Inmigración e imagen David Querol SANCHEZ Licenciado en Derecho Universidad de Barcelona – UB Barcelona dquerolsanchez@hotmail.com
Resumen Para poder analizar los actuales flujos migratorios latinoamericanos hacia España y Europa, hemos de empezar distinguiendo, que cada uno de los países latinoamericanos tienen circunstancias distintas en su manera de inmigrar, es decir, según su nacionalidad eligen unos lugares u otros para hacerlo, hemos querido en primer lugar realizar un análisis de los flujos migratorios latinoamericanos hacia España y distintos países europeos según la aportación de los datos que reflejan las estadísticas y su evolución. España se ha convertido en pocos años en uno de los principales países receptores de inmigrantes hasta alcanzar los casi cuatro millones que residen actualmente. Sin embargo, los medios de comunicación, especialmente la televisión, no han variado sus esquemas. La inmigración sigue siendo vista como un problema. Este trabajo también refleja algunas carencias de las empresas de comunicación, aboga por erradicar la visión utilitarista del inmigrante y propone una reflexión profunda que fomente, desde la responsabilidad periodística, el mutuo conocimiento de las culturas. Palabras clave: Inmigración, flujo migratorio, medios de comunicación, cultura.
Abstract To analyze the current Latin American migration to Spain and Europe, we must begin by distinguishing each of the Latin American countries have different circumstances in the way of immigration, according to their nationality or choose a place to do it, we wanted to first perform an analysis of Latin American migration to Spain and other European countries following the provision of data by the statistics and evolution. Spain has become a few years one of the leading immigrant-receiving countries to reach nearly four million currently living. However, the media, especially television, have not changed their schemes. Immigration continues to be seen as a problem. This work also reflects shortcomings in media companies, advocates for eradicating the utilitarian vision of immigrant and proposes to encourage deep reflection, from the journalistic responsibility, mutual understanding of cultures. Keywords: Immigration, immigration flow, media, culture.
Análisis histórico de la Inmigración Iberoamericana en España
P
ara poder dar una visión del fenómeno vamos a comentar estadísticas de la evolución del número de extranjeros iberoamericanos en España desde el 1992 al 2004. Se indica que la población iberoamericana pasa en 1992 de algo menos de 100.000 a 2004 sobrepasando los algo más de 650.000 inmigrantes iberoamericanos esto representa un porcentaje del 18,8% de la población total extranjera residiendo en España a pasar en 2004 a un 32,85% de población iberoamericana inmigrante en el viejo continente. En diciembre 1992 el peso de los ecuatorianos respecto del total de extranjeros era del 0,28% y el de los colombianos era del 1,44% mientras que los ecuatorianos representaban en diciembre de 2004 el 11,21% del total de extranjeros en España, y los colombianos el 6,95%, configurándose respectivamente, como la segunda y tercera nacionalidades mayoritarias de extranjeros con tarjeta o autorización de residencia en vigor. Hay que indicar que estamos hablando de iberoamericanos en situación regular, ya que las estadísticas en relación a los irregulares establecen que representarían un 5% en toda la comunidad extranjera inmigrante en España la que no poseería permiso de residencia a principios de siglo XXI hasta el 2004. Los argentinos constituían a finales de 1992 el colectivo iberoamericano mayoritario, con 21.571 nacionales en España, y representaban el 2,82% del total de extranjeros. No obstante, el número de argentinos fue decreciendo anualmente desde 1993 hasta 1999, estabilizándose en 2000 y experimentando desde esa fecha un fuerte incremento; a finales de 2004 el numero de argentinos en España con tarjeta o autorización de residencia en vigor era de 56.193, y este colectivo había recuperado su peso respecto al total de extranjeros, con un porcentaje del 2,84% Tal y como puede observarse en el grafico 3, prácticamente todos los ciudadanos de ambas nacionalidades obtuvieron la autorización de residencia a partir del 2000. Gráfica Nº 3: Evolución del número de iberoamericanos residentes en España
Fuente: Ministerio del Interior del 31 de diciembre de 1992 a 31 de diciembre de 2004
En cuanto a la composición de los flujos migratorios iberoamericanos, se muestran algunas diferencias respecto a los que llegaron a principios de la década de los años noventa. En aquel entonces la nacionalidad con presencia principal era la argentina, con una representación de un 29.2%, seguida en importancia numérica por las de Perú, Venezuela y República Dominicana con un 10% cada una aproximadamente. Al promediar la década la nacionalidad argentina disminuye un 15.4%, y al mismo tiempo se incrementa el flujo de inmigrantes provenientes de República Dominicana (16.4%) y Perú (16.5%). A partir del año dos mil la presencia iberoamericana gira en torno a dos nacionalidades: ecuatorianos y colombianos, quienes representan el 31.6% y el 19.5% del total de inmigrantes de este colectivo. (Ver gráfica Nº 4)
Gráfica Nº 4. Evolución de residentes iberoamericanos en España según su nacionalidad de procedencia
Fuente: Ministerio del Interior, 2004:243
Por otra parte, dado el alto grado de arraigo cultural que suelen manifestar los iberoamericanos, no es disparatado pensar en la inclusión como personas de tronco iberoamericano a las de segunda generación que han estabilizado su residencia en Europa y que fácilmente podrían alcanzar la cifra de varios cientos de miles. Asimismo, la demografía iberoamericana europea se completaría con los protagonistas de la llamada “migración irregular”, inmigrantes que no tienen legalizada su situación en Europa y que algunas fuentes elevan a cantidades superiores al medio millón fuera de España. Las causas de este tipo de inmigración hay que buscarlas en la recesión económica global, especialmente la que afectó a los países sudamericanos a partir de 2001, y en la inestabilidad política de algunos países, como Colombia. A ello se unió la situación internacional creada como consecuencia del atentado del 11 de septiembre de 2001, que cerró las fronteras estadounidenses y contribuyó a derivar los flujos migratorios hacia otros destinos. La mayor parte de esta migración irregular se localiza en los países del sur de Europa, y España como estandarte.
