Palabra, 7 de febrero de 2016

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Editor: Rael Salvador l Diseño: Arturo Corpus l raelart@hotmail.com / palabra@elvigia.net

Foto: Cortesía / Composición: Arturo Corpus.

DOMINGO 7 de febrero de 2016 / Núm. 252


DOMINGO 7 de febrero de 2016

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CASA NUEVA ten con sus gruñidos. Seguro sí los hay, pero no los he visto, cosa que me parece rara. No hay muchas cosas dentro “Ahora en el pequeño saloncito queda lo que queda cuando no queda de la casa y, a pesar de ser un nada...”. Georges Perec. lugar muy pequeño, las cosas que tengo ocupan muy poco esmagino mi antigua casa pacio, aunque lo suficiente para (es curioso cómo me refie- que parezca un lugar habitado. ro a ella, como si la hubiese Todo está ordenado, o parece esabandonado hace años, como si tarlo; limpio el poco polvo que se ya no existiera más que un re- cuela por vaya uno a saber qué cuerdo vago de ella; tendemos a tantos lugares cada fin de semapensar en las cosas como si fue- na y trato de lavar los traste cada ran lejanas, víctimas del tiempo, vez que los ensucio. A pesar de incluso aunque las acabemos de eso, el lugar no deja de parecerabandonar apenas me miserable, encantador, pero hace sólo unos se- miserable a fin de cuentas. Hay espacios que no aún no gundos) cubierta de polvo, de volantes de domino en la casa. La cocina es pizzerías, de anuncios uno de ellos y no porque no sepa con ofertas de los su- cocinar, sino más bien porque no permercados, con recibos de la he pasado el tiempo suficiente en luz y del agua, deslizados por de- ella, o porque no mido bien la distancia de bajo de la puerta, las cosas y lo que permanecen mismo tiro desparramados un plato al por el suelo lleno tratar de pode manchas que nerlo en la nunca se pudiemesa o me ron quitar y que, golpeo con la seguramente, alacena cada serán la molestia vez que me de sus próximos agacho a serinquilinos. virme agua Dejé aquella o a buscar casa hace alguuna bolsa nos meses, dos o “Dejé aquella casa hace en uno de tres, para irme a un algunos meses, dos o los cajones lugar más pequeño, tres, para irme a un del mueble en el centro, donde lugar más pequeño, casi todos los días de la estufa en el centro, donde hay agua mientras (una parrilla casi todos los días hay yo estoy ahí, doncon dos queagua...” de pueden pasar madores que, por mí para llepor fortuna, varme al trabajo, ya estaba aquí donde están cerca el super y cuando llegué), lo que bien se varias taquerías que me sacan podría solucionar cambiando el de apuros cuando el hambre garrafón de lugar y guardando las se vuelve insoportable y no hay bolsas en otro cajón, pero no lo nada para preparar en la alace- hago. Y paso los días en esta casa na, donde el frío no se siente, que, a pesar de no pertenecerme, donde las calles son tranquilas insisto en llamar mía, porque nos (al menos más que las calles del adueñamos de las cosas que no fraccionamiento en el que vivía), nos pertenecen y después las donde las personas parecen no abandonamos, algunas veces a la ser conflictivas y me saludan la fuerza, sin dejar de decir que son mayoría de las veces que paso nuestras, tal como yo abandoné frente a ellas cuando salgo a mi antigua casa y como seguracaminar por la colonia, donde mente abandonaré esta. perece no haber perros que se eljorjolo@gmail.com adueñen de las calles y me asus-

