30-S EL GOLPE QUE NO FUE
Análisis crítico desde la izquierda VARIOS AUTORES
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Presentación
30-S, el golpe que no fue es una publicación especial, en la cual se recogen los puntos de vista, las opiniones, los análisis de varias personalidades dedicadas a la academia y al periodismo, así como los pronunciamientos de las organizaciones sociales y políticas de la izquierda ecuatoriana, que durante el 30 de septiembre y los días subsiguientes escribieron alrededor de tan histórico acontecimiento. Este trabajo es un testimonio de quienes, como la mayoría del pueblo, prefirieron el análisis objetivo de lo
que sucedió, antes que la asimilación acrítica de la propaganda oficial. Es un esfuerzo que pone en evidencia la falsedad de la versión construida por el gobierno, acerca de que el 30 de septiembre se intentó dar un golpe de Estado, hubo un secuestro e intento de magnicidio al Presidente de la República. Nuestro agradecimiento a los articulistas del Ecuador y de otros países que contribuyeron y aceptaron participar en esta publicación.
Ediciones Opción, octubre 2010
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Algunas ideas sobre el golpe que nunca fue Edgar Isch L.
30 – S, EL GOLPE QUE NO FUE. Análisis crítico desde la izquierda Varios autores Ediciones Opción. Portada: Patricio Aldáz Impresión: Periódico Opción Av. Santa Prisca Oe326 y Pasaje San Luis. Teléfono 022 282 011 Mail: periodicopcion@andinanet.net ISBN: 978-9942-03-235-5 1 000 ejemplares. Impreso en Quito - Ecuador, en octubre del 2010
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mucho que hablar sobre los acontecimientos de este 30 de septiembre, pero el análisis político debe responder a los hechos y no a afanes de aprovecharlos para justificar posicionamientos e intereses de distintos sectores. La verdad, al final, es revolucionaria porque permite conocer la verdad y actuar adecuadamente para transformarla. El engaño, en última instancia, se desenmascara porque, como diría Lenin, “la realidad es necia”. Ni unos ni otros de los que pretenden aprovechar estos hechos de manera parcial y tergiversada podrán obtener más que beneficios temporales, pues la realidad del país no se cambia ni con palabras ni con manipulaciones de la información y la verdad. Empecemos entonces recordando que un golpe de Estado, de los que hemos vivido muchos en América Latina o de los golpes “blandos o institucionales” ahora practicados por el imperialismo, requiere de ciertas condiciones. Lo fundamental, sin duda, es que al-
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guien declare derrocado al gobierno vigente y anuncie quién asume la dirección del país en su reemplazo. En lo ocurrido del treinta de septiembre en Ecuador, esto no sucedió en ningún momento. ¿Cómo puede haber golpe de Estado, si nadie plantea el cambio de gobierno? Veamos algunos detalles: » Los policías insubordinados ni siquiera presentaron un representante o liderazgo unificado. Antes de la suspensión de los medios de comunicación para tener una cadena nacional de información controlada por el gobierno de Correa, se buscaba voceros y estos no existían, solo policías que daban su opinión personal, en desorden, sin que se visibilice un discurso unificado más allá de la demanda de sus condecoraciones y bonos. » Cuando se presentó un supuesto vocero, lo que él hizo fue plantear un pliego de peticiones y pedir que se suspenda la medida de paraliza-
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ción. Eso, por supuesto no corresponde a un golpe de Estado, sino a una acción huelguística. Sí, una huelga de policías, algo que tal vez solo se dio en un escándalo conocido como el de las “muñecas de trapo”¹ , pocos años después de la dictadura. Lo que pasa es que en el Ecuador a los policías no se les reconoce el derecho ciudadano a la libre organización y, por tanto, no tienen un sindicato que recoja y exprese sus inquietudes, lo que al menos hubiese unificado su representación. » El propio Presidente de la República señala que se reunió con tres grupos distintos de policías mientras estaba en el Hospital. No con una cabeza, no con un negociador, sino con tres grupos deseosos de hablar del punto central que provocó el levantamiento. Tras uno de ellos, el sargento Marco García informa los avances sin poner nunca en duda la autoridad del Presidente.2 » La falta de unidad en la acción es otro hecho evidente. Si se recuerda de declaraciones de policías en Guayaquil y otras ciudades, ellos señalan que lo hicieron porque en el principal cuartel de Quito lo habían hecho. No hay ninguno que hable de una coordinación o planificación. » Mucho más estas características se muestran para el grupo de militares que se tomó la pista del aeropuerto de Quito (y no sus áreas de control y comunicaciones), quienes ni siquiera quisieron hablar con la prensa.
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» Más allá del tema inmediato de interés, los insubordinados no hicieron ninguna declaración contra el gobierno, ninguna propuesta de cambios políticos y no buscaron temas que les permitan unificar sus demandas con otros sectores sociales. Los golpistas suelen presentarse como los salvadores del conjunto de la sociedad, pero eso tampoco pasó aquí. » Desde el punto de vista simbólico, en un golpe de Estado es obligatorio tomar como ejemplo el Palacio de Gobierno, para ratificar y demostrar el cambio de poder. Aquí ni siquiera hubo un intento de hacerlo. » De igual manera, es obligatorio tomar el control de los medios de comunicación para informar las órdenes de los golpistas. De esto tampoco hubo el más mínimo intento. » Ni existió la pretensión de anunciar al mundo el cambio de gobierno y buscar aliados internacionales, otra necesidad de cualquier golpe de Estado. ¿Será que las fuerzas de seguridad involucradas olvidaron que un golpe de Estado se planifica? ¿Será que no nombraron a los responsables de tareas básicas como la vocería? O ¿será simplemente que no hubo golpe de Estado y que lo que sí fue un levantamiento policial cuyas causas y consecuencias deben ser analizadas con seriedad? Esto explica el desacuerdo del comandante de la Policía, de las Fuerzas Armadas y de muchos sectores del país, especialmente las más nítidas repre-
¹ Levantamiento popular en el Regimiento Quito, durante el gobierno de Oswaldo Hurtado. 2 http://www.ecuadorinmediato.com/index.php?module=Noticias&func=news_user_ view&id=134902&umt=Miembro%20de%20la%20Policía%20reconoce%20que%20están%20desinformados%20tras%20reunirse%20con%20Presidente%20Correa
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sentaciones populares en el Ecuador (el Frente Popular3 y la CONAIE4 ) de calificar a los acontecimientos como un golpe de Estado. Ello no niega que, a río revuelto, hubo gente de Sociedad Patriótica, el partido de Lucio Gutiérrez, tratando de aprovechar el momento, pero no hay nada visible ni parcial que indique que dirigieron los acontecimientos y la actuación policial. Igual ejercicio podemos hacer con la retención del Presidente en el Hospital de la Policía. Llegó allí por decisión propia y de su seguridad, la que nunca le abandonó ni fue desarmada; tuvo contacto telefónico y personal sin ningún control; no hubo solicitud de “rescate” ni nada parecido; allí nunca le pidieron la renuncia a su cargo; los policías no usaron nunca la palabra “secuestro”. Ciertamente, no podía salir del edificio, estaba retenido en su interior, algo grave para la máxima autoridad del país y para la línea de mando, pero nada extraordinario en momentos de una protesta de esta naturaleza (los policías levantados tampoco señalaron que no lo dejarían salir del hospital o al menos no hubo una expresión de esa naturaleza que fuera recogida por la prensa). Situaciones de este tipo se han dado en las protestas populares frente a los órganos legislativos, ministros u otras autoridades del continente y, por momentos, por las protestas internacionales contra el G20, la OMC o el Banco Mundial, sin que ello sea calificado de secuestro. El uso de este calificativo tiene más que ver con el afán de sanciones y con la manera en la que en el Ecuador se judicializa la protesta social.
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La judialización y criminalización de la protesta son una práctica del gobierno de Correa en los últimos tiempos, en los que se profundiza la derechización del régimen. “La criminalización de la protesta social no es otra cosa que el uso de las leyes, la aplicación del Código Penal para perseguir todas las modalidades de resistencia legítima como el activismo y la protesta social; esta aplicación de la ley ante un acto de resistencia ha sido tomada como un medio para debilitar una acción social y pretende limitar los actos de protesta que se desarrollan en el ejercicio del derecho a la libertad de asociación, expresión y manifestación pacífica. La criminalización de la protesta está siendo usada con una clara intención política de desarticular, desmovilizar, amedrentar y desacreditar a las organizaciones y movimientos sociales. Consideramos que es abusivo calificar acciones legítimas en el marco de la protesta social, como delitos de sabotaje, terrorismo o contra la seguridad interior del Estado, delitos tipificados en los artículos del 115 hasta el 166 del Código Penal.” 5 De hecho, se estima en una centena el número de dirigentes populares (y de izquierda), hoy enjuiciados por cargos tan graves y solo por ejercer el derecho a la resistencia recogido en la Constitución. Entre los perseguidos están los presidentes de la CONAIE y Ecuarrunari, las mayores organizaciones indígenas del país; la presidenta de la Unión Nacional de Educadores (UNE); múltiples dirigentes campesinos que defienden su agua ante las
3 Ver el comunicado del 1 de octubre ubicado a continuación. 4 Más abajo podrán leer el manifiesto de la CONAIE, emitido al medio día del 30 de septiembre. 5 SOCIEDAD CIVIL RECHAZA CRIMINALIZACIÓN DE LA PROTESTA SOCIAL EN ECUADOR. Manifiesto de las organizaciones defensoras de los derechos humanos y otras organizaciones populares. 15 de septiembre de 2010.
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transnacionales mineras; estudiantes universitarios que defienden la autonomía universitaria. Y, el caso más grave, el presidente nacional de la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador, detenido ya por casi 10 meses bajo cargos de terrorismo y en un proceso que claramente lo ubica como preso de conciencia.
solo recoge las determinaciones del Presidente de la República. Precisamente la acción policial se presenta como resultado de un veto presidencial al que se allana la mayoría gobiernista de la Asamblea, rompiendo al igual que en otras leyes cualquier acuerdo o resultados de consulta a los sectores involucrados.
Ninguno de estos luchadores judicializados ni sus organizaciones pueden ser identificados como de derecha o pro-imperialistas. Ninguno cometió más delito que ejercer el derecho a la resistencia, recogido en el artículo 98 de la Constitución. Se oponen a leyes de continuidad neoliberal, a la falta de diálogo para su aprobación, a la imposición de los puntos de vista presidenciales.
Las organizaciones populares y la izquierda no plantearon nada que las ligue con la derecha que, hay que decirlo, también estaban asustadas del “mal ejemplo” que daba la Policía y el “precedente” intolerable porque deben ser “obedientes y no deliberantes”. Lo que expresaron es el hecho que esta acción se sumaba a las de otros sectores populares, los empleados públicos y las centrales sindicales, contra la conculcación de sus derechos. La tropa policial es también un sector laboral afectado por la situación del país, a pesar de mejoras que efectivamente ha tenido en este gobierno. Por no consultarles, se generó un conflicto en torno a “prevendas” que son simbólicas, pues se trata de sus medallas acompañadas de un aporte económico que, según se difundió, suele ser por ejemplo de 1.200 dólares por una vez a los 15 años de servicio.
Estos y muchos otros hechos hacen que cualquier comparación con Venezuela o Bolivia sean equivocadas y no permitan un debate fructífero. Ni Chávez ni Evo han dicho que ellos no son antiimperialistas ni anticapitalistas, como sí lo dijo Correa ante Hilary Clinton en su visita al Ecuador; ni presentan los devaneos del gobernante ecuatoriano cada vez más alejado de sus electores y de las organizaciones populares. Por el contrario, su acercamiento a la derecha lo simboliza incluso en el pedido de amnistía a Alberto Dahik, ex vicepresidente impulsor de las mayores contrareformas neoliberales y enjuiciado por peculado y otros delitos comunes. El levantamiento policial por supuesto puso en cuestión la vigencia de la democracia en el país. Pero también lo ha hecho meses atrás la existencia de una Asamblea Nacional sin determinación propia para legislar, con una mayoría que silencia sus opiniones y
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entre 500 y 5 mil personas alrededor del Hospital en el cual estaba el Presidente. Aún las cifras más altas son pequeñas, seguramente menores al número de funcionarios estatales que ingresaron como miembros de Alianza País y, además, no toda esa gente estaba a favor de Correa, sino de la democracia. El rechazo a cualquier intento de la derecha de realizar un golpe de Estado no se discute, y en consecuencia la de-
fensa de la democracia. Pero amplios sectores del pueblo demandan grandes cambios y el cumplimiento de la Carta Constitucional vigente. Es el gobierno el que deberá decidir con quién y a favor de quién gobierna. Las lamentables muertes, el funesto enfrentamiento militar – policial, las heridas que quedan, confirman que en el Ecuador hay mucho por hacer para lograr el cambio orientado al Sumak Kawsay y el socialismo.
Quito, 2 de octubre de 2010.
Los acontecimientos llaman a reconsiderar que la democracia y la soberanía residen en el pueblo y no en el gobierno. La continuidad del giro a la derecha y la prepotencia gubernamental desconocen el papel del pueblo y se distancian de él. El gobierno debe reflexionar incluso considerando que por esta razón no hubo acciones populares de respaldo más que en pocas ciudades y con un número de participantes que debe llevarle a preguntarse. En Quito, el centro de toda acción de respaldo, las estimaciones varían
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y la llamada “revolución ciudadana” desarrollan una particular alquimia en la que se mezclan la prepotencia, el autoritarismo como estilo de gobierno y la promulgación de leyes que afectan la soberanía nacional, que reducen o eliminan los derechos de los trabajadores y los pueblos. Dos ingredientes que al llegar a su punto producen mucho descontento, movilización y estallidos sociales, como el protagonizado el 30 de septiembre por elementos de la tropa de la Policía Nacional. Y es que, mientras el gobierno más se aleja de los postulados patrióticos y democráticos que profesó en sus inicios, mientras más ataca a las organizaciones sociales y populares que paulatinamente le han retirado su apoyo por su política anti popular, mientras se afectan derechos de los trabajadores, requiere de un gobierno de fuerza, autoritario y represivo. Así que el estilo de Correa no tiene que ver solo con desordenes emocionales, con su temperamento volátil, es una línea del
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gobierno que responde cada vez más desembozadamente a los intereses de la burguesía y las transnacionales. Esta política es la que en los últimos meses ha generado un sin número de reclamaciones, de pedidos de diálogo, rectificaciones y movilizaciones a las que el gobierno simplemente no ha dado oído, y es más, en su dogmática conducta de aplicación del Plan de Desarrollo elaborado en la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (SENPLADES) ha desdeñado todo tipo de propuestas y planteamientos realizados por las organizaciones del movimiento indígena, de los trabajadores, maestros, estudiantes, de las universidades; incluidos los miembros de su propia bancada parlamentaria, a quienes presionó y chantajeó con la muerte cruzada. Estos giros hacia la derecha, estas involuciones a sus orígenes demócratacristianos, esta regresión a la doctrina social de la iglesia, en la cual, según su hermano Fabricio, fue educado Correa, son más evidentes. Hace pocos
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meses, a propósito de la visita de la Secretaria de Estado de EE.UU, Hillary Clinton, señaló que su gobierno no era “ni anticapitalista, ni antiimperialista”.
ciantes por una ley que garantice sus derechos. El pueblo ha rechazado un nuevo endeudamiento externo y el involucramiento del país en el Plan Colombia.
haberlos defendido frente al gobierno. En el Regimiento Quito, el ex comandante de la Policía, Freddy Martínez, fue recibido con abucheos e impedido de hablar bajo el grito de “traidor”.
La reinstitucionalización estatal que busca Correa tiene que ver con la aplicación de reformas dentro de un Estado burgués, que tienen como propósito reformular las condiciones de la acumulación capitalista, por tanto no se propone en el fondo ninguna transformación sustancial que no sea para afirmar el sistema. Cualquier cambio será epidérmico, superficial, como ha sucedido con los bonos, con la construcción de algunas escuelas del milenio, con contratos temporales para miles de maestros y médicos. Mientras busca ganar clientela electoral con estas medidas, Correa favorece y fortalece la propiedad privada, estimula a los viejos y nuevos ricos.
La respuesta de Correa: el brutal desalojo de los mineros en la provincia de Zamora, hace un año la muerte del maestro indígena Bosco Wisuma y la brutal incursión en Dayuma. Además, cientos de líderes indígenas, mujeres, maestros, jóvenes estudiantes opuestos a la política del régimen son detenidos, enjuiciados y perseguidos. Varios de los dirigentes de los pueblos indígenas y negro han sido objeto de los más perversos ataques racistas; los jóvenes universitarios, los dirigentes políticos de la izquierda son insultados y acusados, sin ninguna prueba, de terroristas, recurso recogido del experimentado narco gobierno de Álvaro Uribe Vélez.
Este sentimiento que tenía la tropa contra sus superiores llevó a sus miembros a plantear la salida de la cúpula policial, pero en ningún momento se pronunciaron por un cambio, salida o derrocamiento del gobierno. Cuando el presidente Correa llegó al recinto policial los gritos eran: “Correa mentiroso”, “Correa traidor”.
Estas circunstancias han generado una intensificación y ampliación de la movilización popular, de los trabajadores en defensa de sus derechos de organización, por estabilidad y mejores salarios; de los pueblos indígenas y campesinos en defensa del agua como un derecho humano. Se han movilizado poblaciones enteras contra la Ley de Minería, que claramente favorece a las transnacionales, lo mismo ha sucedido con la ley de Educación Superior, que elimina el cogobierno estudiantil, la autonomía universitaria; con el Código de Ordenamiento Territorial, que faculta a los municipios a crear más impuestos y a elevar el precio de los combustibles. Ha sido constante también la lucha de los jubilados para mejorar sus pensiones y la atención por parte del seguro social, de los pequeños comer-
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En las semanas previas al 30 de septiembre la lucha creció, la Asamblea Nacional tocaba casi el fondo en su credibilidad y el gobierno de Correa sufría un franco desgaste. Las tropas amotinadas reclaman sus derechos, no la cabeza de Correa El veto presidencial a la Ley de Servicio Público dejó inconformes a miles de servidores públicos, entre los que están los policías que se vieron afectados en sus bonificaciones y en sus ascensos, motivando que la tropa se tome algunos cuarteles y salgan a las calles como una forma de expresar su descontento y presionar para rectificaciones. En la tropa había una fuerte indignación contra la oficialidad policial, a cuyos miembros acusaron de haberlos abandonado y traicionado, de no
Luego de la accidentada salida del Presidente del Regimiento Quito, una delegación de los policías de tropa hizo público un ‘pliego de peticiones’ que lo trasmitieron en varios canales de televisión, en el que señalaron que no están en contra del Presidente, sino que quieren que se respeten sus derechos, que se les tenga la misma consideración que a los oficiales, porque no es justo, decían, que un oficial recién graduado gane 1.400 dólares frente a un sargento que, después de 25 años de servicio, gana 1.200 dólares. Todas estas acciones tenían un carácter reivindicativo, no evidenciaban un plan de “conspiración”, y menos el “intento de un golpe de Estado”. Nadie anunció un cambio de gobierno, o que alguna persona nueva podía asumir la dirección del Estado, que son algunas de las condiciones básicas para que se produzca un golpe; los policías insubordinados no tenían un vocero o liderazgo unificado, casi todos daban su opinión personal y no iban más allá de la demanda de sus bonificaciones. Otras guarniciones policiales en el país se sumaron cuando conocieron que en Quito sus compañeros se ha-
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bían paralizado, e hicieron lo que paradójicamente siempre impidieron en las calles reprimiendo a los jóvenes: quemaron llantas y gritaron consignas como: “la tropa unida, jamás será vencida”. Plantear que esto fue una conspiración, o el intento de un golpe, es una mentira que por mucho repetirla se la quiere pasar como verdad. Este es un hecho huelguístico común y corriente, que por ser protagonizado por la Policía, por supuesto tiene efectos y repercusiones que no son los mismos que la huelga en una fábrica. En este caso, la paralización policial generó una situación que la aprovechó la delincuencia para realizar saqueos y asaltos; creó un estado de miedo y desprotección en la población. El giro de los acontecimientos La situación en el Regimiento Quito cambió con la llegada del Presidente Correa, quien en forma prepotente y autoritaria pretendió ingresar en el recinto policial, esto enardeció a los policías, quienes impidieron su ingreso en primera instancia, sin embargo, Correa volvió a insistir y entró a la fuerza por una segunda puerta, porque según el ministro Jalkh, “no podía perder el principio de autoridad” y, según el mismo Presidente Correa, porque “él es así”, en su vanidad pensaba que los policías a los que había vetado en la ley, lo querían mucho. En el discurso que el Presidente hace ante los policías los increpa diciendo: “¡quién ha hecho más que este gobierno!”, les dice que nadie les ha subido los sueldos como él y que no conocen la ley, esto provoca un bullicio generalizado, consignas y gritos propios de estas situaciones. Ante esto el presi-
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dente Correa pierde la cabeza y en un impulso de ira se abre la corbata y la camisa y desafía a los enardecidos policías a que lo maten. Inmediatamente, como resultado de esta imprudente actuación, en medio de una trifulca en la que hay gases, golpes, insultos, y también gritos que pedían orden y tranquilidad, Correa sale de ese sitio hacia el Hospital de la Policía, donde es atendido de emergencia.
a tres delegaciones de los policías sublevados, dio entrevistas a los medios públicos, saludaba a sus simpatizantes desde la ventana y ordenó el operativo militar para su liberación.
