Legado Ancestral

Los hallazgos arqueológicos en Ecuador evidencian un pasado lleno de magia y misticismo. Objetos y utilitarios de cerámica, joyas elaboradas con oro, conchas y otros materiales, forman parte de un importante legado ancestral donde se puede apreciar las primeras manifestaciones del arte ecuatoriano. Estos referentes tangibles, con infinidad de formas claras y muy bien logradas, son hoy un aporte imprescindible para el desarrollo gráfico.

Desde los albores de nuestra civilización el hombre ha dejado su innegable impronta sobre todo el planeta, legada a través de sus manifestaciones artísticas, reflejando una cosmovisión relacionada tanto con lo material como con lo espiritual, siempre condicionando sus limitaciones con lo desconocido. Esto se ve plasmado en todas sus creaciones a lo largo de la historia.

Lleno de expresividad en su deseo manifestarse, el hombre primitivo supo transmitir sus gustos y sentimientos, para lo cual empezó a conocer y a emplear lo que la naturaleza le daba, utilizó piedras para confeccionar sus primeras herramientas que le sirvieron para cazar y sumar proteína animal en su dieta, basada en un principio de frutos silvestres.

Aprendió de los ciclos reproductivos de las plantas, seleccionó semillas y las aprovechó, ya no tuvo que andar tras búsqueda de nuevas tierras. Nacía así el hombre sedentario. Supo observar el suelo por donde transitaba y reconoció sus huellas en el barro, el cual luego aprendió a moldear, y que junto a su conocimiento del fuego, dio origen a la cerámica.

A falta de escritura, muchos pueblos plasmaron sus mensajes y significados, a través de diseños pintados o tallados en alto y bajos relieves, siendo en la cerámica donde encuentra uno de sus mejores medios de expresión y una de las evidencias materiales más importantes dejada por el hombre de la antigüedad.

En el caso del Ecuador, podemos apreciar e interpretar sobre infinidad de objetos que perduran hasta hoy, representaciones del modo de vida y entorno en varios milenios de ocupación continua, narrada y descrita, con una impresionante riqueza formal.

Entre estas valiosas piezas, destacan los objetos de cerámica iridiscente de la cultura Valdivia (3500 - 1800 a.C), así como la riqueza gráfica de los trabajos de Cultura Bahía (500 a.C. – 500†) y la Cultura Jama Coaque I y II (500 a.C. – 1530†).