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Por qué no existe una cura universal para el cáncer?

DEL AULA

¿Por qué no existe una cura

UNIVERSAL PARA EL CÁNCER?

Julieta Fierro*

Células cancerosas

Células normales

Shutterstock.

Desafortunadamente, los casos de muerte a causa del

cáncer van en aumento, y la enfermedad ataca a personas de cualquier edad. En ocasiones, los docentes deben explicar a sus alumnos el motivo de ausencia de algún compañero, o bien el deceso de un pariente cercano. Este texto no pretende sugerir la manera de enfrentar al grupo ante semejante tragedia (cada caso es diferente), sino mostrar al profesor los motivos por los cuales esta enfermedad no siempre es curable y es devastadora.

el cáncer es una enfermedad muy difícil de tratar porque cada caso es diferente. A pesar de ser un mal del que se tienen registros desde la época de los faraones de Egipto, los médicos han luchado contra él sin poder derrotarlo totalmente, invirtiendo enormes esfuerzos y recursos en investigación, cirugías, fármacos y radioterapias.

El problema de la lucha contra el cáncer radica en que nuestro material genético tiene la posibilidad de ser la fuente de tumores malignos. Cada tejido es capaz de desarrollar células cancerosas, comandado por sus propios genes, ya que éstos dan instrucciones a cada célula sobre cómo tiene que actuar y qué debe hacer.

En el núcleo de las células se encuentra el material genético, compuesto por el ADN (ácido desoxirribonucleico), que da las instrucciones al ARN (ácido ribonucleico) para elaborar proteínas. El ADN, a través del ARN, construye, a partir de los aminoácidos de los nutrimentos, las proteínas que regulan las funciones celulares y forman estructuras de tejidos, como la sangre.

Existen virus que pueden infectar una célula y replicar su propio material genético miles de veces y, una vez multiplicados, infectar a otras células. Este proceso continúa hasta que el organismo desarrolla un mecanismo de destrucción. Por eso, enfermedades como la gripe van empeorando con los días y, poco después, el cuerpo se cura. Además, existen retrovirus, cuyo genoma está constituido por ARN; traducen su ARN en ADN y lo insertan en el de la célula infectada.

* Investigadora titular del Instituto de Astronomía de la UNAM y profesora de la Facultad de Ciencias de la misma universidad.

1. Células normales

Forman tejidos y órganos

2. División celular

Las células normales crecen, se reproducen (duplicación del ADN) y mueren

3. Célula mutada

Una célula normal puede sufrir alteración de material genético

5. Cáncer

Las células mutadas invaden otros tejidos y órganos

4. Reproducción celular

Una célula mutada se puede dividir de manera desordenada y dar origen a un tumor

Cuando una célula es atacada por un retrovirus, el gen al que éste se integró, se altera, muta. El material genético modificado formará parte de la célula que sufrió el ataque de por vida.

Un oncogén es una forma anormal de un gen que promueve la conversión de una célula normal en una célula tumoral. Los oncogenes, ya en el genoma de la célula, se heredan de una generación a otra. Todos nacemos con cierta cantidad de oncogenes y nuestra descendencia también los tendrá.

En varios retrovirus se han identificado oncogenes, capaces de alterar la reproducción celular, que entran a formar parte del material genético de una célula.

Cuando un oncogén padece alteraciones por factores naturales internos, como errores en su duplicación, o externos, como la exposición a radiactividad, la ingesta de productos químicos nocivos o respirar aire con contaminantes o humo del tabaco, se puede crear una célula cancerosa. Cabe hacer notar que en general se requieren varias mutaciones para que el oncogén de una célula se vuelva canceroso.

Dado que los seres humanos tenemos miles de millones de células, alguna se puede volver cancerosa a lo largo de nuestra vida.

Con respecto al desarrollo del cáncer, debe tenerse en cuenta lo siguiente: 1. Las células cancerosas tienen un aspecto diferente a las normales, bien porque su forma ha cambiado o porque contienen núcleos más grandes o más pequeños. Estas células son incapaces de realizar las funciones que corresponden a las células pertenecientes a ese tejido.

