ANIVERSARIO 21

DICIEMBRE 2023

DIRECCIÓN Arturo López Juan Director General jlopez@elvigia.net

EDICIÓN CONMEMORATIVA

DEL DIRECTOR

21 AÑOS

Enhoc Santoyo Cid Director de Información esantoyo@elvigia.net Gerardo Sánchez García Director Editorial gsanchez@elvigia.ne Gerardo Ortega Editor PUBLICIDAD Socorro Encarnación Osuna Coordinadora de Publicidad sencarnacion@elvigia.net Patricia Ibarra Mena Ejecutiva de Cuentas pibarra@elvigia.net California Estrada Sánchez Diseño Comercial Juan Arturo López Gallegos Diseño Editorial EL VIGÍA DIGITAL Sandra Ibarra Coordinadora de El Vigía Digital sibarra@elvigia.net Johana Ochoa Proyectos Especiales

Digita Media BC, S.C. de R.L. de C.V. Av. López Mateos 1875 Colonia Obrera Ensenada, B.C. C.P. 22830 Tel: (646) 120.55.55 Ext. 1021

A mediados de los ochenta con el empresario de la construcción e ingeniero Alejandro Treviño Cueva a la cabeza, el periodista Francisco Vargas Bañaga, este reportero y un amplio grupo de colegas fuimos invitados a participar en la creación de EL VIGÍA para darle a una voz a Ensenada, hacer frente a la corrupción, a la impunidad y a la indolencia gubernamental de aquel momento.

La industria periodística estaba en medio de un cambio entre lo análogo y lo digital; el sistema en caliente no terminaba de irse, los semiconductores apenas quinceañeros no terminaban de apropiarse de la tecnología.

En aquel mundo análogo no existían las computadoras como las conocemos ahora, no había internet, los celulares aún no llegaban, mucho menos todas sus aplicaciones y lo digital eran apenas ciencia ficción en las películas y en la imaginación de los visionarios.

Eran los tiempos del offset, de las composet para crear textos en papel fotosensible que sustituyeron a los viejos linotipos y de la llegada del télex y los carriers de punto a punto, pioneros de las tecnologías de comunicación a distancia de hoy.

Pero no sobrevivimos, El Vigía sólo se mantuvo circulando del 21 de mayo de 1985 al 26 de diciembre de 1986, los tiempos políticos y el mercado de aquel tiempo nos pararon en seco.

Aquellos tiempos también eran de transición social y política; el país estaba sufriendo un profundo cambio cuya principal expresión se dio en Baja California con la llegada de Ernesto Ruffo Appel a la gubernatura tras la derrota del PRI que ya no volvió más y una sociedad

cada vez más exigente.

Así llegó el 2002, el periódico volvió a las calles, encontramos un país distinto y una economía más diversa y competitiva, pero también una sociedad más crítica y demandante.

Este nuevo periódico llegó con la tecnología debajo del brazo, antes de salir al público ya contábamos con nuestro sitio web y el diario ya se escribía en computadoras y las fotos se tomaban con cámaras digitales cuyo desempeñó no eran tan óptimos, pero sí un gran avance tecnológico, junto con el correo electrónico y los teléfonos celulares, aunque no como los dispositivos inteligentes de ahora.

Desde entonces han transcurrido 21 años, y aquí estamos viendo hacía el futuro, entrando a la era de la inteligencia artificial, con redacciones remotas y reporteros que pueden hacer su trabajo a distancia a través de las transmisiones en redes o entrevista por zoom u otras aplicaciones.

Son los tiempos en que redactores, editores, diseñadores, publicistas y la prensa pueden estar en distintos lugares elaborando el periódico de mañana sin que el lector sienta el cambio.

Las tecnologías de la información han traído muchas ventajas y beneficios, son una gran energía, pero también un arma de dos filos, como el fuego, como el agua, como el viento, si se descontrolan puede hacer mucho daño. Por eso su manejo y administración requiere de mucha responsabilidad.

La hiperinformación no necesariamente garantiza una sociedad bien informada, las fake news y los mensajes sesgados o equivocados que conforman la infinita mayoría de los contenidos de las redes sociales tienen su origen en todos y en nadie, una masa amorfa sin identidad, sin nombre, sin rostro.

Por ello pensar en el periodismo del futuro nos lleva necesariamente a reflexionar sobre el uso de las más avanzadas tecnologías de la información, en las miles de aplicaciones, en la súper digitalización, pero también en humanos más humanos.

Ahora más que nunca, en El Vigía nos vemos construyendo mensajes de calidad, con ética, responsabilidad y valores que lleguen a los dispositivos móviles a través de las más modernas tecnologías e inteligencia artificial, pero conservando el sentido humano que emana del corazón y del alma de cada reportero, articulista, reportero, editor o diseñador.

Simplemente porque somos personas trabajando para personas.

Arturo Lopéz Juan

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VEINTIUNO, PERO DEL SEGUNDO ROUND Orlando Cobián Si hablamos de la época actual de El Vigía, nos enfocamos sólo en su “segunda vuelta”, en el más reciente episodio de su historia, pues estamos dejando atrás la cimentación y origen del medio más representativo de Ensenada y uno de los principales a nivel estatal, erigido para proyectar el acontecer local y hacer comunidad.

El rotativo nace un lunes 20 de mayo de 1985, con el lema “reflejo del pensamiento peninsular”, cuatro secciones informativas y un suplemento dominical artístico–cultural, gracias a la intención del ingeniero Alejandro Treviño Cueva de brindar a los ensenadenses un diferente vistazo a los sucesos de la localidad y fomentar la opinión pública.

Sus instalaciones, ubicadas en la avenida Juárez 1563 , fueron bendecidas aquel día por el excelentísimo obispo de Tijuana Emilio Carlos Berlie Belaunzarán –hoy arzobispo emérito de Yucatán–, posterior al corte de listón efectuado por el químico Jesús del Palacio Lafontaine, entonces presidente del Centro Empresarial de Ensenada.

Así, con la dirección del periodista Francisco Vargas Bañaga (+) y luego de don Heberto Javier Peterson Legrand (+), El Vigía se enfrentó a un tiempo

sociopolítico de cambios, donde la libertad de expresión, aún estaba altamente influenciada por el régimen gubernamental, no sólo en la parte central de la nación, sino en cualquier rincón de ella.

En el entorno bajacaliforniano, la administración estatal de aquel entonces, encabezada por Xicoténcatl Leyva Mortera (+), no vio con buenos ojos el surgimiento de un diario de periodismo plural e independiente, por lo que utilizó sus facultades y la agresión sindical con el fin de minar su labor informativa y provocar su cierre, cosa que logró un 26 de diciembre de 1986.

Sin embargo, el 14 de diciembre de 2002, casi 17 años después, resurge con la misma visión de sus orígenes, estimulada de igual modo por el ingeniero Treviño Cueva, ahora con el apoyo de su socio Guillermo Rodríguez Macouzet, y bajo la dirección de Arturo López Juan, quien fuera jefe del Departamento de Redacción en la primera época.

De ahí en adelante, el impreso sorteó dificultades de diversos tipos, entre ellas la separación de los inversores en 2017 y, por ende, el fin de la inyección de capital, lo cual orilló a los trabajadores a tomar las riendas del medio y organizar una sociedad cooperativa, cuya transición se prolongó hasta 2021.

También la emergencia sanitaria global por la Covid–19, representó un reto, a la par del proceso de reconversión, ante la paralización de la economía, restricciones y una marcada crisis de solvencia, la cual afectó a todas las cadenas de valor a nivel mundial.

Este episodio se superó y continuó con la evolución hacia los medios digitales, que además de su página web www.elvigia.net, alimenta los perfiles en plataformas de redes sociales como Facebook, Twitter, Instagram, TikTok, y YouTube, con programas audiovisuales e información general.

Como uno de los tres destacados medios de la entidad, El Vigía ha tenido la oportunidad de ser el docente de muchos periodistas; su línea se distingue por el ejercicio profesional, claro, imparcial, y autónomo, pues sea cual sea el poder político, sigue firme en su labor ecuánime, listo para señalar deficiencias y logros con hechos, además de ser la voz de quienes no han sido escuchados.

Además, una amplia cantidad de colaboradores y columnistas, aportan temas de tendencia, imprescindibles para la publicación de cada una de las ediciones, productos históricos y de relevancia para no olvidar cómo se ha forjado el camino que hoy transitamos.

De este modo, la búsqueda de la trascendencia se asienta en responder al interés de los ensenadenses, así, se apuesta por cautivar mediante nuevos contenidos y suplementos, como es el caso de La Brújula, revista de opinión lanzada en octubre del presente año, titulada así en homenaje a Peterson Legrand, fallecido un mes antes.

Este designio no es el único que se gestará en el corto plazo, ya que se plantea incrementar la fuerza editorial y contenidos especiales, para abarcar otros tópicos de interés relacionados a dinámicas propias de la localidad que, sin duda, proporcionarán mayor contenido de utilidad al lector.

Los elementos que componen sus áreas de adminis-

tración, publicidad, planta de reporteros y fotografía, diseño gráfico, conducción y área digital, cuerpo editorial, producción e imprenta, circulación y suscripciones, celebran ser parte de la organización y, en general, coinciden en una percepción: El Vigía es una familia y su faena es social.

Personas vienen y van al igual que los retos y proyectos; las aportaciones de quienes estuvieron en El Vigía, por mínimas que sean, permiten que hoy se encuentre a la vanguardia y, si lo vemos como una marcha militar, su avance es a paso redoblado, esperando las voces de mando que le indiquen qué rumbo tomar, el cual seguro se dirige a sumar más años, haciendo Periodismo con la gente.

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El ingeniero Alejandro Treviño Cueva, Arturo López Juan y Guillermo Rodríguez Macouzet, el 12 de diciembre de 2022, dos días antes del lanzamiento del primer número, segunda época.

Equipo de trabajo celebrando el primer año, el 12 de diciembre de 2003.

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DIRECCIÓN Y ESFUERZO PATRICIA IBARRA

Orlando Cobián Un eje rector específico, metas claras y exigencia, son las características que Patricia Ibarra ve en la historia de El Vigía, al menos desde 2006, cuando se incorporó a su plantilla. En la actualidad, desde el área de publicidad, reconoce el crecimiento de la empresa por la visión de quienes dictan las decisiones y la planta de compañeros de cada espacio.

“Cuando ingresé aquí vi el anuncio en el mismo Vigía, pero para el departamento de facturación, vine a la entrevista, me aceptaron y entré. Duré un año y después se me invitó en el área de publicidad a llevar programación, que era la captura de todas las órdenes de inserción, y desde 2008 hasta la fecha como ejecutiva de cuentas de agencias de publicidad”, relató.

Ibarra, quien destaca por su tranquilidad y trato cordial, explicó que previo a su decisión de acudir a cubrir la vacante, se informó más sobre el diario, aunque ya lo reconocía de 1985–1986. El formato y la edición la cautivaron, al igual que el compendio de in-

formación que se manejaba en las diversas notas y secciones.

“Cada día al levantarme, saber que tengo este trabajo, le doy gracias a Dios por ello, es una bendición venir y compartir, platicar con los clientes, tener el contacto con ellos, conocerles, se hace como una amistad, al igual que el compañerismo que existe, se mantiene la cercanía y ya con tantos años el cariño que se vive aquí es como una familia”, manifestó.

