Noticias de Belgrano | Laura Ávila

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1770 Nació en su casa de la calle de Santo Domingo

Otro hijo varón para los Belgrano Con un futuro dibujado por las mieles de la abundancia, el nuevo vástago será parte de esta acaudalada familia.

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uestro próspero vecino, el comerciante don Domingo Belgrano y Pérez, tuvo su cuarto hijo esta ciudad de Santa María de en varón los Buenos Aires. Su mujer, doña Josefa González, lo parió ayer tarde, que era 3 de junio, y le dieron óleo y crisma hoy, 4 de junio de 1770, en la santa Iglesia Catedral. El niño fue anotado con el nombre de Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús.

Lo bautizó el canónigo doctor don Juan Baltasar Maciel, y su padrino fue don Julián Gregorio de Espinosa. Su padre pagará una misa en agradecimiento a la Virgen del Rosario, de la que es muy devoto. Don Belgrano Pérez tiene también hijas mujeres, pero con su don de gentes y su habilidad para los negocios, confía en casarlas pronto, ni bien alcancen la edad núbil.

1776 Buenas nuevas

Nuestro amado rey Carlos nos distingue con un virreinato Estará separado del Perú y tendrá su propia Audiencia.

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o que se venía pidiendo a gritos es hoy una realidad. ¡Buenos Aires es capital de un flamante virreinato! Su nombre será del Río de la Plata, en homenaje a las argentadas aguas de nuestro mar dulce. Este importante cambio en la jurisdicción de las tierras reales permitirá

asentar las bases de un comercio más sólido con la metrópoli, terminará con el contrabando y los avances de Portugal y nos dará, Dios mediante, nuestro propio tribunal de justicia. Hasta este momento, todos los pleitos importantes terminaban con un viaje de dos meses en

mula hasta la Audiencia de Charcas. Con esta resolución de nuestra graciosa majestad, todo será más corto y menos estorboso, y en caso de invasiones extranjeras tendremos nuestro propio ejército Fijo. Dios guarde a su majestad Carlos III muchos años.

1778 Oraciones para espantar a las ratas

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l virrey Vértiz dispuso días de vigilia y procesión, con oraciones dirigidas a San Martín y San Sabino, para que se termine el flagelo diabólico de las ratas y las hormigas. Habrá iluminaciones en el atrio de la Iglesia de San Ignacio y esterillas dispuestas para las señoras que quieran rezar las letanías. Nuestro virrey no recibe el mote de ilumina-

do solamente por las velas. Con espíritu de progreso y fe en las artes médicas, también dispuso la creación de un protomedicato, para formar doctores que se avengan a tratar a los enfermos de peste, viruela y tercianas. El Real Protomedicato estará a cargo de don Miguel O’Gorman, médico irlandés que conoce los misterios de la salud y de la higiene.


Piadosa labor de los hermanos de la caridad

Limosnas de puerta en puerta

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l capellán don José González Islas hizo su famosa recorrida por las calles de la ciudad, recolectando limosnas para mantener el colegio de niñas huérfanas. Verlo tocar las puertas de las casas, vestido con su hábito mendicante, produjo mucha ternura e inclinaciones piadosas. Los niños del barrio de Santo Domingo lo acompañaron con sus misales de rezar. Se destacó el inocente Manuel Belgrano, sobrino nieto del capellán, que donó los adornos de oro de su chaleco para que las niñas huérfanas tuvieran dote. El colegio de huérfanas ofrece una correcta educación a las niñas que no tienen parientes. También acepta a jóvenes de noble cuna, sedientas de instrucción y sabiduría. La única condición para ingresar es tener limpieza de sangre, para que no se confundan las niñas con las esclavas.

La misma cláusula observa la Escuela de Dios, de los dominicos, en donde se educan los varones en sus primeras letras. Allí concurren los hijos de los Belgrano, los Castelli, los Cornet, los Peña. Aprenden a sumar, a restar, el silabario, el catecismo, y las primeras nociones de las artes y la filosofía. Algunos jóvenes estudian en sus casas, asistidos por un maestro particular, o por sus propias madres, si estas son instruidas.

