República Bolivariana de Venezuela
Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez Rectorado
Revista
Educación y Ciencias Humanas
Ediciones del Decanato de Educación Avanzada
Nueva Etapa. Año XIV - N° 29. Julio-Diciembre 2011
AUTORIDADES DE LA UNESR Mirian Balestrini Rectora
Julio Valdez Vicerrector Académico
Alba Chaustre Vicerrectora Administrativa
Ana Alejandrina Reyes Secretaria
AUTORIDADES DEL DECANATO DE EDUCACIÓN AVANZADA Magaldi Téllez Decana
Gloria Mateus Directora de Formación Avanzada
Patricia Yáñez Directora de Investigación
Marina Smeja Directora de Cooperación, Educación Continua e Interacción con las Comunidades
Damelys Yégüez Directora de Secretaría
Zaire Pláter Directora de Administración
El propósito de la revista Educación y Ciencias Humanas es ofrecer un espacio para la publicación y difusión de diversas formas de creación intelectual asociadas al fortalecimiento académico de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez y su proyección nacional e internacional.
Portada: Julio César Tábata Corrección: Equipo Sociologando (www.sociologando.org.ve) Traducción: Beatriz Blanco Diagramación y montaje: Rebeca Marchena Requena Depósito legal: PP 93-0180 Copyright: UNESR ISSN: 1315.1762
REVISTA EDUCACIÓN Y CIENCIAS HUMANAS
EDITORA Patricia Yáñez
COMITÉ EDITORIAL Antonio Navas Daisy D’Amario Elsa Espinoza Iluska Salazar Marina Smeja Minelia Ledezma
ASISTENTE EDITORIAL Olady Agudelo
COMITÉ ASESOR NACIONAL E INTERNACIONAL Carlos Skliar (Argentina) María Lourdes González-Luís (España) Claudio Lozano (España) Violeta Guyot (Argentina) Magaldi Téllez (Venezuela) Xiomara Martínez (Venezuela) Xiomara Muro (Venezuela)
Revista arbitrada Indizada en: IRESIE, Universidad Nacional Autónoma de México. OEI, Organización de Estados Iberoamericanos, Madrid, España. REVENCYT, Revista Venezolana de Ciencia y Tecnología, Mérida, Venezuela. LATINDEX, Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal (UNAM – México) SERIUNAM, Catálogo Colectivo (UNAM – México) FONACIT, Fondo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, Caracas, Venezuela. Incluida en la Base de Datos de: UNIVERSIDADE DO VALE DO RIO DOS SINOS, Brasil. IVIC, Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, Caracas, Venezuela. IESA, Instituto de Estudios Superiores en Administración, Caracas, Venezuela. CENTRO GUMILLA, Caracas, Venezuela.
La información contenida en los textos publicados en este número es de la entera responsabilidad de los autores. Está permitida la reproducción total o parcial de los textos contenidos en este número siempre que sea citada la fuente. Comité Asesor Nacional e Internacional.
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SUMARIO Nota editorial ..................................................................................................9 ENSAYOS Confines de la representación política: entre multitud, pueblo y ciudadanía Xiomara Martínez Oliveros................................................................15 Educación popular: opción transformadora y emancipadora para los pueblos de América Iluska Salazar.....................................................................................31 El aula de clases: comunidad de conocimientos y de ritos Gilberto Aranguren ...........................................................................49 La redimensión del currículum apoyado en tecnologías Magally Briceño y Migdy Chacín.......................................................73 DOSSIER DE INVESTIGACIÓN La evaluación: una aproximación a su aplicación en el campo de las dificultades de aprendizaje Lidmi Fuguet y Jenica Lizardo...........................................................97 Significaciones onto-epistemológicas de la articulación socio-comunitaria Ana María Osorio González.............................................................119 RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS Manual de redacción académica e investigativa: cómo escribir, evaluar y publicar artículos Olady Agudelo..................................................................................139 Andragogía: una lectura prospectiva Olady Agudelo..................................................................................143 INSTRUCCIÓN PARA AUTORES Y ÁRBITROS….............................147
Nota editorial La Revista Educación y Ciencias Humanas Nueva Etapa, presenta su publicación número 29 correspondiente a diciembre 2011, cumpliendo de esta manera su compromiso de dar continuidad a la labor de promoción de la investigación y socialización del conocimiento, asumida desde el trabajo editorial del Decanato de Educación Avanzada de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez. El proceso de transformación de los programas de postgrado, iniciado en el año 2011, sobre la base de una propuesta educativa centrada en la creación intelectual, acentúa la importancia de ofrecer estos espacios para el intercambio de saberes y experiencias investigativas. En esta ocasión los ensayos e informes de investigación presentados, tocan temas relacionados con la educación, su práctica pedagógica y los contextos sociopolíticos en que ésta tiene lugar; constituyendo todos ellos aportes relevantes en la construcción de conocimiento en el área. Xiomara Martínez Oliveros en su artículo “Confines de la representación política: entre multitud, pueblo y ciudadanía”, da cuenta del esfuerzo que realiza por pensar en una vía de escape a la teoría política liberal, dada su naturaleza individualizante, ordenadora y despolitizadora, lo que pasa necesariamente por reconocer que la política está atravesada por una conflictividad ontológica. Su apuesta por una radicalización democrática supone una expansión cualitativa e igualmente radical de la política que permita el reconocimiento de sujetos heterogéneos, con distintos intereses, capacidades y culturas, abandonando así la ficción del pueblo como un bloque indiferenciado e inmejorablemente representado por el Estado liberal burgués que presuntamente interpreta la voluntad del conjunto de los ciudadanos de forma adecuada. En el ensayo “Educación popular: opción transformadora y emancipadora para los pueblos de América”, Iluska Salazar reitera el profundo significado revolucionario y emancipador del pensamiento educativo de Simón Rodríguez, resaltando su aporte como sustento de la educación popular, en tanto opción potenciadora de una profunda transformación que trasciende los marcos de una reforma educativa. Mediante un estudio analítico de escritos de Simón Rodríguez, la autora redimensiona, resignifica y rescata la vigencia del pensamiento de este gran educador y filósofo en la Venezuela actual.
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Nota editorial Gilberto Aranguren conceptualiza en su ensayo “El aula de clases: comunidad de conocimientos y de ritos”, la idea de comunidad de conocimientos en el aula de clases, en tanto sistema de vida en donde los diferentes actores interactúan, en función de un proceso de intercambio y producción de saberes, mediante la organización y sistematización de lo aprehendido. Insertando este proceso de producción de saberes, en un espacio tiempo histórico y social, analiza el rol de las tradiciones, ritos y costumbres en éste y sus interdependencias. Magaly Briceño y Migdy Chacín en su ensayo, “La redimensión del currículum apoyado en tecnologías”, analizan esta tendencia a partir de la incorporación de las tecnologías de información y comunicación en el proceso enseñanza y aprendizaje. En este sentido destacan la importancia de la búsqueda paradigmática o de enfoques sobre currículo y tecnología, valorando la teoría como sustento de cada uno de los elementos que conforman la estructura curricular. A partir del examen de los análisis teóricos y metodológicos producidos en las líneas de investigación “Implicaciones de la tecnología en los procesos de aprendizaje de las organizaciones educativas” y “Estudios de la función docente”; las autoras ratifican la importancia de la tecnología en el aprendizaje, en un contexto de búsqueda de respuestas a las incertidumbres, exigencias y retos del siglo XXI. El informe de investigación titulado, “La evaluación: una aproximación a su aplicación en el campo de las dificultades de aprendizaje”, realizada por Lidmi Fuguet y Jenica Lizard, corresponde a un estudio de campo exploratorio de naturaleza cualitativa, en el que se analizan las concepciones y las creencias que poseen los docentes especialistas en dificultades del aprendizaje, en cuanto al proceso de evaluación del educando que manifiesta ciertas debilidades en su rendimiento académico. A través de la experiencia realizada se identifican los tres elementos más resaltantes en este proceso: ausencia de criterios unificados, manejo de diversas posturas frente a la evaluación y carencia de un deber ser en cuanto a este proceso. Ana María Osorio realiza un aporte epistemológico y metodológico a la comprensión de los procesos comunitarios en su trabajo “Significaciones onto-epistemológicas de la articulación socio-comunitaria”. Propone abordar la articulación sociocomunitaria, desde una significación ontoepistemológica, sustentada en una perspectiva intersubjetiva. Se trata de develar los elementos
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Nota editorial que impactan la práctica de la articulación sociocomunitaria y conformar un conocimiento emergente multidimensional para la comprensión de la misma. Para la autora, el reto es lograr la develación de un conocimiento alternativo comunitario, a partir del estudio de las relaciones internas y profundas que se dan en los colectivos, respetando la originalidad y la individualidad de los fenómenos, e intentado explicar el sentido que los sujetos dan a sus propias situaciones. Finalmente se presentan dos reseñas de libros realizadas por Olady Agudelo, el primero de ellos, “Manual de redacción académica e investigativa: como escribir, evaluar y publicar artículos”, de Alexander A. Sánchez, es un trabajo de gran utilidad para académicos y estudiantes de postgrado y pregrado, puesto que su propósito es fortalecer las competencias en la escritura académico- investigativa. La segunda reseña corresponde al libro “Andragogía: una lectura prospectiva”, cuyo autor es Julio Valdez, destacado profesor y actual vicerrector de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez, quien a partir de su amplia experiencia, analiza desde una perspectiva teórica y práctica la andragogía y la educación de adultos, construyendo una interesante y transformadora propuesta educativa, a partir de elementos conceptuales y metodológicos integradores. El autor valoriza los aportes de la andragogía, desde una mirada crítica y prospectiva, ubicándola “de nuevo en el horizonte de la reflexiones vitales sobre el mundo de la educación hoy día”. El Comité Editorial
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Confines de la representación política: entre multitud, pueblo y ciudadanía Educación popular: opción transformadora y emancipadora para los pueblos de América El aula de clases: comunidad de conocimientos y de ritos La redimensión del currículum apoyado en tecnologías
Confines de la representación política: entre multitud, pueblo y ciudadanía Xiomara Martínez Oliveros1 RESUMEN Desde la lógica política de la modernidad capitalista, el reconocimiento de la diferencia no puede trascender el código binario y excluyente entre el reconocedor (el Estado) y el que demanda reconocimiento, entre el intérprete y el que debe ser interpretado. El constructo de la igualdad de los distintos sólo en la sociedad política, insiste en proteger las desigualdades sociales sustantivas, pero es necesario resaltar que se trata también de una sociedad política que reproduce el estatismo y su lógica burocrática. Desde allí ocurre el forzamiento de la multitud en “el pueblo” como unidad trascendente. Movimiento de tránsito desde los individuos privados –atomizados– (competitivos y egoístas de la sociedad civil) hacia el pueblo como sujeto político de lo público y cuerpo del soberano. Momento ficcional que, al tiempo en que pretende anular las singularidades sustituyéndolas por el individuo posesivo, pretende también dar cuenta de una razón general que comunique esa atomización individual. Con la construcción del pueblo -base política óntica especial de todo régimen populista- se soslaya y se conjura la potencia de la multitud como potencia de la socialidad política democrática, en el mismo acto en que se le objetiviza, en el mismo acto despolitizante en el que se le suspende y separa de lo social. La ficción liberal que sacrifica lo político y saca de la escena a la multitud sigue presente en los llamados “socialismos reales” y/o “populismos de izquierda”: ausencia del poder constituyente, de la potencia de la multitud y de la ciudadanía, que representa la fundación del Estado por ocultamiento del pueblo, quien sólo puede aparecer representado. De allí el interés, desde una perspectiva de radicalización democrática y revolucionaria por redimensionar el tema de la representación en ruptura con la metafísica del “pueblo”, que sirve de base al poder despótico y, en particular, al Estadoburocrático. Palabras clave: diversidad, diferencia, ciudadanía, multitud, pueblo.
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Doctora en Ciencias Sociales, coordinadora del Programa de Estudios sobre Socialidad y Subjetivación Política del CIPOST, de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Profesora del Doctorado en Ciencias Sociales y de la Escuela de Sociología de la UCV. Correo electrónico: mxiom1@gmail.com
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Limits of the political representation: between multitude, people and citizenship ABSTRACT From the political logic of the capitalist modernity, the recognition of the difference, there can not come out the binary and exclusive code between the reconnoisseur (the State) and the one that demands recognition, between the interpreter and the one that it must be interpreted. The constructo of the equality of the different ones only in the political company, insists on protecting the social substantive desigualdades, but it is necessary to highlight that it is a question also of a political company that it reproduces the statism and his bureaucratic logic. From there the raping of the multitude happens in " the people " as transcendent unit. Movement of traffic from the private individuals - atomized - (competitive and egoists of the civil society) towards the people like political subject of public and body of the sovereign one. Moment ficcional that, the time in which it tries to annul the singularities replacing with the possessive individual, it tries to realize also of a general reason that communicates this individual atomization. With the construction of the People - political base special 贸ntica of any populist regime is ignored and the power of the multitude is conspired as power of the political democratic socialidad, in the same act in which him objetiviza, in the same act despolitizante in that one suspends and separates him from the social thing. Fiction liberal that the politician sacrifices and big sack of the scene to the multitude is still present in the so called " royal socialisms " and / or " populisms of left side ": absence of the constituent power, of the power of the multitude and of the citizenship, which represents the foundation of the State for concealment of the people, who only can turn out to be represented. Of there the interest, from a perspective of democratic and revolutionary radicalization for re-measuring the topic of the representation in break with the metaphysics of the "people", which uses as base to the despotic power and, especially, to the bureaucratic State. Key words: diversity, difference, citizenship, multitude, people.
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Confines de la representación política: entre multitud, pueblo y ciudadanía
Desde un peculiar paradigma narrativo, que pasa por asumir la contingencia radical de las identidades y el descentramiento del sujeto político en clave de alteridad democrática, se destaca el lugar que siempre ha ocupado el lenguaje y su retórica en esa otra dimensión inter-alteractiva que opera como ámbito de la producción de identidades, de los procesos de producción de subjetividades Como ha dicho Ernesto Laclau2: Si el descentramiento del sujeto nos conduce a la imposibilidad de toda nominación directa, toda referencia a un objeto –y las relaciones entre objetos- requerirán movimientos figurales o tropológicos que son estrictamente irreductibles a ninguna literalidad. La retórica, por consiguiente, lejos de ser un mero adorno del lenguaje, como lo suponía la ontología clásica, pasa a ser el campo primario de constitución de la objetividad. En tal sentido, el paradigma que podrá conducir a una reconstitución teórica del pensamiento social habrá de ser un paradigma retórico.
Pongamos por ejemplo cuando Sheldom Wolin3 dice que la sociedad que proyecta Hobbes es un caos contenido. Sospechemos por tanto -y al menos- de la existencia de una suerte de gap, de abismo profundo, entre la lógica ordenadora de la política moderna y ese “caos contenido”, de esa especie de ontología de lo real (de lo político) que constituyen la multitud y el conflicto inherente a la diferencia, y que, como ha dicho Rancière4, constantemente entran en escena descomponiéndolo todo. Ese abismo entre la representación y el caos nos sugiere reconfigurar el imaginario político de tal suerte que la teoría política pueda –al menos“acercar” un poco más sus funciones representativas a las dinámicas de lo real. Son las mismas razones por las cuales sería necesario que, en clave democrática, el antiestatismo de la ciudadanía siga el movimiento de la multitud: tendría que volver a su naturaleza, reconfigurarse políticamente de acuerdo con una ontología esencialmente conflictiva y deliberativa, frente a cualquier monopolio estatista, burocratizante, de caudillos, o de extrañamiento de la decisión política. 2
En el Prefacio que le hace al texto de Leonor Arfuch: El espacio biográfico. Dilemas de la subjetividad contemporánea, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2002, p.15. 3 “Democracia, diferencia y reconocimiento”, en La política. Revista de estudios sobre el estado y la sociedad, Nª 1, Barcelona, Paidós, 1999, p.168. 4 Jacques Rancière, El odio a la democracia, Buenos Aires, Amorrortu Editores, 2006.
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Si las identidades diversas se construyen en el seno mismo de la relación de poder que las segrega (en las que se generan), entonces hablar de lo político desde una concepción democrática radical implica también, atender el asunto del proceso mismo de constitución de los sujetos de la diferencia (Mouffe). Estaríamos hablando al mismo tiempo de dos cosas o de dos formas de expresarse la misma cosa: el cómo vivir en la multitud spinoziano es también el momento en que conocemos, en que podemos dar cuenta de-con el otro. Quiero recordar y suscribir un texto de Sheldon Wolin5, titulado “Democracia, diferencia y re-conocimiento”, donde establece criterios de distinción entre el concepto de diversidad y el concepto de diferencia. Allí argumenta Wolin cómo la diversidad de individuos y grupos de interés se corresponde con una noción de pluralismo clásico oficializado, sustento de toda la teoría liberal de la política, que presupone una igualdad sustancial entre los distintos individuos y grupos que componen la sociedad, y que se revela en distintos matices. El pluralismo de la diversidad, dice Wolin, es débilmente democrático, porque solo reconoce la mera desemejanza, y ejemplifica tal afirmación en la manera como lo racionalizó John Locke cuando redujo el conflicto entre los grupos religiosos (como cuestión de distintas representaciones colectivas), a un simple asunto de creencias individuales, sin amparar o reconocer a aquellos grupos a los que consideró con “opiniones contrarias a la sociedad humana o a las reglas morales necesarias para la preservación de la sociedad civil”: la tolerancia no operaba así ni para católicos ni para ateos, percibidos y estigmatizados por ese teórico como diferentes, y no como diversidades dentro del pluralismo6. Es decir, que el pluralismo liberal necesita ser pensado desde un grado de similitud suficiente que permita sostener la idea de membresía del “nosotros”, suponiendo con ello la igualdad de derechos, responsabilidades y tratos. La idea de la política como una transacción mercantil donde se negocian intereses se corresponde específicamente con este planteamiento, en el que el núcleo duro, la ontología del individualismo posesivo liberal y de la sociedad capitalista de mercado, ya está previamente amarrada como metafísica de la sociedad; en correspondencia, la identidad asume la noción de una convergencia preliminar a la acción política (convergencia alusiva a la 5 6
“Democracia, diferencia y reconocimiento”, p.151. Cfr.: p.154.
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tesis lockena del estado de naturaleza como comunidad pacificada, para la cual el Estado no es más que el garante de su reproducción, en su rol de “diluir el peligro de una heterodoxia generalizada”): De esta manera, como lo ilustra el ejemplo de las Letters de Locke, toda dinámica política fuertemente dependiente de las prácticas de la negociación quedará perpleja ante, o se alarmará por, la presencia de diferencias firmemente mantenidas, y dudará en el momento de extenderles su reconocimiento (o lo hará de mala gana y sólo después de que la diferencia haya “probado” ser una mera diversidad.7
La retematización que justamente hacen autores como John Rawls del problema liberal de cómo organizar la coexistencia entre personas con diferentes concepciones del bien, se rinde ante la evidencia del “hecho”: la sociedad está compuesta por distintos y diferentes, por distintas concepciones del bien, por lo que sería necesario y deseable que construyamos el espacio para lo común. Sin embargo, como bien lo ha dicho Chantal Mouffe: “no defienden el pluralismo porque piensen que la diversidad es en sí misma particularmente valiosa, sino porque consideran que no podría ser erradicada sin el uso de la coerción del Estado”8. Lógicamente, lo que debe ser erradicado es la igualdad entre los diversos o diferentes para y en el ejercicio de su libertad, esto es, en el poder de decidir y realizar sus propios proyectos de vida. No la desigualdad entre los distintos. (Que paradoja que lo que debe ser erradicado son justamente los principios sustanciales de la democracia moderna, aquellos que precisamente la ubican en su dimensión ética y en su ontología de inmanencia radical). En este sentido, la noción de diferencia suele interpretarse como sugiriendo la presencia de núcleos duros innegociables… “cierto elemento demasiado íntimamente conectado con una identidad como para que los compromisos fáciles sean posibles”9. Desde esta perspectiva, coincidimos con Wolin cuando afirma que tal concepción de la diferencia, en boga en la actualidad bajo el clima posmoderno, de la hipermodernidad, o de modernidad tardía, lejos de ser irreconciliablemente opuesta al pluralismo liberal clásico, es algo así como una exacerbación de la misma: “Las nociones 7
P.155. Chantal Mouffe, “La política y los límites del liberalismo”, en: La política. Revista de estudios sobre el Estado y la sociedad, Nº1, Barcelona, Paidós, 1999, p. 173. 9 P.155. 8
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de la diferencia que acentúan la singularidad étnica, racial, religiosa o de género son extensiones radicales, y no rechazos del pluralismo”10. En este último caso, la identidad asume la acepción del otro lado de la moneda, esto es, la de segmentos individuales o colectivos autárquicos o mónadas, en igualdad distintiva y excluyente, como comunidad agraviada o con cualidades especiales. La política toma aquí el espacio de la alteridad constitutiva desde la cual se despliegan distintos paradigmas del poder que, por lo general, o bien tratan esas diferencias como si fuesen diversidades negociables, o se dirimen dentro del marco hobbesiano-schmitteano de correlaciones de fuerza entre amigos-enemigos, o se practica la política de la ley mordaza o el método de la elusión, que sustenta la tolerancia en el acto de enviar y confinar la diferencia al ámbito invisible de lo privado (tal como hace Rawls). En todos esos casos, siempre se impone la lógica monoteísta del poder del Estado, que se transpone desde el orden medieval hacia la modernidad secularizada como momento para ficcionar la isonomía, eliminando todas las cuestiones controversiales y presentar la política como un dominio neutral. Desde la lógica política de la modernidad capitalista, el reconocimiento de la pluralidad, o más aún de la diferencia, no puede trascender el código binario y excluyente entre el reconocedor (el Estado) y el que demanda reconocimiento, entre el intérprete y el que debe ser interpretado. En ambas situaciones, preciso es que recordemos aquel eco wittgensteiniano que nos dice que el acuerdo es el prerrequisito del lenguaje y no su telos, por lo que las asimetrías, usos y abusos de las relaciones de poder del contexto común, del mundo compartido, están ya supuestas en el acto comunicativo que se pretende horizontal entre los que “se reconocen”. Recordemos también que el poder no es simplemente la relación externa entre dos identidades preconstituídas, sino que ellas se constituyen desde el poder: “todo consenso, todo sistema de reglas objetivo y diferenciado, implica, como su condición de posibilidad más esencial, una dimensión de coerción”11. Por esto en particular, si pudiéramos afirmar que la inclusión como condición necesaria de la democracia liberal es más formal que constitutiva. El 10 11
Wolin, p.252. Ernesto Laclau, New reflections on the revolution of our time, Londres, Verso, 1990, p.172.
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constructo de la igualdad de los distintos sólo en la sociedad política, insiste en proteger las desigualdades sustantivas que distingue, que diferencia, a los individuos, sus propiedades y sus estatus sociales. Pero es también una sociedad política que reproduce el estatismo y su lógica burocrática: se reconoce al rival, al mismo tiempo en que se reconoce al soberano como el protector –y reconocedor- neutral. Como podemos ver, tratar los asuntos de la ciudadanía, y con ellos los de la diferencia o de la pluralidad, pasa al menos por discutir sobre la propia noción de lo político en que se sustenta. Ciertamente debemos detenernos a reflexionar sobre lo que ocurre cuando pretendemos “hablar”, o “enseñar”, o “educar”, o hacer teoría política desde un supuesto paradigma democrático radical, pero usamos la misma lógica teórica de la política liberal. Resulta entonces necesario, insistimos, desplazarnos hacia un campo de problemas tejido desde la crítica a la noción liberal e individualizante como lógica hegemónica de la modernidad. Una crítica que permita revisar esa noción a contrapelo de ella misma, entendiéndola básicamente como peculiar proceso de despolitización y desustancialización de la política emancipada de la naturaleza. Suscribimos en correspondencia la tesis de que el planteamiento político liberal no puede superar sus aporías democráticas, ni prácticas ni teóricas, porque su objetivo es siempre la progresiva neutralización de lo político, en el intento de eliminar la conflictividad originaria -ontológicasobre la base de una total despolitización de la sociedad a favor del soberano (poder despótico). Por eso, el Estado nunca coincide con la voluntad de cada uno de sus súbditos, ni la soberanía es jamás del demos: Que ello sea posible sólo en la teoría; que quede abierta una separación cada vez más amplia entre voluntad general y voluntad privada, entre autor que no actúa y actor que no es autor; que el derecho de los individuos pueda realizarse sólo en forma de un poder absoluto destinado a dominarlos, todo ello forma parte de aquella eterna antinomia que la filosofía política moderna se ilusiona con dominar y que, por el contrario, la domina: lacerada como está por la doble imposibilidad de abolir la representación, como quería Rousseau, y de sustraer el orden a la dialéctica con el conflicto, como quería Hobbes. Ello, la exclusión “filosófica” del conflicto del cuadro del orden […] es
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posible sólo reduciendo hasta la extinción el propio objeto, confiando a la política la misión de despolitizar la sociedad.12
Si, por el contrario, la producción teórica asume, a la manera de Spinoza, el horizonte ético, el desplegarse como fuerza constitutiva; no simplemente como función interpretativa, sino como instancia constructiva; una postura política de radicalización democrática que pretenda abordar cuestiones cruciales como el “multiculturalismo”, los asuntos de género, la infancia y la adultez, etc., como dice Mouffe13, “en lugar de intentar hacer desaparecer las huellas del poder y la exclusión, […] requiere ponerlas en primer plano, para hacerlas visibles, de modo que puedan entrar en el terreno de la disputa.” Se trataría ahora, y fundamentalmente, de realzar, de tomar partido por una noción de lo político como momento especialmente del polemos, de tomar una decisión teórica inclinada a disertar sobre el carácter ontológico del poder y de la autonomía de lo político como espacio constituido por el conflicto entre fuerzas sociales. Desde la teoría política burguesa la idea de ciudadanía comprende a los racionales que contratan y crean la ordenada e institucionalizada sociedad civil. Ha sido la ciudadanía un concepto político ordenador que, en la perspectiva liberal, responde a la distribución-fijación identificante de lugares y funciones. En particular, desde la perspectiva hobbessiana el estado de naturaleza es la condición natural-apetitiva y deliberativa- de la humanidad. Condición que sólo es matizada por una autoridad que impone cumplir con la ley y el contrato. Por esta razón, la sociedad civil liberal no es el contrapeso del Estado –tal como se ideologiza- sino que ella expresa, de suyo, la sumisión de los individuos al Estado. Por esto, no es oposición o rebeldía frente al Estado, sino que es, como diría Foucoault, el complemento para la gubernamentalidad. De hecho, podemos constatar que el estado de naturaleza queda registrado en el capítulo décimo tercero de El Leviatán cómo la “condición 12
Roberto Esposito, Confines de lo político. Nueve pensamientos sobre política, Madrid, Editorial Trotta, 1996, p.25. 13 Chantal Moufee, “La política y los límites del liberalismo”, p. 186.
