devenir Revista de estudios sobre patrimonio edificado Vol. 4, Nยบ 8, julio - diciembre 2017 - ISSN 2312-7562
UNIVERSIDAD NACIONAL DE I N G EN I ER ร A
Facultad de Arquitectura,
Urbanismo y Artes
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Vol. 4, N° 8, julio - diciembre 2017 ISSN 2312-7562 Devenir es una publicación semestral de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Artes de la Universidad Nacional de Ingeniería, editada por la Unidad de Posgrado. Recoge investigaciones desarrolladas en torno al patrimonio edificado con el propósito de promover su conocimiento y debate académico y científico. El presente número ha sido financiado por la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Artes de la Universidad Nacional de Ingeniería. Director: Prof. MSc. José Carlos Hayakawa Casas Comité científico: Prof. Arq. José Correa Orbegoso ( )
Universidad Nacional de Ingeniería (Lima-Perú)
Prof. Dra. Inés Del Águila Ríos
Pontificia Universidad Católica del Perú (Lima-Perú)
Prof. Dr. Joan Feliu Franch
Universidad Jaumé I (Castelló de la Plana-España)
Prof. Dr. Alberto Martorell Carreño
Universidad Antonio Ruiz de Montoya (Lima-Perú)
Prof. Dr. Leonardo Mattos-Cárdenas
Istituto Studi Urbanisti (Roma-Italia)
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Universidad Nacional de Ingeniería (Lima-Perú)
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Prof. Dra. Begoña Carrascosa Moliner
Universitat Politècnica de València (Valencia - España)
Prof. Dr. Javier Rivera Blanco
Universidad de Alcalá (Alcalá de Henares - España)
Prof. Dr. Luis Alegría Licuime
Museo Histórico Nacional (Santiago de Chile-Chile)
Prof. Dra. María Bastiand Atto
Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima-Perú)
Prof. Dr. Wiley Ludeña Urquizo
Universidad Nacional de Ingeniería (Lima-Perú)
Árbitros de este número: Prof. Dra. Paloma Carcedo de Mufarech Universidad de Lima (Lima-Perú)
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Investigadora independiente (Cusco-Perú)
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Universidad Peruana Unión (Lima-Perú)
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Ministerio de Cultura (Lima-Perú)
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Investigadora independiente (Arica-Chile)
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UNIVERSIDAD NACIONAL DE
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Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Artes
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Vol. 4, N° 8, julio - diciembre 2017 . ISSN 2312-7562 . Lima. Perú
CONTENIDO
In memoriam José Correa Orbegoso Estudios Del Cusco renace la integración andina: la restauración del puente de La Almudena Andean integration is reborn from Cusco: the restoration of the La Almudena bridge Yadira Guerra Vera y Miguel Landa Sierra Revitalización de centros urbanos desde la perspectiva del programa Main Street en Barrios Altos Revitalization of urban centers from the perspective of the Main Street Program in Barrios Altos Aaron Urdanigue Contreras De la piedra de Ruskin al adobe de Velarde: Investigación y Desarrollo (I+D) en la conservación del patrimonio edificado peruano. La Cátedra Bruno Roselli como modelo de colaboración público, privado y académico From Ruskin’s stones to Velarde’s adobes: Research and Development (R&D) in the preservation of Peruvian built heritage. The Bruno Roselli Chair as a model of public, private and academic partnership Héctor Abarca Torres La rehabilitación como oportunidad de evolución de la fachada ligera. Caso de estudio: el Colegio de Arquitectos de Cataluña Rehabilitation as an opportunity for the evolution of the light weight facade. Case Study: the Architects’ Association of Catalonia José Félix Carbonel Villanueva Transformación de las fortificaciones en el norte del Camino Real de Tierra Adentro en México: el caso del presidio de El Pasaje Transformation of the fortifications located north of the Camino Real de Tierra Adentro in Mexico: the case of El Pasaje prison Roberto Carrillo Acosta e Irma Castillo Ruiz Reflexiones teóricas contemporáneas sobre patrimonio edificado y su significado Contemporary theoretical reflections on built heritage and its significance Teresa Villamón Guevara
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Valoración y gestión integral del patrimonio paisajístico. Encuentros y desencuentros teóricos y prácticos Valuation and holistic management of landscape heritage. Theoretical and practical agreements and disagreements Iván Ramírez Serpa Huantinamarca. Análisis de la gestión del sitio arqueológico. Caso San José S.A.C (Lima, Perú) Huantinamarca. Analysis of the management of the archeological site. San José S.A.C case-study (Lima, Peru) Karina Aldaba Flores, Mayra Cáceres Sánchez y José Santa Cruz Alcalá
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Entrevista Bertha Estela Benavides
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Reseñas Sahara Alvarado & Leopoldo Villacorta: Calle Lima: Eje cultural para el desarrollo. Plan piloto para la recuperación de la Zona Monumental de Piura 176 José Hayakawa Casas Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo: Concurso de ideas – Rímac: espacios públicos 177 Jarim Melgar Montes Ayuntamiento de Badajoz (Editor): I Jornadas Internacionales sobre la Frontera Hispano-Portuguesa y sus Fortificaciones 178 Diego Celis Estrada Crayla Alfaro, José Beltrán-Caballero, Ricardo Mar y Ramiro Matos (Edición científica): El urbanismo inka del Cusco. Nuevas aportaciones 179 Enrique Guzmán García Indicaciones para autores de artículos
In memoriam: José Correa Orbegoso Roberto Samanez Argumedo
JOSÉ CORREA ORBEGOSO
Figura 1. Arquitecto José Correa Orbegoso (a la derecha) en presentación del libro Barranco. Historia y Arquitectura, en el Museo Mario Testino (Barranco, Lima). Archivo fotográfico de José Hayakawa Casas, 2013.
A fines de octubre del año pasado dejó de existir el arquitecto José Correa Orbegoso, hecho que despertó enorme congoja entre quienes lo conocimos o compartimos su amistad. Su sensible fallecimiento nos trae a la memoria afectos y recuerdos de una existencia transcurrida con apasionamiento por la conservación del patrimonio cultural, y en especial la restauración de los monumentos históricos de nuestro país. Fue un arquitecto con profunda vocación por su carrera profesional. En una entrevista que concedió en 2010, recordaba que su madre fue una de las primeras mujeres que estudió en la Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes. Empleando su talento para las artes plásticas, ella le enseñó a dibujar desde pequeño, lo que despertó en él la inclinación por esas disciplinas. Cuando cursó sus estudios en la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Artes de la Universidad Nacional de Ingeniería (FAUA-UNI), entre 1961 y 1965, sus preferencias estuvieron orientadas hacia aquellos docentes que impartían asignaturas referidas a la Historia, la Estética y la conservación patrimonial. 5
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Según su testimonio, tenía simpatía por las enseñanzas de Historia de la Arquitectura de José García Bryce, de Arte Universal de Carlos Rodríguez Saavedra, de Arqueología en el Perú de Frederic Engels y de Estética de Paul Linder. José recordaba de ese período de su formación inicial las lecciones del artista Juan Manuel Ugarte Eléspuru y el interés que despertó en su persona el curso de Restauración de Monumentos impartido por Víctor Pimentel, que había vuelto a la docencia después de capacitarse en Italia. Rememoraba con mucha identificación a sus docentes integrantes de la Agrupación Espacio, Adolfo Córdova, Santiago Agurto y, en especial, Luis Miró Quesada. Más adelante, en la década del 70, cuando el arquitecto Correa desempeñaba la Dirección de Conservación del Patrimonio Cultural, tuvo la iniciativa de convocar a muchos de esos maestros a integrar las comisiones técnicas, y participar de los debates y los cursos de formación, para que aportasen sus experiencias y conocimientos. Al año siguiente de concluir sus estudios en la Facultad de Arquitectura, José Correa obtuvo una beca y viajó por unos meses a Holanda, para seguir un curso de Renovación Urbana. En esa oportunidad constató que su verdadera aspiración era especializarse en Conservación y Restauración de Monumentos. A raíz del sismo que afectó severamente los departamentos de Áncash y La Libertad en 1970, la Comisión de Reconstrucción de la zona afectada recibió asistencia técnica de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y designó como contraparte nacional al arquitecto Correa para elaborar proyectos encaminados al rescate de los monumentos de Trujillo de manera conjunta con el experto de UNESCO, el arquitecto boliviano José De Mesa. Al concluir esa misión, adelantándose en algunos meses al inicio de una beca de capacitación, viajó a España para pasar una temporada en Madrid y después se trasladó a Roma para capacitarse en el Centro Internacional de Estudios para la Conservación y Restauración de Bienes Culturales (ICCROM), creado por la UNESCO en esa ciudad. Simultáneamente fue admitido en el primer año de la Escuela de Perfeccionamiento para el Estudio y la Restauración de Monumentos de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Roma, La Sapienza. Durante esa etapa de su formación especializada, se produjo la creación del Instituto Nacional de Cultura (INC) en el Perú, organismo público orientado a otorgar mayor importancia y protección al patrimonio cultural. Personas vinculadas a la cultura que habían contribuido a la gestación del Instituto, como el arquitecto Frederick Cooper y otros, consideraron que José Correa era la persona idónea para dirigir el área de conservación, por lo que le pidieron que regresara al país. Para José no fue fácil truncar sus estudios en Roma, donde estaba instalado con su esposa e hijo. No obstante, la posibilidad de asumir un importante y honroso encargo constituyó un desafío que aceptó: retornó a su patria para asumir la Dirección Técnica de Conservación del Patrimonio Monumental del INC. Entre 1973 y 1978, su labor pública e institucional fue muy fructífera, no solamente por la moderna y eficiente organización que introdujo al área de conservación, sino porque puso todo su empeño para dar inicio un proyecto especial con la UNESCO, mediante el PER/71-539, que contó con cooperación técnica y asistencia económica del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD): un extenso y ambicioso programa de restauración de monumentos arqueológicos e históricos en función del turismo cultural en el eje Cusco-Puno (1973-1978). El referido proyecto internacional, enmarcado en el Plan Turístico y Cultural Perú-UNESCO (Plan COPESCO), continuó después de 1978 con un programa de ejecución de obras de restauración, sobre la base de los estudios y experiencias que se habían puesto en práctica desde 1973. Además, José Correa fue el gestor e interlocutor para otro proyecto de patrimonio cultural andino llevado a cabo junto con el PNUD y la UNESCO, que permitió crear en Cusco cursos especializados de formación para arquitectos y técnicos restauradores de obras de arte entre 1975 y 1979. En ellos participaron becarios peruanos y de toda América Latina, y fueron impartidos por profesores de alto nivel, traídos por la UNESCO de diferentes confines del mundo. Para fortalecer este proyecto académico Correa tuvo que gestionar convenios y realizar continuos viajes por Europa y América del Sur, durante los cuales reveló su gran talento para las negociaciones con los organismos internacionales. El proyecto que se llevó a cabo con la UNESCO en el Cusco tuvo un carácter multisectorial, y el arquitecto Correa fue nombrado miembro de la Comisión Especial del Plan COPESCO. Fue también miembro del Directorio de la Empresa Nacional de Turismo (1974-1978). En mérito a sus capacidades, la UNESCO contrató sus servicios
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In memoriam: José Correa Orbegoso Roberto Samanez Argumedo
como consultor en varias misiones internacionales, tales como: Ruta Maya (México y Guatemala, 1973), Turismo Cultural en Sucre y Potosí (Bolivia, 1978), y Conservación de Potosí (Bolivia, 1981). Como suele ocurrir en el Perú, a fines de los años 70 algunos sectores y organismos públicos se politizaron al acercarse la transición del Gobierno Militar hacia la democracia. Entre ellos, el INC fue copado por militantes de un partido político. Esa situación hizo insostenible la permanencia de los cuadros técnicos especializados que se vieron obligados a dejar dicha institución, José Correa entre ellos. Entonces, por su jerarquía profesional, fue invitado a desempeñar el cargo de asesor de la Secretaría de Estado de Turismo (1979-1983). Luego, Correa viró hacia el sector privado al fundar la empresa especializada Arquitectos, Restauradores e Ingenieros, Estudios y Servicios (Aries SRL), que estuvo activa entre 1983 y 2000. Allí tuvo como socio al arquitecto Ramiro Salas, con quien había trabajado en el INC en años anteriores. La empresa ejecutó importantes proyectos y obras, entre las más destacadas las que se realizaron por encargo de la compañía de minas Buenaventura, como las restauraciones de la Iglesia de Santo Domingo y la Iglesia de San Juan Bautista de Julcamarca, ambas en el departamento de Huancavelica. Asimismo, tuvieron gran trascendencia las obras de restauración que llevó a cabo en el Centro Histórico de Lima, como la Casa Jiménez, de la Compañía de Seguros Atlas (1984-1985); la Casa de La Riva, de la Asociación Entre Nous (1991); el Tribunal de la Inquisición, que se adaptó para alojar el Museo del Congreso (1997-1998); y el antiguo Tribunal Mayor de Cuentas, de la Casa de la Moneda (1998). Una obra significativa que le encargó el Ministerio de Relaciones Exteriores fue la restauración de la Casa de la Respuesta de Bolognesi, en Arica, Chile. El breve espacio de este obituario en homenaje al arquitecto Correa no permite mencionar otros destacados estudios y obras realizadas no solo en Lima, sino también en Trujillo, Cusco y otras ciudades del país. Gracias a su amplia experiencia, fue un destacado profesor universitario, que enseñó en la maestría de Restauración de Monumentos y en la de Conservación del Patrimonio Edificado, así como en las asignaturas de Restauración de Monumentos de la FAUA-UNI. En la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Ricardo Palma fue el profesor principal del Seminario de Centros Históricos y del curso de Restauración de Monumentos. Durante más de una década ejerció la presidencia del Comité Nacional del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS-Perú), cargo que le permitió realizar intercambios de experiencias con otros profesionales y participar en reuniones internacionales. Sus pronunciamientos sobre los problemas que afectan al patrimonio cultural del país muchas veces fueron polémicos, pero siempre estuvieron orientados a la salvaguarda de los monumentos. En años posteriores a su gestión fue nombrado presidente honorario de dicha institución. Como parte de su labor intelectual, siempre vinculada a la Historia y la conservación del patrimonio, publicó una serie de artículos en el diario La Gaceta de Trujillo. También se ocupó de La Muralla, la iglesia de la Compañía de Jesús, las casonas y otros monumentos de esa ciudad norteña en diversos diarios y revistas limeñas. Varios de sus artículos más recientes se publicaron en la revista de arquitectura Arkinka. Por esa existencia fructífera solo nos resta decirle non omnis moriar, porque sus afanes y desvelos serán siempre recordados. Roberto Samanez Argumedo
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DEL CUSCO RENACE LA INTEGRACIÓN ANDINA: LA RESTAURACIÓN DEL PUENTE DE LA ALMUDENA(*) ANDEAN INTEGRATION IS REBORN FROM CUSCO: THE RESTORATION OF THE LA ALMUDENA BRIDGE YADIRA GUERRA VERA(**) Y MIGUEL LANDA SIERRA(***) Fecha de recepción: 02 de abril de 2017 Fecha de aprobación: 11 de junio de 2017
RESUMEN Este artículo presenta una crítica arquitectónica al resultado de la obra de Recuperación y Puesta en Valor del Puente de La Almudena en la ciudad de Cusco, culminada el año 2006. Dicho proyecto parte de la idea general de recuperar físicamente la trayectoria histórica de los caminos pertenecientes al sistema vial inca Qhapaq Ñan, que alguna vez fue la primordial herramienta de integración del entonces Tawantinsuyu. La ejecución de este proyecto significó la renovación de un espacio en franco proceso de deterioro e insalubridad, así como la reapertura del acceso por medio del cual el centro histórico de la ciudad de Cusco se comunica con los territorios del Kuntisuyu o territorios hacia la costa, intervención durante la cual tuvieron lugar nuevos retos y experiencias metodológicas, además de que se gestó una nueva forma de concebir el valor del patrimonio civil público de carácter vial, hasta entonces poco apreciado.
PALABRAS CLAVE Qhapaq Ñan, puesta en valor, revitalización urbana
ABSTRACT This article presents an architecture critique about the result of the La Almudena Bridge Restoration and Value Enhancement project in the city of Cusco, which ended the year 2006. Said project starts from the idea of physically recovering the historical Inca road system, the Qhapaq Ñan, that was once the crucial integration tool of the then empire of the Tawantinsuyu. The realization of the project also meant the renovation of a space under a marked deterioration and insalubrity process. As well, it caused the reopening of the access through which Cusco communicates with the Kuntisuyu, or coastal, territories. Unexpected challenges and new methodological experiences appeared during the intervention, and a new way to understand the value of public civil transportation heritage was born, previously not truly appreciated.
KEYWORDS Qhapaq Ñan, value enhancement, urban renewal (*) Este artículo ha sido extraído de una asignación académica del curso Taller de Conservación del Patrimonio Cultural Arquitectónico de la maestría en Arquitectura, mención en Gestión del Patrimonio Cultural, Centros y Sitios Históricos de la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco (UNSAAC), dictado por el MSc. Arq. José Hayakawa Casas en febrero de 2017. (**) Arquitecta por la UNSAAC, con maestría en Arquitectura, mención en Gestión del Patrimonio Cultural, Centros y Sitios Históricos por la misma universidad. Su experiencia en el tema de patrimonial ha sido formada por su trabajo en la Municipalidad Provincial del Cusco por más de 14 años. Su labor en esta institución estuvo vinculada con proyectos de restauración patrimonial con apoyo de la Cooperación Española. Posteriormente participó en acciones de registro y catalogación de bienes inmuebles, y laboró como responsable de la formulación del Plan Maestro del Centro Histórico de la ciudad del Cusco. Es miembro de ICOMOS-Cusco desde 2016. Actualmente, es docente en la Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la UNSAAC. Contacto: yadiraguerrav@yahoo.es (***) Arquitecto por la UNSAAC, con maestría en Arquitectura, mención en Gestión del Patrimonio Cultural, Centros y Sitios Históricos por la misma universidad. Su experiencia en el tema de patrimonial proviene de su responsabilidad como coordinador de las áreas de Proyectos, Museos y Sistema de Información Geográfica del Proyecto Qhapaq Ñan en Cusco, desde 2001. Es docente universitario de la cátedra Inca Architecture y Heritage Conservation para estudiantes universitarios norteamericanos. Es también supervisor de varios proyectos de valor patrimonial en la Municipalidad del Cusco y en el Ministerio de Cultura, bajo la normativa del Sistema Nacional de Inversión Pública. Es proyectista de la obra Recuperación y Puesta en Valor del Puente de La Almudena, camino del Kuntisuyu. Contacto: mlandasierra@gmail.com
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Muchas de las intervenciones llevadas a cabo en el centro histórico de la ciudad del Cusco corresponden a tipologías arquitectónicas de carácter religioso o civil doméstico. Dichas intervenciones han generado interesantes experiencias, metodologías y procesos de restauración que fungen como ejemplos que posibilitan la estandarización de mecanismos de actuación. Contraria a esta práctica es la ejecución del proyecto de intervención urbana Recuperación y Puesta en Valor del Puente de La Almudena - Camino del Kuntisuyu, desarrollado y ejecutado en la ciudad del Cusco entre los años 2004 y 2006. Dicho proyecto implicó la intervención en un área que contiene un bien cultural inicialmente depreciado o subvaluado, reconocido entonces solo por algunos profesionales, o entendidos en temas patrimoniales viales y arqueológicos. Recién a inicios de este siglo se incorporaron nuevas de ideas de conservación a nivel político y social, y, con posibilidades importantes de conseguir inversión, la intervención comenzó a suscitar un nivel interés general, lo cual le mereció el apoyo de muchas instituciones públicas y privadas, que con diversos objetivos, puntos de vista, funciones y responsabilidades confluyeron en la tarea de recuperación de la intersección de la avenida Del Ejército y la calle Hospital. En el presente artículo se desarrolla un análisis crítico y valorativo de esta intervención pública, el cual incluye la evaluación del expediente técnico y la posterior intervención. Asimismo, se realiza una valoración del bien cultural 12 años después de su recuperación, donde se resaltan los criterios de intervención aplicados, y se evalúa si realmente se recuperó el bien y se puso efectivamente en valor, así como el impacto social y económico de la intervención en el área, entre otros aspectos. El análisis se enriquece mediante la recapitulación de la controversia que generó la intervención en cuestión. Esta controversia incluía la necesidad de dar desfogue al nuevo y congestionado tráfico vehicular de la avenida Del Ejército en tanto vía circundante al centro histórico y a su vez futura vía de articulación interdepartamental, y por otro lado, recuperar el camino histórico Qhapaq Ñan del Kuntisuyu, de alto valor patrimonial, pues articulaba la plaza de Armas del Cusco con el océano Pacifico, que confluía transversalmente a este flujo vehicular. ¿Qué hacer? Se empezó a motivar la participación de los medios de prensa y la atención de la población ante la disyuntiva “patrimonio vs. desarrollo”. Así, el entonces Instituto Nacional de Cultura (INC), a través del proyecto Qhapaq Ñan, puso en la palestra la recuperación de los caminos del antiguo Tawantinsuyu. El proyecto de conservación y puesta en valor del puente de La Almudena, ubicado en el eje troncal del camino del Kuntisuyu, resulta de vital importancia para dicha recuperación. La puesta en uso social del Puente de La Almudena conllevó también a un estudio de otras obras referenciales, aunque de otra índole o tipología, debido a la ausencia de una intervención similar en el ámbito inmediato. Se trata de la única muestra de su tipo, cuya puesta en uso se llevó a cabo sobre la base de la revisión teórica de los principales documentos internacionales relativos a la protección del patrimonio, principalmente de obras de ingeniería: cartas, normas y declaraciones que aportan juicios acerca de la doctrina sobre la materia a nivel mundial. La justificación de su puesta en valor contempla los preceptos internacionales, cuyos planteamientos comenzaron a ampliarse a partir de la Carta de Venecia (1964). En ella, la noción de monumento involucra los testimonios de una civilización. Esta carta definió, en principio, el actual concepto de patrimonio. Otro aporte muy relevante que introdujo fue el otorgar valor testimonial no solo a los monumentos arquitectónicos, sino también a las obras modestas entre las cuales se puede ubicar a una obra de ingeniería como el Puente de La Almudena, no en tanto estructura modesta –ya que el hecho de ser parte de la trayectoria Qhapaq Ñan le confiere un valor singular–, sino más bien por ser una estructura con tipología diferente. 12
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Figura 1. Mapa de América del Sur con la división administrativa en suyus –o particiones– de los territorios bajo dominio inca. Destaca Cusco, la sacra ciudad de encuentro, el centro administrativo y político. En Agua y forma urbana en la América precolombina: el caso del Cusco como centro de poder inca (p. 80), por A. Beltrán Caballero, 2013, Barcelona, España: Universidad Politécnica de Cataluña.
Los resultados de este análisis permitirán mostrar de manera didáctica los bemoles y hallazgos de un proceso de intervención nuevo, donde las discrepancias son un aprendizaje aplicable intervenciones futuras similares. Como antecedentes geográficos, es necesario mencionar que la ciudad del Cusco o Cuzco se encuentra ubicada en la región suroriental del Perú, a una altura aproximada de 3,350 m s. n. m., y comprende principalmente zonas andinas de la cordillera de los Andes (ver Figura 1). Durante el periodo inca, fue capital del Tahuantinsuyo, una vasta nación que floreció en los andes de Sudamérica entre los siglos XV y XVI, hecho que dotó a la ciudad de expresiones arquitectónicas y urbanísticas de gran valía y belleza, lo cual le ha ganado un lugar preferente en la admiración del público peruano e internacional. En el centro histórico de la ciudad se emplazan números monumentos civiles y religiosos conectados a través de sus pétreas calles y extendidas plazas (ver Figura 2), 13
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Figura 2. Plano del Centro Histórico del Cusco, en cuyo límite sudoeste se ubica el puente de La Almudena, en el eje del Qhapaq Ñan orientado al Contisuyo. Elaborado por Y. Guerra sobre la base planimétrica desarrollada en la Oficina Técnica del Centro Histórico (OTCHC), archivo digital de la Gerencia del Centro Histórico de la Municipalidad del Cusco, 2017. Figura 3. Eje procesional con la distribución de los monumentos religiosos más emblemáticos, y la confluencia de plazas y plazoletas más importantes de la ciudad. Plano elaborado en la OTCHC, archivo digital de la Gerencia del Centro Histórico de la Municipalidad del Cusco, 2005.
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así como su único y peculiar puente original, importante fragmento del Qhapaq Ñan hacia el Kuntisuyu, cuya proyección genera el límite medio entre el hanan y el hurin de la ciudad inca. El nombre del Puente de La Almudena se debe a que es el elemento que posibilita la continuidad de la vía o eje procesional (ver Figuras 3, 4 y 5), un eje trascendental en la virreinal ciudad del Cusco, pues allí se encuentran los principales monumentos religiosos, desde la parroquia de San Blas, al Este de la ciudad, hasta el templo y convento de La Almudena, al Oeste de la ciudad. Con relación al reconocimiento previo llevado a cabo como primera fase del proyecto, cabe mencionar que el Puente de La Almudena se encuentra ubicado al Noroeste de la ciudad del Cusco, dentro de los límites del Centro Histórico (ver Figuras 6 y 7), en el límite del Cercado del Cusco y el distrito de Santiago. Conecta la calle Hospital y la calle Almudena sobre la hoy conocida Av. Del Ejército, que canalizó el antiguo río Chunchullmayo.
Figura 4. En el eje procesional no solo coinciden dos caminos del Qhapaq Ñan, hacia el Kuntisuyu y el Antisuyu, sino que también cuenta con alto valor simbólico, pues expresiones de cultura viva muy importantes concurren allí. Plano elaborado en la OTCHC, archivo digital de la Gerencia del Centro Histórico de la Municipalidad del Cusco, 2005. Figura 5. Eje procesional y los principales monumentos religiosos. Fototeca personal del Arq. Fernando Seminario, 2005.
Un resumen de los datos cuantitativos extraídos del primer capítulo del expediente técnico del proyecto Qhapaq Ñan detalla los porcentajes de filiación cultural encontrados (Proyecto Qhapaq Ñan, 2003): - Filiación cultural según la evidencia material: • Periodo preinca: 1% de evidencia material • Periodo inca: 9% • Periodo virreinal: 50% • Periodo republicano: 20% • Periodo contemporáneo: 20% - Intervenciones realizadas: • Ampliación, 1925 • Restauración, 2003-2006 15
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Figura 6. Ubicación del Puente de La Almudena dentro de la delimitación oficial del Centro Histórico y su área de amortiguamiento. Plano elaborado por Oficina Técnica del Centro Histórico (OTCHC), Archivo de la Gerencia del Centro Histórico de la Municipalidad del Cusco, 2005.
Figura 7. Actual configuración urbana donde confluyen importantes arterias de la ciudad. Recuperado de Google Earth, 2017.
- Área construida: 280.00 m2 - Área libre involucrada en el sector: 1,200.00 m2 - Área de intervención en 2004: 750.00 m2 - Fecha de inicio de obra: 1 de mayo de 2003 - Presupuesto por cada año de intervención: • 2003, 2004: S/. 650,000.00 • 2005: S/. 97,500.00 16
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Con relación al valor histórico del puente, es posible afirmar que su importancia data de la época inca, pues forma parte del camino hacia el Kuntisuyu. La historiadora María Rostworowski (2004) refiere que al establecerse los quechuas en esa región el primer gobernante, Manco Cápac, organizó el Cusco y lo dividió en cuatro barrios: Quinti Cancha, Chumbi Cancha, Sayri Cancha y Yarámbuy Cancha. Conforme pasó el tiempo y el asentamiento tomó mayor importancia respecto a otros pueblos, se implantó una nueva división, nuevamente en cuatro sectores, opuestos y complementarios: hanan o hurin (arriba, abajo), e icho y allauca (izquierda, derecha). El Puente de La Almudena formaba parte del camino hacia el Kuntisuyu, como se muestra en la Figura 8, cuya ruta coincide con el eje procesional. El camino al Kuntisuyu se inicia en la Plaza de Armas, delante del actual Paraninfo Universitario, y por las calles Mantas y Marqués, plaza San Francisco, calle Santa Clara, y continúa por el costado derecho del Templo de San Pedro, para seguir por la calle Hospital, pasar por el Puente de La Almudena y proseguir por las calles Malampata, Puquín y Ccorca, donde esta vía se bifurca en dos, a la derecha hacia Chumbivilcas y a la izquierda rumbo a Paruro. Ambas rutas luego coincidirían para llegar a la costa (Catalán Santos, 2004).
Figura 8. Mapa que presenta la ciudad nobiliaria del Cusco de los incas, los principales recintos de factura tahuantinsuyana, y la división urbana entre el hanan y el hurin, en cuya línea de proyección divisoria se ubica en puente motivo del presente análisis. En Arquitectura inka (p. 48), por G. Gaspirina y L. Margolies, 1977, Caracas, Venezuela: Centro de Investigaciones Históricas y Estéticas, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad Central de Venezuela.
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Figura 9. Puente ubicado en el camino del Kuntisuyu. En Informe Anual del Área de Investigación del proyecto Qhapaq Ñan (p. 12), por D. Amado Gonzales (Coord.), 2003, Cusco, Perú: Instituto Nacional de Cultura.
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En el plano histórico (ver Figura 9), recopilado por Pablo Macera, cuyas copias figuran en el área de investigación del proyecto Qhapaq Ñan, se aprecia el camino troncal al Kuntisuyu, allí consignado como Camino Real de Puquín, con lo cual se verifica la representación de este puente hacia la salida de la ciudad del Cusco. Es pertinente referirse nuevamente al expediente técnico del proyecto de intervención, en cuyo capítulo dedicado a los antecedentes históricos se incluye una interesante cita sobre la construcción del puente, encontrada en el artículo de Ángel Carreño “Felonia de Don Pacorro Tijerolin”, en el que se menciona que el Corregidor Polo de Ondegardo fue quien dispuso la construcción del puente: Algunos años después que el conquistador don Francisco Pizarro hizo a sus con nacionales el reparto de solares en la ciudad del Qosqo, llegó el Corregidor Licenciado Polo de Ondegardo, quien fundó las parroquias llamadas la Matriz, San Blas, San Cristóbal, Belén, Santa Ana, Santiago y San Miguel… Hizo construir sobre el riachuelo llamado “Chunchullmayo” los puentes de la parroquia de Belén, Santiago y San Miguel, haciendo colocar una cruz en cada puente. Además, hizo construir el puente que mucho después fue llamado por el pueblo “puente de la Almudena”, por alusión al Convento y Hospital que fundaron los frailes Betlemitas... (1987, p. 88)
Es probable que el Puente de La Almudena, por su configuración virreinal, haya sido construido en 1559. Hacia el año 1643 el Padre Gaspar de Villagra, cura de la parroquia de Santa Ana, manda a elaborar un plano de su parroquia y del Hospital de los Naturales, el plano más antiguo que se tiene del Cusco, en el cual está representado el puente de La Almudena (ver Figura 10). Existe otra imagen del periodo virreinal en el que se aprecia el puente de La Almudena, así como los paralelos puentes de Santiago y Belén, todos de apariencia similar (ver Figura 11). En la época de la República tuvo lugar el crecimiento urbano del otro lado del puente, con lo que se consolidó el equipamiento existente, así como el Santuario de los Betle18
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mitas, el Hospital General y el Cementerio General, hoy llamado Cementerio General de La Almudena. Ello requirió que el puente reciba mantenimiento y reparación periódica. En 1933, durante la gestión del coronel Mendiburu, se realizó la reparación del puente mediante trabajos de reforzamiento de los muros portantes de piedra. Al año siguiente, en 1934, con motivo de la conmemoración los 400 años de fundación española de la ciudad del Cusco, con apoyo de la empresa de ferrocarriles Peruvian Corporation, se reconstruyó puente con un estilo neocolonial (Proyecto Qhapaq Ñan, 2003). Con la llegada de vehículos motorizados en la primera mitad del siglo XX, surgió la necesidad de reforzar la estructura y ampliar la sección de la calzada del Puente de La Almudena, para lo que se utilizaron nuevos materiales, como el acero y el cemento. También se incorporaron barandas prefabricadas de concreto armado, que permanecerían hasta antes de la última intervención.
Figura 10. Fragmento del plano más antiguo del Cusco, 1643. En El plano más antigüo del Cusco. Dos parroquias de la ciudad visitadas en 1643 [afiche], por el Instituto Nacional de Cultura, 1996, Cusco, Perú. Figura 11. Plano de la parroquia de San Pedro en 1789, donde aparecen los puentes de La Almudena, Santiago y Belén, morfológicamente similares. En Archivo Departamental Cusco. Inventario de libros Manuscritos y fotocopias. Documento N˚ 15. Expediente que trata sobre la composición del Sanjon de Cori-Cruz [manuscrito roto] (f. 73), s/f, Cusco, Perú.
Entre los años 2003 y 2006 se realizó la restauración de este puente. El presente artículo aborda este proceso de intervención, que supone un ejemplo valioso de interrelación de diversos actores estatales y privados, gestión de recursos financieros, coordinación y coincidencia de voluntades políticas, y otras acciones colaterales que enriquecen el análisis del ejercicio teórico en su crítica arquitectónica, como refiere Montaner (2002) al referirse a la valoración estética y social. Con relación a los conceptos restaurativos aplicados en el momento de la intervención, es necesario mencionar que el carácter monumentalista de las prácticas restaurativas que se llevaron a cabo en la ciudad en las tres últimas décadas del siglo XX instauró en la memoria de los ciudadanos, autoridades y profesionales entendidos en el tema la idea de que solo algunos edificios merecían intervenciones de recuperación. Así, la ciudad del Cusco fue testigo de prácticas absolutamente irreversibles, como la demolición de austeras estructuras de adobe que ocasionaron la pérdida de muchas tipologías barriales del patrimonio civil doméstico (Estrada Iberico, 1995). El puente tampoco fue ajeno a la poca valoración patrimonial: en el momento de su recuperación, no era considerado parte de los monumentos más resaltantes de la ciudad. A finales del s. XX existía un “consciente” carácter monumentalista, obsesionado por recuperar el interior de la ciudad histórica considerando solo arquitecturas resaltantes. No se entendía al patrimonio en su integridad contextual, como parte de un proceso de transformación histórica. 19
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Figuras 12. Imagen urbana del puente de La Almudena, año 2002. Archivo personal M. Landa, 2002.
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Con este concepto segregado se dio inicio al siglo XXI, cuando ya se había desatado una secuencia de continuos deterioros, principalmente a nivel de los barrios tradicionales. Durante los primeros tres años tuvieron lugar algunas prácticas nacionales e internacionales que volcaron la mirada sobre el patrimonio que completaba el paisaje cultural. Uno de estos ejemplos fue la intervención realizada en el Centro Histórico de Lima, perfectamente referida por Rodríguez Larraín Echecopar en 2014, en el artículo titulado “Intervenciones en el Centro Histórico de Lima a Partir de su Declaratoria como Patrimonio Cultural de la Humanidad”. Los políticos de entonces empezaron a valorar positivamente las actuaciones patrimoniales cuando, por iniciativa de las instituciones competentes y la ejecución de planes de recuperación del Centro Histórico en las áreas urbanas que circundan al Puente de La Almudena, se rescataron espacios públicos. Un caso palpable fue el del Barrio de San Pedro, que involucró la calle Hospital, que conecta dicho foco comercial con el Puente de La Almudena, conexión con el distrito de Santiago, hecho coronado además gracias a la mediatización del Qhapaq Ñan, el cual ya empieza a ocupar titulares y suscitar interés popular. Dentro de este recuento, no es posible dejar de mencionar las inducciones en las que aún en los años 90 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura (UNESCO), y el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) dieron primacía a la temática en las reuniones disciplinares en el mundo, junto a entidades internacionales como The International Committee for the Conservation of the
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Industrial Heritage. Luego de un largo recorrido, la herencia industrial y las obras de ingeniería dejarían de considerarse como conjunto de meras construcciones funcionales, “sin antigüedad”, y tomarían valor patrimonial.
Pero, ¿cómo interpretar el proyecto restaurativo desarrollado entre 2003 y 2006? El análisis de esta restauración ha brindado información útil para el análisis de las virtudes y defectos de este proyecto de recuperación patrimonial. Con esta información es posible establecer la conceptualización de esta intervención, a partir de ciertos aspectos clave: En primer término, el valor histórico de este puente, el último construido con la tecnología virreinal de cal y canto existente en la ciudad de Cusco. A lo largo de la actual avenida Del Ejército, en lo que era la trayectoria del río Chakilchaca, existían otros puentes de piedra, los cuales fueron remplazados por puentes de concreto armado.
Figuras 13. Cambio de la imagen urbana de La Almudena, año 2017. Archivo personal M. Landa, 2017. Figuras 14. Ícono establecido en el proyecto de restauración, el cual refleja la solución arquitectónica, para ser utilizado en la señalética pública. En Expediente técnico del Proyecto de Restauración y Puesta en Valor del Puente de La Almudena (p. 1), por Proyecto Qhapaq Ñan, 2003. Archivo documental del proyecto Qhapaq Ñan, Dirección Desconcentrada de Cultura del Cusco, Perú.
En el Puente de La Almudena se evidencian igualmente varios periodos de la historia del Cusco. Durante la ejecución de las obras se puso especial énfasis en mostrar todas las etapas de intervención en este sector con un sentido escrupuloso de conservación, de acuerdo a lo planteado en la Carta de Atenas (1931). 21
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ETAPAS DEL PROCESO DE RESTAURACIÓN
Etapa Pre-Intervención Generación de proyecto por propuesta de demolición
Municipalidad del Cusco
A G E N T E S
I N V O L U C R A D O S
Autorización de proyecto mediante comisión calificadora Respaldo políticoa la intervención
Instituto Nacional de Cultura Cusco
Declaratoria del puente como Patrimonio Cultural de la Nación Autorización mediante Comisión Calificadora
Proyecto Qhapaq Ñan
Emisor de alerta ante posible demolición Elaboración de propuesta Obtención de recursos financieros del MEF Compromiso financiero
Población organizada
Seguimiento a gestión de aprobación
Etapa de Intervención Expropiación de inmuebles colindates ilegales Muros de contención colindantes Pavimentación de vía colindante Supervisión de monitoreo arqueológico Supervisión de intervención patrimonial
Etapa Pos-Intervención
Culminación de vías transversales Señalización peatonal Mantenimiento y limpieza del sector
Monitoreo por Parque de Valle de Cusco
Ejecución del proyecto Ejecución recursos financieros Monitoreo arqueológico
Aprobación de PIP para Plazoleta inferior
Registro de ejecución Apoyo en sesión de áreas colindantes temporales
Mantenimiento y limpieza del sector
Tabla 1. Agentes involucrados en el proceso de restauración. Elaborado por M. Landa, 2017.
En segundo lugar, la funcionalidad del puente resulta también crucial. Frente a la necesidad de mejorar el intenso flujo vehicular de la avenida Del Ejército, por la parte inferior se da apertura a dos fenestraciones laterales que permiten conectar el centro histórico de la ciudad con los valles del sector oeste. El Puente de La Almudena tiene carácter patrimonial no solo por el valor de la estructura de mampostería, sino por su ubicación en tramo troncal del Kuntisuyu, que comunicaba el Hawkaypata1 con la costa del Perú. Es parte de la red de caminos incas, de su integralidad territorial. Este proyecto se inició en un periodo en el que simultáneamente se empieza recién a dar a conocer en el Perú el valor de la red de caminos Qhapaq Ñan. Es por esta trayectoria que el pescado llegaba fresco desde la costa para el consumo de los incas Otro aspecto relevante del proyecto de restauración es la naturaleza interdisciplinaria del trabajo de recuperación de una evidencia patrimonial. En la ejecución de estos proyectos participaron arquitectos, arqueólogos, ingenieros civiles y antropólogos, los cuales asumieron responsabilidades de acuerdo a su formación académica, de acuerdo a lo señalado en la Carta de Atenas (1931) (INC, 2007). 1. Plaza Mayor a plaza principal del Cusco.
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Figura 15. Fachada sur del puente antes de la intervención. Se puede apreciar el área ocupada por las vías ferroviarias, junto con la mampostería del puente. Fotografía por M. Landa, 2002. Figura 16. Intrados inconclusos. Archivo fotográfico personal Y. Guerra, 2017. Figura 17. Balaustrada existente incompleta. Archivo personal Y. Guerra, 2017. Figura 18. Recreación 3D de la propuesta de la base del puente. En Expediente técnico del Proyecto de Restauración y Puesta en Valor del Puente de La Almudena (p. 46), por Poryecto Quapaq Ñan, 2003. Archivo documental del proyecto Qhapaq Ñan, Dirección Desconcentrada de Cultura del Cusco, Perú.
Sobre el proceso de recuperación, es necesario mencionar que el proyecto de intervención se planteó a raíz de una iniciativa del entonces alcalde del Cusco, el ingeniero Carlos Valencia, quien realizó acciones para mejorar el entorno urbano de la avenida Del Ejército, como el traslado de todos los comerciantes asentados sobre las rieles de esta avenida, en el entonces sector conocido como El Contrabando. Esta recuperación permitió mostrar el entorno urbano del sector, incluyendo el puente. Para dar continuidad a esta recuperación urbana se planteó la demolición del puente y la construcción de uno nuevo, con estructuras de concreto armado, propuesta que se presentó a la comunidad cusqueña (Figura 14). Es en ese momento que desde el recientemente iniciado Proyecto Qhapaq Ñan, del entonces INC, se indicó que ese puente no debería ser demolido, por su valor patrimonial. Así, se encargó la responsabilidad de elaborar el proyecto de recuperación y puesta en valor del puente al personal profesional del mismo proyecto. La propuesta final de intervención recibió la aprobación de la Comisión Externa Calificadora de Proyectos del INC, luego de un periodo de dos años, durante el que se elaboró el diagnóstico y registro de información existente, así como la propuesta de intervención. La instancia encargada de la ejecución fue el Proyecto Qhapaq Ñan; además, se contó con una activa participación la autoridad municipal, pues alrededor de la infraestructura era necesario realizar acciones de retiro de viviendas ilegalmente adosadas a la mampostería y ubicadas sobre la vía pública. El municipio fue también responsable de 23
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22.500m 1.271m
2.250m
1.940m
EPOCA VIRREINAL Parte superior, media e inferior expuesta en los trabajos de restauración.
3.510m
2.160m
R2.300m 1.910m
4.280m
3.105m
1.990m
1.920m
7.666m
1.060m
1.980m
EPOCA PRE INCA E INCA A una profundidad de 2.50 metros se halla parte del contrafuerte de cimentacion con elementos líticos reutilizados de epocas inca y pre inca, asociados a tiestos de cerámica encontrados.
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1.254m
EPOCA REPUBLICANA Señales de refacción y construcción de calzada en la parte superior
pp.
1.910m
1.700m
5.277m 8.853m
3.990m
7.680m
Figura 20. Periodos culturales del puente. En Expediente técnico del Proyecto de Restauración y Puesta en Valor del Puente de La Almudena (p. 80), por proyecto Quapaq Ñan, 2003. Archivo documental del proyecto Qhapaq Ñan, Dirección Desconcentrada de Cultura del Cusco, Perú.
Figura 21. Proporción de etapa histórica recuperada. Restauración y obra nueva. En Investigación Arqueológica del Puente de La Almudena (p. 12), por E. Catalán Santos, 2004, Cusco, Perú: Proyecto Qhapaq Ñan.
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Tabla 2. Recuperación porcentual de fases constructivas históricas Fases históricas constructivas
%
Observaciones
Preinca / inca
0.50%
Lo hallado en la cimentación del puente (reutilización de elementos líticos)
Virreinal
55%
Mampostería que conformaba la parte visible del puente
Republicano
15%
Calzada y columnas implementadas en las primeras modificaciones
Contemporáneo (restaurativa)
25%
Trabajos de restauración 2004
Elaborado por M. Salas [trabajo de investigación del curso de maestría en Gestión y Conservación del Patrimonio Cultural y Centros Históricos, Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco], 2017.
la construcción de muros de contención laterales colindantes que permitirían habilitar el paso de vías vehiculares laterales. Otra instancia que tuvo también participación continua fue la empresa de ferrocarriles Perú Rail, pues parte del trazo de las líneas férreas había también ocupado un área colindante a la mampostería de los puentes, como se observa en la Figura 15. La intervención impulsó que parte de este trazo sea trasladado, de forma que el área ocupada por Perú Rail sea parte también del proyecto urbano del entorno. Resulta claro que esta intervención motivó la interacción de agentes involucrados en la recuperación de este puente durante la etapa proyectual y de ejecución, mas no en el proceso de mantenimiento (ver Tabla 1). Respeto a los recursos financieros gestionados en 2003, se contó inicialmente con un presupuesto aproximado de S/. 650,000.00, aprobado por resolución de la Dirección de Cultura de Cusco. Sin embargo, durante el proceso restaurativo, en 2005, luego de un periodo de dos años en elaboración de proyecto y aprobación respectiva, encontrándose el proyecto en plena de ejecución, se exigió que el proyecto sea autorizado por el Ministerio de Economía. Para no paralizar la realización de las obras, se tuvo que gestionar la rápida aprobación de un Perfil de Inversión Pública (PIP) Menor, por un monto menor a S/. 100,000.00, presupuesto que no permitió la conclusión de todas las partidas que contemplaba el expediente técnico, lo cual se hizo evidente después del proceso restaurativo: 1. Tratamiento con revestimiento de piedra de la parte interior de las fenestraciones y de la cara visible de la estructura de concreto armado (ver Figura 16) 2. Revestimiento con piedra de la parte inferior de la balaustrada hacia las fachadas Norte y Sur, fachadas principales (ver Figura 17) 3. Tratamiento del área inferior, intervención que contemplaba una plazoleta en forma ojival (diseño autorizado por la Comisión Calificadora de Proyectos), en la cual se definiría el tránsito peatonal complementado con representación de remembranza de la canalización inca con un recorrido de agua real mediante un canal de muy poca profundidad que conecte dos espejos de agua. Complementa la alegoría una superficie en terrazo 25
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Figura 22. Camino a la fusión de la restauración del bien patrimonial y la obra nueva. Archivo personal M. Landa, 2005.
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negro, con aspecto de aparente sombra, que simule la profundidad de la canalización subyacente debajo del nivel de piso terminado actual (ver Figuras 18-20). Durante los trabajos de intervención se pudo constatar que en 1927 se intervino parte del puente. Asimismo, en 1933 se realizó una reparación y el reforzamiento de los muros portantes de piedra. Tras la llegada de los primeros vehículos a la ciudad se amplió la calzada del puente, utilizando acero y cemento, y se incorporaron barandas. Tras realizar excavaciones arqueológicas en la cimentación del puente, se evidenció más hiladas de piedra reutilizada de época inca y preinca (killke) hasta 2.50 metros de profundidad, para el encauce del río Chunchullmayo hacia el lado Norte. La Tabla 2 expresa las proporciones encontradas en los procesos de intervención. Los criterios teóricos de la intervención han sido elaborados sobre la base de normativas internacionales de restauro para fines de revitalización, renovación urbana, conservación, y restauración de sitios y centros históricos. Estos conceptos concuerdan con los referidos por Alejandro Novacovsky, que señala objetivos similares: “devolver a un objeto su apariencia o forma perdida, no solo con la idea de conservar la integridad del bien, sino también de revelar su valor cultural y mejorar la legibilidad de su diseño original” (2001, pp. 115-120). La Carta de Venecia (1964) parece ser el documento de referencia base que se usó en el proyecto y en la obra misma. En primer término, el registro de información histórica es el que brindó las pautas que permitieron entender la evolución geométrica del puente, inclusive desde épocas preincas. Esta evolución permitió identificar la valoración patrimonial de la infraestructura a conservar, a restaurar y a retirar. La carta indica que “la recuperación de un monumento histórico debe mostrar el paso de las diferentes etapas de la historia de ese monumento” (INC, 2007, p. 137). Así, en la ejecución se buscó diferenciar los elementos líticos colocados en época virreinal, los elementos líticos labrados en época inca reutilizados, la balaustrada superior de geometría republicana y otros. La referencia histórica permitió plantear el retiro de una crujía de columnas de concreto armado y una losa de rodadura vehicular superior, adicionadas en los años 1920 a 1925. Desde una postura tolerante se reconoce que la intervención de reconstrucción del puente fue una acción loable a favor de la ciudad, la cual además ha consolidado un
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recuerdo y una imagen urbana instalada en la memoria colectiva. En ese sentido, es pertinente recordar a Antoni González (1999), que poéticamente sustenta que: Restaurar es reconstruir: Nosotros, arquitectos restauradores, no queremos que desaparezca el recuerdo; lo queremos reconsolidar; en definitiva, lo queremos reconstruir. Lo queremos reconstruir, aun a sabiendas que antes tiene que pasar por este estado lábil, caduco, poco estable, poco firme en sus conclusiones. Lo queremos reconstruir aun sabiendo y aceptando, como situación absolutamente normal, que cuando alguien, un juez, un inspector de policía, dice “vamos a reconstruir los hechos”, si hay diez testigos de esos hechos, y todos de buena fe, los diez explicarán una cosa diferente. Aun así, aceptamos el reto de “reconstruir los hechos” y agradecemos que para nuestro cerebro sea “más importante contarnos una historia consistente que contarnos una historia verdadera”. El mundo real, ciertamente, es menos importante que el mundo que necesitamos. (citado en González Moreno-Navarro, 2007, p. 4)
Figura 23. Concreto armado reforzado integrado al bien patrimonial. Archivo fotográfico personal Y. Guerra, 2005. Figura 24. Cimbrado y rearmado de los elementos líticos originales. Archivo fotográfico personal Y. Guerra, 2005.
El criterio técnico más sobresaliente estuvo referido al estudio de ingeniería. Por un lado, el planteamiento de refuerzo estructural utilizado en el interior del puente responde al actual flujo de tránsito vehicular de la ciudad, que incluye transporte público. Por otro lado, el estudio vial permitió definir el dimensionamiento de las fenestraciones laterales de concreto armado. Así mismo, la identificación del tipo de vía, considerando la función a futuro de la Av. Del Ejército, permitió establecer radios de giro, pendientes e inclinaciones de losas de rodadura y alturas de acuerdo a la normatividad vigente de transporte y circulación vial (Figura 23). Respecto al trabajo arqueológico, se tuvo especial cuidado con los procedimientos de monitoreo arqueológico. Se hizo un registro fotogramétrico de las elevaciones y de cada elemento lítico, y se registró la evidencia de estribos de puentes killke e inca en el interior del núcleo del puente. Entonces se utilizaron los alcances de la Ley de Amparo del Patrimonio Cultural de la Nación (Figura 24). La posición crítica de este artículo consiste en resaltar los impactos positivos de la intervención, por ejemplo, la seguridad urbana lograda, y la solución vial que permitió solucionar la congestión y conexión hacia las nuevas áreas de crecimiento urbano. Sin embargo, una crítica demeritoria es el poco esfuerzo por respetar el expediente técnico que procuraba diferenciar la mampostería reconstruida de los elementos líticos originales y la obra nueva, lo cual actualmente no permite una lectura clara. También fue equivocado el cambio de la volumetría original del puente, que la propuesta cui27
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Tabla 3. Ficha de crítica conceptual Variables
Referencias (INC, Documentos Fundamentales para el Patrimonio Cultural, 2007, pp. 131-261)
Actuaciones Puente de la Almudena
Diálogo antiguo / contemporáneo Integración de partes faltantes
Carta de Nizhny Tagil sobre el Patrimonio Industrial, 2003
Aunque tímidamente, se deja constancia del sello de época o de la fecha de intervención, evitando confusiones entre auténtico e inauténtico.
Reconstrucción parcial o total
La reconstrucción debe considerarse como una intervención excepcional que sólo es apropiada si beneficia a la integridad del sitio entero (Carta de Nizhny Tagil sobre el Patrimonio Industrial, 2003).
Reconstrucción total que se aplica para completar un hecho histórico
Incorporación de obra nueva Reversibilidad
La arquitectura de hoy al construir el patrimonio de mañana debe disponer todos los medios para asegurar una arquitectura contemporánea de alta calidad (Normas de Quito, 1967)
Ante la necesidad publica de conexión se incorpora una obra nueva de impacto, pero trata de no agredir a la preexistencia. No resalta ni opaca; sin embargo, ese no producir un impacto visual cambia la imagen urbana.
La Declaración de Amsterdam expresa que los materiales y técnicas nuevos deben estar ratificados por instituciones específicas. Las técnicas de conservación o protección deben estar estrictamente vinculadas a la investigación pluridisciplinar científica sobre materiales y tecnologías usadas para la construcción, reparación y/o restauración del patrimonio. (Carta de Cracovia, 2001).
Son mixtas, técnicas nuevas y tradicionales empleadas por personal especializado, además de la utilización de tecnología moderna
Equilibrio con el entorno Relación con el entorno. Equilibrio: entre espacios abiertos y cerrados
Las Normas de Quito expresan que el entorno forma parte del monumento que, puesto en valor, revaloriza el bien. Por su parte, la Carta de Brasilia establece la autenticidad del mensaje del edificio a través de relaciones de masa, color y textura entre edificio y contexto
En la intervención no existen modificaciones ambientales, sino una integración armoniosa con el entorno, que posteriormente es alterado por edificaciones privadas fuera de los paramentos establecidos.
Espíritu del lugar Testimonio Correspondencia entre objeto material y significado.
La Carta de Brasilia establece que un mensaje es auténtico cuando existe correspondencia entre el objeto material y su significado
La puesta en valor afirma su importancia y significación, y constituye una lección viva de su historia.
Planificación urbana, Renovación Puesta en valor y acción reflejada sobre el perímetro urbano
La puesta en valor de un bien ejerce una beneficiosa acción reflejada sobre el perímetro urbano (Normas de Quito, 1967)
Revitalización del área anexadas a otras obras de renovación urbana
Autenticidad Aspectos genuinos: espacio/ forma/ textura/ color
La renovación de prácticas evolutivas en continuidad cultural como la sustitución de algunos elementos con las técnicas tradicionales, resulta una respuesta auténtica (Carta de Brasilia, 1995).
La autenticidad no se relaciona con la materialidad del puente sino con la expresión de aspectos genuinos, como el espacio, la textura, la forma o el color.
Sello de época Legibilidad de las diversas intervenciones
Carta de Venecia, deben respetarse las contribuciones de los diferentes periodos por los que atravesó el bien. La Carta de Brasilia recomienda poner de relieve las vicisitudes a las que fue expuesto a lo largo de su historia, sin alterar su carácter ni autenticidad
Tímidamente reconoce las diversas intervenciones, distinguiendo los componentes originales de los añadidos o restaurados.
Reutilización o adecuación Uso y Adecuación: admite función diferente a la original, priorizando el hecho social
Se asigna a los edificios funciones que respondan a necesidades de la vida contemporánea, respeten su carácter y garanticen su supervivencia (Declaración de Amsterdam, 1975).
Por la función y valor utilitario, supera ampliamente la priorización de uso original y hecho social.
Diferencia de materiales y técnicas Compatibilidad: de materiales y técnicas tradicionales Diferencia entre lo existente, lo nuevo y lo agregado
Elaboración propia, M. Landa 2017.
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dadosamente registró: el Gobierno Municipal de Cusco presionó por cuestiones de celeridad para que se culmine la obra, lo cual ocasionó que parte de la mampostería original del puente sea retirada.
Figura 25. La nueva imagen urbana del puente de La Almudena. Archivo fotográfico personal Y. Guerra, 2017.
