Foto y composción: Ruth Gámez
SÁBADO 23 A VIERNES 29 DE NOVIEMBRE DE 2019 / NÚM. 443
¿El anillo o qué será lo que
GOBIERNE AL MUNDO? Por Rob Riemen
SÁBADO 23 a VIERNES 29 de noviembre de 2019
EL MISTERIO DEL
Palabra
DOCTOR CULIANU Foto: Cortesía
Por Carlos Mongar*
V
ivimos una época de criminalidad difusa y anónima. Lo cotidiano se edita con trazos de novela policiaca. Nunca se sabrá ninguna verdad, incluso mínimamente, respecto a hechos delictivos que tengan relación con la gestión del poder. Este es el caso del misterioso asesinato del doctor Ioan Culianu, rumano de origen (1949), especialista erudito en historia de las religiones, chamanismo, magia y escritor de narrativa fantástica. Fue asesinado en la Universidad de Chicago en mayo de 1991, donde impartía un curso sobre “gnosticismo y el más allá”. El crimen fue un acontecimiento mediático, y hasta la fecha no se ha esclarecido. Como herencia intelectual dejó publicados varios libros, entre los que destacan: “El árbol de la gnosis”, “Eros y magia en el Renacimiento” y “Más allá de este mundo”. Editorial Siruela publicó y, ante el éxito, reeditó el interesante y esclarecedor libro: “El caso del profesor Culianu”, de Ted Anton. Con un lúcido prólogo de Umberto Eco. El texto de Anton, esboza un bosquejo de la vida y la obra de Culianu; asimismo, sugiere, quiénes podrían haber estado interesados en su muerte. A mediados de 1990 leí el cuarto volumen de “Tratado de historia de las religiones”, de Mircea Eliade; y fue precisamente Ioan Culianu quien se encargó, en calidad de albacea intelectual de su paisano Eliade, de coordinar y publicar ese último volumen. Una especie de sincronicidad entreverada a través de ciertas esferas del tiempo y que han marcado, no pocas veces mi paso por el mundo, me situó en enero de 1994 con las circunstancias siguientes:
Culianu, en compañía de Mircea Eliade
cuando intentábamos afinar algunos detalles de la reedición en el fondo editorial del Conacyt de la magna obra, corregida y aumentada, de “Los chamanes de México”, de Jacobo Grinber Zylberbaum, quien desapareció enigmáticamente ese mismo año, convirtiéndose él también, en un caso policiaco. La asistente de Grinber, Adriana Berger, me comentó que, Ioan Culianu había realizado investigaciones muy interesantes en torno al chamanismo y la magia, y Adriana sabía lo que decía, ya que había sido asistente de Mircea Eliade. Las investigaciones de Culianu son sin duda trascendentales. Se educó en Rumania y al no encontrar perspectivas académicas favorables huyó y se exilió en Italia, donde se perfeccionó académicamente. Siguió estudiando y trabajando en Holanda, Estados Unidos y Francia. Fue discípulo y heredero de Mircea Eliade. En “Eros y magia en el Renacimiento”, Culianu expone que, en el breve y críptico texto de Giordano Bruno “De vinculis in genere” (De los vínculos en general), se encuentra un contenido cuya importancia en la historia de las ideas es tan profundo y actual que supera a muchos; por el tema está emparentado con “El príncipe” de Maquiavelo: la obra de Bruno trata de la manipulación psicológica en general, la de Maquiavelo se ciñe más a la manipulación política. “De vinculis…” por
mucho tiempo ignorado o mal leído, debería haber ocupado, aun hoy, un lugar relevante en las teorías de manipulación de masas. En “Eros y magia…” sugiere que, “el cambio histórico acontece por mutación, no por evolución, y a menudo a través de fuerza ocultas para los propios actores. Propone una visión cuántica de la historia en que las tensiones culturales se producían una y otra vez sin efecto hasta que de repente una cultura entera estalla. Durante esos períodos de crisis, los dirigentes políticos confunden los efectos con las causas, las viejas definiciones como “derecha” e “izquierda” se vuelven en sus contrarias, y las instituciones actúan de forma completamente atípicas”. En sus escritos Culianu insistía en los mensajes profundos que contienen hasta los pequeños detalles olvidados y las coincidencias que se producen en nuestras vidas. Señala Ted Anton: “Aprendiz de artes mágicas, no podía evitar jugar con ellas en sus textos. Como Giordano Bruno, Culianu parecía querer hacer más que limitarse a escribir acerca de las cosas que pasan, quería usar su teoría de psicología de masas para influir en ellas”, y es que, Culianu creía que la imaginación es una forma de percepción. No es que las realidades fantásticas existan en la mente, sino que el mundo real es fantástico y multidimensionales. Nuestra incapacidad para
Suplemento Cultural del Periódico
“Nunca se sabrá ninguna verdad, incluso mínimamente, respecto a hechos delictivos que tengan relación con la gestión del poder” percibirlo sólo proviene de los límites de nuestra mente. El libro de Ted Anton parece sugerir que fuerza oscuras vinculadas al antiguo aparato de Ceausescu y elementos de la KGB soviética (que aún actúa bajo otro disfraz), así como una fracción de la legendaria Guardia de Hierro (grupo político-esotérico de filiación nazi), son los responsables de la muerte de Ioan Culianu. Hay muchas hipótesis sobre la muerte de Culianu. Su amigo y colega Anthony Yu señaló que Ioan jugaba con fuego. Se llegó a insinuar que secretos mágicos revelados por Culianu, en tanto estudioso de antiguos textos gnósticos y herméticos habrían contribuido a su muerte. Por su parte, Umberto Eco observa que “no puedes pasar tu vida estudiando la magia del Renacimiento y luego no imitar a tus héroes, al menos en broma. Y el juego puede volverse peligroso de dos maneras: o te tomas a ti mismo en serio y dejas de jugar o te toman en serio otros con menos sentido de la diversión y la ironía que tú”. Ahondando en las artes mágicas toda su vida, traspasó el límite entre el juego y la realidad. Él jugaba, pero sus asesinos no. La muerte de Ioan Culianu fue el último juego de la mente en que, incluso, sus asesinos parecieron perder de vista la distancia entre la verdad y la ficción; así, en este mundo de criminalidad difusa, una vez más la realidad excede a la ficción. mongar66@hotmail.com *Poeta y ensayista, autor de Fragmentos sin fondo y Anverso y reverso, reconocido colaborador de medios nacionales e internacionales.
