Representaciones sociales sobre el aborto

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Universidad del Bío-Bío Facultad de Educación y Humanidades Departamento de Ciencias Sociales

Representaciones Sociales sobre aborto TESIS PARA OPTAR AL TÍTULO DE PSICÓLOGA

Autoras Lissette Jara Cárdenas Camila Rojas Rivas Académica guía Soledad Martínez Labrín

Chillán, diciembre 2015

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Agradecimientos En este año lleno de aprendizaje y nuevas experiencias quiero agradecer a la vida por esta nueva y grandiosa oportunidad que me brindó, me permitió equivocarme, aprender y reparar. Es innegable lo agradecida que me siento de mi familia, por estar siempre ahí, acompañarme, respetar mis tiempo, nunca juzgarme, pero por sobre todo por aguantarme en mi compleja singularidad. A mi mamá y mi papá les agradezco permitirme ser siempre libre, a Bárbara por estar siempre, haya sido un buen o un mal día, a Claudia por acompañarme en silencio en mis días de trabajo y por hacerme reír siempre tanto y a Araceli, mi hermana por elección, por mimarme y cuidarme a pesar de mi porfía. Y a mí Blanca querida un beso al aire, por enseñarme a ser como quiera ser, aunque eso signifique luchar contra el rol social que se nos impone. Con las amigas y el amigo estaré eternamente agradecida, a mi Cony querida, que a pesar de la distancia física siempre estuvo y está conmigo, llamándome a la calma y dándole cordura a mi existencia, a Carito que me acompañó en los ratos de esparcimiento siempre necesarios, a Ivannia que se interesa en lo que hago y me acompaña siempre con sus buenas vibras y a Gastón, por aguantarme en mis peores momentos y ayudarme a vivir con menos estrés. Finalmente quiero agradecer a mi dupla por ser el complemento perfecto en este camino y a nuestra profesora Guía, por acompañarnos y enseñarnos siempre con dedicación y cariño, sin duda ambas hicieron este recorrido más grato. Lissette Jara Cárdenas.

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A mis padres, quienes me dieron la valiosa y liberadora posibilidad de estudiar. A nuestra profesora guía Soledad Martínez, por su paciencia, ocupación y entrega al enseñarnos y orientarnos desde el cariño y la humildad en este proceso. A nuestra ex-compañera Carito, quien nos ayudó a traducir algunos artículos científicos. A mi pololo, estudiante de Derecho, por ayudarnos en algunos aspectos legales. Y a mi dupla, por su dedicación, amabilidad y sentido de justicia. Fuiste una muy buena dupla de trabajo, pero sobre todo, una muy buena persona. Camila Rojas Rivas.

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ÍNDICE I. INTRODUCCIÓN

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II. PRESENTACIÓN DEL PROBLEMA

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Planteamiento del problema

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Justificación

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Preguntas de investigación primaria y secundarias

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Objetivos general y específicos

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III. MARCO REFERENCIAL

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Antecedentes teóricos

11

Antecedentes empíricos

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Marco epistemológico

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Reflexividad

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IV. DISEÑO METODOLÓGICO

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Metodología y diseño

52

Técnicas de recolección de información

53

Instrumentos

53

Construcción del instrumento

54

Aplicación de instrumentos

57

Población

58

Análisis de datos

59

Criterios de calidad

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Coherencia interna

62

Credibilidad

62

Validez de constructo

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Aspectos éticos

63

V. PRESENTACIÓN DE LOS RESULTADOS

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VI. CONCLUSIONES

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VII. REFERENCIAS

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ANEXOS

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Cuestionario abierto de actitudes

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Cuestionario abierto de significados

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Consentimiento informado

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Matriz de coherencia

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I.

INTRODUCCIÓN

En esta investigación se analizaron las representaciones sociales sobre el aborto de un grupo de mujeres estudiantes universitarias. Para ello, se realizó una caracterización de las actitudes e interpretación de los significados asociados al aborto, además de dar a conocer las prácticas sociales cotidianas que estas mujeres asocian al mismo. La presente investigación se orientó bajo la siguiente pregunta: ¿Cuáles son las representaciones sociales sobre el aborto de un grupo de mujeres estudiantes de la Universidad del Bío-Bío, sede Chillán?. Para poder responderla se utilizó la metodología cualitativa, empleando el diseño de rombo y como técnicas de recolección de información el cuestionario abierto y grupos focales, siendo el análisis de contenido el método de análisis. Esta metodología se abordó desde una perspectiva epistemológica constructivista social, la cual reconoce que las personas son activas constructoras y re-constructoras de la realidad (Moscovici, 1984), entiende al sujeto/a como productor/a de sentidos y ve el carácter social de la representación a través del uso del lenguaje (Jodelet, 1986).

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II.

PRESENTACIÓN DEL PROBLEMA

II.1. Planteamiento del Problema En Chile, el aborto es penado por la ley en todas sus circunstancias. El Código Penal castiga todo tipo de aborto intencional, tanto a la persona que practica el aborto como a la mujer que consiente en ello. En la actualidad, la regulación penal de Chile considera a la mujer y el valor de su vida como bien jurídico, subordinado al feto en gestación (Centro Legal para Derechos Reproductivos y Políticas Públicas, 1998). Por lo anteriormente expuesto, es relevante conocer, caracterizar e interpretar desde la perspectiva de las mujeres, las principales sujetas involucradas, cuáles son sus actitudes, significados y prácticas sociales cotidianas que elaboran y asocian en relación al aborto. En los estudios internacionales respecto al tema, el país aparece citado varias veces: es uno de los tres que lo penaliza por completo, y sus tasas duplican las de naciones donde el aborto es legal, como Estados Unidos y Canadá. Chile se encuentra dentro de uno de los países con la tasa más alta de aborto en Latinoamérica: 50 abortos por cada mil mujeres en edad fértil (Faúndes y Barzelatto, 2007). Las cifras, basadas en los registros de arrestos, muertes y egresos hospitalarios por dicha causa, hablan de 40.000 abortos clandestinos anuales (Figueroa, 2008), no obstante, se estima que el número de abortos en nuestro país varía entre 122.000 y 160.000, y son la segunda causa de mortalidad materna (Asociación Chilena de Protección de la Familia, 2008).

La teoría de las Representaciones Sociales es una importante herramienta en el ámbito de la Psicología Social, puesto que otorgando explicaciones sobre los comportamientos de los/as sujetos/as en estudio que no se limitan a las circunstancias particulares de la interacción, traspasando al marco cultural y a las 7


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estructuras sociales establecidas (Araya, 2002). Son las mujeres quienes deben someterse a denigraciones políticas, económicas y sociales en caso de decidir abortar, es por esto que en esta investigación se reconoce a la mujer como la verdadera poseedora de la decisión, la llamada a manifestarse y opinar y a las cuales debemos respetar en su autonomía y libertad de decidir sobre sus cuerpos. II.2. Justificación La relevancia disciplinaria de nuestro proyecto se enmarca dentro de la Psicología Social. Considerando que en nuestro país se han realizado mayormente estudios acerca de representaciones sociales hegemónicas, nuestro proyecto realiza un aporte a esta disciplina al estudiar una representación social polémica (Moscovici, 1988) -como lo es el aborto-, pretendiendo conocer el cambio que ésta ha tenido y sus contenidos, lo anterior desde un enfoque de género, proponiendo revelar y/o conceptualizar aspectos de objetos hasta entonces subvaluados por la ciencia, considerados como menores, por ejemplo: las mujeres, el sentido común (Blázquez, Flores y Ríos, 2012). Además, esta investigación presenta una relevancia social, ya que favorece una apertura del tema en tanto visibilización y socialización de las actitudes y significados que construyen las mujeres sobre el mismo, en donde ellas además de re-presentar el aborto, realizan una construcción de éste, haciendo aparecer así algo de quienes la formulan, y conllevando de esta manera una parte de autonomía y creación colectiva (Jodelet, 1986). De esta forma, es posible conocer lo que la realidad del aborto es para la población escogida y por consiguiente, sus reacciones y posicionamiento ante este tema. Conforme a lo anterior, nuestro proyecto fue abordado desde el enfoque procesual de las representaciones sociales, enfoque que se interesa en el sentido y significado de la representación 8


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social y que entiende al ser humano como productor de sentidos (Banchs, 2000). Considerando los objetivos de la investigación, este enfoque resulta coherente, ya que el énfasis de la misma está puesto en el análisis de los significados que construyen las mujeres sobre el aborto, en las condiciones sociales de interacción y en la influencia del contexto como productor de la representación social. II.3. Preguntas de Investigación primaria y secundarias Pregunta general: ¿Cuáles son las representaciones sociales sobre el aborto de un grupo de mujeres estudiantes de la Universidad del Bío-Bío, sede Chillán? Preguntas específicas: a) ¿Qué actitudes asocian al aborto un grupo de mujeres estudiantes de la Universidad del Bío-Bío, sede Chillán? b) ¿Qué significados asocian al aborto un grupo de mujeres estudiantes de la Universidad del Bío-Bío, sede Chillán? c) ¿Qué prácticas sociales cotidianas asocian al aborto un grupo de mujeres estudiantes de la Universidad del Bío-Bío, sede Chillán? II.4. Objetivos General y Específicos Objetivo general: Analizar las representaciones sociales sobre el aborto de un grupo de mujeres estudiantes de la Universidad de Bío-Bío, sede Chillán. 9


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Objetivos específicos: a) Caracterizar las actitudes que tiene sobre el aborto un grupo de mujeres estudiantes de la Universidad del Bío-Bío, sede Chillán. b) Interpretar los significados que asocia al aborto un grupo de mujeres estudiantes de la Universidad del Bío-Bío, sede Chillán. c) Conocer las prácticas sociales cotidianas que asocia al aborto un grupo de mujeres estudiantes de las Universidad del Bío-Bío, sede Chillán.

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III.

MARCO REFERENCIAL

III.1. Antecedentes teóricos Las representaciones sociales son “una forma de interpretar y pensar nuestra realidad cotidiana” (Jodelet, 1986, p. 473). Sus mecanismos de formación están dados por la objetivación y el anclaje. El proceso de objetivación permite el intercambio entre percepción y concepto. Traduciendo a imágenes los elementos abstractos, otorgando textura material a las ideas, hace corresponder ideas con palabras y favorece la creación de esquemas conceptuales. Este proceso implica tres fases: a) selección y descontextualización, b) formación de un “núcleo figurativo” y c) naturalización (Jodelet, 1986). Por otra parte, el proceso de anclaje se refiere a la integración cognitiva del objeto representado dentro del sistema de pensamiento preexistente y a las transformaciones derivadas de este sistema. Ambos procesos se refieren a la elaboración y al funcionamiento de una representación social, pues muestran la interdependencia entre la actividad psicológica y sus condiciones sociales de ejercicio (Jodelet, 1986). Las personas comprenden la realidad que les rodea mediante explicaciones que realizan sobre los procesos de comunicación y de pensamiento social. Las representaciones sociales resumen estas explicaciones y, en consecuencia, hacen mención a un tipo específico de conocimiento que juega un papel crucial sobre cómo los/as sujetos/as piensan y organizan el mundo cotidiano: el conocimiento de sentido común. El medio cultural en el que viven las personas, el lugar que ocupan en la estructura social y las enseñanzas concretas aprendidas en la práctica con las que se enfrentan a diario, influyen en su manera de ser, su identidad y la forma en que perciben la realidad social (Araya, 2002). Moscovici (1988), tomando en cuenta la heterogeneidad de los grupos, clasifica las representaciones sociales en tres tipos: 1) Representaciones hegemónicas, aquellas creencias socialmente compartidas, simbólicamente poderosas que se 11


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asumen como naturales y menos susceptibles de discusión social; 2) Representaciones

emancipadas,

aquellas

que

sostienen

grupos

sociales

específicos, portadores de nuevas formas de pensamiento social; y 3) Representaciones polémicas, que son aquellas que surgen entre grupos que atraviesan por situaciones de conflicto o controversia social respecto a hechos u objetos sociales relevantes y ante los cuales expresan formas de pensamiento divergentes. La representación polémica “implica variación individual basada en condiciones donde prevalecen conflictos intergrupales” (Breakwell, 2001, p. 275). Los contenidos de la representación social polémica tienden a socavar la validez universal construida por los contenidos hegemónicos, para hacer valer nuevos contenidos o excepciones de significación (Rodríguez y García, 2007). Esto concretamente en el caso de aborto, se refleja en el surgimiento de discursos alternativos sobre el tema, los cuales lo consideran, por ejemplo, como un problema sanitario (Colegio de Matronas y Matrones de Chile, 2014), como un Derecho Humano (Centro Legal para Derechos Reproductivos y Políticas Públicas, 1998) o como un problema de clase (Colectiva Feminista Libertaria "Histeria Colectiva", 2014). La relación que se establece entre una representación hegemónica y polémica, pasa por la posibilidad de transformación que tiene una representación. Tal transformación se produce cuando es sometida a discusión social, por la influencia del flujo de la historia y -sobre todo-, por las acciones de personas y grupos sociales que repercuten en las formas de concebir objetos sociales relevantes. Es entonces de esta manera como una representación puede dejar de ser hegemónica, para volverse emancipada o polémica (García y Rodríguez, 2007). El conocimiento del sentido común es conocimiento social porque es socialmente elaborado. Incluye contenidos cognitivos, afectivos y simbólicos que tienen una función no sólo en ciertas orientaciones de las conductas de las personas en su vida cotidiana, sino también en las formas de organización y comunicación que poseen tanto en sus relaciones interindividuales como entre los grupos sociales en que se desarrollan (Araya, 2002). 12


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Sandoval (1997) menciona que las representaciones sociales tienen cuatro funciones: 1) la comprensión, puesto que permiten pensar el mundo y sus relaciones, 2) la valoración, debido a que posibilitan calificar o enjuiciar hechos, 3) la comunicación, a partir de la cual las personas interactúan mediante la creación y recreación de las representaciones sociales, permitiendo la transmisión y difusión del conocimiento ingenuo y 4) la actuación, la cual está condicionada por las representaciones sociales. Dentro de esta investigación se reconocen como constituyentes de las ya mencionadas representaciones sociales, tres aspectos fundamentales: las actitudes, los significados y las prácticas sociales cotidianas. Las representaciones sociales están constituidas por las actitudes (Moscovici, 1979). Este concepto se ha ido modificando a lo largo de la historia de la Psicología Social. Comenzó siendo un concepto de raíz más bien social, sin embargo, la individualización lo alejó de esta esencia convirtiéndolo en un fenómeno mental, interno e individual. Las actitudes han vivido tres momentos: la era de la medición (orientado en aspectos metodológicos e instrumentales), el cambio (enfocado en la modificación del comportamiento de grupos) y la estructura (centrado en el estudio de la organización interna de las actitudes) (Parales y Vizcaíno, 2007). En este sentido, han surgido una multiplicidad de definiciones, no obstante, rescatamos las clásicas que se consideran más relevantes. Son Thomas y Znaniecki (como se citó en Sánchez y Mesa, 1997), quienes introdujeron y elaboraron el concepto. Ellos refieren que las actitudes son a nivel individual reflejo de los valores sociales (conjunto de creencias) creadas por el grupo compartidas por sus integrantes y que orientan a los mismos/as en el mundo social, diferenciándose de otros grupos. La actitud desde esta definición pasa a ser un elemento de relación entre un sujeto y un objeto social. Posteriormente, Zanna y Rempel (1988) desde un modelo tridimensional definen actitud como la categorización de un objeto-estímulo junto a una dimensión evaluativa basada en tres clases generales de información: 1) Información 13


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cognitiva; 2) información afectiva/emocional, y/o 3) información concerniente a la conducta pasada o intenciones de conducta. En la misma línea, Olson y Zanna (1993), entienden la actitud como una reacción evaluativa favorable o desfavorable hacia alguien o algo que se manifiesta en las creencias, los sentimientos o el comportamiento deliberado. Entre las definiciones más actuales del concepto se encuentran las de autores como Estrada (2002), quien señala que las actitudes corresponden a la valoración, aprecio e interés, priorizando el componente afectivo por sobre el cognitivo, manifestándose en términos de curiosidad, estimación, satisfacción, etc. Por otra parte, Vásquez, Argote, Castillo, Mejía y Villaquirán (2005) plantean que la actitud se ve influenciada por demandas del entorno (expectativas sociales) y en consideración del beneficio personal. En semejanza a lo que plantea modelo tridimensional, Robbins y Judge (2011) plantean que las actitudes son los enunciados o juicios evaluadores de personas, objetos o eventos. Estas poseen tres componentes: cognitivo (segmento de opinión o creencia), afectivo (segmento emocional o sentimental) y comportamental (intención de conducta de cierto modo hacia alguien o algo). En relación a las funciones de las actitudes, clásicamente se han identificado cinco (Katz, 1960): función de conocimiento (permiten ordenar y categorizar el mundo en que vivimos con objeto de tener una imagen clara y significativa de este, favorecen entender y asimilar la información), instrumental (permiten a las personas lograr los objetivos deseados y evitar los no deseados), ego-defensiva (posibilitan la protección de la autoestima y la evitación de conflictos internos), valóricoexpresiva (favorecen la expresión de valores significativos para la identidad, por medio de ellas expresan ideales, normas, etc.) y de adaptación (propician la integración de las personas a los grupos y así recibir aprobación social). En este sentido, cabe señalar que se produce el fenómeno de la deseabilidad social y el “efecto de tercera persona” (Davison, 1983). La deseabilidad social hace referencia a la sobredimensión de las actitudes y comportamientos socialmente deseables y a la reducción de comportamientos y actitudes socialmente menos 14


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deseables (Collazo et al., 2005). La deseabilidad social se presenta cuando la persona se encuentra en una situación de demanda social y no le es posible el anonimato, incluso aunque la evaluación sea de terceros, ya que al hablar mal o bien acerca de otros también damos una impresión de nosotros hacia los demás (Gordon & Petty, 1971; Konstabel, Aavik, & Allik, 2006). Anastasi y Urbina (1998), señalan que hay personas que se sienten motivadas a distorsionar sus respuestas con el propósito de “quedar bien” ante los demás, es decir, elegir respuestas que generen una impresión favorable. Por otro lado, el “efecto de tercera persona” (Davison, 1983), postula que las personas tienden a percibir a las demás como más vulnerables a los efectos de los medios de comunicación que ellas mismos. Las personas, cuando tratan de evaluar los efectos de los medios de comunicación, perciben que el impacto mayor no se da en “mí” o en “ti”, sino en “ellos”, es decir, en terceras personas (Davison, 1983). Con respecto a las actitudes, lo planteado por Thomas y Znaniecki (como se citó en Sánchez y Mesa, 1997), y las premisas de la Perspectiva Discursiva, van en concordancia con esta investigación, ya que lo postulado por ellos le otorga una mirada social al concepto, a diferencia de lo referido por los autores que conciben las actitudes desde un enfoque más bien individual y conductual. Desde una orientación más social-discursiva de las actitudes, en los trabajos de Derek Edwards y Jonathan Potter (citados en Garay, Íñiguez y Martínez, 2005), es posible señalar tres elementos centrales de esta perspectiva: 1) El interés en cómo las personas construyen la realidad, 2) La consideración del papel del lenguaje como constructor de la realidad, 3) El concebir el lenguaje como una práctica social. De acuerdo la primera proposición, la Perspectiva Discursiva enfatiza la importancia de la interacción social con el propósito de realizar una restitución social de lo mental, en este sentido, lo psicológico se entiende como derivado de la participación de personas en dinámicas y procesos de intercambio en los cuales se dan las explicaciones sobre el mundo social (Garay, Íñiguez y Martínez, 2005). De acuerdo a la segunda premisa, el papel constructor del 15


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lenguaje implica resaltar que el discurso se encuentra orientado a la acción, vale decir, el discurso presenta consecuencias prácticas en la realidad, construyendo así la misma. Señalar que el lenguaje construye realidad implica entender que el lenguaje se construye con objetivos determinados y para obtener consecuencias determinadas (Wetherell y Potter, citado en Garay, Íñiguez y Martínez, 2005). Por último, concebir el lenguaje como práctica social involucra entender que el lenguaje en la interacción social permite realizar acciones sociales (Garay, Íñiguez y Martínez, 2005). Según lo señalado por Potter y Wheterell (citado en Garay, Íñiguez y Martínez, 2005), la Psicología Discursiva, enfatiza la importancia de las acciones en las que las personas se encuentran involucradas, asumiendo el carácter intersubjetivo de las relaciones interpersonales y entendiendo que las explicaciones creadas por las personas sobre la realidad corresponden a producciones suscitadas en contextos determinados y que buscan cumplir una función determinada en el espacio en que son producidas. En el estudio de las actitudes es posible encontrar diversas teorías, las cuales intentan explicar desde ciertas perspectivas este concepto. Sobre la base de lo anterior, podemos señalar la Teoría de la Disonancia Cognitiva propuesta por Festinger (1957), el cual señala que cuando una persona presenta dos o más creencias que son relevantes cada una pero inconsistentes con otra, se crea un estado de inconformidad. La existencia de la disonancia -que es psicológicamente incómoda-, motivará a la persona a intentar reducirla y lograr consonancia a través del razonamiento. Cuando la disonancia está presente, además de tratar de reducirla, la persona activamente evitará situaciones y todas las informaciones que probablemente aumentarán la disonancia. Desde una orientación conductual, la Teoría de la acción razonada habla de la relación entre creencias, actitudes, intenciones y comportamiento, los cuales se relacionan estrechamente con la toma de decisiones a nivel conductual, considerando a los seres humanos como esencialmente racionales y que esta cualidad les permite hacer uso de la información disponible para el ejercicio de las acciones o conductas (Reyes, 2007). Siguiendo la línea conductual, de acuerdo al modelo de la acción a la 16


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conducta propuesto por Fazio, Chen, McDonel y Sherman (1982), una actitud es concebida como la asociación entre un objeto dado y la evaluación dada. Si una actitud guía el comportamiento, primero debe ser accesible desde la memoria. Solamente cuando se tiene acceso y es consecutivamente saliente, la actitud puede ejercer alguna influencia en el comportamiento (Fazio, Powell y Herr, 1983). El modelo considera el comportamiento en cualquier situación dada como una función de la percepción individual inmediata de la persona del objeto de actitud en el contexto de la situación en la que el objeto es encontrado. La percepción, en este caso, está referida a los sentimientos actuales del individuo o valoración del objeto

como

es

experienciado

en

la

situación

inmediata.

