Este fanzine va dirigido a todxs y su objetivo es hablar de lo que muchxs no quieren mencionar: los abusos y violencias machistas. Creemos que son algo que nos interpela a todxs porque todxs en alguna medida estamos atravesadxs por ellos ya que si no lo hemos sufrido, alguna persona cercana sí. Los abusos son más comunes de lo que se suele decir. La mayoría de las mujeres y niñxs sufre alguna agresión sexual o sufren algún tipo de violencia machista a lo largo de su vida. Nuestra intención es dar herramientas para quienes quieran acompañar de forma adecuada a sobrevivientes de violencias y para quienes las hayan sufrido. Hemos escrito esto desde nuestra experiencia como sobrevivientes que hemos recibido respuestas muy violentas por parte de algunxs pero también hemos encontrado compañerxs que han sabido cuidarnos y ayudarnos a salir adelante. Escribimos también desde nuestra experiencia de hablar, conocer, acompañar a otras compas y de lidiar con muchas situaciones expulsivas de espacios que no han sabido acompañar y al contrario, han revictimizado y perseguido a muchxs de nosotrxs. Escribimos esto porque entendemos que la mayoría de las personas tienen muy interiorizado el machismo y no se dan cuenta de lo violentas que pueden ser ciertas reacciones, apelando a que responden desde su inconsciencia y no desde malas intenciones. Queremos aportar nuestro grano de arena en la construcción de espacios más seguros y evitarles a las pibas las situaciones de revictimización a que se nos expone frecuentemente cuando exponemos a los violentos. Puede ser que te sientas reflejadx por haber hecho algo de las cosas que nombramos como revictimizantes. Si es así, la idea no es que te pongas a la defensiva sino que reflexiones al respecto y hagas lo que sientas correcto para enmendar el error o evitarlo en futuras circunstancias. ¿Por qué es importante tu rol como acompañante de unx sobreviviente de violencia machista?
Contar una situación de violencia que hemos sufrido, nos coloca en una situación de vulnerabilidad porque nos sentimos expuestas en nuestra fragilidad a lo que otrxs nos puedan decir. La sociedad suele señalarnos, juzgarnos, culparnos y violentarnos porque no quieren que salgamos de ese lugar de victimas que nos han impuesto. En ese lugar de fragilidad en que nos encontramos, la respuesta que nos dé el entorno puede o bien ayudarnos a salir de esa situación, o bien reforzar la creencia de que ha sido nuestra culpa y debemos callarnos. Por eso, tu respuesta en estas situaciones es tan importante. Haber estado en una situación de violencia, reconocerse que se fue víctima en ese momento de una agresión, no nos vuelve personas débiles, lo que nos pasa no nos define. Haber sufrido violencia no significa que hayamos sido débiles, que no hayamos podido defendernos, significa que hay agresores dispuestos a violentarnos. No es responsabilidad nuestra estar evitando que nos agredan, es responsabilidad de todxs no agredir. Somos víctimas de un sistema patriarcal que nos oprime, lo importante es que acá estamos, firmes, sobrevivientes de tantas violencias cotidianas, luchando contra todo esto. Y reconocer las violencias, todas, son una parte difícil pero esencial para poder transitar este camino de sanación individual y colectiva. Ante todo, les creemos a las compañeras como posicionamiento ideológico. Porque hemos estado ahí, porque sabemos que no inventamos denuncias y no son las víctimas las que mienten, sino los violentos, abusadores, violadores, etc. Esperamos que este material sea de utilidad para reflexionar sobre cómo actuamos frente a las agresiones machistas, para afrontarlas, prevenirlas y combatirlas. Por un mundo sin opresorxs ni oprimidxs. ¡Allá vamos!
¿Qué hacer y qué NO hacer cuando te enterás de una agresión?
Cuando alguien te cuenta algo, esa persona y lo que relata es el centro de la atención, no lo des vuelta. Tratá de correr tus sentimientos, lo que a vos te genera, y enfocate en los sentimientos y lo que le pasa a la otra persona. Esto significa no reaccionar de formas exageradas como enojarte, llorar, escandalizarte, demostrar asombro o incredulidad, enfocarte en lo que te genera a vos la situación, etc. Entendemos que nos afecte escuchar relatos ajenos pero no es el momento para expresarlo. Para contener a otra persona unx debe mantenerse “estable”. Básicamente si vos te ponés a llorar más que la persona que te cuenta, la otra persona termina teniendo que enfocarse en vos, en consolarte o contenerte, y no puede expresar sus propios sentimientos y emociones.
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¡¡NO QUEREMOS TU LÁSTIMA!! Romper el silencio es salir un poco del lugar de víctima, reconocé eso, reconocé la fuerza que tenemos por ser sobrevivientes, por poder romper el silencio.
Cuando vos callás nosotras reponemos en nuestra cabeza… creás un momento incómodo y violento para nosotrxs y nos arrepentimos de haberte dicho algo. Si no demostrás de alguna forma que validás lo que la persona te está contando, va a asumir que la estás juzgando.
