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Agencia Reforma

DOMINGO 28 de enero de 2018 / Núm. 351

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Cinco Años de la Semana de Improvisación en Ensenada Por Wilfrido Terrazas Página 3


DOMINGO 28 de enero de 2018 Estefania Ibañez

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Palabra

Suplemento Cultural de Periódico

Dirección General Ignacio Solorio Arroyo Gerente Administrativo Alfredo Tapia Burgoin Director Editorial Enhoc Santoyo Cid Directora comercial Oralia Tinoco González

Ensenada, un paraíso Por José Carrillo Cedillo*

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a primera vez que leí “Ensenada” fue en una lata de sardinas Calmex que mi madre guisó como siempre, exquisitamente. Ni remotamente imaginé entonces que iba a vivir aquí. Consulté el mapa de la República y me pareció muy lejos de la capital, donde nací. Después en un libro vi una alegoría de la nación donde formaba un cuerno de la abundancia y Baja California derramaba sus frutos. Años después, cuando terminé mis estudios ingresé como docente a la Normal Superior y allí conocí a Federico Sánchez Scott quien me dijo vivía en Ensenada. Nuevamente sonó para mí el sitio y, por el sismo salimos hacia aquí en emigración inversa mi familia y yo. Ya que conocí la ciudad por motivos de trabajo, fue una grata sorpresa para mi familia el llegar a este paraíso.

Orgullo ensenadense

Busqué a los artistas y tres de ellos y un

“Muchas especies dejan huella de su paso por este planeta, sólo el ser humano deja huella de lo que transforma. Definitivamente Leonel Flores es un buen artista y es un orgullo para Ensenada”. *Maestro y artista plástico con más de 30 años de trayectoria.

servidor, formamos el grupo de los Pintacuatros de gratos recuerdos. Entre los artistas que conocí había un joven grabador que ganó mi atención por su evidente talento y de quien he observado su desarrollo durante los treinta años de residir en este puerto. Su magnífica exposición Retrospectiva, en el Centro Estatal de las Artes (Ceart) es el grato fruto de su trabajo cotidiano como corresponde a un buen artista, Leonel Flores, quien se ha ganado a pulso ser cronista de

la pesca de esta zona del Pacífico. Fiel a su temática y fuera de la ortodoxia nos muestra su despreocupación por pertenecer a alguna escuela. Con él se demuestra que no basta con pregonar se debe demostrar con la obra colgada en una sala. Les digo a mis alumnos, ‘‘tú dices que eres astronauta, te creeré hasta que te vea en una nave que sale a la estratosfera’’. Van Gogh decía: diez por ciento de talento y noventa de trabajo. Hay que trabajar duro aguantando las penurias y sorteando los periodos de infortunio que nos depara la vida. Mantener la vocación es una prueba de donde el artista sale fortalecido y lo refleja en su obra y en la de Leonel exuda su amor por su trabajo, el arte desnuda nuestras motivaciones y lo ve y lo siente quien tenga ojos para ver y sensibilidad humana. Muchas especies dejan huella de su paso por este planeta, sólo el ser humano deja huella de lo que transforma. Definitivamente Leonel Flores es un buen artista y es un orgullo para Ensenada.

Coordinadora de publicidad Luz Mar Bárcenas Editora Estefania Ibañez Coordinadora Diseño Ana Salgado de Anda Diseño Pablo Villavicencio Salgado Críticos / Colaboradores Hugo García Michel, Minerva Muñoz, Gerardo Sánchez, Miguel Nuñez, Isaac Rosas, Sofía González, Liz Durand, Álvaro Díaz, colaboradores de la UNAM, José de la Rocha, Marco Moreno Corral, Marcela Danemann y Leslie Mejía. Correo electrónico palabra@elvigia.net Teléfonos para publicidad 120.55.55, ext. 1030 publicidad@elvigia.net Ensenada, B.C. México.