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natural del género humano”14, que tiene como característica sustancial la igualdad –natural- de los hombres, igualdad de capacidades e igualdad de intereses en la satisfacción de los propios deseos, predispone en definitiva a la competencia feroz. El estado de guerra es inherente a esta condición natural que propicia la igualdad, y es precisamente la “disposición conocida hacia [la lucha] durante todo el tiempo en que no hay seguridad de lo contrario” 15. Por ello, como ha dicho C. Schmitt, “el punto de partida de la construcción del Estado de Hobbes, es el miedo al estado de Naturaleza; su meta y objetivo, la seguridad del estado civil político”16. A diferencia de la perspectiva hobbessiana, el concepto de multitud (siguiendo sus orígenes en el marrano Spinoza) indica “una pluralidad que persiste como tal en la escena pública, en la acción colectiva, en lo que respecta a los quehaceres comunes (comunitarios), sin converger en Uno, sin desvanecerse en un movimiento centrípeto” 17. Tal vez por esa rebeldía sustancial de la multitud contra el orden, en particular, contra el Estado, es por lo que Hobbes satanizó a la multitud y, de acuerdo con los códigos de su tiempo, la analogó en cierta forma al posterior concepto liberal de ciudadanía en la medida en que, desde el liberalismo, la multitud –al igual que el individuo-ciudadano- de igual modo aparece como antiestatal y, al mismo tiempo, también es antipopular: no obstante, como trataremos de argumentar, se trata de sujetos políticos absolutamente diferentes. El antiestatismo de la multitud podría ser considerado igual al antiestatismo de los ciudadanos liberales, sí y sólo sí los ciudadanos, en cuanto tales, se rebelasen contra el Estado entendido como poder soberano que actúa por encima y al margen de ellos. Pero resulta que es muy distinto preservar al individuo de las intromisiones del Estado (tesis liberal), que rebelarse contra el Estado despótico (tesis democrático-radical). De tal suerte que la única manera en que pudiésemos analogar ciudadanía y multitud es que la ciudadanía sea entendida como un concepto muy distinto al concepto de sociedad civil: 14
Thomas Hobbes, Leviatán, Madrid, Editora Nacional, 1979. P. 225. 16 C. Schmitt, Teología política, México, FCE, 2001, p.25. 17 Paolo Virno, Gramática de la Multitud. Para un análisis de las formas de vida contemporáneas, Madrid, Traficantes de Sueños-mapas, 2003, p.19. 15
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Para Hobbes y para los apologistas de la soberanía estatal de 1600, `multitud´ es un concepto-límite, puramentre negativo: coincide, por lo tanto, con los peligros que gravitan sobre la estatalidad, es el detritus que cada tanto puede obstaculizar la marcha de la `gran máquina´. Un concepto negativo, la multitud: aquello que no se avino a devenir pueblo, aquello que contradice virtualmente el monopolio estatal de la decisión política. Es, en suma, una regurgitación del `estado de naturaleza´ en la sociedad civil.18
La multitud siempre se impone cuando el estado de naturaleza se rebela y rompe las amarras de la gubernamentalidad, de la sociedad civil y de su Estado; y descompone la escena: es una regurgitación del estado de naturaleza en la sociedad civil. Es toda aquella pulsión del conflicto y de la diferencia (lo político) que está contenida, atrapada sin digerir, bajo la forma Estado-sociedad: La carne de la multitud es puro potencial, poder vital informe; constituye un elemento del ser social que aspira a la plenitud de la vida. Desde esa perspectiva ontológica, la carne de la multitud es una potencia elemental que expande incesantemente el ser social, produciendo en exceso de cualquier medida tradicional políticoeconómica del valor […] Desde la perspectiva del orden y el control políticos, entonces, la carne elemental de la multitud es terriblemente evasiva ya que nunca puede ser completamente atrapada en la jerarquía orgánica del cuerpo político.19
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P. Virno, pp. 23-24. Michael Hardt y Toni Negri, Multitud, guerra y democracia en la era del Imperio, Caracas, Editorial Melvin, 2007, p. 227-228. Sobre esta condición inatrapable e indómita de la multitud, Negri y Hardt refieren la similitud sugerida por Maurice Merleau-Ponty de la carne como un elemento de la naturaleza: “La carne no es materia, no es mente, no es sustancia. Para designarle tendríamos que utilizar la antigua noción de ‘elemento’, en el sentido en que se solía nombrar el agua, el aire, la tierra y el fuego” (Maurice Merleau-Ponty, The Visible and the Invisible, Northwestern University Press, Evanston, 1968, p. 139. Citado en: Hardt y Negri, p.227). Del mismo modo, es posible rastrear esta línea de análisis en el propio Spinoza, quien al comienzo de su Tratado Político analoga los fenómenos desagradables de la atmósfera con las pasiones que substancian a los hombres: “He considerado las pasiones humanas, como el amor, el odio, la ira, la envidia, la vanagloria, la misericordia y todos los demás sentimientos, no como vicios sino como propiedades de la naturaleza humana, pertenecientes a ella del mismo modo que pertenecen a la naturaleza de la atmósfera el calor, el frío, la tempestad, el trueno y semejantes , los cuales, aun siendo desgracias, no obstante son necesarios y son efectos de causas determinadas, a través de las cuales nosotros también tratamos de comprender la naturaleza, mientras nuestra mente goza de su franca contemplación no menos que de la percepción de las cosas agradables a los sentidos” TP, I, párr.4. 19
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Desde la concepción absolutista (estatista) de lo político en Hobbes, la multitud es también, siguiendo a Virno, asimilada como antípoda del pueblo. Convicción que está en correspondencia con esa diéresis ontológica que el imaginario político moderno, desde el siglo XVII estableció como dualidad estructural entre lo público y lo privado, entre lo individual y lo colectivo. Se trata justamente de una lógica que despoja a la multitud de presencia pública, que la “priva” de aparecer en los contextos comunes, los de la política: […]donde había una multiplicidad de voluntades, una confrontación de intereses o una dispersión de diferencias, se construyó identidad a través del pueblo y de la nación, y de la impagable –y falsatransferencia de soberanía. Tres personas distintas y una sola divinidad verdadera, enésima estructura trascendente que somete las posibilidades creativas de la res pública al más eficaz de los mecanismos de disciplina: el que consiste en hacer creer que el súbdito es soberano.20
Forzamiento de la multitud en el pueblo como unidad trascendente. Movimiento de tránsito desde los individuos privados –atomizados(competitivos y egoístas de la sociedad civil) hacia el pueblo como sujeto político de lo público y cuerpo del soberano. Momento ficcional que, al tiempo en que pretende anular las singularidades sustituyéndolas por el individuo posesivo, pretende también dar cuenta de una razón general que comunique esa atomización individual. Con la construcción del pueblo (base política óntica especial de todo régimen populista- los cuales, por cierto, detestan la categoría ciudadanía y se cuidan de ni siquiera nombrarla-) se soslaya y se conjura la potencia de la multitud como potencia de la socialidad política democrática, en el mismo acto en que se le objetiviza, en el mismo acto despolitizante en el que se suspende a esa multitud “monstruosa” e indefinible, separándole de lo social (su naturaleza, el ámbito polimorfo donde habita, se crea y se recrea su potencia: el de la vida de todos los días, el de la vida cotidiana que se funda en una serie de libertades intersticiales y relativas).
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Patxi Lanceros, Política-mente. De la revolución a la globalización, Barcelona, Antrophos, 2005, p.106.
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La ficción liberal que sacrifica lo político y saca de la escena a la multitud (esencia que sigue presente en los llamados “socialismos reales” y/ o mal llamados –desde nuestra perspectiva- “populismos de izquierda”), representa la fundación del Estado por ocultamiento del pueblo, quien sólo puede aparecer re-presentado: Fundación del Otro como tal escamoteando el gesto de confusión de la Parte con el Todo, fundación del Estado que desplaza la caótica violencia originaria detrás de acuerdo racional en el Contrato: son modos de `ausentamiento´ del poder constituyente (de la potentia de la multitudo, hubiera dicho Spinoza) homólogos en cuanto a su objetivo denegador del hecho de que la Ley universal está, en efecto, fundada en aquella violencia particular. 21
Así siempre ha sobrevivido la multitud, realizando su potencia a través de las zonas intersticiales de lo cotidiano. De aquí la figura de Dionisopueblo, como paradigma de la alteridad fundadora: aspecto oscuro, misterioso, irracional, frente a la racionalidad típica del espíritu helénico, poder irrefrenable y salvaje de las fuerzas de la naturaleza. Estado de naturaleza que sigue siendo la multitud desde el mito político moderno. Socialidad “naturalmente monstruosa, ineducada, ignorante, incivilizada”. Por eso la multitud nunca ha podido –ni puede, en verdad- ser sujeto político, protagónico de la modernidad; no logra pasar el tamíz –esta vez sí- fáctico del poder de los “racionales que contratan” y crean la “ordenada” sociedad civil, cuya función es influir sobre los procesos político-administrativos y económicos, aún o no sólo en situación defensiva, porque, en definitiva, la sociedad civil forma parte sustancial de la misma estructura. Y es que la multitud, a diferencia de la sociedad civil, es ininstitucionalizable, nunca puede estar compuesta de individuos, no es susceptible de compactar un vínculo social, es, por tanto, invisible para la lógica liberal: Naturalmente, el prevalecimiento de una perspectiva racionalista hacía considerar que sólo la verbalización tenía estatus de vínculo social, en cuyo caso era fácil observar que había numerosas situaciones `silenciosas´ que se hurtaban a este vínculo. Es, sin ningún lugar a dudas, una de las razones adelantadas por la ideología individualista, 21
Eduardo Grüner, La cosa política o el acecho de lo real, Buenos Aires, Paidós, 2005 p.88.
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heredera del Siglo de las Luces y completamente ajena a los modos de vida populares, a las costumbre festivas y banales y al hábitus, cosas todas ellas que estructuran en profundidad, aunque sin estar forzosamente verbalizadas, la vida de todos los días. 22
La multitud queda en el limbo, en el margen, ignorada. No es de la sociedad, pero tampoco es del Estado, ni es privada ni es pública. Ni son los individuos ni es el pueblo. Pero mucho menos podrá ser ciudadanía. La multitud como realidad indefinible, indecible, infinita, caótica, de múltiples redes de sentidos, de inacabables prácticas, de enésimas subjetivaciones singulares, potencia constitutiva de la vida de todos los días, poder constituyente del mundo que constantemente regurgita y descompone la ficción de la sociedad ordenada, de su ordenado Estado y de su ordenada “violencia legítima”: expone la marca obscena de la violencia sobre la que se soporta el poder23, opera como substrato latente y recesivo, siempre dispuesto, del estado de sospecha. Esa multitud que parece condenada por el Estado despótico a no poder vivir la polis como confín; a no superar el “estado de naturaleza”, a nunca poder tejer tramas de subjetivación democrática; a no constituir nunca ciudadanía (excluida de un lenguaje hegemonizado, violentamente expresado, como pueblo-clientela/ individuo consumidor). En las líneas anteriores colocamos, finalmente, el tema del concepto multitud, en los términos que nos parecen más adecuados: que en ningún caso la multitud puede ser vista como un sujeto históricamente existente, de plena inmanencia; la multitud, ni es homogénea, ni tiene unidad como sujeto histórico24. La potencia de esa suerte de ontología política que es la multitud, se expresa ónticamente como praxis política articulada de lucha por el poder y construcción de hegemonía política, de tal suerte que una parcialidad pueda efectivamente aspirar a representar colectivos más amplios o generales, que nunca podrán coincidir con los de toda la comunidad, bajo riesgo de incurrir
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Maffesoli, M. (1990). El tiempo de las tribus. Barcelona: Ikaria, p. 148. Cfr.: Slavoj ŽiŽek, La suspensión política de la ética, Buenos Aires, FCE, 2005, p. 191. En este particular, compartimos plenamente el señalamiento crítico que le formulara Ernesto Laclau a Negri y Hardt, sobre el concepto de multitud que éstos desarrollan en su libro Multitud (Caracas, Editorial Melvin, 2007). Cfr.: E. Laclau, Debates y combates. Por un nuevo horizonte de la política, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2008, pp. 125 y ss. 23 24
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en una política totalitaria25. Desde esta última precisión, también el tema de la representación se redimensiona y se desplaza –como ruptura-, desde la metafísica que sirve de base al poder despótico (ese que aparece “representando” a una totalidad indiferenciada y universal –el pueblo, la ciudadanía, etc.-) y pasa a estar atravesado por la heterogeneidad constitutiva; lo que permite, al mismo tiempo, pensar en la posibilidad de una estructuración política de identidades sociales más amplias y la construcción contingente de los vínculos sociales. En este estricto sentido, el pueblo ya no es más tampoco un todo indiferenciado de los componentes de un Estado (“territorio, pueblo y soberanía”), sino una escisión de la comunidad política que irrumpe y descompone, como diría Rancière, la hegemonía del bloque histórico en el poder (pérdida de consenso). En palabras de Gramsci, el pueblo como bloque social de los oprimidos y excluidos, fractura de la im-posible comunidad, de la cual es posible, entonces sí, pensar en clave de radicalización democrática sus “articul-acciones” (procesos de subjetivación) políticas transformadoras, como proyecto hegemónico que asume las distintas reivindicaciones de los diferentes particulares –individuales, singulares y colectivos- que lo componen: el pueblo como categoría política remite así necesariamente a la polis como confín: a la ciudadanía diferenciada como base de una praxis política democráticamente radicalizada.
“Otra vez, se trata aquí de la tensión política irresoluble entre el Todo –que sólo lo es porque reniega de su parte que lo hace parecer Todo- y la Parte que lucha por el reconocimiento de su conflicto con éste, y en esa misma lucha se arroja hacia un horizonte nuevo” (Eduardo Grüner, El fin de las pequeñas historias. De los estudios culturales al retorno (in) posible de lo trágico. Barcelona: Paidós, p. 371). 25
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Educación popular: opción transformadora y emancipadora para los pueblos de América Iluska Salazar1 RESUMEN Se presenta un análisis de los sustentos de la educación popular desde el pensamiento y acción de Simón Rodríguez, con el propósito de dilucidar los códigos que la erigen como una opción con cualidades de profunda transformación social traspasando los marcos de una reforma educativa. Y de este modo redimensionar, resignificar y rescatar su vigencia para Venezuela hoy, a la luz, de las transformaciones políticas, sociales y económicas. A tales efectos, se realizó un estudio de los escritos de Simón Rodríguez: Sociedades Americanas (1828) (1834) (1840), Consejos de Amigo dados al Colegio de Latacunga (1850) y cartas de interés dirigida a distintas personas. A manera de reflexión final se considera que la propuesta de la educación popular abre un camino para avanzar hacia un nuevo paradigma educativo en aras de contribuir con la formación de un nuevo republicano. Palabras claves: educación popular, simón rodríguez, transformación social.
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Profesora de Matemática y Tecnología Educativa egresada de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (1979). Posee una especialización en Evaluación Educativa (UPEL, 1989) y en Metodología de la Investigación (URU, 1994). Es magíster en Ciencias de la Educación (UPEL, 1992). Doctora en Ciencias de la Educación (UNESR, 2003). Profesora Asociada en la UNESR. Ha sido docente de pre y postgrado. Se ha desempeñado como directora de Desarrollo Profesoral, UNESR; directora de Formación Permanente para el Poder Comunal, Fundacomunal, Ministerio de Participación y Protección Social; directora de Acreditación del Aprendizaje por Experiencia-UNESR y directora del Núcleo Valera, UNESR. Es una de las coordinadoras de la línea de investigación Educación y Poder Popular de la Maestría en Educación Robinsoniana (UNESR). Ha publicado varios artículos y ha sido ponente en eventos nacionales e internacionales. Correo electrónico: iluskasalazar@gmail.com.
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Popular education: transforming and emancipatory option for the towns of America ABSTRACT One analyzes sustenances of the popular education from the thought and action of Simón Rodríguez, in order to explain the codes erect that it like an option with qualities of deep social transformation transferring the marks of an educative reform. And in this way to redimensionar, to and to rescue its use for Venezuela today, to the light, of the political transformations, social and economic. To such effects, a study of writings of Simón Rodríguez was realised: American Societies (1828) (1834) (1840), Advice of Friend given to the School of Latacunga (1850) and letters of interest directed to different people. To way of final reflection it is considered that the proposal of the popular education lays a way to advance towards a new educative paradigm for the sake of contributing with the formation of a new republican. Key words: popular education, Simón Rodríguez, social transformation.
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“Hay ideas que no son del tiempo presente, aunque sean modernas Ni de moda, aunque sean nuevas...” Simón Rodríguez Introducción Nos proponemos ir al reencuentro con el pensamiento y acción de Simón Rodríguez a través de un acercamiento reflexivo con su proyecto central: la educación popular, como opción política transformadora y emancipadora, que transcendiendo los siglos XVIII y XIX, busca hoy su vigencia, a la luz de una segunda independencia. Proyecto inacabado que se dibuja y recrea en el mapa de la América toda. Con pasos agitados, al compás de su polifacética experiencia de vida, de sus intercambios con culturas distintas, de un aprendizaje permanente, del ejercicio continuo del magisterio y de su militancia intelectual orgánica es construida por Simón Rodríguez la propuesta de la educación popular. Un significativo legado histórico desplegado durante un aproximado de treinta años, de compromiso e implicación con la causa social por la emancipación de los pueblos de la América y particularmente, con la causa de las poblaciones originarias indígenas, de la población negra y mestiza surgida, a medida, del genocidio y de las luchas liberadoras, al levantar velas de la ignominia llamada conquista y colonización. Por eso, abordar el estudio de la propuesta de educación popular rodrigueana resulta complejo; por lo profuso y denso de su pensamiento, por la diversidad del contexto histórico político donde emerge esta propuesta, por la particular relación de la América con el dominio español, por la diversidad lingüística de las poblaciones autóctonas y la heterogeneidad de sus pueblos. No obstante, es menester dilucidar la misma para así comprender su cualidad transformadora-revolucionaria, y desde allí interpretar los códigos de transformación social, política y económica como un todo a fin de contribuir con la consolidación de una teoría educativa latinoamericana en tiempos de revolución.
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La propuesta de educación popular La educación popular es nutrida por Simón Rodríguez -desde la teoría y la praxis- cuando sistematiza una visión política y filosófica que trasciende en el tiempo. Una mirada que posee pertinencia y vigencia en nuestros días toda vez que encarna un proyecto educativo emancipador, necesario en el fortalecimiento de un pueblo que hace más de 200 años se elevó en la lucha libertaria contra la opresión y explotación colonial, y, ahora, al igual, que en el pasado, se eleva por la conquista de su segunda independencia. De este modo, la referida propuesta de educación popular no obedece a una reforma educativa, sino que se erige como un proyecto educativo político transformador; imbricado con una visión de ser humano y de sociedad en proceso de tránsito revolucionario. Precisamente, el surgimiento de la educación popular se sitúa en un contexto de cambios económicos, sociales y políticos, marcando una diferencia con los “Tratados” que hasta entonces, se habían publicado sobre la educación en general y sus principios, vale decir, que todavía no se había escrito, para educar pueblos. En tal sentido, resulta pertinente deslindar la propuesta de educación popular de otras visiones prevalecientes para entonces, como sería el caso de la educación sintetizada en el Emilio de Jacobo Rousseau y por otra parte, la del inglés Lancaster. De manera sucinta resaltaremos algunos aspectos sustantivos considerados diferenciadores. En efecto, para Rousseau la educación era individual, un mismo hombre no puede educar a más que a uno; contrariamente para Rodríguez, era general y por ende social. Para Rousseau, el sujeto de educación lo conformaban los hijos de la monarquía; en contraste, para Rodríguez era el sector oprimido subordinado como consecuencia de la dominación. Para Rousseau, la educación primera debe ser meramente negativa, y es a partir de los doce años cuando interesa impartir las primeras lecciones; para Rodríguez la educación de los primeros años era fundamental. Por otra parte, resulta evidente la oposición de Simón Rodríguez con las llamadas escuelas de vapor de Lancaster. Así lo apreciamos en sus escritos, particularmente en “Consejos de Amigo dados al Colegio de Latacunga” (OC, T.I), donde reafirma su oposición a la llamada “enseñanza mutua” de Lancaster, alegando lo siguiente:
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“La enseñanza mutua es un disparate. Lancaster la inventó para hacer aprender la BIBLIA de MEMORIA. Los discípulos van a la escuela a aprender… no a ENSEÑAR o AYUDAR a ENSEÑAR. Dar gritos i hacer RINGOGRANGOS no es aprender a LEER ni a ESCRIBIR” (OC, T I, p.76).2
Sin lugar a dudas, nuestro educador militante de la América estableció una clara distancia con el llamado “método de enseñanza mutua”. En primer lugar, por el papel significativo que éste le asignaba al maestro en la formación del estudiante, así como, por su posición sobre la necesidad de propiciar la observación, la reflexión y el análisis contrarios al aprendizaje memorístico y repetitivo que decía haría de los estudiantes unos charlatanes. Retomando, a modo de abonar en la comprensión de la cualidad transformadora y revolucionaria de la propuesta de educación popular rodrigueana, es menester referir el contexto histórico de dominación de la América española, desde el siglo XV con la conquista y colonización, así como el contexto de lucha por la Independencia (siglos XVIII y XIX), como expresión de un acumulado de fuerzas, con antecedentes en la resistencia indígena, los movimientos de sublevación y las fugas masivas de esclavos, las llamadas cimarroneras y demás alzamientos. Otro aspecto de gran relevancia era la situación de desprecio que vivía la población mestiza. Mestizaje que fue el resultado de la liga del español con los indígenas, mestizos que a su vez, serán luego rechazados por éstos, quienes los consideraron plebeyos. Paradójicamente, este desprecio del blanco por el mestizo fue extendido del mestizo hacia el negro, consecuencia de la lógica de la dominación. Pasados tres siglos de la presencia aborrecible de las fuerzas ajenas y, como acumulado de luchas expresadas en rebeliones y conspiraciones, emergió de esta sociedad, el complejo proceso de la lucha independentista, enlazado, por lo demás, con la dinámica política y social que durante estos siglos se escenificaban en el territorio europeo. Como es sabido, históricamente la dominación colonial se impuso por medio del atropello, genocidio, exterminio de las culturas originarias, 2
En las citas de Simón Rodríguez se mantiene el estilo y ortografía de sus escritos.
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racismo, explotación de los seres humanos y de la naturaleza. Lo cual aparejó fractura y truncamiento de los proyectos propios de los pueblos de la América. Todo ello aunado a la imposición de un modo de organización política, de un modo de organización y ejercicio del poder para mantener y reproducir este orden, el cual tenderá a su reconstrucción y su reacomodo para su reproducción, desde todas las esferas de la sociedad. Y particularmente, legitima sus ideas, costumbres y poder, en la educación. En consecuencia, la conquista española no solamente fracturó las culturas y los grupos autóctonos, sino que al mismo tiempo, generó una matriz común para la América, unida ahora, por los lazos de la lucha contra la dominación, pero además, con la incorporación de sangre, cultura y religión comunes, incluyendo particularmente una visión elitesca de la educación. Compartimos lo expresado por Mariátegui (1997): España nos legó, de otro lado, un sentido aristocrático y un concepto eclesiástico de la enseñanza. Dentro de este concepto, que cerraba las puertas de la Universidad a los mestizos, la cultura era un privilegio de casta. El pueblo no tenía derecho a la instrucción. La enseñanza tenía por objeto formar clérigos y doctores (p. 69)
Es de suma importancia lo señalado, por cuanto, bajo la lógica del ejercicio del poder sobre un territorio usurpado por la fuerza invasora se impuso la dominación, con el consecuente exterminio de sus habitantes originarios y la imposición de la esclavitud de los negros, que posteriormente fueron importados de la costa de África. Considerándose, así misma, la corona española, con legitimidad para su acciones devastadoras, derivado de una absurda donación papal. Por su parte, la lucha por la independencia como proceso histórico sostenido en el tiempo abarcó un aproximado de trece años, siendo expresión de sectores sociales y realidades diversas. Proceso de lucha de contradicciones antagónicas, entre fuerzas ajenas a nuestra América. Fuerzas expansionistas cuya lógica es, y ha sido históricamente, la dominación y por otro lado, las fuerzas de sectores diferenciados pero unidos en contra de la dominación española, entre los cuales la población originaria tenía su propio modo de producir, de relacionarse con la naturaleza, de convivir, cuyo proyecto de vida y cultura fue objeto de una ruptura ontológica y epistemológica.
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Es justamente a principios del siglo XIX cuando Rodríguez sistematiza las bases que sustentan su visión de la educación popular. Y, a lo largo de sus aportaciones teóricas, desde su praxis social, da cuenta de la necesidad de una educación transformadora y revolucionaria cuyos códigos sean pertinentes con la edificación de una sociedad construida desde una lógica distinta a la lógica de la sociedad colonial. Pero, Rodríguez va más allá, advierte sobre la necesidad de construir una nueva forma de organización social y económica; otro modo de vivir que no emule la lógica de la explotación del hombre y de la naturaleza, por ende anticapitalista, sistema que para entonces surgía en Europa. Rodríguez lo ilustra en la siguiente acotación: Como los diferentes modos de vivir se llaman, colectivamente, moral, puede decirse con propiedad, moral política, moral civil y moral económica; éstas en cuanto al conjunto de pareceres que favorece la producción de cosas, está muy perfeccionada en Europa ─no lo está tanto la que regla la conducta de los empresarios con sus obreros ─. Fuera del derecho de vender gente, azotarla, y de reducirle á una corta ración de mal alimento el salario…la suerte de un jornalero difiere muy poco de la de un esclavo (OC, TII, p.111)
En respuesta y con un profundo sentido humanista, la propuesta de educación popular tendrá entonces, como sujeto social y político al sector oprimido y subordinado. Visibiliza al indio, al pardo, al moreno, al negro reconociéndonos como pueblo mestizo. Pero también, descubre el velo de otro elemento de la lógica de la dominación colonial expresado a través de la infeliz rotulación de los indios, negros y pardos, como seres inferiores, a lo que añadía - siendo los indios los dueños del país-. Diríamos con Rodríguez: ¡Qué ironía!; siendo los dueños de la América. Es de gran importancia lo señalado, porque sobre la base de la estratificación social y la idea de raza se sustentó la lógica colonial, y de esta manera, tanto la corona española como el clero justificaron el exterminio de poblaciones enteras, el saqueo de la naturaleza y la explotación de los habitantes originarios, los cuales fueron colocados en condición de subordinación imponiéndoles posteriormente la feudalidad. Inicialmente la dominación se hizo bajo la fórmula de la encomienda, la cual aportaría los tributos correspondientes a la corona española, una vida miserable a los
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indígenas y el derecho a la explotación del trabajo por los blancos encomenderos y posteriormente terratenientes. En contraste, la educación popular enarbolada por el maestro de América se levanta en lo sustantivo como un proyecto transformador y revolucionario porque articula su sustento teórico y de acción, en la ruptura de esta lógica del orden opresor colonial. Con tales hechos se abre, en consecuencia, el compás para el proceso emancipatorio del pueblo, del cual Rodríguez se consideraba un actor y no autor, porque las revoluciones decía, que era cuando el curso natural de las cosas se hacía un torrente que arrastraba con lo que se encontraba y volcaba lo que se le oponía y los hombres que figuraban en ella eran instrumentos de la necesidad (OC, TII, p.177). En respuesta, para Rodríguez, el sujeto de la educación popular lo conformaba el sector oprimido y subordinado, al acotar que ésta, por primera vez, aparece en Arequipa, en mala compañía ─con Popular─ cuyo propósito era contribuir con la preparación de las condiciones para asegurar la fundación de una sociedad verdaderamente republicana, sobre la base de la educación del pueblo, lo que sólo veía posible en el marco de una revolución económica, política y social ─postura o código de transformación profunda─ porque revela que la base económica es condición indispensable en todo proceso transformador, a modo de distinguir una sociedad inclusiva, humana y no explotadora. Se debe advertir además, que Rodríguez deslinda el sentido de la educación popular, de la palabra populacho. Sobre ésta se detiene para realizar un análisis riguroso. Al respecto, aclara que la misma es tomada del italiano populazzo ó popolaccio, y que quiere decir “pueblo menudo” y por extensión: JENTE DESPRECIABLE. Y desde esta vista, estima la ignorancia como la condición que pueda hacer al hombre despreciable (OC, TII; p. 290). La educación popular, vista desde esta perspectiva ─imbricada con el proyecto económico, político y social─ insta, a la lucha por la superación de toda forma de explotación económica e inhumana. En el entendido que la educación popular no significaba caridad o piedad para el pueblo sino que representaba un proyecto político de edificación de la sociedad naciente y de formación de republicanos. Insistía Rodríguez, que la educación tenía que ser general, abarcar a todos sin condiciones y de este modo superar el carácter 38
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aristocrático y elitesco. Una educación popular, que es eminentemente social, general y pública. En este momento es necesario aclarar que, si bien un proyecto de tal naturaleza, representa un sueño, éste no podrá calificarse como una utopía; porque “no era un no lugar”, creado imaginariamente y sin conflicto; al contrario, tenía un lugar para realizarlo ─la América toda─ Era América el lugar expedito para conformar una nueva república, un gobierno verdaderamente republicano y originario - desde nuestras raíces – sin la imitación de otros modelos y lo creía posible por el tiempo histórico que desde sus luces facilitaban este proceso. Proceso que encierra confrontaciones y lucha de contradicciones. No germina, en un lugar ideal imaginario, modelado pacíficamente. Tal como lo refiere Rodríguez, adelantándose a quienes, en aquel tiempo o en el tiempo presente, pretendiesen calificarlo como proyecto utópico, lo que manifiesta quizás, para impedir que sectores interesados justifiquen su no ejecución y de manera brillante escribe: “…ni el lugar donde este se haga será imaginario como el que se figuró el Canciller Tomas Morus: su Utopía será, en realidad, la América” (OC, TII, p. 131). Además, a la revolución económica habría que enfrentarse y oponerle resistencia a quienes pretenderán mantener el orden colonial. Ahora bien, era el pueblo, quien estaría llamado a oponer la necesaria resistencia y defender la edificación de las nuevas repúblicas distinguiendo a los opositores, a los oligárquicos, pero reconociendo a sus aliados. Por lo tanto, era necesario e impostergable, un pueblo instruido y consciente de sí, que se entienda como un solo cuerpo, indistintamente de sus colores, profesión y creencias religiosas (OC, TI, p. 206). Es pertinente enlazar esta visión con la expresada por Gramsci y asumida por Dussel, cuando refiere al pueblo como bloque social que cobra conciencia de su poder, transformándose en actor político, asumiendo la lucha contra el enemigo estratégico, desde su contexto y tiempo histórico. De lo que deriva Dussel (2008) lo siguiente: Son un “bloque social” en la terminología de Antonio Gramsci que se constituye como pueblo, como “sujeto histórico” en ciertos momentos; como, por ejemplo, en la emancipación nacional al comienzo del siglo XIX (cuando la clase de los criollos, dominados en esa época por los
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españoles, por la burocracia y los grupos comerciales y financieros, lideraron el proceso de lucha contra España y Portugal (p. 19)
Exhortaba Rodríguez a la originalidad, a la inventiva, a la creación, toda vez que un proyecto de sociedad verdaderamente republicana naciente en América, tenía que ensayar y construir un camino propio. Un camino original, que se niega a la copia de la sociedad europea o norteamericana, porque no estamos llamados a adoptar modelos sino adaptar. Anota, que el camino que recorre Europa oculta la miseria y los vicios de la explotación y segregación. Prueba de ello los esclavos en Rusia, Polonia, Turquía. La segregación de los judíos. Por lo expuesto, se infiere la importancia asignada al ensayo, la creación y la recreación como pilares fundamentales de la propuesta rodrigueana. Éstos constituyen otros de los códigos que aluden a la cualidad transformadora y revolucionaria de la misma: ¡o inventamos o erramos! Y da cuenta de una mirada reflexiva no eurocéntrica y anticapitalista, contraria al rumbo capitalista que ya se vislumbraba para la Europa, fundamentada sobre la base de la lógica de acumulación del capital y la explotación del trabajo. Precisamente en el pródromo de Sociedades Americanas afirma Rodríguez, que es la América el único lugar donde es posible establecer esta sociedad, y propone reformarla desde dos principios: destinación a ejercicios útiles y la aspiración fundada a la propiedad. Aunado a su convencimiento de la perversidad del capitalismo. Este análisis lo profundiza en el documento escrito con motivo de la tarea que le fue estipulada para la desviación del río Vincocaya, en el año de 1830. En dicho documento se lee: En el sistema anti- económico [propiamente llamado de concurrencia ò de oposición] el productor es víctima del consumidor, y ambos lo vienen à ser del capitalista especulador… “cada uno para sí y Dios para todos” es su máxima, sin advertir que el Dios que todos social quiere decir que cada uno piense en todos si quiere que todos piensen en él (OC, TI, pp. 240)
Como se aprecia, Simón Rodríguez ya reconocía para entonces tres categorías que formarán parte, posteriormente, de la visión marxista de la sociedad: la venta de la fuerza de trabajo, la propiedad privada de los medios de producción y la plusvalía. Así lo expresaba: “en la producción superflua está toda su desgracia: por ella pierden y se empobrecen ─la pobreza los 40
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somete a condiciones duras─ y al fin la miseria los vende à los capitalista, éstos especulan” (OC, TI, p. 240). El maestro Rodríguez, en Arequipa, (1830), ahonda sobre esta idea e invita a que se deduzcan lo que identifica como máximas. De seguidas: 1.
