Ediciones JavIsa23
Itsy Pozuelo, nacida en 1986, es una joven cartagenera amante de las letras que decide abrir su blog “Escritoras con Alma” en 2010, para mostrar al mundo sus escritos después de haber quedado finalista en un concurso de Poesías Internacional, del que se publicó un libro recogiendo las mejores y en el que se incluye su poema “Volverá”. En 2011 participaría en dos concursos, cuyo premio sería participar en una antología; en ambos casos resultaría ganadora, publicándose así, “Sangre de vampiresa” en la Antología “La noche y los guerreros de fuego” de Latin Heritage y “Mi nuevo yo” en la Antología “Minotauro” de Latin Heritage. En dicho año, y en su lucha por conseguir su sueño, participó en un concurso más, en el cual no resultó ganadora, pero en donde publicarían su relato en una antología, junto a los demás participantes del Premio Internacional de Relatos “Mil palabras”, publicado por Ediciones JavIsa23 con la colaboración del grupo “Como triunfar en la literatura sin morir en el intento”. Participar en dicho certamen le abrió las puertas para publicar sus dos primeras novelas en Ediciones JavIsa23. En 2012 publica su primera novela “Vida entre tinieblas” y actualmente sale a la luz “Un mundo por descubrir”, su novela más esperada.
UN MUNDO POR DESCUBRIR
Ediciones JavIsa23
Título: Un mundo por descubrir http://mundodescubrir.blogspot.com © del texto: Itsy Pozuelo www.itsypozuelo.com © del prólogo: Haizea López © de la portada: Jaume Moreso © de las ilustraciones del interior: Ariel Chaban, John Michael T. Capside y Carlos Cárdenas © de esta edición: Ediciones JavIsa23 www.edicionesjavisa23.com E-mail. info@edicionesjavisa23.com Tel. 964454451 Primera edición: Enero de 2013 ISBN: 978-84-940915-1-3 Depósito Legal: CS 20-2013 Maquetación: Javier Garrit Hernández Printed in Spain - Impreso en España Imprime: Publidisa www.publidisa.com Todos los derechos reservados. Queda prohibida, según las leyes establecidas en esta materia, la reproducción total o parcial de esta obra, en cualquiera de sus formas, gráfica o audiovisual, sin el permiso previo y por escrito de los propietarios del copyright, salvo citaciones en revistas, diarios, libros, radio, televisión y/o blogs de Internet, siempre que se haga constar su procedencia y autor.
Itsy Pozuelo UN MUNDO POR DESCUBRIR
Para Zh铆o. Por servirme siempre de inspiraci贸n.
Índice Agradecimientos............................................................................. 9 Prólogo............................................................................................13 Capítulo 1: El extraño...................................................................19 Capítulo 2: Un duro golpe............................................................27 Capítulo 3: Miedo........................................................................35 Capítulo 4: El trato.......................................................................45 Capítulo 5: El diario.....................................................................57 Capítulo 6: Sospechas...................................................................65 Capítulo 7: Especial Christian......................................................79 Capítulo 8: La Sorpresa................................................................85 Capítulo 9: Confesión...................................................................89 Capítulo 10: Mi nombre es Zoe...................................................... 101 Capítulo 11: Especial Judith........................................................... 107 Capítulo 12: Visiones...................................................................... 111 Capítulo 13: La Güija...................................................................... 119 Capítulo 14: Gorka......................................................................... 125 Capítulo 15: La Sombra de la Infidelidad........................................ 131 Capítulo 16: Vuelta a Casa.............................................................. 137 Capítulo 17: Reconciliación............................................................ 145 Capítulo 18: La Fiesta..................................................................... 155 Capítulo 19: Especial Juanis............................................................. 163 Capítulo 20: Secuestro..................................................................... 167 Capítulo 21: Especial Zhío............................................................... 179 Capítulo 22: Liberación................................................................... 183 Capítulo 23: Confesión de Inés....................................................... 193 Capítulo 24: El fin........................................................................... 195 Capítulo 25: Posesión..................................................................... 209 Epílogo............................................................................................ 211 Ilustradores...................................................................................217 ..