DOMINGO 28 de enero de 2018 Adriana Martínez/Colaboradora

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Por Wilfrido Terrazas*

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onforme se acerca una vez más la fecha de la Semana de Improvisación organizada por La Covacha Colectivo, bien vale la pena hacer un breve recuento de las ediciones anteriores y apreciar sus enseñanzas. Parece realmente increíble que en una ciudad pequeña del noroeste mexicano exista un festival independiente, con vocación claramente experimental, dedicado exclusivamente a la música improvisada de diversas tendencias. Desde su primera edición en 2014, la Semana de Improvisación se ha distinguido por una programación atrevida e inusual, incluso para los

estándares de un festival de música experimental, que ha sabido aprovechar la cercanía geográfica con el vecino estado de California y que ha dado un firme paso hacia lograr una mayor interacción y acercamiento colaborativo entre músicos de ambos lados de la frontera.

Calidad escénica y de organización

La Semana de Improvisación nació por iniciativa de los socios del proyecto La Covacha, Esther Gámez, Julia Chávez e Iván Trujillo, con la colaboración cercana de quien estas líneas escribe. En sus años como foro y galería independiente, La Covacha sacudió el magro panorama cultural ensenadense, con una programación artística muy fuera de lo común y que incluía música, artes visuales, teatro, danza y cine, además de diversos talleres. Durante cerca de tres años, La

Covacha fue el lugar de referencia para las manifestaciones artísticas en el puerto. Ya sin una sede física, el proyecto continúa como La Covacha Colectivo, y sus socios siguen organizando importantes actividades, como la Semana de Improvisación. Si bien los recursos de nuestro festival son muy modestos, su alcance crece sostenidamente. Cada vez son más los músicos locales, especialmente jóvenes, que se muestran interesados en tomar los talleres que ofrecemos, y ya podemos decir que hay una nueva generación de improvisadores ensenadenses, que están empezando a hacer su propia música en este camino. En cuanto a los conciertos, suelen ser de una calidad artística comparable a la de los más prestigiosos festivales del género en cualquier lugar del mundo. Entre los artistas internacionales que han desfilado por él se encuentran la trompetista Stephanie Richards, los bateristas Andrew Munsey y Nathan Hubbard, el bajista Steuart Liebig y el grupo A Hundred Ghosts. Entre los artistas nacionales y locales hemos tenido a Darío Bernal, Ernesto Rosas, Adnán Márquez y La Covacha Big Band.

El festival para los ensenadenses

La Semana de Improvisación también incluye a artistas de otras disciplinas, como la danza y las artes visuales. Es así que hemos tenido la participación de las bailarinas

“Parece realmente increíble que en una ciudad pequeña del noroeste mexicano exista un festival independiente, con vocación claramente experimental, dedicado exclusivamente a la música improvisada de diversas tendencias”. *Músico con 32 años de trayectoria y profesor en la Universidad de California, en San Diego (UCSD).

Julia Färber e Iliana Barrientos y la fotógrafa Adriana Martínez, además de la propia Esther Gámez en su calidad de artista visual. La Quinta Semana de Improvisación La Covacha en Ensenada se llevará a cabo del 5 al 10 de febrero, teniendo como una de las sedes la Sala de Ensayos de la UABC, de jueves a sábado, aunque parte de la agenda se realizará en el Centro Estatal de las Artes (Ceart) y en el restaurant Marina Ensenada. Los invitados que estarán nosotros por primera vez son el flautista peruano Camilo Ángeles, el guitarrista defeño Héctor Murrieta, y desde California, el clarinetista Peter Kuhn y el bajista Kyle Motl. Regresarán varios de los invitados de otras ediciones del festival, como Stephanie Richards, Nathan Hubbard o Darío Bernal. Esperamos contar una vez más con el apoyo del público ensenadense, pues este festival lo hacemos para ustedes.