Carta de lectores Doña Jacinta Josefa Paniagua se confiesa Recurro a vosotros, lectores, para que os pongáis de mi lado en este pleito que mantengo con el Colegio de huérfanas. Yo me eduqué aquí, y aquí vivo desde mis 10 años. Ahora tengo 51 y quiero abandonarlo, en búsqueda de sosiego y tranquilidad para mi vejez. Sigo enseñando todavía. Ni la siesta puedo tomar sin que se me consulte o se me haga a acompañar a las nuevas huérfanas. Además, en mis ratos libres soy costurera, secretaria y debo llevar las cuentas de los hermanos de la caridad. Estoy harta de esta situación de trabajo forzado, que no cambia desde mi niñez, en donde además de los padecimientos que pasé (hambre, falta de vestido, azotes y desprecios de las ricas que venían a compartir pupitre), se sumó la falta de dote y la imposibilidad de salir de aquí para ejercer mi oficio de maestra de manera particular. ¡Quiero dejar este colegio, que más que un cobijo es una cárcel! Jacinta Paniagua


1780 En el virreinato del Perú

Terrible rebelión del Inca Tupac Amaru Las tropas del sedicioso Condorcanqui asolan el Cuzco Este 4 de noviembre, el gobernador de Tungasuca, José Gabriel Condorcanqui, se rebeló contra la corona española. Este impío personaje, que dice tener sangre de los reyes incas, tomó el nombre de Tupac Amaru y se proclamó emperador del Perú. Lo siguen masas indígenas enardecidas, que se han puesto de su lado porque este abolió las mitas y las encomiendas. Condorcanqui, hasta el momento respetable comerciante y dueño de extensas tierras, comenzó que-

jándose de la suba de impuestos y de la interrupción de su comercio de mulas por parte de los arrieros del nuevo virreinato. Él mediaba entre los indios y los españoles, ya que es un curaca, pero los ánimos se fueron caldeando y él los alentó a rebelarse. Su mujer, la infame Micaela Bastidas, lo azuza para armar un ejército de indios, mestizos y pardos y lanzarse contra el Cuzco. El terror y la anarquía corren libremente por el Perú.

18 de Marzo de 1781 Edicto de la coronación de Tupac Amaru

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os Reyes de Castilla me han tenido usurpada la corona y dominio de mis gentes cerca de tres siglos, pensionándose los vasallos con insoportables gabelas, tributos, sisas, lanzas, aduanas, alcabalas, estancos, catastros, diezmos y quintos, virreyes, audiencias, corregidores y demás ministros, todos iguales en la tiranía, vendiendo la Justicia en almoneda con los escribanos de esa fe a quien más puja a quien más da, entrando en esto los empleos eclesiásticos y seculares sin temor de Dios, estropeando como a bestias a los naturales de este reino, quitando las vidas solo a aquellos que no supieron robar; todo digno del más severo reparo.

Por eso, y porque los justos clamores con generalidad han llegado al cielo: En el nombre de Dios Todopoderoso ordenamos y mandamos que a ninguna de las personas dichas se pague; ni se obedezca en cosa alguna a los ministros europeos intrusos. Y para el más pronto remedio de todo lo expresado, mandamos se reitere y publique la jura hecha de mi Real Coronación en todas las ciudades, villas, lugares de mis dominios (…) Hecho en Tungusaca, a 18 de marzo de 1781. José Gabriel Tupa Amaro Inca. Rey del Perú.”


1783 Sanean el edificio del Colegio La caja de Temporalidades permitió reabrir la casa de estudios con los claustros renovados.

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a polilla y el jején comiéndose los libros, las paredes descascaradas por la humedad, el patio invadido por los yuyos, el agua del aljibe estancada. En ese triste estado se encontraban las instalaciones del Real Colegio de San Carlos hasta noviembre pasado. Por diligencias del virrey ante las quejas de los colegiales y las de sus padres, este año las paredes fueron reparadas con cal. Las hormigas y las polillas fueron atacadas con plegarias y venenos y el aljibe, limpio por los esclavos.

Así, los estudiantes podrán iniciar sus lecciones en un ambiente más amable, que hasta incluye cambios en el menú de los internos. “El rector nos daba pura sopa de col y agua, sin un poquito de carne. Para desayunar había pan mohoso y pasas de uva, una porquería”, se quejó el alumno Ignacio García. El rector se hizo cargo de la queja. Aseguró que este año se le agregará carne al cocido y la fruta será del día. Muchos hijos de los principales vecinos iniciarán en el Real Colegio sus estudios de gramática latina, filosofía y teología. Uno de ellos es el joven Manuel Belgrano, promesa de su familia y alumno aventajado.