Destacó la labor de quienes permanecieron en los tiempos de crisis, pues afirma que dieron más de sí, aún con las carencias o dificultades, todo por levantar al ente informativo y continuar con la visión.

“En la contingencia [por la Covid-19], ni un día dejamos de venir, estuvimos aquí, también hace tres años estábamos en crisis y no teníamos una guía, necesitábamos una dirección. Gracias a Dios entró esta dirección, y vamos adelante, vamos saliendo; […] siento que hemos crecido, hecho cosas nuevas como lo digital; somos medios tradicionales, pero se puede combinar, sí”, finalizó.

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VIVIR EN LA RED lo que trasciende en los medios informativos convencionales y ahora por la red.

Pero en un país como México, cuya transición a la democracia es muy lenta y accidentada, además de estar inmersos en un escenario de polarización social, del cual se culpa a los medios de comunicación y los usuarios de las redes sociales, en lugar de satanizar –como de costumbre– la influencia de las nuevas tecnologías, constituyen una magnífica oportunidad para elaborar productos informativos que fomenten una cultura de la legalidad, de preservación del medio ambiente, de inclusión social y respeto a los diferentes.

Enhoc Santoyo Cid* Los teléfonos móviles facilitan la consulta de múltiples plataformas digitales que ofrecen información de todo tipo y también permiten a los usuarios de estos dispositivos generar contenidos a través de mensajes de texto, audio o video; y en consecuencia los cibernautas navegan en las redes sociales para enterarse de los acontecimientos de interés general en tiempo real y aparentemente gratis, porque cada mes pagan una renta a las compañías de aparatos celulares, monto que por mucho supera las tarifas de agua y del impuesto predial.

Así que es cuestión de tiempo para que la conectividad por internet –y de la que depende el enorme éxito del sistema de telefonía móvil– se convierta en un derecho, razón por la cual se multiplican las voces que reclaman a nuestros legisladores federales que se regule en la materia para evitar la manipulación o la censura; sin embargo, independientemente de su tendencia ideológica y las políticas económicas que implementen, la clase política en el poder siempre tendrá la tentación de controlar

Si los analistas consideran a la escuela tradicional como aburrida contra lo seductor que representa para niños y jóvenes el mundo digital, entonces llegó el momento de replantear los programas de estudios en primaria, secundaria y bachillerato, para incorporar esta poderosa herramienta que permitiría la construcción del conocimiento de una manera sencilla y atractiva.

Ya basta de lamentarse que estructuras sociales como la familia, escuela, iglesias y el propio gobierno fracasaron ante la llegada de la era digital, porque de ninguna forma se trata del apocalipsis, sino de darle un uso didáctico a la llamada autopista de la información.

En su momento las historietas o cómics se les descalificó por la frivolidad de los temas que abordaba, y los mismo ocurrió con la televisión, a la que sin ninguna investigación seria de por medio la tacharon a inicios de la década de los setenta del siglo pasado como “la caja idiota”, pero que después empleó el sistema educativo.

Si queremos cambiar para mejorar, las plataformas digitales son ideales para lograrlo, es cuestión de voluntad política por parte del gobierno y de la creatividad de los generadores de contenido, que somos todos.

No es sólo es entretener, es hacer pensar. * Periodista

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“LOS CÍNICOS NO SIRVEN PARA ESTE OFICIO” El trabajo de los periodistas no consiste en pisar las cucarachas, sino en prender la luz, para que la gente vea cómo las cucarachas corren a ocultarse.

Los ideales sin dinero, planes y acción, son inútiles. ¿De qué te sirve alcanzar ese cielo, si tu medio desfallece poco a poco? Por otro lado, ¿de qué te sirve ser un periodista “reconocido”, si todo el mundo sabe que te gusta recibir sobres amarillos?

Jazmín Félix Dijo alguna vez el buenazo Ryszard Kapuściński, periodista y escritor bielorruso. “Kapu”, como le decíamos en la universidad, creía que los cínicos, las malas personas, no debían ser periodistas. No deben, pero claro que pueden; se exhiben en radio y televisión, también en la prensa escrita. Y digo se exhiben, porque el cúmulo de basura que son huele a kilómetros.

Cuando egresé de la universidad era una joven idealista, y aunque todavía conservo un poco de aquella ilusión. Las realidades me sembraron en la tierra, entendí que la vida no era blanco y negro, que si algunos colegas vendían su alma, era por necesidad. Lo sigo creyendo, pero considero que hay límites.

Hay una gran distancia entre tener pautas comerciales con el Gobierno, a vender las letras, la voz. La

propia imagen. Infinidad de ejemplos hay, locales y nacionales, pero esos cínicos no son periodistas, son portadores de un oficio que les da renombre, los alza, y brinda “prestigio” entre quienes los desconocen.

Aparecen en las sombras, en tiempo de elecciones salen a relucir.

La frase de “Kapu” puede abarcar muchas cosas. Según la RAE, alguien cínico es una persona que actúa con falsedad o desvergüenza descaradas. Para mí, un cínico es alguien que ha perdido toda esperanza, y por consecuencia, actúa porque la corriente lo lleva, ya le es indiferente si vende sus letras, si miente en alguna nota o intenta manipular a las masas para hacer favores. Un cínico ya no puede ser periodista, por más que diga serlo.

Entonces se convierte en mercenario de la información o se vuelve un peón para vivir, deja que lo muevan a antojo, pierde su voluntad.

Considero que el equilibrio es importante en este gremio. Trabajar en El Vigía me ha enseñado eso.

Cada noche en la redacción me rodeo de personas que aman su trabajo, que se desesperan porque tienen que ser prudentes, que aborrecen la corrupción y se golpean la cabeza contra la pared porque en ocasiones no podemos hacer nada. Por fortuna, puedo decir que en este medio abunda la gente honrada.

Estas aguas son turbias; debemos ser estratégicos. Dejar que la pasión se mantenga encendida, pero no permitir que nos enloquezca.

La gente piensa que el periodismo le debe mucho a la sociedad, y sí, pero creo que también es al revés. ¿Usted qué ha hecho, querido lector, para aportarle a este oficio (o profesión), más allá de sus quejas?

El periodismo es como cualquier trabajo; los periodistas comen, tienen familia y deudas, no sólo viven de café y emoción.

Se puede alcanzar eso a través del equilibrio, y creo que este periódico bello de mi corazón lo está logrando. Por eso me siento orgullosa de trabajar aquí, por quienes resisten, enamorados de su labor, desvelados, llorosos, y eufóricos, con la esperanza intacta o rehabilitada.

Hace casi tres años me uní al equipo de edición y mi visión del periodismo se ha transformado.

No sólo he aprendido el valor de la

información, también la relevancia de laborar en un importante medio, gestionar mis emociones, intentar ser objetiva. Trabajar con hombres mucho mayores que yo también me ha enseñado mucho; algunos entienden, otros no. Ha sido complicado porque tradicionalmente el poder les ha pertenecido a ellos, pero con mis compañeros y jefes, cada día hay una pequeña victoria.

Quienes se aferren a sus prejuicios, se quedarán atrás. El futuro le pertenece a quienes abrazan el cambio.

Estoy feliz de que en El Vigía haya espacio a las nuevas ideas.

A esto se suma la apertura a la transformación, y no sólo me refiero al mundo digital, sino a aceptar que las mujeres también somos líderes, que podemos tener el poder sin ser “demasiado emocionales”, que somos totalmente capaces, igual que ellos, de hacer el periódico todos los días. Por ese lado, El Vigía también avanza.

Me siento contenta de integrar el equipo de edición, al lado de personas talentosas que cada día le aportan a mi aprendizaje. Hace casi tres años no imaginé que formaría vínculos con este periódico, sus páginas y su gente. Hoy no quiero irme.

Suman 21 años, pero vienen más.

Espero, con todo el corazón, que El Vigía nunca se termine. Nos falta hacer más ruido, comprender ciertas cosas y evolucionar. Convertirnos en un periódico de medio siglo.

Mientras persista el equilibrio y el cinismo no se apropie de nuestra alma, El Vigía seguirá íntegro, “encendiendo la luz para que la gente vea cómo las cucarachas corren a ocultarse”.

Así “Kapu” va a estar orgulloso de nosotros.

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SANDRA IBARRA Y FAMILIA MULTIMEDIA

Orlando Cobián Sonriente y con gracia, Sandra Cecilia Ibarra Anaya, rememoró de manera general los aspectos más representativos de su paso por El Vigía, desde aquel 2007 en que entró al periódico, un camino de 16 años en el que su mayor satisfacción ha sido el laborar con dinamismo y fe, pues aseguró que todos los días son distintos en el periódico.

“Ha sido muy bonito, empecé facturando, mi hija tenía siete meses, es una niña Vigía; aquí todo el mundo la vio desde chiquitita hasta ahorita que ya va casi para salir de la prepa, y he subido, ido creciendo, con la oportunidad de tener jefes que han confiado en mí y me han promovido hasta llegar a donde estoy ahorita”, exclamó con alegría.

La coordinadora de El Vigía Digital, señaló que los escenarios complejos pudieron superarse con la confianza de cada uno de los compañeros y la labor conjunta.

“Somos una familia, siempre lo he dicho, creo que todos los que tenemos más de 15 años aquí piensan igual que yo, conocemos a sus seres queridos, estamos en los momen-

tos bonitos y difíciles, hasta en los más complicados. Nosotros vivimos la época difícil del periódico, donde dices ‘seguimos o cerramos’, pero sobrevivimos a eso”, celebró.

Destacó que cuando tiene la oportunidad de atender a visitantes, como alumnos de centros educativos, quienes son guiados por las instalaciones, distingue su asombro cuando llegan a su departamento y se les explican los productos comunicativos que realizan, además de ver los equipos de grabación y monitoreo audiovisual.

“Te encuentras de todo, desde el cliente que te dice ‘el periódico no me importa’, ‘el impreso ya no sirve’, ‘las revistas ya no funcionan’, hasta gente que te dice ‘yo todavía leo el periódico’, ‘necesito tomar el papel’, y nos comentan que somos una empresa muy confiable, que tenemos mucho peso”, reconoció.

Por último, consideró que El Vigía necesita “pisar un poco más el acelerador” hacia lo digital sin eliminar el impreso, sino llegar a una conjunción entre ambos tipos de contenido, donde espera que el reportero no sólo se enfoque en lo que saldrá mañana en el diario, sino en lo que puede publicarse en el momento en las redes sociales.

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UN REPORTERO “DE LA VIEJA GUARDIA”

César Córdoba Formar parte del cuerpo de reporteros del periódico El Vigía, representa un compromiso constante en el ejercicio periodístico, también con la verdad y la ética, porque estos valores se trasmiten en cada información proporcionada al lector; además, requiere una actualización en diversos temas.

Estos valores fueron inculcados en esta casa editorial desde sus inicios por los fundadores, quienes son periodistas reconocidos por la comunidad, y fueron trasmitidos a las siguientes generaciones, entre ellos este comunicador que inició labores reporteriles en el año 2005, tres años después del arranque de la segunda etapa de El Vigía.

Estos principios en el ejercicio periodístico que se han infiltrado en la vida privada de este reportero son de gran apoyo frente a modas, corrientes ideológicas que surgen de momento para después “desaparecer”.