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En sus distintas opciones y variedades de acuerdo a la estadístic alimentaria nacional están siendo derrotados y desplazados por la pizza, debido al bajo costo y de elaboración de ese alim comida rápida de orige Por Gerardo Sánchez*

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POEMA AL TAMAL Oh tamal de fina masa mantecada Que me aumentas la lonja el cachete y la papada. Eres más que un copo suculento en hojas de maíz envuelto. Eres tradición, compañía y recuerdo. Ya sea solito o con un bolillito Con un champurrado o rico atolito. ¿A quién no le gusta que le arrimen el tamalito? Los muy fufurufos te piden gourmet. Los cuates del barrio te comen de pie. Ya sea en familia o en la total soledad, No hay quien se resista al sabor de un Buen Tamal. Poema sin autor.

onsiderado -después del taco- el platillo típico y más común en la gastronomía mexicana, el tamal enfrenta un reto de supervivencia, pues en los últimos cinco años ha sido gradualmente desplazado por la pizza en las preferencias alimenticias nacionales. Por tal motivo y ante la próxima celebración del Día de la Candelaria -fecha casi obligatoria de compra y consumo de tamales-, se requiere realizar la apología de ese alimento de origen prehispánico que ha sobrevivido, persistido y evolucionado en la dieta de los mexicanos a lo largo de los siglos. ¡Tamaleros de México, Unios!, podría ser el lema de esta proclama en defensa del tamal -albureros y mal pensados, no se distraigan, el otro “tamal” se defiende por si solo- y su importancia cultural, gastronómica e incluso económica en México.

Festín de dioses

Guadalupe Pérez San Vicente, autora del libro “Repertorio de tamales”, (Conaculta 2013), explica el motivo de su obra: “Los tamales son para mi el primer género clásico de la cocina mexicana y mesoamericana que abarca todo el territorio del dominio del maíz, el grano divino que nos constituye.” Festín de dioses y hombres, afirma la historiadora, el tamal es uno de los elementos fundamentales de la gastronomía mexicana, junto a la nixtamalización, los moles, los pipianes y los adobos. Gastrónoma de afición Pérez San Vicente registra en dicha investigación 370 variedades de tamales, hace una clasificación “tamalaria” por cada una de las entidades del país -y también algunas de Centro y Sudamérica- y ofrece 141 recetas tamaleras, en lo que autocalifica


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Chicos, medianos y grandes

Los hay de todo tipo: de chile, de dulce y de manteca. Pueden clasificarse por: tamaño, ingredientes, tipo de envoltura, por su manera de preparación y de cocción. En cuanto al tamaño Pérez San Vicente refiere en la página página 23 de su libro: “fluctúan en sus dimensiones entre los 10 a 15 centímetros de largo y de tres a cinco centímetros de diámetro, pero también los hay los que se envuelven como niño envuelto y que lle-

y

Tamales y ciencia

Heriberto García Rivas, perio-

Re fo rm a

gan a tener de 30 a 35 centímetros de largo y 10 de diámetro y suelen llamarse tamalones. Eso sin contar con los colectivos y opulentos: el nacatamal y el zacahuil”, este último al que la historiadora califica como: “gloria de la cocina huasteca que ostenta en sus entrañas a un cerdo entero o a un guajolote”. Enlista también nombres prehispánicos y variedades del mencionado alimento: yacacoltamalli, tamal fino, xucuichtlammatzoalli, tamales de fruta, tenextamalli, tamal de cal, necutamalli, tamal de miel, nanacatamalli, tamales de hongos y tzatzapaltamalli, tamales enanos, por mencionar sólo algunos. En cuanto a sus rellenos o sabores, los tamales de masa o harina de maíz -no todo tamal puede contar con ese elemento-, los posibilidades pueden ser infinitas -coinciden por separado en sus investigaciones De Coe y Pérez San Vicente-, y obedecen a las características regionales, económicas, sociales, geográficas, de la temporada y culturales de la o los tamaleros. Las envolturas igualmente pueden ser variadas, las más comunes las hojas de la mazorca del maíz, (tamalizhuatl) o de platano, así como envolverse en espinacas, hojas de aguacate, hierba santa, chaya, en capas de cebolla, etcétera, etcétera.