Agradecimientos La publicación de este libro es el final de una etapa. Un libro al que cariñosamente he apodado «El libro de los favores» y «El libro de todos». Ha sido tanta la gente a la que he pedido ayuda, y tanta la que ha colaborado, que no puedo decir que este libro solo sea mío. Espero que no me olvide de nadie y de ser así que me perdone. Empezamos: Rocío Carralón y José Javier Souto, gracias por vuestras primeras correcciones y el apoyo que siempre me demostráis. Raquel Cruz, gracias por ayudarme a editar, corregir y pulir. Gracias por tu sinceridad y cariño porque me demostraste que eras mi amiga de verdad. (Gente, no olvidéis este nombre, pronto será una autora muy conocida por su saga «El arcángel de la luz») Gracias a Mario Ruiz, porque sin pedírselo se ofreció para crear una melodía exclusiva para mi book-trailer. ¡Eres un gran músico! Gracias Jaume Moreso, mi niño, porque en cuanto te escribí no dudaste. Gracias por dedicar parte de tu tiempo en -9-
hacer la portada y las solapas. ¡Me salvaste! (Además que siempre podré decir, pues el grandísimo escritor e ilustrador de «Outre» me hizo la contraportada (ja, ja). Gracias a los ilustradores que me han cedido sus dibujos para el interior Ariel, Carlos y John. Gracias a los blogs que en la primera promoción se volcaron dándome su apoyo: Mente hot, El diván de Jud, El blog de Carla, Página tras página, Más que vampiros, Escriboleeo, El club de las escritoras, Zona Exentrica, Mi hobby es leer, Arte literario, Libros por leer, Luna Lunera, El poder de las letras escritas, Pluma del ángel caído, Te regalo un libro, Cosas de la vida, Alianza de palabras, Palabras y mundos, Más allá de las páginas, El cuenta historias..., El mundo de Mimi, Enredamos, Nyra escribiendo y por último Viviendo entre páginas. Gracias a todos. Aprovecho para dar las gracias a los blogs que también se volcaron la promoción de «Vida entre tinieblas» y además un «gracias» eterno para aquellos que lo compraron. Gracias Haizea López por hacer mi prólogo, aun pidiéndotelo con tan poco tiempo. Gracias Ediciones JavIsa23 por la oportunidad que me ofrecisteis de publicar dos de mis novelas. Gracias por apostar por mi trabajo y confiar en él. Llegó el momento más personal. GRACIAS a mi familia. A mi padre, José Pozuelo, por toda la ayuda. Gracias a mi madre, Marisol Auñón, por sufrir conmigo los acontecimientos más duros, por ayudarme a mejorar cada día y por compartir todo lo que hago. Gracias a mi hermana, Rocío Pozuelo, -10-
por leer mi libro la primera, por ayudarme siempre que te lo pido (y eso que soy muy pesada ja, ja) gracias por ser amiga además de hermana. Gracias a mis primas Marilo y Mari por el apoyo y la ayuda y a mis tíos de Andújar que a pesar de la distancia también han aportado su granito de arena. Por último, pero no por ello menos importante, gracias a ti, que tienes este libro entre tus manos, porque sin tu apoyo nada de esto sería posible. ¡GRACIAS! Itsy Pozuelo
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Prólogo Creo no equivocarme cuando afirmo que la tarea de escribir un prólogo no es para nada sencilla. El prologuista necesita reunir ciertos requisitos para conseguir un resultado digno: ser un crítico digno capaz de llegar —con inteligencia y razonamiento— a una conclusión sobre la obra a tratar, y a su vez, ser capaz de transmitirle al lector todo ello para orientarle en la lectura. Cuando mi amiga, y escritora, Itsy Pozuelo, me solicitó que escribiese esta página, un sinfín de inquietudes pasaron por mi cabeza y consideré a otros muchos literatos más capacitados que yo para realizar la tarea. Pero como pueden comprobar, dada la confianza que la autora ha demostrado tener en mí, he decidido volcarme en estas líneas y presentar su enigmática obra: Un Mundo Por Descubrir. Itsy Pozuelo —autora de «Vida Entre Tinieblas»— es una joven de Cartagena que presentó sus dotes de novelista al mundo poco después de alcanzar la mayoría de edad. «Un Mundo Por Descubrir» nació cuando su autora tan solo contaba con veintitrés primaveras. -13-
