El cielo puede esperar. La 4ª edad: Ser anciano en el siglo XXI por Marcelo R. Ceberio

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2 La historia de la humanidad muestra que una de las máximas preocupaciones del hombre es la longevidad y coherente con esta premisa, la medicina moderna ha colaborado en mejorar y extender la vida de las personas.

El cielo puede esperar Marcelo R. Ceberio

Éste es el segundo título de la colección “Terapia Familiar iberoamericana” que tiene por objetivo compartir una forma de hacer terapia con unas características y señas de identidad iberoamericanas, que respondan a las necesidades y contextos del lugar donde se realiza, más que al discurso dominante en el campo.

Envejecer respeto

4ª Edad

aceptación

duelo Jubilación

Familia Caricias

estrés Pareja

pasión

Actualmente es Director académico de la Escuela Sistémica Argentina y Director del Doctorado de la Universidad de Flores.

Psicoterapia

Consejos

Marcelo R. CEbERio es psicólogo clínico e investigador. Doctorado por la Universidad Kennedy de buenos Aires, por la Universidad de barcelona y próximamente por la Universidad de buenos Aires. Máster en Terapia Familiar (Universidad Autónoma de barcelona) y en Psicoinmunoneuroendocrinología (Universidad Favaloro). Se entrenó en diversos modelos de psicoterapia y desarrolló sus estudios en el modelo sistémico principalmente en el MRi (Mental Research institute) de Palo Alto, California, instituto pionero del que es profesor e investigador. Ha publicado más de veinticinco libros.

Marcelo R. Ceberio

Cuidados

El autor cuestiona cuál es la edad en la que se supone que alguien puede ser categorizado como una persona mayor, y trata de reformular la vejez a la luz de la actualidad, un planteamiento de una nueva etapa evolutiva coherente con los valores y creencias del mundo moderno. Desde esta perspectiva, queda demostrado que es posible otra vejez, una vejez viva, cuidada, apasionada. Una vejez que merece ser vivida.

La 4ª edad: Ser anciano en el siglo xxi

Mayores

En El cielo puede esperar Marcelo R. CEbERio nos propone ingresar en el maravilloso mundo de la cuarta edad, con objeto de modificar una imagen de la vejez que se emparienta con el deterioro, la enfermedad, la soledad y la marginación. La obra nos muestra los diferentes ribetes de la vejez: el instituto geriátrico, la jubilación, el abuelazgo, la pareja y la sexualidad, las enfermedades, los duelos sobre la propia muerte y la muerte de los otros queridos. El autor dedica también atención a la figura de los cuidadores de la vejez, tanto en forma personal como profesional centrándose en la psicoterapia de la 4ª edad y cerrando con un epílogo que habla sobre Las peticiones de un padre anciano a su hijo. En síntesis, todo un período coreografiado por la tristeza pero también por la alegría de la propia vida y de acercarse a la última puerta de la mejor manera posible.

El cielo puede esperar

futuro

ISBN 978-84-7112-713-6

EDICIONES MORATA, S. L. Mejía Lequerica, 12. 28004 - Madrid morata@edmorata.es - www.edmorata.es www.facebook.com/EdicionesMorata http://twitter.com/edicionesmorata

Colección

Temas: Psicología Familia

Terapia Familiar Iberoamericana

Morata


Contenido

AGRADECIMIENTOS ................................................................................................

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PRÓLOGO .................................................................................................................

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INTRODUCCIÓN: Las nieves del tiempo platearon mi sien ................................. El mito de la vida eterna y el arcus senilis, 25.—Viejos eran los de antes, 32.

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PRIMERA PARTE CAPÍTULO PRIMERO: Viejas y nuevas familias. La transición hacia nuevas estructuras familiares ...................................................................................... Antiguas y nuevas estructuras familiares, 48.

41

CAPÍTULO II: La paradoja del estrés. Padecemos lo que creamos y curamos lo que padecemos ................................................................................................ El estrés, una puerta de entrada a diferentes trastornos, 68.

55

CAPÍTULO III: Hay un doctor que... Cuarta edad y Enfermedades ...................... Las demencias, 94.

80

SEGUNDA PARTE CAPÍTULO IV: Ser abuelo. Cuarta edad y abuelazgo ............................................ Celina abuela mamá, 108.

105

CAPÍTULO V: Pasión otoñal. Cuarta edad, vida en pareja y sexualidad ............. Una esposa depresiva o el nido vacío, 122.