Demostrá apoyo, teniendo una postura de escucha activa: A veces las personas no van a transmitir lo que sienten o lo que les ha pasado de una manera clara, ordenada o explícita. Puede que no sepa si puede confiar o no en vos o que le cueste expresar en palabras o darle nombre a algo que aún está procesando. Tené en cuenta que tal vez la persona ya tuvo malos momentos contando lo que le pasó con gente que no supo contenerla. Cuando una cuenta algo también va midiendo la reacción de la persona y va contando más o menos cosas según tenga una reacción positiva o negativa. Quizás te lo cuente en tercera persona, con frases sueltas o dando a entender lo sucedido pero sin poder darle forma. Tal vez solo te diga lo que le hizo sentir la situación, tal vez no quiera expresar sentimientos y lo diga de manera distante, tal vez solo te diga que le pasó algo pero no te lo quiere decir. Es importante respetar los tiempos de las personas, que le dejes en claro que no tiene que contarte nada que no quiera, pero que vas a estar ahí para cuando esté lista y se sienta cómoda. No apures a la persona a que cuente cosas que no quiere ni te apures en querer ponerle nombre a la violencia. Esto puede ser muy difícil y llevar tiempo, más si se trata de alguien cercano. Tenés que comprometerte con entender lo que te está diciendo y para eso tenés que escuchar sin prejuicios, entendiendo todas las aristas que tiene la violencia y lo que genera en las personas. Puede que algunas cosas que te diga estén codificadas o algo ocultas. La única forma de saber que estás entendiendo correctamente lo que te quieren decir es preguntando o parafraseando: “¿A qué te referís cuando decís eso? “¿Querés decir…?”. Quizás diga
“No puedo decir lo que pasó”
“No es tan grave”
Puede significar “Quiero olvidarlo, nunca pasó” “Tengo miedo de lo que la gente pensará de mí” “Tengo miedo de derrumbarme si hablo sobre esto” “Nadie me creyó antes, ¿por qué será diferente ahora?” “Tengo miedo de que el agresor tome represalias” Etc. “Me cuesta lidiar con los sentimientos que me genera esto” “Me da miedo parecer una exagerada”
También puede ser que se culpabilice por lo sucedido: la mayoría de las sobrevivientes de violencia tienen sentimientos de culpa y vergüenza porque los violentos les han hecho creer que son responsables o merecedoras de las violencias sufridas. Es importante que le dejes en claro que no fue su culpa y que lo que le pasó y lo que siente sí es importante y real. Nada nunca justifica la violencia. Mostrá que estás ahí, que escuchás con atención y te importa lo que te está diciendo. Demostrá que estás de su lado, que le creés, que no está solá.
Hay muchas razones por las que no debés pedir detalles de la agresión. La persona que te cuenta una situación de violencia no quiere someterse a un interrogatorio, simplemente quiere compartir algo que le pasó. Cada persona cuenta lo sucedido como puede, cuando puede y relatando lo que puede y quiere en cada momento y según qué persona es. Esto quiere decir que tal vez te cuente simplemente el hecho (“X persona abusó de mí”) o tal vez te relate el suceso con “más detalles” (“Estaba con X en tal lugar, haciendo x cosa e hizo x cosa”). Es importante dejarle claro a la otra persona que no necesitamos detalles sobre lo que pasó y que no hace falta que nos cuente nada que no quiera contarnos, solo lo que quiera compartir. ¿Por qué no debemos pedir más información que las que nos dan? -Relatar una situación que nos ha hecho daño puede hacer que volvamos a ese momento, que recordemos y movilicemos pensamiento y situaciones que nos hicieron mal. Recordar, relatar una situación de violencia es en alguna forma revivirla. Por más que haya pasado tiempo y hagamos hecho un proceso de sanación, puede seguir siendo doloroso recordar y relatar estos hechos. Tené en cuenta esto para resguardar a la persona y contenerla. - Pedir detalles es una forma de exigir pruebas: cuando hacés preguntas como “¿Cómo fue? ¿Qué estaban haciendo? ¿Qué te hizo? ¿Qué hiciste vos?” estás tomando un rol de juez/jueza. Recordá que estas preguntas son siempre las que usan para revictimizarnos. Aunque tu intención no sea esa, estamos acostumbradxs a que esas preguntas estén dirigidas a echarnos la culpa. Mejor, si te surge la idea de hacer esas preguntas, preguntate por qué… ¿por qué necesitas detalles de una denuncia?: ¿morbo? , ¿ver si es real un testimonio/si te convence/si podría haberse “evitado”?
Este tipo de razonamientos son los que responsabilizan a la víctima por lo que hizo/no hizo en vez de responsabilizar al violento. Una denuncia no es más o menos verídica por los detalles que tenga. Una agresión no es más ni menos grave según quién la haya cometido, en qúe lugar, en qué circunstancias o con qué grado de violencia.
No hay una forma de reaccionar ante una situación de violencia: cada persona reacciona distinto. Esto tiene que ver con la forma en la que hemos sido socializadxs/criadxs, nuestra personalidad, etc. (No solo en situaciones de violencia de género: cada persona reacciona distinto en una situación de robo, de violencia policial, cualquier tipo de violencia. Algunxs reaccionan de forma rápida, otrxs se paralizan, otrxs escapan, otrxs enfrentan, etc) Las mujeres hemos sido educadas para ser pasivas, “bancarnos todo y sonreir”, aguantar los gritos, los golpes, los abusos, porque parece que peor que ser abusada es contarlo; peor que enfrentar a un acosador es quedar como una loca exagerada; peor que sufrir violencia de género es evidenciar públicamente a un macho violento. No defendemos esta postura pero hace falta entenderla para entender por qué a veces no podemos reaccionar ante situaciones de violencia. Mientras que los hombres son socializados para ser violentos, a nosotras nos enseñan a ser sumisas.