Porque al final la verdad y la ética prevalecen.

En esta casa editorial formamos un cuerpo de reporteros que algunos pudieran llamar de la “vieja guardia”, porque sus integrantes cuestionamos a las autoridades en entrevista, aún utilizamos libreta para hacer anotaciones, usamos grabadora y cámara fotográfica, también el celular como segunda opción.

Ser miembro de esta casa edi-

torial me proporciona un tipo de nueva identidad, porque “da” otro apellido: Vigía, de tal manera que las personas de la comunidad nos identifican como “fulano, del Vigía, o simplemente el del vigía.

Ser reportero también nos convierte en testigos silenciosos, porque en el momento de cubrir hechos noticiosos sólo se toma nota e imágenes de lo acontecido, sin expresar juicios, para después publicar la información en plataformas digitales o en papel, sin verter opinión alguna.

Estar en el lugar donde ocurren los incidentes es un privilegio especial que otorga este oficio, a la vez esto también implica ser discreto con el manejo de la información y tener la versión de las partes involucradas, según corresponda al caso, para obtener una panorama general de lo acontecido.

Este oficio requiere estar actualizado en normas, reglamentos y leyes, también en datos estadísticos, tendencias, modismos, para comprender lo mejor posible los diversos temas que se presentan de manera cotidiana e informar con la mayor claridad.

Por todo lo anterior, la labor de informar no es un trabajo que comprende ocho horas, sino que es una forma de vida que exige casi tiempo completo; también requiere el profesionalismo adquirido con el paso de los años para la jornada laboral de cada día.

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AYUDAR A UNA MEJOR COMUNIDAD con muchos medios de comunicación– hacerlo bien y con pulcritud.

Sin distorsión de la realidad y sin ofensas para nadie, sino solo con señalamientos puntuales y respetuosos cuando han sido necesarios.

Los periodistas y otros columnistas –ciudadanos de bien que con sus textos procuran manifestar sus ideales para el mejoramiento social y moral de los lectores– hemos encontrado en las páginas de este medio la oportunidad ideal para contribuir al fortalecimiento de una mejor comunidad –lo que incluye también, por supuesto, el enlace con la autoridad gubernamental.

Natalia Vidales de Bitterlin* Nos encontramos a punto de terminar el año. Los meses se fueron rápido y el Nuevo Año muy pronto llegará. Y con él, una oportunidad más de reflexión y de nuevos propósitos.

Los periodistas, hoy más que nunca, tenemos el compromiso de participar en la concientización del ciudadano. Buscar, día a día ser contrapeso de las malas noticias e información falsa que circula sobre todo en los medios electrónicos.

Nuestra función, a través de El Vigía –que hoy llega a su 21 aniversario–, debe ser –y ha sido– la de informar con veracidad sí – porque ese es su objetivo principal– pero también el de orillar a la reflexión y cuidar con esmero la semilla del bien actuar y del bien decir.

En los medios de comunicación debería existir un equilibrio entre las notas informativas –donde podemos incluir cultura, deporte, salud, educación, gobierno– y artículos de opinión sobre temas que propicien el crecimiento humano. Y lo hay, afortunadamente, en este medio que desde hace más de dos décadas circula entre los habitantes de este hermoso puerto de Ensenada.

El Vigía se ha caracterizado por informar –contra lo que sucede

Por todo ello –y por la libertad de que gozamos por parte de la dirección editorial– hay motivo para celebrar este nuevo aniversario.

Pocos medios son abiertos a la pluralidad del pensamiento y la publicación de textos no convencionales. Por ello, quienes formamos el grupo de columnistas tenemos hoy motivos para festejar por ser parte de este selecto grupo de escritores, algunos profesionales, pero la mayoría personas que han decidido hacer un esfuerzo extra para sentarse, cada semana, ante su computadora a compartir sueños, ideas, proyectos y pensamientos que puedan ser motor para el fortalecimiento de esta sociedad en la que vivimos. ¡A seguir entonces con nuestra labor, aprovechando este excelente periódico en el que colaboramos desde hace ya algunos ayeres!

Felicidades a directivos, personal, editorialistas, columnistas por un año más de publicaciones. A ellos y a nuestros apreciables lectores les deseamos lo mejor para este Nuevo Año. Una nueva página en blanco nos espera. ¡Vamos a escribirla con pulcritud! *Fundadora y directora de la revista Mujer y Poder, activista social y periodista con más de 40 años de ejercicio profesional.

WhatsApp 662 144-14-40 www.mujerypoder.com.mx

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EL VIGÍA: UN COMPROMISO CON LA INFANCIA Solo a través del respeto y fomento de la dignidad humana, materializado en derechos humanos exigibles y por el establecimiento de Estados democráticos, sociales y de derechos, podremos asegurar el desarrollo y la paz en el mundo. Los niños y las niñas son un buen pretexto para comenzar Marvin Rabanales

Laura Beltrán Padilla*

na evolución.

Una sociedad más equitativa e incluyente es una meta a alcanzar hoy en día. Somos personas que necesitamos encaminar nuestra energía cotidiana para mirar más allá, por los derechos de los niños y las niñas de nuestra comunidad. Al menos algunos lo hacemos desde el hogar, intentando lo mejor posible, y para evitar situaciones de riesgo que comprometan el bienestar del otro, por un futuro más próspero tanto para los hijos, como para las familias y la comunidad.

Los menores, como agentes de derecho, tienen que crecer y desarrollarse en ambientes estimulantes en donde los adultos velen porque se puedan mantener a flote pese a las inclemencias del tiempo que surjan. Somos pequeñas células que están interconectadas por el cosmos de una u otra forma: si afectamos a un menor se daña el ecosistema, no sólo su vida, sino la de todos como parte de la comunidad.

Para ello, la sociedad y el Gobierno deben navegar en una misma dirección y con los recursos que se tengan. Mirar hacia un punto y acrecentar la energía de manera favorable es todo un reto; a través de trabajos comunitarios sean micro o macro, socialmente hablando. Tan requeridas son la salud, educación, afectividad y seguridad en los menores, por eso los medios de comunicación como la prensa, radio y televisión son y serán, decisivos para dirigir diversas temáticas de interés.

En este sentido, los menores se consideran un grupo de población vulnerable y enfatizar para hacer algo al respecto es muy necesario.

El hacer garantes los derechos de este grupo de población es crucial.

Un llamado a la acción y a las políticas públicas en virtud del no estar expuestos a sufrir un sinfín de situaciones que les comprometen tales como el maltrato y abuso inter e intrafamiliar, así como la exposición a cierta toxicidad ambiental, aunado esto a los cambios climáticos. Sea de orden biológico o psicológico, de una forma u otra se atenta contra la salud y la bue-

Tengamos en cuenta que la explotación y el maltrato están a la orden del día. Cada menor aprende de los adultos cercanos a cómo vivir; por ende, los que los rodean tenemos una responsabilidad y debemos ser ejemplo. Los cambios sociales son vertiginosos y cuesta trabajo mantener cierto orden por la globalización que considera más los aspectos económicos, políticos, culturales e ideológicos.

He visto a menores en suma fragilidad y vulnerabilidad pasando por diversas situaciones complicadas como son la muerte de un ser querido, la separación de los padres, el acoso escolar, la explotación sexual y laboral, la migración y trata, entre muchas más, en donde el atropello es frontal a su integridad. ¿Qué tipo de ejemplo somos como sociedad? ¿Cuál es nuestra carta de presentación ante los demás?

Ante la desventaja de muchos ¿qué postura tomamos? Activa o pasiva. No se puede tapar el sol con un dedo ante el agravio que viven muchos niños extraviados y con padres en su búsqueda o niños con alguna discapacidad y sin dinero que alcance para cubrir sus necesidades

elementales tanto educativas y terapéuticas como asistenciales, por ejemplo. Qué caos psicológico se genera e impacta sobremanera a la familia.

Considero decisivas la labor del analista y el periodista en su conjunto para dar seguimiento a las necesidades y vivencias reales de los menores. En este caso, reconozco y felicito al periódico local El Vigía por su contribución social. Tan necesario el que se esté apegado a la verdad de los hechos y aconteceres que viven muchos sectores de la población, ya que la dolencia de un niño se hace cada vez más presente en nuestra localidad.

Gracias al periódico El Vigía y

a todo su equipo, por brindarnos información de vanguardia. En particular, por la accesibilidad de expresar mis ideas en esta columna y para así poder llegar a más, y ayudar más en psicología infantil y familiar.

Necesario es alzar la voz para alentar de manera permanente iniciativas para mejorar como sociedad y que el gobierno haga lo suyo en aras de ello.

Hay que seguir mirando hacia la infancia, de manera más proactiva, para tener mejores ciudadanos. ¡Enhorabuena! *Psicóloga con posgrado en Psicoterapia de niños. laurabelapad@gmail.com

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EL VIGÍA DE ANIVERSARIO

Guillermo Hurtado Aviña Se cumple un año más de que salió a la vida ensenadense nuestro periódico El Vigía, gracias a la gran visión del señor ingeniero Alejandro Treviño. Creo que una de las razones fue darle a nuestra ciudad un medio que se ocupara de informar, de difundir los sucesos importantes y de interés de nuestra ciudad.

Pero no sólo eso. También se debió, seguramente, al propósito de que sus habitantes tuvieran la posibilidad de dar a conocer su punto de vista, respecto a cuestiones importantes que suceden diariamente entre nosotros, sus habitantes.

En esa virtud, nuestro periódico abrió la posibilidad de que quienes quisieran dar a conocer su opinión al público, respecto a los acontecimientos que se dan en nuestra ciudad, pudieran hacerlo por escrito a fin de ser publicados.

Es así como muchas personas de aquí y de otros lares aprovechamos esa oportunidad para dar a conocer nuestro pensamiento, respecto a la vida de nuestra ciudad. Esta oportunidad ha servido, también, para hacer constar que Ensenada cuenta entre sus habitantes con personas que gustan de la cultura, gracias a la existencia de nuestro sector educativo, que pueden expresar su conocimiento para que otros valoren los comentarios y puntos de vista de quienes participamos en este El Vigía.

Gracias a esta forma de funcionar que tiene este periódico,

quienes aquí habitamos estamos en condiciones de saber qué es lo que pasa en nuestra ciudad, para que podamos tener una idea de si vamos bien o no; si nuestros funcionarios realmente funcionan en beneficio nuestro.

Permitir que personas de nuestra ciudad participen como columnistas hace que exista una gran diferencia con otros medios locales, que no cuentan con esa posibilidad, lo que les impide dar a conocer ampliamente lo que aquí sucede.

Este diario fue cedido a los trabajadores, cuyos directivos no sólo han continuado con la idea del ingeniero Treviño, sino que han introducido nuevas formas de llegar al público, lo cual ha sido bien recibido por los lectores que gustan de estar bien informados de todo lo que sucede en nuestra ciudad, a través de sus reporteros y de sus columnistas que aportan sus puntos de vista respecto a diferentes tópicos.

Por eso resulta importante, fundamental, diría yo, que en las páginas editoriales de El Vigía, se continúe publicando, principalmente, las columnas de colaboradores locales, sin perjuicio de que también se publiquen una o dos participaciones de periodistas de la Ciudad de México. Es decir, si dejan de aparecer los columnistas locales, se puede perder ese distintivo que hace diferente a El Vigía respecto a otros medios. ¡Feliz cumpleaños a mi periódico preferido!