= No hay convención que dé un hombre á otro hombre en Propiedad - ni conveniencia que lo haga dueño de la industria ajena. 2. = Las cosas, en el estado social, no son propiedad de uno, sino por consentimiento de todos- y este consentimiento perece con los que lo dieron: - los muertos fueron…; pero no son, personas- la persona moral no existe sin la persona realno hay atributo sin sujeto. 3. =La voluntad de uno no debe excitar la de otro, sino Por utilidad de ambos – ni contenerla, sino en cuanto le es perjudicial. (OC, TII, p.117). Se suma a lo expuesto, el efecto perverso de la libertad personal que en conjunción con la propiedad atenta contra la educación popular. Dado que por el contrario, ésta deberá conectarse con una formación para la ciudadanía, en la solidaridad y la propiedad fundada: para un proyecto de sociedad republicana que no se sostiene en la libertad personal y en el derecho de propiedad. Así, quienes aluden a un falso principio de libertad lo hacen para eximirse de cooperar por el bien social; para vivir independiente de la sociedad y, en cuanto a quienes justifican la propiedad, lo hacen para convertir la usurpación en posesión y la posesión en propiedad y de cualquier modo, gozar de la misma, a título de legitimidad, anteponiendo los intereses de unos pocos a los intereses de todos. Por todo ello, el plan de la educación popular tiene que impregnarse de un espíritu transformador y revolucionario; impostergable y necesario para garantizar la independencia y la libertad ya conquistada por las armas y dar ser a las repúblicas nacientes. Y la república son los intereses del pueblo por sobre los intereses particulares. Educación popular, del pueblo, general, uniforme, gente nueva, república, republicana, original, destinación a cosas útiles, aspiración fundada 41
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a la propiedad, para la vida social. Una educación para transformar “el hacer”, que no se limita al otorgamiento de título y que sobre todo valora lo que el pueblo hace, vinculado con la producción y al trabajo. General, deriva en su extensión a todas las personas y grupos sin excepción. No se limita a que todos sepan que tienen acceso sino que se deberá proporcionar los medios y hacer uso de ellos para hacer efectivo lo dispuesto. Una expresión que deja sin lugar a la demagogia y al populismo. Planteamiento que refiere a la igualdad y la equidad. Lo que llamaríamos inclusión social. Su carácter es público y de este modo social para proporcionar la educación a un pueblo que ha alcanzado su independencia y se erige en nación. Es papel y responsabilidad del Estado garantizarla, es un postulado de la educación popular; que además no es de libre escogencia de los discípulos, de los maestros o de cualquier otro particular sino que es un deber del Estado. El Estado docente se dice hoy en Venezuela, con la promulgación reciente de la Ley Orgánica de Educación. Se hace énfasis en los aspectos señalados porque la educación como acción compleja en la formación de los seres humanos no es neutral y sin sentido político, sino que sustenta un modelo de sociedad que tiene una columna vertebral en lo económico, en los modos cómo se producen las riquezas, en la forma cómo se organiza la cultura, la sociedad y el gobierno. Decía Rodríguez: “En las Repúblicas la Escuela debe ser política también, pero sin pretextos ni disfraces” (OC, TI, p.234). Educación que pide conocimientos, filosofía y muchas combinaciones. Y, en el goce de la ciudadanía los hombres deben prepararse con cuatro tipos de conocimiento y por ende cuatro tipos de instrucción. Una visión válida, en nuestros tiempos, porque recoge la integralidad tan necesaria en la formación de los ciudadanos y ciudadanas comprometidos con la edificación y sostenimiento de una nueva república. De seguidas, citaremos las cuatro especies de la instrucción: Instrucción social (para hacer a una nación prudente), instrucción corporal (para hacerla fuerte) instrucción técnica (para hacerla experta), instrucción científica (para hacerla pensadora) (OC, TII, p.130). Cabe destacar la diferencia que mantiene permanentemente sobre instrucción y educación porque la instrucción forma letrados, más no ciudadanos. Por eso, aunado a las cuatro especies de instrucción considera 42
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cuatro tipos de educación: Mental, que pide mucha filosofía; Física, muchos conocimientos; Social, demanda muchos conocimientos, muchas combinaciones, muchas filosofía y, todas una larga experiencia (OC, TII, p.148). Y en la educación científica son la lógica, el idioma y las matemáticas los estudios de obligación, en lugar de, la metafísica, la historia y la poesía, de los tiempos anteriores; porque pensando, hablando y calculando se obtienen todos los conocimientos. Con esta misma direccionalidad produce una ruptura con el saber colonial al proponerse desplazar en su propuesta la enseñanza del latín y la teología. En su lugar, propone la incorporación del quechua como idioma conjuntamente con el castellano, revalorizando los idiomas originarios ante los imperiales y además propone la física como ciencia para el ejercicio de cosas útiles. Adicionándoles la enseñanza para la producción y el trabajo creador. En conjunción con lo señalado, presenta un modelo de escuela, que emula a la representación de una verdadera república. Así expresa: El establecimiento que se emprendió en Chuquisaca en Bolivia, es social, su combinación es nueva, en una palabra es República: hay en él lo que se ve en los demás, porque es una obra= hay hombres, que son las materias - jentes, que son los obreros – lugares donde se trabaja, que son los talleres = Director, que es el maestro – ó inspector (el Gobierno) que es el dueño (OC; TI, p. 216).
En armonía con esta visión de escuela republicana, presenta las cualidades que debe reunir el director de la misma, a quien le asigna más aptitudes que el presidente de la república, considerando las siguientes: moralidad, espíritu social, conocimiento práctico y consumado de arte, conocimiento práctico del pueblo, modales decentes, genio popular, juicio, comunicativo, buen humor, sano, robusto, activo, ingenio, desinteresado y prudente. Nótese que en la descripción realizada está en concordancia con los cuatro tipos de instrucción: social, corporal, técnica y científica propuestos por Rodríguez. Empero, muy a su pesar, para el año 1849 otro rumbo empiezan a tomar las repúblicas. En efecto, advierte Rodríguez que las repúblicas nacientes son una parodia de la Monarquía, y se interroga para afirmar que la 43
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monarquía no era sino la lógica de la dominación del poder de unos expropiados con astucia en nombre de una providencia. Tal situación es acertadamente atribuida a la necesidad de una educación popular y social, vinculada a la propiedad fundada de la producción y a un gobierno republicano, generador de poder sustentado en el pueblo. En este sentido, la escuela debe operar como una república, siendo de esta manera la palanca con que han de levantarse los pueblos hasta el grado de civilización, concurriendo los conocimientos como propiedad pública. El proyecto del pueblo originario quedó inconcluso, no fue asumido por la población oprimida y subordinada para su tiempo, en cuanto tal. Recuérdese que el bloque histórico conformado contra el dominio español fue liderado por los blancos criollos. En palabras de Dussel (2008): El bloque de los grupos que realizaron la emancipación latinoamericana en torno a 1810 contra España, fue liderado por criollos blancos, en unidad estratégica y hegemónica con algunos españoles empobrecidos, los mestizos, los indígenas, los esclavos y otros, bajo el proyecto hegemónico de la “libertad” (cada uno le daba un matiz particular a este valor) (p. 59).
Por eso, la preocupación de Rodríguez adquiere una honda significación, cuando veía en la educación popular, la garantía para que los sectores oprimidos y subordinados, toda vez que conformarán el bloque social contra el dominio español, y que potencialmente se encontrasen en la condición y situación de construir una nueva república. Otra de las razones de tal situación fue avizorada por Simón Bolívar en el año 1815, en la carta de Jamaica, que a continuación exponemos: La posición de los moradores del hemisferio americano, ha sido por siglos puramente pasiva; su existencia política era nula. Nosotros estábamos en un grado todavía más bajo de la servidumbre y, por lo mismo con una dificultad para elevarnos al goce de la libertad (p. 31)
Un siglo después, en al año 1924, conectado con una claridad meridiana con los pensamientos de Simón Rodríguez y Simón Bolívar afirmará Mariátegui (2000): 44
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Más las generaciones siguientes no continuaron por la misma vía. Emancipadas de España, las antiguas colonias quedaron bajo la presión de las necesidades de un trabajo de formación nacional. El ideal americanista, superior a la realidad contingente, fue abandonado [...] Nuestro tiempo, finalmente, ha creado una comunicación más viva y más extensa: la que ha establecido entre las juventudes hispanoamericanas la emoción revolucionaria [...] Ahora como entonces la emoción revolucionaria da unidad a la América indo-española. [...] Los brindis pacatos de la diplomacia no unirán a estos pueblos. Los unirán en el porvenir, los votos históricos de las muchedumbres (p. 19).
Estas afirmaciones de Mariátegui, enunciadas en los inicios del siglo XX, parecieran contener la visión del rumbo que tomarían siglos después, los pueblos de Rodríguez y Bolívar en el convulsionado siglo XXI. Éstos reclaman para sí el vínculo entretejido con el proyecto liberador de los pueblos originarios para visibilizar la ruptura con la lógica de la dominación y redimensionar su lucha libertaria. Considerando lo expuesto, podríamos afirmar, con base en las aportaciones teóricas y filosóficas analizadas, y a la luz de la visión esclarecedora de Simón Rodríguez, que el proyecto de la educación popular está rodando para dar ser a las repúblicas nacientes, pero aún no ha cristalizado, siendo innegable la necesidad de volver la mirada en “el hacer”, sobre el emprendimiento de la educación popular, desde un modelo de escuela republicana, que imbrique lo económico, político y social, en la formación del republicano, en sus escenarios de vida, con vista al ensayo, la creación, la producción fundada en propiedad colectiva y extendida hacia el pueblo como sujeto político histórico, político y social. Consideraciones finales En resumen y a manera de consideraciones finales, es menester destacar las cualidades, ya expuestas, que le confieren al proyecto de educación popular su carácter de opción transformadora y revolucionaria con pertinencia y vigencia para nuestros pueblos, concediéndole en conjunción un valor significativo al pensamiento y acción del maestro Simón Rodríguez, dada su condición de educador visionario militante; con la gran virtud de proyectar su mirada hacia nuestro siglo; con sus vitales aportaciones, en el reconocimiento e interpretación de los senderos que debía y deberá recorrer la 45
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América para sostener y asegurar el proceso emancipatorio de sus pueblos, trascendiendo con fuerza para alumbrar el camino emprendido hoy. De seguidas las ideas más resaltantes del proyecto de educación popular: 1. Surge en un proceso de tránsito de una sociedad caracterizada por la lógica de la dominación colonial hacia la constitución de una nueva república, expresada en la lucha libertaria de la independencia. Expresión de las contradicciones de una sociedad que está muriendo y no termina de morir y otra que nace y no termina de nacer. 2. Aboga por la ruptura de la lógica de la dominación colonial del poder y del saber. Rompe con el carácter elitesco, jerárquico y aristocrático de la educación de la dominación, planteando su extensión a todos los sectores y proporcionado los medios para ello ─igualdad y equidad─. Incorpora los idiomas originarios y desplaza la enseñanza del latín y la teología. Asimismo conecta el saber y el hacer, la teoría y la práctica, los conocimientos y el trabajo productivo creador. 3. Tiene como sujeto histórico social al colectivo explotado, oprimido y subordinado. Contraria a la estratificación social y, a la idea de raza, base de la dominación de clases, ante lo que plantea el carácter de general, social y público de la educación popular con claro deslinde con una acción de misericordia. 4. Es un proyecto para la América toda, entendiendo su situación estratégica y política como una unidad, con lazos políticos, económicos y culturales con referente en lo educativo. Se sustenta en la originalidad que no era otra cosa “que volcar la mirada hacia nuestros orígenes”, imbricada con lo social, lo económico, lo político como un todo. Introduce el ensayo, la creación y el proyecto como bases para la formación popular republicana. 5. Presenta un modelo de escuela que emula una república: posee gobierno, genera conocimientos, considera espacios para la producción y la propiedad colectiva. Atiende a cuatro especies de la instrucción: social, corporal, técnico y científica. Considera el papel fundamental del educador en la formación del republicano y asigna al Estado el papel rector para garantizar la educación popular.
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Referencias Bibliográficas Bolívar, S. (1998). Carta de Jamaica en Escritos fundamentales. Caracas: Monte Ávila Editores. (Versión original 1815) Dussel, E. (2008). 20 tesis de política. Caracas: Fundación Editorial el perro y la rana. Mariátegui, J. C. (1997). 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana. Caracas: Biblioteca Ayacucho (versión original: Lima, 1928) Mariátegui, J. C. (2000). La unidad de la América Indo-Española. Recuperado de internet julio de 2010. Disponible en: http: www.cddc.vt.edu/marxist/espanol/mariateg/obras.htm (versión original: 1924). Rodríguez, S. (1975). Observaciones sobre el terreno de Vincocaya con respecto a la empresa de desviar el curso natural de sus aguas y conducirlas por el río Zumbai al de Arequipa. 1830. En Obras completas de Simón Rodríguez. Tomo I. Caracas: Publicaciones del Rectorado de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodriguez. Rodríguez S. (1975). Sociedades Americanas. En Obras Completas de Simón Rodríguez. Tomo I Caracas: Publicaciones del Rectorado de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodriguez. (versión original: 1828) Rodriguez, S. (1975). Extracto de la Introducción a Sociedades Americanas. En Obras Completas de Simón Rodríguez. Tomo I. Caracas: Publicaciones del Rectorado de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodriguez. Rodriguez, S. (1975). Luces y Virtudes Sociales. En Obras completas de Simón Rodríguez. Tomo II. Publicaciones del Rectorado de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodriguez (versión original: Concepción en Chile, en 1834 y Valparaiso en 1840). Caracas. 1975.
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Rodríguez, S. (1975). Consejos de amigo dados al Colegio de Latacunga. En Obras completas de Simón Rodríguez. Tomo I. Caracas: Publicaciones del Rectorado de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez Colección Dinámica y Siembra.
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El aula de clases: comunidad de conocimientos y de ritos Gilberto Aranguren Peraza1 RESUMEN El objetivo del ensayo es describir y analizar el alcance que tiene la idea de comunidad de conocimientos en el concepto “aula de clases”, haciendo uso de razones epistémicas y epistemológicas que la suponen como un sistema con vida, donde sus actores visibles e invisibles interactúan para generar y hacer uso de saberes. Comunidad de conocimientos implica organización y sistematización conjunta de lo aprendido. Nada de ello es válido si no se entiende que toda comunidad mantiene tradiciones y ritos que hacen posible el saber y la tecnología. Una conclusión de interés es que todo cambio que se produzca en los ritos y costumbres de los actores del aula, se produce también en los conocimientos que ahí se desarrollan, y todo saber creado en la escuela produce cambios significativos en los ritos y costumbres que la sostienen. Palabras clave: aula de clases, comunidad de conocimientos, escuela, ritos.
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Doctor en Ciencias de la Educación. Magíster Scientiarum en Ciencias de la Educación en el área Investigación y Docencia. Profesor en Ciencias Naturales en la especialidad de Química. Educador. Profesor de Metodología de la Investigación. Profesor en Desarrollo de Habilidades para Pensar. Facilitador de Educación de Adultos. Investigador, etnógrafo, especialista en Investigación – Acción. Consultor, promotor de Desarrollo Comunitario y Social. Cooperativista. Actualmente, realiza investigaciones en desarrollo de la inteligencia, el talento y las emociones. Es asesor estudiantil y profesional en las áreas de Desarrollo de Habilidades para Pensar, Desarrollo de las Percepciones e Imágenes Mentales, Técnicas de Estudios y Estrategias Cognoscitivas, Afectivas y Cooperativa para el Aprendizaje, entre otras. Correo electrónico: gilberap@gmail.com
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The classroom: community of knowledge and rites ABSTRACT The objective of the test is to describe and analyze the scope of the idea of community knowledge in the concept of "classroom", making use of epistemic and epistemological reasons that involve a living system, where visible and invisible actors interact to generate and use knowledge. Community organizing and systematizing knowledge means joint learning. None of this is true unless you understand that every community maintains traditions and rituals that enable knowledge and technology. One conclusion of interest is that all change occurs in the rites and customs of the actors in the classroom, also occurs in the knowledge that there are developed, and all knowledge created in the school produces significant changes in the rites and customs that hold it. Key words: classroom, community of knowledges, school, rites.
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El aula de clases: comunidad de conocimientos y de ritos
Introducción El objetivo del ensayo es describir y analizar la condición epistémica y epistemológica de las comunidades de conocimientos, tomando al aula de clases como referencia en el uso y construcción de saberes, y como espacio donde convergen costumbres y ritos propios de la cotidianidad escolar. Esto implica entender que en ella pueden darse relaciones de tipo cooperativa y ayuda mutua. En este sentido, Ferreiro y Espino (2009) aseguran que las aulas, como comunidades, son entes facilitadores y estimuladores de “la participación responsable y comprometida de los miembros” (p. 56). Mirar el aula de clases desde la perspectiva de comunidad de conocimientos es comprenderla como una totalidad que cumple un destino estrictamente docente. Lo relevante es que representa un espacio social donde sus actores se enfrentan con sus paradigmas, y hacen de la práctica cotidiana un frecuente debate acerca de los métodos, problemas y normas que los rigen (Kuhn, 1971). Se ha definido al aula de clases dentro de parámetros estrictamente espaciales. Esto limita la interpretación de sus dinámicas internas, e impide entender la gama de estructuras sociales, políticas y culturales que interactúan y la hacen algo más que un lugar donde asistir a ofrecer y recibir información. Más que eso, es un “espacio humano” donde se establecen relaciones de modo comunitario, orientado por actores con roles específicos. La existencia de una comunidad de conocimientos facilita la generalización de los saberes y la estructuración de las nociones del tiempo, el trabajo y la vida institucional, que debe ser sostenida en la diversidad de aprendizajes (UNESCO, 2005), para ello se requiere de alianzas con entes externos, llámese comunidad, familia, universidad, que contribuyan con la producción y estructuración de la enseñanza, el aprendizaje y la consolidación de estados mentales flexibles y armónicos (Aranguren, 2009). El aula de clases y la pérdida de su condición pública Los griegos entendían el aula de clases como un espacio abierto para impartir lecciones, hacían uso de los jardines, patios y bosques como lugares privilegiados para la enseñanza. Aristóteles, por ejemplo, fundó su escuela cercana a los patios del templo Apolo Liceo, razón por la cual años más tarde la mencionada institución recibe el nombre de Liceo, “Y como el maestro 51
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gustaba de impartir sus enseñanzas mientras paseaba por los jardines cercanos, el recinto se denominó Peripato y sus discípulos peripatéticos, del griego peripatos, que significa paseo” (Cantú, 2004, p. 270). Razón esta por la que, etimológicamente, la palabra aula proveniente del latín aulé como significado patio, atrio, corte, lugar donde se reúnen personas en condición de maestros o discípulos para dar y recibir lecciones. Desde la antigüedad los templos, las iglesias, sinagogas, mezquitas han sido centros predilectos para la formación y enseñanza. Aún esto se mantiene por ser ellos los espacios donde, por lo general, se reúne gran cantidad de personas de una misma cultura o raza, convirtiendo la enseñanza en un acto público. Freinet (1983) también hacía uso de los patios, parques y calles como espacio para el desarrollo de la enseñanza: “cada niño tomaba su tiza y su pizarra, y el grupo se iba por los alrededores de la escuela, junto al sendero que transcurría bajo los olivos, hacia la tranquilidad del cementerio, hacia las colinas…” (p. 21). La pérdida de la concepción del aula de clases como espacio público originó el parcelamiento de las responsabilidades. El respeto a la condición profesional del maestro ha hecho que las aulas de clases se conviertan en espacios donde el extraño no tiene cabida si no pasa por la observación previa de aquel que rige las normas. Esto dificulta conocer con claridad los fenómenos y procesos dados dentro de ellas. La responsabilidad de los hechos que suceden en las aulas recae, estrictamente, sobre el educador; cualquier situación fuera de las normas establecidas lo señala como principal responsable. Este carácter privado de la enseñanza convierte la práctica docente en un acto misterioso y exclusivo en cuanto al uso del poder se refiere, sin obviar que el aula es un espacio donde convergen realidades de toda índole y se revelan modelos, estructuras, fenómenos y situaciones humanas, que se conjugan con la apertura de la discusión, interacción e instauración de sistemas culturales, sociales, económicos, religiosos y políticos. La construcción del conocimiento y el acercamiento entre la subjetividad y la objetividad Para la humanidad, el conocimiento representa un valor, tanto para su desarrollo tecnológico como para su permanencia histórica. La evolución de los hombres, así como la de los pueblos y naciones, ha dependido mucho de dos aspectos importantes: (a) la concepción y manejo de la ciencia y el conocimiento y (b) la creación del mundo como un acto de conocimiento. 52
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Esto ilustra los avances de la ciencia y de las comunidades que desarrollan el saber. El ser humano ha elaborado sus propias metodologías para lograr el conocimiento, acentuando el paralelismo entre lo cotidiano y lo científico (Vain, 2011), estableciendo estrategias para estudiar la información, descubrir relaciones entre lo objetivo y lo subjetivo, así como generar análisis desde un contexto integrado y equilibrado. Es preciso comprender el alcance de la subjetividad y de la objetividad, sobre todo en el campo de la investigación, en la práctica de cualquier ciencia, área o trabajo, en el contexto de la valoración de la cotidianidad, en el desarrollo científico y social – humano, en los procesos de sistematización y socialización y en las formas simbólicas en que los actores se manifiestan y actúan, para entender que, tanto el conocimiento cotidiano como el científico, tienen como objetivo último el llegar a una verdad plausible, al menos en lo local y cercano a la persona. El acercamiento entre la subjetividad y la objetividad facilita que el conocimiento se construya a sí mismo y sin fin alguno. La comprensión de la integración y del valor de lo subjetivo y objetivo determina el grado de conocimiento que la persona logra desarrollar, haciéndolo incompleto y sin verdad absoluta, pero con soluciones puntuales a situaciones históricamente precisas. Considerar el conocimiento bajo una óptica abierta genera la evolución creativa de la producción de mayor y mejores saberes, siendo relativas las nuevas construcciones en cuanto a su objeto de asegurarse en el tiempo. El conocimiento es producto de las relaciones, ya sean entre los sujetos mismos, entre los sujetos–objetos y entre los sujetos y sus símbolos cotidianos, que aunados a los esfuerzos colectivos de sistematización e integración, comprenden la parte de la historia que los seres humanos logran socializar, ya sea mediante la escritura o a través de la tradición oral. Sobre la base de este supuesto, puede interpretarse que la construcción del conocimiento se da a través de la interacción de las personas en comunidades, pero también sustentados en los espacios mentales donde residen los ritos y los modos de expresión.
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La comunidad del aula de clases Se asume que las aulas de clases son comunidades. El desarrollo y evolución de las interacciones de los actores que conviven en ellas, o sea los maestros, docentes, profesores, alumnos y actores invisibles, hacen del aula un espacio intercultural que conduce a ser estudiado desde distintas posturas, ya sea como sistema de relaciones que progresa inmersa en un macrosistema representado por instituciones como el ministerio, la escuela y otras aulas, la sociedad con sus políticas y filosofías curriculares que las sustentan, y como proceso donde el centro es la persona misma, aunque esté sumergido en un sistema específico donde cada persona que actúa representa una manera distinta en la elaboración de los conocimientos. Esto hace del análisis del aula una situación más compleja, por una parte las interacciones ocurren en función de intereses y modelos preestablecidos, y por otro lado, cada persona construye un modo de abordar los formatos, textos o discursos presentes en ellas. Esto supone conceptualizarla de tres maneras sin perder su especificidad como comunidad: (a) desde una perspectiva espacial donde se desarrollan interacciones establecidas por las demandas sociales y culturales; (b) desde una óptica contextual definida por los intereses y estructuras sociales y culturales de cada uno de sus actores; y, (c) desde una concepción en la que se acepta a cada actor de la comunidad del aula como un representante de la misma pero que posee una estructura mental diferente que hace que los procesos de construcción y modificación de los conocimientos sean asumidos desde la diversidad. La cotidianidad en las aulas está colmada de fenómenos que se fijan en la vida personal de cada uno de aquellos que conviven e interactúan en ella. Ejemplos de ello son las normas y estilos de pensamiento en la resolución de problemas específicos, los modos en que actúan los profesores o los record de popularidad que tienen aquellas instituciones que se alaban en señalar o en promover la calidad de la enseñanza que imparten en sus aulas, que a la larga se convierte en una supuesta verdad que se fija en la conciencia colectiva originando la creencia de que una escuela es mejor que otra, definiéndose, de manera muy sutil, el cómo, intelectualmente, forman a un estudiante.
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Las circunstancias sociales sobre la cual se mantiene la escuela está sustentada en una red de relaciones y acuerdos culturales que permiten que cohabiten las instituciones contextuales que las acompañan. Se puede decir que entre las instituciones que cohabitan con la escuela está la familia, la iglesia y las instituciones generadoras de políticas gubernamentales de tipo escolar. La escuela, con mayor precisión el aula de clases, es un ente social que genera condiciones para promover en los estudiantes la responsabilidad con la esfera pública, practicando dentro de sí misma los elementos axiológicos inherentes al asunto público y humano, por supuesto desde la esfera privada de cada uno de sus miembros. El aula de clases cumple una función generadora de diferencias, el conocimiento aplicado y construido en las esferas de lo privado de ella permite la evolución humana y social de los que ahí conviven. En ella se propicia la prestación de servicios de conocimientos y experiencias, ya que todos los actores que participan se convierten en "trabajadores del conocimiento" (Drucker, 1994, p. 207). En el aula de clases sus actores visibles maestro y alumnos, conviven en el ámbito de la prestación del servicio del conocimiento, de una manera recíproca, tanto uno como el otro, y deben cumplir el oficio de asistencia al saber (Aranguren, 2001). Las producciones surgidas en las aulas deben estar orientadas, generalmente, hacia la resolución de problemas estrictamente locales y sustentables en el contexto donde se producen, o sea, la escuela que contiene al aula. Un ejemplo interesante acerca de cómo la escuela presta un servicio de conocimiento a la comunidad donde se encuentra, se visualiza en el cortometraje "La escuela de la Señorita Olga" de Piazza (1991), en ella se muestra cómo el proceso de concientización y elaboración del conocimiento en el aula de clases, en cuanto a los fenómenos observados en las comunidades aledañas a la escuela, permitió que los estudiantes formularan propuestas en el ámbito de la salud, educación y cultura a favor de las comunidades. No todas las experiencias y conocimientos son colocados al servicio de la comunidad en general; el intentar determinar el grado de efectividad y eficiencia de los servicios que prestan las comunidades de conocimientos, a partir del saber que desarrollan, exige la revisión con cautela de los efectos de los saberes específicos implícitos en cada servicio. Esto supone que el aula no es simplemente un espacio para el encuentro, más bien tiene características muy propias de una comunidad de conocimientos. 55
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En este sentido, las aulas de clases convertidas en comunidades de conocimientos, establecen modos que sustentan la repartición de la inteligencia, para ello es necesario que se dé la relación entre lo físico, lo social y lo simbólico, en cuanto a la capacidad de producción: ... la cognición humana óptima casi siempre se produce de una manera física, social y simbólicamente repartida. Las personas piensan y recuerdan con la ayuda de toda clase de instrumentos físicos e incluso construyen otros nuevos a fin de obtener más ayuda. Las personas piensan y recuerdan socialmente, por medio del intercambio con los otros, compartiendo información, puntos de vista y postulando ideas. ¡El trabajo del mundo se ha hecho en grupo! Por último, las personas sustentan sus pensamientos en virtud de sistemas simbólicos socialmente compartidos: el habla, la escritura, la jerga técnica propia de cada especialización, los diagramas, las notaciones científicas, etcétera (Perkins, 1999, p. 135).
Para comprender la trascendencia del aula de clases como comunidad de conocimientos es preciso abordarla desde su objeto de existencia, siendo menester interpretarla desde una teoría que explique su condición humana e importancia en la dinámica social. El aula ha trascendido debido a las múltiples formas sobre la cual se apoya su historia. Ya no se puede pensar en ella como espacio único y exclusivo para dar clases, hay que pensarla como un vehículo textual que contribuye a que la persona alcance niveles importantes de conocimientos, comprensión y espiritualidad, o sea un espacio para comprender y experimentar la felicidad (Aranguren, 2009). Arendt (1993) establece una propuesta para comprender los procesos sociales desde una perspectiva que involucra la interacción de tres situaciones que permiten analizar la condición humana de las personas. Para esta autora, es preciso entender la función de la labor, el trabajo y la acción en cualquier proceso social, como una vía para interpretar cómo actúan los fenómenos sociales sobre las condiciones humanas. La labor es comprendida en el contexto de los procesos biológicos en sentido amplio del ser humano: "La condición humana de la labor es la misma vida" señala Arendt (p. 21) para interpretar como función biológica de la persona la evolución orgánica y las necesidades vitales (relaciones, formas de comunicación, estructuras de pensamiento y de aprendizaje). En este sentido, la labor es una función de los seres vivos, por lo que la labor orgánica del aula viene a ser el aprendizaje, los que participan y se relacionan en ella tienen como objetivo fundamental la 56
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consolidación de sus procesos cognitivos. Los procesos cognoscitivos son funciones de los seres vivos altamente evolucionados, en este caso los seres humanos. Maturana (1996), hace referencia a los procesos cognoscitivos como sistemas vivos que producen conocimientos, cuando precisa lo siguiente: Un sistema cognoscitivo es un sistema que define un dominio del sistema mismo, y el proceso de conocimiento es la actuación (o comportamiento) real (inductivo) en este dominio. Los sistemas vivos son sistemas cognoscitivos, y la vida, como un proceso, es un proceso de conocimiento. Esta afirmación es válida para todos los organismos, con o sin un sistema nervioso (p. 213).