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CAPÍTULO VI: Basta de trabajo, ¿basta de trabajo? Cuarta edad y jubilación .. Cholo se jubiló 147

137

CAPÍTULO VII: El último tramo. Cuarta edad, duelos y muerte ........................... Olga: de San Miguel a New York, 161

149

CAPÍTULO VIII: Una habitación en el geriátrico. Cuarta edad, marginación e internación ........................................................................................................ El marketing de la cuarta edad, 176.

165

CAPÍTULO IX: Los cuidadores de la vejez .............................................................

181

CAPÍTULO X: La atención profesional en la cuarta edad .....................................

193

CAPÍTULO XI: Psicoterapia en la longevidad ........................................................ Por qué consultan los ancianos, 211.—Obstáculos para la psicoterapia, 215.— Resistencias de los terapeutas, 217.—Una terapia eficaz, 221.

210

CONCLUSIÓN: Viejos son los trapos. Los nuevos ancianos ...............................

224

EPÍLOGO: Las peticiones de un padre anciano a su hijo .....................................

230

APÉNDICE: Haciéndonos viejos. El proceso biológico de envejecer ................. Senescencia celular: los telómeros, un reloj genético, 243.—¿Son libres los radicales libres?, 248.—Glicación: la glucosa no es inofensiva, 251.—Apoptosis, las células de duelo, 256.—DHEA o el elixir de la juventud, 266.—Acciones de la DHEA y DHEA-s, 271.—Usos clínicos, 277.

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BIBLIOGRAFÍA ..........................................................................................................

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Colección “Terapia Familiar Iberoamericana” Director: Roberto PEREIRA

La Terapia Familiar (TF) tiene ya muchos años de desarrollo y abundante bibliografía, aunque la mayoría de ella proviene del discurso dominante de origen inequívocamente anglosajón. Desde los primeros años de la difusión de la TF se comprobó la necesidad de adaptarla a los contextos culturales de los diferentes países. La actitud de familias y de los psicoterapeutas, la “cultura terapéutica” no es la misma. No es descabellado afirmar que buena parte de los modelos psicoterapéuticos utilizados hoy en día tienen su origen en la necesidad de adaptarse a los sistemas sanitarios de los países del “norte”, especialmente el de los EE.UU., modelos que no tienen necesariamente que encajar en los países del “sur”, en Iberoamérica. En ese sentido, la colección quiere seguir la línea de la Red Relates (www.redrelates.org) organización que agrupa a escuelas sistémicas latinoamericanas, y uno de cuyos objetivos es “avanzar hacia la configuración de un modelo propio, coherente con las realidades europeas y latinoamericanas, capaz de dialogar fructíferamente con los restantes modelos sistémicos”. Esta colección, abierta a propuestas de los autores iberoamericanos, quiere a su vez promover el intercambio entre los terapeutas familiares de lengua hispana y portuguesa, y favorecer el desarrollo de una TF iberoamericana con sus propias características y señas de identidad, que respondan a las necesidades y contextos de donde se realiza, más que al discurso dominante en el campo. Desde hace años, las Asociaciones Españolas y Portuguesa de Terapia Familiar mantienen una estrecha relación que ha tomado forma con la realización de Congresos Ibéricos de Terapia Familiar y la edición de una revista bilingüe. Pero aún no se ha producido un intercambio real de bibliografía. Inicialmente, la Colección se ocupará de temas que no han recibido suficiente atención por parte de la terapia familiar. La Terapia individual sistémica con la participación de los familiares significativos es el primer título de la colección. En él, Alfredo Canevaro, psiquiatra argentino radicado en Italia, aborda el poco ©

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editado tema de la psicoterapia individual sistémica. El libro sintetiza la dilatada experiencia de su autor como psicoterapeuta: primero en Buenos Aires, en los años de mayor efervescencia de la psicoterapia, y después en Italia. Canevaro integra, sobre la base del modelo sistémico, técnicas provenientes de otros modelos, en unas sesiones de gran intensidad relacional, en las que se utiliza a sí mismo de manera magistral. El 2º título de la colección, del psicólogo, profesor y director de la Escuela Sistémica Argentina, Marcelo Ceberio, toca otro tema que ha despertado poco o ningún interés en el campo de la psicoterapia: el de la atención a la “cuarta edad”, la “terapia de los ancianos del siglo XXI”. Libro completísimo, toca todos los aspectos de la atención a los ancianos en sus diversas facetas, incluida la psicoterapéutica, algo que ya se echaba mucho en falta. Los siguientes libros de la colección se dedicarán a la creatividad en psicoterapia, a la alianza terapéutica y a una absoluta novedad editorial: el impacto familiar del secuestro, y la atención psicoterapéutica a familias que lo han sufrido en uno de sus miembros. Bilbao, Mayo de 2013