Por Jorge Valenzuela

Ilustración: Cortesía

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GATUPERIO LOS OJOS DEL CÍCLOPE La explicación de cómo opera un ojo, dice dicho autor, es similar al de una cámara –aunque lo correcto sería decir que la cámara es semejante al ojo–, Por Gerardo Sánchez G. con “un cristalino que enfoca la ALFREDO CARDONA Peña pu- luz en una retina llena de fotoblicó en 1968 un singular libro: rreceptores, células que absorLos ojos del cíclope, ejemplar que, ven los fotones y convierten su aunque catalogado como de cien- energía en una señal eléctrica. cia ficción, reúne diversos temas y (...) Hay ojos con lentes bifocagéneros literarios. les, con espejos, y ojos que miEl título es en sí una contradicción ran arriba, abajo y a los lados al y una ironía, pues se supone que los mismo tiempo”. cíclopes son seres mitológicos con Una de las hipótesis que plantea un solo ojo. Es algo así como hablar el artículo es que la complejidad de las mangas del chaleco o de las del ojo obedece a la necesidad de chichis de las gallinas. quien lo usa. Retoma al respecto Dicho libro es de una calidad una idea de Charles Darwin y cita literaria muy dispareja, mala par- al especialista e investigador de ticularmente en lo que se refiere a ese tema Dan-Eric Nilsson: “Los la ciencia ficción y mejora cuando ojos no evolucionaron de limitaCardona Peña hace una miscelánea dos a perfectos. Evolucionaron de de relatos fantasmagóricos, notas realizar unas cuantas tareas simperiodísticas insólitas y textos bre- ples perfectamente hasta desemves fantásticos. peñar muchas tareas complejas Sin embargo, esa obra no es el de manera excelente”. tema de este Gatuperio. El asunIlustrativo, ameno y apasionante dicho artículo. to a tratar son los ojos, Sin embargo, la viesos prodigios de la física y la biología sión en torno al ojo que permiten a los es amplia y extensa, humanos –y otros pero el espacio de seres vivos– ejercer este columnista no, la visión, es decir: reflexiono mientras regreso a uno de los ver, mirar, guachear, siete extraordinarios vicentear, observar, ensayos de Francisco echarse un taco de González Crussi (en ojo, divisar, ojear, el libro El rostro y el contemplar, avistar, alma) que habla del etcétera, lo que ocurre al alrededor. ojo y de los intentos de conocer National Geograo escudriñar el phic, en su edición de este mes, dedica alma, carácter y “La complejidad su artículo central sentimientos de del ojo obedece a la al ojo, en un análisus propietarios necesidad de quien lo sis de la evolución humanos a través usa” y explicación del de la mirada. El ojo no sólo funcionamiento de este órgano(s) –puede ser uno, dos, sirve para ver, también sirve tres o muchos más– en los distintos para que nos miren, enfatianimales y en sus diversas modali- za a lo largo de dicho ensayo dades, desde los más simples hasta González Crussi, al describir los más complejos, incluidos los los propósitos que –científicamicroscópicos o los enormes como mente– son sólo atisbos, fallidos esfuerzos al pensar que lo un plato sopero. Los ojos, señala el escrito de Ed que sirve para ver el exterior Yung, con una definición precisa y también pueda mostrar el inpreciosa: “representan una colisión terior del hombre. entre la constancia de la física y el caos de la biología”. elsopordelbuitre@hotmail.com Foto: Cortesía

NOTAS DE UN MARGINADO

Suplemento Cultural

No. 252/ 7 de febrero / 2016 Director General Santiago Garín Walther Director Editorial Enhoc Santoyo Cid Gerente Administrativo Alfredo Tapia Burgoin Editor Rael Salvador Críticos / Colaboradores Héctor García Mejía, Marcela Danemann, Ruth Gámez, Federico Campbell (†), Olga Aragón, Jorge L. Osiris Fernández, Gerardo Sánchez, Sergio Gómez Montero, Elia Cárdenas, Jesús López Gorosave, Paúl Nazar, Lauro Acevedo, Heberto J. Peterson L., Iliana Hernández P., María Eugenia Bonifaz de Novelo, Ana M. Mora, Herandy Rojas, Ramiro Padilla, Daniel Salinas, Óscar Ángeles Reyes, Gerardo Ortega, Deÿ López, Aldo Calderoni Etcheverri, Jaime E. Delfín V., Manuel Quintero, Martín Caparrós, Eduardo Cruz Vázquez, Miguel Lozano, Jhonnatan Curiel, Óscar Villarino Ruiz, Alberto Manguel, Daniel Iván Arellano G., Carlos Patiño, Joatam de Basabe, Jorge Calderón, Leobardo Sarabia Quiroz, Magdalena Calderón, Enrique A. Velasco Santana, Jorge Valenzuela, Guadalupe Beatriz Aldaco, Gerardo Navarro (Nemónico), Andrea Torres, Concha Moreno, Fabiola del Castillo, Liz Durand Goytia, Alfonso García Quiñones, Leila Guerriero, Onix Galel y Miguel Ángel Leal Nodal. Corresponsal en Francia Cony Singüenza Corresponsal en Italia Ferdinando Scianna Corresponsal en Chile Ramón Ángel Acevedo, “Rakar” Corresponsal en Argentina Patrick Liotta Fotografía Enrique Botello Correo electrónico raelart@hotmail.com palabra@elvigia.net Teléfonos para publicidad 120.55.55, ext. 1023 Ensenada, B.C. México.


