Editor: Rael Salvador l Diseño: Arturo Corpus l raelart@hotmail.com / palabra@elvigia.net
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DOMINGO 29 de marzo de 2015 / Núm. 208
Adiós a Tomas Tranströmer Página 6
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DOMINGO 29 de marzo de 2015
NOTAS DE UN MARGINADO
De la calle
Por Joatam De Basabe
¿P
or qué no te lleva la muerte?, me preguntan. Yo, con sarcasmo, les contesto: es que ni la muerte me quiere. Lo cierto es que la explicación es un poco más extensa, y va más o menos así. Comienza la primera vez que vino por mí. Yo no sentí miedo, ni puse cara de espanto. Esto al parecer no le agradó nada a la muy huesuda. Se quedó observante y luego me preguntó: “¿Por qué no me temes? ¿Por qué no te espantas o tratas de huir?”. A lo cual yo le contesté: “Supongo que siento empatía por ti. En el fondo no somos tan distintos. Te- preguntó: ¿”Pero qué es lo que te nemos casi la misma complexión. tiene tan apático? Cuéntame cómo Además nadie nos quiere y anda- van las cosas por acá. Yo en realimos solos por el mundo. Eso nos dad no sé mucho del mundo, sóhace casi iguales”. Ella se quedó lo recibo ordenes; pero, según enpensativa por unos tiendo, es un lugar de segundos. Creo que lo más agradable, to“Tampoco le nadie le había dicho dos se niegan a dejartuve miedo, lo cuando vengo por algo similar. Cuando se volvió ellos... aunque, bueno, a incorporar, como encontrábame recientemente he notaqueriendo recupedo un incremento bastranquilo, rar su temido paconsiderable en tomando un tante pel, me dijo: “No los que se van. Ya no sabes nada de la vi- poco de ron...” me dejan descansar ni da, mucho menos un momento, vengo y de la muerte. Anda me tengo que llevar de que volveré una y otra vez, has- varios a la vez para darme abasta que me temas. Sólo así te po- to”. Fue en ese momento que me dré llevar”. Yo me quedé un tan- di cuenta de que la muerte andato sorprendido de su reacción, pe- ba un poco desubicada y atrasada ro luego pensé que tal vez tenía al- de noticias. go de razón. Bueno, por algo tiene Comencé por contarle de los maese puesto, pensé. los gobiernos, la mucha pobreza y A la vuelta de los días y las sema- las matanzas por parte de los que nas y los meses, la amiga de la gua- nos protegen. Le expliqué de los daña volvió a visitarme. Esta vez accidentes de auto, por el alcohol, tampoco le tuve miedo, encontrá- y el grave problema de la obesidad bame tranquilo, tomando un poco a causa de la comida chatarra y la de ron. La muerte se acercó hasta pereza física y mental. Y ya nomas quedar justo frente a mis ojos, co- por agregarle sabor a la tragedia, mo si quisiese que a fuerzas la vie- le conté del desamor, la indiferenra. No tuve más opción que salu- cia y las traiciones. darla; como buen occidental, me Después de que escuchó con atendije, hay que guardar los modales ción, tomó la palabra y dijo, como hasta con este tipo de entes. Al ver entre pregunta y afirmación: “Pemi burlón saludo, la matona esta ro tú lo que me estás describienvez enfureció. “¿Qué no me reco- do es el Infierno; no la Tierra”. No, noces acaso? Soy la muerte, y voy le atajé. La muerte, ya antes de ira llevarte de este mundo para nun- se, me dijo con un poco de desesca volver: ¡Debes temerme!”, gri- peración y miedo: “Bueno, ya me tó como si en verdad tuviese cuer- voy, no quiero perder mi empleo. das vocales. Yo le dije que no ha- El castigo sería mandarme a la Tiebía problema, que le daba permi- rra en condición humana... y ya veo so de llevarme. que no me conviene”. Ella, ya como reflexionando, me joatam24@gmail.com
Suplemento Cultural de
Por Jorge Valenzuela
A
No. 208/ 29 de marzo / 2015 Director Editorial Ariel Montoya
Para Naomi Wido