Los países Europeos de Residencia de la Inmigración Iberoamericana Una de las características de la inmigración iberoamericana en Europa es su irregular distribución geográfica. Algunos de los países de la UE han sido destino preferente para los iberoamericanos, principalmente por razones de ascendencia y según la facilidad para conseguir el pasaporte europeo, por las políticas de concesión de la ciudadanía propias de cada país. Dejando España y Portugal a un lado, los países que se han convertido en destinos preferentes de los iberoamericanos en los últimos 20 años han sido Italia, Suecia, Alemania, Suiza, el Reino Unido, Francia y Bélgica. Tabla 1. Población latinoamericana y caribeña en una selección de países europeos (2005) América del Sur Países Alemania 66,459 Austria 4,174 Bélgica 7,972 Dinamarca 3,095 Finlandia 971 Francia 25,357 Grecia 494 Países Bajos 19,714 Italia 167,197 Luxemburgo 601 Noruega 4,450 Reino Unido 42,204 Suecia 15,778 Suiza 28,239 Fuente: Agencia Efe (2007)
México y Centroamérica
Caribe
Total
10,270 759 1,102 613 277 3,950 75 1,638 11,599 45 535 5,147 1,815 2,792
17,031 1,909 1,499 452 221 17,355 217 2,280 26,030 187 721 65,430 1,388 7,948
93,760 6,842 10,573 4,160 1,469 46,662 786 23,632 204,826 833 5,706 112,781 18,981 38,979
La inmigración iberoamericana de Italia está compuesta principalmente por peruanos y ecuatorianos, seguidos de brasileños, colombianos y dominicanos. Habría que añadir también a los argentinos, uruguayos y venezolanos. La vinculación de Brasil, Argentina y Uruguay con Italia, en el siglo XIX y principios del XX, podría explicar el vínculo de los migrantes de estos países con Italia un siglo más tarde. Estos reciben de hecho la consideración de migrantes de retorno y las causas principales del traslado suelen estar en las necesidades económicas, unidas a la situación política de los países de origen. En el caso de los hispanos andinos y caribeños, habría que pensar más bien en razones económicas. La proporción de los inmigrantes peruanos, en concreto, pasó de un 6,4% en 1991 a un 29,6% en 2001. En total, los residentes iberoamericanos en Italia suponen entre un 8% y un 10% de los residentes extranjeros. Muchos de ellos son mujeres plenamente integradas en el mercado laboral. Suecia ha sido un país receptor de inmigrantes exiliados y refugiados políticos iberoamericanos en mayor proporción que otras áreas europeas. Muchos de estos exiliados han acabado regresando a sus países de origen, pero un contingente importante de chilenos, junto a argentinos y uruguayos, han estabilizado su residencia en Suecia: de hecho, dos
tercios de los chilenos residentes han solicitado y obtenido la nacionalidad sueca en los últimos años. La inmigración chilena tuvo su máximo apogeo entre los años 1990 y 2000, con una población superior a los 60.000 residentes legales, y se hizo presente también en Noruega. En 2005, los residentes iberoamericanos en Suecia fueron alrededor de 20.000, a los que habría que añadir todos aquellos que llegaron a conseguir la nacionalización. Alemania, país receptor de población inmigrante durante las últimas décadas, principalmente desde Turquía, se ha convertido también en un destino atractivo para los iberoamericanos, de modo que, si en otros países europeos el número de residentes iberoamericanos ha llegado a reducirse por los retornos o las naturalizaciones, en Alemania los 68.000 residentes de 2001 pasaron a más de 93.000 en 2006. La mayor parte de estos iberoamericanos son de origen brasileño y han triplicado a los residentes chilenos, colombianos y peruanos, que son los siguientes grupos demográficos en importancia. Lógicamente, la importancia de la población iberoamericana en Alemania, por su población nacional o por el peso de los demás grupos migratorios, ha sido pequeña, pero no por ello deja de ser significativa en el conjunto de la migración americana en Europa. El caso de Suiza llama la atención por su dimensión geográfica y demográfica. El número de iberoamericanos residentes creció de un modo muy significativo entre los años 1990 y 2000, pasando de unos pocos miles a unos 40.000, aunque según las bases de datos de la OCDE serían más de 60.000. El caso de Suiza también llama la atención por dos factores: el alto grado de mujeres en su inmigración y la proporción de los residentes no legalizados, de los que se ha tenido noticia cierta, aunque no cuantificada con precisión. Los datos de Reino Unido muestran una presencia iberoamericana superior a los 300.000 residentes en 2001, que en 2005 quedaron en algo más de 112.000. Dos tercios de este grupo poblacional tiene su origen en el Caribe y la mayoría de ellos proceden de las islas caribeñas de habla anglosajona, especialmente de Jamaica, aunque no hay constancia actualizada de cuántos de los caribeños son cubanos, puertorriqueños o dominicanos. Por otro lado, el censo británico incluye alrededor de 140.000 nacidos en EEUU, de los cuales alrededor de 100.000 son de origen hispano. Francia y Bélgica presentan una dinámica inmigratoria similar en los últimos 10 años, pues la población iberoamericana ha venido a reducirse a la mitad, en un entorno de larga tradición “latina”, tanto en París como en Bruselas. En 2001 los iberoamericanos eran más de 100.000 en Francia y más de 25.000 en Bélgica, aunque se redujeron a 47.000 y 10.000, respectivamente, en 2005, según los datos de la OCDE.
