VOL01 La luz

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N.01 / LA LUZ

ÉCFRASIS R E V Z I N E


La écfrasis supone re-presentar, es decir, volver a presentar un objeto plástico a través de tantas miradas se posen sobre él. Nuestro revzine, como nos gusta sustantivarlo, intenta ser no más que un espacio de reflexión y difusión en cuanto a la fotografía latinoamericana moderna y contemporánea, atendiendo, de esta manera, a una demanda que nos pusimos como normativa: crear diálogos entre palabras e imágenes fotográficas con el fin de concebir nuevas verdades. Somos un equipo constituido por gente muy curiosa, proveniente de distintos campos profesionales ligados a las humanidades y a las ciencias sociales, que desea, necesariamente, gritar los insomnes silencios que invaden sus cuerpos. Creación, edición y concepto Daniela Gómez-Castro Mónica Echegarreta Diseño Gala Garrido Fotógrafos de este número Natalia Odüber Rosley Labrador Valentina Castro Alessandra Sanguinetti Nelson Garrido (entrevista) Leo Matiz Ryan Mcginley


Sobre esta edición: N.01 - LA LUZ La palabra Luz proviene del latin lux, lucis y significa “agente físico que hace visibles los objetos.” Ahora bien, ¿cómo podemos saber a ese agente físico si no lo vemos? ¿Es que acaso entendemos qué es la luz? ¿Qué seríamos sin su presencia? ¿Sería acaso algo de nosotros? Las implicaciones de la luz van desde sus nociones físicas formales, concretas, hasta nuestras percepciones filosóficas y representaciones artísticas. Es la verdad, la belleza y también lo infernal como sistema cerrado. Fue enigmática para los primeros pintores de la historia pero representada, al fin, a través de técnicas pictóricas denominadas sombreado, sfumato, chiaroscuro, tenebrismo, luminismo, impresionismo. Es fuente de estudio para los teóricos de las ciencias; se relaciona con los números y las fórmulas del mundo que nos es ajeno y, a través de la óptica, se estudia sus características y manifestaciones. Es indispensable para la vida humana y como recurso arquitectónico; nos da calor y al mismo tiempo nos sombrea. Se habla de los sabios como iluminados. Hasta la cercanía con lo divino se relaciona con el destello de luz salido de un paraíso desconocido. Es la luz la que nos permite saber, ver las cosas y lo que ilumina los objetos concebidos que configuran aquello que llamamos mundo. Al ser descubierta como creadora de imágenes que construyen e inmortalizan, se nos hizo cercana, desde la cámara lúcida a la cámara digital, y se movió en el tiempo para enseñarnos a enmarcar realidades. Ella nos permite usarla para alcanzar nuestros fines estéticos; pintamos y escribimos con luz. Así, decidimos embarcarnos en la aventura de exponernos ante ella. La luz nos ha traído hasta aquí, se ha convertido en nuestra Musa y le dedicamos, en nuestra primera serie de reflexiones, un espacio.


LA LUZ: “entre buscarla y encontrarla, creo que es un proceso sin fin” Conozcan a Natalia Odüber, fotógrafa venezolana radicada en Buenos Aires. Les presentamos su luz y les ofrecemos sus palabras. ¿Qué es para ti la luz? Un estado de ánimo. Un diálogo interior entre la esencia espiritual de un espacio, sus cuerpos y mis ganas. ¿Cómo ésta se hace presente en tus fotografías? ¿La buscas o te encuentra? La luz siempre será la protagonista. En el cuarto oscuro de un laboratorio se me dieron todas las conexiones emocionales y prácticas de una imagen pero, por sobre todas las cosas, entiendí su comportamiento, sus grados, escalas y la magia por la que se transita a través de ella. Entre buscarla y encontrarla, creo que es un proceso sin fin. En lo técnico siempre se busca pero hay otras respuestas que se consiguen por instinto…es cuando ella te encuentra. Esto es un proceso muy íntimo que me llena de goce. Sentir que me brillan los ojos ante la luz de un momento que no se me va olvidar


jamás, es hermoso. Eso de “buscar o encontrar” es el proceso natural y nutritivo cuando intento aprender e interpretar la propia mirada como lenguaje y espero que nunca se detenga en mí. ¿Qué puedes decir del manejo que haces de la luz en Caracas y en Buenos Aires? ¿Es muy diferente en cada lugar? Cada lugar tiene una luz. Es inevitable. No me gustaría comparar entre ciudades pero hay una gran diferencia y son las 4 estaciones. Todo cambia y es maravilloso. Adoro percibir los cambios de color con cada día. Es parte del diálogo permanente y además se tiene la oportunidad de mutar cada tanto. Cambiar de piel como cambiar de luz. Si tengo que dividirlo por etapas, prefiero decir que Caracas me enseñó a entender la luz y Buenos Aires a disfrutarla.