Con relación al impacto y los logros de la restauración, se puede afirmar que este tipo de intervención, así como el estudio del contexto histórico en el que se desarrolló la puesta en uso social y los requisitos de la obra nueva, resultan ser una indagación experimental mayor referida al patrimonio, que corresponde a una obra de ingeniería. El análisis de los logros obtenidos como resultado del proyecto admite una calificación positiva. Se ha revisado el contenido del perfil de inversión y de los expedientes técnicos, y en ellos no se ha encontrado un cálculo aproximado del impacto que se pretendía obtener. Al iniciar el proyecto, el sector intervenido era utilizado como un botadero de basura; de hecho, era el depósito de basura del Mercado de San Pedro, el mayor mercado de abastos de la zona, y el entorno inmediato del puente era utilizado incluso como criadero informal de cerdos. Hoy el entorno es distinto: el impacto urbano ambiental, a juicio nuestro, fue mayor al esperado inicialmente (ver Figura 25). La obra de recuperación del Puente de La Almudena se considera hoy la obra más emblemática realizada por el Proyecto Qhapaq Ñan en uno de los caminos troncales, en este caso la ruta troncal del Kuntisuyu. Sin embargo, el mayor logro está vinculado a la integración territorial del Cusco con el resto de lo que en la época inca fue el Tawantinsuyu. Del Cusco, hoy en día, renace la integración andina por medio del Puente de La Almudena. Sobre el patrimonio de las obras de ingeniería en las teorías de conservación, es menester mencionar que los documentos internacionales reúnen lineamientos generales que permiten orientar la intervención patrimonial, no solo respecto de edificaciones, sino también cuando se trata de infraestructura de diverso orden, como en el caso vial. El contenido de las cartas internacionales es ampliamente conocido, es siempre útil interpretarlas y utilizarlas como instrumentos que ayudan a comprender problemas de la arquitectura. De su análisis se desprende que, hasta el último tercio del siglo 29
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XX, las teorías de conservación eran aplicadas a edificaciones de relevancia histórica y cultural, sin dar cabida a obras de ingeniería, o a las del patrimonio industrial. Hoy en día, esta evidencia de ingeniería, más que lugares para contemplar o preservar, son recursos culturales, sociales, económicos y utilitarios. En ese sentido, el patrimonio ingenieril alude a todo sistema de comunicación y conexión; es de uso permanente y cada vez más transitado. Un puente en un centro histórico involucra a aquellos espacios de la memoria de la producción que aportan sentimientos de identidad. Este tipo de patrimonio, según la Carta de Nizhny Tangil, “se compone de los restos de la cultura tecnológica que poseen un valor histórico, social, tecnológico, arquitectónico o científico” (Comité Internacional para la Conservación del Patrimonio Industrial [TICCIH], 2003, p. 1-7), y comprende bienes tangibles (inmuebles de producción, transporte, etc., y muebles, como archivos, mobiliario, maquinarias, herramientas, etc.) e intangibles (marcas culturales: modos de vida, costumbres y tradiciones). Por lo tanto, el patrimonio industrial incluye las evidencias referidas a la existencia de un sitio de producción, infraestructura o transporte, sean estas edificios, herramientas o actividades. Por su parte, el Documento de Nara (1994) sobre autenticidad plantea que la conservación “comprende todas las operaciones dirigidas a entender una obra, a conocer su historia y su significado y a asegurar la perdurabilidad de los materiales y, eventualmente, su restauración y su puesta en valor” (citado en INC, 2007, p. 427). En este sentido, la Carta de Burras2 considera los siguientes métodos o procesos de conservación: (1) preservación (operación para retardar el deterioro); (2) mantenimiento (intervención menor para dar continuidad al bien); (3) reconstrucción (acción de recomposición arquitectónica en base a evidencias documentales); (4) restauración (retorno al estado original introduciendo nuevos materiales) y (5) adaptación (inclusión de usos compatibles) (citada en INC, 2007, p. 169). Entrelazando el análisis minucioso de la experiencia de intervención y la interpretación de los documentos internacionales señalados, utilizando un modelo de análisis presentado en el caso de un patrimonio industrial (Iturria, V., Tuler, S., Ponce, N., & Sessa, E., 2009, pp. 9-11), se aplica un cuadro de estudio que presenta variables que pueden emplearse como instrumentos que ayudan a evaluar el caso.
Conclusiones Las acciones realizadas para la recuperación y puesta en valor del Puente de La Almudena corresponden a una acción de restauración, la cual obtuvo resultados, en buena medida, óptimos, gracias al modelo estructural por el que se optó y a los materiales utilizados, en particular el empleo de concreto para consolidar la labor de reconstrucción y obra nueva. El puente tiene un valor utilitario sin fines de promoción turística –circulación de transeúntes, y tránsito de vehículos pesados, por encima y por debajo del puente–, por lo que el principal beneficiario es el poblador local. La obra final ha quedado inconclusa por razones de gestión de los recursos financieros del Sistema Nacional de Inversión Pública, tal vez uno de los puntos más importantes que ha ocasionado que la intervención no haya generado un impacto económico en el poblador del entorno inmediato ni el disfrute de un espacio de recreación pasiva, falencia que puede ser revertida con la conclusión de las intervenciones complementarias. Resulta evidente que las acciones del Proyecto Qhapaq Ñan son de carácter interdisciplinario y la gestión en el momento de la intervención rescata el carácter interinstitucional. Uno de los logros más importantes de la intervención ha sido el esta-
2. Carta Internacional para la Conservación y Restauración de Monumentos y Sitios, adoptada por ICOMOS el 19 de agosto de 1999 en Burra, Australia.
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Del Cusco renace la integración andina: la restauración del puente de La Almudena Yadira Guerra Vera y Miguel Landa Sierra
blecer pautas para futuras intervenciones: ha estimulado a las autoridades a desarrollar normas legales y directivas institucionales para intervenir en caso de necesidad, ha fomentado la especialización de profesionales, y ha inducido a la participación de los entes locales, en calidad de actores, en temas de protección y conservación patrimonial. No se puede pretender buscar prácticas similares y acceso a las obras desde casos análogos, planteados como herramientas metodológicas de proyecto acordes a los preceptos nacionales o internacionales, ya que esta intervención constituye una única práctica de este tipo, que, desde diversas perspectivas, constituye una fuente primaria del accionar patrimonial. Existe una clara necesidad de profundizar las investigaciones en el campo proyectual del patrimonio de obras de ingeniería, especialmente aquellas relacionadas con el camino Qhapaq Ñan, con referencias que enriquezcan la base conceptual. Desde ese punto de vista, se propone plantear la construcción de un marco referencial que, desde el análisis de los preceptos internacionales referidos a la cuestión, permita obtener lineamientos que aporten sustento teórico y metodológico a proyectos de intervención patrimonial similares. Esta investigación debe estar motivada por el rol histórico de la ciudad del Cusco: la integración de territorios en el Ande sudamericano con un centro físico, la Plaza de Armas del Cusco. Del Cusco renace la integración andina, por medio del Puente de La Almudena.
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REVITALIZACIÓN DE CENTROS URBANOS DESDE LA PERSPECTIVA DEL PROGRAMA MAIN STREET EN BARRIOS ALTOS(*) REVITALIZATION OF URBAN CENTERS FROM THE PERSPECTIVE OF THE MAIN STREET PROGRAM IN BARRIOS ALTOS AARON URDANIGUE CONTRERAS(**) Fecha de recepción: 03 de abril de 2017 Fecha de aprobación: 12 de julio de 2017
RESUMEN El presente documento busca dar a conocer algunos estudios que desarrollan la importancia de los actores sociales como gestores de la conservación del patrimonio arquitectónico, en especial aquellos que se dedican al comercio tradicional. En ese marco los comerciantes locales tradicionales son los actores más interesados en la revitalización de los centros históricos. Muchas instituciones, tanto públicas como privadas, incentivan actualmente políticas de desarrollo para la revitalización de centros urbanos, como es el caso de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). En el presente trabajo busca exponer la revitalización “desde adentro” de Barrios Altos. Con ese objetivo, se explica la experiencia norteamericana desde el programa llamado Main Street, que desde inicios de los años 80 se viene desarrollando exitosamente en pequeñas y medianas localidades de los Estados Unidos. Este programa se enfoca en la revitalización del área comercial ubicada principalmente alrededor de la calle principal (main street); de ahí el nombre. Desde esta perspectiva, la investigación busca aterrizar este programa en una zona de Barrios Altos, específicamente en el ambiente urbano monumental de Cinco Esquinas, uno de los lugares más representativos donde todavía tiene lugar un comercio local tradicional y existe arquitectura patrimonial a conservar.
PALABRAS CLAVE Main Street, revitalización de centros urbanos, comercio local
ABSTRACT The following document aims to present a handful of studies that develop the importance of social actors as one of the groups in charge of the preservation of architectural heritage, especially those involved in traditional commerce. Within this framework, traditional local traders are the actors who are most interested in the revitalization of historical centers. Many institutions, both public and private, currently encourage policies for the development of historical centers, such as the United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization (UNESCO). This essay aims to show the revitalization “from within” of Barrios Altos. In this sense, it explains the North American experience from the point of view of the Main Street program, which, since the early 1980s, has been developing successfully in small and medium towns in the United States. This program focuses on the revitalization of commercial areas, usually located around the main street of a town; hence the name. From this perspective, the following investigation seeks to land this program in an area of Barrios Altos, specifically in the monumental urban environment of Cinco Esquinas, one of the most representative spaces, where traditional local commerce is still present and there is patrimonial architecture to be preserved.
KEYWORDS Main Street, revitalization of urban centers, local commerce (*) El presente artículo forma parte del plan de tesis aprobado Comercio Local Tradicional en los Barrios Altos. Análisis Estratégico desde la Perspectiva del Main Street en Cinco Esquinas, elaborado bajo la dirección del MSc. Arq. José Hayakawa Casas, iniciado en el 2016 y elaborado para la obtención del grado académico de magíster en Conservación y Gestión del Patrimonio Edificado en la Unidad del Posgrado de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Artes de la Universidad Nacional de Ingeniería (FAUA-UNI). (**) Arquitecto por la Universidad Ricardo Palma. Egresado de la maestría en Conservación y Gestión del Patrimonio Edificado de la UNI. Ha dictado conferencias sobre temas relacionados a intervenciones en patrimonio arquitectónico a nivel nacional e internacional. Participó como investigador en estudios conjuntos con la Universitá Sapienza di Roma y la FAUA-UNI. Actualmente se desempeña como docente universitario en distintas casas de estudio, y como especialista en diseño y gestión de proyectos de oficinas y locales comerciales. Contacto: aaron.urdanigue@gmail.com
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Figura 1. Usos no compatibles que aumentan el deterioro del entorno urbano de Barrios Altos. Archivo fotográfico personal A. Urdanigue, 2011.
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Actualmente la valoración de la conservación, restauración y puesta en valor de los centros históricos en Latinoamérica, especialmente en el Perú, ha ocasionado que las principales instituciones nacionales fijen su mirada en su patrimonio cultural material e inmaterial, con el fin de revitalizarlo y ponerlo en valor para evitar la constante pérdida de patrimonio inmueble. En la ciudad de Lima, en particular en el Centro Histórico (CHL), han tenido lugar iniciativas orientadas a la salvaguardia de su patrimonio. En efecto, Lima es una de las ciudades más estudiadas en Latinoamérica, por su historia como capital del virreinato más importante de América del Sur (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura [UNESCO], 2018) y su particular arquitectura de estilo barroco1, los principales aspectos que le valieron la inscripción en la Lista de Patrimonio Cultural de la Humanidad. Lamentablemente, dicho reconocimiento no se ha podido consolidar y/o aprovechar, ya que las autoridades locales y nacionales no han abordado el estado de abandono y desinterés en el que se encuentra gran parte del patrimonio. A ello se suma la falta de modelos de gestión que hagan sostenibles y replicables las buenas intervenciones de conservación, restauración y revitalización en el CHL por parte de instituciones públicas y privadas. Al respecto, Copaira (2015) sostiene que aún en la actualidad no se cuenta con un manejo consciente e integral de modelos o programas de gestión patrimonial en el medio local que permita un desarrollo sostenible, y garantice la conservación del bien intervenido.
1. El aspecto arquitectónico fue el criterio más importante para la elección de Lima como Patrimonio de la Humanidad.
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El éxito de la revitalización de un centro histórico radica en la correcta sinergia, participación y coordinación de los actores sociales2, como es el caso del comercio local tradicional, el compromiso de los sectores público y privado, y la movilización de un gran número de voluntarios dispuestos a realizar actividades Asimismo, es indispensable para tener éxito que el programa local cuente con la participación e involucración de todos los integrantes de la comunidad, tanto grupos sociales como individuos (National Trust for Historic Preservation [NTHP], 1995).
Figura 2. Obra pública del tren eléctrico, a escala inapropiada, en el entorno urbano-monumental del Centro Histórico de Lima. Archivo fotográfico personal A. Urdanigue, 2011.
El poblador local no había sido tomado en cuenta en anteriores enfoques de revitalización del CHL: las decisiones provenían verticalmente de las autoridades públicas, sin el involucramiento del vecino. Por ende, solo era considerado un destinatario, un personaje incapaz de involucrarse en las soluciones que le conciernen a su entorno inmediato. El cambio de enfoque orientado al ciudadano hace protagonista al poblador oriundo y lo empodera en el desarrollo directo de su comunidad. Bajo esta perspectiva, el poblador se convierte en un actor local perfilado en la actividad comercial de escala local, guiado por una administración pública y privada, para que sea el protagonista del desarrollo que revitalice el centro histórico. En ese sentido, Caraballo (citado en Hayakawa, 2010) enfatiza la necesidad impostergable de priorizar la acción de recuperación de los centros históricos al fomentar la lectura del propio centro desde dentro, rescatando las memorias y construyendo las nuevas visiones de sus habitantes (Figuras 1, 2 y 3). Por otro lado, el enfoque de aislamiento que se ha aplicado al CHL, dentro de otras malas iniciativas de restauración, como la restauración superficial de sus fachadas, ha
2. Actores sociales se refiere a individuos o grupos de personas, y las formas en que estos interactúan y se relacionan con la ciudad.
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Figura 3. Intervenciones arquitectónicas de mala calidad en los Barrios Altos. Archivo fotográfico personal A. Urdanigue, 2011.
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generado que este sea percibido como una ciudad-museo. Resulta contraproducente evitar que las dinámicas sociales, culturales y económicas que se desarrollan en el resto de la ciudad no se generen en el CHL, porque a fin de cuentas este centro urbano es parte de una gran ciudad, cuyo éxito radica en la integración y armonía de todos sus sectores. Excluir a esta zona de la ciudad y no integrarla al resto produce un aislamiento peligroso con consecuencias aún peores que las actuales. Asimismo, desde el año 2008 se está incrementando el valor de los terrenos del CHL, alza impulsada principalmente por la actividad comercial. Esto ha hecho que el valor del terreno alcance los U$ 917 por m2 en los predios que están circunscritos en el damero de Pizarro, costo mucho más elevado que en otras zonas de la ciudad, como Lima Norte, Este, Sur y Callao (Lozada, 2014). La actual dinámica comercial continúa elevando el valor del terreno, lo cual podría ser aprovechado para generar inversión inmobiliaria en lugares con problemas sociales y económicos, como el caso de Barrios Altos, zona caracterizada por la precariedad de las viviendas y los altos índices de inseguridad, entre sus principales problemas. No se trata de considerar la actividad comercial un elemento negativo, sino más bien reconocer que es un factor importante en la revitalización del centro histórico, cuya correcta planificación, con trabajo coordinado, puede significar el éxito de una sostenible recuperación del entorno urbano monumental. Delgadillo (2008) menciona lo siguiente: “En este sentido, se promueve que la vivienda aloje usos mixtos equilibrados (vivienda, comercio, talleres), para generar actividades productivas y cruzar financiamiento y subsidios, particularmente en beneficio de la población residente de bajos ingresos” (p. 90). Esta diversidad de planteamientos y propuestas que se generan para desarrollar el CHL deben tener un carácter dual, para poder abarcar dos aspectos tan importantes como el cultural y natural como dinamizadores del desarrollo, y así conseguir el doble efecto de preservar la cultura y desencadenar dinámicas de desarrollo urbano en las comunidades que le dan sentido al patrimonio. Sin estas propuestas, muy probablemente, la batalla seguirá estando perdida (Ariza & Hayakawa, 2015).
Políticas de inclusión social Los gobiernos latinoamericanos, especialmente el Perú, se encuentran desarrollando políticas de inclusión social para la mejora en la calidad de vida de los sectores sociales económicamente vulnerables. Esta corriente está siendo impulsada principalmente por organismos internacionales. Al respecto, el economista Gonzales comenta que la inclusión “se ha colocado en la palestra a partir del pensamiento de Amartya Sen retomado por el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Ellos redefinieron sus políticas sociales en función a la inclusión” (citado en Zubieta, 2014). Los organismos internacionales de cooperación y desarrollo juegan un rol importante en la promoción de políticas sociales, y en esa línea el gobierno peruano creó en 2011 el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS), cuyo principal objetivo es Mejorar la calidad de vida de la población en situación de vulnerabilidad y pobreza, promover el ejercicio de sus derechos, el acceso a oportunidades y al desarrollo de sus propias capacidades. El MIDIS coordina y articula con las diversas entidades del sector público, el sector privado y la sociedad civil, fomentando que los programas sociales consigan sus metas lográndolo a través de una constante evaluación, potenciación, capacitación y trabajo coordinado entre sus gestores. (MIDIS, 2011, párr. 1)
Es importante destacar que el principal objetivo del MIDIS, mejorar la calidad de vida de poblaciones vulnerables –promover sus derechos, acceso y desarrollo de capacidades y oportunidades, así como gestar programas sociales con sectores públicos, privados y sociedad civil–, es un objetivo compartido e impulsado por la UNESCO para el desarrollo de centros históricos. 37
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UNESCO (2011) presenta una norma enfatizada como recomendación sobre el paisaje urbano histórico, que su vez incluye un glosario de definiciones en el cual, en cuanto al desarrollo, se plantea lo siguiente: Muchos procesos económicos ofrecen medios para aliviar la pobreza urbana y promover el desarrollo social y humano. El hecho de acceder más fácilmente a innovaciones como las tecnologías de la información o métodos de planificación, concepción y edificación sostenibles puede traer consigo mejoras de las zonas urbanas, y por ende una mejor calidad de vida. (UNESCO, 2011, párr. 30)
Así mismo, es importante la acotación que hace la UNESCO (2011) sobre el aspecto de nuevos servicios, y su gestión en tantos impulsores del desarrollo económico y a su vez promotores de la conservación de centros históricos. Nuevas funciones como los servicios o el turismo, si se aplica correctamente la noción de paisaje urbano histórico a su gestión, pueden imprimir un notable impulso económico, y contribuir así al bienestar de las comunidades y a la conservación de los conjuntos urbanos históricos y su patrimonio cultural sin menoscabo de su diversidad socioeconómica y de su función residencial. Además, señala que de no seguir este modelo de desarrollo para centros históricos, su sostenibilidad en el largo plazo sería inviable y los resultados serían negativos para las futuras generaciones: “Dejar escapar esas oportunidades tiene por resultado ciudades insostenibles e inviables, y aprovecharlas de forma incorrecta o insuficiente desemboca en la destrucción de elementos valiosos del patrimonio y en pérdidas irreparables para las generaciones futuras” (UNESCO, 2011). Según Jeff Soule3 plantea en Tres componentes para lograr Centros Históricos Sostenibles, artículo publicado por el BID, el primer componente de desarrollo para un centro histórico “la capacidad del patrimonio cultural para fomentar el desarrollo económico inclusivo” (2015, párr. 9). El valor que tienen los centros históricos es inseparable de su característica de patrimonio cultural, condición que promueve la revitalización económica de centros históricos, pues fomenta la creación de nuevos puestos de trabajo para la población local. Como segundo componente, se plantea al “patrimonio cultural como el facilitador de la cohesión social, la inclusión y la equidad” (BID, 2015). Al valorar la identidad de los centros históricos, los ciudadanos adquieren un sentimiento de pertenencia, haciendo suyo el patrimonio cultural de su entorno. Como tercer componente se acota que “los barrios y centros históricos pueden mejorar la habitabilidad, así como la sostenibilidad de las zonas urbanas” (BID, 2015). Al ser los centros históricos lugares donde los servicios y la movilidad se concentran en espacios de poca extensión, resulta coherente promover en ellos la peatonalización y/o el uso de la bicicleta, opciones que brindan beneficios para la salud, son amigables con el medioambiente y promueven un mejor manejo de los recursos naturales. Estas prácticas también promueven la reutilización de antiguas construcciones para usos contemporáneos, lo cual contribuye a hacer los centros históricos sustentables. Resulta pertinente destacar una investigación llevada a cabo por Lozada (2014), donde demuestra que residir en nuevas viviendas multifamiliares en el CHL es más rentable económicamente para el ciudadano de escasos recursos que habitar lugares alejados del CHL, como el distrito de Carabayllo, donde se están gestando las principales obras de construcción de viviendas y venta de terrenos para los niveles socioeconómicos C, D y E. Además, hace énfasis especial sobre la participación del Estado en las políticas de recuperación de centros históricos, indicando que este podría asumir los principales costos de transacción para incentivar al sector privado a invertir en proyectos dirigidos a las familias más vulnerables, promoviendo así la integración social, y brindando oportunidades laborales y acceso a servicios básicos (Lozada, 2014, p. 87).
3. Jeff Soule, nacido en Estados Unidos, experto en planificación y desarrollo urbano sostenible.
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Sobre procesos de revitalización en sitios con patrimonio cultural, en Lima se cuenta con la experiencia local de la huaca Pucllana, cuyo desarrollo y sostenibilidad principalmente se sostiene principalmente en céntrica ubicación con respecto a la Lima moderna. Su revaloración y puesta en valor tuvo un efecto revitalizante, que logró una perfecta integración de la huaca con su entorno inmediato. Al respecto, Álvarez-Calderón (2014) indica que un sitio arqueológico puesto en valor tendría el mismo efecto que un parque u otro espacio abierto revitalizado ubicado en un área urbana. Estos espacios, sean privados o públicos, tienden a incrementar el valor de las propiedades (Municipalidad Metropolitana de Lima [MML], 2014).
Figura 4. La diferencia entre puntajes altos y bajos del carácter del barrio según la teoría del Main Street. En Revitalizando los centros urbanos (p. 48), por el National Trust for Historic Preservation, 2016, Washington, D.C.: Autor.
Marco teórico La presente investigación se basa en la teoría del Main Street y en el estudio El valor del Patrimonio Cultural. En cuanto a la estrategia del Main Street para la revitalización de los centros históricos, esta se inició como una iniciativa comunitaria para salvar el patrimonio inmueble histórico a través de la reactivación comercial de las ciudades y pueblos a lo largo de los Estados Unidos. A partir de la década de 1950, dichas ciudades han sufrido cambios significativos en sus dinámicas comerciales, debido a la migración de los locales comerciales que se ubicaban originalmente en el centro de las ciudades o pueblos hacia zonas periféricas de estas, para situarse en los nuevos malls. Dicho desplazamiento propició una baja drástica en la afluencia de público a los locales comerciales tradicionales de la ciudad ubicados en el centro, que como consecuencia empezaron a decaer. El público dejó de recorrer dichas calles, como si en ellas no tuvieran lugar las dinámicas sociales, comerciales y culturales de antaño. Ello ocasionó que el entorno urbano tradicional y sus edificios patrimoniales de valor histórico sean olvidados y empiecen a deteriorarse. En un intento por rescatar el patrimonio histórico inmueble y el distrito histórico comercial, los propietarios de los locales comerciales empezaron a imitar a los malls en sus fachadas, lo cual propició intervenciones arquitectónicas no compatibles con la arquitectura existente del lugar. Entre los cambios más notorios estuvieron la coloca39
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ción de vidrios tipo espejo y la modificación de las proporciones arquitectónicas en las fachadas, y la instalación de luces de neón en los anuncios publicitarios, cambios en gran medida irreversibles, que distorsionaron su imagen, haciéndola escenográfica e incompatible con lo que debería representar el centro. La revitalización del centro histórico o distrito comercial es importante porque permite mantener una economía fuerte, y refuerza la consideración del patrimonio como orgullo cívico de la comunidad. Las revitalizaciones, a largo plazo, fomentan la permanencia de negocios que usan los servicios públicos, promueven mayores ingresos económicos a la ciudad, y permiten conservar y crear nuevos puestos de trabajo, recaudar más impuestos, mejorar la calidad y aumentar la cantidad de bienes de servicio, así como promover una mejor calidad de vida (NHTP, 1995). Adicionalmente, los barrios que tienen un carácter patrimonial presentan una mayor diversidad de personas de distintas generaciones en comparación a otras zonas de la ciudad (Meeks & Murphy, 2016). (Figura 4) Según el NTHP (1995), el enfoque de Main Street implica cuatro aspectos: diseño, organización, promoción y reestructuración económica. El diseño abarca el mejoramiento de la arquitectura del centro, distrito o calle comercial. Además, incluye el mejoramiento del entorno urbano, lo cual implica intervenciones en pistas, veredas y todo lo que compete a su imagen urbana. La organización involucra la articulación de todos los grupos económicos y civiles que tienen interés en la mejora del centro y su desarrollo económico: banqueros, dueños de propiedades, administradores del distrito, comerciantes, residentes del centro, profesionales, representantes de la Cámara de Comercio, industrias locales, grupos cívicos, sociedades históricas, escuelas, consumidores, agentes de bienes raíces y medios locales de comunicación. La promoción está orientada a exaltar los principales valores y características del centro histórico ante los actores externos, para crear una imagen positiva del lugar promocionando, y desarrollar actividades y eventos. La reestructuración económica refuerza la economía del lugar, al mismo tiempo que la transforma, produciendo varias oportunidades de comercio y negocio. Esta reactivación económica dinamiza el área generando competitividad entre los comerciantes locales, lo cual favorece al consumidor local. Además, permite reutilizar los edificios o locales vacíos y hacerlos productivos (NTHP, 1995). El éxito del plan del Main Street radica en la perfecta coordinación y armonía de sus cuatro enfoques, lo cual lleva a la creación de una nueva estrategia para una correcta administración. Esto conlleva a un mejoramiento en las economías de los lugares intervenidos y promueve la conservación de los edificios de carácter patrimonial histórico (Ver Figura 5). El proyecto Main Street se organiza en torno a ocho valores. En primer lugar, cuenta con un enfoque completo para la revitalización del centro de una ciudad o pueblo. El enfoque de este plan es amplio, y abarca todas las áreas donde se necesita una intervención urgente, a diferencia de otros planes de revalorización, que se basan en intervenciones puntuales como la renovación de fachadas. Está comprobado que tener una visión holística del problema repercute en un cambio más positivo que su consideración fragmentada. Además, el enfoque Main Street se fundamenta en la calidad de la arquitectura que se encuentra en los centros históricos, manifestación de sus características innatas, que los hacen ser reconocidos como únicos y los diferencian de los centros comerciales. Ello implica reconocer el valor de las construcciones y convertirlas en fuente orgullo. Asimismo, todo proyecto a realizarse en un centro histórico debe responder a dichos estándares de calidad arquitectónica. 40
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Para llevar a cabo una revitalización, es necesaria la asociación entre el sector público y privado. La experiencia de estos dos sectores en la promoción de planes de desarrollo locales es importantísima para poder lograr un trabajo coordinado, pues de la articulación correcta de ambos dependerá el éxito del proyecto.
Figura 5. Esquema del programa Main Street. Elaboración propia, 2017.
Por otro lado, Main Street promueve un cambio de actitudes. Debido al continuo deterioro de los centros históricos por el abandono de sus dinámicas comerciales, muchos actores locales dudan de la revitalización de estos lugares; sin embargo, al percibir los primeros cambios positivos, la gente empieza a cambiar de actitud: entonces se inicia el éxito del programa de revitalización. El foco del proyecto Main Street son las propiedades inmuebles existentes, los recursos que tiene cada comunidad como parte del legado arquitectónico que los distingue de otras comunidades. Asimismo, se trata de un programa de esfuerzo propio. Ello quiere decir que, si bien el programa recibe algunas subvenciones para hacer operativas algunas funciones administrativas, es en el esfuerzo de los actores locales donde radica el éxito del programa. Por otro lado, el proyecto Main Street se realiza por etapas. Así como el deterioro de una ciudad no sucede repentina, sino paulatinamente, los programas de revitalización deben seguir una línea de gradual de cambios para que se consoliden en el futuro. Finalmente, el programa está orientado hacia la implementación, por lo que es importante identificar los asuntos de mayor importancia para que se priorice trabajar en ellos (NTHP, 1995, pp. 4-5). Por otro lado, como parte del análisis teórico esta investigación se basa en El Valor del Patrimonio Cultural (Ranaboldo & Schejtman, 2009). Este texto propone que cualificar y/o valorar un territorio con patrimonio cultural conlleva el análisis de numerosas variables, desde el aspecto material hasta el inmaterial. Este valor es asignado por un grupo de personas, sociedades, naciones, e instituciones públicas y privadas que reconocen en esos valores características e identidades únicas que ameritan su preservación y puesta en valor, en tanto testimonio de un pasado sobresaliente para el conocimiento de futuras generaciones. Las nuevas políticas de gestión valoran modelos de desarrollo para las poblaciones que residen en ambientes monumentales, políticas que han impulsado numerosas estrategias que integran al actor local como protagonista del devenir de su entorno inmediato. 41
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Cabe destacar que este concepto del valor del patrimonio cultural no solo es operativo en el ámbito rural, sino que también puede aplicarse en el ámbito urbano, pues existen valores intrínsecos que caracterizan a ambos entornos y dan forma a su identidad. Asimismo, es importante tener en cuenta que las experiencias provenientes del ámbito rural aconsejan que es importante la aprobación y aceptación de los pueblos para desarrollar proyectos en sus lugares de origen. Además, el territorio debe abordarse desde la identidad y con un proyecto de desarrollo concertado socialmente, que no debe ser impuesto, sino que debe construirse de forma participativa entre la comunidad (Ranaboldo & Schejtman, 2009). Es evidente que el desarrollo y la revitalización económica no dependen únicamente de la correcta relación entre los actores interesados, sino que deben integrar y resaltar los valores que los han unido. Por lo tanto, estos principios también son válidos para poblaciones de entornos urbanos fundacionales, donde la participación comunitaria y el reconocimiento de su identidad redundan en la valoración del entorno urbano patrimonial. Dicha identidad es susceptible de ser valorada por varios actores locales, en especial por uno externo, el turismo, que busca en tiempo de globalización sociedades y/o culturas que mantengan valores únicos de identidad. Esta renovada valoración de las culturas se caracteriza por integrar actores locales con capacidades e intereses de distinto nivel. El éxito de la revitalización de un territorio con valor patrimonial depende del interés, compromiso y esfuerzo de los actores locales; y la retribución será para su propio beneficio y el del entorno patrimonial. Así, se deben promover liderazgos que incentiven a las comunidades a tomar conciencia del valor de su patrimonio, de forma que de esta emerja un modelo de desarrollo sostenible para la colectividad. La revaloración cultural vinculada al desarrollo territorial se expresa en procesos diversos, heterogéneos, que involucran actores diferentes que detentan intereses diversos y a veces divergentes. El concepto de desarrollo territorial requiere la confluencia de todos los actores en el consenso de intereses que beneficien a la colectividad. En ese sentido una buena organización local posibilitaría la aplicación y operatividad de programas de desarrollo en los ámbitos anteriormente señalados. Asimismo, la inversión en la valorización de la identidad cultural puede constituir una estrategia efectiva de desarrollo sostenible e incluyente de dichos territorios (Ranaboldo & Schejtman, 2009). Sobre este tema, Frey & Pommerehne (1989) manifiestan varios tipos de valores. La opción de valorar (imaginariamente) está en la satisfacción de alguien que tiene la oportunidad de experimentar, usar y disfrutar de un objeto particular patrimonial. El valor de su existencia equivale al valor contenido en el disfrute de la mera existencia de un bien patrimonial, pero no del disfrute de su presencia o de su uso actual. Por otro lado, el valor del legado es el valor que las futuras generaciones pueden obtener de un bien patrimonial, y el valor de prestigio es, como su nombre lo indica, el prestigio que una comunidad o persona se adjudica por tener cierto patrimonio. Por último, el valor de la educación abarca todos los beneficios que el patrimonio genera en términos de educación4 (Getty Conservation Institute, 1998).
4. Texto original: “Frey and Pommerehne (1989) distinguish various values that individuals may attach to heritage goods. Option value is the (imaginary) satisfaction someone experiences of having the opportunity to use or enjoy a particular piece of heritage. Existence value amounts to the value contained in the enjoyment of the mere existence of a heritage good—not of enjoyment of its presence or actual use of it. The bequest value is the value that future generations derive from a heritage good, and the prestige value is as its says: the prestige that a community or person derives from having a particular heritage good. Finally, the education value captures all benefits that heritage generates in terms of education.” (Getty Conservation Institute, 1998, p. 31)
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Los parámetros o indicadores que permiten medir o discriminar qué puede ser catalogado como patrimonio y qué no son numerosos, y están ligados a la idiosincrasia de la sociedad que califica. En relación a esto, Hayakawa (2010) menciona lo siguiente: La manera de evaluar los valores patrimoniales resulta una tarea bastan difícil, indudablemente resultante de varias de sus características esenciales: diversa naturaleza de los valores patrimoniales, grupos de los cuales se superponen o compiten, lo valores cambian cada tiempo y son fuertemente delineados por factores contextuales. (p. 39)
Ante esta amplitud de criterios para valorar el patrimonio, el Getty Conservation Institute (2002) considera pautas que sirven como parámetros para hacer más sencilla la catalogación del valor patrimonial: • La conservación del patrimonio es la mejor manera de entender cómo una actividad sociocultural, no simplemente una práctica técnica, abarca muchas actividades precedentes y posteriores a cualquier acto material de intervención. • Es importante tener en cuenta el contexto del proyecto de conservación patrimonial –social, cultural, económica, geográfica, administrativa– tan seria y profundamente como el objeto/sitio en sí es considerado. • El estudio de los valores es una manera útil de entender los contextos y aspectos socioculturales de la conservación del patrimonio. • Los valores del patrimonio son, por naturaleza, variados, y están a menudo en conflicto. • Los tradicionales modos de evaluar el “significado” del valor se basan en gran medida en su aporte histórico, artístico-histórico y los conocimientos arqueológicos obtenidas por profesionales, y se aplican básicamente a través de métodos unidisciplinarios. • La consideración de los valores económicos, un condicionante muy fuerte de la conservación del patrimonio, está fuera del ámbito tradicional de los profesionales de la conservación, y su integración con los valores culturales representa un particular reto. • No hay disciplina o método que proporcione una completa o suficiente evaluación de los valores patrimoniales; por lo tanto, la combinación de los métodos de una variedad de disciplinas debería estar incluida en cualquier evaluación integral de los valores patrimoniales. • Para la gestión de la conservación y el planeamiento se debe emplear una estrategia de inclusión, que convoque diferentes disciplinas, y brinde los puntos de vista de los “involucrados” y “no involucrados” en el proceso de planificación. • Una evaluación más global del valor del patrimonio y la integración de diferentes valores conducirá a una mejor planificación de la conservación, más sostenible y administrable. • La prueba más efectiva de una conservación planificada es su capacidad de respuesta a las necesidades de los interesados, las comunidades y la sociedad contemporánea.5 (Getty Conservation Institute, 2002, pp. 5-6). • El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD, 2016) indica la importancia del comercio local en el desarrollo económico, que se debe a la capacidad de generar puestos de trabajo, parte fundamental de la reducción de la pobreza y la promoción de la inclusión social. Principalmente estos problemas, entre otros, son los que se presentan en la zona de los Barrios Altos, y la atención de estos por parte de los
5. Traducción realizada por el autor.
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Tabla 1. Cuadro comparativo Main Street - Barrios Altos Programa Main Street
Aplicación en Barrios Altos
El enfoque del Proyecto Main Street es un enfoque completo para la revitalización del centro de una ciudad o pueblo.
Los problemas actuales en Barrios Altos no se ciñen exclusivamente a lo arquitectónico, sino a múltiples factores de deterioro, como el factor económico y social.
El enfoque de Main Street se fundamenta en la calidad.
Aún existe arquitectura patrimonial de calidad que hace única a esta zona del CHL.
Es necesaria la asociación con el sector público y privado para lograr una revitalización.
Existe una incipiente organización del sector comercial en la zona que podría mejorar para poder asociarse con el sector público y así desarrollar programas de revitalización.
El proyecto Main Street promueve un cambio de actitudes.
El inicio de este programa provocaría en el poblador, a partir de la revalorización, un cambio de actitud respecto de su entorno.
El proyecto Main Street se concentra en las propiedades inmuebles existentes.
Existe patrimonio inmueble que puede ser rescatado, mediante un desarrollo tangible, y no en base a mitos o leyendas.
El programa Main Street es un programa de esfuerzo propio.
Existe conciencia en los comerciantes de la zona de que solo con el esfuerzo y compromiso de ellos mismos podrán sacar adelante programas de desarrollo en Barrios Altos.
El proyecto Main Street se realiza por etapas.
Las dimensiones del programa exigen su implementación por etapas. Así, que su aplicación podría desarrollarse en pequeñas zonas icónicas que puedan después impulsar el desarrollo en otros lugares. Uno de estos lugares sería Cinco Esquinas, en Barrios Altos.
El programa Main Street está orientado hacia la implementación.
Los actores locales (comerciantes locales), como protagonistas del programa Main Street, son los que priorizarían sobre la base de su conocimiento del lugar, los aspectos más urgentes a resolver para revitalizar la zona.
Elaboración propia, 2017.
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actores locales, las autoridades y la comunidad, los involucra de manera directa; de no ser así, cualquier tipo de emprendimiento de programas o planes de revitalización de la zona no será sostenible en el tiempo. • El comercio puede ser una fuente de inclusión: actualmente los actores locales, como los comerciantes, son piezas fundamentales en el desarrollo social y económico de las ciudades y, por ende, repercuten en la conservación del patrimonio arquitectónico. Por lo tanto, no es posible revitalizar un centro histórico sin atender el problema de la pobreza y la falta de trabajo en los centros históricos venidos a menos, como en Barrios Altos. Además, dicha reducción de la pobreza está dentro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), impulsados por las Naciones Unidas. • El desarrollo debe ser local y participativo. Los ODM solo pueden lograrse a través de acciones a nivel local: en pueblos y ciudades, provincias y regiones. Los actores locales, los líderes comunitarios, los funcionarios de los gobiernos locales, los activistas de la sociedad civil, los agricultores y los empresarios saben qué funciona y no funciona dentro de sus comunidades, y deben contar con la voz y el apoyo necesario para construir su camino hacia una mejor calidad de vida. Al mismo tiempo, el desarrollo local debe estar integrado en el proceso de desarrollo nacional. • Debe involucrarse al sector privado. El logro de los ODM depende de un crecimiento económico dinámico, impulsado por empresas privadas que crean puestos de trabajo, y proporcionan bienes y servicios para la población pobre, además de generar ingresos fiscales que permitan financiar la infraestructura social y económica. Por lo tanto, el sector privado –desde grandes empresas multinacionales hasta pequeñas empresas y cooperativas de mercados locales– también tiene un papel esencial que desempeñar en el logro de los principales objetivos del PNUD (2016), específicamente en asuntos relacionados al medio ambiente, energía y prestación de servicios ambientales, prevención de crisis, igualdad de género y gobernabilidad democrática. A partir de conocer la realidad problemática de Barrios Altos y la revisión teórica sistematizada del modelo, es que se propone la aplicación del programa Main Street en Cinco Esquinas sobre la base de los ocho enfoques del programa, los cuales tienen relación con el área de estudio (ver Tabla 1). El CHL, en especial la zona de Barrios Altos, se ha visto perjudicado en su dinámica original por muchos factores externos, lo que amerita una necesaria intervención en salvaguarda del patrimonio edificado. Para realizar esta intervención se podría crear mejores accesos al área, promover mejoras públicas y realizar mantenimiento de los edificios (diseño). Además, debe prestarse atención a aquellos negocios que son más apropiados para el área, de modo que se promuevan los bienes y servicios que el centro ofrece (promoción). Es necesario fortalecer los negocios existentes, que a su vez atraerán a otros nuevos al sector (reestructuración económica). Finalmente, es la convocatoria al trabajo y esfuerzo comunitario lo que hará posible los cambios (organización).
Conclusiones La importancia de un enfoque holístico radica en valorar un inmueble no solo por su calidad única, su valor de compra, o su valoración por demanda y utilidad; es la conjunción de estos aspectos lo que brinda una imagen completa del valor del patrimonio, ya que este está expuesto por condicionantes de otros actores, como fuerzas políticas, fuerzas sociales y actores económicos. Y su valor no es fijo, sino que fluctúa por acción del mercado. 45
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La imagen que se produce mediante el enfoque completo de Main Street reafirma el carácter histórico único de zonas como Barrios Altos, que conservando lo poco que aún queda de su arquitectura de los siglos XVIII y XIX, rescatando usos y actividades inherentes al comercio histórico tradicional que caracterizaron esta zona (restaurantes, bares, sastrerías), devolviéndole dinámicas y costumbres sociales que expresan su identidad y lo hace único, pueden ser revitalizadas. Se trata de una identidad tan potente como la que otorga ser el corazón del criollismo y el universo costumbrista costeño limeño que ello conlleva. Un criollismo que no solo se ciñe a la música, sino que también abarca maneras del “buen vivir” que se ven reflejadas en un entorno arquitectónico patrimonial, como es el caso de Cinco Esquinas, que acompaña a esta puesta en escena. Al desaparecer produciría la pérdida de la memoria tangible de las costumbres, tan importante en la formación de la identidad de una sociedad como la limeña que, al perderse, condenaría al criollismo a desaparecer. La revitalización del comercio histórico tradicional de entornos patrimoniales redundaría en el aumento del valor de compras en toda el área comercial de Barrios Altos, especialmente en las calles principales, como Junín, Miroquesada y Áncash. Un punto de inicio de esta transformación sería la zona del entorno monumental de Cinco Esquinas, corazón de todo Barrios Altos por su arquitectura, usos, tradiciones y costumbres. Este cambio provocaría el deseo de la gente de ir a comprar e invertir en esta zona del CHL. La utilidad y conveniencia de contar con fácil acceso al área, seguridad ciudadana, puesta en valor de los edificios, y mejoras de los espacios y el transporte público son aspectos muy potentes que facilitarían la preservación de una identidad que hace a la zona única y la diferencia de cualquier otro sitio comercial, un valor agregado: cultura con identidad. La aplicación del programa Main Street ayudaría a que el CHL recupere su esencia única y su importancia mediante la revitalización económica y la conservación de su arquitectura (NTHP, 1995). El éxito del programa radica en la participación comprometida y activa de los actores locales, que en este caso serían los comerciantes, los principales interesados en que la situación de lugar cambie, ya sea porque viven, trabajan, tienen propiedades o se sienten identificados con el patrimonio arquitectónico del lugar. Los comerciantes y los comercios que respetan y valoran el patrimonio arquitectónico son los llamados a iniciar la revitalización de los centros históricos, ganándole terreno al comercio destructor, fuera de escala e indiferente con el entorno monumental, que se viene desarrollando de manera desenfrenada en el CHL. Son estos comercios los que fomentan la práctica desleal y el trabajo esclavizador de jóvenes. Según el PNUD (2016), es parte de esta revitalización la reestructuración económica de un barrio o ciudad, y los sistemas de financiación son piezas fundamentales en dicha estructura. La capacidad de un país para reducir la pobreza y fomentar el desarrollo depende de distintos factores: la geografía física, las opciones políticas, los recursos, las instituciones y las capacidades a las que tiene acceso. Además, un aspecto fundamental y decisivo es la financiación económica, necesaria para que un país pueda invertir en infraestructuras o programas que apoyen el crecimiento económico y el desarrollo. Aunque lo más importante son los recursos internos, estos son insuficientes para atender la magnitud de las inversiones necesarias. Es por eso que, a menudo, estos deben ser complementados con ayuda exterior y el alivio de la deuda. Para el PNUD (2016), lograr que el desarrollo social sea inclusivo debería ser uno de los objetivos principales de cualquier programa de revitalización de centros históricos, ya que insertando a la población de menos recursos en los esquemas de desarrollo se lograría un crecimiento sostenible en el tiempo. En la realidad, muchas 46
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personas quedan excluidas de los avances del desarrollo debido a su género, etnia, edad, orientación sexual, discapacidad o porque viven en la pobreza. Los efectos de esta exclusión son asombrosos; extienden la desigualdad por todo el mundo. El desarrollo puede ser inclusivo y ayudar a reducir la pobreza solo si todos los grupos de personas contribuyen a crear oportunidades, se benefician del desarrollo y participan en la toma de decisiones. Una vía clave a considerar de parte de las naciones para lograr el desarrollo incluyente es la creación de empleo productivo y remunerado. Esto debería ir acompañado por redes sociales de seguridad eficaces y eficientes para proteger a quienes no pueden trabajar o ganan muy poco. Para alcanzar los ODM, muchos países en desarrollo también tendrán que mejorar los servicios públicos mediante la construcción de escuelas y hospitales, y la capacitación de maestros y médicos, así como proporcionar acceso a agua, saneamiento y transporte, lo cual requiere un gasto público. Los gobiernos pueden jugar un papel importante en la estimulación del crecimiento y la reducción de la pobreza.
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DE LA PIEDRA DE RUSKIN AL ADOBE DE VELARDE: INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO (I+D) EN LA CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO EDIFICADO PERUANO. LA CÁTEDRA BRUNO ROSELLI COMO MODELO DE COLABORACIÓN PÚBLICO, PRIVADO Y ACADÉMICO(*) FROM RUSKIN’S STONES TO VELARDE’S ADOBES: RESEARCH AND DEVELOPMENT (R&D) IN THE PRESERVATION OF PERUVIAN BUILT HERITAGE. THE BRUNO ROSELLI CHAIR AS A MODEL OF PUBLIC, PRIVATE AND ACADEMIC PARTNERSHIP HÉCTOR ABARCA TORRES(**) Fecha de recepción: 27 de abril de 2017 Fecha de aprobación: 30 de julio de 2017
RESUMEN Los conceptos actuales de gestión del patrimonio edificado instituidos por ICOMOS y el Consejo de Europa están avanzando más allá de la capacidad de nuestro sistema de gestión patrimonial. Sin embargo, muchos proyectos de investigación en el campo de la conservación se están llevando adelante mediante la colaboración entre universidades peruanas y reconocidas instituciones internacionales dedicadas a la protección del patrimonio edificado. Este estudio lista varias de estas experiencias nacionales, así como otras internacionales, que ayudan a entender la conservación como un proyecto de Investigación y Desarrollo (I+D)(***) que conecte socios públicos, privados y académicos a través de la Cátedra Bruno Roselli, un programa avanzado de investigación que permitirá agilizar y apoyar a alcanzar un enfoque contemporáneo a la gestión del patrimonio construido peruano.
PALABRAS CLAVE Investigación y Desarrollo, información patrimonial, colaboración pública-privada-académica, arquitectura de tierra
ABSTRACT The current concepts on management of the built Heritage led by ICOMOS and the European Council are moving forward beyond the building capacity of our current system of heritage management. However there are a lot of complex projects that are being carried out in partnerships between Peruvian academic institutions and major international conservation organizations. This paper lists some of the local and foreign experiences that can help to create a shift that will allow conservation as Research and Development (R&D)(****) ventures to connect public, private and academic partners through the Bruno Roselli Chair, a research program that will streamline and support a contemporary approach of the Peruvian built heritage.
KEYWORDS Research and Development, heritage information, public-private-academic partnership, earthen architecture (*) El interés en este tema nació durante las clases del curso de postgrado de Proyectos Culturales para el Desarrollo en el campus del Centro Internacional de Formación de la OIT en Turín (2004) al escuchar las experiencias de los profesores en gestión del patrimonio en varias partes del mundo. Luego, por estudios o trabajo me he involucrado con profesionales e instituciones dedicadas a la conservación del patrimonio en distintas ciudades y países, y he venido acumulando información de experiencias que puedan ser aplicables en el Perú y ahora presento en este documento. (**) Arquitecto por la Universidad Nacional de Ingeniería, con maestría en Diagnóstico y Rehabilitación de Edificaciones por la Universidad de Sevilla, y especialización en Regeneración Urbana por la Universidad Politécnica de Lublin. Además, posee posgrados en Gestión de Edificaciones Históricas en la Universidad de Lund, en Proyectos Culturales para el Desarrollo por la Universidad de Turín y el Centro Internacional de Formación de la OIT, y en métodos de participación Charrette por la Universidad de Harvard y el National Charrette Institute. Ha trabajado para varias firmas de arquitectura canadienses y para el Instituto de Conservación Getty. Ha colaborado con el Museo de Arte Moderno de Nueva York y ha contribuido a publicaciones en el Perú, Ecuador, Canadá e Italia. Actualmente reside en Vancouver y está colegiado en la Asociación de Arquitectos de la Columbia Británica. Contacto: hrabarca@yahoo.com (***) Los proyectos I+D son parte de las políticas estatales que vinculan las áreas de la investigación en Ciencia e Ingeniería en relación a un objetivo productivo. En el presente caso estas áreas las dan la tecnología del adobe histórico, la ingeniería sísmica, la extensión de la vida útil de la obra restaurada y la gestión del patrimonio. (****) Los proyectos de Investigación y Desarrollo se identifican por las siglas R&D en inglés e I+D en español.
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Figura 1. Muro de adobe con base de ladrillo y cimiento de piedra limpio de desprendimientos y material extraño. Restauración de la Casa del Alabado (s. XVII), Quito, 2006. Archivo fotográfico de Héctor Abarca.
El Archidiácono de la catedral de Nuestra Señora de París (Hugo, 1831) dijo “El libro matará al edificio”, preocupado por la aparición de la imprenta, pronosticando un cambio irreversible en la arquitectura medieval como depositaria de las joyas de la escultura, pintura, iluminación y música. El papel remplazaría a la piedra como registro de la humanidad, democratizando su acceso, volviéndolo infinito. John Ruskin vio en Las piedras de Venecia el testimonio vivo de la actividad del hombre de generaciones pasadas, reconociendo en ambos, la piedra y el papel, el mismo valor cultural (Ruskin, 1851). Hoy no se tiene la misma apreciación que Ruskin por los materiales de construcción, porque la aparición del libro obligó a la Arquitectura a tomar otra dirección, pues apareció el arquitecto como profesional cuando se liberaron las superficies de las paredes (Mumford, 1924). De esta manera el maestro mayor de obras se convirtió en un arquitecto que a través de los libros de tratados creó la gramática arquitectónica. Con el libro nacieron Andrea Paladio, Giacomo da Vignola y Sebastiano Serlio; más adelante, con Alberti se estableció que el rol del arquitecto es diseñar y no construir, la idea central de Da Re Aedificatoria (1485). El libro remplazó a la piedra, pero ¿ha podido remplazar al adobe? Las misiones franciscanas del Camino Real de Alta California parten de la Misión de San Diego de Alcalá, fundada en 1769 en el actual San Diego, hacia el Norte, para terminar en la Misión de San Francisco Solano, fundada en 1823 en Sonoma, años después de la independencia de México. Si se las visita siguiendo un itinerario secuencial, se puede observar el proceso de mutación de las formas originalmente españolas, que al alimentarse de las maneras indígenas se combinan en un lenguaje que no es ya hispano, mudéjar, gótico, ni renacentista italiano, sino uno vital y muy propio, una fusión como la que se produce con un injerto de reproducción vegetativa (Guido, 1925). El ingeniero Leroy Tolles, junto con los conservadores Edna Kimbro y William Ginell (2002), al estudiar los edificios históricos californianos de tierra, parte de la correlación ruskiana y destaca el rol del adobe como símbolo del carácter de las sociedades iniciales, no solo en la primitiva California, sino en toda América. La afirmación de 50
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Ángel Guido quizá no sea tan evidente en la arquitectura de Lima y Cuzco, pero está claramente exteriorizada en Arequipa, La Paz y Potosí. Héctor Velarde (1940) le explica graciosamente a Donato Bramante los resultados de la fertilización cruzada de la colisión europeo-indígena mientras caminan juntos por el Centro de Lima; Bramante, orgulloso, le apunta a Velarde sus diseños, que reconoce en las portadas limeñas, pero intrigado le pregunta por qué están pintados de colores, a lo que Velarde responde a un Bramante sorprendido que son así porque no son de piedra, sino están hechos de adobe. Velarde hace uso de historias humorísticas para restaurar la nobleza al adobe. The Adobe (Velarde, 1937) es la historia de Míster Russel, un catedrático londinense de procedimientos constructivos que durante su estadía como invitado en una casa en Barranco descubre que está construida con tierra, sistema que inicialmente consideró una anomalía constructiva, para luego de estudiarlo en más detalle publicar The Adobe, un exitoso libro académico que destaca las propiedades camaleónicas del adobe, cuando junto al yeso, la caña y algo de pintura es capaz de camuflar con todo éxito refinadísimas composiciones clásicas y manieristas. Se trata de una “comedia de materiales”, replica Velarde (1937, p. 16), reflexión tan sutil como profunda, porque esta frase conlleva un espectro de significados que van de la Comedia dell’Arte napolitana, callejera y popular, a la dramaturgia de William Shakespeare y Lope de Vega. De ahí que Velarde (1937) concluya que la influencia del adobe en la sociedad limeña “es tan profunda como los profundo de la tierra” (p. 16). Los frágiles ladrillos de adobe de Velarde son culturalmente tan sólidos como las piedras de Ruskin (ver Figura 1). Sin embargo, al final de la historia Míster Bullton, el ofendido anfitrión barranquino justifica el vivir en una casa de adobe por lo limitado de sus recursos económicos; el tiempo le permitirá ahorrar, y mudarse a nueva casa de ladrillo y cemento, la que muy orgulloso fotografía y envía a su amigo en Londres en una tarjeta postal. La dualidad en la apreciación de la arquitectura de tierra es también parte integral de la cultura peruana, y se puede entender claramente en el World Heritage Inventory of Earthen Architecture1 del World Heritage Earthen Architecture Programme (WHEAP)2 de UNESCO (Gandreau & Delboy, 2012), donde de los 150 sitios3 hechos total o parcialmente de tierra que se han identificado en la Lista del Patrimonio Mundial, 133 están ubicados en países en vías de desarrollo. El estigma del subdesarrollo hace olvidar fácilmente que la arquitectura virreinal llegó a alcanzar una calidad suficiente para representar complejos elementos arquitectónicos, aptitud que George Kubler (1963) identifica como arquitectura metropolitana, en oposición a la provincial, donde son necesarias avanzadas condiciones de vida urbana para el desarrollo de las profesiones artísticas, un perfeccionamiento que en Lima alcanzó momentum a mediados del siglo XVII (San Cristóbal, 2010). La doble manifestación de la arquitectura virreinal en su independencia creativa dentro de los parámetros del canon europeo y su frágil materialidad recuerda lo débil cuando se compara con el canon que la inspira, situación inconfortable para muchos expertos al llegar el siglo XIX. Teodoro Elmore incluyó el adobe en Lecciones de Arquitectura (1876) bajo la advertencia que “no es un material digno de recomendarse y sus obras serán simples apelmazos de tierra” (p. 36). Elmore coincidía con otros pensadores de la ciudad de su tiempo, como Santiago Basurco, líder del movimiento higienista que durante la última década del siglo XIX, cuando con el apoyo del Gobierno se impulsó la prohibición del uso del adobe (García Bryce, 1980), al parecer con poco éxito, ya que fue necesaria otra prohibición oficial en 1911. A pesar de que las sanciones redujeron su uso, el adobe continuó coexistiendo con otros materiales constructivos, incluso en la misma obra, hasta 1940 (García Bryce,
1. Inventario Mundial de Arquitectura Patrimonial de Tierra. Traducción del autor. 2. Programa del Patrimonio Mundial para la Arquitectura de Tierra. 3. Los sitios peruanos incluidos en el inventario son la zona arqueológica de Chan Chan, la ciudad del Cuzco y el Centro Histórico de Lima.