Perfil sociológico y educativo de los Iberoamericanos Los inmigrantes iberoamericanos pertenecen, en su mayor parte, a los grupos de edad más activos laboralmente. Se trata, por tanto, de una migración con capacidad de repercutir en el mercado de trabajo europeo. Por su parte, la población ya asentada y nacionalizada ha podido extender su actividad social a muy distintos ámbitos y crear núcleos familiares propios, aunque la estadística sobre la segunda generación iberoamericana es bastante opaca. Desde otra perspectiva, merece destacarse el grado de feminización de la población
iberoamericana, que se hace más patente en el caso de los colombianos y dominicanos, así como entre los ecuatorianos. Esta migración femenina, según Pellegrino, no suele estar ligada a la llegada de descendientes o dependientes desde los países de origen. En lo que se refiere específicamente a la inmigración brasileña, las proporciones que se manejan en los últimas dos décadas son de un 28% de profesionales, un 27% de estudiantes y un 16% de trabajadores especializados. En el ámbito de la educación, los datos parciales de que se dispone apuntan a la llegada de inmigrantes con estudios superiores o con la enseñanza secundaria completa en unas proporciones notables, si bien a partir del año 2000 la cualificación académica de los iberoamericanos recién llegados ha ido descendiendo. En lo que se refiere a su nivel sociocultural, los iberoamericanos europeos generalmente tienen un nivel de escolaridad alto, como ocurre como más del 30% de los mexicanos, panameños, nicaragüenses, uruguayos, bolivianos y costarricenses. En los países europeos de la OCDE, el total de inmigrantes de escolaridad elevada supera el 40% de la población de 15 años y más, como en el caso de Polonia (43%), Francia (42%), Hungría (41%) y el Reino Unido e Irlanda (40%); los menores porcentajes, sin embargo, se encuentran en los Países Bajos (14%) e Italia (16%). Entre los perfiles sociales de los iberoamericanos asentados en Europa, también se destaca el de los estudiantes. Se trata de una población que, en principio, disfruta de una estancia limitada en Europa, pero que en muchos casos termina convirtiéndose en residente permanente. Con todo, la interinidad de las estancias estudiantiles queda difuminada por la constancia, el volumen y el crecimiento de este tipo de residentes en Europa, lo que los convierte, en conjunto, en una parte significativa del paisaje social europeo y, muy singularmente, de su panorama cultural. Este componente poblacional a menudo es agente primario de la influencia iberoamericana en Europa y sirve de escaparate de una población mucho mayor en dimensiones demográficas. Los estudiantes universitarios iberoamericanos constituyen una de las caras más amables y enriquecedoras de la presencia iberoamericana en Europa.
Tratamiento de la imagen y la información en televisión de la inmigración hacia España Existe un tratamiento informativo de la inmigración y que, si no existe, debiera existir. En idéntica situación se encuentran otros asuntos de actualidad permanente y de gran interés social como el terrorismo, la violencia de género, la información sobre drogodependencias y todas aquellas informaciones que afectan al menor. Organizaciones que trabajan en la inmigración, en el menor o en las drogas, coinciden plenamente en sus críticas a los medios de comunicación. Se pueden resumir en las siguientes.
Superficialidad en el tratamiento del problema. No cumplen con su labor formativa. El modelo periodístico es parcial y reduccionista. Prima lo novedoso frente a las necesidades reales. No cumplen su función social.
Se habla de estos problemas de forma genérica. Hay una escasez de reflexión que coincide con una visión estereotipada de la realidad. La visión estereotipada conduce en demasiadas ocasiones a la denominada “profecía autocumplida”. Si consideramos normal que un joven beba o consuma alguna pastilla el fin de semana, ese joven, si realmente lo hace, pensará que está obrando conforme a un patrón de normalidad. Si proyectamos una visión determinada del inmigrante, del colombiano, del rumano, dicha visión puede acabar afectando a la conducta. Si planteamos la inmigración como un problema, lo acabará siendo. El alejamiento entre los medios y las necesidades reales de sus audiencias hace que la mayoría de informaciones sobre colectivos considerados problemáticos se refieran a sucesos, muertes y delitos. Es decir, primacía casi absoluta de la vertiente jurídico-policial, del espectáculo informativo y escasa presencia de informaciones que incidan en las cuestiones de fondo. Los medios, salvo en las grandes empresas, carecen de periodistas especializados, lo que se traduce en importantes lagunas en la dimensión formativa. En el caso que nos ocupa, mientras el fenómeno de la inmigración ha evolucionado, no todos los medios de comunicación han variado el tratamiento mediático. Persisten rutinas e inercias cuyo principal síntoma es el propio lenguaje, el escrito y el visual.
Tratamiento informativo Atendiendo a los trabajos del MIGRACOM podemos hablar de “un tratamiento informativo positivo y, por tanto, con la debida calidad a los inmigrantes y a sus respectivas culturas, cuando se usan adecuadamente toda una serie de elementos periodísticos, gramaticales, textuales, visuales y sonoros con el correspondiente contraste metodológico y teórico que requieren”. Sin embargo, ese tratamiento informativo deseable choca con la realidad de los medios de comunicación, más aún en el caso de la televisión. Para entender el por qué de los tratamientos informativos debemos saber cómo se trabaja actualmente en televisión y bajo qué preceptos. A un informativo de televisión se le pide que informe verazmente, respetando los principios editoriales y empresariales, alcanzando a una audiencia mayoritaria y, para que esto último sea posible, entreteniendo. Es la lucha diaria por lograr la cuadratura del círculo, aunque ello suponga sacrificar determinados valores que hasta hace pocos años eran la esencia del prestigio periodístico. En el espectáculo informativotelevisivo mandan la imagen, el ritmo narrativo y las dotes comunicativas-dramáticas del presentador. El valor de los contenidos queda supeditado a la consecución del espectáculo, de modo que, como afirma Ignacio Ramonet “el telediario no está hecho para informar, sino para distraer. Está estructurado como una película de Hollywood… empieza de una cierta manera y acaba con un final feliz.” En este contexto se inserta el tratamiento informativo de la inmigración, sin olvidar que la televisión, además de reproducir fragmentos de la realidad, la moldea y la transforma.