Director de Planeación y Negocios Arturo López Juan Gerente Administrativo Alfredo Tapia Burgoin Director Editorial Gerardo Sánchez García Director Comercial Arturo López Juan Coordinadora de Publicidad Socorro Encarnación Editor Rael Salvador Coordinadora de Diseño Ana Salgado de Anda Críticos / Colaboradores Carlos Mongar, Enrique Botello A., Héctor García Mejía, Marcela Danemann, Ruth Gámez, Federico Campbell (†), Gerardo Sánchez, Sergio Gómez Montero, Iliana Hernández P., Herandy Rojas, Martín Caparrós, Eduardo Cruz Vázquez, Miguel Lozano, Óscar Villarino Ruiz, Alberto Manguel, Jorge Calderón, Leobardo Sarabia Quiroz, Magdalena Calderón G., Guadalupe Beatriz Aldaco, Leila Guerriero, Sughey MG, Gerardo Sánchez, Joatam de Basabe Cony Mollet-Sigüenza, Santiago M. Zarria, Osiris Arias, Gabriel Trujillo Muñoz, Ava Isabel Ordorica, Ruth Vargas Leyva, Pedro Ochoa, Francisco Moreno, Enríque A. Velasco, Roberto Castillo U., Jorge Ortega, Olga A. Aragón, Carlos Lazcano, Daniel Salinas Basave, Eduardo Urías, Roberto Romero G., Leslie Carrillo, Leila Guerriero, Adriana Malvido, Rob Riemen. Corresponsal en Francia Cony Mollet-Sigüenza Corresponsal en Italia Ferdinando Scianna Corresponsal en Chile Ramón Ángel Acevedo, “Rakar” Corresponsal en Argentina Patrick Liotta Corresponsal en Tijuana Enríque A. Velasco Santana Fotografía Enrique Botello Correo electrónico raelart@hotmail.com palabra@elvigia.net Teléfonos para publicidad 120.55.55, ext. 1023 Ensenada, B.C. México.
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INDICIOS NEOCULTURALES
ESTAR NEPANTLA
JOSEFINA VICENS: DESPUÉS DE 31 AÑOS Ilustración: Cortesía
Por Sergio Gómez Montero*
Para Heberto Peterson CREO QUE A MÍ, todavía, me tocó la influencia de las tradiciones, al menos en términos de ceremonias cívicas (el Grito de Independencia, las peregrinaciones a la Catedral, los desfiles del 16 de septiembre y la Revolución). Como sea, esas fechas también, en mi caso (sobre todo la Revolución) me hacían recordar, mal que bien, las herencias culturales que a uno lo marcaban bien fuera por su carga religiosa (oh, Dios, la virgencita de Guadalupe), que por su carga cívica (la pintura mural mexicana o la novela de la Revolución). Pero hoy, después de la Revolución precisamente, pareciera ser que lo cívico se ha borrado de nuestra memoria histórica (y, ojo, sólo estoy hablando de hechos que sucedieron a principios del siglo XX), en tanto que lo religioso se borró de manera virtual desde principios de XVI (1531, casualmente diez años después del inicio de la colonización de nuestras tierras por los españoles), de tal forma que han pasado más de cien años sin que ninguna tradición pese en nuestra memoria histórica, ya no se diga en la de nuestros infantes. Es decir, el peso de las tradiciones históricas, bien fueran cívicas o religiosas, siempre han marcado influencia en términos culturales –no necesariamente artísticos–, por eso, aproximadamente desde hace cien años la cultura en nuestro país al ciudadanizarse (volverse individualista, privada, comercial, ajena a las masas, como diría Canetti) se ha desarraigado de nuestra historia y tiende a convertirse cada vez más en ejercicios caóticos y negativos (la party, el reventón, el concierto de rock), siguiendo un camino paralelo, de caída, al de los valores en nuestras sociedades, que de la virtud entre los griegos, hoy, dominada por la moda (hay que volver a leer a Lukács), ha terminado siendo un cuánto aguantas en términos de alcohol, cuántas lágrimas tienes pintadas en el rostro (que es igual a cuántos has asesinado) o cuántas chavas o chavos, según, han pasado por tu colchón. Ese es el dilema, por ejemplo, de la sociedad actual: ¿podrá la Cuarta Trans-
“El peso de las tradiciones históricas, bien fueran cívicas o religiosas, siempre han marcado influencia en formación convertirse en tradición que logre influir determinantemente en términos de cultura y arte o será sólo un conjunto de acontecimientos sociales, como pinta hasta hoy, que nada va a redituar a la historia que nos toca vivir? ¿O será acaso que las historias sociales contemporáneas serán incapaces de trascender positivamente y se quedan sólo en el fijamiento de conductas culturales que al carecer de trascendencia pasan a ser sólo un catálogo de conductas negativas, cuyo valor, sustentado en el dinero, servirá sólo para aligerar el intercambio de bienes, como lo son en la actualidad los “cuadros” de Bansky? En fin, el duelo entre tradición e intrascendencia se tendrá necesariamente que resolver –creo, tengo esperanza– en un tiempo no muy lejano, que a lo mejor me toca aún vivir. gomeboka@yahoo.com.mx *Culturólogo viejo pero no muchísimo.