Esta misteriosa historia, narrada con un estilo fresco y ligero, ya ha sumergido a más de un millar de lectores en un mundo de muerte, pasión, amistad y secretos, antes siquiera de llegar a las manos de una editorial. Y es que «Un Mundo Por Descubrir» rodó por Internet, de blog en blog, cautivando a leyentes de toda la esfera. La obra, dividida en veintiséis capítulos de diferente longitud, es narrada en su mayoría en primera persona por la protagonista principal, Zoe Sullivan. Zoe es una cantante afamada y adinerada que se verá envuelta en un abrir y cerrar de ojos en horribles acontecimientos que tendrá que superar. Los episodios suceden uno tras otro, logrando una lectura cercana que enganchará al lector desde la primera página. La autora utilizará regresiones mentales de la protagonista para poner en antecedentes. Estos pequeños recuerdos de Zoe nos ayudarán a comprender su pasado, introduciendo al lector todavía más adentro de la historia. Sí bien es la protagonista la narradora principal, encontraremos diferentes «especiales» del resto de los personajes, también en primera persona. Estos narradores alternos nos describirán su pasado, sus miedos y sus opiniones, y ayudarán a comprender los pasajes más enigmáticos que no hayamos acabado de descifrar. Decir que esta historia es una historia de superación, es decir poco. Algo que me cautivó de la protagonista es su «fuerza», sus ganas de luchar… Y es que, tras las repentinas muer-14-
tes de dos de sus familiares Zoe luchará con fuerza para seguir adelante. No se hundirá y desistirá. «Lo que ahoga a alguien no es caerse al río, sino mantenerse sumergido en él». Paulo Coelho. Esta frase del escritor Paulo Coelho podría ser la introducción perfecta para «Un Mundo Por Descubrir». Zoe caerá en un río de corrientes peligrosas, dónde las mentiras y el sufrimiento pesarán con fuerza, intentando mantenerla bajo el agua… Pero no se mantendrá sumergida, se liberará de todo ello intentando desvelar por sí misma todos esos secretos que llenan su vida de odio. Zoe Sullivan nos transmitirá a todos los lectores que la palabra «imposible» no existe, que la vida es un reto que hay que intentar superar. Algo curioso que encontré al leer esta novela fueron los rasgos personales que compartía la protagonista con su autora… ¿Será que Zoe Sullivan es un reflejo de ella misma? Y aunque, en mi sincera opinión, la superación es la clave de esta historia, es el gran consejo que Itsy Pozuelo nos brinda sobre la vida, podemos encontrar un trasfondo mucho más elaborado y complejo en el que la «confianza» y las «apariencias» se tornan importantes. Y es que… ¿Es oro todo lo que reluce? ¿Nos quiere todo aquel que se mantiene a nuestro lado? -15-
El ser humano tiende a ser confiado, porque necesita esa sensación de seguridad que la confianza nos ofrece pero… ¿En quién confiamos? ¿En todo aquel que no nos haya traicionado? «Un Mundo Por Descubrir» nos hará replantearnos algunas situaciones cotidianas de nuestro día a día de manera muy diferente… Sin más dilaciones, y sin ansia de entretener más de lo necesario al lector, me despido deseándole una grata lectura. Dicen que buen prólogo puede ayudar a un libro no tan bueno, pero un mal prólogo puede matar un buen libro. Anhelando ayudar a esta gran obra y a la brillante autora que se esconde tras estas tapas: Haizea López Autora de Prisionera de mi mente
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1 El extraño En el fondo sabía que era ilógico que me sintiera así, pero era imposible evitarlo. El sentimiento de culpa me invadía cada mañana y no conseguía olvidarlo por más que lo intentaba. Habían pasado dos semanas de la muerte de mi hermana Lucía, me sentía completamente sola, necesitaba tenerla a mi lado y por mucho que la llamara no volvería, eso era obvio. Se presentaba una mañana difícil, era la primera visita al psicólogo. No me hacía especial ilusión. Mi madre insistió tanto que había decidido hacerle caso; de todas formas, no me haría daño hablar con alguien sobre el tema. A raíz de la muerte de mi hermana mi aspecto físico se había deteriorado un poco. Era delgada pero en esas dos semanas habría adelgazado unos cinco kilos y la falta de sueño hacía estragos en mi cara, haciendo que me salieran unas ojeras enormes debajo de mis ojos verde aceituna, por suerte era algo que podía tapar con un poco de maquillaje. Mi hermana siempre había sentido envidia de mi cabello largo de un color rubio y liso, el cual había estado peinando -19-