Fijación

Ruptura local

Vaso sanguíneo Una vez que las células metastásicas se unen a la membrana basal (una barrera física que separa los componentes del tejido), la rompen. En seguida las células cancerosas se mueven a través de la corriente sanguínea permitiendo que se extiendan a otras partes del cuerpo. Así, un tumor secundario se puede formar en otro lugar del cuerpo.

Fuente: National Cancer Institute. Ilustrador: Jane Hurd.

Tumor secundario

2. El cáncer puede comenzar a desarrollarse en gran diversidad de células y, por lo tanto, cada tipo de cáncer es diferente, pues proviene de material genético mutado al azar. Por esto no existe un tratamiento universal para el cáncer. Quimioterapias diseñadas especialmente para aniquilar tumores malignos de cierto tipo, no necesariamente funcionan para otro. 3. Existen familias en las que un mayor número de oncogenes se han heredado durante varias generaciones, y esto significa que sus integrantes son personas que nacen con mayor predisposición a desarrollar cáncer. Sus células tienen gran cantidad de oncogenes, y si están sujetas a alteraciones, se pueden convertir en células cancerosas. Una célula cancerosa basta para desarrollar la enfermedad.

El motivo por el cual los médicos solicitan que en el historial clínico se señale si alguna persona de nuestra familia padeció cáncer, es precisamente para tener una idea más clara sobre la posibilidad de desarrollar tumores malignos y de qué tipo. 4. Mientras el cuerpo viva, las células cancerosas no dejan de reproducirse, pues carecen de la instrucción para poner freno a su multiplicación. Las células sanas tienen la capacidad de controlar su reproducción. Por ejemplo, si nos quemamos, o nos rompemos un hueso, las células del tejido afectado crecen y se dividen para curar la lesión; y cuando lo logran disminuyen su multiplicación acelerada. En cambio, las células cancerosas se siguen reproduciendo mientras su huésped viva. Con

frecuencia, son inmaduras debido a que se multiplican de una forma muy rápida y no tienen tiempo suficiente para crecer plenamente antes de dividirse. Al formarse un gran número de células cancerosas, se amontonan, presionan o bloquean a otros órganos y les impiden realizar su trabajo. 5. El sistema inmunitario ataca y elimina microorganismos y otros cuerpos extraños, pero una célula cancerosa no es una célula extraña, y por eso los tejidos anormales pueden continuar creciendo, transformándose en cáncer. Sin embargo, el sistema inmunitario sí realiza cierta defensa contra estas células pues, por ejemplo, la presencia de antígenos tumorales sobre las células cancerosas puede activar ciertos glóbulos blancos que realizan una vigilancia inmunológica buscando las células cancerosas y destruyéndolas. 6. Los tumores desarrollan gran cantidad de vasos sanguíneos, pues las células enfermas producen cantidades anormales de factores de desarrollo de éstos. Los nuevos vasos sanguíneos transportan oxígeno y nutrientes para satisfacer las necesidades de energía que tiene el tumor, dañar tejidos cercanos normales, y permitir que las células tumorales proliferen en sitios distantes del tumor original. 7. Las células cancerosas migran, se instalan en nuevos tejidos. Por ello, el cáncer de mama puede generar metástasis en los pulmones o los huesos, repitiendo las instrucciones para que el cuerpo no las destruya, las provea de alimentación y puedan, así, continuar multiplicándose sin freno. Esta migración puede engañar incluso al cerebro, donde los vasos capilares son particularmente delgados para evitar que pasen por ellos materiales dañinos. En el cuerpo sano se desprenden células de los distintos órganos −hígado, pulmón, médula ósea−, pero no se instalan en otros órganos como el corazón o el cerebro. Las células de cáncer sí lo pueden hacer.

Resumiendo, los genes de nuestras células tienen la posibilidad de transformarse en oncogenes. Si sufren más mutaciones, logran transformar a la célula sana, donde existen, en una cancerosa. Ésta se multiplicará sin freno, no será atacada por el sistema inmune, se hará alimentar y migrará.

La cura universal para el cáncer se ve distante, por la enorme diversidad de ese mal. Sin embargo, hay esperanza de combatirlo cuando se conozca mejor cómo el ADN prescribe instrucciones, y se sigan descubriendo sustancias químicas y radioterapias más enfocadas para erradicar los tumores.

Bibliografía

MUKHERJEE, Siddhartha, The Emperor of All Maladies, Nueva

York, Scribner, 2010.

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