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1980) cuando al adobe se le hizo responsable de los extensos daños producidos por el terremoto de Lima del 24 de mayo 1940, de magnitud de momento 8.2 y epicentro frente a las costas del Callao, que afectó el 80% de las edificaciones de la ciudad. Richard Neutra, durante su visita el Perú de 1945, dictó la charla El Futuro Metropolitano de una Ciudad con un Gran Patrimonio Histórico4. El Arquitecto Peruano cuando cubrió el evento, ignoró el título de la charla por concentrarse en la validación ante Richard Neutra de la Unidad Vecinal Nro. 3 y los planes gubernamentales de vivienda popular (Belaúnde, 1945). De regreso a los Estados Unidos, en su reporte para el Departamento de Estado, Neutra explica que para los limeños el patrimonio monumental es “un obstáculo físico y psicológico” (1945, p. 1) con el que no pueden lidiar racionalmente, por lo que manejan inadecuadamente su preservación e inclusión en la fábrica de la ciudad moderna en progreso. La visión de Neutra no es superficial: reconoce el valor del monumento en su cualidad de pasado y presente, pensamiento que aún no era familiar en el ámbito arquitectónico local. En su reporte Neutra narra su encuentro con Fernando Belaúnde y Víctor Raúl Haya de la Torre, y el paseo guiado que realizó con Emilio Hart-Terré por diferentes partes de la ciudad, incluyendo los Palacios de la Perricholi y de Torre Tagle, el último bastante olvidado desde 1940 y entonces aún a la espera de la necesaria restauración, que finalmente fue realizada en 1955 por Andrés León Boyer Ruiz-Beneyán (Crespo, 2006), quien ya trabajaba en la reconstrucción y restauración de la Catedral del Cuzco financiada por la embajada española luego del terremoto de mayo de 1950. Se podría especular que la doble falta de los limeños ante los ojos de Richard Neutra, en el conocimiento del monumento per se y su rol en la ciudad, se debe a la incomprensión del monumento de tierra, al rechazo que selló el destino del adobe luego del terremoto de 1940 y al incipiente desarrollo de la conservación del patrimonio como especialidad. Para la sociedad el valor de un monumento es tangible en tres casos: en tanto portador de la memoria colectiva, como registro histórico y como testimonio del ciclo continuo de la vida (Riegl, 1903). Estos valores están arraigados en el pasado y se encuentran en constante conflicto con los valores del presente, que cambian de acuerdo a las modas, gustos, expectativas y la urgencia de la edificación antigua de satisfacer las necesidades habitacionales actuales. Además, el público también impone su deseo colectivo: en el pasado fueron las reconstrucciones idealizadas; la huaca de Puruchuco y la Basílica de Santa María en Cosmedín son claros ejemplos.5 Al día de hoy, el acto de preservación debe negociar en compromiso con los valores planteados por Riegl (Lamprakos, 2014), quien sin proponérselo instituyó una atracción a los monumentos que se ha convertido en un culto que ignora las fronteras de las sociedades y las naciones, y ha llenado los vacíos que dejó la religión en la sociedad secular occidental (Aarhenius, 2012). Se trata de un sentimiento similar al de cristalización del amor, que Stendhal explica con la analogía del viaje que realizó desde Bologna, que le causa indiferencia, a Roma, que ve como sinónimo de amor perfecto (1822). Hoy en día el llamado síndrome de Stendhal se utiliza popularmente para explicar el éxtasis que una obra de arte ocasiona en un individuo.
4. Richard Neutra visitó el Perú como parte de una gira latinoamericana organizada por el Departamento de Estado norteamericano. El viaje cubrió las ciudades de Lima, Arequipa, Cusco y Puno, y dejó el país rumbo a Bolivia, cruzando el lago Titicaca. La conferencia en mención fue dictada en el local de la Asociación de Artistas Aficionados y traducida por Fernando Belaúnde. Fue cubierta marginalmente por El Arquitecto Peruano de setiembre de 1945. Una fotografía de la conferencia de prensa que llevó a cabo en el Hotel Bolívar se incluye en el libro Richard Neutra: Buildings and projects = Réalisations et projets = Bauten und Projekt, publicado por Neutra y Willy Boesiger en 1951. 5. Puruchuco fue restaurada por Arturo Jiménez Borja en 1959 y la Basílica de Santa María en Cosmedín en 1893-1899 por Giovanni Battista Giovenale, en ambos casos sobre la base de hipótesis. Sin embargo, las partes nuevas fueron diferenciadas (Jiménez Borja, 1988; Jokilehto, 2004) de acuerdo a los principios de Camilo Boito publicados en 1883.
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Figura 2. Fotomontaje de la exposición de José García Bryce y Gianfelice Fogliani en diciembre de 1956, Lima, 2014. Archivo fotográfico de la obra.
El cambio en la percepción de los monumentos a través del tiempo es indiscutible al notar que hoy resulta escandalosa leer la historia de Bruno Rosselli, ficcionalizada por Mario Vargas Llosa, su alumno de historia del arte en la Universidad Nacional de San Marcos, en la obra de teatro El Loco de los Balcones (1993). Rosselli había llegado a Lima autoexiliado durante la Segunda Guerra Mundial, como tantos otros profesionales italianos, luego de una larga temporada como profesor del Vassar College de Nueva York (PB, 2013). En Lima Roselli dejó la política y se enfrascó en la batalla, mucho más quijotesca, de abrir los ojos de los limeños ante la belleza única de su patrimonio construido. 53
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Figura 3. Parte desplomada al interior del Hotel Comercio, declarado monumento de la nación el 23 de julio de 1980, 2014. Archivo fotográfico de Héctor Abarca. Figura 4. Fachada ya desaparecida en el Jirón Lampa 245 (siglo XIX). Una de las tantas edificaciones demolidas poco a poco para ser convertida en aparcamiento público informal, practica común ya criticada desde los años 60, Lima, 2014. Archivo fotográfico de Héctor Abarca.
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El diario Última Hora, por su interés en las crónicas urbanas y pintorescas que entretuviesen a sus lectores, fue el medio que mejor ha retratado esta aventura. Algunas veces sus bromas no eran percibidas como tales, como la crónica sobre la entrevista que la revista Time hizo a Roselli6, que resume burlonamente en la frase “según los gringos los limeños ni siquiera somos capaces de darnos cuenta del valor artístico ni de la fama histórica de nuestros balcones como para querer salvarlos” (“Roselli”, 1959, s/n). Una reflexión dura que describe a la sociedad limeña de un plumazo: las charlas, visitas, plantones y piquetes organizados por Roselli no fueron suficientes para calar en la insensibilidad limeña. Vargas Llosa (1993) utilizó esta absurda tara de la idiosincrasia limeña para hacer un estudio artístico y moral del balcón limeño, y recordar que es imposible construir un futuro si no se tiene un pasado. Aldo Brunelli, el soñador alter ego vargasllosiano, no puede cerrar sus ojos ante la degradación de la ciudad y en un auto de fe decide inmolarse ahorcándose junto a una pira hecha con todos los balcones que había rescatado; sin embargo, no consigue acabar con su vida porque el madero apolillado del que se había colgado se quiebra al recibir su peso. Fue un balcón agradecido quien le ha salvado la vida, dice Varga Llosa, en reacción a lo irracional que es el suicidio como acto desesperado de protesta, para que siga adelante con su ya no tan fútil tarea pedagógica. La ficción de Vargas Llosa no es muy distinta de la realidad: en 1959 Roselli decidió quemar un balcón que había comprado por 750 soles como acto
6. El número de la revista Time al que hace referencia Última Hora es la edición americana del 20 de julio de 1959. He revisado la colección de la revista Time de la Biblioteca Pública de Vancouver y no he encontrado referencia a Roselli en ninguno de los ejemplares publicados entre mayo y octubre de 1959. Los índices de 1950 y 1960 tampoco señalan entradas sobre la entrevista a Roselli bajo los nombres architecture, Lima, Perú, Roselli. Es posible en lugar de Time se halla querido hacer referencia a la revista Life, otra revista de la misma casa editorial que coincidentemente tiene una edición con la misma fecha –20 de julio de 1959–, pero ni este número ni otros cercanos hacen referencia a Roselli. Aún queda por revisar Life en Español, que se publicó entre 1952 y 1969.
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de protesta. Sus llamas, afirmó Sebastián Salazar Bondy, “darán luz sobre un fenómeno que solo en la perspectiva histórica se revelará en su monstruosa magnitud” (1958a, p. 10). Salazar Bondy (1958b) apelaba a salvar la tradición no del progreso sino de la incultura; esta era la batalla en 1958 y tristemente aún es la actual. Los arquitectos peruanos como gremio profesional tienen una posición clara respecto a la protección de Lima y sus monumentos. Basta recordar el momento del ensanche de los jirones Arequipa, Cuzco, Camaná y Lampa, que se ejecutó para facilitar el flujo vehicular por el centro de Lima, atosigado de “rascacielitos”, como los llamaba sarcásticamente Roselli (Salazar Bondy, 1958b) al imaginarlos frente a los edificios de Nueva York. En 1966 Caretas7 reconocía en Lima a una de las pocas ciudades históricas con un reglamento tan permisible que había hecho que los rincones de la ciudad dejen de producir postales tan pintorescas como las que circulaban del Barrio Chino de San Francisco, el Barrio Criollo de Nueva Orleans o el centro de San Agustín en Florida (“Lima S.O.S.”, 1966, 29 de abril). ¿Qué hacer? Caretas escucha atentamente la sugerencia de Roselli de dejar los balcones adelante y permitir rascacielitos detrás, idea que es muy probable que haya tomado de la exposición que José García Bryce y Gianfelice Fogliani realizaron en diciembre de 19568, donde presentaron una interesante y controvertida idea para salvar los históricos balcones limeños que contemplaba conservar la fachada de dos pisos y la escala de las casas, uniéndolos a edificios de cristal que se elevaban pocos metros detrás (ver Figura 2). Desde la Municipalidad, Benjamín Doig se empecina en abrir la ciudad, desoyendo a sus colegas y sus alternativas mientras Pimentel lista las obras ya desaparecidas y cercenadas en 1966: el Convento de Santa Teresa, el ábside de la Iglesia de la Concepción y un buen trozo del convento de San Francisco. No obstante, los ensanches continuaron por más de una década, hasta terminar en 1971 con la Casa Beltrán, frente a la Plazuela de San Marcelo, a pesar de la oposición pública. Existen casos similares a nivel internacional, como la desaparición en 1963 de la Estación de Pensilvania en Nueva York, construida en 1910 por los arquitectos neorrenacentistas McKim, Mead y White, que ocupaba dos manzanas en el midtown de Manhattan. Las protestas, pancarta en mano, de Jane Jacobs, Philip Johnson y Aline Saarinen poco hicieron para evitar su demolición cuando el Ferrocarril de Pensilvania decidió vender los aires para el futuro Madison Square Garden (1968), del reconocido modernista Charles Luckman a cambio de la construcción gratuita de una estación subterránea. Fue un gran negocio inmobiliario y un atentado contra el patrimonio reciente que llevó a la creación de la New York City Landmarks Preservation Commission en 1965 (Golderberg, 1990), el mismo año en que se fundó el World Monument Fund (WMF). Estas instituciones siguen llevando adelante el delicado y arduo trabajado de establecer y dirigir los programas de concienciación, y las políticas de protección del patrimonio que sirven de modelo a instituciones similares constituidas en otros países y ciudades. A la fecha son muchas las obras que a pesar de tener un estatus de monumento declarado han desaparecido (ver Figura 3). Una de ellas fue la Iglesia de la Compañía de Jesús en Pisco, edificada entre 1689 y 1729, que colapsó durante el terremoto de agosto del 2007, sus restos demolidos y rápidamente desechados.9 Otro caso
7. Entrevista a Víctor Pimentel y Benjamín Doig con motivo de la revisión que la Cámara de Diputados estaba dando a la Ley de Defensa del Patrimonio Monumental de la Nación de 1966, escrita por Pimentel. Publicada en Caretas, nº 329 del 29 de abril 1966. 8. La exposición se llevó a cabo en una galería del centro de Lima. Una imagen de la propuesta se publicó en la revista Caretas, nº 123, del 2-16 de diciembre de 1956. 9. El Ministerio de Cultura realizó una evaluación rápida de los efectos del terremoto de Pisco, que fue publicada en La Gaceta Cultural del Perú, nº 29, de 2007, notando que los escombros de la Iglesia de la Compañía fueron rápidamente retirados, con lo que desaparecieron piezas arquitectónicas, litúrgicas y obras de arte, si bien muy dañadas aún con mucho valor histórico y artístico.
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Figura 5. HABS guidelines recording historic structures and sites with HABS measured drawings, 2008.
es la casona ubicada en el Jr. Huallaga 731-745, que fue demolida utilizando artimañas judiciales (Lizarzaburu, 2014).10 Resulta desesperanzador ver como hoy lucen abandonados uno de los edificios que Víctor Larco Herrera comisionó en 1924 a Richard Malachowsky en la Plaza Dos de Mayo y el edificio El Buque (s. XIX), en la esquina de los jirones Cangallo y Junín, luego de los incendios del 2002 y 2016. Estas pérdidas son un golpe a la memoria colecti-
10. Se debe tener claro que la demolición en realidad no fue producto de la Ley 30230 de estímulo a la inversión privada, a pesar de que así se sugirió.
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va social y a la identidad del lugar, entendida como la relación del individuo con el pasado histórico y el reciente. De acuerdo con Riegl, la importancia de El Buque en la historia del desarrollo de la música criolla peruana lo hace un monumento actual, no uno del pasado, y parte de la consciencia de la posteridad.11 La indiferencia de la ciudadanía se da porque los arquitectos e historiadores del arte, y la arquitectura han fallado en comunicar, compartir y poner en consulta su trabajo; el lamento de hoy y el debate reflejado en Caretas, de 1966, son percibidos como discusiones entre arquitectos (ver Figuras 4). El error parte de las aulas, donde la educación se había regido bajo el modelo del gran arquitecto / artista / prima donna que celebra a figuras como Louis Sullivan, Frank Lloyd Wright, Philip Johnson y Louis I. Kahn, quienes tenían dificultad de aceptar colaboraciones y someter su ideas al debate; como educadores le hicieron un deservicio a sus estudiantes, convirtiéndolos en personas arrogantes (Saint, 1983). Basta revisar cualquier texto de Wright para leer cuan orgulloso estaba de la peculiaridad de que su trabajo fuese de una individualidad inmaculada (Wright, 1914). Al llegar la década de 1960, la crisis del movimiento moderno trajo a nuevos pensadores de la ciudad: Kevin Lynch, Jane Jacobs, Gordon Cullen, Aldo Rossi, Cristopher Alexander y Christian Norberg-Schulz, quienes renegaron del individualismo y entendieron la conservación del patrimonio por las relaciones que tienen los conjuntos monumentales con la fábrica de la ciudad histórica (Corten, Geurts, Meurs & Vermeulen, 2014). Gustavo Giovannoni, cuyas ideas primordiales estructuraron la Carta de Atenas de 1931 (Hernández, 2013), ya desde 1925 hacía incidencia en la correlación recíproca entre el monumento y su entorno, viéndose ambos de afuera hacia adentro y viceversa. La Declaración de Ámsterdam sobre el Patrimonio reafirma este pensamiento y empodera al pueblo europeo a tomar la responsabilidad colectiva de proteger el patrimonio monumental, colocando a la conservación arquitectónica no como un ítem marginal, sino como un objetivo primordial del planeamiento urbano y rural (Consejo de Europa, 1975). Las prácticas recientes de planificación territorial piden dejar de ver la ciudad como una estructura física y se acercan a la escuela del landscape urbanism12, que considera a la ciudad una continuidad de interconexiones inmateriales que fluyen entre presente y pasado, haciendo borrosa la diferenciación entre objetos arquitectónicos y estructuras urbanas, y entre las áreas de conservación y las de desarrollo (Corten et. al., 2014). Promueve la integración de las estrategias de conservación del patrimonio en los programas nacionales de desarrollo, combinando para ello los objetivos de la conservación del patrimonio con los de desarrollo social y económico (UNESCO, 2011). UNESCO apuesta por expandir el entendimiento del monumento en su rol de mejorador de la calidad de vida y el medio urbano, incluyendo la participación ciudadana junto a las usuales herramientas normativas, financieras, técnicas y de gestión. Jean-Paul Corten, experto en estrategias de patrimonio urbano del Institute for Housing Studies13 de la Universidad Erasmo de Róterdam, es claro al indicar que las cartas de UNESCO, como la Carta de Venecia, ya han alcanzado sus objetivos al lograr que sus
11. Se trata del valor rememorativo intencionado y del valor de contemporaneidad de Alois Riegl (González-Varas, 2008). 12. Landscape urbanism no tiene una traducción exacta al español. Se le llama indistintamente urbanismo y paisaje o urbanismo del paisaje. 13. El Institue for Housing Studies surgió como evolución del Bouwcentrum International Education, instituido en 1958 para transferir a países en vías de desarrollo el conocimiento y la experiencia adquirida por Roterrdam durante la reconstrucción después de la Segunda Guerra Mundial. A finales de los años 70 desarrolló estudios sobre la casas-huerta de Surquillo junto a Manuel Llanos John, miembro de uno de los tres equipos ganadores de la sección peruana del concurso PREVI (1968) junto a Elsa Mazzarri con el proyecto P-22, y ganador del Hexágono de Oro en la tercera Bienal del Perú (1978) por el edifico del Banco Central de Reserva del Perú. Manuel Llanos habló de las experiencia de las casas huerta en la conferencia Latin American Incrementalism: From PREVI to the Present organizada por el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) y The Architectural League New York el 25 de abril de 2015.
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miembros adopten leyes que protegen el patrimonio. Ahora es el patrimonio el que enfrenta la presión social y financiera de servir activamente a la ciudad, una urgencia realmente palpable en las ciudades en vías de desarrollo donde la ausencia o los límites en el acceso al financiamiento hacen de la inversión pública en conservación un acto insostenible en el largo plazo. Por ello, desde 2005 el Consejo de Europa, a través de la Declaración de Faro para el Desarrollo del Diálogo Intercultural, está revisando las políticas europeas para hacer uso de las potencialidades de los valores patrimoniales, que como se ha observado son variables y adaptables en el tiempo, para entender a la gestión del patrimonio como una actividad dinámica que reconoce y maneja al cambio como elemento inherente (Corten et. al., 2014). ¿Cómo se puede repensar los monumentos hacia este nuevo objetivo si el Perú aún no ha sido capaz de consolidar la profesión del conservador, establecer la estandarización del registro y documentación monumental, y normar la redacción del proyecto de restauración?
La información patrimonial La Carta de Venecia (1964) establece que los encargados del cuidado del entorno histórico son los responsables de la elaboración de una documentación patrimonial precisa. Esta tarea que debe incluir todas las fases del trabajo de intervención: desmontaje, consolidación, recomposición e integración del monumento, información que posteriormente deberá ser compilada y puesta a disposición en un archivo público (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios [ICOMOS], 1964). En 1996 en Sofía se revisitó este punto, y se estableció que los registros documentales son un compromiso nacional y una cuestión prioritaria. Su información debe ser homologada, exacta y sobre todo pública, porque son documentos valiosos para la gestión de riesgos en caso de una perdida inesperada del patrimonio cultural (ICOMOS, 1996). Uno de los casos más interesantes sobre el establecimiento, desarrollo e institucionalización de los archivos documentales se dio en los Estados Unidos mucho antes del establecimiento de ICOMOS en 1965 como resultado de la Carta de Venecia. En 1933 se creó el Historic American Buildings Survey (HABS)14 (ver Figura 5). Uno de los objetivos primordiales del HABS fue dar trabajo a los arquitectos, topógrafos y fotógrafos desocupados durante la Gran Depresión de 1929 (HABS, 2008a), quienes tenían la formación necesaria para inventariar las edificaciones que la rápida urbanización de las ciudades norteamericanas estaba haciendo desparecer. El proyecto dio prioridad a los edificios que podrían perderse inmediatamente y aun hoy ejecuta acciones de carácter urgente para el registro de edificaciones cuya demolición es inminente. Desde un inicio se establecieron estándares para las tres categorías de registro de las tareas de levantamiento: dibujo, historia y fotografía. Dependiendo de la importancia del bien los criterios de documentación responden a cuatro niveles de rigurosidad respecto al contenido de la información, yendo desde una planimetría esquemática acompañada de fichas arquitectónicas, a elaborados planos acotados unidos a un estudio histórico que va acompañado de fotografías exteriores e interiores de gran formato. Los planos tienen dos tamaños (19”x24” y 24”x36”) e incluyen detalles de los elementos que definen el carácter estilístico de la edificación (National Parks Service, 2008), lo que en inglés se llama character defining elements, y en italiano particolare architettonico. Las fotografías tienen tres formatos (4”x5”, 5”x7”, 8”x10”), y documentan texturas, relacio-
14. Uno de los objetivos primordiales del HABS fue dar trabajo a los arquitectos, topógrafos y fotógrafos desocupados durante la Gran Depresión (HABS, 2008a). Posteriormente el programa se especializó, y se creó además el Historic American Engineering Record o Registro de Ingeniería Histórica de Estados Unidos (HAER) y el Historic American Landscapes Survey o Registro de los Paisajes Históricos de Estados Unidos HALS). Cada año se realiza una competencia para premiar al mejor set de planos y al mejor plano individual como incentivo para preparar al siguiente generación de conservadores (NPS, s.f.).
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Figura 6. Iglesia de Santiago Apóstol de Kuño Tambo (siglo XVI). Edificación tipológica seleccionada por el Proyecto de Estabilización Sismorresistente del Instituto de Conservación Getty, Kuño Tambo, 2014. Archivo fotográfico de Héctor Abarca. Figura 7. Advertencia en caso de terremoto. Misión de San Carlo Borromeo del Carmelo (1771). Carmel by the Sea, 2015. Archivo fotográfico de Héctor Abarca.
nes espaciales y detalles que no son fáciles de representar planimétricamente (Heritage Documentation Programs, 2015). El reporte histórico debe indicar el significado de la edificación, las razones que llevaron a su ejecución, el contexto histórico, la descripción de la construcción y de sus interiores; como anexo, se incluyen todas las notas de campo (HABS, s.f.). El material producido presta igual atención a la calidad gráfica como a la certidumbre de la información, que debe ser verificable y de fuente cierta. La base de datos HABS no es un listado de monumentos protegidos sino un registro de documentación y catalogación que servirá para futuros estudios, y en algunas ocasiones como herramienta para nominar un edificio como patrimonio condal, estatal o nacional. Su información es pública y está disponible en línea.15 Historic Buildings and Monuments Commission for England, popularmente como Historic England,16 no ofrece un paquete de instrucciones detalladas, pero su guía instructiva Understanding Historic Buildings: A Guide to Good Recording Practice17 explica de manera simple las características de un levantamiento acertado, un buen levantamiento, y las razones por las que se debe llevar a cabo. Por ejemplo, es posible en algunos casos prescindir del desarrollo de las elevaciones si el edifico es sencillo y las fotografías muestran el detalle necesario. 15. Todas las entradas de los programas HABS, HAER y HALS están disponibles a través de la página web de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos: http://www.loc.gov/pictures/collection/hh/. 16. Historic England es el organismo del Gobierno Británico encargado de registrar y proteger los ambientes históricos de Inglaterra, y es el asesor oficial ante el gobierno central y local en temas patrimoniales. 17. Comprendiendo los edificios históricos: Una guía para la práctica de un buen registro. Traducción del autor.
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Figura 8. Solaqueo con barro de un muro de piedra. Restauración de una Casa del Alabado (s. XVII), Quito, 2006. Fotografía por Héctor Abarca. Figura 9. Restauración de una Casa del Alabado (s. XVII). López López Arquitectos (2006). Fotografía por Sebastián Crespo. Figura 10. Armadura de Par y nudillo del Restaurante El Limo, Cuzco, 2014. Fotografía por Héctor Abarca.
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En el caso de obras patrimoniales de mayor orden, el levantamiento está reglamentado por el manual Metric Survey Specifications for Cultural Heritage18 (Andrews, Bedford & Bryan, 2015), que incluye provisiones sobre seguridad en obra, la responsabilidad sobre daños producidos durante la campaña de trabajo y los derechos de autor del material producido. Otros documentos, como The Presentation of Historic Building Survey in CAD19 (Andrews, Blake, Fradgley, & Roberts, 2005) y 3D Laser Scanning for Heritage20 (English Heritage, 2011), regulan es uso de herramientas digitales como el CAD, el GPS, la fotografía rectificada, la ortofotografía, la fotogrametría, el escáner laser, y las estaciones totales. Los dibujos en CAD se producen para ser impresos a escala métrica 1:100, 1:50 y 1:20, e incluyen diagramas constructivos; los detalles ornamentales se dibujan a escala 1:1 y deben complementarse con bocetos a mano alzada cuando las fotografías son incapaces de mostrar la profundidad de las superficies. En el Perú, a falta de normas locales para el registro y levantamiento, las mayores agencias de conservación han desarrollado sus propios estándares adaptándolos de sus países de origen a los usos y costumbres locales. Esta desorganización es una barrera que ralentiza la diseminación de la información patrimonial, que se entiende como las actividades integradas de registro documentación, gestión de la información,21 y afecta la eficiente colaboración entre profesionales y la formación de nuevos conservadores. Para el levantamiento interior de los elementos constructivos y de la pintura mural de la Iglesia rural de Kuño Tambo, en la provincia de Acomayo (ver Figura 6), el laboratorio Immersive Media Studio de la Universidad de Carleton (CIMS) escogió la fotogrametría como sistema de registro, por ser una tecnología de fácil acceso (Percy et. al., 2013). Para ello desarrolló una metodología sencilla para ser usada en edificios de tierra, que no solo es de aplicación nacional sino global (Granda et. al., 2014). Los trabajos de fotogrametría forman parte del Seismic Retrofitting Project (SRP)22 que está realizando el Instituto de Conservación Getty (GCI) con la Universidad de Minho en Portugal, la Universidad Católica del Perú (PUCP) y el Ministerio de Cultura del Perú23. En este
18. Especificaciones de levantamiento acotado para el patrimonio cultural. Traducción del autor. 19. La presentación del levantamiento del edificio histórico en CAD. Traducción del autor. 20. Escaneo laser 3D para el patrimonio. Traducción del autor. 21. Más información respecto a la gestión de la información patrimonial o heritage information se puede encontrar en Letellier, R., LeBlanc, F. & Schmid, W. (2007). Recording, documentation, and information management for the conservation of heritage places: guiding principles. Los Ángeles: Getty Conservation Institute. 22. El nombre oficial del proyecto en español es: Proyecto de Estabilización Sismo Resistente. 23. Para mayor información sobre el proyecto Seismic Retrofitting Project del Getty Conservation Institute, consultar http://www.getty.edu/conservation/our_projects/field_projects/seismic/.
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caso el registro fotogramétrico es parte del proyecto de conservación que han desarrollado los arquitectos de la Dirección Desconcentrada de Cultura del Cusco, pero es importante extender su uso como herramienta de registro documental. El conservador inglés Bernard Feilden (1997) recomienda que el levantamiento fotogramétrico sea parte del protocolo de documentación de monumentos en zonas sísmicas, ya que permite realizar de forma rápida y desde una distancia segura el registro rápido24 que debe de hacerse inmediatamente después de un terremoto para identificar las áreas vulnerables que podrían perderse definitivamente (ver Figura 7). En el Perú se le llama expediente técnico de obra al conjunto de documentos que permiten la ejecución correcta de una obra, en España estos documentos reciben el nombre de proyecto de ejecución, y en los Estados Unidos y Canadá se les conoce como contract documents. En todos los casos están compuestos por un juego de planos acotados y especificaciones técnicas, y se siguen entendiendo como parte de un trámite cuyo único objetivo es el obtener una licencia de construcción, financiamiento, ser incluido en algún programa de desarrollo gubernamental, o solicitar ayuda a la cooperación internacional. Si se revisan algunos expedientes de proyectos públicos de restauración producidos en los últimos años no es raro encontrar que están incompletos, y se repiten o toman prestadas especificaciones y detalles de proyectos anteriores, que muchas veces no son aplicables. En el pasado esta práctica informal funcionó (Hayakawa, 2010). José Hayakawa, en Restauración en Lima: Pasos y Contrapasos (2010), expone una constante en su estudio, que cubre 70 años, desde 1920 a 1990, de la historia del proyecto de conservación y restauración limeño: los expedientes técnicos siempre han presentado diseños estructurales muy básicos o incompletos, que al final se resolvieron satisfactoriamente sobre la marcha. No obstante, en la actualidad no se puede dejar al azar la toma de todas las decisiones técnicas y morales del proyecto. La redacción del proyecto debe responder con certeza ante los requisitos, controles y expectativas más complejas; durante su ejecución un expediente pobre produce incertidumbre, además de los consabidos sobrecostos producto de las partidas ignoradas, y no menos onerosos son los peligros de dejar decisiones importantes a la discreción del contratista. Está probado que el secretismo en los proyectos y sus presupuestos abren una ventana a la corrupción. La trasparencia y al escrutinio público fomentan la competitividad entre los profesionales y las empresas que participan en las licitaciones. Como se verá a continuación, en el caso de Quito, la práctica profesional de la conservación y restauración avanza cuando está expuesta a la crítica y la discusión.
Figura 11. Las ruinas de la Gran Iglesia de Piedra (1797-1806) de la Misión de San Juan Capistrano junto a una maqueta que explica su configuración antes de su colapso luego de un terremoto en 1812. Fotografía por Héctor Abarca, 2015.
En Quito todos los proyectos de restauración están disponibles como material de referencia en la biblioteca del antiguo Fondo de Salvamento (FONSAL), hoy Instituto Metropolitano del Patrimonio de Quito (IMP). El fácil acceso a tan vasto catálogo de proyectos ha despertado una sana competencia entre los arquitectos, que se ha reflejado en el aumento de la calidad de la redacción de los nuevos proyectos al saber que pueden consultar, reproducir y adaptar el detalle constructivo que necesiten para su proyecto, y posteriormente contribuir al engrosamiento de la colección con su propio trabajo (FONSAL, comunicación personal, marzo 2006) (ver Figuras 8 y 9). Para poder trabajar en el Centro Histórico de Quito como jefe de proyecto o arquitecto de registro, un arquitecto debe de haber participado previamente en dos proyectos como asistente o asociado (Vinueza, J., comunicación personal, 30 de marzo 2006). Esta práctica garantiza un grado de experiencia antes de enfrentar individualmente un proyecto más complejo. En California sucede algo similar, el California Historical Building Code (2016) o Código de Edificación Histórica del Estado de California ha
24. El registro rápido o rapid assessment es un método de levantamiento de información patrimonial realizado de manera expeditiva, en grupos, que tiene como objetivo comprender el comportamiento de la edificación, discutir la extensión de las fallas encontradas y sus posibles causas, e identificar los daños ocasionadas por el desastre natural, así como los preexistentes.
Figura 12. Cerramiento con cristal templado en un muro de adobe que se decidió dejar incompleto en la restauración del Real Presidio de Santa Bárbara del 2006. Fotografía por Héctor Abarca, 2015.
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Figura 13. Iglesia de la Compañía de Jesús en Quito (1725) a pocos meses de la reapertura en diciembre el 2005 luego de 12 años de trabajo y dos incendios. Fotografía por Héctor Abarca. Figura 14. Coro alto de madera de la Catedral de San Carlo Borromeo. Los arquitectos basaron su selección de colores y diseños decorativos en la paleta de color original pero no los repitieron integralmente. El proyecto incluye un nuevo sistema de air acondicionado, Monterey, 2015. Fotografía por Héctor Abarca.
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creado provisiones que únicamente pueden ser aplicadas por arquitectos e ingenieros expertos en edificaciones históricas, como establecer una solución equivalente que brinde un rango aceptable de seguridad, dado que es muy difícil requerir a la edificación histórica un comportamiento contemporáneo (California Building Standards Comission, 2016). Con estas políticas ambas jurisdicciones han garantizado un envidiable mejoramiento en la capacidad técnica de sus conservadores, un círculo virtuoso y sostenible donde todos son ganadores. El rol del expediente técnico es fundamental como futuro registro, testimonio y control, en especial de actividades cuya práctica está declinando. Puede tomarse como ejemplo la armadura de par y nudillo, que en muchas regiones del Perú es una práctica viva (ver Figura 10). Si se incluyen detalles de su fabricación en el expediente, durante la ejecución es probable que el carpintero, confiado en su larga experiencia, ignore las instrucciones de los planos que probablemente encontrará cacofónicos. Esta condición empirista presenta cuatro inconvenientes: se confía excesivamente en la habilidad de una persona como garantía de un trabajo bien hecho, los inspectores de obra no pueden controlar si la ejecución ha sido realizada correctamente, se pueden repetir nuevamente errores de ejecución del pasado, y la falta de registros de ejecución no permite la divulgación de la obra para la mejora de las prácticas profesionales y la formación de nuevos profesionales.
Frágil materialidad El deterioro es parte de la naturaleza del adobe y cualquier intento de preservación es casi una contradicción (National Parks Service [NPS], 1978). El Servicio de Parques Nacionales de los Estados Unidos resume en tres puntos como entender las construcciones de tierra: aceptar el material y su deterioro natural, comprender el edificio como un sistema, y entender que las fuerzas de la naturaleza buscan devolver el edificio a su estado original (1978). La fragilidad significa una pesada carga por el mantenimiento 62
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que requiere, pero al implementarlo se retrasa la descomposición natural y se garantiza una extensión de la vida útil de la estructura. Por ello se debe prestar especial atención a identificar los cambios durante sus primeras etapas: grietas, movimientos diferenciales, erosión, etc. Un ejemplo ilustrativo es el sitio arqueológico inca de Puruchuco: su equipo de mantenimiento todas las tardes recorre los rincones del lugar con un balde de barro preparado para reparar las pequeñas grietas y desprendimientos que han sucedido durante la jornada, una práctica que se da de manera periódica en la arquitectura vernácula. Existe la posibilidad que esta práctica se considere un atentado contra la autenticidad del monumento, tema que Plutarco exploró en Vidas Paralelas (96-117 d.C.) con la Paradoja de Teseo como ejemplo del dilema de la autenticidad, y la relación entre materia y memoria. Plutarco cuenta que el barco de Teseo fue conservado como testimonio de la epopeya de liberación de Atenas del yugo de cretense tras la derrota del minotauro. Con el paso del tiempo, las tablazones eran remplazadas una a una a medida que se deterioraban, creando una discusión entre los filósofos que debatían si aún se trataba de la misma nave, preguntándose qué hubiese pasado si con los maderos retirados se hubiese construido un nuevo barco: ¿Sería este el auténtico, o lo serían ambos?.
Figura 15. Detalle de anclaje de canes nuevos y antiguos con piezas metálica del Balcón Cassinelli (s. XIX) en la esquina de los Jirones Trujillo y Tumbes. Restauración de Héctor Abarca y Enrique Guamán financiada por Seguros Royal SunAllaince, 2003. Fotografía por Héctor Abarca. Figura 16. Ensayos sobre el comportamiento de las sales en la piedra. Laboratorio del Instituto de Conservación Getty, Los Ángeles, 2014. Fotografía por Héctor Abarca.
Los expertos podrán encontrar en Puruchuco un ejemplo de la paradoja de Teseo, donde con el tiempo se incurrirá, si es que no se ha hecho ya, en modificaciones que van a alterar la configuración de la obra de manera significativa. En una edificación de tierra toda nueva intervención es invasiva, no es reversible, y su futura erradicación no puede ser posible (Tolles et. al., 2002). Una intervención no reversible se convierte en una alteración permanente y por ende en parte de la historia del edificio. Esto lleva a pensar que el trabajo de intervención que se esperaba estuviese inspirado en la filosofía de estabilización de Ruskin (ver Figuras 11 y 12) en realidad se enmarca en la de reintegración de Eugene Viollet-le-Duc (ver Figura 13). El Documento de Nara interpreta lo dicho respecto de la autenticidad en la Carta de Venecia, y reconoce el valor 63
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Figura 17. Detalle de la protección de la galería del segundo nivel con cristal templado en la restauración de la casa en la Calle Juan Pio Montufar esquina Eugenio Espejo, Quito. 2006. Fotografía por Héctor Abarca.
Figura 18. En Ingeniero Julio Vargas Neumann en visita a la Iglesia de San Pedro de Carabayllo del 6 de junio del 2004. Proyecto desarrollado por José García Bryce con fondos de contrapartida de la Fundación Getty, Lima, 2004. Fotografía por Héctor Abarca.
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de las tradiciones y técnicas constructivas en el estudio y desarrollo de un significado propio de la autenticidad (ICOMOS, 1994) que nació para explicar la reconstrucción del Santuario de Ise que se ha venido dando cada 20 años desde el siglo VII como parte de las creencias de purificación sintoísta. En el caso peruano también se habla de costumbres embebidas en la tradición cultural y constructiva. Así, una tradición auténtica valida la autenticidad del monumento por su proceso de reconstrucción ritual y la repetición literal del diseño expande el concepto canónico de patrimonio al incorporar la noción de lo intangible (Hernández, 2013). Para Roberto Pane, las alteraciones y modificaciones son posibles si no ofenden el carácter figurativo del monumento (1948, citado en Boubeta, 2008)25. Por el contrario, a él le preocupan las restauraciones de escaso valor artístico, con añadidos narrativos que cuentan tímidamente la evolución histórica del monumento. Según Pane la obra conservación depende de un juicio crítico de su autor y debe ser capaz de producir una nueva obra de arte contemporánea. El Castillo de Rívoli de Andrea Bruno (19912004), la Casa Cabrera en el Cusco de Cooper, Graña y Nicolini, y la Catedral de San Carlo Borromeo en Monterey, California, de Page & Turnbull (1997-2008) (ver Figura 14) podrían ser ejemplos del restauro crítico paniano. En el campo de la conservación se ha avanzado mucho en los estudios estéticos, tipológicos e historiográficos, pero la urgencia ahora obedece a la necesidad de certificar y homologar los materiales de construcción y soluciones constructivas, en especial en los puntos singulares de la construcción que se dan cuando las superficies pierden continuidad. Estos se dan en las fenestraciones, el encuentro de los cerramientos exteriores con los entrepisos, cubiertas y parapetos (ver Figura 15). La performance de materiales debe ser cuidadosamente medida para garantizar valores de durabilidad, resistencia, estanqueidad, impermeabilización, aislamiento térmico, acústico e hidrófugo, transferencia térmica, consumo energético, calidad del aire interior, etc. (ver Figuras 16 y 17). Como los materiales y productos utilizados no son manufacturados industrialmente o no se están utilizando de acuerdo a las instrucciones de sus fabricantes, es necesario evaluarlos, hacer uso de mock ups, un prototipo o modelo a escala real de una sección de la edificación que presenta los detalles singulares y sirve de prototipo para demostrar y evaluar la funcionalidad y estética de un sistema de fa-
25. El libro de Roberto Pane se titula Il Restauro dei Monumenti. Architettura e Arti figurative.
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chada antes de su ejecución26 (Association of Professional Engineers and Geoscientists of British Columbia & Architectural Institute of British Columbia, 2012). La fabricación de prototipos ayuda a detectar a tiempo las deficiencias imprevistas que se dan en la etapa de diseño, fabricación e instalación para realizar correcciones y verificaciones de manera fácil y económica. Su uso es habitual en los proyectos que presentan soluciones de fachada ventilada y cortina de vidrio que incluyen muchos componentes y son de diseño inusual. En los proyectos de conservación y restauración se repite el caso de la unicidad y la multiplicidad de elementos; la evaluación de su performance podría permitir añadir elementos adicionales para garantizar una vida más larga a la edificación. Como ejemplo se podría estudiar la inclusión de botaguas en el coronamiento de un muro, parapeto o alféizar; evidentemente este elemento no es parte de la obra original, como tampoco lo son el vidrio flotado y los preservantes de madera, pero pueden ser utilizados si se detallan correctamente y son evaluados. Otros punto crítico se da en los sobrecimientos, que son susceptibles de llevar humedad por capilaridad a los muros que soportan; este fenómeno se puede controlar de varias maneras, ya sea aislando con grava los cimientos del terreno natural, impermeabilizando con barreras de vapor, membranas bituminosas o empleando geocompuestos de drenaje y añadiendo un tubo de avenamiento. Las recomendaciones para mejorar el desempeño arquitectónico de las edificaciones históricas han sido recogidas por varios manuales de soluciones para obras de conservación como Canadian Heritage Preservation: a Manual of Building Conservation de Eric Jokinen (1987) o Recomendaciones Técnicas: Reparaciones de Construcciones de Adobe y Quincha Dañados por Movimientos Sísmicos del Ministerio de Vivienda del Perú (1974).
Figura 19. Refugio de Emergencia modelo en el Instituto Cal-Earth creado por el arquitecto iraní Nader Khalili y de amplio uso en zonas de desastre. Hesperia, 2014. Fotografía por Héctor Abarca.
Los muros de tierra tienen la característica de comportarse estructuralmente como una masa; poseen baja resistencia a la fuerza de comprensión y ductilidad casi nula, razón que se esgrime para explicar su mal comportamiento sísmico (Tolles et. al., 2002). Durante un sismo el muro de tierra puede soportar cargas verticales siempre y cuando no pierda su verticalidad. En las construcciones históricas los muros son muy gruesos y permanecen en pie aún cuando estén severamente agrietados; sin embargo, la fuerza
26. Los mock ups o prototipos pueden ser de dos tipos: el visual mock up (VMU) tiene la función de reproducir todos los detalles arquitectónicos para un valoración estética, mientras que el performance mock up (PMU) sigue con mayor rigurosidad los procesos constructivos y es sometido a ensayos, por lo general permeabilidad al aire, resistencia al agua e integridad estructural, previstos por las especificaciones técnicas del proyecto de acuerdo con las regulaciones del país de referencia.
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Figura 20. Los esquemas de la intervención estructural muestran el uso de malla metálica y varillas de acero inoxidable y enlucido de cal en la restauración de la Catedral de San Carlo Borromeo, antigua capilla del Real Presidio de Monterey (1792-96), Restauración de Anthony Crosby (1997-2008). Museo Central Patrimonial de la Catedral de Monterey, 2015. Fotografía por Héctor Abarca.
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de tracción de sus elementos individuales, que ya es baja, se pierde cuando aparecen las primeras grietas y no es posible recuperar la fuerza perdida al remplazar las unidades dañadas, como en el caso de la albañilería de ladrillo, aunque esta sea una práctica común en la restauración de muros de adobe. Entre 1992 y 2002 el proyecto Getty Seismic Adobe Project (GSAP) desarrolló un sinnúmero de ensayos de alternativas no invasivas de estabilización sismorresistente contemporánea para edificaciones patrimoniales de tierra, que se compilaron en el libro Seismic Stabilization of Historic Adobe Structures (Toles et. al., 2000). Los estudios consideran propuestas como la instalación de tirantes de acero inoxidable, ángulos de platinas, amarres de varillas de acero al nivel de la viga collar, pórticos metálicos independientes, siendo uno de los más interesantes el que propone diafragmas de triplay contrachapado siguiendo el perímetro de los entrepisos y techos de acuerdo al modelo de las construcciones de entramado de madera o platform frame, típicos de la arquitectura residencial norteamericana. Una de las soluciones estudiadas se llegó a implementar en la restauración de la casa Del Valle Adobe, que es parte de la Misión de San Fernando, en Los Ángeles, luego del terremoto de Northridge de 1994 (Tolles et. al., 2000).
I+D = La Cátedra Roselli El éxito del programa de vivienda económica Elemental en Chile se dio porque la propuesta arquitectónica, las famosas medias casas incrementales diseñadas por Alejandro Aravena e inspiradas en PREVI, está unida a un modelo de gestión e investigación sostenible desarrollado gracias a una serie de alianzas a nivel internacional, con la Universidad de Harvard y el David Rockefeller Center for Latin American Studies, y a nivel local con la Universidad Católica de Chile y la Compañía de Petróleos de Chile, a las que luego se unieron otras empresas, como Sodimac y Codelco. Esta mancomunidad de cooperación es posible a través del Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico (Aravena & Iacobelli, 2016), el brazo de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt) de Chile dedicado al financiamiento de proyectos de investigación y desarrollo (I+D) orientados al desarrollo de proyectos de gran impacto económico y social con la promoción de alianzas público-privada-académica (Conicyt, s,f,), y ha permitido la creación de la Cátedra Elemental - Copec en la Universidad Católica de Chile (Aravena & Iacobelli, 2016) para llevar adelante las investigaciones para los siguientes proyectos de vivienda Elemental con total autonomía financiera. Los proyectos I+D son parte de las políticas estatales que buscan unir áreas de la investigación en Ciencia e Ingeniería en relación a un objetivo productivo. En el caso de este estudio, estas áreas son la tecnología de la construcción en tierra, contemporánea e histórica; la ingeniería sísmica; la extensión de la vida útil de la obra restaurada; y la gestión del patrimonio. En el Perú el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec) es la agencia oficial que maneja los proyectos I+D. Juntos, el Concytec y el Ministerio de Cultura están en la capacidad de organizar la implementación de un proyecto I+D que saque provecho de los convenios internacionales existentes de investigación en conservación del patrimonio construido. Sobre la base de las sugerencias para países sísmicos que Feilden publicó en Entre Dos Terremotos: Los Bienes Culturales en Zonas Sísmicas (1987)27, la PUCP y el Instituto Getty vienen trabajando hace varios años en el desarrollo de modelos de tecnología tradicional que permitan mejorar el comportamiento estructural de la obra histórica de tierra con el objetivo de crear un catálogo de soluciones probadas que constituirán un manual de instrucciones de intervención y fácil mantenimiento (GCI, 2016). Para ello cuentan con los estudios que Julio Vargas Neumann, Marcial Blondet, Daniel Torrealva y Sofía
27. Título publicado simultáneamente en español e inglés.
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Rodríguez Larraín vienen desarrollando en la PUCP28 (ver Figura 18). El WMF también lleva trabajando muchos años en el Perú: cuando el Centro de Investigación y Asesoría Poblacional (CIDAP) nominó el Centro Histórico de Lima a la lista de patrimonio en riesgo World Monument Watch 2008 (CIDAP, 2008), este acto desencadenó un proyecto multipartito en el que se unieron fuerzas con la Agencia de Cooperación Española, la Universidad de Roma La Sapienza y la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) para desarrollar en conjunto la exposición itinerante Historic Center of Lima, a Living City29, y el proyecto de restauración física y social de la Casa de Las Columnas en 2010 (WMF, 2012). Estas dos experiencias son muestra de cómo al alimón los profesionales peruanos y extranjeros son capaces de llevar adelante proyectos complejos, en contextos desafiantes, que exigen resultados académicos y sociales avanzados. Las conclusiones han sido compartidas, publicadas y aplaudidas en el circuito internacional de conservadores que ronda alrededor del Comité Científico Internacional de Arquitectura Patrimonial de Tierra (ICOMOS-ISCEAH), del que forman parte expertos del Instituto Getty, el WMF, la PUCP y el Centro de Investigación Aplicada en Tierra (CRAterre), quienes junto a la Escuela Nacional de Arquitectura de Grenoble desde 1972 organizan los congresos mundiales de arquitectura de tierra TERRA.30 Es lamentable que en estos esfuerzos la presencia del gobierno no sea activa. Por ello se requerirá del liderazgo del Concytec para la coordinación y búsqueda del socio ideal en el sector privado, siguiendo el modelo de Elemental y Conicyt, para darle continuidad a los estudios y dejar de depender totalmente del financiamiento extranjero que no siempre está en concordancia con los intereses nacionales. Con los aportes públicos y privados se deberá crear un centro de estudios que llamaremos Cátedra Bruno Roselli y habría de implementarse tanto en la PUCP como en la UNI, y sería el lugar donde se realicen, evalúen, publiquen y diseminen estudios sobre la mitigación de los daños naturales (terremotos, deslizamientos, inundaciones, polución) y antropogénicos (robo, incendio, abuso de los turistas) en la obra patrimonial de tierra, y a la vez se desarrollen políticas de promoción, herramientas legislativas y financieras pensadas para promover una visión moderna, técnica y social del monumento que no olvide que el patrimonio es un bien público31 y una herramienta de gestión de la ciudad. Esta cátedra será un homenaje al ideal de Bruno Roselli y la tarea sisifiana iluminada por el fuego fatuo que desató la pira funeraria de sus amados balcones.
Estudios comparados Estudiar comparativamente las experiencias extranjeras permite explorar nuevas alternativas y aprender de la experiencia que otros han desarrollado al resolver problemas comunes (ver Figura 20). La Municipalidad de Quito ve la ciudad holísticamente e interviene tanto en las áreas monumentales como en zonas de menor valor monu-
28. Los trabajos de Vargas Neumann, Blondet y Torrealva respecto al adobe histórico son amplios. Van desde las contribuciones de Vargas Neumann y Blondet al proyecto GSAP a la actual participación de Torrealva al proyecto SRP junto al GCI y la Universidad de Minho. Rodríguez Larraín coordina del Centro Tierra, centro de investigación de la PUCP que estudia la edificaron en tierra en un ámbito histórico, contemporáneo y social. Juntos o por separado todos ellos participan activamente presentando ponencias en conferencias internacionales, como consultores científicos internacionales y en actividades del ICOMOS-ISCEAH. 29. La exposición se presentó en varias ciudades del Perú, Ecuador, España e Italia. Los paneles están disponible en: https://www.wmf.org/sites/default/files/article/pdfs/Lima-Exhibition-Panels.pdf 30. Hay más instituciones dedicadas al estudio de la arquitectura de tierra. Otra que podríamos mencionar es el Instituto Californiano de Arte y Arquitectura de Tierra (Cal-Earth) (ver Figura 19). 31. La noción de bien público se basa en los principios de no exclusión y no rivalidad, lo que significa que así se desee, nadie puede ser excluido de su consumo y el consumo de uno no interrumpe el del otro, en total oposición al bien privado. La gestión cultural ha tomado prestado el concepto de bien público desarrollado inicialmente por James M. Buchanan The Demand and Supply of Public Goods (1968) para, en este caso, colocar al patrimonio histórico al alcance de todos así se trate de una propiedad privada.
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mental, con proyectos de vivienda económica a través de la Empresa de Desarrollo del Centro Histórico de Quito (2001). Sus programas de rehabilitación de cubiertas y fachadas cubren el 100% de las intervenciones, hasta un monto de 15 mil dólares, de los que el propietario rembolsará el 50% en un plazo de diez años (IMP, s.f.). El caso italiano es similar: el Estado puede asumir el 50% del costo de conservación y en casos especiales hasta el 100%, a condición de que el inmueble esté abierto al público (Ministero dei Beni e dell’Attività Culturali e del Turismo, s.f.). Los Bienes de Interés Cultural españoles también requieren que las obras declaradas monumento se abran al público al menos durante dos días al año,32 e igualmente lo requiere la ley norteamericana; sin embargo, en este caso únicamente se da si el propietario recibe dinero público. La Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación (2007) peruana contiene prerrogativas para exigir trabajos de restauración y el libre acceso al bien monumental, pero no se han reglamentado formas de hacerlas efectivas. Las leyes de protección del patrimonio en los Estados Unidos y Canadá fallan al proteger la obra privada, por considerarse que su declaración puede limitar los derechos de propiedad (NPS, s.f.b; Canada’s Historic Places, 2010). Aunque cada provincia o estado cuenta con legislaciones independientes, es a nivel municipal, a través de los licencias de construcción, donde se hace posible ejercer cierto nivel control sobre las modificaciones a la propiedad histórica que se da en conjunción con propuestas creativas para su protección. Por ejemplo, la ciudad de Vancouver ofrece el programa Restore It33, que otorga ayudas para la reparación o reelaboración de elementos singulares como ventanas de madera o tejas. El House Call Grant34 cubre el 50% del costo del desarrollo de un plan de mantenimiento, y otro tanto del proceso de nominación al registro patrimonial de la ciudad (Vancouver Heritage Foundation [VHF], s.f.a). Cuando la demolición es inminente la VHF colecciona los elementos que pueden recuperarse y los ofrece para ser reutilizados en futuras renovaciones (VHF, s.f.b). En los Estados Unidos el New York Landmark Conservancy (NYLC) ofrece ayuda en barrios pobres para realizar levantamientos para el registro de las propiedades y ambientes históricos (NYLC, s.f.a), y otorga préstamos blandos para ejecutar proyectos de conservación. El uso de estos beneficios queda documentado en la partida registral y detiene al propietario en caso que quisiese realizar la venta del inmueble y usufructuar del dinero público, a menos que devuelva el préstamo o la deuda prescriba cuando haya pasado el plazo acordado (Savage & Harper, 1993). El Emergency Grant Program35 ofrece una respuesta rápida ante los riesgos que puedan poner en peligro a las personas, fuera y dentro de la edificación, la estabilidad estructural o la integridad arquitectónica del exterior y de los elementos interiores importantes (NYLC, s.f.b). Los proyectos de mayor envergadura requieren de presupuestos estables; por ello, la Ley de Patrimonio Histórico español desde 1985 establece la obligación de destinar una partida no menor del 1% de los contratos de obras públicas a trabajos de conservación, enriquecimiento del patrimonio histórico español o al fomento de la creatividad artística, de preferencia en la propia obra o en su entorno inmediato. Dichos fondos puede ser dispuestos por los gobiernos locales, comunidades autónomas, diputaciones forales y provinciales, universidades y fundaciones (Ministerio de Educación Cultura y Deporte, s.f.). En Italia el célebre Istituto Superiore per la Conservazione ed il Restauro, creado por Giulio Carlo Argan y Cesare Brandi, es el brazo técnico y
32. En el caso de la autonomía de Andalucía, los BIC deben abrirse al menos cuatro veces al mes (Ley del Patrimonio Histórico de Andalucía, p. 207). 33. Restáuralo. Traducción del autor. 34. Ayuda Visita Médica. Traducción del autor. 35. Programa de Ayudas de Emergencia. Traducción del autor.
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científico del Ministerio de Bienes, Actividades Culturales y Turismo, y está financiado por fondos asignados del juego de lotería (MBACT, s.f.). En otros casos la propia designación patrimonial tiene un valor económico: un bien listado en el National Register of Historic Places Program36 de los Estados Unidos abre la puerta a la inversión pública que a su vez atrae inversionistas privados (NPS, 2002). Muchas veces la inversión viene del tesoro público; pocos saben que en los E.E.U.U. el California Mission Preservation Act37 (2004) provee 10 millones de dólares cada cinco años a la California Missions Foundation para desarrollar proyectos relacionados a la preservación de las misiones, incluyendo la rehabilitación estructural y la conservación de artefactos. Ante esta ley no importa quién es el propietario: al día de hoy la mayoría de las misiones se han devuelto en propiedad a la Iglesia católica. La ley peruana es muy clara en identificar la propiedad de la Iglesia como privada, y así evitar cualquier responsabilidad que su protección implique, y repite constantemente el rol contralor de Ministerio del Cultura (Ley General, 2007).38 Como la legislación italiana, la peruana ve al patrimonio como un bien público y tiene el derecho de obligar al propietario a participar de la restauración de su propiedad; sin embargo, es injusto limitar el derecho del propietario al uso irrestricto de su bien sin ofrecerle alternativas de financiamiento y herramientas de gestión, maniatándolo con respecto a una propiedad que día a día pierde valor. Así, los caminos a tomar para liberarse de las obligaciones ante la ley son la lenta espera a un colapso natural a causa del abandono o un litigio judicial con el Estado. El Ministerio de Cultura se excusa legalmente de invertir en obras privadas declaradas patrimonio de la nación, pero a la vez el reglamento de la ley moviliza a los organismos competentes a elaborar estrategias, en coordinación con otras entidades del Estado, el sector privado y los organismos internacionales (Ley General, 2007). Es en este marco donde se podría trabajar en implementar la Cátedra Roselli; no será sencillo, pues hay que cambiar la visión anticuada del Estado ante el patrimonio como un objeto inmóvil, un obstáculo para la inversión y una carga legal, y a la vez reformar la visión paternalista de la ciudadanía ante el patrimonio como una labor del Estado. Bruno Roselli dijo en 1958 que habrían de pasar 50 años para que finalmente le demos razón, y luego de 60 años repetimos la misma respuesta que Salazar Bondy dio en aquel entonces. “¿No cree usted que podríamos dársela ahora mismo?” (Salazar Bondy, 1958a, p. 10). “Usted y yo seremos la semilla. La cruzada rebrotará como los árboles luego de la poda: más fuerte que antes. Creceremos, formaremos un ejército de soñadores. Devolveremos a Lima la gracia y la majestad que le corresponden por tradición y por historia…” Aldo Brunelli en El Loco de los Balcones (Mario Vargas Llosa, 1993, p. 99).