con insistencia en estos últimos días, tal y como hacia ella antes de marcharse de casa. De pronto, me di cuenta de que llevaba media hora frente al espejo decidiendo qué ponerme, como si fuera una de las entrevistas más importantes de mi vida, como si lo que contara lo fueran a publicar en una de esas revistas en las cuales salía día sí, día no. Esa también era una parte dura de mi vida, por si no tuviera suficiente con los acontecimientos sucedidos y con superar la muerte de un ser querido, tenía que escuchar las suposiciones que se hacían en televisión y prensa; a pesar de que nunca acudí a un plató de televisión a contar mi vida. Era cantante y sólo por eso sentían que tenían el derecho de hablar de mí constantemente. Aunque no lo compartía y en muchas ocasiones era desagradable, siempre hacía lo que me apetecía con total normalidad. Llegué a la consulta antes de hora. Imagino que los nervios me habían jugado una mala pasada al mirar el reloj. Me senté en una silla, a la espera de que la secretaria me avisara para que pudiera pasar. A mi lado había un chico bastante resultón. Me llamó mucho la atención el color de sus ojos, eran de un gris intenso, muy bonitos. En esa gran belleza se veía una tristeza indescriptible, me hubiera encantado preguntarle. Pensé que no sería adecuado, porque ni tan siquiera sabía su nombre. Para entretenerme, cogí una revista que había encima de una pequeña mesa. La miré y la tiré en la mesilla de nuevo. -20-
Era de la semana pasada y en la portada se podía leer: «Muere la hermana de la cantante Zoe en extrañas circunstancias». Una foto de ambas en el convite de la boda de nuestra prima, complementaba aquel titular. El chico me miró a la vez que observaba la revista. Deseé que no me dijera nada. Por suerte no lo hizo; sólo se rió, como si fuera lo más gracioso que había visto en meses. Por un instante hizo sentirme bien, al menos, le había ayudado a reírse y creo que le hacía mucha falta. La secretaria salió y llamó al muchacho para que pasara a la consulta. Alto, de tez pálida y pelo negro; vestía unos pantalones vaqueros anchos y una sudadera con el dibujo de un barco de vela, con todas ellas abiertas al viento. No pude evitar sentirme absurda por como iba vestida. Puede que excesivamente elegante para la ocasión. Salió de la consulta muy rápido, lo cual me llamó la atención. Me percaté de que pedía cita a la secretaria para otro día, la cual, a su vez, me hacía un gesto para que pasara a la consulta. Me levanté y, antes de dirigirme hacia la puerta, me coloqué bien el vestido, y cogí el bolso que había dejado en la silla de mi izquierda. Al pasar por el lado de Christian, así le había llamado la secretaria, le sonreí a modo de despedida. Entré en la consulta. Un hombre de unos cincuenta años -21-
me esperaba sentado en una silla con una carpeta en la mano. La habitación era muy bonita, aunque de escasa decoración. Contaba con un sofá de color negro, con una silla a juego, una pequeña mesa del mismo color que el resto de los muebles, con un cristal perfectamente limpio, y una planta. El sofá se encontraba al lado de una enorme ventana, por donde se podía ver todo el movimiento que ofrecía en aquel instante la calle. —Buenos días señorita Zoe. Pase y póngase lo más cómoda posible. Piense que está en su casa —tenía una voz dulce que resultaba curiosa ya que su aspecto era frío, era un hombre alto, grueso, de ojos marrones y cabello canoso en tributo pagado a los años. Fui al sofá y me senté mirando hacia la ventana. Las vistas que tenía me tranquilizaban, y en ese momento era lo que me hacía falta. —Buenos días —conseguí decir después de acomodarme. —¿Cómo te encuentras? —preguntó sin levantar la vista de la carpeta terminando de hacer algunos apuntes. —Bien, gracias —le respondí algo desanimada y nerviosa por esta primera consulta, además, era la típica pregunta que suelen hacer, aunque saben de antemano que nunca dirías la verdad. —Veo que estás nerviosa. Por favor, tranquilízate. Conversaremos de lo que quieras hablar y no tocaremos ningún tema que te desagrade —intentó serenarme. En un principio lo había conseguido. La idea de llegar y hablar sobre mi hermana, así, sin más, me hacía sentirme incomoda y entender que podía evitarlo, hizo que me sintiera más relajada. -22-
—Bueno Zoe, dime, ¿a qué te dedicas? —continuó el psicólogo para comenzar de una manera más indiferente. Vamos, que no intentó ir al grano claramente. —Soy cantante —respondí con poco entusiasmo —¿Estás contenta con tu trabajo? —prosiguió con lo que empezaba a parecerse a un interrogatorio. —Sí, en general sí, pero todo tiene su lado malo —parecía que él no había leído las revistas que tenían en su propia sala de espera, me levanté y me dirigí hacia la puerta—. Un momento, por favor —dije a la vez que salía. Caminé hacia la sala y cogí la revista donde había visto el titular, imagino que así podría entender mejor a que me refería con su lado malo. Entré en la consulta de nuevo, le sorprendió que saliera de esa manera, pero creía que le asombraría más lo que quería mostrarle. Se la entregué y volví a mi asiento. —¡Ahm! Ya entiendo —susurró. Su cara de circunstancia lo decía todo. Se quedó sin palabras, por lo que continué hablando. —Normalmente no me molesta que hablen sobre mí. De mis novios, o de los amigos que ellos me adjudican como novios. Eso lo tengo superado. Lo que realmente me molesta son este tipo de noticias. Las considero una falta de respeto, no sólo hacia mí, sino para la familia que también sufre con la muerte de mi hermana. Hace una semana que dejamos de ver la televisión, de comprar revistas e intentamos no poner la radio; en realidad, no entiendo por qué les interesa tanto mi vida —hice una pausa, esperando que me dijera algo que pudiera ayudarme a llevar el molesto peso de ser conocida. -23-
—¿No has pensado en enfrentarte a ellos en vez de huir? —No huyo de ellos. Para hablar con ellos de la muerte de mi hermana, primero debería superarla —respondí algo molesta, ya que aún después de explicárselo, no lo había entendido. —¿Cómo murió? —continuó, haciendo caso omiso a mi enfado. —Apareció muerta en su casa. Están investigando. Hay pruebas suficientes para sospechar que la han asesinado. Ahora tienen que averiguar quién y por qué. Sin darme cuenta estaba hablando de ella con ese señor al que conocía de hacía apenas una hora, era increíble como había sido capaz de soltarme. —¿Quién crees que fue? —siguió preguntando impasible. —No tengo ni idea. Siempre he estado muy unida a ella, íbamos juntas a todos lados pero un día, sin más, cambió. Comenzó a ir con gente nueva, compartir con otras personas sus alegrías y sus pesares; y así nos fuimos distanciando poco a poco —le expliqué. —Muy bien, por hoy hemos terminado. Estoy muy contento contigo, para ser la primera sesión, hemos avanzado mucho. Más de lo que hubiera podido imaginar, ¿podrás venir la semana que viene? —dijo orgulloso del gran trabajo que había hecho. Asentí con la cabeza, y salí con intención de pedir la cita para la siguiente sesión. Le vi, estaba allí, en el pasillo esperando a alguien. No le conocía de nada y, aun así, me sentía como si hubiera estado toda la vida conmigo. Tenía la sensación de que no hacía falta presentarnos para ser amigos; porque, por alguna razón, ya lo éramos. Me dirigí hacia la asistente del doctor que -24-
me entregó un papel con los datos para mi nueva visita. Cuando pasé al lado del desconocido, éste me cogió la mano. Estaba sorprendida, pero algo me impedía seguir, por lo que me detuve. —¡Espera! —tiró suavemente de mi mano para colocarme a su lado y siguió hablando—, creo que será mejor que no salgas por ahí. Miré hacia la puerta y un grupo de periodistas me esperaban. —¡Oh no!, ¿por dónde quieres que salga? —grité angustiada. No podía creer que fueran tan lejos y aún no entendía cómo se habían enterado. —Hay una puerta por detrás. Ven, te acompañaré —me acarició mi pelo rubio y liso, que caía por mis hombros, mientras yo seguía histérica. —¡Tengo mi coche ahí! —señalé para que lo viera. Era imposible salir del edificio sin que me preguntaran. —Vale. Antes de nada, mi nombre es Christian y saldremos juntos. Dirás que has venido a acompañarme, pero a cambio nos iremos a tomar un café —me chantajeó sonriendo. Era la solución perfecta, iba a tomar café con él y no tendría que pasar por ese mal trago sola. Tenía claro que no diría que había ido a acompañarle, nunca hablaba de mí, menos lo haría de él. Me volvió a coger de la mano y salimos. Mil preguntas asaltaron al aire inundando nuestros oídos. —Hola Zoe ¿cómo te encuentras? —preguntó una chica bajita estirando el brazo para ponerme el micro cerca de la boca. —¿Sabes de alguna novedad sobre la muerte de tu hermana? —continuó otra periodista al ver que no respondía a su compañera. -25-
—¿Tienes problemas psicológicos? —¿Este chico es tú novio? —Contéstanos, entiende que es nuestro trabajo —terminaba diciendo el último. En realidad les entendía, pero ellos debían comprender que no era el lugar ni el momento adecuado. —Estoy bien. Gracias a todos. Hasta luego —decidí decir, intentando evitar los malos comentarios de la prensa. Llegamos a mi coche, un Nissan Micra Barbie, era un descapotable de color rosa que habían sacado al mercado y cuyos beneficios irían a una asociación de la lucha contra el cáncer de mama. Cuando Christian vio el coche me miró con cara de pocos amigos, no parecía gustarle su color, pero aun así, no dijo nada y nos subimos en él lo más rápido posible. De pronto empezó a reírse. Yo no sabía si se reía de mi coche o de la situación. —¿De qué te ríes? —terminé por preguntar, tenía la curiosidad suficiente como para no dejarlo pasar.