Por Eduardo Cruz Vázquez
NOS SALUDÁBAMOS de beso en los labios. En su casa de la calle de Pitágoras, en la colonia Del Valle, cada encuentro era de un fabuloso estremecimiento. Su voz queda, los cigarros Marlboro light uno tras otro. Un vodka, un ron. Las confesiones como las travesuras, las noticias de nuestras vidas como los dolores, más en ella de entonces 72 años al conocernos, mientras yo en la veintena atribulada por los velos de la noche. Ahí en el sillón de la sala muy pegaditos, con la siempre sorprendente vista de Lorenzo, un cráneo tan vivo en su postura, que llegó al caserón que habitaba sola al lado de su nana Lula. La peque. La pequeña Josefina Vicens: bajita, flacucha, su pelo cano cortísimo, el vestir sobrio de pantalón, blusa cuello de tortuga, saco elegante, con apenas unos toques de maquillaje. Pero igual indefensa en su cama, en largos días inmersa en el dolor de sus debilidades, encerrada en esa maldita ceguera que le impuso la lectura en voz de sus amistades. La peque, de quien sus dos novelas, El libro vacío (1958, premio Xavier Villaurrutia) y Los años falsos (1982), le ganaron ser llamada “la Rulfo de las mujeres”, pero que en esos contados años de nuestra relación (entre 1981 y 1988) me fascinó su quehacer como guionista de cine, líder del gremio cinematográfico y cronista taurina (con el pseudónimo de “Pepe Faroles” en la revista Torerías). En una de mis visitas, al estar recostada en sus dolencias, me pidió que leyera el guion de la más celebradas de sus reali-
“Un vodka, un ron. Las confesiones como las travesuras, las noticias de nuestras vidas como los dolores…” zaciones fílmicas, Los perros de dios (1973, Paco del Villar). Cuando al fin pude armar algunas impresiones del libreto, le señalé que no solo sentía estar ante la ruta de una novela. También de cara a una pieza teatral. Dos rieles portadores del tránsito de su narrativa, así como del cuento Petrita (1983, inspirado en el cuadro La niña muerta del artista Juan Soriano), como por igual era la corriente brava de un río, el de su vida en permanente refriega con las múltiples nociones que de muerte cultivó. De ahí no pasamos. Unos meses antes de su fallecimiento, sucedido el 22 de noviembre de 1988, quedé aislado de ella, al ser cobijada con celo, entre otros cercanos, por José María Fernández Unsaín, entonces presidente de la SOGEM, de la cual Vicens era vicepresidenta, sociedad a la que heredó todos sus bienes. En julio de 1995, en el Teatro Coyoacán de la SOGEM, con apoyo de la UNAM y del gobierno de Tabasco, donde nació el 23 de noviembre de 1911 en Villahermosa, se estrenó el espectáculo que concebí con el título de su gran película: Los perros de dios. Fue la suma, el punto culminante de una pasión que perdura. asesoresencultura@yahoo.com.mx Foto: Cortesía
¿ADIÓS A LAS TRADICIONES?
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25 Aniversario del Instituto Nexus
¿EL ANILLO O QUÉ SERÁ LO QUE
GOBIERNE AL MUNDO?
Por Rob Riemen*
La crisis militar puede haber acabado. La crisis económica sigue con nosotros en toda su fuerza. Pero la crisis intelectual, siendo más sutil porque asume las apariencias más engañosas… difícilmente nos permitirá comprender su verdadero alcance. […] La ilusión de una cultura europea se ha perdido, y el conocimiento ha demostrado su incapacidad de salvar lo que sea. La ciencia ha sido herida de muerte en sus ambiciones morales y, por así decirlo, ha sido avergonzada por la crueldad de sus aplicaciones; el idealismo apenas sobrevive, profundamente afectado, y llamado para tomar en cuenta sus sueños; el realismo no tiene esperan-
Foto: Ruth Gámez
H
ace cien años, en abril de 1919, el venerable periódico londinense The Athenaeum publicó una carta del poeta y filósofo francés Paul Valéry, la cual daba inicio con la ahora famosa frase: “Nosotros, las civilizaciones posteriores también sabemos que somos mortales”. Una introspección que resuena hasta nuestros días: las civilizaciones pueden perecer; al igual que la nuestra. Valéry continúa su carta señalando que, por supuesto, antes de 1914, las personas se dieron cuenta que las civilizaciones anteriores como las de Nínive y Babilonia habían desaparecido, junto con sus dioses y leyes, academias, ciencia y grandes clásicos; pero todo esto, de acuerdo a la percepción general, no era ‘asunto nuestro’. Pero ahora, después de la conflagración mundial que hizo estragos desde 1914 hasta 1918, ‘nuestra generación aprendió por experiencia propia cómo las cosas más hermosas y antiguas, las más formidables y mejor ordenadas, pueden perecer por accidente.’ La pregunta ineludible es hoy: ¿hay esperanza, después de la guerra global, por un nuevo y mejor mundo? En un tono pesimista, el escritor esboza los escombros intelectuales de esa montaña de hechos dolorosos de la que no podemos depender más, lo cual obstruye, como una gran montaña, cualquier vista de un mundo mejor.
za, ha sido golpeado, encaminado por sus propios crímenes y errores; la avaricia y abstinencia son igualmente desacatadas, la fe está confundida en su propósito cruz contra cruz, creciente contra creciente; y hasta los escépticos, confundidos por los repentinos, violentos y móviles eventos… ya no son maestros de la marcha de sus pensamientos. La inquietud más profunda de Valéry, sin embargo, es que sabe que el declive de su civilización tiene su origen en la crisis de la mente. Sólo hasta que esta crisis sea superada podrá contemplarse la posibilidad de una nueva civilización.