Recortes de una gaceta española

1789

1793

¡Revolución en la Francia!

Valladolid

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Joven estudiante recibe un permiso especial para leer.

n el vecino país, el bajo pueblo incendió los puestos de la guardia de París y quemó la Bastilla, la cárcel de prisioneros del rey, exigiendo trigo y pan.

El rey mandó a reprimir a la turba, que también pegó fuego al convento de Saint-Lazare y redujo a sus celadores. La anarquía reina en las calles y hace temer que su ejemplo se extienda por las demás ciudades.

Dispensa papal

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l diablo puede hacerse presente de las maneras más insólitas. Una es a través de los libros. Detrás de inocentes cubiertas se esconden, a veces, terribles extravíos de la mente y el corazón.

A pesar de estos consejos, un joven –indiano- llamado Manuel Belgrano, alumno del último año de leyes, logró una dispensa del Papa para aturdirse con semejante literatura.

Es por ellos que los alumnos de la Universidad tienen prohibida la lectura de pícaros franceses como Voltaire, Montesquieu, Quesney y otros que, con pretendidos aires científicos, no hacen otra cosa que negar a Dios y a la religión.

Esperamos que le sea de provecho y que con esas ideas no altere la sumisa naturaleza de sus amigos americanos, ya que este joven, hijo de un comerciante acaudalado y poseedor de excelentes relaciones, será el Secretario de un Consulado en la lejana Buenos Aires.


1798 Propuestas del Consulado El Real Consulado, además de fomentar el comercio de estas colonias, intenta desarrollar la educación y la agricultura. Manuel Belgrano, el Secretario del Consulado, le escribió a la corte española para apurar la edificación de un puerto en Buenos Aires. Los fondos que mande el rey también serán destinados a fomentar la plantación de cáñamo y lino con vistas a crear una industria de hilados, a premiar a aquellos que introduzcan nuevos cultivos y a quienes combatan a los perros cimarrones. El Secretario sueña con la instalación de una escuela de agricultura, otra de diseño, una escuela de matemática y comercio y escuelas gratuitas para niñas “donde se les enseñará la doctrina cristiana, a leer, escribir, coser, bordar, y principalmente inspirarles el amor al trabajo para separarlas de la ociosidad, tan perjudicial o más en las mujeres que en los hombres”.

Carta de un honrado comerciante

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l alucinado Manuel Belgrano pretende que nuestras mujeres estén a la altura de los hombres. Semejantes ideas que alteran la naturaleza de las cosas deberían hacernos reflexionar en la utilidad de este inicuo Consulado. Mis hijas, mi mujer y hasta mis negras ahora me reclaman libros y papel para escribir. ¿Qué seguirá después? ¿Que sentemos a los esclavos en los pupitres, al lado de nuestros hijos?

irano! T ¡ las mujeres!

¡Que vivamos


1806 ¡Buenos Aires invadida! Al escribir la presente, los muy herejes estaban declarando libertad de culto. Los soldados de SMB desembarcaron en la costa de los Quilmes y entraron desfilando a la ciudad. Solo algunos soldados del Fijo, mal organizados y peor armados, trataron de hacerles frente en el Riachuelo: quemaron el puente, pero los ingleses aprovecharon unos botes que había amarrados a la orilla y cruzaron igual. Después de unos disparos perdidos, los nuestros huyeron en desorden. A esta humillación se unió la de la fuga del virrey Sobremonte, que dejó desguarnecido el Fuerte. Los ingleses lo tomaron, bajaron nuestra bandera e izaron la de ellos.

¡Fuera Sobremonte! La victoria sobre el inglés encendió el ánimo de los vecinos. Indignados ante la actitud de Sobremonte, decidieron pasar sobre su autoridad y convocar un cabildo extraordinario, que sucedió este 14 de julio de 1806. La reunión contó con 96 participantes que expusieron su alerta ante una posible reintentona inglesa y la necesidad de armar milicias urbanas efectivas.

Algunos abogados jóvenes expresaron la necesidad de asegurar la defensa de la ciudad y propusieron la destitución del virrey como jefe militar. “¡Que sea Liniers, nuestro campeón! ¡Que sea él el virrey!” Vociferaron en la sala capitular.