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Prólogo

El siglo XXI en el que vivimos está desdibujando muchas estructuras sociales que, hasta su comienzo, estaban firmemente asentadas. Una de ellas es la de la clasificación social según una estructura basada en la edad. O, mejor dicho, sin que se haya abandonado esa tendencia a clasificar, asistimos a un claro desdibujamiento de cada etapa. 1ª, 2ª y 3ª edad. Niñez, adolescencia, juventud, edad adulta, ancianidad. ¿Cuáles son los límites de cada una de ellas? Por abajo, la adolescencia, ocupa cada vez más espacio, y la juventud se pretende comer a la etapa adulta. Pero por arriba, la confusión es mayor si cabe. ¿Introducimos, como hace el autor, una 4ª edad? Su planteamiento es razonable. ¿A qué edad podemos decir que alguien es un anciano? ¿Valen las etapas laborales? En algunas profesiones sin duda que no: acabamos de asistir a la elección de un Papa de 75 años, del que nadie diría que es un anciano. ¿O sí? Y esa no es una clasificación baladí. Ser etiquetado como un anciano tiene algunos riesgos importantes. “¿Merece la pena operarle con la edad que tiene?” “¿Tiene sentido colocarle una prótesis tan cara con el poco tiempo que puede durar?”, podemos escuchar en los servicios de salud. “Es muy mayor, no hay que tenerle en cuenta”, “¿No ves que empieza ya a chochear?, a esa edad ya no se les puede hacer caso.” “¿Comenzar una psicoterapia?, ¿a esa edad?”. Son algunos de los tópicos que se pueden escuchar cuando se rebasa la barrera incierta que la sociedad señala como el inicio de la decrepitud. Pero, ¿tiene aún sentido mantener unos límites tan definidos? ¿Hay realmente alguna edad que señala el paso a la ancianidad? Sin duda, que hay algunos indicadores, pero que cada día son mas inciertos. Los gobiernos, en general, establecen unos límites a la edad laboral, pero son unos límites protectores de quien se encuentra cansado, lastimado o le desagrada su profesión. Porque cada vez más vemos que se prolonga ese tiempo entre los profesionales que disfrutan con su trabajo, o que ejercen activida©

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des no reguladas, o siguen desarrollando su actividad artística, o enseñando, haciendo psicoterapia, ejerciendo cargos políticos, o de gestión en grandes empresas, superando ampliamente, y al parecer sin un menoscabo importante, la edad legal de jubilación. No debemos olvidar, como acertadamente señala el autor, aquellas prolongaciones de la vida laboral por necesidad económica, pobreza o marginación, pero ilustra mejor la pérdida de límites la prolongación voluntaria del trabajo, porque la persona aún se siente bien, con fuerzas, ganas e ilusión de seguir contribuyendo a la sociedad, a pesar de que su edad le permitiría retirarse. No solo el laboral. También otros límites que antes definían el paso a otra etapa están difuminándose. La paternidad, por ejemplo. O la vida sexual activa. Los ciclos hormonales ya no sirven. La mejora del estado de salud, o las técnicas de reproducción asistida, la desaparición progresiva de prejuicios injustificados, el cuidado del cuerpo, o la ayuda de medicamentos, hace que asistamos a paternidades muy tardías, otra cosa es la opinión que eso nos despierte, y a una prolongación natural de la vida sexual hasta edades muy avanzadas. Así que probablemente aún no estaríamos en disposición de definir cuándo comienza y, sobre todo, cuándo terminaría la 3ª edad para dar paso a esa hipotética 4ª. O, como dice el autor, es un proceso continuo, en el que la evolución social y cultural nos hará ir redefiniendo estos límites una y otra vez. Aunque el texto sugiera como edad de comienzo, los 75 años, cualquier límite que pongamos será arbitrario, y sólo entenderemos la ancianidad como la aparición de un deterioro, progresivamente más tardío al menos en las sociedades avanzadas, que supone una pérdida generalizada de funciones, un deterioro senil. El autor se propone, entonces, describirnos esa 4ª edad, cuáles son sus límites y limitaciones, cuáles sus potencialidades, y en virtud de qué cambios psicoinmunoneuroendocrinológicos se llega a ella. Es un desarrollo exhaustivo del proceso de envejecimiento. Pero también una reivindicación de las potencialidades de esa 4ª edad, en la que la vida continúa, y que puede resultar tan disfrutable como la sobrevalorada juventud, o la añorada infancia. El libro es exhaustivo, como corresponde a lo que fue en un inicio, la 2ª Tesis Doctoral del autor. Tras la introducción, se comienza contextualizando en el modelo sistémico —relacional el abordaje teórico que va a guiarnos en la comprensión de lo que se expone después, aunque va a complementarse con otras aproximaciones teóricas necesarias para entender lo que sucede en la 4ª edad. Pero también de las partes positivas: la abuelez, la extensión de la vida sexual más allá de los 60, la jubilación (con la ambigüedad propia de ésta). Las pérdidas, inevitables con el transcurso de la vida, la marginación, los geriátricos, y las a veces complicadas relaciones con los hijos, en su papel de cuidadores, de apoyo pero también de rechazo. Sin olvidarse del abordaje profesional multifacético de la ancianidad. Así nos explicará cómo es el proceso biológico del ©