La famosa observación de Paul Valéry no solamente hace eco en nuestro tiempo; es en sí misma el eco primordial del acorde impactante de la epopeya musical de Richard Wagner, El anillo del
Nibelungo. La nota melancólica que caracteriza la carta de Valéry está ausente de este trabajo, sin embargo. El tono de la ópera de cuatro partes de Wagner, más bien prefigura una melodía que frecuentemente resuena desde el final del siglo diecinueve, La Internacional: No habrá más cadenas de tradición que /nos enceguezcan… La ley nos oprime y engaña Los ricos son los libres de obligación… Al igual que su amigo ruso, el anarquista Bakunin, Wagner está convencido, cuando comienza a trabajar en su obra El anillo del Nibelungo en 1848, el año de la revolución, que una nueva civilización, un nuevo orden mundial puede únicamente ser posible si el viejo mundo es destruido, sólo si un verdadero Götterdämmerung (Crepúsculo de los dioses) sucede. Para Wagner, su propio tiempo en este
“Por una vez, Nietzsche estuvo de acuerdo con un dios. Cuando era joven tuvo una gran admiración por Wagner y vio en él el más grande héroe cultural de su tiempo” viejo mundo, del que hay es mejor librarse tan rápido como sea posible. Es un mundo de dioses, de élites a la cabeza de una hermosa vida de placer y con poco interés por el resto del mundo o incluso por la naturaleza. Ellos poseen el poder político, económico y jurídico, pero son al mismo tiempo prisioneros de este poder y sus propias tradiciones. Existe también un mundo más usual, el de las masas que se dejan explotar, en parte por su propia avaricia, se interesan sólo en trabajar, hacer dinero y correr tras sus deseos. En
este mundo, ¡en este tiempo!, también los artistas están contaminados por la lujuria del oro y hacen cualquier cosa para entretener tanto a las élites divinas como a las masas con sus trucos. Por encima de todos, élite y masas se encuentra la influencia del anillo, es el mismo que encontramos en La República de Platón, y en el siglo veinte, en el libro El señor de los anillos de Tolkien. Dominio absoluto del mundo, poder ilimitado el poder invisible como el dinero que es capaz de corromper todo y a todos; eso es lo que el anillo ofrece a quien lo posea. Pero trae un costo con él… Las doncellas del Rin, quienes custodian el oro del que el anillo puede ser elaborado, declaran: aquel que elija poder ilimitado nunca conocerá el amor. Poder o amor, esa es la elección. Erda, la diosa de la tierra advierte: el anillo está maldito; al final, el poder ilimitado sólo traerá la perdición, muerte y decadencia porque la verdadera naturaleza humana del amor y la belleza será desperdiciada. Wagner no ve futuro para este orden mundial en su tiempo ni lo habrá en adelante. Como Thomas Mann lo notará después, el Richard Wagner de Der Ring des Nibelungen (sólo una de las formas de Wagner, porque como los personajes de sus óperas, también él adoptará diferentes formas en el curso de su vida) es un verdadero bolchevique cultural, luchando contra el capitalismo y la élite burguesa con sus tradiciones anticuadas y relaciones de poder obsoletas, enfocada solamente en su ganancia personal. El Valhalla, dominio de las élites en los estados modernos merece ser incendiado. Y solamente los que son verdaderamente libres y por ende, temerarios, como Siegfried y el verdadero y desinteresado amor de una mujer, Brünnhilde, pueden traer este nuevo orden social y civilización y detener la maldición del anillo renunciando al poder sobre el mundo y el dominio del dinero. El heraldo de este nuevo orden mundial, argumenta Wagner en su ensayo de 1849, Arte y revolución, no es la cristiandad, nunca lo ha sido, porque la religión “justifica los males de una existencia sin honor, inútil y triste de la humanidad sobre la tierra a través del milagroso amor de Dios”. El arte que existe hasta ese momento fracasará también en ofrecer la salvación, porque su “verdadera esencia es la industria, su objetivo ético, la ganancia de oro; su propósito estético, el entretenimiento de aquellos cuyo tiempo se cierne profundamente en sus manos”. No, será el arte nuevo, el arte revolucionario, eso es: su propio Ring des Nibelungen el cual, empujado por el gran movimiento social de las revoluciones de 1848, “enseñará a
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“Como un verdadero Siegfried, libre y sin temor a cualquier tipo de poder, Nietzsche se levanta en armas, usa su pluma como espada en contra del sistema en todas sus formas: sus tradiciones, leyes, moral, instituciones y valores…” la humanidad su significado más noble y la verdadera dirección: el compañerismo de hombres libres y sus vidas sustentadas por el amor y la belleza del arte”.
Shakespeare, no menos que Wagner, estaba convencido del poder del arte. Como hizo proclamar a Hamlet, el principal propósito del teatro es “el de sostener el espejo hacia la naturaleza, para mostrar la virtud de sus formas, repudiar su propia imagen así como la edad y cuerpo del tiempo su forma y fuerza”. Hoy, cientos de años después del diagnóstico de Paul Valéry, cuando de nuevo debemos darnos cuenta de que nuestra civilización, también, es mortal, que un orden mundial dado puede colapsar o desaparecer; que el contrato social
puede volverse insostenible, eso, quizás exista una maldición en el deseo de poder ilimitado y dominación del mundo (pero puede el amor, por otro lado, dirigir el mundo?), y que las crisis espirituales e intelectuales que Valéry distinguió no sólo han sucedido sino que han aumentado; entonces podría ser de gran ayuda seguir el consejo de Hamlet y mirar en el espejo que Wagner nos muestra con su Ring des Nibelungen, y hacer las preguntas esenciales: ¿Quién y qué debe dirigir al mundo? ¿Cómo debe manejarse el poder? ¿Qué es lo que realmente nos ofrece el arte? ¿Cómo puede superarse la crisis espiritual de nuestro tiempo para evitar que nuestra civilización se destruya así misma o que sea destruida?