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ALEATORIEDADES

LA PLAZA CULTUROSA

ALEATORIOS DILEMAS AUSTERIANOS

DESAYUNO CON ARISTÓTELES Por Eduardo Cruz Vázquez

Foto: Cortesía

DE PRONTO, EN UNA NOVELA encuentras la frase exacta, el párrafo capaz de sintetizar aquello que revolotea en tu cabeza como un abejorro. Esa idea pertinaz y obsesiva, ese concepto acechante que esta mañana me asaltó mientras viajaba en un taxi. No hay una sola realidad. Existen múltiples realidades. No hay un único mundo, sino muchos mundos y todos discurren en paralelo, mundos y antimundos, mundos y sombras de mundos, y cada uno de ellos lo sueña, lo imagina o lo escribe alguien en otro mundo. Cada mundo es la creación mental de un individuo. No fue Carlos Castaneda ni fue The Matrix. Tampoco fue Borges. Tampoco fui yo. Lo escribió Paul Auster y está en la página 83 de Un hombre en la oscuridad. Paul Auster es ya una marca en mi vida. Irremediablemente, cual si se tratara de un designio superior a la propia voluntad, uno regresa a ciertos autores como un venado a honesta que sea, hay una dosis de ficción, su abrevadero. Paul Auster es de esos na- porque la vida nunca ha sido exactamente rradores de cuya pluma debo abrevar cada lo que crees recordar, sino la novela que has hecho de ella. cierto tiempo. Cuando uno pasa de la sorpresa y el Desde que comencé, en 2002, con El descubrimiento a la familiarización con país de las últimas cosas, hasta Diario cierto autor, el fenómeno de invierno Paul Auster de la lectura comienza a se ha vuelto mi compa“No fue Carlos adquirir nuevos códigos. ñero inseparable. A estas Castaneda ni fue The Pareciera como si escritor alturas, ya puedo afirmar Matrix. Tampoco fue que el de Brooklyn es uno y lector practicaran una Borges. Tampoco de los narradores-tatuaje suerte de guiños cómplifui yo. Lo escribió ces y acabaran por gastaren mi vida. Si un día me Paul Auster y está se esas bromas silenciosas encuentras por la calle, hay en la página 83 de que sólo los antiguos altas probabilidades de enUn hombre en la contrarme con un libro de amantes comprenden. oscuridad” Auster en la mano. Cada uno de sus libros han sido palabras mayoLeo a Auster. Me acompaña res, viajes alucinantes a el ritual de un Sol ocultándose mi interior. Un autor con el que tengo una tras las Islas Coronado, un océano al acecho, conexión que pocas veces logro. Esa dosis de un presagio omnipresente. Me sumerjo en magia, esa atmósfera misteriosa e inexplica- Diario de invierno con la certeza de haber ble que va más allá de las letras. Paul Auster pasado ya la frontera de la mitad de la existoca una fibra. Releo Diario de invierno y tencia. La vida que se va, la vida que se acame sumerjo en la inevitable aleatoriedad ba, el reloj de arena consumiéndose como austeriana, atravesando el humanísimo e la luz derretida en las aguas del Pacífico. El inevitable dilema del paso del tiempo y la tiempo se acaba y solo resta escribir, aferrarentrada a la madurez. Auster va entrando se al compulsivo desparrame de letras como en el invierno de su vida y desde su invernal única tabla de salvación en este inevitable edad reflexiona sobre aquello que cree haber naufragio. vivido. Sí, en toda novela hay una dosis autobiográfica, pero en toda autobiografía, por danibasave@hotmail.com