pesar de los asaltos, de los perros rabiosos, de los conductores imprudentes y de otros tantos peligros de los que piden que me cuide cada vez que salgo de casa, estando en la calle me siento cómodo, seguro, invisibilidad mientras paseo tranquilo; tanto, por ahí y observo: un niño que que a veces pien- hace berrinche a los pies de su so que todos esos madre; un perro que mira a la peligros son más bien imagina- gente comer dentro de una rios, que nunca han existido. taquería con la esperanza de Estando en la calle paso des- recibir un pedazo de carne; un apercibido por la mayoría de anciano en silla de ruedas que las personas, incluso por los pide dinero y es ignorado, quivendedores ambulantes que se zá tanto como yo; dos gordas acercan a todos para ofrecerle cargadas con bolsas del manalgún dulce o alguna otra cosa, dado que cruzan corriendo la menos a mí, quizá ellos pueden calle para alcanzar un autobús percibir algo (mis pantalones en pésimas condiciones; una rotos, mi cabello revuelto, mi muchacha en pantalón ajusandar chueco, tal vez) que de- tado que me distrae un rato; lata que no tengo dinero sufi- varias parejas que se abrazan, ciente como para comprarles y se besan, se miran con ternura, deciden ignorarme. con cariño, con sonrisas bobas, parejas que me Sea cual sea la razón, nadie hacen recordar “Disfruto de repara en mi las soledad a presencia, y yo mi condición la que cada vez me acosdisfruto de esa invisibilidad, de invisibilidad tumbro más; un hombre cuporque me mientras permite ver a bierto de barro los demás de paseo por ahí y en una esquina, una forma tan haciendo de esobservo” descarada que tatua humana seguramente para que le den sería reprobada por Carreño. dinero, ¿qué tanto conseguirá Así que voy por ahí, sin pre- en un día?; niños que salen de la ocuparme por las señales de escuela, con los rostros sudoroalto que aparecen en las esqui- sos y las mochilas que imagino nas sin que uno se lo espere, los pesadas en la espalda… semáforos descompuestos, las ¡Ah, la calle!, lugar de histobanquetas cuarteadas y levan- rias a las que no se les presta la tadas algunas veces; camino atención debida, de baches que moviendo los brazos y viendo se tapan y que después de un hacia todos lados, no por segu- tiempo y unas cuantas lluvias ridad, sino por curiosidad, por se vuelven a abrir, de ruidos ganas de saber qué hay del otro molestos, de basura por todos lado de la calle, qué venden en lados, de rostros cansados, de aquel lugar cerca del puente, a gente. dónde va tan apurada la mujer que pasa a mi lado. Disfruto de mi condición de eljorjolo@gmail.com
Gerente Administrativo Mauro Bojórquez Gastélum Foto: Cortesía
EL HOMBRE QUE CASI CONOCIÓ A LA MUERTE
Editor Rael Salvador Editor de Fotografía Jorge Calderón Críticos / Colaboradores Héctor García Mejía, Marcela Danemann, Ruth Gámez, Arnulfo Estrada, Federico Campbell (†), Olga Aragón, Javier Cruz, Jorge L. Osiris Fernández, Gerardo Sánchez, Montserrat Buendía, Sergio Gómez Montero, Elia Cárdenas, Jesús López Gorosave, Patrick Liotta, Paúl Nazar, Renata Sández Oseguera, Lauro Acevedo, Benjamín Pacheco, Heberto J. Peterson L., Iliana Hernández P., María Eugenia Bonifaz de Novelo, Kepa Murua, Ana M. Mora, Herandy Rojas, Alina I. Gallardo, Ramiro Padilla, Daniel Salinas, Óscar Ángeles Reyes, Gerardo Ortega, Deÿ López, Aldo Calderoni Etcheverri, Elba Jordán S., Gabriel Ríos C., Diana Venegas, Fernando Macillas T., Jaime E. Delfín V., Manuel Quintero, Martín Caparrós, Eduardo Cruz Vázquez, Norma Herrera, Jorge Valenzuela, Miguel Lozano, Jhonnatan Curiel, Gustavo Dessal, Óscar Villarino Ruiz, Alberto Manguel, Alicia González, Carmen Gaitán, Myriam Moscona, Martín Solares, Daniel Iván Arellano G., Carlos Patiño y Joatam De Basabe. Corresponsal en Francia Cony Singüenza Corresponsal en Italia Ferdinando Scianna Corresponsal en Chile Ramón Ángel Acevedo, “Rakar” Fotografía Enrique Botello Correo electrónico raelart@hotmail.com palabra@elvigia.net Teléfonos para publicidad 120.55.55, ext. 1023 Ensenada, B.C. México.