Según

este

planteamiento, las actitudes guían dichas evaluaciones del objeto, pero sólo si se han activado desde la memoria en la exposición al objeto. Por lo tanto, la accesibilidad de la actitud de la memoria se postula para actuar como un determinante crítico si el proceso de actitud hacia el comportamiento es iniciado (Fazio, Powell y Williams, 1989). Así como existen diversos autores que conceptualizan las actitudes desde distintas miradas, se plantean también diferentes maneras en que se genera el proceso de formación de las actitudes dependiendo el marco teórico utilizado, aunque existe consenso al concebir las actitudes como aprendidas. A raíz de lo anterior y considerando el énfasis en lo social de nuestro proyecto, Kelman (citado en Aiken, 2002), hace referencia a cómo la sociedad influye en la formación de las actitudes, considerando que tal influencia se da en tres procesos: en primer lugar, se encuentra el proceso de consentimiento, según el cual el individuo acepta la influencia o la presión del grupo con la finalidad de evitar alguna sanción y obtener una gratificación. Además, menciona que este tipo de actitudes puede cambiar con facilidad una vez que el individuo deja de tener la presión del grupo. Kelman (citado en Aiken, 2002) continúa con su propuesta al mencionar el segundo proceso de influencia social, al cual nombra proceso de identificación, según el cual el individuo adopta las actitudes del grupo porque éstas le proporcionan 17


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satisfacción, además de ser parte de su autoimagen. Para el autor, el primer grupo social de influencia en las actitudes en este segundo proceso es la familia, en la cual se generan las primeras identificaciones. El tercer proceso de influencia social que propuso es la internalización, el que se basa en la comunicación persuasiva de fuentes veraces y confiables para el individuo y es compatible con el sistema de valores de la persona. Específicamente, en relación a las actitudes hacia el aborto, se puede señalar que la edad, el sexo, la escolaridad, el estado civil y la norma grupal son variables que influyen directamente en la actitud hacia el aborto (García, Carreón, Hernández, Bautista y Méndez, 2012). Para la teoría de las representaciones sociales concebidas desde el enfoque estructural, las representaciones corresponden a esquemas que actúan como filtros interpretativos y determinan el comportamiento. De acuerdo con lo anteriormente señalado, la perspectiva estructural de los sistemas de creencias es funcional para la unión conceptual de las actitudes y las representaciones sociales, ya que constituye un fundamento común (Parales y Vizcaíno, 2007), aunque este enfoque deja de lado el contexto y las condiciones sociales de producción de la representación social, es por esto que escogimos el enfoque procesual de las representaciones, otorgándole así una línea coherente a nuestro estudio. Este último enfoque parte de la base de que las representaciones sociales son compartidas socialmente, originadas a partir de las interacciones que las personas establecen con los otros/as y difundidas a través de los medios de comunicación. La consideración de las actitudes desde una perspectiva socialdiscursiva viene a generar un hilo coherente con el proyecto de investigación, ya que considera que el origen de éstas se encuentra en las relaciones de grupo: las actitudes implican la incorporación en la persona de los valores del grupo al cual ésta pertenece o con el que se identifica. Desde una comprensión social de las actitudes, el cambio de las mismas está dado por la modificación de las creencias y valores socialmente compartidos. Por otro lado, las representaciones sociales condicionan las actitudes que las personas presentan hacia un objeto específico y 18


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sus propias expresiones, en relación con lo anterior, la actitud viene a dotar de reacciones emocionales a la representación social y a orientar el comportamiento hacia el objeto social (Moscovici, 1979), tomando posición respecto a ese objeto. Esto, a su vez, ejerce una influencia en la conducta al generar una predisposición a la acción, que se ve reflejada en la existencia de discursos hegemónicos y discursos alternativos en torno al tema (lo cual se traduce, por ejemplo, en la manifestación de colectivos y movimientos sociales en torno al aborto). En la misma línea, concebir las actitudes desde la perspectiva discursiva supone entenderlas como maneras de hablar evaluativas, contextualizadas, que dan a conocer la posición frente a hechos polémicos. Tomando en cuenta lo señalado, entender las actitudes desde una perspectiva social-discursiva implica entender el énfasis en lo social de las mismas, el significado que las personas les dan a estas maneras de hablar evaluativas y rescatar su historia y su condición social de producción (interacción con los/as otros/as), comprendiéndolas de esta manera de forma contextualizada, no como algo ajeno a la sociedad (quien las genera). Es por esto que consideramos que la estructuración de la representación en torno a actitudes depende tanto de las características del objeto, como del sistema social en el que se desarrollan dichas relaciones sujeto-objeto, en este sentido, toda evaluación es realizada de acuerdo con los referentes proporcionados por los valores y normas sociales (Parales y Vizcaíno, 2007). Siguiendo

con

las

conceptualizaciones

más

relevantes

dentro

de

esta

investigación, podemos señalar que desde algunas perspectivas psicológicas, como la socio-histórica (Bock, Gonçalves y Furtado, 2009), se señala que sentidos y significados deben ser tratados como partes de una misma totalidad, en donde cada

concepto

tiene

sus

singularidades,

pero

también

se

relacionan

dialécticamente. Del mismo modo, se entiende que los significados corresponden a una faceta manifiesta (objetivo) de procesos dinámicos profundos, en donde se encuentran los mecanismos de producción de sentido, en la articulación de 19


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procesos psicológicos fundamentales en donde se incluyen las emociones (Aguiar, 2007). Sin embargo, la pregunta sobre sentido y significado no limitado al enfoque socio-histórico, es una de las cuestiones más problemáticas e intrincadas para la psicología occidental y la filosofía (Smith, 1997). Tal problema se origina en la historia de matrices filosóficas, sobre todo en el empirismo y racionalismo (Namura, 2004). En esencia, el debate sobre sentido y significado conlleva la consideración de las formas de medición, la lengua, debate entre la mente o la conciencia, el sujeto y la realidad, el mundo natural y el mundo socialmente construido y compartido (Mead, 1934). También implica la discusión sobre su origen, ya sea dentro o fuera del/a sujeto-a o, como sostiene la filosofía y la psicología, la relación dialéctica entre los dos. Desde la perspectiva de la semiótica, el término significado se define como una forma de representación psíquica o una imagen adjunta a un significado (Barthes, 1988). Tomando en cuenta el debate mencionado, Vygotski (1991) realiza una distinción entre “sentido” y “significado”; respecto al primer concepto, señala que no está limitado solamente a la palabra, sino que además se contempla el contexto en el que es visto. En cuanto al “significado”, menciona que éste surge en la interacción social y corresponde a un elemento indispensable de la palabra, generalizable y compartido socialmente. En relación con lo anterior, podemos señalar que el sentido contiene al significado, siendo el primero la parte más estable, pero, a pesar de esto, dicho significado no es inmutable. Desde la perspectiva del interaccionismo simbólico, especialmente con la obra de Mead (1934), se entiende por significado el producto de la interacción dinámica entre los actores dentro de un determinado contexto social. Mead (1934) hace hincapié en el papel de mediador que tiene el lenguaje en el desarrollo de la conciencia y en el proceso de construcción de significados. Para Mead (1934), la persona crea significados por medio de la interacción, y del mismo modo lo va transformando por el contacto con los significados que existen en el sistema de interpretación disponibles en la cultura y en procesos más amplios de interacción. 20


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Desde una mirada construccionista, las personas construyen su realidad de manera contextualizada, ya que los/as sujetos/as y los objetos son comprendidos como construcciones histórico-sociales. A través de la socialización que se realiza a temprana edad, en donde la persona entra en contacto con el mundo conociendo sus normas por medio de la interacción con otros-as significativos, va construyendo su identidad (Da Rosa, Chalfin, Baasch y Soares, 2011). A partir de la primera infancia, las figuras significativas entregan el conocimiento de la vida cotidiana (normas, valores, roles, entre otros) (Goffman, 1985). La identidad va formándose también mediante la socialización secundaria, es allí donde por medio de la interacción social se van corroborando los aprendizajes iniciales, es así como la persona se encuentra aprendiendo constantemente sobre el mundo, de esta manera, la realidad pasa a estar formada por aquello que vivencia y/o que le es enseñado. El sentido común y los conocimientos prácticos se hallan a la base para la comprensión de la realidad, constituyendo los significados de las personas (Spink, 2004). Bruner (2006) concibe los significados desde una óptica social, señala que la cultura se constituye como sistema simbólico y brinda herramientas simbólicas que permiten darle sentido al mundo. De lo anterior se desprende que los significados corresponden a algo público y compartido, esto es, las personas construyen significados y a su vez los mismos constituyen a las personas, es así como éstas pasan a estar constituidas por la cultura. Esta construcción se produce en y mediante la interacción, es decir, el significado se da entre las personas a modo de práctica relacional. En este sentido, una herramienta simbólica principal que posibilita la producción de los significados, permite otorgarle sentido al mundo y negociar o convenir estos significados corresponde a la narración, sobre la base de ella es que las personas son partícipes de lo colectivo y dan origen a lo social (Bruner, 2006). Por otro lado, las narraciones condicionan la forma en que las personas aprenden y construyen el mundo, influyendo de este modo en la organización que hacen de su experiencia y en las explicaciones que le dan a los 21


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fenómenos, junto a ello, presentan un carácter canónico, vale decir, dan cuenta de cómo debieran ser las cosas (Bruner, 2006). En consideración de lo mencionado, Bruner (2006) aporta con un enfoque narrativo, ya que concibe la narración como instrumento que favorece negociar socialmente y construir la realidad simbólica. En consecuencia, la narración viene a cobrar sentido sobre la base de su lógica interna y su coherencia argumentativa, y su significado va a depender del contexto, ya que este contribuye a conceder sentido a los actos de las personas. De acuerdo a lo mencionado, se vuelve importante considerar la circunstancia en las que surge la narración, las intenciones de los narradores, entre otros (Bruner, 2006). El concepto de narrativa es un concepto que posee varios significados. Disciplinas como la lingüística, hermenéutica y la crítica literaria son materias que han realizado una gran cantidad de aportes a este concepto. El mismo carácter polisémico de esta noción ha posibilitado su uso y extensión de la misma a otras áreas, es por ello que definirlo implica reducirlo, por tanto, resulta más apropiado abordar lo que las personas narran, las consecuencias o efectos de aquello que narran y el rol de la narrativa en la interacción (Cabruja, Íñiguez y Vásquez, 2000). Desde las orientaciones críticas en Psicología Social, el concepto de narrativa se concibe desde una perspectiva en donde se enfatiza el carácter constructor y construido del mismo, vale decir, las personas y el mundo existen consecuencia de la construcción de discursos (Gergen citado en Cabruja, Íñiguez y Vásquez, 2000). Entre las características principales de esta posición, cabe señalar la creación de significados y la co-construcción de aquellos (Bruner, 2006). La relevancia de lo que se dice y cómo se dice, la interpretación que le dan las personas, a partir de la cual establecen dinámicas relacionales y la visión de ser humano como agente activo en la construcción de las narraciones (Harré, 1979). A su vez, también es relevante considerar la importancia de la vida cotidiana y la participación de las personas en las relaciones sociales, sobre la base de las cuales los significados son construidos y en consideración del contexto donde son 22


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producidos (intersubjetividad); la indexicalidad, según la cual el significado depende del contexto/situación; la reflexividad, en donde a partir de la interacción social se crea la situación, la cual a su vez es el tema que favorece la misma y actúa como marco que propicia la elaboración, reelaboración y comprensión de los significados. Otra característica que presentan las narraciones corresponde a sostener determinadas modalidades de orden social (Cabruja, Íñiguez y Vásquez, 2000). Las personas requieren de las narraciones para hacer comprensible su realidad, sin embargo, a su vez las mismas narraciones se entrelazan y le brindan sentido a esta. A través de las relaciones y prácticas sociales las personas se incorporan a un mundo que ya está construido, no obstante, al mismo tiempo contribuyen a la elaboración del mundo. De acuerdo a lo señalado recientemente, Potter (1996) refiere dos maneras de construcción de la realidad: la primera manera dice relación con que las narraciones construyen el mundo, y la segunda manera señala que tales narraciones se encuentran ya construidas. Es en esta segunda manera donde se acentúa la idea de que las narraciones corresponden a prácticas humanas y a la posibilidad de diversidad de las mismas. Una vez que las personas narran y describen su mundo por medio de las interacciones y prácticas sociales, son capaces de categorizarlo, comprenderlo y darle sentido. La función principal del discurso corresponde a darle forma a las acciones sociales y organizarlas (Shotter citado en Cabruja, Íñiguez y Vásquez, 2000), tomando en cuenta el momento histórico en el cual surgen y la manera en que lo hacen. Las narraciones presentan una lógica de continuidad que favorece la incorporación de elementos y/o acciones en pasado, presente y futuro, brindándoles así una suerte de sucesión en el tiempo (Lozano, 1987), el cual implica la generación de cambios a lo largo de la historia, así, en distintos momentos históricos se fomentan distintas narrativas, unas frente a otras (Gergen citado en Cabruja, Íñiguez y Vásquez, 2000). En razón de lo anterior, en el caso del aborto actualmente en la sociedad se encuentra instalado el mito de “mujer = madre” y del “instinto maternal”, lugar 23


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en que se reconoce a las mujeres como poseedoras de un saber natural en lo referente a la crianza, ubicando a la maternidad en un lugar sagrado, idea que se ha expandido por la sociedad (Climent, 2009). Es por esta concepción de la mujer que el aborto es considerado "antinatural" a la esencia fundamental de esta (Climent, 2009). Sin embargo, ahora han surgido ideas asociadas a respetar los derechos reproductivos de

las mujeres, ideas que fueron impulsadas por

movimientos feministas. Esta nueva mirada sobre el aborto ha ido propagándose y facilitando la resignificación del concepto (Martínez, 2013). Siguiendo la línea de esta investigación, los significados son contenidos por las representaciones sociales, en este sentido, las representaciones sociales corresponden a imágenes que reúnen un gran número de significados que favorecen la interpretación de lo que ocurre en su contexto; categorías que permiten clasificar situaciones, fenómenos y personas con las que nos relacionamos, teorías que posibilitan establecer hechos sobre ellos. Al considerar la inserción de las representaciones sociales en la realidad concreta de la vida social, conciernen a todo lo anterior junto (Howarth, 2006). Del mismo modo, como ha señalado Moscovici, el proceso por medio del cual se crean y forman las representaciones sociales siempre va acompañado de conflicto y cooperación (Marková citado en Howarth, 2006). Mediante la cooperación, las personas que constituyen este entorno social común van discutiendo, debatiendo, y de esta forma, construyendo las diversas realidades sociales (Moscovici, 1961/1976; Wagner, Duveen, Verma y Themel, 2000). Por otra parte, el conflicto les da algo sobre lo cual debatir mientras diferentes intereses y relaciones de poder compiten, lo anteriormente señalado se traduce en las distintas visiones sobre el aborto que presentan los diferentes grupos sociales implicados. Es importante señalar que las representaciones son casi entidades tangibles. Dichas representaciones van moviéndose, circulando, encontrándose, y se ven reflejadas en el lenguaje, viéndose influenciadas por estas representaciones las relaciones, los objetos y las comunicaciones. Corresponden en parte al elemento simbólico que introduce su 24


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elaboración y en parte a la práctica que genera esta sustancia, así como la ciencia o mitos corresponden a una práctica científica o mítica (Moscovici citado en Howarth, 2006). En conclusión, y analizando los diversos enfoques de las representaciones sociales, podemos señalar que estas no sólo deben ser entendidas como un “aparato lingüístico para hacer sentido del mundo social’ (Potter y Litton, 1985), “esquemas mentales” (Potter y Wetherell, 1987) o “estructuras o cuadrículas cognitivas que hacen que la información tenga sentido” (Potter y Edwards, 1999). Los efectos provocados por las representaciones sociales traspasan el área cognitiva, siendo estas

“extremadamente reales y concretas” (Jovchelovitch,

2001). Moscovici señala que (1998), “las representaciones son compartidas, su lenguaje, penetran tan profundamente nuestros intersticios de lo que llamamos realidad, que podemos decir que la constituyen” (p. 154) . Es importante resaltar que las representaciones influyen en las prácticas cotidianas de las personas y además las constituyen. El enfoque procesual considera que para acceder al conocimiento de las representaciones sociales se ha de partir de un abordaje hermenéutico, concibiendo al ser humano como productor de sentidos, y enfatizando en el análisis de las producciones simbólicas, de los significados, del lenguaje, mediante los cuales las personas construimos el mundo en que vivimos (Banchs,

2000).

Desde

este

enfoque,

Spink

(1994)

señala

que

las

representaciones sociales son concebidas como: “La actividad de reinterpretación continua que emerge del proceso de elaboración de las representaciones en el espacio de interacción lo que constituye, en nuestro modo de ver, el real objeto de estudio de las representaciones sociales en la perspectiva psicosocial” (p. 121). Tomando en consideración todo lo anteriormente mencionado, creemos más coherente que la visión de “significados” que más se acerca a nuestro proyecto es la de la perspectiva narrativa, ya que se focaliza en la producción de sentidos a través la interacción social y postula al ser humano como un ente activo en esa 25


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producción. Además toma en cuenta el contexto y la situación en los que se generan estas narraciones. La selección de esta mirada sobre los significados refuerza el carácter dinámico del enfoque procesual. La perspectiva narrativa toma en consideración el conocimiento del sentido común, elemento de estudio primordial en esta investigación, contempla las condiciones sociales de producción de este, en donde el saber producido en interacción social pasa a ser un foco relevante en nuestro proyecto ya que rescata la

comunicación,

sitúa

contextualmente

el

conocimiento

y

favorece

el

acercamiento a la diversidad de narraciones que crean y usan las personas para explicar, entender y actuar sobre el mundo. La temática de las Representaciones Sociales ha sido profundamente estudiada por la psicología social, en cambio el concepto de “práctica social” ha tenido un mayor desarrollo en el área de la sociología (Jaramillo, 2012). Según plantean Castellanos (2005) y Gutiérrez (2009) las prácticas sociales hablan de la experiencia humana y de todas aquellas actividades sociales, culturales, económicas y deportivas, entre otras, que se evidencian en la interacción directa y cotidiana de los individuos con el mundo que les rodea. A partir de los aportes de Anthony Giddens y Pierre Bourdieu (1995), podemos señalar que el mundo social es concebido como escenario dialéctico de producción y reproducción permanente de acciones y estructuras que dan forma y contenido a las prácticas sociales. Giddens (1995), señala que el concepto de práctica social dice relación con todas aquellas actividades humanas sociales que se desarrollan en el tiempo y en el espacio, y que se encuentran conectadas a registros reflexivos y discursivos producidos por las mismas personas. Estos dispositivos implican también elementos no controlados por ellas, los cuales son a la vez constituidos y constituyentes de las estructuras sociales. A grandes rasgos, podemos comprender por prácticas sociales todas aquellas “actividades humanas sociales que se autorreproducen y son recursivas (...) y a las cuales los individuos no les dan nacimiento, sino que las recrean” (Giddens, 1995, p. 40). 26


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Por otra parte, Fairclough (citado en Wodak y Meyer, 2003) abre el debate en relación a la conceptualización sobre la práctica social, favoreciendo poder visibilizar y distinguir entre una forma relativamente permanente de actuar en lo social y un dominio de acción e interacción susceptible de cambio. El autor señala que no se trata de una forma fija de funcionamiento, mediado por la posición del sujeto que se encuentra en el interior y que a su vez pertenece a una red de prácticas, sino también frente a unos esquemas de acción que a la vez que van reproduciendo las estructuras, contienen también un alto potencial para su transformación. En relación con lo anterior, Sánchez (2004), Chouliaraky y Fairclough (1999) señalan que la vida social está compuesta tanto por las prácticas, en donde las personas

realizan

acciones

ritualizadas

que

se

encuentran

situadas

contextualmente y utilizan recursos materiales y simbólicos para actuar de manera conjunta sobre la realidad. Asimismo, en consideración de que las prácticas sociales corresponden a formas de actividad social relativamente estables, cabe señalar que vinculan actividades, personas, relaciones sociales, instrumentos, objetos, tiempos, espacios, formas de conciencia y valores. Tal mirada de las prácticas sociales con relativa estabilidad es propuesta igualmente por Van Leeuwen (2008), quien las define como “formas socialmente reguladas de hacer cosas” (p.6). Por otro lado, las representaciones sociales forman parte de un entorno social simbólico en el que viven las personas. A su vez, ese entorno es reconstruido mediante las actividades realizadas por ellas, principalmente a través del lenguaje. De esta manera, se visualiza que las representaciones sociales presentan un elemento

individual

y

simbólico.

Tales

elementos

son

mutuamente

interdependientes, por lo tanto, de no ser por la realización de las actividades por parte de las personas, el entorno social simbólico no tendría existencia (Marková, 2006). En esta misma línea, Flament (1987) señala que las prácticas sociales se encuentran en una relación de dependencia con las representaciones sociales, 27


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vale decir, una representación social no puede concebirse sin hacer referencia a las prácticas a las cuales va ligada, así, la representación social parte de la base de elementos discursivos que se traducen en una práctica. La escuela Aix-en Provence plantea la consideración de al menos dos elementos para el estudio de las prácticas sociales: el primer elemento dice relación con las condiciones sociales, históricas y materiales en las cuales se insertan, y el segundo alude al modo de apropiación por parte de la persona, donde componentes cognitivos, simbólicos y representaciones presentan un papel determinante (Arciga, Bautista, Duder, González, Javiedes, Juárez, Mendoza, Ramos, Rodríguez, Álvarez y Martínez, 2004). En palabras de Moscovici (1976) “objetivizar es reabsorber un exceso de significados, materializándolos” (p.76). Este proceso supone tres fases, las cuales son: 1) selección y descontextualización: en esta fase se realiza una separación de la información o idea del campo científico a la que pertenece y del grupo que la sustenta y se efectúa una selección de la misma de acuerdo a criterios culturales (no existe un acceso igualitario a las información) y normativos (se selecciona aquellos elementos que entran coherencia con el sistema de valores del grupo). Esta información las personas la aprehenden, y, de esta forma, pasan a dominarla; 2) formación de un “núcleo figurativo”: en esta fase las personas crean una imagen o conjunto gráfico que muestra el concepto, generando el “núcleo”. El núcleo pasa a constituir el foco donde se concentra lo más significativo. En consecuencia, la imagen formada pasa a ser comprensible y al mismo tiempo posibilita modificar el aparato psíquico en una visión similar con otras teorías, y 3) naturalización: por último en esta fase la imagen alcanza un estatus de evidencia: ya adquirida, integra los elementos de la ciencia en una realidad de sentido común (Jodelet, 1986), es decir, se le adscriben características naturales a los conceptos. Las personas asocian de forma automática la información o idea con la imagen. En tanto el anclaje es un proceso que apunta a la implantación social de la representación y su objeto, en donde lo social se refleja en el significado y su 28


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utilidad (Jodelet, 1986). Este proceso consiste en nombrar y clasificar el nuevo conocimiento

(objeto

representado)

dentro

del

sistema

de

pensamiento

preexistente. El anclaje favorece la complejización de la representación social en tanto ésta va adquiriendo un mayor sentido. Lo anterior se refleja por medio de los tipos de anclaje: psicológico y social, en donde en el primero la información o la idea es asociada a las propias experiencias, y en el segundo, la misma información o idea se asocia a usos y costumbres, socializándola. Objetivación y anclaje corresponden a procesos que permiten explicar cómo funciona el pensamiento social, en donde lo cotidiano pasa a ser un elemento relevante al ser un insumo para el estudio de la representación social. En este sentido, respecto al concepto de cotidianidad, cabe señalar que es un concepto universal y ha sido utilizado como punto de partida para el estudio, visualizándose como algo que es inherente a toda sociedad esperable en todo sujeto. La cotidianidad se encuentra en la gran mayoría de las conformaciones sociales, y los sujetos manifiestan una tendencia a tener una cotidianidad. La intención, en ese sentido, es hablar de cotidianizar, del relato que hacemos de la vida diaria (Jaramillo, 2012). Según lo señalado por Heller (1987), en toda sociedad hay vida cotidiana, sin ella no hay sociedad, sobre la base de lo anterior se desprende que todo hombre y mujer tiene una vida cotidiana. Por otro lado Bégout (2011) entiende la cotidianidad como un gesto, una acción, un verbo: una forma permanente de cotidianizar. Siguiendo la línea de lo anterior, lo que llamamos cotidianidad sería, más bien, cotidianización. La cotidianización debe ser entendida como un relato, uno que nos narramos. El verbo sería, entonces, relatar o narrar. Lalive (2008) habla directamente de un relato de la vida cotidiana, señalando que existen ritualidades o etiquetas que se establecen en dicho relato, constituyendo así lo cotidiano. El mismo autor señala que el límite entre lo cotidiano y lo no cotidiano se encuentra en la carga simbólica, en su ausencia o presencia: entendiendo entonces por cotidiano el conjunto de situaciones y de prácticas casi totalmente descargadas de simbolización. 29


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Se plantea que existen diferentes motivaciones por las que surge la necesidad en el ser humano para cotidianizar, entre ellas el miedo aparece como móvil fundamental, lo que tiene su origen en la comprobación de que el mundo es un lugar hostil. El cotidianizar puede reconocer su causa en el miedo y la búsqueda de seguridad, pero además, dicha causa también podría deberse a la seguridad que proporciona saber que el mundo funciona de manera regular y que no existe la necesidad de tener que decidir y pensar cada situación (Jaramillo, 2012). Como plantea Colebrook (2002), no existiría lo que llamamos cotidianidad sin normas o, dicho de otro modo, sólo hay cotidianidad si esta se encuentra regida por reglas. “Hacen más fácil a los hombres y mujeres orientarse en las complejas estructuras de actividades, dan encuadramiento y forma a la vida cotidiana” (Heller, 1987, p. 281). En conclusión, y según lo planteado por varios autores (Jaramillo, 2012; Heller, 1987; Bégout, 2011; Lalive, 2008), podemos mencionar que lo propio del relato cotidiano sería lo insignificante, en donde pequeñas acciones son normadas, son relatadas, son cotidianizadas, ya que no habría grandes acontecimientos en lo cotidiano. Como dice Giannini (2004) "lo cotidiano es justamente lo que pasa cuando no pasa nada” (p. 29). “Que no pase nada significa que sólo tienen lugar situaciones corrientes, comunes, ordinarias: la cotidianidad sería el ámbito en el que no pasa nada especial, nada extraordinario, puras nimiedades” (Santos, 2014, p. 13) Todo aquello que conocemos como lo cotidiano se ve interrumpido cuando lo insignificante se vuelve significativo, cuando aquello que no llamaba la atención pasa a tener notoriedad. Del mismo modo, Giannini (2004) señala que el concepto de rutina hace mención a una idea cercana, pero no es lo mismo que la de cotidianidad. La rutina es contenida por la cotidianidad. La cotidianidad, insiste Lalive (2008), incluye a la rutina, pero no es sólo rutina. Considerando todo lo anteriormente señalado, seleccionamos la definición que postulan Moscovici y Jodelet (1990) sobre prácticas sociales, de acuerdo a ellos, las prácticas no sólo están ligadas a lo social, sino que son sistemas de acción 30


