Huecas Atenciano, J.M. 2006

ANUARIO ARQUEOLÓGICO DE ANDALUCÍA

Sevilla 2006

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INtERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA pREVENtIVA AVENIDA CRIStO DE CONFALÓN Nº 3. ÉCIjA (SEVILLA)

Resumen: El solar en el que se ha realizado la Intervención Arqueológica se encuentra ubicado en la calle Cristo de Confalón nº 3 esquina a calle La Victoria de la ciudad de Écija. La zona en la que se encuentra está separada hacia el exterior del perímetro amurallado de la ciudad en unos 200 metros aproximadamente, concretamente de la torre albarrana situada en la esquina de la calle Cava con puerta Osuna.

Los restos arqueológicos más importantes documentados han sido el Convento de los padres Mínimos del siglo XVI junto a una villae y dos tumbas infantiles de época romana.

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jUAN MANUEL HUECAS AtENCIANO

Abstract: the lot in which has been carried out the Archaeological Intervention is located in the street Cristo de Confalón nº 3 corner to street La Victoria of the city of Écija. the area in which is is separate toward the exterior of the walled perimeter of the city in about 200 meters approximately, concretely of the tower albarrana located in the corner of the street Cava with puerta Osuna. the more important documented archaeological remains have been the Convent of the Minimum parents of the XVI century next to a villae and two infantile tombs of Roman time.

El solar en el que se ha realizado la Intervención Arqueológica se encuentra ubicado en la calle Cristo de Confalón nº 3 esquina a calle La Victoria de la ciudad de Écija. La zona en la que se encuentra está catalogada como ZONA ARQUEOLÓGICA b dentro del plan Especial de protección, Reforma Interior y Catálogo del Conjunto Histórico-Artístico de Écija (pEpRICCHA) encontrándose separada hacia el exterior del perímetro amurallado de la ciudad en unos 200 metros aproximadamente, concretamente de la torre albarrana situada en la esquina de la calle Cava con puerta Osuna (Fig. 1). Esta catalogación como zona arqueológica b implica que, al menos un 25 % del solar tiene que ser intervenido mediante la realización de sondeos arqueológicos manuales hasta agotar la estratigrafía y el resto, dependiendo de los resultados obtenidos previamente, mediante la utilización de maquinaria para la eliminación de los estratos infértiles arqueológicamente hablando.

El hecho que motivó el estudio arqueológico del solar fue la construcción que se iba a efectuar en su interior de viviendas unifamiliares con aparcamiento subterráneo en garaje por parte de la empresa Medina Alminar S.L. por dicho aparcamiento la rasante de una parte del solar, unos 791 m2 iba a ser rebajada en unos 3’30 metros aproximadamente, con lo que se iba a producir una afección en el subsuelo sobre los restos arqueológicos infrayacentes que pudieran existir. previo al inicio de los trabajos arqueológicos se realizó una exhaustiva labor de recogida de datos sobre los posibles restos que podríamos encontrar. Estos datos se obtuvieron, sobre todo de otras intervenciones realizadas en las proximidades y que nos ofrecían un panorama muy alentador respecto a la presencia de, por lo menos una parte del Convento de los padres Mínimos y por otro la presencia de posibles tumbas romanas. Había un tercer factor que desconocíamos por completo y que analizaremos más adelante.

Uno de los primeros problemas que encontramos en nuestra primera visita al solar fue la presencia en su interior de una chatarrería en pleno funcionamiento y con distintas dependencias, naves, almacenes, fragua, etc., que ocupaban gran parte del espacio. para iniciar nuestras labores se planteó la eliminación de una de las naves, la situada en la esquina sureste y a partir de ahí realizar el primero de los sondeos, el denominado A (Lám. 1).

Lo primero que encontramos al iniciar nuestra labor fue la torta de hormigón y la gavia con la cimentación de la antigua nave que aquí se encontraba. Dichas estructuras ocupaban desde la parte central del sondeo hacia el sur. bajo ellas y después de un nivel de relleno de unos 0’20 metros encontramos la solería del tejar de los años 1970-1980 que ocupaba esta zona del solar.

Dicha solería se conformaba a partir de ladrillos colocados horizontalmente y sujetos con una argamasa de no muy buena calidad con una potencia de grosor de 0’07 metros. bajo la solería pudimos encontrar un nivel de tierra negra de labor que, según nos informó el dueño del solar era la que él usaba para la siembra de patatas y otros productos agrícolas en los años 1960-1970.

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EL SOLAR

A RQU EOLÓGI CO

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It is demonstrated with this Intervention the importance of the area from the archaeological point of view.

A NDALU CÍ A

Se demuestra con esta Intervención la importancia de la zona desde el punto de vista arqueológico.

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también nos informó que bajo la tierra de labor hallaríamos un nivel de relleno aportado por su padre y él mismo y que les sirvió en esos años para igualar el nivel a que se encontraba el solar al resto de la calle Cristo de Confalón y la Calle La Victoria elevándolo para así poder evitar las frecuentes inundaciones que se producían con la llegada de la temporada de lluvias. Efectivamente, y según pudimos constatar bajo ese nivel de tierra de labor hallamos un potente nivel de relleno de distintos materiales constructivos, ladrillos, tejas, tierra muy suelta, etc. con una profundidad total de 0’50 metros que se apoyaría directamente sobre los restos del antiguo Convento.