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ALEATORIEDADES EL PRINCIPIO DEL TERROR
ECONOMÍA CULTURAL: DOMINIOS UNA TEMPORADA DE LA OFUNAM
Por Eduardo Cruz Vázquez
UNA DE LAS COSAS más bellas que tiene la afición a la literatura, es que siempre está abierta la posibilidad de encontrar un muy buen libro en el lugar más improbable. Revuelto en la desordenada mesa de libros de un supermercado de Playas de Tijuana, me encontré con El principio del terror, que resultó a la postre ser una grata sorpresa. No tenía mayores referencias sobre su autor, sin embargo mi renacido interés por temas inherentes a la Revolución Francesa me motivó a adquirir el libro. La novela corta de Jaime Muñoz Vargas, situada en las calles del caótico París de la Revolución, narra la vida de un singular personaje: Se trata de Nicolas-Jacques Pelletier, un ladronzuelo callejero de baja estofa. Sin embargo, Jacques Pelletier es un ser que sin tener la estatura intelectual de un Robespierre o Marat, pasó la historia por inaugurar una época y una máquina. Jacques Pelletier inauguró en 1792 la llamada “Era del Terror” y su cuello se encargó de inaugurar una diabólica máquina de matar: La guillotina. El ladronzuelo de la novela fue el primer guillotinado de toda la historia. Fue el eslabón primario de una cadena de miles y miles de cabezas rodadas. Pelletier estrenó la diabólica máquina corta cabezas por donde meses más tarde pasaron Luis XVI, María Antonieta, Danton, Desmoulains, Charlotte Corday, el propio Robespierre y una interminable lista de infortunados. La estructura de la novela es bastante sencilla, pues se centra en la supuesta narración autobiográfica de Pelletier. La novela no pretende ser un documento histórico y el mismo autor advierte que dio rienda suelta a su imaginación, pues poco se sabe en realidad de la vida de este asaltante callejero. La entrada de la novela es contundente y, si bien parte desde una esfera de fantasía pura, es un gancho casi perfecto para hacer que el lector se quede atrapado en sus páginas. Y es que en el primer capítulo de la historia, quien narra es la cabeza recién cortada del
HUBO UN TIEMPO, ya no se hace cuánto, en que se podían leer con frecuencia crónicas de conciertos. Leer a reporteros y críticos que se ocupaban de contar lo que interpretaba una orquesta sinfónica o filarmónica. Esa narrativa la ejercen contados personajes. Se impuso la nota informativa. A veces sale la entrevista –básica, elemental– al director huésped o al solista invitado. De los restos de ese periodismo cultural se alimentan las siguientes líneas. La primera temporada de la Orquesta Filarmónica de la UNAM (OFUNAM) resultó muy buena. Asistí a ocho de nueve conciertos que cubre el abono, por el cual pagué 640 pesos en la zona de coro de la sala Nezahualcóyotl. Su precio normal es de mil ,280 pesos. El descuento de 50% se otorga a cualquier persona, basta con estar al pendiente de su venta. Me gusta la zona de coro ya que disfruto de ver el arte de la dirección. Desfilaron ante mis eso la temporada que pasé de enero a marzo ojos el joven Iván López Reynoso, director asis- será inolvidable. En el cuarto programa el bantente de la OFUNAM. Va bien el muchacho. quete lo ofreció el francés Martin Lebel, que se Tiene porte y simpatía (cómo olvidar sus pan- coronó con la Sinfonía no. 4 en re menor, op. talones zancones). Ejerce buen control. De las 120 de Schumann. obras bajo su batuta en el primer programa, me En el séptimo programa la noche fue de chiquedo con la emoción de la nos: del director huésped Lin Suite no. 2 de La arlesiana, Tao y de las solistas (¡tres jode Bizet. vencitas!) Ying Dong (en “Me gusta la En el segundo programa el sheng), Su Chang (en el me llené de felicidad. Al zona de coro ya zheng) y de Lan Weiwei (en fin una obra de Buckner, la pipa). Y para más lujo, la que disfruto de laobra Sinfonía no. 8 en do menor. Los valles de los pinos Dirigió el carismático y colque murmuran, con la prever el arte de la milludo Enrique Diemecke. sencia de su autor, Guoping dirección” Disfruto verlo dirigir sin parJia. Para el noveno y último titura. A golpe de emoción y programa, un director aletalento. Bruckner: una sola mán ya conocido en estos pieza, enorme y profunda. Cuatro movimien- rumbos mexicanos: Hansjörg Schellenberger. tos. No hay manera de que te pase inadverti- De rechupete el Dvorak, Serenata para aliendo cada episodio. tos, violonchelo y contrabajo, op. 44, y el Otra revelación llegó en el tercer programa: Mendelssohn de la Sinfonía no 3 en la menor, la marimba del ruso Víctor Sych. Una ejecu- op. 56 Escocesa. ción en marimba californiana, con la partituCierto, no todo me brilló. En el quinto prora del chilango Carlos Salomón, quien la dedi- grama, con el señor Latham-Koenig, concebica al genio del instrumento, Javier Nandayapa: do para el 14 de febrero, de meloso no pasó. Concierto para marimba y orquesta. Ustedes Y eso que montaron el célebre Concierto para dirán si tal combinación no es explosiva. Y si piano y orquesta no. 2. de Rachmaninov. Para agregamos que estuvo bajo la batuta del direc- tal empresa del día del amor y la amistad trajetor artístico, el inglés Jan Latham-Koenig, la ron al ruso Philipp Kopachevsky. No pudo con cosa –en efecto– se puso mejor. el paquete. Sin gracia el jovencito. Un abonado (y con años) puede llegar a reTampoco me convenció el sexto programa unir un catálogo de sensaciones del conjunto del señor director artístico. orquestal al que le es fiel (leal). Una de ellas, y Tan tan. que es todo un reto, es la capacidad de adaptaasesoresencultura@yahoo.com.mx ción de los músicos a diferentes directores. Por
