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Nudos conceptuales en el campo de la formación artística en México
Y ARTESANOS
Nudos conceptuales en el campo de la
Desde hace algunos años, las indagaciones realizadas en la línea de historiografía de articulada en torno al concepto de arte –artista, artesano, artesanía, artificio, artes, bellas artes, talleres, academias, conservatorios–. Dichos conceptos, en el curso de la historia, han experimentado sucesivas transformaciones, resignificaciones, deriva placer, en los deslindes entre las artesanías y las bellas artes.
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en este sentido, la historia conceptual nos aporta herramientas para incursionar, en una perspectiva de tiempo largo, en esa gran matriz que es la modernidad occidental, desde donde sea posible construir nuevas coordenadas de intelección que den visibilidad a la lógica propia del campo artístico y reposicionen su papel en las instituciones educativas modernas, cuyo principio de legitimación ha sido la habermasiana racionalidad funcional. Todo ello nos ha llevado a acercarnos con mayor profundidad a los legados y los cruces de fronteras disciplinares que se infiltran en instituciones, prácticas y
* Investigadora del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación, UNAM. a g e n t e s , t r a s l a p á n d o s e e n e l c u r s o d e l t i e m p o y re s i s t i é n d o s e a d e s a p a re c e r d e l t o d o . A s í , e l propósito de este artículo es plantear algunos de l o s n u d o s c o n c e p t u a l e s e n m o v i m i e n t o , q u e 1 y hacen las veces devienen prácticas discursivas
1 En la perspectiva del análisis de los sistemas de pensamiento,
Foucault se remite al análisis de las prácticas discursivas para acotarlas como una organización sistemática que no se reduce a un evento lógico o lingüístico, sino que se caracteriza por la delimitación de un campo de objetos, la definición de la legítima perspectiva para el agente del conocimiento, el establecimiento de normas para la elaboración de conceptos y teorías. Las prácticas discursivas no son meras abstracciones, sino que cobran cuerpo en procesos, instituciones, comportamientos, formas de transmisión que las conservan o modifican. No dependen de un sujeto histórico trascendental, sino más bien del sistema de relaciones en que se inscriben. Véase
Foucault, 1 199 y ss.
de clave para comprender algunas facetas de la inserción y despliegue de la formación artística en las universidades mexicanas.
Los legados
Nuestros conceptos sobre el arte y la formación artística surgen en Europa en el mundo de la Antigüedad Clásica: la filiación de arte con respec2 el to a técnica es clara: arte procede del latín ars, cual, a su vez, es la traducción del griego téchne. Se refería a cualquier actividad humana que requiriera habilidad, destreza, tanto manual como VI a. C.), que implicaba un saber mental (siglo razonado, conforme con una cierta preceptiva. Implicaba la puesta en práctica de conocimientos y habilidades en ámbitos tan distintos como la medicina, poesía, navegación, cacería, herrería. La techné no fue ajena a la reflexión de los filósofos en la Grecia clásica: desde los sofistas se establecería una clasificación inicial que distinguía entre las téchnai, en relación con su sentido de utilidad, y las téchnai que producían placer (Santoni, 1996: 82).
También de los debates propios de la alta Antigüedad procede la distinción entre las téchnai manuales e intelectuales, que derivarían en las artes liberales o liberadas, acordes con la organización social aristocratizante que prevalecía entre los griegos, donde unos, liberados de toda carga, tenían el tiempo, los recursos y el don para dedicarse a las actividades propias del intelecto, en tanto que otros requerían trabajar en
2 Resulta sugerente mencionar que otros términos que comparten la raíz ar con ars. Éstos son artus, articulación; armus, húmero que implica movimiento. También ayuda a esclarecer ars, arte, es lo contrario de iners, inerte; es decir, uno se vincula con la capacidad de producir algo y el otro con su negación. Véase Santoni, 1
Esta obra constituye, desde mi punto de vista, una referencia obligada para el estudio del campo artístico. actividades manuales por las que obtenían una remuneración, las artes propias de los siervos.
Del paso por la larga Edad Media, para los fines de este texto, resulta importante destacar la progresiva diferenciación y distanciamiento de las artes liberales, finalmente organizadas en el Trivium y el Cuadrivium (Tatarkiewicz, 1987: 87), con respecto a las artes mecánicas, cuyas clasificaciones fueron muy variadas y, por último, forzadamente las clasificaron en siete (Tatarkiewicz, 1987: 87).
