EL OBSERVADOR EDICIONES ESPECIALES
Edici贸n Especial 8 a帽os diario El Observador de Aconcagua
Viernes 17 de agosto de 2012
Impulsando el Desarrollo del Valle de Aconcagua
2 - ANIVERSARIO EL OBSERVADOR DE ACONCAGUA
Índice
Página 3
Muebles rústicos Francisco Cortés Páginas 4-5
Pasta de ajo: los cuatro sabores que han cautivado el mercado local
E
l Valle de Aconcagua goza de una belleza inspiradora. Y no es una idealización que peque de ilusa: es una certeza que se comprueba en la capacidad que ha tenido este territorio de dar espacios al desarrollo de la imaginación, siendo cuna de escritores, refugio de artistas plásticos y tierra sagrada para los cantantes. Así como en las expresiones culturales, el entorno mágico, entre el río y la cordillera, las parras y los coloridos caminos rurales, ha servido de motivación para otra forma de creatividad, menos difundida: el emprendimiento. La tarea noble de inventar negocios nuevos, aprovechando las bondades de un valle fértil y la distancia adorable de las ciudades ruidosas, es una cualidad que se descubre en este territorio donde es posible conocer ejemplos que sorprenden y enorgullecen: desde una quesería artesanal hasta un inventor de juguetes de madera, pasando por atractivos experimentos en el rubro de la cervecería, se levantan como cartas lúcidas de esa capacidad de inventiva y genialidad, propia de los artistas, pero heredada a los micro y pequeños empresarios. Y su existencia no es obra de la causalidad ni patrimonio de las dos capitales provinciales: es una cualidad que se encuentra en cada una de las diez comunas del Aconcagua, razón que ha motivado al equipo de Diario “El Observador” a presentar este trabajo, en el marco de su Edición Especial por los ocho años de labor periodística que cumple en las provincias de San Felipe y Los Andes. Al lema del “Se atreve y lo dice todo”, las páginas de El Observador han querido adoptar, desde su origen, el 23 de julio de 2004, un alma que pretende compartirse con cada edición: la tarea de ser un espacio de discusión pública, en el objetivo de trabajar por el desarrollo del Valle de Aconcagua, búsqueda que tiene en el emprendimiento una expresión inigualable. Por ello, el presente suplemento muestra una experiencia de emprendimiento por comuna, poniendo en evidencia que esa creatividad de la que se habla, tiene un correlato en negocios reales, productivos y exitosos.
Página 6
Palín: juguetes hechos de madera para los niños de hoy Página 7
Instrumentos originarios mapuches Páginas 8-9
Jóvenes crearon su propia cerveza artesanal gourmet Página 10
Miel de abeja: desde jabones hasta cremas para el acné Página 11
Por amor aprendió y desarrolló el oficio de trabajar en cuero Páginas 12 - 13
Turismo con conciencia medioambiental Página 14
La quesería de cabra de Manuel Barraza Página 15
Profesora cultivó productos orgánicos en Panquehue EMPRESA PERIODÍSTICA EL OBSERVADOR Fundador y Presidente del Directorio: Roberto Silva Bijit Gerente Comercial: Julio Cifuentes Mora
EDICIONES ESPECIALES Editor: Octavio Villatoro Textos: Paula Helo Malebrán Octavio Villatoro Marlene Chacón Patricio Serey Daniel Alarcón Luis Apablaza
Quillota
La Calera
Quillota y La Cruz La Concepción 277 Casilla 1 - D Fono: (33) 342209 (33) 342210 Quillota
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Emprendimiento: una forma de aprovechar el inspirador entorno del Valle de Aconcagua
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Editorial
Director: Roberto Silva Binvignat
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“La Verdad más que un valor es una actitud ante la vida”. Roberto Silva Bijit
Limache
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La Ligua, Cabildo, Limache y Olmué Petorca, Papudo Serrano 125 Of. 2 y Zapallar Fono: (33) 342220 Ortiz de Rozas 694, San Francisco 2º piso, oficina 19 de Limache Fono: (33)342217 La Ligua limache@observador.cl
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San Felipe
Los Andes
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Muebles rústicos Francisco Cortés: se construyen a la medida justa que pide la persona Lleva siete años dedicado a la fabricación de este tipo de elementos, una empresa que ha levantado junto a su hijo en el sector de Rinconada de Silva y que también se dedica a las cocinas a leña Francisco Cortés Silva siempre ha sido una persona a la que le gusta aprender. Por eso, en el año 1971, estudió construcción habitacional. Después, en la década del ochenta, realizó algunos cursos de veterinario, especializándose en aves y criaderos de cerdos, en los cuales se desempeñó cuatro años trabajando en el Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap). Hace poco se recibió de técnico jurídico. “Me gusta estudiar, me gusta aprender. Desde que me titulé ayudo a los vecinos de la comuna de Putaendo, especialmente, quienes son de más escasos recursos y en conjunto con la Corporación de Asistencia Judicial formamos un equipo para prestarles apoyo una vez por semana. No soy de las personas que se queda con una sola cosa”, cuenta. Francisco asegura que esas mismas ganas de conocer y emprender cosas nuevas, lo llevaron a fabricar muebles rústicos de madera y fierro, cocinas a leña y diferentes estufas, entre otros productos que confecciona en un taller que tiene en su casa y en el cual trabaja con uno de sus hijos. “Es tan alta la venta que no hemos logrado contar con un stock para tener cuando llegan los clientes. Junto a mi hijo, somos de esas personas que nos gusta andar inventando cosas, antes teníamos una fábrica de mallas, pero con el tiempo se puso malo y cambiamos de rubro, a pesar que la gente igual nos mandaba a hacer cosas”, afirma. Este trabajador recuerda que comenzaron haciendo faroles y estufas, luego terminaron fabricando muebles rústicos y cocinas a leña, “todo lo que era artesanía lo fuimos dejando de lado, porque si nos dedicábamos a eso y no tenía salida, con qué vive uno”. “Entonces uno se de-
dica a realizar cosas que dejan una remuneración. Igual hacemos muebles rústicos, pero no es la verdadera artesanía que se hace”, insiste. Entre sus productos más cotizados están las cocinas a leña, estufas, hornos portátiles y para quinchos. El emprendedor reconoce que debido a las exigencias de los clientes lo han obligado a diversificarse, lo que a la larga es bueno para el negocio, por ejemplo, ya está terminando un nuevo galpón para tener su taller, al que espera adosarle una sala de venta y manejar un stock de productos en exhibición para que los clientes vean lo que hacen. “Cuando a uno le gusta una cosa y tiene habilidades para eso hay que aprovecharlo, creo que todos tenemos un don que muchas veces no sabemos desarrollar y quienes sí lo hacemos no nos complica cambiar de rubro o de productos”, explica. En el año 1997 ganó un proyecto del Fondo Solidario de Inversión Social (Fosis), que utilizó totalmente para adquirir materiales, puesto que piensa que con eso se puede agilizar la producción.
