El dulce (y añejo) encanto del beisbol A propósito de la Serie Mundial, tres personalidades cuentan sus experiencias ligadas a este deporte y explican qué tanta influencia ha tenido éste en sus vidas Juan Carlos Plata y Edgar Onofre Babe Ruth, el jugador más emblemático de beisbol de toda la historia, dijo acerca de éste juego que “había sido, es y sería por siempre el mejor deporte del mundo”. Por su parte, el legendario manager John McGraw sentenció: “Sólo existe un juego, y ese es el beisbol”. Evidentemente estos considerandos son, de suyo, subjetivos; buscando otras perspectivas a este respecto, y a propósito de la Serie Mundial, UniVerso consultó a tres destacadas personalidades de los ámbitos literarios, académicos y periodísticos: el escritor y académico Élmer Mendoza Valenzuela; el periodista internacional Fausto Fernández Ponte y el periodista, ex rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) y asesor de la Rectoría de la Universidad Veracruzana (UV), Jorge Medina Viedas, cuyas vidas han estado ligadas de una u otra manera a este deporte. Aquí sus opiniones: El beisbol es como la vida: Jorge Medina Viedas “Uno de los momentos estelares de mi vida pertenece al beisbol. En junio de 1985 caché a mano limpia un home run de Kenny Landraux en el Dodger Stadium. Fue así: Oí el tronido del batazo y vi la pelota desde que salió del plato, corrí hacia ella desde mi asiento en la primera grada del jardín derecho sin perderla de vista y, colgando medio cuerpo sobre el tubo de protección, estiré la mano izquierda desnuda y la engarcé con toda mi fuerza”. Como todos los grandes aficionados, Medina Viedas acepta que el beisbol es una filosofía de vida: “Juego mucho con el score. Reconozco que no es lo mejor, pero así he actuado
casi en todo, y tomo siempre en cuenta que tras el error viene el hit del contrario. Eso no hay que olvidarlo nunca”. “Admiro a Guillermo ‘el Huevito’ Álvarez, porque yo quería ser short stop, y a Fernando Valenzuela, porque el inicio de su andadura en las Mayores coincidió con mi rectorado en la UAS y me tocó hablar con él para pedirle que nos apoyara en la lucha contra el gobierno que nos quería quitar las preparatorias. Las fotos de Valenzuela con la chamarra de la UAS, las cuales se convirtieron en carteles invitando a que se inscribieran en nuestras prepas, decían: ‘Tengo el orgullo de ser universitario’”. “El beisbol sigue siendo el deporte nacional en Estados Unidos y ahí se sigue jugando el mejor béisbol del mundo. Es verdad que en otros países tienen más popularidad otros deportes, y eso se debe a que la mercadotecnia ha impuesto la velocidad como signo de los tiempos. Y esa regla la cumplen mejor otros deportes. Pero el beisbol es como el libro. Perdurará aunque los audiovisuales le ahorren tiempo a la gente y le quiten inteligencia. ”El beisbol, para acabar pronto, es como la vida. O mejor, es la vida”. Todos pueden ser héroes: Élmer Mendoza Valenzuela “El beisbol ha sido muy importante en mi vida, de él aprendí que en la vida hay reglas de convivencia y obedecerlas te da tranquilidad; si las vas a violar te pueden apartar de la tribu. ”El momento que más recuerdo ligado a este deporte: Era 24 de diciembre, yo estaba al bat con casa llena en la novena entrada, cuenta de tres bolas y dos strikes. Desesperado. Nos ganaban con una carrera. Vi venir un lanzamiento abierto y le tiré. Ponche. Creo que ha sido de gran influencia en mi mentalidad de novelista, en la cual esperar es sumamente importante. Creo que todo en la vida tiene un momento preciso, la madurez consiste en identificarlo y actuar. Esto lo aprendí en el beisbol.
”Los jugadores que más admiro son Mickey Mantle, Roger Maris, Frank Robinson, Sandy Koufax, Luis Tiant, David Concepción, Roberto ‘Beto’ Ávila, Fernando ‘el Toro’ Valenzuela. ”También están en mi panteón el ‘Huevito’ Álvarez, el ‘Tamalero’ Zazueta, Felipe Montemayor, el ‘Buitre’ de Tecamachalco, Ángel Macías, ‘La Mala’ Torres, el ‘Diablo’ Montoya, Celerino Sánchez, ‘Papelero’ Valenzuela, Fernando Remes, Ildefonso Ruiz, el ‘Ejote’ Peña, el ‘Kalimán’ Robles, el ‘Pelón’ Mágico. ”Es un deporte donde se piensa mucho, eso no quiere decir que la gente de beis seamos más inteligentes que los de otros deportes. Creo que si los deportistas son los más fuertes, los de beis pueden ser como sea: gordos, flacos, etcétera y todos pueden ser héroes. ”Los que hemos arrumbado el guante, no debemos olvidar que sólo podrás pegar hit con caja llena, si sabes esperar”. Castro y Chávez conocen a los gringos porque jugaron beisbol: Fausto Fernández Ponte En ciertos murales en Teotihuacán, en La Higuera y en algunas figuras halladas en Nayarit se describen escenas en las que varias personas golpean una pelota con un madero. ¿Quetzalcóatl jugaba beisbol? ¿Los olmecas también? “A mi abuelo Felipe Ponte, quien era gallego y no sabía nada de beisbol, le intrigó aquél deporte y resolvió estudiarlo y analizarlo desde una perspectiva anarquista-‐marxista-‐leninista”, comentó el periodista que recién recibió la distinción de “Veracruzano distinguido” por parte del Ayuntamiento de Veracruz. “Cuando empecé a jugar beisbol y, después, durante mi adolescencia y adultez joven yo no pensaba en la filosofía de ese deporte ni mucho menos en la dialéctica del mismo. Pensaba más que
nada en ‘hacerla’ con el Águila de Veracruz en la Liga Mexicana y en las Ligas Mayores, pero nunca lo logré. Pero descubrí, o confirmé, la exégesis de mi abuelo: la lógica del beisbol no era ni es la lógica aristotélica, sino la lógica dialéctica. ”Para mí que Fidel Castro usa la lógica dialéctica del beisbol en la política. El beisbol es recursivo, imaginativo; la política revolucionaria es similar. En el beisbol hay que esperar siempre lo inesperado (la Ley de la Mar) porque el juego no se acaba hasta que se acaba (Yogi Berra dixit). ”Si quiere uno conocer a los estadunidenses, es imprescindible insertarse en la comprensión de los vectores de la conducta societal-‐ popular de aquellos. Fidel Castro y Hugo Chávez comprenden eso porque jugaron beisbol. “Como aficionado maduro, todos los momentos del beisbol son favoritos. Gozo mucho el despliegue de la estrategia, la táctica, la estética –reminiscente del ballet y a veces con coordinación afín a la del trapecismo circense– e indudablemente los componentes de las leyes de la dialéctica de ese deporte. Gozo hasta los juegos aparentemente aburridos y monótonos, de muchos errores y carreras y hasta mal ‘pitcheo’. ”Una multitud en un estadio de beisbol es distinta a la multitud en un coso de futbol. La diferencia es cualitativa. El beisbol es un equivalente intelectual, estratégico, táctico, cultural e incluso político del ajedrez; el futbol tiene por equivalencia la religión organizada –esa que existe para fines de poder y negocio y se ostenta como representante de poderes metafísicos y esotéricos que no son ni están, en la cual el fanatismo hace que el espectador se sienta en contacto con Dios y la Patria, la dualidad filosófica del conservadurismo y sus modalidades fascistas, nazis o lisa y llanamente oscurantistas”