Esperando a Noé by Joan Riera

Joan Ferran i Serafini

Esperando a NoĂŠ Entre el diluvio y la independencia

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser efectuada con la autorización de los titulares, con excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra www.conlicencia.com http://www.conlicencia.com; 91702 19 70 / 93 272 04 47 Primera edición: enero 2015 es marca registrada de Edicions i produccions multimèdia Els Llums SL © Joan Ferran i Serafini © de esta edición: Edicions i produccions multimèdia Els Llums SL Ediciones La Lluvia Urgell 52 entresuelo1ª 08011 Barcelona www.edicioneslalluvia.com edicioneslalluvia@edicioneslalluvia.com Dirección editorial: Joan R. Riera Corrección: Mercè Bagaria Maqueta: Moisès Dolz

ISBN: 978-84-15526-58-2 Depósito Legal: DL B 3798-2015 Printed by Bookprint Digital

Para los Albert Camus an贸nimos que luchan contra todas las abstracciones e ideolog铆as que alejan al hombre de lo humano.

ÍNDICE

Prólogo ............................................................................ 15

Pórtico ............................................................................. 21 Nota a la edición .............................................................. 23 Septiembre de 2012: La fiesta va a empezar ....................... 25 El otro 11 de septiembre, el internacionalista ..................... 29 13 de septiembre de 2012: Tras la famosa «mani» ............... 31 25-N: Elecciones anticipadas ............................................. 35 Everybody Knows ............................................................ 37 12 de Octubre del 12 ......................................................... 41 La carta del viejo amigo .................................................... 45 Las cuentas suizas y «El Mundo» ...................................... 49 Tras las elecciones, ¿Hacia un bienio oscuro? ..................... 51 2013 Y Mas parafrasea a Bertolt Brecht ............................. 55 23 de Enero: Entre la herejía y la disidencia ....................... 57 Febrero se viste de negro zaino.......................................... 63 El Papa, el Rey, el Grillo y la princesa Corinna .................. 65

Abril de 2013 luminoso, sendero político tenebroso… .........71 Una provocación Wertiana para un húmedo mes de junio ..75 Delfos, la copia y el «sorpasso» ..........................................79 «Tot el camp» en concierto ................................................83 Y, de nuevo, volvió septiembre ..........................................85 Un «septiembre de 2013» fuertemente encadenado..............87 Duran o el abominable hombre de la Tercera Vía ...............91 Cuestión de hegemonías ....................................................93 El otoño del Parlament ......................................................95 Mes de difuntos.................................................................97 La pregunta de Navidad .................................................. 103 La cuesta de enero: Tres votan distinto, uno se aparta, otra se aviene .................................................................. 107 Febrero, amatistas y violetas ............................................ 111 Marzo de 2014 ................................................................ 115 Con la primavera salta la liebre ........................................ 119 Los claveles de abril ........................................................ 123 Mayo de 2014: «Nos ha ‘jodío’ mayo con las flores» ......... 127 Puré indicativo ................................................................ 129 Juego de tronos ............................................................... 133 Junio, el mes de las hogueras que todo lo queman ............ 137 Fruta madura en el mes de Julio y… ¡Bomba!................... 139

¡Bomba! 25 de julio de 2014 ............................................ 143 El Bochorno hace su agosto ............................................ 145 Tres Centenarios, tres septiembres ................................... 147 ¿Tricentenario? ............................................................... 149 Octubre de 2014 también termina en 4............................. 153 Aquí no hay un Charles De Gaulle .................................. 161 2015, 2016, 2017... ......................................................... 165

Echa a andar otra vez este barco varado, marinero. T煤 tienes una estrella en el bolsillo... Una estrella nueva de paladio, de f贸sforo y de im谩n. Le贸n Felipe

PRÓLOGO

Este libro está escrito por un socialista y federalista que está alucinado por lo que sucede en su país. Nótese la -i- griega, utilizada como conjunción copulativa, que une los términos socialista y federalista. En efecto, también se puede ser socialista y centralista o federalista y conservador. El federalismo es una técnica de reparto territorial del poder del Estado contrapuesto al centralismo, basado en un Estado dirigido desde un centro único. En ambos casos, tanto en el federalismo como en el centralismo, el Estado –contrariamente a lo que muchos creen– es unitario, la soberanía reside en el conjunto del pueblo, entendido este término como la suma de sus ciudadanos individuales, no en los pueblos (o naciones), entendidos como sujetos colectivos dotados de un supuesto derecho a la soberanía. Si el federalismo es una técnica, el socialismo es una ideología cuyos valores básicos son la libertad individual y la igualdad real –no sólo formal– entre las personas. Joan Ferran tiene claro, desde hace muchos años, que es socialista y federalista, las dos cosas a la vez. La primera, por su concepción del ser humano y de la sociedad en que debe estar organizado; la segunda, porque es el modelo territorial que