Francisco Cortes en su nuevo taller.
También se adjudicó el Capital Semilla, pero tuvo que rechazarlo, puesto que recibe una pensión de invalidez, que habría perdido si hubiese hecho la iniciación de actividades que pide el Servicio de Impuestos Internos (SII). Francisco, casado, con cinco hijos, asegura que desde hace 7 años que vive de su trabajo, ya que mensualmente debe entregar 3 cocinas y además puede producir dos estufas. Con eso, puede entregarle un sueldo a su hijo que lo acompaña en esta tarea y tiene a su lado.
Algunos de los muebles rústicos que fabrica Francisco junto a su hijo.
Aun así, dice que -a veces- le piden que se vaya a administrar obras que están en construcción, por lo que debe llevar otro maestro al taller para que lo reemplace y así no fallarle al cliente. “Nosotros no aceptamos trabajos que no podemos hacer. Somos claros cuando viene un cliente y nos pide un producto, le decimos, sabe tenemos estos pedidos antes y el suyo lo haremos en tal fecha, si acepta encantados lo hacemos. Hay que ser responsables, ellos nos entregan la confianza no sólo porque
les vamos a entregar un producto de calidad, sino porque les cumpliremos en la fecha señalada”, afirma. Para él, lo anterior ha sido la clave de su negocio, por lo que se han hecho bastante conocidos en la zona y en la Quinta Región. “Me creo el cuento y eso ha hecho que yo me supere. Eso nos da mayor credibilidad en la gente”, sentencia. LOS PEDIDOS Francisco comenta que muchas personas llegan con un dibujo de lo que quieren. Él, para poder hacer una réplica exacta,
hace una copia y le pone medidas para construirlo a escala. “Nada aquí se hace al ojo, todo tiene una medida, para que sea algo realmente bueno y de calidad”, asegura. Por último, dice que la gran competencia son las grandes tiendas, debido a que éstas venden a crédito y ellos sólo piden un pie cuando el cliente solicita el trabajo y el resto se paga al contado cuando lo retiran. Sin embargo, Francisco asegura, que en calidad, quienes les compran a ellos ganan mucho más.
Las cocinas a leña que fabrican tienen un calentador de agua incorporado de 15 litros.
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Pasta de ajo “Los Grillosâ€?: Adela HenrĂquez se ha dedicado a este producto que mezcla con merquĂŠn, orĂŠgano, nuez y ahumado, el cual hoy suma tambiĂŠn la creaciĂłn de una lĂnea de pasta de alcachofa Hace mĂĄs de ocho aĂąos, Adela HenrĂquez Galdames, de Llay Llay, se asociĂł con otras cinco mujeres dueĂąas de casa de la comuna para poder desarrollar una microempresa a travĂŠs del Programa de Desarrollo Local (Prodesal). Su objetivo: ayudar con los ingresos del hogar. Por eso, decidieron, debido a las grandes plantaciones de ajo que habĂa en aquellos aĂąos en la zona, hacer trenzas decorativas y otros adornos para la cocina. Como grupo, ganaron dos proyectos por intermedio del Prodesal para poder comprar los implementos necesarios, sin embargo, su trabajo no les dejaba mucho dinero y algunas socias se fueron retirando del grupo. El mismo organismo, que pertenece al Instituto
de Desarrollo Agropecuario (Indap), buscĂł reorientarlas en su producciĂłn y comenzaron a trabajar la pasta de ajo. “Se plantaba mucho en ese tiempo, pero como los chinos trajeron tanto ajo, ya queda poco del tradicional chileno. Ellos nos mataron PWGUVTQ CLQĹ’ CĹżTOC #FGNC Una vez que se decidieron a probar la pasta de ajo como un nuevo producto, recibieron una capacitaciĂłn en el Liceo Menesiano como manipuladoras de alimentos y les enseĂąaron cĂłmo hacer la pasta, pese a que muchas ya tenĂan la nociĂłn de su confecciĂłn, puesto que la mayorĂa de sus abuelos la hacĂa en el pasado. “Cuando terminamos nadie quiso seguir con la pasta de ajo y quedĂŠ sola. AhĂ cerrĂŠ el grupo y empecĂŠ por mi cuenta. Me ganĂŠ
un proyecto de Capital Semilla, que eran 3 millones de pesos y con eso, hice mi planta para hacer pasta. SalĂ de la cocina y me fui a trabajarâ€?, relata la emprendedora, quien unos aĂąos despuĂŠs fue seleccionada para participar del Programa Emerge que Anglo American impulsa en la zona. “Con eso, estudiĂŠ en la Universidad Adolfo IbĂĄĂąez y me dieron un prĂŠstamo para terminar mi sala de proceso. Me quedan dos aĂąos para pagarlo, porque nos dieron cinco aĂąos como plazo, asĂ que ha sido sĂşper bueno. Hemos tenido bastante apoyo de Anglo American tambiĂŠnâ€?, indica la catemina. LAS PASTAS Adela siempre ha sido una persona proactiva, le gusta ir innovando. Gracias a eso, hoy tiene pasta de ajo ahumado, con sabor a merquĂŠn, a orĂŠgano y a nuez. AdemĂĄs, ha creado una lĂnea de pasta de alcachofas, que vienen con sabor a merquĂŠn, ajĂ jalapeĂąo y marinadas. “Lo bueno de esto, de ser
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los cuatro sabores que han cautivado el mercado local
Antes de ser procesados, los ajos deben hervirse el día anterior y ser escurridos.
Adela muestra el fogón donde esteriliza los frascos antes de envasar las pastas.
microemprendedora, es que uno crece mucho como persona y conoce mucha gente nueva. Pero es un camino difícil, cuesta mucho salir adelante con una microempresa, uno siempre tiene que estar ahí para que nos tomen en cuenta”, precisa.