“¿Por qué no hiciste algo? ¿Por qué no te separaste? ¿Por qué permitiste eso?” La "indefensión aprendida" es una condición en la que el sujeto aprende a creer que está indefenso, que no tiene ningún control sobre la situación en la que se encuentra y que cualquier cosa que haga es inútil. Como consecuencia, los sujetos permanecen pasivos frente a una situación violenta, incluso cuando disponen de la posibilidad real de actuar para cambiar esas circunstancias. Nos han hecho sentir tanto tiempo que éramos débiles que hemos aprendido e incorporado esa sumisión. Nos han repetido por tanto tiempo que no teníamos tanta fuerza como un varón que ni siquiera intentamos nunca dar o devolver un golpe. Nos han hecho sentir tanto tiempo que no valíamos que a veces nos convencen de eso. Por eso, antes de
juzgar a una persona por su forma de responder ante una situación de violencia, mejor preguntate qué es lo que puede generar esa respuesta, por qué esa persona puede no tener herramientas para enfrentar o escapar de una situación de violencia, qué respuestas y herramientas les das vos, le da el sistema: ¿juzgas o ayudas? ¿das espacio o silenciás? ¿festejás o criticás a las mujeres que se defienden? Si la sociedad avala y naturaliza la violencia machista, ¿por qué no habríamos de hacerlo nosotras? Si las personas a tu alrededor saben que tu pareja es violenta y no hacen nada, si saben que te separaste por la violencia que ejercía sobre vos y siguen de amigos como si nada, ¿qué mensaje están dando? Si volvés con el violento y a la que miran mal es a vos porque habrás inventado, porque te mereces la violencia, porque por algo volvés… ¿Qué mensaje están dando?: que el agresor es impune y vos sos la culpable de lo que pase. Encubrir a un macho, ser cómplice, no hacer nada frente a la violencia es una de las cosas más violentas que se puede hacer y se es completamente responsable de lo que le pase a esa persona que está siendo víctima. Porque si en vez de ayudar, juzgás y culpabilizás, estás condenando a la persona a vivir en esa situación. En vez de hacer eso, acércate, involúcrate, preguntale a la persona qué necesita. Hacele saber que su vida vale, que merece una vida sin violencia, que puede salir adelante, que no tiene la culpa
Así como cada persona tiene distintas formas de reaccionar ante una situación de violencia, también cada unx tiene distintas necesidades y formas de procesar lo ocurrido, distintas formas de sanar, etc. Lo que a vos te sirva o te parezca que hay que hacer con la situación, la persona agredida o el agresor no es lo que hay que hacer, es una posibilidad, es una forma, que puede o no servirle a la otra persona. El punto es que no impongas tu pensamiento. Tal vez la persona no quiera denunciar, escrachar, visibilizarlo; tal vez quiera hacer todo; tal vez quiera hacerlo pero más adelante; tal vez, solo quiere contártelo a vos y a nadie más. No se trata de no ofrecer ayuda, se trata de primero escuchar a la otra persona y hacer y ofrecer lo que la otra persona
esté necesitando, sin imponer nuestras creencias de lo que la otra persona “necesita” según nosotrxs.
“Tenés que hacer la denuncia” “Tenés que escracharlo” Tenés que ir a unx psicologx” “Tenés que contarle a X persona” No “tenemos que” hacer nada que no queramos ni sentirnos obligadxs a actuar de formas que nos son ajenas o apurarnos a hacer nada que no estemos seguras, cada una va encontrando las cosas que le van haciendo mejor. No nos cargues con más peso del que ya tenemos, no le digas a la otra persona que si no denuncia expone a las demás a un violento o que sin denuncia no puede hacer nada. No nos digas a quién tenemos que contarle lo que nos pasó y a quién no, esa decisión es nuestra. En vez de eso, mostrale a la otra persona que puede contar con vos sea lo que quiera hacer: “Te voy a apoyar en lo que quieras
hacer”, “si necesitas o queres ir a unx psicologx/abogadx te lx conseguimos”, ”si querés escrachar podés hacerlo de forma anónima”, “si no querés exponerte, yo puedo encargarme de hablar para que el violento no aparezca más”, “si no querés hacer nada ahora, no importa, podemos hacer algo más adelante”.