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2 Un duro golpe De camino a la cafetería nos mantuvimos en silencio, a mí no me gustaba mucho hablar mientras conducía y él no parecía demasiado comunicativo. La zona en la que vivía no era muy extravagante. No había seguido los pasos de aquellos famosos que se iban a vivir a grandes urbanizaciones y se olvidaban de sus orígenes, prefería permanecer en mi pueblecito con la panadería de siempre, los bares de siempre y los amigos de toda la vida. Llegamos a una cafetería. Era pequeña, parecía acogedora y muy luminosa. Tenía toda la decoración en blanco, exceptuando las sillas que habían en la barra que eran de un color naranja. Era lo más llamativo de la cafetería. La prensa ya no me seguía, o por lo menos no estaban a la vista. Estaba segura de que antes o después publicarían una foto de los dos. Nos sentamos y hablamos de todo y de nada. Me moría de ganas de preguntarle por qué estaba en la consulta del psicólogo, pero no quería que se fuera, así que dejé que él llevara la conversión por donde quisiera. -27-
Miré el reloj y habían pasado más de dos horas y casi sin darnos cuenta era la hora de comer. Me tenía que marchar, aunque albergaba la esperanza de que quisiera volver a quedar. Nos intercambiamos los números de teléfono. Me encantaba su forma de pensar. Cómo entendía de música, de arte, de flores de… teníamos mucho en común. Ya en casa fui al salón en busca de mi madre. La llamé y la busqué por toda la casa. Era imposible que no estuviera, habíamos quedado para hablar de cómo me había ido mi primer día en el psicólogo. Entré en su cuarto. No podía creerme lo que estaba viendo, se encontraba en el suelo, llena de sangre y la habitación toda revuelta. Salí corriendo, cogí el teléfono y llamé a la policía. Media hora después, mi casa estaba llena de policías, forenses, prensa, todo era un caos. Unos médicos se acercaron, me decían algo, pero no podía escuchar con claridad, mi mente estaba en estado de shock y no era capaz de reaccionar. Un policía intentaba decirme una y otra vez que tenía que acompañarlos para poner la denuncia por el asesinato de mi madre, pero no me sentía con fuerzas ni para respirar. Uno de los agentes dijo que sería mejor tomarme la declaración en mi casa y así evitar que todos los periodistas fueran también a la comisaría. Hice un esfuerzo inmenso por levantarme. Me dirigí a la cocina y allí firmé los papeles que necesitaba la policía e hice la declaración. Fueron muy amables conmigo. Pero debía marcharme de allí, era el escenario de un crimen y la policía tenía que investigar con -28-
tranquilidad. Subí a mi habitación acompañada de un policía para coger algo de ropa y cuando bajé las escaleras, allí estaba él, esperándome en la puerta. —¿Qué haces aquí? —pregunté asombrada de verle. Hacía meses que no sabía nada de él. Aitor, había sido mi novio durante cinco años. Un día desapareció y no supe nada de él, y lo que nunca me hubiera imaginado, era verle allí plantado. Era un chico de cabello negro, ojos marrones brillantes y tez morena. —Escuché en las noticias que tú hermana había muerto y creí que necesitarías apoyo. Cuando venía de camino escuché que tu madre acababa de ser asesinada también. Lo siento mucho. —Aitor, ahora tengo que irme a un hotel, no puedo atenderte, no tenías que haber venido —dije con soberbia. —Te acompaño, así estaremos en el mismo hotel —se ofreció. —No quiero que me acompañes —le lancé una mirada asesina. Lo que menos me apetecía en ese momento era tener que cargar con él. —No seas cabezota. No puedes estar sola ahora —insistió, aunque sabía que no daría mi brazo a torcer. —¿Crees que te necesito? ¿Crees que te puedes ir y volver como si nada? ¡Pues no! No quiero saber nada de ti. Llamaré a un amigo y le diré que se venga conmigo. No te acerques, ¿te queda claro? —le grité. Estaba indignada. Salí corriendo. -29-