En ambos casos, los modelos formativos fue- ron muy diferentes: las artes liberales, para su enseñanza, recurrían a los libros, a la autoridad del Magíster, a la palabra y a la escucha; las artes mecánicas remitían a los aprendizajes realizados en la práctica, que se regulaban por el estilo de vida de los gremios y se llevaban a cabo en los talleres artesanales (Santoni, 1996: 69 y ss.). Se trata de un camino arduo, que, por lo general, empezaba a muy temprana edad (8 o 9 años), cuando los padres delegaban al niño con la familia del maestro artesano, por lo regular contrato de por medio, para que le enseñaran el oficio durante una cierta cantidad de años, además de vestirlo, alimentarlo, darle casa. La convivencia en el interior de los talleres era sumamente formativa. Había distintas, por así decirlo, especialidades: trabajar la arcilla, mezclar las tinturas, manejar la madera, etc., pero era el maestro el responsable de coordinar el trabajo de todos y de la obra que saliera de su taller. La vida de los talleres, consecuente con su espíritu medieval, estaba minuciosamente regulada y no gozaba de grandes márgenes de libertad.
Será el Quattrocento italiano el que nos aproxime al moderno concepto de arte: existió un sec3 que logró conservar tor de artistas-artesanos una relativa autonomía de las redes comerciales
3 Hasta aquí empleo indistintamente artífice, artista y artesano.
de los mercaderes, manteniéndose en contac- to directo con los clientes, principalmente de la Iglesia y de la nobleza, para satisfacer sus demandas. Esto les requeriría diversificar sus ar- s e n a l e s y d e s a r ro l l a r u n a g r a n p e r s p i c a c i a e inventiva para romper con los cánones de la producción en serie, pero también deberían desarrollar ciertas habilidades para atraer al posible cliente y colocar sus propias obras. Todo ello les planteó otras exigencias.
Con el tiempo, el alejamiento entre los artistas que trabajaban sobre pedido y los artesanos, que continuaban produciendo artículos de consumo generalizado, fue cada vez mayor, al grado que unos continuaron fabricando mercancías fundamentalmente útiles, como había sucedido anteriormente, en tanto que los otros buscaban, además de la utilidad, la belleza de los objetos o bien exclusivamente la belleza.
El impulso de artesanos –León Battista Albert i ( 1 4 0 4 - 1 4 7 2 ) , L e o n a rd o ( 1 4 5 2 - 1 5 1 9 ) y M i g u e l Ángel (1475-1564), cuya actividad se percibía, sobre todo, vinculada con el esfuerzo físico– fue decisivo al respecto. Su apuesta se dirigió a evidenciar que el artista no era simplemente un artesano, puesto que su trabajo no se limitaba a echar mano, de manera repetitiva, de los procedimientos técnicos, y a dar la batalla por que lo que se englobaba como artes del dibujo (pintura, escultura, arquitectura), mejorara el estatus de sus practicantes resituándolas dentro de las artes que requerían del pensamiento, donde la pericia técnica necesariamente se sustentaría en el razonamiento de la práctica, en el recurso de la matemática para calcular tanto las proporciones como la perspectiva. Y, declarando la au- tonomía de las artes, clamaban por la belleza co m o s u f i n a l i d a d , c o n i n d e p e n d e n c i a d e s u s e n t i d o d e u t i l i d a d o d e p l a c e r ( Ta t a r k i e w i c z , 1987: 114), con lo que lograban, de paso, dignificar su imagen pública a través de su obra y de los tratados razonados sobre su arte.
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León Battista Alberti, Leonardo y Miguel Ángel, tres de los polímatas más importantes del Renacimiento
Asistimos así, a un nuevo horizonte del campo artístico, cobijado por el humanismo, en el que se vislumbraría la necesidad de reorganizar el saber y de resituar a los artistas, quienes, rompiendo vínculos con los artesanos, se aventuraban a proponer otros estilos formativos asentados en otras instituciones, nacidas de su propia experiencia, tales como el Studio y la Academia.
Se trata de nuevas prácticas que tendrán, por lo menos, dos implicaciones muy importantes para nuestro universo de estudio: por un lado, se establece un deslinde significativo entre los artífices, del que derivaron nuevos sentidos pa- ra el artista; y por otro, el nuevo estatus del artista se proyecta en la reubicación de las artes, en el espacio de las artes liberales.
Conforme avanzaba el Renacimiento, iba que- dando claro que las artes eran algo diferente de las ciencias, pero que también se querían percibir distintas de los oficios. Estos deslindes serán definitivos en la medida en que avance el pensamiento ilustrado, tan ocupado en ordenar y clasificar todo a la luz de la razón, y en la medida en que las sociedades se vuelven más complejas y especializan sus funciones cada vez más.
Me parece relevante señalar que otro problema relacionado con la topografía del territorio de las artes, fue lo que se incluyó y lo que se excluyó en distintos momentos y por motivos también diversos. Por ejemplo, la música y la poesía no encontraban un lugar propio, pues resultó muy difícil desprenderse de la tradición griega de la música, como arte de las musas, vinculado a las tradiciones pitagóricas de los saberes matemáticos y aun a la teoría de la armonía y sus efectos sobre el alma humana, así como también resultaba difícil aprehender la poesía de manera diversa a su condición de filosofía o bien de arte adivinatorio y profético.