A partir de la aparición de estos restos citados el Sondeo se pudo dividir en dos mitades la situada al Sur y la que estaba al Norte encontrándose ambas delimitadas por el muro de cierre del Convento. Este muro se situaba justo debajo de lo que había sido la gavia de hormigón de la que antes hablamos. tenía una anchura total de 1’40 metros y su manufactura se basaba en la colocación de hiladas de ladrillo en sus dos caras vistas y un relleno de piedras de distinto tamaño en su parte central. La potencia de la cara vista era bastante pobre ya que sólo pudimos encontrar una hilada de ladrillos y se asentaba directamente sobre la tierra no teniendo ningún tipo de cimentación. Sin embargo el relleno de piedras si alcanzaba una profundidad de -0’30 metros con respecto a la rasante de los ladrillos y se basaba en una doble hilada trabada perfectamente colocadas. Este hecho nos permitió pensar que lo que habíamos encontrado era propia cimentación y la primera hilada del embellecimiento exterior del muro mediante ladrillos. El resto del muro, como nos constató la propia fosa de cimentación, había sido destruido en el momento de la ejecución de la gavia. En una primera hipótesis de trabajo hay que situarlo en lo que sería la zona propia de Convento, el Norte y la zona de huertos y tierra de labor que se correspondería con la parte Sur. Colocada de forma perpendicular al muro en dirección Norte y adosada al perfil Oeste encontramos parte de otro muro con el mismo tipo de cimentación que el anterior, mediante hiladas de piedras y argamasa, y una doble hilada de ladrillos en su parte Este y un embellecimiento mediante pared de cal en su parte Oeste estando aquí adosado el muro a un pavimento también de cal apisonada. pudimos detectar al lado una gran cantidad de guijarros de mediano tamaño y de restos de ladrillo que constituían lo que sería el derrumbe.

El otro elemento que detectamos en la parte Norte del Sondeo fue un pavimento de cal de muy escasa potencia situado en la esquina Noreste. Se conformaba a partir de tierra compactada con manchas de cal con mayores niveles de concentración en unas zonas que en otras. Del elemento no se conservaba absolutamente nada más lo que nos hizo pensar que su destrucción fue bastante anterior al relleno superior del solar ya que este no le afectó en nada. No obstante, en la posterior ampliación que se realizó de toda la Intervención en dirección Norte hasta cubrir la totalidad de la zona de rebaje veríamos que este pavimento respondería a algo más. por debajo tanto del muro y el pavimento de cal asociado encontramos ya una sola unidad estratigráfica correspondiente a un potentísimo nivel de relleno conformado con guijarros y tierra grisácea muy suelta y que alcanzaba los -3’50 metros de profundidad momento en el que ya había hecho su aparición el sustrato geológico natural y se abandonó la intervención manual.

En la parte Norte del Sondeo no hubo más elementos de interés a destacar.

Será en la parte Sur donde encontremos cuatro pavimentos de cal asociados y superpuestos los unos a los otros. El primero ocupaba la totalidad de esta mitad del solar salvo en una pequeña parte pegada al muro y además tenía adscritas tres piedras de mediano tamaño situadas justo en la esquina Sureste del sondeo. Después de haber sido documentado fue retirado lo que no dio paso a otro pavimento. El segundo de ellos lo encontramos en la esquina Suroeste con unas dimensiones de 1’75 metros sobre el perfil Sur y 2’36 metros sobre el perfil Oeste conformando un triangulo. Este segundo pavimento se optó por conservarlo hasta determinar exactamente a qué respondía su forma triangular. bajo este pavimento encontramos otro que ocupaba la casi totalidad de esta zona Sur pero que se había perdido en su parte central.

Es de destacar que estos cuatro pavimentos fueron realizados uno sobre otro y que conforme vamos del más próximo en el tiempo al más antiguo podemos comprobar como la calidad de los mismos va disminuyendo. Es decir, cuando realizaron el primero de los pavimentos y, con el paso del tiempo fue perdiendo consistencia y calidad, construyeron directamente otro encima y así sucesivamente hasta llegar al último de ellos. bajo estas unidades constructivas hace su aparición una potente unidad estratigráfica de tierra de labor de color gris oscuro con muy pocos restos cerámicos y que será la que nos acompañe hasta los -3’30 metros de profundidad. Al principio nos planteamos la posibilidad de que, como ya nos sucedió en la zona Norte del Sondeo el nivel de relleno alcanzara la cota máxima a la que se va a rebajar el solar y que no hubiera ningún tipo de resto. No obstante, a -2’75 metros hizo su aparición lo que sería la esquina de ladrillos de la primera de las dos tumbas infantiles que encontraríamos. poco después, situada de forma paralela en dirección Norte a 0’60 metros de distancia haría su aparición la primera de las dos piedras de cubrición de la segunda de las tumbas, aunque la cota de profundidad se elevó hasta los -2’90 metros.

Ambas tumbas se apoyaban sobre los momentos finales de la tierra de labor de color gris oscuro dando paso después al sustrato geológico natural representado por un importante aporte de grava con una potencia que oscilará entre los 0’30 y 0’55 metros.

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LA tUMbA b (LÁM. 3) Como la anterior se conforma a partir de cuatro hiladas de ladrillos apoyadas directamente sobre el firme con una estructura de caja cubierta por dos grandes piedras devastadas en sus dos caras. El interior de la tumba también esta relleno de tierra. Las dimensiones de la misma son 0’95 metros de largo por 0’50 de ancho y 0’30 metros de altura. Las dos piedras que conforman la tapa de la tumba son de 0’43 por 0’43 metros y 0’50 por 0’48 metros.