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36. Registro Nacional de Lugares Históricos. Nombre oficial en español. 37. Ley de Preservación de la Misiones de California. Traducción del autor. 38. Como aclaración ante una posible confusión: La norma de aprobación de la Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación 28296 fue publicada en el Diario Oficial El Peruano el 1 de junio de 2006 y el reglamento el día 2 de junio de 2006. La consulta a dichos documento se ha realizado en la publicación Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación 28296 y su Reglamento que realizó el INC en 2007.
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LA REHABILITACIÓN COMO OPORTUNIDAD DE EVOLUCIÓN DE LA FACHADA LIGERA(*). CASO DE ESTUDIO: EL COLEGIO DE ARQUITECTOS DE CATALUÑA(**) REHABILITATION AS AN OPPORTUNITY FOR THE EVOLUTION OF THE LIGHT WEIGHT FACADE. CASE STUDY: THE ARCHITECTS’ ASSOCIATION OF CATALONIA JOSÉ FÉLIX CARBONEL VILLANUEVA(**) Fecha de recepción: 19 de abril de 2017 Fecha de aprobación: 05 de agosto de 2017
RESUMEN La arquitectura moderna se caracteriza por su flexibilidad y fácil adaptación a las transformaciones. Las fachadas ligeras son muestra de ello, gracias a las mutaciones ventajosas que han aparecido en la envolvente en los últimos años. En este trabajo se intenta demostrar que a través de la rehabilitación de una fachada moderna es posible encontrar vías que señalen el camino de la evolución. En 2014, 12 propuestas de despachos españoles resultaron finalistas del concurso de la rehabilitación de la fachada del Colegio de Arquitectos de Cataluña (COAC), edificio que se encuentra dentro del Registro DOCOMOMO ibérico, el cual agrupa a los edificios más significativos del movimiento moderno de España y Portugal. Esta investigación confrontará las propuestas mediante el análisis de las mejoras, agrupadas en cuatro aspectos arquitectónicos: tecnológicos, económicos, socio-ambientales y formales. Estas mejoras se abordan a través de estrategias que, por su recurrencia, finalmente señalarán los vectores de evolución para este caso.
PALABRAS CLAVE Vectores de evolución, rehabilitación fachada moderna, Barcelona
ABSTRACT Modern architecture is characterized by its flexibility and easy adaptation to changes. Light weight facades, thanks to the advantageous mutations that have appeared over the past years regarding building wraps, are an example of this. This essay will attempt to demonstrate that in the exercise of rehabilitating a modern facade it is possible to find ways that show the path of evolution. In 2014, 12 proposals made by architecture offices, mainly Catalan, were finalists of the contest for the rehabilitation facade of the Architects’ Association of Catalonia (COAC), a building that is located within the Iberian DOCOMOMO Registry, which groups the most significant buildings of the Modern Movement of Spain and Portugal. This investigation will confront the proposals through the analysis of their improvements, grouped into four architectural aspects: technology, economics, socio-environmental concerns and formal concerns. These improvements are addressed through strategies, which by virtue of their recurrence will finally indicate the vectors of evolution for this case.
KEYWORDS Development vector, rehabilitation modern facade, Barcelona
(*) Fachada ligera es una denominación genérica de las envolventes, dentro de cuya clasificación está el muro cortina, tipología que corresponde al edificio analizado. (**) El artículo es una síntesis de la tesina de investigación desarrollada para optar por el grado de maestro en Ciencias con mención en Tecnología en la Arquitectura, por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, de la Universidad Politécnica de Cataluña. (***) Graduado de Arquitectura por la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI). Maestría en Tecnología de la Arquitectura por la Universidad Politécnica de Cataluña. Profesor invitado en el Área de Diseño Arquitectónico y en la maestría de Regeneración Urbana de la UNI. Asesor voluntario en temas relacionados a la Innovación en construcción de la Fundación OLI Perú. Consultor externo del Ministerio de Educación. Socio fundador e investigador en la Agrupación Multidisciplinar para el Desarrollo Sostenible. Contacto: arq.carbonel@gmail.com
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Rehabilitación y evolución Hablar de intervenciones en edificaciones existentes supone el uso de un léxico variado, el cual tiene muchas posibilidades de interpretación cuando se utiliza para actividades como la rehabilitación, reforma, restauración, remodelación, renovación, acondicionamiento, mantenimiento, refacción, actualización, entre otras. Esta situación es más evidente cuando se habla solo de la fachada; aunque está claro que todas estas variantes de intervención apuestan por la recuperación, como un mismo objetivo, los resultados muestran marcadas diferencias. Giebeler et al. (2008) clasifican la mayoría de estos conceptos de acuerdo a dos aspectos: la magnitud del impacto de la intervención y la motivación que lleva a modificar las condiciones actuales. Para los autores, las motivaciones pueden ser normativas, estéticas, técnicas o económicas, mientras que para la Fundación Laboral de la Construcción Española, esta clasificación debe hacerse dependiendo del futuro uso del edificio. La rehabilitación destaca por encima de las demás prácticas de intervención, ya que tiene como motivación principal conseguir un espacio habitable, para lo cual se debe acoplar a los requerimientos contemporáneos de uso, que generalmente son los mismos que aquellos que tuvo el edificio original. A diferencia del caso de la restauración, la preocupación por la originalidad no es el objetivo principal de este tipo de intervención y, a diferencia de la reforma, la rehabilitación no produce cambios estructurales de gran magnitud. De esta manera, se puede concluir que la rehabilitación destaca sobre las otras formas de intervención por ser una transformación gradual que puede ejecutarse más de una vez y mostrar, en cada una de dichas ejecuciones, un aporte constructivo distinto y con mejores prestaciones (ver Figura 1). Según la definición más aceptada, evolución es la transformación gradual que altera las condiciones existentes para llegar a un nuevo estadio. Es un fenómeno esencialmente biológico, cuyo concepto es adaptado a modo de metáfora para referirse a los cambios sociales y, hoy más que nunca, tecnológicos, donde la selección de las mutaciones ventajosas se realiza en periodos más cortos de tiempo que en la naturaleza. Estas mutaciones son las mejoras en la producción, en los productos industriales y en la calidad.
Figura 1. Esquema conceptual de los límites de la rehabilitación. Elaboración propia, 2016.
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Figura 2. Esquema conceptual de la evolución de la tecnología en la construcción. Elaboración propia, 2016.
¿Quién o quiénes intervienen en la aparición de una mejora en los productos industriales? ¿Cuáles son los vectores de evolución que existen actualmente? ¿Qué estrategias se manejan? ¿Después de cuánto tiempo se establecen estos cambios como mejoras universalmente aceptadas? Una respuesta tentativa está en la innovación tecnológica, es decir, en el factor que marca la evolución de los sistemas constructivos. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), luego de un primer estudio sobre esta cuestión realizado en 1971, la define como “la primera aplicación de la ciencia y la tecnología en una nueva dirección, seguida de un éxito comercial” (1971, p. 11). Esta definición de innovación se concentra en los productos y los procedimientos de producción que, simultáneamente, incorporan un cierto grado de novedad y reciben una sanción positiva del mercado. Sin embargo, como consecuencia de dicha base conceptual en las economías capitalistas, ciertos tipos de I+D que suponen un valor social o ambiental muy importante simplemente no son emprendidos; esto crea una deficiencia en el mercado, de la cual, en muchos casos, el gobierno se ha hecho cargo. La innovación en la arquitectura es principalmente de este tipo. A pesar de que todas las industrias deberían buscar un desarrollo sostenible basado en aspectos sociales, ambientales y económicos, la arquitectura es el único artefacto en el que se habita y, por lo tanto, debe engrandecer al ser humano en vez de servirlo. Según el economista Hausmann (2015), los agentes que intervienen de forma directa en la evolución tecnológica y desarrollo económico son tres: la industria, los códigos 77
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y el know-how. Dentro de la industria se incluye a los fabricantes de productos, los industriales, instaladores, etc.; los códigos son dictados por organismos nacionales, instituciones certificadoras internacionales, etc.; y el know-how está constituido por todo el conocimiento incubado durante años en los despachos de arquitectura, las universidades, los institutos de investigación multidisciplinares, los eventos especializados y los concursos, donde se mide el conocimiento más innovador. De estos tres agentes, el know-how es el más activo e influyente en la evolución (ver Figura 2). Una herramienta seguirá siendo marginal o poco empleada mientras no exista la máquina social o el canal capaz de incluirla; es decir, el usuario y el contexto, los cuales, aunque aparecen como agentes indirectos en el proceso de evolución de todo desarrollo tecnológico, son el fin último. Este preámbulo permite entender cómo y por qué la rehabilitación es el escenario perfecto para presenciar una mejora en tiempo real en un mismo edificio, y cómo un concurso de arquitectura puede tener otros fines además de seleccionar al ganador. En este sentido, Rafael Moneo, durante la presentación del Concurso de Rehabilitación de la Fachada del Colegio de Arquitectos de Cataluña (COAC) en enero de 2014, refiere que este evento es relevante porque busca resolver preguntas irresueltas que surgen al momento de intervenir un monumento moderno que demanda mejoras energéticas.
Vectores de evolución de la fachada ligera En el ámbito de la construcción se identifican como vectores aquellas propuestas que destacan por marcar nuevas tendencias y aquellas que generalmente son producidas por el agente más influyente de la evolución, al que hemos denominado know-how. Si esta nueva tendencia es aceptada por los otros agentes directos e indirectos, se convierte en un vector de evolución con muchas probabilidades de direccionar el modo en que se construirá en los siguientes años. La fachada ligera es el resultado de un vector de evolución que apareció principalmente en Liverpool a mediados del siglo XIX, pero no es hasta inicios del siglo XX cuando el curtain wall se consolidó como insignia del nuevo pensamiento moderno al liberar la fachada de la estructura. Desde entonces, en respuesta a diferentes necesidades de adaptación de la fachada ligera, se han originado nuevos sistemas, como fachadas tensionadas, dinámicas, de doble piel, etc. (ver Figura 3). La calificación de “ligera” a la fachada se debe al reducido peso de un muro cortina, el cual fluctuaba entre los 50 y 75 kg/m2, y a su espesor de aproximadamente 12 cm. Sin embargo, en la ejecución de los últimos años estas características han mutado, y han buscado otras prestaciones más allá de la ligereza. La norma europea EN 13830, que hace referencia a la fachada ligera, no detalla restricciones; solo la define como una retícula de elementos constructivos verticales y horizontales, conectados conjuntamente, y anclados en la estructura del edificio, la cual es rellenada con paneles ligeros de cerramiento hasta formar una superficie continua y ligera. Aunque cumple con todas las funciones de una envolvente protectora, no participa de la estructura principal del edificio. Xavier Ferrés (2013), luego de colaborar en los proyectos de arquitectos como Jean Nouvel, Herzog & de Meuron, Toyo Ito, Richard Rogers y David Chipperfield, y en la ejecución de las envolventes ligeras para edificios construidos en su mayoría en España, destaca que las innovaciones significativas en la fachada ligera a nivel de sistema son escasas, pero abundan las mejoras de los materiales y componentes. El ritmo de las innovaciones en la evolución tecnológica de la construcción ha sido descrito previamente, un área donde la industria y los códigos tardan en alinearse a las innovaciones disruptivas. Actualmente, uno de los vectores de evolución más mencionado por diversos autores es la eficiencia energética durante el proceso, el uso y el ciclo de vida posterior a este. 78
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Al respecto, Cuchí (2014), refiriéndose a las innovaciones sociales y ambientales, señala categóricamente que no deben basarse en externalizar costos, lo que las aparta del balance del presupuesto nacional. Más bien, propone un modelo de innovación inverso, especializado en incrementar la eficiencia de los recursos y en redefinir no solo los procesos de producción, sino también aquello que satisface las necesidades para reducir la demanda de recursos necesarios para colmarlas.
Figura 3. Evolución de la fachada ligera. Diagrama elaborado a partir de Façade (p. 758), por A. Zaera-Polo & R. Koolhaas, 2015, Venecia, Italia: Marsilio.
Los fabricantes de fachadas Hindrichs & Heusler (2010) manifiestan que en los últimos años las fachadas producidas en Europa han presentado las siguientes tendencias: están hechas de materiales que no son dañinos para el ser humano ni para el medio ambiente, tienen bajos niveles de consumo de energía y una mínima emisión de CO2, son fácilmente adaptables a cambios y requerimientos de uso, tienen un largo periodo de garantía y requieren poco mantenimiento. Algunos de estos vectores son repetidos por Knaack (2014), para quien la ligereza aún es un vector de evolución reflejado en las fachadas tipo membrana. Además, menciona que el uso de materiales composite, plásticos reforzados con fibra de vidrio y nanomateriales, es el camino para resolver las necesidades de ahorro energético. Con respecto al impacto ambiental, propone los materiales biodegradables como la solución y, finalmente, considera también como vectores el aprovechamiento de energías renovables por medio de la fachada, la deconstrucción planificada y los sistemas de fabricación más eficientes gracias a métodos digitales. La eficiencia, adaptabilidad y bajo impacto ambiental son constantes también revisadas por Ferrés (2011) y Pardal (2009), a las cuales se ha de añadir versatilidad, tecnificación del funcionamiento moderado, estandarización, máxima prefabricación posible, retraso de la obsolescencia y búsqueda de nuevos usos de las fachadas, como apoyo e intercambio de información. Tras identificar todos estos vectores de evolución contemporáneos, las coincidencias son notorias, y concentran a los industriales, diseñadores e investigadores en cuatro aspectos principales: energéticos, ambientales, económicos y sociales. Por estas mismas razones, se prefiere la rehabilitación en lugar de la reforma al momento de ejecutar una intervención; por lo tanto, la rehabilitación es una consecuencia de los vec79
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tores globales mencionados. No es en vano la actividad actualmente más difundida por organismos gubernamentales e internacionales en EE. UU. y Europa. Todo ello fomenta estrategias similares para intervenir la envolvente de los edificios que Ebbert (2010) clasifica en tres grandes tipologías: sustitución, modificación, y adición interior y exterior. Las tipologías de intervención en fachadas ligeras varían en función de la conservación de las preexistencias por el valor histórico del edificio, donde la intervención puede cubrir desde el interior hasta el reemplazo total de los paneles. Sin embargo, esta clasificación deja en evidencia un vector específico: la conservación de la retícula original. La modulación es el punto de partida indiscutible de toda intervención, y esto se explica si se considera que la fachada ligera fue concebida para recibir actualizaciones constantes, pero no la modulación de carácter más permanente por sus características antropométricas, una preocupación constante del periodo moderno.
Prospectiva de la rehabilitación de la fachada ligera En la arquitectura moderna, la envolvente se diferenció de la empleada en la tradicional debido a sus dos vectores de evolución: la ligereza y la industrialización. A costa de ello se perdió el confort térmico que en la arquitectura tradicional se alcanzaba de modo pasivo gracias a la inercia de su pesada y voluminosa envolvente. La fachada ligera en sus inicios fue adoptada de modo casi exclusivo por edificios de oficinas, ya que implicaba sobrecostos en climatización mecánica factibles de asumir para este sector. A ello se sumaba la escasa preocupación y conocimiento del impacto en el medioambiente y en la salud de los usuarios. El muro cortina de una sola piel, esbelto y con carpintería estándar, ya era deficiente a mediados del siglo pasado. Las deficiencias se hicieron más notorias cuando los edificios cambiaron de uso, el sistema constructivo llegó a otras latitudes, empezó la crisis energética y se detectó que la industria de la construcción es uno de los principales responsables del calentamiento global. Las debilidades más evidentes de la fachada ligera salieron entonces a la luz: el sobrecalentamiento, la eliminación de un espacio intermedio semi-abierto en las fachadas típicas de la arquitectura tradicional, los puentes térmicos, las infiltraciones de agua, las cubiertas planas, la ventilación deficiente, etc. Todas estas debilidades, que en conjunto demandan una rehabilitación, se clasifican según Ebbert (2010) en factores inmanentes, legales y económicos. Dentro del grupo de los factores inmanentes existen motivos generales, de nivel macro, como los urbanos, así como aquellos de nivel micro, como las instalaciones. En este grupo también se encuentran razones que tienen que ver con el confort y la salubridad tanto física como mental, que demuestran que el modo en el que se construía hace 50 años es hoy en día impensable. En el siguiente grupo, los factores legales, están todas aquellas características que pueden atentar contra la integridad de sus ocupantes, como las normativas que regulan los materiales inflamables, las vías de escape en caso de incendio, componentes cuya instalación representan una amenaza para el correcto funcionamiento. Finalmente, en el tercer grupo están las razones económicas, que se enfocan en reducir el consumo energético u optimizar el mantenimiento. En el caso particular de la obsolescencia de los edificios de Barcelona durante el siglo XX, hay cinco grupos de factores que demandan una rehabilitación, según Garrido (2015): físicos, técnicos, funcionales, económicos y externos. Ante la interrogante de cuánto duran los edificios hasta requerir su primera intervención, en Barcelona la respuesta es que la media es de 30 a 40 años, pero la intervención es evolutiva. Ante estas deficiencias surgen a finales del siglo pasado los primeros intentos por rehabilitar las fachadas ligeras en toda Europa y Estados Unidos; sin embargo, estas primeras intervenciones no han sido muy acertadas. Por ejemplo, para mejorar el confort se optó por la incorporación de una completa red de aire acondicionado a un edificio que no había 80
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sido diseñado para tal propósito o, en otro caso, se sustituyeron los acristalamientos originales por otros de mejores prestaciones, lo cual presentó problemas, ya que estos cristales templados con protección UV y cámaras de aire poseen un mayor espesor y peso. Para resolverlo, se debió cambiar la carpintería por completo y reforzar todo el sistema. Estos desaciertos son entendibles, ya que la rehabilitación de fachadas ligeras es una actividad en proceso de especialización. Por ello, en algunos casos, el costo de la intervención puede llegar a ser mucho mayor que el de una fachada nueva, y se corre el riesgo de que una mala elección produzca daños irreparables si se trata de un edificio patrimonial. Las escalas de intervención varían dependiendo también de aspectos políticos, ya que en ciudades donde hay códigos más estrictos de protección del patrimonio moderno se pueden lograr resultados diferentes. Por ejemplo, el edificio ubicado en 860–880 Lake Shore Drive, Chicago, diseñado por Mies Van der Rohe, construido en 1951 y rehabilitado en 2009, es uno de los pocos edificios modernos intervenidos bajo el concepto de originalidad, hecho que lo aproxima más a una restauración que a una rehabilitación. La rehabilitación de la arquitectura tradicional ha mostrado que es imprescindible respetar las características inherentes al edificio, como la tecnología constructiva, el uso de los materiales y la estructura al momento de intervenir; estas consideraciones generan líneas directrices que van más allá de la estética, como señala Araujo (2010). En efecto, la buena praxis de la rehabilitación contemporánea debe seguir ese camino con la finalidad de no desaparecer los vestigios de una maduración de la tecnología de las fachadas ligeras durante el siglo XX. Un ejemplo de ello es el edificio de oficinas en la calle Génova, en Madrid, cuya forma original, producto de un estudio de asoleamiento, fue respetada y mejorada durante su rehabilitación, a cargo de Xavier Ferrés en 2004, en la cual se varió la esbeltez pero se conservó la ligereza, lo que evitó sobrecargas por instalaciones. Está claro que los estándares alcanzados por una fachada rehabilitada no son comparables a los de un edificio nuevo; por ello, los códigos y normas deben adaptarse a este hecho. Aun cuando se reemplaza la fachada por completo, los niveles de eficiencia energética pueden no ser los esperados, como en el caso de la torre Mannesmann-Vodafone en Düsseldorf, Alemania, construida en 1958 y rehabilitada en el año 2001, en la cual se reemplazaron todos los paneles, conservando la modulación original, y aun así no se obtuvieron niveles de eficiencia energética equivalentes a los de un edificio nuevo. Gracias a este ensayo se sabe que para el caso de los acristalamientos con orientaciones desfavorables sin protecciones solares no basta cambiar de vidrio; es necesario usar sistemas de sombra fijos o móviles que se integren adecuadamente a los elementos preexistentes. El principal problema frente a la rehabilitación energética no es únicamente el aislamiento térmico. Además, la fachada no es la única fuente de ganancia térmica, ya que personas y equipos pueden generar calor en climas mediterráneos hasta el punto de que se requiera refrigeración invernal. Por otro lado, la ventilación natural requiere en general de intervenciones de mayor escala y mayores necesidades tecnológicas, por ejemplo, el uso de dobles fachadas. El consumo de energía es necesario, por lo que el desarrollo de sistemas de instalaciones más eficientes y compatibles con los sistemas pasivos, así como su integración en el diseño, es fundamental. Las cubiertas planas fueron el siguiente desafío; al no poseer cámaras de ventilación y contar con escaso aislamiento, se determinó que la mejor alternativa era aislar los espacios por el exterior. La arquitectura moderna nació de unos sistemas constructivos modulares y prefabricados, que, sin embargo, implican un tiempo de vida útil más reducido que los de los sistemas de la antigua arquitectura. Por ello, estos edificios requieren un mantenimiento periódico, así como la sustitución paulatina y planificada de sus componentes. Cada edificio es un laboratorio experimental para las futuras intervenciones. 81
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Figura 4. Proceso de creación de la fachada ligera. Elaborado sobre la base de Façanes lleugeres, el procés cap al límit (tesina final de maestría), por X. Ferrés, 2011, Universitat Politècnica de Catalunya Barcelona, España.
Clasificación de las mejoras estudiadas La pirámide de Maslow, publicada a mediados del siglo pasado, jerarquizó las necesidades del ser humano al colocar a las fisiológicas y de seguridad como las bases para el crecimiento. Esta pirámide es una señal de cuáles eran los vectores de evolución de esa época. Sin lugar a dudas, gracias a ello ahora son necesidades muy bien formalizadas en los códigos técnicos de construcción. Existen, sin embargo, muchas otras necesidades a las que la arquitectura debe responder, posteriores a la publicación de Maslow. Las mejoras analizadas conciernen a las prestaciones de la fachada ligera, no a su fabricación, a los materiales, al sistema constructivo, al concepto de fachada ni, mucho menos, al concepto de rehabilitación, por solo mencionar algunos de los términos más usados en la actualidad. Según Ferrés (2016), estas prestaciones pueden clasificarse en económicas, técnicas, formales y de confort, lo que además idea un sistema en el cual prevé cuál es el mejor momento durante el proceso de diseño para que sean aplicadas (ver Figura 4). Las prestaciones califican básicamente cuatro aspectos, que ya Zamora (2006) describe de modo muy preciso: confort, seguridad, uso y cuidado por el medioambiente. A esto habría que añadir aquellos aspectos subjetivos propios de cada contexto social y de la sensibilidad de los usuarios. 82
La rehabilitación como oportunidad de evolución de la fachada ligera. Caso de estudio: el Colegio de Arquitectos de Cataluña José Félix Carbonel Villanueva
Es fundamental señalar que bajo esta óptica las mejoras no son necesariamente requisitos formales, ya que pueden referirse a parámetros subjetivos como la usabilidad, funcionalidad o fiabilidad, o a tendencias como la comunicación visual o la captación energética. Luego de revisar los vectores de evolución de la fachada ligera desde varios autores y los motivos de su rehabilitación, es posible agrupar las mejoras en cuatro grupos de análisis. En el grupo tecnológico-científico se encuentran las mejoras relacionadas a las necesidades fisiológicas, la seguridad y la resistencia, es decir, todas aquellas prestaciones como las acústicas, térmicas, visuales, resistencias mecánicas, seguridad ante el fuego, seguridad ante a la abrasión, protección de los usuarios, y todo aquello que tiene que ver con las técnicas de construcción y la influencia de las condiciones atmosféricas y físicas del exterior. El grupo de mejoras económicas abarca todas aquellas relacionadas a la eficiencia, la disminución de costos, la mejora del uso, el aumento de la durabilidad, y el tiempo de vida eficiente de los materiales y sistemas. Al seleccionar un material se debe tomar en cuenta tanto el proceso de manufactura como como el de explotación, el mantenimiento en general y el grado de desarrollo tecnológico. La principal característica de las mejoras formales se fundamenta en la estética y la percepción visual. En cuanto a fachadas ligeras, incluye todo aquello que tiene que ver con la transparencia; la reflexión y refracción de la luz; el control, color y forma de la sombra; la visibilidad de afuera hacia adentro y viceversa; y, en general, todo aquello que está vinculado a las formas y las proporciones. Ya que las fachadas ligeras se caracterizan por ser esbeltas, estas mejoras son las más sutiles de todas. Por último, las mejoras sociales y ambientales están conectadas con la identidad del usuario y del ciudadano, y con el impacto ambiental que puede producir más allá de su radio de influencia. Son mejoras relacionadas a la historia, a la apropiación colectiva de un ícono urbano, que también influyen en la conciencia y los pensamientos sociales como el cuidado del medio ambiente, la protección de los recursos naturales, etc.
El edificio del Colegio de Arquitectos de Cataluña y su rehabilitación Un punto de partida para confrontar la evolución y la rehabilitación es el análisis de un caso que, además, cuente con una condicionante histórica, lo que evita especular con respecto a la forma solo por la forma. La rehabilitación de la fachada del COAC, edificio que mantiene su uso original de oficinas, es un caso que cuenta con estas características. En octubre de 1956 se abrió la convocatoria al concurso de anteproyectos para el nuevo edificio del COAC, ubicado frente a la Plaza Nova, espacio de vital importancia dentro del barrio gótico y del ambiente monumental más importante de la ciudad, a pocos metros de la catedral (ver Figura 5). A este primer concurso se presentaron 22 propuestas; sin embargo, el jurado decidió anular el concurso y lanzar una nueva convocatoria, ya que las propuestas presentadas mostraban planteamientos tan diversos en su interpretación de la normativa urbana que la comisión organizadora tuvo que definir nuevos objetivos en enero de 1958, a saber: a) El volumen total edificado sobre las rasantes de las calles no podrá exceder los 15,000 metros cúbicos, cuyo volumen resulta de la aplicación a este solar de las Ordenanzas municipales, e incluye cuerpos salientes, terrazas, áticos y sobreáticos. b) El edificio proyectado, cualquiera que fuere la ordenación en volumen, deberá quedar inscrito, en todas sus partes y como envolvente máxima, dentro de un gálibo formado por un prisma de cuatro metros de altura y planta la del solar, más un saliente de 0.20 metros de alineaciones oficiales, otro prisma superpuesto al anterior, de altura 26.50 metros y planta la del solar, más un saliente de un metro de alineaciones oficiales.
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c) El proyecto deberá resolver satisfactoriamente la ocultación de las medianeras vecinas o su dignificación d) Sin perjuicio de la libertad estilística de composición, el edificio deberá armonizar con el conjunto monumental en que se halla ubicado, principalmente en cuanto a composición de volúmenes. (Solá-Morales, 1958, p. 5)
Esto produjo cuatro retos: la integración al entorno urbano, la organización funcional del edificio, la correcta composición en planta en concordancia con su construcción y, finalmente, la solución plástica a las fachadas. El jurado estuvo compuesto de figuras muy resaltantes, como Manuel de Solà-Morales, Antoni Bonet Castellana, Alfred Roth, Adolf Florensa, José María Ros Vila, Antoni Perpinyà y Jordi Vilardaga, en calidad de secretario, con la presencia internacional de Gio Ponti y J. H. Van den Broek. Participaron 25 equipos en la convocatoria definitiva y en mayo de 1958 se publicaron los resultados, donde se nombraba como ganador a Xavier Busquets y se otorgaba el segundo lugar al equipo conformado por Oriol Bohigas, Guillermo Giráldez, Pedro López, Josep Maria Martorell y Xavier Subias. El nuevo edificio se inauguró en abril de 1962, pero nueve años después se encargó su primera rehabilitación, la cual consistía en intervenir la fachada ligera para mejorar las prestaciones técnicas no resueltas previamente. Esto se debió a que a mediados de los años 60 Barcelona se encontraba en un auge económico, con diversificación industrial y mejoramiento de las tecnologías creadas en el lugar e importadas. Se fabricaban nuevas soluciones constructivas y mejores materiales con prestaciones más idóneas para esta tipología de fachada. La nueva fachada de 1971 propuso recubrir los antepechos de vidrio con plafones de fibrocemento, con el objeto de mejorar la transmitancia térmica del panel opaco y, con ello, reducir el consumo energético. También se colocaron lamas horizontales al interior de la fachada ligera para evitar los excesos de radiación durante el verano (Ver Figura 8). El 14 de enero de 2014, más de 50 años después de la construcción del COAC, se convocó un nuevo concurso para la rehabilitación de la fachada con los siguientes objetivos (ver Figuras 6 y 7): a) Reinterpretar la visualidad y materialidad de la fachada del proyecto original del arquitecto Xavier Busquets i Sindreu del 1962. El edificio se encuentra dentro del Conjunto Especial del Sector de las Murallas Romanas, con grado de protección C, inscrito en el Registro DOCOMOMO ibérico, que agrupa a los edificios del movimiento más significativo de España y Portugal, como claro exponente de la arquitectura moderna internacional, ya que, además de representar una tecnología de la época, está compuesto volumétricamente por un friso diseñado por el artista Pablo Picasso. b) Mejorar las prestaciones atendiendo los criterios actuales especialmente en los ámbitos de eficiencia ambiental y energética, control asoleamiento, control acústico y facilidad de mantenimiento. (Colegio de Arquitectos de Cataluña [COAC], 2014). El concurso se organizó en dos etapas. Durante la primera se eligieron cuatro finalistas para cada una de las tres categorías propuestas, las cuales se diferenciaban con respecto a la trayectoria y experiencia de sus representantes. De entre de los 12 finalistas de esta primera parte, en la segunda etapa se eligió al ganador. El principal reto fue la rehabilitación de un elemento con valor cultural, medioambiental y de ahorro energético. Otro reto fue satisfacer los requerimientos de un edificio para el siglo XXI a nivel funcional, medioambiental y de ahorro energético. Finalmente, se debió mantener el compromiso de ejemplaridad que tiene el Colegio de Arquitectos en cuanto a sus actuaciones. Este concurso fomentó el debate y la mejora continua en un ámbito, el de la rehabilitación, que es y será el ámbito protagonista de las intervenciones a realizar en el parque edificado existente. 84
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En la primera fase participaron 98 equipos, principalmente de Cataluña. Se presentaron 13 equipos en la categoría profesional de amplia experiencia directa, 27 en la de experiencia intermedia o indirecta, y 58 de los nuevos despachos o profesionales. El resultado de la segunda fase fue dado a conocer en febrero de 2014. El jurado estaba compuesto por Lluís Comerón, decano del COAC, y los vocales Rafael Moneo Vallés, Carme Pigem Barceló, Elisabeth Capdeferro Pla, Albert Cuchí Burgos, Carlos Ferrater Lambarri, Ana Tostoes (presidenta de DOCOMOMO Internacional), Fernando Marzá, Manuel Ruisánchez y Enric Mir. El primer lugar lo obtuvo el equipo compuesto por la sociedad Fuses-Viader Arquitectos SLP, y los arquitectos Jorge Perea y Jordi Mansilla. En octubre del mismo año se eligió por concurso al despacho encargado del Project Management. Finalmente, en noviembre de 2016, se inició la construcción, luego de un largo periodo de espera que se debió a la fabricación del prototipo y los ensayos respectivos. El edificio, antes de iniciar la rehabilitación, presentaba las siguientes características y deficiencias (ver Figura 9): a) El sistema compositivo de la fachada es de ritmo vertical y pausa estructural continua, y la materialidad de la fachada ligera es un contraste entre sistemas prefabricados y acabados artesanales. Existen dos tipos de ventanas, deslizantes y basculantes con doble acristalamiento, con marco de latón cadmiado. El antepecho está constituido exteriormente de vidrio impreso de color verdoso y hacia el interior se dispusieron paneles de Tablex agujereados, pintados de color morado, para que al componerse con el cristal verde diera como resultado color gris. Finamente, para el aislamiento se utilizó Porexpan de 1.5 cm, sujeto a los listones de madera colocados en la cara interior de la fachada. b) Los materiales predominantes son acero y madera; la ventilación es mixta, natural y mecánica; el aislamiento y estanqueidad son insuficientes, por lo que sufre de sobrecalentamiento de la fachada sur, la principal. El uso de las persianas es incompatible con la apertura de las ventanas.
Figura 5. Volumetría del entorno y del edificio del COAC. Elaboración propia, 2017.
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Tabla 1. Mejoras y estrategias en las 12 propuestas finalistas para la fachada del Coac. Identificación de las estrategias recurrentes, agrupadas según tipología de mejora.
MEJORAS
I. TECNOLÓGICAS Confort térmico y acústico
Control de asolamiento
Cámara gestionada
Filtro regulable en cámara
ESTRATEGIAS
MEJORAS
ESTRATEGIAS
Ventilación Gestión de la permeabilidad
Cámara estancia al exterior
II. ECONÓMICAS Eficiencia energética activa Aporte en autosuficiencia
Ahorro de consumo
Automatización
Gas y electricidad kWh/ año
Mantenimiento del exterior y adaptibilidad Adaptable
Limpieza desde de galería
Desde el interior
III. AMBIENTALES Y SOCIALES MEJORAS ESTRATEGIAS
Eficiencia ambiental Reutilización de materiales
Materiales de bajo impacto en paneles opaco
Intervención normalmente reversible
IV. FORMALES
MEJORAS
ESTRATEGIAS
Valor histórico
Reinterpretación formal y material Composición y aspecto original exterior
Composición y aspecto original interior
Esbeltez Menor a 250 mm
251 - 749 mm
Mayor a 750 mm
Elaboración propia, 2016.
c) Existe un desajuste entre temperatura radiante y ambiental, y descompensación térmica entre zonas, lo cual provoca una demanda energética excesiva a causa del sobrecalentamiento y a la infiltración de aire. (COAC, 2014) La comisión encargada del concurso determinó seis exigencias, las cuales se han repartido en los cuatro grupos de mejoras previamente propuestos (Tabla 1). Cabe resaltar que una de las mejoras es la nomenclatura usada para los aspectos generales que varían poco en el tiempo; estos nacen de las carencias o necesidades. Sin embargo, las estrategias son específicas y aparecen en la etapa de propuesta, lo cual significa que pueden ser infinitas. La motivación para elegir una estrategia u otra está relacionada con la tipología de intervención, y con el tipo de mejora o mejoras que se desean abordar (Figuras 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11 y 12).
Análisis de las 12 propuestas Existen tres tipos de propuestas clasificadas de antemano por las bases del concurso, pero no serán tomadas en cuenta sino hasta el final. El análisis de las 12 propuestas se inició en las estrategias empleadas en cada una de las cuatro tipologías de mejoras propuestas. Estas estrategias pueden ser medidas de modo cuantitativo, de modo descriptivo y de modo disyuntivo, como se puede ver en la Tabla 1. Mediante esta primera comparación se han determinado una serie de tendencias. En primer lugar, al analizar la totalidad de las propuestas, se detectaron tres sistemas 86
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constructivos de los ocho más usados en la actualidad. Estos son el sistema de montantes y travesaños, unitized-modular y, finalmente, el de colocación de doble piel, el cual es un sistema mixto de los dos anteriores y el más usado en las propuestas.
Figura 6. Isometría, sección y planta de un módulo de la fachada original del COAC. Elaboración propia, 2017.
En cuanto a las mejoras tecnológicas, el uso de una cámara gestionada como estrategia de control de las necesidades fisiológicas como el confort higrotérmico y acústico fue la opción del 75% de las propuestas presentadas. Esto no deja lugar a duda de que la cámara gestionada en sus distintas concepciones ofrece mejores posibilidades que la piel una sola capa o los vidrios de cámaras múltiples, los cuales no permiten la interacción con los usuarios. Otra tendencia fue la permeabilidad de la cámara gestionada, ya que casi el 60% de las propuestas optaron por dejar que las cámaras puedan ser manipuladas desde el interior o que no sean herméticas del todo. En cuanto a las mejoras económicas, no se han percibido tendencias; por el contrario, se aprecia una ausencia importante en la automatización de las funciones, factor que en estudios similares de hace algunos años parecía ser una inversión segura. Más de la mitad de propuestas mostraron preocupación por la limpieza de las superficies nuevas que aparecen al crear la cámara ventilada, pero más que una tendencia se puede marcar como una consecuencia de lo descrito anteriormente. Más del 65% de las propuestas logran disminuir el consumo a menos de 100 kWh/m2, lo que es igual a la tercera parte de su consumo promedio al año antes de la rehabilitación y un ratio aceptable en edificaciones rehabilitadas para oficinas. 87
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Figura 7. Vista principal del COAC. Fotografía por J. Carbonel, 2016. Figura 8. Evolución de la fachada del COAC. Archivo personal E. Granell & A. Ramon, 2012. Figura 9. Vista lateral del COAC desde la Calle de los Capellans. Fotografía por J. Carbonel, 2016.
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En cuanto a las mejoras socioambientales, no se marcó ninguna tendencia, pero la mitad de equipos determinaron que la mayor reutilización posible de los materiales era factible y necesaria, por razones ambientales y por el significado histórico de la fachada. Una de las características de toda intervención en edificaciones con valor histórico es la reversibilidad y una tercera parte de las concursantes la elige como estrategia para salvaguardar el concepto del muro cortina, desde su materialidad hasta su funcionamiento. Finalmente, en cuanto a las mejoras formales, hubo más de 80% de recurrencia en las técnicas de conservación de la composición geométrica de los paneles, los llenos y vacío que conservan la retícula y modulación original, y los espesores de los perfiles de parantes y travesaños en relación al original. Una particularidad a resaltar en este edificio es el basamento, con un friso diseñado por Picasso; por ello, el muro cortina original es de coloración oscura, característica que conservan el 75% de las participantes. La mayoría de las propuestas sustituyeron los paneles porque lograr que estos sean eficientes en lugar de reemplazarlos demanda una acumulación extra de peso en la fachada; lo mismo ocurre con los parantes y travesaños. Para clasificar los conceptos de rehabilitación durante el análisis se ha considerado la clasificación hecha por Ebbert (2010): sustitución, modificación, y adición interior y exterior. La sustitución puede ser completa o conservar algunos elementos estructurales. La modificación considera la reparación y restauración de elementos, y añade la complejidad a la recuperación. Las intervenciones desde el exterior son las más propicias en edificios con actividad constante; es el caso contrario con respecto a las modificaciones desde el interior, aunque no requieren de la colocación de andamios. Además, se ha determinado cuatro conceptos de fachadas o subtipos para clasificarlas, los cuales dependen del funcionamiento e interrelación entre los huecos: cámara ventana, doble piel particionada o box window, doble piel continua no registrable, y
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Figura 10. Distribución de la temperatura interior en verano. Simulación de la radiación directa en el día más caluroso del año sobre la vista de planta del último piso del edificio. Elaboración propia a partir de los promedios mensuales de datos meteorológicos para la región de Barcelona en España, recuperados de https://www.temperatureweather.com/ mediterr/tiempo/es-tiempo-en-espana-barcelona.htm. Figura 11. Comportamiento térmico anual. Elaboración propia a partir de los promedios mensuales de temperatura en la ciudad de Barcelona, recuperados de https://www.temperatureweather.com/mediterr/tiempo/ es-tiempo-en-espana-barcelona.htm. Figura 12. Deficiencias de la fachada y exigencias del concurso. Elaboración propia, 2016.
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doble piel continua registrable. Se diferencian básicamente en la gestión de la cámara interior y en la independencia de funciones. Las particionadas son propicias cuando existen oficinas muy diferenciadas en el edificio, mientras que las dobles pieles continuas favorecen un mejor control de la eficiencia del sistema (ver Figura 13).
Figura 13. Isometrías de los conceptos de envolvente según su intervención y funcionamiento. Elaboración propia, 2017.
Respecto a las tendencias por mejoras de prestaciones, se verifica que aquellas que aparecen en el grupo de mejoras tecnológicas y económicas optan por el uso de los conceptos doble piel particionada y doble piel continua registrable. Sin embargo, en el grupo de las tendencias en las mejoras formales, es notoria la preferencia por el concepto de cámara ventana. En ningún caso el de doble piel continua simple resulta exitoso a nivel de preferencia y funcionalidad (ver Figuras 14, 15 y 16). Estos cuatro conceptos también se diferencian por las distintas profundidades de sus respectivas cámaras: el de mayor profundidad es el grupo de la segunda piel continua corredor, que supera al de doble piel particionada, en segundo lugar; en tercer lugar se encuentra la segunda piel continua simple; y, en último puesto, la cámara ventana, la más angosta en promedio. Al momento de contrastar estas profundidades con la eficiencia energética, los resultados muestran que el grupo de la segunda piel continua es el más eficiente energéticamente, con una profundidad de cámara de 35 cm en promedio. Pese a no ser la más popular entre las propuestas, este concepto de fachada o subtipo encontró una profundidad de cámara que si bien no es suficiente para ser transitable, sí tiene la capacidad de brindar mejores prestaciones (ver Figuras 17 y 18). Se observa que todas las propuestas plantean la intervención a través de una lógica de capas superpuesta en diferentes posiciones, que va depender de la respuesta a la disyuntiva de conservar o no los elementos originales. Esto la diferencia de discusiones sobre las fachadas estructurales, donde dicha decisión debe gestionarse al miligramo. Aunque las fachadas ligeras siguen vigentes en las nuevas construcciones, las fachadas rehabilitadas tienen un sello que destaca por cuatro razones: la disminución, de un metro menos en promedio, de la altura en relación a la de los pisos de su época; una menor cantidad de instalaciones que la de los edificios actuales; los sistemas de apertura de las 91
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Figura 14. Tipologías de intervención vs. mejoras en las 12 propuestas. Concentración de las mejoras según tipología. Elaboración propia, 2017.
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Figura 15. Gráfico de las tendencias en las estrategias. Elaboración propia, 2016.
Figura 16. Gráfico de las tendencias según los conceptos de fachada o envolvente. Elaboración propia, 2016.
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Figura 17. Gráfico del espesor resultante de las fachadas propuestas. Elaboración propia, 2016. Figura 18. Gráfico del ahorro energético en las fachadas propuestas. Elaboración propia, 2016.
ventanas, muy necesarios ya que funcionan con una climatización pasiva o mixta; las capas o pieles verticales; y, por último, el ancho final de la fachada, mayor al de una nueva. Esta imagen es importante porque pone en manifiesto los vectores globales antes mencionados; esta honestidad, reflejada en la transparencia constructiva de los cambios, es un valor presente en toda respuesta coherente con las mejoras estudiadas. Finalmente, el resultado sirve de prototipo para generaciones futuras de fachadas ligeras.
Conclusiones Existe una coincidencia entre los vectores de evolución de la fachada ligera, estudiados por diversos autores, y los aquellos que aparecen en la rehabilitación de la fachada ligera del COAC. Estas coincidencias demuestran, por un lado, que es posible mirar a la fachada ligera como una oportunidad de investigación e innovación, y que entre el aporte de las nuevas fachadas y los conocimientos rescatados de su rehabilitación se crea una simbiosis de perfeccionamiento y evolución. 94
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Según los ejemplos mostrados por los concursantes, es factible hablar de la rehabilitación de un edificio que representa el patrimonio moderno en un ambiente urbano monumental, y a la vez innovar en el concepto de la envolvente, de tal forma que la fachada se adapta a dos momentos de la historia, como ha sucedido con la fachada del COAC en el barrio gótico de Barcelona. Para ello, las propuestas han considerado un lenguaje y tratamiento específico para cada capa, lo que resulta en que la suma de todas proporcione valores de eficiencia energéticos acordes a nuestra época, prolongue la vida útil de un edificio y, al mismo tiempo, exhiba la técnica constructiva de mediados del siglo pasado. En cuanto a los vectores de evolución encontrados en el caso específico del COAC, se ve que la estrategia de doble piel o el uso de una cámara gestionada representan la intención de acudir a técnicas pasivas a la vez que se procura la sostenibilidad. Sin embargo, no parece haberse logrado compatibilizar con la adaptabilidad a futuras mejoras, ya que son soluciones muy tecnificadas o específicas. En la búsqueda de la rehabilitación que conserve las directrices formales de la fachada ligera se han forzado mejoras en el funcionamiento fisiológico que limitan la perfectibilidad. El peso promedio de las fachadas ligeras se ha duplicado en las propuestas, y ha cambiado de 60 kg en promedio a 130 kg por m2 en elevación, lo que aumenta el ancho y almacena aire, y deja de ser un elemento casi bidimensional para volverse uno menos denso pero más volumétrico. Se comprueba que el cambio más resaltante en la fachada ligera en comparación a la de hace 50 años es la calidad de los materiales, su prefabricación más eficiente, y, también, el orden lógico en el que deben ser colocados para alcanzar mejores ratios de confort y eficiencia. Sin embargo, a nivel de sistema no hay cambios sustanciales. Aunque en algún momento durante los 10 últimos años se pensó que la automatización y el dinamismo podrían producir mutaciones positivas en la fachada ligera, aún no se encuentran resultados significativos, y los métodos pasivos y mixtos son los preferidos por los concursantes en respuesta al mercado actual. Por otro lado, el concurso, que fue dividido en tres categorías dependiendo de la experiencia profesional, tuvo mayor acogida en los grupos de jóvenes y arquitectos de larga experiencia, detalle que debe ser mencionado para determinar cuál es el origen del know-how que ha participado y que demanda una atención de parte de las generaciones intermedias en el contexto español. Finalmente, está claro que la rehabilitación seguirá siendo una constante en las ciudades con altos coeficientes edificatorios que sobrepasen los 50 años de antigüedad en promedio, tanto la de fachadas ligeras como la de las que no lo son. Por ello, planificar la llegada de ese momento es un vector de evolución y un tema de discusión importante a considerar en los diseños contemporáneos, en la industria y, también, en los códigos de construcción.
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Vol. 4, N°8, julio - diciembre 2017, pp. 97-122 - Estudios ISSN 2312-7562 Universidad Nacional de Ingeniería, Lima
TRANSFORMACIÓN DE LAS FORTIFICACIONES EN EL NORTE DEL CAMINO REAL DE TIERRA ADENTRO EN MÉXICO: EL CASO DEL PRESIDIO DE EL PASAJE(*) TRANSFORMATION OF THE FORTIFICATIONS LOCATED NORTH OF THE CAMINO REAL DE TIERRA ADENTRO IN MEXICO: THE CASE OF EL PASAJE PRISON ROBERTO CARRILLO ACOSTA(**) E IRMA CASTILLO RUIZ(***) Fecha de recepción: 18 de abril de 2017 Fecha de aprobación: 14 de agosto de 2017
RESUMEN Las investigaciones sobre las fortificaciones en el norte de Nueva España son escasas. Además, aunque hay escritos aislados sobre algunas fortificaciones, no se han realizado estudios que de manera integral hagan un seguimiento de cada recinto fortificado. El Camino Real de Tierra Adentro, motivo de este escrito, alberga un inmenso testimonio de los diversos procesos históricos que en su tendido se forjaron. Dicho testimonio se traduce en una gama de bienes patrimoniales que fueron construidos individual y colectivamente a lo largo de tres siglos. Su transformación da cuenta del conocimiento heredado de técnicas o modelos constructivos, y de estrategias de ocupación, lo cual le imprime un sentido de permanencia en el tiempo.
PALABRAS CLAVE Fortificaciones, Camino Real de Tierra Adentro, presidio de El Pasaje
ABSTRACT Investigations about the fortifications of northern New Spain are scarce. Besides, even though there are isolated writings on some types of fortification, no studies have been carried out that comprehensively track each fortified enclosure. The Camino Real de Tierra Adentro, the reason for this article, has left us an immense testimony of various historical processes forged in it. This testimony translates into a range of patrimonial assets that were built individually and collectively over the course of three centuries. Its transformation gives an account of the inherited knowledge of techniques or constructive models, and of the occupation strategies, which impress on it a sense of permanence in time.
KEYWORDS Fortifications, Camino Real de Tierra Adentro, El Pasaje prison (*) El presente escrito forma parte de una investigación de Carrillo Acosta para la obtención del grado de doctor en Historia por la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), 2009-2012, asesorada por T. Hillerkuss Finn; de sus proyectos titulados Transformación del Paisaje en el Camino Real de Tierra Adentro: Fortificaciones y Patrimonio en el Septentrión, Siglos XVII y XVIII y Apropiación, Uso y Transformación de Caminos Militares en el Norte de la Nueva España, Durante los Siglos XVII Y XVIII, realizados en la UAZ; y del proyecto de Castillo Ruiz El Patrimonio Cultural en el Itinerario Cultural del Camino Real de Tierra Adentro en su Travesía por el Estado de Zacatecas: el Caso de la Noria de San Pantaleón, en Sombrerete. Investigación, Documentación y Gestión para su Preservación, del Programa para el Desarrollo Profesional Docente (PRODEP-UAZ), en el marco del grupo de investigación Historia e Interpretación del Patrimonio, donde ambos autores participan. (**)Licenciado, maestro y doctor en historia por la UAZ, fue responsable de la biblioteca especializada en Antropología e Historia “Camino Real de Tierra Adentro”, resguardada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia de Zacatecas durante el periodo 2001-2009. Es docente investigador de la licenciatura en Historia de la UAZ desde 2014 a la fecha. Ha realizado diversas publicaciones y conferencias en torno a dichos temas. Contacto: robertohistory@hotmail.com (***) Licenciada en Historia por la UAZ (2008). Maestra y doctora en Historia por el Colegio de Michoacán, A. C. (2010 y 2014, respectivamente). Las líneas de investigación que ha desarrollado giran en torno al arte y la religiosidad popular en Zacatecas durante los siglos XIX y XX; manifestaciones religiosas, santuarios y peregrinaciones en el centro y norte de México; gestión cultural; políticas públicas de la cultura y el patrimonio cultural en el estado de Zacatecas; y educación patrimonial. Contacto: faviola.cr@gmail.com
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Entre las principales preocupaciones de esta investigación se encuentra el proceso de ocupación de la Nueva Vizcaya por parte de los españoles, cuya conformación abarcaba, principalmente, Durango, Chihuahua, Sonora y Sinaloa. No obstante, fue muy cambiante, y en cierto tiempo incluyó las Californias e incluso Nuevo México, este último hasta que se instauró como un reino propio. La intención es abordar el asunto desde un enfoque innovador, que consiste en concentrar la atención en el espacio geográfico que demarcó el tendido del Camino Real de Tierra Adentro, área donde se establecieron cuatro presidios durante los siglos XVII y XVIII: El Pasaje1, El Gallo, Cerro Gordo y Conchos,2 los cuales se han identificado como presidios del Camino Real, pues estaban orientados a proteger a los pasajeros, en específico a los arrieros comerciantes. Además, estos presidios cumplían la función de pacificar el territorio para que reales de minas3, haciendas de campo o ganaderas, misiones y villas fueran apropiándose de la región y conformándose como poblaciones más o menos estables, ya que las permanentes incursiones y rebeliones de las naciones indígenas dificultaban una ocupación firme. Se supone que ante esta situación los soldados presidiales hacían incursiones para volver a pacificar el territorio conquistado; en realidad, estaban más dedicados a brindar protección en los caminos y la frontera del norte. Otra manera de brindar sentido de permanencia o de ocupación definitiva fue el disponer que los presidios, al mismo tiempo que se mantenían como puestos militares de avanzada y defensa, se fueran convirtiendo en poblaciones, a partir de los grupos de soldados de cada guarnición y sus familias. Ese fue el caso del presidio llamado El Pasaje, ubicado en el actual estado de Durango, al norte del país.
Camino Real de Tierra Adentro Después de la conquista de México, los exploradores españoles se dirigieron hacia el norte en busca de territorios para establecer su ocupación: minas, haciendas, misiones, presidios. Mediante sus desplazamientos fueron estableciendo caminos, senderos, brechas y hasta verdaderas rutas, que conformaron una red vial que atravesaba prácticamente todo el país –se observaba desde la ciudad de México hasta San Juan Pueblo, en Nuevo México–, y que muy pronto recibiría el nombre de Camino Real de Tierra Adentro4 (Crespo-Francés, 1998, p. 21) (ver Figura 1). El proceso de ocupación que iría consolidando los caminos, no solo se experimentó en el norte del continente americano, sino que también se observó en otros continentes. Los caminos adquirieron gran relevancia tanto en los procesos de ocupación como en el mantenimiento de una red de comunicación permanente que permitiría formar
1. Llamado también Nuestra Señora de la Purísima Concepción de El Pasaje. Para efectos prácticos, en el texto únicamente se le denominará El Pasaje.
Figura 1. Camino Real de Tierra Adentro. Elaborado sobre la base de Camino Real de Tierra Adentro (pp. 15, 57, 117 y 159), por E. Martínez, 2006, D. F., México: CONACULTA - INAH - Grupo Desea.
2. También en esa región se ubicaba el presidio de Santiago de Mapimí, aunque un poco al Este, rumbo a Saltillo, en el desierto conocido como Bolsón de Mapimí. Dicho presidio queda fuera del trazo del Camino Real, y no es mencionado o tomado en cuenta en las escoltas de pasajeros que se formaron ni en el cordón defensivo de presidios del Camino Real. 3. Los reales de minas eran espacios territoriales cuya principal actividad era la minería, es decir, la extracción de metales preciosos como oro, plata, estaño, entre otros. México se caracterizó por el gran auge en la explotación de plata; por ello, algunos caminos se llegaron a denominar caminos de la plata. Los españoles, además de buscar la conversión o evangelización de los indígenas, trazaron sus exploraciones en busca de estos minerales, fundando poblaciones mineras o simples emplazamientos mineros, llamadas haciendas de minas o reales de minas. 4. Camino real se refiere al camino del rey, término que se aplicaba a todas las vías de comunicación principales del reino, tanto en España como en las provincias del Nuevo Mundo, mientras que tierra adentro se refiere a aquel camino que después de la ciudad de México se enfilaba hacia el norte de la Nueva España hasta Nuevo México, ruta que contenía a su vez el Camino de la Plata, tramo de la misma ruta que llegaba desde México hasta Zacatecas. Además, tierra adentro también se refería al recorrido por la frontera.
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Figura 2. Presidios en el Valle de México. Diseño por R. Carrillo Acosta, sobre la base de El presidio en México en el siglo XVI (p. 131), por L. Arnal, 1998, D. F., México: Universidad Nacional Autónoma de México.
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enclaves urbanos, desde el cual se presenció la formación de medios de subsistencia económica, tales como estancias, haciendas, presidios, misiones y albergues. Tal fue la trascendencia de dichos caminos, que llegaron a formar parte indispensable de la vida cotidiana de la población. Con el tiempo, fueron reconocidos como históricos, y se les asignó el distintivo de rutas, lo que los convirtió en verdaderas claves de interpretación para la construcción del territorio. Ese fue el caso de la Ruta de la Seda en China, de tipo comercial; de la Vía de la Plata, que sirvió para unificar el occidente de Hispania y continuó siendo recorrida en la Edad Media: en torno a ella circulaban guerreros y ganado, se establecían ferias y mercados; del Camino de Santiago, considerado la ruta de la fe y la caridad en el Medioevo; entre otras más. Lo mismo sucedió en el caso del Camino Real de Tierra Adentro en México, que se convirtió en una de las principales arterias de tráfico comercial y cultural.