I. Götterdämmerung: El ocaso de los dioses
“Weisst du wie das wird? –¿Sabes lo que sucederá?”, una de las diosas del destino les pregunta a sus hermanas cuando éstas tejen los hilos del porvenir en la primera escena de Götterdämmerung, la última ópera de Der Ring des Nibelungen. ¿Qué sucederá? ¿Qué es lo que la historia puede enseñarnos además del espejo que Wagner nos ha mostrado en su obra? Debido a que sabemos lo que
pasó después de que el ideal de Valéry pereció en aquella Primera Guerra Mundial. Ese fue el primer capítulo de nuestra historia moderna. Segundo capítulo: pobreza global como resultado de la depresión económica. Capítulo tercero: millones de personas buscan salvación en el fascismo, nazismo y estalinismo. Capítulo cuarto: una segunda guerra mundial. Capítulo quinto: bajo la máxima “nunca otra vez”, un orden mundial se crea en las sociedades occidentales que busca defender los derechos humanos, tratados internacionales y los valores liberales y democráticos mientras que pone su fe en una nueva sagrada trinidad: Dinero, Tecnología y Ciencia, las cuales brindarán Progreso, paz y Prosperidad. Exactamente hace treinta años, el 9 de noviembre de 1989, este orden mundial experimentó su último triunfo con la caída del Muro de Berlín y el colapso del comunismo soviético. Un orden mundial encabezado por los Estados Unidos, la “nación indispensable” que así reivindicó la predicción hecha por Franklin D. Roosevelt en Chapel Hill el 5 de diciembre de 1938, cuando recibió el doctorado honorario de la Universidad del Norte de Carolina: Puede que en el mundo existan aquellos que crean que las personas sometidas a un régimen, las que tienen cada pensamiento y acción dirigida por un hombre puedan sentir cierta seguridad que les sea confortable. Pero de todas las convicciones que tengo, ninguna es más fuerte que mi constante creencia que la seguridad y bienestar de los estadounidenses puede ser mejor honrada por los procesos democráticos que han hecho este país fuerte y grande. El futuro, sin embargo, no descansa sólo en la suerte, ni en sólo el conservadurismo, o la mera fanfarronería, el puro fatalismo sino en la acción afirmativa que tomemos en Estados Unidos. Lo que Estados Unidos haga o no haga en los próximos años tiene por mucho gran influencia en la historia de la raza humana en los siglos venideros que lo que nosotros en este momento nos podamos imaginar. No somos solamente una de las más grandes y más poderosas democracias en el mundo entero, pero otras democracias esperan nuestro liderazgo para que la democracia mundial sobreviva. Veinte años más tarde, en 1958, es el presidente Eisenhower quien manifiesta sus convicciones en su discurso del Día de la Ley: “En un sentido muy real el mundo no tiene ya opción entre fuerza y ley”.
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poderosos son realmente? ¿Qué o quién es el poder más grande e invisible que ellos no pueden o no quieren ver? ¿O es la mera naturaleza del poder el problema, es que la maldición se cierne aún sobre el anillo? Y si nuestra civilización muere, ¿cuál será la causa de su muerte? ¿Cuáles son los síntomas? Valéry dijo que había una crisis intelectual, incluso una espiritual. ¿Cuál es esta crisis y cómo se manifiesta? ¿Enfrentarán, eventualmente, los dioses actuales un Götterdämmerung porque ellos, con todo su poder, se hallaran desprotegidos? ¿Qué sucederá entonces? ¿Quién dirigirá al mundo? Estas son preguntas que debemos responder primero, antes, como Hamlet, así podemos tomar nuestra propia responsabilidad y decir: “El tiempo está fuera de lugar. O maldito/ a pesar de que yo nací para forjarlo ideal”.
“Ahora que las diosas del destino están en silencio también, esta es la pregunta que debemos responder. ¿Qué es lo que deseamos para nuestro mundo?”
II. Cuando los dioses permanecen en silencio
En el inicio de las aventuras de Odiseo, Homero da cuenta de cómo Zeus, el soberano de los dioses, se queja: “Miren ahora, cuan listos están los mortales para culpar a los dioses. Dicen que de nosotros viene el mal, pero incluso ellos, debido a su insensatez tienen pesares más allá de lo que se les ordena”. Por una vez, Nietzsche estuvo de acuerdo con un dios. Cuando era joven tuvo una gran admiración por Wagner y vio en él el más grande héroe cultural de su tiempo. Así de grande fue su decepción y coraje cuando descubrió que Wagner no vivía de acuerdo a sus propios ideales. Nietzsche sintió que el estreno de Der Ring des Nibelungen en el propio templo de Wagner no era más que una velada para la élite acaudalada y que de esta manera Wagner disminuía su propio arte, convirtiéndolo en simple entretenimiento para aquellos “cuyo tiempo se acumula en demasía en sus manos”. A los ojos de Nietzsche, el Wagner que tenía una fe sagrada en los temerarios, los hombres libres (Siegfried) y la humanización a través del amor (Brünnhilde) pasaron por una metamorfosis para ser magos perversos al estilo Klingsor,
Fotos: Cortesía