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Se conforma a partir de cuatro hiladas de ladrillos apoyadas directamente sobre el firme con una estructura de caja cubierta por dos ladrillos y una tegula completa. El interior de la tumba está relleno de tierra y dentro contiene los huesos de un pequeño que no alcanzaría el año de edad aunque este dato aún ha de ser corroborado por los estudios antropológicos. Las dimensiones de la tumba son de 0’52 por 0’90 metros de ancho teniendo también una altura máxima de 0’35 metros.

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LA tUMbA A (LÁM. 2)

El primero de esos elementos es una parte de un fuste de columna lisa muy deteriorada que se encontraba colocada en lo que hubiera sido el relleno del muro delimitador. Sobre esta columna en la parte interior del Convento hallamos los restos de una pequeña pared de cal y un suelo también del mismo material (Lám. 4). Este momento constructivo se puede corresponder a las diferentes reparaciones que sufrió el Claustro y gran parte del Convento desde mediados del siglo XVII en adelante, dada la reutilización de materiales viejos como es el caso de la columna o un fragmento de piedra de molino para realizar obras nuevas.

En la esquina Noroeste del Sondeo hallamos los restos del antiguo pavimento formado por ladrillos rojos colocados a la palma.

En medio de ambos encontramos un murete que atraviesa el Sondeo de Oeste a Este de muy mala calidad conformado a base de cal compactada y con una anchura máxima de 0’65 metros.

Se optó entonces por conservar momentáneamente los elementos constructivos pertenecientes al Convento y continuar la Intervención en la zona que quedaba entre lo que hipotéticamente podría ser la continuación del muro delimitador y el límite Sur del Sondeo. En esta zona encontramos un nuevo nivel de tierra algo más oscura y compacta en la que empieza a aumentar el número de fragmentos cerámicos de época romana, sobre todo de las formas de tS y cerámica gris de utensilios de cocina.

Además será donde se detecte un nivel de relleno de opus signinum a una cota de profundidad de -2’20 metros en su parte más elevada. bajo estos elementos constructivos romanos encontraremos el sustrato geológico natural.

A partir de este momento hubo un replanteo general de la Intervención Arqueológica. Lo primero que realizamos fue la unión de los dos sondeos anteriormente descritos con la excavación de la zona que había quedado entre ambos. Los primeros niveles estratigráficos se corresponden exactamente a lo que ya habíamos encontrado en los dos sondeos anteriores y al llegar a la cota de profundidad del pavimento de cal con forma triangular que se había optado por conservar del Sondeo A vimos como iba desapareciendo gradualmente a poco de introducirse en lo que había sido en perfil Oeste y siempre en dirección hacia el muro delimitador. Fue entonces cuando, después de su documentación, se optó por eliminarlo y comenzar el rebaje del terreno que aún no había sido estudiado. Al momento se detectó que bajo ese pavimento triangular existía una antigua atarjea conformada a partir de una doble hilada de medios ladrillos colocados de forma horizontal teniendo como base ladrillos completos colocados de forma apaisada que atravesaba el Sondeo. justo al lado de esta atarjea aunque situada a una cota más baja encontramos otra de atanores y recubierta de argamasa con algunos restos de ladrillos. Esta nueva atarjea se cruzaba con la anterior casi en la parte central. Según nos acercábamos al muro delimitador iba reestructurándose a su alrededor una caja de ladrillos que será la que presente en el momento que rompe dicho muro y continúa aún más hacia el Norte hasta pasar por debajo del murete de cal. (Lám. 5)

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Dichos restos continúan en el nuevo Sondeo aunque con elementos constructivos diferentes a los hallados en el Sondeo A. En primer lugar hemos de destacar que el muro delimitador que atravesaba el Sondeo A con dirección Este / Oeste desaparece en gran parte aunque quedan algunos elementos de él que nos permitieron constatar su existencia.

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Los primeros niveles estratigráficos se corresponden con total exactitud a los ya explicados para el Sondeo A. Encontramos primero el mismo nivel de relleno de unos 0’20 metros que se corresponde con la solería del tejar de los años 1970-1980 que ocupaba esta zona del solar. bajo la solería pudimos encontrar también el nivel de tierra negra de labor que, según ya sabíamos se usaba para la siembra de patatas y otros productos agrícolas en los años 1960-1970. también encontramos bajo la tierra de labor, como ya nos había sucedido en el Sondeo A, el nivel de relleno aportado por los propietarios del solar. Este nivel se apoyaría directamente sobre los restos del antiguo Convento.

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Una vez que detectamos que bajo las tumbas se encontraba un nivel de grava que se correspondía ya con el sustrato geológico natural se iniciaron los trabajos en un segundo sondeo que denominamos como b. Su ubicación se realizó de tal forma que el perfil Sur coincidiera de forma paralela al del Sondeo A con lo que se tendría controlada la zona donde habían aparecido las tumbas.

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también al lado de esta atarjea aunque en su parte oeste y a una cota más profunda encontramos el que será el primer enterramiento que se detectará a lo largo del proceso de Intervención. Es una inhumación directa sobre el terreno que se ha visto además muy removida por los distintos procesos que han alterado el suelo donde se encontraba, englobando estos procesos a la construcción de las dos atarjeas descritas. La posición y la desaparición de parte de los huesos nos indican claramente dichas destrucciones.

En la zona ubicada desde el muro delimitador del Convento hacia el Norte también se realizó la ampliación y la unión de los Sondeos.