Ag en ci a

“como una pequeña aportación a lo que es el vasto universo” de ese alimento. Tamalli o tamal en náhuatl, dice la historiadora de profesión, significa “envuelto cuidadoso”, independientemente de que ese producto alimenticio tenga o no harina o masa de maíz. En “Las primeras cocinas de América”, (Fondo de Cultura Económica, 2004) Sophie de Coe, refiere los elementos históricos que comprueban la amigable convivencia de tamales y tortillas en los pueblos prehispánicos. De Coe señala en su trabajo un elemento del tamal hecho con maíz que poco se destaca, el que puede preservarse más días que otros alimentos y el relleno del mismo -que es muy diverso- al ser “sellado” al envolverse en la masa puede también conservarse por más tiempo. La antropóloga señala asimismo que en la cultura maya la textura del tamal era distinta, mucho menos esponjosa a la que se produjo con el uso de la manteca de cerdo traída por los españoles. Las envolturas -explica- podían ser igualmente muy diversas, desde el uso de telas en las que literalmente se enrollaban los tamales, hasta utilizar hojas del árbol de aguacate, hierba santa o acuyo, las que no solamente envolvían, sino que además sazonaban y saborizaban.

co rt es ía

ca o a facilidad mento de en italiano

dista, historiador -y patriota apasionado- afirma en su libro “Dádivas de México al mundo”, que gracias a los tamales se inventó la olla de vapor. Según García Rivas el Padre Alzate -José Antonio, el científico, no el actual reguetonero-, presentó en 1770 ante la Academia Francesa de Ciencias, la olla de barro para cocer tamales y los resultados que se obtenían utilizando ese método e instrumento en la calidad y sabor de los alimentos. Tras enterarse de dicha exposición el francés Corimé, gastrónomo e inventor de lo que terminaría desembocando en la llamada olla express, reconoció -asegura García Rivas, “que la vaporera fue posible porque ya los mexicanos habían inventado, siglos antes, el sistema de cocer al vapor en su olla los tamales”.

Degustación imaginaria

En la parte final de Repertorio de tamales, la autora hace una “nómina comentada” de algunos de esos platillos de los que tuvo conocimiento durante los treinta años de su investigación. Sólo para despertar la gula y la imaginación gastronómica compartiremos parte de ese listado: “tamales de ajonjolí (Chiapas), aderezados con almendras y ajonjolí; tamales de azafrán -deliciosos y carísimos- señala Pérez San

Vicente; chamitles (Veracruz), elaborados con elotes tiernos, salsa de chiles secos y carne de cerdo, la mezcla de dulce y salado, los hacen deliciosos, apunta la historiadora; de chocol (Hidalgo) combinación de maíz, cacao y piloncillo; morado, azul o negro con coco, elaborado con maíz de esos colores y acompañado de coco (Veracruz), de nata (Nuevo León y Durango) aderezados con almendras, piñones, pasitas y biznaga. Están por supuesto los más conocidos de mole -en sus distintos colores y sabores-, de salsas verdes, oaxaqueños o yucatecos, los “encueraditos” de pura masa sin sabor alguno, los aplanados, los redondos, los exóticos, los locales de carne, papa y aceituna. Los esponjosos, los de dura textura, los “pintos” o mal cocidos, los bien sazonados o los desabridos, los indisciplinados o mal fajados que se desbordan de su envoltura. Tamales, que a en sus distintas opciones y variedades de acuerdo a la estadística alimentaria nacional están siendo derrotados y desplazados por la pizza, debido al bajo costo y facilidad de elaboración de ese alimento de comida rápida de origen italiano. Reflexione en ello mientras pague o cobre los tamales, correspondientes al Día de la Candelaria.