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socialmente estructurados y se encuentran implantados en relación con los roles (Jodelet y Moscovici, 1990), y es en el segundo proceso de su formación (anclaje) donde es posible visualizar tales prácticas, ya que como sistemas de acción socialmente estructurados se asocian a los usos, costumbres, códigos sociales y elementos culturales. Todos estos componentes permiten que la representación adquiera sentido y utilidad. Entendiendo que el proceso de anclaje presenta tres funciones: cognitiva y de integración de la novedad; de interpretación de la realidad; y de orientación de las conductas y las relaciones sociales (Jodelet, 1986), es dentro de esta última función donde se incorporan las prácticas sociales, ya que pasan a ser un elemento concreto de materialización de esta función. Ejemplo de ello -y enfocado a esta investigación-, son los colectivos, organizaciones

no

gubernamentales,

movimientos

sociales y

organismos

internacionales de derechos humanos que promueven y defienden los derechos sexuales y reproductivos y abogan por la libertad de decisión sobre el cuerpo de las mujeres, grupos que actúan de una determinada forma al tener esos códigos comunes de relación (orientación de conductas) y en donde se comparten conocimientos, valores y una historia en común, contribuyendo de esta manera en parte- a formar la representación. El abordaje desde el enfoque procesual de las representaciones favorece una mejor comprensión de los procesos psicosociales al tomar en cuenta las condiciones históricas, culturales y macrosociales, elementos dentro de los cuales se insertan las prácticas sociales, prácticas que es posible situar también dentro del componente conativo de la representación social, el cual supone una fuerza activa en la construcción de lo social (Madariaga,1996). Concibiendo la definición de Jodelet sobre las representaciones sociales (1986), es decir, como una: “Manera de interpretar y pensar nuestra realidad cotidiana, como una forma de conocimiento social y, correlativamente, la actividad mental desplegada por individuos y grupos a fin de fijar su posición en relación con situaciones, acontecimientos, objetos y comunicaciones que les conciernen” (p. 473). 31


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Es posible dar cuenta de la vinculación entre lo psicológico y lo social y en donde el conocimiento de sentido común adquiere relevancia, ya que supone la forma en que las personas hacen propios los sucesos de la vida cotidiana. Tal conocimiento se estructura a partir de las experiencias, informaciones y modelos de pensamiento que se transmiten y socializan por medio de la educación, la tradición y la comunicación social (Jodelet, 1986), es por ello que la definición de Bégout (2011) sobre cotidianidad nos parece la más apropiada puesto que entra en coherencia con esta investigación al sugerir el carácter activo por parte de las personas en la narración de lo cotidiano. También estamos de acuerdo con la definición que propone Lalive (2008), ya que considera lo cotidiano como algo que ha de ser narrado, es decir, como algo que se construye. Para acercarnos al concepto de prácticas discursivas, nos parece necesario comenzar por una aproximación a la conceptualización de “prácticas” y posteriormente al concepto de “discurso”. Castro (2004) concibe las prácticas como la regularidad que organiza lo que los hombres hacen que presentan un carácter sistemático (saber, poder, ética) y general (recurrente) y que por eso articula una “experiencia” o “pensamiento” (Castro, 2004). En consideración de lo anterior, cabe señalar que el pensamiento se halla en todas las maneras de decir y de hacer en las que la persona se expresa y actúa como sujeto de conocimiento y consciente de sí y de los otros/as. Así el pensamiento se concibe como la forma misma de acción (Castro, 2004). En relación con lo mencionado, toda práctica posee tres características: 1) homogeneidad: lo que los hombres hacen y la manera, el modo, en que lo hacen; las formas de racionalidad que organizan las maneras de hacer y la libertad con que actúan; 2) sistematicidad: las prácticas poseen tres propiedades, el saber (relación de dominio sobre las cosas, es posible ejercerlo o padecerlo), el poder (relación de acción con los otros) y la ética (relación del sujeto consigo mismo), estos tres aspectos es necesario considerarlos en su particularidad e interacción; 3) generalidad: las prácticas son recurrentes, hay que considerar que 32


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la generalidad de las prácticas es en sí misma una configuración histórica singular (Castro, 2004). Villa (1997) refiere que toda práctica es social. Postula que las prácticas son compartidas y adquieren sentido en la interacción con los otros/as en el contexto mismo en el que se construyen. Por otro lado, desde una orientación más bien marxista asociada a ideas foucaultianas, Pedraz (1997) considera a las prácticas como características de las clases o grupos sociales que se encuentran en función de los intereses, necesidades e ideologías de cada grupo social, en donde las clases "dominantes " imponen sus prácticas a las clases "dominadas". El concepto de discurso presenta una variación significativa de acuerdo al autor/a que lo propone (Hernández, 2013). Gilbert y Mulkay (1984) usan el concepto de discurso para mencionar a todas las formas de hablar y escribir, en tanto Foucault alude a prácticas lingüísticas más amplias que se constituyen y desarrollan históricamente (Foucault, 1970). Por otro lado, Íñiguez y Antaki (1994) conciben el discurso como “un conjunto de prácticas lingüísticas que mantienen y promueven ciertas relaciones sociales” (p. 63), donde el análisis de este pasa por “estudiar cómo estas prácticas actúan en el presente manteniendo y promoviendo estas relaciones. Es decir “sacar a la luz el poder del lenguaje como una práctica constituyente y regulativa” (p. 63). A partir de lo anterior, se hace complejo hablar de discurso concibiéndolo de una forma unitaria, ya que eso difumina las perspectivas que se comprometen con marcos filosóficos determinados y distintos. Sin embargo, a pesar de la variedad de conceptualizaciones sobre “discurso”, todas ellas tienen un denominador común: el énfasis compartido hacia la significación y hacia los elementos estructurantes del lenguaje, encontrándose ligadas a análisis interpretativos y reflexivos. De hecho, hay dos aspectos que posibilitan la convergencia de toda la diversidad de significados: primeramente, la consideración del análisis del lenguaje en su uso, tanto hablado como escrito; en segundo lugar, el hecho de que, en general, hablar de discurso es una manera de reparar en los aspectos 33


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constructivos y productivos del uso del lenguaje y acentuarlos, en nuestras prácticas lingüísticas, a diferencia de la consideración referencial del lenguaje, vale decir, como descripción o representación del mundo

(Garay, Íñiguez y

Martínez, 2005). Siguiendo la línea de lo planteado por Michel Foucault (1969), consideraremos los discursos como prácticas sociales, y según como las conceptualiza Foucault (1969) hablaremos en este caso de prácticas discursivas, entendidas como reglas, constituidas en un proceso histórico que van definiendo en una época concreta y en grupos o comunidades específicos y concretos, las condiciones que hacen posible una enunciación. Dicho autor no niega que los discursos están constituidos por signos, pero rechaza la idea de que los discursos tan solo utilicen los signos para hacer evidente algunas cosas. En este sentido debemos considerar todo discurso como prácticas que forman sistemáticamente los objetos de que hablan (Foucault, 1966) y abandonar la consideración de los discursos como conjuntos de elementos significantes. Foucault (1969) no niega que los discursos están compuestos por signos, pero rechaza la idea de que los discursos utilicen sólo dichos signos para hacer visibles ciertas cosas que representan dicha realidad. Desde una perspectiva general, es necesario diferenciar además entre prácticas discursivas y prácticas no discursivas, sin embargo, aunque las prácticas no discursivas (el hacer) y los discursos (el decir) presentan naturalezas distintas, "no es posible concebir, desde un punto de vista arqueológico o genealógico, el discurso por una parte, y las prácticas por otra" (p. 84) (Zuluaga, 1987), vale decir, no se pueden analizar las prácticas por fuera del discurso, ni separar las prácticas de los discursos. Por otra parte, Parker (2005) postula que los discursos corresponden a la organización del lenguaje en ciertas formas de enlace que se ligan con fenómenos sociales, señalando un ejemplo esclarecedor: “Si se dice “me duele la cabeza, así que debo estar enfermo”, se está utilizando el discurso médico; si se dice “me duele la cabeza, así que puede 34


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ser que en verdad no quiera ir a la fiesta”, se estará utilizando un tipo de discurso psicodinámico; y si se dice ‘me duele la cabeza, pero no de la forma que a ti te duele cuando lo usas como hacen las mujeres’ se estará empleando un tipo de discurso sexista” (Parker, 2005, p. 94). Desde otro punto de vista, para la perspectiva discursiva los discursos no son ideas abstractas, maneras de decir que tienen una existencia independiente del mundo real. Al contrario; los discursos se encuentran ligados íntimamente con el funcionamiento de la sociedad puesto que ejercen funciones determinadas (Garay, Íñiguez y Martínez, 2005). En relación con lo anterior, considerar el discurso como una práctica social implica el reconocimiento de su carácter constructor, vale decir, las relaciones de las personas, entre ellas y con la naturaleza se encuentran constituidas por el lenguaje: los significados que construyen las personas se hallan en constante construcción y abiertos a cambios continuamente. Se encuentran abiertos debido a que su raíz se da en los intercambios y negociaciones entre las personas, pero también porque dependen de la forma en que el lenguaje se emplea y de la retórica que se despliega (Shotter y Gergen, 1988). La Psicología discursiva delimita como temas discursivos, temas que la gente, en la producción de su discurso, tematiza o a partir de los cuales se sitúa. Estas construcciones discursivas se estudian “...en el contexto de su ocurrencia como construcciones situadas y ocasionadas, la naturaleza precisa de las cuales adquiere un sentido, para los participantes y para los analistas al mismo tiempo, en aquello que hace referencia a las acciones sociales que estas descripciones consiguen o completan” (Edwards y Potter, 1992, p. 2-3). En este sentido, el lenguaje cobra un importante papel, el cual desde la perspectiva discursiva se enfatiza al analizar la variabilidad de sus funciones, en otras palabras, se consideran las múltiples y versátiles perspectivas del mundo que las propias personas producen en sus interacciones e intercambios lingüísticos. Según lo dicho, la orientación del discurso hacia funciones específicas corresponde a un indicador de la naturaleza constructiva que presenta (Potter y Wetherell, 1987), de 35


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esta manera se reconoce al lenguaje como constructor de la realidad. Es así como podemos señalar que la perspectiva discursiva abandona la idea del lenguaje como un sencillo instrumento que permite expresar y hacer públicas las ideas, y reconoce al lenguaje como constructor de dichas ideas y como una herramienta que posibilita el conocimiento de la realidad (Garay, Íñiguez y Martínez, 2005). Siguiendo la línea de esta investigación, escogemos la definición de discurso que proponen Íñiguez y Antaki (1994), quienes lo entienden como un conjunto de prácticas lingüísticas que mantienen y promueven ciertas relaciones sociales. Escogemos también la mirada del lenguaje como práctica social desde la Perspectiva Discursiva para concebir las prácticas discursivas. Tal mirada implica la capacidad del lenguaje para hacer cosas (Garay, Íñiguez y Martínez, 2005), es decir, el lenguaje permite realizar acciones sociales, configurando así el aspecto performativo de las prácticas discursivas. Seleccionamos tales elementos puesto que realzan el carácter social del discurso y su orientación a la acción. Según lo mencionado y en relación con esta investigación, dentro de las prácticas discursivas se engloban los distintos discursos respecto al tema del aborto, las narraciones realizadas y las conversaciones cotidianas efectuadas en la interacción social, lo anterior se traduce en la producción de discursos sobre el aborto enunciados y orientados a la acción por parte de diversos grupos tales como la consideración del aborto como un filicidio por parte de la iglesia católica y la legislación penal chilena; como problema de salud por parte del Colegio de Matronas y Matrones de Chile -por ejemplo-; como un problema de clase, por parte de organizaciones y colectivos feministas, sumando la concepción del mismo tema

como

un

Derecho

Humano,

por

parte

de

Organizaciones

No

Gubernamentales. También se refleja en las conversaciones cotidianas que mantienen las personas y en las narraciones, ya que como prácticas discursivas, las narraciones no sólo son palabras sino que también son acciones que construyen, actualizan y mantienen la realidad (Cabruja, Íñiguez y Vásquez, 2000).

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El énfasis en la construcción del discurso permite entender que este genera consecuencias prácticas (Potter y Wheterell citados en Garay, Íñiguez y Martínez, 2005), las cuales podemos evidenciar en las prácticas sociales cotidianas, ya que estas suponen el efecto de las prácticas discursivas, en este sentido, a partir de los distintos discursos generados por los diversos grupos respecto al tema del aborto y por las personas en la conversación cotidiana, es que se producen prácticas sociales, funciones y roles asociados determinados circunscritos a los grupos que enuncian esos discursos. Tales prácticas sociales, en la línea de nuestro estudio, se relacionan con los acciones de organizaciones articuladas socialmente y con los medios de comunicación, quienes enuncian y difunden desde roles específicos distintas formas de orientar la conducta respecto al tema del aborto. Tomando en cuenta esto, es desde las prácticas sociales que las representaciones sociales contribuyen a crear una visión compartida de la realidad y marco de referencia común, posibilitando las conversaciones cotidianas (Araya, 2002) respecto al aborto, conversaciones que pasan a ser el lugar donde las personas construyen y negocian el sentido de la interacción (Criado, 1991). Es entonces como desde la perspectiva seleccionada, el énfasis principal está puesto en el hecho de que el trabajo interaccional se hace en el discurso y en la consideración del mismo como una producción situada. Las representaciones sociales no son construcciones realizadas recientemente. Sobre la base de lo anterior, se han realizado estudios ligados con el tema del aborto, en este sentido es posible señalar un estudio sobre representaciones sociales de embarazo y aborto en la adolescencia, en Buenos Aires, Argentina. En aquel trabajo se efectuaron 45 entrevistas abiertas a adolescentes de sector popular urbano -principalmente de bajo nivel socioeconómico- en un hospital público en 2004 (Climent, 2009). La mayoría opina que “muchas chicas se embarazan siendo adolescentes”. Una cuarta parte considera que “es un problema” y la mitad lo limita a determinados casos (si no tienen recursos, no lo buscaron, son chicas, no tienen pareja; los padres del bebé se drogan, la familia 37


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no las apoya), sin embargo, para más de la mitad no es un problema “en su caso”. Dos tercios de las adolescentes “culpabilizan” a las chicas por conductas consideradas inaceptables y con las cuales no se identifican: señalan que las adolescentes quedan embarazadas porque “son descuidadas”, “no piensan”, “se encaprichan con un chico”, “sólo quieren irse a la cama”. La mitad lo atribuye al “enamoramiento” y al “deseo de tener hijos”. Varias lo atribuyen a la falta de información y a las relaciones familiares conflictivas (Climent, 2009). En relación con lo anterior, podemos señalar que las representaciones sociales del embarazo y el aborto corresponden a una representación social hegemónica (Moscovici, 1988). En donde el contenido de ésta es compartido socialmente y presenta un carácter naturalizado, es decir, el embarazo es visto por parte de las adolescentes como natural y normal y consideran que la prevención pasaría por decisiones individuales. Respecto al aborto, lo anterior se observa en que es frecuente la creencia por parte de las adolescentes de que “muchas chicas deciden interrumpir el embarazo”. Además, más de un tercio vivieron situaciones conflictivas en torno al aborto que van desde pensar en él, ser presionadas a hacerlo o a no hacerlo, intentarlo y lograrlo con o sin su consentimiento, apareciendo así el aborto como una práctica generalizada, inaceptable ─refieren que causa “arrepentimiento”─ y peligrosa (Climent, 2009). Respecto a la conceptualización de aborto, Calandra (1973) señala que el aborto corresponde a la interrupción del embarazo antes de la viabilidad fetal, con expulsión del huevo y sus membranas. Desde una mirada médica, Faúndes y Barzelatto (2007) definen el aborto como la interrupción del embarazo y que puede ser espontáneo o inducido. El aborto espontáneo ocurre en ausencia de intervención externa y puede ser causado por enfermedades de la mujer o defectos genéticos del embrión. Por su parte, el aborto inducido ocurre a raíz de una

interrupción externa intencional. Desde el punto de vista sociológico se

plantea que con la revolución industrial el rol de la mujer cambió y modificó los valores, esto provocó que el control de la natalidad surgiera como una necesidad 38


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social unida a una revolución sexual, generando una distinción entre la vida sexual y la procreación, en este sentido, la estructura social antigua (el espacio de la mujer relacionado al mundo privado asociado a la creencia de que ser mujer implica ser madre) aún se encuentra en el inconsciente individual y colectivo, a raíz de ella surge el sentimiento de culpa, indignación y rechazo que genera cuando se habla públicamente del aborto (Calandra, 1973). Tomando en consideración lo anterior, esta investigación fue abordada desde la teoría de género, concepto que es entendido como una construcción social que presenta como base las diferencias sexuales biológicas, a partir de las cuales se determinan culturalmente los roles a cumplir por parte de la mujer y el hombre (Hardy y Jiménez, 2001). En este sentido, los elementos culturales vienen a reforzar las diferencias dadas por el sexo, según esto, se pueden señalar las siguientes características sobre el género: 1) sólo hay dos géneros: femenino y masculino; 2) el género se encuentra jerarquizado, siendo el masculino el dominante y el femenino subordinado, lo cual contribuye al mantenimiento de la relación de poder; 3) la estructura del género es constante en el tiempo y en el espacio, no varía; 4) el género es vinculante, es decir, lo femenino depende de lo masculino y viceversa, siendo sus diferencias complementarias (Barberá y Martínez, 2004). El Género corresponde a una categoría relacional que tiene en cuenta las relaciones de poder, la experiencia, la subjetividad y el saber concreto. Asimismo, la Teoría de las Representaciones Sociales no separa al sujeto social y el saber concreto de su contexto, debido a que la construcción de ese saber está ligada a la subjetividad (Blazquez, Flores y Ríos, 2012). En relación con lo anterior, esta teoría señala que determinadas formas de pensamiento particulares a cada sexo se ligan con relaciones sociales específicas, esto lleva a comprender la masculinidad y la feminidad como categorías actualizadas constantemente por regulaciones sociales específicas y relacionadas con los contextos en que se producen. Por lo tanto, masculinidad y feminidad pueden ser comprendidas, desde este paradigma,

como una

construcción 39

sociocognitiva,

distanciando su


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causalidad de las diferencias entre los sexos a nivel social (Flores, 2003). De acuerdo a West y Zimmerman (1999), “en la medida en que la sociedad está dividida en diferencias esenciales entre hombres y mujeres, y la colocación en una categoría sexual es relevante y además impuesta, el hacer género es inevitable” (p. 127). Elemento relevante sobre el discurso de género es reconocer el contexto ideológico en el que este es producido (Blazquez, Flores y Ríos, 2012), en este sentido, la ideología del patriarcado toma importancia. Tal ideología considera a la masculinidad como el modelo hegemónico que separa a nivel social al hombre y la mujer (Schongut, 2012). Al asignar a las mujeres un conjunto de características, comportamientos y roles “propios de su sexo”, los hombres quedan obligados a prescindir de estos roles y a tensar al máximo sus diferencias con ellas, en efecto, el patriarcado distingue dos esferas de acción y producción simbólica totalmente separadas e independientes entre sí: una pública, reservada a los varones para el ejercicio de poder político, social, del saber, económico, entre otros; y una privada, reservada para las mujeres que asumen subordinadamente el rol de esposas y madres. Dicha distinción es aplicable solo a las mujeres, dado que los hombres recorren y gobiernan ambas esferas (Facio y Fríes, 2005). En el caso de nuestra investigación, este modelo de masculinidad ejerce un control sobre el cuerpo de la mujer al violar sus derechos sexuales y reproductivos, incluyendo su derecho a la libertad, a la salud y a la seguridad (Centro Legal para Derechos Reproductivos y Políticas Públicas, 1998), aumentando la marginación de la mujer. El objetivo del estudio del género como sistema en la disciplina psicológica es precisamente explicar cómo se conforma la diferencia (Blazquez, Flores y Ríos, 2012).

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III.2. Antecedentes empíricos La Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (en adelante, FIGO, 1999), define al embarazo como la parte del proceso de la reproducción humana que se inicia en el momento de la implantación del embrión y termina con el nacimiento de un bebé o con un aborto, este último se da antes de que el feto sea viable, vale decir, antes de ser capaz de llevar una vida independiente fuera del útero, viabilidad que los expertos sitúan entre las 23 y 25 semanas de gestación (McElrath, Norwitz, Nour y Robinson, 2002). Considerando el aborto desde la perspectiva legal, hoy se discute en Chile la reinserción en el ordenamiento jurídico de la figura del aborto “terapéutico”, eliminada en septiembre de 1989 del Código Sanitario de 1984 la que señalaba en su artículo 119: “Solo con fines terapéuticos se podrá interrumpir el embarazo. Para proceder a esta intervención se requerirá de la opinión documentada de dos médicos cirujanos” (p. 25). La Constitución actual consagra tanto el derecho a la vida y a la integridad física de las personas, como la protección del que está por nacer, en su artículo 19 n°1. Por lo tanto, la vida está protegida no solo desde el nacimiento, sino desde la concepción (Besio, Chomalí, Neira y Vivanco, 2008). El Código Penal chileno castiga como delito el aborto cometido: Artículo 342 N°1 por un tercero con violencia; N°2 sin consentimiento de la mujer; N°3 con consentimiento de la mujer; Artículo 343 lo castiga si es cometido preterintencional con violencia; Artículo 344 si fue cometido por la propia mujer por móviles no relevantes; inc.2 o por motivos sentimentales; Artículo 345 si fue cometido por un profesional (Código Penal Chile). Según la Organización Mundial de la Salud (2012), se calcula que se producen 22 millones de abortos inseguros. El 98% de los abortos inseguros ocurren en países en vías de desarrollo. La cantidad total de abortos inseguros ha aumentado de alrededor de 20 millones en 2003 a 22 millones en 2008, si bien la tasa global de abortos inseguros no se ha modificado desde el año 2000. Aproximadamente 47.000 muertes relacionadas con el embarazo son provocadas por complicaciones 41


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de un aborto inseguro. Además, se estima que 5 millones de mujeres sufren incapacidades como resultado de las complicaciones de un aborto inseguro. De acuerdo a la OMS (2012), los impresionantes avances en el uso de anticonceptivos han producido una reducción de la cantidad de embarazos no deseados, pero no han eliminado la necesidad de acceder a un aborto sin riesgos (OMS, 2012). Se prevé que unas 33 millones de usuarias de anticonceptivos padezcan

un

embarazo

accidental

cada

año

mientras

usan

métodos

anticonceptivos. Algunos de estos embarazos accidentales se finalizan mediante abortos inducidos y otros terminan siendo bebés no planificados (OMS, 2012). El Informe 2005 del Observatorio de Equidad de Género en Salud (2005) señala que existen variados indicadores del aborto que no presentan cambios, tales como: la no aprobación de un Proyecto de Ley que reponga el aborto terapéutico (En 1991 se presentó el proyecto que “Modifica el artículo 119 del Código Sanitario en lo relativo al aborto terapéutico”, siendo archivado en 1997. Este Proyecto fue nuevamente presentado en enero del 2003 y desde esa fecha se encuentra en Primer Trámite Constitucional en la Cámara de Diputados, lo que sugiere que difícilmente será retomado); la mantención del número de abortos por parto (13%) en el sistema público entre el año 2003 y 2004; el hecho de no eximir al personal de la salud de la obligación de comunicar el aborto inseguro provocado y la ausencia de iniciativas para el registro epidemiológico de casos de aborto inseguro provocado. Se suma a lo anterior la ausencia de encuestas sobre sexualidad y reproducción que indaguen sobre el número de casos de aborto inseguro provocado y la inexistencia de información respecto a la cantidad de mujeres procesadas por haberse realizado un aborto. La única excepción que es posible señalar como avance, es la disminución del porcentaje de muertes maternas a raíz de complicaciones de aborto de un 16% a un 13% entre los años 2002 y 2003 (Observatorio de Equidad de Género en Salud, 2005). Una encuesta Nacional realizada en el año 2005 por la Corporación Humanas y la Universidad de Chile encontró que del total de encuestados/as, la mayoría de las mujeres (56%) creen que es una decisión de la mujer en cualquier caso y lo 42