1810 Cabildo abierto El virrey Cisneros admitió que la España está a punto de caer en manos del dominio francés. Las acciones a seguir. Los vecinos principales de nuestra amada ciudad de Buenos Aires, invicta del inglés y la tiranía, se han reunido para resolver qué hacer ante la pérdida de la España. El Cabildo contó con importantes oradores, como don Juan José Castelli, abogado de Chuquisaca, quien explicó a los presentes que los poderes soberanos, una vez destituido el rey, deben volver al pueblo. Su voz fue aplaudida por don Manuel

Belgrano, ex secretario del Consulado, don Mariano Moreno, joven doctor relator del Cabildo, y por don Cornelio Saavedra, comandante de los patricios. Al término de la reunión, que era seguida por el bajo pueblo y algunas milicias en la Plaza de la Victoria, concluyó con la idea de establecer una Junta provisoria mientras se resolviera el problema español, separando al virrey Cisneros de todas las decisiones políticas y económicas.

¡Que viva la

libertad!


1810 Se expande la revolución de las ideas

La Junta envía tropas a las Provincias El secretario de Gobierno y Guerra, don Mariano Moreno, dispuso el envío de fuerzas auxiliadoras a los principales pueblos del virreinato, a fin de dejarlos decidir libremente los diputados que deberán enviar a esta capital, para la instalación de un Congreso que dictamine la forma futura de nuestro buen gobierno. Don Manuel Belgrano, vocal de la Jun-

ta, será el enviado al Paraguay, con una fuerza aproximada de 300 hombres. En el mismo orden de cosas, Moreno dispuso la disolución de la Audiencia y la detención de sus cabildantes, porque los sorprendió jurando en secreto al Consejo de Regencia, es decir, desafiando a la Junta de Buenos Aires y sus sagrados principios de libertad.

Carta de Belgrano a Moreno Bajada del Paraná, 27 de octubre de 1810. Mi querido amigo: Sabio golpe ha sido el dado contra el Cabildo, debió, sin duda, llegar el tiempo de ejecutarlo: valor, y adelante, que todos respetan los mandatos del Gobierno, y los que no, tiemblan, y su espíritu desfallece al ver la energía y el poder de la justicia. Con semejante providencia se aumentan, ciertamente, mis fuerzas, pero la sombra de Junta que traigo conmigo hace prodigios: la Junta será la vencedora, no yo; su nombre sólo con el aspecto de nuestros bravos atrae a los afectos, y aterra a los malvados (…). Descuide usted que la recomendación irá con toda regla; pídame usted lo que quiera, que estoy pronto para todo; mis ideas se conforman con las de usted y nada me anima más que el bien de la Patria, cuya inclinación conozco en usted auxiliada de las luces que yo quisiera tener (…)

Don Mariano Moreno falleció en altamar el 4 de marzo de 1811…


1811 Resoluciones de la Junta Grande Luego de la renuncia del doctor Moreno, el gobierno de Buenos Aires se muestra más moderado. A la Junta original se incorporaron los diputados del interior. Esto no quiere decir que su autoridad tenga menos nervio. Se revisarán los impracticables principios de igualdad y la exagerada libertad con que se leían libros prohibidos en los púlpitos de las Iglesias. Se sacarán de circulación los decretos que arrojaban de sus empleos a honrados españoles que no interferían con el cambio de sistema. Se dejará de leer El contrato social en las escuelas. El regimiento de la Estrella será desarmado y no se permitirán reuniones en pulperías ni en el Café de Marcos. La felicidad general no debe basarse en el relajamiento de las costumbres ni en una grosera democracia.

Patricios pardos y morenos Desde que en febrero de este año las compañías de pardos y morenos pasaron a llamarse de Patricios, hay una puja entre sus soldados por ser nombrados oficiales de tales tropas. Pero hasta el momento se han desempeñado en puestos de jerarquía solo vecinos con honor y limpieza de sangre.

El general Antonio Balcarce recomienda a los negros por su valentía y su coraje, pero falta mucho tiempo para que alguno de esos bravos se calce las charreteras. Los oficiales blancos temen que se produzca una revolución negra como en Santo Domingo.