Este es el orden mundial que dirigirá a occidente después de dos guerras mundiales para hacer posible un nuevo mundo, una nueva civilización. Pero las civilizaciones son mortales… Como lo sabía de antemano Karl Marx, cuando escribió el Manifiesto Comunista en 1848 que “todo aquello que es sólido se disuelve en el aire, todo aquello que es sagrado es susceptible de ser profanado”. Y esto es lo que vemos que sucede ante nuestros ojos en este momento. La visión del presidente estadounidense Roosevelt ya no existe, ni el orden mundial que tenía en mente. Otros poderes, especialmente el de China, dominará el orden mundial de manera progresiva. Las democracias están cambiando. La indignación, el miedo y la pérdida de certeza y seguridad debido a la globalización, la migración a gran escala y el incremento de las tecnologías digitales se perciben alrededor del mundo. Para muchos, los valores liberales no son “el centro vital” como antes, como los llamó Arthur Schlesinger Jr., historiador y consejero del presidente Kennedy. La ley internacional está siendo desplazada por la fuerza violenta y por regímenes autoritarios que incrementan su popularidad. Todas estas razones para hacer una sola pregunta: ¿qué sucederá? ¿Qué es lo que gobernará al mundo? Los dioses contemporáneos que se encuentran cada año en el nuevo Valhalla, Davos, han emitido el divino pronunciamiento que el mundo debe prepararse para la Globalización 4.0: La Edad de la Cuarta Revolución Industrial –y los mismos dioses están muy atareados diseñando la arquitectura de este nuevo orden mundial, aunque no se sabe todavía cómo será. Pero debemos estar al tanto, porque los dioses nos aseguran desde el púlpito del Foro de Economía Mundial: que ellos “permanecen comprometidos para mejorar las condiciones del mundo”. Pero Shakespeare nos enseñó a respetar y aprender del arte por buenas razones. Si volteamos a ver el espejo de Der Ring des Nibelungen ahora, ¿qué es lo que vemos? Primero, que el historiador británico Arnold Toynbee tenía razón cuando anotó en su obra maestra Un estudio de la historia que las civilizaciones caen, no porque sea inevitable, pero porque el gobernar a las élites no responde adecuadamente al cambio de circunstancias o porque se enfocan solamente en sus propios intereses. ¿Qué tan confiables son los dioses de hoy, a pesar de todas sus promesas? ¿Nos damos cuenta, más de lo que quisiéramos, de la falta de poder y fracaso de los líderes políticos? ¿Por qué sucede esto? ¿Qué tan
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convirtiendo el nacionalismo alemán, el antisemitismo estridente y la esclava moral del cristianismo en una poción mágica con la que puede intoxicar el mundo. Incluso Thomas Mann, quien mantuvo una pasión vitalicia por la música de Wagner, no pudo dejar de admitir hasta cierto punto: “Hay mucho de Hitler en Wagner”. Como un verdadero Siegfried, libre y sin temor a cualquier tipo de poder, Nietzsche se levanta en armas, usa su pluma como espada en contra del sistema en todas sus formas: sus tradiciones, leyes, moral, instituciones y valores, él declara al supremo poder que ha reinado por tanto tiempo, el Dios de la cristiandad, como muerto. No hay Dios que pueda salvarnos, los dioses han callado, el hombre es devuelto a su soledad. Al mismo tiempo, Nietzsche contempla la venida de el “más siniestro de los huéspedes”, el más terrible suceso en la historia, y la causa de la crisis cultural descrita por Valéry: el nihilismo. En sus notas, describe esto como “el festival de la muerte de Dios”: con el nihilismo, los valores morales de lo bueno y lo malo desaparecen, la filosofía desaparecerá (“el ideal popular del ‘sabio’ ha caído”), la política se arruinará (la mentira, el oportunismo prevalecerá), y el nihilismo deja su marca en la historia (“el fatalismo, Darwinismo, el último intento de leer razones y la divinidad en esto han fracasado”). Este nihilismo es la causa de la ineludible verdad de que “la
dignidad del hombre ha sido reducida inmensamente ante sus propios ojos”. Dos décadas antes de que Valéry se diera cuenta de que la civilización había muerto, Nietzsche sabía que iba a suceder y por qué: “Lo que estoy contando es la historia de los dos siglos venideros. Estoy describiendo lo que sucederá, lo que no puede suceder de ninguna otra manera: el advenimiento del nihilismo. La historia puede ser contada de inmediato. Por la necesidad de ella es el trabajo que se lleva a cabo. Este futuro se está manifestando ahora a través de cientos de signos. Este destino se anuncia a sí mismo por doquier…” Pero Nietzsche también sabe: “Debemos experimentar primero el nihilismo para descubrir cuál fue el valor de estos “valores”…un día, necesitaremos de nuevos valores…” Antes de que ese tiempo llegue, sin embargo, Nietzsche predice que donde el orden ha desaparecido, donde los contratos no tengan validez, sólo las fuerzas en conflicto perpetuo gobernarán, como en el Señor de los anillos de Tolkien. La medida en la que el nihilismo persiste en el tejido de la sociedad occidental fue descrita por Erich Fromm, psicoanalista y alumno de Freud, en su obra Psicoanálisis de la sociedad contemporánea, publicada en los años cincuenta.
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en su Valhalla, Davos. La “cuarta revolución industrial” nos espera: la era de la tecnología digital, la inteligencia artificial, robots… Pero ¿nos llevará esto a una civilización que pueda hacer justicia a la dignidad de los seres humanos y podrá satisfacer nuestras necesidades esenciales? ¿O estaba en lo cierto el escritor francés Georges Bernanos?, cuando advirtió en su ensayo de 1944 Francia contra los robots que “la era de las máquinas será también la del hombre sin poder, cuya vida será gobernada en adelante por su empeño en las ganancias, eficiencia e ingresos (…) La máquina de la civilización no conoce la calidad, sólo contará la cantidad, los números dirigirán al mundo, los que nunca serán capaces de defender la libertad, porque sólo el dinero importa. (…) El hombre moderno será servil y sin responsabilidad. La obediencia e irresponsabilidad, son estas dos palabras mágicas en la puerta y que garantizan el acceso al Paraíso de la Civilización de las Máquinas”.