Casi al medio día, miembros de tropa de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE) se toman la pista de la Base Aérea de Quito, con los mismos reclamos que la tropa policial; se conoce que el mismo malestar existía en el Ejército.
En realidad, la democracia representativa nunca estuvo en peligro, ninguna fuerza social ni partido político hablaron o plantearon la salida de Correa, todos hablaron de la necesidad de resolver el conflicto por la vía de la negociación y el diálogo; incluso el mismo Vicepresidente de la República lo planteó desde Guayaquil y señaló que ni el primer mandatario ni él deberían ir, porque para ello estaban los Ministros, que de paso fueron insulsos y cobardes.
A esa misma hora se ordena la cadena “indefinida e ininterrumpida”, en la que los únicos voceros eran los invitados por el canal público; en general ministros de Estado y políticos que apoyaban al presidente Correa. A partir de ese momento cobra fuerza un bien armado discurso que señala que la democracia estaba en peligro, que existe el intento de un golpe de Estado, que una conspiración está en marcha y que el Presidente está secuestrado en el Hospital de la Policía. La población fue objeto de esta ofensiva mediática gubernamental por más de 7 horas y, efectivamente, esta idea empezó a cobrar credibilidad; la preocupación por la suerte del primer mandatario era evidente, pues a ratos los medios públicos decían que no estaba secuestrado, luego que sí, y que quienes pretendían hacerle daño se estaban entrando por los techos; por momentos decían que las cosas volvían a la calma, pero al mismo tiempo mostraban imágenes que reflejaban lo contrario... Sin embargo, el Presidente secuestrado recibía a sus ministros, recibió
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Se conoce que la cúpula policial le pidió que abandone el hospital en prevención de los enfrentamientos con los militares, pues conocieron de la orden de intervención del Ejército.
El insistente mensaje del régimen sobre el supuesto “golpe de Estado contra la democracia ecuatoriana” hizo su efecto en el exterior y trajo casi inmediatamente los respaldos del gobierno norteamericano y de la ONU, de la UNASUR y los gobiernos de la región, empezando por Perú, Colombia, Chile. Por su parte, las más importantes organizaciones populares del país, que han reivindicado sus aspiraciones durante todo este período de derechización del gobierno, han deslindado campos y denunciado permanentemente las reales o supuestas acciones de conspiración de la derecha y el imperialismo. De esta manera se han pronunciado organizaciones como la CONAIE, ECUARUNARI, las Centrales Sindicales, el FRENTE POPULAR y todas sus organizaciones, de modo
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que las acusaciones de conspiración caen por su propio peso. ¿Y el Ejército? Los miembros de tropa del Ejército tenían acuerdo con la paralización policial. En verdad estuvieron de acuerdo con ir a la medida de hecho, solo que en este caso las negociaciones realizadas por el ministro de Defensa, Javier Ponce, evitaron que se sumen y, aunque un poco más tarde de lo dispuesto, acataron la disposición de tomar el control del país; esto prueba también que no hubo tal asonada golpista, sino un problema de reivindicaciones económicas. El mismo jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, general Ernesto González, respaldó el orden constitucional e insistió en el pedido de revisión o anulación de la Ley de Servicio Público. La cadena indefinida y obligatoria fue dando sus frutos, los publicistas y propagandistas del régimen pulsaban detenidamente la situación y a la figura de intento de golpe se sumó la idea de que el Presidente estaba secuestrado y de que había la intención de matarlo, con esto se dio la pauta para el Decreto de Estado de Excepción, la movilización de las Fuerzas Armadas y la orden de rescate del presidente Correa. El país entró en la incertidumbre Estos hechos cobraron los ribetes de lo espectacular. Emulando a su presidente, un furibundo Ricardo Patiño arengaba a un grupo de empleados públicos y militantes de Alianza País para marchar a liberar al Presidente de la República, los periodistas Xavier Lasso y Giovanaa Tassi hacían lo mismo desde la Radio Pública. Si supues-
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tamente Correa estaba rodeado con gente que lo quería matar y bajo la vigilancia de francotiradores, ¿cómo es posible que estos líderes políticos y de opinión del gobierno no hayan medido el peligro al que exponían a su propio Presidente? ¿Pensaban que con solo gritos, piedras y palos podían hacerlo? ¿No era mejor que los expertos -en este caso los militares- hagan su trabajo? ¿Por qué provocar a los ya enardecidos y nerviosos amotinados? ¿Fue la orden de invasión masiva y en medio del fuego, por parte de alrededor de 700 militares, la mejor estrategia de rescate al primer mandatario? No lo sabemos todavía, pero sí es necesario advertir que ni Patiño, ni Lasso, son gente estúpida. La cinematográfica salida del presidente Correa del Hospital de la Policía fue trasmitida en vivo y en directo por la televisión pública; en la Plaza de la Independencia se colocó una pantalla gigante para que los dos mil partidarios de PAIS vean las incidencias de tan espectacular y sangriento acto de “rescate”. Ya “liberado” y desde el balcón presidencial, en medio de los aplausos y vítores de sus partidarios, retomó sus poses autoritarias, prepotentes y conminatorias; acusó sin pruebas, deformó nuevamente la verdad y llamó a la vindicta pública, dijo que “no habrá perdón ni olvido”. Se conce que 58 líderes de la izquierda están incluidos en una cacería de brujas absurda, a través de los organismos de justicia. La intención es justificar el ataque militar y sus resultados, bajo la idea de que hubo un intento de golpe de Estado.
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Las actitudes vengativas, retaliatorias y las sanciones que aplique el régimen, dejarán profundas heridas en las tropas policiales; y en varios sectores sociales grandes resentimientos contra el gobierno, que ha logrado salir triunfante de esta crisis. Pero la línea auto-
ritaria, antidemocrática, entreguista no tendrá asidero, será enfrentada por los trabajadores y los pueblos, precisamente porqu3e éste ya no es un proyecto del pueblo, es el proyecto de Correa, de las transnacionales y de la oligarquía.
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Rafael Correa y el golpe de Estado del cabo Cotonete Fernando Villavicencio V
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El marco de honor de golpistas latinoamericanos está decorado de apellidos: Galtieri, Videla, Trujillo, Pinochet, Durán Arcentales, Castro Jijón. Generalmente, los golpes de estado lo dirigen generales y almirantes, solo en Ecuador, cabos y sargentos.
Mariano
Farinango, campesino de la provincia de Cañar, se hizo policía luego de un frustrado intento de convertirse en migrante; en su adolescencia soñó con ser agrónomo, pero el destino patrio y la desesperación económica lo condujeron a un uniforme, no ingresó a la academia policial, por donde llegan los generales, se quedó abajo en el mundo de los rasos, cabos y sargentos, sus compañeros de botas le dicen “Cabo Cotonete[i]” por su afición a meterse en partes escondidas y difíciles. Le enseñaron obediencia, disciplina y lealtad, endureciéndole carne y espíritu hasta secar sus lacrimales, le adiestraron las manos con todo tipo de armas defensoras de la democracia. Ha vivido duras jornadas reprimiendo
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a gente muy parecida a él: en Dayuma, Molleturo, Zamora, Morona, a los “guambras” del Colegio Mejía; ya ha perdido la cuenta de las bombas lacrimógenas lanzadas y cuántos cuerpos ha sometido, aunque en todas lo felicitaron en nombre de la patria, de la ley y del gobierno revolucionario. El jueves 30 de septiembre, Mariano Farinango se encontró al otro lado de la realidad, en el hospital de la policía en Quito, donde hace dos días nació su hijo, Walter; llegó a sentirse padre y se encontró con la revuelta. Entonces le tocó moverse entre la cuna y la calle, no podía ser extraño al reclamo de sus compañeros. Inexperto en protestas, tuvo que recordar y acomodar las consignas que tantas veces silenció: “la tropa unida jamás será vencida”, no tenían otra, es la única que registra el diccionario callejero y además tiene rima y musiquita. Prendieron fuego a las llantas que tantas veces apagaron, saludaron con los “guambras” del Mejía que tantas veces reprimieron, y hasta improvisaron pasamontañas con camisetas al estilo “zapatista”,
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Rafael Correa y el golpe de Estado del Cabo Cotonete
para no ser identificados por los grupos de élite y la inteligencia de PAIS. ¿Qué había tras de esas consignas y de una protesta que inició en un cuartel de Quito y de pronto contagió a los demás recintos policiales del país e incluso a varias unidades militares, ministerios y empresas públicas? Era el rechazo al veto presidencial a la ley de servicio público que modifica y conculca varios derechos y conquistas adquiridas por casi medio millón de trabajadores del Estado. Sí, eso y nada más que eso; y estalló por el lado de la policía, porque otras organizaciones de trabajadores públicos están enmudecidas, la mayoría de sus dirigentes degustando caviar en Carondelet, en nombre de una revolución que se engulló cualquier signo de dignidad y socialismo. La tropa policial y militar son servidores públicos más allá de los roles que cumplan en el Estado y como tal se levantaron, sin siquiera medir las consecuencias de su poder. Los policías ejercieron el mismo derecho de un trabajador de la salud o del ministerio de obras públicas, solo que el impacto dejó en harapos al gobierno y al desnudo lo que en el fondo es el Estado y el poder: “un grupo de hombres armados”. De pronto, sin que estuviera en la agenda del Cabo Cotonete y demás huelguistas uniformados, el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, Rafael Correa, desobedeciendo el descanso médico de 15 días dispuesto por los galenos que intervinieron su rodilla, apareció allí, sostenido en una pierna y en una muleta, con su Ministro de Policía mojado de miedo, entre la tropa, haciendo gala de su estilo de gobierno: soy el Presidente, soy la Asamblea, soy la Corte de Justicia, soy el Gabinete, soy el Comandante de Po-
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licía, soy el Estado, soy la democracia. Con una valentía parecida a estupidez y a provocación, hizo lo que mejor sabe: asaltar micrófonos, cámaras de tv, posicionarse en la tarima, agitar la adrenalina social y extremar pasiones. Emulando al ex Ministro de Energía de Gutiérrez, Carlos Arboleda, “Tarzán de la Alpallana[ii]”, desafió a todos, abriéndose la camisa y pidiendo que lo maten. Como en un Macondo urbano, la presa se lanzó a la pólvora, la víctima con sus propios pies, al menos con uno, fue directo a sus captores, “rogando” que lo secuestren. Desbordó los límites, sobreactuó, y en las puertas del hospital recibió de su propia medicina: saboreó el bromuro de bencilo (clorobenzilideno malononitrilo) o gas lacrimógeno tantas veces usado en contra de “ambientalistas infantiles”, “izquierdistas bobos”, “mineros mafiosos”, “burócratas dorados”, “melenudos”, “bandoleros”, “enemigos del cambio”, como suele acusar cada sábado a quienes no le hacen reverencia. Farinango con su hijo llegando y las familias de sus compañeros tomados los cuarteles, los jefes: coroneles y generales, intentando calmarlos, incluso bajo amenazas, pero ellos tenían las armas y eran mayoría, casi cuarenta mil frente a unas cuantas decenas de comandantes armados de susto. La cadena de mando y obediencia se hizo trizas, la tropa policial desconoció las órdenes de arriba; los “nadies” se rebelaron calificando a sus comandantes de traidores. Obligados a cumplir órdenes en nombre de la democracia, a dar la cara y poner la bala en nombre de un poder invisible y cobarde, a mancharse las manos para que otros anden limpios, a golpear y luego gritar su dolor en silencio, a encarcelar po-
Rafael Correa y el golpe de Estado del Cabo Cotonete
bres y hacerse de la vista gorda frente a los peces gordos, ellos solo querían un trabajo para sobrevivir, en una sociedad que no pudo ofrecerles más. Los oficiales palidecieron, las estrellas opacadas, palas y charreteras huérfanas de brillo. El poder quedó desnudo de poder, los ministros y asambleístas revolucionarios sin guardaespaldas, sin motonetas ni carros blindados, alargando el paso, pisando huevos, parecían vendedores de pólizas de seguro en guerra civil, apenas ropa con carne y hueso. Los mandos medios de la revolución, corrían a buscar banderitas verdes descoloridas, por facebook y tweeter llamaban a sus pares hasta la plaza grande a defender la democracia y de paso sus puestitos ganados sin concurso de merecimiento; otros los más gatos, por si acaso, mandaron sacar de sus despachos toda prueba que los involucre con varios ceros a la derecha arrancados del erario nacional. Afectado por los gases, la presión arterial enloquecida, la rodilla inflamada y los nervios destrozados, el Presidente fue atendido en el hospital por médicos y enfermeras de la Policía, se instaló en la habitación 302 donde recibió todas las atenciones, hasta ese momento jamás se habló de secuestro ni nada por el estilo, tanto así que entraban y salían ministros, asambleístas, periodistas de los medios oficiales, en algo muy parecido a un gabinete itinerante de los que arma todas las semanas. Desde el hospital, Rafael Correa, despachó, dispuso el estado de excepción, la movilización militar, se quejó ante sus colegas del mundo, ente la condenada OEA y la UNASUR, ordenó una cadena nacional de radio y televisión ininterrumpida, en la cual
Fernando Villavicencio V
solo desfilaron las voces gobiernistas; desde entonces los locutores de la radio pública se convirtieron en agitadores, convocando al país a levantarse para liberar al Presidente secuestrado y sofocar el golpe de estado. Secuestro especial, lleno de periodistas, cronistas gráficos, enfermeras, médicos, enfermos, niños, miembros de fuerzas especiales, asesores venezolanos y el gabinete en pleno entrando y saliendo del escenario de “cautiverio”. Todas las versiones de médicos, enfermeras, periodistas independientes, oficiales de policía y la lógica de los acontecimientos, conducen a señalar que en horas de la tarde del 30 de septiembre, los guionistas del régimen armaron su propia obra teatral. El Presidente “quería salir con la frente en alto”, no podía abandonar el hospital en medio del himno policial y la calle de honor que le prepararon los Farinangos, Quishpes y Daquilemas, no, él es RC, Revolución Ciudadana, y tenía que salir redimido por su Estado Mayor, convertido en héroe en medio de un teatro de guerra, con muertos y heridos, con recién nacidos asfixiados, mujeres y hombres enfermos, doblemente enfermos, con un hospital bombardeado. El himno de la policía se había acabado, la calle de honor esperando que salga el Presidente, cuando de pronto, sin aviso, el asalto total, un pequeño Bagdad en Quito. Entre la música de las ametralladoras, gritos y silencios eternos, Rafael es rescatado de las “garras de los golpistas”, por sus grupos de élite, mientras en Palacio la muchedumbre llora y vibra con las imágenes transmitidas en vivo y en pantalla gigante que se había preparado. El héroe llega, hace lo que sabe, se ubica en la tarima, toma el micrófono, mira a
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las cámaras, acomoda la sonrisa, se pone la alimentadora en la garganta y dispara: “una vez más la revolución ha triunfado, el golpe de estado de la derecha ha sido sofocado, hasta la victoria siempre” Caído el telón, Mariano corre a ver a su hijo y a su esposa, los abraza y llora las otras lágrimas, aún se siente el gas, Walter se ha bautizado en el oficio de su padre. Al día siguiente, la Fiscalía acusa al Cabo Cotonete de conspiración e intento de golpe de estado contra el gobierno revolucionario. Mariano Farinango, tiene que renunciar obligatoriamente, como dispone la nueva ley del sector público; los ahorritos y bonos del Estado que reciba, ojalá le alcancen hasta el año
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2016, cuando Walter cumpla 16 años, y pueda ir a la Academia de Policía a hacerse General. Para entonces Rafael Correa se postulará a su sexto mandato, Walter ya podrá votar, pero nunca olvidará aquel 30 de septiembre de 2010, cuando junto al Presidente, estuvo secuestrado por su padre, el Cabo Cotonete. NOTAS: [i] Cabo Cotonete: personaje creado por el actor Carlos Michelena. [ii] Carlos Arboleda: ex Ministro de Energía de Lucio Gutiérrez, fue bautizado como “Tarzán de la Alpallana”, porque en una asamblea de trabajadores petroleros se abrió la camisa y desafió a que lo maten. Arboleda fue de los primeros personajes en aparecer en los medios oficiales defendiendo al Presidente Correa.
Sudamérica para los sudamericanos Raúl Zibechi Uruguay
Martes, 5 de octubre de 2010
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Sudamérica para los sudamericanos
Un
pequeño número de policías se insubordinó en la mañana del jueves 30, sobre todo en la ciudad de Quito, pero también en Guayaquil y Cuenca, en rechazo a la Ley de Servicio Público que, según manifestaron, perjudica sus ingresos y varios beneficios corporativos. Cuando el presidente Rafael Correa acudió al regimiento de Quito número 1 tomado por los insubordinados, fue abucheado, mojado y gaseado, y luego retenido durante horas en el Hospital de la Policía Nacional. Los policías también tomaron el Parlamento e impidieron su normal funcionamiento, y soldados de la fuerza aérea ocuparon el aeropuerto internacional de Quito. Con el paso de las horas, la insubordinación policial se convirtió en crisis política e institucional que forzó al presidente a decretar el estado de excepción, primero, y más tarde a negociar con representantes de los policías una salida a la crisis. No se trata, en rigor, de un golpe de Estado, aunque la sensibilidad de las izquierdas lue-
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go de los sucesos de Honduras, hace algo más de un año, justificó la mayor alarma. Fue el entorno de Lula el que primero percibió que las cosas no saldrían de su cauce y que la protesta policial quedaría en eso, más allá de lo exagerado, exacerbado y desmedido, además de ilegal e inconstitucional, de su accionar. La crisis deja varias lecciones. La primera es la respuesta fulminante de la Unasur, que fue capaz de reunirse en pocas horas para acotar la crisis ecuatoriana y encauzarla como ya había hecho dos años atrás cuando la derecha boliviana buscaba jaquear al gobierno de Evo Morales. La rápida convocatoria a una cumbre de presidentes de la Unasur, convocada a contrarreloj y celebrada la misma noche del jueves 30 en Buenos Aires, es una clara muestra de que vivimos tiempos nuevos en los que el golpismo, en cualquiera de sus formas, ya no corre. La segunda es que la región ha ido tomando forma propia, que ya tiene
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una madurez que le permite encarar situaciones complejas más allá de las diferencias entre los gobiernos que la integran. La rápida respuesta de todos los gobiernos es una de las mejores noticias. Los de Colombia y Perú mostraron desde el primer momento su apoyo a Correa, cerrando incluso sus fronteras y dejando de lado antagonismos y diferencias, y mostrando que son más las cosas que los unen que las que los separan. No puede olvidarse que menos de dos años atrás Ecuador y Colombia rompieron relaciones a raíz del bombardeo al campamento de Raúl Reyes el primero de marzo de 2008. La tercera lección que deja esta crisis es la tardía reacción de la Casa Blanca que declaró su apoyo a Correa después que los militares ecuatorianos habían acordado la continuidad constitucional y luego de ser emplazada por el gobierno cubano para que se pronunciara claramente. En adelante, las crisis regionales serán resueltas en la región. Sudamérica para los sudamericanos podría ser el nuevo lema capaz de regir la vida política en esta región que ya no es patio trasero de nadie. Los hechos confirman el aserto del economista brasileño José Luis Fiori en un artículo publicado en el periódico Valor (29-IX-2010), en el que alerta que la región está viviendo una revolución intelectual, que ya consolidó una nueva manera del continente de mirarse a sí mismo y al mundo, y a sus propios desafíos asumidos como oportunidades y opciones, que deben ser hechas a partir de su propia identidad y de sus propios intereses. Los principales líderes de la región ya no piensan, ni pueden hacerlo, en fun-
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ción de sus relaciones con los centros de poder, que viven una profunda y prolongada crisis, sino en base a intereses propios. En Ecuador, ni siquiera la derecha más retrógrada, como la que encabeza el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, ha sido capaz de apoyar a los sublevados.