Nociones tan comunes y corrientes en nuestros días, como la de escultor, por ejemplo, tardó más de dos siglos en formarse, pues en un principio las destrezas similares que variaban en el empleo de cierto tipo de materiales y en el uso de técnicas específicas, recibían diferentes denominaciones, como es el caso de statuarii, referido a la escultura en piedra; caelatores, en metal; sculptores, en madera; fictores, en arcilla; encausti, en cera (Tatarkiewicz, 1987: 114).
En este contexto, la aportación de los franceses será fijar el concepto de bellas artes.
De s d e e l s i g l o X V , s e v e n í a n e n s a y a n d o d i v e r s a s d e n o m i n a c i o n e s q u e t r a t a b a n d e re s a l t a r l a c u a l i d a d d e e s t e s e c t o r d e l a s a r t e s : h u b o quien e s l a s l l a m a ro n a r t e s m u s i c a l e s a p e l a n d o a l a inspiración de las musas (Marsilio Ficino, si- glo
XV); otros se refirieron a ellas como artes ingeniosas, puesto que apelan al intelecto y al ingenio (Giannozzo Manetti, siglo XVI), o artes nobles, en la medida en que convocan nuestros sentimientos más elevados (Giovanni Pietro Capriano, siglo XVI). También se conocieron como artes memoriales, puesto que apoyan el recuerdo de cosas y eventos importantes (Lodovico Castelvetro, siglo XVI) y, a la vuelta de los siglos, artes elegantes y agradables (Giambattista Vico, 1744). De modo que, si la noción de bellas artes no constituía una absoluta novedad, pues ya se había anticipado hacia el siglo XVI, fue mérito del abate francés Charles Batteux (1713-1780), con su libro Les 4beaux arts reduits à un même principe (1747), la aceptación de este concepto, su pronta difusión en diversas lenguas y su introducción en diversos diccionarios. Su gran acierto fue, acorde al signo de los tiempos, integrar bajo la misma égida, un sistema de prácticas que compartían su
4 Para ello, distinguió entre las artes mecánicas, orientadas por el principio de utilidad; las bellas artes, cuyo propósito era el placer –música, poesía, pintura, escultura, danza–; y las que combinaban el placer con la utilidad –elocuencia y arquitectura–. Véase Kristeller, 1986.
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Iglesia de Santa Maria Novella, fachada de Leon Battista Alberti
David, escultura de Miguel Ángel La primavera, pintura de Sandro Botticelli
distancia con respecto a las ciencias positivas, cuyo campo se había enriquecido y fortalecido enormemente, y los oficios artesanales, con respecto a los cuales se quería poner tierra de por medio.
P u d i e r a d e c i r s e q u e e s t a b l e c e r l a n o c i ó n d e b e l l a s a r t e s l l e v ó c a s i t re s c i e n t o s a ñ o s , h e c h o q u e n o c a re c e d e i m p o r t a n c i a , p u e s t o q u e n o s re m i t e a l a n u e v a o rg a n i z a c i ó n d e l c o n o c i m i e n t o q u e s e v e n í a v i s u a l i z a n d o , a c o rd e c o n l a s t r a n s f o r m a c i o n e s d e l a v i d a s o c i a l y e l a v a n c e d e l a s c i e n c i a s e x p e r i m e n t a l e s : e l g i ro e r a d e c i s i v o : l a s b e l l a s a r t e s q u e d a r í a n l i b r a d a s a s í m i s m a s , i n d e p e n d i e n t e s y l e j a n a s d e l a s c i e n c i a s y d e l a s m a n u f a c t u r a s p o r i g u a l , a u n c u a n d o l a s d i f e re n c i a s e n t re l o q u e s e i n t e g r a r í a b a j o e s e c o n c e p t o n o re s u l t a r a n t o t a l m e n t e n í t i d a s ( K r i s t e l l e r, 1 9 5 2 ) .
Aquí se pone en juego el problema del gusto –buen gusto, gusto refinado–, vinculado con el m o d e l o d e re f i n a m i e n t o a l q u e a c c e d í a n t a n t o los círculos aristocráticos como los burgueses, que habría de ser imitado por los demás sectores sociales, lo que incidirá en la emergencia del
concepto de público y de prácticas que se asentarían en la creación de instituciones tales como el museo, el teatro, la sala de conciertos, y otros espacios formativos, propicios a la adquisición de comportamientos ad hoc.
Ahora bien, la noción de artes a secas, despojada desde finales del siglo XVIII del calificativo ‘bellas’, frente a los oficios y las ciencias, remitirá directamente a este nuevo campo, dominio exclusivo de las representaciones sociales que ahora suscitaría el ‘artista’.