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Prólogo

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envejecer, con especial detenimiento en los procesos neuroendocrinológicos, el efecto del estrés o las principales enfermedades que afligen al anciano. El autor es un escritor de raza. No se limita a escribir bien libros científicos, serios y rigurosos, no solamente junta palabras ordenadamente, y señala adecuadamente citas bibliográficas, sino que construye un relato ameno que nos seduce y nos dificulta dejar la lectura aun en los capítulos más complejos. El autor es un gran contador de historias y así nos introduce en el libro. Con una enternecedora y muy evocadora historia, la de sus padres, o más propiamente la de su padre, ejemplo viviente de que los límites que a veces se marcan por la edad son artificiales, que la vida no se acaba hasta que morimos, y mientras tanto hay que exprimirla y disfrutar del amor, de la familia, de los amigos, del arte, de nuestras aficiones. De la Vida, con mayúsculas. Porque el autor ama la vida, y disfruta con ella, y así nos lo transmite en su texto, nos explica que la vida debe ser disfrutada hasta el último momento, sin tregua, adaptándonos a cada etapa del ciclo vital que toca vivir, y sacando, a cada uno de ellas todo el jugo que podamos. Pero el autor es también un académico, acostumbrado a exponer con sencillez los temas más enrevesados, a hacer comprensible lo abstruso, a proyectar claridad sobre los aspectos más densos, y a poner orden sobre lo aparentemente inconexo. Las citas abundan, sobre todo, de la literatura científica psicoterapéutica, psicológica o médica, pero también de filosofía, historia o economía. Abundan las referencias a proyectos propios de investigación, así como a sus múltiples proyectos docentes tanto en la Universidad como en la prestigiosa Escuela Sistémica Argentina, que creó y dirige junto a su querido amigo Horacio Serebrinsky. Pero sobre todo, el autor es un clínico. Y de clínica está impregnado todo el libro. Las viñetas relatando casos extraídos de la abundante casuística del autor nos salen al paso casi en cada página. Los ejemplos son apasionantes, vívidos y muy reales, constituyendo una auténtica mina de recursos prácticos para quien se dedica a la psicoterapia. La larga experiencia terapéutica del autor se refleja en la variedad de casos relatados, que ilustran acertadamente los diversos capítulos del libro. Es necesario detenerse y recrearse en cada uno de ellos, hacer un pequeño esfuerzo de concentración e imaginarse al autor, al terapeuta, en su consultorio, en la sala de terapia, hablando ora calmadamente, ora de forma vehemente, inventando un diálogo terapéutico con el equipo que sigue la sesión al otro lado del espejo unidireccional, o marcándose unos pasos de tango que convertirá en una intervención que alumbrará un posible nuevo camino para la desorientada pareja que le escucha. Y este abordaje de lo psicoterapéutico impregnado de la práctica diaria, del duro trabajo del consultorio, de los años dedicados a establecer bases seguras que permitan una relación terapéutica, de la experiencia de algunos fracasos y muchos éxitos, sedimentan en el último capítulo del libro, seguramente el más ©