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bido masivas movilizaciones en apoyo de la “revolución ciudadana”, como las que hubo en 2002 en Venezuela para frenar y revertir el golpe contra Hugo Chávez, o las que en septiembre de 2008 derrotaron a la derecha en Bolivia. La soledad de un poder que
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se proclama hacedor de los cambios y encarnación de la voluntad popular, enseña que algo no se está haciendo bien. La tentación de gobernar para la población pero sin ella, taponando las críticas con discursos, es pan para hoy y desamparo para mañana. 2 de octubre del 2010
Por último, la crisis deja otra lección también importante. Las gubernamentales fuerzas del cambio, o de la revolución ciudadana en el caso de Ecuador, no pueden enajenarse el imprescindible apoyo de los movimientos sociales. El presidente Correa ha estado enfrentado con el movimiento indígena, con sindicatos y los más diversos colectivos. Ciertamente, mantienen posturas muy diferentes en asuntos decisivos como el uso de las aguas por las multinacionales mineras y por otras razones vinculadas al modelo de desarrollo. Pero Correa elevó en varias ocasiones el tono de la confrontación, agrediendo innecesariamente a dirigentes sociales con acusaciones fuera de lugar. El comunicado de la Conaie habla por sí solo. Acusa a Correa de haberse empeñado en atacar y deslegitimar a los movimientos sin haber tocado las estructuras de poder de la derecha. Esa actitud no ha hecho más que favorecer a la vieja derecha, tanto a la económica como a la política. “Para nosotros es una situación bien incómoda, afirmó un dirigente de las asambleas del agua del Azuay vía telefónica, ya que estamos contra la vieja derecha que quiere tirar a Correa, pero también contra la nueva derecha que representa el presidente, por eso apostamos a tumbar este modelo que sigue siendo neoliberal”. Eso tal vez explique que no haya ha-
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Carta al Presidente de la República
Correa se desespera ante la mentira develada del supuesto “golpe de Estado” y el secuestro….. Luis Villacís Maldonado Director Nacional del MPD
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Luis Villacís Maldonado
Frente
a las declaraciones realizadas en la cadena sabatina del 9 de octubre, en la que Rafael Correa, en su desesperación, destila todo el odio posible contra el MPD, en mi calidad de Director Nacional del Movimiento Popular Democrático MPD listas 15, representando a decenas de miles de hombres y mujeres de izquierda revolucionaria que militan en nuestro Partido y que día a día entregan sus vidas por la Patria Nueva y el Socialismo, manifiesto lo siguiente: Señor Presidente. Los hechos suscitados el 30 de septiembre, tienen un UNICO RESPONSABLE, USTED, quien de manera insensata provocó a la tropa sublevada en el Regimiento Quito y luego al grito de: ¡MATENME! instigó AL COMETIMIENTO DE UN DELITO tipificado y sancionado en el Art. 386 del Código Penal. USTED fue quien vetó la Ley de Servicio Público que afectó los derechos de los servidores públicos –policías y militares–; fueron sus asambleístas dóciles y obsecuentes quienes se allanaron prime-
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ro y después se negaron a reconsiderar la ley cuando todavía era posible evitar la tragedia. Su prepotencia y arrogancia originaron los hechos, dieron lugar a la protesta; su tozudez y capricho llevaron al sangriento desenlace que el país condena. Ahora usted nos llama criminales. Pero, ¿Quién tiene las manos manchadas de sangre? ¿Quién se fue a festejar el supuesto rescate con cánticos y risas de sus aduladores? ¿Quién celebró su “victoria” sobre la memoria de todas las personas que perdieron la vida?. Basta escuchar la opinión de los familiares de los policías y militares fallecidos. ¿Criminales, nosotros los del MPD?..... Cuando se ordena un ataque militar contra un hospital lleno de pacientes, mujeres y recién nacidos, un operativo que violenta EL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO reconocido por la convención de Ginebra que prohíbe atacar estos establecimientos. ¡NI EN GUERRA SEÑOR PRESI-
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DENTE SE PUEDE HACER ESO! ¡NI EN GUERRA!.
que apoyaron los trabajadores, la juventud y los pueblos del Ecuador.
¿Criminales? Cuando se ordena reprimir cualquier protesta social, en la que incluso ha habido víctimas fatales como el profesor shuar Bosco Wizuma. ¿Criminales? Cuando se ha reprimido con armas la protesta de los pueblos como en Dayuma, a los mineros de Zamora y a los pueblos del Azuay, a los trabajadores y artesanos de Chimbo, en la provincia de Bolívar; cuando Usted se dedica por todos los medios que dispone A DIFAMAR E INSULTAR EN VEZ DE GOBERNAR. En su conciencia quedarán los muertos, los heridos, los daños irrogados a la propiedad pública.
Lo verdaderamente imperdonable es que pasen si pena ni gloria y queden en la impunidad los hechos de corrupción de sus ministros, en especial de aquél que se comió los cheques, de los ministros de Agricultura, Obras Públicas así como es imperdonable los millonarios contratos del Estado con su hermano, ¿Quién responde por esas ilegalidades? Hasta ahora ni su hermano, ni usted, ni sus ministros……
El Movimiento Popular Democrático NO HA SIDO PARTE DEL denominado INTENTO DE GOLPE DE ESTADO. ¡Eso es una farsa, no hubo tal golpe, ni secuestro!. Apoyamos una lucha justa, como siempre lo hemos hecho, a costa de nuestra vida. De nuestras filas muchos han caído como Jaime Hurtado, Pablo Tapia, Jorge Mogrovejo, Luis Naranjo, Douglas Solórzano y otros valerosos militantes en defensa de los intereses de nuestro pueblo. Sus pataleos y sus amenazas no van a hacernos retroceder, al contrario, Señor Presidente, sus ataques nos demuestran que estamos en el camino correcto y nuestro pueblo continua identificándonos como los luchadores populares que somos. No TENEMOS MIEDO a su prepotencia y arrogancia, tampoco a la represión y persecución de la cual somos víctimas. Usted dice que las actuaciones del MPD, son imperdonables. SEÑOR PRESIDENTE, LO IMPERDONABLE ES QUE HAYA TRAICIONADO EL PROYECTO POLITICO DE CAMBIO
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Es imperdonable que se entregue las concesiones mineras y petroleras a las transnacionales. afectando seriamente la soberanía. Es imperdonable que se haya quitado el almuerzo escolar a los niños de escuelas fiscales y continúen cerradas más de cinco mil escuelas y más de seis mil sean todavía unidocentes, mientras usted este año va a pagar puntualmente 900 millones de dólares de la ilegitima e inmoral deuda externa. Usted dice “que no nos sigamos calificando de izquierda”. Le pregunto, Señor Presidente, quién es usted para calificar a quien es o no de izquierda. Usted debe saber que el MPD nació hace treinta y dos años, surgió en la lucha contra la dictadura militar, con una propuesta revolucionaria para romper con la dominación extranjera y defender los derechos de las mayorías. Somos consecuentes con nuestros principios, nuestra militancia es de hombres y mujeres honestos, patriotas y revolucionarios;en nuestro partido no encontrará banqueros corruptos, ni grandes evasores de impuestos, tampoco abogados de las transnacionales y de la oligarquía; no encontrará en el MPD ex colaboradores
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de los gobiernos oligárquicos de la partidocracia, algunos de los cuales pululan en su gobierno pomposamente autollamado de “las manos limpias y los corazones ardientes” Por supuesto no es de “manos limpias” y menos de izquierda pedir amnistía para Alberto Dahik, obscuro personaje impulsor del neoliberalismo, involucrado en casos de corrupción de los gastos reservados y responsable, según la Comisión de la Deuda que usted conformó, de perjudicar al país en beneficio de los chulqueros internacionales. Esto mientras usted criminaliza la protesta social y, utilizando el Código Penal, de la dictadura militar enjuicia por terrorismo y sabotaje a más de cien dirigentes sociales, indígenas, maestros, universitarios, periodistas, ecologistas, campesinos. Simplemente por movilizarse exigiendo que se cumpla la Constitución de Montecristi. Ser de izquierda requiere coherencia entre lo que se dice y se hace. Usted usa las canciones del Che (al cual también en vida le acusaron de terrorismo y sabotaje), al mismo tiempo que besa las manos de Hillary Clintonproclama a viva voz que no es ni anticapitalista ni antiimperialista. De eso estamos convencidos, es suficiente recordar que usted firmó el 2009 los convenios para aumentar la “ayuda” militar norteamericana, que su Ministro de Defensa en semanas pasadas fue felici-
tado en el Pentágono y como premio, recibió quince millones de dólares de la USAID para el “Plan Ecuador”; basta ver su reconciliación y colaboración con el gobierno de Santos y su silencio inconsecuente frente a la participación de aviones yanquis en el bombardeo de Angostura. Esta tal su nivel de compromiso con los yanquis que mientras algunos desinformados, otros despistados y usted mismo sugieren la autoría de la CIA y la USAID en el supuesto “golpe”, a reglón seguido relevan de cualquier responsabilidad al gobierno de Estados Unidos! Sus ataques y calumnias, no nos van a amilanar, de ninguna manera, al contrario, el reiterado ATAQUE a la IZQUIERDA REVOLUCIONARIA nos provee valioso material para seguir luchando, para seguir enfrentando su política antipopular, antiobrera, porque CUANDO USTED SE CRISPA MUESTRA SU VERDADERA CARETA.. y eso el pueblo no se olvida. EL MPD NO SE VA A CALLAR POR MÁS QUE PERSIGAN, ENCARCELEN O ASESINEN A SUS DIRIGENTES; EN EL PAIS EXISTE UN GRAN SEMILLERO PARA CONTINUAR LUCHANDO POR LA PATRIA NUEVA Y EL SOCIALISMO. El Presidente Correa, la derecha y el imperialismo deben recordar que mientras el MPD crece y se desarrolla, las mentiras, la demagogia, la prepotencia, desgastan al régimen de turno. 11 de octubre de 2010
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A prop贸sito de la revuelta de los uniformados Natalia Sierra
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1. Un poco de memoria
Hace menos de un mes el gobierno de Alianza País mandó a la policía y al ejército a reprimir la protesta de los mineros artesanales en el sur del país, esté hecho se sumaba a la larga práctica represiva anti popular que el gobierno de la Revolución Ciudadana viene aplicando en el país, desde que tomó posesión en el 2007. Recordemos lo acontecido en Dayuma en diciembre del 2007 cuando la población fue brutalmente reprimida por la policía y el ejército en respuesta a sus legítimas demandas sociales; o el de Azuay y Loja en diciembre del 2008 y enero del 2009 donde los aparatos represivos del estado nuevamente se lanzaron contra la población campesina e indígena que se opone a la nefasta Ley Minera, la cual atenta contra su vida y la de todos los ecuatorianos; la represión de Mayo del 2010 en Quito y otras ciudades del país en contra de los indígenas, campesinos y ecologistas que rechazaban la Ley de Aguas, la misma que da paso a formas camufladas de privatización; la represión 40
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contra los maestros de la UNE en el 2009, en el 2010 contra los estudiantes universitarios que rechazan la Ley de Universidades; las amenazas contra cualquier protesta de los trabajadores públicos en contra de la Ley de Servidores Públicos. Se puede observar con claridad que el gobierno de Alianza País mantiene una continuidad mejorada con la política represiva del Estado ecuatoriano. El ejército y sobre todo la policía siguen jugando su papel histórico, expresado en la Doctrina de Seguridad Nacional, que establecía como función principal, y casi exclusiva, de la institución policial latinoamericana, la represión en contra de la movilización social y popular y de la disidencia política de izquierda. En la Revolución Ciudadana no ha habido cambio alguno en la función policial, institución que ha mantenido su papel represivo en contra de la protesta social, en un contexto político donde además se la ha criminalizado con mucha más fuerza que en gobiernos anteriores. No olvidemos que varios dirigentes popu-
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lares han sido acusados, y en algunos casos enjuiciados, por “terrorismo, sedición y sabotaje”, política ordenada desde el imperio norteamericano, que se inventó el discurso del terrorismo para justificar las brutales intervenciones militares a pueblos que se resistían a la expansión violenta del capital transnacional. Acordémonos cuando George Bush salió con sus ejércitos invasores a masacrar pueblos en nombre de la defensa de la libertad y la democracia, en contra del “terrorismo”. La defensa de la democracia es el mejor argumento para imponer los intereses del capital sobre la vida humana y la naturaleza. No hay que olvidar que en éste gobierno han sido seriamente atacadas y destruidas conquistas laborales, tanto de los empleados públicos como de los privados, dentro de la mejor versión neoliberal. Que han sido aprobadas leyes anti-populares que atentan, no solo contra el trabajador del campo y de la ciudad, sino contra la naturaleza: como la ley minera, la ley de soberanía alimentaria, la ley de universidades, la ley de servidores públicos, etc. Que este gobierno ha ofendido la dignidad de todos los ecuatorianos con su discurso profundamente racista, con el que ha intentado degradar nuestra matriz cultural andino-indígena. Que ha insultado y ridiculizado a los grupos ecologistas por defender la vida. Que ha traicionado la memoria de todas las generaciones de luchadores populares de la izquierda latinoamericana, usurpando un discurso que lo ha utilizado para encubrir su política antipopular. Que ha impuesto una política autoritaria propia de gobiernos de derecha. Que ha cerrado todos los canales de diálogo y de alianzas con los movimientos sociales organizados.
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2. ¿Qué sucedió con la policía? Es bueno recordar de dónde y por qué nace el aparto policial. Según lo plantea Michel Foucault, lo que la burguesía debía evitar a toda costa “… era la sedición, el pueblo armado, los obreros en la calle, y la calle al asalto del poder. Y la burguesía reconocía en la plebe no proletarizada, en los plebeyos que rechazaban el estatuto de proletarios o los que estaban excluidos de él, la punta de lanza de la insurrección popular.” (Foucault, 1979:59) En función de éste objetivo se trabajó en separar al pueblo proletarizado del pueblo no proletarizado con tres instrumentos: El ejército, la colonización y la prisión. Agregamos al ejército la policía, instituciones que recogía un importante número de campesino que sobraba en el campo y que no se podía vincular al aparato industrial de la ciudad, los mismos que serán utilizados en contra de los trabajadores. De esta manera se mantuvo y se mantiene una oposición entre el ejército, la policía y los obreros, campesinos e indígenas, que en términos de personas empobrecidas, y no como instituciones, se traduce en una oposición del pueblo contra el pueblo. Esta oposición creada por el poder de la burguesía y administrada por su Estado liberal democrático burgués ha funcionado para mantener el orden social vigente, es decir la explotación del trabajador. Sin embargo, según dice el autor francés, esta oposición, que por lo general funciona de manera rentable para la burguesía, en ocasiones se quiebra cuando los soldados o policías se niegan a actuar o disparar (Ibíd). A esta idea, y desde ella, se puede agregar que la estrategia de la burguesía queda sin efecto, al menos momentáneamente, cuando la tropa de la poli-
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cía o del ejército, decide hacer un paro por demandas laborales, en su calidad de empleados públicos. Creo que esto ocurrió el jueves 30 de septiembre en el país. Es importante señalar que la población empobrecida que no es cooptada por el ejército o la policía es “absorbida por la prisión y en torno a ella, entre los que van y salen de ella, la burguesía a constituido una barrera ideológica (en relación al crimen, al criminal, al robo, al hampa, a los degenerados, a la sub-humanidad) que en parte está ligada con el racismo.” (Ibíd) Está estrategia del poder divide al pueblo en los “buenos”: respetuosos de la Ley, de la moral, el orden y la democracia y en los “malos”: el pueblo marginal, peligroso inmoral que amenaza a toda la sociedad; de esta manera se consuma la estrategia de poder que fragmenta y divide la lucha popular. El funcionamiento de los aparatos represivos del Estado expresa de forma nítida la lógica de dominación del biopoder, es una clara manifestación de la racionalidad totalitaria del mundo administrado. ¿Qué significa esto? Una forma de dominación política mediante la cual los seres humanos son regulados y sujetados de forma extrema a los mecanismos disciplinarios de control, de la cual resulta la destrucción de la conciencia del individuo, producto de la sobre dominación del superyó. Estamos hablando de la producción de autómatas que obedecen de forma ciega a la autoridad del Padre, llámese institución policial, gobierno o Estado, en la figura caudillista del mando militar o civil. Esta práctica presente en toda la institución estatal y sobre todo en sus aparatos represivos tiene como su doble sombrío, el “padre obsceno”.
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¿Qué sucede cuando la autoridad del Padre cae? ¿Qué pasa con esos individuos automatizados que por momentos quedan liberados de la ley a la que deben ciega obediencia, liberados de la voz del superyó que les ordena reprimir al pueblo dentro del marco de la “Ley“, para defender los intereses de los grupos de poder económico y político que les tutelan? ¿Qué pasa cuando la ley cae? Lo evidente, simplemente “enloquecen” y muestran el soporte obsceno de la autoridad legal, ese soporte que el pueblo, a quien la policía reprime, lo conoce de sobra. El comportamiento agresivo de la policía es constitutivo de su función represora, los policías son formados o deformados para ejercer fácticamente la violencia del poder burgués. A lo largo de la historia republicana, el pueblo ecuatoriano y latinoamericano ha sufrido la violencia de los aparatos represivos del Estado. La violencia de la policía ha sido usada para reprimir las protestas sociales, para reprimir todo aquello que pueda representar un peligro para los intereses de la reproducción de la sociedad capitalista. Cuantos dirigentes político-populares del país y del subcontinente, así como personas sencillas, han sido víctimas de persecución, maltrato, tortura y asesinato perpetrados por el aparato policial y militar. La violencia estatal de la policía ha sido asumida como normal, legal y legítima siempre y cuando se trate de defender el orden social vigente. En estos casos, la violencia de la policía es “democrática” e institucionalmente reconocida y aceptada por toda la sociedad “democrática”, que se vuelve cómplice del maltrato y la violencia a la que es sometida la población disidente. La novedad de lo sucedido el jueves
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30 de septiembre es que la agresividad policial se volteó y afectó a aquellos que la administran, las víctimas ahora fueron los representantes políticos del estado capitalista, los mismos que sostienen los aparatos represivos. Ahora sí, la violencia de la policía es desquiciada, absurda, irracional; todos los gobiernos democráticos del occidente capitalista se sorprenden, o hipócritamente fingen sorpresa, alzan la voz de protesta y uno se pregunta ¿por qué no se sorprenden, no levantan la voz de protesta cuando el aparato represivo de la policía violenta a los campesinos anti-mineros de todo el continente?, o cundo son reprimidos los pueblos indígenas que defienden la vida frente a la destrucción de la naturaleza, etc. Después de lo acontecido el jueves 30 surge la pregunta ¿qué va a hacer el Estado burgués democrático con su “exceso obsceno”, es decir con su núcleo traumático e irracional en torno al cual se articula la razón democrática? Esta interrogante trae a la memoria figuras como las de Noriega, Sadam Husseim, Osama Bin Laden, los combatientes gringos de Vietnam o Irak, todos estos “excesos obscenos” creados por la política norteamericana que luego tuvieron que ser sacrificados para limpiar a la democracia de su “excremento”. Pero en el caso de los aparatos represivos la cosa es más complicada ¿sé sacrifica a más de treinta mil policías que componen la tropa? ¿Sé depura la policía? ¿Sé cambia los mandos?, ¿Sé suben los sueldos? ¿Sé hacen traslados? ¿Sé declara estado de emergencia y los militares asumen el papel de la policía? ¿Sé les retiran las armas’ ¿Sé busca un chivo expiatorio? Al buen estilo de la política burguesa se puede dividir a los policías entre los policías “buenos”
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obedientes, “democráticos”, leales al poder hegemónico y el grupo de policías “desadaptados”, como ya se dijo, que se insubordinaron en contra la majestad del poder. Todo esto, y más, se puede hacer, y, de hecho, se está haciendo, pero nada garantiza que los graves conflictos internos que afectan a este aparato estatal y que son inherentes a su naturaleza desaparezcan. Nada evita que los aparatos represivos del Estado siga siendo el exceso obsceno de la democracia. No hay que pasar por alto que la formación y la vida de la policía está llena de “irregularidades” institucionalizadas que contemplan el maltrato, la humillación, la violencia. Zizek sostiene que: “ La vida marcial, por ejemplo, podría ser gobernada tanto por una colección de obscenas reglas no escritas y ritos (golpizas homoeróticas y humillaciones a compañeros más jóvenes) como por reglas oficiales. Esta violenta sexualidad no socava el orden en los cuarteles, su función es un directo soporte libidinal” (Zizek, 1999: 8.). De hecho hay que tomar en cuenta que la formación de la policía implica gozar el cumplimiento de la ley, en otras palabras gozar las prácticas de represión que se ejerce contra la población. ¿¿Cómo se devuelve la dignidad a los policías?? 3. Un espectáculo mediático El gobierno, a través de la cadena nacional del día jueves 30 de septiembre, hizo correr la información, a nivel nacional e internacional, del supuesto golpe de Estado que se llevaba a cabo en contra de su gobierno,
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orquestado por la derecha opositora del país en contubernio con fuerzas extranjeras. Ante esta afirmación uno tendría que hacerse las siguientes preguntas: ¿Cuál es el interés de dar un golpe de Estado a un gobierno que no afecta los intereses de la mayoría de los grupos de poder económico del país, y menos aún de los intereses económicos del gran capital transnacional, sea de la bandera que sea. ¿Para qué se va a desestabilizar un “régimen democrático “que ha logrado pasar políticas antipopulares, igual o mejor que los gobiernos neoliberales que lo antecedieron?, ¿Cuál sería la razón de parar un proceso que gracias a la usurpación del discurso de la izquierda está intentando liquidar la utopía socialista? ¿Por qué terminar con un gobierno que está empeñado en destruir a las organizaciones sociales y populares del país y que ha cooptado a gran parte de la izquierda? No tiene sentido alguno. La mayoría de los grupos de poder local y la burguesía internacional tienen mucho que agradecer a este gobierno, que lamentablemente ha logrado imponer una línea continuista del modelo económico neoliberal extractivito, con una política de corte autoritario, envuelto en un discurso de izquierda. Esto sin embargo no quiere decir que no hayan aparecido en la revuelta policial intereses de pequeños grupo oligárquicos mafiosos que intentaron aprovechar la situación, pero de ninguna manera se puede hablar de un golpe de Estado preparado por la derecha del país, la cual se encuentra trabajado dentro y con el gobierno actual. Lo que no es posible no mirar y reconocer es la astucia política de Alianza País para capitalizar un hecho eventual.