La trabajadora, si bien ya lleva más de ocho años con esta microempresa, realiza entregas regulares a Valparaíso y Viña del Mar en tiendas gourmet y el resto lo vende con los clientes que ha ganado durante estos años como también en las
ferias a las que la invitan a exponer. “Cuesta mucho ingresar los productos al mercado. De hecho se vende más en San Felipe, Los Andes, Quillota, Limache que acá en Llay Llay, solo la gente con dinero busca estos produc-
tos que son orgánicos y sin químicos”, dice. #FGNC CſTOC SWG JCEG RQEQ TGEKDKÎ NC EGTVKſECEKÎP del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (Inta), que prueba que sus productos son 100 por ciento orgánicos. Debido a lo difícil que es para los pequeños productores ingresar sus productos al mercado, las ferias que se realizan en las distintas comunas por los aniversarios, son una buena instancia para darse a conocer. De esta manera, ha logrado consolidar una pequeña clientela que siempre va en ascenso. “Comencé haciendo 10 frascos y hoy lo mínimo
“Los Grillos” es la marca de las pastas de ajo y alcachofas de Adela.
son 100. A veces, tenemos pedidos de hasta 400 envases. Es difícil conseguir la clientela, pero si uno entrega algo bueno, las personas se datean y los clientes crecen”, explica. EL PROCESO “Los Grillos”, como bautizó Adela a su producto, recordando a un hermano menor que falleció y al que lo apodaban de esa manera, es una microempresa familiar, donde trabaja con dos hijas y con una vecina, dos a tres veces por semana, dependiendo del pedido que tenga. Para hacer la pasta el día anterior se deben pelar y lavar los ajos, para luego
darles un hervor. Ahí se dejan estilando hasta el otro día, cuando se procesan y se transforman en pasta. Antes de envasarse, se aliñan con el saborizante deseado. Los frascos duran un año una vez que se abren. Y se deben conservar refrigerados. Adela comenta que todo se hierve, incluso los frascos para que vayan esterilizados. En su empresa, todas trabajan con mascarillas, guantes, es decir, las normas higiénicas que les exige la autoridad sanitaria. Siempre tiene un stock por si le llaman clientes que necesitan de alguna pasta en especial.
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Palín: juguetes hechos de madera para los niños de hoy Una pyme desarrollada por un diseñador industrial y que surgió por la necesidad de tener un columpio para su pequeña
A meses de haber nacido su pequeña hija, Laura; el diseñador industrial, Cristian Godoy sintió la necesidad de crearle juguetes para que ella pudiera -más adelante- usarlos. Comenzó fabricándole pequeños juguetes para que fuera desarrollando habilidades, hasta que decidió hacerle un columpio, puesto que no encontró ninguno en el mercado que cubriera sus expectativas. “El tema de los juguetes de madera nace de estar trabajando en ese rubro, haciendo muebles y ver lo que quería mi hija, que no tenía un columpio”, recuerda Godoy, quien después comenzó a perfeccionar sus técnicas de elaboración alcanzando gran aceptación entre sus cercanos. “Me di cuenta que era un rubro bueno porque la gente comenzó a preguntarme dónde había comprado esos juguetes. Empecé a decirles que los hacía yo. Fue ahí cuando hice el columpio para mi hija y comencé a hacer productos de mejor calidad”, agrega. De esta manera, nació su microempresa: “Palín”. OPCIÓN MADERA Los nuevos tiempos indican -o más bien nos señalan- que los niños prefieren la tecnología
Laura, hija de Cristian Godoy, en su columpio de madera y que fue la inspiración para comenzar esta microempresa.
Lo realizado por Cristián Godoy y que fue apoyado con un fondo de Sercotec, despertó el interés de las autoridades que visitaron este novedoso taller.
como una forma de entretención. Pero hay quienes creen, de un tiempo a otro, que es bueno que sus hijos aprendan cosas a través de sus experiencias. Precisamente, es el caso de los juguetes de madera, que este último tiempo han vuelto a posicionarse en el mercado. La microempresa “Palín” pretende cubrir esa necesidad. Según Cristian Godoy, su creador, esto se resume en la fabricación de juguetes entre elementos clásicos y didácticos, destinados para la entretención y aprendizaje de los niños. “Es un rubro que es fácil atomizar. Por ejemplo, en postulación de proyectos o de planificaciones, sabemos cuántos niños nacen o de cuántos se componen los grupos familiares. Además, los costos (de fabricación) son muy bajos. El valor agregado viene en cómo se trabaja la madera o la formación del objeto”, recalca Cristian. Añade que “durante todo el proceso de creación de esta empresa, ha participado mucha gente, que siguen o no relacionadas con el taller. La familia y los amigos que nos ayudan a seguir adelante”. Según Godoy, la forma
Parte del trabajo que se realiza en la confección de distintos juguetes de madera.
de trabajo de esta pyme está en base de proyectos, “no hay gente fija”, recalca. “Según la idea, se va llamando a la persona idónea y trabajamos. Es pura gente que trabaja como yo, independiente. Incluso, estudiantes o gente en práctica”, precisa. AYER, HOY Y MAÑANA Godoy cuenta que el nombre de “Palín” siempre lo pensó para poder utili-
zarlo en un futuro emprendimiento. “Desde siempre, para un diseñador industrial tener una marca es la identidad necesaria. Palín proviene del juego mapuche de la chueca. También es una palabra relacionada chistosamente con la madera. Me di cuenta que en Nick Chile la patente para inscribir la marca estaba liberada; también compré un hosting y a través de Sercotec, gestioné una pá-
gina web, además del fan page de Facebook e hicimos una cuenta Twitter; con eso ya estamos en el social medial actual”, precisa. El emprendedor precisa que desde esas plataformas se van exhibiendo los productos, “también nos permite mostrar a nuestros clientes lo que hacemos. “Me gusta relacionar la tecnología con algo más cálido como son los juguetes y la madera”.
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Parte de los instrumentos mapuches que confecciona en su departamento.
Manuel y sus arpas, que con el tiempo aprendió a fabricar para que no fueran sólo decorativas.