Foto: Cortesía

Por Daniel Salinas Basave

liares, este hombre delgado como una escoba, fortachón y de maneras suaves, AL CAMINAR POR LA PLAZA, al fin le dio mordida a una chocolatina. Enalcanzo a Aristóteles. Si bien desde que tonces se puso en la mesa la ecuación lo designaron como Jefe del Sistema de a resolver con su ayuda. ¿Es posible la Administración Tributaria (SAT), era paella o son sólo alucinaciones después imposible dejar de verlo, de enterarse de un tequila doble? Apurado, dije que de sus decires y acciones para eso que si en Estados Unidos y en Francia hallama recaudación fiscal, tuvo que pasar bía extraordinarios regímenes fiscales y mucho tiempo para sentarlo a desayu- destacados sectores culturales, ¿dónde nar con el GRECU de la UAM. quedaba el modelo mexicano? Muchos hacemos paella con una idea Rapidito, Aristóteles sentenció que que suena exquisita: una política fiscal nuestro sector goza de mejores condipara el sector cultural. Pero jamás lo ciones de las que imaginábamos. Que hacemos con fiscalistas o con personali- no veía hacer modificación alguna a la dades expertas en el campo. miscelánea fiscal que nos envuelve. De pronto reNo por sentirnos muy acá. Es porque esas lumbreras conoció que en el caso “Muchos hacemos andan bien lejos de eso de las fundaciones de paella con una idea grupos empresariales que creemos es nuestro que suena exquisita: menester guisar. Si nos de calado, podían darse una política �scal para va bien, parlamos con distorsiones. Inequidad el sector cultural” algún abogado o ecocon relación a otras organomista descarriado. nizaciones civiles. Pero que Por años, ha sido un sueño guajiro abor- gustoso recibiría nuestra propuesta de dar con visión sectorial el tramado de la política fiscal para el sector cultural y economía cultural y la política fiscal. que regresaría a nuestra mesa las veces Así que todo un deleite llegara Aristó- que fuera necesario para dialogar. Y que teles Núñez Sánchez. Ora sí, un cara a con gusto serviría de puente con otros cara. Mientras degustaba unas claras de protagonistas del gobierno para estos huevo rellenas de champiñones, acom- asuntos. pañadas con rajas de chiles jalapeños, En efecto, la plaza culturosa se cimbró. me permití recordar que a su tocayo Los ánimos de los grecus se encendieron. Aristóteles, el de la Antigua Grecia, se Por más de 2 horas, el Jefe del SAT esle reconoce por sus sabias deliberaciones cuchó y dio respuesta a cada inquietud sobre los contribuyentes y los impues- y cuestionamiento, a coincidencias y ditos. Y que si a esta singular identidad ferencias. El acuerdo de colaboración se se le agregaba su estirpe oaxaqueña y confirmó cuando nos tomamos la foto del guerrerense más el ser egresado del recuerdo en el patio. Politécnico Nacional en AdministraSale, pues, Aristóteles. Gracias. Vienen ción Industrial, uno podía comprender aún mejores momentos. mejor su factura. Tras contar algunos episodios famiangol97@yahoo.com.mx

Aristóteles Núñez Sánchez, degustando con el autor.


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El autor (ensenadense radicado en los Estados Unidos) realiza un viaje a la isla para presentar su libro, la sorpresa es que todo ahí lo enfrenta a sus demonios... incluida la Revolución de los barbudos

ESPEJO S D E C U B A

Por Ramiro Padilla Atondo I os hacemos una idea del mundo gracias al contexto en el que vivimos. El arte ayuda a que esta idea pueda sublimarse o, en su caso, distorsionarse. El cine y, su prima hermana, la propaganda, a su vez pueden convertirse en aliados, mellizos simbióticos caminando de la mano. Gabriel García Márquez dijo que la historia no es como sucedió, sino como la recordamos para contarla. Por eso, para los amantes de la literatura, una película, como la dirigida por González Iñarritu, es un banquete que pocas veces podemos darnos. Las referencias a la obra de Raymond Carver, desde el inicio de la cinta, sientan el tono de ésta. Pero, a su vez, establece cierto paralelismo con una experiencia vivida a bote pronto y escrita sin el necesario distanciamiento psíquico, como me gustaría. Terminé el año visitando La Habana. Crecemos escuchando historias, somos de la esquina norte del país, atados a la tradición norteamericana por la obligación de la cercanía. Nuestros referentes propagandísticos e informativos tienden a ser unidireccionales. Si La Habana fuese un personaje, quizá sería un viejo que, a pesar de la extrema pobreza, no deja de sentir alegría por vivir. Tiene un mercado grandísimo al frente al cual no puede acceder; primero, porque lo tiene prohibido; segundo, porque no tiene dinero. El personaje principal de Birdman es un actor en la madurez que quiere probar que es un actor de verdad, mientras una voz en off le dice que su destino está definido: no es un actor de Broadway, sino uno de Hollywood. Una dicotomía que puede ser insalvable. Igual pasaría con este habanero viejo.