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Repasemos los hechos a) El día jueves la tropa de la policía amanece con la decisión de llevar adelante una huelga, en su condición de funcionarios estatales, en contra de la Ley de Servidores Públicos que va a ser impuesta por el Ministerio de la Ley; igual como sucedió con otras leyes antipopulares que se han venido aprobando con la complicidad de la Asamblea Legislativa de mayoría gobiernista. Hay que tomar en cuenta que una huelga de la policía no es lo mismo que una huelga de cualquier otro sector social, por la particularidad del trabajo que realizan su paralización trae muchas consecuencias en torno a la seguridad pública, y sobre todo en lo referente a la defensa de la propiedad, que es lo más sagrado para la democracia liberal. A esto se suma que son empleados que tienen bajo su custodia armamento, lo que hace que su protesta sea extremadamente peligrosa. Por último, no es común que el aparato represivo encargado de controlar la disidencia política de izquierda y la protesta social se ponga a protestar. b) El presidente de la República decide ir a “poner en orden” a la tropa huelguista, cuando eso tenía que hacer el Ministerio del Interior con cualquiera de sus funcionarios, estableciendo una mesa de negociación como se hace en estos casos. No hemos visto al presidente salir cuando los indígenas protestan en contra de la ley de aguas, o cuando los campesinos salen a las calles en contra de la explotación minería y su ley, o cuando los maestros se movilizan en rechazo a la ley de educación, o últimamente cuando los trabajadores públicos protestaban en contra de la misma Ley a la que se oponía la tropa de la policía. Quizás es que
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los otros sectores sociales no tienen la importancia de la policía, o quizás es que cuando el pueblo sale a protestar el gobierno manda a su aparato represivo policial a reprimirlos y así cree resolver los problemas que su política antipopular provoca. Pero cuando el aparato represivo paraliza ¿a quién se manda a reprimir? ¿Al otro aparato represivo, es decir a la Fuerzas Armadas?? Pero eso es gravísimo para la democracia y la institucionalidad, pues ésta se descubre en su reverso obsceno y el Estado se fractura. c) Con su acostumbrada prepotencia, el presidente va a enfrenta la revuelta policial sin entender la compleja subjetividad del policía, que ya explicamos en las líneas anteriores. La respuesta de los policías sublevados ante el desafío del “Padre” caído es absolutamente previsible. De hecho, es una suerte para todos que, ante el gesto de poner el pecho a las balas, no haya habido una que responda al despropósito presidencial. Y no es que alguien ciertamente haya querido asesinar al presidente, pero en medio del desajuste psicológico del momento podía ocurrir cualquier cosa. Después de la agresión policial al presidente, esté se refugia en el Hospital de la Policía donde es atendido de sus afectaciones médicas, allí recibe la visita de algunos de sus ministros, realiza una rueda de prensa, declara estado de excepción, permanece comunicado con sus más cercanos y sobre todo permanece en el lugar. Eso de ninguna manera son los signos de un secuestro, lo que si hubo es una retención del mandatario que se fue dando mientras el conflicto subía de tono, cosa que se pudo evitar a través de mecanismos de negociación. d) Se declara el estado de excepción, se suspende la trasmisión de los ca-
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nales privados (excepto la radio La Luna) y queda solamente la información del canal público, que comienza a “relatar” los hechos, que como ya lo dijo Walter Benjamín y Foucault, siempre son construidos por el discurso del poder según sus intereses, de ahí que quien tiene el poder sobre el discurso tiene el poder político. Se habla del golpe de Estado y se moviliza a la población a defender la democracia y la institucionalidad, así como se pide el respaldo internacional para la misma causa. Todo esto sucedía sin que la “sagrada” institucionalidad democrática corra realmente ningún riesgo, tanto los grupos económico en ascenso con este gobierno, como las transnacionales que con el se benefician no van ha permitir que sus sistema político se vea afectado. e) Tanto el canal público como radio La Luna que era la única radio que no había acatado el estado de excepción y la cadena nacional, comenzaron convocar a la población de Quito y del país a defender la democracia en el gobierno de Alianza País y a ir hacia el hospital de la Policía Nacional a rescatar al presidente. Si observamos la composición psicológica particular de los miembros de la Policía Nacional, producto del propio carácter de las instituciones represivas y en las circunstancias en las que se encontraban, se podía producir una tragedia humana de proporciones inimaginables, muchísimo mayor de la que ya se dio con la pérdida de.las vidas humanas que hoy lamentamos. ¿A que mente se le ocurre convocar a la población a enfrentar a una tropa policial que se encuentra acorralada, sabiendo perfectamente que tenía acceso a armas de fuego?
A propósito de la revuelta de los uniformados
golpe de Estado que recorrió el planeta y después de la solidaridad incondicional de los democráticos gobiernos del continente incluido el norteamericano con el apoyo de los gobiernos europeos, se “rescata” al presidente con la intervención de los grupos de élite de la policía y el ejército. La democracia revive en el país, el mundo liberal aplaude, y la política económica neoliberal con su leyes funcionales queda intacta, y el justo reclamo de los trabajadores públicos se invisibiliza, como las otras demandas populares. Aclaraciones necesarias Cabe aclarar que de ninguna manera estamos frente a lo sucedido en el Chile de Allende, ni siquiera de lo aconteció con Chávez en el 2002, aquí no hubo intento de golpe de Estado ni secuestro, aquí las cosas marchan como tienen que marchar, en atención a los intereses económicos del capital mundial. Si el gobierno de Alianza País fuera realmente un gobierno de izquierda que lucha por las demandas y los intereses de los sectores populares, la derecha nacional e internacional ya hubiese intentado hace rato defenestrarlo, y sería el pueblo organizado quien lo respaldaría porque estaría
Natalia Sierra
respaldando a su proyecto revolucionario en contra de la derecha capitalista. Hay que revisar ¿cuáles son las transformaciones reales ha llevado adelante este gobierno que atente contra las estructuras del poder económico del capital? Ninguna, todo lo contrario, se ha fortalecido medidas económicas antipopulares que quieren esconderse detrás de una política populista de subsidios y de una política de desarticulación y desmovilización social. Algo profundo salió el día de la revuelta, el Ecuador de abajo y de adentro, ese pueblo “malo” “inmoral” “deshonesto”, como lo llama la ideología burguesa, aprovechando la ausencia de la policía salió a saquear. Queda en mi mente una solo imagen real, la de aquel niñito de siete años que corría con una pelota entre sus pequeñas manos que había “robado” de uno de los tantos almacenes que fueron saqueados, mientras todos mirábamos las imágenes del héroe de un golpe inexistente.
Referencias Foucault, Michel, La Microfísica del Poder, Ed. La Piqueta, Madrid, 1979. Slavoj Zizek, “Tu Puedes”,Extraído de LRB, Vol.21 N. 6, 18 de marzo de 1999
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f) Al final, después de la denuncia de
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Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda de Hitler, era dueño de una personalidad cínica y dominante, gustaba del protagonismo y era excesivamente temperamental. Su capacidad de manipulación era verdaderamente admirable… y despreciable. En tiempos de la Segunda Guerra Mundial llegó a organizar funerales masivos de batallones que aún seguían peleando en el campo de batalla; los preparaba como verdaderos espectáculos para exacerbar ánimos, acrecentar odios y revanchismos, para jugar con los sentimientos del pueblo y mantenerlo junto al Führer. De eso han pasado más de sesenta años, pero sus discípulos pululan por todas partes. Del equipo de comunicación del actual gobierno se dice que se guía mucho por los principios goebbelianos. “Si no puedes negar malas noticias –decía el mentado nazi fascista– , inventa otras que les distraigan” y a esa regla se ciñeron los publicistas de la “revolución ciudadana” durante los acontecimientos del 30 de septiembre pasado. Mala noticia para el
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gobierno fue conocer que la tropa de la Policía Nacional se declaraba en rebeldía frente al veto presidencial que, al igual que a todos los empleados públicos, afecta a ese sector. Días antes se movilizaron ya los maestros, los diversos estamentos universitarios, los profesionales de la salud, empleados de varias instituciones del estado, jubilados, etc. y todo indicaba que la protesta social tomaría más vuelo en rechazo a un conjunto de medidas y leyes antipopulares en las que elementos de neoliberalismo son más que evidentes. Pero la protesta policial, aunque similar en la naturaleza de los planteamientos levantados por otros sectores, tuvo la particularidad de producirse al interior de una de las instituciones que cumplen el papel de sustento del Estado capitalista, tornándose por ello más peligrosa. Con habilidad y malicia política, la protesta que en un inicio –e inclusive días después del 30S– Correa y el gobierno la señalaron como minúscula y aislada, fue presentada como el intento de golpe de Estado, e
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inmediatamente se habló de secuestro al Presidente y hasta de intento de magnicidio. Así Correa pudo revertir la situación, retomar la iniciativa política y pasar a la ofensiva. Con la infundada acusación la protesta fue desfigurada y el gobierno cubrió dos objetivos: aislar al movimiento y neutralizar la participación de otros sectores. En las primeras horas de esa mañana las manifestaciones populares de simpatía con el reclamo de los policías surgían en varios sitios; sin embargo, al presentarlo como un movimiento golpista las cosas cambiaron. Ese pueblo que durante años luchó en contra de la oligarquía entregada al imperialismo no podía permitir que sus enemigos lo utilicen para recuperar lo que habían perdido; razonamiento y comportamiento justos, aunque muy pocos en ese momento descubrieron que quien estaba manipulando al pueblo era el gobierno.
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que se derrotó a una fuerza poderosa y peligrosa. Y así se lo hizo, las fuerzas militares entraron a arrasar, sin importar que el campo de batalla fuera un hospital. Pero cosa extraña, mientras el discurso oficial gritaba que la democracia estaba en riesgo, que inclusive la vida del Presidente corría serio peligro, en Carondelet el equipo de propaganda estaba preocupado de otras cosas: de colocar una pantalla gigante en la Plaza de la Independencia, probaba el funcionamiento de los equipos de sonido, se aseguraba que las cámaras de tv capten las imágenes precisas para que nadie se pierda el espectacular “rescate” a Correa... ¿En dónde leí respecto de la manipulación del sentimiento de las masas?
Un tercer objetivo, no menos importante, alcanzó el gobierno con su maniobra política: el respaldo a nivel internacional. Los pronunciamientos de solidaridad vinieron de todo lado, Obama y Chávez, Sarkozy y Morales, la OEA y la UNASUR condenaron casi simultáneamente el “intento de golpe de Estado”. La propaganda gubernamental había dado los resultados esperados, el discurso oficial fue convincente.
Durante todo el día Rafael Correa fue victimizado. “Quieren asesinarlo”; “lo tienen secuestrado”; “hay una conspiración en marcha”… repitieron una y otra vez durante la cadena nacional obligatoria e indefinida; pero en la noche, sobre los cadáveres de ocho ecuatorianos y las heridas de cerca de trescientos compatriotas surge la imagen del héroe, del Presidente valiente. Las balas y los lesionados seguían cayendo en los alrededores del Hospital de la Policía mientras Correa ya hablaba al público desde los balcones del palacio. Pero… ¿la misión no culminaba con el “rescate”?
No obstante, lo conseguido no era suficiente; la trama creada no podía culminar sin un final dramático, de lo contrario la veracidad del discurso gubernamental quedaría en entredicho. Para que no haya dudas al respecto, el “rescate” al Presidente debía ser en medio de una acción violenta y peligrosa, pues, debía afirmarse la idea de
El mensaje de todo esto fue claro: quien proteste será aplastado. Algo de eso ya ha vivido el pueblo en estos años. En Dayuma se inauguró esa política de terror, se la ha aplicado en contra de los maestros, indígenas, pequeños mineros, campesinos, estudiantes. Bosco Wisuma fue la primera víctima mortal y hay más de un cente-
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nar de dirigentes populares y activistas políticos acusados de acción terrorista, procesos no vividos en el país en ninguno de los gobiernos anteriores, incluyendo al de León Febres Cordero. Pero el gobierno de la “revolución ciudadana” tiene que diferenciarse de todos ellos y por eso ha criminalizado la protesta popular. Ciertamente Correa dominó un movimiento de protesta, no un golpe de Estado; derrotó a los policías alzados, pero no al movimiento popular. Recordemos que el paro del magisterio y el levantamiento indígena de hace un año hicieron retroceder en algunas de las pretensiones antipopulares del gobierno, evidenciando la capacidad que tiene la acción unida de las masas. Como parte de la criminalización de la protesta popular y con la intensión de minar la influencia política de organizaciones de izquierda como el MPD, Pachakutik, la CONAIE y las integrantes del Frente Popular el gobierno las califica de golpistas y aliadas de la derecha. Es la continuación del ataque constante que se observa desde meses atrás, seguramente porque esas han denunciado y combatido la derechización del gobierno. Envalentonado como está, el gobierno muestra en su discurso la intensión de afirmar su carácter autoritario y antidemocrático a pesar de que el 30 de septiembre se escuchó, desde diversos lados, la necesidad de que este gobierno aprenda a escuchar y a dialogar con el pueblo y que algunos funcionarios también se pronuncien a favor de abrir un diálogo. La democracia en el país está mellada –por decir lo menos–, y no por acción del levantamiento policial o de las protestas populares, sino por responsabilidad directa de Correa
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y sus levantamanos de la Asamblea Nacional que pisotean los principios democráticos contenidos en la nueva Constitución. El gobierno no encarna la democracia, o dicho de otra manera, gobierno constitucional no es sinónimo de democracia auténtica, ésta existe cuando los derechos del pueblo se respetan y promueven, cuando los funcionarios gubernamentales cumplen con la condición de mandatarios (poseedores de un mandato entregado por el pueblo) y no de mandamás; la democracia vive cuando el pueblo tiene trabajo y salarios dignos, no cuando es forzado a vivir de la caridad; hay democracia cuando se respeta la dignidad de las personas, no cuando se las insulta y veja desde la “majestad del poder”. Correa no solo se siente fuerte, en la concentración gobiernista del 15 de octubre dijo ser poseedor de “protección divina” y, en consecuencia, por ello salió victorioso. La vieja artimaña del bien contra el mal utilizada en épocas medievales aparece hoy, la misma a la que invocó George Bush cuando declaró la guerra infinita contra el terrorismo tras los sucesos del 11 de septiembre de 2001 y en un lenguaje mesiánico aseguraba que “dios no es neutral”. Los Bush (padre e hijo) apelaban a la protección divina (under God) para imponer su política interna y externa. De sentirse investido de protección divina a creerse representante directo de una divinidad hay poca distancia, los reyes de la Europa feudal así se consideraban y ese mesianismo ronda por Carondelet. Con todo ello los problemas para Correa son grandes, a medida que el proceso político avanza las contradicciones en las declaraciones de al-
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tos funcionarios gubernamentales alimentan la duda e incredulidad en que realmente hubo intento de golpe, hay un institucionalidad resquebrajada, un movimiento popular que cada día se desencanta más del gobierno y asume el camino de la protesta. El gobierno no puede sostenerse en base a la amenaza y presión al pueblo. El Presidente Correa debe entender que este pueblo es inteligente y se hace muchas preguntas como las siguientes y que esperan respuesta: ¿Por qué mientras Chávez y Evo Morales acusan del golpe de Estado al imperialismo, el gobierno se apresuró a decir que los EEUU nada tienen que ver en eso? ¿Por qué en su discurso del 15 de octubre comparó la crisis del 30 de septiembre con el levantamiento popular de derrocó a Jamil Mahuad? ¿Significa entonces que Mahuad fue víctima de una conspiración de la derecha y el imperialismo? ¿Quiere decir eso que el Presidente Correa condena ese levantamiento popular? ¿Será por
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eso que el gobierno levantó la orden de prisión contra Mahuad, responsable del feriado bancario de 1999? ¿Por qué si el gobierno dice que es de izquierda pide la amnistía de Alberto Dahik, contumaz defensor e impulsador del neoliberalismo cuando fue Ministro de Finanzas y Vicepresidente de la República? ¿Por qué, de lo que se conoce hasta el momento, todos los fallecidos la noche del 30S se deben a proyectiles disparados por el Ejército y el Presidente acusa a la Policía? ¿Por qué, cuando Hillary Clinton estuvo en el país, Correa dijo que no era ni antiimperialista ni anticapitalista? ¿Es posible ser revolucionario y socialista sin estar en contra del capitalismo y el imperialismo?
Carta de Lourdes Tibán al Presidente de la República Lourdes Tibán
Las preguntas son muchas, pero seguro que el pueblo no se sentará a que alguien las responda. Encontrará las respuestas y la verdad en medio de lo que mejor sabe hacer: trabajar y luchar por una nueva vida. 17 de octubre de 2010
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Carta de Lourdes Tibán al Presidente de la República
SEÑOR PRESIDENTE, RECONOZCA QUE HUBO MEDIOCRIDAD EN EL MANEJO DE UN INCIDENTE INTERNO DEL PAÍS, Y NO BUSQUE CULPABLES A SUS ESTUPIDECES Y ERRORES Señor Presidente, frente a la Cadena Nacional de la noche de ayer, aquí algunas aclaraciones: 1. Me ratifico en mi apoyo y respaldo frontal a las luchas sociales reivindicativas de todos los sectores sociales del país, particularmente con los servidores públicos del país, donde se incluye la institución policial. 2. Rechazo y jamás apoyaré un Golpe de Estado ni un secuestro. En este caso no hubo ni golpe de Estado ni secuestro, porque los policías no pidieron asumir el poder político, sino tan solo, la revisión de dos artículos de la ley de servicio público, donde se respete su derecho de condecoración y su bono de ascenso. ¿En qué parte del mundo, a parte de Ecuador, se ha visto que un secuestrado esté rodeado
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Lourdes Tibán
de amigos, de escoltas de seguridad, emitiendo decretos, hablando con la prensa del mundo? ¡Qué raro este tipo de secuestro! 3. Los resultados bochornosos y vergonzosos para el Ecuador y el mundo de los hechos del 30 de septiembre, es responsabilidad exclusiva de Usted Señor Presidente Correa, y no de la oposición legislativa, que lo que hemos hecho es opinar frente a un hecho porque somos sujetos políticos. O no tengo derecho a expresar mi libre pensamiento? Aunque usted para contrarrestar su error de actuación y pensando salir del apuro decidió dar un Golpe de Estado a la Libertad de Expresión, y el mundo conoció solo la versión Correa, y no la versión de los ecuatorianos. 4. Quién llevó a que esta movilización policial pacífica se vuelva incontrolable para el mismo gobierno, USTED SR. PRESIDENTE CORREA CON SU ACTUACIÓN PROVOCADORA E INCITADORA. USTED SE PUSO AL FRENTE COMO WAMBRA KARKA Y
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Carta de Lourdes Tibán al Presidente de la República
PIDIO QUE LA POLICIA LE MATE, Y COMO LA POLICIA ES FIEL A LA DISCIPLINA JERARQUICA CASI, CASI CUMPLIERON CON EL PEDIDO QUE USTED DE FORMA IRRESPONSABLE LO PIDIO. Acto que lo rechazo porque esto no era deseable para nadie por mas opositor al régimen que seamos. Su actuación fue provocadora porque si no estaba mal de salud, de seguro solo nos falto ver a un Rafael Correa también tirando bombas y piedras tras los policías. 5. Usted Sr. Presidente se ha vuelto muy mañoso para calificar a la lucha social como le da la gana, para muestra basta un botón: » Salen los indígenas a las calles y son enjuiciados por sabotaje y terrorismo. » Salen los policías a reclamar sus derechos, lo califica como Golpe de Estado. » Se va con sus propios pies hacerse atender de la inflamación de la rodilla en el Hospital Policial y se autocalifica que está secuestrado. » La gente le fue a sacar del hospital y dice No quiero que me rescaten. » Usted mismo en el Regimiento Quito, le reta a los policías que le maten y ahora dice que le quisieron asesinar ¡Dios guarde si los policías le tomaban en serio para otra vez no hará ese chiste! Es como que se fuera a la Cocha y dice ortíguenme. 6. Qué bajeza Sr. Presidente que en 3 años de gobierno Usted no haya
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aprendido a controlar sus emociones. Pensó que estaba en una sabatina y quería que le reciban con aplausos, pero como los policías en vez de aplaudir se revelaron, Usted, producto de su propia personalidad pierde el control, enciende la bronca y ahora de manera cínica busca culpables en las figuras visibles de la oposición, y dice que la culpable es la Lourdes Tibán. Por suerte la CONAIE se pronunció a favor de la “Democracia” porque sino también estuviera en la lista cínica de los conspiradores (ojalá no se confunda apoyo a la democracia con apoyo a Correa). 7. Yo qué culpa tengo, que su equipo de gobierno como son los Ministros de Seguridad Interna, de Gobierno, de Defensa, de Política, NO hayan estado en la capacidad de manejar un pinche incidente doméstico, y pongan al Presidente al frente para que ahí se desahogue. Claro ellos como Ministros fácil funcionan en casos como de Marlon Santi, Delfín Tenesaca, Carlos Pérez, Guadalupe LLori, Bosco Wisuma, Marcelo Rivera, Dirigentes de la Cocha, etc., pero resulta que frente a la tropa policial NO sabían qué hacer ¡qué vergüenza!. 8. A la irresponsabilidad suya Sr. Presidente se suma la imprudente actuación de su Canciller Patiño. Él y la Ministra Solíz, deben compartir con Usted la responsabilidad directa de los muertos en el “rescate”. Públicamente los dos alarmaron al país y llamaron a la ciudadanía a dirigirse al Hospital para RESCATAR al Presidente. Quién debía rescatar ¿la ciudadanía o las fuerzas armadas?. Pónganse de acuerdo y no hagan que se maten o se mueran en esta disputa por el rescate gente inocente. Sobre esto nada dijo su cadena nacional.