“Weisst du wie das wird? –¿Sabes lo que sucederá?” Ahora que las diosas del destino están en silencio también, esta es la pregunta que debemos responder. ¿Qué es lo que deseamos para nuestro mundo? ¿Cómo podemos superar la crisis cultural? Si la ciencia y tecnología no pueden ayudarnos con nuestras dudas existenciales y necesidades, ¿qué podemos esperar y a qué arte o filosofía debemos voltear a ver? ¿Y si el mundo occidental está enfermo, qué podemos aprender del mundo no occidental? ¿Podemos salir adelante sin Dios ni dioses? ¿Y qué o quién gobernará –si debe ser sin ese anillo? www.nexus-instituut.nl info@nexus-instituut.nl *Escritor, fundador y presidente del Instituto Nexus, una fundación internacional líder para la reflexión intelectual que tiene como objetivo inspirar el debate cultural y filosófico / Conferencia dictada el 10 de noviembre de 2019. Texto exclusivo para Palabra / Traducción: Iliana Hernández Partida
EL PODER, ¿HACIA DÓNDE VA? Por Adriana Malvido*
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n Chile, el ejercito dispara balas de goma a los ojos de los manifestantes. En Hong Kong, un policía balacea a un estudiante de 21 años a quemarropa. Un grupo de radicales le prende fuego a un hombre. En Bolivia reina el caos luego de que el presidente se aferra al poder y las fuerzas armadas intervienen. Trump festeja. En España, la ultraderecha avanza. En México, la violencia se apodera de todos los espacios con más ferocidad cada día, el horror alcanza a los niños, la gente se pregunta cómo y cuándo terminará la pesadilla. La autoridad mueve sus fichas para centralizar el control. El tema del poder, en medio de todo. Y mientras eso sucede, un grupo de intelectuales, artistas, escritores, economistas, científicos y defensores de los derechos humanos de todo el mundo se unen en Ámsterdam. Ahí, en el Teatro Nacional de la Ópera y el Ballet, el Instituto Nexus, que preside el filósofo Rob Riemen, celebró el domingo 10 de noviembre su 25 Aniversario con la conferencia: “The Ring or What Will Rule the World?” En su texto “El Anillo, ¿o qué será lo que gobierne al mundo?”, el filósofo holandés parte de la frase que escribió Paul Valery luego de la I Guerra Mundial: “Nosotros, las civilizaciones tardías, ahora sabemos que también somos mortales”. Cien años después, Riemen encuentra que la sentencia del poeta francés reverbera en nuestro tiempo. Su hilo conductor y metafórico es El anillo de Nibelungo, de Wagner, ese que ofrece el poder de dominar el mundo a cambio de la maldición de vivir sin amor. Así Riemen recorre la historia moderna de la humanidad a partir de la I Guerra Mundial, el “nunca más” y “un nuevo orden creado por las sociedades occidentales que buscan defender los derechos humanos, los tratados internacionales, los principios liberarles y democráticos que traerán paz, prosperidad y progreso” y cuyo “último triunfo” tuvo lugar hace 30 años con la caída del Muro de Berlín y el colapso de URSS. Sigue la globalización y el liderazgo de Estados Unidos. A los ojos de Riemen, hoy: Ya no hay un Roosevelt, y otras fuerzas, especialmente la de China, empiezan a dominar el nuevo orden mundial. Las democracias cambian de rostro. Hay resentimiento, miedo, pérdida de certezas, inseguridad. Migración a gran escala, crisis ambiental y proliferación de tec-
Foto: Cortesía
Fromm observó que a pesar del progreso en la tecnología y ciencia y a pesar de la afluencia económica, una crisis colectiva de identidad se ha enraizado. Difícilmente puede ser coincidencia, nos lo deja ver, que las cifras más altas de enfermedades mentales – como suicidios, violencia doméstica, depresión, abuso del uso de drogas, alcoholismo– se encuentran en los países con mayores recursos. En lugar de crear vida, estamos atareados destruyéndola. La conclusión de Fromm es: ¡El mundo se encuentra en el ataque de una crisis espiritual! Luego, él hace la siguiente pregunta lógica: ¿Es nuestra sociedad moderna realmente capaz de satisfacer las necesidades esenciales de la gente? ¿Y cuáles son estas? La desaparición y silencio de los dioses puede, sin embargo, ofrecer también una visión optimista del futuro. Flaubert, por ejemplo, escribe a Madame Roger des Genettes en 1861: “Con la ausencia de los dioses, y Cristo por venir, hubo un momento único, desde Cicerón a Marco Aurelio, cuando el hombre estuvo solo.” El mismo espíritu de optimismo puede discernirse en el existencialismo del siglo veinte: ahora, ¡cada individuo puede y debe hacerse cargo de darle forma a su vida! Y Roberto Musil escribe en El hombre sin atributos: “Si existe algo como el sentido de la realidad…entonces tiene que haber algo que uno pueda llamar sentido de posibilidad. (…) Las cosas son como son, pero podrían ser de otra manera”. En la década de 1960, el eslogan de esta filosofía era: ¡todo el poder a la imaginación! Esto nos lleva a la obra Der Ring des Nibelungen de Wagner, con su visión de un gran movimiento social resistiendo la injusticia del orden social, usando al arte como un punto de ventaja, una visión por encima de todo ese amor, como se simboliza en Brünnhilde, reinará, invulnerable al poder del dinero porque el amor verdadero no se vende, ya que su valor es metafísico y por ende, ¡infinito! Quizás esto sea posible. Por ahora, es más utópico que realista. La naturaleza del realismo que gobernará al mundo, la vemos, por supuesto, expresada de una manera más perfecta por los dioses
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nologías digitales. El derecho internacional desplazado por la fuerza bruta y los regímenes autoritarios ganan cada vez más popularidad. La caída de la civilización advierte, no es porque sea inevitable “sino porque las élites gobernantes han fallado, no han sabido responder a los cambios (…) no han sabido ver más allá de sus propios intereses”. Mientras, dice en alusión de la obra épica de Wagner, los dioses contemporáneos se reúnen en Davos y hacen su anuncio divino: Globalización 4.0: La era de la Cuarta Revolución Industrial. ¿Qué nos espera? La era digital, la robótica y la inteligencia artificial. Pero, se pregunta “¿nos conducirá ésta a una civilización que le haga justicia a la dignidad humana o estamos destinados a la obediencia y el servilismo sin responsabilidad?” Invita a pensar “¿qué queremos de nuestro mundo? ¿Cómo superamos la crisis cultural? Si la ciencia y la tecnología no bastan para satisfacer nuestras preguntas y necesidades existenciales, a ¿qué arte y filosofía recurrimos? Si nuestro mundo occidental está enfermo, ¿qué pretendemos del mundo no-occidental? (…)” Le solicito una pista. Me escribe por correo electrónico: “Creo que la llave para pelear contra el poder corruptor del Anillo es darnos cuenta de que ahora está en todos nosotros aceptar nuestra responsabilidad, no rendirnos ante la corrupción financiera, intelectual y moral rampantes; no dejarse ir en el flujo de la corriente principal, la evasión o la mediocridad; entender que el significado de la vida siempre está por encima del poder material. Y que nadie vive dos veces”. adriana.neneka@gmail.com *Columna Cambio y fuera, El Universal.