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justifican mayoritariamente para proteger la salud de la madre (67%), en caso de inviabilidad del feto (58%) y en caso de violación (55%); no así por razones económicas, opción rechazada por el 85% de las mujeres (Corporación Humanas, 2005). Conforme a otra encuesta realizada el año 2014 por el Centro de Estudios Públicos (CEP) respecto a la despenalización del aborto, del total de encuestados, la mayoría (77%) refirió estar de acuerdo solo en los casos en que el feto sea inviable; un 70% se mostró de acuerdo solo en casos de violación, y un 72% solamente en casos en que el embarazo pusiese en riesgo la vida de la madre (Centro de Estudios Públicos, 2014). De acuerdo al Instituto Chileno de Medicina Reproductiva (ICMER) (2003), el número de abortos que se practican en Chile actualmente es desconocido, ya que su práctica está penalizada. Los estudios que se realizaron en la última década sobre la incidencia del aborto inducido, indican que Chile tiene una de las tasas más altas de América Latina. Las estimaciones del número de abortos clandestinos que se practican anualmente en el país varían entre 159.650, 200.000, y alrededor de 60.000 abortos por cada 100 mujeres de 15 a 49 años (Instituto Chileno de Medicina Reproductiva, 2003). III. 3. Marco epistemológico/reflexividad El posicionamiento filosófico que orienta esta investigación corresponde al Constructivismo social. Para la Teoría de las Representaciones Sociales el sujeto y el objeto no son vistos como funcionalmente separados. Así, según Moscovici (1984) en respuesta a las epistemologías estáticas, el conocimiento social es coconstruido por el conocedor (Yo) y el otro (persona, grupo, sociedad, cultura). Piaget (1968) señala que existe una parte de construcción y re-construcción en el acto de representación. Es así como el sujeto es creador de las representaciones sociales, de esta forma, se reconoce al sujeto como sujeto social. Su actividad es simbólica y cognitiva (Piaget, 1968), además existe una relación de interacción, a 43


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partir de la cual sujeto y objeto se modifican mutuamente (Piaget, 1968). En relación a lo anteriormente señalado, se entiende al sujeto como productor de sentidos, viéndose el carácter social de la representación a través del uso del lenguaje (Jodelet, 1986). Tal como señala Banchs (2000) al mencionar: “Para acceder al conocimiento de las representaciones sociales se debe partir de un abordaje hermenéutico, entendiendo al ser humano como productor de sentidos y focalizándose en el análisis de las producciones simbólicas, de los significados, del lenguaje, a través de los cuales los seres humanos construimos el mundo en que vivimos” (p. 3.6). En cuanto a las características del objeto/persona, señalamos que son mujeres universitarias que se están formando para el ingreso al campo laboral. Corresponde a población culta, susceptible de brindar aportes de manera fundamentada. Son mujeres que construyen su realidad activamente mediante la permanente interacción social, viéndose influenciadas por las propias vivencias y por el contexto en el cual se encuentran, siendo el lenguaje la principal herramienta para la construcción de sus representaciones sociales (Jodelet, 1986). Escogimos a esta población debido a que, a partir del carácter contingente del tema del aborto, creemos que las mujeres son las principales actoras sociales y soberanas de su cuerpo, además de ser este grupo de mujeres posibles (mas no únicas) usuarias en el caso que se llegase a despenalizar el aborto en Chile. La relación sujeto-objeto es de cercanía, pero considerando una distancia prudente para abordar el tema del aborto desde aspectos cognitivos, afectivos y conativos sin contactarnos con la vivencia y/o historias de vida acerca del mismo (Moscovici, 1984). En relación a lo anterior, involucramos nuestras reflexividades en este punto, lo cual se manifiesta en la visibilización del tema del aborto en un espacio cercano de apertura libre de prejuicios, considerando el respeto a las personas, a su privacidad, la posibilidad de cambiar de opinión de acuerdo a la participación en la investigación y sus decisiones autónomas para el rescate del pensamiento social sobre este tema controversial y contingente (Gonzáles, 2002). 44


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El constructivismo social postula que la realidad social es una construcción de los/as que en ella habitan y, por tanto, está referida a un contexto y a un momento histórico específico. En la construcción de esa realidad el lenguaje juega un rol principal (Banchs, 1999), puesto que su significado es resultado de una relación entre personas que en interacción construyen su mundo (Banchs, 1999). Ibáñez (citado en Banchs, 1999) menciona como presupuestos epistemológicos y ontológicos los siguientes: “Presupuestos epistemológicos: 1. Rechazo de la racionalidad científica positivista 2. Consumación de un «giro hermenéutico»: "ya no se puede ignorar la dimensión hermenéutica de los hechos sociales (ni la de las) explicaciones que ofrecen las ciencias sociales" (Ibáñez,1989, p. 116). 3. Dimensión construida de los hechos sociales que hace inaceptable la tesis de la verdad como correspondencia 4. "Naturaleza intrínsecamente social del conocimiento científico y de las prácticas que lo construyen, lo que vuelve

insostenible cualquier intento

de fundamentar la

supuesta

neutralidad del conocimiento científico" (p. 117). Del mismo modo Ibáñez (citado en Banchs, 1999) señala los Presupuestos ontológicos: 1. Reconocimiento de la naturaleza simbólica e histórica de la realidad social. 2. Reconocimiento de la importancia que envuelve el concepto y el fenómeno de la «reflexividad»: "es porque el sujeto es capaz de tomarse a sí mismo como objeto de análisis por lo que puede constituirse un mundo de significados compartidos y un espacio intersubjetivo sin los cuales la dimensión social no podría conformarse como tal" (Ibid., p. 122). 3. Consideración de la «agencia humana»: "el hecho de que el ser humano pueda actuar sobre la base de “razones” rompe toda posibilidad de formular una explicación de sus conductas desde el principio del determinismo causal universal, asumido por el positivismo como una de las condiciones de posibilidad de la propia explicación científica" (Ibid., p. 123). 4. Reconocimiento del carácter dialéctico de la realidad social: énfasis en "la naturaleza relacional de los fenómenos sociales y el carácter 45


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procesual de estos fenómenos. En este sentido no es posible realizar una división ontológica entre individuo y sociedad" La representación social considera que el conocimiento es social en su origen y no el resultado de la cognición individual. La relación epistémica de la persona con un objeto es delimitada e intervenida por las otras personas significativas. El grupo, mediante su sistema de representaciones, generado en el discurso y en los actos de comunicación, es el fundamento sobre la base del cual la persona comprende e interactúa con el mundo (Wagner y Flores-Palacios, 2010). Las personas nacen dentro de un entorno social simbólico que dan por supuesto de manera similar como lo hacen con su entorno natural y físico. Igual que las montañas y los mares, los lenguajes, las instituciones sociales y las tradiciones configuran un paisaje del mundo en el que viven las personas, de manera que ese entorno social simbólico existe para las personas como algo que solo se cuestiona bajo circunstancias determinadas. No obstante, las personas también son agentes. Tienen maneras establecidas de comprender, comunicar y actuar sobre sus realidades ontológicas. Una vez que comprometen su pensamiento, las personas ya no reproducen su entorno social simbólico de manera usual y automática, sino que lo incorporan a su esquema cognitivo. En otras palabras, no sólo reproducen sus realidades ontológicas, sino que se comprometen en procesos epistemológicos y, como producto de ello, cambian sus realidades ontológicas al actuar sobre ellas (Marková, 1996). La teoría de las representaciones sociales considera a las realidades como algo construido y producido en la interacción entre las personas (Moñivas, 1994). La aproximación procesual de las representaciones sociales corresponde a un modo de apropiación de esta teoría. Esta aproximación se centra más en el aspecto constituyente ─los procesos─, que en el constituído ─contenidos─ de las representaciones (Banchs, 2000). Los primeros serán estudiados en la presente investigación de manera dinámica, en términos de dialécticas de intercambio. Entre las características propias del abordaje procesual de las representaciones 46


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sociales cabe señalar un enfoque cualitativo, hermenéutico, enfocado en la diversidad y en los componentes significantes de la actividad representativa; un uso más frecuente de referentes teóricos derivados de la lingüística, sociología, filosofía; un interés centrado sobre el objeto de estudio en sus ataduras sociohistóricas y culturales específicas (Banchs, 2000). El enfoque procesual va más allá del Interaccionismo Simbólico, hacia una postura socioconstruccionista proveniente de principios interaccionistas e influenciada por la literatura foucaultiana, especialmente en términos de análisis del discurso. Mary Jane Spink (1994) esclarece esta postura, asume en forma explícita la estrecha conexión de su enfoque con la tradición hermenéutica y con los presupuestos epistemológicos construccionistas. En la definición del objeto de estudio de las representaciones sociales, evidencia el carácter procesual del enfoque: “Es la actividad de reinterpretación continua que emerge del proceso de elaboración de las representaciones en el espacio de interacción lo que constituye, en nuestro modo de ver, el real objeto de estudio de las representaciones sociales en la perspectiva psicosocial” (Spink, 1994, p.121). En la definición mencionada el proceso de elaboración alude al proceso social y no a los mecanismos cognitivos. En consideración de lo recién mencionado, se plantean los presupuestos epistemológicos del enfoque procesual. Este enfoque propone que para acceder al conocimiento de las representaciones sociales se ha de considerar un abordaje hermenéutico, concibiendo a la persona como productora de significados, centrando el análisis en estos últimos y en el lenguaje, a partir del cual las personas construyen su realidad. Como vías de acceso al conocimiento, desde este enfoque se encuentran los métodos de recolección y análisis cualitativo de datos y la triangulación, mezclando múltiples técnicas, teorías y miradas de investigadores/as. Sobre la base de esta última técnica se busca profundizar y ampliar el objeto de estudio (Banchs, 2000). 47


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La naturaleza del objeto de estudio que se aprehende por las vías mencionadas apunta a un conocimiento diverso, cambiante, el que se obtiene mediante la combinación del conocimiento (subjetivo y social) sobre el que se basan las representaciones y las actividades por medio de las cuales son producidas y difundidas (Flick citado en Banchs, 2000). Spink (citada en Banchs, 2000) señala que el trabajo con el sentido común implica heterogeneidad, es decir, este supone no solo lógica y coherencia, sino que también contradicción, es por ello que no tiene sentido catalogar sus contenidos en búsqueda de lo estable y consensual. El constructivismo social defiende que la realidad es una construcción social, de manera que ubica el conocimiento dentro del proceso de intercambio social. En este sentido, la explicación psicológica no refleja una realidad interna, sino que corresponde a la expresión de un quehacer social, por lo que traslada la explicación de la conducta desde el interior de la mente a una explicación de la misma como un producto de la interacción social (Berger y Luckmann citados en Serrano y Pons, 2011). La realidad en este paradigma surge como una construcción humana que da cuenta sobre de las relaciones entre las personas y el contexto. La persona se manifiesta como un producto social ─el homo socius─, determinado por capas de conocimiento que van conformando su biografía, ambiente y experiencia (Serrano y Pons, 2011). Las explicaciones de los fenómenos psicológicos no se ubican en la persona como ente individual, sino que se ven influidas por las pautas de interacción social con las que la persona se encuentra, de este modo el/la sujeto/a individual queda “diluido” en estructuras lingüísticas y en sistemas relacionales de interacción. Las relaciones sociales permiten la configuración de redes simbólicas que se generan de manera intersubjetiva, produciendo un contexto en el que las prácticas discursivas y sus significados van más allá de la propia mente individual (Serrano y Pons, 2011). Sumado a lo anterior, la perspectiva discursiva toma un papel relevante en esta investigación, puesto que enfatiza y considera la posición de los sujetos/as y sus construcciones, incorporando la importancia del lenguaje en tanto 48


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este es constructor de realidades y sustento de las interpretaciones subjetivas que efectúan las personas (Potter, 2008). La Psicología Discursiva ha fundamentado las Representaciones Sociales desde otra perspectiva: entendiendo que estas son intersubjetivas a raíz de la interacción de los/as actores/actrices sociales, las vías de aprehensión para su conocimiento se hallan en la comunicación y en la interpretación, por lo cual, para construir las representaciones sociales es necesario recurrir a los alcances simbólicos que otorga el lenguaje desde el discurso que producen las personas en sus prácticas sociales (Chourio, 2012). En consideración de lo anteriormente señalado, podemos afirmar que las ideologías subyacen en las representaciones sociales. Estas representaciones son a su vez la base del discurso y de otras prácticas sociales. Lo anterior en el caso de nuestro estudio se traduce en que la ideología del patriarcado se transmite a través de la creencia, por ejemplo, de que ser mujer implica ocuparse del cuidado de los/as otros/as. Las

ideologías

son

“sistemas

de

creencias

fundamentales

socialmente

compartidas” (p.10) por los miembros de una colectividad de actores sociales. No obstante, solo algunos tipos de grupo ─típicamente en relación con otros grupos─ desarrollan una ideología (Van Dijk, 2005). Las ideologías definen la identidad social de un grupo, además controlan y organizan otras creencias socialmente compartidas. Una de sus funciones cognitivas es brindar coherencia (ideológica) a las creencias de un grupo y así facilitar su adquisición y uso en situaciones cotidianas. Entre sus funciones sociales cabe señalar que son la base de los discursos y otras prácticas sociales de los miembros de grupos sociales y les permiten a ellos organizar y coordinar sus acciones (conjuntas) y sus interacciones con miras a las metas e intereses del grupo en su conjunto. Finalmente, funcionan como parte de la interfaz sociocognitiva entre las estructuras sociales de grupos por un lado, y sus discursos y otras prácticas sociales por el otro. Así, algunas ideologías pueden funcionar para legitimar la dominación, pero también para articular la resistencia en las relaciones de poder (Van Dijk, 2005). En este sentido 49


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y en la línea de nuestra investigación, es que tomamos el concepto de patriarcado, el cual considera a la masculinidad como el modelo hegemónico que divide socialmente al hombre y la mujer (Schongut, 2012) . III. 3.1 Reflexividad Considerando que el tema se encuentra actualmente en la palestra nacional, a nivel personal esto me genera ambivalencia, ya que por un lado me parece válido como primer paso el hecho de que se abra el debate sobre esta materia, debate que da cuenta que poco a poco va existiendo un acercamiento a una toma de conciencia sobre la importancia del tema, pero por otro, me parece un retroceso que se esté disputando por la despenalización de la interrupción del embarazo en tres situaciones específicas, ya que pareciera una forma de evadir el hablar legítimamente del aborto. Considero que lo realmente sustancial del asunto pasa por la importancia de los derechos sexuales y reproductivos, los cuales se ven directamente transgredidos, ya que los grupos de poder parecen imponer una futura posible realidad sin considerar la dignidad y necesidades de las mujeres que deciden abortar por diferentes motivos. Pienso que el hacer valer este derecho humano conlleva riesgos y numerosas consecuencias que impactan en el cuerpo -que de cierto modo ésta pasa a ser propiedad del Estado en vez de propia- y en la mente de la mujer, sus relaciones interpersonales, su nivel socioeconómico, entre otros ámbitos, todos elementos que muchas veces son limitantes a la hora de tomar decisiones que favorecen el bienestar. Es por este motivo que investigar las representaciones sociales sobre el aborto en la población seleccionada se convierte en una aproximación a la visibilización y consideración de sus necesidades, tomando un rol de mediadoras entre la expresión de las ideas de las mujeres estudiantes universitarias y el posterior análisis de estas representaciones. Camila Rojas Rivas. Actualmente en la sociedad se está dando el espacio para discutir sobre el aborto, 50


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según mi parecer, no existe un consenso ni siquiera parcial respecto a este tema. Las posturas están muy radicalizadas y esto no favorece en nada la toma de una decisión informada, desprejuiciada y sin ningún tipo de dogma que nuble lo esencial detrás de todo esto: el derecho a elegir. Me parece muy injusto que la decisión respecto a si una mujeres desea llevar a término un embarazo, bajo las condiciones que sean, este mediado principalmente por una postura religiosa o personas autodenominadas “pro-vidas”, con un discurso que asegura resguardar la integridad de un ser que es indefenso y no puede defenderse, pero es sólo durante el periodo gestacional en donde se sienten con el derecho de opinar sobre lo que la mujer debe hacer, pero nadie plantea soluciones respecto a lo que sucede después del nacimiento de ese niño o niña que puede ser no deseado, con alguna enfermedad que le sea imposible vivir o incluso en casos en donde la madre ponga en riesgo su vida. Yo no quiero que todas las mujeres aborten, pero quiero que sean ellas las que puedan decidir sobre su útero, quiero que sea en condiciones dignas, con resguardo médico y apoyo psicológico. Lissette Jara Cárdenas.

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IV.

DISEÑO METODOLÓGICO

IV.1. Metodología, método, diseño. Metodología Esta investigación se enmarca dentro de la metodología cualitativa, puesto que se estudiaron las representaciones sociales que construye un grupo de mujeres estudiantes universitarias, en donde se indagaron las actitudes, significados y prácticas sociales cotidianas asociadas al aborto, siendo fundamental en este proceso de construcción el lenguaje y la interacción social, ya que desde la interrelación

continua

y

permanente

de

estos

elementos

surgen

las

representaciones sociales. La metodología de investigación cualitativa nos permite conocer, según lo señalado por Bergh (1989) las percepciones de la gente, de los símbolos y los objetos. En la misma línea, Ruiz Olabuénaga (2003) refiere que los métodos cualitativos son los que enfatizan conocer la realidad desde una perspectiva de captar el significado particular que a cada hecho atribuye su propio protagonista, siendo la herramienta principal de esta investigación los relatos y narraciones que construyen las mujeres estudiantes universitarias. Diseño Esta

investigación

se

orientó

bajo

el

diseño

de

rombo

o

diamante,

fundamentándose en la necesidad de dar una estructura clara por la cual la investigación se oriente. Estructura que parte desde una pregunta delimitada, implica tener una aproximación al marco teórico y reconoce un proceso de categorización a priori y posteriori (Bivort y Martínez, 2013). Este diseño produce categorías desde el momento en que se explicita el problema a investigar y se definen los objetivos, hasta el momento de la 52


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síntesis, pasando por el análisis de la información que es inherente a todo el proceso investigativo, en el cual además pueden surgir categorías emergentes (Bivort y Martínez, 2013), lo anterior se fundamenta en el hecho de que la pregunta de investigación ya se encuentra definida, el concepto de aborto se encuentra ya trabajado y requiere de categorías a priori. Sumado a lo anterior, es posible

señalar

que

nuestro

tema

de

investigación

no

se

encuentra

contextualizado en Chillán y obedece a una situación contingente. IV.2. Técnicas de Recolección de Información Para la recolección de la información, desde el objetivo general hacia los específicos, se utilizó como técnica el cuestionario abierto para los dos primeros objetivos específicos. Según señala Martínez (2002), el cuestionario abierto nos permite conocer la magnitud de un fenómeno social, su relación con otro fenómeno o cómo o por qué ocurre, especialmente en el caso de que sea necesario conocer la opinión de una gran cantidad de personas. La utilización de estas técnicas se fundamenta en que existe un fácil acceso a la población que participará en la investigación, además porque se centra en la extensión de la muestra más que en profundidad, estas técnicas facilitan conocer las opiniones de las mujeres, ya que son ellas las actoras sociales directamente implicadas, del mismo modo, se suma el hecho de que serán las posibles (pero no únicas) usuarias en caso de despenalización del aborto en Chile. Finalmente los cuestionarios abiertos otorgan un espacio seguro, libre de prejuicios o críticas respecto a la expresión de sus propias opiniones y significados sobre el tema. IV.3. Instrumentos Para la obtención de la información se realizaron cuestionarios abiertos, los cuales fueron aplicados a 30 mujeres. Dichos instrumentos estuvieron compuestos por 5 o 6 preguntas graduadas, de esta forma se pudo caracterizar las actitudes e 53


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interpretar los significados asociados al aborto. También se planificó realizar dos grupos focales de 10 mujeres cada uno, con el propósito de conocer las prácticas sociales cotidianas mediante la visualización de la percepción individual en situación social, este instrumento no fue posible de implementar debido a dificultades en la participación y los tiempos disponibles, no obstante se suplió generando una aproximación de respuesta a partir de los resultados de la primera y segunda pregunta de investigación. La aplicación de los instrumentos se realizó en dependencias de la universidad, contando con un espacio cerrado a fin de evitar ruido exterior, y seguro, con el propósito de posibilitar la comodidad y expresión de cada una de las integrantes de la población seleccionada, resguardando así la confidencialidad de la información obtenida.

IV.3.1 Construcción del instrumento Se diseñaron dos cuestionarios abiertos. El primero, compuesto por 6 preguntas, sobre significados asociados al aborto, y el segundo, compuesto por 5 preguntas, sobre actitudes asociadas al aborto (ver anexo 1 y 2). Las preguntas de ambos cuestionarios abiertos fueron formuladas a partir de conceptos fundamentales (registrados en la matriz de coherencia), los cuales surgieron de la definición del concepto crítico de cada pregunta de investigación (ver anexo 4). Originalmente las preguntas del cuestionario sobre significados eran: 1. ¿Qué imagen concreta aparece en su mente cuando piensa en el aborto? 2. ¿Qué sabe sobre el aborto? 3. ¿Qué imagina cuando piensa en el aborto? 4. ¿Qué contacto cercano ha tenido con el aborto? 5. ¿Qué aspectos del aborto le parecen naturales o antinaturales? 6. ¿Con qué grupos sociales vincula el aborto? 54


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Posteriormente, las preguntas fueron reformuladas debido a que se detectó la necesidad de mayor nivel de concreción y claridad de estas luego de la aplicación piloto del instrumento. La pregunta N° 1 y N° 3 fueron reportadas como similares por las participantes. Luego de la reformulación de las preguntas, estas quedaron como se indica a continuación: 1. Si pudiera describir una foto que aparece en su mente cuando piensa en aborto, ¿cuál sería?. 2. Escriba las 5 primeras palabras que primero asocia con aborto en orden de aparición. 3. ¿Con qué grupos sociales o movimiento sociales vincula el aborto? 4. ¿Qué contacto cercano directo o indirecto ha tenido con el aborto? 5. "Ser mujer es igual a ser madre, las mujeres que abortan son malas madres”, ¿qué opina de dicha afirmación? Las preguntas del cuestionario de actitudes sobre aborto en un comienzo eran: 1. ¿Qué entiende por aborto? 2.

¿Según su punto de vista, es correcto o no el aborto y por qué?

3.

¿De qué forma manifiesta su postura frente al tema del aborto?

4.

¿Cómo ha construido su opinión/explicación sobre el aborto?

5.

¿Con quiénes suele hablar sobre el aborto? ¿y con quiénes no?

6.

¿Qué cree que debería suceder en cuanto a lo legal con el aborto en Chile?

Tras la aplicación del piloto de este instrumento, el cuestionario fue reformulado a partir de las sugerencias dadas por las participantes con el fin de concretarlas y dar mayor claridad a las preguntas. Estas quedaron como sigue:

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1.

¿Qué entiende por aborto?

2.

¿Qué opinión valórica le merece el aborto?

3.

¿Qué hace concretamente para demostrar su opinión sobre el aborto?

4.

¿Qué fuentes de información han contribuido a su opinión sobre el aborto?

5. a) ¿Con qué personas y en qué situaciones puede hablar en forma cotidiana sobre el aborto? b) ¿Con qué personas y en qué situaciones le resulta difícil hablar sobre aborto? 6.

¿Qué cree que debería suceder en Chile respecto al aborto?

Con respecto a las preguntas del grupo focal, estas también sufrieron cambios. Originalmente eran las que se señalan a continuación: 1. ¿Cómo actúan -qué hacen- las personas que están a favor (o en contra) del aborto? 2. ¿Qué comportamientos se esperan de una mujer que aborta? 3. ¿Qué han hablado con su familia, amigos-as, vecinos-as sobre ello? 4. ¿Qué métodos conoces para interrumpir el embarazo?. 5. ¿Cómo llegaste a pensar sobre el aborto como lo haces ahora? Estas preguntas fueron reformuladas debido a que se encontraban centradas en los procesos individuales de cada mujer, dejando de lado lo grupal y social. Las preguntas quedaron de la siguiente forma: 1. ¿Qué cosas se hablan sobre aborto en la comunidad? 2. ¿Cuáles son las formas de transmisión de estos saberes en la sociedad? 3. En la conversación de todos los días, ¿qué ideas u opiniones aparecen sobre aborto? 4. ¿Cuáles son los métodos que la gente más usa para abortar? 5. ¿Qué diferentes roles asume la sociedad frente al aborto?