Carta de Lourdes Tibán al Presidente de la República
9. Sr. Presidente Correa, yo creo que usted necesita ya una ayuda médica psicológica o una limpiadita o purificación como la de la Cocha. Pues, se ha acostumbrado a gobernar desde su condición de víctima – del pobrecito. Qué terrible imagen deja a nivel internacional por su falsa alarma de golpe de Estado, en Argentina dicen que no sabemos distinguir que es Golpe de Estado y que es un MOTIN; en Cuba dice que los errores en los hechos del 30 de septiembre deja un Ecuador DESQUEBRAJADO, y peor, Lula Da Silva en Brasil dice que lo que pasa en Ecuador es una BURRADA. Es decir, nadie de los serios cree que en Ecuador hubo intento de Golpe de Estado, a excepción de Hugo Chávez. 10. Sr. Presidente, conociendo como le conocemos, estoy segura que los castigados serán los pequeños (los policías), mientras que usted es un SANTO, y como legisladora EXIJO LA CONFORMACION DE UN EQUIPO DE INVESTGACION DEL MAS ALTO NIVEL CON EXPERTOS INTERNACIONALES IMPARCIAL que determine el grado de su responsabilidad y las respectivas sanciones a la gente de su gobierno, incluido a los que dieron el golpe de Estado a la Libertad de Expresión. Finalmente, para que se repase un po-
Lourdes Tibán
quito y se refiera a algunos términos con propiedad, ahí le alcanzo dos pequeños conceptos: Secuestro es apoderar de una persona utilizando la violencia, seducción, amenaza o engaño, sea para venderla o poner contra su voluntad al servicio de otro, para obligar a pagar rescate.. Quién le sedujo o le engaño para que entre al hospital? ¿a quién iban a vender o mejor quien “hubiera querido comprarle a Usted”? Golpe de Estado: es la toma del poder político de un modo repentino y violento, por parte de un grupo de poder. La tropa solo pedía que se respete sus derechos adquiridos mas nunca intentaron tomar el poder político. Además, ¿qué poder iba tener la tropa si el Alto Mando ratificó reiteradamente el respaldo a su gobierno? Casi me olvido, y qué paso pues Presidente con la muerte cruzada que esa misma mañana del día jueves iba decretar, o ya se olvidó, o era solo para asustar a sus Asambleístas y le obedezcan en los vetos. No olvidará de este tema, que yo miedo no tengo. Además se podría pensar que todo lo que pasó el 30 de septiembre fue orquestado por usted para ver que tal estaba su popularidad y según eso mandar la muerte cruzada. 8 de octubre de 2010
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…Ya viene el lobo Geovanni Atarihuana Ayala
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…ya viene el lobo
Pero un día, aparecieron los lobos de verdad. Entonces, el pastor, muy asustado, volvió a gritar y gritar pidiendo ayuda a los campesinos. Pero nadie acudió esta vez… (Fragmento del cuento popular ruso Pedro y el Lobo)
Cualquier parecido con la realidad del Presidente Correa no es pura coincidencia. Luego de meter la pata con su actuación irresponsable en el Regimiento Quito, ordenó inconstitucionalmente una cadena nacional desde la que proclamó desde el sitio de su supuesto secuestro la proclama tragicómica “primero muerto antes que perder la vida” y convocó al pueblo a movilizarse para detener el golpe y rescatar al Presidente, salvo algunos miles de burócratas contratados, cientos de militantes de Alianza País, unos pocos socialistas y algunos noveleros, que según los cálculos más optimistas no superaban los tres mil en los alrededores del hospital y un tercio de la Plaza Grande, a la hora del té, el pueblo, pueblo no se
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movió ni en Quito y menos en el resto del país para defender al “valiente y revolucionario Presidente” que enfrentaba a la manada de lobos hambrientos de la derecha y la CIA. Ninguna imagen de la cadena oficial pudo mostrar las cien mil personas que según declaró a telesur Rafael Correa “detuvieron el golpe” el 30-S, tampoco llegaron a esa cifra el 15 de Octubre en la concentración por la democracia, pese al tiempo de organización (más de quince días), a los ingentes recursos gubernamentales, de las prefecturas y municipios con los que cuenta Alianza País y a la millonaria campaña mediática. Uno de los muchos aspectos que quedaron al desnudo el 30-S fue la soledad y la incapacidad de movilización popular de la llamada “revolución ciudadana”. El guión se modificó: no fue el pueblo, sino un sangriento operativo militar el que “rescató” a Correa. …Cojan al ladrón! La lucha popular forjó por décadas un torrente de cambio en el país. El sen-
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timiento anti oligárquico y antiimperialista se ha ido afirmando, las ideas democráticas, patrióticas y de izquierda se abrieron paso en la mente y el corazón de los pueblos del Ecuador. Esa realidad es un hecho incontrastable para todas las fuerzas políticas. Por eso la manipulación de los hechos del 30-S orquestada en Carondelet no se queda en la fabricación mediática de un golpe que nunca existió, sino que avanza más allá, intenta mostrar una conspiración fraguada desde el imperialismo contra un “gobierno de izquierda” contra una “revolución en marcha”, con lo cual buscan, ahí sí, de un solo golpe, justificar la criminalización de la lucha social que empuja el régimen, al tiempo de deslegitimar a las organizaciones indígenas, sindicales, estudiantiles, de maestros, a los partidos y organizaciones de izquierda que expresan su desacuerdo con la derechización del gobierno, calificando como “instrumentos de la derecha y la CIA”. La vieja maniobra del ladrón que para confundir a sus perseguidores grita: ¡Cojan al ladrón! No pocos ingenuos han caído en esta trampa. Claro, los latinoamericanos recordamos la larga historia de golpes organizados por la CIA, tampoco olvidamos las sangrientas invasiones de marines yanquis. Es más en la última década nos hemos movilizado para condenar los golpes en Venezuela, Bolivia y Honduras. No se trata de exculpar al imperialismo norteamericano de sus afanes intervencionistas y conspiradores contra los pueblos de América Latina. Lo correcto es analizar no sólo los discursos sino sobre todo los hechos, tomar en cuenta el contexto histórico en el que se desenvuelven los acontecimientos y sobre todo como diría Lenin los intereses de clase que están tras de ellos.
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“Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad” (Carlos Marx). Resulta entonces imprescindible revisar cómo se han desenvuelto en estos casi cuatro años las relaciones entre el Presidente Correa y el imperialismo, especialmente el norteamericano. En la campaña presidencial del 2006 el candidato Rafael Correa sintonizado con el movimiento social y popular levantó un discurso de defensa de la soberanía, de no pago de la deuda externa ilegítima, de no firmar el TLC, de salida de la base norteamericana de Manta. Asumió para sí el discurso de la izquierda y capitalizó electoralmente el anhelo de cambio de los ecuatorianos. Sin embargo antes de la segunda vuelta se entrevistó amigablemente con la embajadora norteamericana, como para tranquilizar las cosas se podría pensar. En todo caso es un hecho que durante cuatro años ni la Embajada, ni el departamento de Estado y menos la Presidencia de Estados Unidos han realizado ninguna declaración contra el gobierno de Rafael Correa como sí lo han hecho reiteradamente contra Hugo Chávez y Evo Morales. El sentimiento patriótico y antiimperialista de los ecuatorianos se reflejan en varios artículos de la nueva constitución, la prohibición de bases y tropas militares extranjeras en territorio nacional, los principios de autodeterminación de los pueblos, la condena expresa a toda forma de imperialismo y neocolonialismo son fruto de la movilización popular que en esos días se dio en Manta y otras ciudades, que permitió arrinconar en Montecristi a las posiciones vacilantes de algunos asambleístas de Alianza País como Rolando Panchana y otros. La salida de la base
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yanqui de Manta no fue obra de la decisión personal de nadie, fue producto de años de lucha social por la soberanía, y como tal fue ratificada por la votación popular. El bombardeo y la masacre de Angostura al mando de Uribe Vélez y el entonces Ministro de Defensa Juan Manuel Santos, recibió el rechazo unánime de los pueblos del Ecuador, en todo el país se movilizaron miles de compatriotas para rechazar la violación de la soberanía nacional y respaldar la actitud consecuente del Presidente Correa que rompió relaciones con Colombia. Esa actitud se mantuvo durante el 2008 y parte del 2009 al denunciar la injerencia de la CIA en la policía y las fuerzas armadas del Ecuador, también al calificar como un peligro la entonces posible firma del convenio entre Colombia y Estados Unidos para instalar bases militares. El que con los lobos se junta… Con el segundo mandato del Presidente Correa se registra un giro a la derecha, un abandono del proyecto de cambio expresado en la violación permanente de los principios de la Constitución de Montecristi, en el impulso de una legislación antidemocrática, antipopular, de vuelta al neoliberalismo, en la criminalización de más de una centena de dirigentes populares acusados de terrorismo y sabotaje. En esa misma línea el Presidente Correa experimenta una involución en su actitud frente al imperialismo, pasó de una defensa consecuente de la soberanía a posiciones vacilantes primero, y de sometimiento después. Sin duda el hecho más revelador de este cambio se registró en el palacio de Carondelet, el 8 de junio del 2010 en
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medio de sonrisas y afectuosos abrazos y besos con la Secretaria de Estado de los Estados Unidos Hillary Clinton, el presidente Correa proclamó “no soy anticapitalista, ni antiimperialista”. Ese discurso cada día se corrobora por los hechos sino revisemos algunos: » El Informe de la Comisión de Investigación conformada por el propio gobierno, estableció la participación en el bombardeo de Angostura de aviones norteamericanos que despegaron de la base gringa en Manta, sin embargo el gobierno de Correa guarda un silencio cómplice, ni un reclamo ni una simple nota diplomática de protesta por la participación yanqui en este ataque contra territorio ecuatoriano. » Aunque diga lo contrario el Presidente Correa ha enterrado las demandas ecuatorianas sobre el ataque de Angostura, se reconcilia con Santos, orgulloso autor confeso de ese crimen, la justicia ecuatoriana, que todos sabemos quién controla, ya lo absolvió. » Durante una año al frente de la presidencia temporal de UNASUR, el Presidente ha moderado su discurso frente a la instalación de bases yanquis en Colombia. Quizá por ello el gobierno norteamericano y sus alfiles en la región Santos y Alan García, no demoraron en expresar su apoyo al Presidente Correa el 30 de Septiembre. » Más allá de los desmentidos del gobierno ecuatoriano estamos cada día más involucrados en el Plan Colombia, más de catorce mil hombres se han movilizado
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a la frontera para ser el “yunque” en el plan de aniquilamiento de la insurgencia colombiana. Esto nos cuesta a los ecuatorianos, según el propio gobierno, más de cien millones de dólares anuales. En septiembre pasado el “yunque y martillo” funcionaron muy bien, tanto que el Presidente Santos y el Ministro de Defensa Rodrigo Rivera agradecieron y resaltaron la labor de cooperación del ejército ecuatoriano. » El 20 de septiembre del 2010 el Ministro de Defensa, Javier Ponce acudió presuroso al Pentágono para recibir personalmente del Secretario de Defensa, Robert Gates, las felicitaciones, instrucciones y ayuda económica de 15 millones de dólares a través de la USAID para temas de “cooperación” en la frontera colomboecuatoriana. » El 29 de agosto del 2009, al día siguiente que el Presidente Correa afirmara en Bariloche en la cumbre de UNASUR, que no era necesario depender de la DEA para luchar contra el narcotráfico, su gobierno renovó los convenios de cooperación con EEUU, los mismos que someten a la policía y a las fuerzas armadas a las ordenes de la DEA y la USAID, es decir de la CIA. En palabras de la embajadora yanqui de la época, Heather Hodger, “simplemente hemos legalizado lo que hemos venido realizando por años”. Resulta decidor que el actual ministro del Interior Jalhkh, vinculado a través de PROJUSTICIA a la USAID se encuentra al frente de estos convenios. También es notorio que los cuerpos milita-
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rizados de la policía GOE y GIR, que reciben la mayor ayuda norteamericana, se mantuvieron protegiendo al Presidente Correa durante la revuelta del 30-S. El éxito de la tramoya montada requiere invocar la mano criminal de la CIA para manipular el sentimiento antiimperialista de los pueblos del Ecuador, pero como dice nuestro pueblo “el pez muere por su propia boca”, ese el caso del gobierno ecuatoriano.
…ya viene el lobo
protesta, en enjuiciar como terroristas a los luchadores populares. Le corresponde al campo popular seguir bregando por desenmascarar el verdadero carácter antipopular y antidemocrático de la llamada revolución ciudadana, es fundamental fortalecer las organizaciones populares que hoy quieren ser sometidas, divididas o des-
Geovanni Atarihuana Ayala
truidas por el corporativismo de Estado, es necesaria una respuesta unitaria para derrotar la criminalización de la lucha social. Pero sobre todo es indispensable articular un proyecto unitario alternativo, que se movilice para exigir que se cumplan los principios de la Constitución de Montecristi y que se proyecte como una alternativa política desde la izquierda para cristalizar el anhelo de cambio de nuestros pueblos. 15 de octubre de 2010
Primero el Subsecretario del Ministerio de Relaciones Exteriores y Secretario del Partido Socialista, Rafael Quintero al referirse a las declaraciones de Hugo Chávez y Evo Morales que responsabilizaban del intento de golpe al gobierno norteamericano declaró paladinamente “cada país tiene derecho a formarse sus propias ideas” y luego el canciller Ricardo Patiño y el propio Rafael Correa han insistido en varias entrevistas en exonerar de toda responsabilidad al gobierno de Obama y descargar en grupos extremistas de la derecha de EEUU.¿un golpe organizado por la CIA y la USAID sin el aval del gobierno de Obama? Ni a la oligarquía ni al imperialismo les interesa derrocar a Correa. Están conformes con un gobierno que legisla a favor de las transnacionales petroleras y mineras, que mantiene la privatización del agua y el latifundio, que aprueba leyes para violando la constitución permitir que las empresas extranjeras demanden al Estado en cortes internacionales. Tampoco les desagrada que terminen con la autonomía universitaria, ni que afecte los derechos laborales mientras ofrece exoneración de impuestos a los empresarios en el Código de la Producción. Están de acuerdo en reprimir la
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Alianza País: de la teoría de la conspiración a la real politik Pablo Dávalos
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Alianza País: De la teoría de la conspiración a la real politik
¿Qué
pasó en Ecuador? ¿Qué está pasando? ¿Hubo intento de golpe de Estado en la insubordinación policial? Los recientes acontecimientos han suscitado una doble interpretación. La versión gubernamental va en la siguiente línea: los policías y sectores de las fuerzas armadas del Ecuador intentaron un golpe de Estado en una línea de reconstitución oligárquica suscitada por el rumbo político de un gobierno soberano y que había mantenido una agenda de ruptura con el modelo neoliberal y que está produciendo, además, profundas transformaciones democráticas en beneficio del pueblo en especial de los sectores más pobres; este intento de golpe de Estado ha sido evitado por la masiva movilización del pueblo ecuatoriano dispuesto a confrontar a la derecha y a salvar este proceso que se ha autodenominado revolucionario, y, asimismo, por la valiente y firme actitud del Presidente del Ecuador que mantuvo su coherencia hasta en los momentos más dramáticos. Hasta ahí una interpretación que tiene
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como eje director al gobierno ecuatoriano y que de alguna manera consta en varios pronunciamientos y análisis de sectores identificados con la izquierda política del continente. En esta visión la realidad es simple y contundente y las líneas que demarcan a la izquierda (los buenos) y a los que no lo son, aparecen claras y transparentes. Sin embargo, los hechos, como alguna vez dijo Lenin, son tenaces y evidencian una realidad más bien prosaica y diferente: al parecer y tal como lo confirman todos los datos existentes, nunca se trató de un golpe de Estado porque no hubo un pronunciamiento político en ese sentido de los sectores de la policía y de las fuerzas armadas involucradas en el conflicto, sino más bien, y por absurdo que pueda parecer, el núcleo del conflicto giró alrededor de reclamos administrativos y financieros por parte de la tropa de la policía ecuatoriana, aparentemente lesionados por el Código de Servicio Civil que fue aprobado por la Asamblea Nacional del Ecuador, pero que fue radicalmente cambiado
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por el veto presidencial de Rafael Correa. El hecho de que un reclamo administrativo haya generado la crisis política más importante del Ecuador de los últimos años, llama a la reflexión porque este hecho permitió que afloren varios fenómenos aparentemente disímiles y contradictorios. En primer lugar está la posición de los movimientos sociales del Ecuador, entre ellos el movimiento indígena, que se desmarcaron tanto del gobierno de Alianza País cuanto de los insubordinados policías ecuatorianos, aunque mediaron algunas declaraciones desafortunadas de varios de sus líderes, pero la organización indígena aprovechó la coyuntura para resaltar lo que consideran el centro del debate político: las derivas extractivistas y neocoloniales que está asumiendo el gobierno de la Revolución Ciudadana. Las demás organizaciones sociales, entre ellas los sindicatos del sector público, aprovecharon de la coyuntura para manifestar su malestar con varias leyes aprobadas por el régimen y que lesionan sus derechos laborales. Esta posición del movimiento social ecuatoriano permite comprender la orfandad del gobierno en sus momentos más dramáticos, cuando necesitaba de forma desesperada esa organización social, a la que siempre la había considerado como rezagos corporativos del neoliberalismo, se vio completamente solo y más bien rodeado de afectos, solidaridades y buenas intenciones de un reducido grupo de personas que, si bien son importantes, cuando se trata de disputar y defender el poder generalmente son intrascendentes si no son fenómenos mayoritarios y contundentes. En esas horas de soledad, el Presidente ecuatoriano Rafael Correa tuvo que hacer algo que jamás se habría imaginado: negociar su estabilidad política con las fuerzas armadas.