Si estas tratando de definir qué sucedió, cómo, qué tan verídico es el relato, etc, vas por el camino equivocado. Nadie te pide que seas juez de la causa, no te pongas en ese lugar. No es tu función determinar si hay pruebas suficientes, si está bien expresado o cómo tiene que ser etiquetada la violencia. Si alguien te cuenta algo que le pasó, te lo cuenta porque quiere compartirlo con vos, porque necesita contarlo para resignificar su propia experiencia, porque necesita apoyo para sanar esas heridas y para eso es necesario asumir lo que se ha vivido, ponerlo en palabras y exteriorizarlo. Muchas veces necesitamos que otrx dé valor a nuestra palabra, a nuestra voz que ha sido silenciada. Necesitamos ese otrx que nos diga que estamos en lo
cierto, que no estamos locxs, que no fue nuestra culpa. Eso es lo que necesitamos. Cuando alguien te cuenta su experiencia, no te está pidiendo una opinión, no es correcto que opines sobre lo que le pasó a otra persona, que quieras medir la gravedad, que quieras nombrarla de otra manera, que cuestiones su relato. Si tu comentario no aporta a hacerle sentir que la comprendés y apoyás, por favor, ahorrátelo. Tampoco te está pidiendo una solución, no intentes hallarla. Tenés que entender que no hay solución al daño que nos han hecho porque ya está hecho, no podés viajar en el tiempo. Pero si podées hacer la experiencia más amena, acompañando el proceso de la persona sobreviviente para que se fortalezca y crea en sí misma.
La violencia psicológica no es menos grave que la física. Un abuso sin penetración no es menos grave. El hecho de que el abuso sea por parte de una pareja no es menos grave que uno por parte de un desconocido. Las violencias no pueden compararse ni medirse. Yo no me “sentí violada”, me violaron; no me sentí agredida, me agredieron. La violencia machista no es una sensación subjetiva, es un hecho y una expresión de poder. Si me siento acosada es porque me están acosando. Que vos relativices el acoso llamándolo de otra manera (“piropo”, “ser insistente/goma/pesado/romántico”, “el chabón se obsesionó”), no resta gravedad al asunto. Empecemos a nombrar las cosas por su nombre porque negar no quita responsabilidad al agresor.
“Yo no hice nada pero capaz que ella se sintió agredida” Esta nueva versión posmoderna que tienen los violentos de negar los hechos no es más que una mentira disfrazada de subjetividad. El que está violentando a alguien sabe que lo está haciendo por el simple hecho de que unx puede darse cuenta del sufrimiento de la otra persona cuando está siendo violentada y porque nadie violenta a otrx “sin querer”. (De ser así sería más grave porque estaría totalmente acostumbrado a violentar pibas como si nada). Que lo justifique con su propio machismo internalizado o lo niegue cuando ha sido expuesto en su violencia no lo hace menos responsable. No caigas en esta trampa. Yo no sentí nada, a mí me pasaron cosas concretas que fueron violentas y por eso yo me siento así.
Hablar de “relaciones tóxicas” quita responsabilidad al violento porque supone que la violencia surge de la relación o de ambas partes. No hay “dos puntos de vista/dos versiones del hecho”. Plantear esto es como argumentar utilizando la “teoría de los dos demonios”. 1 Cuando existe violencia basada en una relación de poder de alguien sobre otra persona, no hay dos versiones. No hay dos versiones en la violencia policial, en la violencia capitalista, en la violencia machista. Donde hay una relación desigual de poder, hay opresión y no hay nada que pueda justificar esto.
No tiene que “dejarlo pasar”, no tiene que “perdonar” ni tiene por qué estar fingiendo estar bien cuando no lo está. Que haya pasado el tiempo no significa que le haga menos daño. Cuestionar sus sentimientos es minimizar lo que sufrió. Si está enojada, triste, deprimida es porque la lastimaron. Ocultar sus sentimientos no sirve para nada más que para hundirse más, culparse, avergonzarse. Si expresás de alguna manera que está mal como se siente, solo servirá para que no se abra más con vos.
Los violentos, abusadores, violadores, pedófilos no son monstruos ni enfermos: son hijos sanos del patriarcado. Lo entendemos así porque lamentablemente, el abuso y la violencia son parte de la normalidad en este sistema, en estas sociedades en que vivimos regidas por el poder y la opresión. Esta normalidad de violencia impuesta enseña a los varones a que (La teoría de los dos demonios es un discurso que justifica la violencia ejercida durante la última dictadura militar en Argentina argumentando que era necesaria para confrontar a quienes luchaban contra el poder establecido. Al decir que “había violencia de los dos lados”, se niega la desigualdad de fuerzas que existe entre grupos de personas, en estructuras partidarias o no, con la violencia del Estado sistematizada en secuestros, torturas, asesinatos y desapariciones forzadas de personas, robo de bebés, etc. La violencia del Estado o cualquier estructura de poder establecida jamás puede compararse con la de individuos que resisten a una violencia sistemática.) 1
