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EDELVIVES
A L A
D E LTA
L谩grimas de cocodrilo Pep Molist Ilustraciones
Emilio Urberuaga Traducci贸n
Pere Pla
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Los cocodrilos no olvidarán nunca la tarde en que Cocolicot se puso a llorar a lágrima viva. Sucedió el día en que nació la Laguna Dulce y la tierra en la que viven los cocodrilos pasó a denominarse el Valle de las Lágrimas. Hasta entonces, su padre siempre le decía a Cocolicot: —¡Los cocodrilos no lloran! Y su madre añadía: —¡Los cocodrilos tienen cocoraje, son decididos y seguros!
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Hasta entonces, Cocolicot solamente fingía que lloraba. Lo hacía cada vez que le apetecía algo y no se lo concedían. Cocolicot abría la boca y chillaba: —¡Mamá, quiero que me cojas membrillos del árbol! ¡A mí no me gustan los coconfitados! ¡¡Buuuaaa!! O bien, cuando tenía muchísima hambre, Cocolicot pataleaba y se desgañitaba: —¡¡¡¡Quiero una pata de hipopótamo!!!!!
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Pero aquellas eran lágrimas de mentira. Un puñadito de nada. Y eran secas. Y estaban vacías. Eran lágrimas de cocodrilo. 10
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Un día, Cocolicot echó en falta a Coquiu, el pájaro que solía acompañarlos a él y a Coconuta, su hermana. Cocolicot se puso triste, y entonces una, o tres, o quizá cinco lágrimas estuvieron a punto de resbalar por sus ojos. Cocolicot tuvo que contenerlas. —Llorar es cocosa de pájaros mohínos, de gacelas tontorronas y de jirafas lánguidas —se dijo.
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