Fotos: Ramiro Padilla.

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“Si La Habana fuese un personaje, quizá sería un viejo que, a pesar de la extrema pobreza, no deja de sentir alegría por vivir”

Las glorias de la Revolución han pasado. Los jóvenes intentan mimetizarse con el resto del mundo. Escuchan la misma música que sus pares latinoamericanos y la ideología les parece un auto viejo de fabricación rusa que no tiene cabida en el mundo moderno. Los nacidos en los 50 y 60 intentan explicar los avances de la Revolución, que da prostitutas con títulos universitarios y defensores de ésta con los estómagos vacíos. En la película, Riggan Thomson tiene los sube y baja emocionales que de manera normal se dan en los artistas. En La Habana, esa ciudad bellísima de pin-

tura descascarada, el museo de la revolución cobra 8 capitalistas dólares por ver sus glorias en vivo. Aunque en vivo sea una exageración. Los paralelismos entre la película y la ciudad, es que ambas aportan una cosmovisión de lo que es el mundo, empecinado en glorificar la juventud. La obsesión con las glorias pasadas, las cosas logradas aunque en el presente no sirvan para un carajo. II No sé ser turista en ningún lado. Mientras que a la mayoría le maravillan los viejos edificios, a mí me interesan las personas que los habitan. Intento encontrar en sus inflexiones, sus comportamientos, sus miradas, algo los defina. La arquitectura es la misma en La Habana o Córdoba. En la charla con mis amigos argentinos y cubanos descubrimos que somos más parecidos de lo que creemos a pesar de las diferencias

raciales en algunos casos. “Lo” español se nota. Somos polares, bipolares. En Cuba se ha asentado una alegre resignación. La alegría de vivir contrasta con el rígido pesimismo de los hermanos argentinos. No hay malicia en sus ojos. Hay una creencia en la Revolución que no llega a ser fanática. ¿Por qué? Muchos habríamos de creer que, a pesar de la fuerte carga ideológica de la educación, no habría un espacio para algo más. Pero la formación de filósofos marxistas tiene que ver de manera obvia con una visión del mundo, que permite esta visión, aunque sea antagónica del otro. La palabra Revolución en sus libros rebota como en un salvapantallas de computadora vieja. Imagine usted la palabra repetida hasta la saciedad, página tras página. Es agotador leerla. Como en México, a fuerza de repetirla deja de tener significado.


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III Birdman puede ser Castro. El héroe, el inteligente al que sus conciudadanos de manera velada acusan de haberse inmiscuido demasiado en la política exterior, teniendo otras prioridades. Imagino al líder revolucionario seguido, día a día, por el director González Iñarritu. Haciendo las mismas tomas que en la película, mientras una voz en off le dice lo grande que es y lo mucho que ha conseguido. Riggan Thomson a su vez representa una generación a la que pertenecemos muchos: el capitalismo salvaje, cuyo mayor enemigo es la falta de juventud ante la fuerza incontenible de los productos para anoréxicos. Riggan Thomson se enfrenta a sus demonios, como la vieja Habana a sus periodos de reconocimiento de errores, que como el gatopardismo cambian para seguir iguales. En el capitalismo el amor es práctico: tanto tienes, tanto te quiero. En La Habana es un acto de rebelión. Amar como si no hubiese un mañana. Los extranjeros como los nuevos héroes, que llegan a paliar ciertas necesidades en una economía que funciona como una aspiradora de divisas. En el otro lado, Riggan Thomson juega las reglas del capitalismo. Hipoteca la casa de su hija por algo que les puede igual costar la gloria que la calle. No hay puntos intermedios. Pero esa es la historia de su país. Llena de aventureros buenos y malos que llenan las páginas del Reader’s Digest. En la mítica y heroica Habana, una generación hipotecada que se pregunta ¿hasta cuando vivirán los viejos para darle vuelta a la página? IV He venido a presentar un libro. Por las fechas, lo más probable es que no vaya nadie. La coordinadora me ha dicho que es imposible venderlo. Que no hay dinero. Me interesa, sobre todo, conocer la narrativa

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cubana. A Leonardo Padura se le concede el Premio Nacional para aplacarlo. Descubro la poesía de Irina Dieguez, que me explica en un poema lo que no vemos los extranjeros: Conversación con el viajero Mi ciudad es ésta, la que se extiende al mar. Una mansa gratitud degrada sus bordes en los azules que ves, viajero. Esta ciudad tiene agujeros que se doblan donde el agua se vierte ajena, al sonido del hacha que picotea la mitad de un siglo que no espera. No hay señales. Cada parque tiene un dueño vagabundo, cada parque es una pausa falsificada en los charcos, las vitrinas, los espejos de aire. Viajero de guitarra sola. También yo disminuyo en todas direcciones. He cerrado despacio las puertas de mi casa y nada me persigue.