Fortificaciones El origen del término fortificación se encuentra en las palabras latinas fortis (fuerte) y facere (hacer), que juntas significan “hacer fuerte”, es decir, capaz de resistir el ataque del enemigo, que por lo regular era superior tanto en número como en fuerza. La idea era mantener la posición y posesión de un sitio o territorio instalando obstáculos de manera estratégica y planeada. Pero, ¿cómo se lograba este objetivo?, ¿cómo se logra100
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ba fortificar un territorio? Por medio de la guarnición del sitio, en dos aspectos: por un lado, construyendo el edificio con todas las disposiciones de una fortificación; por el otro, mediante la implementación de una guarnición, específicamente de soldados. Esto sucedió con casi todas las edificaciones fortificadas de orden militar, que son las que se abordan en esta investigación. Las había consideradas permanentes y eventuales. En cuanto a las segundas, no necesariamente tenía lugar la guarnición de soldados, pues estos podían permanecer o no. Generalmente, ello obedecía a que eran
Figura 3. Presidios del Camino Real en Zacatecas. Diseño por R. Carrillo Acosta, sobre la base de “Génesis del Presidio como Institución Fronteriza 1569-1600”, por P. Wayne Powell, 1982, abril, The Western Historical Quarterly. Recuperado de http://revistas.unam. mx/index.php/ehn/article/viewFile/3309/2864
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Fortificaciones del Camino Real
El Paso del Norte
Janos Río Casas Grandes
Otras fortificaciones
San Elizario
Médanos de Samalayuca
Centros urbanos
Río de santa maria
Carrizal Río del carmen
San Buenaventura
l. de encinillas
Presidio del Norte
Principe Río conchos
Chihuahua
San carlos
San Francisco de Conchos
Papigochi San Pablo
Guajoquilla
Parral
San Bartolomé Río Florido
Cerro Gordo
Mapimí L. Parras
El Gallo nazas
San Andrés
Tepehuanes
El Pasaje
San Hipólito
Mazapil
Otatitlán
Durango
San Martín Sombrerete
Fresnillo
Chalchihuites
Zacatecas
Palmillas
Cuicillo
Jerez
Bocas
Figura 4. Fortificaciones en el norte del camino real. Diseño por R. Carrillo Acosta, sobre la base de Presidio y población indígena en la Nueva Vizcaya. Siglos XVII y XVIII, por A. Guevara Sánchez, 2011, Michoacán, México: Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
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puestos de control o de supervisión, o puestos fortificados para defender una posición: al lograr el objetivo, la posición se abandonaba. En el México colonial existía una gran variedad de fortificaciones, de sitios o edificios fortificados. Una primera gran clasificación se determina de acuerdo con las estrategias de ocupación que implementó el Imperio español: haciendas, misiones y presidios. Los últimos, de carácter y función militar, son de los que se ocupará esta investigación. Los presidios se ubicaban dentro de una clasificación mayor de fortificaciones, que se ha llamado arquitectura militar.
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En orden de importancia militar, pero sobre todo por sus dimensiones, dentro de la arquitectura militar se cuentan las fortalezas, fuertes, fortines, reductos y casamatas. El promedio de tamaño observado en las fortificaciones era de 15,000 m2, pero también las había muy pequeñas o muy extensas, que alcanzaban incluso los 122,000 m2. Los presidios calzaban en la clasificación de fortalezas, entre las fortificaciones de mayor tamaño.
Presidios Los presidios se establecían a la vera de los caminos, aunque la mayoría de las veces, más bien, era su construcción la que iba abriendo y configurando los caminos, pues se trataba de puestos de avanzada militar, que se ubicaban en sitios con afluentes de agua, muchos siguiendo el descubrimiento de minas o simplemente instalándose en la frontera de los poblados, pues su función defensiva residía básicamente en la protección de poblados y, en menor medida, de los caminos y de la frontera. Fue gracias a ellos que se brindó sentido de pertenencia a las poblaciones, es decir, el arraigo de identidad, pero sobre todo de permanencia. Sin embargo, en el caso particular del Camino Real de Tierra Adentro, la prioridad de los presidios fue resguardar los caminos (ver Figura 2).
Figura 5. Formación de la línea de presidios. Diseño por R. Carrillo Acosta, sobre la base “El sistema presidial en el septentrión novohispano, evolución y estrategias de poblamiento”, por L. Arnal, 2006, 1 de agosto, Scripta Nova, Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. Recuperado de http://www.ub.edu/geocrit/sn/sn218-26.htm
Esto sucedió en los siglos XVI y XVII, pero ya en el XVIII se le agregó una nueva función a los presidios: formar poblaciones, aun durante los tiempos de conflicto. Por ello, en las ordenanzas se disponía que las familias de los soldados se establecieran en las cercanías de cada presidio, lo cual sucedió sobre todo en el norte del país. También se dispuso que, al lograr la pacificación de cada región, se fundaran poblaciones civiles 103
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en los mismos, integradas por soldados y sus familias, ya sin actividades militares. Entonces, el resto de soldados emigrarían a otros lugares de frontera donde se necesitara brindar seguridad militar; de esta manera, se fueron recorriendo las guarniciones, los presidios y la misma frontera hacia el norte, cada vez que se pacificaba una región. Durante el siglo XVI esta dinámica fue la norma, y tras pacificarse la región del valle de México, la frontera avanzó hacia la Nueva Galicia, cuyo límite era el actual Zacatecas, además de integrase por Guadalajara y Nayarit (ver Figura 3). A finales del mismo siglo XVI y principios del siguiente se logró su pacificación, y la frontera se desplazó hasta la Nueva Vizcaya, en Nuevo México (ver Figura 4). Ya para el siglo XVIII, se desplazaron las guarniciones (soldados) de todos los presidios del país y la frontera norte a Nuevo México, con lo cual quedó casi establecida la frontera actual entre México y los Estados Unidos de América (ver Figura 5).
Arquitectura de presidios El modelo que se utilizó para la construcción de los presidios durante las primeras incursiones españolas se continuó empleando en las exploraciones rumbo al norte. El presidio era el recurso que aseguraba la avanzada y la ocupación del espacio por medio de la fundación de villas, ciudades, reales de minas, misiones y haciendas. Lo que variaba en cada región eran los materiales empleados y los espacios que integraban estas fortificaciones, es decir, las dependencias y los mismos servicios que se ofrecían, lo cual correspondía en gran medida a la dimensión de los mismos, aunque por lo regular eran de gran tamaño, por encima de los 10,000 m2. Por otro lado, en muchos casos, debido a la premura de su utilización, se construían de prisa y sin un plan de edificación (Arnal, 1998). En todos los presidios se hizo uso de muros defensivos. Los primeros que se levantaron consistieron en palizadas con troncos hincados o clavados. Más adelante, se construyeron a base de piedra, e incluso se reutilizaron los muros de las construcciones prehispánicas. Esto sucedía con mayor frecuencia en la elaboración de los cimientos y en las esquinas de los muros (Arnal, 1998). Según Max Leon Moorhead (2012), la ausencia de vestigios de los primeros presidios en la actualidad indica la fragilidad de las primeras construcciones. Hasta el siglo XVIII se reemplazaría el material, e incluso se reforzarían con contrafuertes de mampostería (Guevara Sánchez, 2011, p. 229). No obstante, cabe señalar que aún no hay suficientes estudios arqueológicos que den cuenta de ello. Ante la ausencia en la región de una piedra resistente, se tuvo que recurrir a la fabricación de grandes cantidades de adobe. Para ello se mezclaba barro con hierbas secas y luego se secaban al sol. Para acelerar la producción se utilizaba la técnica del encofrado, que consistía en instalar tablones paralelos y rellenar el espacio entre ambos con la mezcla de barro. El resultado era una pieza que permitía levantar muros altos, pesados y muy fuertes. Además, el adobe resultaba óptimo para cualquier clima, pues permitía que los edificios fueran tibios en invierno y frescos en el verano (Guevara Sánchez, 2011, pp. 230-231). La dimensión o extensión de los presidios variaban mucho: los había de 60 x 60 metros, correspondiente a 3,600 m2; y de 350 x 350 metros, equivalente a 122,500 m2. También variaba el espesor de los muros, pero como mínimo debían tener un metro de ancho para ser resistentes a los impactos de flechas o balas. Se podían incorporar a los muros troneras5 reforzadas con torreones, y también pasos de ronda6 hechos de madera, lugar donde los soldados tenían mejores ángulos de tiro. En algunas ocasio-
5. Una tronera de presidio es una excavación, a manera de trinchera, un agujero que se ubicaba inmediatamente después y afuera de las murallas de los presidios, bordeándolas. 6. Se trataba del techo de los presidios, que corría por toda la muralla, justo por donde transitaban los soldados, en este caso, especialmente aquel que hacía las veces de ronda o guardia.
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nes los muros llegaron a alcanzar los 3 metros de altura, por lo menos, siguiendo una forma cuadrada o rectangular, a manera de muralla (Arnal, 1998, pp. 216-217). Por tratarse de construcciones defensivas, era extraño encontrar elementos de ornato, aunque sí se observaban muros aplanados en cuyos remates se pintaban dibujos geométricos. En algunas áreas, como las troneras, aspilleras y mirillas de las torres, se utilizaba la piedra labrada. Los techos se construían empleando madera, y se colocaba encima tejamanil, una especie de loza de tierra cocida llamada teja, y luego se cubría de terrado, que al final se sellaba con tierra o cal. Con el tiempo la edificación se podía ir modificando y reparando, incluso ampliando sus dimensiones. Eso fue lo que sucedió con los presidios del norte, en específico aquellos que se fueron instalando en el curso del Camino Real de Tierra Adentro (Arnal, 1998, p. 209).
Figura 6. Modelo tridimensional de presidio. Diseño por R. Carrillo Acosta, sobre la base de sobre la base de El presidio (p. 247), por M. Moorhead, 2012, Chihuahua, México, Gobierno del Estado de Chihuahua. Figura 7. Vista en planta de un presidio. Diseño por R. Carrillo Acosta, sobre la base de El presidio en México en el siglo XVI (p. 198), por L. Arnal, 1998, D. F., México, Universidad Nacional Autónoma de México.
Los presidios usualmente se construyeron empleando mano de obra indígena. Era muy frecuente que las obras fueran edificadas apresuradamente, ante la presencia inminente del enemigo, aunque también era común que se retrasaran por falta de adobe para los muros. En el último caso se recurría a las autoridades locales para que les facilitaran mayor número de mano de obra. Esto sucedió en la Nueva Vizcaya, durante la construcción del presidio de San Carlos en 1773; al retrasarse la obra, el alférez (oficial militar con grado menor que el teniente, que se ocupaba de la supervisión de las obras) exponía en su solicitud lo siguiente: “ocurría vuestra merced suplicándole se sirviese librar mandamiento para que se me entregasen quince indios que fabricasen el número de setenta mil adobes que considero necesarios para una perfecta conclusión” (Archivo Histórico Municipal de Chihuahua [AHMCH], 1773, f. 1). Más adelante, vuelve a extender la solicitud, pero ahora por el número de 30 indígenas Al final, las autoridades concluyeron lo siguiente: Mando se verifique los recados necesarios para que mi lugarteniente del partido de Babonoyaba haga aprontar cincuenta hijos indios de los pueblos de Satevó, Babonoyaba, Guadalupe y la Joya para emplearlos en la fábrica material del nuevo Real Presidio de San Carlos, en donde se les dará el salario y ración acostumbrada y el buen tratamiento que previene su majestad… y conclusa la obra se retiren a sus respectivos pueblos. (AHMCH, 1773, f. 3 vuelta)
Dándole seguimiento a la petición, los tenientes del presidio se presentaron en dichos pueblos tras juntar nueve familias en el de Guadalupe, siete en el de Satevó, trece en el de la Joya y, finalmente, nueve independientes de dichos pueblos, es decir, 105
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indígenas que llamaban “fugitivos viejos” y “enfermos”, llevándolos por el Camino Real hasta el dicho presidio. Al final, se lograron reunir 38 familias, a pesar de que en algunos pueblos no había indígenas en condiciones de trabajar, y donde los había estos se dedicaban al cuidado de sus cosechas de trigo (AHMCH, 1773, f. 4). De esta manera, mientras se terminaba de construir, los soldados y el único capitán con el que contaban se resguardaban en tiendas de campaña y barracas (Moorhead, 2012, p. 121). El techo de cada edificio estaba construido con polines de pino –un tipo de árbol característico de la región, que crecía en las sierras cercanas–, los cuales se cubrían con terrado7. De esa manera se evitaba que pudieran prenderse con el sol o que se pudiera incendiar el presidio en caso de ser sitiado. En algunos casos los muros eran recubiertos con aplanado8, lo cual aumentaba su resistencia; muchas veces, además, los muros sobresalían de la techumbre, para dar protección. Se podía subir a dicho techo utilizando escaleras de madera. Además, es muy probable que, aparte de las murallas, los presidios contaran con una valla exterior, fijada con postes de madera (Guevara Sánchez, 2011, pp. 230-231). Algunos otros materiales utilizados en la construcción de los presidios se especifican en el informe de gastos presentado durante el año de 1784 sobre la fábrica o construcción del presidio de Guajoquilla. En él, se presentan los pagos por el contrato de un herrero, los cuales ascendían a 37 pesos y 5 reales. Sin duda se empleó para la construcción de las caballerizas, pozos, trojes, etc. En el informe también se incluyó la inversión de 18 pesos y 4 reales que se pagaron a un carpintero, así como el pago de 47 a otro, por lo que se entiende que había espacios en que utilizaban la madera, sobre todo, como se señaló antes, en los techos. Este es el caso de la casa de la pólvora y las trojes, las cuales ocuparon 20 cargas9 de raja tableteada10. La madera también se utilizó para la elaboración de algunas puertas, ventanas, pasamanos, entre otras cosas (Archivo Histórico Municipal de Parral [AHMP], 1784, ff. 5-6). Los presidios debían ser verdaderas fortalezas para poder contener las continuas incursiones de los indígenas enemigos, ya que no solo abrían la frontera para posibles nuevas fundaciones, sino que protegían las poblaciones cercanas ya establecidas, y defendían también a otros indígenas al resguardarlos en el interior de los mismos presidios.
Modelos constructivos La historia permite observar la transformación de los presidios, que pasaron de ser puestos militares improvisados a convertirse en fuertes sencillos para, finalmente, a llegar a formar verdaderas guarniciones de grandes dimensiones, tanto en número de soldados como en tamaño arquitectónico, y llegaron incluso a configurar cordones o líneas de presidios defensivos. Las principales diferencias entre los presidios y los fuertes comunes era el tamaño de la edificación –los primeros eran más grandes– y también de su guarnición, que en el caso de los presidios era de carácter permanente. Los primeros presidios se construyeron a manera de pequeños castillos, compuestos por una pared que formaba un perímetro cuadrangular, y en tres o cuatro de sus esquinas se ubicaban torres cilíndricas, a manera de miradores (ver Figura 6). En el modelo de presidio que se observa en la Figura 6, las dos torres ubicadas al frente tenían funciones determinadas: desde una se custodiaba la entrada más grande
7. Término técnico para referirse al uso de tierra 8. El aplanado es una mezcla de arena, cal y cemento que se adosa a los muros, a manera de enjarre. 9. Carga podía referirse a una porción, montón o bulto de algún producto o mercancía, en este caso, de rajas. 10. No se ha determinado con exactitud su definición, pero se piensa pudieron ser tiras de madera o tablas.
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Figura 8. Presidio de El Gallo, 2016. Diseño por R. Carrillo Acosta, sobre la base de Relación del viaje que hizo a los presidios internos situados en la frontera de la América septentrional, perteneciente al rey de España, (pp. 61-62), por N. Lafora de, 1939, D. F., México: Pedro Robredo Figura 9. Presidio de Cerro Gordo, 2016. Diseño por R. Carrillo Acosta, sobre la base de Archivo Histórico Municipal de Parral [AHMP], serie Milicias y Guerra, subserie Administración de Milicias, Autos sobre la formación del Cerro Gordo por mandato del conde de Salvatierra, virrey, Pueblo del Tizonazo, 10 de agosto de 1646, caja 1, expediente 3, f. 3 vuelta y 12 vuelta.
Figura 10. Presidio de Conchos, 2016. Diseño por R. Carrillo Acosta, sobre la base de Presidio y población indígena en la Nueva Vizcaya. Siglos XVII y XVIII (p. 140), por A. Guevara Sánchez, 2011, Michoacán, México: Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
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Figura 11. Presidio de El Carrizal, 2016. Diseño por R. Carrillo Acosta, sobre la base de Presidio y población indígena en la Nueva Vizcaya. Siglos XVII y XVIII (p. 125), por A. Guevara Sánchez, 2011, Michoacán, México: Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Figura 12. Presidio de Janos, 2016. Diseño por R. Carrillo Acosta, sobre la base de El presidio (p. 10, Anexos), por M. Moorhead, 2012, Chihuahua, México: Gobierno del Estado de Chihuahua.
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Figura 13. Presidio de Horcasitas, 2016. Diseño por R. Carrillo Acosta, sobre la base de El presidio (p. 3, Anexos), por M. Moorhead, 2012, Chihuahua, México: Gobierno del Estado de Chihuahua.
Figura 14. Presidio de San Carlos de Cerro Gordo, 2016. Diseño por R. Carrillo Acosta, sobre la base de Presidio y población indígena en la Nueva Vizcaya. Siglos XVII y XVIII (p. 148), por A. Guevara Sánchez, 2011, Michoacán, México: Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
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Figura 15. Presidio del Pilar, 2016. Diseño por R. Carrillo Acosta, sobre la base de El presidio (p. 15, Anexos), por M. Moorhead, 2012, Chihuahua, México: Gobierno del Estado de Chihuahua.
Figura 16. Presidio de la Bahía del Espíritu Santo. Diseño por R. Carrillo Acosta, sobre la base de Presidio y población indígena en la Nueva Vizcaya. Siglos XVII y XVIII (p. 210), por A. Guevara Sánchez, 2011, Michoacán, México: Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
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Figura 17. Presidio de El Pasaje, 2016. Diseño por R. Carrillo Acosta, sobre la base de El presidio (p. 8, Anexos), por M. Moorhead, 2012, Chihuahua, México: Gobierno del Estado de Chihuahua.
Figura 18. Presidio de Fronteras, 2016. Diseño por R. Carrillo Acosta, sobre la base de El presidio (p. 5, Anexos), por M. Moorhead, 2012, Chihuahua, México: Gobierno del Estado de Chihuahua.
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Figura 19. Presidio de El Paso, 2016. Diseño por R. Carrillo Acosta, sobre la base de El presidio (p. 18, Anexos), por M. Moorhead, 2012, Chihuahua, México: Gobierno del Estado de Chihuahua.
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o principal, y la otra, la más pequeña, correspondía al campanario de la capilla. En la parte posterior del mismo modelo de presidio se ubicaba la torre más grande, la cual tenía un techo plano, el cual quizá servía para colocar ahí los cañones. La entrada chica era el acceso a la capilla; detrás de esta se ubicaba un compartimiento extenso con un patio, seguramente el claustro, en cuyo extremo estaba emplazada la casa del capitán. Los compartimientos que hacían esquina con la torre más grande formaban las barracas de los soldados. En el espacio detrás de la puerta principal se localizaba la cárcel militar. (Moorhead, 2012, pp. 115-116). En el alzado del mismo presidio (ver Figura 7), es posible distinguir la distribución de sus espacios. Los torreones sobresalen de la muralla o muros; en uno de ellos está el almacén y en el otro el campanario del templo. A la derecha se observa, marcado con líneas punteadas, lo que quizá era la acequia que conducía el agua hasta el pozo.
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Además de los elementos y espacios ya señalados, que son los componentes básicos de los presidios, tales como la casa del capitán, las habitaciones de los soldados, la capilla y los torreones, existían otros, complementarios, pero no menos importantes. Tal es el caso de las caballerizas, que en la mayoría de los presidios se solían construir en las afueras de los mismos o adosados a estos, e incluían un corral y abrevaderos. La iglesia, el almacén y los torreones se encontraban por lo regular en las esquinas. En otros diseños se integraba un espacio más, el arsenal, que se ubicaba justo al centro del presidio, quizás por un motivo práctico: que estuviese en el centro hacía más fácil tomar las armas cuando atacaban los indígenas enemigos. Posteriormente, a los presidios en general se les integró un espacio llamado cuerpo de guardia, dedicado a la vigilancia, justo a la entrada del presidio. Soldados haciendo guardia también los había en la casa del capitán y de otros oficiales, así como en el área del arsenal. Para la vigilancia nocturna se llegaron a utilizar faroles con velas encendidas, y los soldados se comunicaban mediante gritos, empleando contraseñas. Durante la noche también se llevaban a cabo correrías (exploraciones), que requerían estar pendientes de los ciclos lunares, lo cual servía también para poder utilizar al máximo la luz del día en las correrías matutinas (Guevara Sánchez, 2011, pp. 232- 239). Los modelos arquitectónicos y los materiales empleados, así como algunos de los elementos que componían los presidios, fueron variando con el tiempo, según las necesidades. Las dimensiones aumentaron junto con el crecimiento de las tropas, y en algunos casos el número de torreones llegó hasta seis, mientras que la altura de las murallas variaba con frecuencia. Así, el diseño arquitectónico se fue modificando: la clásica forma de cuadrado fue reemplazada por rectángulos, octágonos o diamantes, e incluso en algunos casos no se seguía una forma clara (Guevara Sánchez, 2011, pp. 232- 239). En 1767, el militar José Ramón de Urrutia realizó 21 croquis de los presidios que visitó en el reino de Nueva Vizcaya, acompañado del ingeniero militar Nicolás de Lafora y el mariscal de campo Marqués de Rubí. La visita tenía como objetivo realizar un diagnóstico de la situación de los presidios, y el resultado, además de los croquis, fue la elaboración de reformas en los diseños y construcciones posteriores de estos presidios. Para entonces, algunos presidios ya habían pasado a ser poblaciones civiles. Para explicar con mayor detenimiento los modelos constructivos, se hará uso de algunos croquis de Urrutia, de aquellos presidios más representativos y más próximos a la región aquí estudiada. En la información recogida durante dicha visita se puede observar el uso de cuatro modelos generales en la construcción de presidios. El primero, de tipo A, es de forma cuadrada. Entre estos destacan los presidios de El Gallo, Cerro Gordo y San Francisco de Conchos, todos presidios ubicados en el Camino Real, en la parte norte de México colonial (ver las Figuras 4, 8, 9 y 10).
Utilización del espacio en los presidios En este apartado se describirá la distribución de espacios de los presidios en general, y más adelante se abordará de manera específica el caso de estudio, el presidio de El Pasaje, ya que el objetivo de este apartado es plantear el contexto. Los presidios contaban con espacios diferenciados para el alojamiento. Por un lado, estaban las habitaciones individuales para los soldados, entre 10 o 15 cuartos, en los cuales había pocas comodidades; por ejemplo, se dormía en el suelo, sobre esteras o petates. A los soldados no se les permitía llevar a sus esposas a vivir al presidio. Aparte, se disponía de lo que llamaban chozas de los soldados, separadas del edificio, donde habitaba la familia de cada soldado. Las dimensiones de los cuartos dentro de los presidios eran de 6.5 x 7 metros (Moorhead, 2012, p. 120). 113
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Asimismo, había otras habitaciones, dedicadas a los capitanes, que tenían espacios separados y privados. Además, contaban con cuartos para los sirvientes que, por lo general, eran indígenas jóvenes capturados, cuya tarea era cargar las armas, mantener la ropa limpia, cuidar los caballos y acompañar al soldado en las campañas. Si el presidio era chico, debían dormir afuera o en el patio (Arnal, 1998, p. 210). También había espacios, tal vez improvisados, destinados al descanso de los pasajeros que transitaban los caminos, particularmente los del norte. Es importante señalar que tanto poblaciones, mesones y presidios debían estar establecidos a 40 leguas de distancia entre sí, aproximadamente; usualmente, la distancia oscilaba alrededor de los 180 kilómetros, según el marqués de Rubí (Pucci, 1993, p. 162). En el caso del norte, estas distancias se incrementaban; por ello el viajero alternaba alojamiento y protección en haciendas, parajes naturales, mesones (donde los había) y presidios. Hay poca información disponible sobre este servicio, ya que por lo regular era ofrecido de manera gratuita. Quizás, en las haciendas o mesones se encontraban mayores comodidades, pues contaban con camas, colchones, mesas y sillas, incluso ventanas. No obstante, en los espacios de asistencia de los presidios había un elemento que no estaba presente en otros: la seguridad. Las construcciones sólidas y la presencia constante de soldados brindaban un ambiente de tranquilidad al viajero. A pesar de que resulta poco probable que hubiese cuartos para huéspedes en todos los presidios, sí se cuidaba que hubiera un espacio para los oficiales reales, el cual les servía como espacio de descanso en sus jornadas hacia los distintos y lejanos pueblos del norte. Además, les servía para instalar ahí una aduana, bajo el nombre de Casa Real. Allí se revisaban las mercancías, y se hacía una lista pormenorizada de los arrieros y lo que transportaban; muchos de ellos incluso se alojaban en el mismo presidio. Dichas casas reales llevaban el nombre de cada presidio, pero como aduana, por ejemplo, aduana de El Pasaje.
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Era importante que en los presidios se contara con un espacio para el resguardo de los caballos y los diferentes animales de los que hacían uso los soldados, conocidos como caballerizas o corrales. De acuerdo al número de soldados que se dejaba en cada presidio, un promedio de 30 a 50, se les destinaba una cantidad de caballos (cuatro, cinco y hasta diez para cada soldado), los cuales deberían estar equipados con sillas, riendas y brocados. Los soldados los empleaban para trasladarse, pero además les permitían llevar consigo otros elementos de uso necesario en sus empresas contra los indígenas enemigos, tales como armas, casco, escudo, ropa, alimento, etc. Estos caballos los debían cuidar, pues eran muy codiciados por los indígenas hostiles. Cuando era pequeño el presidio, las caballerizas se construían afuera, y se levantaban tapias de piedra. Debido a la frecuencia de los robos de estos animales, el marqués de Rubí llegó a señalar la necesidad de levantar muros alrededor de ellas (Guevara Sánchez, 2011, p. 232).
Figura 21. Capilla de presidio. Diseño por R. Carrillo Acosta, sobre la base de Los Atapascanos en Nueva Vizcaya, (p. 73), por A. Guevara Sánchez, 1989, Distriro Federal, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia.
En el mismo presidio se resguardaban animales de tiro como las mulas, las cuales eran empleadas para transportar armamento, alimentos o leña. De la misma forma, 115
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Figura 22. Presidio – misión de San Francisco Javier de Valero. Diseño por R. Carrillo Acosta, sobre la base de El presidio (p. 1, Anexos), por M. Moorhead, 2012, Chihuahua, México: Gobierno del Estado de Chihuahua.
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se contaba allí con una considerable cantidad de ganado lanar o vacuno, el cual era destinado especialmente a la elaboración de alimentos para los soldados, y también podía ser utilizado como medio de intercambio con los indígenas para conseguir variedad de alimentos, diferentes a los que allí se cosechaba. La necesidad de contar en cualquier momento con estos medios de carga y transporte hacía necesario que también se practicara la cría de ganado; es decir, el soldado debía tener conocimientos de ganadería o encargar a algunos indígenas que se dedicaran a esta actividad complementaria (Arnal, 1998, p. 211). La disposición de que cada soldado de presidio contara con diez caballos no se ajustaba muchas veces a la realidad; en muchos casos no se cumplía, y en muchas ocasiones los soldados no eran bien aprovisionados con caballos, comida ni vestimenta. El patio central del presidio, conocido como patio de armas, tenía múltiples funciones y usos. Servía como lugar de reunión de la población y los soldados, y en otras ocasiones también se concentraba ahí al ganado. Su función más inmediata era la de ser plaza de armas; es decir, allí se pasaba revista, se hacían maniobras y formaciones de tropa. Se utilizaba también como un espacio social o comercial, donde se distribuían los alimentos, se hacían fiestas, y se realizaban actividades de enseñanza y entretenimiento. También se llevaban a cabo eventos ceremoniales como misas, avisos y castigos (Arnal, 1998, p. 212). Una actividad alternativa era la enseñanza de los sistemas de cultivo, cosecha y siembra, la cual se realizaba afuera del presidio. A los indígenas se les instruía para que aprendieran a coser y tejer sus ropas, a cocinar, a construir sus casas de adobe y madera, así como a elaborar sus utensilios de comida a base de cerámica. También se les inculcaba el aseo personal. No todas las actividades se llevaban a cabo dentro del presidio: al-
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gunas se realizaban en los alrededores. Era indispensable promover que los indígenas fueran autosuficientes y que elaboraran sus propios productos, por lo cual en algunos presidios se construyeron molinos de tracción animal o de fuerza hidráulica, con los que se obtenía nixtamal o harina para preparar tortillas y pan (Arnal, 1998, pp. 219-220). En los presidios había varias dependencias de apoyo a la población y a los soldados, que bien se podrían considerar complementarias, tales como la herrería y carpintería, actividades necesarias para la fabricación de herramientas. Ahí se fabricaban ruedas para las carretas, y también se reparaban las armas y arreos de montura. Otros servicios se brindaban en las armerías y el polvorín. Estos espacios solían ser cuartos cerrados sin ventanas, muchas veces instalados fuera del presidio, como en el caso del presidio de Tucson (Arnal, 1998, p. 211).
Figura 23. Torreón. Diseño por R. Carrillo Acosta, sobre la base de Los atapascanos en Nueva Vizcaya (p. 69), por A. Guevara Sánchez, 1989, Distrito Federal, México: Instituto Nacional de Antropología e Historia.
En la Figura 20 se aprecia lo despoblado y desolado del lugar, así como la ausencia de fuentes de agua, salvo lo que parece ser una acequia o arroyo al costado del presidio, aunque no se señala el discurrir del agua. Cuando se establecía un presidio, era de vital importancia cuidar que se hiciera en las cercanías de algún afluente de agua; ríos o manantiales eran más que idóneos. El agua era indispensable, sobre todo para el ganado y para la construcción. En algunos casos se hicieron pozos y cisternas para captar el agua de la lluvia (Arnal, 1998, p. 219). En cuanto al presidio específicamente, este consiste en una estructura rectangular, con una gran plaza central alrededor de la cual están distribuidas todas las habitaciones. Al frente se encuentra la única entrada, y el camino por donde se aproximan un arriero y su recua de mulas. Afuera del presidio, se encuentra lo que tal vez es la garita o aduana, y en el interior, al fondo, es visible un torreón. No se pueden distinguir las dependencias, pero sin duda contaba con aquellas consideradas básicas. En el centro se aprecia una bandera 117
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y otros cuartos, donde tal vez realizaban actividades comerciales los arrieros; es decir, allí se ubicaba el mercado. Se aconsejaba que en los presidios se contara con terrenos adjuntos donde los soldados pudieran ejercitarse y tener su preparación. Además, en muchos presidios había un espacio destinado para una capilla, la cual por lo general era pequeña. Según Luis Arnal, se estipulaba que esta debía estar ubicada fuera del recinto del presidio, para que los indígenas de las misiones o pueblos cercanos no relacionaran la milicia con el dios católico. Por otro lado, se consideraba que su presencia era indispensable, pues se pretendía formar buenos soldados y buenos vecinos. En la mayoría de los presidios había poblados y capillas, pero existe gran variación en cuanto a su ubicación (1998, pp. 212-214). Al espacio de la capilla también se integraba el panteón. Capilla y panteón debían permanecer relativamente independientes del presidio, por lo cual poseían su propio espacio. En la Figura 21 se aprecia perfectamente cómo había en la entrada un muro que separaba estos espacios. Era muy importante que los militares y los misioneros viajaran juntos para apaciguar, evangelizar y dominar a los indígenas, y a la vez ocupar su territorio; por ello, era común encontrar capillas junto a los presidios, o misiones cercanas a ellos, tal y como se aprecia en la Figura 22. La idea era que la religión estuviera siempre con los soldados y los indígenas. Otro elemento presente en los presidios era el bastión o reducto, el cuarto más resistente de todos, ubicado en una de las esquinas o al centro del presidio, a la manera de la torre de homenaje en los castillos europeos. En esta se refugiaban las mujeres y niños, así como a los indios pacificados, cuando era atacado el presidio y corría riesgo de ser tomado. Se trata de una fortificación con troneras y una sola puerta recia de madera. Cuando se pacificaba la región, pasaba a ser utilizada como almacén o capilla (Arnal, 1998, p. 214-215). Por otro lado, su sola presencia y altura provocaba temor en los indígenas enemigos, a tal grado que incluso se llegó a proponer que en las casas particulares se construyeran torres (Guevara Sánchez, 2011, pp. 233-235). En el caso de las torres, torreones o cubos, como también se les conocía, su función principal era la vigilancia (ver Figura 23). La torre era un elemento de refuerzo sobre todo en las esquinas, ya fuese una o varias, y además podían fungir como campanarios (Arnal, 1998, p. 216). Los torreones debían ser más altos que los muros, y en sus azoteas había dinteles altos que servían de parapetos. En los presidios también había almacenes para guardar alimentos y ropa, los cuales eran destinados a los indígenas. También se resguardaban allí los materiales de construcción, como vigas, adobes, clavos, tejas, añil y otros; incluso se guardaban implementos de labranza y semillas. Los almaceneros llevaban el control de las entradas y salidas. El capitán o teniente de capitán hacía los repartos en presencia de un fraile, que firmaba como testigo (Arnal, 1998, p. 218). Con el paso del tiempo, el adobe, en muchos presidios y otras construcciones, se fue remplazando por el ladrillo. Tal fue el caso del presidio que se ubicaba en Guajoquilla: según los documentos revisados del Archivo Histórico Municipal del Parral, en los gastos de su fábrica se indica la utilización, en 1784, de 4,500 ladrillos destinados a la construcción de los pisos y las trojes de la pieza donde se acopiaban los bastimentos para la tropa (AHMP, 1784).
Transformación de las fortificaciones y el paisaje El trabajo de la tierra, el cercado de sus propiedades y la cría de ganado eran actividades transformaban paulatinamente el paisaje urbano, además de la construcción 118
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de las murallas del presidio, la capilla y las casas de los soldados, indígenas y demás pobladores de las cercanías. Se utilizaban como materiales de construcción piedra de la región, que se tomó de las peñas; tierra, para el terrado de los techos; y madera para los establos. Un cambio evidente era el del trazado de caminos: con las pisadas de caballos, bueyes y mulas, además de las carretas cargadas de metal o mercaderías, así como de pasajeros, se fue dando forma a estas rutas y caminos entre poblados y presidios, que implicaron la progresiva apropiación y dominio de la región. Los indígenas fueron prácticamente arrancados de las peñas para ser asentados en congregaciones de misiones o en pueblos de indios, donde algunos fueron condenados a ser esclavos de los españoles. En cada población se establecían casas de vecinos, con espacios amplios de terracería, a manera de calles. Por otro lado, fueron llevados a los presidios, cuyas plazas debían ser áreas sociales, educativas y de comercio, donde la figura del capitán era determinante: él distribuía o mandaba a distribuir armamento, vestimenta, alimentos y salario; disponía las actividades de trabajo; y se encargaba de la impartición de justicia. Además, asociado con los gobernadores y dueños de haciendas, imponía las reglas y el rumbo de la vida en el presidio y, por qué no, del septentrión (norte), incluso mucho después incluso de que dejaba de ser fortificación militar, pues pasaba de ser capitán a alcalde y sus soldados se transformaban en vecinos. La transformación del paisaje se hizo evidente cuando las fortificaciones dejaron de funcionar como puestos militares y se adaptaron para operar como poblaciones civiles, casas o vecindades. Entonces se redistribuían las tierras de campo, de labor o ganaderas, así como los espacios arquitectónicos para que se adaptaran a las nuevas necesidades. Algunos fuertes, cuando dejaron de operar, no se convirtieron en poblaciones, sobre todo los que no estaban en la vera principal del Camino Real: su vida y permanencia fue efímera, y se trasladó su guarnición de soldados, en la mayoría de los casos, a otros puestos militares.
Presidio de Nuestra Señora de la Purísima Concepción de El Pasaje La historia de este fuerte comienza entre 1569 y 1600, al recibir Pedro de Morcillo ciertas mercedes de tierras, de las cuales tomó posesión y comenzó a hacer vida; tiempo después adquirió su propiedad Pedro de Cosío y la nombró Estancia de San José. En 1690 Juan B. Escorza fue comprando los derechos a sus herederos y fundó otra estancia con el nombre de Estancia del Álamo; poco antes, en 1685, se dispuso la instalación del presidio, llamado Purísima Limpia Concepción de la Señora Virgen María del Pasaje, cuyo capitán era el mismo Escorza. Cabe destacar que el presidio no ocupó todo el espacio de la estancia, y que varias personas hacían uso de las tierras y aguas de la estancia, incluso después de creado el presidio (Favela González, 2003, p. 127). A la muerte del capitán, sus bienes y ambas estancias fueron rematados en 1702, cuando probablemente las adquirió Pedro Sánchez Tagle, pues tenía terrenos en sus cercanías. En 1703 se nombró capitán del presidio a Martín de Alday, quien inmediatamente se dispuso a combatir a los sublevados del Bolsón de Mapimí, contra los apaches y cocoyomes. También tuvo el cuidado de asentar indígenas pacificados babosorigames y tarahumaras, y fundó así el pueblo indígena de Cinco Señores. En dicho presidio se estableció muy pronto una cofradía, la de la Purísima Concepción, la cual fue reconocida en 1723 por el mismo obispo de la Nueva Vizcaya. En 1751, por disposición real, se decretó que quedaran extintos los presidios en dicha región, incluidos El Pasaje, El Gallo, Cerro Gordo y Conchos; no obstante, el de El Pasaje continuó su labor, pues permaneció como estancia y poblamiento civil, como estipulaba el decreto de su creación. Más tarde, en 1765, otro obispo, Pedro Tamarón y Romeral, en su visita pastoral, llegó al presidio e hizo la siguiente descripción: 119
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La dotación de este presidio es de treinta y cinco soldados que paga la casa del conde del Álamo, su situación la tiene en su camino real que va de Durango y México hasta Chihuahua, es paraje muy preciso este presidio para escoltar en este camino las conductas de oro y plata que pasan todos los años, para contener si hubiere algún movimiento de los indios de la Tepehuana y ocurrir a las fronteras de Cuencamé y defender los términos de Parras, su laguna y dilatada ensenada que por varias partes ha sido y es invadida de indios enemigos, y no ha quedado otro recurso ni defensa desde que el año de mil setecientos cincuenta y uno se quitaron los presidios cercanos… treinta y tres leguas, la gente que en el reside son ochenta y tres familias, con quinientas nueve personas. (citado en Favela, 2003, p. 49)
El traslado de los presidios del Camino Real obedecía a que ya se consideraba pacificada la región, además de que se estaba corrompiendo su función, pues eran utilizados sus soldados para el servicio personal de los capitanes en sus haciendas; y sus caballos se observaban como un verdadero negocio en el mismo septentrión. Así pues, sus tropas se trasladaron hacía el norte, a nuevos presidios. El presidio de Santa María de Cerro Gordo conservó parte de su nombre, al denominase entonces San Carlos de Cerro Gordo; los de El Gallo y Conchos cambiaron de nombre; aunque no se ha identificado con exactitud su ubicación en la línea de presidios que se formó con ellos, al lado de otros 48 más, se advierte que el grueso de la guarnición se trasladó y parte de los soldados se quedaron a fundar los que más adelante serían, hasta la actualidad, los ayuntamientos de San Pedro de El Gallo y San Francisco de Conchos. Se observa pues, que el de El Pasaje era el único que permanecía con funciones militares y civiles al mismo tiempo (Carrillo, 2013) (ver Figura 4). Un año después, en 1766, Nicolás de Lafora realizó una visita a los presidios del septentrión, cuando dio cuenta del abandono de las construcciones de lo que fueron los presidios de Cerro Gordo, El Gallo y Conchos, y señaló que se insinuaban modificaciones en los espacios de las mismas para ser adaptados como viviendas de familias. Probablemente, la transformación de los presidios en poblaciones tomó tiempo, pues ya más adelante, específicamente a principios del siglo XIX, se observaron elecciones para nombrar alcaldes en dichos espacios (De Lafora, 1939). Durante dicha visita, De Lafora iba acompañado por el Marqués de Rubí, con la intención de realizar un reconocimiento y diagnóstico del funcionamiento de los presidios y de las poblaciones derivadas de ellos. El producto de ello fue la elaboración de una serie de croquis de los presidios del septentrión, de reformas en el reglamento general de operaciones de los mismos y la conformación de una línea de presidios en la frontera, la cual se encontraba en Chihuahua (ver Figura 5). Cuatro años después, en 1770, cuando la función militar del fuerte era ya obsoleta, se ordenó que los soldados que lo ocupaban fueran expulsados, sus casas derribadas y sus tierras expropiadas. Sin embargo, con el tiempo, sus hijos regresarían a poblar ese mismo sitio; además, tras su expulsión, el resto de la población permaneció habitando el lugar. En 1777 se realizó una nueva visita, esta vez liderada por Fray Agustín de Morfi y el comandante Teodoro de Croix, pues había noticias de nuevas rebeliones, las cuales habían ocasionado que los ranchos que se habían formado en torno a la ahora Hacienda del Pasaje se despoblaran. En el relato de Morfi se señalaba que Es hermosa esta hacienda y de una situación comodísima, en un gran llano circundado de sierras, con buenas aguas, suficientes al sustento y riego de una numerosa poblazón [población]. Por el despueble de los ranchos inmediatos, se juntaron aquí hasta 35 familias. La casa es nueva, con buenas luces y no mal distribuida; la capilla capaz y decente; por junto a ella corre un copioso arroyo, de donde beben los vecinos. Entre estos edificios y las abatidas chozas de los antiguos soldados, se hace una plaza cuadrada en la que se puede formar gran número de tropa. (Favela González, 2003, p. 51)
Así permaneció esta hacienda; poco tiempo después de esa visita, regresarían los hijos de los soldados a tomar posesión, a retomar el legado de sus padres y las órdenes expresas en el establecimiento del presidio, que indicaban que los soldados y sus des120
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cendientes debían convertirse finalmente en los pobladores del sitio. No tuvo la misma suerte el sitio aledaño, conocido como la hacienda de Santa Catalina del Álamo, ya que después del movimiento de independencia de México se despobló. En adelante, El Pasaje atravesó despoblamientos, ataques de apaches, guerras contra los franceses –en el siglo XIX– y reformas agrarias –en el siglo XX–, pero ya esa es otra historia. En la actualidad, El Pasaje subsiste, poblado por los descendientes de los soldados, mas no así el edificio del presidio. Solo permanecen evidencias de las construcciones originales, como cimientos o parcialidades de muros, a partir de las cuales se puede todavía explorar su historia y arqueología para explicar los procesos que atravesó hasta convertirse en el actual ayuntamiento. Sin duda hay otras historias de presidios en todo el septentrión, específicamente en la vera principal y los ramales del Camino Real de Tierra Adentro.
Conclusiones Esta investigación es el comienzo de una labor más exhaustiva, que se está llevando a cabo de forma colectiva para lograr el rescate y la difusión del patrimonio por parte del Grupo de Investigación Historia e Interpretación del Patrimonio.11 El proyecto pretende, en principio, hacer un diagnóstico del patrimonio cultural y natural de México, para lo cual es necesario realizar la identificación del mismo. La línea de investigación abarca el Camino Real de Tierra Adentro, las políticas públicas de conservación del patrimonio, el arte, la vida cotidiana, el patrimonio industrial, las festividades y las tradiciones, entre otras temáticas. Con esta investigación se ha logrado identificar las fortificaciones en el septentrión, específicamente en el tendido de la ruta histórica del Camino Real de Tierra Adentro. Asimismo, se ha dado cuenta de la historia de la conformación de algunas fortificaciones, y de sus habitantes, soldados, frailes, autoridades civiles y comunidades indígenas, entre otros. Ello ha permitido un acercamiento a las problemáticas que se presentaban en torno a un sistema defensivo, pero también de ocupación del espacio septentrional. La investigación, además, ha permitido detectar que es necesaria una investigación multidisciplinar, pues la mayoría de las fortificaciones identificadas se encuentran en estado de abandono, ya no existen o se han modificado demasiado en pos de transformarlas en poblaciones civiles. Así, resulta necesario el aporte de diversos especialistas para reforzar los objetivos del proyecto. Arqueólogos y arquitectos, sobre todo, con su trabajo aportarán información relevante para complementar la historia de cada fortificación, mediante levantamientos arquitectónicos, planos y mapas cartográficos. Gracias al presente estudio también se ha logrado verificar que hay avances en la reconstrucción de algunas fortificaciones, no solo de carácter histórico, sino que implican recrear, restaurar e, incluso, con la potencialidad patrimonial, su conversión en museos in situ, que permitan o fomenten el desarrollo integral, socioeconómico y cultural de las comunidades donde se encuentran.
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11. El grupo disciplinar está conformado por los doctores en historia Irma Faviola Castillo Ruiz, Roberto Carrillo Acosta y Francisco Montoya, docentes investigadores de la Unidad Académica de Historia de la Universidad Autónoma de Zacatecas.
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REFLEXIONES TEÓRICAS CONTEMPORÁNEAS SOBRE PATRIMONIO EDIFICADO Y SU SIGNIFICADO(*) CONTEMPORARY THEORETICAL REFLECTIONS ON BUILT HERITAGE AND ITS SIGNIFICANCE TERESA VILLAMÓN GUEVARA(**) Fecha de recepción: 22 de abril de 2017 Fecha de aprobación: 15 de agosto de 2017
RESUMEN El patrimonio edificado, para ser reconocido formalmente como tal por instituciones nacionales y/o entes internacionales, se evalúa en el marco de una escala de valores históricos, estéticos y tecnológicos. Se aspira, a partir de ese reconocimiento, que la gestión de dicho patrimonio contribuya a la formación de una identidad cultural a nivel nacional o regional, la cual se ajuste a los ideales de las instituciones o comunidades que legitiman tal reconocimiento. No obstante, a nivel local o doméstico, los usuarios de ese patrimonio, si bien pueden reconocer esos valores, suelen atribuir al mismo objeto arquitectónico cualidades adicionales que se relacionan con su propia identidad cultural a un nivel de significado más íntimo, en una escala de carácter informal. A continuación, se presenta desde un enfoque interdisciplinario el debate académico contemporáneo sobre el significado del patrimonio, y los valores que este adquiere entre los grupos de actores formales –instituciones y profesionales del rubro– y ciudadanos, así como las tensiones y dicotomías que la naturaleza misma del patrimonio edificado genera entre quienes están vinculados a él.
PALABRAS CLAVE Patrimonio edificado, valores culturales, recurso cultural
ABSTRACT So that it may be formally recognized as such by national institutions and /or international bodies, built heritage is evaluated in a scale of historical, aesthetical and technological value. With such recognition as a starting point, the goal is to contribute to the formation of a cultural identity in a national or a regional scale through the management of the above-mentioned heritage. This identity would fit into the ideals of the institutions or communities that legitimize such recognition. Nevertheless, in a local or domestic level, even though users of this heritage can recognize such values in an architectural object, these very users tend to attribute to that same object, in a scale of informal character, qualities that relate to a level of more intimate meaning. The following essay presents the contemporary academic discussion around the concept of heritage, and the different values it acquires among groups of formal actors –institutions and professionals from the field– and citizens. As well, it shows the tensions and dichotomies that the nature of built heritage itself produces among those who are related to it.
KEYWORDS Built heritage, cultural values, cultural resource
(*) El origen del presente artículo es fue extraído del marco teórico elaborado para la tesis de maestría de investigación titulada Valores culturales y conservación del patrimonio edificado en el centro histórico de Lima, destinada al programa de Maestría en Estudios Latinoamericanos del Centro de Documentación y Estudios Latinoamericanos (CEDLA) de la Universidad de Amsterdam, entre los años 2013 y 2014, con la supervisión de la doctora Christien Klaufus. (**) Arquitecta titulada por la Universidad Ricardo Palma (2008), cuenta con el grado de magíster en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Amsterdam (2014). Su experiencia profesional en el sector privado incluye el diseño arquitectónico y la docencia universitaria, y en el sector público el desempeño de labores en la Dirección de Patrimonio Histórico del Ministerio de Cultura. Actualmente es docente de los cursos de Historia y Teoría de la Arquitectura 2, y Taller de Diseño 3 de la carrera de Arquitectura de la Universidad de Lima. Contacto: teresa.villamon@gmail.com
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Theritage question is: What is to be communicated about this picture/field/ butterfly, and to whom? Why? For whose benefit? (Howard, 2003, p. 16)
El objetivo principal de este artículo es abordar el concepto de patrimonio cultural edificado, a fin de entender según qué valores o cualidades se le atribuye tal denominación y qué actores están involucrados en dicha atribución. Para ello, antes de adjudicarle un valor intrínseco, se lleva a cabo una revisión del debate académico. Esto, para mantener una perspectiva real de lo que puede ser importante para una sociedad y evitar caer en extremos conservacionistas o, por el contrario, en posiciones que fomenten el reemplazo del patrimonio por nuevas edificaciones, ignorando los valores que este ostenta. Así, en las siguientes líneas se revisa qué es lo que entendemos como patrimonio en sí mismo, quién o quiénes determinan su valor y, en consecuencia, cuáles son las razones por las que sería importante su preservación. Además, con el propósito de tener un mejor entendimiento de lo que significa el patrimonio edificado, se emplean ejemplos que permiten hacer evidente el rol del patrimonio arquitectónico en las ciudades contemporáneas, así como en los sitios arqueológicos. Adicionalmente, la relación entre identidad, ciudadanía y patrimonio arquitectónico se analiza de manera continua a través del texto. La discusión académica expuesta en este trabajo recoge diferentes enfoques, desde la experiencia de la Arqueología, la Antropología, la planificación urbana, la Geografía, la Historia del Arte y la conservación, tanto en Latinoamérica, como en Estados Unidos, España y el Reino Unido, debido a que el concepto patrimonio requiere un acercamiento multidisciplinario para definirse y ser manejado en la práctica. El desarrollo del presente artículo está estructurado en dos secciones principales: “Enfoques sobre Patrimonio” y “Reconocimiento del Patrimonio”. En la primera sección, se recogen ideas sobre el significado y usos del patrimonio de autores que lo relacionan con otros conceptos o lo abordan desde varias disciplinas. Al mismo tiempo, esta sección está dividida en dos partes, de acuerdo a los dos enfoques más utilizados para lidiar con el patrimonio: “De Patrimonio como Pasado a Práctica Social” y “Patrimonio como Recurso”. Así, la primera parte, “De Patrimonio como Pasado a Práctica Social”, cuestiona la idea generalizada que considera el patrimonio como algo heredado de las generaciones pasadas por la sociedad presente. Insistir en esta “nostalgia” (Smith, 2006) puede, en ciertos casos, generar que se considere que el patrimonio debe ser preservado de manera estática, lo cual lo convierte en un obstáculo para la continuidad social y afecta así su posibilidad de evolucionar en el tiempo, tal como el resto de la sociedad. Desde otra perspectiva, sin embargo, si se toma como ejemplo el manejo de algunos sitios arqueológicos, resulta evidente que el patrimonio aún juega un rol activo en la producción de relaciones sociales (Breglia, 2006) y representa, a su vez, parte de la vida cotidiana de las personas que viven o trabajan en las áreas aledañas. Así, el patrimonio, en tanto elemento relacionado al pasado, comienza a adquirir otros significados, tales como práctica social1, asociación de múltiples sujetos2 (Breglia, 2006), proceso cultural3, práctica cultural4 (Smith, 2006), y empieza a vincularse a otros conceptos y disciplinas, tales como identidad e historia, que aportan una perspectiva del campo de influencia del concepto de patrimonio. En la segunda parte, titulada “Patrimonio como Recurso”, se recogen argumentos de diferentes académicos que exponen la idea del patrimonio
1. Social practice (Breglia, 2006, p. 32) 2. Entendida como assemblage: “In archaeological parlance, an assemblage is a group of artifacts representing a culture…. my conceptualization of the heritage assemblage accounts for social actors, institutions deeply involved in both the production and reproduction of heritage” (Breglia, 2006, p. 11). 3. Cultural process (Smith, 2006, p. 44) 4. Cultural practices (Smith, 2006, p. 56)
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como una fuente rentable, susceptible de ser considerada para el desarrollo del turismo y, en consecuencia, plantean la necesidad de su inclusión en el planeamiento urbano. Este trabajo aspira, además, a fomentar la reflexión sobre las diferentes escalas de valores respecto del patrimonio, sin separarlos de los recursos culturales de la vida cotidiana de los ciudadanos, quienes en la mayoría de los casos son sus consumidores y usuarios más frecuentes. Así, en la segunda sección, “Reconocimiento del Patrimonio”, se presenta la discusión académica sobre la permanente coexistencia de dos –o más– posiciones o valoraciones culturales respecto del patrimonio cultural. Esta dicotomía y tensión puede identificarse entre puntos de vista o actores formales (tales como instituciones y profesionales relacionados a la gestión del patrimonio), e informales (usuarios o ciudadanos). Asimismo, es posible encontrar otras ambivalencias, dependiendo del enfoque que se utilice para el análisis. Así, es posible referirse a una identidad nacional o una local, lo que Scarpacci (2005) llama “alto” y “bajo” capital cultural, o las macro y microactivaciones de patrimonio consideradas por Prats (2007).
Enfoques sobre patrimonio La mayor parte del patrimonio formalmente reconocido está relacionado a sociedades anteriores. No obstante, en los párrafos siguientes se exponen enfoques alternativos en los que el patrimonio edificado adquiere un significado más amplio que su común asociación con el pasado. Entre ellos, que el patrimonio edificado puede ser también considerado como un recurso para obtener lucro económico, para la promoción de la cultura o para ambos; en esta sección, los enfoques académicos son presentados tomando en consideración ambas líneas de discusión. Al mismo tiempo, es posible encontrar que estas líneas de discusión se asocian a diversas áreas de estudio, lo que hace que el debate acerca de qué, por qué y para quiénes es el patrimonio implique un enfoque interdisciplinario.