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MI SEGUNDA CASA

Hugo Toscano García* Ya son 21 años de periódico El Vigía, de los cuales 19 han sido parte de mi vida, mi segunda casa, mi otra familia, de donde he tenido a los mejores compañeros de labores, pero también a los que me han enseñado lo que hoy soy profesionalmente hablando.

El Vigía ha sobrevivido a todo tipo de crisis, tanto internas como externas, pero ha resurgido de sus cenizas como el Ave Fénix y esto lo ha hecho más fuerte, con credibilidad y con periodistas con experiencia formados con ética y profesionalismo.

El diario cien por ciento local es y será un medio de donde los reporteros “se arman” de experiencia y herramientas para triunfar en la difícil profesión del periodismo y quienes luego de abandonar las filas del diario ensenadense “hacen su propio camino”.

Por sus filas han pasado jóvenes que se han convertido en renombrados reporteros y periodistas, que gracias a su experiencia “en la calle” han logrado aprender el oficio principal de informar con responsabilidad y lograr ser reconocidas ante la sociedad como excelentes profesionales.

Cientos de personas, incrédulas con el proyecto “daban por muerto” a El Vigía desde el principio, incluso, se aventuraron para pronosticar que no pasaría del primer año, sin embargo, ya pasaron 20 años más y el proyecto, que inició con Guillermo Rodríguez Ma-

couzet y el ingeniero Alejandro Treviño Cueva como socios propietarios de la empresa editorial, se mantiene en el gusto de los lectores.

Esto ha sido posible por su planta trabajadora, desde quien hace el aseo, hasta los directivos del rotativo, pasando por su cuerpo editorial, mismos que han estado a la altura de las circunstancias y quienes han soportado críticas, agresiones e intentos de sobornos.

El futuro de El Vigía está asegurado si se continúa con esa visión crítica, informativa y ética; hay periódico para rato y sobre todo, que sus trabajadores sigan administrando esta gran empresa periodística, a través de la conformación como cooperativistas.

No me queda más que felicitar al diario, a sus trabajadores, pero también a sus colaboradores y clientes, quienes confían plenamente en lo que hace el medio informativo por la sociedad.

También agradezco a los jefes que confiaron en mí al darme la oportunidad de pertenecer a esta gran familia y de quienes les he aprendido todo lo que sé, pero además admiro por su trayectoria dentro del medio y su manera de transmitir su conocimiento. ¡Enhorabuena El Vigía! Que siga el éxito y el posicionamiento dentro del medio periodístico. *El autor es coordinador editorial. htoscano@elvigia.net

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HACE 21 AÑOS Carlos Lazcano Sahagún Recuerdo que ya hace casi 21 años que llegué a las oficinas de El Vigía para hablar con don Arturo López Juan. Fue entonces que inicié mi colaboración con nuestro periódico.

Al principio mis colaboraciones se concentraron en una sección turística y poco después en el suplemento Raíces, donde continúo, pero hoy como parte de la revista La Brújula.

Todos estos años de estar en El Vigía han sido muy enriquecedores, ya que me dieron la oportunidad de compartir con los lectores de nuestra tierra la historia bajacaliforniana, la geografía, la naturaleza, tradiciones, cultura, exploraciones, arqueología, personajes y muchas cosas más de nuestras esencias. Todo a través de una

crónica amable, sencilla, accesible a todos.

En mis textos no dejé de hacer señalamientos críticos ante problemáticas que afectaban nuestra vida comunitaria y establecí diálogo con los lectores que enriquecieron mis visiones.

Todo lo que escribí lo hice de una manera honesta y con compromiso hacia mi comunidad, con ética y un amor hacia mi tierra derivado de los valores que mis padres me inculcaron.

En El Vigía he conocido a personas extraordinarias de las que mucho he aprendido. Siempre viví ahí un buen ambiente de trabajo y colaboración e hice muy buenos amigos.

Ahora, a la distancia de tantos años agradezco profundamente a

El Vigía esa oportunidad que se me dio y se me sigue dando. Mi paso por el periódico ha sido uno de mis privilegios y no puedo más que dar las gracias a sus directivos y a todos los que ahí laboran, mis compañeros y amigos, ya que han sido parte de mis motivaciones.

Gracias a todos y hago votos para que El Vigía siga con su gran labor y dure muchísimos años más.

Muchísimas felicidades a este gran diario y a todos los que ahí trabajan y colaboran. carloslascano@hotmail.com

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TALENTO Y COMPROMISO.

NUESTROS PRIMEROS 21 AÑOS A esto le siguen más pasos, con personas súper talentosas detrás, antes y después.

En estos procesos se afirma una y mil veces más que en ocasiones el periodista tiene hora de entrada, pero rara vez de salida.

Marleen Rivera Estoy segura de que la conexión que tiene El Vigía con el público de Ensenada es única.

Lo sé porque todo viene de raíz: iniciando con las personas que piden una cobertura y amablemente se prestan para ser una fuente responsable, seguido del reportero de la fuente desempeñándose con la mejor de las actitudes, esas que siempre atraen un gracias y

felicitaciones terminada su labor. Luego, en la sala de juntas, los editores platican con gran regocijo la información tan valiosa que se recibe a nivel local, además de la nacional e internacional que viene de agencias.

Terminada la reunión, se ponen manos a la obra para pulir de la mejor manera los textos recibidos, pero siempre dejando la esencia tan característica de alguien que escribe y hace “Periodismo con la gente”.

Crear podría resultar fácil; escribir para todos y para nadie, sin tener un público clave que aplauda o bien, critique cuando sea el caso.

En cambio, conectar con las letras y el contenido es el reto diario de todos los que nos desempeñamos en cualquier área del periódico El Vigía. Entendemos que con el mundo interconectado y tantas nuevas tecnologías, lo mínimo que podemos brindarles a nuestros queridos lectores ensenadenses es una información sola-

mente suya, situada para ellos, de su genuino interés, y sin estar llenando espacios, redes o su atención en algo vacío que no les aporte algo valioso.

taciones a todos mis compañeros y compañeras que diariamente realizan sus actividades con el objetivo en común de brindarles algo novedoso y de valor.

Diariamente nos comprometemos a ofrecer lo mejor de nosotros, entregando calidad y originalidad en cada texto, en cada edición, diseño e impresión. Cada uno de estos elementos lleva un pedazo de nosotros, uno que regalamos con la mejor de las intensiones, con el propósito de convertirnos en su referente seguro y al cual acudir con la confianza de ser atendidos y escuchados, sintiendo la calidez humana en todo el proceso.

Felicito al periódico El Vigía por sus 21 años, pero también extiendo las felici-

En el amplio camino que aún nos queda por recorrer, seguramente habrá tropiezos y caídas, pero el gran equipo que formamos dentro y fuera de la empresa nos ayudará a mantenernos firmes en nuestras convicciones y felices de brindarles información desde el respeto y la confianza, entregándoles una parte tan suya como nuestra, la cual sé que cuidarán con el mismo aprecio. ¡Enhorabuena! ¡Felices 21 años de hacer periodismo con la gente!

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Francisco Vargas (+) fue el primer director en 1985. Arturo López Juan era entonces jefe de información generada localmente y Luis Horacio Durán, asesor en temas periodísticos.

Primer ejemplar del naciente El Vigía, cuyo lema era “Reflejo del pensamiento peninsular”.

El Vigía se ganó su lugar gracias a ser un periódico cercano a la gente.

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RECUERDOS Y EXPERIENCIAS Orlando Cobián Desde el área de publicidad de El Vigía, su coordinadora, Socorro Encarnación Osuna, hace lo propio para hacer girar uno de los tantos engranajes del periódico, auxiliada de un equipo con amplia experiencia y excelentes resultados. Obtienen contactos y alianzas, gestan planes y proyectos, a la par que irradian el lugar con su buena vibra.

Como siempre, alegre y sonriente, tomó un sorbo de su taza con café caliente y se preparó para platicar acerca de su ingreso al diario ensenadense, una historia que se remonta a su etapa adolescente, cuando su padre laboraba en la empresa, antes de que cerrara en 1986, por las presiones políticas e ideológicas del régimen en el poder.

“Le tenía mucho cariño a la marca de El Vigía, porque en la primera versión del periódico, mi papá trabajo desde el inicio al cierre. Le tocó todo y a mí, por ende, todas esas emociones de una nueva empresa a través de él y toda la tormenta del cierre. Siempre había un ejemplar en la casa; yo estaba en la secundaria”, relató.

También y con un brillo en sus ojos, compartió que la primera vez que almorzó comida china en casa fue por El Vigía, pues a su padre le otorgaron un vale en un 10 de mayo, por una orden de comida china.

“Donde está el Farallón, ahí era un restaurante chino. Me acuerdo que fuimos mi mamá y yo por la comida, y fue muy chistoso porque nos dieron muchas cositas. Nosotras pensábamos que íbamos por una charolita, pero era una comida

Socorro Encarnación Osuna

completa, grande; entonces caminamos desde ahí hasta la calle sexta con las bolsas. Es muy curioso cómo esas cosas las disfrutas mucho y las recuerdas como unas experiencias bonitas”, señaló.

Así, cuando a finales de 2002, vio un anuncio donde El Vigía solicitaba a un auxiliar de publicidad.

Con su amplia experiencia en software de edición de texto y gráficos, decidió asistir a las oficinas, entregó sus documentos y participó en una serie de entrevistas, proceso del que resultó seleccionada para iniciar el 13 de enero de 2003.

En estos 20 años, Soco –como suelen llamarla sus compañeros– ha sido fiel testigo de los cambios

que se gestaron en el medio, el cambio de direcciones, las bajas de personal, la reducción del tiraje, los problemas económicos, aunque también los periodos de restablecimiento y solvencia, la entrada de la producción digital y la inmersión en las redes sociales.

“La marca es producto de toda la gente que ha participado en ella; no puedo pensar que hubo una buena directriz o elementos, porque hasta los que no lo fueron, también te dejan grandes enseñanzas; nos han tocado vivir las pruebas y errores, picar piedra, de cómo las personas tienen buenas intenciones e ideas, muchas se echan a andar y otras se quedan en el camino, pero el periódico tiene mucha nobleza”, recalcó.

Acerca de la actualidad de El Vigía, sugirió que su labor debe abarcar más espacio hacia la participación de la sociedad, generar un ambiente de cercanía, sobre todo con las nuevas generaciones y los estratos que claman por ser escuchados en la búsqueda de una ciudad segura, con cultura, legalidad, y amigable para todos.

“Si fuera una persona, le deseo a El Vigía que se siga levantando todos los días como el último de su vida, que disfrute la oportunidad de vivir y los nuevos retos, agradecido, porque 21 años representan la aceptación de numerosa gente, muchos lo construyeron y que no pierda de vista eso”, concluyó.

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ANIVERSARIO 21 DE EL VIGÍA

Gustavo Olague* En la celebración del vigésimo primer aniversario de nuestro periódico El Vigía, y con mucha gratitud y gozo, podemos declarar como el profeta de la antigüedad: “Hasta aquí nos ha ayudado El Señor”. En esta importante fecha queremos saludar cariñosamente y darles las gracias al público lector quienes nos acompañan día con día a través tanto de la edición impresa, como en la versión digital.