El esfuerzo en las manos del artesano que fabrica instrumentos originarios mapuches Los inicios de Manuel Varas se remontan a cuando realizó arpas de juguete para poder tener dinero para una Navidad Reparar una pequeña arpa que adornaba uno de los muebles de su casa fue el inicio del trabajo autodidacta de Manuel Varas. Con buen sentido del humor, en un improvisado taller instalado en su departamento, este santiaguino se radicó en Santa María. En su hogar recibe a todos los que deseen comprar o reparar algún instrumento: arpa, calimba, yembé, cultrún, trutruca y atabaque. Son parte de sus diversos trabajos, todos creados únicamente con sus manos. La historia comienza cuando Manuel tenía 19 años de edad y aún vivía en Santiago. Fue en la época de la Unidad Popular, cuando junto a su cuñado decidieron buscar una nueva forma de ganar dinero. Se acercaba la Navidad y ni él, ni su hermana, ni el marido de ella tenían trabajo. “Le dije a mi cuñado: ¿por qué no desarmamos esa arpa chiquitita que está toda destartalada, la hacemos de nuevo y le sacamos molde para hacer otras? Los niños le escribían cartas al Viejito Pascuero pidiendo regalos. Así empezamos. Las hacíamos con maderas que encontrábamos por ahí”, recuerda. Gracias a esto, no sólo
encontraron la forma de comprar regalos a la familia y celebrar dignamente la Navidad, sino que se convirtió en una nueva fuente de ingresos y en una solución ante la cesantía y que permitió comercializar en las calles de Santiago. SU MANO DERECHA Guardar en su bolsillo un panfleto en contra del Régimen Militar y ser encontrado junto a manifestantes, fueron razones suficientes para que Manuel fuera detenido y también torturado. Fue así como este artesano perdió sus dedos meñique y anular, lo que le ha causado una serie de dificultades para desarrollarse laboralmente hasta el día de hoy. Se acercaba el 18 de septiembre y los dueños de los negocios compraban sus arpas talladas con dibujos patrios para adornar sus vitrinas. “Caminaba hacia mi casa y me topé con un grupo de jóvenes que estaban quemando forros, protestando. Me pidieron platita, les pasé unas monedas y justo llegaron unos militares de civil y me tomaron por comunista. Me hicieron joder las manos igual que a
Víctor Jara”, recuerda Manuel. Por eso, decidió trasladarse a la zona interior de la Quinta Región junto a su madre, a fines de la década del setenta. En la comuna de Santa María se convirtió en el lugar que le ha permitido perfeccionar y diversificar su trabajo. “Con el tiempo, esto fue lo único que me fue posible hacer por el problema que se me presentó, tengo solo la mitad de esta mano”, afirma. PERFECCIONAMIENTO Manuel no sólo se ha limitado a fabricar arpas ornamentales, sino que se ha esforzado por aprender a confeccionar verdaderos instrumentos musicales. Para eso partió revisando imágenes y empezó a visitar tiendas de música en la Región Metropolitana, a fin de ir midiendo los instrumentos y sacar los moldes necesarios para construirlos con sus propias manos. Las ganas de aprender lo llevaron a postular a un proyecto del Fondo de Inversión Social (Fosis) hace cinco años atrás, con lo que obtuvo los recursos para pagar clases que le permitieron pasar de la elaboración de adornos a verdaderas arpas, con las que si se podía emitir música. Además, quiso aprender a fabricar otros instrumentos que le llamaban mucho la atención, entre
El artesano muestra con orgullo el trabajo que realiza cada día.
ellos, la guitarra. “Vi en la tele a unos jóvenes que habían postulado a un proyecto, así que busqué y busqué a alguien que me enseñara. Fui a Valparaíso y a Santiago, hasta que por fin encontré quien me hiciera clases”, comenta. Así se perfeccionó. Ahora cobra unos 400 mil pesos por sus arpas, las que son compradas por aficionados y músicos. No conforme con eso, ha aprendido a reparar y empezó a fabricar diferentes instrumentos musicales mapuches. Un yembé, tallado, cuesta unos 60 mil pesos; un cultrún, entre 8 mil y 40 mil pesos, dependiendo del tamaño, y una
calimba, alrededor de 7 mil pesos. SIN TALLER Manuel también se dedica cada cierto tiempo a realizar diferentes labores agrícolas, porque los ingresos que recibe por la confección de su artesanía no es suficiente para tener un sueldo suficiente para sobrevivir. No tiene un verdadero taller, tampoco posee todas las herramientas necesarias para trabajar, ni de dinero para pagar su traslado y salir de la zona del Aconcagua para mostrar su artesanía en otras ciudades. Además, tras la muerte de su madre, debe dejar el departamento que habita,
por tratarse de un beneficio que el Gobierno le entregó a ella por ser de la tercera edad. A esto se suman los problemas en su mano derecha se complican a medida que trabaja. Por eso tiene que darse tiempos de descanso, puesto que padece de una tendinitis crónica. Encontrar un lugar donde vivir, tener un buen taller y contar con las herramientas necesarias son parte de sus deseos. También considera que hacer clases y enseñar todo lo que sabe es una buena opción, por lo que no descarta postular nuevamente a un proyecto que le permita traspasar lo que sabe a quienes tengan sus mismos deseos de aprender.
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La “Travesía” de dos jóvenes que dejaron sus trabajos Mientras ella trabajaba en una empresa de turismo y él era chef internacional en un crucero, decidieron dejarlo todo para crear su propia fábrica
Camila Mallol estudió Turismo y hasta el año 2010 trabajaba en una empresa inglesa “Turismo de lujo” con filial en Santiago, puesto estable y con proyección en el que llevaba ya siete años. Por su parte, Tomás Cumsille es chef internacional y hasta esa misma fecha recorría el mundo trabajando en una exclusiva cocina a bordo de un crucero. Si bien ambos tienen en común sus antiguos trabajos en torno al turismo, hay algo que sí los hace verdaderos cómplices: “el amor por la buena cerveza”. De un día para otro decidieron dejar sus bien remunerados trabajos para lanzarse al mundo del emprendimiento y crear su propio estilo del tan preciado y refrescante brebaje. Ambos amigos cuentan con orgullo que son “cerveceros” de tomo y lomo, y que fue justamente en torno a una refrescante “chela” que se conocieron, gracias a que los presentara una hermana de Camila. Fue así que de tanto de-
gustar las muchas variedades del chispeante mosto que la idea de montar una cervecería artesanal comenzó a rondar las conversaciones de estos dos amigos, en un inicio casi como una idea loca, pero que fue “tomando cuerpo” con el paso de los meses. Tiempo después, mientras Camila aún trabajaba en la exclusiva empresa de turismo, realizó algunos cursos de preparación artesanal de cerveza, Tomás hacía lo suyo aprovechando sus viajes por el mundo “principalmente en Nueva Zelanda”, para ir preparándose para el gran salto que se vendría dentro de varios meses, plazo que se dieron para emprender el nuevo desafío. Pero faltando mucho para el día cero, en diciembre de 2010, mientras ambos estaban en sus respectivos trabajos, Camila no aguantó más e inició el “acoso” contra Tomás, para que éste renunciara a su labor en el crucero, “amenazándolo” de que ella ya estaba decidida a iniciar la “travesía” en ese
Camila Mallol y Tomás Cumsille empezaron esta travesía instalando una fábrica artesanal de cervezas gourmet.
mismo instante: “Sí o sí”. “Él estaba trabajando en el crucero en Hawái, y comencé a llamarlo diciéndole: Tomás voy a renunciar, Tomás renuncié. Así que no le quedó otra”, recuerda riéndose de la anécdota Camila, que le costó a Tomás más de un dolor de cabeza,
ya que viajar desde la isla hasta Chile en vísperas de Navidad fue una verdadera odisea para el chef internacional. “Le dije que por lo menos me diera un mes para volver, pero inicié inmediatamente los preparativos, la renuncia y la locura para encontrar
pasajes una semana antes de Navidad. Para volver tuve que viajar de Hawái a Los Ángeles, de ahí a Miami, de Miami a Brasil y después a Chile, o sea más de dos días viajando”, recuerda Tomás. Una vez en Chile, y “con los pies en la tierra y la cabeza fría”, ambos jóvenes
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para crear su propia cerveza artesanal gourmet
La preparación de la cebada y el agua de las vertientes que existen en la Cordillera son parte de los ingredientes característicos de este producto.