Una característica no solo de los medios, sino de la propia naturaleza humana, es la necesidad de reducir y simplificar, de buscar bandos y culpables. Van Dik señala en este aspecto una tendencia de los medios a asociar a los inmigrantes del sur con amenazas socioeconómicas y culturales, de modo que cuando se habla de inmigración, en la mayoría de ocasiones se habla de problemas. Incluso hay un doble lenguaje según la procedencia del inmigrante: muchas informaciones sobre europeos del este, africanos y asiáticos son negativas (control de fronteras, pateras, lucha contra las mafias, sucesos...) mientras que aquellas otras referidas a latinoamericanos disfrutan de cualidades más positivas (avances en la convivencia, políticas de empleo, medidas de acogida…). Esto es más grave en televisión, donde la brevedad obliga a usurpar datos de contexto y todo tiende a la máxima simplificación. Tradicionalmente los medios han dispensado un tratamiento negativo hacia las minorías, asociándolas a conflictos y actos delictivos. Si decimos “narcotráfico”, “bandas”, “mafias”, “blanqueo de dinero”, “terrorismo internacional”, pensamos más en extranjeros que en nacionales; el espectador lo asocia con amenazas que vienen de fuera. Por tanto, el propio enfoque de partida es inmigración = problemas. Este cliché dará lugar a otros muchos, de modo que asociamos a los colombianos con el narcotráfico y a los rumanos con la trata de blancas y el robo de coches de lujo. Además, con harta frecuencia, cuando se habla del país de origen de los inmigrantes es por causa de alguna desgracia, lo que se convierte en otro factor deformante de la realidad. Esta tendencia a la simplificación se une a la ignorancia de la realidad del inmigrante: origen, motivaciones, aspiraciones, grado de formación, etc. Todo eso no encaja en la dramaturgia televisiva. La televisión funciona por impulsos paralelos a la evolución de las audiencias. Igual que el tsunami fue noticia de apertura durante una semana y acto seguido casi desapareció, informar sobre la inmigración es un fenómeno cíclico, con picos y valles; tan pronto los inmigrantes son invisibles como se convierten en una amenaza para el orden social o pasan a ser la garantía del sistema de pensiones. Tan pronto se habla de “invasión silenciosa” como se afirma que si no fuera por los inmigrantes Madrid quedaría paralizada. Estas posturas extremas sí encajan plenamente en el espectáculo televisivo hasta el punto de que los informativos, de manera consciente o inconsciente, incluso los de mayor prestigio, con demasiada frecuencia se convierten en transmisores de ideas que en nada ayudan a la comprensión del fenómeno de la inmigración y a que la opinión pública acepte plenamente la diversidad. Pero a pesar de que el espectáculo televisivo es el que manda, también es cierto que está habiendo un incremento constante de informaciones sobre inmigración: Número de noticias que incluyen las palabras “inmigración”, “racismo” o “xenofobia” 2004 2003 Prensa 24.230 23.082 Televisión 3.413 3.565 Radio 4.433 4.909 Total 32.076 31.556 Fuente: Agencia Efe (2003 y 2004)
Este incremento de noticias se ha unido en los últimos años al denominado tratamiento multipolar, es decir, se está abordando la inmigración desde distintos puntos de vista, pese a las inercias propias de los medios. Esta visión multipolar se aprecia fácilmente cuando observamos que el origen de una noticia sobre inmigración ya no es solo la sección de sucesos sino que puede ser el área de información económica, social, internacional, cultural o nacional. Sin embargo, a pesar de la tendencia a ampliar el horizonte informativo de la inmigración, subsiste la mirada centralizadora o, como señalan diversos autores, estamos ante una mirada multipolar pero demasiado eurocéntrica. Hablamos de la inmigración a nuestra manera, desde el prisma europeo, lo cual genera actitudes que van desde el rechazo hasta el paternalismo. Según la Secretaría de Estado de Inmigración e Emigración, el 31 de Diciembre de 2004 había en España 1.977.291 extranjeros con tarjeta o autorización de residencia. Por sexo, el 54% de los extranjeros con tarjeta de residencia son varones y el 46% mujeres. La edad media era de 34 años, tanto en varones como en mujeres. Pero estas cifras están muy alejadas de la realidad. Atendiendo a los datos de empadronamiento facilitados por el Instituto Nacional de Estadística, España ha pasado de 924.000 inmigrantes en el año 2000 (2’3% de la población) a 3.500.000 inmigrantes en 2005 (8% de una población de 43.700.000 habitantes). A pesar de que las cifras son elocuentes apenas sabemos nada de los inmigrantes. Es más llamativo en el caso de las mujeres inmigrantes que, informativamente, no existen a pesar de ser la mitad y de que cada vez es mayor el flujo. Es más, cuando las mujeres inmigrantes aparecen en la prensa lo hacen a menudo como víctimas. En palabras de la antropóloga Dolores Juliano “la representación de la mujer inmigrante como víctima contrasta con la heroicidad del viaje iniciático que tradicionalmente se ha vinculado al varón que emigra”. 4 Las temáticas más habituales referidas a mujeres inmigrantes en los últimos años han sido la prostitución, el uso del pañuelo y la mutilación genital. Solo en los últimos meses se está hablando de las miles de mujeres inmigrantes que trabajan como empleadas domésticas y cuidadoras de ancianos. La Fundación Iberoamérica-Europa, en el informe anual correspondiente a 2003, realiza una valoración positiva sobre el tratamiento informativo de la inmigración en España. Sin embargo, este informe refleja algunos datos que inducen a la reflexión:
Se computaron 35.000 noticias aparecidas en prensa, radio y televisión durante 2003. El 41% tuvo su origen en el poder ejecutivo, es decir, administraciones y fuerzas de seguridad del estado. En el cuarto trimestre solo el 0’49% de las informaciones tuvieron su origen en los propios colectivos de inmigrantes. En el caso de la televisión, el informe contempla 1.107 noticias sobre lucha contra las mafias y control de fronteras frente a 584 sobre convivencia, acciones humanitarias, inmigración regular y políticas activas de vivienda, empleo, educación, etc.
