque era la lápida de uno de los perros de Antonio, pero yo ¡Zas! ya había puesto el píe…
- Bueno (ríe), pero los perros no están ahí abajo, sino que cuando remodelé el local quise conservar algo de Antonio. Yo lo adoraba. La
primera vez que vine aquí me trajeron mis padres. Era una niña de sólo trece años y tuvo que venir un notario para que ellos firmasen la autorización a fin de que pudiera entrar en la compañía. Este local me pareció maravilloso y jamás pude imaginar que algún día llegara a ser mío. - ¿Cómo fue que contactaste con Antonio? - Me vio en una función de fin de curso en la escuela de María de Ávila de Zaragoza. Así lo conocí. Yo hacía la Odette en el “pas de deux” del cisne blanco y lo bailaba con Juan Sánchez Arolas. - ¿No es algo duro tener que hacerte adulta a los trece años formando ya parte de una compañía, dejando a tu familia, a tus amigos…? - No, para nada, realmente pienso que la vida que he llevado ha sido todo un privilegio. Nací en un pueblo de Zaragoza, llamado Villanueva de Huerva, que está a cuatro kilómetros de Fuendetodos, donde nació Goya. - ¿Se dedicaba tu familia a la danza? - No, se habían dedicado a las tareas del campo, pero eran muy alegres. Mi padre tenía una voz preciosa y se pasaba el día cantando. A mi me hacían palmas y yo bailaba. Era cañicero. - ¿Cañicero?
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- Es un oficio que consiste en confeccionar techumbres de paja. Todo surgió por azar. Mi padre fue a hacer unos arreglos a la “Asociación de Amigos del Arte” y yo le acompañé. Entonces puede vislumbrar a través de una rendija una sala en la que unos niños recibían clases de danza, pues una agrupación de niños dotados ensayaba allí. Mira esta foto, aquí están Víctor Ullate, Fernando Esteso… Yo quería ir con ellos, no me lo podía quitar de la cabeza.
la mía. Por eso cuando algún alumno me cuenta que deja de bailar porque sus padres no quieren, me cuesta creer que lo desee de verdad. - ¿Tu trayectoria profesional va unida a la de tu ex marido Víctor desde la infancia? - Durante el principio sí estuvo muy unida, porque fíjate que su madre -la que sería mi futura suegra- nada más verme ya dijo: “esta
niña tiene que ser la pareja de mi hijo”. Fue algo premonitorio. Lo primero que bailamos juntos fue “El manisero” de Antonio Machín (ríe). Pero él se marchó antes al Ballet Béjart, mientras yo, que sentía una gran necesidad de hacer ballet clásico, me fui a perfeccionarlo unos años con el Ballet Gulbenkian en Portugal. Hasta que quise volver a reunirme con Víctor y me marché a Bruselas para vivir con él. Fue cuando hice la prueba para entrar también en el “Ballet siglo XX”, la compañía de Maurice Béjart.
- ¿Qué edad tenías?
- ¿Cómo fue la prueba?
- Seis años, y fue antes del verano. Mi madre pensó que con las vacaciones olvidaría mi deseo de ir a aquel lugar. Pero no, nada de eso. Yo le insistía y ella no me hacía caso, entonces… Un día me envió a comprar vinagre y pensé: “esta es la mía”.
- Muy sorprendente, porque Maurice dijo “me gustas mucho, pero no tengo sitio en este momento para una solista”. ¡Yo “solista”! ¡Si me hubiera conformado con ser cuerpo de baile! Pero entré porque una bailarina solista dejó su plaza vacante al enamorarse de un indio. Y ocupé de inmediato su lugar.