Diez refranes tamalisticos 1.- El que nace pa´tamal del cielo le caen las hojas. 2.- Parece tamal mal envuelto. 3.- No come tamales pa no tirar las hojas. 4.- Desde fuera se conoce el tamal de manteca. 5.- Hacer de chivo los tamales. 6.- Para todo mal un tamal, para todo bien, también. 7- Al que obra mal se le pudre el tamal. 8.- Se comen tamales a domicilio. 9.- Si el día pinta mal, comete un tamal. 10.- Quien fuera tenedor pa picar ese tamal. *Periodista con más de 30 años de trayectoria.


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el género o el sexo.

Una nueva forma de evolución

Por Rolando Ísita Tornell*

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alabra es un suplemento “cultural”, aquí los autores nos comparten cada semana el mundo de la pintura, la escultura, la danza, la música, la fotografía, el cine, las artesanías, la ciencia y la astronomía. Tal vez nos sorprendería que nos dijeran que la ciencia es cultura. Tristemente la ciencia y sus asuntos no forman parte de nuestro bagaje cultural, no estamos habituados a pensar en la ciencia como parte de nuestra cultura. Al analizar críticamente el tema, no dudaría que se asombraran si les dijera que la ciencia no sólo forma parte de la cultura, sino que está en su base, es su cimiento sólido. Quizá parte de la exclusión del más humano de los quehaceres en el mundo de la cultura estribe en la costumbre de lo que creemos entender por cultura. A fuerza de costumbres hemos llegado a tal fragmentación del concepto que no sería sorpresa que un día de estos circulara la

idea de una “cultura del dedo gordo del pie derecho”; ¡para todo hemos acuñado cultura!: popular, vitivinicultura, maya, tolteca, zapoteca, mixteca, organizacional, colectiva, individual, hippie, pop, mediática, europea, deportiva, y un largo y eterno etcétera. Con el concepto de ciencia le echaríamos más lumbre al fogón. De entre muchas, es difícil encontrar una definición confiable y sólida de ciencia. Con “lo humano” sucede otro tanto. Al viajar o tramitar documentos nos encontramos con que tenemos que decidir si somos mexicanos, europeos, estadounidenses, chinos, vietnamitas, españoles; si somos blancos, caucásicos, amarillos, morenos (claros u obscuros), lapones, eslavos, normandos, celtas, mongoles, indoamericanos y otro largo y eterno etcétera. No obstante, la ciencia resulta una herramienta eficaz para desentrañar esta maraña cósmica. Haciendo a un lado definiciones impuestas, y entenderemos mejor que ella ha sido, es y será una manera con la

“Visto, analizado así, a partir de qué nos hace humanos: ciencia, tecnología e innovación son sustanciales a la cultura, sin ellas no habría cultura”. *Integrante del área de Comunicación de la Ciencia UNAM-Ensenada y divulgador de la ciencia desde 1982.

que nuestra especie animal ha podido ver, pensar, entender y explicarse el mundo a partir de las expresiones de la naturaleza misma y no de la imaginación que nuestras cabezas dicten, donde los errores de apreciación, cálculo y equivocaciones podrían habernos llevado -y llevar- a la extinción. En concreto, esa cosa llamada ciencia ha sido la herramienta más eficaz y confiable con la que hemos contado frente a los retos impuestos por la naturaleza y el azar en nuestra evolución, sobrevivencia y adaptación; no han sido los dioses, no las creencias, ni las tradiciones, las costumbres,