La presentación de cada variedad es una de las claves que ha permitido incorporar este producto al mercado.
iniciaron un largo proceso para ir dando forma a este sueño, que comenzó no solo con la documentación e introducción teórica respecto a la preparación del brebaje, sino que con la experiencia empírica. Para esto, lo primero que hicieron fue iniciar un
viaje rumbo al sur de Chile, visitando cuanta cervecería artesanal encontraran en el camino, y así conocer las experiencias existentes en el rubro, degustar cervezas como locos, pero también tomar nota de las buenas ideas que iban conociendo en esta especie de viaje de
iniciación. Si bien lo tenían claro desde un principio, este viaje terminó por convencerlos de que debían hacer el esfuerzo por hacer un producto diferente, una cerveza gourmet. Una vez montada la fábrica artesanal en la casa de
Camila en Rinconada, iniciaron un largo proceso de ensayo y error para dar, no solo con los ingredientes adecuados, sino con la “alquimia” justa para crear sus cuatro variedades que, después de mucha discusión, finalmente llamaron “Travesía”, en honor a sus largos periplos y la incierta aventura que le deparaba su nuevo futuro como fabricantes de cerveza. “Tenemos cuatro varie-
dades: la Golden Ale que es una cerveza rubia, especial para acompañar sándwich, pizzas, comidas picantes y sushi. La Pale Ale, cerveza de color ámbar claro, ideal para servirse con aves picantes, quesos cremosos, vegetales y carnes a la parrilla. La Brown Ale, cerveza de color ámbar intenso, que acompaña perfectamente lomo de res, entrecot, pastas con salsas toma-
tadas, queso azul, gruyere y salmón ahumado. Mientras que la Bock, cerveza negra con aroma a café tostado y trazos de chocolate, para acompañar cordero especiado, carnes a las brasas, postres y chocolates”, detallan los jóvenes emprendedores. Ambos revelan que aparte de los ingredientes de primera calidad, como la cebada y el lúpulo, el secreto está en la calidad del agua que usan, que es traída directamente de vertientes originales de la cordillera de Los Andes. A un año de iniciar este nuevo emprendimiento, Camila y Tomás aseguran que la cerveza artesanal “Travesía” ya se puede encontrar en los principales restoranes y bares del Valle de Aconcagua, así como en Valparaíso, Santiago y en otras regiones del país. Para aquellos que deseen probar esta exquisita cerveza rinconadina pueden escribir a cervezatravesia@ gmail.com o llamar a los fonos 76954092 o al 87537641.
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Diferentes variedades de productos se fabrican teniendo como base principal la miel de abeja.
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Actualmente, la microempresa cuenta con 200 colmenares ubicados en la Autopista Los Libertadores.
La diversificación de la miel de abeja: desde jabones hasta cremas para el acné Nancy Olivares Colombo, junto a su madre, han innovado en productos utilizando esta base, consiguiendo una gran aceptación del público
Hace ocho años, a Nancy Olivares Colombo le llamó la atención el trabajo con las abejas. Su oficio, en ese entonces, era dueña de casa y buscando nuevas formas de aprovechar sanamente la naturaleza y tener fondos que pudieran ayudar a mantener la casa, junto con un amigo se interiorizó en la apicultura. Meses después, se inscribió en un curso del Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (Sence), y le dieron un subsidio que utilizó para emprender con cuatro cajones de abejas. Con el tiempo y juntando los recursos comenzó a obtener más colmenas, aunque reconoce que este tipo de actividad cuesta mantenerla si no hay un capital estable. “Cuesta mucho salir adelante cuando tú empiezas y tienes que endeudarte. Hace dos años me dieron ganas de aprender, a realizar nuevos tipos de cosas con esto y quise aumentar mis ingresos, porque con las abejas uno recibe sólo una vez al año, cuando se cosecha y se vende”, explica Nancy. Dos años después, en Viña del Mar, se capacitó para hacer diferentes productos en base a miel, lo que le ha servido para diversificarse. Actualmente, expone en diferentes ferias, siendo la única persona en la provincia de Los Andes que fabrica este tipo de productos.
Marta Colombo y Nancy Olivares, madre e hija, ahora buscan instalar con un local establecido en Los Andes.
“Te tiene que gustar lo que haces. En un principio, al manejar por primera vez las abejas, siempre te pican y hasta se te meten por dentro del pantalón. Tienes que aguantar no más, porque el trabajo es entretenido y sabes que podrás obtener una satisfacción. Pero para ello se debe amar lo que haces”, comenta la apicultora. Entre los nuevos productos que ofrece Nancy, se cuentan shampoo, bálsamos y jabones. Con ello empezó, pero después fue innovando con cremas cicatrizantes para el acné, jarabes y miel mezclada con otros productos, como naranja o noni,
que son resultados de pruebas que ella misma hace para ir variando con sabores. Al igual que dulces de miel con nuez, que son los que más se venden. “La idea es que las cosas sean agradables al paladar. Hace poco comencé a trabajar con propóleos, entonces decidí mezclarlo con miel y me di cuenta que queda más dulce. Sirve mucho para la gente que encuentra que el propóleo que se vende en farmacias tiene mucho alcohol”, cuenta la emprendedora. Ahora ella es dueña de Colmenares Talhuén, y sus abejas están repartidas en
200 cajones ubicados en la Autopista Los Libertadores, en el sector de San Vicente, en la comuna de Calle Larga. Actualmente, trabaja en una crema de miel con carité para el rejuvenecimiento de la piel, lo que es 100 por ciento natural, sin químicos. ACUERDO FAMILIAR Nancy trabaja con su madre, Marta Colombo, con quien puede externalizar sus productos, ella trabajaba con artesanos de la zona hasta que su hija la invitó a innovar también. Como Marta la apoyó en el negocio de las abejas, juntas han comenzado a vender
sus productos en diferentes ferias. Este año “juntas pero no revueltas”, han decidido emprender vuelo en diferentes encuentros artesanales como la Filan, la feria costumbrista de Calle Larga y próximamente en el Guatón Loyola de Los Andes. “Nos hemos dado cuenta que la gente está consumiendo más miel, más cosas naturales y eso lo queremos aprovechar. Nos ha ido bien, pero eso se debe a que educamos sobre el tema y les damos degustaciones también. Eso es fundamental, ya que la persona, dice, lo probó y lo encontró bueno. También debemos decir que hemos encontrado mucha ayuda por parte del Municipio de Calle Larga”, afirma. Además, existen aspiraciones para ir a exponer en la capital, específicamente, en el Mall Estación. Pero la idea primordial de Nancy es instalar un comercio establecido en el centro de Los Andes, aunque todo depende del tipo de floración de este año y del tiempo. “En los últimos años no ha habido tanta polinización por culpa de la sequía. Si no llueve en estos días ocurrirá lo mismo. Trabajo en un lugar donde hay un árbol que se llama Talhuén cuyas flores deben salir en este tiempo y todavía no lo hacen. Eso es prácticamente perjudicial, porque nadie ayuda a los pequeños apicultores, quienes debemos salvarnos solos”, reclama.