El Vigía continúa su crecimiento como uno de los tres medios de comunicación más importantes de Baja California y su expansión en la producción de revistas de opinión y reportajes de fondo en diversos temas de salud, sociedad, negocios, educación, por mencionar sólo algunos. La versión digital del periódico permite que nuestros artículos alcancen rincones de la república Mexicana donde viven lectores de nacimiento y de corazón que se conectan con la realidad que se vive en Baja California.

La vida es de retos y logros y en este aniversario quisiéramos dar nuestros parabienes a modo de renovar fuerzas y la esperanza de que los tiempos mejores están todavía por venir. Los trabajadores de planta tanto como las personas que donan su sabiduría para generar contenidos que enriquecen a nuestros lectores alcanzando muchas veces su círculo más próximo, hacen de El Vigía un espacio que da constancia del espíritu de nuestra comunidad.

Los problemas que siempre parecen ser muchos en El Vigía se

ven como un conjunto de oportunidades, tal y como es la visión de las personas que caracterizan a esta tierra noble donde se forja con templanza y fortaleza el futuro de nuestras familias. La generosidad es particularmente el sello de nuestra comunidad y es gracias a todos ustedes nuestros queridos lectores que el periódico es una realidad que se manifiesta con vigor. El lema del periódico “periodismo con la gente”, nos hace pensar en la importancia que nuestros lectores juegan en conjunto con el activo humano, cuyo talento y ganas de hacer periodismo nos hacen pensar en ese futuro brillante que está por delante. La importancia del periodismo que se practica ha dejado constancia de las necesidades de Ensenada, como la ampliación de la planta desaladora, un nuevo centro de usos múltiples, un ferrocarril, un aeropuerto, la ampliación del bulevar costero, el rescate de espacios públicos, un hospital a la altura de la ciudad, y tantas otras cosas que se comentan en este espacio de noticias de nuestra ciudad y estado.

El Vigía sigue haciendo su parte en proyectar nuestra ciudad como un destino turístico, gastronómico, científico y de sano esparcimiento.

Nuestros mejores deseos para que este gran medio de comunicación, donde se ejerce la libertad de expresión, continúe dejando huella de los sucesos relevantes de nuestra sociedad. *Investigador titular D, Cicese. olague@cicese.mx

MI SUEÑO CUMPLIDO Karla Padilla Pertenecer al equipo de trabajo de El Vigía ha sido uno de mis logros más importantes. Contrario a lo que muchas personas dicen de sí mismas sobre cumplir sus sueños, realmente yo he tenido pocas metas bien definidas, lo que no me ha impedido tomar las oportunidades que se me han presentado en mi trayectoria. Uno de esos sueños ha sido trabajar en esta empresa, pues desde que decidí que quería dedicarme al periodismo en mi vida profesional, El Vigía era mi objetivo.

No voy a negar que me costó varios años llegar a ser reportera de El Vigía, incluso llegué a pensar que eso no sería para mí, pero cuando me llamaron para formar parte del equipo comprendí que todo llega a su tiempo y celebrar un aniversario más de esta empresa siempre será un motivo de orgullo y de poder compartir con mis compañeros.

Durante los pocos años que he desempeñado esta función en el periódico he conocido a mucha gente: compañeros de trabajo con quienes hay una red de colaboración y apoyo; las fuentes informativas con quienes también se han formado relaciones amistosas; y, sobre todo, con cada persona que se acerca para decirte que lee

tus notas y te agradece prestarles atención para dar a conocer su situación y buscar apoyo por parte de las autoridades o de la sociedad.

Hacer periodismo y ejercer el periodismo es emocionante: no sabes qué va a pasar mañana, no sabes cómo va a estar tu día, no puedes hacer planes porque no sabes si vas a estar desocupado a tiempo, pero sin duda es un trabajo que deja grandes satisfacciones y logros personales.

Pero lo más importante es el aprendizaje que cada noticia o cada evento deja en cada persona para aplicarse en el día a día. ¿Quién esperaba una pandemia? Creo que nadie se imaginaba lo que nos esperaba con el Covid–19 y, sin duda, hoy podemos decir que nos enseñó a valorar lo que tenemos, nuestra familia, nuestro trabajo y las herramientas tecnológicas que, aunque ya las teníamos, se volvieron imprescindibles para la vida diaria.

Aunque estas mismas herramientas han permitido también que cualquier persona reporte los hechos sin tener los conocimientos de cómo hacer periodismo, el periodismo es un estilo de vida para aquellos apasionados de informar lo que ocurre en la ciudad o en el mundo de manera adecuada y a través de los medios indicados. ¡Felicidades, periódico El Vigía, por un año más de éxito con todos tus colaboradores!

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“DESEO QUE EL VIGÍA SIGA LIBRE” ENTREVISTA AL INGENIERO ALEJANDRO TREVIÑO CUEVA, FUNDADOR te los años setenta y ochenta era prácticamente nulo.

El noticiero enfrentó una de sus primeras batallas cuando el ingeniero Treviño intentó, como presidente del Centro Empresarial, no como director del noticiero, dar un posicionamiento sobre la estatización de la Banca de septiembre de 1982, lo que fue impedido por Luis Martínez Campos, líder del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Radio y la Televisión (Stirt).

Fue necesario que el ingeniero llegara hasta la más alta instancia de los trabajadores en México, Fidel Velázquez Sánchez, secretario general durante 47 años de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) para que éste ordenara levantar la censura al noticiero. “(Pasó) de septiembre hasta marzo. Conseguí que alguien me abriera la puerta de don Fidel Velázquez.

Quien dio instrucciones a Nezahualcóyotl de la Vega, lider nacional del Stirt”.

“No se podía tener con¿DQ]D TXH HO QRWLFLHUR SXdiera tener libertad de expresión”, subraya.

Gerardo Ortega Los antecedentes del periódico El Vigía se remontan a hace más de 40 años, cuando el ingeniero Alejandro Treviño Cueva (1941), constructor de pro-

fesión, creó un noticiero en el Canal 23 llamado Ensenada al día, grabado en video VHS de ¾ de pulgada.

“No salió nada bien porque la imagen no era estable”, rememora en la sala de su casa.

De casi 1.80 de estatura, de anteojos y de pelo casi a rape, FXHQWD ODV GL¿FXOWDGHV D ODV que se enfrentó al crear un medio de comunicación en el que se practicara la libertad de expresión, algo que duran-

En enero de 1982 compró una rotativa, pues desde el año anterior tenía la inquietuda de fundar un periódico. En septiembre suspendieron “Ensenada al día” y antes de terminar el año le planteó a Francis-

co Vargas, en ese tiempo reportero de El Mexicano, ser el director del nuevo proyecto.

“Comparmos la máquina, rentamos el local, en la calle Quinta y por la calle Hidalgo estaba un jacalón como taller y ahí se puso la máquina. Ahí estuvo la máquina hasta el 85 que abrimos. No tenía con qué abrir el periódico, la máquina estaba parada, pagando renta y sueldos”, recuerda el ingeniero.

De forma paralela, nunca dejó su labor como ingeniero civil. En esa época estaba dedicado construir el rompeolas ubicado a la altura del recinto portuario. Las GL¿FXOWDGHV SDUD TXH HO JRbierno le pagara ajustes de precios y problemas económicos muy fuertes impidieron destinar recursos para inciar el periódico, lo que sucedió hasta 1985. El Vígía vería la luz por primera vez el 21 de mayo.

3HUR ODV GL¿FXOWDGHV FRQWLQXDURQ ³3DUD ¿QDOHV GHO 86 se puso muy fea la cosa.

No me llevaba muy bien con el gobernador Xicoténcatl Leyva Mortera. Él me buscaba para hacerse socio y tener control sobre el periódico”.

Fue cuando varios emisarios para tratar de convencerlo. Entre ellos el hijo del exgobernador Milton Castellanos Everardo.

La situación económi-

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ca de las constructoras lo obligó a dejar de pagar el IVA, que en eso entonces lo cobraba el estado y se lo entregaba a la Federación. Al intentar de hacer un convenio, el 11 de septiembre de 1986 se giró un oficio para intervenir administrativamente las seis empresas.

“Teníamos un gestor en la Ciudad de México, quien habló el subsecretario de Hacienda, quien respondió que tales auditorias fueron ordenadas por Leyva Mortera. Leyva Mortera estaba muy molesto porque aseguraba que el periódico había facilitado el trinunfo de Ernesto Ruffo Appel a la alcaldía de Ensenada en 1986”. A apartir de ahí aumentó la animadversión contra el ingeniero. “[Leyva Mortera] no pudo digerir el triunfo de Ruffo. Tanto lo jodió que lo hizo gobernador”, señala. El 11 de septiembre de 1986 se giró un oficio con seis intervenciones a las empresas constructoras.

“El 25 de noviembre me llegó el oficio y el 26 de noviembre yo cerré. Hubo necesidad de liquidar a la gente, y para ellos había que vender maquinaria, y se necesitaba del permiso de los interventores para poder vender uin tractor. Ellos querían cobrarle mordida a cada trabajador, al

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estilo. Al final de cuentas se liquidó a la gente.

cho Ensenada”, al fin se convenció y le entró.

es la mayor satisfacción que tengo”, señala sonriendo.

“Luego tuve problemas con el Gobierno del Estado. Entró Ruffo y de secretario estaba Elorduy, quien quería sacarle provecho a la deuda que supuestamente tenía yo, que no era de él, sino que era del IVA federal. De las seis empresas que estaban, una de ellas, que se llamaba Constructora El Crisol, no debía un cinco, sin embargo la tenían en la lista”.

Perico decide separarse del periódico aproximadamente en el 2010.

Hubo la opción de cerrar o comprarle al socio su parte. Al final sucedió esto último y el ingeniero continuó hasta el 2018 que se retiró. En ese año el periódico pasa a los trabajajadores. “Esa fue la mejor opción.

Por un lado se mantenía la fuente de trabajo, por otro se conservaba un medio de expresión”, evalúa el ingeniero.

“La noticia que sale ni la analizo, para mí eso no es lo trascendente, lo trascendente es que se pueda explicar la gente por sí misma, cosa que no se podía antes. Cuando traje la máquina en enero de 1982 no había libertades de nada”

El periódico necesitaba inversión, finalmente cerró por motivos económicos el 26 diciembre de 1986.

DIFERENCIAS

En 2022, Arturo López Juan, quien fue jefe de redacción en la primera etapa, mostró interés en reabrir el diario. El ingeniero invitó a Guillermo Rodríguez Macouzet, socio suyo desde 1981 en otras empresas comerciales, para que se asociaran en el proyecto informativo.

El ingeniero Treviño aduce a los cambios políticos las diferencias en el contexto en que se desenvolvió el periódico en sus dos épocas. Las elecciones federales de 1997 para él fueron un parteaguas pues el PRI perdió con control del Congreso federal por primera vez. La alternancia en la Presidencia con la llegada de Vicente Foy en 2000 fue otro paso.

Entonces le dije, “¿Cómo ves, Perico —como se le conoce cariñosamente—, le entramos? Él no estaba convencido en virtud del cierre de 1986. “Mira cómo te fue”, me decía.