Lo primero que pudimos constatar es que las dos fosas de las atarjeas antes citadas no sólo habían roto el muro propiamente dicho sino también una parte de un pavimento de ladrillos que se apoyaba directamente sobre él. Dicho pavimento estaba delimitado en su parte Oeste por dos grandes sillares de piedra con un rebaje a modo de escalón de cuya parte trasera arrancaban dos muretes de ladrillos como revestimiento exterior y con una gran cantidad de guijarros entre ambos a modo de relleno (Lám. 6). La atarjea situada a una cota superior desaparece en su totalidad en la propia fosa de destrucción del muro delimitador.

No obstante, la segunda de ellas conformada por atanores, continúa en dirección Norte y pasa bajo el muro de cal que habíamos registrado ya en el Sondeo b. De dicho muro de cal se encontró también la esquina y su continuación en dirección Norte aunque alterado por una estructura conformada a partir de una caja de ladrillos revocados por el interior cuya primera función que le podemos adscribir dado la proximidad con las atarjeas es la de un contenedor hidráulico.

Será justo al lado de ese estanque hidráulico en dirección Este donde encontremos otra de las fosas de enterramientos primarios y otra más de enterramiento secundario. (Lám. 7) La fosa de enterramiento primario (Fosa 2) tenía unas dimensiones de 1’70 metros de largo por 0’50 metros de ancho con una cota de profundidad de -2’05 metros. Se trataba de un hombre con parte del cráneo desaparecido por la presión de la tierra y orientado hacia el Sur, presentado ambas manos cruzadas sobre la pelvis y los pies uno sobre otro. En dirección Norte, a sus pies empezó a aparecer la que sería la fosa de enterramiento secundario (Fosa 3) en la que hallamos los restos de dos individuos que habían sido extraídos de su enterramiento original y colocados allí posteriormente. Al lado de esta fosa encontramos un tercer cráneo que, aunque en un principio adscribimos a la fosa anterior, con la aparición de las primeras vértebras cervicales nos constató otro enterramiento primario (Fosa 5). Mientras tanto, más al Este, según se continuaba la intervención al lado del muro que cruzaba la zona desde el Sur al Norte, encontramos bajo la cimentación la que sería la fosa 4, un individuo en enterramiento primario pero cuyo estado era precario ya que se había visto muy afectado por la cimentación de dicho muro. De este individuo sólo se han conservado algunos huesos.

La fosa de enterramiento nº 6 la encontraremos unida a la nº 3 por su zona Norte. Consiste en una inhumación de un individuo colocado en posición de decúbito supino y al que le faltan los dos antebrazos. Sus medidas son de 1’74 de largo y 0’48 de ancho.

En sus pies encontraremos los restos de otra fosa de enterramiento secundario de la que sólo se conservan una parte de las costillas y probablemente un húmero. La fosa nº 7 será otra de enterramiento secundario en la que encontraremos tres cráneos juntos y algunos huesos sueltos. justo bajo esa fosa encontraremos la que será la fosa nº 8 correspondiente a un individuo colocado lateralmente y apoyado sobre su brazo derecho. Su estado era bastante malo por la presión que había sufrido por la fosa de cimentación del muro de cal y de hecho no presentaba casi ninguna costilla mientras que el cráneo se mostraba aplastado.

Ninguna de las fosas tenían ajuar propiamente dicho y lo único que se ha encontrado son algunos restos cerámicos en muy escaso número, siendo todos ellos fragmentos de cerámica vidriada de color verde manganeso o meloso, algunos fragmentos de platos vidriados en blanco con decoración en colores azul, naranja o verde y cerámica sin vidriar de tipología que va desde las ollas, jarritas o tapaderas.

Cronológicamente pues no es fácil adscribir a ninguna de las fosas. Lo que si está claro es que deben de corresponderse a un arco que oscilaría entre mediados del XVI hasta principios del XVIII. A la vez que se iban extrayendo todas las fosas de enterramiento tanto primarias como secundarias se iba constatando la continuación del muro de cal desde el contenedor hidráulico que lo cortaba en dirección Norte hasta encontrarse con un muro que iba de Este a Oeste y que a su vez había sido cortado por la atarjea de atanores ya citada. justo, lindando con este muro en dirección Sur encontraremos otra parte del pavimento de ladrillos colocados a la palma y que perteneció al Convento. Este será el paño mejor conservado y de mayores dimensiones que hallaremos ya que tenía un área total de casi 6 m2 encontrándose roto también por la fosa de la tubería de atanores reflejada anteriormente.

El siguiente objetivo que nos marcamos en la investigación arqueológica del solar fue la ampliación de la zona a excavar en dirección Oeste teniendo como límite el que nos establecía dos construcciones que aún quedaban en la superficie del solar y que, por el momento, no habían sido derruidas; la nave grande y la pérgola metálica de acceso por la Avenida Cristo de Confalón.

Así, mientras se procedía al derribo de esos dos elementos continuamos la Intervención realizando la ampliación citada.

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Una vez eliminados los dos elementos constructivos que aún permanecían en la superficie del solar y que pertenecían a la antigua chatarrería, la nave y la pérgola de acceso, se procedió a continuar la Intervención por el límite Este del futuro garaje subterráneo en dirección Norte hasta llegar también al límite establecido.

Los primeros niveles se corresponden con los ya descritos para el resto de la Intervención y no mostraban ningún tipo de interés.