De patrimonio como pasado a práctica social El patrimonio está comúnmente asociado a sitios, lugares y artefactos antiguos, grandes, monumentales, y estéticamente placenteros (Smith, 2006). Esta asociación de ideas respecto a lo que se entiende como patrimonio está, según el autor, vinculada a la utilización de un factor de nostalgia por parte de la industria del patrimonio cultural, el cual finalmente se convierte en una herramienta del mismo sector para sustentar su posición sobre la gestión del patrimonio. Para el mismo autor, el riesgo de estos argumentos es que se traducen en una posición conservadora que obstaculiza la continuidad social y puede encasillar al público que esté de acuerdo con este mensaje como receptores pasivos del significado autorizado del patrimonio. Respecto de este punto, Breglia (2006) señala que: While the term heritage readily evokes the past, it often obscures the everyday reality, the archaeological zones are active, dynamic, contingent spaces of the production of social relations.…we can also think of heritage as a particular kind of social relationship, a postmodern search for origins, if you like, that references –without being predicated upon– material culture. (pp. 7-11)
Entonces, si se entiende el patrimonio más allá de datos arqueológicos o textos históricos (Smith, 2006), y además se toma en cuenta que es “el patrimonio de alguien” y que su experimentación lo convierte en algo vivo, resulta que este, como lo considera Breglia (2006), puede ser entendido como una práctica social, que en el uso se convierte en un recurso infinitamente renovable. Es así que tanto Breglia (2006) como Smith (2006) concuerdan en considerar al patrimonio no solo desde su dimensión física, sino como un elemento dinámico dentro de la sociedad. Adicionalmente, Breglia toma de la arqueología el concepto de assem125
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blage o ensamblaje, para entender el patrimonio como una asociación de múltiples elementos, que incluyen actores sociales, paisaje, e instituciones involucradas en la producción y reproducción del mismo. Tomando distancia de la calificación de patrimonio como un objeto, artefacto o lugar, incluso en los casos en que los aspectos tangibles juegan un papel importante (Smith, 2006), además del entendimiento del patrimonio como práctica social (Breglia, 2006), Smith (2006) propone entenderlo como un proceso cultural. Este proceso cultural involucra actos de memoria para facilitar el entendimiento y la relación con el presente. Es durante tales actos de memoria que los elementos tangibles asociados a un patrimonio determinado se convierten en herramientas culturales, aunque no son necesariamente indispensables para llevar a cabo dichos los de memoria que conforman el proceso cultural. Esto lo explica la autora a través del caso de la grabación de historias y tradiciones orales de las mujeres del pueblo waanyi en Australia: las mismas mujeres solicitaron ser grabadas narrando las historias en lugares culturalmente significativos de su propio territorio cultural: en ese caso, cada sitio patrimonial se convirtió en una ayuda-memoria o aide-mémoire para la trasmisión del conocimiento. En ese caso, “heritage was not the site itself, but the act of passing on knowledge in the culturally correct or appropriate contexts and times” (Smith, 2006, p. 46). Es así que, si se considera que el patrimonio, sea tangible o intangible, es portador de valores y significados culturales, es necesario que dicho patrimonio sea experimentado para asegurar la incorporación, permanencia y vigencia de dichos valores en la identidad cultural de los usuarios. Así, una vez que el patrimonio puede ser experimentado, constituye también una práctica cultural o hábito involucrado en la construcción, y la regulación de un rango de valores y conocimientos. Es entonces que, en ese contexto, el patrimonio puede también ser interpretado como identidad que, tal como la historia, promueve el sentido de pertenencia y continuidad de un grupo de personas. Sin embargo, según Smith (2006) existe un discurso hegemónico alrededor del patrimonio que podría dejar de lado el encuentro de maneras alternativas, acordes a cada realidad, para identificar y gestionar el patrimonio: The “heritage” discourse therefore naturalizes the practice of rounding up the usual suspects to conserve and “pass on” to future generation, and in so doing promotes a certain set of Western elite cultural values as being universally applicable. Consequently, this discourse validates a set of practices and performances, which populates both popular and expert constructions of “heritage” and undermines alternative and subaltern ideas about “heritage”. (p. 11)
No obstante, a propósito de lo afirmado por Smith (2006), cabe afirmar que, a diferencia de lo que sucede en las culturas occidentales, en algunas culturas orientales se da mayor valor al conocimiento que permite continuar produciendo determinado tipo de construcción, como en el caso del templo Shinto de Ise en Japón, el cual se renueva hace más de 20 siglos utilizando la misma técnica de trabajo en madera (Vecco, 2010). Más allá de la conservación del material, es el espíritu del edificio identificado en la transmisión de un conocimiento técnico lo que cobra mayor importancia. Desde una perspectiva similar, en 1993, la República de Corea planteó a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) la creación de un plan de Tesoros Humanos Vivos, asociado a la transmisión oral del patrimonio inmaterial. En ese sentido, cabe mencionar que el texto de la Convención Para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial (UNESCO, 2003) considera la interdependencia entre el patrimonio cultural inmaterial, y el patrimonio cultural y natural. En cuanto a la búsqueda de enfoques del patrimonio, además de su común relación con el pasado, se encuentra la propuesta de Howard (2003) de considerar el patrimonio en sí mismo como una disciplina aplicada: “Heritage is not about the past. Of course, many of the objects and the ideas with which it deals come from the past, but heritage 126
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issues are always about what we do with them now” (p. 19). Con esta afirmación, coincide con la visión de Smith (2006) de intentar buscar un enfoque que considere al patrimonio un elemento que forma parte de la sociedad contemporánea, y no lo reduzca a un elemento del pasado, desconectado del momento actual. Sin embargo, Howard va más allá, considerando el patrimonio una disciplina aplicada en sí misma (2003), la que como tal involucra el aspecto teórico del concepto de patrimonio desde distintas disciplinas que de manera directa o tangencial se ocupan de su estudio de forma que, desde el conocimiento integrado del mismo, sea posible brindar directrices para su manejo. Al respecto de la necesidad de hacer del patrimonio una disciplina práctica, al hacer un análisis del vínculo entre la Historia y el patrimonio, Howard hace énfasis en el hecho de que una cantidad considerable de objetos patrimoniales despiertan poco o nada de interés entre los historiadores (2003, p. 21). En su argumento, el autor considera que la Historia es un humanismo puro, interesado en el pasado, mientras que los estudios acerca del patrimonio se plantean cómo ese pasado puede ser interpretado para ser utilizado en beneficio de las sociedades actuales. En el caso de la Geografía y la Historia del Arte, Howard (2003) también resalta que son las dos disciplinas desde las que más interés se ha mostrado en el tema del patrimonio. Esto, según él, sucede en parte porque la geografía comparte tres puntos comunes con la gestión del patrimonio: (a) el interés en la combinación de los materiales naturales y culturales, (b) sus aplicaciones prácticas en la resolución de las necesidades de la sociedad actual y, finalmente, (c) la dificultad de ambas de delimitar sus campos de estudio. En el caso de la Historia del Arte, a pesar de incluir el estudio del significado de los objetos (semiología), los estudios de patrimonio también están relacionados a cómo garantizar su preservación.
Patrimonio como recurso Breglia (2006) y Howard (2003) coinciden en considerar el patrimonio como un recurso renovable, y al respecto plantean como principal interrogante cómo debe ser utilizado. Así, el segundo hace énfasis en el trabajo multidisciplinario que implica la gestión del patrimonio, y, a propósito de la conexión entre patrimonio, y el ocio y el turismo, señala que muchas publicaciones sobre patrimonio son realizadas por académicos que trabajan en ocio y turismo. Esta relación entre el patrimonio y la industria turística ha facilitado que el primero sea colocado en las agendas de muchos gobiernos como una actividad potencialmente lucrativa. Sin embargo, para Howard (2003), el patrimonio “is not only for tourists, it is also for pilgrims, for insiders, for members of the family who never leave home…, and it is for academics and for governments of many levels” (p. 25). Es así que para los turistas el sentido de pertenencia al experimentar el patrimonio no es el mismo que la experiencia de los habitantes locales. Sin embargo, no se debe olvidar que la relación entre el turismo y el patrimonio no es reciente; de hecho, este último sigue siendo una de las principales razones para adquirir paquetes turísticos (Prats, 2009). No obstante, el turismo masivo y la espectacularización de la realidad producen un cambio cualitativo y cuantitativo en la relación entre el patrimonio y el turismo. Así, por ejemplo, a veces el crecimiento del mercado turístico afecta la conservación de un sitio patrimonial por el uso intensivo que se le da para satisfacer sus requerimientos. Al mismo tiempo, la necesidad de satisfacer la demanda turística también contribuye a abrir otros lugares patrimoniales “menos importantes” (Prats 2009, p. 41). En este contexto, Scarpacci (2005) señala otros inconvenientes que el turismo puede conllevar en áreas monumentales, tales como gentrificación y otras dificultades sociales. No obstante, el autor considera al patrimonio un recurso económico para el presente, y ve en el uso de las áreas históricas y monumentos una herramienta para construir la identidad nacional y forjar ideologías, aunque “the tension created over what is to be preserved, whose collective memory should be celebrated, is often ignored in official public circles” (2005, p. 16). Por lo tanto, debe hacerse énfasis en que el patrimonio sea manejado también para 127
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beneficio de la comunidad local, tomando en cuenta el significado particular que este recurso cultural tiene para ella. Respecto a los centros históricos, Herzog (2006) argumenta que, mientras que por un lado se hace referencia al fin del espacio físico, por el otro, en la actualidad es importante tomar en cuenta los primeros como ejemplos de diseño urbano que consideran la escala peatonal, buscan la cohesión social de los miembros de esas comunidades y representan un determinado sentido del lugar. En este sentido, lo descrito por propone el uso del patrimonio edificado a modo de recurso para la formación de una identidad comunitaria y un modelo en cuanto a criterios para el diseño urbano, en un tipo de gestión donde el patrimonio edificado se considere más que un recurso económico a ser aprovechado a través del turismo. En cuanto a la legislación, Scarpacci (2005) subraya que, por un lado, la Carta de Quito (1967) acercó entre sí las ideas sobre monumentos, legislación y planificación urbana; además, provocó una oleada de interés en los centros históricos latinoamericanos y fortaleció la preservación histórica en la región. Sin embargo, esto no significó la implementación de grandes proyectos de inversión en el campo. Cita a Gerald Greenfield, que antes de la segunda mitad del siglo XX afirmaba que "los estudiosos habían ignorado durante mucho tiempo la América Latina urbana porque la América española había sido considerada un reino agrario" (citado en Scarpacci, 2005, p. 29). También destaca que uno de los hechos que dificultan el logro de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en torno al turismo patrimonial (Carta de Quito) es el descontento, la apatía o la falta de tiempo por parte de los residentes de los centros históricos. Finalmente, Prats (2009), que propone el entendimiento del patrimonio como construcción social, considera que este puede cambiar con el tiempo de acuerdo con nuevos criterios o intereses dados por nuevas circunstancias. Para el geógrafo e historiador, la naturaleza, la historia y la inspiración creativa son los tres factores clave mediante los cuales es posible encontrar símbolos patrimoniales que son potencialmente patrimonio. A la vez, estos símbolos patrimoniales son considerados como recursos, tanto culturales como turísticos, y activados –principalmente por las instituciones nacionales– sobre la base de versiones ideológicas de la identidad. Para Prats (2009), de modo similar al patrimonio, el concepto de identidad también puede ser considerado una construcción social y un hecho dinámico en el tiempo; así, el patrimonio es la representación simbólica de cualquier identidad.
Reconocimiento del patrimonio Not everything is heritage, but anything could become heritage. (Howard, 2003, p. 7)
El reconocimiento del valor del patrimonio como tal es fundamental para su protección, ya sea a nivel nacional o a menor escala (Howard, 2003). Asimismo, el patrimonio formalmente reconocido no está imposibilitado de contener, al mismo tiempo, una identidad asociada a la definición de nación, un valor a nivel de comunidades o doméstica. En ese contexto, Howard toma como ejemplo la rubbish theory o the circuit of culture, “where artefacts become obsolescent and are categorized as useless rubbish, until they become revaluated and take their part in heritage developments” (2003, p. 46). Por su parte, las arqueólogas Breglia (2006) y Smith (2006) desarrollan ideas acerca del patrimonio tomando como referente sitios arqueológicos para analizar los diferentes actores y facetas alrededor de este concepto, mostrando, además, cómo cada uno de estos actores puede atribuir un valor particular al patrimonio, el cual no necesariamente es el mismo para cada actor. Por consiguiente, resulta que el valor de un mismo elemento patrimonial puede ser atribuido de manera diversa desde diferentes puntos de vista, dependiendo este último del sujeto o grupo humano que atribuye el valor que lo convierte en patrimonio (a nivel internacional, nacional, local o doméstico). 128
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Asimismo, respecto al reconocimiento del patrimonio como tal, en la literatura comúnmente se encuentra mención a un patrimonio considerado “formal”, entendido como tal aquel que ha sido reconocido por instituciones nacionales o internacionales (Smith, 2006). Esta validación permite la implementación de políticas para su promoción y preservación. Por otro lado, existe un patrimonio “informal”, considerado folklore, o que concierne a pequeñas comunidades, como barrios o familias (Howard, 2003). Este trabajo se centrará en el patrimonio formalmente reconocido.
Valores formales e informales El valor de patrimonio, como lo plantea Breglia (2006), recae en la valoración que le atribuyen los diferentes actores involucrados en la gestión del patrimonio cultural. Al coexistir diversos intereses, como los del Estado, los residentes locales, los propietarios, los profesionales y los empresarios, tal gestión resulta complicada, pues las definiciones de la mejor manera de llevar a cabo la tarea frecuentemente son planteadas de forma opuesta desde las posturas formales (instituciones) e informales (habitantes). En este contexto, Breglia (2006) resalta la ambivalencia entre la posición del Estado, que emplea el patrimonio para la creación de una identidad nacional y sentido de pertenencia, y la manera en que la ciudadanía se relaciona con este. Para analizar esta dualidad o múltiples posiciones en torno al patrimonio, Breglia (2006) basa su investigación en casos de sitios arqueológicos en México donde, según ella, coexisten múltiples reivindicaciones. Así, muestra cómo durante el gobierno de Salinas de Gortari el Estado inició un programa de privatización de sectores de servicios anteriormente nacionales. A pesar de la privatización de muchos sectores, en el caso del patrimonio cultural tal política no fue aceptada por varios grupos de intelectuales, periodistas y ciudadanos. Bajo el lema “Nuestro patrimonio cultural no está a la venta”, después de manifestaciones de estos grupos contra la iniciativa de privatización, la propuesta estatal finalmente fue descartada en 1999: según la Constitución, el patrimonio mexicano sigue siendo propiedad nacional. Además, Breglia (2006) analiza cómo el Estado mexicano ha manejado la relación entre la voluntad de preservar su patrimonio cultural, y el deseo de ser un estado moderno y neoliberal. Para ello toma dos estudios de caso: Chichén Itzá y Chunchucmil. Utilizando estos dos ejemplos, presenta únala ambivalencia existente entre los sitios arqueológicos, y los actores e instituciones sociales. En ambos casos, la autora muestra cómo en el caso de Chichén Itzá, a pesar de que se consideran oficialmente como sitios de propiedad nacional, existen grupos de habitantes que reclaman su custodia en tanto un privilegio heredado. Por otra parte, en el caso de Chunchucmil, un sitio arqueológico declarado recientemente –por extensión se ha nacionalizado–, los agricultores que anteriormente ocupaban esta tierra y sus alrededores tenían que lidiar con las tensiones creadas entre sus intereses y los de los arqueólogos. Acerca de esta ambivalencia, Breglia afirma: “Para las comunidades locales mayas, el patrimonio forma parte de una experiencia cotidiana y de conocimientos de sentido común. Las ruinas arqueológicas... forman parte del paisaje social, político, cultural y económico” (2006, p. 208). Por su parte, Scarpacci (2005) se enfoca en nueve casos de cascos históricos en Latinoamérica, en Buenos Aires, Bogotá, Montevideo, Cartagena, Cuenca, La Habana, Puebla, Quito y Trinidad. Los últimos seis centros históricos están reconocidos como Patrimonio Cultural de la Humanidad por UNESCO. Aún cuando los métodos de Scarpacci incluyeron entrevistas con empleados del sector público en La Habana, Cartagena y Cuenca, su intención principal era conocer cómo vivían las personas en estas ciudades y cómo se había dado la evolución de sus áreas históricas. Además, el geógrafo planteó preguntas sobre cómo los habitantes se sentían en relación al turismo internacional, y los planificadores y políticos, a fin de determinar si se sentían parte de la mejora de sus centros históricos o, por el contrario, se sentían excluidos del proceso. Tal como Breglia (2006), Scarpacci (2005) también encontró diferentes escalas de valo129
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res respecto al patrimonio, las que llama capital cultural “alto” y “bajo”. Así, identifica las plazas y edificios principales capital cultural alto, y considera capital cultural bajo a la arquitectura vernacular y los espacios públicos secundarios. El capital cultural bajo pocas veces aparece en las guías de turismo, sitios de Internet y publicidad, aun cuando es parte importante de la vida del centro de las ciudades. El discurso patrimonial, para Smith (2006), se basa en un conjunto de valores y significados que tienen una voz autorizada en los profesionales, los Estados y las instituciones internacionales. En este discurso de patrimonio autorizado, las relaciones de poder se establecen alrededor del patrimonio, teniendo autoridad para hablar, o para el patrimonio y los que no lo hacen (p. 12). Sin embargo, es evidente que a través de documentos como la Declaración Universal Sobre la Diversidad Cultural (UNESCO, 2001), se entiende que las identidades culturales son valoradas desde su pluralidad, variedad y dinamismo, sin duda en un esfuerzo de las instituciones internacionales por actualizar su discurso para que sea suficientemente versátil frente a la diversidad cultural de las sociedades.
Escalas de patrimonio Llorenc Prats (2009) también diferencia dos posiciones en torno a la definición del patrimonio, en la forma de dos tipos de activaciones. Las primeras son aquellas promovidas, financiadas y manejadas a escala macro, usualmente por el Estado. Las segundas son aquellas activaciones a escala micro, de iniciativa local y algunas veces apoyadas por los gobiernos locales. De acuerdo con Prats (2009), las iniciativas macro usualmente tienen objetivos a gran escala, frecuentemente dirigidos a atraer masas, tales como la apertura de museos y parques nacionales. Por el contrario, las activaciones micro están más enfocadas en la subsistencia, y tienen un moderado impacto en la economía y la dinámica sociocultural locales. Ahora bien, lo que Breglia (2006) define como ambivalencia, en referencia a los diferentes intereses y significados sobre lo que es patrimonio según cada uno de los actores, puede estar estrechamente relacionado a lo que Prats (2009) define como macro y microactivaciones, o escalas de iniciativas a nivel local o nacional. Asimismo, se puede establecer una relación similar con lo que Howard (2003) define como dos tipos de patrimonio: nacional y familiar. El primero, institucionalizado, es tomado como la representación de la identidad nacional, donde las políticas de gestión del mismo –implementadas por las instituciones del Estado– apuntan a que este patrimonio sea sentido como propio por toda la población. El segundo tipo de patrimonio, familiar, se refiere a recuerdos de familia y objetos de valor no oficial, en los que, según Howard (2003), la mayoría de personas tiende a pensar cuando son preguntados acerca de qué le quieren dejar a sus descendientes. A pesar de la discusión que resulta acerca de las diferentes posiciones respecto de lo que el patrimonio representa en diferentes esferas, a través del tiempo, los gobiernos y el mercado son los que han definido y promovido la preservación del patrimonio cultural, sobre la base de la definición institucionalizada del patrimonio. Sin embargo, ante esto, Gómez Ferri (2004) propone considerar el surgimiento de la sociedad civil como un tercer y nuevo agente que últimamente está tomando parte en este escenario. El profesor en Sociología y Antropología Social toma como ejemplos concretos asociaciones civiles propatrimonio organizadas en Valencia, España: Salvem el Botanic, Salvem el Cabanyal y Salvem l’Horta. Estas tres plataformas fueron organizadas por ciudadanos que reclamaban a las instituciones la preservación del jardín botánico, el barrio de El Cabanyal y la huerta de Valencia, respectivamente. En el trabajo de Gómez Ferri (2004), es posible reconocer dos dimensiones: (a) la dignificación de la identidad y la recuperación de la autoestima colectiva de los vecinos, y (b) la reactivación y el reconocimiento del valor del patrimonio que representa para ellos su vecindario, en lo que respecta a aspectos tangibles, como su arquitectura y diseño urbano, e intangibles, como historias y hechos recordados por los habitantes más antiguos de la zona. 130
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Valores arquitectónicos y procesos psicológicos De manera similar al planteamiento de Gómez Ferri (2004), McCarthy (2012) se dirige también a la contradicción entre lo que los profesionales del patrimonio y los desarrolladores inmobiliarios reconocen como tal, y la percepción de este valor que le atribuye la población. Sin embargo, McCarty aporta desde otra perspectiva, tomando teorías psicológicas de la percepción del riesgo y sugiriendo que podrían ser relevantes para proponer nuevas estrategias en cuanto a la gestión del patrimonio. Se refiere a algunas particularidades que implican la preservación del patrimonio construido, afirmando que la estructura física de un edificio también puede incluir la historia, las ideas, los recuerdos y el significado. Asimismo, en el caso particular de la arquitectura, la gestión del patrimonio lidia también con el hecho de la necesidad de ser experimentado físicamente, en escala y tres dimensiones: “While documentation can mitigate some aspects of loss, the scale and three-dimensional experience of aspects of architectural heritage limit the viability of two-dimensional recording as a substitute for physical buildings” (McCarthy, 2012, p. 625). La experiencia tridimensional a la que se refiere McCarthy no solo incluye la arquitectura, sino que también la arqueología se ocupa de este desafío: This is not to advocate a black-and-white world where everything must be preserved, nor to contradict recent debate asserting heritage’s intangibility (Smith, 2006), but rather to indicate there is a value in the preservation of the built fabric of buildings, as well as of other manifestations of heritage. Such issues are particularly relevant for heritage architecture because of capitalist modes of ownership, where structures that manifest communal heritage are exclusively owned. (2012, p. 625)
Por otra parte, McCarthy (2012) considera que el término edificio patrimonial no significa necesariamente que esté declarado oficialmente como tal, sino que refleja los valores heredados de una comunidad. Estos valores y significados están detrás del surgimiento de algunas protestas comunitarias contra la demolición de edificios que simbolizan una parte de su propia identidad. Sin embargo, la mayoría de estas protestas se organizan cuando las autoridades ya han concedido permisos para modificar o eliminar un edificio patrimonial, lo que parece un hecho contradictorio que aparentemente aparece en situaciones extremas. Aquí es donde McCarthy propone analizar el significado del patrimonio y su preservación teniendo en cuenta la percepción del riesgo, para encontrar por qué esta contradicción sucede. Según la percepción del riesgo –asumiendo que el riesgo es la pérdida de patrimonio–, está vinculado con el tiempo de descuento, y el temor y peligro de lo desconocido. En cuanto al primero, McCarthy toma el término de Weber en el que descontar el tiempo significa que las personas preferirán una recompensa menor si reciben un beneficio más pronto por sobre una recompensa o beneficio mayor que se recibe más tarde (2012, p. 628). Por otra parte, temor y riesgo de lo desconocido son términos tomados de la obra de Slovic, que sugieren que lo conocido y que no inspira temor no es percibido como riesgo significativo. Ello explicaría la dejadez en algunos casos frente a la posibilidad de la pérdida de patrimonio, especialmente si la comparamos con el temor hacia hechos percibidos como más urgentes, como puede ser la prevención de enfermedades o las consecuencias de eventos meteorológicos, porque existe una distancia temporal involucrada: Risk, which is immediately knowable and viscerally felt, will be prepared for, but heritage protection frequently relies on the cognitive (rather that effective), making motivation and risk preparation less likely, because heritage protection asks for an action to prevent an event in the distant future (the destruction of a heritage building) which may or may not happen (McCarthy, 2012, p. 627).
McCarthy (2012) también se refiere a la paradoja entre la idea de preservar el patrimonio, lo cual parece positivo para la mayoría de la gente, y la idea de poseer un edificio patrimonial, lo que se percibe generalmente como una situación que podría afectar 131
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negativamente a sus derechos de propiedad. No obstante, para el autor este aspecto no estaría relacionado con una distancia psicológica, sino con un conflicto entre propiedad común y propiedad privada.
Reflexión final Tal como hemos visto, la discusión académica alrededor del concepto de patrimonio se plantea desde distintos enfoques, dependiendo en parte de la propia experiencia profesional del autor. Así, mientras Breglia (2006) y Smith (2006) toman como referentes sitios arqueológicos, Howard (2003) intenta dar una visión más amplia de cómo el patrimonio está relacionado no solo con otras disciplinas, sino que el patrimonio puede ser entendido desde diferentes puntos de vista. Resulta evidente, entonces, que no hay una única manera de determinar una definición universal de patrimonio, sino que el significado de este depende del enfoque desde el cual se quiera abordar el concepto. Así, Breglia (2006), Smith (2006), Prats (2009), McCarthy (2011), Herzog (2006), Scarpacci (2005) y Howard (2003) podrían coincidir en que pueden existir múltiples interpretaciones, dependiendo de quién define el valor del patrimonio cultural. Las contradicciones entre las políticas gubernamentales en cuanto al manejo de sitios arqueológicos y la posición de las poblaciones nativas que habitan en sus alrededores, a las que Breglia (2006) se refiere como monumental ambivalence, pueden interpretarse también como las tensiones creadas entre los proyectos oficiales y la sociedad civil, las mismas que llevaron a la segunda a organizar grupos como Salvem el Cabanyal (Gómez Ferri, 2004), con la diferencia de que en este caso la ambivalencia se situaba en un contexto urbano e implicaba patrimonio arquitectónico. Asimismo, estas posiciones, usualmente desconectadas, están también señaladas por Howard (2003), quien afirma que “Heritage is for people; not just for a small minority of specialists and experts, but for everyone” (p. 33). Así, en el debate académico se encuentra que, en muchos sentidos, el patrimonio se constituye siempre en una dicotomía. El primero de estos sería el discurso oficial que evalúa qué símbolos de la cultura de un grupo son suficientemente representativos para ser considerados patrimonio. Este aspecto oficial del patrimonio cultural está en manos del Estado, profesionales y organizaciones internacionales como UNESCO o ICOMOS, que de acuerdo a una específica escala de valores declaran y sugieren la protección de ciertas demostraciones materiales e inmateriales. Por otro lado, se agrupa bajo la etiqueta de “folklor” o “artesanías” a otros aspectos que a nivel local podrían tener mayor significado para la población que el patrimonio nacional. Tomando en cuenta que las declaratorias de patrimonio formalmente reconocido están en manos del Estado –como es también el caso de Perú–, es hasta cierto punto lógico que se apunte a que estas evidencias culturales puedan llegar a representar a toda la nación. Más aún, las iniciativas nacionales están generalmente comprometidas en proyectos de gran escala, tal como Prats (2009) menciona, que apuntan a dar acceso masivo a esa cultura nacional.5 Sin embargo, esa “elitización”, como puede ser visto el que un grupo de autoridades determine qué es valioso y qué no –o no tanto–, no quiere decir que a nivel local la población no se sienta representada en otros aspectos culturales que conforman, quizás, una escala de patrimonio más íntima relacionada al mismo artefacto, sitio o práctica. En ese sentido, la identificación local con ciertas manifestaciones culturales puede generar, como plantea Gómez Ferri (2004) respecto del caso de El Cabanyal, el interés de un sector de la población en conservar ciertos espacios públicos o edificios, no necesariamente basándose en valores oficiales, como también recuerda McCarthy
5. Existen incluso ejemplos de coordinación entre varios gobiernos, como para el Proyecto Qhapaq Ñan, a fin de promover la investigación, registro, conservación, puesta en valor y reconocimiento ante UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad, de la red de caminos inca. En este proyecto se involucran los gobiernos de Perú, Colombia, Ecuador, Bolivia, Chile y Argentina. El sitio web del proyecto es http://www. qhapaqnan.gob.pe/wordpress/.
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Reflexiones teóricas contemporáneas sobre patrimonio edificado y su significado Teresa Villamón Guevara
a manera personal: “One friend, emailing following the recent Christchurch earthquake [February 2011] and news of likely demolition of Knox Church, expressed her sorrow at the thought of no longer being able to show her children the building where she was married” (2011, p. 625). Entonces, resulta que el patrimonio implica constantemente dos –o más– niveles de representación. Uno a escala nacional, utilizado para la construcción de la identidad nacional, en pro de la cohesión social; y escalas de significado locales e incluso domésticas. Al mismo tiempo, la valoración oficial otorgada desde las instituciones a ciertas manifestaciones culturales, que les atribuye la categoría de patrimonio, puede generar otras dos escalas de valoración, tal como Scarpacci (2005) argumenta en su concepción de capital cultural alto y bajo. La definición de un capital cultural considerado de alto valor y otro de valor menor se puede relacionar directamente con la gestión del turismo cultural. Así, podría ser positivo tener esto en cuenta para promover el turismo hacia aquellos lugares culturales considerados bajos como una herramienta para reducir el impacto que conlleva la alta concentración turística en los lugares de valor cultural alto y, al mismo tiempo, promover la conservación de otros edificios y espacios públicos (Prats, 2009). Finalmente, es posible afirmar que en cuanto a la construcción de la identidad nacional, tanto a nivel local y doméstico como para los turistas, el patrimonio cobra diferentes sentidos de pertenencia y valores. De ello deriva que Breglia (2006) y Howard (2003) coincidan en plantear el patrimonio como un recurso renovable, ante el que la principal cuestión es cómo gestionarlo. El reto que conlleva entonces la naturaleza multifacética del patrimonio es el de su gestión como recurso, entendiendo recurso en su sentido más amplio, como generador de relaciones sociales, de empleos o como medio para interpretar el presente, considerando además que ese manejo debe contemplar y respetar sus diferentes escalas de valoración: nacional, local o doméstica.
Referencias Breglia, L. (2006). Monumental ambivalence: the politics of heritage. Austin: University of Texas Press. Gómez Ferri, J. (2004). Del patrimonio a la identidad: la sociedad civil como activadora patrimonial en la ciudad de Valencia. Gazeta de Antropología, 20, (art. 9). Herzog, L. A. (2006). Return to the center: culture, public space, and city-building in a global era. Austin: University of Texas Press. Howard, P. (2003). Heritage: management, interpretation, identity. Londres, Reino Unido; y Nueva York: Continuum. Prats, L. (2009). Antropología y patrimonio. Barcelona, España: Ariel. McCarthy, C. (2012). Re-thinking threats to architectural heritage. International Journal of Heritage Studies, 18(6), 624-636. Scarpaci, J. L. (2005). Plazas and barrios: heritage tourism and globalization in the Latin American centro histórico. Tucson: University of Arizona Press. Smith, L. (2006). Uses of heritage. Londres, Reino Unido; y Nueva York: Routledge. Vecco, M. (2010). A definition of cultural heritage: from the tangible to the intangible. Journal of Cultural Heritage, 11(3), 321-324.
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VALORACIÓN Y GESTIÓN INTEGRAL DEL PATRIMONIO PAISAJÍSTICO. ENCUENTROS Y DESENCUENTROS TEÓRICOS Y PRÁCTICOS(*) VALUATION AND HOLISTIC MANAGEMENT OF LANDSCAPE HERITAGE. THEORETICAL AND PRACTICAL AGREEMENTS AND DISAGREEMENTS IVÁN RAMÍREZ SERPA(**) Fecha de recepción: 10 de diciembre de 2016 Fecha de aprobación: 01 de noviembre de 2017
RESUMEN El presente artículo pretende ser un texto reflexivo, el cual, desde un enfoque analítico, crítico y práctico de la noción de territorio y paisaje cultural, exprese como esta dualidad conforma la concepción del patrimonio de manera holística, con el objetivo de demostrar que el componente patrimonial es determinante e ineludible para la ordenación del territorio, la planificación urbana y el desarrollo sostenible. Mediante la exploración de definiciones teóricas, acuerdos internacionales, propuestas de gestión y ejemplos de casos prácticos en el Perú, se encuentra la correlación e implicancia entre la teoría y la práctica, y la integralidad del componente patrimonial. La reflexión parte del enunciado de Ramón Folch de que “el paisaje es el aspecto del territorio y compendia la historia del proceso antrópico que en él se ha podido desarrollar”. De esta manera, se interpreta que el paisaje cultural trasmite y refleja el modelo de desarrollo instaurado en un determinado territorio, y su efecto sobre el patrimonio.
PALABRAS CLAVE Territorio, valoración del paisaje cultural, gestión del patrimonio, parque patrimonial
ABSTRACT This article aims to be a reflective text, and to express, from an analytical, critical and practical approach to the notion of territory and cultural landscape, how said duality shapes the conception of heritage in a holistic way. Its goal is to show the decisiveness and inescapability the patrimonial component has for the purpose of the planning of territory, urban planning and sustainable development. The correlation and implication between theory and practice, and the comprehensiveness of the patrimonial component, are found through the examination of theoretical definitions, international agreements, management proposals and examples of practical cases in Peru. The reflection is set off by Ramón Folch’s statement, that “the landscape is the aspect of the territory and summarizes the history of the anthropic process that it has been able to develop”. In such a way, the article interprets that the cultural landscape transmits and reflects the model of development established in a given territory, and its effect on heritage.
KEYWORDS Territory, cultural landscape assessment, heritage management, patrimonial parks
(*) El presente artículo fue desarrollado a partir del texto Breves Alcances a la Transformación y Valoración del Territorio, Medio Ambiente y Paisaje en Relación al Caso del Perú, como parte del trabajo final de la asignatura Territorio Medio Ambiente y Paisaje, curso a cargo del profesor Carlos Verdaguer (Dirección: José Fariña Tojo y Ester Higueras), del máster de Planeamiento Urbano y Territorial - Itinerario de Estudios Urbanos (edición 20162017) de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura, Departamento de Urbanística y Ordenación del Territorio, Universidad Politécnica de Madrid (UPM). (**) Arquitecto por la Universidad Ricardo Palma (Lima, 2005). Cuenta con una maestría en Desarrollo Urbano y Ordenamiento Territorial por la Universidad Politécnica de Cataluña (2012-2013), y otra en Planeamiento Urbano y Territorial - Especialidad de Estudios Urbanos por la UPM (2016-2017). Laboró como jefe y coordinador de proyectos en la ONG Grupo GEA (Lima-Arequipa, 2006-2011), arquitecto en el equipo del Plan Metropolitano de Desarrollo Urbano de Lima y Callao al 2035 (Municipalidad de Lima, 2013-2014), y especialista en Movilidad Urbana Sostenible en la Subgerencia de Movilidad Urbana - Gerencia de Sostenibilidad (Municipalidad San Isidro, 2015-2016). Actualmente se desempeña como consultor para municipios y ministerios de Perú, y Organismos de Cooperación Internacional. Contacto: ivanrserpa@gmail.com
Valoración y gestión integral del patrimonio paisajístico. Encuentros y desencuentros teóricos y prácticos Iván Ramírez Serpa
El siguiente texto plantea la necesidad de reconocer la concepción del paisaje cultural como un concepto único: el patrimonio (Sabaté, 2005). Se trata de aquel paisaje que se interpreta como el reflejo del territorio (Folch, 2011), donde cualquier extracto de este, ya sea natural o intervenido por la sociedad humana, configura un paisaje, es decir, un concepto integrador de referentes físicos y funcionales en constante transformación, representativo de un determinado espacio y tiempo. Por ello, cualquier tipo de paisaje puede ser considerado como de especial particularidad, según la huella que sobre él haya dejado un determinado grupo social. Este es el contexto que se plantea para entender el paisaje en toda su dimensión patrimonial, el cual genera un vínculo ineludible entre las políticas de gestión territoriales, paisajísticas y patrimoniales (Mata, 2008). Las referencias físicas y funcionales del paisaje comprenden una cantidad infinita de información, que puede ser clasificada en relación a la meteorología, edafología o geología, biología y antropología. Esta información sistemática reproduce valores estéticos (Ferraiolo, 1999; Scasozzi, 2002; Mata, 2008) que se reconocen en cada territorio, estrechamente ligados a la posibilidad de contemplar y leer en sus paisajes la complejidad de la historia del planeta Tierra. Si dichas referencias estéticas solo se concentran en su relación con el componente antropológico o sociológico (entendido como un fenómeno muy particular, por la capacidad acelerada de la sociedad humana de adaptar el territorio a sus necesidades), se puede aceptar, tal como plantea Venturi, “que es imposible separar los cambios sociales, la modificación de los modos de producción, de las formas urbanas, de los modos de vida, de la actividad laboral y económica, sobre todo de la visión del mundo y de la vida” (citado en Mata 2009, p. 6). De esa manera se genera un paisaje cultural, un registro de la humanidad sobre el territorio, “un texto que se puede escribir e interpretar, pero asimismo reescribir, entendiendo el territorio como construcción humana” (Sabaté, 2010, p. 11). La intervención sobre este paisaje cultural lleva a formular nuevos modelos de gestión, como los llamados parques patrimoniales (Pérez & Parra, 2004), gestados y muy difundidos en Estados Unidos y en Europa. Esta modalidad de gestión entiende el patrimonio paisajístico como un elemento que puede ser valorizado mediante una serie de estrategias de ordenamiento y desarrollo territorial. Esta valoración no se define sesgadamente en el sentido productivo y de mercado, ya que incluye toda la integralidad de cualidades del paisaje, en cuya virtud es apreciado (Ortega, 1999; Sanz, 2000; Mata, 2008). La Comunidad Europea ha logrado importantes avances en la gestión del paisaje, como resultado de acuerdos políticos territoriales entre sus estados miembros, como la Estrategia Territorial Europea (ETE, 1999) y el Convenio Europeo del Paisaje (CEP, 2000). El primer documento, cuando se refiere a la “gestión creativa de los paisajes culturales”, destaca que los paisajes culturales contribuyen “a través de su singularidad, a la identidad local y regional”, y que su interés en su aprovechamiento económico va más allá de su mera conservación, pues “la conservación de estos paisajes es importante, pero no puede obstaculizar en exceso o incluso hacer imposible su explotación económica” (p. 36). En cuanto al CEP (2000), este se sitúa en una posición similar, pues considera al paisaje europeo como la “expresión de la diversidad de su patrimonio común cultural y natural y como fundamento de su identidad” (p. 3), además de un recurso económico creador de empleo, debido a su potencial turístico como aspecto importante de su aprovechamiento sostenible. En ese sentido la ETE (1999) resalta la fuerte amenaza de la actividad turística sobre el patrimonio por su valor económico, pues, aparte de ser de interés turístico, es aún más atractivo para las inversiones ligadas a esa actividad, las cuales podrían generar una serie de tendencias negativas. Menciona que los principales enclaves paisajísticos culturales de Europa están continuamente amenazados por la degradación: Barcelona o las islas Baleares son un claro ejemplo de los excesos de la actividad turística, como la especulación inmobiliaria, el encarecimiento de los servicios comerciales, la alteración del orden público y la vida comunitaria, la pérdida 135
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de identidad barrial, el cambio precipitado y polarizado de grupos socioeconómicos, entre otras consecuencias de impacto social, urbano y ambiental. En el Perú, como en toda la región latinoamericana, se reconoce la excepcional calidad del paisaje cultural que conforma un patrimonio milenario, el cual debiera ser considerado como una sólida base para el ordenamiento y la gestión territorial, pero que en ciertos casos entra en conflicto o no compatibiliza con el interés predominante del modelo de desarrollo actual. Alguna vez existió un entendimiento entre los intereses productivos y el paisaje, la cual se quebró, quizá más intensamente con el inicio de la industrialización y el fordismo. En nombre de la “modernidad”, nuevas formas de producción rompieron la relación producción-paisaje-cultura, la cual no se ha intentado recuperar o adaptar. Claro ejemplo de este equilibrio entre la adaptación y el aprovechamiento del territorio por parte de las sociedades sudamericanas prehispánicas son los milenarios sistemas de andenerías utilizadas hasta la actualidad, las cuales desde el año 1500 a. C., en conjunto con otros sistemas de infraestructura agrícola, fueron técnicas que permitieron incrementar la productividad de los cultivos y mitigar los riesgos ambientales a fin de disminuir las variaciones climáticas anuales y así acrecentar la seguridad alimentaria. Dichos sistemas fueron producto de la estrategia tecnológica desarrollada a lo largo de tres milenios en la sierra y altiplano de Perú y Bolivia. (Kendall & Rodríguez, 2009, p. 51)
Los objetivos del artículo corresponden a dos ámbitos: el primero abarca temas teóricos e interrelaciona secuencialmente los conceptos territorio, paisaje, cultura y patrimonio, vinculándolos con su regulación internacional y modelos integrales de gestión; y el segundo corresponde a temas de carácter aplicativo, para lo que se da referencias genéricas, y de casos prácticos sobre la valoración y gestión del patrimonio paisajístico en el Perú; y se referencia modelos de gestión del patrimonio que hayan incluido integralmente los componentes territoriales, paisajísticos y culturales. Así, en el presente texto se indaga metodológicamente sobre referentes conceptuales y pragmáticos que permiten visualizar alcances propositivos en cuanto a la gestión integral del patrimonio paisajístico, susceptibles de ser contextualizados y aplicados en contexto del Perú y Latinoamérica.
La correspondencia entre los conceptos de territorio, paisaje cultural y patrimonio En este capítulo se inicia la exploración de vínculos conceptuales entre territorio y paisaje cultural, para intentar fortalecer la correspondencia entre ambos, y su conjunción final en el concepto de patrimonio. El significado de la palabra territorio, para la Real Academia de la Lengua Española (2014), tiene una connotación de pertenencia jurídica, política y administrativa, ya sea individual o colectiva, acepción con la cual la gran mayoría de hablantes identifica la palabra. Sin embargo, resulta muy limitada una definición del territorio solo en términos de injerencia legal, frecuente y craso error en la interpretación del manejo del territorio. Entonces ¿qué es el territorio? Ramón Folch brinda un alcance sofisticado: “el territorio es la matriz biofísica, es decir, aquella materia prima sobre la cual se construye la matriz ambiental o espacio territorial”. Complementa dicha noción afirmando que “el territorio debe ser entendido como una malla de fenómenos, como una matriz de puntos y contrapuntos interconectados entre sí” (2011, p. 214). Eso quiere decir que el factor holístico es inherente al entendimiento del territorio. Para Folch (2011), la visión sistémica del territorio implica poder proyectarlo desde la perspectiva de las dinámicas de flujos, centros, relaciones, interfaces y superposiciones, y no una mera yuxtaposición de capas. Dichas dinámicas transforman la matriz biofísica (paisaje preantrópico), y constituyen la matriz ambiental o espacio territorial (paisaje antropizado). Por ello, “cualquier 136
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fragmento de territorio, natural o intervenido por el la sociedad humana, configura un paisaje, es decir, un conjunto de referentes físicos y funcionales” (p. 213). Entonces, cualquier fragmento de territorio (intervenido o no) configura un paisaje. ¿Qué es el paisaje? En su definición, el factor de observación e interacción es esencial, pues surge de la relación y percepción sensorial por parte de la humanidad: “el paisaje es el aspecto del territorio” (Folch, 2011, p. 213), “con toda la complejidad psicológica y social que implica la percepción” (Mata, 2007, p. 157). Para la CEP (2000), paisaje es “cualquier parte del territorio tal como la percibe la población, cuyo carácter sea el resultado de la acción y la interacción de factores naturales y/o humanos” (p. 2). Entonces, la configuración formal y perceptual del paisaje es la huella, marca o señal de la sociedad humana sobre la matriz biofísica y ambiental, la cual “imprime carácter al territorio, de esta manera se produce el primer entendimiento del paisaje como patrimonio” (Mata, 2007, p. 1003). Si cualquier fragmento de territorio configura un paisaje y refleja un carácter a partir de variadas interacciones humanas en el tiempo, entonces “aquí reside una parte muy importante de la impronta cultural sobre el paisaje” (Mata, 2006, p. 7), que en resumen se manifiesta tanto en la matriz biofísica alterada por la acción humana como en el imaginario y memoria social. Eso es lo que Sauer definió ya en 1925 como noción de paisaje cultural: “el resultado de la acción de un grupo social sobre un paisaje natural. La cultura es el agente, la naturaleza el medio y el paisaje cultural el resultado” (p. 22). Hasta este punto se ha hilado secuencialmente los conceptos de territorio y paisaje cultural, según la bibliografía considerada, y corresponde ahora indagar sobre las regulaciones mundiales de la concepción de paisaje cultural. En primer lugar, está la Convención de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, 2008), que en su definición de patrimonio cultural menciona que, además de los monumentos y los conjuntos de construcciones, se incluye a los lugares y zonas, planteados estos como intervenciones conjuntas entre la humanidad y la naturaleza que, así como los sitios arqueológicos, reflejan claramente “un valor universal excepcional desde el punto de vista histórico, estético, etnológico o antropológico” (1972, p. 15). Para la UNESCO, los “paisajes culturales ilustran la evolución de la sociedad humana y sus asentamientos a lo largo del tiempo, condicionados por las limitaciones y/o oportunidades físicas que presenta su entorno natural y por las sucesivas fuerzas sociales, económicas y culturales, tanto externas como internas” (1972, p. 16). Por otro lado, en las Operational Guidelines for the Implementation of the World Heritage Convention (UNESCO, 2016) se recalca que el concepto de paisaje cultural comprende una gran variedad de manifestaciones de la interacción entre la humanidad y su entorno natural, que refleja a menudo técnicas particulares de la utilización del territorio, y cuenta con una arraigada relación espiritual con la naturaleza. Asimismo, el documento menciona que la protección del paisaje contribuye a una gestión territorial adecuada, que genere la sostenibilidad de la matriz biofísica y ambiental. Las directrices mencionadas dividen a los paisajes culturales en tres categorías: • Paisajes claramente definidos, generados intencionalmente • Paisajes que han evolucionado orgánicamente, como resultado de condicionantes sociales, económicas, administrativas y/o religiosas - Un paisaje fósil, en el cual el proceso evolutivo que se ha detenido - Un paisaje continuo en el tiempo, con un rol social activo y contemporáneo • Paisajes culturales asociativos de fuerte evocación de las asociaciones religiosas, artísticas o culturales del elemento natural1
1. Traducción libre del autor del texto original.
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Para el Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), el “Paisaje Cultural es el resultado de la interacción en el tiempo de las personas y el medio natural, cuya expresión es un territorio percibido y valorado por sus cualidades culturales, producto de un proceso y soporte de la identidad de una comunidad” (2018, párr. 1); menciona también que el futuro del paisaje depende de la actuación que se lleven a cabo en el presente, y que para asegurar su sostenibilidad depende de identificar elemento integrantes del todo paisajístico y explorar en su proceso histórico de transformación que han incidido en su configuración (IPCE, 2018, párr. 3). Hasta aquí el artículo ha formulado un marco teórico, donde se demuestra la correspondencia supuesta entre territorio, paisaje cultural y patrimonio. Ello se complementa con los acuerdos de regulación desde organismos e iniciativas internacionales, lo cual decanta en poder saber bajo qué modelos pueden aplicarse estas teorías y normas ya en la praxis. De esta indagación surge un modelo interesante de gestión del paisaje patrimonial, los llamados parques patrimoniales, gestionados bajo una modalidad proyectual de intervención territorial que privilegia la construcción de una imagen que otorga identidad al territorio, donde el patrimonio y otros recursos culturales y naturales se combinan, exponen, aumentan y promueven intencionadamente para formar un paisaje acordado, convenido que cuenta la historia de dicho territorio y sus residentes. (Pérez & Parra, 2004, p. 10)
O, como lo sintetiza Pablo Alonso (2014), “instrumentos de ordenación y gestión de la renta territorial que una determinada área ostenta y produce” (p. 221). Dicha metodología de gestión está muy difundida en la UE y en los EE. UU., donde se emplea para plantear proyectos a escala regional, los cuales son gestionados por diversos actores a distintos niveles, con el objetivo de alcanzar el desarrollo económico a partir de la puesta en valor de elementos patrimoniales gestando una “marca” orientada a ser un producto turístico, todo ello sin controlar los usos del suelo o su propiedad (Alonso, 2014). Sabaté (2009) concibe la idea de los parque patrimoniales como una herramienta de proyección y gestión, “que implica garantizar en un determinado paisaje cultural la preservación de sus recursos patrimoniales” (p. 8) mediante su puesta en valor, para que actúe como un dinamizador productivo y económico local. A nivel legislativo se puede citar lo planteado por la Ley de Parques Culturales de Aragón que en su artículo I (1997), conceptualiza un parque patrimonial como “un territorio que contiene elementos relevantes del patrimonio cultural, integrados en un marco físico de valor paisajístico y/o ecológico singular, que gozara de promoción y protección global en su conjunto, con especiales medidas de protección para dichos elementos relevantes” (p. 3). Finalmente, a manera de síntesis de esta primera parte, es posible sostener que se entiende como territorio a la materia primigenia biofísica y ambiental (Folch, 2011), la cual se reconoce mediante la observación e interacción espacial, concibiendo la percepción del paisaje con toda la complejidad psicológica y social que implica aquella apreciación (Mata, 2007). Por ende, el paisaje posee y trasmite un carácter en permanente construcción, que define un paisaje cultural particular e identitario, el cual a su vez refleja un determinado espacio y tiempo social (UNESCO, 1972). El paisaje cultural es aquel binomio donde el paisaje (matriz biofísica-ambiental) y la cultura (testimonio social) se constituyen como la base de un nuevo orden en el territorio, conformando un concepto único: el patrimonio (Sabaté, 2005), donde la figura de parque patrimonial cobra mayor relevancia a nivel mundial para la gestión activa de las áreas patrimoniales (Bray, 1994).
La situación genérica de la valoración y gestión del paisaje patrimonial en relación a su aprovechamiento productivo en el Perú Los procesos urbanos y territoriales son de gran interés para analizar el desenvolvimiento de los modelos de desarrollo aplicados, ya que esa dinámica depende de una 138
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serie de intereses de uso demandados por diferentes grupos sociales en torno a diversos tipos de productividad, los cuales alteran y/o impactan en mayor o menor grado la matriz biofísica donde se desarrollan. La planificación urbana y la ordenación territorial son, en teoría, instrumentos de gestión pública que se emplean para proyectar y regular las diversas funciones productivas, de servicios, infraestructura y habitabilidad que se producen sobre un determinado espacio en el tiempo. Desde la perspectiva de Folch (2011), consiste “en determinar qué va dónde y para qué, siempre que este ‘dónde’ lo consienta, este ‘para qué’ responda a una intención civil de interés general y este ‘qué’ tenga calidad y sentido. El urbanismo planifica y proyecta el territorio, construyendo la matriz ambiental” (p. 216) En el Perú el Acondicionamiento Territorial y Desarrollo Urbano (nombre con el cual está definido en el Decreto Supremo 004-2011-MVCS2) es una normativa instrumental (está incluido su vínculo con la Zonificación Ecológica y Económica3) que aún no ha tenido real relevancia aplicativa en el modelo político de desarrollo del país, por lo que son muy escasas las consideraciones ambientales y paisajísticas. Por ello, podría decirse que las actividades primarias y terciarias sin gestión aplicada dentro de un marco de planificación urbana y territorial han determinado casi por completo la conformación del paisaje cultural de los territorios y ciudades del Perú: resulta de ese escenario una dialéctica muchas veces conflictiva y discordante. Sobre esta situación, Alex Tarroja (2006) sostiene lo siguiente: El resultado de las transformaciones urbanas y rurales a escala regional y falta de cultura de gestión de los espacios abiertos ha originado una creciente degradación de los paisajes. Pero el hecho más preocupante es que esta degradación no se limita tan sólo a una pérdida de calidad ecológica y estética del paisaje, sino que afecta, y quizá aún en mayor medida los valores sociales y culturales del paisaje. (p. 2)
Al respecto se puede mencionar varios ejemplos de elevado impacto ambiental, social, económico y mediático en el Perú, los cuales demuestran la disonancia de compatibilidad entre las aptitudes y valoraciones del paisaje cultural, y las transformaciones y demarcación del territorio con fines productivos-extractivos a gran escala. Tales transformaciones están principalmente relacionadas con la actividad minera y energética, tanto en entornos rurales como urbanos, como por ejemplo Bagua (región Amazonas, por la afectación sobre territorios de comunidades indígenas de la Amazonía), Islay (región Arequipa, por el proyecto minero Tía María), Conga (Región Cajamarca, por la actividad de la minera Yanacocha), Cotabambas (Región Apurímac), o Cerro de Pasco, donde la actividad minera construye y destruye ciudad cotidianamente desde hace casi 400 años. En el caso de la región Lima, están los distritos de Pachacamac y Villa María del Triunfo (por la presencia de Cementos Lima), Lurín (por la presencia de explosivos EXSA), entre otros. Al respecto, Alonso (2014) plantea que el complejo entendimiento entre la intensa productividad económica y el patrimonio sea el resultado de una intrínseca correspondencia entre las ciencias sociales y la ordenación territorial, donde la concordancia lleve a considerar temas antropológicos/etnográficos, económicos, ambientales, urbanos, turísticos, mediáticos, entre otros componentes específicos. Por ello, afirma que “resulta difícil disgregar aspectos técnicos de proyección y gestión de la dimensión sociocultural” (p. 22).
2. Reglamento de acondicionamiento territorial y desarrollo urbano. Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento. Decreto Supremo 004-2011. Dirección Nacional de Urbanismo - Dirección de Ordenamiento Territorial. 3. Considerada en el artículo 11 de la Ley Nº 26821 Ley Orgánica para el Aprovechamiento Sostenible de los Recursos Naturales, 1997. Dicho artículo plantea la Zonificación Ecológica y Económica como “apoyo al Ordenamiento Territorial, a fin de evitar conflictos por superposición de títulos y usos inapropiados, y demás fines. La Zonificación se realiza en base a áreas prioritarias conciliando los intereses nacionales de la conservación del patrimonio natural con el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales”.
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Dichas divergencias entre la valoración del paisaje cultural y la productividad económica han generado cambios en sus relaciones de gestión. Por parte del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado peruano (SERNANP4), se ha propiciado la regulación y conservación del paisaje cultural patrimonial en asociación con las actividades productivas locales y regionales, y emprendimientos turísticos, como se plantea más adelante. Las iniciativas de gestión del paisaje cultural patrimonial relacionadas con la actividad turística en tanto generadora de desarrollo económico local5 se han aplicado mediante nociones de turismo rural comunitario6 orientadas a propiciar la participación activa de las comunidades locales considerando las actividades económicas tradicionales, como la agricultura, ganadería, pesca, artesanía y vivencia propia como parte del producto turístico. Este tipo de iniciativas se han gestionado desde el Estado (central, regional y local), organizaciones no gubernamentales y empresas privadas, aunque con cierto enfoque sesgado, que no implica la compresión total de las dimensiones integrales y multidimensionales del producto turístico patrimonial que pretenden promover. Para Tarroja (2006), gestionar el paisaje cultural patrimonial implica el diálogo y creatividad entre múltiples disciplinas relativas a las formas del territorio, así como a su percepción y valoración social, lo cual le otorga al paisaje la capacidad para establecer una aproximación global, integrada, que articule las interrelaciones entre elementos y procesos de naturaleza ecológica, económica, social, cultural, urbanística, estética, etc. Al respecto cabe citar la Carta Internacional del Turismo Cultural, texto que reúne directrices sobre la gestión del turismo en lugares de importancia patrimonial (ICOMOS, 1999), la cual resalta que es crucial (a) hacer a las comunidades locales partícipes de la ordenación del patrimonio, facilitando su emprendimiento y la promoción turística del recurso patrimonial en cuestión; (b) facilitar y fomentar un diálogo entre los intereses de la conservación y la industria turística (aunque bien podría referirse la industria en general7) sobre la importancia y fragilidad de los paisajes culturales patrimoniales; y (c) generar planes y políticas de gestión consecuentes con la puesta en valor del patrimonio (término al que podría añadirse el territorio8). El interés por el aprovechamiento del paisaje cultural patrimonial va mucho más allá de fines turísticos: el factor turístico es únicamente una motivación más para valorar la integralidad de la matriz biofísica y ambiental, destacando sus “aspectos relativos a la calidad de vida de los ciudadanos, la memoria colectiva, la identidad local y el valor del patrimonio como activo o capital territorial para el desarrollo regional” (Tarroja, 2006, p. 44).
Buenas prácticas de la valoración y gestión del paisaje patrimonial en relación a su aprovechamiento productivo en el Perú A continuación se resaltan tres casos prácticos de iniciativas sobre valoración y gestión del paisaje cultural patrimonial, desde escalas territoriales diferenciadas, dentro del marco de los conceptos previamente planteados en la primera sección.
4. El SERNANP pertenece al Sistema Nacional de Área Naturales Protegidas, parte del Ministerio del Ambiente. Las áreas naturales protegidas ocupan más del 17 % del territorio del Perú, y desde 2011 han recibido más de un millón de visitantes. 5. Para conocer sobre estos emprendimientos promovidos desde el estado y su enfoque visitar: http:// www.turismoruralcomunitario.com.pe/ y http://www.sernanp.gob.pe/turismo-en-anp 6. Es toda actividad turística que se desarrolla en el medio rural, de manera planificada y sostenible, basada en la participación de las poblaciones locales organizadas para beneficio de la comunidad, siendo la cultura rural un componente clave del producto. Programa Nacional de Turismo Rural Comunitario, Ministerio de Comercio Exterior y Turismo Perú. 7. Comentario del autor. 8. Comentario del autor.