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mejor encaja en una nación-estado como España. Estos dos componentes los ha demostrado sobradamente a lo largo de su extensa carrera política, como diputado y alto cargo del PSC (PSC-PSOE), el partido de los socialistas catalanes. Político peculiar en estos tiempos –es culto, de sólida formación intelectual, escritura brillante y verbo afilado–, Ferran nunca ha buscado la comodidad del cargo sino que lo ha utilizado como instrumento para defender razonadamente sus ideas en el seno de su partido. Quizás por ello, en muchas ocasiones su posición dentro del mismo ha sido crítica, distanciada de las sucesivas direcciones, al expresar opiniones disidentes, que le situaban en los márgenes del mainstream del socialismo catalán, tanto en materias sociales como, sobre todo, en la llamada cuestión nacional. Todo esto se muestra a las claras en este breve, incisivo y sugerente libro, en el que va desgranando acotaciones al llamado «proceso» (independentista, por supuesto) que, si bien tiene un origen remoto, inició su fase final a raíz de la multitudinaria manifestación del 11 de septiembre de 2012 y, todavía inacabado, ha alcanzado un hito histórico con el simulacro de referéndum del 9 de noviembre de 2014, dónde se ha comprobado la debilidad de las fuerzas independentistas, una minoría importante, pero muy minoría al fin y al cabo, apenas un tercio de los catalanes. Entre esas dos fechas, el autor contrasta el hoy con el ayer, para llegar a la conclusión que estamos ante un dejà vu, una experiencia inquietante que recuerda a otras ya vividas en el pasado. Hace unos pocos años se editó por primera vez, bajo el

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título Abans del sis d’octubre (Quaderns Crema, Barcelona, 2008), el interesante dietario del político catalanista republicano y eminente abogado Amadeu Hurtado, escrito durante los meses de 1934 en que defendió como letrado de la Generalitat la Ley de Contratos de Cultivo, impugnada por la Lliga ante el Tribunal de Garantías Constitucionales. El dietario, al que Ferran hace una extensa referencia, refleja un estado de espíritu en la política catalana muy similar al actual. Pues bien, uno de los alicientes de la presente obra va en la misma dirección: comprobar cómo lo que hoy sucede tiene un gran parecido con lo sucedido entonces. En ambos casos, como dice el autor, «la realidad supera a la ficción». En efecto, el autor, al comentar la actualidad del momento, intercala comentarios del diario El Diluvio publicados durante el período 1933 y 1934, los meses anteriores al 6 de octubre, que reflejan la misma interpretación que ochenta años después va relatando Joan Ferran. Es un tópico bastante justificado sostener que en la vida social y política catalana hay momentos de seny (de sensatez) seguidos de momentos de rauxa (de arrebato pasional). En la actual Cataluña autonómica nunca ha habido mucho seny pero, en todo caso, desde hace más de un decenio, desde que empezó a prepararse la reforma del Estatuto, se inició un período de rauxa que todavía no ha terminado.

El Diluvio fue un diario republicano y federal, de larga tradición en la prensa barcelonesa, que alcanzaba tiradas que solo eran superadas por La Vanguardia, a mucha distancia del resto de la prensa del momento. Además, en aquellos tiempos era probablemente el más leído por las clases populares. Ante la evolución nacionalista e independentista de las izquierdas - 17 -

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catalanas en el período republicano, muy similar a la actualidad, El Diluvio muestra una gran coincidencia con la descripción que de la actualidad hace el autor. Lean el libro y comprobarán que las semejanzas son asombrosas. En su último párrafo dice: «La estrechez de miras, el desconocimiento absoluto de la misión que corresponde a Cataluña en España, son defectos de los dirigentes de nuestro gobierno autónomo. Esas faltas exigen completa reparación. Doloroso es lo sucedido pero puede enmendarse y a ello deben tender todos los esfuerzos del pueblo catalán. Y, en esta hora solemne de nuestra historia, lo que ante todo y sobre todo procede antes de emprender la nueva senda es devolver al país el sosiego, la paz perturbada por unos equivocados en un absurdo instante de obcecación». Quizás ustedes piensen que este texto, de estilo ampuloso, está escrito por Joan Ferran para referirse a la situación de Cataluña a primeros de enero del año 2015. En todo caso, parece una sensata reflexión perfectamente adecuada a la situación de hoy. Pues bien, este texto fue publicado por El Diluvio en el mes de noviembre de 1934, poco después de aquel disparatado 6 de octubre. La historia no se repite, pero de la historia se aprende. Excepto en determinados lugares y en ciertas épocas. Joan Ferran nos muestra en este brillante y entretenido libro que somos la excepción: vivimos en un lugar y atravesamos una época en que la historia parece repetirse porque de la historia no se ha aprendido nada. O mejor dicho, de la historia no se ha apren-