V Hemingway es un autor cubano que escribía en inglés. Nuestros recorridos avanzan entre pinturas del Che y los lugares que frecuentaba el buen Ernesto. Estatuas en los bares y mesas que le rinden homenaje, miles y miles de fotos, anécdotas de su pasión por entrarse a golpes a la menor provocación. Pero La Habana es más que un parque temático de Hemingway. Es una ciudad que se mantiene en pie a pesar de todo. Nadie puede quitarle el brillo a los ojos a la gente que la habita. VI Riggan Thomson se pasea por las calles de La Habana. Birdman vuela detrás de él, diciéndole que la Revolución está más viva que nunca, que un nuevo capítulo está

por escribirse. Pero Riggan ya no piensa en ella. Como Hollywood, sus formas empiezan a verse desgastadas. Prefiere, como la juventud cubana, buscar nuevos caminos. Quiere ser espejo de todos. VII Hemingway se voló los sesos, Carver murió a causa de su alcoholismo. Quizá ambos, en un momento de sus vidas, quisieron ser como los habaneros o Riggan Thomson al final de la película... levitar, levitar... para alejarse de la realidad que los atormenta. Ambos fueron cuentistas geniales. No tan agudos como los mismos escritores cubanos, que muy ufanos proclaman no haber inventado el realismo mágico, sino vivirlo día a día. ramiro_padilla@msn.com


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FOTO DE LA SEMANA: MEDIO DE TRANSPORTE

ATRABILIARIO

Viviana Isunza Godoy Ocupación: Empleada. Originaria: Ciudad de México. La foto fue tomada en Capadoccia, Turquía, durante el vuelo en globo aerostático sobre las Chimeneas de hadas. La Foto de la Semana es un reconocimiento que se otorga por el mayor número de votos, avalando el dominio del tema, en el sitio de Facebook Fotografía Diaria.

EL HUMOR TAMBIÉN ES UNA IDEA CRISIS DEL LIBRO

POR ALBERTO MONTT

hace brotar esas reacciones como un mecanismo de sobrevivencia: dado que se está en total poder Por Guadalupe Beatriz Aldaco de otra persona, que ésta tiene el control absoluto sobre la vida y las condiciones personales, surge la JUGUEMOS CON SERIEDAD a trasladar los identificación con el secuestrador como elemento rasgos de una afección a situaciones no contem- determinante para evitar ser agredidos. pladas en sus características formales, con el fin La tendencia de los sometidos es comprender y de auscultarnos o simplemente advertir posibles defender la posición del captor, identificarse con comportamientos propios o ajenos. Que sea el él, doblegarse y obedecer. Cualquier conducta no violenta de aquél es magnificada y merecedora Síndrome de Estocolmo. Es muy conocido el acontecimiento que dio ori- de agradecimiento, desde el hecho de no quitar la gen a la acuñación de ese conjunto de síntomas, vida hasta permitir ir al baño y proporcionar agua confeccionada por el psiquiatra y criminólogo y alimentos. Nils Bejerot: el comportamiento atípico que Esa relación básica que comporta el síndrome, mostraron con su secuestrador, Jan Erik Ols- la de enlazarse afectivamente con quien somete o son, un grupo de cuatro rehenes, tres mujeres castiga, suele reproducirse en el llamado Síndrome y un hombre, durante y después del asalto al de Estocolmo doméstico o de la mujer maltratada, Banco de Crédito de Estocolmo, Suecia, el 23 que arroja casos de mujeres que niegan o minimizan el maltrato por parte de sus parejas, se resisten a de agosto de 1973. Una de las cautivas, Kristin Ehnmark, en lla- denunciarlas, se enfrentan a la policía si ésta acude mada telefónica de negociación con el entonces a rescatarlas y, en su caso, se encargan ellas mismas primer ministro Olof Palme, manifestó repudio y de sacar a sus verdugos de la cárcel. temor por la actuación de la policía en el evento El conjunto de síntomas se extiende también a la relación entre niños maltratay mostró simpatía hacia Olsdos y sus padres, prisioneros de son, a pesar de que éste ha“El Síndrome de guerra o de campos de concenbía amenazado de muerte a Estocolmo consiste tración y sus vigilantes, víctimas todos. Expresó que se sentía en el desarrollo de un de incesto o abuso sexual y sus más segura con el captor que vínculo afectivo entre violadores, miembros de sectas con la policía, pues temía un víctima y victimario” y sus líderes, pero además puede rescate fallido y fatal, y le soser propio, pienso, de cualquier licitó se les permitiera escapar juntos a secuestradores y secuestrados. Otra tipo de relación controladora aunque no se llegue rehén, Elisabeth Odgren, se mostró agradecida a los extremos implicados en las anteriores. con el agresor por haberle permitido salir de la Destellos o inquietantes indicadores de esa afecbóveda en donde los tenía encerrados y deambu- tación se pueden presentar también al interior de lar por el banco, tras indicar síntomas de claus- nosotros mismos, cuando nuestra parte controlatrofobia. Posteriormente, el conjunto de quienes dora e impositiva, castrante a veces, que nos insta fueron retenidos se negó a declarar judicialmente a reproducir ciertos patrones que nos dañan o a asumir posiciones que a quienes perjudican es en en contra de los captores. El Síndrome de Estocolmo consiste en el de- última instancia a nosotros mismos, triunfa sobre sarrollo de un vínculo afectivo entre víctima y nuestros instintos de bienestar psicológico y emovictimario, caracterizado por sentimientos que cional, la sensatez y el amor propio. varían entre la empatía, complicidad, alianza, Toca al lector auscultarse y descubrir, si es que solidaridad e incluso la admiración. El estado existen, esos mecanismos en su interior. de extrema indefensión, impotencia y depenaldacoe@gmail.com dencia de la víctima con respecto al victimario,