tienen poder sobre los cuerpos de mujeres, niñxs e identidades disidentes, que pueden y deben usarlos y violentarlos para reafirmar su masculinidad. ¿Por qué nos parece importante decir esto? Porque la violencia machista no es una excepción a la norma, ES la norma. Es por eso que un hombre puede golpear, amenazar, acorralar a una mujer en la calle sin que nadie haga nada al respecto, es por eso que pueden pegarle a un niñx enfrente de otras personas sin que nadie intervenga, es por eso que hay violadores que filman sus violaciones y las suben a internet, es por eso que pueden comentar abiertamente como violarían a alguien y publicarlo en redes sociales como si nada. Y todo esto sin una pizca de vergüenza y con total impunidad. Es así porque aún es socialmente aceptada la violencia machista. Esto debe ser erradicado combatiendo la violencia y no negándola. La experiencia nos dice que la mayoría de las mujeres y una gran parte de varones han sufrido abusos y violencia en su infancia, adolescencia y adultez. Hay muchas estadísticas que dicen esto. Y la mayoría de nosotrxs conoce casos de compañerxs que han sufrido violencia o abusos. Pero, ¿qué hay de los violentos, violadores? No existen estadísticas acerca de qué cantidad de hombres son violentos/violadores. Nadie parece conocer personas que hayan ejercido violencia y se sorprenden si alguien cercano es acusado de haberlo hecho. Entonces, ¿quién ejerce las violencias? Es hora de dejar de mirar para otro lado, es hora de dejar de enfocarse en las victimas y señalar a los victimarios. Lxs pibxs no nos violamos, violentamos solxs. Hay que reconocer a los violentos y hacer algo al respecto. Hay que dejar de ocultar, de encubrir, de justificar a lxs violentxs. Que sea simpático, amigable, chistoso, extrovertido, solidario, comprometido… no lo hace menos violento. El violento no es violento con todo el mundo y a toda hora, el violador no viola a toda persona que se le cruce en el camino. Que no te haya violentado a vos no implica que no lo haya hecho a otrx. Es necesario dejar de reforzar estereotipos de cómo son los violentos/abusadores y darse cuenta de que viven entre nosotrxs, que trabajan (o son curas o policías), que estudian, que militan, forman parejas, tienen hijos igual que cualquiera. No se trata de tener miedo y desconfiar de todo el mundo, se trata de hacerse cargo de la mierda de sociedad
sexista, violenta y patriarcal en que vivimos y hacer algo para cambiarla. Se trata de que cuando alguien te cuente o notes que tu “compañero”, amigo, familiar es violento, no lo niegues por el vínculo que tenés, porque hacer esto es reforzar este sistema. Porque si todxs actuáramos contra los abusos, si todxs protegiéramos a lxs niñxs cuando nos dicen o nos damos cuenta de que están sufriendo violencias en vez de encubir al macho, si todxs repudiáramos a los violentos y violadores, entonces no sería posible que siguieran existiendo estas violencias porque educaríamos en el respeto y el cuidado y no en la opresión y el encubrimiento.
Quizás luego de que alguien te cuente que sufrió una violencia, te sientas incómodx porque no sabés si hablar del tema o no, o porque no sabés manejar los sentimientos que te generan. Muchas de nosotras notamos cómo después de denunciar un abuso la gente empieza a ignorarnos, a esquivarnos, a hacer cualquier cosa con tal de no tocar el tema. ¿Por qué incomoda tanto hablar de abusos? ¿Por qué está bien compartir las cosas felices que nos pasan y no las cosas malas? ¿Por qué resulta más fácil ignorar a una compañera, hacerse lx boludx en vez de preguntar un simple
“¿Cómo estás?”?
Si te enteraste por la persona o por tercerxs sobre una situación de violencia, lo ideal sería mostrar tu apoyo a la persona agredida. Una vez que estás enteradx de una situación no podés hacer como si no hubiera pasado. No hay punto medio ni neutralidad, o se está del lado de la persona agredida, o se es cómplice del abuso. Si estás de nuestro lado, expresalo, mostralo, mostranos apoyo, no esperes que nosostrxs saquemos el tema si nunca habilitaste el espacio, hacelo más fácil. No todas las personas tienen un grupo de compañerxs feministas que le sirvan de apoyo para hablar las cosas. Es más común que recibamos agresiones que muestras de cariño. Teniendo en cuenta esto, si sabemos que alguien sabe y no nos dice nada, es más fácil que supongamos que nos juzgan y no están de nuestro lado.
“Pero no sé qué decir o si le va a molestar”. Hablá desde el corazón, la empatía, no hace falta que digas nada especial, solo que, con tus palabras y como te salga, demuestres a la otra persona que te importa, que le creés, que la apoyás y que cuenta con vos. Decilo como te resulte más fácil: por redes, en persona, con más o menos palabras, pero demostrale a la persona que
puede contarte y dale espacio para que pueda expresarse, desahogarse si necesita en ese momento. Está bueno también hacer un ejercicio de introspección y pensar por qué algunos temas nos movilizan tanto, ya sea que te generen mucha tristeza, enojo o rechazo. A veces las personas reaccionan de manera violenta ante un tema porque se sienten tocadas de manera interna. Puede que te sientas identificadx con algo del relato, que te recuerde algo que viviste vos o alguien cercanx y esta experiencia propia te genere una reacción que no es la apropiada. Si es así, tratá de que no afecte tu relación con la persona que se abrió con vos. No la ignores, no la trates diferente, no le hables de otra manera, no la excluyas, no la hagas sentir diferente, no relaciones todo lo que diga o haga con la violencia que sufrió. No somos lo que otrxs hicieron con nosotrxs. No somos el abuso o violencia que sufrimos. Por más que quizás puedas entender más cosas de la persona al conocer su historia, no hagas que todo gire en torno a eso.