Encuentra a Natalia en: https://www.flickr.com/photos/nataliaoduber/ http://nataliaoduber.tumblr.com/


Rosley Labrador: un silencioso pasaje a sus lugares. Daniela Gómez-Castro

La fotografía, la percepción de ésta, se trata de interpretaciones y ellas, a su vez son fragmentos de realidad ya interpretados por un ojo, un ojo mágico como los de tantos fotógrafos que he mirado –y no observado- para encontrar detrás de su visión de mundo su manera de relacionarse con la luz. Esto lo escribo porque me lo dijo Susan Sontag, lo hizo en el 73 pero yo vine a entenderlo en el 2013. Sontag me explicó que “lo que se escribe de una persona o acontecimiento es llanamente una interpretación, al igual que los enunciados visuales hechos a mano, como las pinturas o dibujos” (p. 17), y es por esta razón que me siento en la libertad de reinterpretar las imágenes del artista sanfelipeño Rosley Labrador. Tímido, silencioso y con una capacidad de utilizar la luz para decir más de lo que dice con sus palabras, encontré en su trabajo que tenía guardado bajo una llave virtual justo lo que estaba buscando: luz. Entendida como un complemento, que sin ella no hay sombra, me presentó una serie de imágenes en formato medio, blanco y negro, cargadas de espacios interpretados, de voces ausentes, de lugares no compartidos y muy propios; al mismo tiempo que públicos y un tanto olvidados.


Una serie de elementos disociados compuestos en un orden orquestal me ayudaron a entender que el resultado no es un accidente. Nunca lo es cuando se trata de un ojo entrenado para capturar subjetividades. Los retratos en blanco y negro enmarcados dentro de lo que quizá quiso hacer parecer un descuido al momento de copiar el negativo en papel, me los presentó Avedon. El erotismo tanto en el cuerpo humano como en orquídeas y pimientos, me lo mostraron Mappletorphe y Weston. Y así, los fotógrafos clásicos me han enseñado a entender que lo que está frente a mi mirada sucede porque hay un ojo que desea, una mano que captura, un cuadro que interpreta. Rosley, entonces, expone sus momentos en solitario, su exégesis de los clásicos convertida en su propia experiencia. ¿Sus señas? Difícilmente encontrarás una página web, un fan page de Facebook, un Tumblr o Flickr. Rosley es, tal como fue descrito anteriormente, un hombre de silencios y ausencias. Sin embargo, promete brindarnos un poco de su trabajo más allá de las salas de exposición donde ha estado y seguramente, muy pronto los motores de búsqueda nos arrojarán a su portal digital.


ALESSANDRA SANGUINETTI: Tierra y sangre, consanguinidad y luz. A dos manos

Cuando nos topamos por primera vez con el trabajo de la argentina Alessandra Sanguinetti (1968) sentimos haber atinado con algo que estuvimos buscando, sin saberlo, desde hace mucho tiempo. Inclusive, para el momento que esta edición de ÉCFRASIS ya había empezado a escribirse, entre redes sociales y azarosas páginas web, gustosamente la hallamos, accedimos a su mundo y dijimos: “es ella.” Esta prima de La Pampa que, a través de baños de luz y un extraño erotismo, nos cautivó con sus imágenes del campo, espacio rural que persiste en su memoria ya que formó parte esencial de su niñez. Alessandra comenzó a capturar fotografías cuando apenas tenía 9 años, retratando los objetos que le eran cercanos, como almohadas y violines. A los 15 años, empezó a estudiar fotografía y, poco tiempo después, decidió dedicarse a ella, consiguiendo publicaciones, premios y exhibiciones en Argentina y Estados Unidos.