Cambios en el gobierno La revolución y su sostén a través de tropas militares produjeron demasiada mudanza en la economía de los comerciantes. La crudeza jacobina de los primeros tiempos dio lugar a una Junta grande que, si bien era más moderada, nunca lograba ponerse de acuerdo. Es por eso que el Cabildo decidió establecer un nuevo gobierno de tres, un Triunvirato, acompañado por una Junta conservadora de la soberanía de Fernando Séptimo. Este Triunvirato, cuyo secretario es Don Bernardino Rivadavia, resolvió defender el puerto de Buenos Aires de los ataques de los españoles. Para eso nombró a don Manuel Belgrano como nuevo comandante de patricios y lo destinó al pueblo de Rosario, para armar una defensa de los ataques navales enemigos que provienen de Montevideo.


1812

La bandera

Cartas de Belgrano al Triunvirato

Rosario, 26 de febrero de 1812 Excelentísimo Gobierno de las Provincias del Río de la Plata. Excelentísimo señor: Con la actividad, celo, eficacia, y conocimientos del Teniente Coronel Don Ángel Monasterio, caminan los principales trabajos de las baterías a su conclusión; ya esta tarde se ha pasado un cañón a la Batería de la Independencia, es la de la Isla, y pienso poder decir mañana a V.E. que quedan los tres colocados, con su dotación, municiones, y guarnición. (…) Las Banderas de nuestros enemigos son las que hasta ahora hemos usado, pero ya que V.E. ha determinado la Escarapela Nacional con que nos distinguimos de ellos, y de todas las Naciones, me atrevo a decir a V.E., que también se distinguieran aquellas, y que en estas Baterías, no se viese tremolar sino las que V.E. designe. Abajo, Señor Excelentísimo, esas señales exteriores que para nada nos han servido, y con que parece que aún no hemos roto las cadenas de la esclavitud. Dios guarde a V.E. muchos años. M. Belgrano

Rosario, 27 de febrero de 1812. Excelentísimo señor: En este momento que son las seis y media de la tarde se ha hecho salva en la Batería de la Independencia y queda con la dotación competente para los tres cañones que se han colocado, las municiones y la guarnición. He dispuesto para entusiasmar las tropas, y estos habitantes, que se formen todas aquéllas, y hablé en los términos de la copia que acompaño. Siendo preciso enarbolar bandera y no teniéndola, la mandé hacer blanca y celeste conforme a los colores de la escarapela nacional, espero que sea de la aprobación de V. E.

Manuel Belgrano

Respuesta del Triunvirato

Nota de Rivadavia a Belgrano

Bueno s Aires, 3 de marzo de 1812 Haga pasar por un rasgo de entusiasmo el suceso de la bandera blanca y celeste enarbo lada, ocultándola disimuladamente y subrogándola con la que se le envía, que es la que hasta ahora se usa en esta fortale za.


Nueva conducción

1812

Belgrano pasa al Ejército del Norte Después de tres años de contrastes, se espera un cambio de rumbo que defina el destino de las Provincias Unidas. La frontera Norte es nuestro gran desafío a la hora de sostener la incipiente libertad de estas tierras. El ejército cambió de manos demasiadas veces. Jacobinos como Castelli arruinaron la religión y las rutas del comercio. Es hora de poner un hombre de probadas capacidades diplomáticas y valentía en el campo de batalla. Don Manuel Belgrano es ese hombre. El Triunvirato dotará al Ejército del Norte con un comandante probo, al que acompañará con pertrechos, mulas, armas y nuevas levas, sin descuidar por supuesto la defensa del puerto, que es la verdadera fuente de recursos del país.

¡Castelli fue el mejor de los patriotas!

Paños rebajados para el ejército Un comerciante le hizo una oferta patriótica a Belgrano para vestir a las tropas. Mucho se comenta el ruinoso estado de los uniformes del Ejército del Norte. Algunos comparan a los soldados con pordioseros, por los agujeros en las chaquetas y en las rodillas de los pantalones. Supliendo los oídos sordos de Buenos Aires, a cuyo gobierno Don Manuel Belgrano se cansó de pedir recursos, el comerciante Don José Celedonio Balbín resolvió rebajar el paño a un precio ridículo, para que se pudiera comprar y vestir a las tropas. “Tengo lo mejor en efectos de Europa y del país, bayeta, cueros, todo lo que el ejército necesite”, se jacta Balbín, orgulloso de su comercio. Las malas lenguas dicen que con esta donación se asegura la venta eterna de sus productos, pues esta guerra va para largo.