No sé cómo, pero solita atravesé un montón de calles y un descampado hasta que encontré la academia. Me dirigí a la profesora, la vocalista Anita Montán -vocalistas eran las que animaban los cafés cantantes-, y le dije “yo sé un poco bailar”; me preguntó cuál era la canción que conocía y yo le contesté que “El gitano señorón”. Entonces dio una orden a la pianista para que la tocara y yo me puse a bailar. “Muy bien” me indicó, “ahora siéntate a ver como ensayan los demás niños”. Y me senté al lado de Víctor. - Y a partir de entonces ¿Formaste parte del grupo de niños dotados? - No, fue mucho más difícil. Costaba cinco duros al mes, y mi madre me respondía que cinco blandos… Vamos que no me dejaba. Me puse en huelga de hambre absoluta durante una más de una semana hasta que me salí con
- ¿Te adaptaste a la vida de Bruselas? - Fueron años muy duros, porque Víctor, en un viaje a Cuba de la compañía, tuvo un accidente de rodilla que le provocó una lesión grave y perpetua. Se rompió los cruzados. Sufrió hasta siete operaciones, y fueron años durísimos para ambos. Tuvimos nuestro primer hijo, yo no podía parar de trabajar y siempre estaba viajando constantemente por el mundo. Una vez al regreso de una gira de tres meses me di cuenta de que el niño ni siquiera me conocía. Yo no podía seguir así. Al quedarme embarazada por segunda vez, decidí dejar los escenarios y buscar otra actividad. Mi primera oportunidad me la dio José Parés que era Director del Conservatorio de Danza de Bruselas. La necesidad me obligó a descubrir algo que
me resultaría fascinante: mi capacidad para la docencia. - ¿Te gustó más dedicarte a la enseñanza que a la escena? - No fue una cuestión de preferencias, sino que tuve que adaptarme a las circunstancias. Pero los resultados obtenidos me animaron. Enseguida, Maurice me pidió que preparase a diez chicos para ver si podían entrar su compañía. Me dijo que estaban muy verdes y que viera que podía hacer con ellos. Al poco tiempo todos lo lograron. - Béjart hace referencia a España en algunos de sus ballets. ¿Le gustaba la danza española? - Le encantaba. Hay algo muy curioso, y es que todos sus grandes amores fueron de habla hispana. Sentía preferencia por los latinos. Se encontraba muy bien entre nosotros. Recuerdo una noche en la que se presentaron él y Antonio, el bailarín -que estaba actuando en Bruselas- a cenar a mi casa. Les hice tortilla de patatas y arroz con leche. Fue una velada encantadora. - Y dos genios tan distintos como Antonio y Béjart ¿Se llevaban bien?
- Sí, se admiraban muchísimo mutuamente. - ¿Por qué regresaste a España? - Fue cuando se crearon los ballets nacionales -una iniciativa que partió de Jesús Aguirre, el Duque de Alba- y a Víctor le propusieron la Dirección General. Yo entré como subdirectora y directora de la Escuela del Ballet Nacional. Hubiera podido volver a Bruselas porque Béjart quería que dirigiera su escuela Mudra, pero yo me sentía más cómoda en España porque aquí vivían mis padres, que me ayudaban con mis hijos. Ya me había separado de Víctor, y mi familia siempre ha sido mi gran apoyo. - ¿Cómo llegaste a conseguir esta prestigiosa escuela que es actualmente el Centro de Artes Escénicas SCAENA de Carmen Roche? - Poco a poco, con muchísimo trabajo. Por aquí han pasado muchos artistas que luego se hicieron tan célebres que va creciendo y aumentando tu fama como maestra. Ahora
vienen los hijos de aquellos primeros alumnos… Todo ha sido un gran esfuerzo, logrado con el trabajo del día a día. Bueno, y con préstamos, porque la hipoteca de este edificio la terminaré de pagar cuando tenga 76 años. La gente piensa que soy millonaria, pero no es así, yo me empeño hasta la cejas. - ¿Qué opinas sobre la creación de la nueva compañía de ballet clásico dirigida por Víctor Ullate? - Me parece que Víctor es un gran profesional y podrá sacar adelante el proyecto. Creo que es algo óptimo todo lo que sea ayudar al futuro de la danza en España, porque nuestro país se merece tener un patrimonio acorde con el gran talento de sus bailarines. Y esto también potenciará el que la gente se decida a estudiar danza, y a crear cantera de público. - Dime cuales son tus deseos. - En el momento presente estoy muy ilusionada y siento que he conseguido muchas cosas. Sólo me falta una: salir de las vicisitudes económicas. Ese es mi deseo, una mayor ayuda por parte de las instituciones. Ahora, para poner en marcha “El patito feo”, cuyo ensayo termináis de ver, he tenido que pedir un crédito de 130.000 euros, y todo tiene que salir del espectáculo. - Nos ha encantado el ensayo, y muchas gracias por invitarnos a verlo. Te auguramos un gran éxito. Va a ser una delicia poder disfrutarlo en escena. Felicitaciones a toda la compañía Ballet de Carmen Roche por tan excelente trabajo.
Mercedes Albi
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