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En segundo lugar está el mismo sistema político ecuatoriano. La institucionalidad política se reveló incapaz de conjurar a los fantasmas que ella misma había convocado. La serie de leyes que se aprobaron en el legislativo y que implicaron un proceso de diálogo, consenso y acuerdos con actores disímiles, y que produjeron varios proyectos de ley cuya redacción no satisfacía a muchos de ellos pero que demostraban que se tuvo que ceder para mantener un frágil equilibrio, en el momento en el que llegaron al ejecutivo para su aprobación final fueron cambiadas de forma radical y alteraron, precisamente, ese equilibrio al que trabajosamente se había llegado. El veto presidencial a varias de estas leyes, como por ejemplo la Ley de Educación Superior, el Código Orgánico de Servicio Civil, el Código Orgánico de Ordenamiento Territorial, entre otras, cambiaron el equilibrio con el cual fueron aprobadas al interior del legislativo y convirtieron al Presidente de la República en legislador de última instancia. Los asambleístas del partido de gobierno nunca pudieron ni contradecir ni presentar la más mínima resistencia esa voluntad del ejecutivo y, finalmente, nunca respaldaron ni reconocieron los acuerdos previos que ellos mismos habían suscrito con varios actores sociales, políticos e institucionales para lograr los votos necesarios para aprobar esas leyes. Esto determinó una pérdida de confianza en la legislatura y una crispación de varios sectores sociales que veían que su voluntad de llegar a acuerdos y realizar concesiones eran tabula rasa para el Ejecutivo. Las reiteradas movilizaciones de las universidades, de los servidores públicos, de los jubilados, de los indígenas, entre otros, daban cuenta de esa
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crispación social. Empero, el sistema político ecuatoriano no daba muestras de absorber esa energía social y canalizarla dentro de la institucionalidad vigente, porque esta institucionalidad hablaba un solo lenguaje y en un solo sentido: aquel del partido de gobierno. Alianza País estaba reconstruyendo la institucionalidad política ecuatoriana desde el autismo y la arrogancia del poder. Cuando se produce la crisis política, el sistema político ecuatoriano fue incapaz de resolver esta crisis porque él mismo era parte del problema. Tal como están las cosas, ahora Alianza País deberá crear las garantías de su propia supervivencia política y resolver la crisis sin apelar a un cuestionado sistema político, una verdadera tarea para Sísifo. En tercer lugar están los medios de comunicación convertidos en la víctima propiciatoria de la Revolución Ciudadana. A pocas horas de suscitarse el conflicto político el gobierno optó por curarse en sano y zanjó la disputa mediática y semiótica del conflicto asumiendo el control total de la información. En ese proceso el gobierno posicionó la idea de que estaba en juego la democracia atacada por la derecha camuflada en sectores de la policía, que habían sido objeto de manipulación de sectores claramente identificados con la oposición (se habló con insistencia del Partido Sociedad Patriótica y de su líder Lucio Gutiérrez). Más allá de que esta versión sea plausible está el hecho de que el momento en el que finalmente se abrió la señal para todos los medios televisivos, se tuvo acceso a información que contradecía las informaciones oficiales y que generaban dudas sobre los eventos sucedidos. Los medios públicos hasta entonces habían luchado por su propia legitimi-
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dad tratando incluso de ser mínimamente críticos con el gobierno, en esta coyuntura más bien demostraron que la semiótica y la comunicación son fundamentales a la hora de disputar al poder y que llegado el momento la imparcialidad es una máscara incómoda: la verdad siempre es una prerrogativa del poder. Los medios de comunicación están otra vez en el centro del debate porque presentan una realidad y unos hechos que contradicen las versiones oficiales. Ahora el gobierno tiene que disputar los sentidos entre su versión de que se trató de un intento de golpe de Estado y las informaciones que van apareciendo paulatinamente y que indican que ni siquiera se trató de un secuestro al Presidente. El problema es que esta disputa rasga la hegemonía ideológica del partido de gobierno y empieza a fracturarla, y sin esa hegemonía ideológica, el único soporte real que al momento tiene el régimen, las adhesiones clientelares y electorales pueden también fracturarse poniendo en riesgo su estabilidad política. Pero hay aún más: la situación económica del Ecuador no le favorece al gobierno. No puede presentar cifras de crecimiento económico, generación de empleo, inversión, reducción de la pobreza, porque las cifras demuestran que, al menos en lo que a la economía concierne, la propuesta de Alianza País ha fracasado y no tiene visos de superarse. El desempleo abierto y encubierto alcanza a las dos terceras partes de la población ecuatoriana en capacidad de trabajar. El costo de la canasta familiar se ha incrementado a sus máximos históricos: 550 dólares y el salario mínimo apenas cubre el 43% de esta canasta. De hecho, la pobreza se ha incrementado. Todo esto en un contexto de bonanza de los precios del petróleo, un importante incremento en la recaudación fis-
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cal y expansión de las exportaciones no tradicionales. Sin embargo, el régimen de Alianza País necesita aún de más recursos económicos, sobre todo para resolver los problemas del déficit fiscal. En ese sentido, ha presentado una propuesta de ley para ampliar la capacidad de endeudamiento hasta un 50% del ingreso nacional, y pagar las bonificaciones de jubilación en bonos. Una propuesta que ha convocado a la oposición de los jubilados y de los trabajadores públicos en contra del régimen y que anuncia futuras movilizaciones sociales. La economía es una bomba de tiempo para Alianza País que, por ahora, no consta en su lista de prioridades pero que a mediano plazo revelará su importancia. Luego de esta crisis, Alianza País sabe que una cosa es el discurso y otra las necesidades del poder. Puede ser que la imagen del Presidente se haya fortalecido en la coyuntura, pero eso no implica que las condiciones de su propia gobernabilidad sean las mejores. Más bien lo contrario, Alianza País sabe que en este simulacro no puede confundir las sombras en el espejo y necesita respuestas contundentes que le posibiliten garantizar al largo plazo su permanencia en el poder y defender aquellos grados de libertad en el sistema político que la convirtieron en fuerza hegemónica. El descontento de varios sectores sociales, entre ellos las fuerzas armadas y la policía nacional, están ahí, son indudables. Si Alianza País opta por resolver la crisis suscitada por insubordinación de la policía nacional sin resolver de manera previa las causas del conflicto que no solamente comprende a la policía sino a otros sectores sociales, sabe que el simulacro del golpe de Estado puede convertirse en una profecía autocumplida. Pero no puede resolver las condiciones
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de su gobernabilidad sin cambiar el formato político de su hegemonía, y no puede cambiar este formato político sin resignar los correspondientes espacios políticos, es decir, vulnerar esa hegemonía.
o, en su defecto, destruirla? ¿Cómo decirle a la ciudadanía que la verdad que presentan los medios de comunicación gubernamentales no son sino otra estrategia de disuasión y que la verdad está en otra parte?
Alianza País es un movimiento autista y en su diccionario político no existen las palabras “diálogo” y “consenso”. Está auto-convencida de que su proceso político es una verdadera revolución y ha trazado una línea demarcatoria entre aquellos que suscriben de forma incondicional su proyecto y el resto a quienes considera sus enemigos, incluidos los movimientos sociales. Con Alianza País no hay términos medios. Justamente por ello no hay espacios ni condiciones ni para la crítica menos aún para la autocrítica.
Alianza País está entre Escila y Caribdis. Para salir de la crisis tiene que apelar al diálogo y al consenso pero eso la debilita políticamente, porque va a dar
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la percepción de vulnerabilidad y ésa es la señal que necesita la oposición. En cambio, si mantiene su posición de hegemonía y de imposición, solamente es cuestión de tiempo para que su teoría de la conspiración se convierta en una profecía autocumplida. La insubordinación policial y militar demostró que el rey está desnudo y, al parecer, pone al tiempo político de Alianza País en cuenta regresiva. 8 de octubre de 2010
Pero el momento de refundación al sistema político se está agotando. El impulso histórico que llevó al poder a Alianza País se está fracturando porque la sociedad ecuatoriana empieza a cambiar su orden de prioridades. Ése es su mayor drama y allí radica la mayor paradoja: ¿cómo piensa Alianza País recuperar esos grados de libertad con los cuales estaba reconstruyendo la institucionalidad y al sistema político sin fracturar las condiciones de su propia gobernabilidad? ¿De qué manera el sistema político ecuatoriano puede recobrar su legitimidad sin hacer tabula rasa de sí mismo y tener que poner el contador en cero? ¿Cómo movilizar a una sociedad, sobre todo en momentos en los que más se la necesita y que nada tiene que ver con las apuestas electorales, cuando se ha tratado de desestructurar, manipular y desmovilizar a esa misma sociedad? ¿Cómo apelar a la organización social cuando se ha tratado de cooptarla y convertirla en un apéndice del régimen
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Prof. Mery Zamora García al presidente Rafael Correa y a los pueblos del Ecuador Mery Zamora García
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Mery Zamora Garcia
Señor Presidente, creo que la mayoría de los ecuatorianos entendemos su desesperación, pues, a pesar de la millonaria campaña publicitaria, no consigue convencer de sus mentiras. La verdad de los sucesos del 30 de setiembre empieza a abrirse paso: una revuelta policial y militar que demanda la restitución de sus derechos conculcados por el veto presidencial a la Ley Orgánica del Servicio Público; una imprudente y provocadora actuación del Presidente que desafía a los sublevados, que los conmina a matarlo; una trifulca en la cual los policías se desbordan y agreden al Presidente –cuestión que condenamos– como respuesta a la provocación. Lo demás es consecuencia de todo un complot preparado por el Presidente y sus hombres con el propósito de transformar su humillación y derrota a costa de cualquier precio. La invención de que desataba un golpe de Estado para derrocar al Presidente, su “secuestro”, el estado de excepción, el monopolio de las noticias, el sangriento
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rescate cuando estaban dadas y en marcha las condiciones para su salida pacífica y tranquila del hospital. Los sones de “victoria” entonados por usted y un pequeño grupo de partidarios en la Plaza Grande, se sustentan en 8 muertos, más de doscientos heridos, un hospital devastado, niños huérfanos, viudas y madres desconsoladas. Usted señor Presidente está entrampado por la verdad y por eso está empeñado en fabricar una conspiración en la que vincula a la izquierda revolucionaria, al MPD, a la UNE, al movimiento indígena, a Pachakutik y de otro lado al partido Sociedad Patriótica. Efectivamente existe conspiración y conspiradores que no desaprovecharán las circunstancias para pescar a río revuelto. De un lado está la partidocracia, igual que su gobierno, están los intereses de los capitalistas e imperialistas que pretenden volver a tener el timón del Estado, de otro lado está Ud. y su partido señor Presidente, que conspiran abiertamente contra los intereses
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populares y nacionales, contra el anhelo de cambio, contra las transformaciones por las que nos pronunciamos en las urnas la mayoría de los ecuatorianos. En estas circunstancias los trabajadores y los pueblos del Ecuador no renunciamos a nuestros derechos y estamos de pie, luchando por nuestros derechos, por la libertad y la democracia. El país es testigo de que en las últimas semanas se desarrollaban importantes manifestaciones de diversos sectores sociales defendiendo sus derechos conculcados. En ese contexto hace su aparición la revuelta de la tropa de la policía y de otras ramas de las fuerzas armadas. La CONAIE, las Centrales Sindicales, el Frente Popular y sus organizaciones, entre ellas la gloriosa UNE fuimos consecuentes con nuestros principios, con el compromiso con las bases, saludamos y nos solidarizamos con la rebelión de la tropa de la policía porque la sentíamos parte de nuestra lucha. Esa fue una decisión justa y necesaria. La Policía y las Fuerzas Armadas son los guardianes de la institucionalidad, del sistema capitalista; en nombre de la Ley defienden los intereses de los patronos y reprimen al pueblo, a los maestros/ as, a la juventud. Eso lo sabemos y no lo olvidamos. Pero, en el momento que la tropa se subleva contra los atropellos y vejámenes, por sus derechos, rompen con esa obligación, asumen las mismas posiciones que los de abajo, se reconocen como parte del pueblo y por eso ratificamos el respaldo que dimos el 30 de setiembre.
trimonio en el Ecuador de la derecha y la reacción, del trabajo de la CIA y el imperialismo a través de todos sus recursos. Por eso nos extraña que Ud. y su partido exculpen de ese supuesto golpe al imperialismo norteamericano. Los trabajadores y los pueblos, la UNE jamás apoyamos y no lo haremos en el futuro, esas asonadas. La izquierda tampoco se embarcará en esas aventuras. En su acostumbrada cadena de mentiras que emite todos los sábados me acusa de instigar a los estudiantes del colegio Aguirre Abad para que salgan a las calles en solidaridad con la revuelta policial. Sólo a una mente enfermiza se le puede ocurrir que los jóvenes estudiantes secundarios, en cuyo espíritu bulle la inconformidad y la rebeldía, en cuyas acciones está impresa la solidaridad, requieran de las palabras de una profesora parvularia, que no los conoce directamente, para asumir una actitud altiva y valerosa. Qué poca estima tiene usted a la juventud ecuatoriana, los considera borregos para ser manipulados.
¿Qué pasó señor Presidente?
Edison Álvarez V.
Mery Zamora valora en toda su significación a la juventud ecuatoriana, la respeta, saluda su espíritu rebelde, su amor a la libertad y a las causas del pueblo. Pero ya sabemos que lo que busca son pretextos para encontrar culpables de lo que usted hizo. Sepa que no le tenemos miedo. Sus órdenes para que los fiscales y los jueces indaguen y condenen a la Presidenta de la UNE la consideramos una condecoración a la representación que ostentamos. Sepa que no correremos, que defenderemos nuestros principios y el derecho a la vida, pero, una vida con dignidad.
Los golpes de Estado han sido y son paMiércoles, 13 de octubre de 2010
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¿Qué
pasó señor Presidente? ¿Qué pasó? ¿Solo usted se cree de izquierda? Ni de chiste, peor revolucionario. Ante los cuestionamientos hechos al Movimiento Popular Democrático que si es un partido de izquierda, permítame decirle que está equivocado de la A a la Z. Que yo recuerde, ellos nunca han vendido sus principios y sí han sido capaces de entregar hasta la vida por conquistar una patria libre y soberana. Para muestra el compañero Jaime Hurtado. Usted mientras habla y habla de patria libre y soberana sigue negociando con las transnacionales del petróleo y de la minería y les facilita el trabajo desalojando a los mineros artesanales para que vengan a apropiarse de nuestros recursos naturales, dictamina reformas a la ley de hidrocarburos para que las transnacionales petroleras se lleven nuestro petróleo a precio de huevo. Y si de criminales hablamos, dígame, ¿quién dio la orden de asalto al Hospital de la Policía del cual resultaron ocho ecuatorianos muertos? ¿Quién respon-
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de por la bárbara represión desatada en Dayuma o por el estudiante del colegio Mejía que perdió un ojo? ¿No dijo que los proyectiles que mataron a Bosco Wisuma eran de armas que no usa la Policía, y ahora dice que sí las usa? ¿Cuándo mintió? Si usted es de izquierda yo soy papá Noel. La verdadera izquierda, que es el MPD, tiene gente valerosa que ha estado al frente de la defensa de los intereses de los trabajadores, estudiantes, maestros, campesinos, de los sectores empobrecidos por la oligarquía tradicional y ahora por usted. Se equivoca señor Presidente, los militantes y dirigentes de la listas 15, del partido de Jaime Hurtado, de Pablo Tapia, estamos orgullosos de ser, de pertenecer a la izquierda revolucionaria y llevar en alto el color naranja y turquesa y entendemos que ser de izquierda es una convicción de vida y no un discurso como usted lo hace, porque usted utiliza la izquierda para subir popularidad, pero gobierna con la derecha. Así que Presi-
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dente no gaste saliva, ya que sus insultos nos fortalecen y nos hacen crecer.
revisionismo y lame botas del imperialismo.
Cada vez más gente se afilia a nuestro partido, tenemos dirigentes y directivas en las 24 provincias del país que trabajan por convicción, no por sueldo como es el caso de su movimiento, eso le duele y más bien le devolvemos esa reflexión a la gente que está con usted y se dice de izquierda. La historia les juzgará y quedarán como logreros del reformismo, el
Señor Correa, sus palabras nos reafirman que estamos en el camino correcto, ni con la derecha tradicional (Nebot, Gutiérrez, Noboa, etc.) ni con usted, traidor del pueblo y lambón de los yanquis; estamos con el pueblo y seguiremos junto a él, hasta hacer de nuestra patria un espacio de libertad, de vida digna y justa para todos. 10 de octubre de 2010
Editoriales Periódico “A Verdade”, Brasil Periódico “En Marcha”, Ecuador
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Rafael Correa sin máscara Periódico “A Verdade”, Brasil
Después
de ser elegido presidente de Ecuador en el 2009, prometiendo realizar profundas transformaciones en el país, lo que llamó una “revolución ciudadana”, Rafael Correa dejó de lado su programa de cámbios y pasó a adoptar una política neoliberal de exprimir los salarios de los funcionarios públicos, recortes presupuestarios en programas sociales, fuerte represión al movimiento popular y total sumisión al gobierno de los Estados Unidos. La rebelión policial ocurrida el pasado dia 29 de septiembre no fue, por tanto, un hecho aislado. Hace meses el movimiento popular realiza huelgas y manifestaciones reivindicando mejores condiciones de vida y diálogo con el gobierno de Correa. Este, mientras tanto, se niega a dialogar con las entidades populares y manda detener a todo aquel que critique su gobierno
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como hizo con el estudiante y presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios de Ecuador (FEUE), Marcelo Rivera, que lleva preso nueve meses bajo la infame acusación de terrorista. En realidad, una intensa lucha se viene desarrollando en Ecuador. De una parte, un pueblo consciente de sus derechos y de su fuerza, que no acepta que un gobierno humille el movimiento sindical, los pueblos indígenas, los campesinos, los profesores y los partidos de izquierda y haga caso omiso de sus derechos. De otro lado, un presidente que aunque elegido por el pueblo, se comporta de forma arrogante y dictatorial. El golpe de Correa El día 29, los policías del país y gran parte de las Fuerzas Armadas se rebe-
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Rafael Correa sin máscara
Journal A Verdade/ Brasil
laron contra la decisión arbitraria de Rafael Correa de poner fin al pago de bonificaciones a los militares lo que llevaría a un rebaja de los salarios actuales en más de un 30%.
pidió que el ejército lo retirase del cuartel, aunque no estaba detenido. A continuación fue al Palacio y dio una entrevista acusando a la policía de tratar de dar un golpe de Estado.
Consciente del levantamiento, Correa, con premeditación, se dirigió al Regimiento de Quito, donde la policía realizaba una manifestación. Entró en el edificio y nadie lo golpeó o le tocó. Correa pidió un micrófono y fue atendido por la policía, que esperaban que el presidente declarase que era favorable a la negociación. Pero Correa sorprendió a propios y extraños al ponerse a provocar a la policía diciendo, “Ustedes son un grupo de matones ingratos.” “Si quieren matar al presidente, mátenme, aquí está! Mátadme “.
Sin embargo, fue el propio Correa quién estaba dando el golpe de Estado contra la democracia en el Ecuador al decretar el estado de excepción, suprimir la libertad de organización, de expresión y manifestación y dar al ejército el derecho a la incursión en casas y arrestar a cualquiera sin autorización judicial. Las medidas de Correa recibieron el apoyo inmediato del Departamento de Estado norteamericano. Incluso existe la sospecha de que antes del decreto de Correa, llamó a la Casa Blanca.
La policía empezó a gritar y Correa no pudo hablar más. Un ayudante le puso una máscara contra bombas de gas, las mismas que Correa ordenó utilizar a la policía contra los maestros en huelga. Extrañamente, Correa fue el único que lo pasó mal. Ningún asesor del presidente, incluso sin la máscara, tenía náuseas o se mareó.
La democracia está en riesgo en el Ecuador. Pero el principal conspirador contra ella es el propio presidente Correa que quiere gobernar de manera dictatorial, como reveló su decreto que estableció el estado de sitio contra un pueblo que decidió construir una nación libre de la dominación extranjera y que ya no acepta ser engañado o humillado.
Después de la provocación, Correa Este es Rafael Correa sin máscara. Lunes, 4 de octubre de 2010
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Un hito en la política ecuatoriana Periódico “En Marcha”, Ecuador
Tras la crisis del 30 de septiembre pasado el Ecuador no es el mismo. Esos acontecimientos dejan una huella profunda e incidirán, inevitablemente, en el futuro comportamiento político del gobierno, del movimiento popular ecuatoriano, de la oposición de derecha y más actores sociales y políticos del país. La polarización política es una de las secuelas: los más entusiastas partidarios de Correa se afirman y cierran filas alrededor de su líder, por una parte, mientras la credibilidad de la palabra del Presidente se pone en duda en sectores cada vez más vastos. A quienes hace rato perdieron la confianza en Correa se suman hoy los miembros de la tropa policial con sus respectivas familias (profundamente resentidos por la forma brutal como fueron tratados y reprimidos), pero también la tropa
del ejército afectada, igualmente, por el veto a la ley de Servicio Público. La institucionalidad del Estado también sale afectada. No es sencillo que, por acción del Presidente, se haya producido una confrontación armada entre efectivos policiales y del ejército. Esas instituciones, llamadas a garantizar la estabilidad del Estado burgués, experimentan problemas internos, pugnas entre sí, desconfianzas en su interior, desmoralización, distanciamiento con el jefe de Estado, en este último aspecto en el caso de la Policía Nacional. La Asamblea, así mismo, se encuentra muy disminuida en popularidad y aceptación por el contenido de las leyes aprobadas, que han motivado la movilización social de estos días. El ejecutivo, de la misma manera, también sale golpeado por todos estos acontecimientos, pues, los elementos
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antes citados lo afectan de manera directa, pero además la desconfianza popular sobre este crece. No obstante Rafael Correa sorteó con éxito este, el peor momento de lo que va su gobierno, en perspectiva las cosas se le tornan más complejas y negativas. Ha afirmado su perfil autoritario en la solución de la crisis, pero eso no le garantiza que el descontento social deje de manifestarse en protes-
tas abiertas. La revuelta policial es una expresión de qué ocurre en el tejido social ecuatoriano, de cómo piensan resolver los problemas los sectores que se sienten afectados por una política que cada vez está más cercana a la que aplicaron los gobiernos neoliberales durante casi tres décadas. Ah, pero con dos ingredientes adicionales: un desembozado autoritarismo y fuertes dosis de populismo. Lunes, 4 de octubre de 2010
Pronunciamientos de organizaciones sociales y políticas
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La lucha por la verdadera democracia, los derechos de los pueblos, contra la prepotencia y el autoritarismo continua! Frente Popular
Las organizaciones populares, sindicales y sociales integrantes del Frente Popular ante los acontecimientos del 30 de septiembre en el Ecuador, manifestamos: 1.- Los pueblos del Ecuador, las organizaciones populares, amplios sectores sociales venimos defendiendo los derechos y conquistas adquiridos con la lucha y organización a través de la historia del Ecuador y en la Nueva Constitución; derechos que están siendo pisoteados por la política del Gobierno de Rafael Correa, cuyas leyes no corresponden al anhelo de cambio de los pueblos, se contraponen a la Constitución, han sido elaboradas, promovidas e im-
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puestas solo con la opinión y visión del régimen; aprobadas violentado procedimientos parlamentarios, recurriendo a viejas prácticas y maniobras inmorales, ilegales e ilegitimas de los partidos de la oligarquía. Somos muchos los sectores afectados, que ante la actitud de oídos sordos del Presidente Correa y la incapacidad del Asamblea Nacional que no han dado paso a dialogo alguno, nos hemos visto obligados acogernos al derecho a la resistencia, a movilizarnos y protestar para que nuestras demandas sean escuchadas; uno de esos sectores afectados son las tropas de la policía nacional y militar. 2.- Nuestra organización se ha carac-
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terizado por principio en promover la unidad y la defensa de los derechos de los pueblos del Ecuador en su conjunto; por ello nos solidarizamos con la lucha de las tropas policiales y militares, que al verse afectados en sus condiciones laborales y conquistas por la ley de servicio público, como lo estableció el propio Jefe del Comando Conjunto de las FF.AA., reaccionaron en su gran mayoría, en todos los rincones de la Patria, arriesgando sus vidas como lo hacen a diario en un país en crisis donde la delincuencia crece cada vez más, arriesgando su puesto de trabajo que es el sustento de su familia y por encima del temor a las represalias, lo cual demuestra que no ha sido por falta de información o manipulación sino un verdadero descontento de un sector social ante la prepotencia y el autoritarismo. 3.- El Frente Popular defiende la democracia aun con todas sus limitaciones, y luchamos por conquistar la auténtica democracia que está basada en la defensa de las aspiraciones, demandas y anhelos de la gran mayoría de ecuatorianos/as y no en el criterio único del Presidente de la República y los asambleístas que equivocadamente asumen que el haber sido electos en las urnas los convierte en el soberano, dueños de la verdad, yéndose por encima de los derechos de los pueblos. 4.-El país, la comunidad internacional y los pueblos del mundo deben conocer que no hubo golpe o intento de golpe de estado alguno, esta idea solo existió en la cabeza del propio Correa y fue difundida a través de los medios de comunicación del Estado que dieron al país una sola versión de los hechos durante varias horas sin permitir que ningún otro medio de comunicación informe de los acontecimientos. La realidad contradice la versión de in-
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tento de golpe de Estado y habla por sí misma: en ningún momento escuchamos ni se vio intenciones o exigencias que busquen la salida del presidente de su cargo, la tropa policial solo hablaba de sus problemas laborales y pedían la reconsideración de la ley; tampoco hubo sabotaje a las aéreas estratégicas, tomas de instituciones de los poderes del Estado, ni nada que signifique un golpe de Estado. 5.- Esta acción de protesta de las tropas policiales y militares se agravó, se desbordó por una equivocada, soberbia y provocadora actitud del Presidente Correa, quien en principio pudo manejar la situación desde el palacio de gobierno como le corresponde, pudo salir en cualquier momento del Hospital de la Policía, lugar en el quiso permanecer por propia voluntad argumentado su necesidad de atención médica y, además, nunca estuvo incomunicado, lo cual lo hace responsable de no haber dado una salida democrática y política a tiempo para resolver una demanda laboral que, de haber actuado reconociendo los errores en la ley, se hubiera evitado las lamentables e injustificadas pérdidas de vidas humanas y números heridos, la inseguridad de la que fuimos víctimas muchos ciudadanos durante varias horas y el brutal, aventurero e irresponsable operativo militar que puso en riesgo la propia vida del Presidente.
continúa, para demandar de la Asamblea Nacional el rechazo a los vetos del Presidente a la Ley de Servicio Público y a la Ley de Educación Superior y se atienda las exigencias de los sectores populares.
los diversos sectores sociales y juntos elaboremos el verdadero proyecto de cambio que anhelamos los pueblos.