José Celedonio Balbín nos describe al general Belgrano es de regular estatura, pelo rubio, cara y nariz fina, color muy blanco, algo rosado, sin barba, tiene una fístula bajo un ojo que no lo desfigura porque es casi imperceptible. Su cara es más bien de alemán que de porteño. Se presenta aseado, con una levita de paño azul. No se le puede acompañar por la calle porque su andar es casi corriendo, no duerme más de tres o cuatro horas, montando a caballo a medianoche, que sale de ronda a observar el ejército. No tiene un momento de reposo. Nunca busca su comodidad, con el mismo placer se acuesta en el suelo o sobre un banco, que en una mullida cama.


1812 29 de julio de 1812

Bando de Manuel Belgrano a los pobladores de Jujuy “Desde que puse el pie en vuestro suelo para hacerme cargo de vuestra defensa, en que se halla interesado el Excelentísimo Gobierno de las Provincias Unidas de la República del Río de la Plata, os he hablado con verdad. Siguiendo con ella os manifiesto que las armas de Abascal al mando de Goyeneche se acercan a Suipacha; y lo peor es que son llamados por los desnaturalizados que viven entre vosotros y que no pierden arbitrios para que nuestros sagrados derechos de libertad, propiedad y seguridad sean ultrajados y volváis a la esclavitud. Llegó pues la época en que manifestéis vuestro heroísmo y de que vengáis a reuniros al Ejército de mi mando, si como aseguráis queréis ser libres, trayéndonos las armas de chispa, blancas y municiones que tengáis o podáis adquirir, y dando parte a la Justicia de los que las tuvieren y permanecieren indiferentes a vista del riesgo que os amenaza de perder no solo vuestros derechos, sino las propiedades que tenéis. Hacendados: apresuraos a sacar vuestros ganados vacunos, caballares, mulares y lanares que haya en vuestras Estancias, y al mismo tiempo vuestros charquis hacia el Tucumán, sin darme lugar a que tome providencias que os sean dolorosas, declarándolos además si no lo hicieseis por traidores a la patria. Labradores: asegurad vuestras cosechas extrayéndolas para dicho punto, en la inteligencia de que no haciéndolo incurriréis en igual desgracia que aquellos. Comerciantes: no perdáis un momento en enfardelar vuestros efectos y remitirnos e igualmente cuantos hubiere en vuestro poder de ajena pertenencia, pues no ejecutándolo sufriréis las

penas que aquellos, y además serán quemados los efectos que se hallaren, sean en poder de quien fuere, y a quien pertenezcan. Entended todos, que al que se encontrare fuera de las guardias avanzadas del ejército en todos los puntos en que las hay, o que intente pasar sin mi pasaporte será pasado por las armas inmediatamente, sin forma alguna de proceso. Que igual pena sufrirá aquel que por sus conversaciones o por hechos atentase contra la causa sagrada de la Patria, sea de la clase, estado o condición que fuese. (…) Que serán tenidos por traidores a la patria todos los que a mi primera orden no estuvieren prontos a marchar y no lo efectúen con la mayor escrupulosidad, sean de la clase y condición que fuesen. No espero que haya uno solo que me dé lugar para poner en ejecución las referidas penas, pues los verdaderos hijos de la patria me prometo que se empeñarán en ayudarme, como amantes de tan digna madre, y los desnaturalizados obedecerán ciegamente y ocultarán sus inicuas intensiones. Más, si así no fuese, sabed que se acabaron las consideraciones de cualquier especie que sean, y que nada será bastante para que deje cumplir cuanto dejo dispuesto”.


1812 En la frontera con el Perú

¡Éxodo! Como un profeta de proporciones bíblicas, el comandante del Ejército del Norte bajó a Tucumán, conduciendo junto a él un pueblo entero. Don Manuel Belgrano replegó sus tropas hasta la provincia de Tucumán, ante el avance de las fuerzas realistas de Pío Tristán. La orden del Triunvirato fue retroceder hasta Córdoba, pero Belgrano no obedeció. Tampoco dejó solo al pueblo jujeño: les prometió orden y refugio y los obligó a pelar el terreno para que los españoles, a su llegada, solo encuentren desolación.