Hablar de una denuncia de abuso como si fuera el chisme de la semana para ponerse a opinar desde afuera, es además de una falta de respeto, una irresponsabilidad y una muestra de apatía impresionante. Si no vas a hacerte cargo de la situación y hacer algo al respecto, si no vas a apoyar a la víctima ni hacer nada contra el violento, entonces no digas nada, no te pongas a hablar de un tema tan serio desde tu indiferencia de no tomar posición ante las cosas o peor aún, de elegir el lado del opresor.
Cómo actuar frente a agresiones en espacios/organizaciones ¿Qué pasa cuando quienes abusan de nosotras y nos violentan son militantes, activistas, gente con un discurso supuestamente revolucionario? ¿Cómo actuar cuando la persona agredida y/o el agresor participan de un espacio o una organización política? ¿Qué hacer cuando tanto la víctima y el agresor comparten algún tipo de espacio como el trabajo o el lugar de estudio? ¿Qué rol deben cumplir las personas de esos espacios para garantizar que no se revictimice a la víctima de la agresión?
Es necesario que, cuando hay una situación de violencia, todos nuestros esfuerzos estén puestos en crear un entorno seguro para acompañar a la víctima en su proceso de sanación y evitar cualquier tipo de revictimización. Sin embargo, no siempre esto sucede, muchas veces, a la hora de enterarse de una situación de violencia que ocurre dentro de una organización o en la que está implicada una persona conocida, la gente puede actuar de formas agresivas e intentar encubrir al violento. Encubrir a personas violentas y culpabilizar o violentar de cualquier forma a una víctima de abusos machistas, genera un gran daño en la persona agredida. El sufrimiento causado por la agresión empeora cuando viene acompañado de encubrimiento porque las personas en quienes confiamos y deben ayudarnos terminan violentándonos. A raíz de la cantidad de casos que han salido a la luz de espacios políticos que encubrieron violentos en sus filas (por ejemplo, izquierda socialista, la FORA, el Partido Obrero, Insurrectas, MST, Antena Negra, etc) hemos sentido la necesidad de aclarar ciertas cosas que, nos damos cuenta de que no son obvias y contribuir un poco a la discusión. Es necesario crear espacios seguros donde no se tolere ningún tipo de discriminación hacia mujeres, cuerpo e identidades disidentes, actitudes racistas, xenófobas, etc. Y esto debe ser expresado explícitamente. No se puede asumir que por ser anticapitalista, de izquierda, anarquista, no se sea machista y sea un asunto superado. Las posiciones deben ser claras, debatidas y construidas. Para evitar situaciones improvisadas, creemos que es necesario tomar posición antes de que suceda una agresión. No podemos esperar a que suceda un hecho de violencia
que involucre a alguien del espacio en el que participamos para tener una posición sobre qué hacer frente a esto. Si no se tienen discutidas nociones básicas al respecto, lo más probable es que se actúe mal ya que al tener un vínculo con el agresor muchas personas tienden a negar o encubrir la violencia, revictimizando a la persona que ha sufrido la agresión. No se debe reaccionar intentando negar el hecho de violencia ni ocultarlo. Esto es algo muy común como forma extendida de negar un sistema de opresión, una forma interiorizada de reacción que resulta funcional al sistema. Equivale a mirar para otro lado frente a una injusticia. Esto toma forma de distintas maneras: negar el hecho argumentando que el agresor “es un buen tipo que no haría algo así”, tratar de relativizar la agresión, culpabilizar a la víctima, tratar de negar que la agresión sucedió o que no habrá sido con malas intenciones (“los compas se están deconstruyendo, pobrecitos”), tratar de que el asunto no tome relevancia o convencer a la sobreviviente de que no haga nada, excluirla, etc. No existe la neutralidad en una situación de injusticia: o se está del lado de la víctima o se está del lado del agresor.
LO PERSONAL ES POLÍTICO
Como hemos dicho históricamente las mujeres, lo personal es político. No se trata de una situación individual, se trata de un sistema de opresión histórico y sistemático hacia mujeres y disidencias y debemos destruirlo. El hecho de no tener un violador, un violento en tu espacio no es algo que se haga para hacerle un favor a la víctima, es una decisión ética e ideológica.