Queda claro que los inmigrantes participan en una mínima parte de las informaciones y que la mayoría de las noticias relacionadas con la inmigración son negativas. Así lo reflejan los
últimos barómetros del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas); en Enero de 2005 la inmigración aparece como el tercer problema para los españoles, por detrás del paro y el terrorismo y por delante de otros como la vivienda y la inseguridad ciudadana. Desde las más diversas instituciones, incluidos los medios de comunicación, se ha alumbrado un nuevo discurso sobre la inmigración. Tal vez por la inexperiencia de España como país receptor, algunos han creído conveniente justificar la llegada masiva de inmigrantes en función de su utilidad; algo así como la inmigración es necesaria porque los inmigrantes hacen todo aquello que desprecian los españoles. En el mes de enero, en vísperas del nuevo proceso de regularización de inmigrantes en España, una de las principales televisiones emitió un pequeño reportaje en el que se veían imágenes de decenas de ecuatorianos esperando la apertura del consulado. La frase que acompañaba a las imágenes era la siguiente: “En esta cola están los que limpian nuestros hogares, cuidan a nuestros ancianos y construyen nuestras casas…”. Esta visión pragmática sigue rehuyendo la identidad de la inmigración y el discurso, en sí perverso, puede serlo aún más en función de los avatares económicos. En este sentido, los medios de comunicación no deberían contribuir a crear una justificación coyuntural de la inmigración. Más bien, la inmigración debería ser tratada como un fenómeno de carácter permanente. Pero en la actualidad prevalece una visión mediática demasiado estrecha algunos de cuyos rasgos serían:
Simplificación de mensajes, persisten los estereotipos. Se alienta lo visual y lo polémico y se silencia la normalidad La inmigración se sigue planteando como un problema Se desconoce la esencia de la inmigración, predomina la cifra sin rostro, sin identidad El tratamiento informativo toma la perspectiva del país receptor Justificación de la inmigración por su “utilidad” Invisibilidad de las mujeres
En Noviembre de 2004 los agentes sociales de la Unión Europea y del sur y este del Mediterráneo elaboraron un documento con 20 medidas acerca de la inmigración, varias de las cuales enfatizan en la educación y la información. Una de las propuestas es justamente la de “llevar a cabo una política de información y comunicación lo más amplia posible acerca de la aportación económica y el enriquecimiento cultural que realizan los inmigrantes.” En otras palabras, se propugna favorecer un mensaje positivo que hable de la contribución de los inmigrantes al sistema productivo, al equilibrio demográfico y al sustrato cultural. Hay dos sectores que, por su propia naturaleza, se han adelantado a los medios de comunicación a la hora de definir la situación en materia de inmigración y las perspectivas de España. Uno es el sector bancario; según datos del Banco de España, en el periodo EneroNoviembre de 2004, los inmigrantes residentes en España enviaron a sus países de origen remesas por importe de casi 3.100 millones de euros, un 18’9% más que en el mismo periodo de 2003. España es la octava potencia mundial por emisión de remesas. El segundo sector es el de las agencias de publicidad, urgidas por los anunciantes para definir los patrones de comportamiento y de consumo de los 3’5 millones de inmigrantes que
presuntamente residen en España. Las agencias han invertido tiempo y dinero para elaborar minuciosos estudios sobre los orígenes, tipología, formación, motivaciones, ideales y aspiraciones de los inmigrantes; poseen un conocimiento más certero, aunque sea finalmente para hacer valer el eslogan “consumo, luego soy”.