Sin embargo, el elemento que detectamos en primer lugar ya dentro de los niveles arqueológicos y que en un primer momento, cuando se realizó el Sondeo A, no mostró una especial trascendencia fue el pavimento de cal de muy escasa potencia situado en la esquina Noreste del Sondeo citado con unas dimensiones de 2’46 metros de largo máximo y 1’13 metros de ancho máximo.

El pavimento se conformaba a partir de tierra compactada con manchas de cal con mayores niveles de concentración en unas zonas que en otras. Según continuamos la ampliación del Sondeo pudimos constatar como el pavimento también continuaba en esa dirección y también hasta limitar con el muro ya detectado en el Sondeo A y que iba en dirección Norte.

En una zona concreta, a escasos 0’40 metros en dirección Norte de donde habíamos finalizado el Sondeo A, y situada bajo el pavimento hizo su aparición la fosa común de enterramiento de los monjes. Ocupaba un área de algo más de 4 metros cuadrados y en ella pudimos encontrar unos 12 ó 15 enterramientos secundarios diferentes en una primera aproximación. Los restos óseos se encontraban sin ningún tipo de posición ni relación espacial entre ellos y habían sido tan mal colocados después de su deposición que la mayoría de los cráneos y otros huesos del cuerpo estaban o rotos o en bastante mal estado. por el tipo de material cerámico asociado a la fosa común la podemos fechar en el mismo arco cronológico que a las fosas de enterramiento anteriormente descritas.

Continuando nuestra intervención pudimos ir observando como el único elemento constructivo además del pavimento de cal ya citado era la continuación del muro que iba en dirección Norte y que arrancaba desde el delimitador del Convento y ya descrito en el Sondeo A. El tipo de tierra que nos encontramos bajo el pavimento de cal es la misma que ya se describió anteriormente en el Sondeo A y que se corresponde a una sola unidad estratigráfica de un potentísimo nivel de relleno conformado con guijarros y tierra grisácea muy suelta y que alcanzaba los -3’50 metros de profundidad.

Cuando ya estábamos a punto de desistir de la aparición de más restos, dado que nos acercábamos al límite Norte de nuestra Intervención y conociendo la tipología del terreno con el nivel de relleno que nos estaba apareciendo, pudimos encontrar los primeros restos constructivos de hiladas de ladrillo que después se corresponderían con lo que es la Cripta (Lám. 8).

Es una estructura cuadrangular formada por cuatro muretes laterales de una sola hilada de ladrillos teniendo en uno de ellos una especie de podium con tres escalones que servían para el acceso a su interior. En su parte interna las paredes presentan unos ladrillos dispuestos horizontalmente y que servirían para el asiento. toda la estructura se apoya directamente sobre el sustrato geológico natural.

Las dimensiones encontradas son de 5’07 de largo por 4’53 metros de ancho, si bien la primera de las medidas aún puede ser mayor dado que la estructura se introduce dentro del perfil Norte en el límite de nuestra intervención. La caja interior que se

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Los restos materiales que encontramos en esta ampliación se corresponden con los hallados según las unidades estratigráficas en el Sondeo A-b; presencia de material medieval con cerámica vidriada, ollas, tapaderas, etc. y justo encima del sustrato geológico natural encontramos una alta presencia de material cerámico romano, cerámica común, sigillata, etc.

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En la zona de la ampliación situada más al Sur encontramos dos elementos de interés; por un lado un pequeño resto del pavimento de escasas dimensiones del Convento conformado por ladrillos a la palma. La presencia de ladrillos en esta zona nos indica que el Convento tendría con toda probabilidad una zona de ocupación también en dirección a la zona ocupada hoy por los solares contiguos situados al Sur. bajo el pavimento aunque ya situado encima del sustrato geológico natural otro derrumbe de tegulae que se introducía en el perfil Sur, ya fuera de los límites de nuestra Intervención.

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bajo la tierra sobre la que se apoyaba el muro pudimos constatar como existía muy cerca del derretido de signinum ya explicado anteriormente otro derrumbe aunque esta vez de tegulae lo que, aunque en un principio nos hizo sospechar de presencia de tumbas, posteriormente nos constataría que era un derrumbe constructivo.

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Lo primero que pudimos detectar es que el muro de separación establecido desde los primeros momentos continuaba en esta dirección aunque su tipología constructiva distaba mucho del que encontramos en primer lugar ya que ahora se basaba en una sola hilada de piedras de mediano tamaño muy dispersas en la construcción apoyadas directamente sobre la tierra y el uso en algunos tramos de elementos de gran tamaño como la media piedra de molino que se uso como parte del muro. Se encontraba además delimitado en su zona norte por un murete de cal de muy escasa calidad y que se correspondía con el que ya pudimos detectar en el Sondeo A-b situado justo detrás del fragmento de columna.

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usó como osario tiene unas dimensiones de 2’94 metros de ancho por 4’92 de largo y una profundidad desde la cota superior de la estructura que servía como escalinata de algo más de 1 metro. toda esta oquedad se encontraba repleta de restos óseos.

El conjunto de los restos sugiere que el subsuelo de la cripta fue ocupado sin una planificación previa o siquiera asignación de zonas. Se observa una frecuente remoción de los esqueletos y su re-disposición y acumulación de unos cuerpos sobre otros, sin que hubiera ninguno de ellos en correcta disposición. El estado de conservación expresado en la presencia de las partes anatómicas y la propia consistencia del material óseo era bastante malo. Este avanzado grado de deterioro en un entorno cerrado se debe principalmente a las condiciones ambientales prevalecientes a esa cota de profundidad en que estaban los restos y la proximidad del nivel freático, en años de lluvias intensas, a escasos centímetros de ellos, estando la mayoría de ellos muy fragmentados y aplastados incluidos los cráneos de los que sólo varios han aparecido casi enteros.