ladrón que yace en la canasta ensangrentada. En cualquier caso, esa mórbida fantasía pudiera no estar tan alejada de la realidad, pues hubo casos documentados como el de Charlotte Corday, cuya cabeza ya cortada alcanzó a hacer una mueca cuando el verdugo la mostró al pueblo. Hay médicos que sostienen que una cabeza recién guillotinada puede tener vida hasta por diez segundos. Luego del primer capítulo hay un retroceso en el tiempo y el narrador comienza a contarnos sus andanzas callejeras. Con pasajes que recuerdan lo mejor de la novela picaresca española y escenas que dentro de su crudeza no están exentas de ternura, transcurre la vida de Pelletier. El lector llega a tal identificación con el personaje, que hasta acaba por resultar tierno que su máxima experiencia romántica, haya sido la violación de una aristócrata de la que después se enamora perdidamente. También hay reflexiones y críticas mordaces en boca del narrador a la Ilustración y el patriotismo de los revolucionarios jacobinos, que son ridiculizados sin piedad. Y el final llega demasiado rápido, casi tan rápido como la cuchilla de la guillotina cae sobre el cuello de un condenado, pues antes de dos horas, ya había concluido la lectura de esta breve novela. danibasave@hotmail.com
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Por Daniel Salinas Basave
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M O TI V O CEN TRA L D E LA H I S TO RI A
¿Qué papel jugaron los clanes en la Revolución? El autor de este ensayo dilucida sus orígenes en la prehistoria, además de revelarnos otras cuestiones de interés... Por Sergio Gómez Montero
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uizá esta nota debiera comenzar con una referencia directa a la serie de televisión “Juego de tronos” (Game of Thrones) en donde los clanes son una de las partes sustantivas de la serie en la cual la lucha por el poder se muestra de manera descarnada y brutal. Otro aspecto también digno de mencionarse en esta nota, es que desde el principio tiene que ver con la manera múltiple con que se ha abordado el estudio de la Revolución Mexicana y lo que ello ha aportado, pero también ha sido motivo de polémicas diversas que aún no terminan, como si eso fuese el motivo primordial del historiar dado que, la verdad en torno a ello, fuese imposible de
establecerse y, por lo tanto, el motivo central de la Historia estuviese fundado en el polemizar. O, por lo menos, en los estudios referentes a la Revolución Mexicana. La manera, pues, que tanto la Historia como otras disciplinas afines al campo de las ciencias sociales han incidido en el estudio de la Revolución Mexicana ha sido vasto aunque aún insuficiente, si tomamos en consideración las polémicas que subsisten en la materia. Peor aún si a ello se añade un elemento más: la Literatura, la que desde la ficción creativa (la Novela de la Revolución y sus varios continuadores) o el ensayo han contribuido a tener una visión amplia y compleja de ese fenómeno social.
Pareciera, de esta manera, primero, que dados los estudios existentes sobre la materia todo lo que se diga al respecto (la Revolución Mexicana) parecería redundante. Segundo, abonaría sólo a incrementar la polémica. Mas lo que sí es cierto es que esos estudios se han centrado sobre todo en las luchas de facciones y caudillos y, por ejemplo, la microhistoria quedó al margen, lo mismo que el papel que jugaron los clanes en ese proceso. Y si eso pasó con la Historia es evidente también que la Literatura siguió hasta hoy los mismos pasos. Por eso es válido plantear una duda: ¿y los clanes, qué papel jugaron en la Revolución? Un clan, habría que precisar, establece sus orígenes en la prehistoria y él implica, entre otras cosas, que, como
vocablo, proviene de “clan”, que es un término que procede del gaélico clann (“descendencia”) que, a su vez, tiene su origen en el latín planta (“planta”, “brote”). La noción se utiliza para nombrar al “grupo” que exhibe una tendencia exclusivista y cuyos integrantes están unidos por fuertes vínculos (muchas veces de familiaridad). ¿Cómo ello, el “clan”, se mantuvo en nuestro país hasta fines del XIX y hasta mediados del XX en México y sobre todo cómo se mantuvo y manifestó él a lo largo del proceso revolucionario en el país?