Hoy en día, sus fotografías se hallan entre grandes colecciones públicas y privadas, tales como el MoMA de NY y de San Francisco. Igualmente, forma parte del privilegiado grupo de fotógrafos Magnum. La mayoría de sus series destacan, principalmente, la infancia. Pero no se trata de retratar una infancia típica sino, por el contrario, aquella alejada de cualquier estereotipo, calada de dramatismo e imaginación. Las figuras de sus primas expuestas en su lugar de origen desde la niñez hasta convertirse en madres, madres del campo, nos muestran del pasar del tiempo y la transición a la edad adulta, cronotopos que se inscriben como maneras de aprendizaje. Sus imágenes nos obligan a entender la dialéctica vida-muerte de otra manera, desde una suerte de desnudez cruda y real en donde la pena y la aflicción no tienen cabida. La fotógrafa nos habla de violencia, miedos y transgresión con respecto a la vida humana y animal, temas que a veces pasan por desapercibido en el día a día del campo y la ciudad. Fotografías capturadas con cámaras de medio formato, composiciones clásicas que nos recuerdan a los ejercicios formales de los primeros vanguardistas, colores y claroscuros discretos. Alessandra crea atmósferas reales, sin pretensiones, las cuales, desde su profunda sencillez inventan universos oníricos y teatrales en donde la luz juega un papel esencial. Encuentra a Alessandra en: http://alessandrasanguinetti.com/


La miel en las fotografías de Valentina Castro Mónica Echegarreta

Hay un coro de una canción del Flaco Spinetta que dice “No deja de tentarme en las mañanas, la miel que deja el Sol en tu ventana.” No es gratuito que, desde la poesía que envuelve sus melodías, este compositor argentino sepa tocar con las palabras (y con la música) cómo los rayos del Sol atraviesan la cortina y el vidrio de no una ventana cualquiera, sino de “tu ventana,” el tú de la persona a quien canta, encendiendo los fragmentos que componen ese espacio. Para él, la luz aparece como un almíbar que empegosta, que aviva y transforma la visión de los lugares. Sabemos que la fotografía es, en esencia, luz. Refleja un motivo e impresiona la emulsión de una película. Lo sustancial de la luz en la fotografía, inclusive, se denota en la etimología de su palabra: fotografía es el arte de “escribir y pintar con la luz.” En las fotografías de Valentina Castro (Venezuela, 1985), la luz es un elemento de composición tan imperativo como la persona u objetos retratados. Esta artista nacida en Caracas y actualmente residente en Barcelona-España, comenzó a explorar la fotografía analógica 35mm hace unos cinco años atrás, retratando su día a día en la ciudad catalana. Así, poco a poco, fue descubriendo que la luz era fundamental para sus creaciones artísticas, en tanto elemento compositivo. En su serie fotográfica titulada “De luz” nos muestra un proyecto construido a partir de fotografías capturadas por una cámara analógica 35 mm que retratan la incidencia de la luz en los objetos plasmados. Parece ser fundamental, me atrevo a decir casi obsesivo, la necesidad de Valentina de capturar la luz como factor constructivo; ese


almíbar del que habla Spinetta. En sus imágenes, se emulan partes del cuerpo y objetos, dando paso a las figuras (casi siempre geométricas) que deja la luz al interactuar y atravesar lo retratado. El juego de luz en las fotografías de Valentina Castro, esa impresión de formas geométricas, surge como el subtexto de la imagen. Hay un halo de luz que atraviesa una espalda, dos que tocan una mano, varios que juegan con la traslucidez de un vaso.




Parece ser una aparición nostálgica que compone el sentido de la imagen. Quiero decir con esto que esas aureolas que adornan los cuerpos retratados, casi siempre de sus allegados o que reflejan los objetos que componen los espacios donde ella habita, se siente como si fueran el ritmo, el compás, la vida de la persona o lugar. Roland Barthes nos dice en su Cámara lúcida que la fotografía es un modo de representar y hacer perdurable la existencia de manera tautológica; una repetición mecánica que es imposible de repetir existencialmente (p.25-27). Valentina Castro, con sus fotografías de luz, revela e inmortaliza la esencia de los fragmentos y seres que componen su vida. La esencia que surge de esas cosas que ella captura, regalándoles vida eterna.