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La artesana andina que por amor aprendió y desarrolló el oficio de trabajar en cuero Durante todo este tiempo ha sabido reinventarse para competir con productos que son más baratos y que la obligaron a buscar nuevas alternativas
La vida como artesana de Rosalía comenzó en el momento en que se enamoró de su esposo, hace casi cuarenta años. Mientras pololeaban, él tenía la inquietud de trabajar con cuero, siempre estaba investigando y comprando libros para conocer más acerca de los trabajos que se podían realizar con este material. Lo anterior, hasta que averiguó que su abuelo había sido un gran curtidor de cueros en Francia, desde donde emigró en tiempos de la Primera Guerra Mundial cuando se enamoró de su abuela, que era alemana. Juntos, llegaron a Chile para vivir su amor y él se dedicó a enseñarles a las grandes curtiembres cómo trabajar de mejor manera el cuero. De esta manera, el marido de Rosalía, quien la internó en el mundo de la artesanía en cuero, poco a poco fue aprendiendo hasta transformarse en un especialista en este arte. “De a poco empezó a hacer cosas de cuero y a mí también me gustó, porque desde chica realizaba este tipo de confecciones con las manos”, cuenta la artesana. Junto a su marido tuvieron la primera tienda
Rosalía Astorga Mauna se transformó en artesana cuando conoció a su marido.
La artesana ha debido crear nuevas alternativas para poder competir con productos de menor calidad y más baratos.
“hippie” en calle Esmeralda, donde vendían sólo productos manufacturados por ellos y 100 por ciento de cuero, hasta que comenzaron a ingresar al país los productos chinos. “La gente prefirió comprarse tres pares de zapatos por el precio de uno. Con la diferencia que los tres se le rompían mucho antes de lo que se le hubiese roto el de cuero”, comenta Rosalía. También recuerda que junto a su marido fueron pioneros en las ferias que se hacían en la comuna de Los Andes y que debieron luchar bastante para conseguir lugar como artesanos en ellas. “La primera que se hizo fue en la plaza y era bien rústica”, señala. La emprendedora y su marido recorrieron casi todo el país, se fueron de feria en feria, hasta que en un momento decidieron instalarse con una curtiembre de cuero de cabra en la vecina comuna de San Esteban, lugar en el cual tenían un terreno. Según cuenta, los sanestebinos y, especialmente, los agricultores, nunca aprobaron su proyecto puesto que pensaban que
iban a contaminar el agua y a perjudicar su riego, pese a que ellos querían poner una curtiembre biodegradable. Tras esta desilusión, su esposo se fue a Francia a probar suerte aprovechando su doble nacionalidad. Hoy está radicado en Suecia esperando su jubilación para poder retornar junto a su mujer. REINVENTÁNDOSE Rosalía, mientras tanto, sigue trabajando como artesana en cuero, aunque ha debido reinventarse con el tiempo, puesto que los productos extranjeros llegan a tan bajos precios, que es difícil competir con ellos. Para ello creó una línea de artesanía en joyas de cuero: aros, pulseras y collares, que puede vender más baratos y que son de gran aceptación entre las mujeres. Además, como sabe que ya no puede vender en una feria artesanal una cartera de cuero en 20 mil pesos, comenzó a fabricar bolsos de tela con aplicaciones de cuero, que sí tienen un valor competitivo con los otros puestos que se insta-
El reciclaje es fundamental en la línea de trabajo que ha seguido Rosalía. Esta silla la encontró en la calle, la limpió y la tapizó con retazos de cuero.
lan. Para la emprendedora, lo fundamental es ir innovando, es por ello que cada temporada o en cada feria que tenga que participar, se preocupa de crear una nueva línea de productos y no repetir nada de lo que vendió anteriormente. “Casi siempre pasa que todos venden lo mismo. A mí me gusta marcar la diferencia”, explica. PRENDAS DE VESTIR Su conocimiento del cuero la ha convertido en experta en arreglar prendas de vestir que tienen este delicado material, el cual se encarga de teñir, de arreglar, de reparar el color y solucionar muchos otros problemas que tienen. “Una vez llegaron acá muchas personas que habían comprado chaquetas de cuero en una conocida tienda de retail, pero el problema es que era tan delgado que doblaban los brazos y se les rompían los codos. No sé cuántas reparé”, precisa. Además, ella misma confecciona piezas de vestir de este material, como
chaquetas pintadas a mano, petos o jumper de cuero tejido, que superan los 20 mil pesos y que hace sólo por encargo. AMANTE DEL RECICLAJE Otro valor que le ha agregado Rosalía a su trabajo es el reciclaje. Usa las latas de bebidas y la parte de abajo (círculos) para hacerles aplicaciones a los bolsos que vende. Con la lata, también hace joyeros y otros adornos que también confecciona. Incluso, fabrica bolsos tejidos con telas de algodón que son obtenidas de poleras viejas que recolecta de sus amigas. Las corta en tiritas y va tejiendo los rectángulos que después transforma en lindos bolsos forrados. En su casa, se pueden ver dos sillas que recogió de la calle, y que ella misma restauró. Para ella, su trabajo en cuero, junto con el reciclaje y la innovación, han sido fundamentales en su vida, y eso lo proyecta cuando le toca dictar talleres o hacer clases de arte, en algunas comunas de la zona.