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Posteriormente se enviaron tres cartas dirigidas expertos/as para la solicitar colaboración de su juicio y así validar el instrumento mencionado. Una vez obtenida la respuesta a la carta con las observaciones y sugerencias correspondientes, las preguntas procedieron a ser reformuladas, quedando como se registran a continuación: 1. ¿Qué se sabe cotidianamente del aborto? 2. ¿Cómo se caracteriza una mujer que aborta? 3. ¿Qué han hablado cotidianamente sobre aborto? 5. ¿Cuáles son los influjos más importantes para pensar y opinar sobre aborto? La pregunta N° 4 no sufrió cambios. Una vez reformulados los cuestionarios y el consentimiento informado y tras la aplicación piloto de los mismos se comenzó con la administración de los instrumentos. En la aplicación piloto participaron 6 mujeres estudiantes de psicología, fonoaudiología y trabajo social, el cual tuvo una duración de aplicación de 15 minutos.

IV.3.2. Aplicación del instrumento Con la autorización de un docente de la universidad ─quien actuó como informante clave─, se realizó la aplicación del instrumento “significados asociados al aborto” a 13 mujeres de segundo año de la carrera de Nutrición de la Universidad del Bío-Bío, sede Chillán, de los cuales 7 tenían los datos completos, siendo esta última la cantidad de cuestionarios que serán analizados. Hubo dificultad leve en dos estudiantes para comprender el concepto de “grupo social” estipulado en la pregunta N° 3. La administración del instrumento tuvo una duración total de 28 minutos.

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Posteriormente se realizó la aplicación del cuestionario “Significados asociados al aborto” a 9 mujeres estudiantes de cuarto año de la carrera de Trabajo Social, siendo una de estas estudiantes quien actuó como informante clave. La administración del instrumento tuvo una duración total de 15 minutos. Finalmente se llevó a cabo una última aplicación del instrumento “Significados asociados al aborto” a 14 mujeres estudiantes de primer año de la carrera de fonoaudiología, con el permiso de una docente de la universidad, quien actuó como informante clave. La administración del instrumento tuvo una duración total de 23 minutos. Por dificultades de asistencia no fue posible administrar en cada carrera los 10 cuestionarios exactos propuestos inicialmente. En cuanto al primer instrumento, en la carrera de trabajo social se aplicaron 10 cuestionarios, en fonoaudiología 12 y 8 cuestionarios en nutrición. En el segundo instrumento se aplicaron 9 cuestionarios en la carrera de trabajo social, en fonoaudiología se aplicaron 14 instrumentos y 7 cuestionarios en nutrición.

IV. 4. Población Las integrantes de la muestra fueron 30 mujeres estudiantes de la Universidad del Bío-Bío de la sede Chillán, personas que se están formando para el ingreso al campo laboral. Dicha cantidad de participantes nos permite una mayor representatividad y a partir de esto establecer y reconocer patrones de pensamiento. Sus edades fluctúan entre 18 a los 26 años, aproximadamente. Cursan diferentes carreras pertenecientes a las facultades de las Ciencias, de Educación y Humanidades, de Ciencias de la Salud y de los Alimentos y de Arquitectura, Construcción y Diseño. El criterio de inclusión de la población seleccionada se fundamenta en la cercanía 58


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y fácil accesibilidad de la muestra, sumado a la consideración de ésta como población culta susceptible de brindar aportes de manera fundamentada y ser posibles usuarias en caso de que llegase a despenalizar el aborto. La forma de selección de la población que participó en la investigación fue mediante el muestreo consecutivo (Robledo, 2005), el cual consiste en reclutar a todos los individuos de la población accesible que cumplan con los criterios de selección durante el periodo de reclutamiento fijado para el estudio. El periodo de reclutamiento se fija en función del tamaño muestral deseado y del número de sujetos reclutables cada día.

IV.5. Análisis de datos En relación con los objetivos planteados en esta investigación y los aspectos teóricos y epistemológicos, para el análisis de datos se utilizó el análisis de contenido, ya que nos permitió la identificación, codificación y categorización de los datos reconociendo los principales ejes de significados mediante la abstracción de estos (Gonzáles y Cano, 2010). Además, para la organización y el procesamiento de los datos, se utilizó la codificación axial, proceso en el cual se ligan las categorías con las subcategorías en función de sus propiedades y dimensiones, esta relación se realiza con el objetivo de formar explicaciones más precisas y complejas de los fenómenos (Strauss y Corbin, 2002). La codificación selectiva tiene el objetivo de codificar de forma sistemática y concertadamente la categoría central, es decir, su propósito de acción es el de integrar la teoría y lograr que con la menor utilización de categoría y conceptos se puede explicar y comprender el fenómeno con la mejor exactitud (Hernández, Herrera, Martínez, Páez y Páez, 2011).

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Luego de la aplicación del primer instrumento, se procedió a vaciar los datos para posteriormente realizar el análisis del cuestionario abierto “Significados asociados al aborto”. Para ello, se agruparon las 30 respuestas dadas a cada pregunta. La primera pregunta nos permitió conocer el proceso de objetivación. Se procedió a crear una nube temática con el programa Tagxedo®, esto con el propósito de conocer la densidad de aparición de las palabras y ejemplificar visualmente las respuestas a esta pregunta, a modo de reflejar de mejor manera el componente icónico de la representación. Posteriormente, con el programa Atlas-TI se realizó un conteo de tales palabras, con objeto de tener una guía para crear subcategorías a partir de los relatos expuestos por las participantes, relacionando las categorías con las subcategorías creadas. Este programa se utilizó para analizar todas las preguntas de este instrumento, exceptuando la pregunta número dos. Para el análisis de la segunda pregunta, la cual estuvo orientada a conocer el anclaje psicológico de la representación, se realizó nube temática para conocer la intensidad de aparición de las respuestas y ejemplificar visualmente las respuestas a esta pregunta. Para el análisis de la tercera pregunta, se utilizó el programa Atlas-TI, por la razón anteriormente señalada. También se utilizó el programa Tagxedo®, con el cual se realizó una nube temática para ejemplificar visualmente las respuestas a esta pregunta, la cual permitió conocer el anclaje social de la representación. Para el análisis de la cuarta pregunta, la que permitió conocer las narraciones que componen la representación de aborto, se utilizó el programa Atlas-TI. Además se creó una tabla de contingencia para reflejar de forma gráfica el tipo de contacto (directo e indirecto) debido a que los datos obtenidos en esta pregunta permitían una fácil clasificación en categorías. La pregunta número cinco permitió conocer el proceso de naturalización detrás de la representación social. Tal proceso fue analizado utilizando el programa Atlas-TI. Finalmente, a modo de ejemplificarlas, se realizó una descripción con cita de cada una de ellas. 60


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Paralelamente al análisis, se realizó la aplicación del segundo cuestionario “actitudes asociadas al aborto” a 10 mujeres estudiantes universitarias de la carrera de trabajo social, siendo la informante clave la misma estudiante del primer instrumento aplicado. Debido a la deserción de 3 participantes, se incluyeron a 4 nuevas estudiantes. La duración de dicha aplicación fue de 15 minutos. Además se realizó la aplicación a 5 estudiantes de nutrición con una duración de la aplicación de 15 minutos. Finalmente, se realizó la aplicación de dicho cuestionario a 20 estudiantes de fonoaudiología, con una duración de la aplicación de 30 minutos. En ambos casos el informante clave fue un profesor de cada carrera. Para el análisis de todas las respuestas al cuestionario de “actitudes asociadas al aborto”, se utilizó el programa Atlas-TI, en donde a partir de las categorías a priori se desprendieron categorías emergentes, las cuales fueron relacionadas con el relato de cada participante. Las preguntas número uno y cuatro permitieron conocer y caracterizar las creencias que componen la representación social de aborto. La segunda y sexta pregunta permitieron interpretar los valores asociados al aborto. Mediante la tercera pregunta se caracterizaron los patrones conductuales vinculados al aborto. La quinta pregunta permitió caracterizar las interacciones sociales asociadas al aborto. Para finalizar, a modo de ejemplificar cada categoría, se realizó una descripción con cita de cada una de ellas. En relación al tercer instrumento, no fue posible realizar su aplicación, debido a que las participantes no asistieron al grupo focal al que fueron convocadas. Además por lo limitado del tiempo, no se pudo reconvocar, sin embargo se realizó una aproximación de respuesta a la tercera pregunta de investigación a partir de la información recopilada en los cuestionarios abiertos.

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IV.6. Criterios de Calidad a) Coherencia interna El criterio de coherencia interna garantiza que los resultados de una parte de la investigación concuerdan lógica y secuencialmente con los de otra parte de la misma (Ruiz, 2003). Este criterio se ve avalado por la coherencia e integración lógica entre los marcos, paradigma, técnicas e instrumentos de recolección de datos, con el propósito de que sea comprensible y otorgue confianza. Para resguardar dicho criterio se construyó una matriz de coherencia, alineando los objetivos específicos de investigación con sus conceptos críticos y claves. A partir de los elementos antes mencionados se procedió a construir los instrumentos, vinculando para ello cada pregunta con sus respectivo conceptos claves. b) Credibilidad La credibilidad se refiere a cómo los resultados de una investigación son verdaderos para las personas que fueron estudiadas y para otras personas que han experimentado o estado en contacto con el fenómeno investigado. En este sentido, la mayoría de los informantes son capaces de corregir los errores de interpretación de los hechos y para ello se ocupan de dar más ejemplos que ayudan a clarificar las interpretaciones del investigador (Castillo y Vásquez, 2003). Este criterio será resguardado a través de la explicitación de la recogida de datos, además de una devolución realizada a las participantes de los grupos focales y a través de la entrega de una carta con los resultados y conclusiones a las participantes que respondieron los cuestionarios abiertos. Por dificultades de tiempo no se realizó una retroalimentación de los resultados obtenidos a las participantes de la investigación, sumado además a que no fue posible implementar el grupo focal. 62


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c) Validez de constructo La validez de constructo se refiere al grado en que una medición se relaciona de manera consistente con otras mediciones de acuerdo a la teoría utilizada (Hernández, Fernández y Baptista, 2003). La recopilación de los datos se realizó a partir de cuestionarios abiertos en función de los objetivos específicos de la investigación y en consideración de la aplicación de una entrevista piloto para la evaluación de esta validez, de modo de dar cuenta de la caracterización de las actitudes, interpretación de los significados y conocimiento de las prácticas sociales cotidianas que tiene sobre el aborto la población seleccionada. IV.7. Aspectos Éticos a) Valor social o científico Para que una investigación sea ética debe tener valor, es decir, sus resultados debieran facilitar mejoras en la vida de las personas, por ejemplo, a través de una intervención psicosocial o la visibilización de una situación problemática o controversial (Emanuel, Grady y Wendler, 2000). En este sentido, esta investigación presenta un énfasis en el valor social, ya que favorece la visibilización del tema del aborto. Dicho aspecto ético se logró debido a que fue posible generar en las participantes de la investigación una problematización respecto al tema, ya que para responder a dichos cuestionarios debían posicionarse frente al tema del aborto. Además, el hecho de acceder a responder dichas preguntas

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b) Respeto a las personas participantes La herramienta fundamental para lograr el objetivo de esta investigación, que es analizar las representaciones sociales, son las personas, es por esto que la preocupación ética acerca de los participantes no finaliza cuando se firma el consentimiento. En cualquier estudio es necesario considerar permanentemente el respeto por las personas, su privacidad y el derecho de cambiar de opinión respecto a su participación en la investigación, recibiendo todo el apoyo y las atenciones que sean necesarias (Emanuel, Grady y Wendler, 2000).

Considerando que nuestra investigación aborda un tema controversial, que genera claras diferencias de opinión, que puede ser más complejo de abordar para algunas personas más que a otras, sumado a esto la elección aleatoria de la muestra y/o participantes, creemos fundamental respetar la libertad de estas mujeres, propiciando un espacio tanto de expresión, de reserva de opinión o la no participación en la investigación y resguardando la confidencialidad de la información recabada, brindando contención en casos que sea necesario. c) Consentimiento informado El objetivo del consentimiento informado (ver anexo 3) es asegurar que los individuos participen en la investigación sólo si es compatible con sus valores, intereses y preferencias; y lo hacen voluntariamente con el conocimiento necesario y suficiente para decidir con responsabilidad sobre sí mismos (Gonzáles, 2002). Del mismo modo es importante que las participantes estén informadas sobre el tema que se investiga, para de esta forma evaluar si desean participar de manera voluntaria. Para la aplicación de los cuestionarios, las participantes firmaron un consentimiento informado en donde se detalla todo lo 64


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correspondiente al proceso. V.

PRESENTACIÓN DE LOS RESULTADOS

En el presente apartado se señalan los conceptos claves que se desprenden de cada objetivo específico de investigación. A partir de estos conceptos claves se señalan las subcategorías emergentes, las cuales se presentan según la intensidad de aparición y relevancia simbólica. Además, cada subcategoría emergente será definida y ejemplificada con respuestas entregadas por las participantes de la investigación, en donde se le asignará número a cada participante y se indicará en qué instrumentos surgió. V.1 Las actitudes que las mujeres asocian al aborto corresponden a la primera categoría de análisis central en la investigación, la cual proviene del primer objetivo. Dicha categoría confluye en determinadas subcategorías de análisis graficadas de la siguiente forma: Objetivo I: Caracterizar las actitudes que tienen sobre el aborto un grupo de mujeres estudiantes de la universidad del Bío--Bío, sede Chillán. Actitudes asociadas al aborto 1. Valores 2. Creencias 3. Patrones conductuales 4. Interacción social Definición teórica: 1. Valores: Constituyen creencias más o menos estables acerca de fines y principios relevantes en la vida, mediante los cuales las personas evalúan y 65


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determinan qué es lo correcto e incorrecto, lo deseable, bueno o bello (Triandis, 1994). Suponen el reconocimiento de que cierto estado final de existencia o determinadas conductas son personal o socialmente preferibles a sus opuestos, encontrándose que la organización e interrelación de los valores entre sí conformaría un sistema o estructura jerárquica (Rokeach, 1973). Dichos valores suelen ser compartidos por la comunidad de pertenencia de las personas y sirven como guía de la conducta que trascienden situaciones concretas, impactando en otras variables psicosociales y psicopolíticas como la ideología política (Brussino, Imhoff, Rabbia y Paz, 2013). Estables a través del tiempo, los valores son un componente esencial del pensamiento social y funcionan como criterios relativos de preferencias y de elección (Márquez, Friemel y Rouquette, 2005). Corresponden a un conjunto de ideales-metas con los que se juzga a las demás personas y a nosotros/as mismos/as, orientan la conducta y con los cuales se justifican o reprueban las acciones tanto propias como de los demás/as. Los valores forman parte de la construcción de la identidad individual y de la formación de normas culturales que afectan los comportamientos individuales y grupales (Ros y Veloso, 2003). Corresponden a un concepto o creencia que atañe a situaciones finales o comportamientos deseables, trascienden situaciones específicas, guía, selecciona y evalúa comportamientos y eventos y están ordenados entre sí por importancia relativa (Schwartz y Bilsky, 1987).

Definición empírica: Valores A. Acuerdo condicional B. Libertad de decisión de la mujer 66


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C. Desacuerdo D. Desacuerdo condicional E. Posicionamiento indirecto F. Religión G. Debatir H. Legislar/legalizar aborto libre I. Mayor participación femenina J. Concientizar K. Educación L. Neutral liberal M. Legalizar/legislar con condiciones N. No legalizar/legislar Acuerdo condicional: el valor del aborto está mediatizado por el acuerdo con el proyecto de ley de despenalización del aborto bajo tres causales: violación, riesgo de vida de la mujer e inviabilidad fetal. Instrumento 1, informante 30: “La opinión que me merece es que justifico al aborto bajo las tres causales que están en discusión”. Libertad de decisión de la mujer: el valor del aborto está regido por el respaldo de quienes abogan por la libertad de decisión de cada mujer sobre su cuerpo, sin obligaciones ni sanciones de ningún tipo. Instrumento 1, informante 39: “Personalmente creo que el aborto es una decisión personal, es decir, si la mujer desea interrumpir su embarazo debería estar en completa libertad en realizarlo, puesto que es su cuerpo y no debería existir ningún tipo de sanción al respecto”.

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Desacuerdo: el valor del aborto está mediatizado por un rechazo hacia este, puesto que es visto como una práctica negativa, criminal e irresponsable. Instrumento 1, informante 29: “En mi opinión el aborto es algo malo, puesto que han de hacerse cargo de sus actos y seguir adelante con el embarazo, aunque para eso debamos sacrificar mucho”. Desacuerdo condicional: grado de acuerdo caracterizado por una oposición hacia el aborto donde este es valóricamente negativo, pero justificado en casos de escasa esperanza de vida del bebé y/o cuando las mujeres no tienen otra alternativa. Instrumento 1, informante 23: “Soy neutral en este tema, no es algo que particularmente me agrade pero pienso en que existen casos en los que las mujeres no tiene otra opción. Para mí la situación más recurrente a esto debiese ser cuando el feto viene sin vida o no tiene posibilidades de vivir y de alguna forma se le obliga igual a la madre a llevarlo en su vientre”. Posicionamiento indirecto: el valor del aborto se encuentra mediado por la exposición de una opinión

que no manifiesta de forma directa una postura

respecto al tema. Instrumento 1, informante 21: “Es un tema complejo puesto que involucra la vida y la muerte por lo cual existen distintas opiniones, puntos de vista y valores”. Religión: el valor del aborto está mediatizado por la influencia de elementos y/o agentes religiosos que defienden el derecho a la vida (Dios, la iglesia). Instrumento 1, informante 30: “Por el lado de la iglesia es malo, ya que dicen que no podemos quitarle la vida a un bebé en desarrollo”. 68


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Debatir: instancia de

discusión formal y organizada caracterizada por la

exposición de posturas y/u opiniones argumentalmente opuestas sobre el aborto. Instrumento 1, informante 37: “Considero que nuestro país deberían abrirse un amplio debate, incorporando todas las visiones, pero debe realizarse un debate serio, con argumentos científicos y no tan orientado a lo valórico y religioso”. Legalizar/legislar aborto libre: el valor del aborto se encuentra regido al acto de legalizar y/o legislar de este en cualquier circunstancia y sin sanciones. Instrumento 1, informante 01: “Que se legalizara, otorgando la libertad a la mujer de elegir sobre su cuerpo, sin criminalizarla ni “crucificarla” por abortar”. Mayor participación femenina: subcategoría que se caracteriza por encargar a las mujeres la decisión de legalizar sobre el aborto, entendiendo que son ellas las directamente implicadas en el tema. Instrumento 1, informante 22: “Creo que debería haber mayor participación femenina en la toma de esta decisión de legalizar o no el aborto, pues es un tema que nos afecta mayormente a nosotras y por lo mismo somos nosotras las que debemos decidir”. Concientizar: el valor del aborto se encuentra mediado por la movilización de la conciencia de manera liberadora al tema (sus relaciones, causas y efectos), propiciando la desalienación de las personas, afirmándose estas como personas reflexivas, conscientes y comprometidas en la construcción de esta realidad.

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Instrumento 1, informante 30: “Crear conciencia y a la vez orientación, además de no generar un tabú respecto al tema”. Educación: el valor del aborto está catalizado por la importancia de la visibilización y conocimiento sobre el tema con la finalidad de construir un debate informado. Instrumento 1, informante 20: “El aborto creo que merece un gran valor, debe dejar de ser un tema tabú, debe ser informado y sobre todo educado y solo cuando se de una verdadera educación podríamos debatir y opinar de mejor manera”. Neutral liberal: grado de acuerdo caracterizado por un posicionamiento que alude a la decisión y necesidad personal y en circunstancias determinadas que lo merezcan. Instrumento 1, informante 16: “Creo que es un proceso difícil pero que debe tomarse en cuenta al momento de implementar las leyes, ya que en ocasiones puntuales se hace necesario recurrir al aborto. Al no contemplarse esta opción se vulneran los derechos de la madre”. Legalizar/legislar con condiciones: grado de acuerdo caracterizado por un posicionamiento a favor de legalizar y/o legislar el aborto solo en situaciones determinadas. Instrumento 1, informante 14: “Legalizarlo pero indagar e informarse bien sobre las condiciones específicas en que se permitiría. No creo que debería legalizarse el aborto libre para mujeres que no han sabido llevar responsablemente su sexualidad (caso de mayores de edad)”.

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No legalizar/legislar: grado de acuerdo caracterizado caracterizado por el desacuerdo con respecto a la legalización/legislación sobre el aborto. Instrumento 1, informante 30: “Para mí no debería legalizarse, aunque se sabe que se hará ilegalmente”.

Tabla

N° 1: Situaciones y personas con las que es posible hablar en forma

cotidiana sobre el aborto y con las que no.

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Definición teórica:

2. Creencias: Las creencias son representaciones mentales compuestas de proposiciones conscientes o inconscientes que se expresan por lo que dicen las personas para describir o explicar "algo" a fin de comprenderse a sí mismos y su ambiente, influyendo en su comportamiento (Gómez y Seda, 2008). Las creencias tienen un origen de carácter cultural, en tanto se construyen en "formatos de interacción social y comunicativa" (Jackson, 2002). En el ámbito social e interpersonal, las creencias cumplen un papel fundamental, pudiendo establecer los fines de la acción individual y colectiva (González, 1999). Las creencias se definen como proposiciones consideradas como ciertas por un individuo, no están basadas en pruebas, sino en el juicio y la evaluación personales" (Luft, et al., 2003, p. 2). Definición empírica: Creencias A. Internet B. Medios de comunicación de masa C. Muerte del feto-bebé (espontánea/provocada) D. Interrupción del embarazo (voluntaria/involuntaria) E. Decisión personal F. Información académica G. Experiencias H. Cercanos I. Procedimiento médico J. Intervención de un tercero 72


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K. Pérdida de una vida L. Grupos sociales a favor M. Grupos sociales en contra N. ONG a favor del aborto O. Quitar la vida Internet: fuente digital de información que ha contribuido a la opinión sobre el aborto, la cual incluye redes sociales, fundaciones, foros, relatos y sitios web sobre el tema. Instrumento 1, informante 22: “Mayormente me he informado mediante el internet”. Medios de comunicación de masa: medios de comunicación que difunden información a una gran audiencia reconocidos como fuentes de información que han contribuido a la opinión sobre el aborto. Instrumento 1, informante 11: “Televisión y revista, diario”. Muerte

del

feto-bebé

(espontánea/provocada):

creencia

sobre

aborto

caracterizada por el término de la vida del feto/embrión/bebé en gestación tanto de manera voluntaria como provocada. Instrumento 1, informante 12: “Es la interrupción del desarrollo de un feto, embrión, etc. Este puede ser tanto espontáneo como provocado de forma artificial”. Interrupción del embarazo (voluntaria/involuntaria): creencia sobre aborto según la cual este es comprendido como la interrupción del embarazo de forma espontánea o inducida. 73


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Instrumento 1, informante 18: “Es la interrupción del embarazo ya sea de manera natural o por interrupción forzada”. Decisión personal: creencia sobre aborto que se caracteriza por aludir a la libertad de decisión personal con respecto a abortar o no hacerlo. Instrumento 1, informante 11: “Es una opción que tiene la mujer o la pareja en el caso de que su propio criterio dicte interrumpir el embarazo”. Información académica: fuente de información que ha contribuido a la opinión sobre el aborto. Tal fuente se encuentra asociada a investigaciones, artículos académicos, material bibliográfico, entre otros. Instrumento 1, informante 15: “Artículos académicos sobre psicología traumática”. Experiencias: vivencias sobre aborto reconocidas como fuente de información que han contribuido a la opinión sobre el mismo. Instrumento 1, informante 12: “La propia experiencia. Además de ser consciente de las diversas realidades”. Cercanos: grupo primario de pertenencia reconocido como fuente de información que ha contribuido a la opinión sobre el aborto. Instrumento 1, informante 14: “Comentarios de familiares y amigos, información desde profesores”. Procedimiento médico: creencia sobre aborto que se entiende como una intervención quirúrgica/médica realizada por un profesional del área ginecológica utilizando algún instrumento quirúrgico. 74


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Instrumento 1, informante 13: “Es la interrupción del embarazo mediante un proceso quirúrgico”. Intervención de un tercero: creencia sobre aborto que se caracteriza por la aparición de un agente externo como actor que interviene en la ejecución del mismo. Instrumento 1, informante 09: “Para mí el aborto tiene que ver cuando una mujer interrumpe su embarazo a través de una intervención médica o por parte de la madre, accidente o terceros”. Pérdida de una vida: creencia sobre aborto entendida como pérdida (voluntaria o involuntaria) de una vida dentro del vientre materno. Instrumento 1, informante 13: “Es el proceso o la situación en donde se pierde una vida, creo que puede ser intencionada y sin intención, la célula, el organismo vivo dentro de una mujer muere”. Grupos sociales a favor: fuente de información que se caracteriza por incorporar a grupos feministas como medios que han contribuido a la opinión sobre el aborto. Instrumento 1, informante 01: “Grupos feministas”. Grupos sociales en contra: fuente de información caracterizada por grupos que están en desacuerdo con el aborto. Instrumento 1, informante 24: “La iglesia”.