8.- El Frente Popular hace un llamado a la unidad de los pueblos y sus organizaciones para hacer frente a la política del régimen, generando un amplio debate que recoja las aspiraciones de
Magdalena Vélez Torres PRESIDENTA NACIONAL Gualberto Alcívar COORDINADOR
Por la Directiva Nacional del Frente Popular
Viernes, 1 de octubre de 2010
6.- No existe razón para que continúe en vigencia el estado excepción. Exigimos su inmediata derogatoria. 7.- Ante la actitud prepotente y autoritaria del gobierno, que insiste en no escuchar los justos reclamos de los distintos sectores afectados por las leyes anti populares, la movilización de las organizaciones sociales y populares
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Llamado a la unidad por una democracia plurinacional de los pueblos Conaie
Un proceso de cambio, por más débil que sea, corre el riesgo de ser derrotado o juntarse a la derecha, nueva o vieja, si no establece alianzas con los sectores sociales populares organizados y se profundiza progresivamente. La insubordinación de la Policía, más allá de sus demandas inmediatas, desnuda por lo menos cuatro cosas sustanciales 1. Mientras el gobierno se ha dedicado exclusivamente a atacar y deslegitimar a los sectores organizados como el movimiento indígena, los sindicatos de trabajadores, etc., no ha debilitado en lo más mínimo las estructuras de poder de la derecha, ni siquiera dentro de los aparatos del
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Estado, lo que se ha hecho evidente por la rapidez con que reaccionó la fuerza pública. 2. La crisis social desatada hoy día también es provocada por el carácter autoritario y la no apertura al dialogo en la elaboración de las leyes. Hemos visto como las leyes consensuadas fueron vetadas por el Presidente de la República, cerrando cualquier posibilidad de acuerdos. 3. Frente a la crítica y movilización de las comunidades en contra de las transnacionales mineras, petroleras y agro-comerciales, el gobierno, en lugar de propiciar el diálogo responde con violenta represión, como lo ocurrido en Zamora Chinchipe.
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4. Este escenario alimenta a los sectores conservadores. Ya varios sectores y personajes de la vieja derecha pedirán el derrocamiento del gobierno y la instauración de una dictadura civil o militar; pero la nueva derecha, dentro y fuera del gobierno, utilizará esta coyuntura para justificar su total alianza con los sectores más reaccionarios y a los empresariales emergentes. El movimiento indígena ecuatoriano, la CONAIE, con sus Confederaciones regionales y sus organizaciones de base manifiesta ante la sociedad ecuatoriana y la comunidad internacional su rechazo a la política económica y social del gobierno, y con la misma energía rechazamos también las acciones de la derecha que encubierta forma parte de un intento de golpe de estado, y por el contrario seguiremos luchando por la construcción del Estado Plurinacional con una verdadera democracia. Consecuentes con el Mandato de las comunas, pueblos y nacionalidades y fiel a nuestra historia de lucha y resistencia contra el colonialismo, la discriminación y la explotación de los de abajo, de los empobrecidos, defenderemos la democracia y los derechos de los pueblos: ninguna concesión a la derecha. En estos momentos críticos nuestra posición es: 1. Convocamos a nuestras bases a mantenerse en alerta de movilización en defensa de la verdadera democracia Plurinacional frente a las acciones de la derecha. 2. Profundizamos nuestra movilización contra el modelo extractivista y la implantación de la minería a gran es-
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cala; la privatización y concentración del agua, la expiación de la frontera petrolera. 3. Convocamos y nos sumamos a los diversos sectores organizados a defender de los derechos de los trabajadores, afectados por la arbitrariedad con que se ha conducido el proceso legislativo, conociendo que son reclamos legítimos. 4. Demandamos del gobierno nacional a deponer toda actitud de concesiones a la derecha. Exigimos que abandone su actitud autoritaria contra los sectores populares, a no criminalizar la protesta social y la persecución a los dirigentes; ese tipo de políticas lo único que provoca es abrir espacios a la Derecha y crea escenarios de desestabilización. La mejor forma de defender la democracia es impulsar una verdadera revolución que resuelva las cuestiones más urgentes y estructurales en beneficio de las mayorías. En este camino la construcción efectiva de la Plurinacionalidad y el inmediato inicio de un proceso de revolución agraria y desprivatización del agua. Esta es nuestra posición en esta coyuntura y en este periodo histórico. Marlon Santi PRESIDENTE CONAIE Delfín Tenesaca PRESIDENTE ECUARUNAIR Tito Puanchir PRESIDENTE CONFENIAE Olindo Nastacuaz PRESIDENTE CONAICE Jueves, 30 de septirmbre de 2010
Manifiesto de las Centrales Sindicales
Las
Centrales Sindicales CEOSL; CEDOCUT; UGTE; y las Organizaciones de Servidores Públicos FEDESEP y CONASEP, ante la agudización de la crisis que vive el País, generada por el gobierno y la Asamblea Nacional y como consecuencia de la cadena de atropellos y violaciones a los derechos de los diferentes sectores sociales y en particular de los trabajadores y ante la presencia de una cantidad de reciclados de la partidocracia que han torcido el verdadero proyecto político de cambio que impulsamos los trabajadores y trabajadoras, expresamos al país lo siguiente: 1. Siempre continuaremos defendiendo la vigencia de una democracia participativa e incluyente, que respete la Constitución, en la que se consolide la
vigencia de los derechos humanos y de los principios y derechos fundamentales del trabajo. Así como combatiremos con frontalidad y firmeza con la movilización en las calles y plazas, toda acción que implique autoritarismo, arbitrio, abuso, atropello; venga de quien venga. 2. Dejamos claro que nuestra posición es absolutamente consecuente con nuestra clase y con los objetivos de nuestro pueblo encaminados al BUEN VIVIR, y que bajo ningún concepto le hacemos el juego a la derecha, a la oligarquía, ni a ningún aventurero que propicie la anarquía, lo que hacemos es defender con dignidad y de pie nuestros legítimos derechos laborales. 3. Nos ratificamos en la convocatoria
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a las movilizaciones convocadas para el día de hoy, por nuestras organizaciones, para exigir que la Asamblea Nacional rechace el VETO PARCIAL a la Ley Orgánica de Servicio Público y se ratifiquen en el texto aprobado por el pleno, y de ser necesario seguiremos movilizados si pretenden seguir afectando nuestros derechos.
dos los sectores involucrados y que sus planteamientos, sean recogidos y respetados, terminando con la práctica de aprobarlos por el Ministerio de la Ley, por lo tanto demandamos de la Asamblea Nacional la devolución de todos los proyectos de Ley que pretenden ser tratados por la vía económica urgente.
4. Hacemos un llamado a todos los Movimientos Sociales de trabajadores, servidores públicos, indígenas, campesinos, profesores, estudiantes y al pueblo en general a fortalecer un proceso de unidad que propicie una agenda común, que posibilite la implementación del verdadero proyecto político de cambio que todos queremos. 5. Manifestamos nuestra solidaridad a todos los sectores sociales que se encuentran luchando por la vigencia plena de sus legítimos derechos.
8. Condenamos la declaratoria del Estado de Emergencia o Excepción, porque coartan los derechos individuales y colectivos del pueblo, y sirven de pretexto para violentar los derechos humanos.
6. Exigimos al gobierno nacional que ponga fin a esta política laboral encaminada a liquidar los derechos de los trabajadores y servidores públicos.
Nelson Erazo H., presidente UGTE
7. Exigimos al Gobierno y a la Asamblea Nacional que las leyes sean aprobadas luego de ser debatidas por to-
Atentamente, Eduardo Valdez C., presidente de turno FUT Mesías Tatamuez M., presidente nacional CEDOCUT
Miguel García F., presidente FEDESEP Hector Terán, presidente CONASEP Jueves, 30 de septiembre de 2010
El PCMLE frente a los acontecimientos del 30 de septiembre PCMLE
El
Ecuador viene siendo el escenario desde hace algunos meses, de la intensificación y ampliación de las luchas sociales, que diversos sectores del pueblo trabajador, los sindicalistas, indígenas, campesinos, maestros, la juventud estudiantil, servidores públicos, pequeños comerciantes, jubilados, vienen desarrollando, para oponerse a las políticas del gobierno de Rafael Correa que lesionan en los hechos los intereses del país, de los pueblos y de sus organizaciones, refuerzan o consagran las políticas neoliberales, privatizadoras y entreguistas. Los trabajadores han levantado sus acciones en defensa de los derechos sindicales que han querido ser anu-
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lados por parte del gobierno; los pueblos indígenas combatieron en todo el país en defensa del agua como un recurso humano vital; las comunidades campesinas e indígenas oponiéndose a la naturaleza entreguista y depredadora de la Ley de Minería; los maestros exigiendo mejores garantías para la educación nacional, opuestos a unas evaluaciones retaliatorias y excluyentes; los estudiantes y todas las universidades del país, contra una Ley de Educación Superior que elimina la autonomía universitaria, el cogobierno estudiantil, el libre ingreso, otras conquistas y derechos; los servidores públicos se han movilizado defendiendo su estabilidad, sus conquistas alcanzadas tras largas luchas; los jubi-
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lados para mejorar sus pensiones y su atención por parte del Seguro Social; los pequeños comerciantes han estado en las calles por una Ley que garantice su derecho al trabajo, la seguridad social y otras conquistas.
en la Asamblea Legislativa a la Ley de Servicio Público y al veto presidencial, que significa arrebatarle a este sector una serie de beneficios, conquistas, subsidios, que los habían logrado en el transcurso de varios años.
Estas movilizaciones y protestas también han denunciado la posición del régimen para favorecer a los monopolios imperialistas petroleros, mineros, de telecomunicaciones; de favorecer el endeudamiento externo, en condiciones desventajosas; de involucrar al país en el Plan Colombia y de impulsar una política lesiva a la soberanía nacional en la suscripción de la Convención de los Derechos del Mar (CONVEMAR).
Las tropas amotinadas denuncian estos hechos, exigen incluso el cambio de la cúpula de la institución, pero en ningún momento se pronuncian por un cambio de gobierno, por su derrocamiento y más bien solicitan el diálogo, el cese de las actitudes autoritarias y que se atienda su situación. En estas condiciones, esa lucha de las tropas policiales, se añade a la de otros sectores populares en defensa de sus aspiraciones, de sus derechos y conquistas.
El Presidente Correa ha respondido a estas acciones de lucha y las denuncias de las organizaciones sociales, con una política represiva que va dejando víctimas fatales, heridos y grandes daños materiales como en los casos del ataque a la población de Dayuma, a los mineros del Azuay, el asesinato del profesor shuar Bosco Wisuma, el desalojo violento a los mineros de Zamora y otros hechos. Dirigentes de organizaciones obreras, indígenas, campesinas, estudiantiles, de maestros, han sido detenidos, enjuiciados y perseguidos; son objeto de abominables ataques y calumnias a través de una sonora y atiborrante campaña de los grandes medios que el gobierno controla, acusándolos de “mediocres”, “terroristas”, “corruptos”, etc. En el marco de esta situación, el día 30 de septiembre se produce en distintos lugares del país, la rebelión de las tropas policiales, la toma de los cuarteles, su salida a las calles, en respuesta a la aprobación que se diera
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Los revolucionarios, la izquierda, los comunistas, asumimos como un deber el apoyo a esta y todas las luchas que defiendan los intereses populares y del país. Consideramos que es una falacia acusar de que estas acciones formen parte de una “conspiración” en contra de la democracia, del gobierno constituido y que sea parte de un intento de “golpe de Estado” de los “fascistas”, de la “derecha”, con la “participación de la izquierda”, sin que se demuestre para nada estas implicaciones. La insistente denuncia del régimen sobre el supuesto “golpe de Estado contra la democracia ecuatoriana” trajo inmediatamente los respaldos del gobierno norteamericano y de la ONU; pero a la vez generó también, los pronunciamientos de la UNASUR, de los gobiernos de la región como Venezuela, Bolivia, Argentina, Paraguay, y también de Colombia, Chile y Perú. Corresponde señalar que la mayoría
de organizaciones sociales que han reivindicado sus aspiraciones, han deslindado campos y denunciado las reales o supuestas acciones de conspiración de la derecha, de la partidocracia, de las oligarquías y el imperialismo. De esta manera se pronunciaron CONAIE, ECUARRUNARI, las Centrales Sindicales, el Frente Popular y todas sus organizaciones, de modo que las acusaciones de conspiración caen por su propio peso. El mismo Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, General Ernesto González, respaldó el orden constitucional, insistió en el pedido para la revisión o anulación de la Ley de Servicio Público, causante de los conflictos, al comparecer en la cadena indefinida y obligatoria, ordenada por el gobierno a todos los medios de comunicación del país; igual fue la petición de todos los voceros de los policías insubordinados, mientras los canales y medios pudieron recoger esos pronunciamientos para que se atiendan sus necesidades. La famosa “conspiración contra la democracia” que el gobierno y sus servidores denuncian, no aparece por ninguna parte…… Los acontecimientos eran graves y generalizados, pero se desbordaron, cuando haciendo gala de prepotencia, en abierta actitud imprudente, Correa fue a enfrentarse con los rebeldes y recibió el rechazo, incluso los irascibles excesos, de quienes se hallaban en el Regimiento Quito; quedó asilado en el Hospital de la Policía desde donde en horas de la noche fue sacado en medio de un sorprendente y desproporcionado operativo militar que fuera difundido por radio y TV a todo el país, poniendo en grave riesgo la vida del propio mandatario, provocando va-
rias víctimas fatales de dicha acción, decenas de heridos, graves daños a las instalaciones de esa casa de salud. Luego de su espectacular salida, Correa llega en medio de aplausos y vítores de sus partidarios a la Plaza Grande, para repetir las poses autoritarias, prepotentes y conminatorias; acusar sin pruebas, deformar la verdad y llamaa la “vindicta pública”, que “no habrá perdón ni olvido” frente a los conspiradores, etc. Los revolucionarios, los comunistas, los trabajadores y los pueblos, tenemos claro que la democracia es una conquista de las masas a lo largo de centenas de años y por eso la defendemos a pesar de sus limitaciones y exclusiones. La democracia representativa es una expresión del poder de las clases dominantes, resguarda sus intereses; para la gran mayoría, para las clases trabajadoras, sigue siendo una retórica en cuyo nombre se los excluye y atropella. Teniendo claro estos conceptos, la lucha social, las acciones de los trabajadores y los pueblos, la propia rebelión de la tropa de la policía, no se propuso ni plantea quebrar la vida institucional del país y menos es resultado de los afanes conspirativos y golpistas de la derecha, la partidocracia y el imperialismo. El camino de los trabajadores y los pueblos, de la izquierda revolucionaria está claramente definido, es la marcha independiente en busca de su liberación definitiva y cotidianamente en la lucha por sus derechos, aspiraciones, conquistas sociales y democráticas. Es necesario afirmar, sin embargo, que la prédica gubernamental de que se producía un “golpe de Estado”, tuvo éxito y confundió a un sector de la opi-
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nión pública del país y del exterior. En el ámbito popular las cosas están claras. Los acontecimientos de ayer son un nuevo episodio de la lucha social. Más allá de las actitudes vengativas, retaliatorias y de las sanciones que aplique el régimen, ello deja profundas heridas en las tropas policiales y en varios sectores sociales; el gobierno de la “revolución ciudadana” que ahora canta victoria, debe saber que la lucha de los trabajadores, la juventud y los pueblos continúa; porque seguimos en crisis, sigue la injusticia, las desigualdades sociales aumentan, se desborda y no se sancionan los actos de corrupción. La efervescencia, la lucha social y la aspiración del verdadero cambio se va constituyendo en una bandera de cada vez mayores y más grandes sectores de nuestros pueblos. Crece la conciencia popular! Exijamos la anulación de los vetos presidenciales y de los elementos an-
tipopulares y antinacionales que contienen las leyes conexas como las reformas a la Ley de Hidrocarburos, la Ley de Ordenamiento Territorial, de Servicio Público, Educación Superior, el Código de las Finanzas Públicas y otras que perjudican a los trabajadores, la juventud y los pueblos. Del mismo modo, por la derogatoria inmediata del “estado de excepción”, pues desde el gobierno se señala que no hay ninguna conmoción interna. Hoy es la hora de trabajar más insistentemente por la unidad de todos los sectores que defendemos nuestras justas aspiraciones, conquistas sociales y derechos; por quienes luchamos un futuro mejor. En esto reside, sin duda, la fortaleza de los pueblos, en ello está la garantía de la victoria!! PARTIDO COMUNISTA MARXISTA LENINISTA DEL ECUADOR
La lucha popular no es golpismo, es un derecho constitucional MPD
Comité Central Viernes, 1 de octubre de 2010
Frente a los graves acontecimientos sucedidos en el país el pasado 30 de septiembre, en los que según el Presidente Rafael Correa fue secuestrado y se produjo un intento de golpe de Estado y de magnicidio, el MPD expresa a la opinión pública sus puntos de vista al respecto. 1. El jueves 30 de septiembre de 2010 el país fue testigo de una rebelión protagonizada por la tropa de la Policía Nacional y de ninguna manera de un intento de golpe de Estado. Sus protagonistas actuaron de esa forma porque se sintieron afectados por el veto presidencial a la Ley de Servicio Público, de ahí que su plataforma reivindicativa se circunscribía a pedir “la derogatoria
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del veto que afecta al sistema de condecoraciones, ascensos, remuneraciones salariales por tiempo de servicio y que la cúpula policial sea designada a través del voto del elemento policial”. Nunca pidieron la renuncia del Presidente, ni hablaron de sucesión presidencial o de proclamación de un nuevo gobierno, peor de un mecanismo de desconocimiento al gobierno y al régimen constitucional. 2. El rumbo de los hechos tomó un giro distinto por la irresponsable presencia del Presidente en el Regimiento Quito N° 1, en donde provocó y desafió a la tropa policial al punto de conminarla que lo maten, comportamiento tipificado por el Código Penal en el artículo
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386 como instigación para delinquir. Hasta ese momento ni los funcionarios de gobierno y menos aún los sublevados hablaban de golpe de Estado; es más, el régimen calificó a la acción policial como la expresión de un grupo reducido y focalizado de policías levantados. La idea del golpe y del secuestro surge en las altas esferas del gobierno como un mecanismo para desprestigiar la protesta policial y de esa forma neutralizar cualquier tipo de respaldo popular y, por otro lado, para alcanzar la solidaridad internacional. 3. El establecimiento del Estado de Excepción y la imposición de una cadena de radio y televisión formaron parte de las medidas para crear un ambiente de intranquilidad, necesarias para los propósitos políticos del gobierno. Expresan a su vez la naturaleza autoritaria del mismo, violatoria de los derechos consagrados en la Constitución aprobada por el pueblo. 4. Es evidente que el Presidente Correa fue al Regimiento Quito porque sabía que detrás de la protesta no había ningún intento de golpe de Estado. ¿Acaso los aparatos de inteligencia que trabajan con él le ocultaron que estaba en curso una acción de esa índole? ¿A qué jefe de Estado en el mundo se le puede ocurrir ir donde los golpistas para que lo retengan? ¿Cómo entender un secuestro en el que el plagiado recibe visitas, se comunica con el exterior y ordena medidas de gobierno? 5. Esos acontecimientos podían haberse evitado si el presidente Correa no vetaba la Ley de Servicio público aprobada por la Asamblea, si dialogaba con los sectores inconformes con su política, si permitía el funcionamiento de la Asamblea Nacional durante los su-
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cesos del día 30 y si no asumía una actitud provocadora con los huelguistas. 6. El interés del gobierno por involucrar al MPD en la participación de un supuesto golpe de Estado es parte del permanente ataque gubernamental en contra de nuestra organización, tiene el propósito de silenciar a la izquierda revolucionaria y de criminalizar la lucha social. Esto no lo van a lograr porque vamos a seguir luchando por la Patria Nueva y el Socialismo, vamos a continuar junto a los pueblos del Ecuador por los cambios que el país necesita, continuaremos luchando en contra de las oligarquías explotadoras y del imperialismo responsables del atrasado y pobreza en la que viven los pueblos del Ecuador. 7. Responsabilizamos al gobierno por el trágico desenlace de los sucesos del 30 de septiembre; demandamos la conformación de una Comisión de Investigación Especial de dichos sucesos; exigimos que se realice la autopsia legal de todos los fallecidos para precisar las causas y responsables de los decesos.