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Andes Country: la apuesta por desarrollar un turismo con Más allá de ofrecer distintas alternativas para quienes visitan la zona interior de San Esteban, todo esto va de la mano con la recuperación de espacios y la protección de la naturaleza
Franco Contreras señala que una de las razones sobre las cuales se sustenta Andes Country está vinculada con rescatar las rutas de los antiguos arrieros que transitaban por la Cordillera de Los Andes, específicamente, usando los pasos ubicados en la comuna de San Esteban, de tal manera que estos caminos centenarios se mantengan vigentes para las futuras generaciones. Pero también esto va de la mano con proponer un proyecto sustentable, un turismo que más allá de mostrar las bellezas que tienen estos parajes, la idea es que la gente tome conciencia sobre la importancia de preservarlos, más aún cuando la intervención del hombre ha resultado fuerte, principalmente, con la explotación minera que se registra en esta área. Precisamente, este emprendedor, con orgullo, señala que toda esta tradición es parte de su familia campesina, la que durante tres generaciones ha desarrollado esta actividad, en la
que hoy participan, además, sus hermanas Elaine y Francisca, para contribuir con el rescate de la simpleza del campo, la protección de la naturaleza y la recuperación de los espacios rurales. De esta forma, las rutas que son usadas como parte de este proyecto global de preservación son aquellas que están hacia el noreste, en el sector de Campos de Ahumada. Desde ahí, se utilizan los antiguos caminos de pastoreo, lo que permite efectuar distintas combinaciones dependiendo de los accesos y la naturaleza. Lo anterior, significa combinar, dependiendo de los accesos y la naturaleza del lugar, actividades de cabalgata, trekking y mountain bike. El joven sanestebino señala que la visión fundamental es contribuir al desarrollo sustentable y la recuperación de espacios rurales en perfecta armonía con el medio ambiente, “esto nos permite entregar un lugar propicio para una vida saludable de cara a lo que se
Saluda afectuosamente al equipo humano del Diario “El Observador”, a su Director y a todos quienes conforman este medio de comunicación social, que durante 8 años, ha sabido brindar información confiable y veraz; Muchas felicidades en este nuevo Aniversario
parte de nuestra identidad y de la esencia del campo que está en extinción porque la mayoría está yéndose a la ciudad, por ende, las tierras se están vendiendo”, sentencia.
Rescatar las antiguas rutas de los arrieros es uno de los propósitos de Andes Country.
entregará a las futuras generaciones”. “No surgimos como una empresa dedicada al turismo, sino que es una respuesta al escenario que tenemos hoy. En un principio, quisimos hacer desarrollo sustentable, basado en tres elementos: crecimiento económico, cuidado del medio ambiente y la integración social”, precisó. Contreras insiste que desde esa mirada permite evaluar cómo se enfrenta el
problema medioambiental, “desde ahí el turismo surge como una respuesta rápida y sencilla para generar propuestas de protección, generando valor y conocimiento que pueden ser manejados por las personas”. “En definitiva, el turismo nos permite entrar en la conciencia de la gente, “por ejemplo, planteando que todos estos paisajes que existen pueden sufrir daño si no existe una preocupación para su preservación, esto es
CONCIENCIA POR EL ENTORNO En términos generales, lo anterior se resume en la paulatina pérdida de los espacios rurales y el daño al medio ambiente. De hecho uno de los aspectos que se lamenta es la escasez de datos que especifiquen el actual estado de conservación de la flora y fauna de toda esta área cordillerana. También la disminución de la agricultura y la ganadería, lo que crea una capacidad ociosa considerable de manera agregada y múltiple respecto de las posibilidades de producción y distribución del ingreso. El emprendedor señala que también la existencia de actividades económicas en el sector relacionadas con la pequeña minería y turismo,
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conciencia medioambiental
Franco Contreras apuesta por un turismo que demuestre la importancia de conservar el medio ambiente y el entorno.
que debido a la falta de información y a un plan de desarrollo sustentable pueden generar una degradación de los recursos naturales como afectar la salud de los ecosistemas en esta zona. “Por eso, a través de una visión innovadora se pretende contribuir en la recuperación de espacios rurales que están subvalorados y que contienen aquellos elemen-
tos que distinguidos unos de otros y potenciados de manera equilibrada, otorgarán diferenciación y permitirán crear una alternativa sustentable”, menciona. Franco reconoce que durante estos tres años se han dedicado a muchas cosas, por un lado, el desarrollo del ecoturismo, se van asociando otras ideas, por ejemplo, la observación de aves, ela-
borar un catálogo básico de la flora y la fauna “Hemos desarrollado una iniciativa que lleva a los niños a caminar, como un pequeño trekking, para que puedan observar las formas y figuras que existen en la naturaleza para que ellos las puedan replicar en el aula”, añade. Para el microempresario, sin duda, este trabajo es valorado por los extranjeros porque forma parte de su cultura, lo que queda reflejado en los reconocimientos recibidos por lo que se ha hecho. “De manera interna, a nivel de país, queda demostrado que nos falta mucho aun, si bien no podemos entregar una evaluación a priori. El turista chileno siempre opta por lo masivo y que tiene el beneficio de lo confortable, dejando de lado la mirada en detalle de su entorno. Nuestro negocio no se mira como un factor económico, tenemos elementos diferenciadores, si lo conseguimos es porque estamos bien”, subraya.
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La quesería de cabra de Manuel Barraza: “Hacemos quesos para todos los bolsillos” Desde muy pequeño está ligado a la crianza de cabras. Hoy vende su producción, principalmente, a un clientela cautiva, la que conoce su producto y lo sigue desde hace años
Manuel Barraza Carvajal cuenta que desde los 11 años junto a su hermano comenzó a trabajar con las cabras, esto los llevó a vivir en el sector de Los Corrales, al interior de Catemu, lugar donde está radicado junto a su familia: su esposa Claudina, 5 hijos, 5 nietos y otros dos en camino. Dice que nunca ha trabajado en otra cosa, no sabe hacer nada más, pero gracias a las cabras ha podido criar a sus hijos y darles educación. “Todo lo que tengo lo he hecho de mis cabras. Ha sido sacrificado, pero hemos ayudado a la familia, algo los hemos educado, no tan bien, pero se ha conseguido”, comenta Manuel. Este hombre, de 59 años de edad, confiesa que tiene bastante clientela fija que lo busca en la feria de Catemu. Además, vende sus quesos
La fábrica hace quesos de diferentes tamaños para todos los bolsillos.
a los trabajadores de la Fundición Chagres y en
la feria El Rastro en San Felipe. “Hemos vendido tanto que no hemos tenido quesos para ir a San Felipe, pero para el próximo mes ya volveremos”, explica. Desde hace años que obtuvo su resolución sanitaria para vender estos productos y desde hace otros pocos, que se hizo
Manuel Barraza Carvajal ha trabajado con las cabras desde que tenía 11 años.