Huellas de las tramas conceptuales en instituciones de formación artística
La persistencia de los legados antes señalados, en el entramado de nuestras instituciones de formación artística, da cuenta de la orientación de los procesos formativos, de las jerarquías que se han construido entre los campos de saberes, de los dilemas en las soluciones que se han dado al asunto de la profesionalización de los artistas.
Me limito a mencionar algunos casos mexicanos, similares a otros ocurridos en América Latina, que involucran los sistemas conceptuales de referencia:
1. Por razones históricas, tal parece que el concepto de artista se lo adjudicaron los artistas plásticos, pues si bien músicos, actores, escritores y otros se reconocen como artistas, en cuanto están dedicados a este campo, no pocas veces se escapan de ser circunscritos a este concepto. Es decir, antes que como artistas, se reconocen como músicos, como actores, etc. 2. Si bien el concepto de bellas artes en general tiende a desaparecer hacia finales del siglo
XVIII, persistió a lo largo del siglo XX y aún en nuestros días. En 1905 se fundó la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes; en 1947, el Instituto Nacional de Bellas Artes y
Literatura, etc. 3. La polarización entre el arte culto (bellas artes) y el popular es recurrente, a pesar de que hay instituciones contemporáneas que se mueven con mayor libertad y flexibilidad entre ambos campos aparentemente disociados entre sí. 4. En el caso de la Universidad Novohispana (1551), desde muy temprano existieron facultades de Artes, pero con un significado totalmente diferente al de las facultades de
Artes de la universidad contemporánea: las facultades de Artes fueron las herederas de las artes liberales, cuyos estudiantes se conocieron como artistas. Se trataba de los jovencitos que, habiendo aprendido las primeras letras en forma particular, algo de gramática y latinidad, se encaminaban a estas facultades donde adquirían el grado de bachiller en
Artes, mismo que en algunos casos les exigirían, como propedéutico, para continuar sus estudios en las facultades de Teología y Medicina (Durkheim, 1982; Ariès, 1987). 5. En el caso de la Ciudad de México, por herencias y campos en disputa, quedó claramente diferenciado, en la primera mitad del siglo XX, el campo universitario del Instituto
Nacional de Bellas Artes, adscrito a la Secretaría de Educación Pública, aun cuando en el instituto existan la Escuela de Artes Plásticas, Escuela de Literatura y Arte Dramático, y la Escuela Nacional de Música, equivalentes a las que aglutina la universidad. 6 . E n o t r a s u n i v e r s i d a d e s p ú b l i c a s , c o n d i s t i n t a s h i s t o r i a s y f u n d a d a s e n o t ro s a ñ o s , l a s s o l u c i o n e s h a n s i d o d i v e r s a s : e n l a U n i v e rs i d a d A u t ó n o m a d e C h i h u a h u a , d e m á s re c i e n t e c re a c i ó n , e l C o n s e r v a t o r i o d e M ú s i c a ( 1 9 4 6 ) , c u a n d o s e f u n d a l a U A C H ( 1 9 5 4 ) , p a s a a f o r m a r p a r t e d e s u s d e p e n d e n c i a s y d e s p u é s s e i n t e g r a , c o n o t r a s e n f o c a d a s a l a f o rm a c i ó n a r t í s t i c a , c o m o I n s t i t u t o N a c i o n a l d e
B e l l a s A r t e s , p e ro s i e m p re d e n t ro d e l e s p a -
c i o u n i v e r s i t a r i o ( B a l d e r r a m a y P é re z , 1 9 9 9 : 1 0 9 , 11 6 ) . 7. En el caso del estado de Michoacán, en su capital, Morelia, desde 1825 existía un Conservatorio de Música; en 1855 se fundan las academias de Dibujo y Pintura, de Música y Gimnasia (1868), como parte de las enseñanzas del Colegio de San Nicolás de Hidalgo, mismas que para 1914 se integran en una nueva Academia de Bellas Artes. Una vez fundada la Universidad Michoacana de
San Nicolás de Hidalgo (1918), la Academia de Bellas Artes pasa a depender de ella, y en 1939, bajo la influencia del régimen socialista, cambia su nombre por el de Escuela Popular de Bellas Artes (licenciatura en Arte con cuatro orientaciones: música, danza, teatro, artes visuales). El Conservatorio de Música continuó adscrito a la Secretaría de Educación.
Para concluir
Puede decirse que el arte no es una mera abstracción, ni consiste sólo en una definición acotada en un diccionario; remite más bien a la foucaultiana noción de prácticas discursivas, donde los conceptos son movibles, cambiantes y sólo pueden leerse en el universo al que se integran, no necesariamente de manera orgánica y sistemática; expresan los estratos histórico-culturales en que se han generado ‘modos de nombrar ’, ‘modos de pensar ’ que encarnan en instituciones, políticas, agentes.
Referencias
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