Los materiales que se han hallado en el interior son muy variados, desde medallas de vírgenes, pasadores de puños de camisa, pulseras, botones, etc. y muchos fragmentos de hierro. Además se han encontrado fragmentos cerámicos constructivos, de azulejos decorativos, esquineros, etc. y aunque queda descartada su función decorativa en el interior de la cripta, no podemos descartar su pertenencia al Convento dado que, probablemente, de forma posterior al hundimiento del suelo que servía como techo de la cripta cayeron sobre los restos allí enterrados, motivo por el cual sólo los hemos encontrado en los niveles superiores de restos óseos.

Cronológicamente, y a falta de un estudio más en profundidad, no podemos situar la cripta en un entorno cronológico cercano a los primeros momentos del Convento, máxime teniendo en cuenta el ajuar funerario encontrado, sino que lo hemos de retraer más a la actualidad. Hay que tener en cuenta para ello que Carlos III estableció por Real Cédula de 3 de abril de 1787 la obligación de enterrar a los difuntos en los cementerios, prohibiendo la inhumación en los templos. Esta prohibición no significó, no obstante, que la iglesia como elemento físico quedara al margen de los actos funerarios. El cadáver ya no sería enterrado en la iglesia, pero ésta, único lugar sagrado para los muertos, se encargaría de seguir siendo, aunque fuera por breve espacio de tiempo, cobijo de sus cuerpos. ya en el año 1807 se redactarán unas Normas para establecer el depósito de cadáveres y su posterior conducción al cementerio. Según ellas, una vez que se producía el fallecimiento, sin excepción, sería conducido el cadáver a la iglesia parroquial o conventual, a una bóveda subterránea, o en su defecto a una pieza separada de la iglesia y preparada para tal fin, hasta que fuera conducido al cementerio. No obstante, estas Normas no pasaron de tener una mínima repercusión y, sólo a partir de las distintas epidemias de los primeros años del siglo XIX tendrán una aplicación inmediata aunque sin continuidad, no siendo hasta casi la mitad de dicho siglo cuando se establezcan los primeros recintos fuera del perímetro amurallado para el enterramiento de cadáveres.

Una vez finalizada nuestra actuación en la Cripta se continúo la Intervención en dirección Oeste. Lo primero que pudimos hallar en dicha ampliación fue los restos de una cimentación de muro pequeño que, arrancando desde el perfil Norte hacia el Sur medía 2’84 metros de largo y 0’50 metros de ancho. por debajo del perfil Norte sí continuaría. La cimentación daba paso a un pavimento conformado por ladrillos con un tamaño de 0’30 por 0’21 metros cada uno de ellos aunque se encontraban muy fragmentados. Al lado de ese pavimento se encontraba lo que pudo ser una escalinata de acceso a un nivel superior conformado por el pavimento de ladrillos a la palma que hallamos disperso por toda la intervención y que, probablemente, fue el más moderno de todos hasta el abandono del Convento. Los escalones tienen una huella de 0’41 metros cada uno de ellos y miden 6 metros de largo aunque, como sucede con todas estas estructuras que estamos describiendo se introduce por el perfil Norte y no podemos saber sus dimensiones exactas.

En cuanto a la época romana del solar, si bien en un primer momento, en los sondeos que se habían realizado y en las ampliaciones que se habían hecho, este momento histórico era el que más desapercibido había pasado, excepción hecha de las dos tumbas infantiles y del muro con forma de S y algunos elementos más, será a partir del desmonte de las estructuras pertenecientes al Convento cuando se realicen la mayoría de los hallazgos.

Los primeros elementos que nos acercan a este momento histórico de ocupación del solar son los distintos derrumbes que podemos ir apreciando bajo los niveles del Convento. Dichos derrumbes se conformaban a partir de restos de tegulae, ladrillos y algunos fragmentos de estuco. Ninguno de ellos se retiró en un primer momento. bajo sus niveles pudimos encontrar los primeros restos de ladrillos en algunos muros y de la cimentación de guijarros directamente en otros.

La primera opción que se nos planteó fue delimitar en su zona Sur los restos que quedaran de la villae. para ello ya contábamos con la habitación conformada por la cimentación que detectamos en el Sondeo b. A partir de su muro Sur y continuando por los elementos que ya habíamos encontrado pudimos establecer linealmente lo que sería la continuación de ese muro de la villae. ya, con dos límites claros, el Sur y el Este, comenzó la intervención en el interior de las distintas dependencias interiores.

(Lám. 9) Si bien en un primer momento, en los sondeos que se habían realizado y en las ampliaciones que se habían hecho, este momento histórico era el que más desapercibido había pasado, excepción hecha de las dos tumbas infantiles y del muro con forma de S y algunos elementos más, será a partir del desmonte de las estructuras pertenecientes al Convento cuando se realicen la mayoría de los hallazgos.

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La siguiente habitación que pudimos detectar es exactamente igual a la numerada con 1. tiene sus mismas dimensiones y se numeró como nº 6. A pesar de la similitud presenta una peculiaridad que no se pudo encontrar en ninguna otra dependencia, los restos de un pavimento de pequeños guijarros compactados. Este dato nos puede servir a modo de orientación de cómo pudo ser el resto de los suelos de todas las dependencias.

La situada al Norte de la anterior fue la denominada como 4-5. El problema fue el mismo que ya se planteó con la anterior 2-3.