El conocimiento es una labor del ser humano y representa una respuesta de la vida cotidiana. La labor del conocimiento está dada a la relación cognoscitiva de la persona con la realidad, en consecuencia la persona conoce y dice conocer lo que vive y experimenta, de este modo el conocimiento se revela como un sistema de relaciones cognoscitivas de la naturaleza humana, o sea, el acto de conocer representa el dominio natural de la persona sobre la realidad que conoce o se devela en sí misma. La labor del conocimiento en las aulas de clases viene dado de una natural relación de los estudiantes, maestros y "actores invisibles" que conviven en ella, por lo que todo dominio cognoscitivo es producto de esta relación humanosocial. Para comprender esta labor hay que entender la dinámica orgánica del aula, y con ello el hecho de su representación como sistema de seres vivos de naturaleza autopoiética, o sea, el hacerse a sí mismo. Implícitamente, en esta definición del aula no se le aborda tan sólo como un contexto y como comunidad exclusivamente, sino como una unidad orgánica. Esto implica que el aula de clases, como sistema vivo, contiene una fenomenología o una dinámica fenomenológica2, entendida ésta como la experiencia revelada en un discurso de los contenidos manifiestos en los actos cotidianos, que a su vez se van transformando en la medida en que existe la comunidad, pero estos contenidos están dados en una razón más bien 2
El concepto fenomenológico aquí expuesto se contrapone al hursseliano basado en la fenomenología entendida como "método de ver", o como lo expone Seiffert (1977). 57
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biológica, por ser el acto del conocimiento un dominio cognoscitivo que aborda el discurso de la experiencia. Maturana en esto tiende aclarar que la "clase" es un sistema activo constituido por las interacciones que forman redes de producción. En este sentido, el aula es una "clase" en un cuerpo o red (escuela) que produce conocimientos, y estos se autoproducen a sí mismo en la medida en que la cotidianidad del sistema implícito en la "clase" se organiza a sí misma. Aunque, para Maturana los sistemas autopoiéticos tienden a ser cerrados, en el caso del aula, como sistema que se autoproduce a sí mismo, su existencia no puede estar cerrada a los contenidos de la red, el mismo sentido fenomenológico lo impide. El aula de clases representa el medio ambiente en que su misma unidad (seres vivos) interactúa entre sí sin la posibilidad de perder su identidad, o sea es un nicho. Pero el nicho es la representación ecosistémica de la unidad, por lo que es parte de ella. La unidad no existe sin el nicho, y el nicho no tiene sentido sin la unidad, por lo que un nicho es algo más que un espacio: "Para cualquier sistema vivo su nicho está representado en su organización como el dominio de sus posibles interacciones (relaciones) y este dominio constituye su realidad cognoscitiva total" (op. cit, p. 211). Abordar el aula tiene significado sólo en su unidad (seres vivos + nicho), y es en ella donde puede comprenderse "la labor" (en sentido arendtiano) del aprendizaje y del conocimiento como dominios cognoscitivos. Puede pensarse que la labor del aula de clases va más allá de lo que representa aprender y conocer, o relaciones e interacciones humanas a favor de estos dominios. La relación biológica en comunidades es necesaria para el conocimiento social de las personas, permitiendo que cada actor se reconozca, permanentemente, en lo suyo (idion) y en lo comunitario (koinon). Entender "lo suyo" es la compresión de la pertenencia histórica que hace que los miembros de una comunidad, en particular la comunidad del aula de clases, sean en sí misma una unidad, que es a su vez una comunidad–unidad. Para pensar en las comunidades como redes, unidades o clases, se puede hacer un acercamiento al modelo de enlace molecular, entendiendo que las fuerzas son las que mantienen unidas a cada unidad. Este modelo ayuda a explicar que las interacciones internas en una comunidad están sustentadas básicamente en una fuerza que mantiene los enlaces o relaciones. Esta fuerza está dada por las acciones políticas de cada uno de los miembros que 58
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constituye la comunidad. Estas acciones son fuerzas que mantienen unidas las interacciones, que generan energía que no es más que la producción intelectual surgida de las relaciones mismas. Esto implica, que para la existencia de la cohesión interna, la política de enlace debe respetar la individualidad en la comunidad. Para el alcance de este objetivo se requiere que a cada actor se le considere parte de una comunidad que facilita la demostración y revelación de la persona en la esfera pública. La labor de la comunidad no puede estar desentendida de la condición humana del trabajo, demostrado en todos aquellos esfuerzos realizados mediante la interacción alumno–docente / alumno–alumno para la consecución de la labor orgánica del aprendizaje y el conocimiento. Las voluntades pueden ser desarrolladas, ya sea, mediante estímulos ambientales (conductismo), a través de la codificación y estructuración mental (cognitivismo) o haciendo uso de las representaciones estructurales internas de la persona (constructivismo) (Ertmer y Newby, 1993). Estas tres tendencias que permiten acceder al acto del aprendizaje representan, epistemológicamente, un acercamiento a los modos de trabajo en las aulas. No queriéndose señalar con esto que sean las únicas formas de trabajar en ellas. En el contexto epistemológico de la educación se abordan diversas tendencias para acceder al trabajo en las aulas. Tanto Carr y Kemmis (1988) como Giroux (1999), señalan tres intereses básicos de acceso al trabajo en la educación: lo técnico (ciencia, lo empírico analítico), lo práctico (la hermenéutica-interpretativa) y lo emancipatorio (las ciencias críticas). Por otra parte, Guba (1990) plantea cuatro formas de acceso al trabajo: el positivista, el racionalista, el crítico y el constructivista, a diferencia de Padrón (1994) que plantea tres preceptos: el empírico-inductivo, el racionalista-deductivo y el fenomenológico-introspectivo. Este conjunto de modelos epistemológicos contribuyen a la definición de los modos de acción en las aulas, mantienen fundamentos ontológicos y axiológicos que orientan sus actos y formas de pensamiento. No pretendiéndose con esto afirmar, de modo determinista, que el aula de clases, como comunidad de conocimientos, se mantiene firmemente en una postura sin pensar la posibilidad, y de hecho es una realidad, del encuentro del conjunto de preceptos en las dinámicas permanentes dadas en ellas.
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Con el engranaje representado por la labor y el trabajo surge la acción como condición humano–política de la persona para mediar el desarrollo y evolución de los procesos. Históricamente, la escuela y por ende el aula, han sido los medios para que la sociedad se relacione culturalmente con la persona, ya sea en calidad de estudiante o de profesor. Tanto la escuela como la iglesia son los entes que reúnen a la gente para el encuentro y la familiarización. Son modos de acceso a la vida pública y al mundo humano. Estas dos instituciones son fundamentales en la construcción de los discursos individuales y colectivos, y en el control ético de las acciones (Parra, 2006). Los discursos y las acciones van juntos en el proceso de descubrimiento de la persona. En un sentido racionalista, los discursos son cuerpos teóricos constituidos por un texto y una acción y poseen un conjunto de relaciones que se aplican a situaciones específicas, conocidas o recién descubiertas. Hernández (2000) señala que están sostenidos sobre la base de las intenciones, que no son más que estructuras de acción que se encuentran de manera organizadas en forma de red o de sistemas en los textos, que a su vez cumplen una función estrictamente cognitiva, por su dirección al terreno intelectual. Por otra parte, Arendt (1993) señala lo siguiente en cuanto a esto: Mediante la acción y el discurso, los hombres muestran quienes son, revelan activamente su única y personal identidad y hacen su aparición en el mundo humano, mientras que su identidad física se presenta bajo la forma única del cuerpo y el sonido de la voz, sin necesidad de ninguna actividad propia (p. 203).
Un objetivo político de la persona que vive en comunidad es mostrarse al otro, revelándose como persona y como actor, tan igual al otro, aprehendiendo la realidad comunitaria, y es en esta dinámica donde aparecen los discursos y las acciones. El acto político descubierto en el aula es una acción que mantiene un discurso persuasivo para configurar dos tendencias de construcción importante, como lo son la imposición de valores específicos que socialmente se requieren para la existencia en la comunidad, y la libertad para que se experimenten y descubran otros valores como un modo para la evolución, tanto personal como comunitaria. En este sentido, el aula de clases, como 60
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comunidad humana, se convierte en mediadora de la seguridad futura y posible de una acción que demuestre un discurso elaborado a partir de las relaciones generadas por sus integrantes (alumnos – docentes). Por tal motivo, sea cual fuese el modo en que actúan los docentes (en un caso particular), como miembros de la comunidad del aula, sus acciones siempre van a representar un acto político que contribuye a mediar al alumno con la sociedad. Y son los alumnos, que con sus necesidades contribuyen a que los docentes reconozcan hasta dónde llegan los alcances sociales de sus acciones. En las aulas de clases el ser humano se hace público, y el más genuino aprendizaje está en reconocerse como un ser político, en el más estricto concepto aristotélico, el hombre comienza asistir a la escuela por la necesidad de convertirse el zoon politikon, una razón que buscaba desligarse de los preceptos familiares y de los modos de existir de los hogares. De este modo, la escuela y con ella el aula, se han convertido en los instrumentos sociales para desarrollar la palabra y la persuasión, de modo que los actos humanos establecidos en los contextos de la barbarie han tenido que irse diluyendo en la medida que la escuela cumple su papel civilizatorio. Arendt (1993) señala que el acto de la política, o el hecho de vivir en la polis "significaba que todo se decía por medio de palabras y de persuasión, y no con la fuerza y la violencia" (p. 40). La existencia de la escuela como fenómeno político y resultado de la necesidad social de vivir en procesos civilizatorios, ha hecho necesario la formación del ser–político con un conocimiento que facilite la comprensión e intervención en los fenómenos sociales y humanos. El conocimiento político (episteme politiké) es una capacidad que se aprende y se experimenta en la relación permanente que se vive en las aulas de clases, sobre todo cuando en éstas se siente una reciprocidad que permite que la persona se exprese desde su liderazgo íntimo, o sea, desde su fuerza, más que desde sus motivos. En cuanto a esto, el aula de clases, como ser orgánico y humano (comunidad de conocimientos) se manifiesta por sí sola cuando comienzan a emerger los actos significativos de la propia dinámica, aún manteniendo la distancia con los "actores invisibles" que intentan sobrevivir en ella.
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El aula de clase: comunidad de conocimientos Toda comunidad tiene un conocimiento, ya sea elaborado por ella misma (comunidad epistémica) o trabajado a partir de otros saberes (comunidad epistemológica). El aula de clases debido a su condición humana, es una comunidad de actores representantes de una sociedad o comunidad mayor, son muestras representativas de las necesidades, logros, visiones, misiones, metas y estilos de pensamientos, tanto de comunidades como de sociedades, aunque represente un espacio físico, es un fenómeno donde sus actores socializan distintas formas de demostración de la vida mediante actitudes sensitivas, intelectivas, sentimentales (Yepes y Aranguren, 1998) y contemplativas (Cantú, 2004), maneras que se conjugan e interactúan internamente en la persona, simbolizando un sistema que permite la autorrealización humana. Desde este punto de vista se define como una comunidad viva que permite a sus integrantes comunicar sus intereses sociales, económicos, culturales o políticos. Las interacciones que se generan en el aula de clases deben permitir que el alumno equilibre el manejo de lo que significaría su razón intelectiva con su experiencia sensitiva, a objeto de optimizar los sentimientos y las tendencias que lo conducen, entendiéndose esto último, como la voluntad que permite aparecer o desaparecer la razón. Para comprender el aula, en el sentido de comunidad de conocimientos, es preciso definirla en dos contextos específicos: el aula de clases como contexto sistematizador del conocimiento (Aranguren, 2007), y como un sistema interconectado y relacionado con otros contextos similares. Hay que comprender que todas las instancias existentes en las escuelas, liceos y universidades son comunidades en particular que elaboran conocimiento y prestan servicios según su especificidad. En cuanto a esto, la institución macro, díganse así a la escuela por ejemplo, cumple una función básicamente mercurial por ejercer una acción de comunidad sistematizadora de conocimientos. Ejercicio considerado mercurial porque tiene la obligación de contribuir a interpretar los mensajes de los procesos que las comunidades (aulas de clases u otras instituciones internas) son capaces de desarrollar y ofrecer (Aranguren, 2001). El aula de clases sin la escuela no tendría sentido en la cultura occidental, ya que las dos estructuras funcionan de modo paralelo y cada una representa, significativamente, la esencia de la otra. 62
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Hay comunidades institucionales necesarias para el funcionamiento preciso del organismo, y existen aquellas que se originan producto de las relaciones y de las necesidades que surgen en la medida en que las instituciones se van estableciendo a sí misma y desarrollando su historia. Tanto en estas comunidades internas, como aquellas que existen fuera del contexto de la escuela, actúan "los actores invisibles" del aula de clases, que imponen con sus creencias las imágenes culturales necesarias para que las comunidades del aula tengan referentes sobre el cómo actuar y desarrollar la tarea de enseñanza y aprendizaje. En este sentido, la escuela como comunidad, y de manera más específica el aula de clases, no se hacen inteligentes por sí mismas, sino mediante la relación que sostienen con el contexto que los acompaña. La comunidad de conocimientos que habita en el aula de clases está influenciada por el pensamiento que se maneja en los contextos que circundan a la escuela. Pensar en el aula de clases como comunidad de conocimientos es visualizar un aula distinta a las que se ha venido pensando, es generar un espacio humano para el desarrollo del talento, de la creatividad y por supuesto de la realización de la felicidad. Es pensar que la escuela y el aula pueden generar cambios sustanciales cuando existe la disposición de una política de acción apoyada en una política de cambio. El aula de clase: expresión simbólica y de ritos Los símbolos revelan y dicen la realidad oculta en la acción, tan igual como la cara oculta de la luna: donde "los mayores secretos del hombre se hallan allí, en la noche aguardándonos sigilosamente, en silencio" (Mèlich, 1996, p. 11)3, revelando los secretos más inesperados; la educación como un todo también posee su cara oculta, que se descubre a medida que desarrolla su 3
Lo que se le llama la "cara oculta de la luna" es aquella superficie lunar que no puede ser vista desde la tierra. Nichols (1999) señala al respecto: "Simbólicamente, así como en la más cruda realidad, la luna no se revela a la curiosidad intelectual del hombre: mantiene siempre una cara oculta a la visión desde la tierra. Generaciones de hombres quedaron intrigados por su modestia virginal... Sigue flotando serenamente sobre las nubes, lejos del alcance de su punzante instrumento y de su intelecto... En la actualidad, el hombre moderno ha disparado a través de las nubes sus naves espaciales para aterrizar impunemente en la cara oculta de la luna. Vano intento, pues el secreto de su brillo interno aún permanece oculto. Los hombres del espacio no trajeron de ella ningún rayo mágico que iluminara nuestros sueños y maravillara a nuestros niños. No establecieron una nueva colonia para los niños de la luna. La abandonaron, trayendo consigo solamente una bolsa de piedra, dejando allá, en la virginal superficie, la huella del hombre moderno... un solar donde aparcar" (p. 445)
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movimiento y procesa la vida cotidiana: "La cara oculta de la educación en la vida cotidiana, su noche múltiple, solamente puede alcanzarse de reojo, a través de un múltiple trabajo interdisciplinar que combina la antropología, la sociología, la literatura y la filosofía" (p. 13). Para Mèlich, la pedagogía por sí sola no puede descubrir la cara oculta de la educación, no ayuda a dilucidar las verdades del quehacer educativo. La pedagogía "no puede con la sombra, con lo oscuro y lo misterioso" (p. 13). Por eso, la interpretación de la cotidianidad educativa, desde los actos humanos, con sus símbolos y significados devela un mundo que está en el inconsciente colectivo4. Los actos humanos son actos culturales que expresan los símbolos necesarios para existir, son las “aperturas hacia otros mundos[…] hacia otros contenidos” (Aranguren, 2003, p. 23). La persona manifiesta su existir mediante los ritos, que no son más que "puentes" que descubre, en conjunto con otros, para enlazar la realidad y sus crisis: "vivir a las celebraciones rituales significa entrar en contacto, a través de ellas, con los conflictos y las contradicciones de nuestras respectivas sociedades y de nuestra vida individual" (Fourez, 1983, p. 190). Todos los ritos poseen un contenido de celebración, de manera implícita o no, conducen a vivenciar un paso fronterizo, que en muchas ocasiones son puntos de "no retorno" y funcionan en la culminación de un proceso y en el inicio de otro. Los ritos actúan sobre las personas conmoviéndolos “… es el orden en sí mismo. Está estructurado y constituye un sistema de comunicación y de acción de una gran complejidad” (Balandier, 2003, p. 30), es una dramatización que considera el lugar, el tiempo, las circunstancias y todas aquellas condiciones que colocan el mundo simbólico de la persona a disposición de las experiencias de disfrute, placer, dolor, temor y hasta felicidad. Los actos educativos, abordados desde la interpretación simbólica, son de importancia vital para conocer la escuela, su análisis implica "desentrañar las estructuras de significación... [o] códigos establecidos" (Geertz, 1973 p. 24). Se trata de entender la acción educativa como una 4
El inconsciente colectivo es un término utilizado por C. G. Jung (1985 y 1964/2002) con el cual se intenta explicar el funcionamiento de la imaginación común de los pueblos mediante su evolución, manifestado a través de las religiones, mitos, actos y doctrinas esotéricas. Los trabajos realizados por Jung, le permitieron establecer la existencia de modo común de producción de arquetipos, imágenes, símbolos y significaciones que son independientes, tanto del tiempo como del espacio.
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acción humano – social y cultural que habla mediante símbolos, que poseen una lógica particular, un modo de racionalizar la realidad a diferencia de los actos científicos. Todos los actos humanos que suscitan en el aula de clases representan una realidad que está determinada y limitada por el tiempo y el espacio, cargada de simbolismos, de sensibilidad y dramatismo que surgen de la esfera humana de cada uno de los actores del aula; las figuras e imágenes simbólicas son referencias que poseen sentido y significado de las acciones sociales y culturales de los que actúan dentro y fuera de ella. Lo que existe es determinado por las formas simbólicas sobre lo cual se ha estructurado la realidad. Pero puede haber distintas estructuraciones de la realidad dependiendo de cómo, socialmente, se aborda y sistematiza lo tangible. Esto depende de la capacidad de libertad o no de los actores que intervienen en los procesos educativos. La persona actúa desde su cultura, tanto la escuela como el aula de clases, contienen la cultura del entorno. Desde el aula se evalúa a la persona más no el entorno que circunda a éste, aunque de manera implícita, cuando se valora a la persona se alude el ambiente, siendo ejemplos de ello la serie de situaciones prejuiciosas que abundan en la escuela, la cual otorga un valor a la comunidad donde se encuentra ubicada, y en función de lo valorado se acepta o no a los representantes de esa comunidad. La escuela se carga de prejuicios y los profesores y maestros descubren a sus estudiantes a partir de los estigmas (Duschatzky, 1999), desde ahí, muchos son evaluados más que desde lo académico. La escuela está envuelta en un pensamiento que deduce una tradición, una manera de ser y un determinado modo de experimentar los ritos cotidianos, pero, por otra parte, crea su propio lenguaje. Sostiene códigos que pueden ser precisos cuando están determinados y reiteradamente socializados, e imprecisos cuando, aún no definidos, se revelan y causan las crisis internas. De ahí la necesidad de experimentar la cotidianidad mediante ritos, de modo que no existan sorpresas y las tensiones puedan ser controladas con los símbolos y signos correspondientes. Es por eso que los ritos son representaciones de los conocimientos, ellos permiten diluir las tensiones, pero también reconocer que en esas tensiones existe un saber: Conocer no es reproducir ni representar. La idea de que el conocimiento es una representación del mundo o de la realidad debe ser rechazada con el mayor énfasis. Conocer no es reflejar el mundo sino 65
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crearlo. Conocer, sea científicamente o no, no es representar sino construir. Conocer el mundo es construir el mundo, fabricar un mundo (Mèlich, 1996, p. 17).
Un ejemplo importante de ritos son los utilizados en los comienzos o entradas a las instituciones, por ejemplo en una universidad pública se acostumbra a bañar a los nuevos estudiantes y a corretearlos por todo el recinto con juegos físicos, máscaras y pinturas; en una institución técnica a los nuevos estudiantes se les corta el cabello y son reconocidos por todo el recinto como los "nuevos". Estas expresiones ritualísticas diluyen las tensiones producto del encuentro entre los nuevos estudiantes y los antiguos, ya después que los nuevos compañeros son "bautizados" y sean reconocidos como "los nuevos", dejan de ser precisamente eso: los nuevos. Estos ritos permiten la existencia en estas instituciones, romper con ello significaría romper con una tradición. Le cuesta a estas tradiciones dejar de existir, debido a que no encuentran otros ritos que le permitan permanecer en el tiempo y el espacio. Los ritos tradicionales de las instituciones se están enfrentando a una tradición moderna que busca romper, definitivamente, con estos textos, por eso que los ritos de encuentros y despedidas, por ejemplo, están siendo desplazados por otras formas de actuación ritualística, pero con significados distintos a los antiguamente expresados. La escuela es el espacio donde todos los días existen encuentros y reencuentros sociales. El reencuentro diario significa las primeras sonrisas o las primeras penas, los cuentos de la tarde de ayer, la película, la salida al restaurante, la lluvia de la noche, entre tantas otras cosas que son de interés colectivo. De igual modo, cuando los niños y la maestra salen del aula, generalmente, el reencuentro familiar es la descripción de los fenómenos ocurridos en el salón de clases: la falta de un niño, el grito de la maestra, el cuento de un amigo, la exposición de hoy, la tarea de mañana, la angustia por no tener las tareas preparadas, entre otras. Para muchos educadores el rito de entrada está repleto de contenidos y símbolos que van más allá del simple saludo. Hay escuelas que hacen uso de "la fila" para saludar a los niños y presentar situaciones de interés para todos: Era un grupo incontables, el patio estaba repleto de niños colocados en filas mirando hacia donde estaba la Directora, quien, en una 66
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esquina que se levanta en el patio, mantenía en sus manos un micrófono por donde dirigía un saludo. Los niños respondían a los saludos, las maestras, paradas al lado del niño estimado como el más pequeño del aula, el cual se encontraba detenido al inicio de cada fila, vigilaban el orden de las mismas. Mientras tanto, la Directora continuaba con el saludo, invitando luego a todos a entonar el Himno Nacional, posteriormente fueron presentados los niños que decidieron pertenecer a la Infancia Misionera, a los cuales se les entregó un estandarte representativo del grupo y unas palabras de "aliento" para continuar adelante. Cada niño expresaba lo que sentía, en la medida que hablaban eran aplaudidos por los demás que estaban en el patio. Al final, la Directora reiteraba los buenos días a todos deseándole un feliz día de clases. (Observación realizada el día 18 de febrero de 2003 en un colegio del suroeste de Caracas).
Estas variaciones de los ritos no sólo se observan en los actos de saludos, es muy común ver, por ejemplo, que los modos para resolver conflictos han variado. La imagen de cualquier maestro en la escuela era suficiente para que un estudiante respetara las normas, pero las formas han cambiado que la figura de cualquier educador no significa que las normas se cumplan. Los inicios de cualquier proceso escolar deben estar llenos de símbolos, de manera que los mismos generen impacto y dejen huellas en el alumno; de manera contraria ocurre con los eventos finales que tienden a ser traumáticos, en ellos, las pruebas y revisiones propician estos males que a su vez están cargados de esquemas mentales y actitudes rígidas. Las presentaciones de las pruebas, tanto escritas como orales, están modeladas por ritos sacrificiales, durante su desarrollo el alumno se enfrenta y busca el sí mismo, enfrentándose al laberinto, como una manera de comprensión de sus capacidades y limitaciones, y convirtiendo el momento en crucial y decisorio para él o para ella. Este momento académico ha funcionado como controlador de los sistemas de prosecución y mantenimiento en los procesos educativos, de modo que muchas renuncias y frustraciones están marcadas por estos espacios finales. Se revelan ritos que tienen que ver con los sistemas controladores de la disciplina y la sobredimensión del sentido de la autoridad dentro del aula, formas necesarias para que las metas internas puedan alcanzarse. Muchos patrones de actuación, tanto de los alumnos como de los docentes, se repiten a 67
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diario y se convierten en la rutina que diluyen las tensiones y orientan la serie de normas y requisitos para permanecer en el salón de clases. Muchos ritos funcionan desde el inconsciente, siendo un ejemplo de ello aquellos que se manifiestan en las situaciones de castigo o de imposición del orden por parte del docente, donde el educador asume el arquetipo del rey o emperador, el que impone el orden, la disciplina y la norma. Para ello, crea el espacio adecuado a objeto de mostrarse en el respeto y autoridad. Por otra parte, las fiestas escolares se han convertido en los espacios donde se revelan símbolos, signos y ritos con fuertes connotaciones cristianas, paganas, indígenas y africanas, muchas de ellas matizadas por influencias europeas, convirtiéndose en medios de expresión y comunicación para muchos actores en la escuela. El análisis del aula de clases pasa por estudiar los símbolos presentes en las relaciones y en la convivencia, como también la manifestación de los ritos propios de la cotidianidad. Las interacciones en el aula presentan, por sí mismas, la carga cultural de la vida externa, la cultura interna se hace y se deshace permanentemente, en eso la vida del aula no presenta frenos. Por último, se establece que los actores del aula de clases no alcanzan el conocimiento mediante una elaboración alejada de los entornos y contextos humanos. Fenomenológicamente, la realidad del ser se encuentra en los estados mentales que son capaces de crear para comprender el entorno y las otras realidades que ahí se presentan. De manera, que todo lo que significa el conocimiento generado en las aulas de clases es, básicamente, la expresión de todo un sistema estructurado donde concuerdan, de manera integrada, los principios epistemológicos, axiológicos, ontológicos y metodológicos o estratégicos que definen el modo de acceso al conocimiento. La vida cotidiana, tanto de los actores visibles como invisibles de la escuela, forma parte de esa comunidad generadora de saberes, que, a partir de sus modos simbólicos de expresión, ofrecen una significativa manera de acceder al conocimiento.
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La redimensión del currículum apoyado en tecnologías Magally Briceño1 y Migdy Chacín2 RESUMEN Este trabajo es producto de los análisis teóricos y metodológicos que se han realizado en las líneas de investigación: “Implicaciones de la Tecnología en los Procesos de Aprendizaje de las Organizaciones Educativas” (LIATAOE) y en “Estudios sobre la Función Docente” (LINFunDO), que apoyan diferentes programas de postgrado en instituciones universitarias venezolanas. El cuerpo teórico generado es determinante para afirmar que el currículo tiende a redimensionarse con la incorporación de las tecnologías de la información y la comunicación en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Se está consciente que esta búsqueda paradigmática o de enfoques sobre currículo y tecnología, es de reciente data en el país, debido entre otros aspectos, al poco desarrollo tecnológico educativo que existe en nuestras instituciones educativas. En este análisis se valora la teoría como sustento para fundamentar cada uno de los elementos que conforman la estructura del currículo, los cuales consideran al ciudadano y ciudadana como centros de los procesos, y facilitan el desarrollo de conciencias críticas para interpretar, valorar la realidad, a través del diálogo y encuentro permanente de los individuos y de la relación dialógica acción-reflexión-acción. Las conclusiones apuntan a ratificar la importancia de la tecnología en el aprendizaje como fundamento para el establecimiento de la trilogía: teoría curricular, aprendizaje y diseño curricular. Su interrelación es fundamental para generar procesos interactivos, 1
Profesora Titular Jubilada de la UNESR, Doctora en Educación (George Washington University USA, 1982). Especialidad Currículo y Evaluación, Magíster en Educación Superior (George Washington University- USA, 1978), Magíster en Tecnología Educativa (Instituto de Estudios Superiores Tecnológico de Monterrey – ITESM 2001, Posdoctorado en Ciencias Gerenciales (UNEFA) 2007, Posdoctorado en Educación (UNESR). 2008. Correo electrónico: magally.briceno@gmail.com 2 Doctora en Filosofía de la Educación (PhD). Southern Illinois University at Carbondale. USA, Magíster en Tecnología Educativa. Instituto de Estudios Superiores Tecnológico de Monterrey. México, Magíster en Planificación y Administración de la educación Superior. Universidad Pedagógica Libertador, Prof. en Biología y Química. Instituto Universitario Pedagógico de Caracas. Postdoctora en Ciencias Gerenciales UNEFA, Postdoctora en Ciencias Sociales UNESR. Correo electrónico: migdy.chacin@gmail.com; chacin.migdy@gmail.com
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negociaciones e intenciones que favorecen la generación y socialización del conocimiento, lo cual es determinante para que el currículo pueda responder a las incertidumbres, exigencias y retos del siglo XXI. Palabras clave: teoría del currículo, tecnología, diseño instruccional.