Le dejé allí plantado, ¿de verdad pensaba que me iba a tirar a sus brazos? Me había hecho sufrir mucho. Había estado muy enamorada de él y me dejó tirada como una colilla. No quería volver a verle y menos en estos momentos. Me miró asombrado sin entender los motivos y ese desprecio. No pensaba perdonarle tan fácilmente. Mientras conducía no podía dejar de pensar en aquel día, me levanté ilusionada porque quedaría con el que consideraba el amor de mi vida y cuando llegué a la cita no estaba, simplemente había desaparecido. No respondía al teléfono, ni a emails, no estaba en su casa. Me asusté tanto que llamé a todos los hospitales de la ciudad y a las comisarías. ¿Cómo era posible que una persona que decía amarme, me dejara sin decírmelo siquiera? Dos semanas más tarde me llegó una carta, en la que me decía que no estaba enamorado y que había rehecho su vida sin mí; y de repente, años más tarde, cuando ya le tenía olvidado ahí estaba, dispuesto a hacerme sufrir de nuevo, pero no contaba con que ya no era la niña que él había conocido. Los años pasaron y mi fortaleza era bastante mayor que entonces. Cuando quise darme cuenta ya había llegado a un hotel alejado de la ciudad. No quería oír nada y estar lejos de la noticia me haría bien. Al entrar, un niño pelirrojo de unos seis años se encontraba en el mostrador, jugando con la campanita que se debía utilizar para avisar al recepcionista. Me acerqué y dejé la maleta en el suelo. -30-
—Hola —saludé al pequeño, que avergonzado salió corriendo en busca de su madre. Ésta no tardó nada en salir para atenderme. Sacó un gran libro con la portada en piel sintética y de color verde, que utilizaba de agenda. Me preguntó cuántos días pensaba quedarme. No pude especificarle, le entregué dinero de sobra para dejarle un depósito amplio y así finiquitar sus dudas de que me marchará sin pagar cualquier día. Ésta lo cogió con una sonrisa y me entregó las llaves del que sería mi departamento durante los próximos días. Él número de mi habitación era el 6. El aspecto del hotel era viejo, la decoración antigua me había trasladado por un momento a la casa de mi abuela; con aquellos sillones de flores, las cortinas a juego y las lámparas de araña que tenía unos focos de cristal con una rosa impresas. Mi abuela era una amante de las flores y su casa era una muestra de ello. No sólo porque toda la decoración estuviera llena de ellas, sino porque en cada rincón de la casa encontrabas un jarrón con rosas blancas, sus preferidas: decía que significaban pureza y juventud. Alguien que estaba detrás de mí comenzó a carraspear. Me di la vuelta y comprendí que me había quedado en mitad de las escaleras. —Perdone —dije sonrojándome y continué subiendo. Llegué a mi habitación y dejé la maleta en el suelo de la entrada. Nada más abrir te encontrabas con una puerta a mano derecha, que era el cuarto de baño, y a mano izquierda un armario empotrado. -31-
La decoración de la habitación era parecida a la de recepción. Las paredes tenían un color amarillento, seguramente hacía mucho tiempo que no las pintaban. Una cama de matrimonio con una mesilla de noche se encontraba pegada a la pared y en la mitad de la habitación. Cerca de la ventana, había una mesa redonda con un mantel de ganchillo, y dos sillas, como único mobiliario. Me llamaron la atención las cortinas de flores, iguales que las que había visto en el piso de abajo. Me tumbé sobre la cama y miré el móvil con la duda de si debía llamar o no a Christian, cuando éste sonó. —Zoe, soy Christian. —Hola Christian, ¡qué sorpresa! —parecía que estábamos conectados. —Me gustaría verte. He visto las noticias —susurró —Estoy en el hotel que hay yendo por la N-35, ¿te importaría venir? —le indiqué. Olvidé que acababa