Dado que en esta última encontramos los restos de piedra que ya comentamos y que pensamos en un principio que eran un muro se trazó la línea de continuidad a la nueva habitación y se dividió en dos partes. Cuando se comprobó que esa continuidad no existía se optó por mantener la numeración correlativa aunque fuera una misma habitación. Esta habitación se encuentra afectada por la construcción de un pozo moderno cuya fosa rompe parte de la cimentación del muro Oeste y tiene unas dimensiones de de 2’63 por 6’56 metros con lo que es una estancia más amplia que las anteriores.

La habitación nº 7 tiene las mismas dimensiones que las numeradas como 1 y 6 aunque con una particularidad. Su muro Oeste de cierre desapareció al construir justo encima una tubería moderna de abastecimiento de agua. Dicha tubería y su fosa afectó negativamente a la cimentación del muro ya que desapareció por completo. Además de esto las dimensiones de la habitación se corresponden casi por completo a las dos citadas teniendo un total de 3’43 por 1’70 metros.

La siguiente habitación al Norte de la 7 es la número 8 y aquí hay dos estructuras de época moderna que la afectan. por un lado tenemos la tubería ya citada en la habitación anterior y, por otro, tenemos un bloque de hormigón con una conformación de dado y con unas dimensiones de 2’70 por 2’30 metros y una profundidad de 1’50 metros. Dicho bloque se encuentra a 0’73 metros de profundidad y presenta a -0’40 metros de su parte más alta una superficie de ladrillos colocados como nivel de igualación y encima un cuerpo hexagonal poco definido pero aún visible en dos de sus aristas. La funcionalidad de dicha estructura está aún en estudio. La tubería descrita anteriormente pasa por debajo de la estructura y continúa en dirección Norte hasta entrar y continuar por ese perfil. Otro elemento a destacar dentro de esta unidad es la posible existencia de un muro de muy escasa entidad que tendría su inicio en la ya descrita como nº 4-5, donde aún estaría en peores condiciones, casi sin restos de cimentación y con la mera presencia de algunos restos de ladrillos sueltos y algunos guijarros. En un principio, en ambas habitaciones, se conservaron las débiles estructuras aunque las adscribimos más bien a restos de los muros existentes o a derrumbes que a muros propiamente dichos.

La numerada como 9 se encuentra lindando al Oeste con la nº 7. Esta habitación, aunque responde al estereotipo establecido ya en las anteriores nº 1, 6 y 7 en cuanto a dimensiones se refiere, plantea un problema ya que no hemos podido detectar su muro o la cimentación en la zona Oeste con lo que podemos establecer con seguridad su alto en 1’70 metros pero no podemos hacer lo mismo con su ancho. Además se encontraría acotada en su zona Este por la tubería con lo que realmente sólo tendríamos los límites Norte y Sur.

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La nº 2-3 tiene esta numeración dado que en un principio, por la presencia de una serie de piedras alineadas en el interior de ella se pensó en la probable presencia de un muro y se añadió otra habitación por encima. Dado que se constató que ni las piedras tenían continuación de muro ni tenían cimentación de ningún tipo y que por tanto no existían dos habitaciones sino una sola, se optó por mantener, no obstante, la numeración que ya habíamos aplicado. Es la zona donde se obtuvo mayor número de datos de toda la villae con respecto a la evolución y a las distintas ocupaciones que había sufrido. Aparecieron muchos restos cerámicos de distintas épocas que aún están en fase de análisis e investigación pero que, con los primeros datos obtenidos, nos permiten aseverar una continuidad de ocupación de la villae desde la época tardorromana, pasando por la época medieval y estando ocupadas posteriormente en la época moderna. Estos datos además, aunque la cantidad de restos sea menor, son extrapolables al resto de las habitaciones y distintas dependencias de la villae. Las dimensiones son de 4 por 2’99 metros.

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La nº 1 tiene unas dimensiones interiores de 2’95 por 1’84 metros y en ella encontramos unos restos de hogar que se superponían por encima de lo que sería su muro Norte. La cimentación se compone de guijarros trabados como ya explicamos en un párrafo anterior y aún se conserva parte del inicio de los muros aunque como veremos después, probablemente no pertenezca al mismo momento que la cimentación.

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para facilitar la intervención se numeraron las distintas dependencias conforme iban apareciendo bien la parte baja de los muros o las propias cimentaciones. La primera que se numeró fue la ya descubierta en el Sondeo b y que era la que ya teníamos descubierta casi completa, fue la nº 0 y que ya fue descrita anteriormente. A partir de ahí, conforme avanzábamos hacia el Oeste sacamos a la luz, justo adosadas a la anterior, las otras estancias completas delimitadas por sus cuatro muros, la nº 1 y la nº 2-3.

Comenzaremos describiendo estas 2 estancias.

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Los primeros elementos que nos acercan a este momento histórico de ocupación del solar son los distintos derrumbes que podemos ir apreciando bajo los niveles del Convento. Dichos derrumbes se conformaban a partir de restos de tegulae, ladrillos y algunos fragmentos de estuco. Ninguno de ellos se retiró en un primer momento. bajo sus niveles pudimos encontrar los primeros restos de ladrillos en algunos muros y de la cimentación de guijarros directamente en otros.