The redimensión of the curriculum supported in technologies ABSTRACT The theoretical and methodologic work is product of analyses that has been made in the lines of investigation: "Implications of the Technology in the Processes of Learning of the Educative Organizations" (LIATAOE) and in "Studies on the Educational Teaching Function" (LINFunDO) that they support different postgraduate from programs in Venezuelan university institutions. The generated theoretical body is determining to affirm that curriculum tends to change with the incorporation of the technologies of the information and the communication in the education process and learning. This conscious that this paradigmatic search or of approaches on curriculum and technology, it is of recent data in the country due among other aspects, to the little educative development technological that exists in our educative institutions. In this analysis the theory is valued sustenance to base each one of the elements that conform the structure of curriculum, which consider to the man and the woman like centers of the processes, and they facilitate the development of consciences critics to interpret, to value the reality through and engage in a dialog and permanent encounter of the individuals and the dialogic relation action –reflection- action. The conclusions aim to ratify the importance of the technology in the learning like foundation for the establishment of the trilogy: curriculum theory, learning and instructional design. Its interrelation is fundamental to generate processes interactive, negotiations and intentions that favor the generation and socialization of the knowledge, which is determining so that curriculum can respond to the uncertainties, exigencies and challenges of century XX. Key words: curriculum theory, technology, instructional design. 74
La redimensión del currículum apoyado en tecnologías
Introducción Este artículo es producto de las investigaciones que se están realizando en las líneas de investigación LIATAOE y LINFunDO. Tiene como objetivo analizar los procesos de cambio que se producen en el currículo a consecuencia del uso y aplicación de las tecnologías en el proceso de aprendizaje. Se asume el currículo como un proyecto histórico en construcción permanente que está inmerso en los procesos de complejidad, incertidumbre, cambios y transformaciones que influyen en el proceso educativo. Se parte del principio “generador” del currículo, mediante el cual se propician las oportunidades de formación a los individuos, para que estos sean capaces de convertirse en líderes y actores activos del hacer educativo. Esta conceptualización del currículo se hace evidente en esta sociedad del siglo XXI sometida a continuos y múltiples cambios, lo cual trae como consecuencia reformular los procesos curriculares para lograr la formación integral de ciudadanos y ciudadanas que sean capaces de aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser. Estos elementos se han redimensionado con las tecnologías y han producido cambios en las teorías curriculares, el aprendizaje y el diseño instruccional. En este documento se parte de unas consideraciones donde se abordan un conjunto de interrogantes para comprender e interpretar los elementos que deben considerarse en el desarrollo del currículo sustentado en tecnologías, estableciéndose las interrelaciones necesarias entre ésta y las teorías curriculares, el aprendizaje y el diseño instruccional. Finalmente se concluye haciendo una valoración de las tecnologías como herramientas que inciden en la construcción, estimación del conocimiento y la redimensión del currículo que se requiere en el siglo XXI. Asumiendo posiciones Hablar de currículo y tecnología implica asumir una posición epistemológica en relación con la teoría curricular y los compromisos individuales y colectivos que se derivan de su aplicación en el campo educativo, más aun en aquellas instituciones que apoyan sus procesos de aprendizaje con el uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). 75
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Esta temática no ha sido muy discutida en nuestro país sobre todo porque el desarrollo de ambientes tecnológicos de aprendizaje en nuestras instituciones es de reciente data y solo existen experiencias aisladas que intentan situar la tecnología como el medio eficaz para la interacción, la información y por ende para la educación. Las aproximaciones en torno de esta discusión provienen del contexto universitario español, donde el análisis de los medios y su relación con el desarrollo del currículo se ha abordado desde diferentes dimensiones: los medios conceptualizados a partir de las teorías y enfoques curriculares, los medios de enseñanza y la investigación curricular; la integración en el currículo de los nuevas tecnologías de la comunicación e información; la elaboración y análisis de los materiales curriculares haciendo uso de la tecnología (Area, Castro y Sanabria, 1995). Estos puntos de vista sobre la tecnología y el currículo, planteados por los autores mencionados, han venido variando a lo largo de los años. Desde un enfoque tecnocrático, conductista y de ingeniería de la tecnología educativa (Bloom, Gagné, Briggs, Chadwick). El paradigma dominante era el uso de la tecnología como medios, aparatos, hasta la consideración de la tecnología como soporte de comunicación y en especial los lenguajes a través de los que se simboliza y se representa la información. Esta tendencia, ha tenido su impacto cognitivo por cuanto han sido interpretados como los medios que pueden ser utilizados en diferentes contextos escolares. Pese al avance paradigmático en el fin del uso de la tecnología en los procesos de aprendizaje, aun existe una visión fragmentada y descoordinada en el uso y aplicación de la tecnología en las instituciones educativas en relación con la teoría curricular que se sustenta. Esta teoría debe intentar explicar y comprender los desafíos educativos complejos, las interrelaciones entre partes y todo, las entidades multidimensionales y problemas concretos y esenciales, en un contexto planetario (Morin, 2002). Para lograrlo, se necesitan las aportaciones de campos como las ciencias de la educación para interpretar y analizar los fines, valores y metas educativas; de la psicología educativa para atender el desarrollo de los aprendizajes, de la sociología para atender su vinculación con las comunidades y su acervo cultural y de la teoría de la comunicación para comprender el dinamismo y las interacciones que se producen en el ámbito educativo. Esta discusión entre lo disciplinar e interdisciplinar se ha 76
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dado muy tímidamente en relación con la teoría curricular. Hecho este que es fundamental por cuanto el abordaje de la teoría permitiría conocer e interpretar el conjunto de acciones y alternativas que le dan direccionalidad al currículo y al establecimiento de las relaciones que se producen en su desarrollo e implementación. La teoría curricular es, desde la perspectiva de las autoras, lo que permite comprender los alcances del currículo y proponer acciones y modalidades que le faciliten mantenerse en el juego social como coorresponsable de la orientación y solución de las problemáticas del entorno social y de las incertidumbres del devenir histórico por cuanto es el currículo la base para la formación integral del ciudadano y ciudadana. Con este recorrido presente y con un espíritu de indagación y búsqueda de respuesta nos hemos planteado algunas interrogantes para centrar la discusión y el análisis de esta temática. ¿Qué hacer para lograr la pertinencia demandada con mayor esfuerzo de los entes que conforma la sociedad actual?, ¿cómo inducir en el currículo la apropiación de conocimientos y su intencionalidad para poder aprender en la virtualidad?, ¿qué acciones realizar para lograr la voluntad de participación y las condiciones de igualdad de los que hacen vida en los espacios escolares logrando el protagonismo social y la democratización de la educación?, ¿que saberes teóricos y prácticos debe abordar la formación integral, el ejercicio del pensamiento crítico y la actitud humanística y ética del educando?, ¿qué recursos y estrategias metodológicas se adecuan a los requerimientos de aprendizaje en ambientes tecnológicos educativos?, ¿cuáles son los más apropiados?, ¿cómo hacer que las actividades curriculares resulten accesibles, interactivas, colaborativas y novedosas?, ¿cómo anticipar el impacto de los contenidos y sus implicaciones en la utilización de los medios tecnológicos como apoyo a la gestión del currículo?, ¿cómo evaluar procesos metacognitivos que permitan el logro de aprendizajes significativos?, ¿cómo lograr que las tecnologías se apropien de los procesos curriculares y puedan contribuir al acceso y divulgación de la información? En este documento, no pretendemos dar solución a todas las interrogantes mencionadas, pero si abrir un debate que intente clarificar algunas de las cuestiones básicas que en ellas subyacen, ya que aun cuando estas parecieran diferentes están relacionadas entre sí y tienen una 77
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sustentación teórica en cuanto a que el currículo debe conceptualizarse como un proceso en construcción permanente, como un todo orgánico en contraposición a concepciones como instrumento estático y sectorizado. Debe ser un producto social, construido con participación de instancias diversas: instituciones, comunidades, sociedad civil, profesionales, estudiantes, entre otros, que sean capaces de interpretar los problemas y proyectos de la comunidad nacional, regional y local (Briceño y Chacín, 2001 y 1995). Lo anterior significa, como señala Morín (2002), ir mas allá de las contradicciones y resistencias que ofrece la sociedad hacia la necesidad de “reformar las mentes para reformar la institución y reformar la institución para reformar las mentes” (p. 104), haciendo realidad la dependencia del conocimiento de sus partes y de estos entre sí produciendo de esta manera el análisis de fenómenos multidimensionales respetando la diversidad y valorando la unidad. En este contexto, el currículo está inserto dentro de una cultura social que le imprime significado y acción y le permite gestionar el cambio desde las propias instituciones educativas, las cuales están llamadas a promover la toma de conciencia de las comunidades y la internalización de sus procesos para tomar las riendas de su propio destino y cumplir con la deuda social en cuanto a superar las profundas desigualdades sociales atendiendo a la creación de igualdad de condiciones y oportunidades para el acceso y desempeño estudiantil. Lo anterior, implica una transformación cultural adaptada a las exigencias y necesidades del nuevo contexto social y del desarrollo vertiginoso de la información y la comunicación lo cual determina la construcción de ambientes tecnológicos sustentados en teorías del aprendizaje significativo y teorías sociales, con una didáctica claramente definida y sobre todo con el desarrollo de estrategias metodológicas que promuevan la interactividad, el aprendizaje significativo y la formación integral de la ciudadanía que aprende a saber, sabe aprender y se sabe enseñar (Tellez y González, 2003). Comprender la teoría curricular en épocas de incertidumbre y complejidad, implica mantener una postura crítica ante su responsabilidad para asumir el reto de las dislocaciones culturales, políticas e intelectuales vigentes en cuanto a las fronteras del conocimiento y a las implicaciones que 78
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esta tiene como factor de reproducción y dominación social y al impacto que se produce a consecuencia de las tecnologías. Lo anterior, nos plantea que el currículo tiene sus condicionantes sociales que lo caracterizan dentro de una institución y lo obligan a tener tendencias asertivas e integrativas para propiciar la interacción con su entorno a partir de pautas de comportamiento para la comprensión del conocimiento, interpretación de la realidad y adaptación a los cambios del nuevo siglo los cuales están sustentados en la incorporación y avances de la tecnologías, en especial las de la comunicación y la información. Los planteamientos antes señalados, determinan modificaciones en la organización del sistema educativo por cuanto se crean entornos educativos que promueven no solo la transmisión de conocimientos, sino su generación y el desarrollo de destrezas habilidades y actitudes que facilitan los procesos de aprendizaje y son determinantes para propiciar el cambio y la transformación de la educación. En conexión con lo expresado, una interpretación de la redimensión del currículo apoyado en tecnologías conduce a la consideración de la teoría curricular, el aprendizaje y el diseño instruccional. Esta trilogía constituye el fundamento para comprender el currículo en el siglo XXI el cual está orientado hacia el logro de una educación integral sustentado en el ciudadano y ciudadana y en el desarrollo de ellos como seres sociales. Teorías curriculares y sus implicaciones con las tecnologías Asumir la teoría curricular como un instrumento dinámico y totalizador y relacionarla con la tecnología significa considerar: (a) los contenidos como procesos planificados o saberes constituidos o saberes verdaderos esenciales para el desarrollo y la socialización; (b) los objetivos como fundamentos centrales que dan la direccionalidad a los procesos de enseñanza y aprendizaje; (c) el aprendizaje como un proceso centrado en el que aprende; (d) los docentes como monitores o generadores de procesos o transformadores y constructores de los procesos curriculares; y, (e) la consideración de la institución educativa como propulsoras de conocimientos.
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Estos elementos que están presentes en una teoría del currículo, requieren de nuevas coordenadas conceptuales así como de nuevas prácticas investigativas y profesionales ya que la teoría como lo señalan Area, Castro y Sanabria (1995) requiere reevaluar lo que son los procesos curriculares de diseño, difusión, desarrollo, evaluación, formación del profesorado, innovación de programas, entre otros; así como establecer las interacciones que existen entre cada uno de elementos del currículo como son: los contenidos, objetivos, estrategias metodológicas. Así mismo, dicen los autores antes señalados, se requiere del apoyo de otras disciplinas para poder constituir una teoría potente sobre lo mediático y la educación. Este corpus teórico es fundamental para que el currículo no sea visto como un instrumento estático, sectorizado sino como un todo orgánico con las implicaciones filosóficas del hombre, la sociedad y la cultura, con sus interrelaciones teóricas-practicas. El currículo visto de esta manera, contribuye al desarrollo continuo y permanente del hombre y propicia su equilibrio social. De ahí que cualquier esquema de explicación y comprensión del currículo es complejo ya que toda teoría del currículo según Gimeno (1991), es una metateoría que engloba otras o partes de otra. Es decir es un instrumento social y dinámico. En otro orden de ideas, la teoría del currículo para Carr y Kemmis (1988), "tiene que verse como un problema de relación entre la teoría y la práctica, por una parte y entre la educación y la sociedad por la otra. Porque currículo, lo mismo que la teoría que lo explica, es una construcción histórica que se da en unas determinadas condiciones" (p. 22). En este contexto, el currículo, viene a ser como lo señala Casarini (1997), un proyecto, una "reconstrucción del conocimiento y propuesta de acción: el puente entre la teoría y la práctica" (p. 18). Este planteamiento guarda relación con el "Humanities currículo Proyect" cuyos propulsores Stenhouse (1991) y Elliott (1990), sustentan la consideración de la enseñanza como una práctica deliberativa donde profesores y estudiantes son capaces de orientar sus esfuerzos para "interpretar constantemente el mundo y dotarlo de sentido al compartir con otros, una determinada concepción del mundo" (Giroux 1990, p. 35). En el contexto señalado, el currículo, en especial cuando hablamos de la inclusión de las TIC genera una serie de dilemas en cuanto a su 80
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organización y planificación. Algunos de ellos, están relacionados con los contenidos o la elección de la estrategia más adecuada para que los estudiantes utilicen su experiencia previa y puedan sumergirse en procesos de aprendizajes concretos que faciliten la interrelación de la teoría con la práctica en su quehacer educativo. Otro de los debates gira en torno del hecho de que el currículo y los procesos de enseñanza deben fomentar la transformación personal y el pleno desarrollo del potencial de los participantes quienes son considerados como pensadores independientes y autoresponsables. El aprendizaje debe propiciar además, la aprehensión de la realidad educativa y promover que el docente se constituya en un estratega de la educación y contribuya a la creación de valores y formación de hombres proactivos y emprendedores, factores clave para que países como los latinoamericanos puedan iniciar, impulsar y mantener las condiciones necesarias para superar la crisis y se orienten hacia un futuro exitoso en el continuo de este milenio. El Ministerio de Educación y Deportes (2005), plantea que el currículo está constituido por ejes integrados como continuo humano que se relacionan con el ser, convivir, saber, hacer y que atraviesan por diferentes etapas: inteligencia, cognición, pensamiento complejo, producción de conocimiento que se produce en cada una de las etapas de la vida, lo cual contribuye a conceptualizar una pedagogía crítica y de construcción permanente del conocimiento. No hay duda que la teoría curricular al asumir el reto de las TIC, deberá satisfacer las nuevas demandas y necesidades sociales y producir los cambios y roles de estas organizaciones educativas para que se constituyan en agentes de educación y de socialización. Ello implica asumir una perspectiva cultural del currículo en el cual los criterios de racionalización técnica, control y eficacia son sustituidos por otros en los que considera la innovación desde un ángulo práctico e institucional, constituyéndose en culturas y las subculturas como condicionantes del cambio educativo, elementos determinantes para visualizar el currículo como un instrumento fundamentalmente práctico contextual y valorativo (Rudduck, 1991). El análisis antes indicado, nos plantea la búsqueda de teorías curriculares que realmente asuman la tecnología en los procesos de 81
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aprendizaje y que vayan más allá de la consideración del currículo como un plan de estudios o como simple reproducción de conocimientos. Más en la actualidad, en que las instituciones educativas se ven cuestionadas por la sociedad obligándolas a revisar su función social una y otra vez, así como sus contenidos y prácticas educativas para lograr su adecuación al contexto y a la población a la que atiende, estableciendo nuevas relaciones entre los sujetos objeto de la educación. Desde la perspectiva anterior, el currículo debe ser visto como un proceso dialógico transformador en el cual se construyen procesos, se aprende con la incertidumbre y se producen saberes pertinentes y relevantes con el entorno. El aprendizaje y el currículo apoyado en tecnologías En la redimensión del currículo apoyado en tecnologías, es importante asumir una base epistemológica mediacional del aprendizaje, apropiándose de los elementos fundamentales de diferentes teorías para aproximarse a una mejor comprensión del aprendizaje mediado por tecnologías. Sobre este particular, Coll (1985) indica que no se dispone de una teoría comprensiva de la instrucción y menos una teoría curricular. Por lo anterior, se parte del principio de que no existe una verdad absoluta. Esta se va construyendo a partir de las reflexiones de los participantes, experiencias y estructuras cognoscitivas lo que les permite asimilar, construir y actuar en su contexto. Es así, que ante una misma situación diversos sujetos van a generar conocimientos diferentes. Esto se explica porque sus experiencias, conocimientos previos y estilos de aprendizaje son diferentes (Vygotsky, 1990). Desde este contexto, se plantea que el aprendizaje mediado por el uso de tecnologías se constituye en un espacio social por naturaleza donde se generan procesos a través de los cuales los estudiantes crean zonas virtuales de desarrollo próximo. Este espacio entonces puede considerarse como un andamiaje que facilita y promueve los aprendizajes (Bruner, 1991). Se asume que el aprendizaje es un proceso de construcción social ya que aprender es el resultado de la interacción comunicativa que se produce entre la gente y de la influencia que ejerce el entorno sobre su actuación. En 82
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este contexto, se concibe al sujeto como un ser social, y al conocimiento mismo como un producto social (Vygostky, 1990). El autor antes señalado, sostiene que todos los procesos psicológicos superiores (comunicación, lenguaje, razonamiento) se adquieren primero en un contexto social y luego se internalizan ya que el individuo aprende a través de los otros. El aprendizaje por sí mismo, es un proceso constructivista. El alumno construye su propio conocimiento a través de las experiencias adquiridas, es decir, aprende a aprender por sí mismo (Coll, Martín, Mauri, Onrubia, Solé, Zabala, 1999). Este proceso se hace más complejo con el uso de las tecnologías por cuanto en la actualidad, el conocimiento que se construye en la enseñanza y el aprendizaje es el elemento más significativo e influyente en los cambios de la sociedad contemporánea y es la clave para su generación, producción y diseminación. La generación del conocimiento que se produce con el apoyo de las tecnologías es determinante para la construcción de los procesos formativos en los cuales debe mantenerse una visión crítica sobre las propias finalidades de la formación y de sus relaciones con la sociedad ya que el individuo es un sujeto social que aprende del colectivo y que construye aprendizajes mediante la interacción con el entorno y la reorganización de esquemas de conocimiento (Marques, 1991). Este proceso social que se genera a partir del currículo parte de un conocimiento holístico de la realidad y de una construcción colectiva y compartida para abordar problemas y situaciones que permiten a las instituciones educativas el establecimiento de nuevos escenarios que son necesarios en la sociedad del conocimiento. Estos aspectos plantean que el currículo debe permitir que el estudiante aprenda a investigar reflexionando acerca de la problemática socioeducativa con espíritu crítico, observación permanente, compromiso e indagación de la realidad. Es por ello, la importancia de diseñar aprendizajes que permitan el desarrollo de trabajos colaborativos con el uso y aplicación de ejercicios prácticos. Esto con la seguridad de proveer a los estudiantes de insumos para el desarrollo de su aprendizaje.
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Las implicaciones del aprendizaje y del currículo sustentado en tecnologías nos lleva a redimensionar el currículo sobre teorías del aprendizaje cónsonas con el aprendizaje social y constructivista, por cuanto estas se fundamentan en prácticas educativas que buscan contribuir a la formación de sujetos autónomos, independientes que avancen a su propio ritmo y que hagan uso eficiente de la tecnología como herramientas que propician no solo la producción de conocimientos sino la determinación de cómo estos conocimientos son transferidos, generados y aplicados en situaciones reales. Diseño instruccional y tecnologías Analizar la relación del diseño instruccional y las tecnologías conduce a formular algunos planteamientos, por cuanto las sociedades y las instituciones han experimentado notables cambios en este siglo generando retos en la educación y más aún en la planificación, elaboración y puesta en práctica de los diseños instruccionales. Estos deben responder a los cambios que afectan a los nuevos modos de organización y funcionamiento de los sistemas sociales con la misma celeridad con las que sobreviven, por tanto el diseño instruccional se erige como una alternativa de cambio. En este orden de ideas, la conjugación de los elementos teóricos del currículo permiten prever y dar cierto orden a las acciones que configuran la arquitectura del diseño instruccional. Habida cuenta del debate e interrogante que ha existido durante los últimos años relacionado con los conceptos e interpretaciones que en diferentes ámbitos se han dado a esta temática. Ello se ha enfatizado aun más con la introducción del desarrollo de ambientes tecnológicos de aprendizaje lo que ha obligado a incorporar en la teoría y la práctica del diseño el uso de modelos holísticos e integrales aplicados al aprendizaje en ambientes distribuidos. Para comprender la relación del diseño instruccional con la tecnología es necesario partir de algunas definiciones. Seels y Richey (1994) plantean que el diseño instruccional es el conjunto de especificaciones detalladas para el desarrollo, evaluación y mantenimiento de situaciones que facilitan el aprendizaje. En tanto que tecnología instruccional es la teoría y práctica del diseño, desarrollo, utilización, administración y evaluación de procesos y recursos. 84
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Forrest y Shaw (1994) definen desarrollo instruccional como una autocorrección o un enfoque de sistema que busca aplicar científicamente los principios derivados del planeamiento, diseño, creación, implementación y evaluación para una efectiva o eficiente instrucción. Ryder (2000), indica que diseño instruccional es el desarrollo sistemático de especificaciones instruccionales sustentado en las teorías del aprendizaje y de la enseñanza. Parte del análisis de las necesidades de los estudiantes, sus metas y formas para administrar el proceso incluyendo desarrollo de los materiales, evaluación y actividades. Este autor define desarrollo instruccional como el proceso de implementar el diseño; en tanto tecnología instruccional es la aplicación sistémica y sistemática de estrategias y técnicas derivadas de las teorías conductuales, cognitivas y constructivistas para la solución de problemas instruccionales. Estas y otras definiciones han sido determinantes para el desarrollo de algunos modelos sobre el diseño instruccional, mencionaremos algunos de ellos: Dick y Carey (1996) integran diseño, desarrollo y tecnología. Este modelo se basa en la noción de sistemas. Ello implica el establecimiento de relaciones entre sus componentes. Este, está integrado por un conjunto de fases que interactúan entre sí que parten de la identificación de las metas institucionales, continúa con el análisis instruccional, sigue con la identificación de conductas de entrada y la preparación de los objetivos a partir de pretest. A partir de allí se seleccionan los materiales y se desarrolla el proceso de evaluación. Otro modelo que debe reseñarse es el de Jonassen (1999), el cual orienta el diseño hacia la construcción de ambientes de aprendizaje. Para ello se basa en la concepción del aprendizaje como una construcción individual y social hecha por los individuos con base a la interpretación de los significados y experiencias de los mismos. El modelo está conformado por un conjunto de fases: (a) determinación de interrogantes o problemas para generar situaciones de aprendizaje; (b) desarrollo de casos sobre esos problemas con el fin de que el estudiante pueda hacer comparaciones; (c) determinación de los recursos para resolver los problemas; (d) desarrollo de herramientas colaborativas para que los estudiantes puedan compartir informaciones con otras comunidades virtuales; (e) consideración del contexto inmerso en el proceso de aprendizaje. 85
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En los planteamientos anteriores, se observa que los términos diseño, desarrollo y tecnología instruccional son a menudo intercambiables en el proceso de construcción del aprendizaje. Pareciera que todos ellos están orientados a considerar que tecnología instruccional es igual a la suma del diseño más el desarrollo instruccional. Cada uno de ellos tiene sus complejidades y sus características particulares. Sin embargo, al diseñar ambientes tecnológicos de aprendizaje todos los elementos se integran ya que la meta final es lograr aprendizajes en el hombre y la mujer con todas sus experiencias, habilidades y competencias. Desde el punto de vista de las autoras, diseño y desarrollo instruccional forman parte de un proceso tecnológico basado en cuatro campos: (a) la psicología del aprendizaje; (b) el análisis de las operaciones de clase; (c) el enfoque de sistemas; y, (d) la interacción comunicacional. Estos configuran los fundamentos del diseño curricular apoyado en tecnologías los cuales se centran entre otros en: (a) los procesos educativos para la consecución de objetivos referidos a situaciones concretas; (b) procesos de comunicación interactiva; (c) aprendizajes centrados en el individuo y en el grupo; y, (d) evaluación permanente. En cada uno de los aspectos antes indicados encontramos al estudiante, al profesor y al programa interactivo multimedia funcionando como un sistema para lograr los objetivos de aprendizaje, lo cual permite satisfacer los criterios de eficacia y eficiencia en cuanto a los aspectos pedagógicos, funcionales y técnicos que debe caracterizar un diseño. El diseño lleva implícita una concepción del docente como un práctico reflexivo, que configura su teoría de la enseñanza a partir de la autocrítica, la autorreflexión y la experiencia. Este debe concebir el diseño a partir de una indagación metódica y sistemática que forme parte del proceso de enseñanza y aprendizaje, donde el aula se convierte en un laboratorio para generar conocimientos. Así mismo, se vislumbra una concepción de la enseñanza como una práctica social en la que se generan conocimientos producto de la interrelación entre teoría y práctica. Briceño y Chacín (2001) consideran que el diseño en su función ordenadora está conformado por un conjunto de elementos interrelacionados entre sí que guían las acciones para el logro de resultados cónsonos con las finalidades y objetivos de aprendizaje. Estos elementos son los siguientes: 86
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intenciones, objetivos, contenidos, diseño de estrategias, evaluación de los aprendizajes y funcionalidad del diseño y sus aspectos técnicos. Estos se describen a continuación: Las intenciones: están referidas a las finalidades que persigue la educación en relación con el aprendizaje. En este aspecto es fundamental estar consciente que diseñar es complejo para cualquier área del conocimiento en la que se pretenda generar, producir y diseminar conocimientos. Los objetivos: estos expresan lo que se aspira logren los participantes al finalizar su proceso de aprendizaje. Se manifiestan en función de acciones, capacidades, destrezas y actitudes que el estudiante debería obtener al finalizar el proceso. Para ello es necesario determinar: conocimientos previos de los participantes, grado de motivación, estilos de aprendizaje, procesos de metacognición, entre otros. Estos fundamentan la selección y organización del aprendizaje. Los contenidos: se abordan como elementos que permiten a los participantes apropiarse de un conjunto de saberes necesarios para su desarrollo y socialización. Implica por parte del diseñador y facilitador del proceso, explorar diferentes tópicos, ambientes complejos y temas que permitan al participante construir su propia comprensión del proceso y luego validarlo a través de negociaciones y nuevas perspectivas. La organización del contenido se caracteriza por plantear actividades centradas en el participante, en sus conocimientos previos y estilos de aprendizaje. Para ello, es necesario la secuencia en el desarrollo de cada eje temático, tomando en cuenta la lógica psicológica (experiencia de los estudiantes, características del perfil) y secuencia de la disciplina para abordar el objeto de estudio. Ello permite ir de lo simple a lo complejo, de lo conocido a lo desconocido, el orden de realización del trabajo y el cambio de perspectiva (todo-parte-todo) (Marques, 1999). En el contexto de las consideraciones anteriores, el diseño se constituye en una unidad integradora de lo cognitivo, procedimental y axiológico. Plantea elementos que requieren de análisis, reflexión y descubrimiento en aquellos aspectos que no están explícitos, pero que 87
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subyacen durante su desarrollo y que requieren de interpretación, significados más allá de la representación simbólica. En este modelo, al igual que lo señala Pratt (1997), se da relevancia al contenido en el proceso de aprendizaje pues, ello permite que los participantes obtengan saberes para su desarrollo y socialización. De allí la importancia de definir diferentes tipos de contenido, sean estos declarativos (conceptos, hechos, principios), procedimentales y actitudinales. El diseño de las estrategias: estas se plantean en forma tal que permiten abordar la realidad socioeducativa desde diferentes perspectivas, pues no existen cuerpos teóricos coherentemente estructurados y poseedores de racionalidad específica para enseñar. Por tanto, hay que acudir a diferentes estrategias y diseño de actividades que permitan el desarrollo sistemático y deliberado de habilidades de pensamiento y lograr niveles cognoscitivos más altos para profundizar y aplicar los conocimientos. Desde esta perspectiva el diseño curricular sustentado en tecnologías debe plantear en sus estrategias el desarrollo de grupos de discusión, debates, foros que permitieran alcanzar la mayor interactividad posible de los participantes entre sí y el facilitador (Jonassen y Collins, 1995). Este proceso según los autores es uno de los atributos más importantes que soporta el ambiente educativo sustentado en tecnologías. En la elaboración de las estrategias es importante asumir que quien aprende tiene interés en el proceso de aprendizaje y por tanto esta implicado en aportar sus conocimientos previos para construir significados. Estos se constituyen en una construcción social, producto de un esfuerzo colectivo (Porlan, 1997; Vygotsky, 1990). La evaluación de los aprendizajes: la evaluación es concebida como un proceso mediante el cual se analiza y valora el progreso del estudiante en función de “unos criterios o puntos de referencia para emitir un juicio que sea relevante para la educación” (Gimeno, 1991, p. 338). En el diseño se recomienda la utilización de modalidades evaluativas que son responsabilidad de los sujetos involucrados en los procesos de enseñanza y aprendizaje. Uno de los aspectos resaltantes en este proceso lo constituye lo que Fuentes, Chacín y Briceño (2003) señalan como el aspecto dimensional de la evaluación, la cual promueve nuevas interrelaciones para el cambio, superando lo normativo y tradicional hacia lo divergente, original y 88
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novedosos que integra lo individual, lo grupal y lo social. Esta dimensión guarda relación con las modalidades de: autoevaluación, coevaluación y evaluación unidireccional. Todas ellas tendientes a lograr la elaboración, reflexión y construcción de procesos metacognitivos en los participantes, en términos de enseñanza y aprendizajes globalizadores y continuos. Las estrategias de evaluación no sólo permiten detectar los conocimientos declarativos obtenidos por los participantes sino las destrezas, actitudes y aplicación de lo aprendido en cada una de las asignaciones que sean planteadas. Funcionalidad del diseño y aspectos técnicos Las reflexiones anteriores conllevan al reconocimiento de la adecuación del diseño a las necesidades y estructura cognitiva de los participantes. Esto propicia la acción de seleccionar recursos tecnológicos para su enriquecimiento, tangibles como material escaneado e intangibles como dibujos, imágenes, audio, software, etc. Una característica importante que debe considerarse en esta selección, es que pueda integrarse fácilmente a diferentes entornos y medios didácticos. En el proceso de organización del diseño instruccional con incorporación de medios tecnológicos es importante mantener una secuencia orientadora clara, específica y definida con naturalidad. Es decir, la forma de presentación y organización de las fases de la instrucción debe ser simple y sencilla, pero con mucha consistencia que facilite al participante su movilización, comprensión y logro de objetivos significativos de aprendizaje. Consideraciones finales 1. El diseño curricular y las tecnologías se presentan con grandes desafíos en este siglo, ya que la educación están inmersa en cambios e incertidumbres que posibilitan la búsqueda permanente de alternativas que permitan su adaptación y satisfacción de los decires y haceres de los actores sociales. No hay duda que en este siglo los conocimientos fragmentarios conducen a una tecnificación del currículo lo cual está distanciado de saberes transdisciplinarios y sustentados en el individuo lo que le permitirá afrontar los grandes desafíos de nuestros tiempos. En este siglo queda establecido el concepto de la totalidad, la universalidad y 89
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la organización del saber, para lo cual es determinante la utilización de las tecnologías en el aprendizaje y la enseñanza. 2. La teoría curricular está conformada por principios que inciden en la estructuración de los objetivos, contenidos, actividades, recursos y procesos de evaluación. Estos deben ser considerados como núcleos teóricos generadores de nuevos procesos para derivar a partir de ellos, las acciones que redimensionan la práctica de los docentes y la de los participantes en una sociedad particularmente compleja, profunda e impregnada de rapidez y cambios. Bajo esta conceptualización el currículo parte de una visión holística de la realidad en las que se complejizan, sustituyen y modifican los sistemas, creencias y conocimientos con los cuales se abordan los problemas. 3. El currículo y las tecnologías van al unísono, ambos forman parte de un mismo problema: representan un marco para el aprendizaje comunitario ya que los medios tecnológicos promueven respuestas a las aspiraciones de las comunidades, integrando acciones y estrategias cooperativas que incrementan la flexibilidad y rapidez de los procesos de aprendizaje. Por tanto, el currículo requiere alcanzar el equilibrio entre lo pedagógico y lo social, el objetivo de aprendizaje y la propuesta metodológica que incluya la relación con la comunidad lo participativo, el pensamiento crítico. 4. La teoría curricular, el aprendizaje y el diseño del currículo en su interacción dinámica con procesos sustentados en tecnologías es fundamental para aquellas instituciones universitarias que aspiran convertirse en organizaciones de aprendizaje y gestoras de conocimientos mediante la creación, distribución, transferencias y aplicación de saberes a través de comunidades y redes académicas. La discusión e investigaciones sobre estos elementos sin duda contribuirán a generar un corpus teórico sobre el currículo centrado en tecnologías. 5. La trilogía teoría curricular, aprendizaje y diseño y su interrelación con las tecnologías favorecen la generación y socialización del conocimiento. Su justa valoración en el aprendizaje propicia el desarrollo de habilidades cognitivas en los estudiantes, facilitando y estimulando la intervención mediada sobre la realidad, la captación y comprensión de la información y la creación de entornos diferenciados para el aprendizaje. 6. La trilogía teoría curricular, aprendizaje y diseño instruccional tiene sus implicaciones en el proceso de enseñanza y aprendizaje y son elementos 90
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fundamentales para redimensionar el currículo y la práctica del docente por cuanto se está en búsqueda de nuevos significados e interpretaciones acerca de la interrelación currículo y tecnología educativa, lo cual supera los esquemas simplistas y lineales formulados desde la teoría curricular para aproximarnos a lo integral, global y complejo del proceso educativo. 7. Son muchas las interrogantes que quedan sin responder, más aún cuando no existe una teoría única del currículo y cuando estamos atravesando por una crisis paradigmática que lleva a una reconsideración de la educación, el aprendizaje, la enseñanza y del docente.