Con esta decisión política, Belgrano logró ganar tiempo para reorganizar el Ejército del Norte, que ahora se prepara cerca de Trancas para librar una batalla contra Tristán. El pueblo acompañó la decisión de su general, que reavivó las ansias de libertad que vienen sobrevolando estas tierras desde la rebelión de Tupac Amaru.

En la frontera con el Perú

La batalla de las langostas El testimonio de un soldado voluntario de Belgrano Nosotros estábamos de reserva, como en un flanco del campo, esperando. Y vimos que de los costados empezó a humear el cañón de infantería nuestro. Los cuatro cañoncitos le tiraron sin asco a los cuadros de Tristán y se trenzaron nomás, realistas contra patriotas. Y había mucha confusión, porque ellos eran como tres mil y nosotros, incluso con nuestra tropa voluntaria, armada con tacuara y cuchillo, no llegábamos a los mil seiscientos hombres. Y así empezaron ellos a diezmarnos la tropa de línea, que peleaban todos ordenados, y yo vi al gene-

ral Belgrano que retrocedió hasta el flanco y nos dijo ¡vayan!, y me vino como una sangre a la cabeza, y grité y salí picaneando al bayo con mis compañeros. Les caímos a los godos como peste, los boleamos como a chulengos, los pasamos a degüello porque nos querían quitar Tucumán para que fuera de ellos. Y yo soy tucumano y estoy con la revolución del general Belgrano, y por él entro al infierno peleando, porque él nos hizo ver que estas tierras son de nosotros. Y les hicimos retroceder fuera del campo de las carreras, y le cortamos la comunicación con el resto de

su avanzada, que se quería ir a la ciudad a sitiar. Y ahí se calentó el pico Tristán, que estábamos casi encima de su campamento, y empezó a llamarnos de bárbaros y de alzados. Y entonces vino una manga de langostas que nubló todo y que terminó de asustar a los realistas, que se fueron a los manotazos. ¡Era de lindo verlos correr! Y se dejaron el parque, el coche de Tristán, las carpas, hasta los calzones. Y todo eso nos los quedamos los tucumanos, que ganamos la batalla para nosotros y para las Provincias Unidas.


Inteligencia y coraje

1813

Las tropas de Belgrano triunfan en Salta El general menos pensado logró su segunda batalla ganada y puso en jaque las órdenes de Buenos Aires Todos pensaban que Belgrano iba a entregar el Norte por su falta de habilidad militar. Pero el general logró un espléndido triunfo: rindió al avezado ejército de Pío Tristán en la plaza de Salta, luego de un sitio que le costó numerosas bajas a los realistas. Con esta victoria se abre un panorama más optimista para nuestra revolución, y una necesidad de replantearse las cosas desde el

Triunvirato. El Norte también es nuestro país, fue el claro mensaje político que don Manuel Belgrano les envió. En un gesto de reconocimiento, el gobierno porteño le designó un premio de 40 mil pesos por su valor en las batallas. Belgrano los aceptó con la única condición de que fueran utilizados para crear escuelas en el territorio donde sucedieron las batallas.

Vilcapugio y Ayohuma

Remedios para nuestras pérdidas Entre tanta desolación ocurrida en nuestro Ejército, tras las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma, se destaca la labor de una intrépida mujer. La madre de la patria. Así la llaman los soldados voluntarios del ejército del Norte. Parece una negra del montón, pero es mucho más que una cuartelera: Remedios del Valle es una guerrera, capaz de tomar el fusil y desafiar el poderío de los realistas. Se unió al ejército de la mano de su esposo y de sus hijos. Ellos, pardos y valientes, perecieron en los combates por la Independencia. Remedios sobrevivió y siguió a las tropas: ayudó a Belgrano a

lograr las victorias de Salta y Tucumán. En Ayohuma se prestó a atender a los soldados heridos, sin temor de cruzar el campo de batalla entre las balas enemigas. Alivió y arengó a los guerreros nuestros, y supo formar parte de la tropa como si se tratara de un hombre más. El general Belgrano la nombró capitana, en uno de sus últimos gestos antes de dejar el ejército, reemplazado por el general San Martín.