Desde la separación de los simios, en nuestra evolución biológica, la naturaleza nos impuso el reto de actuar frente a ella en grupo, no como individuos, y en un proceso que llevó miles de años entre las distintas poblaciones de homínidos, la necesidad de ponernos de acuerdo para actuar, intentando reproducir la naturaleza (frío, calor, hambre, sed, día, noche, las hojas muertas, el reverdecer, la ruta del Sol, la Luna, los luceros, venenos, depredadores, presas fáciles, difíciles, tierra, aire, viento, lluvia, relámpagos, amenazas…) en símbolos comprensibles entre semejantes, nuestra fisiología desarrolló el aparato del habla. A partir de ese momento comienza una nueva forma de evolución paralela a nuestra biología, esa cosa que llamamos cultura. Así, desde esta perspectiva biológica, todo aquello que hacemos como especie para sobrevivir, intangible, simbólico o material es cultura; herramientas, utensilios, narraciones, creencias, tradiciones, valores, gestos, señales, signos, códigos. En buena parte de nuestro proceso evolutivo, todas las creaciones de la especie son respuestas a los retos impuestos al azar por la naturaleza. Esa nueva forma de evolución, a diferencia de la biológica, no forma parte de nuestro equipamiento natural, debe ser inculcada, aprendida, transmitida de generación tras generación

con fines de sobrevivencia.

Lo que nos hace humanos

Dentro de ese proceso azaroso, la necesidad más importante a satisfacer ha sido la alimentación y obtener los alimentos, conocer sus fuentes. En una intensa interacción entre naturaleza y evolución genética, el ingerir carne -sobre todo pescado- provocó relativamente en corto plazo el aumento de la densidad de nuestros sesos, una herramienta capaz de detectar finísimos detalles de patrones en la naturaleza; más la capacidad del habla, permitió el intercambio de apreciaciones de esos comportamientos cíclicos de la naturaleza, debatir, sacar conclusiones y tomar decisiones colegiadas, además, transmitir las experiencias a las nuevas generaciones. Parte importante de esa transmisión de experiencias son las habilidades (además de los conocimientos), cómo sacarle punta a una rama con piedras afiladas, cómo golpear una piedra con otra para obtener filo de la piedra; qué piedra es mejor que otra; cómo adosar la piedra a una rama, con qué, cuál material es más eficiente. Hoy llamamos a este proceso de la habilidad para crear y mejorar los utensilios y las herramientas, hacerlos más eficaces y eficientes, “innovación”. Visto, analizado así, a partir de qué nos hace humanos: ciencia, tecnología e innovación son sustanciales a la cultura, sin ellas no habría cultura.

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Por Marco Arturo Moreno*

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n meses pasados la comunidad astronómica mundial recibió la impactante noticia de la presencia comprobada de un visitante ajeno al sistema solar. Esa información atrajo la atención no solamente de los astrónomos, sino del público, que a través de los diferentes medios de comunicación, supo algo de este suceso único. Con el fin de buscar e identificar objetos cósmicos potencialmente peligrosos para la Tierra, desde hace años los astrónomos han desarrollado diferentes proyectos. Uno de ellos es el de la Universidad de Hawái, que a través de la operación automática de un novedoso telescopio llamado Pan-STARRS, realiza observaciones continuas del firmamento, que permiten registrar la presencia de objetos extraterrestres que se mueven en grandes áreas del cielo. El 19 de octubre del año pasado, con información proporcionada por ese instrumento, el astrónomo estadounidense Robert Weryk descubrió uno de ellos, que por su aspecto, se pensó sería un cometa, así que tentativamente se le designó C/2017 U1. Para el día 25 de ese mes, con observaciones realizadas con el Gran Arreglo de Telescopios que la Unión Europea ha instalado en el Desierto de Atacama en Chile, se pudo comprobar que este objeto no desarrollaba la caracte-