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dido nada porque lo que se enseĂąa no es historia sino, simplemente, pura ideologĂa historicista.

Francesc de Carreras Enero de 2015

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PÓRTICO

La prensa escrita describe mejor que nada las características de una colectividad durante una determinada época. Revisar con atención los medios de comunicación de un país permite entrever la idiosincrasia del pueblo que los lee, la capacidad de sus prohombres y la calidad de su política. Los escritos impresos en papel con fecha de caducidad nos describen vivencias, anhelos, epidemias, temores y también frustraciones colectivas. Nos narran apetencias culturales, el ocio al uso y el grado de interés por el arte y la cultura del momento histórico en que pisan las rotativas y llegan al gran público. Los periódicos, la prensa escrita, son efímeros. Pero repasar sus páginas nos muestra que la historia gusta repetirse. A veces en forma de drama, otras veces como una ópera bufa. Cuando esa prensa ejerce libremente sin censura de ningún tipo, cuando el contraste de opiniones aparece impreso sobre el papel, cuando la libertad impera, disfrutamos de una gran herramienta para interpretar la historia y el mundo que nos rodea. El hallazgo ocasional de un pliego de ejemplares del diario El Diluvio le sirve al autor de estas páginas como excusa para articular una correspondencia entre pasado y futuro. El ejercicio comparativo le permite, también, hallar similitudes sobre el presente que obligan a reflexionar para no sucumbir ante los

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errores del pasado. Los temas, debates, argumentos y discursos reseñados son tan similares a los actuales que parecen obviar el tiempo que les separa: ¡ochenta años!

El Diluvio, como periódico diario, gozaba de gran popularidad y predicamento en la sociedad catalana de finales del siglo XIX y principios del XX. Claudi Ametlla, insigne periodista y diputado electo en las listas del Frente Popular de 1936, lo definió como «un diario pintoresco, incongruente y anárquico». Instrumento idóneo para un experimento comparativo, ligero si se quiere, pero no exento de interés. Respecto al título, y las modestas pretensiones de este libro, puede ser útil y oportuna la descripción de «diluvio» que Juan Eduardo Cirlot incluyó en su Diccionario de símbolos: «El diluvio destruye las formas, pero no las fuerzas, posibilitando así nuevos surgimientos de vida…, el diluvio simboliza el final de un período». La búsqueda de Noé no deja de ser la búsqueda de un mito, de un liderazgo colectivo y compartido, de un personaje justo y bondadoso capaz de salvarnos del naufragio y conseguir la reconciliación.

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NOTA A LA EDICIÓN

El Diluvio fue un diario republicano y anticlerical editado en Barcelona en lengua castellana. Vio la calle, por primera vez, un 10 de febrero de 1879, a partir de la prohibición de El Telégrafo, publicación, esta, que había creado Ferran Patxot en 1858 y que se afianzó bajo su orientación. A pesar de las sucesivas prohibiciones y censuras gubernamentales, típicas de aquel momento histórico, llegó a ser uno de los periódicos diarios de mayor tirada de la Cataluña ochocentista. Se caracterizó, sobre todo, por sus campañas contra la administración municipal, el anticlericalismo descarnado y la crítica mordaz de la realidad política catalana y española. Ejerció durante muchos años de contrapunto a la prensa conservadora y entró, con frecuencia, en contradicción y conflicto con La Vanguardia, llegando a equipararse a esta en difusión e influencia. Colaboraron, en las páginas de El Diluvio, figuras destacadas del republicanismo como Robert Robert, Conrad Roure, Ángel Samblancat, Valentí Almirall, Antoni Feliu i Codina, Amadeu Hurtado, Abel Velilla, Claudi Ametlla e incluso Azorín. El último ejemplar del periódico salió a la calle el 25 de enero de 1939, víspera de la ocupación por «los nacionales» de la capital catalana. Tras ochenta y dos años de existencia, esquivando la censura con sus habituales cambios de cabecera, - 23 -

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la entrada de las tropas del general Francisco Franco en Barcelona puso fin a su andadura. Su director murió fusilado pocos días después.