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novedoso y que por sí solo justifica el texto, el de la Psicoterapia en la Longevidad. Un planteamiento respetuoso, lleno de sentido común, que no se engancha rígidamente en ninguna teoría, sino que recoge todo lo que puede ser más útil, según la dilatada experiencia del autor, para hacer psicoterapia en la 4ª edad. En él, los lectores encontrarán las bases para iniciarse en este apasionante trabajo y los que ya lo practiquen, nuevas ideas que aplicar a sus pacientes y sus familias. Y este capítulo tan práctico, se complementa con el delicioso epílogo, contrapunto magnífico de la introducción, con esos Pedidos de un padre anciano a un hijo, de valor para cualquier persona que llegue a ese momento del ciclo vital, pero también especialmente para que el terapeuta pueda reconvertirlos en indicaciones, intervenciones, redefiniciones y tareas en su trabajo psicoterapéutico con la 4ª edad. “No me trates como a un niño”, “Escúchame, tengo muchos consejos que darte”, “No me desvalorices”, “Camina, pasea conmigo, acompáñame” o “No trunques mis proyectos, todavía no estoy muerto”, son algunos de esos consejos que cualquiera de los lectores, que afinen sus oídos, podrá escuchar con la voz de sus seres queridos que transitan por esa 4ª edad, que va a ser también una parte importante de la vida de todos nosotros: aprendamos a valorarla adecuadamente, pasaremos por ahí. Roberto PEREIRA Bilbao, Abril de 2013

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2 La historia de la humanidad muestra que una de las máximas preocupaciones del hombre es la longevidad y coherente con esta premisa, la medicina moderna ha colaborado en mejorar y extender la vida de las personas.

El cielo puede esperar Marcelo R. Ceberio

Éste es el segundo título de la colección “Terapia Familiar iberoamericana” que tiene por objetivo compartir una forma de hacer terapia con unas características y señas de identidad iberoamericanas, que respondan a las necesidades y contextos del lugar donde se realiza, más que al discurso dominante en el campo.

Envejecer respeto

4ª Edad

aceptación

duelo Jubilación

Familia Caricias

estrés Pareja

pasión

Actualmente es Director académico de la Escuela Sistémica Argentina y Director del Doctorado de la Universidad de Flores.

Psicoterapia

Consejos

Marcelo R. CEbERio es psicólogo clínico e investigador. Doctorado por la Universidad Kennedy de buenos Aires, por la Universidad de barcelona y próximamente por la Universidad de buenos Aires. Máster en Terapia Familiar (Universidad Autónoma de barcelona) y en Psicoinmunoneuroendocrinología (Universidad Favaloro). Se entrenó en diversos modelos de psicoterapia y desarrolló sus estudios en el modelo sistémico principalmente en el MRi (Mental Research institute) de Palo Alto, California, instituto pionero del que es profesor e investigador. Ha publicado más de veinticinco libros.

Marcelo R. Ceberio

Cuidados

El autor cuestiona cuál es la edad en la que se supone que alguien puede ser categorizado como una persona mayor, y trata de reformular la vejez a la luz de la actualidad, un planteamiento de una nueva etapa evolutiva coherente con los valores y creencias del mundo moderno. Desde esta perspectiva, queda demostrado que es posible otra vejez, una vejez viva, cuidada, apasionada. Una vejez que merece ser vivida.

La 4ª edad: Ser anciano en el siglo xxi

Mayores

En El cielo puede esperar Marcelo R. CEbERio nos propone ingresar en el maravilloso mundo de la cuarta edad, con objeto de modificar una imagen de la vejez que se emparienta con el deterioro, la enfermedad, la soledad y la marginación. La obra nos muestra los diferentes ribetes de la vejez: el instituto geriátrico, la jubilación, el abuelazgo, la pareja y la sexualidad, las enfermedades, los duelos sobre la propia muerte y la muerte de los otros queridos. El autor dedica también atención a la figura de los cuidadores de la vejez, tanto en forma personal como profesional centrándose en la psicoterapia de la 4ª edad y cerrando con un epílogo que habla sobre Las peticiones de un padre anciano a su hijo. En síntesis, todo un período coreografiado por la tristeza pero también por la alegría de la propia vida y de acercarse a la última puerta de la mejor manera posible.

El cielo puede esperar

futuro

ISBN 978-84-7112-713-6

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Temas: Psicología Familia

Terapia Familiar Iberoamericana

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