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La evaluación: una aproximación a su aplicación en el campo de las dificultades de aprendizaje Significaciones onto-epistemológicas de la articulación sociocomunitaria
La evaluación: una aproximación a su aplicación en el campo de las dificultades de aprendizaje Lidmi Fuguet1 y Jenica Lizard2 RESUMEN El presente estudio trata sobre el análisis de las concepciones y las creencias que poseen los docentes especialistas del área de dificultades de aprendizaje, en cuanto al proceso de evaluación del educando que manifiesta ciertas debilidades en su rendimiento académico. El mismo se operacionalizó a través de una metodología de naturaleza cualitativa, para lo cual se desarrolló un estudio de campo de tipo exploratorio. El grupo de informantes clave estuvo constituido por diez docentes en ejercicio de las unidades operativas de la Zona Metropolitana de Caracas. El procedimiento llevado a cabo contempló las siguientes acciones: 1. Realización de entrevistas temáticas a fin de conocer las concepciones que sobre evaluación manejan los docentes. 2. Categorización de la información obtenida mediante las entrevistas. 3. Triangulación entre las categorías emergentes con los sustentos teóricos vigentes en el área y las reflexiones u opiniones de las investigadoras. Los resultados permitieron determinar como elementos más resaltantes: (a) la ausencia de criterios unificados para la realización de evaluación del educando con dificultades de aprendizaje, (b) un manejo de diversas posturas acerca de la concepción del educando y su evaluación, así como, (c) una 1
Profesora de Educación Especial en Dificultades de Aprendizaje, mención Suma Cum Laude (1999), Magíster en Lectura y Escritura (2005), Doctora en Educación (2010). Actualmente ejerce como profesora universitaria en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador - Caracas, Venezuela, adscrita al Departamento de Educación Especial. Correo electrónico: lidmifuguet@hotmail.com 2
Maestra Especialista en Dificultades de Aprendizaje del Instituto Pedagógico de Caracas (2005). Profesora en Educación Especial en Dificultades de Aprendizaje del Instituto Pedagógico de Caracas (2006). Con Diplomado en Pedagogía Hospitalaria del Instituto AVEPANE (2011). Estudiante actual de la Maestría en Educación mención Estrategias de Aprendizaje del Instituto Pedagógico de Miranda Dr. José Manuel Siso Martínez. Adscrita al Departamento de Educación Especial del Instituto Pedagógico de Caracas de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador al Programa de Dificultades de Aprendizaje. Miembro activo del Núcleo de Infancia y Educación del Instituto Pedagógico de Caracas. Árbitro de artículos en revistas de investigación científica. Autora de artículos para revistas de carácter científico y académico. Ponente en diversos eventos de carácter nacional e internacional. Tallerista en eventos de carácter nacional e internacional. Correo electrónico: jenicalizardoipc@hotmil.com
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carencia de un deber ser en cuanto al proceso evaluativo de las dificultades de aprendizaje. Palabras Clave: Evaluación, dificultades de aprendizaje, concepciones.
The evaluation: an approximation to his application in the field of the difficulties of learning ABSTRACT The present study deals with the analysis of the views and beliefs held by faculty specialists in the area of learning disabilities, regarding the evaluation process of student who manifests certain weaknesses in their academic performance. The same was operationalized through a qualitative methodology, which was developed for a field study, exploratory´s type. The key informant group consisted of ten teachers in pursuit of Schools of the metropolitan area in Caracas. The procedure performed included the following actions: 1. Conducting focused interviews to know the conceptions that teachers manage about assessment. 2. Categorization of information obtained through interviews. 3. Triangulation between emerging categories with the existing theoretical underpinnings in the area and the thoughts or opinions of the researchers. The results allowed to determine how most striking elements: (a) the absence of unified criteria for the performance evaluation of students with learning disabilities, (b) management of various positions on the design and evaluation of students and, (c) a lack of a must be about the evaluation process of learning disabilities. Key words: assessment, learning disabilities, conceptions.
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Introducción La evaluación dentro del área de las dificultades de aprendizaje en Venezuela, resulta un tema que implica un gran análisis en cuanto a sus fundamentos teóricos y operativos, debido a que este proceso es considerado como uno de los más importante dentro del campo de trabajo, pues de él se obtiene una gama de información sobre los escolares insertos en el sistema educativo regular, que permite determinar sus potencialidades, intereses, necesidades, debilidades y todos aquellos factores (protectores y riesgo), que pueden influir en su proceso de aprendizaje, de manera que se puedan proyectar situaciones pedagógicas favorecedoras para minimizar el impacto negativo que estas puedan generar sobre los educandos. Partiendo de esta premisa, se propuso la realización de la presente investigación a fin de contribuir con un marco analítico sobre las representaciones que poseen los docentes especialistas del área en relación con la evaluación de las dificultades de aprendizaje, a fin de contribuir con una mayor compresión sobre nuestra realidad educativa. En este sentido, el presente artículo expondrá en primer lugar, el contexto de estudio a fin de precisar las motivaciones y el propósito de la investigación; en segundo lugar, se expresarán los elementos referenciales del tema abordado; en tercer lugar, se explicará la metodología llevada a cabo; en cuarto lugar, se describirá el análisis realizado mediante la categorización y triangulación de la información; y por último se señalarán las conclusiones más resaltantes. Contexto Al revisar la historia del campo de las dificultades de aprendizaje en Venezuela, podemos vislumbrar que para sus inicios, aproximadamente para la década de los 60, se consideraba que la etiología de las problemáticas relacionadas con la adquisición de nuevos conocimientos estaba vinculado con factores de orden orgánico y/o cognitivo, como producto de la influencia de las teorías de corte médico y psicologicista que predominaban para el momento. Desde esta perspectiva, los procesos evaluativos de estos educandos se caracterizaban por la medición del funcionamiento de procesos psicológicos y su posible vinculación con una disfunción de naturaleza neurológica. Para la época, mayormente se utilizaban pruebas estandarizadas de medición de funcionamiento de los escolares, centradas en la comparación 99
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de los niveles de ejecución del evaluado y el cálculo de su coeficiente intelectual, entre las pruebas más utilizadas por los docentes especialistas en nuestro contexto se tiene a la Batería Psicopedagógica para la Evaluación de Habilidades Perceptivo-motrices y Cognitivas (Chamorro, R, 1976). El desarrollo de investigaciones en el escenario venezolano, impulsado por la influencia de los aportes de la teoría constructivista sobre la educación, permitió analizar el impacto del modelo psicopedagógico hasta el momento empleado en los servicios de apoyo del área, y encontrar sus limitaciones, de manera que conllevó a un giro significativo sobre la concepción y propuesta de abordaje de esta población. Es por ello que a partir de la década de los 80, se origina un proceso de reconstrucción conceptual en el campo que se consolida posteriormente con el documento denominado Conceptualización y Política del Modelo de Atención Educativo Integral para los Educandos con Dificultades de Aprendizaje (Ministerio de Educación, 1997), donde se estructura la fundamentación teórica sobre la naturaleza, etiología y abordaje pedagógico especializado de la población. Este modelo de atención educativo integral, surge para dar respuestas a las debilidades de las anteriores prácticas especializadas, haciendo énfasis “[…]en una concepción curricular, desde una perspectiva humanista donde se toman en cuenta los factores intrínsecos y extrínsecos que inciden en el hecho educativo” (ob. cit, p. 18), lo cual implica asumir una visión mucho más amplia en cuanto a la naturaleza de este escolar, atendiendo a una diversidad de elementos que pueden generar situaciones desfavorables en los contextos escolares. Ante este cambio de paradigma, el área de dificultades de aprendizaje adscrito a la Dirección de Educación Especial del, entonces, Ministerio de Educación, se propone dentro de la política del modelo de atención mencionado, las líneas estratégicas de acción3, así como la línea de acción cooperativa en sus diferentes dimensiones4. Ahora bien, estas orientaciones, especialmente aquellas relacionadas con la línea de acción cooperativa, tienen 3
Las líneas estratégicas de acción tienen como propósito orientar el intercambio entre profesionales del área y afines, mediante la articulación intra y entre sectores. Para ello se cuenta con las siguientes líneas: intramodalidad, intermodalidad, intrasectorial e intersectorial. 4 La conceptualización y política del modelo de atención del área propone tres dimensiones para la operacionalización de la línea de acción cooperativa: (a) ámbito de aula regular, (b) ámbito de aula especial y (c) ámbito comunitario.
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mayor énfasis en el elemento didáctico, dejando de precisar aspectos fundamentales de la evaluación, lo cual hace presumir que los docentes del área ponen en práctica procedimientos carentes de criterios unificados que permitan, por un lado garantizar la fluidez comunicativa especializada entre los profesionales del campo, y por otro establecer las diferencias conceptuales y metodológicas entre la evaluación educativa dentro del ámbito del aula regular y la evaluación educativa integral especializada. En este orden de ideas, vale la pena preguntarse: ¿cuál es la concepción que manejan los docentes especialistas sobre la evaluación del educando con dificultades de aprendizaje?, ¿cómo es el procedimiento evaluativo que llevan a cabo estos profesionales? Esclarecer estas ideas, permitirá entender la realidad educativa y proponer acciones innovadores para incrementar la calidad de la atención de la población que manifiesta ciertas deficiencias relacionadas con su rendimiento escolar. Es por ello que el presente estudio se propuso como objetivo central analizar las concepciones y creencias de los docentes especialistas del área metropolitana de Caracas, sobre la evaluación del educando con dificultades de aprendizaje. La importancia de ejecución de esta investigación radica en que al conocer en profundidad la realidad de nuestros docentes nos permitirá proponer acciones eficaces y eficientes dirigidas a maximizar las potencialidades profesionales; de igual modo, este análisis generó un proceso de reflexión y revisión personal de los involucrados sobre su práctica, todo esto redundará en mejores procesos evaluativos y didácticos. Una vez expuestas las motivaciones y argumentos que justificaron la pertinencia de la presente investigación, expondremos a continuación el marco que sirvió de referencia teórica para la fundamentación del análisis. Marco referencial En este espacio se expondrán los aspectos de naturaleza teórica centrado en la evolución de la evaluación en el campo educativo y su influencia dentro de la práctica evaluativa en el área de dificultades de aprendizaje.
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Evolución de la evaluación: perspectivas del campo de las dificultades de aprendizaje. La evaluación ha evolucionado en el transcurrir de la historia atendiendo a diversos factores: políticos, sociales, científicos y pedagógicos; lo cual ha generado en el campo educativo, diferentes modelos y enfoques que se ven reflejados en las denominadas generaciones de evaluación5. Esta situación ha desencadenado múltiples procesos de transformación en se concepción y operacionalización, ajustándose a la necesidad de cada población en el transcurrir del tiempo. El campo de las dificultades de aprendizaje no escapa de la influencia de estas concepciones, de allí que la visión de evaluación de los escolares que han manifestado debilidades al momento de su desenvolvimiento escolar, también haya evolucionado en el trascurso del tiempo; es por ello que se considera pertinente hacer una revisión que facilite la comprensión de la relación existente entre los postulados subyacentes en cada generación de la evaluación y su incidencia en la práctica evaluativa de nuestra área de atención especializada. La evaluación es medida La primera generación de evaluación fue la denominada medición, ésta centraba su atención en el evaluado y en los instrumentos con una relación estrecha entre alumnos y su conducta, teniendo como finalidad el determinar en qué medida los estudiantes lograban y dominaban los contenidos (Alves y Acevedo, 2002). Este tipo de evaluación se evidencia dentro del campo de las dificultades de aprendizaje, durante las prácticas que se caracterizaban por implementar pruebas estandarizadas dirigidas a la determinación de niveles de funcionamiento por parte del niño, en correlación con la cuantificación de su coeficiente intelectual. Estos procedimientos fueron enmarcados dentro de las concepciones desarrolladas por el modelo de atención clínico, que predominaba en Venezuela durante las décadas de los 60 y 70, el cual se caracterizaba por “realizar diagnósticos e intervenciones desde un punto de 5
Según Fuguet, (1995) la evaluación se ha desarrollado en la historia del campo educativo por medio de cuatro importantes generaciones, las cuales son: medición, descripción, juicio y negociación.
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vista médico, haciendo énfasis en los estudios y hallazgos de patologías y alteraciones cerebrales” (Ministerio de Educación, 1997:1). Aunado a lo anterior, la teoría de aprendizaje predominante en el campo de la pedagogía, para esta época era el conductismo; por consiguiente las evaluaciones en nuestra área se orientaban a la determinación de conductas preestablecidas como adecuadas e inadecuadas y la vinculación de estas últimas con posibles lesiones neurológicas, prevaleciendo la relación de causa -efecto, es decir, deficiencia de orden orgánico – conducta inadecuada, todo ello con el fin de medir el nivel de funcionamiento del individuo en relación con la alteración. La evaluación es descrita La segunda generación de evaluación denominada descripción, centraba su atención en la relación estudiantes y objetivos de aprendizaje. Hacía énfasis en la operacionalización de los instrumentos, con la finalidad de determinar en qué medida los estudiantes lograban y dominaban los contenidos programáticos. Bajo esta concepción se mantienen aún elementos importantes de la generación anterior, reflejando en la necesidad de seguir cuantificando las conductas descritas mediante el proceso de evaluación, esto es consecuencia de la influencia que aún mantenía el conductismo sobre la educación. Esta generación se basa en la descripción, la crítica y la validación interna, con una metodología cuantitativa, que aunque describía algunos rasgos y daba mayores intenciones de cualificar los procesos de aprendizaje, se sigue con la tendencia de cuantificación y precisión en la medida, dando prioridad al uso de test, pruebas orales y escritas con influencia de la edumetría. De esta manera se entiende que el rol del evaluador estaba destinado a puntualizar la información, interesándose por verificar el logro de los objetivos tomando decisiones autónomas; tal y como lo describe Fuguet A. (1995): “la fuente de información para esta evaluación [se centraba en] los resultados de la medición en los estudiantes. Así pues, son la genuina expresión de las características del currículo” (pp. 66-67).
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La evaluación es un juicio La tercera generación denominada juicio, planteaba como función principal la evaluación a partir de estándares de comparación, los cuales son construidos tomando en consideración los aspectos que establece el currículo educativo; el rol del evaluador consistía en proveer información, asesoramiento y brindar juicios valorativos para que otros tomasen decisiones primordiales. Es decir, “la evaluación es libre de metas y centrada en el enfoque sistémico: contexto, entrada, proceso y producto donde la acción evaluativa tiene fases de formulación, aplicación, evaluación y retroalimentación” (Hidalgo, 2005:17). Los postulados de esta generación establecen estrecha relación con las corrientes de aprendizajes cognoscitivistas, debido a que se puede vislumbrar cómo el evaluador comienza a considerar los diferentes procesos inmersos en el aprendizaje para poder emitir los juicios en cuando a los niveles de rendimiento de los escolares. Todo ello pareciera indicar que la implementación de este tipo de evaluación en el campo de las dificultades de aprendizaje está vinculado con el del modelo psicopedagógico que imperó en el contexto venezolano a finales de la década de los 70 y principios de los 80. Donde se consideraba al docente especialista como un asesor del docente del aula regular con respecto a la toma de decisiones para la planificación del abordaje de los educandos con dichas dificultades dentro del aula regular y la remisión tanto a los servicios de atención especializada, así como también a otros profesionales, entre los que se pueden mencionar: psicólogo, neurólogo, pediatra, terapista, entre otros (Ministerio de Educación, 1997). Es por ello, que la evaluación de los educandos catalogados con esta etiqueta para aquel momento histórico, estaba dirigida a determinar las áreas deficitarias y su posible relación con deficiencias en las funciones psicológicas básicas, con el propósito de orientar el proceso de toma de decisiones sobre el tipo de respuesta educativa que necesitaba el alumno. La evaluación es negociada Muchos autores en la actualidad consideran que dentro de la práctica educativa ha predominado la aplicación de los postulados de la cuarta 104
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generación de evaluación denominada negociación, la cual está enmarcada en una teoría constructivista como hecho social, donde el evaluador y el evaluado son considerados sujetos interactivos que trabajan en conjunto para la toma de decisiones. A este respecto Fonseca (2007:17), señala: “de allí que se ve [a la evaluación] como un proceso instructivo integrado del quehacer educativo, en el que se contemplan diversas dimensiones: la evaluación del aprendizaje en los alumnos, la práctica pedagógica y el proyecto”. De igual modo, Hidalgo (2005: 18) expresa: “[se] establece múltiples vías para desarrollar la evaluación negociada, a través de un proceso interactivo y contextualizado”. Dentro de este marco de ideas, la evaluación bajo este paradigma utiliza una metodología interpretativa, dialéctica y razonada, que emplea el uso de una amplia gama de registros y técnicas de mayor naturaleza cualitativa. En este sentido, Fuguet (1995) plantea: “El evaluador es un individuo con capacidad de negociación, con liderazgo, conocimiento personal y visión de conjunto que facilita el camino de la evaluación negociada” (p. 70). La negociación tiene un estrecho vínculo con la postura vigente en el campo de las dificultades de aprendizaje en Venezuela, cuyo modelo de atención es el educativo integral especializado, en el cual se concibe al educando como un ser integral; se logra entrever cómo en ambas posturas se maneja la concepción holística y constructivista de todos lo actores partícipes del proceso educativo. Desde esta perspectiva, el ambiente en donde los niños se desenvuelven, su familia y su escuela, toman un papel importante para la creación de escenarios que contribuyan a la construcción y consolidación de aprendizaje significativos. La evaluación permite apreciar el verdadero proceso de aprendizaje… conocer las condiciones que lo facilitan o limitan, la efectividad de la enseñanza [para,] estimular en el alumno la motivación intrínseca para el aprendizaje a fin de que aprenda en función de sus necesidades, habilidades e intereses (Figueroa, 2007:426)
La revisión de estos supuestos teóricos, donde se vinculan los postulados que han fundamentado la evolución de la evaluación y la concepción de las dificultades de aprendizaje, permiten orientar con mayor 105
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claridad el análisis de las creencias y representaciones que han construido los profesionales sobre esta actividad pedagógica. Método Para el desarrollo de esta investigación se asumió el paradigma cualitativo debido a que permite conocer la realidad a partir de las construcciones que hacen los propios actores del hecho, esto desencadena una interacción dialéctica que, tal como lo plantea Rusque (2007:93): acepta los valores tanto del investigador, por su relación con un especio temporal que lo condiciona, así como en la relación que se establece con los sujetos investigados, de la misma que los juicios que se involucran en el problema.
En atención a esta concepción epistemológica, se determinó la implementación del tipo de investigación estudio de campo, por considerarse la vía más idónea para garantizar el intercambio directo con el escenario e informantes claves; el alcance de la investigación es explorativa, debido a que permitirá aproximarnos a un fenómeno poco conocido, para poder familiarizarnos con él y contribuir a futuro con acciones precisas que respondan a las reales necesidades del contexto y sus involucrados (Grajales, 2000). Para la búsqueda de la información se realizó un proceso de selección de informantes claves, quienes respondieron a los siguientes criterios: 1. Profesionales en ejercicio en una unidad operativa del área: se considera importante que el informante posea una visión actual de la operacionalización de la evaluación en el campo. 2. Experiencia en el área no menor a 6 años: esta temporalidad se considera significativa para poder apreciar los procesos implícitos en las actividades que desarrolla dentro del servicio donde labora. 3. Poseer título de profesor o licenciado en el área: esto permitió garantizar un grupo de informantes más homogéneos en cuanto a su formación como profesional. 4. Pertenecer al personal docente del Distrito Capital: se toma en cuenta este escenario en vista de que este distrito cuenta con los 106
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tres tipos de servicio del área (aula integrada –AI-, unidad psicoeducativa –UP-, centro de atención de niños con dificultades de aprendizaje –CENDA-). 5. Participación voluntaria en la investigación: este criterio favorecerá en el establecimiento de un ambiente confortable para el informante garantizándose de esta manera mayor apertura y confianza al momento de la aplicación de las entrevistas. Tomando en consideración estos criterios, se seleccionó a 10 docentes especialistas, quienes respondieron a los criterios anteriormente descritos; esta cantidad también fue resultado del proceso de saturación emergente del análisis de la información realizado por los investigadores durante el procedimiento de categorización y triangulación, pues como lo explica Rusque (2007) esto quiere decir que se ha llegado a un punto en que los sujetos del estudio ya no aportan información nueva. Para los efectos de este estudio se aplicó la entrevista temática, debido a que “es un método especialmente adecuado cuando no tenemos una teoría exacta sobre el tema, mientras que por el contrario estamos expectantes para conocer los nuevos puntos de vista que no habíamos previsto” (Bermejo, 2003:66). El objetivo principal de la entrevista fue obtener la mayor cantidad de información de los docentes en ejercicio del área de manera que se pudo indagar sobre la realidad que manejaba cada informante, lo cual permitió vislumbrar las creencias y las concepciones que tienen sobre esta actividad pedagógica. Una vez realizadas las entrevistas, el procedimiento llevado a cabo para el análisis de la información contempló los siguientes pasos: 1. 2. 3. 4. 5.
Transcripción de las entrevistas. Inicio del proceso de codificación de la información por entrevista. Establecimiento de categorías. Comparación de categorías entre las diferentes entrevistas. Contrastación de la información con los aportes conceptuales.
Se debe mencionar que este procedimiento no fue realizado con algún orden jerárquico, sino que los investigadores transitaron por estos pasos de manera recursiva en atención a las necesidades del proceso de análisis. 107
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Análisis e interpretación de la información En este apartado se desarrolla el contenido del siguiente esquema, síntesis de las categorías emergentes del estudio las cuales serán descritas a continuación: Figura 1. Categorías de análisis. Categorías de Análisis
Concepción de la evaluación
Visión del educando
Momento de la Evaluación
Bases de registro
Nota: Elaborado por Fuguet y Lizard.
Categoría I: concepción de la evaluación. En está categoría se describe la concepción de la evaluación manifestada por los docentes especialistas, representado en la figura 1. A este respecto, surgieron de las entrevistas realizadas tres posturas distintas, tal y como se muestra a continuación en la figura 2:
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Figura 2. Categoría I.
Nota: Elaborado por Fuguet y Lizard.
En este orden de ideas, se observó una desigualdad de opiniones entre especialistas del área, los cuales se pueden subcategorizar en tres grupos: (a) aquellos que consideran que la evaluación debe entenderse desde un visión holística, (b) quienes consideran que dicho proceso se centra en la detección de las debilidades de los escolares, y (c) los que orientan este proceso a la determinación de las competencias académicas del niño. a) La evaluación centrada en una visión holística: en este grupo se incluye a la minoría de los entrevistados, quienes afirmaron que la evaluación del educando con dificultades de aprendizaje estaba orientada explorar de manera amplia todos aquellos elementos que pueden estar interfiriendo en el proceso de aprendizaje, bien sea de carácter interno o externo al escolar, así como también a comprender no solo sus debilidades, sino también sus potencialidades. b) La evaluación centrada en las debilidades del alumno: de manera contraria a la visión anterior, el promedio de los docentes alude a que la 109
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evaluación de esta población debe ir dirigida a la detección de los aspectos deficitarios en el escolar, para de esta manera poder orientar tratamientos que permitan nivelar su rendimiento. c) La evaluación centrada en el alumno y sus competencias académicas: la mayoría de los sujetos que integraron el estudio consideraba que la evaluación debía centrarse exclusivamente en el escolar, pues es él quien manifiesta la deficiencia y determinar el nivel de rendimiento del mismo en función de sus competencias académicas. Estas tres subcategorías permiten vislumbrar que aún un grupo significativo de docentes posee una concepción ligada a la percepción de que la responsabilidad de la dificultad depende exclusivamente del escolar y que su evaluación debe estar mayormente centrada en determinar los niveles de rendimiento y las áreas deficitarias; esto discrepa de los planteamientos teóricos vigentes tanto en el área de la evaluación como en la de la educación especial que en particular se aborda en este estudio. Categoría II: visión del educando. En esta categoría se describe cómo perciben los docentes especialistas a los alumnos con dificultades de aprendizaje de lo cual se desprendieron dos subcategorías que se muestran a continuación: Figura 3. Categoría II. Visión Del Educando
“El niño como ser”
“El niño y su contexto”
Nota: Elaborado por Fuguet y Lizard.