SÁBADO 23 A VIERNES 29 de noviembre de 2019
CARTA ABIERTA A quienes ofrecen su perspectiva de lo que es una galería independiente en Baja California
C MURO VIRTUAL
SINCRETISMO GEOGRÁFICO Cartografía de la múltiple identidad al no ser de aquí ni de allá Por Sughey MG
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i la existencia es sí misma es un cuestionamiento, cuando no insidioso sí paradigmático (con fecha de caducidad, para luego renovarse), y muchas de esas interrogantes carecen de respuesta fácil o inmediata, pero lo que es innegable es que –a la par de otras disciplinas, como la filosofía o la ciencia– el arte abre caminos, rutas, senderos, brechas para su abordaje. ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Qué me conforma? ¿Hacia dónde voy? son las recurrentes en la vida del artista Jair Arias (1995, de origen tabasqueño), quien ha vivido siempre en Ensenada y que ahora conjunta y armoniza las identidades de su familia en un sincretismo geográfico que, hasta cierto punto distantes, logra trenzar el aroma familiar, su álbum de vida, el humo de sus ser –resuelto en la observación y uso de sus tradiciones– y la forma de arar de esta tierra que humedece su agricultura con las brisas del Océano Pacífico. La interculturalidad es un arcoíris de semillas que elevan su mestizaje en la riquezas del gran mosaico cultural que es México,
“El arte abre caminos, rutas, senderos, brechas para su abordaje…” por lo cual la enunciación “Ni de aquí, ni de allá” (exposición inaugurada este 22 de noviembre en la Galería “La Oficina” y que al día 23, a las 5:00 p.m., tendrá una Conferencia temática sobre la obra) regala la fórmula de raíces al aire, brazos de un árbol de performance que se extiende de orilla a orilla, atravesando el corazón de todo lo que somos, queriendo ser auténticos, cuando en realidad somos Originales… Y original también es su visión fotográfica, la cual nos expone la jerga de lo migrante territorial, como lo itinerante que puede ser la misma tierra y la misma agua y la misma planta, pasando por la maravilla artística de los hechos registrables. Y más allá de ¿a dónde vas? o ¿de dónde vienes?, la gran reflexión de la muestra de Jair Arias es… ¿quiénes venimos contigo? La respuesta es comunal; es decir, asistida por todos. martinez.sughey@uabc.edu.mx
arla V. Maldonado y Miguel A. Lozano, autores del libro “Fuera de la Caja”: En su libro le prometen al lector una investigación cualitativa de un fenómeno sociocultural basado en un método científico, donde se describe la metodología para que los lectores verifiquemos los resultados. Con esto en mente, y con el fin de brindarle una revisión del libro, esta crítica constructiva comienza con las virtudes del libro, continúa resumiendo los parámetros propuestos, en el libro, para seleccionar los espacios y concluye verificado los resultados. La virtud del libro es la suma significativa de citas de participantes directos sobre cultura y las artes. Sin duda, se puede considerar como una guía turística de talleres de artistas, tiendas de pinturas, centros culturales, museos y alguna que otra galería independiente. Un documen-
to que, en el futuro, servirá como un registro histórico de las artes en la región. Sin embargo, nada es perfecto y en este libro uno de los errores es el método propuesto para seleccionar los espacios independientes. En “Fuera de Caja” se cataloga y acepta, para el municipio de Ensenada, el universo llamado galería independiente: el Museo de la Vid y el Vino, la Galería 184 y el Centro Cultural Santo Tomás. En relación a los espacios citados se denota una falta de rigor en su investigación, ya que, por definición, un museo es una institución y, por lo tanto, no puede ser una galería independiente. En resumen, “Fuera de Caja” propone como regla general: aceptar como independientes todos los lugares activos que no dependen directamente del gobierno y donde su objetivo es ser una galería. Para mí, esta regla no es una condición suficiente para nombrar un proyecto como una galería independiente. Sin embargo, suponiendo sin conceder a la regla, su libro se contradice. Por ejemplo, ustedes nos explican que el Museo de la Vid y el Vino trabajan para promover, apoyar y fomentar la cultura, la industria y el turismo del vino. Por
“Para hacerlo más claro, arte y cultura no son sinónimos” lo tanto, el primer giro del museo no es ser una galería, y en consecuencia, no deberían haberlo incluido en su libro. En el caso del Centro Cultural Santo Tomás, existe la misma inconsistencia, ya que este centro tiene como misión ser facilitador de la cultura y no ser una galería. Para hacerlo más claro, arte y cultura no son sinónimos. Muchos se preguntarán, ¿porqué de esta crítica? Se trata de hacer notar que de acuerdo a la evaluación arbitraria de que se parte para la inclusión de los espacios dedicados a este rubro, es evidente que excluyen proyectos como: Petanca, el Bazart, la Galería García, el EAC. Su libro concluye diciendo: “Esperamos que la lectura de nuestro trabajo (…) también emprenda más proyectos similares y que la academia y la crítica voltee los ojos…” Hola, Lozano: yo ya voltee. M.A. Claudia Bremer / claufbremer@gmail.com Facultad de Artes, Ensenada Profesora Investigadora de Tiempo Completo Foto: Cortesía
Foto: Jair Arias
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