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ONG a favor del aborto: fuente de información asociada a Organizaciones No Gubernamentales (ONG) como fuentes que han contribuido a la opinión sobre el aborto. Instrumento 1, informante 20: “Fundación MILES”. Quitar la vida: creencia caracterizada por la intención de matar a un ser indefenso. Instrumento 1, informante 15: “Acto de quitar la vida a un ser que no puede defenderse”.

Tabla N° 2: Intensidad con la que se presenta cada fuente de información a partir de lo relatado por las participantes. Se evidencia una alta presencia de los medios de comunicación de masa como principal medio por donde las mujeres se informan respecto al tema. Definición teórica:

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3. Patrones conductuales: los patrones de conducta los podemos asociar a una serie de ideas, creencias, o puntos de vista, que se encuentran en nuestro subconsciente y que son la base sobre la cual tomamos todas nuestras decisiones, las cuales finalmente son los que nos mueven en un sentido u otro. Siendo nuestra vida el resultado de nuestros actos, son entonces nuestros actos el resultado de nuestros patrones de conducta (Martel, 2014). Definición empírica: Patrones conductuales A. Expresarla libremente B. Darla cuando me preguntan C. Participar en debates D. Expresarla con cercanos E. Nada F. Informarme G. Seguir a asociaciones feministas Expresarla libremente: acto de demostración de la opinión sobre el aborto caracterizado por la expresión libre de esta. Instrumento 1, informante 20: “Cada vez que se abre este tema de conversación soy capaz de mostrar mi postura”. Darla cuando me preguntan: acto de demostración de la opinión sobre el aborto asociado a respuestas en donde la opinión es solicitada por un otro/a. Instrumento 1, informante 01: “Tan solo darla cuando me preguntan, respetando las otras opiniones”.

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Participar en debates: acto de demostración de la opinión sobre el aborto dado por la expresión de esta en debates. Instrumento 1, informante 22: “Bueno ahora solo he participado en debates sobre este tema con mis pares”. Expresarla con cercanos: subcategoría que incluye la expresión de la postura dentro

del

grupo

primario

de

pertenencia

(familia,

amigos/as,

pareja,

conocidos/as). Instrumento 1, informante 03: “La expreso abiertamente en mi círculo más cercano, pues conozco personas que piensan distinto y prefieren evitar el debate”. Nada: ausencia de realización de actos concretos para demostrar la opinión sobre el aborto. Instrumento 1, informante 22: “No hago nada”. Informarme: subcategoría que se caracteriza por la adquisición de información y conocimiento sobre el aborto por parte de las universitarias. Instrumento 1, informante 02: “Informarme para poder opinar o dialogar al respecto”. Seguir a asociaciones feministas: subcategoría de respuestas referidas a la identificación con asociaciones feministas y a la socialización de las ideas que estas promueven. Instrumento 1, informante 23: “No promuevo el aborto ya que es una opinión personal, pero sigo y comparto a asociaciones feministas que están 78


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a favor de que es decisión de la mujer que lleva el feto, de nadie más. En ocasiones comparto imágenes”.

Tabla N° 3: Acciones orientadas a demostrar la opinión sobre aborto. Definición teórica: 4. Interacción social: la interacción puede ser comprendida como “el intercambio y la negociación del sentido entre dos o más participantes situados en contextos sociales” (O’Sullivan, et al., 1997: 196). En la relación de interacción, cada interlocutor intenta adaptarse al comportamiento y expectativas del otro, puesto que la interacción implica el establecimiento de reglas, normas y dinámicas compartidas (Rizo, 2006). La psicología social considera tres niveles de análisis en los que se pueden ubicar los fenómenos de interacción: 1) la comunicación personal, en el plano de la intersubjetividad; 2) la comunicación interpersonal, que focaliza su atención en las relaciones entre participantes de una misma interacción; y 3) la comunicación de masas (Rizo, 2006). La interacción social se define como la parte de lo social presente en todo encuentro, incluso en los más íntimos. Porque todo encuentro interpersonal supone interactuantes socialmente situados y caracterizados, y se desarrolla en un contexto social que imprime su marca aportando un conjunto de códigos, de 79


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normas y de modales que vuelven posible la comunicación y aseguran su regulación (Marc y Picard, 1992). La interacción es el campo donde las relaciones sociales se actualizan y se reproducen, constituye también un espacio de “juego” donde pueden introducirse la intervención y el cambio, y en donde a cada instante, se funda de nuevo el vínculo social (…), pero la interacción no es solamente un proceso de comunicación personal. Es un fenómeno social anclado en un marco espaciotemporal de naturaleza cultural marcado por códigos y rituales sociales. Toda relación se inscribe en una “institución” que lleva con ella modelos de comunicación, sistemas de roles, valores y finalidades. Todos estos factores contribuyen fuertemente a una ritualización de las relaciones sociales (Marc y Picard, 1992: 17). Definición empírica: Interacción social A. Entorno social B. Entorno familiar C. Entorno académico D. Entornos liberales E. Entornos religiosos o conservadores F. Mujeres embarazadas G. Jóvenes o menores de edad H. Mujeres que quieren abortar Entorno social: ambiente caracterizado por la presencia de amigos y compañeros/as de universidad con quienes es posible hablar en forma cotidiana sobre aborto.

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Instrumento 1, informante 01: “Con amigos en la universidad y personas de pensamiento más liberal”. Entorno familiar: ambiente caracterizado por la presencia de miembros de la familia, pareja, amigos y cercanos con quienes es posible hablar en forma cotidiana sobre aborto. Instrumento 1, informante 09: “En situaciones de confianza como con amigos y familiares”. Entorno académico: ambiente que hace referencia a la universidad, centros de práctica y compañeros/as de curso como entornos donde es posible hablar de forma cotidiana sobre aborto. Instrumento 1, informante 04: “Amigos y compañeros”. Entornos liberales: subcategoría que agrupa respuestas que hacen referencia a entornos de pensamiento liberal donde existe la posible de hablar de manera cotidiana sobre el aborto. Instrumento 1, informante 07: “Me resulta fácil hablar de este tema con personas de mi edad que tengan una mente más libre en torno a estos temas valóricos”. Entornos religiosos o conservadores: ambiente reconocido como un espacio en donde resulta más difícil hablar sobre aborto. Instrumento 1, informante 09: “Resulta difícil con personas adultas mayores y personas con una concepción religiosa muy marcada”.

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Mujeres embarazadas: ambiente caracterizado por la presencia de mujeres embarazadas y reconocido como espacio en donde resulta más difícil hablar sobre aborto. Instrumento 1, informante 06: “En situaciones en las cuales hay una mujer embarazada”. Jóvenes o menores de edad: entorno reconocido como espacio en donde resulta difícil hablar sobre aborto caracterizado por la presencia de adolescentes y escolares. Instrumento 1, informante 05: “Con los jóvenes, en diversos talleres de sexualidad”. Mujeres que quieren abortar: entorno donde resulta difícil hablar sobre aborto caracterizado por la presencia de mujeres que exteriorizan su voluntad de abortar. Instrumento 1, informante 26: “Cuando una persona quiere abortar por alguna razón y da a conocer el porqué de su postura y decisión”.

V.2 Los significados que las mujeres asocian al aborto corresponden a la segunda categoría de análisis central en la investigación, la cual proviene del segundo objetivo. Dicha categoría confluye en determinadas categorías de análisis graficadas de la siguiente forma: Objetivo II: Interpretar los significados que asocian al aborto un grupo de mujeres estudiantes de la universidad del Bío-Bío, sede Chillán. Significados asociados al aborto 1. Narración 82


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2. Objetivación 3. Naturalización 4. Anclaje (social y psicológico)

Definición teórica: 1. Narración: herramienta para la construcción y negociación de significados (Bruner, 2006). La narración hace referencia a las prácticas de producciones de articulaciones argumentativas organizadas en una trama y enmarcadas en unas coordenadas espacio temporales (Cabruja, Íñiguez y Vásquez, 2000). Se concibe a la narración como expresiones de experiencias basadas en eventos, construidas o almacenadas cognitivamente y que se organizan en estructuras de conocimiento posibles de ser anticipadas por una audiencia (Graesser, Golding & Long citados en Cautín-Epifani, 2014). Definición empírica: Narración Contacto por medios de comunicación de masa. Contacto cercano Sin contacto Relato de vida Contacto por tercero Contacto directo

Contacto por medios de comunicación de masa: el contacto por medios de comunicación de masa se describe centrado en un acercamiento al tema a través de los medios de comunicación de masa, las redes sociales, internet, artículos académicos e informativos. 83


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Instrumento 2, informante 17: “Gracias a Dios ninguno directo, solo lo que se ve en los medios de comunicación”.

Contacto cercano: en relación a las respuestas entregadas por las participantes sobre las narraciones que rodean la representación de aborto se describe este tipo de acercamiento con aquellas situaciones que le han ocurrido a personas correspondientes a sus grupos primarios entendidos como familia, amigos, conocidos y/o pareja. Instrumento 2, informante 07: “Sí, una conocida abortó cuando supo que estaba embarazada de un amigo mío y ella ya estaba soltera y con él no tenía una relación estable”.

Sin contacto: se evidencia una fuerte intensidad de la presente categoría, las respuestas hacen referencia a la ausencia total de vínculo con el aborto. Instrumento 2, informante 25: “No he tenido ningún contacto directo e indirecto con una situación así”. Relato de vida: también surge en lo expresado por las participantes descripciones que no hacen referencia directa algún tipo de contacto pero sí aluden a situaciones vividas. Instrumento 2, informante 18: “Cuando tenía 6 años falleció mi abuelita, producto del estrés de la situación mi tía, quien tenía 2 meses de embarazo sufrió un aborto espontáneo”.

Contacto por terceros: en esta categoría se menciona un tipo de contacto que no proviene de sus grupos primarios, sino que hace referencia a lo ocurrido a terceros con los que no se mantiene una relación directa, cercana. 84


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Instrumento 2, informante 30: “Hasta el momento ninguno que sea directo, pero indirecto he leído experiencias de algunas mujeres y cómo afecta que en nuestro país no sea legal”.

Contacto directo: este tipo de acercamiento con el aborto se caracteriza por estar referido a situaciones ligadas a su vida personal, principalmente a hechos vividos en primera persona. Instrumento 2, informante 24: “Directamente viví la experiencia de un aborto espontáneo, es algo indescriptible, doloroso, que independiente de cómo se haya producido el embarazo la decisión fue seguir con él. A diferencia de los demás, el aborto no es una decisión, causa mucho dolor a los involucrados, en mi caso no terminaría con la vida de algo tan hermoso”.

Tabla N° 4: Tipo de contacto con el aborto (directo/indirecto). Definición teórica: 2. Objetivación: es un proceso que permite intercambiar percepción y concepto. Al poner en imágenes las nociones abstractas, da una textura material a las ideas, hace corresponder ideas con palabras, da cuerpo a esquemas conceptuales. Este proceso implica tres fases: a) selección y descontextualización, b) formación de un “núcleo figurativo” y c) naturalización (Jodelet, 1986).

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Definición empírica: Objetivación: Muerte Feto-bebé Mujer Sentimientos asociados Partes Maniobras médicas Derecho a decidir de las mujeres Maltrato Vida Muerte: en la conceptualización de aborto y lo que estas mujeres representan respecto al tema existe una fuerte intensidad de la presencia del concepto de muerte de un ser indefenso. Instrumento 2, informante 24: “Mujer asesinando algo que es parte de sí, fruto de ella misma”. Feto-bebé: se puede reconocer una fuerte presencia del agente abortado en el núcleo de la representación, es el principal actor en la representación, el cual es descrito como muerto, dentro de espacios que lo contienen (frascos, manos o vientre materno), ensangrentado, desmembrado o en partes y relacionado con sentimientos negativos. Instrumento 2, informante 25: “Pequeño cuerpo destruido y ultrajado”. Mujer: como actor secundario dentro de la representación aparece la figura de la mujer la cual es puesta como victimaria, situando al agente abortado en el rol de 86


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víctima. De forma secundaria se encuentra la visión de una mujer empoderada, capaz de decidir sobre su propio cuerpo. Instrumento 2, informante 24: “Mujer asesinando algo que es parte de sí, fruto de ella misma”. Instrumento 2, informante 07: “Mujer decidida, dispuesta a luchar por sus derechos, dispuesta a salvar su vida o a no dejarse pasar por un abusador”. Sentimientos asociados: las respuestas en relación al aborto se encuentran en su mayoría teñidas por la emocionalidad y los sentimientos que dicha acción les genera cuando con consultadas por este tema. Se evidencia alta presencia de sentimientos negativos vinculados a lo que padece el agente abortado, a lo que experimenta la mujer que aborta y lo que genera en ella el tema. Instrumento 2, informante 04: “Imagen impactante y fuerte, me causaría mucha tristeza y pena”. Instrumento 2, informante 19: “Preocupación, desolación y tristeza”. Partes: la imagen descrita respecto al agente abortado dice relación con la consecuencia física que se produce en este tras realizar el procedimiento del aborto. Se señala al agente abortado como en partes, desmembrado, ensangrentado, desintegrado, etc. Instrumento 2, informante 16: “Cuerpo de un bebé destrozado y desmembrado por partes, lleno de sangre”. Maniobras médicas: se describe como todo procedimiento médico realizado por un tercero del área de la salud y además hace referencia a la utilización de instrumentos o aparataje médico utilizado para llevar a cabo los abortos. 87


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Instrumento 2, informante 23: “Forma cruda sobre la visión de un feto desmembrado por causas del aparataje utilizado al momento de realizar dicho procedimiento”. Derecho a decidir de las mujeres: en relación a esta idea es posible observar presencia de pensamientos que hacen alusión al poder de decisión de las mujeres respecto a su propio cuerpo y la ausencia de ideología política o religiosa que determine su actuar. Instrumento 2, informante 14: “Mujer libre que pueda decidir, que tiene opciones a su alrededor y que es libre de elegir la que le parece correcta”. Maltrato: se incorpora esta concepción de violencia de la cual ha sido víctima la mujer, especialmente por parte de un hombre, haciendo alusión directa a abusos y/o golpes o a la violencia de la que es víctima el agente abortado cuando la mujer decide concretar un aborto. Instrumento 2, informante 12: “Grupo de mujeres que quizás han sido abusadas sexualmente y llevan el feto de un hombre maltratador”. Vida: la articulación de este concepto hace referencia en mayor intensidad a la vida del bebé la cual es quitada o interrumpida por la mujer cuando se realiza un aborto y en segundo lugar, con menor intensidad se alude a las proyecciones de vida que se ven alteradas por la llegada de un hijo. Instrumento 2, informante 17: “Algo inhumano quitar la vida a un ser puro y sin culpa”. Definición teórica:

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3. Naturalización: es un proceso psicosocial mediante el cual ciertos fenómenos y pautas de comportamientos son considerados como el modo de ser de las cosas en el mundo. Este proceso es responsable del mantenimiento y facilitación de sucesos propios de la vida cotidiana, y también de la aceptación de aspectos negativos que pueden hacer difícil, cuando no insoportable, la vida de las personas (Montero, 2007).

Definición empírica: Naturalización Desacuerdo Decisión personal/autorrealización Motivos Obligación moral Mujer afectada física y emocionalmente Violación/abuso Tres causales Quitar la vida Adolescencia Mujeres infértiles Ni de acuerdo ni en desacuerdo Desacuerdo: se evidencia un total rechazo a la idea de mujer igual a madre, señalando que dichos atributos no se relacionan directamente entre sí, ya que se reconoce a la mujer también en otras dimensiones. Instrumento 2, informante 04: “Ser mujer no implica solo ser madre, sino que ser mujer es ser buena persona en todo ámbito”. Decisión personal/autorrealización: en una menor intensidad aparece la 89


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subcategoría relacionada con la importancia del desarrollo personal de cada mujer mencionando como justificación para realizarse un aborto, subyace a esta idea que la llegada de un hijo no permite el desarrollo de las potencialidades de las mujeres. Instrumento 2, informante 15: “Ya que de acuerdo a lo impuesto por el patriarcado, ser mujer se vincula con la maternidad, pero hoy en pleno siglo XXI, ser mujer se relaciona con la igualdad de oportunidades, la capacidad de decidir y optar por lo que se considera correcta!”. Motivos: en esta subcategoría se señala que deben existir fundamentaciones, situaciones o circunstancias específicas para que las mujeres puedan abortar. Instrumento 2, informante 04 “Las mujeres que abortan no todas son malas, ellas tienen distintos motivos para serlo. Yo opino que nadie tiene derecho de quitar la vida a un ser inocente”. Obligación moral o legal: se observa en esta subcategoría respuestas que aluden a elementos vinculados con el deber ser, siendo los lineamientos éticos o legales los que guían la conducta. Instrumento 2 informante 08: “Las mujeres que abortan “puede” que quieren otro futuro o no ser capaz de llevar en su cuerpo a un ser humano que nace de un abuso o por obligación moral y legal”. Mujer afectada física y emocionalmente: en esta subcategoría se agrupa un tipo de respuesta en las que se menciona que la decisión de abortar es entendida y justificada cuando la mujer se encuentra en situación de vulnerabilidad especialmente del tipo física o emocional. Instrumento 2, informante 03: “Una madre que ha abortado por razones 90


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clínicas que le afectan psicológicamente o físicamente y le llevan a tomar esa decisión también se puede desempeñar de forma correcta en su rol”. Violación/abuso: esta subcategoría dice relación con otra razón en la que el aborto es justificado que se produzca, también reconociendo a la mujer en una posición vulnerable o de víctima hace alusión al estar padeciendo algún tipo de violencia, ya sea esta física, emocional o sexual. Instrumento 2, informante 01: “En el caso de violación para la mujer debe ser muy cruel pensar y ver a su bebé, si es bajo las 3 causas de la ley, considero que no son malas madres”. Tres causales: se observa una alta intensidad de esta respuestas, en esta subcategoría se señala que el aborto debiera producirse cuando esta en riesgo la vida de la madre, inviabilidad fetal o por abuso o violación. Bajo estas causas las mujeres que abortan no son consideradas malas madres. Instrumento 2, informante 01: “Si es bajo las 3 causas de la ley, considero que no son malas madres”. Quitar la vida: Se reconoce un tipo de respuesta que se agrupa en esta subcategoría en donde la idea del aborto hace alusión a despojar al agente abortado de su existencia, acción que realiza la mujer cuando aborta. Instrumento 2, informante 17: “Pero si, ella no tienen derecho a quitar la vida a un inocente”. Adolescencia: dentro de esta categoría se justifica la decisión de la mujer que aborta si se encuentra en esta etapa del desarrollo ya que se considera como una condición de vulnerabilidad. 91


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Instrumento 2, informante 01: “Por ejemplo una adolescente que queda embarazada por temor, miedo, por no tener responsabilidad frente a lo que le diga su familia, puede que tome esa decisión de abortar”. Mujeres infértiles: se manifiesta como confirmación a la idea de que mujer no es igual a madre, señalando a las mujeres en esta condición tan mujeres como aquellas que sí pueden tener hijos. Instrumento 2, informante 07: “Hay muchas mujeres infértiles y que son mujeres porque se realizan como personas en otros ámbitos”. Ni de acuerdo ni en desacuerdo: en esta subcategoría se observa tipo de respuesta en la que no se muestra un posicionamiento frente al tema, respondiendo de forma general y/o evasiva. Instrumento 2, informante 28: “Difícil de opinar”.

Definición teórica: 4. Anclaje: integración cognitiva del objeto representado dentro del sistema de pensamiento preexistente y a las transformaciones derivadas de este sistema, tanto de una parte como de otro. Ambos procesos se refieren a la elaboración y al funcionamiento de una representación social, pues muestra la interdependencia entre la actividad psicológica y sus condiciones sociales de ejercicio (Jodelet, 1986). Definición empírica: Anclaje social A favor En contra 92


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Libertad de decisión Riesgo Actores A favor: se asocia de forma directa a los grupos feministas o liberales, como son demonizados por las participantes, con un tipo de pensamiento que apoya o defiende la libertad de las mujeres sobre su cuerpo y el poder de decidir además sobre este. Instrumento 2, informante 12: “Grupos más liberales y también feministas que están de acuerdo con que cada mujer tenga derecho a decidir acerca de su propio cuerpo”. En contra: se observa en esta categoría una asociación a grupos más conservadores o “cerrados de mente”, según lo mencionan las participantes, con un posicionamiento negativo hacia el tema del aborto, mostrando una negativa total a esta idea. Instrumento 2, informante 07: “Las personas pro-vida, que no están a favor del aborto, ni siquiera en sus 3 causales”. Libertad de decisión: Aparece ubicada dentro de esta subcategoría la idea de la libre elección de las mujeres sobre su cuerpo y sus decisiones, pero al mismo tiempo, esto aparece condicionado a las tres causales, en donde si estas condiciones no se encuentran las mujeres no pueden abortar. Instrumento 2, informante 27: “El aborto es decisión de cada una (sólo en caso terapéutico y violación) y el estado no debe decidir”. Riesgo: se observa en esta subcategoría la idea de que las mujeres que se realizan abortos o las que se encuentran más predispuestas a realizarlos son 93


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aquellas de estrato social bajo, que llevan a cabo conductas de riesgo o las que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad. Instrumento 2, informante 17: “En clases sociales más bajas y vulnerables, adolescentes, drogadictas, personas que sufren de abuso sexual”. Actores: dentro de esta subcategoría no se realiza vinculación con algún grupo en particular que se encuentre más fuertemente ligado al aborto, se reconoce una transversalidad social del tema. Instrumento 2, informante 22: “No tengo ‹un› grupo, sino que considero que el aborto es transversal a cualquier grupo social por diferentes motivos, y no lo considero propio solo de un tipo de persona definida”.

Figura N°3: Nube temática sobre grupos sociales vinculados al aborto.

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Anclaje psicológico: Muerte Feto Derechos Libertad Dolor Decisión Desesperación Injusticia Ilegal

Las categorías antes mencionadas surgen a partir de la alta intensidad de aparición de dichas palabras. Por tratarse estás sólo de palabras asociadas no representan definición empírica.

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Figura N°4: Nube temática sobre las palabras asociadas al aborto. Figura N°1: Red conceptual de principales significados asociados al aborto.

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Cómo es posible apreciar en la figura N° 1, la imagen de aborto está descrita por tres actores: está la mujer, las maniobras médicas y el agente abortado. La actoría de las mujeres está conectada por un lado con los sentimientos asociados, los que pueden ser positivos o negativos (positivos: tranquilidad, felicidad; negativos: tristeza, culpa). Por otro lado está conectada con el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo y con el maltrato, el cual se encuentra asociado a violaciones, abuso sexual y/o agresión física. Las maniobras médicas son un actor más pasivo. Este actor se encuentra vinculado a instrumentos médicos y a profesionales de la salud, quienes realizan dichos procedimientos. Por último, la actoría del agente abortado se encuentra ligada directamente con la vida, en este sentido, las mujeres universitarias consideran que el agente abortado posee vida, la cual pierde una vez que la mujer tiene y/o realiza un aborto. El agente abortado se caracteriza por su relación con la muerte: aparece la imagen de un ser ensangrentado, desmembrado, mutilado y/o en partes. Además este agente abortado presenta una ubicación en espacios determinados que lo contienen tales como una mano humana, frascos y el vientre materno.

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Figura N° 2 Red conceptual naturalización de la mujer que aborta y argumentaciones asociadas.

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Cómo es posible observar en la figura N° 2, se evidencia una lógica de contradicción con respecto a la naturalización del aborto, lógica dada por la disociación -en la primera parte de la pregunta- entre ser mujer y ser madre, en este sentido, todas las universitarias disocian ser mujer de ser madre, pero no todas disocian la maldad del aborto, es decir, para las participantes, si no hay razones “sólidas” para abortar, las mujeres que muestran voluntad en hacerlo, son malas madres. Es posible dar cuenta de lo anterior en las respuestas a la segunda parte de la pregunta, ante la cual las participantes están en desacuerdo, pero bajo ciertos requisitos. Estos requisitos se agrupan en diversos ámbitos argumentales que respaldan el desacuerdo ante la segunda parte de la pregunta. En consideración de lo anterior, argumentan, por ejemplo, que una mujer no es mala madre si su situación para abortar corresponde a alguna de las tres causales mencionadas en el proyecto de ley. También dan argumentos que aluden a la incapacidad de la mujer de criar a un bebé en caso de encontrarse afectada física y emocionalmente, y a considerarlo como una obligación moral, en donde las mujeres que abortan no merecen llamarse “madres”.