La leche cuajada se coloca en moldes y se transforma en queso fresco.
socio del Fondo de Solidaridad e Inversión Social (Fosis). “Comenzamos con mi hermano en una quesera que era una sola pieza pequeña. Después, a través del Fosis -junto a otros socios- hicimos esta quesera que es más grande y tiene tres piezas. Aunque yo no más la uso, porque es muy difícil juntarse con ellos, sobre todo porque lo fabrican en su casa”, comenta el trabajador. Él se ha preocupado de arreglar el lugar, pintarlo y ponerle cerámicos. A la vez, recuerda que en un comienzo los moldes que se utilizaban eran de madera y, más tarde, de lata, hasta llegar a los de acero inoxidable y PVC que se usan ahora. A través del Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap) ha conseguido fondos para hacer un corral más grande y una bodega para guardar el pasto. LOS QUESOS Manuel asegura que lo mejor para el negocio “es hacer quesos para todos los bolsillos”, por eso, con los moldes que tiene puede producir quesos desde 2 mil 500 pesos hasta 20 mil pesos.
“Nosotros optamos por hacerlos más chicos, porque cualquiera puede pagar poco más de dos mil pesos”, señala. Para fabricarlos, lo primero que debe hacer Manuel junto a su señora, que lo ayuda en todo el proceso, es ordeñar las cabras, lo que hacen en los mismos corrales donde construyeron unas tarimas en altura para realizar el proceso de pie. Luego, se transporta la leche a la quesera, se pasteuriza en un fogón a 65º Celsius, después se coloca en un pozo con agua en donde se le baja la temperatura a 30º y se empieza el proceso de cortar la leche, que demora alrededor de una hora. A continuación, se coloca el cuajo frente a un mesón de acero inoxidable, en donde se toma la leche y se pone en los moldes para después comenzar a efectuar presión y formar los quesos. Para finalizar, en otra pieza se dejan reposar los quesos para que boten el líquido que les queda, aunque de todas maneras, advierte que él no vende queso seco, sino que fresco, puesto que para el queso maduro, la Autoridad Sanitaria exige que tenga más de 10 días. Según Manuel, la producción de quesos es relativa, dependiendo de las cabras. En estos momentos, está haciendo 10 quesos pequeños diarios, porque sólo la mitad de los animales está en producción y espera que para el mes de septiembre ya estén todas dando leche. Para que las cabras produzcan bastante y de buena calidad, lo más importante es que se alimenten bien, que reciban buen pasto, por eso, les da alfalfa y maíz. “Ya no se puede pastar en el cerro, no hay nada. Con lo que cayó de agua los cerros están pelados y para el próximo año creo que va a ser peor”, cuenta el dueño de 115 cabras de mediana calidad, según él mismo afirma.
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Patricia Riquelme Vergara, productora de frambuesas, frutillas y fisalis envasadas. Cada jueves se realiza la feria con productos orgánicos que tiene bastante aceptación en la zona.
La profesora que apostó por desarrollar el cultivo de productos orgánicos en Panquehue Patricia era era Santiago y se trasladó hasta la zona, donde comenzó a sembrar su tierra de manera orgánica y se convirtió en una reconocida productora
Hace 8 años que Patricia Riquelme Vergara, casada con tres hijos y cuatro nietos, llegó a vivir desde Santiago a la comuna de Panquehue, luego de jubilarse como profesora. Siempre se interesó por la comida orgánica y en Santiago le costaba mucho encontrar productos de ese tipo, los que habían eran muy caros. Por eso, una vez en Panquehue, decidió comenzar a plantar su tierra de manera orgánica y tener así lo que necesitaba. “Era una persona de ciudad, y cuando nos compramos la parcela, me involucré de inmediato en la producción orgánica, porque me parece que es un aporte al cuidado de la naturaleza, a la vida sana y a una alimentación limpia, aprovechando así el agua de mi comuna, de buena calidad, lo que implica que uno tenga cultivos óptimos”, expone Patricia. En este proceso, comenta que comenzó a manejar los diversos procesos que se requieren para ser productora orgánica. Primero, se debe hacer el compost, con las lombrices que producen el humus y una vez con eso, se empieza a plantar. Luego de ocho años en este camino orgánico, tiene fisalis, yerbas aromáticas, plantas medicinales, frambuesas, frutillas y hortalizas.
Diferentes productos se comercializan con el valor agregado de ser cien por ciento naturales.
Asegura que desde el plano individual nunca conseguirá ser un gran empresario orgánico, porque el trabajo requiere demasiada mano de obra. De hecho, los productores trabajan con la rotación de cultivos, lo que implica que si este año plantan arvejas y habas, el próximo es maíz, lo que irá mejorando la fertilidad del suelo. “Uno va sanando la tierra, para que en la posterior cosecha se tenga un mejor resultado”, explica Patricia, quien añade que no es un
trabajo fácil ser un productor orgánico, puesto que se debe llevar un registro diario de todas las actividades que se hacen, como medir temperaturas, entre otras labores. “Debe haber una convicción de alma cuando uno decide hacer esto, pero en la medida que tu predio te va respondiendo de forma natural, uno se siente complacido”, sentencia. Para poder crecer se asoció con otras 9 personas, crearon el grupo orgánico certificado del Valle de
Aconcagua, que funciona los días jueves en el Café D´ Velasco y los sábados venden en la feria ecológica que se realiza en la aldea El Encuentro en Santiago. Asegura que tanto sus productos como los de sus socios, han tenido gran aceptación en el valle y que sus cosechas se comercializan completamente en las jornadas de los jueves, donde llegan personas de todas las comunas a comprar productos orgánicos. “Por eso es buena la asociatividad, porque si uno
tiene un cultivo, otro socio puede tener otro y así variamos”, indica Patricia, quien informa que además son el tercer grupo en el país que ha obtenido la certificación del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) como productores orgánicos. Actualmente, tienen hortalizas, nueces, huevos de codorniz, paltas, entre otros productos. El principal objetivo es poder abastecer el mercado. “Llegamos a las 8 de la mañana y a las 14 horas ya no tenemos nada. Nosotros empezamos acá por probar y ha sido fantástico, nos piden productos hasta por Internet”, cuenta la emprendedora. Insiste que el propósito ahora es tener un local de ventas que funcione diariamente, “nos estamos proyectando lentamente para conseguir nuestro objetivo. Lo bueno de esto se da porque el productor es el que vende y, por ende, los precios -a veces- son más baratos que en el supermercado”. Lo anterior, le permitió transformarse en la presidenta del Concejo Asesor de Área (Cada) y del Concejo Asesor Regional del Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap), lo que la convierte en el nexo entre los usuarios y la organización. “Tengo una actividad muy participativa en lo que es dirigencia”, reconoce.