En este sentido, se evidenció discrepancia en la visión que tenían los docentes especialistas respecto a los educandos, quedando enmarcada en dos subcategorías: (a) el niño como ser y (b) el niño y su contexto. 110
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a) El niño como ser: bajo esta postura, un grupo importante de los docentes conciben al educando como una persona única y autónoma, atribuyéndole de esta manera toda la responsabilidad de sus deficiencias; es decir, que resaltan aquellos factores de naturaleza interna al individuo como causas determinantes de las debilidades que este pueda manifestar en su desenvolvimiento escolar. b) El niño y su contexto: los maestros agrupados bajo esta subcategoría centran su atención en el educando y su contexto como un universo que forma parte de la construcción del aprendizaje del educando. Lo que implica una visión más amplia del escolar y sus vinculaciones con el entorno, esto abre el abanico de posibilidades de influencia de diferentes factores (bien sea de naturaleza interna como externa) durante el proceso de aprendizaje. Las ideas aquí descritas, permiten evidenciar ciertos rastros de incongruencia entre las concepciones de los docentes sobre el educando con dificultades de aprendizaje y su evaluación, debido a que, como se pudo ver en la categoría anterior, la mayoría de los profesionales establece que la evaluación debe centrarse en el niño y la determinación de sus competencias académicas deficitarias, lo cual pareciera indicar la existencia de una creencia donde se responsabiliza exclusivamente al escolar de sus debilidades, pero contradictoriamente en esta categoría, encontramos en este mismo grupo de personas que considera que las causas de las dificultades del escolar pueden atribuirse a una multiplicidad de factores que no necesariamente corresponde con aspectos intrínsecos; esta contradicción refleja una inconsistencia teórica en los docentes que podría estar impactando negativamente en la práctica pedagógica de los profesionales. Categoría III: momentos de la evaluación diagnóstica. Los docentes especialistas le atribuyen a la evaluación diagnóstica un papel fundamental para el abordaje de las dificultades de aprendizaje, resaltándolo como uno de los pasos más importantes para la intervención, bajo esta visión surge la presente categoría, la cual aglutina toda aquella información vinculada con los momentos en los cuales debe ser aplicada. El análisis de esta categoría muestra cómo a pesar de que los momentos que plantean los docentes pueden dividirse en dos situaciones específicas (ver figura 4), los procedimientos implícitos parecieran variar en función de la unidad operativa donde se 111
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aplique, de allí que en este aspecto en particular se haga una distinción en el tipo de institución donde labora el entrevistado. Figura 4. Categoría III. Momentos de la Evaluación Diagnóstica
“Al inicio del año escolar”
“Remisión por parte de la docente de aula regular”
Nota: Elaborado por Fuguet y Lizard.
Al inicio del año escolar: todos los informantes reportan la realización de una evaluación diagnóstica al inicio del año escolar, la cual permite determinar en líneas generales las competencias escolares de los niños y de esta manera conocer aquellos niños que manifiestan un rendimiento por debajo de lo esperado. Ahora bien, al detallar la procedencia laboral de cada profesional, encontramos las siguientes discrepancias: En las AI y UPE, por ser unidades operativas que se encuentran dentro de las instituciones educativas regulares, este tipo de evaluaciones la realizan en los primeros meses del año escolar, como una actividad vinculada con la operacionalización de la línea de acción cooperativa en el ámbito del aula regular, donde el docente especialista trabaja conjuntamente con el docente de aula regular para determinar cuáles son los niños que poseen competencias por debajo del grupo y las exigidas por el grado cursante. Estos docentes consideran vital la evaluación diagnóstica en su momento inicial, para poder obtener los insumos que establecerán las bases para garantizar una atención educativa integral especializada acorde con sus necesidades. En los CENDAS, la operatividad de esta evaluación es distinta debido a que su ubicación es fuera de las instituciones educativas, por lo que la evaluación que se hace al inicio del aula regular es al pequeño grupo que ya forma parte de la matrícula de la institución desde el año escolar anterior. Esta actividad la realizan generalmente en el primer 112
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mes del año escolar y consiste en determinar los niveles de competencias con lo que se ha incorporado el niño a este nuevo período académico, esto genera un reporte inicial del abordaje y en el caso de que sea solicitado, es enviado un informe al docente de aula regular donde cursa sus estudios el niño. a) Remisión por parte de la docente de aula regular: la mayoría de los maestros especialistas reportan realizar evaluaciones diagnósticas en profundidad a los niños que son remitidos a la unidad operativa; esta subcategoría se diferencia de la anterior, pues no se ubica en un período específico, sino que puede ser aplicado en cualquier momento del año escolar y, así como la operacionalización del mismo tiene como ejecutor central a los profesionales del servicio. Veamos a continuación las particularidades de su implementación dependiendo de la unidad: En las AI y UPE, las remisiones las realiza el docente de aula regular, pero en oportunidades han sido solicitudes efectuadas por otros profesionales (docentes de educación física, música, otros), o por inquietudes de los representantes. Esta situación generalmente es vista en los inicios de cada lapso escolar. Este tipo de remisiones es característico de los CENDA, en vista de que la evaluación diagnóstica en el ámbito del área regular es una gran carencia de este tipo de unidades debido a su ubicación fuera de la escuela regular, en oportunidades se puede encontrar que la remisión efectuada por el docente no es de carácter formal, sino como una sugerencia que toma el representante quien es el que tiene la iniciativa de llevarlo a este tipo de servicios. Esta evaluación es aplicado durante todo el año escolar. Categoría IV: bases de registro. En esta categoría se encuentra organizada la información relacionada con el uso que le dan los docentes especialistas a las bases de registro, puesto que consideran a los instrumentos de evaluación como un recurso clave para el éxito de esta actividad pedagógica. Por tanto, sabemos que existen teóricos en el área que realizan una distinción en la definición y utilidad de las técnicas y los instrumentos de evaluación por lo que “La escogencia de las diferentes técnicas e instrumentos de evaluación deberá efectuarse considerando la mayor variedad posible de estrategias 113
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evaluativas, a fin de seleccionar la más pertinente, conveniente y factible” (Hidalgo, 2005:51). De acuerdo con lo anterior, se pudo precisar en el discurso de los profesionales un uso indistinto entre ellos, evidenciándose de esta manera una nueva inconsistencia conceptual que podría incidir en la práctica. Esta aclaratoria tiene lugar a fin de comprender la ubicación de las técnicas como una subcategoría de las bases de registro. Figura 5. Categoría IV Bases de Registro
Instrumentos de evaluación
Técnicas de evaluación
Nota: Elaborado por Fuguet y Lizard.
a) Instrumentos de evaluación: en esta subcategoría se encuentran organizados los diferentes instrumentos con los que cuenta el docente especialista para efectuar el registro de la información que ha emergido de los procesos evaluativos. Entre los más mencionados podemos encontrar a las listas de cotejo y escalas de estimación, por lo que se puede presumir una tendencia al uso de recursos de naturaleza cerrada que especifica los indicadores a evaluar. De igual manera, todos los sujetos reportaron el uso de una guía de entrevista estructurada que aplican para el caso de la evaluación diagnóstica, en la mayoría de estos profesionales se observó una tendencia discursiva enmarcado en un enfoque clínico utilizando el término “anamnesis” como sinónimo de denominación de este instrumento. Un grupo minoritario de docentes informó utilizar recursos para el asiento de información con una naturaleza más abierta y flexible como los registros descriptivos, anecdóticos y el diario del docente, dándole a este último una connotación más planificadora que evaluativa. Esto permite afirmar que existe una inclinación por parte de los profesionales al uso de mecanismos cerrados y estructurados, por considerarlos más precisos y confiables. b) Técnicas de evaluación: como se pudo aclarar con anterioridad, aunque teóricamente las técnicas no son vistas como una base para el registro 114
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de la información obtenida mediante un proceso de evaluación, se pudo vislumbrar en el discurso de los docentes que sus concepciones se orientan a asumirlos como tal. Entre las técnicas más mencionadas por los sujetos tenemos la observación y la entrevista, como herramientas claves para lograr comprender la realidad de los escolares; sin embargo, muchos son los informantes que confunden estas técnicas con los instrumentos utilizados para el asentamiento, esto se aprecia en el uso como sinónimos de términos tales como: entrevista – guión – cuestionario – anamnesis, observación – registro descriptivo – lista de cotejo. Atendiendo a lo descrito anteriormente, pareciera indicar que los docentes cuentan con poca precisión conceptual para el establecimiento de las intencionalidades de las técnicas y los instrumentos de evaluación, lo que podría estar interfiriendo negativamente en los procesos implícitos en el diseño y uso adecuado de los mismos; en tal sentido, la información recogida podría no ser pertinente y confiable, situación que influirá tanto en su práctica pedagógica como en el futuro abordaje y orientación del educando con dificultades de aprendizaje. Conclusiones Luego de realizado el análisis de las concepciones y creencias que tienen los docentes especialistas en el área de las dificultades de aprendizaje, se puede concluir que los docentes poseen debilidades conceptuales respecto a los conocimientos relacionados con la planificación y diseño de la estrategia de evaluación debido a que: (a) muestran en su discurso algunas incongruencias entre las atribuciones como causas de las dificultades de aprendizaje y los aspectos que consideran al momento de la evaluación, (b) expresan constantes confusiones entre los elementos evaluativos fundamentales, como las técnicas y los instrumentos. En la actualidad se mantiene una tendencia discursiva con el uso de términos que evidencian la influencia de las corrientes clínicas y psicologicistas, lo que muestra algunas incompatibilidades conceptuales por parte de los maestros en atención a los planteamiento del documento vigente que fundamenta y orienta las políticas de atención del área en cuestión.
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Por otro lado, a pesar de encontrar algunos elementos convergentes en los procedimientos de evaluación que han reportado los entrevistados, se pueden apreciar importantes diferencias que podrían estar limitando los procesos comunicacionales entre los profesionales del área. Un caso que puede ilustrar esta situación es la diversidad de connotaciones etiológicas de las dificultades que expresaron los sujetos del estudio, lo cual incidía en la toma de decisiones sobre el qué y cómo evaluar. Lo descrito anteriormente, posiblemente sea consecuencia de la carencia de un deber ser sobre la evaluación en el campo; en este sentido se recomienda orientar a los docentes en cuanto a las posturas del modelo de atención del área, actualizar las políticas educativas vigentes, así como unificar criterios para el diseño de estrategias integrales de evaluación, con el propósito de generar acciones más coherentes que favorezcan el rendimiento de los niños e incrementen la calidad educativa venezolana.
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Significaciones onto-epistemológicas de la articulación socio-comunitaria Ana María Osorio González1 RESUMEN El presente artículo propone una significación ontoepistemológica desde una perspectiva intersubjetiva para la comprensión de la articulación sociocomunitaria. Se trata de develar los elementos que impactan su práctica y conformar un conocimiento emergente multidimensional en la concepción de lo comunitario. El tema representa un área sensible a ser estudiado en estos momentos en que las comunidades exigen su incorporación a un proceso democrático participativo y protagónico de forma efectiva y con mayores posibilidades de involucrarse en las decisiones políticas y económicas en el contexto local, regional y nacional. Es así, como la acción de investigar que se plantea, implica considerar la diversidad y transformación que el sistema histórico, social, económico, cultural y espiritual va generando en su dinámica cotidiana, donde un mismo hecho, proceso o relación puede verse desde múltiples niveles. La tesis de la autora es asumir la emergencia del conocimiento comunitario como una construcción colectiva compleja, dialógica, hologramática y recursiva impactada por las diferentes praxis mediadas entre el colectivo y su entorno. El reto es la develación de un conocimiento alternativo comunitario, resultado de la comprensión de las relaciones internas y profundas que se dan en los colectivos, mediante la penetración en su intimidad, para ser interpretadas respetando la originalidad
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Licenciada en Educación mención Ciencias Sociales, especialidad Historia y Geografía, egresada de la Universidad Católica Andrés Bello, Caracas (1984). Posee una maestría en Relaciones Industriales mención Recursos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello, Caracas (1990) y una maestría en Seguridad y Defensa Nacional del Instituto de Altos Estudios de Defensa (2001). Doctorado en Ciencias Administrativas de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (2006). Postdoctorado Ciencias Sociales (2008) en la UNESR. Jubilada categoría Titular de IUMCOELFA (1983-2007). En los últimos años se desempeñó como Coordinadora Nacional de la Maestría en Educación Robinsoniana UNESR (2008-2011), Coordinadora del Doctorado en Ciencias de la Educación, Núcleo Postgrado Caracas de la UNESR (2010). Directora de Investigación, Decanato de Postgrado UNESR (2011). Actualmente es Jefe de la División de Investigación de la Dirección Nacional de Investigación y Postgrado de la UNEFA. Correo electrónico: amog253@gmail.com
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y la individualidad de los fenรณmenos y tratando de explicar el sentido que los sujetos dan a sus propias situaciones. Palabras clave: significaciรณn ontoepistemolรณgica, articulaciรณn sociocomunitaria, conocimiento emergente.
Significances onto-epistemolรณgicas of the joint partner community ABSTRACT The present article proposes a significance ontoepistemolรณgica from an intersubjective perspective for the comprehension of the joint sociocomunitaria. It is a question of develar the elements that strike, his practice and of shaping an emergent multidimensional knowledge in the conception of the community thing. The topic represents a sensitive area to being studied in these moments in which the communities demand his incorporation to a democratic participative and leading process of effective form and with major possibilities of interfering in the political and economic decisions in the local, regional and national context. It is like that, like the action to investigate that appears, implies thinking the diversity and transformation that the historical, social, economic, cultural and spiritual system is generating in his daily dynamics, where the same fact, process or relation can turn from multiple levels. The thesis of the authoress is to assume the emergency of the community knowledge as a collective complex construction, dialรณgica, hologramรกtica and recursive impressed by the different half-full practices between the group and his environment. The challenge is the develaciรณn of an alternative community knowledge, ensued from the comprehension of the internal and deep relations that give each other in the groups, by means of the penetration his intimacy, to be interpreted respecting the originality and the individuality of the phenomena and trying to explain the sense that the subjects give to his own situations. Key words: significance emergent knowledge. 120
ontoepistemolรณgica,
joint
sociocomunitaria,
Significaciones onto-epistemológicas de la articulación socio-comunitaria
Introducción El fenómeno social que queremos abordar, es difícil comprenderlo desde la división disciplinaria tradicional, pues se trata de estudiar lo societal, la socialidad, las estructuras complejas u orgánicas, los sujetos y sus relaciones, las interrelaciones afectivas, culturales, ideológicas, éticas, etc. (Alzuru, 1999). Las consideraciones ontológico-epistemológicas que se debaten tienen como puntos claves: la complejidad y la transdisciplinariedad como postura epistemológica; así mismo, la perspectiva hermenéuticafenomenológica como método de comprensión-explicativo en la construcción teórico-metodológica. Se plantea este análisis desde una nueva lógica, que exige una creatividad basada en la autoreflexión, autoconciencia, la ética del diálogo y la observación como praxis vivida, a fin de reconocer en la comunidad conocimientos flexibles y abiertos bajo una visión compleja de las relaciones sociales. El proceso de investigar con la comunidad sus praxis creativas y transformadoras en lo cotidiano, nos permite determinar el significado de la articulación como dimensión referente que surge de la interacción política. Esto implica valorizar el papel interpretativo y crítico de cada sujeto cognoscitivo y afectivo como miembro de un colectivo, capaz de materializarse en una práctica liberadora, ética y emancipadora con un compromiso para valorar la realidad social y las complejas situaciones problemas. Una concepción compleja de la investigación (Morin, 1992), no es desde la intervención, sino a partir del acuerdo participativo, lo cual permite la construcción de nuevas lógicas interpretativas de lo articulatorio en el ámbito comunitario, y fundamenta un compromiso ético en lo social y político como colectivo. Este proceso investigativo socio-comunitario, se asume como reflexión creativa de los miembros de la comunidad en cuanto a problematizar, sistematizar y transformar sus necesidades y deseos cotidianos en situaciones reales, lo cual evidencia una forma de pensar crítica que
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potencia la conformación de redes sociales como una estrategia para fortalecer la articulación. El trabajo se ha estructurado para su mejor desarrollo en varias secciones, que parten del modo de generar conocimientos en colectivo, y que se van configurando con mayor profundidad a través del análisis ontoepistemológico y el análisis teórico-experiencial para lograr una aproximación a una metódica que permita investigar desde una perspectiva hermenéuticafenomenológica la praxis articulatoria comunitaria. Esta propuesta no es un material acabado, sólo se considera una contribución innovadora inspirada en los cambios epocales vividos, a través de las simetrías, asimetrías y disimetrías que se producen en la vida cotidiana de las comunidades. El modo de generar conocimientos El colectivo crea conocimientos a partir de la consideración de las intersubjetividades que emergen en la acción participativa con nuevos modos y vías para conocer y comprender la realidad, lo cual conlleva a considerar el acto de investigar con un significado nuevo basado en las relaciones que emergen espontáneamente; pero que se comprometen de manera conciente y voluntaria con la transformación política y ética del colectivo. Lo anterior supone una forma de generar conocimiento concebida a partir de la comprensión de la vida ajena y extraña que convive con la experiencia propia, y la toma de conciencia de la dimensión configurativa identidad histórico/cultural de todas las objetivaciones por medio de las cuales se expresa socialmente la vida de los sujetos y su reconocimiento en los ámbitos que lo posibiliten y las experiencias vitales diferentes/semejantes que son compartidas. En este sentido, se reconoce la concurrencia en el acontecer colectivo, la potencia del saber popular y de las experiencias que comparten los sujetos a partir de su cotidianidad, se concibe el conocimiento que emerge condicionado por las identidades socioculturales, el sentido común y práctico, para cuya forma de comprensión siempre estará vinculado a las condiciones y contextos en que se vive. 122
Significaciones onto-epistemológicas de la articulación socio-comunitaria
El reto está en develar un conocimiento alternativo que no se encuentre en los modelos conceptuales, ni en los marcos teóricos tradicionales relacionados con la dinámica organizacional. La explicación capaz de ser lograda se fundamenta en la complejidad social, las razones y dificultades de sus relaciones en el ámbito comunitario y en las redes de articulación social. Cumplir con estas acciones supone romper con la racionalidad instrumental y arribar a una comprensión crítica e intencional sobre la praxis colectiva de generación de un nuevo proceso de creación de conocimientos (Fonseca, 1984). El asumir la interacción con la comunidad, a partir de acciones que se caracterizan por lo dialógico, la recontextualización y resignificación de los nudos críticos y núcleos temáticos para la comprensión de la articulación comunitaria facilita la construcción de la red de sentidos, en cuanto a los procesos, acciones, saberes, historias, geopolíticas y territorialidades definidas en colectivo. El siguiente cuadro nos ubica en las unidades que se consideran necesarias para dar cuerpo a la reflexión onto-epistemológica en la comprensión de la articulación en redes comunitarias a partir de la praxis cotidiana y el saber popular. Gráfico Nº 1 Consideraciones onto-epistemológicas en la comprensión de la articulación comunitaria
Fuente: Elaboración Ana Ma. Osorio
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Análisis onto-epistemológico La comunidad reconoce la realidad como dinámica, global y construida a través de interacciones y constantes relaciones entre los sujetos protagónicos de los procesos sociales, económicos, políticos y culturales que hacen vida en colectivo, tanto en un contexto local como global. Es una concepción de la realidad en la que tiene lugar una suerte de aceptación de los diferentes discursos existentes relativos a un mismo fenómeno o situación. Por otra parte, se identifican como sujetos concebidos como populares, producto de una época con una sensibilidad determinada por el convivir con formas político-ideológicas que le permiten asumir un rol participativo y protagónico; lo cual los impulsan a reflexionar sobre sus derechos y deberes como ciudadanos y ciudadanas en la detección y solución de sus necesidades a través de la planificación y ejecución de proyectos sustentables que aseguren un buen vivir (Lima, 1998). Estos sujetos son creadores, potenciadores y mediadores de redes de articulación socio-comunitarias, que les permiten comprender que se encuentran en el compromiso de construir un nuevo conocimiento, ecológico y humanista. Bajo esta consideración se logra una nueva forma de reflexión epistemológica como resultado de una dialéctica cuestionadora de la presente y futura praxis de vida. El siguiente esquema nos muestra cómo es interpretada la realidad desde lo cotidiano, destacando dos aspectos claves: las acciones como manifestaciones de la vida espontánea de los sujetos históricos y el sentido, como resultado de una interpretación de una experiencia pasada contemplada desde el ahora para su porvenir.
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Gráfico Nº 2 Interpretación de la realidad comunitaria La actitud natural de la vida cotidiana es expresión de: y su motivo pragmático La comprensión de la cotidianidad es intersubjetivo, común a todos nosotros
Las Acciones
1. Mundo intersubjetivo experimentado e interpretado por Otros. 2. Dado a nuestra experiencia e interpretación. 3. Esquema de referencia. 4. Análisis de la experiencia. 5. Se destacan caracteres del campo perceptual y emocional. 6. Identidades históricoFenómenos culturales Proceso
Multifactorial
multicausales
Dinámica societal
RETROSPECCIÓN Y PROSPECTIVO
Multirelacionales
El Sentido Fuente: Elaboración Ana Ma. Osorio
Análisis teórico-experiencial Este nivel de análisis propone la interpretación y comprensión de los hechos y la búsqueda de soluciones provisorias que se dan en la realidad y en el momento determinante de los acontecimientos vividos (Rusque, 2001). Es asumida a partir de las experiencias y la interpretación de los significados que los sujetos crean en torno a la organización y articulación. La construcción de una red de sentidos bajo esas consideraciones permite la emergencia de nuevos conceptos, redefinición de interrelaciones y perspectivas, que permiten abordar el fenómeno de la organización comunitaria y las redes de articulación social desde una lógica no deductiva ni inductiva, sino una lógica dialéctica. Como afirma Martínez (2002) refiriéndose en este sentido a un razonamiento dialógico que supera la causación lineal y unidireccional para la construcción colectiva de un nuevo conocimiento. El presente cuadro sintetiza el enfoque teórico-crítico, construido en 125
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la praxis comunitaria de la organización y de las redes de articulación. Se trata de tres (3) claves interpretativas: 1) interacción colectiva, 2) construcción de nuevos significados, 3) comprensión de la vida. Estas claves están vinculadas por acciones que se plantean a partir de dos (2) dimensiones en cada una, donde se construye y reconstruyen experiencias y conformación de referentes empíricos, pudiendo lograr con ello interrogarnos acerca de la práctica sociopolítica cotidiana. A partir de este punto, emergen los diferentes significados colectivos que dan una visión de la praxis organizativa comunitaria desde las diferentes acciones convividas. Estas claves interpretativas facilitan la comprensión de las experiencias del colectivo en el devenir de sus diferentes relatos que se fueron formando a partir de las relaciones configuradas de la praxis organizativa; estas serán constituidas en un corpus teórico que devela el acontecer dialógico-formativo y práctico de la reflexión crítica lograda en colectivo. Las acciones en cada una de las claves interpretativas y sus dimensiones se potencian a través del diálogo reflexivo, la voluntariedad y la capacidad de transformación social, estas son las que le dan su movimiento recursivo y ponen de manifiesto una red de sentidos compartidos en el proceso sociopolítico cotidiano de organización comunitaria y redes de articulación social. Estas tres claves con sus diferentes acciones se comportan de forma autoorganizadora, ya que cada comunidad la construye y desconstruye, dependiendo de las relaciones de poder, convergencias y estrategias de organización, las cuales facilitan y generan dinámicas y vínculos que se articulan en red con la intención de construir nuevas formas interpretativas de la realidad, vitales para mediar y facilitar la apropiación crítica y el conocimiento requerido para potenciar la participación, organización y articulación comunitaria.
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Grafico Nº 3 Análisis teórico-experiencial
Fuente: Elaboración Ana Ma. Osorio
Definición de una metódica El método adoptado en la investigación de la articulación comunitaria se concibe como dialéctico, complejo y dialógico basado en la construcción y reconstrucción de un camino a seguir: comprendiendo, interpretando y construyendo la dinámica del devenir en un esfuerzo conjunto que faciliten o permitan la construcción de un nuevo espacio generador de conocimientos. Es 127
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por ello, que el método se constituye en un proceso creativo abierto a los accidentes, sorpresas e innovaciones y aproximaciones. Como se aprecia el método responde a la incertidumbre de vivir y ello plantea un accionar de: experimentar, preguntar y examinar. Estos niveles se abordan a través de un proceso comprensivo necesario en el desarrollo de cada uno de los momentos de interacción, donde la cotidianidad constituye su aspecto dinámico. En el encuentro investigador-comunidad se evidencia la necesidad de desarrollar un método que consolidase la investigación, la acción social y la conciencia política (Irizarry y Serrano, 1979, citado por Montero, 2006). El punto de inicio del método así concebido es el acercamiento a la comunidad, seguido del diagnóstico participativo, problematización, acuerdos y trabajo colectivo (Ibidem, 31). En este sentido, el abordaje del método tiene un carácter emergente, construido a medida que se avanza en el proceso investigativo, abierto a transformaciones y reflexiones a la luz de las experiencias vividas por la comunidad. El asumir este tipo de metódica atiende a un enfoque interpretativo, estudio de la realidad en su contexto comunitario, interpretación de los fenómenos de acuerdo con los significados y percepciones de los sujetos implicados en consideración a su marco referencial. Este tipo de diseño, permite comprender las complejas interrelaciones que se dan en la cotidianidad a través de la interacción, intuición y reconocimiento de los sucesos más importantes a partir de los cuales se construye un nuevo discurso en torno a la organización y articulación comunitaria como “explicación y reformulación de su praxis de vivir” (Maturana, 1997:15). Esta posición de investigar desarrolla un proceso de sistematización de la vida cotidiana que facilita comprender la complejidad de la realidad de las redes de articulación social e impulsar un conocimiento crítico, creativo y reflexivo en cuanto al proceso sociopolítico comunitario. Citando a Villasante: “[…]para conocer primero hay que asombrarse y apasionarse con la transformación, y en el proceso práctico y reflexivo es donde se va produciendo el conocimiento”. “[…]Posicionarse y adoptar unas 128
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metodologías praxicas, son los compromisos que mejor podemos asumir con la comunidad” (1998). Esta forma de investigar con los otros, implica sensibilizarse para construir un conocimiento que configure la experiencia política colectiva a partir de varias acciones: a) Reconstrucción con la comunidad de sus experiencias organizativas, se logra socializar con la comunidad, a partir de conocer su situación espacial-territorial, geopolítica, relaciones e información experiencial. Este primer momento determina las coordenadas de pensamiento que se desean afrontar para la comprensión de las formas de articularse en comunidad considerando su historia, líderes, organización y redes desde diferentes experiencias, así como la revisión de todo el material elaborado por la comunidad como: videos, grabaciones, blogs, fotos y otros recursos elaborados para la web. b) Reflexión crítica, el compartir con la comunidad permite develar los problemas, necesidades, demandas, intereses y expectativas no como un dato de una sola lectura, sino precisamente como algo lleno de posibles interpretaciones. De esta experiencia se genera un cúmulo de actividades e informaciones, que conllevan a profundizar los procesos de inserción, identificación, organización, movilización, concientización, reflexión y ética como principios rectores necesarios en el estudio de las redes de articulación social. c) Interpretación teórico-experiencial, a través de un proceso indagatorio recursivo, apoyado en los diálogos creativos llevados a cabo en la comunidad sobre testimonios de su praxis socio-política se construyen núcleos temáticos; a este proceso lo denominamos teorizar sustantivo, porque es construido a partir de las acciones, significados y sentidos dados en la dinámica societal de la comunidad. El plantearse la interpretación y comprensión de la realidad a través de la autorreferencia del investigador y de los protagonistas de la comunidad, define una racionalidad crítica y creativa en la construcción de los significados. d) Interacción con la comunidad, lograda en los diferentes espacios donde interactúa cotidianamente el colectivo, comprendido este como 129
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un sistema viviente, constituido por tres instancias: antropológica, sociocultural y bioespiritual, donde se establecen relaciones vinculantes y donde se comparten experiencias, proyectos y conocimientos sobre la vida comunitaria, donde sus protagonistas comparten experiencias e información sobre su praxis sociopolítica comunitaria. Con ellos, se irá consolidando una red de colaboradores para constatar, comparar información de la praxis comunitaria que impacta la forma de hacer, saber, ser y sentir de los protagonistas de la comunidad. e) Reconocimiento de nuevos espacios, la web permite al colectivo obtener información oportuna y precisa sin estar en el lugar de la acción, generando a su vez nuevas formas de poder que son determinadas en razón del manejo de la información que realizan y su presencia en el espacio virtual. La metódica configura en su práctica cotidiana unas técnicas que surge a partir de la experiencia y la participación de la comunidad. Ellas son necesarias para el registro de las experiencias, discursos, acontecimientos e informaciones. Lo importante aquí es destacar que las mismas, se desarrollan a partir de lo que la gente sabe, vive y siente en las diferentes situaciones y problemas que enfrentan en su vida cotidiana; así es posible reconstruir los significados y sentidos, no como un salto a lo “teórico” sino como un proceso sistemático, ordenado, progresivo y al ritmo de los protagonistas, que determina el ir descubriendo los ejes teóricos e ir profundizando en la problemática analizada vista como un nuevo horizonte de sustentabilidad para la investigación. Lo anteriormente señalado, nos brinda la oportunidad de mencionar dos ejemplos sobre técnicas de recolección de información aplicables en contextos comunitarios. Se aprecia la observación, como una técnica que permite ir desarrollando relaciones con las personas que viven en la comunidad, y otra técnica de interés, es la discusión focalizada, posible de ser utilizada tanto en forma colectiva como individual a través de preguntas, diálogos y reflexiones que permiten generar un nuevo conocimiento de carácter convergente abordado a partir de la praxis comunitaria.