V.3 Las prácticas sociales cotidianas que las mujeres asocian al aborto corresponden a la tercera categoría de análisis, la cual proviene del tercer objetivo. Dicha categoría está constituida por los siguientes conceptos fundamentales. Objetivo III: Conocer las prácticas sociales cotidianas que asocian al aborto un grupo de mujeres estudiantes de las Universidad del Bío-Bío, sede Chillán. Conceptos fundamentales 1. Rol 2. Cotidianeidad 3. Sistema operativo 4. Prácticas conversacionales 99


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Definiciones teóricas: 1. Rol: Conjunto de deberes, obligaciones y expectativas culturalmente definidas que acompañan a cualquier estatus en el sistema social (Gilbert, 1997). Modelo de conducta definido por las expectativas de las personas con las que se entra en relación (Fischer, 1992). Definición empírica: Rol: En esta subcategoría las participantes reconocen como expectativa culturalmente definida la autorrealización de las mujeres en otros ámbitos, aparte de ser madres. Incorporan además el deber del Estado orientado a despenalizar el aborto en tres causales. Instrumento 2, informante 04: “Ser mujer no implica solo ser madre, sino que ser mujer es ser buena persona en todo ámbito. Las mujeres que abortan no todas son malas, ellas tienen distintos motivos para serlo”. Instrumento 2, informante 03: “Una madre que ha abortado por razones clínicas que le afectan psicológicamente o físicamente y le llevan a tomar esa decisión, también se puede desempeñar de forma correcta en su rol”. Instrumento 2, informante 09: “Personalmente creo que debería aceptarse la ley que se encuentra en el poder legislativo, incluyendo los tres aspectos que menciona esta ley para una mejor salud de muchas mujeres”. Definición teórica: 2. Cotidianidad: Lalive (2008) habla directamente de un relato de la vida cotidiana, señalando que existen ritualidades o etiquetas que se establecen en 100


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dicho relato, constituyendo así lo cotidiano. El mismo autor señala que el límite entre lo cotidiano y lo no cotidiano se encuentra en la carga simbólica, en su ausencia o presencia. Se entiende entonces por cotidiano el conjunto de situaciones y de prácticas casi totalmente descargadas de simbolización. La cotidianidad, insiste Lalive (2008), incluye a la rutina, pero no es sólo rutina.

Definición empírica: Cotidianidad: en esta subcategoría el aborto es visto como una ritualidad constituyente de una práctica cotidiana rechazada y escasamente efectuada por las participantes, pero hablada con mayor facilidad en entornos familiares y sociales de forma cotidiana. Instrumento 2, informante 23: “Según el contexto en el que se enmarque será mi punto de vista, pero en vista y considerando mi opinión, en ningún caso este tipo de ejercicio forma parte de mi criterio”. Instrumento 1, informante 30: “Amigos, pareja, familia, En mi casa, universidad, centro de práctica”. Definición teórica: 3. Sistema operativo: De acuerdo a Moscovici (1979), al explicar las diferentes lógicas del pensamiento normalizado y del pensamiento cotidiano, señala que en este último intervienen dos sistemas cognitivos: el sistema operativo y el metasistema. El sistema operativo procede por asociaciones, inclusiones, discriminaciones y deducciones.

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Definición empírica: Sistema operativo: subcategoría que incluye respuestas caracterizadas por la asociación del aborto a muerte del feto, dolor, miedo, desesperación, injusticia, libertad y decisión. Instrumento

2,

informante

24:

“Muerte,

crueldad,

dolor,

rabia,

inconsciencia”. Definición teórica: 4. Prácticas conversacionales: Corresponden a aquellas interacciones “cara a cara”, donde los/as interlocutores/as expresan y forjan sus opiniones en íntima relación (Moscovici, 1979). Es en las prácticas conversacionales donde los individuos construyen y manifiestan el orden, los lazos, los sentidos de la sociedad en que viven y también sus diferencias étnicas, culturales, generacionales (Arfuch, 1995). Definición empírica: Prácticas conversacionales: Esta subcategoría hace referencia a interacciones “cara a cara” sobre aborto realizadas con la red de pertenencia primaria (familia, amigos/as) y secundaria (relaciones de estudio en la universidad). Instrumento 1, informante 17: “Expresarla con cercanos”. Instrumento 1, informante 20: “Comentarios de familiares y amigos, información desde profesores”.

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VI.

CONCLUSIONES

Esta investigación tuvo como propósito conocer cuáles son las representaciones sociales sobre el aborto de un grupo de mujeres estudiantes de la Universidad del Bío-Bío, sede Chillán. La representación social de aborto fue el concepto clave que sustentó la investigación en todo el proceso investigativo y en el posterior análisis de los datos. En relación a los datos obtenidos, es posible señalar que la representación social de aborto que posee un grupo de mujeres estudiantes universitarias es esencialmente tradicional, ubicándose en el núcleo de dicha representación (Moscovici, 1961), lo que llamamos como agente abortado, pero siendo referido por las participantes de la investigación como “feto” o “bebé”. La primera de las preguntas específicas que se busca responder es ¿Qué actitudes asocian al aborto un grupo de mujeres

estudiantes de la

Universidad del Bío-Bío, sede Chillán? Una de las funciones de las representaciones sociales corresponde a formar actitudes, en este sentido, a través de las respuestas recogidas en las participantes de la investigación, es posible observar una evaluación en su mayoría desfavorable respecto al aborto, evidenciándose valoraciones negativas que comprenden ideas como las de quitar la vida, interrumpir un proceso y dar muerte al agente abortado, el cual se encuentra en el núcleo de la representación (Moscovici,1961), exhibiendo un valor social muy importante: su sacralización; puesto que al interrumpirse el embarazo, se interrumpe todo un proceso de un agente “sagrado”, y no de la mujer, determinando así el significado de la representación como un todo. La actitud de las participantes hacia el aborto es eminentemente emotiva. Lo anterior es coherente con los planteamientos de Moscovici (1979), quien señala que la actitud corresponde a la dimensión afectiva de la representación, le imprime un carácter dinámico y orienta el comportamiento, dotándolo de reacciones 103


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emocionales de diversa intensidad y dirección. En este sentido las participantes refieren entender el aborto como la muerte (espontánea o provocada) de un fetobebé en formación, “expresar libremente” su opinión y no efectuar esta práctica (a pesar de abogar por la libertad de decisión de mujer). Estos elementos afectivos son importantes, puesto que vienen a estructurar la representación social (Moscovici, 1979). A partir de lo expuesto por Thomas y Znaniecki (citado en Sánchez y Mesa, 1997), quienes mencionan que las actitudes son a nivel individual reflejo de los valores sociales (conjunto de creencias) creadas por el grupo, compartidas por sus integrantes y que orientan a los mismos/as en el mundo social diferenciándose de otros grupos, es posible señalar que las opiniones valóricas de estas mujeres se encuentran divididas entre quienes abogan por la libertad de decisión de la mujer y quienes están en desacuerdo condicionalmente con el aborto, vale decir, las participantes lo consideran valóricamente negativo, pero justificado en casos de escasa esperanza de vida del bebé y/o cuando las mujeres no tienen otra alternativa. Valóricamente, se observan dos posturas definidas y opuestas: una que dice relación con la libertad de decisión de las mujeres en relación al aborto, y otra que da cuenta de una representación negativa, asociada al rechazo hacia el aborto. A partir de lo anterior, podemos señalar que las ideas ligadas a la libertad de decisión se encuentran en la periferia de la representación, lo que provoca que dicha representación sea más permeable al contexto, observándose deseabilidad social (Davison, 1983), es decir, las mujeres abogan por la libertad de decisión sobre sus cuerpos, pero cuando se les consulta directamente sobre el tema tienen una opinión negativa del aborto. La idea del aborto como muerte o asesinato se ubican en el núcleo de la representación (Moscovici, 1961), puesto que presenta mayor intensidad de aparición y mayor peso simbólico, además de ser estable. Para demostrar concretamente su opinión, es decir, cómo orientan las participantes de la investigación su conducta en el mundo social frente al tema del aborto, las mujeres reportan expresar libremente su opinión y darla cuando se la 104


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preguntan. Contribuyen como principal fuente información a ello los medios de comunicación de masas, internet y terceros, y siendo en el entorno social, familiar (grupo primario) y académico en donde hablan de forma cotidiana sobre el aborto. Para las mujeres universitarias suele ser más difícil hablar sobre aborto en entornos religiosos y/o conservadores. En cuanto a lo que debiese suceder en Chile con respecto al aborto, las participantes consideran que se debiera legislar/legalizar con condiciones, lo que se relaciona principalmente con las tres causales ampliamente difundidas por los medios de comunicación (Thomas y Znaniecki, citado en Sánchez y Mesa, 1997). Al momento de definir el aborto, estas en su mayoría fueron cognitivas, lo que nos habla de una conceptualización teórica del aborto, en contraste a lo observado en la pregunta número uno del cuestionario de significados, en donde se realiza una definición ligada a lo emocional, lo que nos habla de una dicotomía entre cómo se define y cómo se significa el aborto por las mujeres encuestadas. Esto se ve reafirmado, ya que desde lo valórico el aborto es asociado a un acto cruel hacia el agente abortado, el cual es entendido como un atentado a la vida y un acto irresponsable, injusto y dañino. De lo anterior se desprende la idea de que valóricamente es malo matar a alguien indefenso. Es posible observar en lo expresado por las participantes de la investigación, la presencia de negaciones, las cuales equivalen al efecto de tercera persona (Davison, 1983), lo anterior se refleja en frases como: “A mi parecer debe ser una opción personal, dependiente a las situaciones a las que esté sometida a mujer y sus creencias. No lo creo ni bueno ni malo”, “Cada uno tiene derecho a ver lo que decide hacer, esto no se trata de valores”. Estas ideas modulan la representación social del aborto, ya que incluyen los valores de forma latente, es decir, las participantes no lo mencionan de forma explícita, pero sí integran elementos de que se puede considerar afectivos: tienden a darle una connotación afectiva al aborto por más que hablen de él de manera “fría”. Podemos mencionar que la expresión de estas mujeres de la opinión sobre el 105


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aborto es dada mayormente con grupos cercanos, en un ambiente más íntimo y reducido, con la finalidad de evitar controversia, lo anterior sugiere que se trata de un tema tabú, que no puede ser expresado en el ámbito público. Además, en las respuestas se evidencia que la afirmación “expresarla libremente” se encuentra acotada a ciertos espacios (familia, amigos y pares de la universidad) y cierto tipo de personas, principalmente con aquellas que tienen un mismo tipo de pensamiento. En relación a las fuentes de información que utilizan las participantes, se observa una gran influencia de los medios de comunicación de masas (internet y redes sociales), lo que se encuentra fuertemente relacionado con las edades de estas, ya que esta población utiliza mayormente estos medios para comunicarse e informarse. En relación a la expresión libre del tema, los espacios en donde resulta más fácil hablar del aborto siguen siendo entornos cercanos, tendiendo a evitar los espacios conservadores y/o entornos religiosos. El núcleo de la representación se encuentra naturalizado (Moscovici, 1961), estando ligado a los valores y a la moral, en este sentido, el “feto-bebé” es un elemento sagrado, es por ello que en estos ambientes se evita hablar sobre el tema, ya que la idea de “feto-bebé” no es permeable al contexto, y cuando se habla sobre el aborto (matar a este “feto-bebé”), es fuertemente controversial. Podemos desprender a partir de lo mencionado por estas mujeres que lo que debería suceder en Chile se relaciona con el proyecto de ley de las tres causales, en este sentido, los medios de comunicación de masas cumplen una función importante, puesto que al ser las principales fuentes de información por medio de los cual, según señala Íñiguez y Antaki (1994), se reproducen prácticas lingüísticas que mantienen y promueven ciertas relaciones sociales, otorgan un marco ideológico que orienta las conductas, lo anterior se observa en el carácter hegemónico que presenta este discurso, ya que es este el que reproducen y asimilan en su mayoría las participantes de la investigación (Van Dijk, 2005). 106


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La segunda pregunta que orienta esta investigación es ¿Qué significados asocian al aborto un grupo de mujeres estudiantes de la Universidad del Bío-Bío, sede Chillán? siendo esta pregunta abordada desde las narraciones, los procesos de objetivación, naturalización y anclaje psicológico y social. Podemos interpretar que las narraciones que han construido las participantes sobre el aborto se relacionan con el nivel de contacto o cercanía que han mantenido con el tema. Se evidencia una construcción de significados sobre el aborto fuertemente influenciada por los discursos reproducidos a través de los medios de comunicación de masa, en donde la imagen presente en estas mujeres se asocia a un “bebé” o “feto” que presenta un cierto desarrollo biológico, idea que es reforzada por el apoyo visual presentado mientras se habla del tema, mostrando a mujeres con un importante desarrollo de su embarazo, frente a este imaginario que se sugiere el aborto es visto como un atentado a la vida considerándose esta cualidad como inherente al agente abortado y entendiéndose además como la interrupción de un proceso. Del mismo modo, a modo de contextualizar, es importante mencionar que el discurso expresado por los medios de comunicación de masas ha sufrido transformaciones a lo largo de los años: desde que fue prohibido en el periodo de dictadura desde 1989 hasta la actualidad (Código Penal Chile), el discurso ha pasado por una transición que va desde la oposición total hacia al tema, a la incorporación de la idea del aborto bajo las tres causales, siendo actualmente este sistema de pensamiento el imperante (Centro de Estudios Públicas, 2014), lo que refleja la influencia que ejercen los medios de comunicación en los significados que atribuyen al aborto estas mujeres, entendiendo además, que lo expresado a través de estos medios se encuentra más o menos influenciado por grupos de poder que difunden ideologías que son reproducidas por todos aquellos que reciben el mensaje y se identifican con este (Van Dijk, 2005). Además, tomando en cuenta las características de la población es importante considerar las redes sociales como medios por los cuales también se propaga 107


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cierto discurso y en donde se generan interacciones que mediatizan y tributan a la construcción del significado de aborto. Es posible observar en estas mujeres que la construcción de sus significados se articula fuertemente en función de otros, es decir, las experiencias y cómo fueron interpretadas estas mismas por los miembros de su contexto ya sea familia, amigos, entorno académico, entre otros, pasan a construir la significación y por ende, la imagen que tiene sobre el aborto. Entendiendo la objetivación como el proceso que permite poner en imágenes las nociones abstractas (Jodelet, 1986), la imagen sobre el aborto integrada por estas mujeres se caracteriza por ubicar al agente abortado en el núcleo de la representación social, el cual es el actor principal y presenta una fuerte intensidad, alta carga simbólica y además se encuentra naturalizado, situando a la mujer en una actoría secundaria. En este sentido, el aborto se significa principalmente como la muerte de un ser, dicha muerte es descrita con una fuerte carga emocional, que se refiere tanto a lo que siente el agente abortado como la vivencia de la mujer que aborta. Al agente abortado se le atribuye el dolor, la muerte, sufrimiento, maltrato, etc. y en cuanto a la mujer, se le asigna la vivencia de culpa, insensibilidad, crueldad, inhumanidad, señalándolas como madres incompetentes y egoístas. A nivel icónico, lo que representan las participantes de la investigación es una imagen concreta sobre lo que es el aborto, con una descripción realista y cruda de lo que sucede con el agente abortado cuando se lleva a cabo el procedimiento, señalando que ocurre desmembramiento, desintegración y aparece una importante presencia de sangre. Se observa como un tercer actor la participación de profesionales de la salud que realizan el procedimiento y los instrumentos que para ello estos utilizan (Jodelet, 1986). Es posible caracterizar el tipo de discurso entregado por los grupos que se manifiestan en desacuerdo con el aborto como concreto e icónico, vinculado fuertemente con lo emocional, en cambio los grupos llamados de pensamiento liberal o a favor del aborto presentan el tema desde lo ideológico siendo más 108


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abstracto su contenido. Lo anteriormente expuesto va en directa relación con el tipo de discurso presente actualmente en la sociedad, ya que mientras más concreto este sea más pregnante y relevante es la significación de aborto en estas mujeres (Jodelet, 1986). Por otra parte, también está presente con menor intensidad la idea de la libertad de decisión de las mujeres sobre su propio cuerpo y otorgándole autonomía respecto a sus decisiones. Sobre lo expuesto, es relevante mencionar que la imagen de aborto se encuentra polarizada, por un lado se observa todo lo relacionado con la muerte, sangre y desmembramiento y por otro un polo más bien libertario que se caracteriza por describir a las mujeres como empoderadas que luchan por poder decidir sobre sus propios cuerpos. En cuanto a la actoría de la mujer, se puede observar una total disociación entre la idea de mujer y de madre, pero del mismo modo, se mantiene una asociación entre maldad y aborto, manifestando que dichos abortos deben ser justificados y de lo contrario se puede desprender la idea de que las mujeres que lo hacen sin justificación son malas madres, la voluntad en querer abortar hace mala a la mujer. En relación a lo anterior, la figura de la mujer se encuentra polarizada, siendo presentada en un rol de víctima o en el de victimaria. Es víctima cuando las situaciones contextuales o personales son complejas y por tanto es justificado y entendido que aborte, en cambio, es victimaria cuando teniendo circunstancias favorables decide abortar y por ende, atentar contra la vida de un inocente. En cuanto al significado que estas mujeres asocian al aborto se puede señalar que este es visto como un acto cruel hacia el agente abortado, el cual es interpretado como un atentado a la vida, que es un acto irresponsable, injusto y dañino. Del mismo modo, las mujeres que realizan abortos son fuertemente enjuiciadas, visualizándolas como madres incompetentes, insensibles y egoístas. A partir de lo anterior, se puede rescatar la idea de que es malo matar a alguien indefenso pues 109


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se atenta contra dos elementos fuertemente sacralizados en la sociedad que son la vida y los niños. En el plano ideológico de la representación el aborto se encuentra escindido, esto debido a que se ha producido penetración de los movimientos sociales a favor del aborto, pero a pesar de lo anterior esta forma de pensamiento no ha influido fuertemente en la imagen que las personas tienen sobre el tema, siendo más libertario a nivel social pero más tradicional a nivel individual. Los significados corresponden a algo público y compartido, esto se reafirma con lo expuesto por las participantes de la investigación y la manera van significando el aborto. Es posible ver que la construcción de sus significados se produce en y mediante la interacción, es decir, el significado se da entre las universitarias a modo de práctica relacional, en este sentido, la herramienta simbólica principal que permite otorgarle sentido al mundo y negociar o convenir estos significados corresponde a la narración, sobre la base de ella es que las personas son partícipes de lo colectivo y dan origen a lo social. Las narraciones que estas mujeres elaboran condicionan la forma en que aprenden y construyen el mundo, e influyen en la organización que hacen de su experiencia y en las explicaciones que le dan a los fenómenos, junto a ello, presentan un carácter canónico, vale decir, dan cuenta de cómo debieran ser las cosas (Bruner, 2006). Y finalmente la última pregunta es ¿Qué prácticas sociales cotidianas asocian al aborto un grupo de mujeres estudiantes de la Universidad del Bío-Bío, sede Chillán? A pesar de no haber realizado la aplicación del instrumento que respondía a esta pregunta, podemos señalar, a partir de lo recogido en los instrumentos anteriores, que las prácticas sociales cotidianas están asociadas a la naturalización del aborto que realizan estas mujeres, ya que les permiten la adaptación a situaciones externas, asegurando una cierta homeostasis en la forma de pensamiento en las participantes, lo que se refleja en la disociación entre madre/mujer y maldad/aborto, considerando como “mala” a aquella que tiene la voluntad de querer abortar, facilitando el mantenimiento de la creencia de que es 110


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incorrecto decidir sobre el propio cuerpo (García, 2008). Es en las prácticas conversacionales siendo estas las interacciones “cara a cara”, donde estas mujeres se manifiestan sobre el aborto, expresando sus opiniones en íntima relación con miembros de su círculo cercano (Moscovici, 1979). Por otra parte, siendo los patrones conductuales una serie de ideas, creencias, o puntos de vista, que se encuentran en nuestro subconsciente y que son la base sobre la cual tomamos todas nuestras decisiones, es posible verlo en la expresión de la opinión sobre el aborto en grupos cercanos (familia, amigos/as, pares de universidad), con quienes tienen un mismo tipo de pensamiento, conforme al cual se comportan frente al tema (Martel, 2014). Las prácticas sociales son sistemas de acción socialmente estructurados que se encuentran implantados en relación con los roles, en este sentido, los medios de comunicación orientan las conductas de las participante de la investigación, quienes replican el discurso hegemónico sobre el aborto entregado por estos (Jodelet y Moscovici, 1990). El núcleo también es un elemento que se encuentra ligado a estas prácticas, puesto que permite la comunicación con las demás personas al brindar un lenguaje común para hablar sobre aborto (Sandoval, 1997). En consideración de las respuestas a las preguntas específicas anteriormente señaladas, es posible responder a la pregunta general de investigación ¿Cuáles son las representaciones sociales sobre el aborto de un grupo de mujeres estudiantes de la Universidad del Bío-Bío, sede Chillán? La representación social de aborto corresponde a una representación social polémica (Moscovici, 1988), pero que en el caso de las participantes se encuentra transición: desde una representación con contenidos hegemónicos (menos sensibles de discusión social), a una con contenidos más polémicos, indicador de un grado mayor de divergencia grupal (Rodríguez, 2007). Lo anterior se puede observar en la integración que han hecho estas mujeres de nuevos discursos sobre el tema, incorporando la idea de la despenalización del aborto bajo las tres 111


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causales, pero del mismo modo tienen arraigadas internamente ideas más tradicionales respecto a este, lo que nos habla de una forma de pensamiento que se encuentra en transición, debido a que este aún es susceptible a la deseabilidad social (Collazo et al., 2005), sobre todo cuando se pregunta por la postura valórica frente al aborto y a la postura de las tres causales, según la cual, de acuerdo a la encuesta realizada por el Centro de Estudios Públicos (2014), sugiere ser la más aceptada en la sociedad. Este pensamiento transicional se ha producido por la influencia que han ejercido los movimientos sociales, a pesar de esto, dicha influencia ha sido superficial, manteniéndose en el núcleo de la representación una idea de aborto tradicional, puesto que tales movimientos utilizan un discurso más abstracto sobre el aborto, lo cual hace que sea menos pregnante socialmente ya que requiere de mayor elaboración, en este sentido, la forma de presentación del tema por parte de los grupos conservadores ha sido más influyente, dado que las participantes conciben el aborto como una práctica social cotidiana (Jodelet y Moscovici, 1990) que rechazan y no realizan, pero sí la hablan con mayor facilidad en entornos familiares y sociales de forma cotidiana. Reconociendo las representaciones sociales como “una forma de interpretar y pensar nuestra realidad cotidiana” (Jodelet, 1986, p. 473) y entendiendo que la información que nos entregan estas representaciones dicen relación con el sentido común, el que es socialmente elaborado y el cual incluye contenidos cognitivos, afectivos y simbólicos (Araya, 2002), es posible mencionar que la representación de aborto que construyen estas mujeres está caracterizada por una fuerte vinculación con lo emocional, siendo entendido el aborto desde este ámbito, especialmente con una connotación negativa. Además, podemos reconocer dentro de la representación social de aborto la existencia de tres actores principales: la mujer, el agente abortado y las maniobras médicas. Asimismo, las mujeres participantes de la investigación realizan una polarización o división de varios elementos que surgen como importantes dentro de su representación de aborto. En primer lugar, se sitúa a la mujer en dos roles frente al tema del aborto: por un lado esta es vista como víctima, cuando se encuentra viviendo circunstancias que 112