“Pues sí, cabrón, pero hay que hacer algo por la ciudad, nos ha dado mu-

“Todo esto es satisfacción de que hemos mejorado, salvo estos últimos cinco años recientes. Como todo eso ha ido cambiando, para mí es satisfacción que México ha cambiado, Ensenada ha cambiado, que no estamos tan peor que antes; para mí esa

SEGUNDA ÉPOCA

¿Tiene optimsmo en el futuro de los medios?, se le pregunta “No esperaba nada, yo buscaba la libertad de expresión y se logró bastante, no por lo que hicimos nosotros, sino por la circunstancias.

“Deseo que El Vigía siga libre, sin presiones, con suficiente liquidez para ir expandiéndose a la televsión y las redes sociales. Estamos en otro México. En 1976 no había redes sociales. Hoy publicas lo que quieras y los demás contestan.

“Actualmente se van presentando nuevas oportunidades con una mayor apertura, y digo mayor porque tú sabes que ahorita no existe la apertura, sigue habiendo trancas, siguen estorbando los gobiernos, los gobernantes ¿sí o no? Nomás que ahorita es muy light, es duro pero es mucho más sencillo comparado con la cerrazón de antes”, concluye.

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RENOVARSE O MORIR Ángel Domínguez Niebla Fue en septiembre de 2002 cuando recibí la llamada de Enhoc Santoyo Cid para invitarme a formar parte de un proyecto que estaba por concretarse en Ensenada, luego de que el Gobierno estatal en turno le “cortara las alas” alrededor de 15 años antes.

Con la inquietud de ofrecerle al puerto una nueva opción a través de un medio de comunicación local, oportuno, veraz y con credibili-

dad, el ingeniero Alejandro Treviño Cueva, en sociedad con Guillermo Rodríguez Macouzet, tomaron el reto de reabrir las puertas de El Vigía.

Recuerdo de manera vívida mi primer acercamiento con la directiva del diario en ciernes, la bienvenida de Daniel Vargas y Enhoc, así como la negociación con el director general, Arturo López Juan, la cual no llegó a los 20 minutos de duración.

Luego de 11 años en Estéreo Sol,

En 2019, Ángel Domínguez fue reconocido como Ciudadano Distinguido en por su labor periodística.

la primera radiodifusora FM en Ensenada, estaba listo para dar un paso al costado y dar un giro a mi historia laboral.

Siempre he sido aficionado a los deportes, pero en la estación era un segmento que nunca recibió apoyo gerencial, es por eso que a pesar de que “Noches de Sol” era un programa exitoso, no me sentía pleno cubriendo espectáculos.

Es así que junto a un grupo de reporteros que “nacimos” junto a la segunda etapa de nuestro periódico El Vigía, empezamos a tratar de posicionarnos como los mejores de la plaza, lo cual no resultó sencillo, ya que la competencia tenía décadas en el mercado.

Aunque su trabajo lo lleva a cubrir todos los deportes, tiene predilección por el beisbol.

Desde antes de que el primer ejemplar saliera a la venta, los falsos rumores, surgidos seguramente desde el interior de quienes ya se sentían amenazados, no se hicieron esperar, entre ellos “El Vigía ya está en quiebra y ni siquiera alcanzará a salir”.

Obviamente, como en cualquier

otra empresa, hemos vivido momentos buenos, malos y peores, una pandemia y devaluaciones que nos afectan directamente, debido a que la mayor parte de la materia prima se paga en dólares.

Sin embargo, como el Ave Fénix nos seguimos levantando de cada una de las adversidades que se han presentado en el camino, y como dice el dicho, renovarse o morir.

Razón por la que se ha ido armando nuestro estudio de transmisión y se atiende con mayor atención lo relacionado a redes sociales y página web.

Son 21 años de desarrollo en el área que me apasiona y han generado amistades, aprendizaje y experiencias que no cambiaría por nada.

Así como de decenas de compañeros de los diferentes departamentos que se han ido quedando en el camino, personajes que dejaron huella –unos positiva y otros negativamente-.

Este día es una página más que se escribe de las muchas que aún tenemos en blanco y esperamos llenar para compartirle a nuestros lectores.

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UNA MUJER EN EL CENTRO DE CADA CELEBRACIÓN

Ha publicado obra literaria en las antologías El Muro

desaparece cuando nosotras escribimos,

Vol. 1 y Vol. 2, en 2023.

Ana Luisa Ochoa Cada día durante los últimos ocho años, alrededor de 60 fotos y entre 150 a 200 nombres y apellidos, han pasado ante mis ojos en el proceso de edición.

Como editora de las páginas de sociales puedo observar que las celebraciones familiares como piñatas, quinceañeras, bodas, baby showers, bienvenidas y aniversarios; también eventos empresariales como inauguraciones y reconocimientos al personal; profesionales como tomas de protesta y congresos; así como fiestas de gran tradición y asistencia en la ciudad, tienen en común a las mujeres como principales organizadoras y operadoras.

Desde la sala editorial de El Vigía, y en particular las páginas de “Vida”, quiero expresar un enorme agradecimiento a las mujeres que confían en este periódico y nos invitan a sus eventos. Al hacer partícipes a las lectoras de sus momentos más íntimos y felices, plasman en este diario colectivo un pedacito de su vida y guardan un importante registro.

A ustedes que nos dan un lugar en su mesa en sus reuniones, nos cuentan sus historias y motivos de para festejar, gracias por hacernos partícipes de esos momentos plenos de cariño y alegría. Cada sonrisa compartida, cada gesto de

complicidad entre familiares y amigos, nos recuerda la importancia de la conexión humana y la belleza de celebrar juntas. Es un honor ser parte de estas experiencias.

A las emprendedoras que sonríen satisfechas y emocionadas al cortar listones inaugurales de sus negocios; a las profesionales que destacan en los diferentes ramos, que alzan la mano para protestar a las presidencias de colegios y asociaciones, luego de cumplir su ardua labor como principal sostén de sus familias y hogares.

Verlas como protagonistas, radiantes y alcanzando sus sueños, no sólo impacta en el presente, sino que influye en las generaciones futuras. La imagen de ustedes abriendo las puertas de sus negocios y liderando sectores productivos envía un poderoso mensaje.

Su arduo trabajo como pilares de la sociedad no sólo merece reconocimiento, sino que es inspiración para que otras mujeres sigan sus pasos.

A todas ustedes las veo y las admiro profundamente, y les aseguro que desde aquí se ve el amor, el detalle, la atención y el esfuerzo que invierten en sus eventos. Sus experiencias, sus voces, enriquecen las narrativas de este periódico, y gracias a ustedes, a su confianza, siempre hay una celebración por compartir.

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ALFREDO TAPIA Y VENCER LAS CRISIS “Me hablaron, vine a hablar con el entonces dueño y me dijo que había la oportunidad de regresar si yo quería, le dije que sí, porque la verdad me gustaba el ambiente.

Para mí era un reto más, y si me estaban hablando, era por algo; cuando regresé esto ya estaba en picada, con muchos problemas porque ya no se le estaba inyectando dinero”, recordó.

Orlando Cobián José Alfredo Tapia Burgoin es el gerente administrativo de El Vigía, quien después de cambios laborales dentro del rotativo se muestra como uno de los brazos fuertes de la empresa, atento a su desarrollo y firme en la dirección que lleva hacia su fortalecimiento. En su oficina se dio el tiempo de relatarme parte de su estadía, en distintas épocas, con diversos actores; llena de altibajos.

“Estoy dividido en dos etapas, la primera fue en julio de 2002 y llegué por parte de un despacho contable que contrataron. Entonces yo venía a armar paquetes, contabilizar, y enviar toda esa documentación; iba iniciando el periódico, no era mucho movimiento todavía. Por medio del despacho duré dos años y cuando ya era más absorbente el trabajo, me propusieron ocupar el puesto de contador de tiempo completo”, relató.

Así, tomó la decisión de informar al despacho sobre la oportunidad de sentarse en la oficina del diario y dedicarse de lleno a su contabilidad, entonces se empleó.

En 2008 fue promovido a la gerencia administrativa, sin embargo, en 2011 salió del rotativo para evitar conflictos internos con la dirección, hasta el 2015, cuando se le ofreció ingresar de nueva cuenta a su puesto anterior.

Rescató del período “bueno”, que el tiraje y venta de publicidad era mayor, al igual que la cantidad de empleados, los cuales superaban el centenar. De igual manera, recapituló parte de las dificultades, en los tiempos que debieron buscar la manera de solventar la operación, recortando gastos y pagando salarios a quienes tenían hijos pequeños o mayores necesidades, mientras que los que podían “aguantar” más, lo hacían en solidaridad.

Esto llevó a la creación de una cooperativa, llevada por los integrantes y con una nueva dirección, la cual no duró mucho por el fallecimiento del titular, por lo que se estuvo un tiempo a la deriva, hasta que llegó otro cambio con la instauración de la actual administración.

“Nos organizamos, hicimos otra cooperativa, porque la que estaba anteriormente no estaba funcionando; empezó a haber orden, algunos se fueron porque no estábamos seguros con los sueldos, unos pidieron permiso para atender otros compromisos, pero aquí nos quedamos para mover el barco”, destacó.

Por último, aceptó sentir admiración por el proceso para la creación del impreso, desde la cobertura del reportero, la edición, el diseño, la publicidad, el envío a preprensa, la producción y el resultado, hasta la labor de circulación. Aunque también opina que, en la siguiente década, la organización debe tener una estructura más digital, como apostar al montaje de estudios de grabación y transmisión multimedia.

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ENTRE EL BANDONEÓN

Y EL PÉNDULO

Ma. Cristina Álvarez Astorga Mire usted qué casualidad, estimado, culto y paciente lector.

Mi primera colaboración en El Vigía (en 2011) lleva por título “Entre patrias te veas” y se trata del Moldavia, poema sinfónico del litomisyano Bedrich Smetana y la Suave patria, poema–poema del jerezano Ramón López Velarde... Aunque, pensándolo bien (o mal), chance y no es casualidad. A mí (¿a quién, si no?) me da la impresión de que siempre estoy entre algo y algo. Por ejemplo, ahora estoy entre el bandoneón y el péndulo. La culpa la tienen los argentinos, con esa cosa bipolar que les dio y que resultó en el triunfo contundente, inobjetable y brutal del loquito Sulei… Eso vendría siendo el péndulo. El bandoneón acá tendría que estar representado por un tango, por ejemplo, del Astor Piazzola. O del Casimiro Alcorta, o del Ángel Villoldo. Tangos buenos hay para aventar pá arriba, “por vidediós”.

Sin que venga mucho a cuento, déjeme decirle que la palabra “tango” representa la letra “T” en el alfabeto radiofónico de uso global.

La cuestión que ahora me ocupa, sin embargo, es casi casi la antípo-

da del tango. En algún lugar leí una definición muy chévere. “El tango es un lamento que se baila”. Y acá, en Ensenada, a finales de 2023 no nos estamos lamentando, sino celebrando un aniversario más de El Vigía y su periodismo con la gente: 21 años…carambas, qué fuerza tiene el canijo gerundio. Una vez que ataca quiere seguirlo haciendo. ¿No le digo?