Generales
Tales dudas surgen a raíz de la lectura de un libro singular: La sangre al río, Tusquets, México, 2014 (Tiempo de Memo-
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BIBLIOGRAFÍA
ÉEl estudio vario de la Revolución. ÉUn enfoque que falta: los clanes. ÉEl significado de los clanes en Chihuahua. ÉEl abordaje desde la literatura. ÉVilla, ¿sí o no? ÉPedro Ángel Palou: No me dejen morir así, Planeta, México 2014 ÉRaúl Herrera Vázquez: La sangre al río, Tusquets, México 2014 (Tiempo de Memoria).
“La Literatura, la que desde la ficción creativa (la Novela de la Revolución y sus varios continuadores) o el ensayo han contribuido a tener una visión amplia y compleja de ese fenómeno social” ria), cuyo autor, Raúl Herrera Vázquez, se ha distinguido particularmente como un pianista destacado en el país y como administrador en el campo de la cultura. El libro mencionado es una novela, pero construida más que nada a través de testimonios originales diversos de una sola familia, los Herrera, a la cual pertenecieron dos generales destacados en la época de la Revolución, Maclovio y Luis, originarios de Chihuahua como todos los miembros de su familia. Otros archivos oficiales refuerzan las tesis de los testimonios familiares. En esta novela (bien armada, bien escrita, una lectura larga que despierta inquietudes en diversos campos del saber) lo primero que se genera es la inquietud por saber precisamente cuál fue el papel de los clanes en un proceso social tan complejo como la fue la revolución del 10-17 en México y que hasta hoy se ha pasado por alto, a pesar de ser un factor que ha incidido significativamente en los procesos sociales de los siglos XIX y XX, pues en ese tiempo –como lo muestra el libro de referencia– los clanes tuvieron una función determinante en los hechos sociales de esa época, dado que eran ellos los que a nivel regional de-
cidían el quehacer en diferentes regiones del país. En el libro del maestro Herrera se muestra con gran claridad precisamente cómo un clan anclado desde el siglo XIX en Chihuahua va a ejercer durante todo el proceso revolucionario una influencia determinante en dicho proceso a nivel regional y cómo ello lo va a enfrentar continuamente desde el 1910 en que comienza la revolución con el clan regional representado por Francisco Villa. En esa lucha de clanes –que aparentemente termina con la muerte de Villa en 1923, en un atentado preparado precisamente por los Herrera–, fallecen varios de los miembros de dichos clanes, incluyendo a Maclovio, Luis, algunos parientes de estos (entre otros el padre, cabeza del clan) por parte de los Herrera y, por el bando contrario, al representante principal y miembro casi único del grupo; Francisco Villa. En el entramado de esa lucha destaca, primero, cómo al margen de la contienda central que conmovió al país entre 1910 y 1917, a nivel regional se registraban otro tipo de contiendas –como la lucha de clanes– que influyeron determinantemente en los hechos revolucionarios y que hasta hoy, se insiste, poco se han estudiado, a pesar de que, por ejemplo, en la lucha cristera tuvieron una significación relevante, ya no se diga, precisamente, en casos como el mencionado de Chihuahua o los de San Luis Potosí, Saturnino Cedillo y Gonzalo N. Santos (que también entre ellos se enfrentaron) y ya no se diga en el caso de personajes como Zapata en Morelos, Carranza en Coahuila y posiblemente otros varios que en esa época defendieron a morir los intereses de sus clanes junto
con los intereses globales del proceso revolucionario general. En La sangre al río en su parte final la desmitificación de Villa como héroe revolucionario es lapidaria, pues ubica al duranguense como un criminal sanguinario actor de todo tipo de tropelías, mientras que son las mujeres –las de ambos clanes, aunque en particular las Herrera– las que destacan como eje y sostén de las familias (un aspecto que también, respecto a la Revolución del 10-17, falta de estudiar más a fondo) mientras los hombres se baten en la contienda armada.
El caudillo
No es, pues, de despreciarse el papel de los clanes en el estudio de la revolución mexicana como lo muestra polémicamente la novela que se menciona y cuya tensión se mantiene precisamente a partir, primero, de cómo se dio el origen del clan y cómo, segundo, se dio el comportamiento de la familia Herrera, de casi todos sus miembros, durante la Revolución. Ahora bien, si lo que destaca en La sangre al río es la lucha entre clanes, en la novela más reciente de Pedro Ángel Palou, No me dejen morir así (Planeta, México, 2014) resalta nuevamente la novela del caudillo y sin duda del caudillo más reconocido de la Revolución Mexicana: Francisco Villa (cuya apología la hace Rafael F.