de conocerle. —En media hora estoy ahí —dijo, aceptando mi invitación. En el fondo sabía que me vendría bien tener compañía y no estar sola, aunque resultaba extraño que fuera precisamente él el único que se había molestado en llamarme. Ninguno de los que decían ser mis amigos me habían brindado su apoyo, pero prefería no pensar en eso. Me dolía la cabeza. Tenía ganas de llorar. Había estado controlándome toda la tarde para que no me vieran así, no sabía cuánto podría aguantar aunque presentía que no demasiado. Las últimas semanas estaban siendo las peores de mi vida. Había perdido a mi hermana, mi madre y mis amigos no se preocupaban por mí; Aitor aparecía en el peor momento y en-32-
cima me sentía presionada por la prensa. Estaba claro que no podía empeorar más la situación, al menos le tenía a él. Christian llegó con algo de comida. Después de lo sucedido, no era capaz de comer nada. Miré el reloj, era ya la una de la madrugada. Había pasado todo el día y casi no me había dado ni cuenta. Como era de esperar, rompí a llorar en cuanto hablamos sobre el tema. Christian fue muy comprensivo y dejó que me desahogara durante un buen rato, luego, me abrazó hasta que me tranquilicé y me quedé dormida en sus brazos. De esa manera pasamos el resto de la noche. Mi teléfono empezó a sonar. Esperaba que fueran noticias de la policía. Christian se adelantó y lo cogió. —Teléfono de Zoe, ¿dígame? Sólo escuchaba las respuestas que él daba. Por lo visto no era la policía. —Ahora no se puede poner, ha pasado una mala noche y necesita descansar. Sí, sí lo sé pero su madre ha muerto, no es momento de entrevistas. Muy bien se lo diré. Gracias. —¡Oh, no! —exclamé, tapándome la cara con la almohada. —¿Qué ocurre Zoe? No sabía que estabas despierta. Siento haber cogido tu teléfono, pero no quería que te despertaras —se apresuró a disculparse. —Gracias, no es por eso. Era la prensa ¿no? —me expliqué. —Sí, pero no te preocupes no volverán a llamar. Venga, levántate y ve a la ducha que yo bajaré a comprarte el desayuno ¿vale? -33-
Asentí con la cabeza. Era una buena idea. Llevaba un día entero sin comer y necesitaba coger fuerzas para ir a la policía; habíamos quedado en que me llamarían, pero prefería ir a ver cómo iba la investigación.
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Si te ha gustado lo que has leĂdo hasta ahora, puedes adquirir el libro en: www.edicionesjavisa23.com o solicitarlo en tu librerĂa habitual
Zoe es una cantante de éxito, su vida parece ser maravillosa, hasta que su hermana Lucía es asesinada. Semanas después, conoce a Christian, un atractivo joven en la sala de espera del psicólogo, al que acude por primera vez aconsejada por su madre. Entabla una amistad con el joven, cuando éste la ayuda a librarse de unos periodistas, pero al volver a casa descubre el cadáver de su madre, también ha sido asesinada. Ante la imposibilidad policial de resolver el caso, debido al acoso periodístico al que es sometida la investigación por tratarse de los asesinatos de los familiares de una gran estrella, y tras encontrar el diario y unas fotografías de su hermana, Zoe, con la ayuda del comisario que lleva el caso y de Christian, decide cambiar su nombre y su aspecto e infiltrarse en el ambiente en el que vivía su hermana antes de morir. En ese ambiente conoce a un grupo de jóvenes y, poco a poco, va estableciendo una fuerte amistad con ellos. Sin embargo, ¿puede confiar en ellos? ¿O puede ser que alguno de ellos tenga que ver con las muertes de su hermana y su madre? Todos ellos parecen tener algo que ocultar. Una novela que no te dejará indiferente, con un ritmo trepidante que te enganchará desde el principio hasta su inesperado final.
ISBN 978-84-940915-1-3
www.edicionesjavisa23.com www.itsypozuelo.com http://mundodescubrir.blogspot.com
9 788494 091513