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Los dos siguientes espacios no cabe, en un principio, denominarlos como unidades de habitación ya que se encuentra fuera de lo que sería el límite Sur de la villae. Son las numeradas como 10 y 11 y se les denominó así por la existencia y continuación de la tubería hacia el Sur, aunque la nº 11 si presenta la existencia de restos de muro en su zona Este que saldrían del límite Sur. Ambas habitaciones agotan la estratigrafía sin presentar ningún tipo de estructura más.

La nº 12 se encuentra lindando con la nº 8 en su zona Oeste. Será aquí donde podamos constatar que los restos de estructuras que encontramos en las habitaciones 4-5 y 8 y que fueron adscritos a derrumbes en un principio, son, en realidad, muros muy poco potentes. En esta unidad encontraremos la continuación de esos restos en forma de cimentación y con dirección Oeste.

Si estos restos representan el límite Norte de la unidad estaríamos hablando de un espacio bastante más pequeño que el resto que hemos hallado de la villae ya que sólo tendría unas dimensiones de 1’60 metros de alto, aunque si, por el contrario, adscribimos este muro a un espacio antiguo de la villae remodelado dimensionalmente después y establecemos como límite Norte los restos de muro que nos aparecieron justo lindando con el perfil Norte tendríamos un espacio bastante mayor que el restos de las habitaciones y estaríamos hablando de 4’23 metros de alto. El estudio más detallado de la disposición de las estructuras de habitación y de los materiales encontrados nos permitirá dilucidar este hecho.

La numerada como 13 apareció al Norte de la 2-3. A esta unidad cabe adscribirle otra estructura fuera de la habitación pero que se corresponde con lo que se encontró dentro de ella. Estamos hablando del canal de agua que aparece lindando al Norte de la 2-3 y que se conforma a partir de una serie de tegulae completas sirviendo de base y una serie de ladrillos biselados que conformaban el canal por el que discurría el agua. para traer el agua a este canal se detectó se usaba un canal de tejas que conectaba con una alberca situada dentro de la habitación 13. De dicho canal sólo se ha conservado una teja. La alberca citada tiene muy mal estado de conservación aunque por la existencia de una de las esquinas del baquetón y de la presencia de los restos de suelo de signinum podemos establecer hipotéticamente sus dimensiones que serían de 2’09 por 2’41 metros. De esta alberca saldría el agua que iría por la conducción de tejas hasta la llegada al canal para su posterior reparto. La presencia dentro de la habitación de otra tegulae con un solo ladrillo biselado in situ nos permite hablar de la existencia de otro canal de reparto de agua.

Las habitaciones 14, 15 y 16 aparecieron ya en el límite Norte de la Intervención y se numeraron así en un principio por las disposiciones de los restos de cimentación hallados. No obstante, aún están en proceso de estudio para establecer su funcionalidad dentro del entramado de la villae. Son unidades muy pequeñas y que se encuentran muy afectadas por las estructuras constructivas de la tubería y del bloque de hormigón, amén de otra serie de elementos como el muro que encontramos dentro de la habitación 15 conformado a partir de una doble hilada de ladrillos y que parece responder, en un principio, a una función de caja de la propia estructura del hormigón.

El espacio numerado como 17 no se corresponde a una habitación propiamente dicha sino que se situaría fuera ya de lo que es la villae. Es lo que se encontraba justo debajo de la escalera del Convento. No ha aparecido ninguna estructura salvo los muros de cierre de otras habitaciones que justifique su adscripción a habitación.

El numerado con el 18 es el espacio intermedio existente entre las habitaciones 4-5, 2-3 y 13.

A rasgos generales se ha de especificar que la totalidad de dependencias y estancias que se encontraron presentan una cimentación de guijarros de mediano tamaño trabados para que en el proceso posterior a la compactación permitan apoyar encima el comienzo de los muros. toda la villae (Lám. 10) se apoya directamente sobre el sustrato geológico natural, es decir sobre la grava, y que salvo en una de las dependencias, en ninguna se pudo encontrar lo que hubiera sido el suelo. Este hecho nos permite aventurar que probablemente se encontrara manufacturado a partir de tierra compactada y que en el proceso de sucesivas ocupaciones de la villae hubiera desaparecido por completo. Estos datos se pueden aplicar a todas las dependencias.

A partir de aquí se pueden establecer unas premisas generales aplicables a la totalidad de la villae romana. Existen en un principio dos momentos claros de ocupación y uso de la villae. El propio de su construcción en un momento tardorromano y otro ya en época moderna. Incluso, cabría también establecer dos momentos en época romana, uno más antiguo con determinadas cimentaciones desaparecidas o de muy escasa potencia y otro más reciente que es el que se ha detectado en mayor proporción en la Intervención. ya, en un momento posterior, la villae se continúa ocupando dada la presencia de un número importante de restos cerámicos de época medieval y moderna revueltos en las mismas unidades con los restos cerámicos romanos y, sobre todo, por el recrecimiento que sufren las cimentaciones romanas con ladrillos colocados encima de ellas para que sirvieran de nuevos muros en esta última época.

No obstante como ya hemos dicho el estudio más detallado de las estructuras y de los materiales aparecidos nos permitirá dilucidar el proceso ocupacional de este espacio urbano y, asimismo, nos confirmará o no como un hallazgo, podríamos decir excepcional, la presencia de una villae suburbana extramuros en una zona con una ocupación principal de necrópolis y cuya función, no estaríamos muy lejos de la realidad, si la adscribimos a producción industrial.

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Figura 1.

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Lámina 1.

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Lámina 2.

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Lámina 4.

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Lámina 6.

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Lámina 5.

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Lámina 7.

Lámina 8.

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Lámina 9.

Lámina 10.

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