-La agresión la define la víctima. Solo la victima puede definir lo que sucedió y que tanto quiere contar de lo que paso. Su versión es la única relevante y no debe ser puesta en duda. Creerle a la persona agredida es un posicionamiento ideológico que busca romper con la complicidad machista y el silenciamiento a las mujeres y disidencias. Claramente nadie se pondría en esa situación de vulnerabilidad en que se encuentra la mujer que denuncia una agresión sin haberlo vivido siendo que siempre somos fuertemente cuestionadas, criticadas e incluso perseguidas cuando lo hacemos. Descreer a las mujeres o creerle al agresor y a sus justificaciones no es para nada ingenuo o una
apreciación personal, es un posicionamiento que perpetúa la desigualdad y violencia hacia las mujeres. ¿De qué lado te vas a parar? -Cuando una denuncia es anónima, debe permanecer anónima. Quien haya sufrido la agresión o quien evidencie al violento no tiene ninguna importancia a la hora de accionar. Correr el eje hacia quien es la persona que denuncia es desviar el foco y responsabilizar a la víctima. Si vamos a tratar en colectivo un hecho de violencia, no se debe mencionar quién es la persona que ha sido agredida sino quién es el agresor. Siempre se debe resguardar la identidad de la víctima. Por más que sepamos quién es, no es lo correcto hablar de ella porque se la puede exponer a situaciones de revictimización o caer en el “le creo según quién sea la persona”. Esto contribuye a desestimar denuncias de personas con las cuales no seamos cercanas o que no sepamos de donde provienen. Lo mismo sucede con los detalles del caso. A la hora de plantear el tema, no es necesario dar explicaciones de las circunstancias en que se dio la violencia sino solamente expresar qué violencia se ejerció y quién lo hizo. La fórmula correcta de plantearlo sería algo como “X persona no debe participar más del espacio porque ejerció violencia física/psicológica/sexual, etc contra una compañera.” Si no sabes qué pasó, quién fue la persona agredida es probablemente porque no tenés una relación cercana con ella y no hace falta que lo sepas. Si sospechás que conocés a la persona y querés expresarle tu apoyo, podes corroborar su identidad con la persona que plantea esto y preguntar si podés tener contacto con ella. Sin embargo, si la persona agredida prefiere permanecer en el anonimato, debés respetarlo. Esto seguramente se debe a que no se siente segura exponiéndose en ese espacio o que no siente confianza con vos. Pueden intentar generar espacios más seguros donde se habilite el compartir este tipo de experiencias, por ejemplo, espacios de mujeres e identidades disidentes donde hablar de violencias machistas. ¡Hacete cargo y responsable de que los espacios sean seguros y no encubras a violentos! -Cuando se tiene conocimiento de que una persona del espacio en el que participamos ha ejercido violencia sobre una mujer, sea del espacio o no, lo correcto es apartar al agresor, expulsarlo del espacio y prohibirle la entrada. Esto tiene como fin contribuir a
la construcción de un espacio seguro tanto para la mujer agredida como para todas las mujeres que se acerquen. Esta decisión debe ser explícita y pública, es decir, aclarar que se echa a la persona por ejercer violencia y no ocultarlo o poner excusas del tipo “problemas personales, diferencias ideológicas, etc.” Esto equivale a que si esta persona se aparece en una actividad/ marcha/ espacio, lo correcto sería decirle que se vaya (esté o no presente la persona agredida por él) ya que no hacerlo sería exponer nuevamente a la/s víctima/s a cruzarse a su agresor. Si vos podés mirar a otro lado cuando ves a un violento en un espacio, las personas agredidas por él no pueden. Es responsabilidad de todxs que los espacios sean seguros. El hecho de ser indiferente frente a la presencia de un violento tiene que ver con que se relativiza la gravedad de la violencia machista porque claramente nadie estaría en una actividad delante de un torturador, de un nazi, de un genocida como si nada (o eso queremos creer). Sin embargo, todo parece relativizarse cuando aparece un violador entre los “compas”. ¿Acaso alguien enfrentaría a una persona que ha sufrido torturas con su carcelero? ¿Acaso dudarían de una persona que relata la violencia policial que ha sufrido? La violación también es una forma de tortura y mirar a otro lado es ser cómplice. Por último, es necesario que estos temas se discutan cotidianamente, especialmente en organizaciones mixtas. Que se generen espacios de reflexión sobre el consentimiento sexual, la violencia en las relaciones, los tipos de violencia, los “micromachismos”, la construcción del amor romántico, la heteronorma, etc. Si no se habla sobre estos temas y se espera hasta que suceda algo es más probable que en el transcurso se reproduzcan situaciones de violencia y revictimización. Debe quedar en claro la posición del espacio sobre la violencia machista y la actitud que se tiene frente las agresiones de este (y cualquier) tipo.