Propuestas de actuación en relación a la información La mayor parte de las propuestas de trabajo publicadas hasta la fecha coinciden en determinados elementos susceptibles de mejora. Quizás el más evidente sea el del lenguaje: evitar palabras genéricas que puedan perjudicar a todo un colectivo, uso adecuado de los vocablos “avalancha”, “oleada”, “llegada masiva”, “alud”, “brote” o bien de los adjetivos “ilegal”, “irregular” y “sin papeles”, etc. También se insiste en extremar las precauciones con la selección de imágenes que sirven para ilustrar una noticia. Sin embargo, estas propuestas concretas deberían estar supeditadas a un planteamiento empresarial global, con horizontes diáfanos y trasladables a la profesión: -Las empresas de comunicación deben adoptar una actitud responsable y activa en el fomento de la convivencia y la promoción de valores. Es la llamada pedagogía de la diversidad, de los valores personales y culturales, que debería ir acompañada del abandono del sensacionalismo. Es necesario modificar el punto de partida de numerosas informaciones, “inmigración = problema” y evitar el vínculo que se establece entre inmigrantes y violencia, ilegalidad, delincuencia. -Esta actitud responsable debe implicar la formación adecuada del periodista. -Diversificar las fuentes, no ceñirlas a las institucionales. Casi siempre se da la información desde el punto de vista del receptor de la inmigración. Los inmigrantes carecen de un protagonismo mediático acorde con su presencia. -Presentar a los inmigrantes en situaciones de normalidad, vida cotidiana y arraigo: trabajan, compran, leen, pasean, comparten experiencias con nacionales, etc. Dicho de otro modo, hay que pensar en la inmigración como en un fenómeno permanente (no transitorio) y prestar mayor atención, en cantidad y calidad, a los que ya están con nosotros en lugar de centrar el interés informativo en los que siguen llegando. -Ampliar los ámbitos informativos, saber más de los países de origen, legislación, experiencias de integración, cultura y arte, etc. A estas propuestas cabría sumar otras específicas del medio televisivo: -Extender el uso de géneros informativos que permitan profundizar en los hechos. -No abusar de imágenes de archivo para hablar de inmigración, menos aún de imágenes de pateras puesto que crean la sensación de que todos los inmigrantes están en situación irregular.
-Vigilar el uso de la cámara con planos que no favorezcan la percepción de recelo, inseguridad y desconfianza. -Lo mismo ocurre con la luz. Lugares poco iluminados transmiten intranquilidad y, a la inversa, un lugar bien iluminado transmite naturalidad, serenidad, normalidad. -Se da un abuso de imágenes de inmigrantes con vestimentas que indican baja categoría social. Del mismo modo, existe un abuso de imágenes de inmigrantes ociosos. -Vigilar el uso de imágenes de muerte. Aplicar a los extranjeros el mismo trato y los mismos criterios éticos que a los nacionales en cuanto al respeto al dolor de las familias. Pero todas estas propuestas dependerán de que las empresas y periodistas reflexionen profundamente sobre la inmigración y modifiquen algunos de sus puntos de vista. Finalmente, dependerán de que se abandone la perspectiva de la sociedad superior que acoge al inferior y de que se fomente el mutuo conocimiento de las distintas culturas. “Un mejor conocimiento de las múltiples contribuciones que los inmigrantes hacen a la sociedad receptora permitiría que los ciudadanos se forjasen una opinión más objetiva sobre la inmigración y los inmigrantes. La forma más eficaz de conseguirlo consiste en fomentar el contacto entre distintas culturas y favorecer el conocimiento directo entre inmigrantes y autóctonos, hasta que esa misma división se diluya. Eso haría posible que, ante un hecho negativo en el que hayan participado inmigrantes, los ciudadanos se interesasen más por las circunstancias del suceso que por la nacionalidad de los participantes”.
Por último, se percibe cierta tendencia a la percepción del inmigrante como recurso humano que viene a colaborar con el éxito económico español desde una posición social desventajosa y conformando lo que se ha dado en llamar nueva clase humilde o menesterosa. Desde una perspectiva psico-social, el discurso sobre el inmigrante y el espacio desde el cual proviene no se encuentra, según se ha referido, desprovista de ciertos prejuicios que atentan contra la inclusión y asimilación estructural de los recién llegados a la sociedad española. A los efectos de revertir las consecuencias de este escenario, deben arbitrarse los medios necesarios, a nivel de política educativa y cultural, para propiciar una integración sostenible en el tiempo entre peninsulares y nuevos ciudadanos.
Efectos de la imagen de la inmigración sobre los inmigrados latinoamericanos Hay que indicar que los inmigrantes y desplazados internos son susceptibles de sufrir alguna forma de síndrome del inmigrante, ese trastorno presenta factores de riesgo que no se producen desde un ámbito meramente psicológico sino que dependen de un contexto político, y de la decisiones que afectan a las condiciones en la que se produce la recepción de la inmigración. Si bien los psicólogos no terminan de analizar esta dimensión, resulta interesante que mencione ese factor en la construcción del discurso psicológico y clínico sobre el inmigrante.
