Escrito por
Ilustrado por
Julia Donaldson
Lydia Monks
Con el sol de julio brillando en el cielo la mariquita decidiรณ emprender el vuelo. Desplegรณ sus alas entre la brisa de verano y volรณ sobre granjas, arboledas y prados. Y vuela que te vuela, rรกpido y sin parar, finalmente llegรณ a la orilla del mar.
El león marino rugía y la gaviota graznaba.
La sirena cantaba y el delfín chasqueaba. El cangrejo hizo SNAP y el tiburón hizo NASH.
La cola de la ballena produjo un sonoro SPLASH. El pez perro ladraba y el pez gato ronroneaba, pero la pequeña mariquita no dijo nada de nada. Pero la mariquita vio y también escuchó . . .
Vio a dos hombres en una autocaravana. Llevaban trajes de baĂąo y algo planeaban. Eran Hugo el Zurdo y Len el Largo, de nuevo tramando algo malvado.
Y Len el Largo le dijo a Hugo el Zurdo: «Tengo pensado un plan concienzudo. Hasta medianoche, esperar es lo que toca. Entonces nadaremos hasta aquella roca. Sentada sobre ella suele cantar la sirena, mientras peina y peina su larga melena. Pero a la noche ya se habrá ido a dormir y nos acercaremos sin que nos vea venir. Y, ¡tris, tras!, le cortaremos el pelo, ese cabello tan largo y tan bello».
Y Hugo el Zurdo le dijo a Len el Largo: ÂŤCon ĂŠl haremos una peluca glamurosa y se la venderemos a una estrella famosa. ÂżNo te parece que es una idea fabulosa?
Y cuando el pelo le crezca de nuevo, ¡podremos llenar otro saco entero! Volveremos una y otra vez a por más. ¡Este va a ser un negocio genial!».
Y la pequeña mariquita moteada, que casi nunca decía una palabra, contó a los animales lo que había escuchado.
Y el león marino rugió y la gaviota graznó. La sirena gimoteó y el delfín chasqueó. El cangrejo hizo SNAP y el tiburón hizo NASH. La cola de la ballena produjo un sonoro SPLASH. Y los peces dijeron: «¡Vaya par de sinvergüenzas! No permitiremos que roben el pelo de la sirena».
Pero la mariquita tuvo una idea genial y la susurrรณ en la oreja de cada animal.
Entonces la gaviota, con un alegre graznido, trajo un montรณn de algas colgando de su pico, y mientras el cielo rojo anunciaba el atardecer, sobre la cabeza del leรณn marino las dejรณ caer.
Mรกs tarde, cuando el cielo se llenรณ de estrellas, el leรณn marino subiรณ sobre el lomo de la ballena.
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