rística cola cometaria, por lo que se concluyó que se trataba de un asteroide, dándole entonces el nombre de A/2017 U1. Esta manera de proceder no es singular, ya que los catálogos de objetos identificados en esos proyectos suman miles y cuando son descubiertos, cometas y asteroides se miran prácticamente iguales. Ante lo singular de este objeto, se hicieron búsquedas de su presencia en otros catálogos, logrando encontrar datos que mostraron que otros instrumentos lo habían detectado el 14 y el 17 de octubre. Con toda esa información y habiendo determinado que cuando se le descubrió por primera vez se hallaba a treinta millones de kilómetros de la Tierra, se realizaron los primeros cálculos para establecer su trayectoria, resultando que seguía un órbita claramente hiperbólica, cuyo origen se hallaba más allá de los límites del sistema solar . Establecido su camino en el firmamento, fue posible, gracias a las leyes físicas que rigen el movimiento de todos los cuerpos, trazar la trayectoria que siguió antes de su descubrimiento y determinar algunos de sus parámetros principales como la velocidad a la que se movía, que al momento de su descubrimiento, era de cien mil kilómetros por hora. Así los investigadores establecieron que llegó al punto más cercano al Sol o perihelio, el 9 de septiembre, cuando se desplazaba a trescientos quince mil kilómetros por hora. ¡Velocidad verdaderamente alta incluso para los estándares del sistema solar! Esta fue una confirmación clara de que procedía de fuera de este conglomerado planetario. También pudie-

ron determinar que el 14 de octubre, fue el momento en que más cerca estuvo de la Tierra, cuando su distancia a ella fue de veinticuatro millones de kilómetros. Igualmente determinaron que la dirección del cielo de donde proviene, es la de la constelación de Lira y más concretamente, de la región donde ahora se encuentra la brillante estrella que conocemos como Vega, aunque cuando comenzó su viaje, ésta no se hallaba ahí, por lo que no puede inferirse que provenga de ella.

El que llegó desde lejos

Ante la importancia de este descubrimiento, los principales telescopios terrestres y los que se hallan orbitando la Tierra, fueron dirigidos a este objeto. Fue así como las observaciones mostraron que la reflectividad de su superficie era similar a la de los asteroides, al igual que el color rojizo inferido de ellas para este objeto, así que se identificó como un asteroide, pero que proviene de fuera del sistema formado por el Sol y sus planetas. Es entonces un objeto interestelar. Ante estos hechos, la Unión Astronómica Internacional –el organismo internacional encargado de nombrar oficialmente los nuevos objetos descubiertos en el cosmos- tuvo que acuñar una designación para este objeto, que de acuerdo a sus reglas, resultó ser el de 1I/2017 U1, que indica que es el primer objeto de origen interestelar (de ahí la I mayúscula) que se descubre en el año 2017, nombre nada interesante para un objeto que sí lo es, así que sus descubridores hicieron uso del derecho que esa misma organización les otorga y lo bautizaron como Oumuamua, palabra de origen

hawaiano que significa “llegar desde lejos”, pues fue descubierto desde del Observatorio de Haleakala, situado en la cumbre de la montaña de ese nombre localizada en la Isla de Maui del archipiélago de Hawái. En cuanto a sus dimensiones, se ha establecido que es un cuerpo inusualmente alargado, pues tiene 230 metros de largo, mientras que de su grosor solamente alcanza los 35. La imagen que ha emergido con esta información, nos recuerda a un gran cigarro o puro. Tan pronto se conoció el origen y la forma de Oumuamua, surgieron comentarios de que podía tratarse de una nave alienígena que exploraba el sistema solar, sin embargo, los astrónomos aportaron pruebas en contra de esta idea. Primeramente mostraron, a partir del estudio de los cambios de brillo que presenta este objeto al girar, que variaban hasta diez veces en la medida en que este objeto completa un giro sobre sí mismo en alrededor de ocho horas, que es indicación que no los realiza en dirección de su eje mayor, sino en la de los transversales. Estas propiedades dinámicas sugieren que Oumuamua es un cuerpo denso y sólido formado por rocas; contrario al de un cilindro hueco que pudiera contener algo en su interior. Pero más aún, los científicos que se han dedicado seriamente a estudiar la posibilidad de vida extraterrestre, han dedicado muchas horas a observar a Oumuamua, buscando establecer cualquier indicio de señales electromagnéticas que pudieran asociarse con el uso de aparatos