- Carta a sobrevivientes Queridx compañerx: Sabemos que reconocer una situación de violencia puede ser difícil, puede llevar mucho tiempo, un proceso largo de dolor, sentimientos de culpa, de vergüenza, de bronca, de impunidad. Está bien, dejá que todo salga, vomitá todo lo que sientas, lo que quieras decir, vomitá toda esa mierda que te impusieron: no es tuya. En el momento en que fuimos violentadas, fuimos víctimas, sí, pero eso no nos define: no somos lo que nos pasó. Somos sobrevivientes, guerreras. Pensá en toda la fuerza que sacaste para llegar hasta acá, para seguir luchando. Sos valiente y fuerte. Reconocer una violencia, romper el silencio, es un paso gigante. Puede que todavía no te hayas animado a hablarlo, está bien, cada una con su tiempo, nadie puede apurarnos. Algunas pueden ponerle palabras en seguida, algunas tardamos más tiempo. Todo es válido. No relativices lo que te pasó, no lo compares. Lo que te pasó fue real, tus sentimientos y tus reacciones son válidas. No es tu culpa, nada justifica un abuso. Ni que sea tu pareja, ni que estén en una cama, ni que estén desnudxs, ni que ya estén teniendo relaciones: si no hay consentimiento, es abuso. No es difícil, nosotras lo sabemos, respetamos y cuidamos los cuerpos de lxs demás, por qué sería distinto? No sientas que tenés que justificarte con nadie, no sientas que tenés que contarlo si no querés, o dar detalles de la situación que no quieras. Tal vez haya gente que no quiera escucharte o creerte, que decida ser funcional al sistema machista, que decida encubrir al violento. Y duele, obvio. Pero no es tu culpa ni es tu responsabilidad educar a lxs violentxs, no gastes energía en gente que no vale la pena, no van a cambiar y a veces es mejor cortar con las relaciones
tóxicas que no nos hacen bien. Si no nos cuidan, si nos lastiman, si duele, no son nuestrxs amigxs. Pero no desesperes, no estás sola. Acá somos muchxs lxs que estamos de tu lado, te vamos a creer, apoyar y acompañar en lo que necesites. Lo que te pasa a vos nos pasa a muchas y cada vez somos más las que nos organizamos en espacios seguros, solidarios, sanos. Buscá algún grupo feminista de tu zona, no te avergüences, siempre va a haber alguien para acompañarte si lo necesitás. No nos cagaron la vida, pudimos salir de ahí. (O vamos a poder) Toda esa mierda que nos hicieron la quemamos, la usamos como motor para seguir luchando. Puede que te sientas mal, que no veas ahora una salida, pero tranquila, todo va a mejorar. No somos un manual de autoayuda, no podemos darte instrucciones ni formas en la que vas a estar mejor, pero sí podemos, desde nuestro lugar de sobrevivientes de abusos y violencias, contarte algunas cosas que nos sirvieron a nosotras. Primero que nada, no te fuerces a hacer nada que no quieras. Solo vos sabes lo que te va a hacer bien, aunque pienses que no, aunque te sientas confundida, seguí y hacé lo que sientas, lo que te haga bien, lo que disfrutes. Encontrar cosas para hacer que disfrutemos es esencial para expresarnos, sentirnos bien con nosotrxs mismxs, subir el autoestima, la confianza en una misma y el amor propio. Puede ser solx o en compañía, podés hacer una lista de cosas que te hacen bien para tener en algún momento en el que te sientas bloqueadx. Te contamos algunas cosas que disfrutamos hacer: escribir, dibujar/pintar, juntarnos con amigas compañeras, leer, mirar una peli, ¡escribir fanzines! Muchas veces nos han hecho sentir que no valemos, que nos merecemos las violencias que han ejercido sobre nosotras, nos creemos lo que el violento y la sociedad nos ha dicho o nos ha hecho sentir. Es hora de
mirarte al espejo y verte a vos mismx, cómo sos. Es hora de que vos decidas quién sos y no que te definan otrxs. Pensá en tus amigxs, en la gente que querés, ellos ven cosas lindas en vos, ¿vos las ves? Tratá de pensar las cosas que te gustan de vos mismx, de tus aspectos físicos y de tu personalidad .A veces nos resulta más fácil pensar las cosas que no nos gustan de nosotrxs mismxs que las que sí nos gustan. No es de “presumida” hablar bien de vos mismx, es fundamental el amor propio. Si te cuesta realizar esto, podes pedir ayuda a gente cercana a la cual le tengas cariño. Preguntales qué les gusta de vos, qué has hecho para hacerles sentir bien, a veces lxs demás reconocen más fácilmente nuestras virtudes que nosotrxs mismxs. Es importante que te quieras, que te valores, que te cuides. También estaría bueno que tengas algún espacio de contención: puede ser unx psicologx feminista, un grupo de amigxs o familiares cercanxs, una pareja, personas que te acompañen y con las que te sientas cómodx para hablarles si te sentís mal. Podes hacerte una lista de las personas que se te ocurren y llevarla con vos. Si te sentís cómodx, podés compartirle cierta información que pueda ser útil en momentos de crisis: señales de que estás sintiéndote mal con una situación o teniendo algún ataque de ansiedad, cosas que te hacen bien en momentos de crisis (puede ser la lista anterior), número de teléfonos de contactos en caso de urgencias?, etc. Aprender a poner límites es bueno y saludable. Nos han hecho sentir que siempre importaba más lo que le pasaba al otro, han silenciado nuestros sentimientos, nuestros deseos. Debemos hacer un trabajo arduo de empezar a sacarlos y a darle valor. ¿Qué siento? ¿Qué me haría bien? ¿Cómo puedo expresar lo que me gusta y lo que no? ¿Me siento cómodx diciendo que no? ¿Por qué? ¿Qué miedo e inseguridades me pueden generar? Aprender a decir que no y expresar lo que nos pasa puede ser muy difícil ya sea porque a veces nos cuesta identificar lo que sentimos o porque tenemos interiorizado el complacer a otrxs. A través del conocerte, explorar tus gustos y necesidades, de enfocarte en vos misma, podrás ir reapropiándote de tu cuerpo, de tus deseos, de tu voz, de tu autonomía.
Es una buena idea que puedas expresar lo que te pasa a través de alguna actividad artística ya sea escribir, dibujar, pintar, actuar, bailar, algo que te guste y a través de lo que puedas expresarte. Puede que no sepas como seguir adelante, que te cueste encontrarte con vos misma, estar sola. A veces es bueno estar sola para encontrarte con tus sentimientos, con lo que te pasa pero trata de no aislarte y tener compas a lxs cuales recurrir si no estás bien. No tengo una respuesta ni la solución para hacerte sentir bien pero te prometo que con el tiempo, vas a estar mejor, vos mismx vas a encontrar el camino, confía en vos.