Valentina Castro: http://www.flickr.com/photos/valentinacastro/ http://valentinacastro.com/ BIBLIOGRAFÍA: BARTHES, Roland. La cámara lúcida. Nota sobre fotografía. Barcelona, Paidós, 1997. BARTHES, Roland. Barthes por Barthes. Caracas, Monte Ávila Editores, 1975.


“La luz es un hecho mágico. Es un fenómeno espiritual, que tú intuyes mas no entiendes” Para el primer número de ÉCFRASIS revzine, Nelson Garrido, fotógrafo y maestro de la fotografía venezolana y latinoamericana, nos concede sus apreciaciones sobre el tema con el que damos inicio a nuestro proyecto: la luz. En una conversación en la que no sólo hablamos de criterios fotográficos, sino de la situación del arte contemporáneo hoy día, nos regala un poco de él… y una que otra revista, postal y hasta estampitas de santos. Daniela Gómez-Castro Fotografías: Alberto García Álix La luz como concepto, ¿qué significa para ti? La luz, por un lado, tiene un concepto filosófico que va de la mano con lucha entre el bien y el mal: el triunfo de la luz sobre la oscuridad. Y por el otro, pues hay definiciones científicas y teóricas sobre la luz, pero todavía no se sabe realmente qué es a estos niveles de la humanidad. Y es que desde los egipcios hasta ahora el tema de la luz ha sido una cosa de conocimiento hermético totalmente. Ahora, ya viendo la luz en función de la fotografía, etimológicamente hablando, la fotografía es escritura de luz. En la fotografía todo se basa, tanto en analógico como en digital, en la luz en sí. Yo creo que la luz es un elemento conductor del lenguaje. Casi siempre se habla de la forma pero a veces no se entiende que la fotografía es la comprensión de la luz. El problema es que no hay una cultura de la luz, hay una cultura del sonido, hay una cultura de la escritura, poca cultura de la fotografía pero al hablar de luz, es impresionante cómo la gente la subestima, en cambio para mí es algo fundamental.



En mi trabajo la luz es algo fundamental, sí. La presencia de los rojos, la presencia del azul… eso lo determino yo con la iluminación. Mi trabajo, la puesta en escena, es un hecho teatral y tú no puedes ver una obra de teatro sin luz, es inconcebible. Yo uso, como se usa en teatro y danza, y más siendo alumno de Cruz-Diez, el conocimiento y la mezcla de luz óptica. No uso luces planas sino cuadrículas de diferentes colores. Cuando hice Todos los santos son muertos, probaba diferentes opciones de iluminación y en cada prueba, que fueron unas ocho, resultaba una foto distinta. También con Santa liberata hice unas 10 versiones diferentes usando la misma escenografía pero cada iluminación marcaba una diferencia total. En mis cuadernos de notas hago esquemas de luz, pongo cada luz que utilizo, cada filtro, qué intensidades… pero insólitamente yo trato de reproducir esa misma iluminación y nunca me queda igual. Tú manejas un esquema general pero es irreproducible. Hay iluminaciones que yo he logrado en ciertas fotos que más nunca las logré. Son irrepetibles. Es un hecho mágico, realmente. La luz es un hecho mágico. Es un fenómeno espiritual, que tú intuyes mas no entiendes. Y para mí la creación es un hecho de intuición, no de entendimiento. Yo nunca entiendo lo que hago, pero los resultados son divertidos (risas). ¿Qué fotógrafos clásicos te vienen a la mente cuando hablamos del tema de la luz? Oye, uno de los grandes maestros de la luz es Avedon, para mí él es una referencia extraordinaria porque justamente la luz en Avedon pasa a ser un rasgo tan personal que tú reconoces una fotografía suya solamente por la iluminación. Yo creo que el tipo de iluminación determina el lenguaje de un fotógrafo y puedes reconocerlo por la manera que la utiliza. Por supuesto, Irving Penn me parece otro gran fotógrafo que ha manejado la luz a niveles extraordinarios. Otro muy importante a nivel de iluminación es Joel-Peter Witkin.