9. Llamamos a los trabajadores, campesinos, pueblos indígenas, maestros, a la juventud y al pueblo en general fortalecer la unidad para avanzar en la lucha por profundizar los cambios que el país requiere, para defender la soberanía nacional, los derechos de los
trabajadores y los pueblos, e impulsar acciones para que la Asamblea Nacional reforme las leyes que atentan a los derechos y conquistas de los trabajadores y pueblos. Luis Villacís M. Director Nacional del MPD Lunes, 4 de octubre de 2010
8. El Movimiento Popular Democrático luchó por la convocatoria a la Asamblea Constituyente, en ella fuimos una de las fuerzas más entusiastas para la elaboración de la Constitución aprobada por el pueblo. Ratificamos nuestra decisión de continuar luchando para que esos principios constitucionales sean respetados y aplicados, seguiremos denunciando al gobierno en su constante violación a la Constitución de Montecristi; no abandonaremos nuestra crítica y combate a las políticas antipopulares, antidemocráticas y autoritarias del régimen que expresan su derechización y abandono del proyecto de cambio.
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La JRE ante la situación actual del Ecuador JRE
El Ecuador vive un momento de crisis política en el que las contradicciones de clase se agudizan y la confrontación entre las posiciones revolucionarias y reformistas toma cada vez más fuerza. El gobierno de Rafael Correa continúa el proceso de derechización que se expresa en el contenido neoliberal de su política, en el marcado autoritarismo con el que actúa, en los nexos que mantiene con sectores de la burguesía y en el acercamiento al gobierno de los Estados Unidos. La preocupación gubernamental por atender a los sectores populares no rebasa la ejecución de programas asistenciales de corte populista con fines electorales. Las organizaciones populares, polí-
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ticas de izquierda y distintos sectores sociales que aseguraronla victoria electoral de Correa se han convertido en blanco de su ataque, mientras los poderosos grupos económicos se sienten contentos con un gobierno que les garantiza “estabilidad en el país” para que sus empresas y bancos sigan obteniendo enormes utilidades a costa de la explotación a millones de trabajadores. Debido a ello, la movilización social ha crecido en los últimos tiempos, particularmente a propósito del contenido antipopular de leyes aprobadas por la Asamblea Nacional en unos casos, o, en otros, por vetos presidenciales que han eliminado las pocas conquistas filtradas en la Asamblea. Los empleados
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públicos, los maestros, los distintos estamentos universitarios, los jubilados, las enfermeras, etc. no se han movilizado en el país para conspirar contra nadie, sino para demostrar su descontento y exigir que se respecten sus derechos, para garantizar estabilidad en sus puestos de trabajo, para tener educación gratuita o para alcanzar jubilaciones justas. En medio de ese descontento general se produjo la revuelta policial del 30 de septiembre que no pedía más que el respeto a algunas conquistas como bonos o reconocimientos materiales en sus ascensos. Los manifestantes en su más radical exigencia demandaron un cambio en la cúpula policial, pero en ningún momento promovieron o pidieron la salida de Correa del gobierno, por ende no fraguaron un golpe de Estado como el gobierno dice. El intento de un golpe de Estado, el secuestro a Correa y la existencia de un plan para matar al Presidente son acciones que existen solo en la cabeza del Presidente de la República y de sus más cercanos colaboradores. Difundieron aquello para desprestigiar la protesta de la tropa policial, para impedir que nuestro pueblo la respalde y para justificar la represión que se ejecutó ese día y que sigue en marcha. La justa protesta no hubiera tenido el fatal desenlace producido si Correa no asistía al Regimiento Quito para provocar a los policías alzados y luego victimizarse, artimaña en la que insiste al decir que existía el propósito de asesinarlo. Al pasar de los días las cosas se van aclarando y el cuento del golpe de Estado pierde credibilidad. ¿Si fa-
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llaron los aparatos de inteligencia y seguridad, por qué no destituye a los ministros del Interior y de Seguridad Interna, responsables de aquello? Nadie duda que aquí, y en cualquier país latinoamericano, no es posible un golpe de Estado sin el visto bueno y la intervención del imperialismo, entonces ¿Por qué el canciller Patiño se apresuró en decir que nada tiene que ver los EEUU en este supuesto golpe de Estado? ¿Por qué Correa no acusa de ello al imperialismo? En otro aspecto, ¿Cómo es posible que un secuestrado tenga libertad para recibir visitas de sus allegados, para hacer declaraciones públicas y para dar órdenes administrativas? ¿Con qué propósito se organizó el “rescate” del presidente como un espectáculo transmitido en pantalla gigante ante los pocos partidarios que se encontraban en la Plaza de la Independencia? ¿Eso era parte de la trama victimizadora?
la opresión y maltrato de sus mandos, las diferencias existentes en su interior, los privilegios de quienes tienen los más altos grados. Por eso no es raro que el descontento aflore como ocurrió el pasado día 30 de septiembre y, en esas circunstancias, para los revolucionarios es una obligación tomar posición y actuar. Apoyamos el reclamo y el descontento de la tropa, no a la Policía como tal. Como revolucionarios somos luchado-
res por la democracia, por eso combatimos al gobierno cuando viola el contenido democrático de la Constitución aprobada en Montecristi. Mas, la democracia no se encarna en un gobierno, se expresa cuando el pueblo tiene derecho a opinar, a protestar, a resistir y eso es conculcado por este gobierno en todo momento. No basta hablar de democracia, hay que permitir que esta se exprese en todo momento. Secretariado Nacional JRE 6 de octubre de 2010
La Juventud Revolucionaria del Ecuador expresó su apoyo a la protesta de la tropa de la Policía porque sus reivindicaciones eran justas, así como apoyamos las luchas de todos los sectores populares que pelean por mejores condiciones de vida. En esa acción no estaba en juego o en peligro el gobierno de Rafael Correa o el régimen constitucional en general. No perdemos de vista que la Policía y el Ejército, como instituciones, son pilares fundamentales para defender el Estado capitalista y como tales han sido utilizadas por este mismo gobierno para reprimir la lucha popular, pero no es menos cierto que en su interior también se manifiestan las contradicciones presentes en la sociedad ecuatoriana, pues, la tropa está constituida por elementos provenientes de familias de campesinos, de trabajadores, de pequeños comerciantes, artesanos, etc. que sienten
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El Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik a la ciudadanía Pachakutik
Ante los acontecimientos ocurridos el día 30 de septiembre y sus consecuencias, el Comité Ejecutivo Nacional y el Bloque Legislativo del Movimiento Plurinacional Pachakutik, manifiestan a la ciudadanía: Desde su fundación en 1996 como Movimiento Político, y aún antes, como movimiento indígena, campesino y popular, siempre hemos propugnado la existencia del régimen democrático como un baluarte para la garantía y vigencia real de la libertad y de los derechos individuales y colectivos, en la perspectiva de construir un Estado Plurinacional y una sociedad intercultural, equitativa y solidaria, aún a riesgo de la incomprensión y de acusaciones infundadas de separatismo o secesión.
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Las nacionalidades indígenas, sus organizaciones y movimientos han demostrado hasta la saciedad su patriotismo mediante la defensa de la soberanía del Estado ecuatoriano en las fronteras, planteando propuestas de desarrollo sustentable del país, administrando con transparencia, participación ciudadana y pluralismo en los gobiernos autónomos descentralizados, fomentando la utilización racional de los recursos naturales, oponiéndose democráticamente a los modelos de gobiernos entreguistas y corruptos, responsables del feriado bancario, del saqueo del petróleo, las minas y la biodiversidad, y del pago dócil de una deuda externa ilegal e ilegítima.
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La insubordinación policial del pasado 30 de septiembre constituye el desborde de un acumulado de descontentos que afectan a muchas instituciones y sectores sociales perjudicados por una política social asistencialista y populista, y por una labor legislativa, cuya mayoría minimiza el diálogo o desconoce sus acuerdos al momento de plasmar las leyes correspondientes, en estricta obediencia y sumisión al Ejecutivo. El Movimiento Pachakutik lamenta sobremanera que la actitud desaprensiva y prepotente del Presidente de la República haya desembocado en el enfrentamiento fratricida entre miembros del Ejército y de la Policía, ocasionando pérdidas de vidas humanas y numerosos heridos, dejando serios malestares en ambas instituciones; y por ende, verdaderas tragedias humanas en las familias de las víctimas directas de este malhadado acontecimiento. Pachakutik y al igual que la mayoría de los ecuatorianos, y la misma comunidad internacional se preguntan ¿Qué hubiese sucedido si el Presidente de la República resolvía el problema desde Carondelet, a través de sus ministros y en base al diálogo? El Movimiento Pachakutik, si bien solidario con toda acción en defensa de los derechos humanos reconocidos en la Constitución, condena el hecho de haber dejado desprotegida a la población, incumpliendo un deber que en ningún momento debe suspenderse. Es necesario y prudente, por la tranquilidad del país, que el presidente cumpla con los compromisos adquiridos con las Fuerzas Armadas, que el 30 de septiembre solicitaron, a través del Jefe del Comando Conjunto, revise la Ley Orgánica del Servicio Público en cuanto a la vulneracion de los de-
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rechos adquiridos por los militares, policías y demás servidores públicos del país. Los acontecimientos del 30 de septiembre no constituyeron en ningún momento una tentativa de “golpe de Estado”. Las demandas salariales y similares de la tropa policial y militar eran conocidas, aunque no atendidas, por la oficialidad superior desde hace mucho tiempo; nunca hubo sectores políticos o económicos que expresen su voluntad de derrocar al Presidente; las labores de inteligencia no han demostrado hasta el momento la existencia de una conspiración; y finalmente, pese a su visión maniqueísta y abusivamente descalificadora, el gobierno no logra demostrar ningún complot o participación desestabilizadora, ni nacional ni extranjera. El Movimiento Pachakutik respalda los pronunciamientos realizados en su momento por sus Asambleístas Cléver Jiménez y Lourdes Tibán, relacionados con la solidaridad hacia la tropa policial como parte de los servidores públicos; cuestión que jamás puede interpretarse como azuzamiento a una tarea golpista.
El Movimiento Pachakutik exige al gobierno una investigación seria e imparcial en donde prime la objetividad y la verdad, la aplicación justa de leyes y reglamentos, dejando de lado veleidades retaliatorias y vengativas que en lugar de propiciar la normalidad institucional alimenten rencores y pérdida de autoestima en los servidores públicos. Exigimos que el Presidente Rafael Correa detenga la corrupción generalizada de su Administración, evidenciada, entre muchos otros, en el caso de la contratación sin licitación de la compañía coreana SK, para supuestamente reparar la Refinería Estatal de Esmeraldas, por un monto de 860 millones de dólares, sin resultados positivos y, al contrario, obligando a importar 260 millones de dólares de nafta y gas licuado, y a no utilizar los lamentables acontecimientos del 30 de septiembre, como una cortina de humo para tapar sus desaciertos. El Movimiento Pachakutik expresa, una vez más, su vocación de transfor-
mación pacífica, radical y democrática de una sociedad injusta y de un sistema económico explotador; y, aunque parezca una ilusión demandar imposibles, solicita al Presidente de la República descender de la majestad del poder burocrático insultador a los niveles de la verdadera “revolución ciudadana” en la que dice creer, a fin de que atienda realmente las necesidades de millones de mujeres y hombres de a pié, que sobreviven en la extrema pobreza y la miseria; mientras nuestras riquezas naturales son saqueadas y contaminadas por compañías transnacionales, nuestros bosques y valles son depredados por empresarios multimillonarios e inclusive los grandes importadores y exportadores evaden miles de millones de dólares de impuestos.
Rafael Antuni COORDINADOR NACIONAL
Magali Orellana JEFA DEL BLOQUE LEGISLATIVO
Quito, 12 de octubre de 2010
Condenamos la malévola, infame y tendenciosa difamación de la periodista venezolano-estadounidense Eva Golinger, al afirmar, sin ningún fundamento que nuestras organizaciones CONAIE y PACHAKUTIK, han recibido dinero de USAID y la NED, instituciones norteamericanas, para implementar actividades conspirativas o atentatorias contra la democracia, como supuestos asalariados del imperialismo, lo cual deberá demostrar ante la justicia nacional e internacional.
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Así piensa Rafael Correa de los latinoamericanos Extracto tomado del discurso pronunciado por Rafael Correa en la Universidad de Illinois el 8 de abril de 2010
...Viendo para atrás, sin duda los años pasados en Urbana-Champaign son de los más felices de nuestra vida. Es realmente una gran alegría poder volver a visitar Illinois. El venir a estudiar ya con algo de experiencia, me permitió entender que la sociedad no puede sintetizarse en un sistema de ecuaciones; que si los economistas pretenden ser cientistas sociales, no lo lograrán desde unos computadores y alejándose cada vez más del objeto de estudio, que es la sociedad humana. Que cualquier intento de sintetizar en principios y leyes simplistas -llámense éstas el materialismo dialéctico o el egoísmo racional- procesos tan complejos como el desarrollo, está condenado al fracaso.
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... Toda sociedad y cultura tiene sus valores y antivalores, y debemos sacar experiencias de todos ellos. Por ejemplo, tal vez por la dureza de vida, creo que un latinoamericano está mucho más preparado que un norteamericano para soportar situaciones extremas. De esta forma, si un norteamericano y un latinoamericano se pierden en la selva, probablemente después de un año será este último el que sobreviva. El problema está en que si se pierden en la misma selva 200 norteamericanos y 200 latinoamericanos, después de un año los primeros ya tendrán su escuelita, sus cultivos, incluso su iglesia, mientras que los latinoamericanos seguirán discutiendo quién es el jefe. Nos falta mucho para aprender a trabajar en equipo. En América Latina
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cada uno quiere ser capitán y ninguno marinero. ¿Que somos más solidarios? Probablemente, pero se trata de una solidaridad espontánea, sin organización, reactiva. Esa acción colectiva organizada, planificada, ya sea por solidaridad o interés, como claramente tienen los anglosajones, todavía está en ciernes en Latinoamérica, lo cual nos lleva a otro problema: la dificultad de que funcione adecuadamente el estado de derecho, el imperio de la ley. Otra cosa que admiro mucho del mundo anglosajón es su pragmatismo y sentido de responsabilidad. Si aquí se comete un error, se realiza el análisis correspondiente, se aplican las sanciones del caso, y, sobre todo, se toman los correctivos para que no vuelva a ocurrir el evento. Si en América Latina se comete un error, le vamos a tirar piedras a la embajada de Estados Unidos. Es decir, la culpa jamás es nuestra, siempre es de los demás, y de esta forma no establecemos responsabilidades, peor correctivos, y, como dice Einsten, si hacemos siempre las mismas cosas, obtendremos los mismos resultados. Incluso nos inventamos toda una teoría para echar la culpa a terceros de nuestra pobreza: la Teoría de la Dependencia, es decir, nosotros éramos pobres porque Uds. eran ricos. Nadie puede negar a través de la historia los mecanismos de explotación que ha habido, me lo pueden decir a mí, que hoy soy testigo privilegiado de aquello, pero para poder resolver nuestros problemas debemos aceptar que los principales –aunque no los únicos– responsables de nuestra situación somos nosotros mismos. Si no, como de costumbre, todos vamos a hablar del cambio, pero que cambie el resto, porque yo no tengo nada que cambiar. ¡Qué daño ha hecho el paternalismo en América Latina! Hablar no de pobres, sino de “empobrecidos”, la mitificación
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del mundo indígena, nuestra eterna victimización, donde todos nuestros males –que los hay, y muchos– son culpa de terceros. Ni qué decir del amor por la verdad del anglosajón. Recuerdo algo que me impresionó profundamente. Uds. Saben que los latinoamericanos no nos caracterizamos precisamente por la puntualidad, lo cual se supone debe ser un horroroso defecto, que además de falta de respeto significa ineficiencia. Pues bien, si en Ecuador alguien llega tarde, como siempre será culpa del gobierno, ya que argumentará que es el tráfico, el mal servicio de transporte, etc. Sin embargo, acá en Urbana–Champaign, con uno de los mejores sistemas de transporte de USA, muchos latinoamericanos de todas formas llegaban tarde, y como ya no se podía echar la culpa al gobierno, resulta que un amigo me dijo que llegaba tarde porque era feo ser muy puntual. Es decir, el error se convirtió en virtud. Cuánto nos ha costado en América Latina no llamar las cosas por su nombre.
se dan en función no de los derechos y obligaciones establecidas por las reglas formales, sino por la conveniencia del coyunturalmente más poderoso; y, finalmente, se encuentra lo que los sicólogos llaman “disonancia cognitiva”, esto es, la incoherencia entre los valores expresados y los valores practicados, lo que genera que en lo abstracto se esté furiosamente contra ciertas conductas y situaciones, como por ejemplo la co-
rrupción e impunidad, y en lo cotidiano se actúe en función de lo supuestamente rechazado. Los mencionados antivalores hacen que las reglas formales, más aún dada la debilidad de las organizaciones para hacerlas cumplir, queden frecuentemente en simples enunciados. De esta forma, estoy convencido que el cambio cultural es lo más importante para el desarrollo. …
Lamentablemente, ciertos antivalores culturales pueden anular las instituciones formales necesarias para el avance social y económico, y prevalecer como mecanismos de retraso y subdesarrollo. En este sentido, algunos de los antivalores de la cultura latinoamericana que constituyen poderosos obstáculos para que funcionen las instituciones formales, y, en particular, la democracia y el estado de derecho, son, entre otros, la cultura de la trampa, es decir, un inexplicable deseo de romper las reglas de juego formalmente establecidas, donde el que lo hace más y de mejor forma no es el más sinvergüenza, sino tan solo el más “sabido”, con lo cual se destruye toda capacidad de organización; la cultura del poder, donde las acciones
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Indice
Presentación Algunas ideas sobre el golpe que nunca fue Edgar Isch L. 30-S: ¿golpe de Estado o golpe a la verdad? Ramiro Vinueza Rafael Correa y el golpe de Estado del cabo Cotonete Fernando Villavicencio Sudamérica para los sudamericanos Raúl Zibechi Carta de Luis Villacís al Presidente de la República A propósito de la revuelta de los uniformados Natalia Sierra “Si no puedes negar malas noticias, inventa otras que distraigan” Guido Proaño A. Carta de Lourdes Tibán al Presidente de la República …Ya viene el lobo Geovanni Atarihuana Ayala Alianza País: de la teoría de la conspiración a la real politik Pablo Dávalos Carta de Mery Zamora García al Presidente Rafael Correa y a los pueblos del Ecuador ¿Qué pasó señór Presidente? Edison Álvarez Editoriales Rafael Correa sin máscara. Periódico “A Verdade”, Brasil Un hito en la política ecuatoriana . Periódico “En Marcha”, Ecuador Pronunciamientos de organizaciones sociales y políticas Frente Popular CONAIE Manifiesto de las centrales sindicales Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador PCMLE Moviemiento Popular Democrático MPD Juventud Revolucionaria del Ecuador JRE Pachakutik Así piensa Rafael Correa de los latinoamericanos
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