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El primer caso es el del Circuito Ecoturístico de las Lomas de Lúcumo, en el distrito de Pachacamac (valle del río Lurín, Lima), donde la comunidad del Centro Poblado Rural Quebrada Verde, dedicada principalmente a la ganadería y agricultura, desde principios de la década de 1990 percibe, reconoce y valora un patrimonio de lomas estacionales, las cuales decidieron conservar y poner en valor con fines turísticos, para su aprovechamiento sostenible, como una alternativas de beneficio económico local (se han rescatado alrededor de 150 Ha.).
Figura 1. El ecosistema de Lomas de Lúcumo y sus equipamientos turísticos, 2010. Archivo fotográfico del proyecto Vive Pachacámac, Lima, Perú.
El segundo caso corresponde a la Reserva Paisajística Nor Yauyos - Cochas (RPNYC), ubicada entre la región Lima y Junín, un amplio territorio altoandino (más de 200,000 Ha.) declarado Zona de Reserva Turística Nacional en 1996 gracias a la iniciativa y los esfuerzos locales provenientes de la Sociedad Agrícola de Interés Social Túpac Amaru9. En este proceso la formación de la Corporación de Desarrollo del Nor Yauyos en 1997 fue determinante para que dos años después se promulgue como Zona Reservada Alto Cañete y Cochas - Pachacayo, y posteriormente como Reserva Paisajística Nor Yauyos - Cochas (2001) por parte de SERNANP. Dicha promulgación tiene como objetivo proteger ecosistemas inmersos en un conjunto paisajístico de gran belleza y singularidad, que coexisten en armoniosa relación con las actividades ancestrales de las comu-
9. Las SAIS fueron figuras asociativas creadas en la década de los 70 como parte de la aplicación de la Reforma Agraria en el Perú. Esta figura promovía la creación de empresas asociativas bajo un régimen de propiedad colectiva.
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Figura 2. Talleres en temas de valoración ambiental en el Centro Poblado Rural Quebrada Verde, 2010. Archivo fotográfico del proyecto Vive Pachacámac, Lima, Perú.
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nidades campesinas, las cuales han desarrollado formas de organización social para la producción y el uso eficiente de sus recursos patrimoniales. El tercer caso es el Valle del Colca, y su ancestral relación territorial y cultural con la Reserva Natural Salinas y Aguada Blanca, y el Valle de los Volcanes en Andagua (región Arequipa). Se trata de un caso similar al de la RPNYC, aunque cuenta con un territorio más vasto en relación a la cuenca del Colca-Majes-Camaná. En estos territorios puede observarse el impacto de la presencia de las culturas Wari y Tiwanaku (De La Vera Cruz, 2010), cuya ocupación se remonta a aproximadamente 10,000 años a. C. Debido a estas cualidades, la Autoridad Autónoma del Colca y Anexos promueve desde 2015 un proyecto para que UNESCO declare el Valle de los Volcanes y del Colca como un geoparque mundial10, etiqueta que brinda el reconocimiento gubernamental de la importancia de la gestión holística de los sitios geológicos y paisajes destacados. En las siguientes secciones se amplía la información sobre cada uno de los casos mencionados.
10. Los geoparques mundiales de la UNESCO cuentan la historia de 4.600 millones de años del planeta Tierra y de los acontecimientos geológicos que le dieron forma, así como la evolución de la humanidad misma. No solo muestran evidencia de los cambios climáticos en el pasado, sino que también informan a las comunidades locales de los desafíos actuales, y las ayudan a prepararse para sucesos como terremotos, tsunamis y erupciones volcánicas.
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El circuito ecoturístico Lomas de Lúcumo, Centro Poblado Rural Quebrada Verde11 Las Lomas de Lúcumo forman parte de toda una cadena de ecosistemas de lomas que en un momento bordearon las áridas franjas costeras de Lima. Este fue producido por un fenómeno climático de neblinas que sirve de sustento para diversas funciones ambientales, pero poco a poco fue depredado y urbanizado, hasta llegar casi a su desaparición. Hace 25 años, dicho patrimonio paisajístico fue valorado por la comunidad de Quebrada Verde, con la intención de rescatar lo que subsistía de dicho ecosistema. Se inició entonces un proceso de largo aliento para poner en valor ese legado patrimonial: se creó el Comité de Turismo de Quebrada Verde (1996), que en conjunto con la comunidad y diversas organizaciones trabajó por reconocer la trascendencia ambiental, paisajística y cultural de este hábitat para el distrito de Pachacamac, y la ciudad de Lima (Figura 1).
Figura 3. Estancias de pastores como unidad territorial básica de uso y manejo del espacio a nivel de usufructo ganadero, mediante una ocupación estanciera semipermanente, lo cual permite mayor accesibilidad a los pastos durante todo el año. En Apu Pariacaca y el Alto Cañete, Estudio de Paisaje Cultural (p. 190), por C. Abad, J. González & A. Chamorro, 2012, Lima, Perú: Instituto Nacional de Cultura.
Actualmente la gestión del circuito Lomas de Lúcumo ha iniciado una etapa pos proceso de puesta en valor (adecuación de caminos para los visitantes, construcción del centro de interpretación y espacio público de recepción al circuito, capacitación de guías locales, promoción como producto turístico, etc.), ya que el circuito ha alcanzado un cierto posicionamiento en la conciencia de la población limeña y las autoridades; forma parte del Programa Lomas de Lima12, de la Municipalidad Metropolitana, orientado a la recu11. Lomas de Lúcumo cuenta con una web: http://www.lomasdelucumo.org/. 12. Según Ordenanza N° 1751, MML. 2013
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Figura 4. Niñas con mantas labradas en las zonas altoandinas de la Reserva Paisajística Nor Yauyos - Cochas. En Apu Pariacaca y el Alto Cañete, Estudio de Paisaje Cultural (p. 260), por C. Abad, J. González & A. Chamorro, 2012, Lima, Perú: Instituto Nacional de Cultura.
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peración dichos ecosistemas; ha sido reconocido como ecosistema frágil el Ministerio de Agricultura13, y recibe el apoyo del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Figura 2). El circuito ecoturístico de la Lomas de Lúcumo es un ejemplo de cómo la iniciativa autogestionaria comunitaria, desarrollando alianzas públicas y privadas estratégicas, puede lograr resultados tangibles y exitosos de gestión del paisaje patrimonial. Lo más importante y trascendente para asegurar dicha sostenibilidad es que se ha sabido consolidar en el entendimiento de la comunidad, la pertenencia y la valoración del recurso patrimonial14.
La Reserva Paisajística Nor Yauyos - Cochas15 Las reservas paisajísticas son áreas destinadas a la protección de ambientes cuya integridad geográfica muestra una armoniosa relación entre la acción humana y la naturaleza, y que albergan importantes valores estéticos naturales y culturales (SERNANP,
13. Según Resolución ministerial N° 0274-2013-MINAGRI 14. En los indicadores para la formulación del proyecto Vive Pachacámac, Formación de capacidades y puesta en valor de recursos comunitarios para el fomento del turismo rural en el distrito de Pachacámac (2008, ONG Grupo GEA), se señala que en el CPR de Quebrada Verde se contaba con un plan de desarrollo turístico vigente, y que buen porcentaje de su población había recibido y logrado asimilar las enseñanzas vertidas en capacitaciones relacionadas al emprendimiento turístico y de microempresa. 15. La reserva cuenta con un blog: http://rpnycperu.blogspot.com.es/.
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2005)16. La RPNYC está categorizada como área natural protegida (ANP), lo que implica la consideración de un área con uso directo, es decir, un aprovechamiento productivo por parte de los grupos humanos que la habitan. Según la zonificación del Plan Maestro de la RPNYC 2006-201117, coordinado por el SERNANP (2006), la reserva se ciñe a la definición de paisaje de la CEP (2000). Por lo tanto, a diferencia de otras ANP en las cuales los atributos de conservación son una especie endémica de flora o fauna, con muy poca intervención de actividades humanas, en las reservas paisajísticas las prioridades están vinculadas al mantenimiento del paisaje (relación persona-naturaleza). Así mismo, la CEP menciona que el paisaje “es un elemento importante de la calidad de vida de las poblaciones”, y “constituye un elemento esencial del bienestar individual y social” (2002, p. 1). De esta manera, en el Plan Maestro de la RPNYC 2006-2011 se reconoce que las actividades antrópicas que se llevan a cabo en la reserva modelan el paisaje; por lo tanto, si estas se dan de forma desorganizada y desmedida, se corre el riesgo de que ocasionen impactos importantes no solo en el entorno paisajístico sino también en la calidad de vida de las poblaciones circundantes (Figura 3).
Figura 5. Arrieros con llamas entre un bosque de queñuales, 2011. Archivo fotográfico del proyecto Santuario Alto Andino de las Aves. Arequipa, Perú.
16. Actualmente solo existen en el Perú dos reservas con estas cualidades: la de Nor Yauyos - Cocha y la Subcuenca del Cotahuasi, en la región Arequipa. 17. Existe una nueva actualización aprobada del plan maestro con horizonte 2016-2020, mediante Resolución Presidencial N° 207-2016-SERNANP.
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Figura 6. Sibayo Rumillacta (en español, “pueblo de piedra”), pueblo de la cuenca alta del Valle del Colca. Fotografía por I. Ramírez, 2012.
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Unos de los atractivos emblemáticos de la RPNYC es el Camino Inca o Qhapaq Ñan, en conjunto con el nevado apu Pariacaca. Al respecto, en el ex Instituto Nacional de Cultura (actualmente Ministerio de Cultura), desde la Unidad de Estudios Geográficos, se elaboró en 2009 el estudio titulado Apu Pariacaca y el Alto Cañete. Estudio de Paisaje Cultural. Tal investigación explica la trascendencia de estos territorios: el apu Pariacaca (5,860 metros de altitud) es el punto más relevante del Camino Inca en el Chinchaysuyu, extensión del camino que comunicaba de manera transversal el centro administrativo-religioso Pachacámac (Lima), en la costa peruana, con el centro administrativo en la sierra central, Xauxatambo (Junín). Ambos santuarios, Pariacaca y Pachacámac, unidos por el Qhapaq Ñan, eran considerados como los más importantes de ese sector del Tawantinsuyu, y fueron escenario de grandes hazañas de dioses y de poblaciones aledañas. Su relevancia patrimonial conjuga paisaje, historia, mística, geografía, arte, etnografía, biología y arquitectura, además de otras particularidades. El estudio de este paisaje cultural constituye el primer piloto que abarca los territorios de las comunidades campesinas de Tanta (provincia de Yauyos) y Huachipampa (provincia de Huarochirí). En él se propone principalmente emplear una metodología de valoración del paisaje que permita, según las diversas dinámicas de este, prorizar criterios arqueológicos, socioculturales y físico-geográficos, para finalmente anexar la variable patrimonial. De esta manera se posiciona al paisaje como una categoría que condiciona la gestión territorial, donde el patrimonio es el elemento transversal en los planteamientos de cualquier estrategia de desarrollo territorial. La mencionada investigación concluye en el planteamiento de posibles tendencias en la dinámica del paisaje, a manera de consideraciones sobre los retos que afrontarán estos territorios en el futuro, en relación a su fragilidad ante el cambio climático global y los fenómenos sociales como la crisis hídrica; la migración; los cambios en el manejo productivo; el aumento del turismo, la actividad urbana y la construcción de infraestructuras; la desaparición del intercambio tradicional (trueque); y la degradación de los restos arqueológicos. Tomando en cuenta que solo existen dos reservas paisajísticas en el Perú, con la creación de la RPNYC se marca un hito, pues pone de manifiesto la voluntad del Estado de conservar estos modelos de gestión territorial milenarios, que implican la creación de sistemas territoriales de gran estética, origen de la cosmovisión y de la identidad. Son en estos paisajes donde el patrimonio cobra mayor vigencia, donde se organizan en armonía las actividades económico-productivas con las formas de organización social.
La Reserva Natural Salinas y Aguada Blanca, el Valle del Colca y el Valle de los Volcanes18 En este caso se trata de tres territorios extensos, ligados entre sí por sus cualidades geográficas y etnográficas. En primer lugar, está la Reserva Nacional de Salinas y Aguada
18. http://www.colcaperu.gob.pe/inicio
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Blanca19, creada con el fin de garantizar la conservación de los recursos naturales –su particular fauna de aves y camélidos, sus bosques y pastos, lagunas y humedales20, salares y volcanes– y propiciar su utilización racional de parte de la población mediante actividades productivas tradicionales y no tradicionales, como el turismo. El área que ocupa la reserva, que se encuentra bajo la administración del SERNANP y el Ministerio de Agricultura, está extensamente poblada, por lo que se determinó que las decisiones sobre las acciones que realizar en el interior de esta deben tomarse en concordancia con los intereses de los pobladores. Actualmente la gestión de la reserva está siendo realizada bajo el recientemente aprobado Plan Maestro 2016-2020 (ver Figura 5). En cuanto al Valle del Colca, se encuentra allí valioso testimonio de la acción prehispánica, inca y colonial. Los restos arqueológicos y templos coloniales existentes en cada uno de los pueblos de ambas márgenes del río Colca son elementos artísticos y arquitectónicos dignos del mayor aprecio y cuidado. Se trata de uno de los lugares con mayor muestra de mestizaje y sincretismo cultural: sus actuales etnias residentes son los cabanas y los collaguas, que conservan los rasgos de una cultura milenaria sostenida en la tradición campesina, ganadera y comercial (Quiroz, 2010). El Programa Patrimonio para el Desarrollo de la Agencia Española de Cooperación Internacional elaboró en 2009 la propuesta del Plan de Acondicionamiento Territorial del Valle del Colca, el cual ordenaría los espacios distritales que conforman el valle en cuestión, en el ámbito de la subcuenca del río del mismo nombre (provincia de Caylloma), como un instrumento normativo y de manejo para el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales, los valores culturales, la distribución equilibrada de la población, y el desarrollo de la inversión pública y privada en los ámbitos urbano y rural del territorio. Dicho plan de acondicionamiento territorial partía del principio de que “la inversión en la conservación del patrimonio valoriza la identidad cultural, consecuentemente, constituye una estrategia efectiva de desarrollo sustentable e incluyente en el territorio” (p. 3). El patrimonio del Valle del Colca ha logrado un reconocimiento nacional e internacional, constituye un “sello” del territorio: por consiguiente, a partir de un acondicionamiento territorial con medidas de protección y de renovación de su infraestructura, servicios y equipamiento, pueden generarse las condiciones para establecer y consolidar una economía cultural como fundamento de sostenibilidad y canalización de los beneficios hacia la población local, y no solo hacia unos pocos individuos o empresas, generalmente foráneos. El plan, hasta la fecha, lamentablemente es un documento sin aprobación normativa ni valor legal (ver Figura 6).
19. Establecida en 1979, en un área de más de 300,000 Ha. 20. Los cuales han sido reconocidos por la Convención RAMSAR, que vela por la conservación de humedales de importancia a nivel mundial.
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Figura 7. Paisaje volcánico en el Valle de Andagua. Archivo fotográfico de la Organización de Destino del Valle de los Volcanes, recuperado de http:// vallevolcanesperu.pe/es/galvolcanes/
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Finalmente, el Valle de los Volcanes, conocido también como el Valle de Andagua (provincia de Castilla), ubicado entre los 1,350 y 4,300 m s. n. m., representa una zona particular de vestigios de lava y numerosos cráteres volcánicos. Según la Organización de Gestión de Destino del Valle de los Volcanes, hacia el año 2016 se habían identificado 36 conos volcánicos, que alcanzan alturas de hasta 300 metros, diseminados a lo largo de 65 kilómetros, que datan aproximadamente de 300 a 800 mil años a. C. El singular paisaje del valle está compuesto por grandes coladas de lava y depósitos de ceniza, que sirvieron de hábitat para cierto tipo de vegetación y fauna. En el valle persisten muchos rituales y actividades sociales que han sobrevivido a lo largo de los siglos, y que han sido preservados de una generación a otra. Por estas razones, desde el año 2015 la Autoridad Autónoma del Colca y Anexos pretende que estos tres territorios sean reconocidos por el programa Geoparques Mundiales de la UNESCO, el cual busca aumentar la conciencia sobre la geodiversidad, y promover mejores prácticas de protección, educación y turismo. Junto con los sitios del Patrimonio Mundial y Reservas de la Biósfera, los “Geoparques Globales de la UNESCO forman una gama completa de herramientas de desarrollo sostenible y contribuyen a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 a través de la combinación de perspectivas globales y locales” (2017, p. 4) (ver Figuras 7 y 8). Los tres casos mencionados pueden enmarcarse empleando el concepto que plantea Alonso (2014) cuando referencia a Bray (1994): “las áreas patrimoniales son una respuesta a una necesidad social de reconciliar la conservación y los imperativos económicos” (p. 219).
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Conclusiones Discutir sobre territorios es discutir sobre el paisaje cultural y su resultante patrimonial, entendiendo y reflexionando sobre la historia, y las implicancias del modelo de desarrollo o valoración social implantado sobre aquella matriz biofísica, que ha impactado en su configuración, transformándola, ya sea de manera sabia o negligente.
Figura 8. Vivienda tradicional en el Valle de Andagua. Archivo fotográfico de la Organización de Destino del Valle de los Volcanes, recuperado de http://vallevolcanesperu.pe/es/galvolcanes/
Mediante los referentes teóricos analizados y la revisión de los principales acuerdos internacionales de regulación del paisaje cultural (ETE, CEP, UNESCO, IPCE), se ha validado una relación de lógica correspondencia y secuencial entre los conceptos de territorio, paisaje, cultura y patrimonio. Con ello se puede reconocer que dicha lógica se adecúa a un modelo de gestión integral denominado parque patrimonial, con el objetivo de generar desarrollo económico local reconociendo las patologías de la valoración del paisaje cultural, para así poder definir directrices que lleven a cabo una puesta en valor responsable de los recursos patrimoniales como potenciales productos turísticos. Los referentes teóricos y prácticos han permitido argumentar que las intervenciones antrópicas a mayor o menor escala sobre el paisaje son permanentes o, en los casos más incólumes, muy latentes. El paisaje cultural es un patrimonio constantemente en evolución (física y social), y su inevitable transformación puede ser de alguna manera controlada y orientada, de forma que se conservando conserven los “rasgos esenciales que le dan carácter y personalidad” (Nogué, 2006, p. 139). Es necesario repensar las maneras de aprovechar el patrimonio paisajístico, recuperando la concordancia entre las necesidades productivas y la intervención del territorio para estos fines. Esta es la cuestión de mayor complejidad, pues mientras el modelo de desarrollo continúe si149
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Tabla 1. Cuadro básico comparativo. Coincidencias entre casos catalogados como buenas prácticas y el modelo de parque patrimonial Circuito Ecoturístico de las Lomas Lúcumo
Proyectos a escala regional
RPNYC
RNSAB, Valle del Colca y Andagua
X
X
Asociación de diversos gestores sociales a distinta escalas y funciones
X
X
X
Participación de diversas especialidades sociales y técnicas
X
X
X
Objetivo: desarrollo económico a partir de la puesta en valor de elementos patrimoniales, el reconocimiento de la identidad local y la creación de un producto turístico
X
X
X
Sin control estricto en la propiedad del suelo usufructo
X
Elaboración propia a partir de “La transición al pos-productivismo: parques patrimoniales, parques culturales y ordenación territorial”, por P. Alonso (2014), EURE: Revista Latinoamericana de Estudios Urbanos Regionales, 40(119), 217-238.
guiendo algunos patrones globales radicales, como los altos niveles de extractivismo y monocultivo, los territorios más vulnerables (meteorológica y políticamente) serán los más afectados por las demandas de dicho modelo. Justamente, en el proceso de compatibilizar la puesta en valor del paisaje patrimonial con los fines productivos, de plantear una ordenación territorial, afloran varias cuestiones. Por ejemplo, surge la siguiente pregunta: “¿Cómo traducir la identidad del paisaje a la ordenación y gestión territorial?” (Alonso, 2014, p. 219). En ese sentido, el modelo de parque patrimonial vuelve a aparecer como un producto híbrido de componentes productivos, académicos y gestión institucional, integrando las actividades económicas locales, la investigación científica, la museología en espacios cerrados o al aire libre, los ecomuseos como expresión de la cultura viva, el deporte, la oferta turística, entre otras funciones que fomenten las rentas territoriales asociadas al patrimonio (Alonso, 2014, p. 221). Tomando como referencia los casos definidos como ejemplos de buenas prácticas, es posible afirmar que la gestión inteligente de los recursos patrimoniales es un factor clave para el desarrollo económico. La gestión patrimonial conserva la tradición local, genera actividades alternativas y puestos de trabajo, y atrae inversiones turísticas y sus derivados; además, muy fundamentalmente, refuerza la autoestima de la comunidad en una “dimensión espiritual, ideológica y simbólica” (Nogué, 2006, p. 135). 150
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Además, las buenas prácticas señaladas representan la acción conjunta de diversas organizaciones sociales, públicas y privadas, de forma que engloban diversas perspectivas de saberes técnicos y sociales. Tal integración de especialidades es una sólida base para el éxito de la gestión patrimonial, que ha permitido obtener avances que pueden encajar dentro de los parámetros básicos del modelo de parque patrimonial (ver Tabla 1). La información recogida en la Tabla 1 permite validar inicialmente la aplicación del modelo de parque patrimonial en el caso peruano y, por qué no, a nivel latinoamericano, lo cual merece un análisis mayor. Finalmente, cabe destacar la serie de avances aplicativos que ha alcanzado la Comunidad Europea en el reconocimiento de la trascendencia de la gestión del paisaje patrimonial, resaltándose en ello tres consideraciones claves de la CEP (2000): que “todo el territorio es paisaje y no tan sólo los paisajes singulares pintorescos o excepcionales”; “la existencia de un derecho de los ciudadanos a tener y disfrutar de un paisaje de calidad”; y que “el paisaje es un elemento de calidad de vida y un factor de desarrollo de las comunidades” (p. 1). En los casos del Circuito de las Lomas de Lúcumo, Nor Yuyos - Cochas y Salinas - Aguada Blanca, el Colca y Andagua, estas consideraciones relacionadas con el bienestar social-ambiental y el adecuado aprovechamiento productivo del paisaje patrimonial son claramente reconocidas. Mediante dichos ejemplos se demuestra y fortalece la tendencia de no solo considerar el patrimonio paisajístico como un elemento analítico, sino también proyectarlo como un parámetro transversal en la ordenación del territorio y la planificación urbana.
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HUANTINAMARCA. ANÁLISIS DE LA GESTIÓN DEL SITIO ARQUEOLÓGICO. CASO SAN JOSÉ S.A.C (LIMA, PERÚ)(*) HUANTINAMARCA. ANALYSIS OF THE MANAGEMENT OF THE ARCHEOLOGICAL SITE. SAN JOSÉ S.A.C CASE-STUDY (LIMA, PERU) KARINA ALDABA FLORES(**), MAYRA CÁCERES SÁNCHEZ(***) Y JOSÉ SANTA CRUZ ALCALÁ(****) Fecha de recepción: 10 de diciembre de 2016 Fecha de aprobación: 01 de noviembre de 2017
RESUMEN El sitio arqueológico de Huantinamarca está ubicado en el distrito de San Miguel, en Lima (provincia y departamento), Perú. Después de casi 50 años de ser un componente ornamental en la Feria Internacional del Pacífico, pasó a formar parte del proyecto inmobiliario Parques de la Huaca, promovido por San José S.A.C, propuesta con la que se buscó acercar esta edificación prehispánica a la comunidad construyendo en su entorno espacios modernos y utilitarios, como edificios y un parque público. El objetivo principal de la intervención fue lograr que el monumento se integre visual y afectivamente a la vida cotidiana de los ocupantes del complejo habitacional Parques de la Huaca, previo trabajo de investigación, conservación, restauración y tratamiento paisajístico para su preservación. El presente documento propone la reconversión urbana y el impulso de una mejor formación ciudadana como componentes estratégicos de la gestión cultural para la preservación y revalorización del patrimonio cultural y natural, como Huantinamarca en San Miguel.
PALABRAS CLAVE Reconversión urbana en Lima, ciudadanía cultural, gestión del sitio arqueológico
ABSTRACT The archaeological site of Huantinamarca is located in the district of San Miguel, in Lima (province and state), Peru. After almost 50 years of being an ornamental component in the Pacific International Fair, it became part of the real estate project Parques de la Huaca, promoted by San José S.A.C. Through such a project, there existed the goal of making the pre-Hispanic building come closer to the community. This was to be done raising, in its surroundings, modern and utilitarian spaces, such as buildings and a public park. The main objective of the intervention was to achieve the visual and affective integration of the monument into the daily life of the occupants of the Parques de la Huaca housing complex, after the research work, conservation, restoration and landscape treatment for its preservation had occurred. This document proposes urban reconversion and the promotion of better citizen education as strategic components of cultural management for the preservation and revaluation of cultural and natural heritage, such as Huantinamarca in San Miguel.
KEYWORDS Urban reconversion in Lima, cultural citizenship, management of archaeological site
(*) El presente artículo se desarrolló en 2016 como parte del trabajo de investigación del curso Patrimonio Arqueológico, a cargo del MSC. Arq. José Hayakawa Casas, de la maestría en Gestión Cultural, Patrimonio y Turismo de la Universidad San Martín de Porres (USMP). (**) Licenciada en Comunicación por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), con especialización en Gestión Cultural, además de manejo de administración de redes sociales y relaciones públicas. Es alumna de la maestría de Gestión Cultural, Patrimonio y Turismo de la USMP. Contacto: kari.erial@gmail.com (***)Licenciada en Administración en Turismo y Hotelería por la Universidad César Vallejo. Actualmente se desempeña como profesional en Turismo y Sostenibilidad en el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, y cuenta con experiencia en la planificación y ejecución de programas para el desarrollo de turismo sostenible. Es alumna de la Maestría en Gestión Cultural, Patrimonio y Turismo de la USMP. Contacto: mayra.caceress@gmail.com (****) Licenciado en Arqueología por la UNMSM, coordinador de Ciencias Sociales en el Colegio Italiano Antonio Raimondi, y asesor en Educación y Cultura en la provincia de Cañete. Es alumno de la maestría en Gestión Cultural, Patrimonio y Turismo de la USMP. Contacto: luchosantacruzjl@gmail.com
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Figura 1. Huantinamarca antes y después de la intervención del proyecto de investigación Parque de La Huaca. En Huaca Huantinamarca. Arqueología y transformación urbana en la Lima del siglo XXI (p. 98-99), por San José Perú SAC, 2010, Lima, Perú: Autor.
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Contexto y orígenes Huantinamarca, registrada como la Huaca N° 50 por el Ministerio de Cultura, se encuentra en el valle bajo del río Rímac (margen izquierda), a 50 m s. n. m., en la periferia del Complejo Maranga. La edificación, que ocupa 1,500 m2, fue levantada sobre un área de 3,651.59 m2. Las principales características arquitectónicas identificadas por el Proyecto de Investigación, Conservación y Restauración de la Huaca Huantinamarca (PIACRHH, 20092010), revelan al menos dos momentos de construcción. Durante el primero se construyeron muros de tapial de tamaños diversos, entre los que predominan los de 40 y 80 cm de espesor. Los más anchos son de mayor antigüedad y cuentan con un mejor acabado, pues en ellos se empleó la técnica de tapial corrido: su superficie fue alisada con las manos (existe evidencia de la impronta de los dedos). En cuanto a los muros más tardíos, estos han perdido su enlucido, pero son más estables estructuralmente, debido al empleo de bloques de dimensiones regulares, una sección de los cuales muestra rasgos trapezoidales (3.5 metros en la base y 1.2 metros en la parte superior). Construcción lograda con alternancia invertida, donde cada sección fue tratada por gravedad con el módulo previo, dando estabilidad estructural al muro. De acuerdo al PIACRHH (2010), estas investigaciones revelan complejidad [arquitectónica] del monumento arqueológico, caracterizado por sucesivos momentos constructivos a través del tiempo. Estas remodelaciones ocurrieron rápidamente y por ambientes, sin intentar, hasta donde entendemos, un cambio sustantivo en la configuración de la huaca. Se observan más bien pequeños cambios en el modelo: desmantelamiento de muros por un lado, rellenos constructivos por otro, elevación de algunos pisos, construcción de nuevas escaleras para alcanzar nuevas plataformas, entre otros. (pp. 40-41)
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Considerando las evidencias arquitectónicas prehispánicas identificadas en el proceso de investigación y de acuerdo con las últimas remodelaciones del edificio, puede inferirse que Huantinamarca corresponde al Horizonte Tardío (1476-1532 d. C.). Asimismo, presenta evidencias que la asocian a la fase cronológica yshma tardío –por el material fragmentado de cerámica de los rellenos y lo encontrado en las ofrendas funerarias– e inca –debido a los vestigios de lo que parece ser un camélido modelado en un entierro– (ver Figura 1).
Figura 2. Vestigios arqueológicos del periodo virreinal encontrados en las excavaciones en Huantinamarca. Archivo fotográfico del Proyecto de Investigación Arqueológico Huantinamarca, 2010.
Posteriormente, en la época virreinal (fines del s. XVI e inicios del XVII), según la propuesta del Proyecto de Investigación Parques La Huaca (2010), durante las investigaciones se halló un campamento ubicado en el sector suroeste de la plataforma, donde se encontraron objetos hispanos: cerámica estilo panamá polícromo tipo A (platos, tazas, tazones y ollas), un zapato de cuero, una cuenta de vidrio, un naipe y, en el contexto funerario 22, un individuo con heridas cortantes en el brazo izquierdo –los entierros en las huacas recién fueron prohibidos por el Concilio Limense en 1567– (ver Figura 2). Siglos más tarde, durante la etapa republicana, en los entornos de la huaca se realizaron pagos a la tierra y entierros de ofrendas (hojas de coca), según indican los trabajos de investigación llevados a cabo por ArqueoAndes (2010) (ver Figuras 3 y 4). Es posible que Huantinamarca, según puede inferirse a partir de las evidencias vinculadas a su arquitectura, haya sido por un lado un espacio público, y por otro un lugar de almacenamiento, en razón de que los espacios abiertos están asociados a lo público, mientras que los cerrados a lo privado. Además, se puede apreciar en el sector superior, el más reservado y elevado de la huaca. Asimismo, las constantes remodelaciones espaciales, y la presencia de ingresos, corredores, patios con escalinatas, banquetas y vanos, relacionadas con el material hallado en las excavaciones (grandes vasijas para almacenar, y otras para servir y consumir) develan las actividades de los pobladores de Huantinamarca. 155
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Figura 3. Trabajos de excavación realizada por ArqueoAndes. En Huaca Huantinamarca. Arqueología y transformación urbana en la Lima del siglo XXI (p. 53), por San José Perú SAC, 2010, Lima, Perú: Autor.
Finalmente, puede afirmarse que su ubicación geográfica fue importante en el paisaje cultural de esa parte del valle del Rímac, pues Huantinamarca destaca, por sus dimensiones, entre las huacas similares aledañas (Casa Rosada y Huantille). Desde su cima se puede contemplar los que entonces eran campos de cultivo de maíz, algodón y frutos de la zona, así como el océano Pacífico.
Figura 4. Recuperación de restos humanos en Huantinamarca. Archivo fotográfico del Proyecto de Investigación Arqueológico Huantinamarca, 2010.
Huantinamarca y sus orígenes A pesar de la distancia que la separa del Complejo Maranga, donde destaca la huaca Tres Palos (a 1 km de distancia), Huantinamarca estaba conectada a este mediante la construcción de canales de agua. Es probable que el nombre de la huaca derive de una de las principales acequias que se empleaban para regar el sector, proveniente del canal Huatica, cuyo nombre fue usado por múltiples investigadores para hacer referencia al Complejo Maranga (Squier, 1974; Middendorf, 1973). Es Middendorf (1973) quien señala que Maranga fue la sede del oráculo del valle conocido como Huaca o Guatan. Además, en quechua, huateka significa “el que aconseja malas cosas, que induce a la tentación, y además con el del diablo” (1973[1887], p. 28). Por otro lado, es Tello (1936) quien introduce Huatika Marka para referirse al Complejo Maranga. Huantinamarca también puede traducirse como “el pueblo de gente que sufre de bubas” (enfermedad infecciosa generalizada que forma pústulas). En relación a ello, Fray Diego González Holguín (1989[1608]) indica que huantti en quechua significa, buas, y huanttivnccytam vncconi, estar enfermo de ellas, mientras que Ludovico Bertonio (1879[1612]) señala que huanthi, en aymara, tiene el mismo significado. Finalmente, en 1905, aparece el término uanthiraña, que es traducido como “infectar”.
Diagnóstico situacional de la huaca Huantinamarca y su relación con el distrito de San Miguel Actualmente, la huaca Huantinamarca se encuentra inmersa en la zona residencial Parques de La Huaca, en el distrito de San Miguel, próxima a la zona comercial de la Av. La Marina y a los modernos condominios rumbo al circuito de playas del mismo distrito (ver Figuras 5 y 6). 156
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El sitio arqueológico está delimitado por un cerco de troncos de eucalipto, que lo separan de las áreas verdes del parque María Jesús Vásquez. En este segundo lugar confluyen los vecinos, pues se trata de un espacio de distracción y juego para los niños, y paseo de mascotas. Además, próximo a Huantinamarca y sus vecinos, se encuentran importantes centros educativos, donde el desarrollo de clases del curso de Ciencias Sociales es una oportunidad de que se relacionen con su patrimonio arqueológico monumental gracias a su cercanía, fácil acceso y las condiciones en las que se encuentra (ser un sitio arqueológico investigado, sobre el que se ha publicado un libro, que cuenta con paneles informativos) (ver Figura 7). Por su parte, la Municipalidad distrital de San Miguel cuenta con un Plan de Desarrollo Local Concertado de San Miguel (2017-2021). Uno de los capítulos del plan describe el sistema patrimonial (zonas arqueológicas, centros históricos, celebraciones y actividades culturales), y plantea como objetivo estratégico impulsar la educación, la cultura y el deporte, pero no especifica qué acciones se realizarán con respecto a las 17 huacas del distrito; tampoco existe un plan de ordenamiento territorial, una
Figura 5. Mapa del distrito de San Miguel, 2017. Recuperado de https:// www.bibliocad.com/biblioteca/plano-distrital-de-san-miguel_70764
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Figura 6. Croquis de ubicación de Huantinamarca. Recuperado de http:// raforaez.blogspot.pe/2013/05/huacasburbujas-y-rock-n-roll-en-san.html
Figura 7. Huantinamarca y el condominio Parque de la Huaca. Archivo fotográfico del Proyecto de Investigación Arqueológico Huantinamarca, 2010.
propuesta de reconversión urbana ni un programa de fomento para la participación ciudadana a través de la cultura. El objetivo de San José S.A.C. hacia el año 2010 fue integrar visual y simbólicamente las edificaciones y sus residentes a la huaca Huantinamarca, mediante trabajos de investigación, conservación y difusión, empleando soportes como un cerco perimétrico, paneles informativos y material audiovisual, además de una publicación escrita sobre las labores realizadas y sus resultados. A la fecha dichas labores han resultado ser insuficientes, pues no ha habido continuidad en las acciones de difusión y cuidado, tanto de parte de las autoridades locales como de los propios vecinos, cuando ellos son los actores principales para la conservación del patrimonio (ICOMOS, 1987). Para tener mayores alcances respecto de la situación actual de Huantinamarca, se decidió realizar una visita de campo y una pequeña encuesta como muestra, la cual fue aplicada a 14 personas de diferentes edades, de las cuales solamente cuatro supieron responder correctamente el nombre de la huaca. Asimismo, se identificó que varios departamentos de los condominios son alquilados y habitados por nuevas familias, que no estuvieron allí durante la fase inicial de la difusión del proyecto; por lo tanto, desconocen la historia del sitio y no tienen un vínculo afectivo significativo con la huaca, lo que genera situaciones de riesgo como el ingreso no supervisado de mascotas y niños al sitio arqueológico, además de la presencia de pintas y grafitis en los paneles informativos del lugar. 158
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Sin embargo, es importante señalar que a pesar del desconocimiento sobre Huantinamarca por parte de los residentes actuales de la zona y el aparente desinterés de las autoridades municipales, existe la voluntad, de parte de mayores y menores de edad, de poder visitar la huaca: solo uno de los encuestados (un joven de 18 años) expresó que no le gustaría visitarla por la preocupación de que se pueda afectar la construcción arqueológica, argumento del cual se puede inferir que, a pesar de la negativa ante la posibilidad de una visita, sí hay voluntad por cuidarla. Los vecinos tienen interés por preservar tanto la huaca como elemento paisajístico, lo que para Ballart y Juan i Tresserras (2001) representa el valor formal, aunque no se sientan identificados plenamente con ella y mucho menos privilegiados por formar parte de un plan urbanístico que buscó generar armonía entre el pasado y el presente, la huaca y los edificios (ver Figura 8). Finalmente, por todo lo expuesto, se considera que la municipalidad de San Miguel no es consciente del gran potencial de Huantinamarca, ni de la dimensión de lo que significa una reconversión urbana que implique la identidad cultural de los vecinos, el distrito y Lima. Así, está pendiente la elaboración un plan integral que involucre a los ciudadanos y autoridades, y tenga como uno de sus principales objetivos consolidar la identidad en tanto peruanos y herederos de un pasado milenario, sanmiguelinos con historia prehispánica y ciudadanos que cuidan su cultura.
Problemática San Miguel es uno de los distritos de Lima Metropolitana que posee un rico y variado patrimonio cultural y natural que data de épocas prehispánicas, coloniales e incluso de la República contemporánea (ver Figura 9). En el conjunto del patrimonio cultural arqueológico de San Miguel se encuentran las huacas Huantinamarca, Potosí y Rosada, además de aquellas que comprenden la zona ar-
Figura 8. Público en el Parque María Jesús Vásquez, frente a Huantinamarca. Archivo fotográfico K. Aldaba, 2016.
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queológica ubicada en el Parque de las Leyendas, como las Huacas Tres Palos y Cruz Blanca. Asimismo, se ubica en la jurisdicción del distrito la denominada Muralla Santiaguito. Adicionalmente, hay evidencia del patrimonio cultural histórico colonial y republicano, como es el caso de la Capilla Hacienda Maranga y, desde 1920, cuando se creó San Miguel como distrito, hasta nuestros días, han surgido espacios públicos orientados a la promoción de la cultura y el entretenimiento, como el Parque de la Media Luna y el Malecón Bertolotto, además del Parque de las Leyendas. En este documento se realiza una aproximación a San Miguel mediante el estudio de la huaca Huantinamarca y su relación con el distrito en tanto patrimonio edificado.
Figura 9. Desarrollo inmobiliario multifamiliar en el distrito de San Miguel alrededor de Huantinamarca. Archivo fotográfico de Arqueosystems SAC, recuperado de https://www.instagram. com/p/BF6yzTjC32X/
Tres son los principales problemas identificados: (a) el municipio de San Miguel no tiene una política de gestión cultural planificada a largo plazo; (b) el Plan de Desarrollo Local Concertado de San Miguel (2017-2021) de la municipalidad no considera un plan de ordenamiento territorial ni mucho menos una propuesta de reordenamiento urbano; y (c) actualmente Huantinamarca se encuentra amenazada, porque el objetivo de su habilitación, con el transcurrir del tiempo y la falta de un plan de atención sostenida, ha debilitado los canales informativos y de preservación del condominio Parques de la Huaca, por lo que no se le da uso adecuado como espacio cultural y se pierde la oportunidad de reforzar la identidad peruana desde su cultura local. En este contexto, es posible analizar el caso de Huantinamarca, en el cual el factor humano (político, económico, educativo y social) es determinante para lograr una reconversión urbana en favor de su preservación.
Marco teórico Para comprender el caso de Huantinamarca y la relación que con ella tienen sus habitantes actuales, se abordará los conceptos de patrimonio arqueológico, puesta en valor, ciudadanía, identidad cultural y, finalmente, gestión cultural. El ex Instituto Nacional de Cultura (2007) define al patrimonio arqueológico como testimonio de las actividades humanas del pasado, por lo que se trata de un elemento no renovable y frágil. Este, además, contiene información sobre el modo de vida y arquitectura de los ancestros que podría servir para las generaciones presentes y posteriores. Por lo tanto, el patrimonio cultural requiere de cuidados orientados a su conservación y estudio, medidas que respondan a una adecuada gestión mediante propuestas interdisciplinarias en beneficio del mismo y de la comunidad que lo rodea. Por su parte, Ballart i Hernández y Juan i Tresserras exponen que patrimonio es “un activo valioso que transcurre del pasado al futuro relacionando a las distintas generaciones” (2001, p. 12), mientras que Ugarte (2013, p. 296) destaca la importancia del patrimonio cultural como un instrumento para fortalecer los gobiernos locales y el desarrollo de sus pueblos. En este caso, se comprende que el patrimonio cultural es un elemento del pasado cuya importancia reside en la información que contiene, pues revela historias de tiempos remotos y, al mismo tiempo, al estar en el presente sirve a establecer vínculos entre individuos, para generar un nexo entre transmisor y receptor con miras a un mejor futuro. Teniendo en cuenta lo que representa el patrimonio cultural, es importante brindarle una adecuada puesta en valor, acción que Choay define como la asignación de atributos al patrimonio mueble o inmueble, con la finalidad de que trascienda de su estado original hacia el futuro (2007, p. 191). Para Uceda, el nuevo valor de uso del patrimonio prehispánico inmueble está en el turismo, previo estudio científico del sitio como fundamento para el adecuado proceso de conservación y la adecuación de servicios, con la mínima infraestructura añadida (2000, p. 132). 160
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Asimismo, Ballart i Hernández y Juan i Tresserras consideran que “el patrimonio vale por todo lo que atesora –sus cualidades o virtudes, quizás también virtualidades–, así como las utilidades que pueda tener” (2001, p. 20). Existen tres tipos de valores: de uso, formal y simbólico. El primero se refiere a que el bien sirve para satisfacer la necesidad de una persona o grupo; el segundo refiere al aspecto estético y sensorial; finalmente, el último valor resalta el hecho de que el patrimonio puede ser un nexo que vincula a su creador, autor o contexto con el presente, ya que transmite diferentes significados de carácter simbólico tanto para investigadores o especialistas como para el colectivo de la sociedad. Otro elemento a desarrollar para la gestión cultural desde el enfoque humano es la ciudadanía, planteada por Ramírez (2014) como el medio de identificación social, simbólico y afectivo con respecto de un lugar de origen o destino, con otros miembros de la sociedad y con quienes representan a las instituciones de gobierno. Un enfoque similar plantea Ugarte (2013), que asocia ciudadanía con la imagen de una ciudad que integra los vínculos geográficos y sociales de sus habitantes; de ahí que sustente la importancia de que la conciencia cívica esté basada en el entorno histórico del sitio. Además, Ugarte señala que “es importante la participación de la ciudadanía. Ello humaniza el proceso [conservación y rehabilitación de un lugar histórico], lo hace activo y vivo” (2013, p. 272). Por su parte, Paño (2012) plantea la relación entre ciudadanía y patrimonio cultural de la siguiente manera: La ciudadanía es parte directa de ese patrimonio, (...), forma parte de su historia, es parte capital del paisaje cultural de su ciudad, puede ser pieza clave en innovar qué uso hacer de ella, y en la medida en que se trabaje con ese enfoque, pueden ser los grandes difusores y transmisores de él como parte activa y dinámica de la vida social y cultural de las comunidades. (p. 111)
Otro asunto importante es la noción de identidad cultural, que está vinculada con la memoria colectiva, que parte del reconocimiento de la persona con ella misma y su entorno, y genera el sentimiento de pertenencia con su grupo (Jacks, 2016). Además, la identidad es “la expresión de un conjunto de rasgos particulares que diferencian a un ser de todos los demás” (Rojas, 2004, p. 490), y se genera sobre la base de los patrones culturales e históricos de un determinado contexto. Las previas definiciones de los conceptos de patrimonio arqueológico, puesta en valor, ciudadanía e identidad cultural aportan a la definición de la gestión cultural como “la administración de los recursos de una organización cultural con el objetivo de ofrecer un producto o servicio que llegue al mayor número de público o consumidores”, según expone Bernández (2003, p. 3). Adicionalmente, Antonio (2008, p. 3) manifiesta que esta gestión sirve como instrumento para producir bienes y servicios culturales que puedan responder a una estrategia orientada consolidar un territorio, y desarrollar un panorama que favorezca las interacciones. En ese sentido, Hayakawa (2010) expone que “la gestión del patrimonio cultural se constituye en una alternativa estratégica y contemporánea que tienen nuestras sociedades para lidiar con el rol cada vez más importante y complejo que cumple la cultura” (p. 84). Además, propone que para que la adecuada gestión de un sitio arqueológico o patrimonio cultural, se debe realizar procesos de rehabilitación y uso social a fin de mejorar la calidad de vida de la comunidad, de modo que pueda asegurar que su preservación sea considerada provechosa para posteriores generaciones. Mediante las nociones de valoración y puesta en valor del patrimonio arqueológico planteadas, es posible comprender cómo a lo largo de la historia estos bienes culturales han sido un medio de comunicación empleado para transmitir ideas de construcción nacionalista (s. XX), mediante el cual se buscaba la vinculación con los orígenes. De allí se deriva la importancia de la presencia del gobierno para definir los lineamientos culturales del país (Pérez-Juez, 2006, p. 5). 161
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Marco normativo El sitio arqueológico de Huantinamarca es patrimonio cultural de la nación según Resolución Directoral N° 233/INC del 27 de marzo de 2002, amparado por la Ley N° 28296, la Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación: está declarado como un bien intangible, inalienable e imprescriptible. Por ello fue protegido por el proyecto urbanístico San José S.A.C. cuando se diseñaron los condominios y el parque, que se ubicaron en la periferia de la huaca. Por otro lado, de acuerdo al Decreto Supremo N° 004-2011-VIVIENDA del Ministerio de Vivienda, se busca que el crecimiento de Lima Metropolitana sea planificado, y que el desarrollo de determinadas actividades estén asociadas a mejorar la calidad de vida de forma organizada, respetando los derechos de los ciudadanos a disfrutar de su patrimonio, así como protegiendo las áreas intangibles y el medioambiente. Complementariamente, existe la Ley N° 28611, Ley del Ambiente, que resalta en el Título I, Capítulo 3, artículo 20°: “La planificación y el ordenamiento territorial tienen por finalidad complementar la planificación económica, social y ambiental con la dimensión territorial, racionalizar las intervenciones sobre el territorio y orientar su conservación y aprovechamiento sostenible” (2015, p. 29). Asimismo, el Dictamen N° 134-2013-CMAEO de la Municipalidad Metropolitana de Lima aprobó el Plan Regional de Desarrollo Concertado de Lima Metropolitana 20122025, donde se considera al patrimonio cultural como un factor que interviene en la mejora en la calidad de vida de los habitantes mediante la revalorización del patrimonio cultural, haciendo el municipio el saneamiento físico-legal de áreas habilitadas para emplazamientos industriales y comerciales (2013, pp. 374-375). Estos dispositivos legales promueven la planificación del crecimiento urbano de manera ordenada, lo cual implica el respeto por las áreas intangibles y el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas. Aun así, en el distrito de San Miguel, a pesar de sus numerosas huacas, y de ser uno de los principales focos de desarrollo económico próximos a la provincia constitucional del Callao y a otras áreas turísticas de Lima, no se planificó el crecimiento urbano y comercial. Según la Ley N° 27972 - Ley Orgánica de Municipalidades, también está en la competencia de la gestión municipal promover la diversificación curricular, la protección y difusión del patrimonio cultural de la nación bajo su jurisdicción, el turismo sostenible, y la consolidación de los valores de identidad y ciudadanía en sus vecinos. Cuando la gestión municipal haya recuperado aquellos sitios que son emblemáticos para la comuna, será importante que aplique una política de gestión cultural, basada en la Ley N° 28044 - Ley General de Educación (flexibilidad del contenido pedagógico, enfocado en identidad, ciudadanía y sociedad) y la Ley N° 29408 - Ley General de Turismo y su reglamento (artículo 3, que prioriza de la actividad turística el desarrollo sostenible, identidad y conservación).
Ordenamiento territorial y reconversión urbana En Orientaciones básicas sobre el Ordenamiento Territorial en el Perú se define al ordenamiento territorial como “un proceso técnico, administrativo y político de toma de decisiones concertadas con los actores sociales, económicos, políticos y técnicos para la ocupación ordenada y uso sostenible del territorio” (Dirección General de Ordenamiento Territorial del Ministerio del Ambiente, 2015, p. 9). La finalidad de dicho proceso es generar una ordenada ocupación, uso y aprovechamiento de un espacio y sus recursos naturales mediante una adecuada gestión, que reduzca el impacto negativo de la actividad humana. 162
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Actualmente es indispensable que se construyan políticas de gobierno bajo un plan de ordenamiento territorial que permita un mejor manejo y aprovechamiento sostenible en cada localidad y región. Es necesario un trabajo multisectorial en distintos niveles jerárquicos de gobierno que facilite el ordenamiento necesario para un crecimiento y desarrollo responsable. Es en este contexto que surge la necesidad de evaluar la realidad de las zonas urbanas que requieren un ordenamiento territorial a través de la reconversión urbana, donde la presencia de diversos monumentos, en una ciudad como Lima, con pasado milenario, requiere su reincorporación al accionar cotidiano de sus diferentes distritos.
Figura 10. Huantinamarca y la Feria Internacional del Pacífico. Archivo fotográfico del Proyecto de Investigación Arqueológico Huantinamarca. 2010. Figura 11. Público visitando la Feria Internacional del Pacífico en década del 60. Archivo fotográfico del Proyecto de Investigación Arqueológico Huantinamarca. 2010.
En el caso de San Miguel, su riqueza patrimonial, ubicación geográfica y actividades comerciales contemporáneas hacen de este distrito atractivo para aplicar un plan de desarrollo turístico. Además, su cercanía y conectividad con el aeropuerto internacional Jorge Chávez y el puerto del Callao es estratégica. Adicionalmente, su cercanía con el distrito histórico de Pueblo Libre complementa esta propuesta de circuito turístico, donde Huantinamarca sería el principal atractivo. En este contexto el conjunto habitacional Parques de la Huaca se expone como un referente para la reconversión urbana que tanto requiere el distrito de San Miguel y Lima en general.
Explicación del modelo de gestión: caso San José S.A.C La reconversión urbana realizada El complejo multifamiliar Parque de la Huaca se levantó en un terreno de 74,518.01 m2, ubicado en el distrito de San Miguel, en el espacio que la Feria Internacional del Pacífico (organizada por el empresario sueco Gösta Lettersten) ocupó desde 1959, y donde en 1966 se iniciaron los eventos de la Feria del Hogar, un espacio comercial, cultural y recreativo. En 1965 el presidente Belaunde Terry inauguró un anfiteatro al aire libre que colindaba con Huantinamarca, al que poco tiempo después se incorporó una estructura de metal que sujetaba un inmenso techo de lona tensionada. Durante los años 80, ese anfiteatro fue el escenario donde se presentaron grandes artistas, posicionando así a la feria con carácter de internacional (ver Figuras 10 y 11). 163
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En 2003, ante el avance de la urbanización, se cerraron las puertas de la Feria del Hogar, y Huantinamarca quedó como mudo testigo de una época de esplendor. Durante esos años, Lima se expandió y aumentó su población, por lo que se incrementó la necesidad de vivienda y espacios de entretenimiento. En 2008 el grupo San José asumió la construcción de un proyecto inédito de vivienda multifamiliar en el país, donde los departamentos debían ser accesibles para una familia integrada por jóvenes profesionales o emprendedores, de modo que pudieran acceder a líneas de crédito del programa Mi Vivienda. Así, se propuso un proyecto de condominio cerrado: tres condominios independientes, conformados por torres de 12 pisos con cuatro departamentos por nivel, con ingresos y áreas verdes particulares (3,072 departamentos, 64 torres y 12 pisos por torre, y 2,000 estacionamientos en sótanos, además de aquellos disponibles en los alrededores). Este cambio en el paisaje urbano de San Miguel generó la revaloración de los predios vecinos, el desarrollo vertical de la ciudad, la incorporación de nuevos grupos sociales y el incremento de los ingresos municipales. Así, en mayo de 2009, el expresidente Alan García; altos funcionarios del Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento; el exembajador de España en Perú, el Sr. Javier Santomingo Núñez; y la directiva del Grupo San José pusieron la primera piedra de este nuevo emprendimiento inmobiliario, Parques de la Huaca, nombre oficial del proyecto urbanístico en Huantinamarca.
Análisis del modelo de gestión bajo los enfoques de arqueología, turismo y promoción El proyecto constructivo del condominio contemplaba un gran parque público como espacio alrededor del perímetro intangible de este monumento arqueológico. Esta propuesta estaba acompañada de un proyecto integral de investigación, conservación, restauración y de tratamiento paisajístico orientada a conciliar el valor cultural e histórico de la huaca con el espacio de congregación y recreación masiva. Su objetivo era lograr que el monumento se integre visual y afectivamente a la vida cotidiana de los ocupantes de este complejo habitacional. Cabe evaluar lo que Pérez-Juez (2006) explica en “Gestión del Patrimonio Arqueológico”: en España el acelerado ritmo de construcciones, reconstrucciones y nuevas urbanizaciones de esta última década ha generado hallazgos de importantes yacimientos arqueológicos, por lo que propone que sean excavados, documentados y divulgados a pesar de que no se puedan conservar in situ, además de que se elabore un completo reportaje gráfico del sitio, y cualquier otro análisis que permita reconstruir el yacimiento, contextualizar la información y elaborar publicaciones, exposiciones, videos, etc. El autor estudia el caso Casa del Canal o Casa de Murcia, en Madrid, donde se excavó para llevar a cabo la construcción de la línea de alta velocidad de la ciudad, excavación durante la cual se evidenció una ocupación de la Segunda Edad del Hierro. Luego la conexión de las líneas Madrid–Sevilla y Madrid–Barcelona destruyó totalmente el área, pero la documentación se pudo emplear para otros estudios. Esta experiencia sirve de referente para seguir implementando en Lima el trabajo intersectorial en la gestión de patrimonio, frente al crecimiento urbano y poblacional. Los valores de Huantinamarca y la ciudadanía Urbanísticamente se ha logrado la armonía visual entre la conservación de Huantinamarca y las torres de los condominios, un encuentro entre pasado y modernidad mediante un espacio conector: el parque María Jesús Vásquez. Las áreas verdes del parque sirven principalmente como espacio de juego para niños y mascotas; estas están separadas del sitio arqueológico mediante un cerco de troncos de madera. Sin embargo, los niños y 164
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animales ingresan ocasionalmente de manera inescrupulosa, y ponen en riesgo al sitio arqueológico, como se ha podido apreciar en videos publicados en Internet. De acuerdo con la encuesta realizada a los vecinos, gran parte de ellos consideran que se debe conservar la huaca por ser una huella del pasado en el presente, pero otro grupo preferiría que se construyera un parque de diversiones. Ello evidencia que aún no se ha conseguido consolidar el valor de uso (como espacio de socialización y de entretenimiento) y el valor simbólico del sitio (por ser herencia prehispánica, y un caso de gestión cultural vinculado al urbanismo planificado), lo cual debe lograrse a fin de evitar que la proporción se revierta y se perjudique la huaca Huantinamarca. Asimismo, la encuesta reveló que todos tenían interés en visitar y realizar actividades culturales en el sitio arqueológico, lo cual podría ser aprovechado por la municipalidad para fortalecer el valor de uso y simbólico de Huantinamarca, lo que a su vez contribuiría al fortalecimiento del sentido de pertenencia y ciudadanía de los vecinos, quienes incluso podrían involucrarse a manera de colaboradores-voluntarios en la realización dichas actividades. Durante la etapa inicial del proyecto realizado por San José S.A.C, la Municipalidad de San Miguel no estuvo muy involucrada; sin embargo, posteriormente reconoció la importancia de Huantinamarca y decidió integrarla a un circuito turístico local que incluya estudios de sobrecarga de las huacas de San Miguel. Coincidentemente, la gestión municipal de Susana Villarán declaró mediante decreto de alcaldía a la ciudad de Lima “Lima Milenaria, Ciudad de las Culturas” (12 de enero de 2012), lo cual buscaba impulsar el interés y valoración de la administración pública de su patrimonio y su valor simbólico, a fin de “acercar el patrimonio cultural de Lima y su legado milenario a la ciudadanía, construyendo una identidad ciudadana y memoria histórica orgullosa de sus raíces y multiculturalidad” (Lima Cultura, 2016). Este contexto ayudó a que huacas como Huantinamarca sean valoradas y se posicionen en el imaginario de las personas, como ocurrió en el concurso de dibujo y pintura que organizó el municipio, El Patrimonio (no) está Pintado, en el que el niño Giussepe Oliva Piña ganó el primer lugar dibujando a Huantinamarca.