Muñoz en sus novelas). Palou, luego de una exhaustiva investigación bibliográfica logra, con gran suficiencia literaria, trazar el retrato de lo que fueron los días tórridos y ansiosos que culminaron la vida de Villa y que lo mismo recorren el quiénes fueron sus gentes más cercanas (mujeres y subordinados), que sus dudas e inquietudes que, supuestamente, siempre lo acompañaron. Personaje contradictorio, claro, Villa, según Palou, hasta el final de su vida se vio asediado por las angustias que siempre lo acompañaron y que anunciaban y prefiguraban la manera trágica en que terminaría la vida de este hombre: en un atentado que le cuesta la vida y que preparan sus más acérrimos enemigos, los Herrera, quienes, desde años atrás, se la tenían jurada. Muy bien escrita, la novela de Palou se lee sin mayor problema, y si bien es una apología del centauro del norte, en ella no dejan de colarse las debilidades de este hombre y que tan bien, a diferencia, son tratadas en la novela testimonial de Herrera. Pero ambos libros contribuyen, debe considerarse, a seguir replanteando el estudio de la Revolución Mexicana y de las múltiples facetas y aspectos que, como fenómeno histórico y social, la recorrieron. gomeboka@gmail.com
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FOTO DE LA SEMANA: MEJOR FOTO EN BLANCO Y NEGRO
CONTINÚA SU MÚSICA
Adiós a Tomas Tranströmer
JOSÉ NAVARRETE ÁLVAREZ Es Diseñador Gráfico, originario del Distrito Federal. La Foto de la Semana es un reconocimiento que se otorga por el mayor número de votos, avalando el dominio del tema, en el sitio de Facebook Fotografía Diaria.
hí donde los ángeles temen aso- se convierte en un fenómeno de la memar sus alas, los poetas se lanzan dicina por todos los años/ que le quedan al abismo… Tomas Tranströmer, nuestro por vivir./ Escribió música para textos que gran Nobel sueco, lo acaba de hacer de ya no comprendía:/ del mismo modo/ exnuevo: este 27 de marzo, a sus 83 años, presamos con nuestras vidas algo/ en el ha abandonado los abruptos riscos coro que tararea lapsus”. de lo vivo… El yo poético del autor de Deshielo a meAntes el poeta se ha sumergido ya en diodía y El cielo a medio hacer, revela que la existencia (ahí donde se lleva a cabo el joven desconocido era el encargado de el vals de la vida y de dirigir el conservatorio, la muerte) y observó su “Antes el poeta se luego, por una causa destino, luego escribió y se desconoce, es ha sumergido ya en que ofreció testimonio sobre encarcelado; una vez la existencia (...) y pasada la condena, le él: “Entonces llega el derrame cerebral: parálisis observó su destino, sobreviene un derrame en el lado derecho/ con cerebral, parálisis con luego escribió y afasia, sólo comprende afasia… pero en él confrases cortas, dice palaofreció testimonio tinúa la música. bras/ inadecuadas”. No está de más decir sobre él” Esto le ha sucedido a que Tranströmer, coTomas Tranströmer (Esmo pianista, contó una tocolmo, 1931-2015), que fue un digno asombrosa cantidad de piezas escritas y oportuno Premio Nobel de Literatura para su mano izquierda. 2011, quien padeció hemiplejía en 1990, Aquí, ante el luto de su partida, la prola cual le paralizó la mitad derecha del fundidad de su Ars poética: “Todo tiene cuerpo y le dejó con una afasia que le sentido dentro del poema, en el que las impedía hablar, mas no escribir, ni tam- palabras son como medusas que se despoco dejar de tocar su piano (con una lizan a la deriva como flores después de sola mano). un funeral marino, si se las alza del agua Uno de los grandes enigmas que rodeó pierden toda su forma, como cuando una su figura, misterio de del auténtico tránsi- indescriptible verdad es arrancada del sito literario, surge del hecho de lencio”. (Rael Salvador.) que en 1974 había escrito en su poema Bálticos unos versos que ahora podemos interpretar como premonitorios: “La música llega a un ser humano, él es compositor, él la interpreta,/ hace carrera, llega a ser Jefe del Conservatorio./ La coyuntura cambia, las autoridades lo condenan./ Como Jefe de la Fiscalía nombran a su alumno K****./ Es amenazado, degradado, desterrado./ Pasan algunos años y la desgracia se atenúa, es rehabilitado./ Entonces llega el derrame cerebral: parálisis en el lado derecho/ con afasia, sólo comprende frases cortas, dice palabras / inadecuadas. Así, no lo alcanzan ni el ascenso ni la condena./ Pero la música permanece, sigue componiendo en su propio/ estilo,/
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“Las últimas sonatas de Beethoven son las confesiones privadas de un gran hombre”. Vladimir Horowitz.