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Significaciones onto-epistemológicas de la articulación socio-comunitaria
El análisis de la información por su parte, se realiza principalmente en el campo de lo cotidiano en el contexto mismo de la comunidad. Este análisis se desarrolla a partir de la reflexividad consustancial de las prácticas dialógicas que se producen a partir de redes de discusiones, donde el sujeto dio sentido y significado a su praxis sociopolítica en un contexto concreto que permite captar y activar positivamente el entramado de relaciones y explicaciones conceptuales. Interesan de estas prácticas discursivas tanto los consensos y disensos, que se producen, para determinar donde se encuentran los puntos fuertes, nudos, rupturas y desconexiones intencionales que expresan los sujetos protagonistas. El análisis e interpretación de la información es una tarea por demás compleja de encontrar los significados a todo un cúmulo de datos obtenidos de los sujetos protagónicos. Es importante considerar que el análisis e interpretación de la información no constituye la etapa final en una investigación participativa; por el contrario, esta se inicia al comenzar a definir y formular el problema y se continua a todo lo largo del desarrollo investigativo. El análisis interpretativo contiene toda la información relativa a las interacciones de los sujetos, así como de los documentos escritos analizados y revisión de videos y blogs de la comunidad que aparezcan en la web, permitiendo la comprensión de las interacciones, situaciones, fenómenos u objetos de la realidad estudiada como un proceso creativo e interpretativo de difícil sistematización, pues no sólo se trata del análisis de un modelo organizacional, sino de comprender todas las interacciones humanas que se generan en la praxis cotidiana (Follari, 2000). Con base en la complejidad presentada se considera una herramienta útil el análisis crítico del discurso en la línea de enfoque de Van Dijk (1998) a través del mismo, se puede obtener la construcción del significado y sentido que tiene la comunidad sobre el proceso de organización y redes de articulación. Este método ofrece un permanente seguimiento de la acción social que ocurre en el marco de la comprensión, el diálogo y la interacción con la 131
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comunidad. Es justamente en este sentido, que la orientación social se transforma en "crítica". Quienes se mueven en esta senda dice Van Dijk ven el análisis de discurso como una tarea ética y política, así como una responsabilidad académica. Construcción de un sistema de comprensión desde una perspectiva hermenéutica- fenomenológica La construcción del sistema de comprensión se realiza a través de un proceso hermenéutico, donde las unidades de sentido constituidas a partir de los discursos de los sujetos protagónicos, permiten una rearticulación de las unidades de sentido, para el desarrollo de una coherencia lógica de las rupturas epistemológicas, que plantean los acontecimientos y los patrones de relaciones que se dan en el contexto de la comunidad, donde realmente adquieren su significancia, comprendiendo así la praxis colectiva a partir de sus organizaciones, tejido societal y articulación en red. Incorporar las unidades de sentido construidas en colectivo constituye generar propuestas convergentes y nuevos espacios enriquecedores, innovadores y creativos para la reflexión, que permitan construir un nuevo discurso y redefinición a nivel epistemológico, teórico y metodológico. De esta comprensión se es capaz de lograr la construcción de elementos teóricos emergentes necesarios para explicar el fenómeno de la articulación sociocomunitaria. Tanto el enfoque fenomenológico como el hermenéutico, definidos como procesos interpretativos que van del todo a las partes y de las partes al todo, permiten buscar el sentido, concebido y diseñado especialmente para la comprensión y la explicación de las estructuras o sistemas que se dan en los seres humanos o en la organización y dinámica de los discursos o cualquier otra expresión de la vida psíquica (Gadamer, 1999). En este sentido, se valora la importancia del contacto social y de los eventos particulares que tienen una influencia en la determinación de la acción humana. Se considera el significado que los sujetos otorgan a su acción sociopolítica, la cual permite determinar en razón del objeto de estudio, las propiedades que tienen los nuevos conocimientos a partir de la vida cotidiana en su intencionalidad y conciencia política. 132
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La fenomenología como método se manifiesta en la voluntad de explicitar constantemente el sentido oculto y la esencia de los fenómenos, asumirlo como aptitud nos acerca en un intento sistemático, explícito, autocrítico e intersubjetivo que desvela las estructuras significativas del proceso de organización, explorando su dinámica en razón de la relación sujeto/colectivo. La cotidianidad se presenta como lugar en el cual converge la variada gama de actos realizados por los sujetos no sólo en su acción individual sino como actores colectivos (Fonseca, 1984; Rodríguez, Gil y García, 1996:42; Rusque, 2000:27). Con base en la hermenéutica se construye desde las diferencias, no con asiento en un orden fijo, sino generadas por sus transiciones, enlaces y flexiones sin punto ideal de fuga, a partir de lo cual se consideran sus consecuencias desde una reflexión socio-política (Sáez, 2001). En el siguiente gráfico nº 4 se fundamenta a la hermenéuticafenomenológica como paradigma interpretativo para el estudio de la articulación sociocomunitaria. Gráfico Nº 4 Fundamentación del la hermenéutica-fenomenológica
Fuente: Elaboración Ana Ma. Osorio
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Reflexiones finales La construcción colectiva del conocimiento, permite comprender e interpretar el significado de la realidad que estamos viviendo a través de visiones compartidas del mundo. Este proceso cognoscitivo desarrollado por los sujetos históricos, representan complejos sistemas integrales políticos, éticos, ecológicos, culturales y afectivos que permiten la emergencia de un conocimiento creativo, crítico y reflexivo que constituye una nueva lógica social y una nueva forma de relacionarnos y compartir espacios, concebidos en razón de las nuevas prácticas asociativas emergentes de las experiencias, mediaciones y la participación real y virtual de los ciudadanos (Osorio, 2008). En este contexto, las posibilidades de aprehensión y comprensión cognoscitiva de los procesos y fenómenos sociales escapa de los marcos referenciales y de las categorías vigentes, deduciendo la necesidad de generar un conocimiento alternativo capaz de convertirse, a la vez, en un modo de transformar la organización comunitaria para lograr su articulación. La superación de los viejos modelos de articulación de la comunidades requiere seguir en debate permanente y superador; donde se planteen estrategias emergentes que permitan instalar y legitimar prácticas colectivas que incentiven la organización autogestionada y cogestionada para potenciar la articulación en redes de participación que hagan posible la gobernabilidad ciudadana. El valor a la articulación comunitaria se debate ante un paradigma de dominación-sumisión instalado en las lógicas y estructuras cognitivas, lo que conlleva a la necesaria transformación de restituir la condición humana de los ciudadanos y ciudadanas, los cambios no siempre resultan de la autoridad o la decisión política, sino del diálogo, el debate y la interacción social cotidiana. La emergencia de una epistemología que permita redefinir nuevas representaciones a través de la reflexión y los procesos de autoaprendizaje, impulsan construir una visión al interior de las comunidades, orientada en varios sentidos a la vez y basadas en las relaciones y prácticas cotidianas que definen el nuevo tejido social. Este estudio intentó develar el tema de la articulación, a partir de una nueva concepción de investigación que hemos denominado participativa dada 134
Significaciones onto-epistemol贸gicas de la articulaci贸n socio-comunitaria
la complejidad, velocidad y profundidad que los cambios epocales nos imponen. Asumiendo esta postura hemos intentado imprimir formas alternativas de producir conocimientos provocando ocurrentes tensiones paradigm谩ticas que seguiremos tratando de comprender en la cotidianidad de lo comunitario.
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Referencias Bibliográficas Alzuru, P. (1999). Elogio del hombre ordinario. Mérida, Editorial Venezolana. Fonseca, L. (1984). Educación y formación continua. Ediciones de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales. UCV. Follari, R. (2000). Epistemología y sociedad. Acerca del debate contemporáneo. Rosario: Homo Sapiems. Gadamer, H. (1999). Verdad y método. Salamanca: Sígueme. Lima, B. (1998). Exploración teórica de la participación. Santiago de Chile: Hvmanitas Martínez, M. (2002). La nueva ciencia su desafío, lógica y método. México: Trillas. Maturana, H. (1996). La realidad: ¿Objetiva o construida? II. Fundamentos biológicos del conocimiento. Barcelona: Anthropos. Morin, E. (1992). Introducción al pensamiento complejo. Barcelona: Gedisa. Montero, M. (2006). Hacer para transformar. El método en la psicología comunitaria. Barcelona: Paidós. Osorio, A.M. (2008). Aspectos teóricos emergentes de la complejidad en la gestión de las redes sociales. Complexus Complejidaad, Ciencia y Estética. Volumen 4 número 2 Diciembre 2008 Santiago de Chile: Corporación SINTESYS Rodríguez, Gil y García (1996). Metodología de la investigación cualitativa. Granada: Aljibe. Rusque, A. (2001). De la diversidad a la unidad en la investigación cualitativa. Valencia: Vadell Hermanos. Sáez, L. (2001). Movimientos filosóficos actuales. Madrid: Trotta. 136
Significaciones onto-epistemológicas de la articulación socio-comunitaria
Van Dijk, J. (1996). Análisis del discurso ideológico. México: Universidad Autónoma Xochimilco. Villasante, T. (1998). Del desarrollo local a las redes para vivir mejor. Buenos Aires: Editorial Lumen/Hvmanitas.
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Reseñas Bibliográficas
Sánchez Upegui, Alexander Arbey. (2011). Manual de redacción académica e investigativa: cómo escribir, evaluar y publicar artículos. Medellín: Católica del Norte Fundación Universitaria. La obra Manual de redacción académica e investigativa: cómo escribir, evaluar y publicar artículos -como lo expone su autor-, deriva de los resultados del proyecto de investigación Literacidad en la edición de revistas y artículos académicos digitales, adscrito al grupo de investigación Comunicación Digital y Discurso Académico (categoría D - Colciencias), programa de Comunicación Social de la Católica del Norte Fundación Universitaria. Por ello gira alrededor de lo que se denomina alfabetización académica, es decir, todo aquello que se relaciona con: leer, y escribir la ciencia en contextos como: la formación de estudiantes de pregrado, las actividades de escritura que deben realizar quienes adelantan programas de maestría y doctorado, y las actividades de divulgación y comunicación científica de los grupos de investigación; esto es la escritura, edición y publicación de artículos en revistas, libros, capítulos de libros, informes y ponencias (p. 11).
Como soporte teórico a esta investigación, Alexánder Sánchez A. acude a la lingüística textual, en la perspectiva del discurso especializado y la retórica de la ciencia. A partir de allí, define y selecciona las categorías texto, género, discurso especializado, retórica de la ciencia y concepto de evaluación para orientar todo el proceso. Desde el punto de vista metodológico, el autor recurre al diseño cualitativo, “con énfasis en la descripción, explicación e interpretación” (p.23). En tal sentido, recopila los datos mediante la discusión con expertos, la socialización virtual, la consulta a sitios web de revistas y sistemas de indexación, la interacción con editores y la aplicación de una entrevista electrónica. Producto de todo este proceso investigativo, Sánchez, nos ofrece un manual cuyo propósito es fortalecer las competencias en escritura académicoinvestigativa, la evaluación de artículos, la intertextualidad, los usos
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bibliográficos, la edición y la corrección textual en el contexto de la divulgación e indexación de revistas científicas, impresas o digitales. Para alcanzar este propósito, a lo largo del texto, el autor se vale de variadas estrategias: desarrolla aspectos teóricos conceptuales, presenta gráficos de los procesos, sugiere actividades, ilustra con una serie de ejemplos auténticos, diferentes situaciones y problemáticas en el proceso de escritura, evaluación, edición y publicación, al tiempo que también formula preguntas para el análisis y la discusión. Además de presentar la introducción y tratar sobre aspectos generales de orden metodológico, la obra se estructura en siete apartados. En el primero, el autor expone reflexiones sobre la escritura académico investigativa; asimismo, ilustra el proceso de composición textual y brinda algunas recomendaciones de orden estilístico. En el segundo apartado, revisa críticamente convenciones tradicionales del lenguaje académico-investigativo, y nos acercar a la escritura académicoinvestigativa vista desde la lingüística. De este modo, explora conceptos como retórica científica, metáfora y textualidad. El tercer apartado ofrece elementos que llevan a comprender la intertextualidad como una de las características de la escritura académica e identificar los tipos de citación y sus funciones discursivas. Desde una postura crítica con respecto a los criterios de indexación en Colombia, el autor en el cuarto apartado, caracteriza la comunicación científica como macrogénero discursivo; detalla diferentes tipologías textuales académicas-investigativas en revistas y presenta una propuesta de clasificación de géneros académicos e investigativos. En el quinto apartado, se analizan los criterios y el proceso de evaluación de artículos académicos e investigativos, como parte inherente a la publicación en revistas académicas e investigativas. Con base en un enfoque interaccional, formativo y fundamentado en la lingüística textual, el autor propone criterios y ofrece un instrumento para la valoración de artículos, tanto académicos como investigativos.
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Reseñas Bibliográficas
El sexto apartado brinda una valiosa herramienta para la redacción y evaluación de artículos académicos e investigativos. En éste, el autor realiza una caracterización de las diferentes tipologías textuales y géneros incrustrados, sus funciones y estructura. De igual forma, aporta sugerencias, recomendaciones y ejemplos que facilitan su construcción. Finalmente, se presentan las consideraciones generales que incluyen conclusiones y futuras líneas de indagación. Asimismo, en los anexos podemos encontrar el diseño de la propuesta de seminario-taller: escribir, evaluar y publicar artículos académicos e investigativos en el contexto de indexación de revistas. Con este manual, Sánchez nos regala un excelente libro de consulta, tanto para quienes están incursionando en este tipo de escritura, como para quienes laboran en evaluación y en la edición de artículos académicos e investigativos. Por fortuna, el libro es de libre acceso y puede encontrarse en distintos sitios web, MSc.Olady Agudelo
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Reseñas Bibliográficas
Valdez, Julio Cesar. (2010). Andragogía: una lectura prospectiva. Caracas: Fundación Editorial El perro y la rana
Andragogía: una lectura prospectiva, constituye una contribución de quien hoy, —después de una larga trayectoria como participante, facilitador y director del Centro de Experimentación para el Aprendizaje Permanente (CEPAP-UNESR) y como director de investigación en el actual Decanato de Educación Avanzada— desempeña el cargo de Vice-rector Académico de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR). En este libro, Julio Cesar Valdez propone una andragogía emancipadora cuyos principios se integran con los de la educación popular. Esta propuesta nos invita a mirar la andragogía como disciplina enfocada en la formación entre adultos, aún en construcción, pero sobre todo como una estrategia formativa que debe favorecer la acción protagónica de las personas adultas para su liberación y compromiso social. En la introducción, el autor comparte reflexiones derivadas de su vivencia en espacios como CEPAP-UNESR y la Maestría en Andragogía del Instituto Internacional de Andragogía (convenio INSTIA-Universidad Eugenio María Hostos de República Dominicana). Valdez se pregunta además, sobre la validez de hablar hoy en día de andragogía. En su respuesta destaca planteamientos vitales inmersos en la misma, así como otras reflexiones donde es posible reconocer su vigencia, pero también la imperiosa necesidad “de darle una mirada más crítica y prospectiva” (pág. 16). Para cubrir esta necesidad, plantea una serie de interrogantes que va respondiendo a lo largo de seis capítulos: cuando hablamos de andragogía, ¿de qué estamos hablando?, ¿tiene la andragogía una experiencia propia, un campo ontológico particular, o es sólo una extensión de otros campos del saber?, ¿cuál ha de ser el aporte de la andragogía ante los requisitos del desarrollo de la sociedad actual, y desde el diálogo con otras corrientes de pensamiento?, ¿cómo ha de ser un educador desde la andragogía?, ¿cómo es una experiencia andragógica? 143
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En el primer capítulo, cuando hablamos de andragogía, ¿de qué estamos hablando?, el autor hace un recorrido por las condiciones mundiales de las décadas de los 60 y 70 y por el contexto latinoamericano de los años 70 y 80, y da cuenta de los planteamientos andragógicos de Malcolm Knowless, Félix Adam y de otras propuestas de educación de adultos originarias de América Latina, entre éstas, la educación popular. En los planteamientos de Knowless y de Adam, Valdez valora sus aportes y con una mirada crítica, hace notar sus ausencias. Por último, precisa algunos elementos que darán forma a una visión propia de la andragogía. En el segundo capítulo, ¿tiene la andragogía un espacio de saber propio?, el autor discute sobre el status de la andragogía en el campo del saber humano. En diálogo con otros autores, cuestiona la posibilidad de considerarla una ciencia y propone que sea entendida como estrategia formativa y como disciplina centrada en la formación entre personas adultas. Tomando aportes de Knowless, Adam, Ludojoski, Ferrarotti, Bertaux y del enfoque de investigación cualitativa, el autor desarrolla una visión andragógica de lo que es el adulto. De igual modo, una perspectiva del aprendizaje desde la andragogía. En el tercer capítulo, aportes de la andragogía ante los requerimientos de la sociedad actual, Valdez reflexiona sobre los aportes que puede brindar la andragogía al aparato escolar y sobre la necesidad de una educación crítica ante el impacto actual de los cambios mundiales en las sociedades latinoamericanas. En este sentido, el autor esboza una propuesta que integra dimensiones de la andragogía y de la educación popular. En el capítulo cuarto, lineamientos estratégicos de la andragogía, el autor desarrolla cuatro dimensiones estratégicas que surgen de la complementariedad andragogía/educación popular: formación desde y para la vida. Creación de ambientes interpersonales favorables a las experiencias de aprendizaje. Acción protagónica de las personas para su liberación y compromiso social. Construcción de proyectos personales y colectivos. Sin ánimo de edificar un perfil, en el quinto capítulo, cómo debe ser un educador desde la andragogía, el autor traza algunos rasgos que pueden caracterizar al educador andragógico. Como señala Valdez, se trata de características referenciales gruesas, que pueden ser —a su juicio— 144
Reseñas Bibliográficas
“absolutamente cuestionables para orientarnos en la construcción de una propuesta formativa alterna” (pág. 89). Finalmente, para describir cómo es una experiencia andragógica, Valdez en el sexto capítulo toma la experiencia del Centro de Experimentación para el Aprendizaje Permanente (CEPAP-UNESR). De esta experiencia describe los aspectos fundamentales que configuran su estrategia formativa: conformación de grupos andragógicos. Construcción de la autobiografía. Los perfiles de aprendizaje. Los proyectos de acción formación. Los procesos de sistematización. Sin duda, el libro es un valioso aporte al campo de la formación entre adultos. Constituye un texto que puede ser de gran utilidad tanto para los que ya conocen el tema, como para aquellos que deseen explorarlo. De manera novedosa, presenta una integración de dos enfoques que casi siempre se presentan por separado: andragogía/educación popular; de igual forma, proporciona elementos teóricos y herramientas a poner en práctica, que pueden dar un giro a la clásica idea de educación de adultos.
MSc. Olady Agudelo
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Instrucción para autores y árbitros
Los artículos recibidos por el Comité Editorial serán sometidos a arbitraje sólo si reúne los requisitos señalados más adelante. Una vez recibidas las evaluaciones de los árbitros, si hubiera modificaciones, el autor deberá considerarlas si desea que su trabajo sea publicado. El Comité Editorial podrá realizar modificaciones de forma al trabajo, una vez aprobada su publicación. Los originales no se devuelven. Normas para los autores Adjunto al artículo se debe presentar una comunicación donde se identifique la sección a la que éste corresponde y donde se exponga una declaratoria con la que se afirme que el trabajo es inédito y que no ha sido propuesto para su publicación a otro medio de divulgación impreso o electrónico (revista, boletín, editorial, entre otros). El autor(a) o autores(as) debe anexar un resumen curricular que no exceda más de 65 palabras, y que incluya la dirección, teléfonos y correo(s) electrónico(s) donde se le(s) pueda localizar. El autor(a) o autores(as) debe enviar al Comité Editoral de la revista tres (3) versiones impresas del trabajo y a la siguiente dirección: dirección.investigacion.decanato@gmail.com, una versión digital en formato word. Una de las versiones impresas debe incluir los datos del autor o autores, las dos copias restantes serán anónimas. En el caso de las reseñas bibliográficas, éstas no deben exceder de tres (3) páginas. Se recomienda encabezarla con los datos completos de la obra, incluyendo número de páginas, depósito legal e ISBN o ISSN y anexar la imagen de la portada de la publicación reseñada. La fecha de publicación no excederá de un lapso de dos años cuando se trate de idiomas extranjeros y de un año si el documento está en español. Los otros artículos deberán ajustarse al siguiente formato: título del trabajo, nombre del autor/a o autores, datos de afiliación académica, resumen y palabras claves, abstract y key words, desarrollo del cuerpo del texto, bibliografía, de acuerdo a lo siguiente: • La extensión del trabajo puede variar entre 11 a 20 páginas tamaño carta, a espacio sencillo, en letra Arial o Times New Roman, a 12 puntos. 147
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• El encabezamiento del artículo debe incluir un título apropiado (en mayúsculas sostenidas y negrita), acompañado por su traducción al inglés (colocado entre paréntesis), así como también el nombre del autor/a o autores, la dirección electrónica del autor principal, el instituto o universidad al que pertenece(n) y la línea de investigación en la que se inscribe el trabajo. • El artículo estará precedido por un resumen de 10 a 20 líneas (máximo 300 palabras) donde se sintetice el objetivo, el propósito del trabajo, la línea de investigación en la que se inscribe (si procede), la metodología utilizada, el desarrollo, la proposición o tesis novedosa que tiene el autor y/o las conclusiones más relevantes, así como de 3 palabras clave al final del resumen. De lo anterior debe presentarse una versión en inglés (abstract y key words). • El cuerpo del trabajo debe constar de tres partes: introducción, desarrollo o estudio y conclusiones o reflexiones finales. En la redacción del mismo, así como en la elaboración de tablas y gráficos, referencias bibliográficas y otros aspectos afines, es necesario tomar en cuenta lo siguiente: De acuerdo a lo que establecen las normas APA, los títulos deben escribirse en letras mayúsculas tipo normal, resaltados en negritas. Los subtítulos (nivel 1) han de escribirse en letra normal, negrita y con mayúscula en la primera letra de todas las palabras, excepto en los artículos, conjunciones y preposiciones. Los subtítulos de nivel 2, han de escribirse igual que el anterior, con la diferencia del uso de la letra itálica (o del subrayado en su lugar). La construcción de párrafos debe ajustarse a un mínimo de cinco (5) líneas y máximo de 12 líneas. Las citas textuales de menos de 40 palabras, se incorporan en el texto entre comillas, por ejemplo: La identidad propia y las de los demás son fenómenos lingüísticos, basados en reconstrucciones e interpretaciones, lo cual lleva a reconocer que “…los seres humanos se crean a sí mismos en el lenguaje y a través de él” (Echeverría, 1996:35).
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Instrucción para autores y árbitros
Las citas de 40 o más palabras se colocan en bloque, sin sangría, a espacio sencillo, sin comillas y deben separarse del párrafo anterior y del posterior por dos (2) espacios, ejemplo: Como bien lo planteo Khun (1996) en su conocida obra, La Estructura de las Revoluciones Científicas: Los cambios de los paradigmas hacen que los científicos vean el mundo de investigación, que le es propio, de una manera diferente. En la que su único acceso para ese mundo se lleva a cabo a través de lo que ven y hacen, podemos desear decir que, después de una revolución, los científicos responden a un mundo diferente (p. 176)
La ubicación del número de página puede ir al final de la cita o al inicio, depende de la redacción del encabezado. Asimismo, al finalizar la cita, el punto va después del paréntesis. Ejemplo: (Martínez, M., 1993:15). En citas de tres (3) o más autores, la primera vez se deben nombrar todos. Después, sólo el apellido de quien aparezca de primero en el orden de autoría, seguido de cualquiera de estas expresiones: “et al,. “y cols” o “y otros”, seguido del año de la publicación. Todas las citas mencionadas en el artículo deberán aparecer en la lista de referencias bibliográficas. Los cuadros, tablas, figuras y gráficos deben enumerarse en forma consecutiva, con números arábigos. Ejemplo: Cuadro 3 o Tabla 4, Figura 3 o Gráfico 4; se puede remitir a éstos utilizando paréntesis, por ejemplo: (Ver cuadro 2). La identificación de cuadros y tablas (cuadro y número) se coloca en la parte superior, al margen izquierdo, en letras negritas normal. Después se escribe el título en letras itálicas o cursivas iniciando todas las líneas al margen izquierdo. En la parte inferior del cuadro se debe escribir la palabra (Nota.) en itálica seguida de un punto para luego indicar la fuente donde se obtuvo la información, ejemplo: 149
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Nota. Datos tomados de González (1999). La identificación de los gráficos (título y número) se coloca en la parte inferior, al margen izquierdo. El número del gráfico se escribe en letras itálicas o cursivas. Después en letra negrita normal se coloca el título, luego separado por un punto se escribe la referencia de donde se obtuvo la información, todo a espacio sencillo. Ejemplo: Gráfico 1. Representaciones sociales del grupo. Tomado de Pérez, K. y otros (2011) Las notas del autor serán incluidas al final del artículo, antes de las Referencias Bibliográficas, y deberán ser numeradas secuencialmente usando números arábigos (no utilizar pie de página). La lista de referencias bibliográficas se trascribirá con sangría francesa de tres (3) espacios hacia la derecha, por orden alfabético del apellido. Se utilizará la convención de estilo del APA, citando: autor, año (entre paréntesis), título del libro (en cursivas o negritas), lugar de edición y editorial. Cuando el documento citado es una traducción, se debe indicar el traductor y el año de la primera edición. Si se trata de un artículo: autor, año (entre paréntesis), título del artículo (entre comillas), nombre de la publicación (en cursivas), año de la publicación y número de la publicación (entre paréntesis) y páginas. Se incluye al final la dirección electrónica completa del artículo en caso de ser una publicación electrónica. Para ilustrar, a continuación se presentan algunos ejemplos: Material impreso Libro con un solo autor Gurméndez, C. (1984). Teoría de los sentimientos. México: Fondo de Cultura Económica. Libro con un editor Alonso, M. (Ed.), (1995). Cuadernos de Química Ecológica (4). La biodiversidad neotropical y la amenaza de las extinciones. Mérida: Universidad de Los Andes. 150
Instrucción para autores y árbitros
Artículo de un autor en un libro editado Péfaur, J. (1995). Biodiversidad de los vertebrados de los Andes de Venezuela. En M. Alonso (Ed.), Cuadernos de Química Ecológica (4). La biodiversidad neotropical y la amenaza de las extinciones (pp. 1546). Mérida: Universidad de Los Andes. Artículo de revista Pérez de Pérez, A. y Díaz, M. (2006). La prueba de aptitud académica: una visión de la sub-prueba de comprensión lectora. Revista Investigación y Postgrado. Volumen 21(2), pp. 143-176. Tesis académica Parra, P. (2003). Programa de formación para el desarrollo del pensamiento crítico. Trabajo de Grado. Universidad Rafael Belloso Chacín, Maracaibo. Material electrónico World wide web y textos electrónicos González, E. (2003). Educación para la biodiversidad. Agua y desarrollo sustentable. Consultado el día 22 de septiembre de 2005 de la Worl Wide Web: http://www.aguaydesarrollosustentable.com/. Fundación CIMDER (2000). Convivencia democrática en la escuela. Cali, Colombia. [Documento en línea]. Disponible: http://www.cimder.org.co/democracia.html . Consulta: 2003, mayo 15. Artículos De Puelles, M. (1997). Micropolítica en la escuela. Revista Iberoamericana de Educación. [Revista en línea] Disponible: http:/www.campusoei.org/oeivirt/rie15a00.htm [sep-dic,15]. Consulta: 2003, marzo 27.
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Instrucciones para árbitros Al recibir los artículos, el Comité Editorial debe verificar que el tema abordado corresponda a los tópicos de la revista y constatar que tenga la extensión y el formato exigidos. En caso de no cumplir con estos requisitos tendrá que notificar a los autores sobre la situación, indicándoles si deben adaptarlo a las condiciones especificadas o sugerir su envío a otra revista, según el caso. Si el trabajo cumple con las normas ya mencionadas, se notifica a los autores la recepción del manuscrito al tiempo que se envía a dos árbitros anónimos (se utiliza el sistema de doble ciego), para su evaluación. Los árbitros seleccionados revisan en detalle todos los aspectos relativos a la forma y el fondo de los artículos, bajo los criterios contenidos en el instrumento de evaluación de artículos, ensayos y publicaciones científicas. Culminado este proceso, los árbitros devuelven el manuscrito con la correspondiente instrumento de evaluación a los editores. De este arbitraje puede resultar uno de los siguientes dictámenes: i) Aprobado sin cambios: de resultar este dictamen, el artículo se envía directamente a las instancias correspondientes para su publicación. ii) Aprobado con sugerencias: este dictamen resulta cuando en el artículo es necesario hacer correcciones de contenido. Aunque sean pocas, el manuscrito se devuelve a los autores, quienes deberán modificarlo atendiendo a las recomendaciones de los árbitros. Una vez hechas las correcciones los autores deberán remitir los manuscritos modificados a los editores, los que se cerciorarán de que se corresponda con las observaciones recibidas del arbitraje. Si es así, se procede de inmediato a las instancias correspondientes para su publicación. iii) Rechazado: En este caso se notifica inmediatamente al autor o autores sobre el resultado del arbitraje, indicándole(s) expresamente la necesidad de rehacer el manuscrito. Luego de esto, podrán reenviarlo a los editores, en cuyo caso es sometido a un nuevo arbitraje. Al remitir artículos a los árbitros seleccionados se esperará por su dictamen durante un mes, si al término de éste no se obtiene respuesta, será enviado nuevamente al arbitraje con otros especialistas. El arbitraje se basará 152
Instrucción para autores y árbitros
tanto en la forma como en el contenido de los trabajos, en vinculación directa con los siguientes aspectos: • Pertinencia del tema con relación a contextos y tiempo específicos. • Aportes al área de estudio. • Correspondencia con las normas establecidas para los autores. • Claridad en el planteamiento y objetivo central. • Fundamentación de los supuestos. • Nivel de elaboración teórica y metodología. • Apoyo empírico, bibliográfico y/o fuentes primarias. • Correspondencia entre el problema y el método de investigación. • Relevancia y sustentación de la tesis propuesta y/o conclusiones. • Aspectos relevantes en el corpus del trabajo, en caso contrario precisión de las ambigüedades, puntos repetidos y otros. • Consistencia del discurso, manejo del lenguaje, precisión, claridad, concisión de los términos utilizados. Uso apropiado del lenguaje. • Ubicación de errores gramaticales (sintaxis u ortografía).
Favor dirigir la correspondencia a: Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez Decanato de Educación Avanzada, Quinta Portofino, calle 2 con 2da. Transversal, Campo Alegre, Chacao. Caracas. Teléfonos: 265.3023 - 266.6155 - 267.6786 - fax: 267.4033 Correo electrónico: dirección.investigacion.decanato@gmail.com
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Revista Educaci贸n y Ciencias Humanas La presente publicaci贸n se termin贸 de editar en la Unidad de Publicaciones del Decanato de Educaci贸n Avanzada de la UNESR
Caracas, en el mes de diciembre de 2011.