Aves de México ¡Conócelas de cerca!
Rebeca Orozco • Lucho Rodríguez
caRaO
carao macho era tan grande y tenía las patas tan largas que cuando intentaba caminar, cojeaba, y cuando quería volar, aleteaba pesadamente. ¡Pobre carao, no tenía gracia! su vida era tan solitaria que acostumbraba emitir una serie de lamentos nocturnos ¡krau!, ¡krau!, ¡krau! que conmovían a las ranas, lagartijas y toda serie de animales que habitaban en el pantano. Una mañana en que desayunaba el tierno contenido de un caracol de río, carao hembra trató de llamar su atención dando una serie de saltos muy vistosos. carao macho, enamorado, extendió sus alas anchas de color gris, y respondió con alegres chillidos y maromas. La danza duró días, semanas… ¡meses! Habían tomado el tiempo necesario para decidir unir sus vidas para siempre.
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cOLiBRÍ DE La cOsTa
colibrí de la costa nació en un nido del tamaño de una nuez, construido con una mezcla de musgo y telarañas. En un principio, su madre lo alimentó con el néctar de las flores, pero cuando el polluelo cumplió tres semanas de edad tuvo que abandonar su hogar. Para poder sobrevivir, le había dicho su madre: “Debes tomar diariamente el néctar de dos mil quinientas flores”. colibrí de la costa se sintió desgraciado, era tan pequeño y frágil que le pareció imposible la tarea encomendada. sin embargo, desde sus primeros recorridos sobre la isla, se sorprendió: podía batir sus alas ochenta veces por segundo y viajar a muy alta velocidad. También era capaz de volar hacia adelante y hacia atrás, arriba y abajo. además de todo… ¡podía quedarse suspendido en el aire! con tantas habilidades le fue posible visitar la cantidad de flores que le había recomendado su madre y libar el néctar necesario para convertirse en un pájaro hermoso.
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caRPinTERO iMPERiaL
carpintero imperial fue alguna vez el rey de los bosques fríos y templados. Era grande y llamativo, tenía un hermoso penacho rojo que peinaba hacia atrás. solía treparse a los árboles con sus patas poderosas, aferrarse a los troncos con sus uñas en forma de gancho y utilizar su pico a modo de taladro, tac-tac-tac, para conseguir los deliciosos insectos, larvas y gusanos que habitaban dentro de la madera. Era exigente y comelón: para llenar bien su estómago necesitaba visitar diariamente muchos árboles. sin embargo, cuando un grupo de hombres taló el bosque sin piedad, carpintero imperial no pudo sobrevivir. Tampoco su especie. De este majestuoso pájaro sólo quedó un recuerdo triste y el deseo de escuchar ese tac-tac-tac que golpeaba alegremente sobre los troncos.
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