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LA LLA V E P E R D I D A D E A LI C E MILLER
ALGUIEN ANDA PERDIDO EN SU PROPIO LABERINTO Por José Gabriel Ríos Cortés
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ifícilmente se podrá ayudar a alguien en su camino hacia la autonomía, pues la moral lo retiene en el destierro, y “el cuerpo-mente del otro es el pago por el precio de este sacrificio”, escribe Alice Miller en La llave perdida (Tusquets, 2013). La negación del sufrimiento es una infamia, cuyo nudo nos lleva a amar, por la fuerza de la costumbre, a quienes no lo merecen, según nuestra propia biografía. En La llave perdida, Alice Miller se ocupa de Friedrich Nietzsche, que no tuvo oportunidad de sentir, perdiendo la razón por la incapacidad de soportar la soledad. Según las Escrituras, Dios le dictó a Moisés el Decálogo que ha contribuido a la ignorancia, a “desmembrar” cuerpos con la perversidad más profunda de la moral, a “formar” predicadores que cacarean misericordia y el amor al prójimo. Nietzsche despreciaba toda forma de debilidad: la del niño amado que se deleitaba escuchando a su padre ante el piano. Años después de la locura de su progenitor, el filólogo, en su madurez, puso en entredicho la música de Wagner. Cargando con sentimientos de decepción, Nietzsche se dolió de haber sido abandonado por su padre y dejarlo con su madre y hermana, quienes le impusieron una despiadada indiferencia, causa-efecto del ser perdido en su propio laberinto. Alice Miller escribe de las emociones desconocidas por Friedrich Nietzsche que, al final de sus días, perdió la razón por una falsa reconciliación con su padre. No puede dejarse de lado que a Nietzsche le sucedió a una parálisis progresiva,118 ataques sufridos en el año de 1879, lo que revela su espíritu-cuerpo un claro desprecio por la vitalidad, sensualidad y creati-
vidad a favor de la culpa. También en La llave perdida, Alice Miller se ocupa de Käthe Kolwitz, la artista plástica que nació en el seno de una secta religiosa llamada Freie Gemeinde (Comunidad libre) donde se “inventaban” actitudes compulsivas y vasta prolijidad. Su maravillosa obra se envuelve en pánico nocturno, temor abstracto, el sitio predilecto de la Madre Muerte, de esos niños a los que ella dibujaba con “amor”. Grafito con aroma a ceniza, resbala entre una serie de “papeles” extraordinarios de la Kolwitz, a pesar de las medidas de una educación retrógrada. Durante su infancia, la artífice soñaba a menudo que estaba muerta, porque le preocupaba su madre y no se permitía vivir la parte intensa e incómoda de su ser. Siendo la quinta hija de seis hermanos, tres de ellos muertos por meningitis, los dos mayores y el más pequeño de dos años, la madre nunca se recuperó de la desaparición del primogénito, creando para los demás una tendencia educativa hacia el deber de ser obedientes, tranquilos, acríticos, reforzando una depresión muy grave, que equivale, según Alice Miller, a la pérdida irremediable de la vitalidad. Uno de los comediantes más importantes del siglo XX, Buster Keaton, sufrió la
explotación de parte de sus padres, quienes eran actores itinerantes. Tiempo después, siendo famoso, le salió del inconsciente una conclusión de su persona vapuleada en la niñez: “Soy experto en hacer reír, pero no me divierto en absoluto”. Arte del autodominio: terreno en el que se movió Keaton en los años veinte y treinta, arrancando carcajadas a públicos de varias décadas, incluyendo la actual. Ocultos en su conciencia los malos tratos, siguió repitiendo incontables veces lo que le enseñaron sus padres desde los tres años, a actuar en el escenario como una especie de adulto, con ese rostro inexpresivo y los labios demasiado rígidos. A través de los ojos de un niño-pintor de tres años ocurrió un terremoto en Málaga, España, y aunado al nacimiento de su hermana –25 de diciembre de 1884– se nos permite mirar desde la perspectiva de Miller la obra genial de Pablo Picasso.