En otro contexto de investigación totalmente distinto, el que tiene que ver con los discursos que se producen en los medios masivos de comunicación, un equipo de investigadores presentó un trabajo titulado Representaciones de latinoamericanos en la prensa española…en el congreso X de Latinoamericanistas españoles. Este trabajo, de una rigurosidad metodológica relevante ya que tiene en cuenta aspectos cualitativos (como el racismo simbólico) y aspectos cuantitativos para medir frecuencias, presenta resultados que permiten afirmar que se están aplicando estrategias discursivas que fomentan una cierta correlación ilusoria, al asociar Latinoamérica con acontecimientos y resultados de carácter negativo, observándose diferencias significativas en función del país protagonista de la información. Por ejemplo, Venezuela y Colombia, en particular, se asocian con temas negativos como los conflictos armados, los sucesos, accidentes y desastres naturales y con encuadres de conflicto e interés humano. En este contexto, se utiliza el concepto de racismo simbólico, acuñado durante los años 70. La expresión de este sentimiento negativo hacia los miembros de otros grupos étnicos, culturales e inmigrantes en general, no se traduce en odio y hostilidad manifiesta, sino en incomodidad, inseguridad, disgusto y, a veces miedo y resentimiento. De este modo, se diferencia un prejuicio manifiesto o racismo tradicional (prácticas de discriminación abierta, creencias estereotípicas sobre la inteligencia, honestidad, etc. de otras culturas apoyo a la segregación, etc.) de un prejuicio o racismo sutil que se caracteriza por un patrón cognitivo y afectivo de menor manifestación de sentimientos positivos hacia miembros de otros grupos étnicos. Con respecto a la otra categoría de análisis, la correlación ilusoria, ha sido utilizada por el lingüista Teun van Dijk (1994, 1996) para analizar el discurso de las noticias. El autor ha señalado que temas como el crimen, las drogas, y la violencia en general es más probable que se acompañen de protagonistas que pertenecen a minorías étnicas. Se fomenta así la percepción de la relación entre dos variables (pertenencia a un grupo y una conducta o actividad determinada) donde no existe ninguna, o percepción de una relación más fuerte de la que existe en realidad. Esto es una correlación ilusoria. El discurso de los noticiarios suelen vincular rasgos distintivos del protagonista (“ser inmigrante”) con conductas o atributos negativos (actos criminales, vandalismo, revueltas, altercados callejeros, etc.) La pregunta sería entonces ¿Hasta qué punto esa forma discursiva puede reforzar visiones (representaciones) estereotípicas y xenófobas de las minorías étnicas o de los inmigrantes? Esta pregunta, que en el caso de los discursos mediáticos ha sido frecuentemente planteada, también es aplicable al discurso clínico si este no tiene en cuenta todos los elementos no directamente psicológicos que entran en juego en la atribución de patologías al inmigrante. Para este tipo de análisis sería entonces interesante aproximarse otras propuestas tales como las que plantea Michel Foucault a la hora de analizar las prácticas y los discursos vinculados con la psicología clínica. Otros autores que han trabajado la cuestión de la minorías étnicas en relación a los medios masivos, llegan a conclusiones en las que afirman que es mucho más probable que, en las noticias sobre crímenes, aparezcan como responsables de los delitos personas de origen afro-americano o latino, que personas pertenecientes a la mayoría blanca. Todo ello contribuye a que en la cobertura sobre el crimen predomine un “discurso de la responsabilidad étnica”, mediante el cual se encuadra el problema del crimen como un comportamiento cometido por grupos étnicos, a los que se define implícitamente como
grupos conflictivos y se acentúa el efecto perjudicial del comportamiento de dichas minorías para el propio grupo dominante. En los estudios de estos investigadores, la pregunta sobre los formatos discursivos entonces encuentra una respuesta que responsabiliza a los medios de comunicación y sus modos de representación en cuanto que estarían cumpliendo una función legitimadora de los estereotipos que circulan sobre el inmigrante y contribuyendo, de manera indirecta, a que en las sociedades modernas se perciba como poco aconsejable la convivencia entre personas de diversos orígenes étnicos al acentuarse en la cobertura informativa los daños y efectos más negativos en detrimento de los aspectos positivos como pueda ser la contribución socio-económica de las minorías étnicas y los inmigrantes. Los análisis realizados por los autores se basan en la selección de variables como responsabilidades, conflictividad, etc., que puedan ir identificando encuadres caracterizados por esas variables. La denominada teoría del framing describe el proceso por el cual los medios encuadran los acontecimientos sociales a partir de los siguientes items: seleccionando algunos aspectos de una realidad percibida (que recibirán una mayor relevancia en un mensaje que otros), asignándoles una definición concreta, una interpretación causal, un juicio moral y/o una recomendación para su tratamiento. En este sentido, los encuadres no remiten a la historia o génesis de la noticia sino al tratamiento que se da al acontecimiento relatado en la misma. Latinoamérica tienen que ver con la política (64.9%), las relaciones internacionales (50.1%), el interés humano (36.9%), la justicia (33.3%), los sucesos (30.8%), la economía (26.7%) y los conflictos armados (22.5%). Acontecimientos que, por lo general, se enfocan con un carácter evaluativo negativo y en relatos que evidencian más tensión que neutralidad o un tratamiento más distendido. A partir de esta información, distintos expertos han ido identificando además qué temas se asocian con menor o mayor intensidad a cada uno de los países latinoamericanos que se mencionan, y en qué tono y con qué valoración se presenta el tema. El encuadre de conflicto tiende a utilizarse con mayor intensidad en las informaciones sobre Venezuela, Chile, Colombia y Argentina, mientras que se utilizan en menor medida cuando los países protagonistas son Brasil, otros países de Centro América, México y otros países de Sudamérica. El encuadre de consecuencias económicas se utiliza en mayor medida para informaciones de Brasil y, en menor medida, para otros países de Sudamérica, Colombia, Cuba, Chile, México, otros países de Centro América y Venezuela. Es interesante destacar la conclusión a la que llegan los expertos al plantear que la constatación de diferencias significativas en la cobertura de los distintos países en las diferentes variables consideradas (temas tratados, carácter evaluativo de la información, tono del relato y encuadres noticiosos), plantea que podría hablarse de países desprestigiados y países ensalzados mediáticamente. Entre los primeros, cabe destacar Venezuela y Colombia que, por distintas razones, se asocian a temas como los conflictos armados, los sucesos, el interés humano, defensa, accidentes y desastres naturales. De hecho, también para estos dos países predomina un tratamiento informativo basado en encuadres de conflicto y de interés humano. Entre los países ensalzados por la prensa española se encuentran México