Uno menos conocido que me parece un gran maestro de la luz es Lucas Samara. Él no ha entrado dentro de los grandes pilares pero me parece un gran maestro a quien nunca se le ha dado el puesto que se merece. Y bueno, otro bien importante es Edward Weston. Él realmente hacía que la luz acariciara los objetos, hacía exposiciones de una hora, tres horas. Su famosa fotografía Nautilus tuvo una exposición de tres horas y los resultados son extraordinarios. ¿Para ti quiénes son los grandes maestros latinoamericanos de la luz en la fotografía? En Venezuela uno de los grandes maestros de la luz es Luis Brito, él ha sido muy poco reconocido, como siempre sucede con los artistas venezolanos, que esperan que uno se muera para reconocerlo. Él marca una ruptura en la fotografía venezolana y además él ha formado a mucha gente, Luis Brito es una escuela en sí. A nivel latinoamericano puedo hablar de Marcos López. Me parece que es la fotografía analógica usando los nuevos lenguajes de lo digital. Él no toma la fotografía de una vez sino que él va tomando los elementos y después arma la foto, cosa que le da un efecto pictórico, típico de los cuadros medievales. Y el trabajo de la luz en él es muy importante, es una luz como acariciada, sobada. En América Latina hay grandes maestros, la iluminación del brasilero Rio Branco es extraordinaria, por ejemplo. Es que yo creo que nosotros en América Latina tenemos una luz muy particular…el hecho de que nosotros no tengamos invierno nos hace un poco lo que somos y tener el lenguaje que tenemos. A lo largo de los años has tenido muchos estudiantes, ¿puedes recordar algunos que te hayan sorprendido con sus resultados usando luz natural? Mira, Beto Gutiérrez es un fotógrafo extraordinario con un ojo maravilloso. Rosley Labrador es un alumno del que me siento orgulloso de haber formado. Juan Toro, la


parte de iluminación que él está manejando es extraordinaria. Ni hablar de alumnos míos de hace mucho más tiempo atrás como Lisbeth Salas. Yo normalmente tengo el orgullo de tener siempre alumnos fuera de serie y yo feliz porque me han superado y son mucho mejores que yo. Y bueno, cosa que no me gusta mucho hacer porque es como autopromoción, pero Gala Garrido es una gran fotógrafa y sobre todo es una experta en iluminación, su trabajo es muy interesante y también estoy orgullosísimo de ella. ¿Crees que el arte contemporáneo ha perdido su capacidad crítica? ¿Cómo y dónde se ubica la fotografía en esta disyuntiva? Yo creo que el arte contemporáneo, como un arte de transición de siglo, está atravesando por una crisis de discurso que peca de una excesiva superficialidad y donde la parte formal quiere matar el discurso. El arte conceptual yo no sé qué beneficios ha traído ni qué cosas negativas. A mí me parece que es la oficialización de la banalización y de la superficialidad. Ahí es donde entra la fotografía como un elemento importantísimo dentro del arte contemporáneo. Para mí –y suena muy pedante siendo yo fotógrafo– los aportes de arte contemporáneo más importantes vienen de la fotografía. Tanto a nivel nacional como internacional, la fotografía es la que está dando la respuesta al arte contemporáneo. Considero que la fotografía abre el compás. No es casualidad que cuando me dan el Premio Nacional de Artes Plásticas, no me lo dieran a mí sino a la fotografía y era importante para ésta que un fotógrafo ganara este premio. Yo lo asumí de una manera muy cínica, como yo asumo mis cosas. Los artistas plásticos decían que yo no era artista plástico y lo más insólito es que los fotógrafos decían que yo no era fotógrafo, que yo era artista plástico… cosa que me pareció maravillosa porque me quedé sin gremio (risas).


Ya ahorita en la fotografía contemporánea hay un nuevo lenguaje que se llama lo fotográfico. Vemos cómo en los encuentros de fotografía internacionales suceden cosas como que el último que hubo en São Paulo de Fotografía Contemporánea Latinoamericana haya sido abierto por Canclini, con un discurso filosófico maravilloso. Ya lo fotográfico como lenguaje es lo que está triunfando. La fotografía se ha renovado, hay nuevos aportes, nuevas tendencias. La riqueza, la cantidad de artistas plásticos que usan la fotografía como medio de expresión es impresionante. En el arte contemporáneo hay una disyuntiva de lenguaje, donde tú no puedes hablar de parcelas (la fotografía, la escultura, la pintura) porque todo se mezcla transversalmente y donde uno usa lo que le hace falta para su discurso. Yo creo que lo más importante es que los límites no se los puede poner uno mismo y, a veces, la gente parte de sus propios límites en vez de abrirse a lo ilimitado de los lenguajes.