Cortesía

Visitante de comunicación en este objeto. Para ello han usado el gran radiotelescopio de Green Bank con plato orientable de 100 metros de diámetro, que les permitió realizar barridos en cuatro frecuencias de radio preestablecidas. Lo notable de este aparato y de ese experimento, es que a la distancia a la que se movía Oumuamua, permitiría detectar el uso de un trasmisor con potencia equivalente a la de un teléfono celular, y ¡nada ocurrió! Finalmente Oumuamua está comenzando a viajar para alejarse del sistema solar. En mayo de este año pasará por la región de Júpiter y se dirigirá hacia la de Saturno donde llegará en enero del próximo año. Continuará su trayectoria a una velocidad del orden de de noventa y cinco mil kilómetros por hora, para alejarse para siempre del Sol y sus planetas en dirección de la constelación de Pegaso. Debe resaltarse que esta visita de un objeto interestelar, ha servido para poner a prueba nuestro actual desarrollo científico y tecnológico, que ha permitido detectar a este visitante proveniente de más allá de los confines del sistema solar. *Astrofísico e investigador del Instituto de Astronomía, campus Ensenada, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). mam@astro.unam.mx


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Staff | Agencia Reforma

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l irreverente, controvertido y casi inmortal Nicanor Parra falleció el 23 de enero a los 103 años. Durante seis décadas, el poeta y académico chileno causó tanto asombro como rechazo, llegando a ser considerado uno de los mejores poetas de Occidente.

De cuna artística

Nicanor Parra nació el 5 de septiembre de 1914 en San Fabián de Alico, Chile, en el seno de una talentosa y prolífica familia de ocho hermanos que incluyó a los famosos folcloristas Violeta y Roberto Parra. Llegó en 1932 a Santiago, donde se licenció en ciencias exactas y física en la Universidad de Chile. En 1943, estudió física en la Universidad de Brown (EU) y, posteriormente, cosmología en Oxford (RU). Fue profesor en las universidades estadouni-

denses de Columbia, Yale, Nueva York y Louisville. También fue profesor de matemáticas y física en una escuela secundaria y enseñó mecánica racional en la Universidad de Chile, en 1946. Usualmente antagónicas, para Parra, las letras y los números se complementaban.

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Nicanor Parra, 103 años de antipoesía Algunos de sus antipoemas se recogen en: La cueca larga (1958) Antipoemas (1960)

Ejercicios retóricos, (1954)

Versos de salón (1962)

Discursos, junto a Pablo Neruda (1962)

Manifiestos (1963) Canciones rusas (1967)

La “antipoesía”

Su primer libro, Cancionero sin nombre, vio la luz en 1937, pero fue en 1954 que rompió moldes, paradigmas y esquemas con el lanzamiento de Poemas y antipoemas. La “antipoesía” aborda lo cotidiano en su forma y en su fondo, valiéndose del “lenguaje del pueblo” y cuya temática pone al hombre común enfrentado a sus dilemas de la vida corriente. Parra definió su poesía como una montaña rusa donde quien se sube baja echando sangre por las narices.

Artefactos (1962)

Pluma incansable

Además de su antipoesía y ecopoemas, hizo algunas traducciones literarias del inglés, como El rey Lear de Shakespeare, y científicas, como Fundamentos de la

Algunos de sus títulos son:

Deux poemes (1963) Sermones y prédicas del Cristo de Elqui (1977)

Chistes par(r)a (des)orientar a la (policía)poesía (1983)

Ecopoemas (1982)

Poemas para combatir la calvicie (1993)

Antiprosa (2015)

Física, de Robert Bruce Lindsay y Henry Margenau.

Una vida de premios

Entre los múltiples reconocimientos que recibió el antipoe-

Hojas de Parra (1985)

ta chileno destaca el Premio Miguel de Cervantes (2011), considerado el más importante de la lengua española, y fue un candidato constante a recibir el Nobel de Literatura, pero no le fue otorgado.

Isaac Rosas

RESPIRO

Hierba silvestre ondeando en el fresco viento costero, en un rincón de Costa de Punta Colonet.

TARDE

Escena vespertina de una granja de San Quintín. Ganado y mascota descansando una tarde de invierno.


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