Con ganas de ser malpensado, eso de “periodismo con la gente” suena un poco como punch line, o sea, cosa de márketing. De hecho, a mí me parecía muy simplón y redundante. “Pos a juerza que con la gente. Ni modo que sin la gente”, fue lo primero que pensé, pero no dije ni pío. Yo quería ver mis ocurrencias así, así, impresas, en papel y toda la cosa. Debo confesar que mi columna no nació aquí. Tiene un origen más humilde y dicharachero. Nació en Stereorey 106.5 FM (“la máxima dimensión del radio”, qué tiemposh aquellosh).

Déjeme decirle una cosa más, aquí nomás, entre nosotros: El Vigía sí es “periodismo con la gente”, en el sentido de que es para la gente, para usted y para mí, no para los funcionarios (ni para los disfuncionarios). Y feliz aniversario.

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Margarita Enciso, de atención al cliente, es una de las fundadoras del periódico.

Mario Chí, de preprensa, es responsable de imprimir y quemar las placas para la rotativa.

Miguel Manzo, de Circulación, provee de ejemplares a distintos puntos de la ciudad.

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MI HISTORIA CON EL VIGÍA

TRAS 15 AÑOS, REGRESÉ A ESCRIBIR

Pasé muchas horas en aquella redacción, empezamos en la planta baja del edificio y terminamos en la alta para ceder el espacio al departamento de distribución en una etapa de crecimiento. Trabajé 10 años ahí; yo bromeo con que les dejé mis mejores años, los de mi juventud.

Aprendí mucho, de reporteros, diseñadores, editores y mis dos jefes en distintas etapas, Arturo López Juan y Enhoc Santoyo, quienes siguen teniendo mi respeto, admiración y cariño.

Desde mis 23 años participaba en las mesas de redacción, donde se tomaban las decisiones importantes, se definían portadas y se jerarquizaba la información.

Rosela Medina Lencioni Mi primera entrevista de trabajo fue en El Vigía. Yo era recién egresada de Ciencias de la Comunicación por la UABC, había estudiado en Mexicali y regresé a Ensenada para encontrarme con la sorpresa de que ya había un periódico local.

Uno que llevaba en la portada lo que le dolía a Ensenada y lo que había que presumir, donde nacían reporteros cuya pluma era dedicada a narrar acontecimientos sociales, culturales y noticias que pasaban en nuestras calles.

Así que mi mamá me animó a buscar una oportunidad ahí, porque sabía que lo que a mí me gustaba era escribir, y yo tenía claro que quería trabajar en medios impresos; me encantaban las revistas, también la fotografía y la parte visual.

La entrevista me la hizo don Arturo López Juan. Me acuerdo hasta de la ropa que traía puesta: pantalón y blusa negra, tenía 23 años, para no hacer el cuento largo salí de aquella oficina con trabajo.

También me divertí muchísimo, hice entrañables amigos, entre ellos Argelia Rivera y Ana Valencia Backhoff, quienes hasta hoy siguen siendo muy cercanas y muy queridas.

Renuncié tras diez años de trabajo para cumplir un sueño y continuar con mi preparación. Me fui a estudiar mi maestría a Barcelona, España, pero de alguna manera la relación siempre ha continuado, me gusta ir a darme mis vueltas a saludar y a ver cómo va “el mundo”.

Y como les comentaba, a mí me encanta escribir, en esta nueva etapa regresé por puro gusto y por aportar algo al periódico de Ensenada, a ese que me dio mi primera oportunidad; hoy tengo un “pedacito” de El Vigía para mí. Escribo la columna “Soy ensenadense”, que habla del arraigo a esta ciudad, de la cultura de la gastronomía y el vino.

Yo me considero una ensenadense con mucho arraigo, adoro a esta ciudad que me sigue dando tanto y es para mi un honor, tras una pausa de 15 años ver mi nombre en las páginas de El Vigía. ¡Larga vida a El Vigía!

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Desde su primer empleo

Desde inicios de 2020, Carmen Partida Venegas

en un periódico en

labora en el áera de Diseño. Con siete años

La hora del centro,

de experiancia es encargada de diseñar las

en Zacatecas en 1958,

secciones Principal y Deportes.

don Raúl Organista ha trabajado en seis periódicos a lo largo de 65 años, desempeñándose como corrector, reportero y editor. Actualmente colabora en la edición de nuestro periódico.

Con 18 años de experiencia profesional y casi dos años en el periódico, Rodrigo Olachea García forma parte del equipo de diseñadores. Es responsable de la sección de Sociales, Espectáculos, así como de la revista La Brújula.

Desde hace seis años Arturo López Gallegos colabora en El Vigía y actualmente se desempeña como coordinador del área. Cuenta con 19 años de experiencia profesional.

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IR Y VENIR: ES RICARDO LEÓN

Orlando Cobián Ricardo León Guzmán ingresó a las filas de El Vigía en junio o julio de 2007, después de enterarse de la oportunidad de empleo en el área de telemarketing y suscripciones, pero desde hace cinco años es el coordinador de Circulación, departamento que cubre cuatro rutas a lo largo y ancho del municipio.

“Antes había una persona específica para cada puesto o tarea; había mucho personal. Conforme pasaron los años se fue reduciendo la plantilla, todavía llegó el asunto de la pandemia y afectó más a la estructura, se fue haciendo más chica y ahorita, con los poquitos que estamos, seguimos sacando el mismo trabajo”, explicó.

Destacó que cuando ingresó existía más del doble de personal, un grupo extenso de repartidores y vendedores de suscripciones. La disminución de empleados, comentó, se ha visto influenciada por la reducción del tiraje, y esta última ante factores manifestados entre el sector que más afinidad tiene a consumir el impreso: los adultos mayores.

“Lamentablemente algunos de los lectores han fallecido, otros migran a periódicos diferentes, o la situación económica; tal vez ya no cuentan con una suscripción y ahora compran un día sí u otro no en tiendas o con voceadores”, expuso.

Sin embargo, con un tono más optimista, señaló que la tendencia de El Vigía hacia lo digital captura el interés de las nuevas generaciones y los adultos de mediana edad, por lo que aseguró la persistencia de mercado para seguir promoviendo la información generada, también en las suscripciones impresas.

“Quedan unos 15 voceadores con sus rutas de distribución propias y clientes, es poco el tiro, pero es algo seguro para ellos. Por eso se me hace importante invitar a la población a que, si va a adquirir el periódico, lo haga con ellos, es su fuente de ingreso y han tenido muchos años dedicándose a eso, son muy trabajadores”, comentó.

Destacó que la cobertura de los eventos sociales y deportivos son los espacios más requeridos por los lectores, al igual que la atención a necesidades de colonos y familias, como los reportes de deficiencias o solicitudes en servicios públicos, denuncias de abusos u omisiones de dependencias entre otros temas de comunidad.

“Tengo mucha fe en que El Vigía va a seguir como el periódico líder de la ciudad, tal vez porque los demás vienen de fuera, así que la tendencia del impreso sinceramente va a la baja, nosotros vamos a estar fortalecidos, pero debemos permanecer muy coordinados para continuar cubriendo las necesidades de la ciudad”, concluyó.

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Arturo López Juan, Luis Castillo, Alfredo Cañas Mendoza (+) y Enhoc Santoyo Cid, en entrevista en 2006.

La rotativa de El Vigía tiene capacidad para imprimir 20 mil ejemplares por hora.

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Con casi 40 años del labor periodística en prensa escrita, radio, televisión y medios digitales, Gerardo Sánchez García ha sido reportero, columnista y director Editoral de El Vigía entre 2010 y el 2023. En 1998 fue ganador del Premio Estatal de Periodismo en Baja California en el género de crónica. Fungió como reportero y gerente de Notivisa Ensenada. En 2015 fue reconocido por el Cabildo de Ensenada como Ciudadano Distinguido por su labor periodística. Es autor de los libros Ensenada, testimonios periodísticos (2010), Elogio de la resaca (2015) y Mexicanísimo (2021).

Desde hace cinco años se desempeña como fotógrafo en El Vigía. Ha participado en más de 20 exposiciones colectivas e individuales en México, Estados Unidos, Japón y Noruega. Su trabajo ha sido publicado en revistas especializadas como Strings, dedicada a la música.

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MÁS QUE TINTA Y PAPEL

Jesús Manuel Armenta Villegas

Orlando Cobián Aunque ese día descansaba, aceptó hablar conmigo y eligió las instalaciones del periódico para hacerlo. No pude encontrarlo en otro sitio que no fuera el área de imprenta. Ahí se mantenía revisando las máquinas como si fuera una de sus comunes jornadas laborales, cerca de los controles, instruyendo a quien limpiaba sus piezas.

Jesús Manuel Armenta Villegas llegó a El Vigía en

2009 y es el jefe de producción del diario. Me cuenta que un año antes se encontraba trabajando en el área de prensa de Notiver, similar medio de comunicación de la capital de Veracruz.

En ese entonces conoció a un ingeniero en electrónica con el que entabló un diálogo acerca de su profesión.

“Estuve platicando con él y me dijo ‘¿de dónde eres?’, de Sinaloa, le contesté. ‘¿qué andas haciendo tan lejos?’, pues aquí chambeando, le digo; ‘y ¿no te gustaría irte

más cerca, para allá?’, estaría fascinado, le dije”, relata con la expresión facial de quien recuerda con dicha un suceso.

Después de unos meses, el especialista volvió a visitarlo para comunicarle que existía una vacante laboral similar a la que desempeñaba. Así, se animó a contactar al medio y solicitar información del puesto.

“Fue a buscarme al periódico: ‘Chuy’, me dice, ‘hay un trabajo en Ensenada’; ¿dónde queda eso?, le digo; ‘allá pa’ Baja California, ¿te vas?’; pues sí, ¿por qué no? [contesté]. Me dio los teléfonos, me contacté p’acá y en enero caí, vine nada más a ver cómo estaba el movimiento, y sí, me gustó, el ambiente, el clima”, comenta.

De sus últimos 14 años laborados, destacó con una sonrisa, el trabajo de cada uno de los integrantes de la empresa, en los tiempos de apuros, así como en los de repunte y estabilidad, pues se dice consciente de la suma de los esfuerzos que invierte cada área para elaborar la edición diaria.

Expresó también que el ruido del accionar de la prensa, el olor del papel y la tinta, así como los desafíos en la impresión son parte de su vida y, en El Vigía, encontró un ambiente que le agrada bastante, por tal panorama y el que generan los colaboradores. En la misma línea razonó con orgullo cómo el periódico no sólo son hojas estampadas, sino la ardua faena de diferentes profesionales.

“Cuando inicié en las artes gráficas fue por pura casualidad; trabajaba en una empresa, era ayudante, y un día dice el director –en 1984–, ‘vamos a abrir una sucursal en Los Mochis, ¿quién se va?’; no, pues nadie se quería ir de Culiacán, pero como yo era el único de Los Mochis, me dice ‘te vas tú’; ah canijo, pero si yo no sé nada de eso, soy chalán. ‘te vas a ir y te vamos a apoyar’; pues nos fuimos, y así empecé”, narra.

“Le doy gracias a Dios que me hayan apoyado mucho en ese aspecto de la impresión, porque es muy bonita, le agarras amor; es como todo. Le agarras el lado y ahí te vas, hay veces que tienes dificultades, pero es parte del trabajo, aprendes de todo”, concluye.