Leo Matiz, Guardián de las Sombras Mónica Echegarreta

La ruta diaria que yo hacía, hace unos años atrás, desde mi hogar hasta la Escuela de Artes de la UCV, me obligaba a transitar justo por en frente de La Previsora. A pesar de que me encontraba con ella todos los días, casi siempre me veía en la necesidad de entrar a sus salas culturales. Un día en particular del año 2007, en la sala de exposición, había una muestra titulada “El sentido de lo moderno” compuesta de unas fotografías blanco y negro de formato medio. Se trataba de una grandísima colección de imágenes fotográficas construidas de un notable claroscuro, en las cuales la ciudad y el ser humano parecían ser lo fundamental de la imagen. Así fue como lo conocí: al Guardián de las Sombras, Leo Matiz (1917-1998). Acaracata no solo parió a Gabo; también otros artistas como Leo Matiz brotaron de esas tierras caribeñas. La vida de este fotógrafo colombiano, ni remotamente, puede identificarse como simple; por el contrario, estuvo saturada de pasiones. Matiz fue esencialmente un artista, un soñador; un hombre atado a sus imágenes caladas de poética y verdad. Sus épicos viajes, colmados de personajes y aventuras, así como también las catorce mujeres de su vida y aquellas ocasiones en las que estuvo tan cerca de la muerte, formaron al primer fotógrafo colombiano considerado como una de las figuras emblemáticas de la fotografía documental en América Latina. No es gratuito que a este fotógrafo –designado como uno de los diez mejores del mundo en su profesión– también se le llame Guardián de las Sombras ya que en su obra, invariablemente, existe un drástico claroscuro que las aleja de la regularidad. Leo Matiz fue, esencialmente, un documentalista de la cultura latinoamericana del siglo XX. Su actitud de trotamundos y viajero itinerante lo ayudó a colmarse de referencias visuales. En sus fotografías abstractas, la textura y el claroscuro le dan vida y movimiento a la composición. Matiz siempre le dio importancia a la vegetación que le


rodeaba y atesoró las fiestas costumbristas de cada región como símbolos de identidad. Además, nunca dejó pasar la condición del ser humano trabajador y sus herramientas (la red de pescar, las carretillas, las cestas y bolsas) y, más aún, las manos, el tacto, como principal utensilio del obrero. En sus fotografías, existen alegorías de la relación entre el ser humano, el medio ambiente y la máquina; una concepción moderna de la fotografía, tanto en forma como en función. Matiz se nos revela entonces como un antropólogo con un universo plástico interior. Las imágenes fotográficas de Leo Matiz parecen fragmentos literarios construidos de luz; se sienten caladas de poética y lo real maravilloso. Tal vez por eso queremos que exista una relación entre Leo Matiz y García Márquez que vaya más allá de una casualidad biográfica. Attilio Colombo, en el artículo “Poética y realismo” de la Revista Mundo señala que “Las sombras de Matiz raramente son transparentes: su claroscuro a menudo es radical y la paleta de los grises se reduce a lo esencial.” (p. 61). Lo formal resulta inmanente para la construcción conceptual de su obra, del Guardián de las sombras.


Los invitamos a conocer y seguir la amplia obra fotográfica de este maestro de la luz: http://www.leomatiz.org/ BIBLIOGRAFÍA: Revista Mundo. Número 19. S/F. Bogotá, Colombia. MUSEO CASA DE LA MONEDA. Leo Matiz, catálogo. Fundación Leo Matiz, S/F. Fotomundo, revista fotográfica. Leo Matiz, pasiones en blanco y negro. (En línea) http://www.fotomundo.com/nota.php?id=300 (Fecha de consulta 1/11/10)


Te destapa / te cubre / te envuelve y te desnuda / te desata y te recata La luz viene / se va / es un instante Un ojo / un lente / un disparo Te mira / te besa / te excita y apasiona Luz de luces / polvo Distancia / soledad Luz de sombras / sol Reflejo / impermanencia Luz de pieles / libertad Por: Daniela G贸mez-Castro, Fotograf铆as: Ryan McGinley



Facebook: Écfrasis / Twitter: @Ecfrasisrevzine


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