Huantinamarca y los retos de una sociedad contemporánea Lograr un ordenamiento territorial con una mirada holística, partiendo de un diagnóstico natural, cultural, urbano y social propio de la actualidad, confrontándolo al manejo del espacio en el pasado prehispánico, es una la meta de esta intervención. La elaboración de un mapa que permita definir los espacios primero por su origen natural y luego ante los usos del pasado conducirá al planteamiento de una nueva administración, no solo funcional, sino también racional y coherente con su localización territorial, y su relación con las actividades sociales, políticas y económicas. Asimismo, una política de gobierno municipal debería aplicar una planificación administrativo-territorial que logre contemplar la opción de reconversión urbana donde sea posible, a fin de darle un nuevo uso social a espacios abandonados en beneficio de la población. En este contexto, el distrito de San Miguel, que posee parte importante del patrimonio natural –en la Costa Verde– y cultural –por la presencia de huacas (cultura Lima) como las que se encuentran en el Parque de las Leyendas y Huantinamarca– de la ciudad, se encuentra además atravesando un proceso de crecimiento urbano con gran inversión comercial, por lo que resulta necesario e importante que se considere el ordenamiento territorial y la reconversión urbana, con el objetivo de asegurar desarrollo sostenido y responsable. 165
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Por tales razones, es importante y crucial desarrollar un plan de manejo de Huantinamarca, así como uno de gestión de riesgos (que comprenda estrategias, programas, y proyectos orientados a las actividades de mitigación, prevención y control de riesgos, y la recuperación en caso de desastre en el monumento arqueológico) frente a los retos contemporáneos, cuyos componentes fundamentales serían gestión administrativa, educación, turismo y recreación. Como marco legal que permita velar por la conservación, investigación y difusión del sitio arqueológico de Huantinamarca como patrimonio cultural, de acceso a la comunidad, se emplearían las siguientes normativas: Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación (Ley N° 28296); Resolución Directoral N° 233/INC del 27 de marzo de 2002, que declara Patrimonio Cultural de la Nación a la Zona Arqueológica Huantinamarca; y RVM N° 687-2011-VMPCIC-MC, que rectifica errores materiales contenidos en la RV 686-2011-VMPCIC-MC, referente al sitio arqueológico Huantinamarca. Del mismo modo, la Ley Orgánica de Municipalidades (N° 27972), Ley General de Educación (N° 28044), Ley General de Turismo (N° 29408), Ley General del Ambiente (N° 28611) y la ley que crea el Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (N° 29664). En cuanto al componente educativo, se requiere una propuesta pedagógica transversal y de gestión con alianzas estratégicas entre la Gerencia de Desarrollo Humano, la subgerencia de Educación y Cultura de la Municipalidad Distrital de San Miguel, la Municipalidad Metropolitana de Lima, el proyecto Qhapaq Ñan, el Ministerio de Cultura y el Ministerio de Educación, a través de la Unidad de Gestión Educativa Local (UGEL) N° 03 de la jurisdicción, que permita la construcción de una propuesta pedagógica que se aplique con los escolares de la zona y los vecinos próximos a la Huaca Huantinamarca. Para ello, se incluiría en la currícula escolar del distrito de San Miguel en los cursos de Ciencias Sociales y Formación Personal, Ciudadana y Cívica el estudio y valoración del patrimonio cultural material de la localidad (caso Huantinamarca), con la intención de convertirlo en un elemento motivador y/o conductor de dichas asignaturas, acorde a lo señalado en el Documento Curricular Nacional (2009), con el propósito de emplear estos valores y conocimientos como factores que impulsen el desarrollo sostenido del distrito de San Miguel ante la creciente actividad turística en Lima (ver Tabla 1). Asimismo, con niños, jóvenes, adultos y adultos mayores se pueden realizar diversas actividades culturales. Por ejemplo, se organizaría talleres sobre los trabajos de excavación arqueológica, valoración del patrimonio y preservación de los diferentes hallazgos; ello se complementaría con visitas de estudio a otras huacas del distrito, concursos de dibujo, pintura y fotografía, a fin de sensibilizar a las personas sobre el cuidado del patrimonio arqueológico y generar en el imaginario de los vecinos que la huaca no es un lugar ajeno a su vida, sino que es un espacio de entretenimiento cultural y socialización, tanto para niños como para todas las personas en sus distintas etapas de vida. Además, Huantinamarca se desarrollaría como atractivo turístico de San Miguel y Lima Metropolitana. Esta propuesta responde a la creciente convergencia entre el turismo y los procesos culturales, que ha lleva al reconocimiento de un mercado de turismo cultural diferenciado. En el Plan de Desarrollo Local Concertado de San Miguel (20172021) se destaca el legado cultural e histórico de Huantinamarca, lo que justifica la implementación de recursos turísticos y culturales para el acceso de los visitantes, y el solicitar inversión privada para la salvaguarda, investigación y promoción del sitio. Para ello se expondría el significado y la relación del patrimonio con el visitante, a través de paneles interpretativos, vitrinas, infografías, material audiovisual, juegos, talleres y dinámicas que le permitan relacionarse fácilmente de manera tangible y emocional con el lugar. Además, se implementaría circuitos peatonales que conviertan a los turistas en coprotagonistas o cocreadores al desarrollar su creatividad y contribuir con el impulso del turismo local. 166
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Tabla 1. Propuesta de unidad de aprendizaje para el 1er grado de secundaria Criterios/organizadores
Construcción de la cultura cívica
Ejercicio ciudadano
Capacidades
Comprende el concepto de cultura, los aspectos que la componen y las diversas manifestaciones de la diversidad cultural. Argumenta la importancia de la diversidad cultural para la formación de la identidad nacional.
Argumenta la participación juvenil en diversas organizaciones (espacios de ejercicio democrático).
Conocimientos
Una sociedad diversa La cultura, actitudes ante la misma, diversidad cultural, identidad, interculturalidad y multiculturalidad Valores cívicos Conceptualización de los valores cívicos, el civismo, el patriotismo
Periodo
Dos meses (Se sugiere desarrollarlo en Fiestas Patrias o el aniversario del distrito de San Miguel.)
La vida en democracia Delegado de aula
Elaboración propia, 2016.
El trabajo de gestión cultural de Huantinamarca no estaría completo sin la adecuada difusión, mediante material comunicativo impreso y digital (Internet, página web, redes sociales y apps), por ejemplo, una aplicación donde el usuario pueda acceder a la realidad aumentada mediante su dispositivo móvil, para conocer la huaca y “manipular” virtualmente los bienes culturales reconstruidos en base a los fragmentos o vestigios hallados. Además, resulta crucial la implementación de un sistema de señalética o de pintado de veredas que facilite la orientación del visitante hacia Huantinamarca. Se complementaría las labores de gestión y promoción cultural con una exposición temporal que reúna las piezas recuperadas de las excavaciones realizadas en Huantinamarca, en el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia, escenario céntrico y emblemático de la cultura peruana actual. Este accionar pondría nuevamente “en vitrina” el valor cultural del sitio arqueológico. Además, se lanzaría una página web dedicada exclusivamente al turismo relacionado a las Huacas de San Miguel, que cuente con mayor información sobre la historia del sitio, el trabajo de puesta en valor, los hallazgos, una agenda cultural y un foro para intercambio de experiencias del público. Adicionalmente, se elaboraría un calendario especial para distribuir a los operadores turísticos, PROMPERÚ, municipalidades, entre otros, donde se indiquen las actividades asociadas a los recursos turísticos culturales del distrito y alguna fecha festiva local, lo que promovería el turismo, los ingresos económicos a favor de Huantinamarca y su valoración por parte de los vecinos.
Conclusiones La propuesta y ejecución de reconversión urbana en Huantinamarca con el proyecto urbanístico Parques de la Huaca fue una alternativa favorable para el sitio arqueológico, ya que se logró la investigación y la conservación, para luego incorporar el monumento a una propuesta urbana que le dio un espacio al patrimonio cultural en medio de la modernidad citadina. Es así que el proyecto urbanístico del condominio Parques de la Huaca es considerado un caso exitoso entre planificación urbana y conservación 167
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del patrimonio arqueológico. No obstante, se trata de una experiencia aislada, ya que no ha sido replicada en otros lugares de Lima, a pesar de que existen numerosos sitios arqueológicos en la ciudad. El proyecto Parques de la Huaca actualmente no cuenta con un plan de manejo sostenido del bien cultural, lo que ha generado su estancamiento frente a los logros de la propuesta inicial, aunque la Municipalidad de San Miguel cuenta con una Gerencia de Desarrollo Humano, y la subgerencia de Educación y Cultura, que tiene la capacidad, posibilidad y responsabilidad de impulsar un plan de manejo de Huantinamarca. Con el Ministerio de Cultura se resolvería el aspecto arqueológico y cultural, mientras que con el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, el posicionamiento turístico. Por otro lado, con la UGEL N° 03 se trabajaría la inclusión de Huantinamarca como parte de la currícula educativa. La falta de articulación con las instituciones antes mencionadas es una pérdida de oportunidad para poner en valor al sitio arqueológico como patrimonio y espacio de uso público cultural para los vecinos de la urbanización donde se encuentra Parques de La Huaca, y para los habitantes del distrito de San Miguel en general. Por otro lado, es importante señalar que existe una población joven en los alrededores de Huantinamarca que tiene un interés en el espacio, para su uso educativo y recreativo, lo que permitiría consolidar los valores de uso y simbólico, que se sumarían al valor formal o estético. Asimismo, es importante empoderar a los vecinos en valores como ciudadanía, identidad y compromiso con el distrito, involucrando a niños y familias a través de actividades culturales que brinden conocimiento sobre la huaca y la importancia del lugar para su distrito. La mayoría de los vecinos respetan el sitio arqueológico de Huantinamarca por su antigüedad; sin embargo, existen algunos que no ven al patrimonio cultural arqueológico como un espacio capaz de brindarles una alternativa de entretenimiento, principalmente a los niños, porque actualmente no existe una oferta de actividades culturales que colme sus expectativas y/o necesidades recreativas. Se ha podido identificar que los vecinos y las autoridades del distrito desconocen el valor al potencial de Huatinamarca para fomentar la identidad local, así como la posibilidad de posicionarlo como un atractivo turístico local por sus recursos culturales y paisajísticos, apto para el entretenimiento, e incluso la posibilidad de realizar práctica de ejercicios físicos y mentales. Ante la presencia de otras huacas cerca de Huantinamarca, como Huaca Rosada o Potosí, el gobierno local podría aprovechar dicha distribución geográfica para consolidar una ruta turística peatonal, denominada Las Huacas de San Miguel, la cual permitiría despertar el interés de los vecinos y de las agencias de turismo.
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Huantinamarca. Análisis de la gestión del sitio arqueológico. Caso San José S.A.C (Lima, Perú) Iván Ramírez Serpa
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Arquitecta Bertha Estela en la ceremonia de graduación de Arquitectura de la Universidad de San Martín de Porres Archivo personal Katherine Maguiña, 2013.
Entrevista
Bertha Estela Benavides Arquitecta por la Universidad Nacional de Ingeniería del Perú. Premio Nacional Fomento de la Cultura –mención honrosa– por tesis universitaria, otorgado por el Instituto Nacional de Cultura (INC) en 1971. Posgrados en el curso Restauración de Monumentos del PNUD/UNESCO/INC, en Cusco-Perú (1975) y en el curso Conservación Arquitectónica del ICCROM en Roma-Italia (1979). Ha ejercido el cargo de directora nacional de Patrimonio Monumental e Histórico en el INC (1986-1989; 1999-2003). Es miembro del Consejo Ejecutivo del Centro Internacional de Estudios para la Conservación y la Restauración de los Bienes Culturales (ICCROM) de Roma, en representación del Perú (2001-2005). Ha realizado supervisión, proyectos y obras de restauración para el Estado peruano y para entidades privadas, en Lima, Cusco, Áncash, Trujillo, Cajamarca, Huancavelica y otros. Entre sus principales obras destacan la Quinta y Molino de Presa (Lima), el Convento de San Agustín (Lima) y la Iglesia de la Compañía de Jesús (Ayacucho). Actualmente, es docente e investigadora de la Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad San Martín de Porres.
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Extracto de la entrevista realizada el 24 de febrero de 2016 por el Sr. Christian García Barba, el Sr. Rodrigo Ramírez Vides y la Srta. Daphne Valdivia. Lima, Perú.
CG: Arquitecta, buenos días. Antes de conversar sobre su recorrido profesional, nos gustaría saber si hubo algún evento durante su educación primaria o secundaria que la motivara de forma significativa a estudiar Arquitectura. BE:
Yo creo que sí hubo un evento muy impactante en mi vida. Vivía yo desde muy pequeña en Cañete, y cuando tenía dos o tres años ocurrió algo que recuerdo muy bien: hubo un terremoto en 1948; entonces yo vivía en una casa que se encontraba en una esquina y recuerdo que la iglesia de la localidad sufrió grandes daños: finalmente decidieron las autoridades que era necesario tumbar dicha torre. Recuerdo eso con gran detalle porque yo la veía desde la esquina de mi casa; por ello ha quedado marcado en mí como lo que más recuerdo. Quizás este acontecimiento fue algo determinante para mí... Ya después, siempre me interesó la Arquitectura pero dentro de la formación universitaria no se toma en cuenta la restauración de monumentos. Solo cuando llevé cursos con el arquitecto Emilio Harth-Terré, quien nos concientizó sobre todo el bagaje histórico y sin estudiar que tenemos en nuestro país. Él tenía fichados 14 mil artífices, entre arquitectos, alarifes, etc. Y, bueno, eso motivó también la elección del tema de mi tesis de bachillerato.
CG:
Nos está mencionando que el arquitecto Emilio Harth-Terré fue uno de los personajes que más la influenciaron. ¿Este legado o herencia se refleja también en su labor profesional?
Sí, en lo que es restauración de monumentos, sobre todo, y por ello siempre trato de impartir esa misma motivación a mis alumnos. Siempre intento expresarme con justicia sobre el arquitecto Harth-Terré, porque mucha gente siempre habla del “Harth-terrorismo” y muchas otras cosas, pero uno tiene que juzgar a las personas considerando el contexto en el que trabajaron: cuando él trabajaba no existía la Carta de Venecia, ni mayor normativa. Por ejemplo, el desconocimiento de estos temas de restauración monumental cuando sucedió el terremoto de 1940 hizo que muchas personas decidieran demoler. Nunca fue su decisión, sino más bien fue una cuestión política, y el arquitecto Harth-Terré hizo lo mejor que pudo. Muchas cosas de las que existen hoy en día son resultado de su intervención, de su investigación. Su trabajo fue una verdadera labor de vocación y eso es lo que hay que rescatar.
RR:
¿Siente ese mismo legado por parte de otros arquitectos?
Sí, por varios… Muchos han influido, sobre todo mis profesores de Historia, entre ellos los arquitectos José García Bryce, Frederick Cooper, José De Mesa.
RR:
Trabajar en el INC le brindó muchas oportunidades para participar en proyectos de restauración de monumentos. ¿Estas experiencias le hicieron cambiar su forma de pensar con respecto a su formación académica, o se reforzó lo aprendido de alguna manera? Sí, se reforzó. Los cursos de posgrado también te enriquecen… por ejemplo, los criterios que utilizó el arquitecto Harth-Terré, quien nos explicó de propia voz por qué criticaban tanto lo que él había hecho. Además, la tecnología va avanzando… siempre sigue progresando y uno tiene que estar al día con los avances. Incluso lo que yo he aprendido en el ICCROM ya ha sido sobrepasado, como el tratamiento de las pátinas.
DV:
¿Cuál fue el proyecto más significativo que usted desarrolló en su primer periodo en el INC? Me acuerdo mucho de la primera obra, mi primer proyecto, pero luego se han hecho cosas muy importantes. Tuve la suerte de trabajar en una muy buena época, cuando la directora del INC era la Dra. Martha Hildebrandt, quien estaba bien acompañada por los consiguientes primeros directores. Existía un ambiente laboral de respeto. Se contaba con una buena infraestructura, siempre con un buen clima de trabajo y con los mejores profesionales trabajando ahí. Había mucha mística, mucho movimiento, bastante apoyo a nuestras labores.
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Entrevista: Bertha Estela Benavides Christian García Barba, Rodrigo Ramírez Vides y Daphne Valdivia
DV: Hablando de las personas que la rodeaban en esa época, usted pertenece a una generación de profesionales que se comprometieron mucho con el patrimonio histórico. ¿Siente, quizás, que ese compromiso ha menguado, o se ha intensificado? No me parece que haya menguado. Yo creo que siempre hay personas que se interesan porque se les educa bien. Por ejemplo, actualmente en la Escuela de Arquitectura de una universidad limeña soy responsable de un curso electivo en el cual siempre tengo una gran cantidad de alumnos matriculados. Ellos están siempre súper interesados, y hacen las prácticas y el trabajo de campo con gran motivación, y esa es una de mis labores. Yo pienso que lo que en realidad hace falta es motivar bastante a los chicos desde el colegio. Creo que se tendría que invertir mejor en la educación… en la calidad de los textos escolares. Yo creo que si existiese dicha motivación y se aprendiese el respeto, por lo menos… Por ejemplo, yo creo que algo seguro es que todos los estudiantes de Arquitectura en su ejercicio profesional van a trabajar alguna vez en centros históricos; en buena hora, que se hagan intervenciones modernas que ayuden a revitalizar los centros históricos, pero siempre respetando su contexto… porque, al final, ¿qué es la arquitectura? La arquitectura es el resultado de una sociedad, de todos los conocimientos tecnológicos, científicos, hasta la cuestión espiritual… todo. Es el ser humano que se refleja integralmente en la arquitectura.
CG:
¿Cuándo y por qué deja de trabajar en el INC? ¿Qué actividades empieza a realizar a partir de ese momento?
Yo dejé el INC dos veces, y en ambas oportunidades fue por defender el patrimonio. Porque, si ese el deber que yo tengo, entonces no voy a ceder ante la presión de “que me quiten la multa”. Es así cuando se trabaja con el Estado, y bueno… Yo siempre he realizado obra nueva, siempre he proyectado… Eso sí, cuando estuve en el INC nunca hice proyectos de restauración particulares por cuestiones de ética profesional. El Estado peruano me pagaba para que yo realizara proyectos de restauración para quien lo necesitara.
CG: Usted mencionó que durante la dictadura del general Juan Velasco se realizó un gran aporte al rescate y puesta en valor del patrimonio, ¿es cierto?
Claro, es que el INC fue fundado en ese momento, al igual que el Decreto Ley 19033; ambos representaban oportunidades interesantes y recientes. En ese mismo periodo de gobierno, como un gran acierto, también se nombró como directora del INC a la Dra. Martha Hildebrandt y, además, se buscó reclutar a los mejores profesionales en diversos campos de la cultura. Existía el apoyo y no había injerencia política.
RR:
¿Cómo examina la evolución de las leyes y normativas que se han promulgado sobre los temas del patrimonio?
Mira, la siguiente ley (Ley General de amparo al Patrimonio Cultural de la Nación N° 24047) se gestó ya en el gobierno del arquitecto Fernando Belaúnde, y considero que fue contraproducente. Te explico: dicha ley llegó al INC para que emitiéramos opinión mediante respectivos informes (técnico y legal) con relación al texto de dicha ley. Ambos informes estaban en contra, porque considerábamos que le quitaba al patrimonio las tres “íes” (intangible, inalienable, imprescriptible). Ello debe tenerse siempre en cuenta porque no se cuenta con historia escrita de todo, y cada evidencia que se encuentra es una página de nuestra historia… y eso fue lo que le quitaron. Entonces, ¿qué pedían? Que todo bien, para que fuera considerado Patrimonio Cultural de la Nación tenía que estar inventariado. Y eso es imposible, porque inventariar todo el patrimonio, pues, es imposible; necesitaríamos todo el presupuesto de la nación para hacerlo. Se ha subsanado en algo después, pero la ley existente es muy basta. La ley para el patrimonio debería ser más concisa, porque mientras más basta es tiene más espacio para que los abogados hagan de las suyas… 173
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DV:
Hace un momento mencionaba algunas críticas que recibió el arquitecto Harth-Terré por sus intervenciones en el centro histórico, principalmente por parte de la Agrupación Espacio. ¿Puede explicarnos mejor a qué se refiere?
Pues yo no sé si esas críticas eran de parte de la Agrupación Espacio en sí misma, puesto que muchos de ellos también fueron mis profesores, pero creo que ya no se hacían llamar Agrupación Espacio entre 1966 y 1969. Pero era en general, la crítica era por realizar una arquitectura neocolonial en la cual las proporciones habían variado. Eso es lo que yo oía de muchos arquitectos a quienes también yo estimo mucho. Es cierto que se hacen cosas malas con buenas intenciones, pero no existía la reglamentación en ese momento; es decir, no le podemos exigir algo que no era parte de su contexto. Ahora, si hoy en día se realiza algo pensando que está bien pero por ignorancia de la ley, entonces sí les debe caer todo el peso de la ley, porque un profesional debe saber la reglamentación. En esa época no había esas cosas… Yo creo que él hizo lo mejor que pudo… pero en cuanto a estudios, investigación, ha desarrollado muchas cosas muy valiosas, incluso lenguaje mochica.
DV: Hablando de la modernidad, hoy vemos a la ciudad de Lima expandirse y encerrar los restos prehispánicos. ¿Cuál es su opinión al respecto?
Mira,… los cambios modernizadores ocurrieron en Lima cuando ya existía el aval que representaba la Carta de Atenas (1933), desgraciadamente. Eso se generó no solo acá, si no en todas partes del mundo, aunque mientras más culto era un pueblo más se lograba impedir y frenar eso. Por ejemplo, en París nunca se llegó a realizar el proyecto de Le Corbusier, y en Alemania han reconstruido las fachadas de sus monumentos con mayor identidad histórica. En ese escenario histórico y mundializado es que empezamos a seguir localmente los preceptos de dicha Carta de Atenas y luego de la Carta de Venecia. Se hicieron excelentes edificios, pero que estaban totalmente fuera de contexto, como el edificio Atlas de Walter Weberhofer, quien además es un excelente arquitecto. También se edificó un hotel del arquitecto Mario Bianco, hermosísimo pero igualmente fuera de contexto. El edificio de seguros de la Compañía Peruano-Suiza también es un excelente edificio, fuera de contexto. El otro asunto son las ampliaciones de la ciudad. En este tema sí creo que metió la pata el general Velasco, porque en ese momento esas cosas ya no se debieron haber hecho. Destruyó el espacio urbano de las iglesias…
CG:
Nos mencionó que también enseñó en una maestría en la Universidad Nacional Federico Villareal…
Sí, de 1986 a 1988, cuando estuvo a cargo de un profesor arquitecto de origen ruso, Waldemar Moser, quien se interesó muchísimo por la historia del Perú. El problema con las maestrías en el Perú es que en general son muy teóricas… bueno, deben ser teóricas, pero también deberían tener un componente mayor de prácticas, como los cursos que se dictan en el ICCROM.
CG:
Arquitecta Estela, la restauración de algunos monumentos prehispánicos en Lima, como la huaca Pucllana de Miraflores, un caso de privatización, ¿qué opinión le merece?
Yo creo que eso no es privatización, y para estas cosas no hay que ser más papistas que el papa. Cuando se comenzó a trabajar yo estuve ahí con la doctora Isabel Flores, quien sigue siendo la directora del proyecto, y es excelente. Fue precisamente ella quien realizó un proyecto integral, incluso con la participación de la Universidad Cayetano Heredia, con un gran equipo de profesionales… Como se debe realizar una exploración arqueológica, con ingenieros, arqueólogos, historiadores, arquitectos, etc. El propietario es la Municipalidad Distrital de Miraflores, una municipalidad que tiene los recursos y los utiliza, y el restaurante sirve para sufragar esos gastos. Pero eso es una parte mínima de todo el complejo ceremonial, porque todo el resto fue urbanizado. Ahí se ha descubierto que los sacerdotes eran mujeres; o sea, existían sacerdotisas. Sabemos esto gracias a la restauración científica que se ha hecho. Ahora, creo yo que no se pueda entregar totalmente en uso, tampoco en concesión privada, porque lo destruyen inmediatamente… 174
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Entrevista: Bertha Estela Benavides Christian García Barba, Rodrigo Ramírez Vides y Daphne Valdivia
RR:
Arquitecta, esta entrevista será expuesta a la opinión pública. ¿Qué mensaje le daría a los jóvenes que se están empezando a interesar en la conservación del patrimonio?
Pues, creo que lo más valioso que les podría decir es que la esencia de la mirada patrimonial es el respeto; respeto a la historia, a tu contexto, a lo que te rodea. No importa dónde y cuándo vayas a diseñar; si no tomas en cuenta el contexto y el respeto hacia este, entonces estás mal. El respeto es lo que genera buenos proyectos en los centros históricos. Por ejemplo, la Plaza San Marcos en Venecia se construyó a lo largo de 200 años: no son edificios de la misma época ni de los mismos estilos; sin embargo, existe armonía en el conjunto ¿Por qué? Porque existe un gran respeto por lo que otros hacen, por el legado, por la historia…
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Vol. 4, N°8, julio - diciembre 2017, Universidad Nacional de Ingeniería, Lima
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CALLE LIMA: EJE CULTURAL PARA EL DESARROLLO. PLAN PILOTO PARA LA RECUPERACIÓN DE LA ZONA MONUMENTAL DE PIURA SAHARA ALVARADO & LEOPOLDO VILLACORTA UNIVERSIDAD NACIONAL DE PIURA, PIURA-PERÚ, 2016. RESEÑA DE JOSÉ HAYAKAWA CASAS
Hablar de este libro invoca referirse al desafío personal asumido por uno de los autores de esta publicación, realizado como una labor permanente, que prueba su enorme compromiso no solo con Piura, ciudad y región donde desarrolla su actividad académica y profesional, sino con las temáticas del patrimonio y sus complejidades en relación a las Zonas Monumentales en el Perú. Evidencia de aquella actitud es que la publicación que aquí se reseña es una segunda edición (la primera fue publicada en 2004). De hecho, la lectura de esta versión es de gran ayuda para evidenciar no solo la tenacidad e involucramiento del Arq. Leopoldo Villacorta, sino también el avance de la depredación y el desinterés respecto de dicha Zona Monumental de Piura. Esta publicación, escrita a dos manos, contextualiza las posibilidades de actuación a partir de una estructura de contenidos organizada de la siguiente manera: objetivos, antecedentes, situación actual, diagnóstico-posibilidades, recuperación arquitectónica y urbana, y conclusiones. Dicha forma de organizar la información se ve apuntalada por la incorporación de la sección titulada “Anexo: estado situacional actual del Centro Histórico de Piura”. Los objetivos son desarrollados con precisión y se enfocan en la misión de esta obra: 1. Recuperar la calle Lima… mediante un proyecto de Puesta en valor, para convertirla en un eje cultural y turístico del Centro Histórico (Zona Monumental) de la ciudad de Piura… 2. Recuperar y conservar inmuebles coloniales y/o republicanos, declarados Patrimonio Monumental, en ´convi-
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vencia´ con edificaciones contemporáneas; revitalizando el ambiente urbano de la calle Lima, como inicio y ejemplo (Plan piloto)… 3. Promover el uso en las edificaciones de materiales de la zona, como el adobe, el barro y la caña; así como también tecnología constructiva ancestral (la quincha)… (Alvarado & Villacorta, 2016, p. 25)
Los “Antecedentes”, abordan el contexto histórico general, y abarcan desde la fundación de ciudades, villas y reducciones del siglo XVI hasta el desborde poblacional motivado por la Reforma Agraria en la segunda mitad del siglo XX. En la reconstrucción de este devenir histórico, son explicados ciertos procesos históricos notables, tales como la fundación de la ciudad de Piura, el origen y conformación de la estructura urbana de San Miguel de Piura en el siglo XVIII –citando un valioso texto de 1767 de Mario Cicala acerca de los edificios y techos de las casas de Piura–, en el siglo XIX –citando un valioso texto de 1858 de Antonio Raymondi acerca de las viviendas de Piura– y en el siglo XX –se desarrolla in extenso el terremoto de 1912 y el escenario de la reconstrucción, la declaración de Monumentos, Ambientes Urbano-Monumentales y Zonas Monumentales en Piura–. La sección “Situación actual: diagnóstico-posibilidades” detalla el perfil actual de la ciudad de Piura y el caso específico de la Zona Monumental de Piura, e incluye una planimetría general y numerosas fotografías (vistas interiores y exteriores) de edificios y espacios públicos integrantes del Patrimonio Cultural de la Nación peruana que conforman dicha Zona Monumental.
En la cuarta parte, “Recuperación arquitectónica y urbana”, se desarrolla propiamente la intervención propuesta, definiendo con claridad los criterios y sus componentes, especialmente a partir de la recuperación y revaloración de su tecnología constructiva y espacio ancestral, tales como las cualidades espaciales y constructivas de la vivienda en la costa durante la Colonia y la República. Ello se contrasta con la propuesta de utilización de materiales y sistemas constructivos ancestrales en usos contemporáneos. En esta misma sección se comparte el registro de edificaciones monumentales existentes, elaborado a partir de una ficha de inventario, con el apoyo de los estudiantes de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de Piura. En este libro se han seleccionado cinco casos de inmuebles emblemáticos, estudiados considerando su denominación, localización, datos legales, cuadro de áreas, tipología, usos, estado de conservación, referencias históricas, registro fotográfico, aspectos arquitectónicos, constructivos y estructurales. Toda esta información va acompañada por información planimétrica del estado actual. Esta sección concluye en la propuesta para el Ambiente Urbano Monumental Calle Lima (tramos calle Huancavelica avenida Sánchez Cerro), que implica el inicio de 13 tipos de actividades de intervención. Asimismo, existe una propuesta para la implementación de la Escuela Taller San Miguel de Piura, que retomaría la positiva experiencia de la Cooperación Española en Hispanoamérica. Finalmente, son destacables las conclusiones, las cuales ayudan a argumentar el sentido de este esfuerzo de estudio-propuesta en una zona urbana patrimonialmente privilegiada pero en franca degradación-anulación. Un valioso extra lo representa la sección de anexos, donde el Dr. Leopoldo Villacorta desarrolla el “Estado situacional actual del Centro Histórico de Piura”, actualizando el registro a noviembre de 2015. Para ello continúa con el registro de la totalidad de sus bienes integrantes del Patrimonio Cultural de la Nación, a partir de una ficha de inventario y con el apoyo de los estudiantes de Arquitectura de la Universidad Nacional de Piura. En el libro se consignan la planimetría general con la delimitación oficial, 88 fichas de inventario monumental y la propuesta de desarrollo de un Plan Maestro para el Centro Histórico de Piura a partir de seis aspectos estratégicos.
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En la segunda década de su implementación, la AECID promovió un nuevo tipo de intervención: el organismo ya no solo se involucra en proyectos de restauración, conservación o puesta en valor, sino que apuesta por contribuir a gestar ideas innovadoras en torno a la regeneración urbana en espacios públicos patrimoniales. Para ello, trabaja con organismos públicos comprometidos con desarrollar las propuestas ganadoras. En el año 2000 se inició esa etapa con la convocatoria de un concurso internacional de ideas para la Plaza San Francisco de Asís, en Cusco, que recibió un total de 79 propuestas de diversos países. Siguiendo ese lineamiento, se ejecutó en septiembre de 2010 una nueva convocatoria, esta vez llamada Cinco Ideas para el Centro Histórico de Lima, que recogió 94 propuestas de 20 países. Debido a los buenos resultados obtenidos, se decidió en junio de 2011 invitar a los 15 equipos finalistas a participar
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CONCURSO DE IDEAS – RÍMAC: ESPACIOS PÚBLICOS
Para poder comprender con mayor detalle la trascendencia de esta publicación, es necesario mencionar el programa de una de las entidades convocantes que fomenta este tipo de acciones, las cuales devienen eventualmente en una breve publicación. Las autoridades detrás del concurso de ideas Tratamiento de Espacios Públicos– Rímac fueron la Municipalidad Distrital del Rímac, la Municipalidad Metropolitana de Lima, el Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento, y la Agencia de Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). Esta última fue creada en 1988 como el único órgano ejecutivo de la política española de cooperación internacional para el desarrollo, y desde 1990 viene ejecutando en el Perú el programa Patrimonio para el Desarrollo, el cual tiene como principal objetivo generar el desarrollo sostenible de las comunidades a partir de la puesta en valor del patrimonio, en tanto participe activo de numerosas intervenciones en distintos centros históricos del país. Destacan entre sus actuaciones la restauración de la Casona de San Marcos en Lima, la Casona Velarde Álvarez en Huamanga, los trabajos en el Valle del Colca, entre otros. Además, la AECID implementa escuelas talleres, con el propósito de instruir mano de obra especializada en el ámbito de la restauración, para así hacer partícipe del proceso de restauración a la población.
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AGENCIA ESPAÑOLA DE COOPERACIÓN INTERNACIONAL PARA EL DESARROLLO (AECID) PROGRAMA DE COOPERACIÓN HISPANO PERUANO, LIMA-PERÚ, 2015. RESEÑA DE JARIM MELGAR MONTES
del concurso de ideas Tratamiento de Espacios Públicos–Rímac. Este incluía como lugares de trabajo al eje Paseo de Aguas–Alameda de los Descalzos–Alameda de los Bobos; y a la Plazuela de Presa y entorno. Todo culminó, buen hábito de AECID, con la realización de una pequeña publicación, en la que se explica de manera ágil y sencilla todo el proceso, y se exhiben las propuestas. El libro se divide en dos partes fundamentalmente. La primera desarrolla tres puntos. Como inicio, se desarrolla una explicación de las bases de participación donde se establecen los espacios públicos a intervenir, los objetivos, el cronograma, los premios, las normas de presentación y las consideraciones. Destaca, entre los premios para las propuestas ganadoras, el establecimiento de un vínculo laboral entre los equipos vencedores y la Municipalidad Distrital del Rímac, con el propósito de llevar el resultado a un nivel de proyecto para su posterior ejecución. El segundo punto que se trata en la primera sección es la difusión del concurso, la exhibición de los resultados en el sitio web oficial del programa en el Perú. Por último, en la tercera sección se exhibe la trasparencia del concurso mediante la conformidad de actas por parte del jurado calificador. La segunda parte de la publicación está compuesta netamente por todas las propuestas, organizadas según el espacio a intervenir. El aspecto innovador del proyecto ganador para el eje Paseo de Aguas–Alameda de los Descalzos–Alameda de los Bobos radica en la composición de una secuencia espacial a través de una trama peatonal, la cual la haría
visible desde el cerro San Cristóbal. Además, en el proyecto se establecen tres etapas de ejecución: en primer lugar, la integración por tratamiento peatonal del paseo y las alamedas; una segunda etapa, en la que se considera fundamental la participación ciudadana, pues la trama ayuda a generar un mobiliario modular que alberga cierta actividad específica y que la población determinaría dónde insertar; y, finalmente, una tercera, que implica la consolidación de los usos que propicie el mobiliario mediante un cambio de zonificación a comercio, lo cual alentaría mayor afluencia para el eje. En el caso de la Plazuela de Presa y entorno, la propuesta vencedora propone un espacio dual que respeta el ingreso para la Quinta de Presa, monumento principal del lugar, y permite tener un espacio barrial que fomente diversas actividades, con una losa deportiva multiusos, tratamiento de losas a desnivel y mobiliario urbano. Expuesto todo lo anterior, queda invitarlos a revisar esta publicación para empezar a visualizar al espacio público patrimonial como un eje catalizador de actividades, un centro vitalizado que propicie la recuperación de su entorno inmediato, especialmente al ser un espacio público dentro de un centro histórico. Es también recomendable revisar las otras convocatorias, realizadas en Barrios Altos, en cinco plazuelas a lo largo del eje Áncash, así como lo hecho en el centro histórico de Huamanga, cuyo principal protagonista es la Plaza Mayor.
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I JORNADAS INTERNACIONALES SOBRE LA FRONTERA HISPANO-PORTUGUESA Y SUS FORTIFICACIONES AYUNTAMIENTO DE BADAJOZ (EDITOR)
AYUNTAMIENTO DE BADAJOZ, BADAJOZ-ESPAÑA, 2014. RESEÑA DE DIEGO CELIS ESTRADA
La presente publicación es el resultado de las I Jornadas Internacionales sobre la Frontera Hispano-Portuguesa y sus Fortificaciones, celebradas entre los días 8 y 10 de noviembre de 2012 en Badajoz, organizadas en secciones, que incluyeron a reconocidos especialistas europeos y americanos en diversas materias (Geografía y territorio, Historia, Patrimonio, Arquitectura y Urbanismo), así como de los estudios del territorio limítrofe entre España y Portugal, los cuales contemplan las distintas relaciones socioculturales que allí se suscitan y la respectiva arquitectura militar de frontera. Puede deducirse de lo anterior que dicho conjunto de relaciones expresa un sistema cultural único, ya que se trata de una de las fronteras más antiguas de Europa, fijada parcialmente en 1267 en el Tratado de Badajoz y complementada poco después con el Tratado de Alcañices. Además, se conceptúa a la frontera como un territorio fértil para crear nuevas oportunidades de afirmación patrimonial, en el contexto regional, transfronterizo, nacional e incluso internacional. Previo al inicio de la investigación del tema, a manera de inauguración de las jornadas, se abordó la misión e importancia del Comité Científico Internacional de ICOMOS sobre la Fortificaciones y Patrimonio Militar (ICOFORT), resaltando las directrices que sigue: la Carta de Venecia (1964), el Documento de Nara sobre la Autenticidad (1994), y otros documentos doctrinales como la Carta de Washington (1987) y la Carta de Itinerarios Culturales (2008). Además, se analizó a manera de ejemplo el caso del Caribe fortificado, específicamente la isla de Puerto Rico.
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La estructura de este libro cuenta además con una organización en cinco partes: “Espacio y Territorio”, “Historia”, el “Patrimonio”, “Urbanismo y Arquitectura” y “Arquitectura Militar de La Raya: un Sistema Único”. Como colofón se propone la constitución de una red de fortificaciones hispano-portuguesas y de La Raya, y su reconocimiento por la UNESCO. En el primer capítulo, se parte del entendimiento del espacio y territorio de la raya ibérica hispano-portuguesa en tanto franja territorial histórica, elástica, un territorio humanizado de estrechas relaciones socioeconómicas, culturales y de bloqueo, de asentamientos militarizados de vida civil compartida. Además, se resalta que las cuencas fluviales y redes camineras son las que conforman los soportes básicos de la organización del territorio trasfronterizo, de la articulación de los asentamientos poblacionales y de las relaciones socioeconómicas, a través de los contados pasillos trasversales que canalizan los flujos circulatorios. En la segunda sección, que contiene el estudio histórico, se plantea la frontera como un todo indivisible en el que interactúan al unísono una serie de variables económicas, fiscales, sociales, políticas, administrativas, militares y culturales, las cuales contribuyen a moldearla, y a definir la compleja estructura que forma como un conjunto, cuyos caracteres varían en función del tiempo y el espacio. Se enfatiza el proceso por el cual los primeros trazados en el papel se traducirían después en la realidad material de la fortificación de la frontera. Además, estudia la evolución, cambios e importancia que adquirió a lo largo de la historia.
En el tercer capítulo se aborda el valor patrimonial de dicho territorio fronterizo definiendo, entendiendo y determinando qué es patrimonio, qué se entiende por arquitectura defensiva, y qué bienes y cuántos componen la arquitectura defensiva española. También se da a conocer la importancia de los Planes Nacionales de Patrimonio Histórico Español, los cuales resultan de la trasferencia de competencias sobre patrimonio a las Comunidades Autónomas, y tienen como propósito establecer una metodología de actuación para la conservación y restauración que permita favorecer la correcta coordinación de actuación a los diversos organismos implicados en la protección, conservación, investigación y difusión del patrimonio fortificado en España. Finalmente, se resalta los criterios de intervención que se deben tener en cuenta para poder plantear proyectos de conservación, restauración y rehabilitación. En la cuarta sección se estudia la arquitectura defensiva en la frontera desde su concepción paisajística, asociada a casos de planificación y proyecto. Para ello, se analiza los modelos de gestión y planificación urbanística y patrimonial, así como su incidencia sobre las actuaciones en el patrimonio defensivo; se revisa la incidencia que diversas cartas y recomendaciones tienen en este ámbito; y se identifican las tendencias y buenas prácticas sobre la arquitectura defensiva fronteriza, siempre en el marco del proceso de planificación y gestión de las intervenciones. El quinto y último capítulo resalta el valor del patrimonio histórico-militar de la frontera hispano-portuguesa, lo cual facilita su comprensión total en el espacio y el tiempo para su óptima gestión en tanto un específico territorio cultural, así como en cuanto a su conservación y su difusión. Finalmente, si bien el presente estudio se focaliza en la importancia, y la gestión cultural y patrimonial del caso de la raya ibérica hispano-portuguesa, puede observarse que las variables que en él se presentan son comunes a todas las fronteras actuales y pasadas, por ejemplo, el Limes romano. Por lo tanto, esta publicación puede ser tomada como referencia para entender las fronteras no como un borde, sino como un territorio que cuenta con una importancia económica, cultural y patrimonial.
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Como su nombre lo indica, El Urbanismo Inka del Cusco. Nuevas Aportaciones brinda un recuento de las investigaciones realizadas, y sintetiza los últimos aportes sobre las construcciones y la conformación física del Cusco inka. La dirección científica y edición estuvo a cargo de cuatro profesionales: los arquitectos Crayla Alfaro, José Beltrán-Caballero y Ricardo Mar, y el arqueólogo Ramiro Matos.
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EL URBANISMO INKA DEL CUSCO. NUEVAS APORTACIONES CRAYLA ALFARO, JOSÉ BELTRÁN-CABALLERO, RICARDO MAR Y RAMIRO MATOS (EDICIÓN CIENTÍFICA) MUNICIPALIDAD DEL CUSCO - NATIONAL MUSEUM OF AMERICAN INDIAN - UNIVERSITAT ROVIRA I VIRGILI, CUSCO-PERÚ, 2014. RESEÑA DE CARLOS ENRIQUE GUZMÁN
Sin desmerecer otros trabajos reconstructivos como los llevados a cabo por el Museo de la Nación (Lima), Kubler, Chávez Ballón, Paredes, Bauer, Farrington y el propio Agurto, este es sin duda el más completo e integral intento de aproximación a la reconstrucción física de la ciudad inka del Cusco. Cabe mencionar que la columna base del libro tiene como antecedente los trabajos reconstructivos que los arquitectos José Beltrán-Caballero (colombiano) y Ricardo Mar (español) llevaron a cabo sobre Sacsayhuamán y los recursos hídricos que posee el territorio cusqueño, así como la tesis doctoral de Beltrán-Caballero sobre la forma urbana del Cusco, cuyo director justamente fue Mar, y se realizó con el apoyo del arqueólogo Ramiro Matos (otro de los editores del libro), el Instituto Smithsoniano y la Universidad de Tarragona. El trabajo de los arquitectos tuvo como colofón un modelo 3D interactivo del Cusco inka. En el presente libro se constata el aporte de ambos arquitectos en el número de páginas en las que participan ambos como autores colaboradores. La presentación de esta publicación da buena cuenta de la positiva visión con que el Gobierno de la ciudad ha asumido su liderazgo y está aportando a la construcción de valiosas estrategias de gestión del centro histórico del Cusco. La perspectiva institucional que la gerente del centro histórico de la Municipalidad del Cusco, la Arq. Crayla Alfaro, comparte en este breve texto, ayuda a comprender –y valorar– no solo la apuesta por contribuir al buen vivir en una ciudad histórica como Cusco, sino a la comprensión de la especificidad urbana de su centro histórico: la apuesta conmemorativa municipal de creación del Centro de Documentación de la Gerencia de la Ciudad Histórica –siguiendo referentes como La Habana Vieja–, la formulación del Plan Maestro del Centro Histórico como instrumento de gestión de enfoque estratégico y gerencial, y la definición y prio-
rización de cuatro líneas de acción y sus correspondientes estrategias para contribuir al logro de tan nobles fines. Este libro se desarrolla en seis capítulos. En el primero se hace un recuento de la superposición de construcciones urbanas que se han ido sucediendo sobre las de factura inka, desde el Virreinato hasta la actualidad, y se plantea la posibilidad de hacer una reconstrucción lo más fidedigna posible del Cusco primigenio. En el segundo capítulo se exploran los restos visibles de terrazas, estructuras y huacas que rodeaban el núcleo central de la llamada “ciudad Puma”, recurriendo a fotos aéreas antiguas y vestigios actuales. Se incluye al inicio un notable plano de síntesis, donde sobre una foto aérea se delinean los restos inkas de edificios, terrazas, caminos y huacas, mientras que en el siguiente capítulo se presentan los caminos de este entorno. El cuarto es el más voluminoso de los capítulos. Cierra magistralmente el tema de la reconstrucción física del Cusco inkaico, y recoge toda la información sobre muros, edificaciones, rocas sagradas y andenes presentes en el mismo casco urbano. A partir de dicha información, una vez sintetizada en plano, se propone una reconstrucción hipotética del casco inka, la cual se completa con la reconstrucción 3D del templo solar del Hanan Cusco, construido sobre el apu Sacsayhuamán, donde destacan las murallas escalonadas en zigzag y las tres torres mencionadas en las crónicas.
de los cronistas respecto a las fiestas celebradas en el Cusco, pero se enfocan en analizar el uso del espacio y los posibles límites de la capital inka. Además, es un lujo contar en estas secciones con la participación de dos especialistas renombrados, Ariadna Baulenas (colaboradora científica del Seminario de Topografía Antigua de la Universitat Rovira i Virgili y asesora del Museu de les Cultures del Món de Barcelona) y Donato Amado (Ministerio de Cultura, Región Cusco). Lo particular de esta publicación es la notoria intención de mostrar imágenes y fotos de los restos, así como reconstrucciones hipotéticas del Cusco inka, quizá porque del total de autores de los capítulos, tres son arquitectos que trabajan interdependientemente con diversos especialistas. Ello obliga a reflexionar respecto de una consideración que debe estar presente en este tipo de trabajos: la participación multidisciplinaria. No obstante, este esfuerzo va más allá de dicha consideración, y se instala en la dinámica del trabajo colaborativo interinstitucional, ya que tanto la Municipalidad del Cusco, como el National Museum of American Indian y la Universitat Rovira i Virgili han cooperado intensamente, en la medida de sus posibilidades, para materializar un aporte académico maduro e innovador. Sin duda, son dos singulares fortalezas que invitan a sumergirse en sus interesantes páginas…
Los dos últimos capítulos (quinto y sexto) complementan lo presentado en los precedentes. Recurren a las narraciones
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Indicaciones para autores de artículos
devenir INDICACIONES PARA AUTORES DE ARTÍCULOS Ámbito disciplinario y modalidades La revista publica trabajos de investigación sobre las categorías que conforman el patrimonio edificado o construido, desde su reconocimiento, valoración y diagnóstico hasta las actuaciones de conservación, salvaguardia y/o puesta en valor. Las modalidades de publicación y requisitos de extensión son las siguientes: Artículo – Investigación Debe representar un aporte significativo y original en el campo de conocimiento del que se ocupa la revista. Por consiguiente debe estar sustentado en la exposición sistemática de los procedimientos y resultados finales o parciales de una investigación personal, o de autoría colectiva. Los artículos son sometidos a arbitraje por pares académicos. La extensión debe tener entre 6, 000 y 8, 000 palabras, en la cual no serán contabilizadas las tablas y figuras. Artículo – Estudio de casos Expone resultados derivados del estudio de uno o varios casos considerados como una experiencia específica referida a alguno de los campos de conocimiento de los que se ocupa la revista. No es imprescindible que el artículo se remita a una presentación extensiva de un marco conceptual o teórico. Los artículos son sometidos a arbitraje por pares académicos. La extensión debe tener entre 6, 000 y 8, 000 palabras, en la cual no serán contabilizadas las tablas y figuras. Informe de evento Expone y analiza los resultados o conclusiones que se producen en todo evento académico, científico o profesional referido al campo del que se ocupa la revista, a través de la identificación de las principales líneas de debate, el contenido de las ponencias y las disertaciones. Los artículos son sometidos a arbitraje por pares académicos. Extensión: Máximo 1,500 palabras. Reseña bibliográfica Describe, analiza y valora en sentido crítico el contenido, significado y los aportes de la publicación elegida para tal efecto referido a alguno de los campos del que se ocupa la revista. Extensión: Máximo 800 palabras. Entrevista Trascripción de una entrevista a una personalidad cuyos méritos o desempeño particular así lo justifiquen en función de los temas que aborda la revista. Extensión: Máximo 2, 000 palabras.
La temática abordada deberá ser actual y/o de interés para la comunidad científica del área, disciplina o línea de investigación abordada. Los artículos deberán ser originales, no publicados ni propuestos para tal fin a ningún otro medio impreso, virtual u otro soporte. Formato y estilo Se considerarán como recibidos y publicados, si el arbitraje así lo dispone, aquellos artículos elaborados y enviados de acuerdo al estándar de formato y estilo vigente desarrollado por la American Psychological Association (APA). La fuente debe ser Times New Roman de 12 puntos y el interlineado doble en todo el documento, a renglón cerrado (sin espaciado extra entre párrafos). Se debe enumerar las páginas, elaborar la portada y consignar las referencias bibliográficas de acuerdo al formato indicado. Títulos y subtítulos Deben ser breves. No deben ser metafóricos ni de carácter periodístico. Deben dar cuenta descriptiva del contenido del artículo y las secciones. El título principal puede incluir un subtítulo, y debe consignarse en español e inglés. La jerarquía de títulos en el cuerpo del texto debe indicarse según el formato APA, sin numeración. El título debe consignar una nota a pie de página de un máximo 40 palabras en el que se indique la ‘historia’ de la investigación: si es un estudio singular o parte de una serie de investigación mayor, o si corresponde a una iniciativa individual o institucional. También se debe indicar las fechas de inicio o desarrollo del estudio, así como las fuentes de financiamiento o apoyo, si es que existen, entre otros aspectos. Resumen y palabras clave El artículo deberá contener un resumen en español y uno en inglés (abstract) entre 150 y 200 palabras, así como 3 palabras clave en español y 3 en inglés (keywords), que deben estar separadas por comas. Este debe contener aspectos centrales como el objetivo, el método, los resultados y las conclusiones del texto. Identificación del autor Nombres y apellidos completos del autor (o los autores). La referencia del autor o autores debe consignar la filiación institucional y una breve referencia curricular donde, exclusivamente, se consigne la profesión, así como el título o el mayor grado académico obtenido, y el cargo o actividad principal. La extensión máxima de la referencia biográfica será de 80 palabras. Anexo al artículo, es preciso el envío de una dirección electrónica del (los) autor(es).
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Texto El texto deberá cumplir cabalmente con las reglas de ortografía y redacción, así como estar redactado en forma ordenada y continua, con un estilo claro, sobrio, directo y conciso. Debe eliminarse la redundancia, el tono coloquial, los circunloquios, la adjetivación innecesaria, y las acotaciones o elaboraciones de lo obvio e irrelevante. Se debe eludir el empleo de la primera persona o el plural mayestático. El uso del tiempo de los verbos debe ser preciso y coherente. Para todas las palabras que estén en idioma distinto al idioma original del artículo, así como para anglicismos, utilizar cursiva. En cuanto a las siglas, abreviaturas y acrónimos, debe proporcionarse la equivalencia completa en su primer uso, seguida de estas entre paréntesis. Sistema de referencias y citas La lista de referencias, así como el citado, sea textual o parafraseado, debe elaborarse estrictamente según la normativa APA vigente. Las citas menores a 40 palabras se integran al párrafo y el resto se coloca por separado, con sangría de cm. Notas a pie de página Cumplen la función de aclarar el contenido, contienen comentarios y ampliaciones. La extensión máxima debe ser de 60 palabras por nota y la numeración, sucesiva. Ilustraciones
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devenir FE DE ERRATAS En el Índice de la revista DEVENIR Vol. 4 N°7, dice: Raúl Barahona: Las Ruinas de Veracruz y sus Ermitas. Sutiaba, León-Nicaragua. Inés del Águila Ríos Debe decir: Raúl Barahona: Las Ruinas de Veracruz y sus Ermitas. Sutiaba, León-Nicaragua. Silvia Quinto Fernández
En la página 51 de la revista DEVENIR Vol. 4 N°7, dice: El informe de Kluber (1953)…. Debe decir: El informe de Kubler (1953)…
En la página 67 de la revista DEVENIR Vol. 4 N°7, dice: Kluber, G. (1953). Cuzco… Debe decir: Kubler, G. (1953). Cuzco…
devenir Revista de estudios sobre patrimonio edificado Vol. 4, Nº 8, julio - diciembre 2017 - ISSN 2312-7562
In memoriam. José Correa Orbegoso Yadira Guerra Vera y Miguel Landa Sierra Del Cusco renace la integración andina: la restauración del puente de La Almudena Andean integration is reborn from Cusco: the restoration of the La Almudena bridge Aaron Urdanigue Contreras Revitalización de centros urbanos desde la perspectiva del programa Main Street en Barrios Altos Revitalization of urban centers from the perspective of the Main Street Program in Barrios Altos Héctor Abarca Torres Investigación y Desarrollo (I+D) en la conservación del patrimonio edificado peruano: La Cátedra Bruno Roselli como modelo de colaboración público, privado y académico From Ruskin’s stones to Velarde’s adobes: Research and Development (R&D) in the conservation of Peruvian built heritage. The Bruno Roselli Chair as a model of public, private and academic partnership José Félix Carbonel Villanueva La rehabilitación como oportunidad de evolución de la fachada ligera. Caso de estudio: el Colegio de Arquitectos de Cataluña Rehabilitation as an opportunity for the evolution of the light weight facade. Case Study: the Architects’ Association of Catalonia Roberto Carrillo Acosta e Irma Castillo Ruiz Transformación de las fortificaciones en el norte del Camino Real de Tierra Adentro en México: el caso del presidio de El Pasaje Transformation of the fortifications located north of the Camino Real de Tierra Adentro in Mexico: the case of El Pasaje prison Teresa Villamón Guevara Reflexiones teóricas contemporáneas sobre patrimonio edificado y su significado Contemporary theoretical reflections on built heritage and its significance Iván Ramírez Serpa Valoración y gestión integral del patrimonio paisajístico. Encuentros y desencuentros teóricos y prácticos Valuation and holistic management of landscape heritage. Theoretical and practical agreements and disagreements Karina Aldaba Flores, Mayra Cáceres Sánchez y José Santa Cruz Alcalá Huantinamarca. Análisis de la gestión del sitio arqueológico. Caso San José S.A.C (Lima, Perú) Huantinamarca. Analysis of the management of the archeological site. San José S.A.C case-study (Lima, Peru) Entrevista. Bertha Estela Benavides
UNIVERSIDAD NACIONAL DE I N G EN I ER Í A
Facultad de Arquitectura,
Urbanismo y Artes
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