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El 20 de diciembre de 2011, El Vigía recién cumplió sus primeros nueve años, ocasión que quedó registrada en una gráfica con toda plantilla de colaboradores.

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¡FELICES 21, COLEGAS! ción fundacional de periódico Frontera en el verano de 1999, yo desde la recién construida redacción de Tijuana y él como nuestro corresponsal en la Cenicienta del Pacífico.

Daniel Salinas Basave* Fascinante debe haber sido fungir como vigía en los barcos o puertos antiguos. Desde su puesto en las alturas, en el mástil o el atalaya, el vigía era el primero en divisar una embarcación rompiendo en el punto de fuga o la ansiada franja de tierra dibujando providencial la línea del horizonte. Ignoramos el nombre de el vigía que aquel otoño de 1602, contempló por vez primera esa bahía que los kiliwas habían llamado Lugar de los Carrizos y que Sebastián Vizcaíno bautizó como Ensenada de Todos los Santos la mañana del 2 de noviembre.

Más de cuatro siglos después, Ensenada sigue teniendo su Vigía, que desde la torre de un buen periodismo, ético, veraz e imparcial, narra el día a día de una ciudad única y fascinante.

El barco de papel que zarpó un 14 de diciembre de 2002, hace exactamente 21 años, forma hoy parte esencial de la cultura ensenadense y navega en muchos y muy diversos puertos de esta fascinante ciudad portuaria: en los brazos del voceador, en la tienda de la esquina, en la mesa del café, el restaurante o la peluquería, en el lobby del hotel, en la Bufadora o en el Valle Ahí nos sorprende El Vigía con su tripulación de buenas noticias, profundos reportajes y agudos comentarios.

A veces tengo la sensación de que la historia contemporánea corre en cámara rápida y me cuesta trabajo creer que han transcurrido ya 21 años.

Me tocó tripular con mi colega Arturo López Juan la embarca-

Cuatro años después, López Juan nos anunció que se integraba a un nuevo proyecto periodístico con el que compartíamos valores y filias, un diario con alma profundamente ensenadense al que desde el principio tuvimos como un aliado.

Derrochando objetividad y optimismo, mis colegas se dieron a la tarea mostrar el rostro y la vocación de una Ensenada próspera que ni siquiera en la adversidad deja de sonreír.

Por supuesto, jamás se omitió la crítica ni se maquilló lo incorrecto, pero puedo afirmar con conocimiento de causa que jamás se ha lucrado con el morbo y el sufrimiento, como tristemente hacen tantos medios en la actualidad.

El Vigía es un espacio en donde confluyen y han confluido muchas y muy diversas voces y miradas. Las plumas que aquí escriben y han escrito, representan un mosaico tan multicultural y variado como es Baja California. Muchos colegas a los que respeto y admiro han pasado por esta redacción a lo largo de estos 21 años.

Me enorgullece tener la oportunidad de colaborar a la distancia, ya sea desde el suplemento “Palabra”, desde 2014 hasta la fecha, convocado por Rael Salvador, y más recientemente en “La Brújula”, por invitación de mi viejo amigo Gerardo Ortega. Soy bajacaliforniano por adopción y aunque mi hogar está entre Tijuana y Rosarito, una parte de mi corazón es profundamente ensenadense y lee el mundo a través de la torre de un Vigía.

Cada uno de los que trabajan o han trabajado en este proyecto merecen mi respeto y admiración. ¡Felices 21, colegas! La mejor parte de esta historia está aún por escribirse *Periodista y escritor.

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BENJAMÍN PACHECO, DE EL VIGÍA, GANA PREMIO DE PERIODISMO

El periodista Benjamín Pacheco, reportero de El Vigía, obtuvo una mención honorífica en el Premio del Hub de Periodismo de Investigación de la Frontera Norte (Border Hub) con el reportaje “Malgasta Gobierno más de 90 millones de pesos en lavamanos portátiles contra el Covid-19”.

Organizado por el San Diego Union-Tribune y la Universidad de California, Pacheco obtuvo el

reconocimiento en la categoría Artículo de investigación. El trabajo del periodista fue publicado en El Vigía el 17 de noviembre de 2002. El anuncio de los ganadores fue dado a conocer el 16 de marzo de 2023.

Benjamín Pacheco hizo extensivo el reconocimiento a Isaac Rosas, fotógrafo de El Vigía y Claudia Durazo quienes colaboraron en la elaboración de la investigación.

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EL FUTURO DE LOS MASS MEDIA Y SU PARADOJA Rael Salvador* El futuro ya está aquí, ¿pero a quién pertenece?

Uno pensaría que los medios de comunicación evolucionan de manera natural como se cree que los hace el progreso.

No es así: ni para el progreso ni para los periódicos.

La irrupción de internet es una paradoja —a partir de la sobreinformación, la crisis económica de los medios impresos, el bulo que son las fake news (noticias falsas) y los accesos hasta ahora no normativos de la Inteligencia Artificial—, un contrasentido que plantea, en todos los escritorios de los despachos de dirección de medios, un cambio de paradigma.

Afrontar la crisis de la información con las herramientas inadecuadas —un pie en la máquina de prensa y otra en el circuito de la comunicación virtual— es una extraña paradoja que sólo “digitaliza”, con un gran esfuerzo no compensado en lo redituable, el desmoronamiento del periodismo impreso en el esfuerzo de mantenerlo vivo.

“Este tipo de periodismo es muy caro —sentencia David Remnick, director de la emblemática revista The New Yorker—, pero hay algo más caro para la sociedad: no tenerlo”.

No tenerlo sería como abrazar “la credibilidad” sin bastiones éticos.

Ante el vértigo que nos depara a quienes nos reconocemos en el mundo impreso, en un futuro inmediato, tengan la seguridad, nos encontraremos en la sala de terapia —“Tullidos mass media”— rea-

lizando ejercicios de imaginación evocando el grato olor a tinta, que es el alma de la máquina que se mezcla con el aroma de la mañana, del café, la información, la formación, etc., soltando suaves efluvios emocionales, ojos cerrados, que persiguen esperanzas en un futuro irreal…

Sin lugar a duda, se trata también de esto: de nuestro retorno de una guerra periodística perdida, desfilando con nuestros típicos arreos de nostalgia, tecleando sueños en viejas y alfabetizadas herrumbres imaginarias que ya nada pueden hacer ante las leyes asimovianas de máquinas biológicas que se encargan del duro y unidireccional albedrío de la información.

El fascismo, ni más ni menos, como futuro inalienable.

Tenemos escenarios identificados de ello: los Trump, los Bolsonaro y los Milei (sin nombrar los Videla, los Pinochet, los Papa Duvalier), políticos de ultraderecha que hoy seducen y cautivan a votantes desesperados —los que se consideran traicionados, sin ser del todo conscientes de encontrarse envirulados de fake news o “verosimilitud alterada”— gracias al debilitamiento del periodismo en todos su órdenes, principios y reglas de juego, entre ellos el arribo al mundo digital (desprendido del viejo ingenio maquinal de su placenta).

Remnick, en el caso Donald Trump y su llegada “democrática” a la Presidencia de los Estados Unidos en 2017, es una lección de periodismo “futuro” en sí misma — ya observada en sus trabajos como Reportero o Resurrección— sobre la interpretación del fenómeno por cual atraviesan los medios locales e internacionales, en esta la Nueva

Era de la Revolución Digital.

Nos dice el autor de La tumba de Lenin, en el desenfado de un apunte que describe al profesional sin dejar de ser espíritu de hombre (entidad física no falsa): Hacia las 10 de la noche yo había cometido el error de tomarme solo un trago, demasiado saludable.

Normalmente no llevo mi computadora conmigo, pero en este caso sí la tenía, y me dirigí a la cocina del apartamento para escribir un artículo corto llamado Una tragedia americana. Básicamente quería ser un buen jugador de equipo, para que tuviéramos un artículo para el día siguiente. Fue un artículo lleno

de rabia, que pronosticaba un periodo terrible de la historia de Estados Unidos.

Es ahí donde también tenemos la responsabilidad de identificar, como parte del progreso de una encomienda periodística urgente, la inteligencia espiritual en contraposición de una inteligencia del todo artificiosa, para presentarnos a la avanzada de la Nueva Era de la Revolución Digital con una higiene de operatividad que sea digna de llamarse periodismo, “periodismo haciendo futuro”. raelart@hotmail.com *Escritor y editor de Palabra

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En diciembre de 2012, El Vigía cumplió sus primeros diez años de vida, fecha que los colaboradores lo festejaron con la mayor de las alegrías.

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EL VIGÍA, UNA EMPRESA DE VANGUARDIA Somos El Vigía, editado por Digita Media BC, SC de RL de CV, una Sociedad Cooperativa sin fines de lucro, conformada por periodistas, publicistas, administrativos y técnicos que trabajamos para hacer periodismo a través de medios impresos, audio, video y plataformas digitales.

Nuestro objetivo es crear ciudadanía, opinión pública y conciencia social sobre el quehacer público, valores, economía, cultura, seguridad y en general de la problemática local, estatal, nacional e internacional.

Trabajamos en esta multiplataforma alrededor de 60 personas en forma directa; destacan algunos de los más prestigiados periodistas de Baja California a los que se suman más de 50 colaboradores, líderes de opinión y expertos en diversos temas del acontecer general.

El Vigía, uno de los tres periódicos más importantes de Baja California y medio líder en la plaza –único editado e impreso localmente– con más de 45 mil lectores diarios y alrededor un millón de visitas mensuales en nuestra página web, que a su vez se convierten en lectores potenciales.

Fundado el 20 de mayo de 1985, y relanzado el 14 de diciembre de 2022, a 21 años desde su segunda etapa, El Vigía cuenta con una robusta multiplataforma digital que suma orgánicamente 221 mil seguidores en Facebook, 8 mil 200 en Instagram, 9 mil 700 en X (antes Twitter) y casi 15 mil 200 en YouTube, se ha convertido en la opción ideal para impulsar productos y servicios con una alta eficiencia publicitaria y gran rentabilidad para su inversión.

El Vigía es un medio de comunicación profundamente arraigado en la comunidad y ligado a los intereses de ensenadenses y sanquintinenses, hombres y mujeres de todas las edades, que nos han respaldado para convertirnos en su medio impreso y multiplataforma digital favorito.

OBJETIVO

Nuestro objetivo es ser una empresa social de vanguardia, honesta, exitosa y productiva, líder en periodismo por su apertura, congruencia y pluralidad, que sea reconocida por

su personal, clientes, competidores, accionistas y público en general, con la mejor tecnología y personal con valores y altamente capacitado de alta rentabilidad para nuestros anunciantes.

MISIÓN

Tenemos la misión de aportar a la población de Ensenada y de Baja California información de interés general, sustentada, oportuna, seria y responsable sobre acontecimientos locales, nacionales e internacionales que contribuyan a la formación de una sociedad crítica, participativa, con alto sentido comunitario, que respete la pluralidad y fortalezca los valores de la democracia y la familia.

VISIÓN

Tenemos la visión de ser un medio impreso y multiplataforma digital de gran influencia en la creación de conciencia y responsabilidad social, formación cívica, promoción de valores y en la difusión de las ventajas competitividad del municipio en el ámbito estatal, nacional e internacional, desde la ciudad de Ensenada.