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El mejor profeta del futuro es el pasado. Lord Byron

SEPTIEMBRE DE 2012: LA FIESTA VA A EMPEZAR

La vieja caja de cartón ha dicho basta, ha roto sus costuras. Tras décadas de albergar papeles del abuelo, ha decidido reventar, esparcir por la buhardilla postales, fotos y recortes de prensa. Incluso algún librito carcomido por el tiempo que ha mutado del color blanco al sepia. Polvo y partículas indescriptibles, de origen incierto, se mezclan con monedillas y céntimos de otras épocas. Estampitas de primera comunión, recordatorios de funeral y una arcaica pluma estilográfica están ahí, sobre el frío suelo del desván. Folletos de Tiempos Nuevos con la pregunta en letras de molde: «¿Qué es la Anarquía?» de Luigi Fabbri… Reliquias, todo ello, de un pasado que no va a volver. Domina el olor a rancio y el ambiente húmedo. Un fajo de periódicos llama la atención. Son ejemplares de El Diluvio, famoso e influyente diario de inspiración republicana y anticlerical que, allá por los años cincuenta del XIX, vio

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la luz bajo el nombre de El Telégrafo. Gran recolector de suspensiones gubernativas, ora por sus puyas insolentes, ora por la acidez de su crítica política, El Telégrafo-Diluvio rivalizó largo tiempo en tirada con la prensa conservadora barcelonesa que regenta hoy la familia Godó. Hemeroteca en estado puro al alcance de la vista y de la mano. La cabecera del irreverente rotativo me indica que aquellos ejemplares fueron impresos bajo el mandato de don Manuel Azaña, concretamente en 1932. Están prietos, sujetos por un rudimentario y roído cordel. Percibo que esos legajos me llaman. Intuyo que piden libertad, que gritan «desátame, ojéame, léeme»… Y leo con manifiesta curiosidad unas palabras dignas de encomio: No, en literatura sobran charlatanes y trampolinistas y faltan hombres probos, incapaces de prostituir la pluma y callar la verdad. Sonrío con benevolencia sin poder apartar de la mente una lista ingente de mercenarios que le dan al teclado con afán de agradar al mejor postor. Pienso automáticamente en esos filósofos e historiadores que son capaces de fabricar mitos a gusto del poder, en la hueste de tertulianos y escribas a sueldo que se prodigan actualmente en nuestros medios de comunicación. Remuevo papeles con indescriptible ansiedad. Un prospecto ilustrado a la antigua usanza anuncia:

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Eran otros tiempos, claro. Me detengo ante una portada del periódico que reza así: El magisterio indeseable de Marcelino Domingo se orienta siempre hacia la política centralista de la que lo implora todo. Prefiere mendigar como adscrito a la farándula madrileña lo que obtendría por derecho propio desde una firme posición catalana. Atento a los vaivenes caprichosos de la política, se mueve con la misma veleidosidad. Opina con demasiada frecuencia echando en total olvido las aspiraciones de Catalunya. Vuelvo al presente. Nada nuevo bajo el sol. La prensa escrita de nuestros días también critica, acusa, disecciona y provoca. Una actúa con solvencia contrastada; otra, al dictado de inconfesables intereses. Por deformación profesional, instintivamente, traslado la apreciación de El Diluvio, sobre el Marcel·lí Domingo de los años treinta, a nuestro tiempo. La correspondencia es automática, casi mecánica, inconsciente. Josep Antoni Duran i Lleida es, por antonomasia, el político catalán más ducho en el arte de frecuentar los salones de la villa y corte. Sobre él recaen, en estos días de celebraciones patrióticas, sospechas de colaboracionismo manifiesto y diletantismo. Las voces críticas germinan en las filas de sus socios de coalición e incluso entre sus compañeros de partido. Intuyo que le toca, que nos toca, vivir un período de cambios verti-

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ginosos, de nuevas exigencias no exentas de conflicto. Releo y me pregunto: —¿Duran, veleidoso? —Sí, también. Me digo a mí mismo. El tiempo apremia. Echo la llave a la puerta y prometo volver. La lectura ocasional de aquel manojo de periódicos me ha cautivado. Han transcurrido más de ochenta años pero, ¡son tantos los paralelismos!

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