(vinculado con temas como la cultura, la religión, la convivencia, la educación y la ciencia, además en clave positiva), Brasil (cuyas informaciones se asocian con los asuntos económicos y de trabajo, en un tono distendido y positivo) y Cuba (con una cobertura asociada a las relaciones internacionales, la cultura, la inmigración y la convivencia, también en un tono positivo). Con respecto a este “racismo simbólico” que se detecta en los medios los expertos arriesgan una hipótesis: una cobertura tan negativa de Latinoamérica (y en particular de países que mantienen un alto flujo migratorio con España, como Colombia), puede contribuir a medio y largo plazo al florecimiento de estereotipos, actitudes prejuiciosas y sentimientos de “amenaza”. En otros términos, existen respuestas cognitivas reseñables de los encuadres y discursos que circulan entre los medios de comunicación y los discursos e imaginarios que se producen en otros contextos simbólicos. Aunque los autores no proponen una relación causa-efecto. Con respecto a la representación del inmigrante en los formatos televisivos, es posible observar que en muchas tiras, o programas que responden al formato del sit com, aparecen personajes que son inmigrantes. Aunque no se ha realizado una investigación cuantitativa tan rigurosa a nivel metodológico como la planteada por los investigadores que han trabajo sobre la prensa escrita, si es posible, y con un análisis hermenéutico mínimo, detectar que muchos de los personajes que encarnan los inmigrantes, suelen responder a estereotipos, o están involucrados en situaciones negativas con respecto a su comportamiento social. Un caso que apareció en una comedia era el de un joven colombiano que se enamoraba de una chica española. El ex novio de la chica al enterarse que pensaban casarse, va a advertirla con respecto a los intereses del joven colombiano para casarse con ella (obtener su residencia). Cuando ella se niega a dejarlo, el ex novio le dice al chico colombiano que le ofrece un trabajo con contrato y, por ende, con la posibilidad de fijar su residencia a cambio de que renuncie a casarse con su ex novia. El chico colombiano al principio se niega, pero finalmente acepta. Las situaciones como estas se repiten. Con un tiempo que es propio de la televisión. No permite alcanzar a vislumbrar la historia del personaje, su psicología, su tiempo y sus vicisitudes. Esto no supone una crítica al formato televisivo. Pero sí llama la atención que este tipo de comedias (de las cuales muchas ni siquiera logran cumplir con el formato y resultan aburridas) en las que han comenzado a proliferar personajes de inmigrantes, de distintas procedencias y culturas, tengan un éxito tan inusitado. Mientras que no ocurre lo mismo con otro tipo de programas como Vientos de agua en el que el tema de la inmigración es visto no sólo con un abordaje más relacionado con las convenciones narrativas cinematográficas, sino que es tratado en su dimensión no sólo estructural sino genética. Es decir pone en escena esa parte de la historia en la que las sociedades llamadas “receptoras”, como lo es en este momento la sociedad española, también han sido sociedades “expulsoras”, un momento narrativo que, aparentemente, no se desea ver.
Conclusión La popularidad y la extensión de la lengua española en Europa durante los siglos XVI y XVII son un hecho que ha llamado la atención de los especialistas. Juan de Valdés comentaba que en Italia se tenía por gentileza y galanía saber hablar castellano; Cervantes afirmaba que en Francia ni varón ni mujer deja de aprenderla; y Villalón señalaba que “Aún en Alemania se huelgan en la hablar”. Las causas de esta demostración del atractivo hispano hay que buscarlas en las condiciones de la política y en el prestigio de la cultura española de la época. Actualmente hay que hablar más bien de una afluencia demográfica desde América motivada por causas políticas y económicas. Hoy no se vive en Europa la influencia hispánica de un modelo literario, pero sí de un modo de hacer cultura y de transmitirla, muy singularmente en los campos creativos de la literatura y las artes plásticas. Todo ello está llevando al surgimiento de una renovada visión europea de Iberoamérica y de una visión americana de Europa. La demografía ha contribuido a que lo hispano sea una realidad pujante en Europa y a darle pie para demostrar su capacidad de sincretismo. A ello contribuye el hecho de que muchos elementos culturales americanos son de cuño europeo, pues obedecen a materias trasplantadas y replantadas, por medio de las grandes migraciones, desde finales del siglo XIX, hasta los comienzos del siglo XX. En ciertos aspectos, podría hablarse de un paralelismo entre la presencia que lo hispánico tiene en Europa y en EEUU: la población inmigrante se concentra por regiones según el país de origen, muestra una importante homogeneidad y persistencia cultural y presta especial atención a la lengua como seña de identidad. Además, si España está sirviendo de cabeza de puente para los americanos en Europa, el suroeste estadounidense –territorio fronterizo y antiguo espacio hispánico– está cumpliendo una función similar para los hispanos en el conjunto de EEUU. El paralelismo podría reflejarse también en la necesidad de atender de un modo específico a la enseñanza de español para las segundas generaciones dentro de los sistemas educativos públicos. En el plano de las políticas públicas de recepción de inmigrantes latinoamericanos, deben ser rescatados, en este acápite conclusivo, ciertos elementos. En principio, no ha habido una política específica y constante para la recepción de inmigrantes latinoamericanos. Sí debe hacerse mención de los acuerdos bilaterales con determinadas naciones latinoamericanas para asegurar la llegada a España de un cierto número o contingente de individuos que pasan a engrosar el mercado laboral secundario. A su vez, la llegada de inmigrantes de Latinoamérica se ha visto obstaculizada por la solicitud de visa a ciudadanos de algunos de sus Estados. Todo ello como consecuencia de los acuerdos, a nivel supranacional, existentes en el marco de la Unión Europea. Asimismo, el acceso de los inmigrantes a los servicios sociales prestados por el Estado español no se halla completamente asegurado, lo que no condice con el aporte que la masa laboral latinoamericana realiza al tesoro hispánico. Los derechos políticos no han sido reconocidos a los inmigrantes en España. Acontece, en consecuencia, una situación paradojal, los inmigrantes realizan su aporte económico al crecimiento del Estado pero carece de los atributos para decidir respecto a su comportamiento, y más aún de cómo cambiar su imagen en muchas ocasiones frente a la sociedad receptora.
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