Carta de Belgrano a San Martín Jujuy, 25 de diciembre de 1813. Mi querido amigo y compañero:

Crea V. que he tenido una verdadera satisfacción con la suya del 6 de éste, que ayer recibí, y que mi corazón toma un nuevo aliento cada instante que pienso que V. se me acerca, porque estoy firmemente persuadido de que con V., se salvará la Patria y podrá el Ejército tomar un diferente aspecto; soy solo, esto es hablar con claridad y confianza; no tengo, ni he tenido quien me ayude y he andado los países en que he hecho la guerra, como un descubridor, pero no acompañado de hombres que tengan iguales sentimientos a los míos, de sacrificarse antes que sucumbir a la tiranía; se agrega a esto la falta de conocimientos y pericia militar, como V. lo verá, y una soberbia consiguiente a su ignorancia, con la que todavía nos han causado mayores males que con la misma cobardía; entré a esta empresa con los ojos cerrados y pereceré en ella antes que volver la espalda, sin embargo de que hay que huir a los extraños y a los propios, porque la América, aún no estaba en disposición de recibir dos grandes bienes, la libertad e independencia; en fin, mi amigo, espero en V. un compañero que me ilustre, que me ayude y quien conozca en mí la sencillez de mi trato y la pureza de mis intenciones, que Dios sabe no se dirigen ni se han dirigido más que al bien general de la Patria y sacar a nuestros paisanos de la esclavitud en que vivían. (…) En fin, mi amigo, hablaría más con V. si el tiempo me lo permitiera; empéñese V. en volar, si le es posible, con el auxilio, y en venir a ser no sólo amigo, sino maestro mío, mi compañero, y mi jefe si quiere: persuádase V. que le hablo con mi corazón, como lo comprobará con la experiencia constante que haga de la voluntad con que se dice suyo

M. Belgrano

1816

a a Tucumán El general Belgrano regres ¿Participará del Congreso?

amado general Después de su paso por Europa, nuestro del ejército. e vuelve a la provincia para ponerse al frent vecinos printros nues de o Se alojará en la casa de algun baúl de viaje su en Trae . ando esper están cipales, que ya lo Provincias las fórmulas innovadoras para los destinos de avisan nos nos cerca más Unidas, pero sus colaboradores los con to secre en irse reun es ipal que su intención princ encia sin pend Inde la ren decla que rles exigi y es congresal más dilaciones. Seguiremos informando.

Fragmento del acta de una sesión secreta del 6 de julio en el Congreso Palabras del general Belgrano: Conforme a estos principios, en mi concepto, la forma de gobierno más conveniente para estas provincias sería la de una monarquía temperada, llamando a la dinastía de los Incas, por la justicia que en sí envuelve la restitución de esta casa, tan inicuamente despojada del trono; a cuya sola noticia estallará un entusiasmo general de los habitantes del Interior.


1819 Regreso a Buenos Aires Carta de los lectores Soy moza tucumana, cuartelera del Ejército del Norte. Yo aprendí a leer y a escribir porque el general Belgrano abrió una escuela para nosotras. Les escribo para protestar contra la mala manera con que se lo detuvo en su casa de la ciudadela, y porque le quisieron poner grillos y encarcelarlo como si fuera un ladrón. Él es un héroe, jugó toda su fortuna y su corazón para hacer la revolución. Nos dio cobijo y bandera y se preocupó por su pueblo. Le ofrezco mi propia casa, general, mi agua y mi comida. Por usted soy mejor persona y entiendo de las cosas de este mundo. F.B.

1820 Nota de Belgrano a Balbín Amigo Balbín, me hallo muy malo, duraré pocos días, espero la muerte sin temor, pero llevo un gran sentimiento al sepulcro: muero tan pobre, que no tengo cómo pagarle el dinero que usted me tiene prestado, pero no lo perderá. El gobierno me debe algunos miles de pesos de mis sueldos; luego que el país se tranquilice lo pagarán a mi albacea, el que queda encargado de satisfacer a usted con el primer dinero que reciba...

Poema del padre Castaneda en El Despertador Teofilantrópico

Triste funeral, pobre y sombrío, que se hizo en una iglesia junto al río en esta capital al ciudadano brigadier General Manuel Belgrano.


Contenido: Laura Ávila Edición: Natalia Méndez Diseño: Sebastián Cohenes Av. Callao 224, 2º piso (C1022AAP) Buenos Aires, Argentina | Tel/fax: (5411) 4373 1233 info@edelvives.com.ar | www.edelvives.com.ar |

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