Foto: Cortesía

Foto: Viviana Isunza Godoy.

MÁS ACÁ DEL SÍNDROME DE ESTOCOLMO


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LOS G U A R D I A N E S D E L O S L I BROS

Somos lectores

Por Iliana Hernández Partida

«Leemos desde pequeños, a cuenta gotas si se quiere, rastreando los sonidos de las palabras, uniéndolas con di�cultad y dando un salto de alegría al descubrir que “ese oso se asea”»

“No es necesario quemar libros para destruir una cultura, es suficiente con que la gente deje de leerlos”. Ray Bradbury.

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Practicantes de un ritual mágico Leemos desde pequeños, a cuenta gotas si se quiere, rastreando los sonidos de las palabras, uniéndolas con dificultad y dando un salto de alegría al descubrir que “ese oso se asea”, luego vamos por el mundo sobre un carro o autobús encontrando direcciones, restaurantes, ofertas, centros de diversión, bibliotecas, médicos y zapaterías que nos inspiran a seguir buscando palabras. Nuestras lecturas son el camino correcto, cada uno lo va construyendo largo o con bifurcaciones, hay personas que se pueden pasar años estancados en uno o varios autores, en temas recurrentes, otros en la obsesión poética, o las encrucijadas detectivescas, el terror, las montañas filosóficas, el bosque oscuro del sexo y el erotismo. Las lecturas nos construyen. Nuestras lecturas son valiosas, nos fundamos a partir de ellas. Bahloul revela en su estudio la necesidad que mueve a cada uno a interrumpir las “lecturas oficiales”

tradición. Tal vez los estantes que ahora usamos sean las redes sociales como Tumblr, Instagram, Facebook; en donde también se acumulan portadas de libros que certifican al lector. Foto: Cortesía

a antropóloga Joëlle Bahloul analiza en su libro Lecturas precarias (Fondo de Cultura Económica. México, 2002) el comportamiento de los que se autodenominan “poco lectores” en Francia. Bien se pueden rescatar y presentar como actuales muchos comportamientos y opiniones de los poco lectores (denominación para quienes leen de 1 a 9 libros al año en Francia) y compararlos con el caso mexicano, quienes según la Encuesta Nacional de Lectura y Escritura 2015 leen en promedio 5.3 libros al año. Al presentarse los entrevistados de estos estudios como lectores ocasionales, lectores débiles o poco lectores, parecen liberarse de cuestionamientos incómodos sobre sus prácticas lectoras. Seguramente que en un segundo pasan por su mente todas aquellas lecturas (revistas, periódicos, comics, artículos en internet, folletos) que frecuenta de manera habitual pero que, según las “voces autorizadas”, no se reconocen socialmente como “lecturas oficiales”.