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ameritan la realización de un aborto (por ejemplo, violación); y por otro lado es vista como victimaria, cuando toma libremente la decisión de abortar, en este sentido, la muerte está ligada directa y concretamente al agente abortado, dejando en un segundo plano a la mujer. En segundo lugar podemos señalar la aparición de dos ideas asociadas al aborto contrapuestas entre sí, por una parte la idea de aborto como el atentado a dos elementos sociales sacralizados como lo son la vida y los niños y niñas, y, por otro lado, la idea de mujeres empoderadas, autónomas y poseedoras de libertad de decisión respecto a sus cuerpos. Cabe señalar la existencia de silencios discursivos asociados a la figura de Dios y del Hombre. Este último aparece como “héroe” del aborto, ya que se presenta cuando hay que interrumpirlo, pero no cuando hay que perpetrarlo. A partir de esto último, es posible dar cuenta de la distribución desigual del poder en la sociedad, en donde se da supremacía hacia el hombre, en desmedro de la mujer (Schongut, 2012), siendo el hombre quien elabora las leyes y penaliza a la mujer (Facio y Fríes, 2005), propiciando de esta manera una forma de dominación sobre esta última al mantener el estereotipo de que “ser mujer es ser para otros/as, es decir, estar al cuidado de los otros/as” (Forneri, 2007). La representación social considera los intereses y deseos del grupo, lo que introduce un cierto desfase en relación con el objeto en construcción (Blazquez, Flores y Ríos, 2012), en este sentido, la existencia de los silencios discursivos mencionados, da cuenta de la marca grupal impresa de las mujeres participantes en el proceso de construcción de la representación (Blazquez, Flores y Ríos, 2012), marca que viene a modificar el sentido del aborto que le dan las participantes para adaptarlo a sus deseos (“yo estoy a favor con las 3 causales, es una decisión personal de cada mujer en donde no debería intervenir ni el hombre, ni la iglesia, ni leyes, etc.”). Además, la sustracción de los elementos mencionados acostumbra suceder porque su inclusión se dificulta a causa de los aspectos normativos o valores de quien representa (Blazquez, Flores y Ríos, 2012), en este sentido, los valores de la mayoría de las participantes difieren de los valores religiosos, lo cual explica la ausencia de la figura de Dios en su discurso sobre 113


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aborto, pero eso es solo en una “capa superficial”, dado que tal discurso que enuncian se encuentra permeado por la deseabilidad social. Los entornos sociales religiosos y/o conservadores constituyen dominios donde las participantes evitan hablar del aborto, por ser estos espacios donde la vida y el “feto-bebé” presentan un valor social importante, encontrándose sacralizados en el núcleo. Al tener este último un grado mayor de consenso, la aparición de contenidos polémicos genera fuerte controversia, puesto que tienden a socavar la validez universal construida por los contenidos hegemónicos al hacer valer nuevos significados. Entendiendo el rol el conjunto de deberes, obligaciones y expectativas culturalmente definidas que acompañan a cualquier estatus en el sistema social (Gilbert, 1997), las participantes reconocen como expectativa culturalmente definida la autorrealización de las mujeres en otros ámbitos, aparte de ser madres. Incorporan además el deber del Estado orientado a despenalizar el aborto en tres causales. Reflexiones finales: En cuanto a aprendizajes obtenidos, aprendimos las bases principales y necesarias para llevar a cabo una investigación, experiencia relevante considerando el deseo que tenemos como psicólogas prontas a egresar, de continuar nuestros estudios y especializarnos. Aprendimos que es importante llevar un registro de todo lo que íbamos haciendo, ya que el material recopilado era necesario para resguardar la transparencia de esta investigación. Por otro lado, rescatamos como fortaleza el hecho de constituir una buena dupla de trabajo. A pesar de tener poca disponibilidad de horario -tomando en cuenta que nos encontrábamos realizando nuestra práctica profesional-, nos coordinamos y trabajamos de manera constante, metódica y rigurosa, dividiendo las labores, conversando las decisiones a tomar y resolviendo los problemas que surgieron. Contribuyó en gran parte a esto la orientación de nuestra profesora guía, quien nos fue dando luces de los caminos a seguir, siempre con exigencia, 114


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conocimiento, apoyo y cariño. Otra fortaleza la constituyó el ser curiosas, preguntar constantemente nuestras dudas y buscar lo que desconocíamos. Lo anterior nos permitió una comprensión total de los distintos aspectos de la tesis y los datos recabados al ir despejando puntos ciegos. Una fortaleza de la investigación en sí pasa por la contingencia del tema, ya que aquello hizo que el trabajo de elaboración de la tesis fuera más motivante. En cuanto a los aspectos a mejorar se encuentra el conseguir un equilibrio entre el tiempo dedicado a las dos tareas finales y fundamentales de 5° año de carrera (tesis y práctica profesional), esto fue un desafío, puesto que pusieron a prueba la capacidad de priorizar y trabajar bajo presión, situación difícil considerando que ambas queríamos rendir bien en las dos labores, no obstante lo anterior, creemos que logramos llevar un buen ritmo de trabajo. Otro aspecto a mejorar lo supone la seguridad personal, ya que se nos dificultó un tanto sentirnos convencidas de que lo que estábamos realizando estaba correcto. Dentro de las limitaciones que presenta la investigación podemos señalar las características de la población, la cual por tratarse de edades en un rango específico, no permite captar fenómenos presentes en otras edades o presentes en otros contextos sociales, económicos o históricos. Otra limitación posible de observar es el tiempo, sobre todo considerando la utilización de instrumentos que contemplan la participación de un número importante de personas, en donde es necesario contar con tiempos necesarios para generar la convocatoria y poder reconvocar si así se estima. En esta misma línea surgen como proyecciones de la investigación el trabajo con otras poblaciones con el objetivo de captar nuevos elementos que pudieran emerger de acuerdo a las edades, el género, las ocupaciones de los y las participantes, etc. Además, teniendo en cuenta que esta investigación se orienta desde el enfoque de proceso, parece relevante conocer la representación social de aborto desde una perspectiva estructural con la intención de profundizar el análisis y conocimiento de esta representación social polémica. 115


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Y, considerando que se trata de una representación polémica, continuar con su investigación permitirá conocer su evolución a lo largo de los años. Finalmente, es importante señalar que en futuras investigaciones sería de utilidad llevar a cabo la aplicación de técnicas grupales con el objetivo de conocer cómo representan las personas el aborto en situaciones sociales y en la interacción con otros.

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130


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ANEXOS Anexo 1: Cuestionario “Actitudes sobre el aborto”

El presente cuestionario está compuesto de cinco preguntas las cuales tiene como propósito conocer los significados asociados al aborto, se solicita responder cada pregunta de la forma más honesta y extensa posible. Nos interesa su opinión, no existiendo respuestas buenas o malas, sino respuestas que expresan su visión personal, lo cual es lo más importante para este estudio. Por favor responda todas las preguntas sin dejar ninguna sin contestar. 1. ¿Qué entiendes por aborto? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ 2. ¿Qué opinión valórica te merece el aborto? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ 3. ¿Qué hace concretamente para demostrar su opinión sobre el aborto? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ 4. ¿Qué fuentes de información han contribuido a tu opinión sobre el aborto? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ 5. a. ¿Con qué personas y en qué situaciones puedes hablar en forma cotidiana sobre el aborto? b. ¿Con qué personas y en qué situaciones le resulta difícil hablar sobre aborto?

131


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__________________________________________________________________ __________________________________________________________________ 6. ¿Qué crees que debería suceder en Chile respecto al aborto? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________

132


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Anexo 2: Cuestionario “Significados asociados al aborto”

El presente cuestionario está compuesto de cinco preguntas las cuales tiene como propósito conocer los significados asociados al aborto, se solicita responder cada pregunta de la forma más honesta y extensa posible. Nos interesa su opinión, no existiendo respuestas buenas o malas, sino respuestas que expresan su visión personal, lo cual es lo más importante para este estudio. Por favor responda todas las preguntas sin dejar ninguna sin contestar. 1. Si pudiera describir una foto que aparece en tu mente cuando piensas en aborto, ¿cuál sería? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ 2. Escribe las 5 primeras palabras que asocies con aborto en orden de aparición. __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ 3. ¿Con qué grupos sociales o movimientos sociales vinculas el aborto? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ 4. ¿Qué contacto cercano directo o indirecto has tenido con el aborto? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ 133


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5. “Ser mujer es igual a ser madre, las mujeres que abortan son malas madres”. ¿Qué opinas de dicha información? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________

134


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Anexo 3: Consentimiento informado: A continuación, se detallan los aspectos más relevantes del proceso de investigación denominado “Representaciones Sociales sobre el aborto de un grupo de mujeres estudiantes de la Universidad del Bío-Bío, sede Chillán”, los que le permitirán tomar la decisión de participar o no del presente estudio. Es importante que lo lea atentamente y consulte a las investigadoras responsables cualquier duda que le surja. La investigación tiene como objetivo general analizar las representaciones sociales sobre el aborto de un grupo de mujeres estudiantes de la universidad de Bío-Bío, sede Chillán. Y como objetivos específicos: ● Caracterizar las actitudes que tienen sobre el aborto un grupo de mujeres estudiantes de la Universidad del Bío-Bío. ● Interpretar los significados que asocian al aborto un grupo de mujeres estudiantes de la Universidad del Bío-Bío. ● Conocer las prácticas sociales cotidianas que asocian al aborto un grupo de mujeres estudiantes de la Universidad del Bío-Bío. La investigación no constituye peligro para su integridad y seguridad física, psicológica o social. La recopilación de los datos se realizará mediante el uso de una grabadora y la información recabada será netamente confidencial y utilizada para los fines de esta investigación, resguardando su identidad en todo momento a través del anonimato total. La participación en el estudio es de manera voluntaria y actualizada, de modo que usted tiene derecho a retirarse cuando lo estime conveniente y sin que ello 135


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acarree algún perjuicio para usted. Los beneficios del estudio están dados por el potencial aporte social que usted puede hacer en tanto a través de él se pueda producir sensibilización, visibilización y socialización de las opiniones y pensamientos sobre el aborto construidos por mujeres universitarias. Su participación se traducirá en la respuesta a los siguientes instrumentos: 1. Respuestas a 2 cuestionarios abiertos: Autoaplicados en forma escrita, consistentes en 6 preguntas abiertas semiestructuradas de carácter individual cada uno, en donde la información recogida será regida por la confidencialidad.

Cada

cuestionario

tomará

en

ser

completado

aproximadamente 30 minutos. 2. Grupo focal: El cual consiste en un encuentro presencial y grupal entre investigadoras y participantes. Contempla una duración aproximada de 60 minutos. Se hará uso de una grabadora para el registro de la información, la cual será regida por la confidencialidad y resguardada bajo el anonimato. En el caso específico de su participación, ésta tiene por objetivo principal el testeo y mejoramiento de los instrumentos de investigación que se usarán, solicitándole que además responda una breve encuentra de pilotaje al final de sus respuestas a los instrumentos de investigación. Ante la aceptación del consentimiento informado, queda acordado: Nombre

:

…………………………………………………………………………….. Dirección Teléfono

: ................................................................................................ : ………………………………………………………………………

136


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Correo electrónico : ……………………………………………………………………

Para cualquier pregunta y en cualquier momento la participante se puede poner en contacto con: Lissette Jara Cárdenas y/o Camila Rojas Rivas, estudiantes tesistas de Psicología de la Universidad del Bío-Bío e investigadoras responsables del estudio.Teléfonos de contacto: (6) 175 00 97 ─ (9)135 46 14 Correo electrónico: lissette.jara.cardenas@hotmail.com - camrojas@alumnos.ubiobio.cl

Declaro que mi participación es voluntaria, esclarecida y no está influida por la relación que mantengo con las investigadoras.

_________________

_________________

Firma investigadora

Firma

investigadora _________________ Firma participante de investigación Fecha:______

137


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Anexo 4: Matriz de Coherencia

Objetivo

Técnicas

Concepto crítico

Definición

Conceptos fundamentales (definición teórica)

1.

Caracterizar

actitudes sobre grupo

que

el de

estudiantes universidad

las Cuestionari tienen o abierto

aborto

Actitudes aborto

sobre Concebimos las actitudes desde una -Valores: Perspectiva Discursiva, según la cual

un

la naturaleza de las mismas se halla

mujeres

en lo social, ya que considera el

de

la

ámbito interpersonal de producción

Bío-

mediante el lenguaje y el contexto,

del

Bío, sede Chillán.

siendo este un elemento determinante en la enunciación de la actitud, puesto que

le

otorga

variabilidad

y

complejidad.

Constituyen

creencias

más o menos estables acerca

de

fines

y

principios relevantes en la

vida,

mediante

cuales

las

evalúan

y

los

personas determinan

qué es lo correcto e incorrecto, lo deseable,

Las actitudes son un proceso de bueno o bello (Triandis, conciencia individual 138

que tiene un


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origen social, puesto que son reflejo 1994). en

las

personas

de

los

valores

definidos por la sociedad hacia un objeto social (Thomas y Znaniecki, 1918). Para los autores, las actitudes se

evidencian

en

patrones

conductuales propios de los miembros del grupo y regulan las interacciones dadas entre ellos (Sánchez y Mesa, 1997).

Suponen

el

reconocimiento de que cierto

estado

final

existencia

o

determinadas conductas son

personal

sus

opuestos,

encontrándose

la

conciencia

determina

la

individual

actividad

posible

o

socialmente preferibles a

que

La actitud corresponde a un proceso organización de

de

que interrelación o valores

la e

de

los

entre

verdadera de la persona en el mundo conformaría un sistema o social. Así, el hambre que obliga al estructura

jerárquica

consumo del comestible; la decisión (Rokeach, 1973). del

obrero

para

emplear

la

herramienta; la tendencia del gastador a gastar el dinero; los sentimientos del poeta y las ideas expresadas en el 138

Dichos valores suelen ser compartidos comunidad

por

la de


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poema y la lástima y la admiración del pertenencia

de

las

lector; el miedo y la devoción que se personas y sirven como muestran en el culto a la divinidad; el guía de la conducta que interés en crear, comprender o aplicar trascienden

situaciones

la teoría científica y las maneras de concretas, impactando en pensar implicadas en ella - todas estas otras son actitudes" (p. 22).

psicosociales

La actitud es "la contraparte individual del valor social; la actividad, en cualquier forma, es el nexo entre ambas. Si tenemos en cuenta la distinción perspectiva,

fundamental podemos

de

esta seguir

empleando para las diferentes clases de actitudes los mismos términos que la psicología individual ha empleado para los procesos psicológicos, puesto que estos términos constituyen la propiedad común de toda la reflexión sobre la vida consciente". Dicho de 138

variables y

psicopolíticas

como

ideología

la

política

(Brussino, Imhoff, Rabbia y Paz, 2013). Estables a través del tiempo, los valores

son

un

componente esencial del pensamiento

social

y

funcionan como criterios relativos de preferencias y de elección (Márquez, Friemel 2005).

y

Rouquette,


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otra manera, "el proceso psicológico Corresponden

a

permanece fundamentalmente como conjunto

ideales-

de

un

un estado de alguien; la actitud metas con los que se permanece

siempre juzga

a

las

demás

fundamentalmente como una actitud personas y a nosotros/as hacia algo" (p.23).

mismos/as,

orientan

la

conducta y con los cuales se justifican o reprueban las propias

acciones como

demás/as. forman

tanto de

Los

valores

parte

construcción

los

de de

la la

identidad individual y de la formación de normas culturales que afectan los comportamientos individuales y grupales (Ros y Veloso, 2003). Corresponden 138

a

un


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concepto o creencia que atañe

a

situaciones

finales

o

comportamientos deseables,

trasciende

situaciones

específicas,

guía, selecciona y evalúa comportamientos eventos

y

y están

ordenados entre sí por importancia (Schwartz

relativa y

Bilsky,

1987).

-Creencias: Las

creencias

son

representaciones mentales compuestas de proposiciones 138


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conscientes

o

inconscientes expresan

por

que lo

se que

dicen las personas para describir o explicar "algo" a fin de comprenderse a sí mismos y su ambiente, influyendo

en

su

comportamiento (Gómez y

Seda,

2008).

Las

creencias

tienen

un

origen

de

cultural,

en

carácter tanto

se

construyen en "formatos de interacción social y comunicativa"

(Jackson,

2002). En el ámbito social e

138

interpersonal,

las

creencias

un

cumplen


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papel

fundamental,

pudiendo establecer los fines

de

individual

la y

acción colectiva

(González, 1999). Las creencias se definen como

proposiciones

consideradas

como

ciertas por un individuo, no

están

basadas en

pruebas, sino en el juicio y

la

evaluación

personales" (Luft, et al., 2003, p. 2).

-Patrones conductuales:

los

patrones de conducta los podemos asociar a una 138


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serie de ideas, creencias, o puntos de vista, que se encuentran

en

nuestro

subconsciente y que son la base sobre la cual tomamos todas nuestras decisiones,

las

cuales

finalmente son los que nos

mueven

sentido u otro.

en

un

Siendo

nuestra vida el resultado de nuestros actos, son entonces nuestros actos el resultado de nuestros patrones

de

conducta

(Martel, 2014).

-Interacción social: interacción 138

puede

la ser


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comprendida

como

“el

y

la

intercambio

negociación del sentido entre

dos

o

más

participantes situados en contextos

sociales”

(O’Sullivan, et al., 1997: 196). En la relación de interacción,

cada

interlocutor

intenta

adaptarse

al

comportamiento

y

expectativas

del

otro,

puesto que la interacción implica el establecimiento de

reglas,

dinámicas

normas

y

compartidas

(Rizo, 2006). La

psicología

social

considera tres niveles de 138


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análisis en los que se pueden

ubicar

los

fenómenos

de

interacción:

1)

comunicación

personal,

en

el

plano

la

de

la

2)

la

intersubjetividad; comunicación interpersonal,

que

focaliza su atención en las

relaciones

participantes

de

entre una

misma interacción; y 3) la comunicación de masas (Rizo, 2006). La interacción social se define como la parte de lo social presente en todo encuentro, incluso en los más íntimos. Porque todo 138


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encuentro supone

interpersonal interactuantes

socialmente situados y caracterizados,

y

se

desarrolla en un contexto social que imprime su marca

aportando

un

conjunto de códigos, de normas y de modales que vuelven posible la comunicación y aseguran su regulación (Marc y Picard, 1992). La

interacción

campo

es

donde

el las

relaciones

sociales

se

actualizan

y

se

reproducen,

constituye

también un espacio de “juego” 138

donde

pueden


Universidad del Bío-Bío. Red de Bibliotecas - Chile

introducirse

la

intervención y el cambio, y

en

donde

a

cada

instante,

se

funda

de

nuevo el vínculo social (…), pero la interacción no

es

solamente

un

proceso de comunicación personal.

Es

un

fenómeno social anclado en

un

marco

espaciotemporal

de

naturaleza

cultural

marcado por códigos y rituales

sociales.

Toda

relación se inscribe en una “institución” que lleva con

ella

modelos

comunicación, de 138

roles,

de

sistemas

valores

y


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finalidades. Todos estos factores

contribuyen

fuertemente

a

una

ritualización

de

las

relaciones sociales (Marc y Picard, 1992: 17). Objetivo

Técnicas

Concepto crítico

Definición

Conceptos fundamentales (definición teórica)

2.

Interpretar

significados

los Cuestionari que o Abierto

asocian al aborto un grupo

de

estudiantes universidad

Significados asociados

al público y compartido, esto es, las para la construcción y personas construyen significados y a negociación

de

mujeres

su vez los mismos constituyen a las significados

(Bruner,

de

la

personas, es así como estas pasan a 2006). La narración hace

Bío-

estar constituidas por la cultura. Esta referencia a las prácticas

del

Bío, sede Chillán.

aborto

Los significados corresponden a algo -Narración: herramienta

construcción

se

produce

en

y de

producciones

de

mediante la interacción, es decir, el articulaciones significado se da entre las personas a argumentativas modo de práctica relacional, en este organizadas 138

en

una


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sentido, una herramienta simbólica trama y enmarcadas en principal que posibilita la producción unas

coordenadas

de los significados, permite otorgarle espacio sentido

al

mundo

convenir

y

negociar

estos

o (Cabruja,

base de ella es que las personas son partícipes de lo colectivo y dan origen lo

social.

Por

otro

lado,

las

narraciones condicionan la forma en que

las

personas

aprenden

y

construyen el mundo, influyendo de este modo en la organización que hacen de su experiencia y en las explicaciones

que

Iñiguez

y

significados Vásquez, 2000).

corresponde a la narración, sobre la

a

temporales

le

dan

a

los

fenómenos, junto a ello, presentan un carácter canónico, vale decir, dan cuenta de cómo debieran ser las

Se concibe a la narración como

expresiones

de

experiencias basadas en eventos,

construidas o

almacenadas cognitivamente y que se organizan en estructuras de conocimiento posibles de ser anticipadas por una audiencia (Graesser, Golding & Long citados en Cautín-Epifani, 2014).

cosas (Bruner, 2006) Los significados que construyen las -Objetivación: 138

es

un


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personas

se

hallan

en

constante proceso

que

permite

construcción y abiertos a cambios intercambiar percepción y continuamente.

Se

encuentran concepto. Al poner en

abiertos debido a que su raíz se da en imágenes las nociones los intercambios y negociaciones entre abstractas, las personas, pero también porque textura

da

una

material

a las

dependen de la forma en que el ideas, hace corresponder lenguaje se emplea y de la retórica ideas con palabras, da que se despliega (Shotter y Gergen , cuerpo 1988).

a

esquemas

conceptuales. proceso fases:

Este

implica a)

tres

selección

descontextualización,

y b)

formación de un “núcleo figurativo” naturalización

y

c)

(Jodelet,

1986). La naturalización es un proceso psicosocial mediante el cual ciertos fenómenos y pautas de 138


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comportamientos considerados

son

como

el

modo de ser de las cosas en

el

mundo.

Este

proceso es responsable del

mantenimiento

facilitación propios

de de

y

sucesos la

vida

cotidiana, y también de la aceptación de aspectos negativos

que

pueden

hacer difícil, cuando no insoportable, la vida de las personas (Montero, 2007). -Anclaje: cognitiva

integración del

objeto

representado dentro del sistema de pensamiento preexistente 138

y

a

las


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transformaciones derivadas

de

este

sistema, tanto de una parte

como

Ambos

de

otro.

procesos

se

refieren a la elaboración y al funcionamiento de una

representación

social, pues muestra la interdependencia entre la actividad

psicológica

y

sus condiciones sociales de ejercicio 1986).

138

(Jodelet,


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Objetivo

Técnicas

Concepto crítico

Definición

Conceptos fundamentales (definición teórica)

3.

Conocer

prácticas

las Grupo focal Prácticas sociales Las prácticas sociales son sistemas de -Rol: sociales

cotidianas

acción

cotidianas que asocian

asociadas

al (referidos

al aborto un grupo de

aborto

socialmente

estructurados

generalmente

a

comportamientos individuales) y se

mujeres estudiantes de

encuentran implantados en relación

las Universidad del Bío-

con los roles (Jodelet y Moscovici,

Bío, sede Chillán.

1990).

Es

comportamientos

decir, que

son

los

permiten

la

adaptación a situaciones externas, ya que aseguran una cierta homeostasis

Conjunto

entre

deberes,

obligaciones

y

expectativas culturalmente que

definidas

acompañan

a

cualquier estatus en el sistema social (Gilbert, 1997).

a la persona, esto es, el equilibrio que Modelo buscamos

de

de

nuestras definido

conducta por

representaciones y la situación vivida expectativas

las

de

los

o nuestra relación con el objeto de que personas con las que se se trate en ese momento. Este lazo entra

en

dilucida la adaptación de las prácticas (Fischer, 1992). en un contexto nuevo con arreglo a las 138

relación


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representaciones, pero aclara también las transformaciones que sufren las representaciones (García, 2008).

-Cotidianeidad: Lalive

(2008)

habla

directamente de un relato de

la

vida

señalando

cotidiana,

que

existen

ritualidades o etiquetas que se establecen en dicho

relato,

constituyendo

así

lo

cotidiano. El mismo autor señala que el límite entre lo

cotidiano

y

lo

no

cotidiano se encuentra en la carga simbólica, en su ausencia o presencia. Se entiende

entonces

por

cotidiano el conjunto de situaciones y de prácticas 138


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casi

totalmente

descargadas

de

simbolización.

La

cotidianidad,

insiste

Lalive (2008), incluye a la rutina, pero no es sólo rutina.

-Sistema operativo: De acuerdo a Moscovici (1979), al explicar las diferentes

lógicas

del

pensamiento normalizado y

del

pensamiento

cotidiano, señala que en este

último

intervienen

dos sistemas cognitivos: el sistema operativo y el metasistema. El sistema 138


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operativo

procede

por

asociaciones, inclusiones, discriminaciones

y

deducciones.

-Tipología de prácticas sociales: a)

Prácticas

conversacionales: Corresponden a aquellas interacciones cara”,

“cara

donde

a

los/as

interlocutores/as expresan y forjan sus opiniones relación 138

en

íntima

(Moscovici,


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1979). Es

en

las

prácticas

conversacionales donde los individuos construyen y manifiestan el orden, los lazos, los sentidos de la sociedad en que viven y también sus diferencias étnicas, generacionales 1995).

138

culturales, (Arfuch,


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