“La negación del sufrimiento es una infamia, cuyo nudo nos lleva a amar, por la fuerza de la costumbre, a quienes no lo merecen, según nuestra propia biografía” Retratos de personajes encorvados y torturados, así como paisajes que parecen desmoronarse, sello de la obra de Chaïm Soutine, pintor judío-ruso desaparecido en el año de 1943, en París, Francia, le permite a Alice Miller recordar el estudio que realizó sobre Franz Kafka, acerca de sus sufrimientos reprimidos. De frente a esos cuadros, Miller se pregunta qué sentirá un niño al que lo apalean frecuentemente sobre la piernas de un adulto, estando cabeza abajo, viendo el horizonte al revés, estremeciéndose a cada golpe: se trata de una persecución
a causa de su afición al dibujo, prohibido entre los judíos ortodoxos. Premio Janusz-Korczak 1986, Alice Miller, quien publicó en 1979 El drama del niño dotado (y la búsqueda del verdadero yo) expresa que la huida del sufrimiento experimentado en la infancia puede observarse en la obediencia religiosa, irónica y formas de auto-extrañamiento que se ocultan detrás del arte. Documentos reconocidos-rechazados de una amante de la cultura, a lo largo de su obra, la psicoanalista alemana mantiene su tesis, alejada de la teoría avejentada de Sigmund Freud, convirtiéndose en “peligrosa” para la humanidad. Si a los doce años de edad el niño Friedrich Nietzsche escribe su diario tal como podría hacerlo un adulto, de manera conformista, razonable, mesurada, a los cuarenta y tantos no puede permitirse ver con suficiente claridad su propia historia. De la niñez a la pubertad, la invisibilidad de nuestro personaje parece permanente, sin embargo, a los veinticinco le da por atacar con la ayuda de su intelecto tan afinado: hiere y reduce al absurdo la cultura en la que estaba afincado. Considerado un hombre saludable, habría que explicarse el por qué en su etapa escolar sufrió constantes dolores de cabeza, laringitis y accesos reumáticos. En un contexto social más amplio, considera Alice Miller que estando en plenitud la etapa nazi, la más sangrienta y brutal del siglo XX, lo peligroso no fueron los textos de Friedrich Nietzsche, sino de ese sistema educativo que prevalece hoy. gabrielrioscortes@yahoo.com.mx
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B I O M E T R Í A F O TO G R ÁFICA DE UNA PROPUESTA CONSANGUÍNEA
NUMERALIA Por Rael Salvador
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10 libros importantes en la historia:
“Todas las metáforas del poder son maternales”. Slavoj Zizek.
n el sentido consanguíneo, este grupo toma al arte como herida. Explora su envoltorio y, desde un punto de oxígeno escarlata, se sumerge en el imago localizable y con�gura la propuesta: medusas expandiéndose en el lenguaje de las rosas; perros urgentes como sueños de enfermera; lluvia de aerolitos ahogándose en un aturdido verano menstrual; débiles soles de agua fresada… Cuando la sangre obliga su discurso, lo hace a partir de una poética personal: lo mórbido se torna modelo de ensayo y, como antes se suscitó en Luis Buñuel y ahora en Hermann Nitsch, la aguja rompe la retina en un escándalo de hallazgo, penetrando en la reticencia del espectador, ya sea como cinética química o fotograma impuesto. La primera narración �gurativa es sangre en la oscuridad, similar a la sabia que transcurre sus instantes ne-
1.Mahábharata. 2.La Ilíada, de Homero. 3.Tao Te Ching, de Lao Tsé.
Michelle McCunney
gros –diástole y sístole, estertores del tiempo– por un intrincado racimo de venas personales, y se remonta a la prehistoria del arte y del chamanismo. Se trata de vísceras y excitación, de un hombre y un bisonte, como hoy cualquier psicótico puede pintar la habitación de hotel con los tibios miembros animales de una prostituta cercenada. Antes, encrucijada y sacri�cio; después, sello de pasiones medievales… ¿Qué diablos es ahora la sangre? Arte ya fue, paganismo también. ¿Queda la ligereza de la develación multipersonal? ¿Enfermedad? ¿Dolor? Tanto para el creador como para el espectador, la naturaleza cognitiva arde sus sueños en el rigor de las metáforas: designa el signi�cado personal como convencionalidad y le otorga una “X” positiva al valor de “Z” negativo: al contribuir destruye, usa la jeringa del “lenguaje” como agente químico exterior, así la sangre distribuye las jergas veniales de Ananda Ruiz, Melissa Martínez, Michelle McCunney, Ernesto Zúñiga, Jorge L. Osiris Fernádez y Enrique Botello. Análisis clínico, biometría: para el dolor, la felicidad es un veneno.
“Antes, encrucijada y sacrificio; después, sello de pasiones medievales… ¿Qué diablos es ahora la sangre?”
Ernesto Zúñiga
5.La Biblia. 6.El Talmud. 7.Principia, de Isaac Newton. 8.El origen de las especies, de Charles Darwin.
Jorge L. Osiris Fernádez
9.El Capital, de Karl Marx. 10.Mi lucha, de Adolf Hitler.
raelart@hotmail.com *Hematograma, exposición de la 2da. generación de Maestría en Artes (Facultad de Artes, UABC). Teatro Benito Juárez. 18 de marzo de 2015.
4.El Corán.
Enrique Botello
Melissa Martínez