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Ana Requena Maza nació en Navas de San Juan (Jaén) en 1973. Es maestra, aunque también ha trabajado en panaderías, pescaderías, dando clases de manualidades y hasta promocionando yogures. Cree en el poder de la literatura para cambiar vidas, y esa idea la llevó a escribir. Este es su primer libro, y con él, además de hacerse visible, invita a los lectores a desarrollar la imaginación y la creatividad.
Ana Requena Maza
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El increíble niño invisible
¿Te imaginas unas botas que te hagan invisible? Federico las encontró y decidió ponérselas… O más bien ellas lo encontraron a él. Con esas botas en los pies, por fin podrá cumplir todos sus sueños, como hacerse superhéroe. Aunque, cuidado: que nadie consiga verte puede resultar peligroso. Federico tendrá que afrontar muchas dificultades para descubrir si realmente tiene madera de héroe o apenas llega a niño de humo.
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El increíble niño invisible Ana Requena Maza
El increíble niño invisible
El increíble niño invisible Ana Requena Maza Ilustraciones
David Guirao
EQUIPO DE ESPAÑA
EQUIPO DE BRASIL
Dirección Editorial
Director Editorial
Departamento de Literatura GE
Lauri Cericato
Dirección de Arte
Coordinadora del Departamento de Idiomas
Departamento de Diseño GE
Ana Luiza Couto
Diseño
Editora Asistente
Manuel Estrada
Eliana Bighetti Pinheiro
© Del texto: Ana Requena Maza © De las ilustraciones: David Guirao © De esta edición: Editorial Luis Vives, 2011 Carretera de Madrid, km. 315,700 50012 Zaragoza Teléfono: 913 344 883 www.edelvives.es Editado por Jorge Hernán Gómez ISBN original: 978-84-263-8046-3
Gerente de Producción Editorial
Mariana Milani Coordinadores de Producción
Caio Leandro Rios, Expedito Arantes Coordinador de Diseño
Eduardo Evangelista Rodrigues Editor de Diseño
Roque Michel Jr. Maquetación
Felipe Borba Supervisora de Corrección
Lilian Semenichin Correctora de Pruebas
Maiara Alves Director del Departamento Gráfico
Reginaldo Soares Damasceno
Reservados todos los derechos. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.
Dados Internacionais de Catalogação na Publicação (CIP) (Câmara Brasileira do Livro, SP, Brasil) Requena Maza, Ana El increíble niño invisible / Ana Requena Maza ; ilustraciones David Guirao. – 1. ed. – São Paulo : FTD ; Zaragoza, ESP : Edelvives, 2015. ISBN 978-85-322-9954-3 1. Literatura juvenil em espanhol I. Guirao, David. II. Título. 14-06601 CDD-028.5 Índices para catálogo sistemático: 1. Literatura juvenil em espanhol 028.5
Para Antonio y Pablo, que hacen que me levante contenta todas las maĂąanas. Y para mi sobrino Juan Antonio. Os quiero.
1 Sueños en La Casa Verde
Este relato comienza con una ciudad sin principio ni fin en la que hay un barrio de altos bloques y una gran casa en la que habitan muchos niños. La casa, que está toda pintada de verde, es el hogar de Fe derico. Federico tiene casi ocho años, aunque a veces se siente más pequeño, como si aún tuviera seis. Guarda su pasatiempo favorito en secreto: imaginar aventuras 7
con su familia de superhéroes, Los 4 Fantásticos. Los conoció en clase de la señorita Margarita. Al principio le preocupaba no entender las diminutas manchitas negras de los bocadillos, pero pronto aprendió a leer sus propias historias y descubrió que eran todavía más divertidas cuando él mismo las inventaba. Todas las noches, al escuchar la respiración desacompasada de sus compañeros de habitación, su cama se transforma en su refugio. Allí dentro, a la luz de la linterna y al calor de las sábanas, Federico puede soñar libremente, con los ojos abiertos, que tiene el poder de la invisibilidad. «¡Temblad, supervillanos!, ¡Federico, al rescate!», se repite una y otra vez, antes de caer dormido. Pero un domingo cualquiera sucedió algo increíble… y ya nada fue igual. 8
2 Piratas y monopatines
Blas es el cuidador de tarde de Federico y de toda la pandilla de la habitaciĂłn 7. Desde hace mucho tiempo trabaja de lunes a domingo para pagar el piso que se ha comprado. A pesar de ser tan joven, Blas se estĂĄ quedando calvo. Cuando la pandilla pone a prueba su paciencia, y eso sucede a menudo, tiene la manĂa de estirarse el pelo hacia atrĂĄs una y otra vez. 9
El domingo cualquiera en el que todo cambió para siempre, las energías pandilleras redoblaban como tambores de feria. Blas les propuso a los chicos relajarse en el parque y ellos estuvieron de acuerdo porque no había nada mejor que hacer. Aquel día batieron su récord de diligencia en lavado de dientes. A las cinco de la tarde ya estaban en marcha. Nada más llegar, Álex y Dani, que solo piensan en chicas y en leer revistas de coches, motos y grupos de música, salieron disparados a las rampas para rivalizar en acrobacias con sus monopatines. A Fe derico le gusta la velocidad y trata de pe garse a ellos desde que los Reyes Magos le regalaron un patinete; imagina que montan en sus bólidos de superhéroes para atrapar supervillanos. El problema es que casi siempre se lo quitan de encima: «¡Cuando te salgan granos!», le gri10
tan… Y él se pregunta cuánto faltará para eso. Marcos, Juan y Dientes, mientras tanto, luchaban como en Piratas de los mares. Desde que vieron la película con Blas no juegan a otra cosa, y hasta se fabricaron unas espadas muy guapas en el taller de manualidades. Federico también hizo la suya, pero considera que un superhéroe no puede perder el tiempo jugando a piratas. Así que aquel domingo cualquiera Fe derico se aburría como un soberano del aburrimiento. Hasta que se fijó en un palo abandonado a la vera del camino… Probablemente había formado parte de un arbusto, o quizás de un frondoso árbol de parque; ¡a saber cuántos días llevaría allí tirado! Estaba polvoriento y desportillado en uno de sus extremos, pero era largo y delgado… El remo perfecto para la mesa de vapor. ¡Federico, al rescate! 11
De pronto, un silbido suave interrumpió su juego: «Fiuuu». «¿Quién será? —se preguntó girando la cabeza—. ¿Me llamarán a mí?». Y a través de un camino visible solo para él, Federico atravesó con su remo la espesa barrera de matorrales y miró a su alrededor…
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