Joëlle Bahloul, en conferencia.

(o académicas) por la búsqueda de textos que se ajusten al momento que se vive: una joven abandona sus textos filosóficos y busca libros de jardinería porque de ello depende su trabajo, regresará o no a sus antiguas lecturas, encontrará otras que le ayuden a entender y resolver los problemas a que se enfrente, el libro (bajo cualquier soporte) estará ahí siempre para hacer más llevadero este mundo de signos y acuerdos sociales. Leer en pantalla o papel En el texto de Lecturas precarias se cita la importancia de las redes sociales como una forma de socializar la lectura, por ejemplo, en Facebook los usuarios opinan, recomiendan o repudian lecturas, ayudados de imágenes sarcásticas proyectan críticas sobre autores que lucran con el interés de un público ávido de encontrar respuestas para mejorar su vida personal. El estudio revisa también los espacios dedicados a la lectura como la biblioteca pública, en donde un silencio institucionalizado y frío recibe al usuario en un mar de muchas y ninguna lectura; hay obstáculos como el mobiliario incómodo, la iluminación pobre o la falta de personal dispuesto a acompañar a los lectores potenciales para sugerirles o siquiera cruzar comentarios sobre las actividades programadas en las bibliotecas, su función es en gran medida la de guardianes de los libros. En el presente internet conecta al lector con los textos en formatos que semejan al libro. La compra de libros de cualquier

temática se hace por la misma vía electrónica, en el pasado era común que la gente esperara a viajar a las grandes ciudades para abastecerse de sus lecturas por temporadas, luego intercambiar y regalar libros en este proceso. Otro aspecto sobre la relación libro-lector que ha permanecido a través de los años es el sitio designado en la casa para el libro leído o los que están por leerse, es un testimonio intelectual que es digno de conservarse a la vista según la

Cada lector legitima sus lecturas Cuando prevalece en un buen número de lectores el gusto por las lecturas pre digeridas, la preferencia por el contenido estructurado, descompuesto o pre decodificado, es común que esta predilección textual se vuelva contra el lector y lo haga desestimar su lectura, calificarla como no “legítima” ya que los que abordan lecturas más “elevadas” (literatura clásica o textos filosóficos) son percibidos en general como intelectuales, apasionados por la lectura y con un estilo de vida que gira en torno a la cultura. En pocas palabras, Lecturas precarias es un documento actual en cuanto a las conductas de los lectores franceses o mexicanos, ¿Qué significa eso? ¿Han sido erróneas las políticas sobre la promoción de la lectura? ¿Naturalmente somos malos lectores? ¿La vida social y laboral no está estructurada para los espacios y tiempos de lectura? ¿La especialización temática de los textos y los soportes en los que podemos encontrarlos es tan diversa que anula el deseo de la lectura? ¿Se impondrá internet como el medio más importante de nuestras lecturas personales y colectivas? Somos lectores, los medios y clases de textos hacen la diferencia. La importancia de las lecturas la designa el que hace uso de ella, tal vez lo que realmente se deba analizar es la progresión que se logra al paso de los años, la necesidad de encontrar respuestas en diferentes autores con diverso pensamiento. Escalar y encontrar asilo en la lectura es inherente a la curiosidad de los poco o enormes lectores que siempre encontrarán un pretexto para leer a pesar de la vorágine en que nos movemos día a día. premoniciones@hotmail.com


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LIBRERÍA, TEMPLO Y POSADA

Una tienda de palabras Por Alberto Manguel

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as librerías (las verdaderas, las que han sobrevivido al asalto de Amazon y de los supermercados) tienen algo de templo y algo de posada. En el Egipto antiguo, los sacerdotes, que pueden ser considerados como los primeros libreros, vendían a los parientes de los difuntos ejemplares de El libro de los muertos, para iniciarlos en el largo viaje a través del más allá. Los libreros posteriores, menos audaces, se ocuparon (se ocupan todavía) de ofrecer a sus clientes libros para facilitarles el viaje en este mundo, que ya es mucho. Mi vida, por ejemplo, está jalonada por las librerías en las que he encontrado las guías que me han servido para hacerme camino a largo de más de seis décadas de lectura. Entre ellas se halla, ciertamente, Shakespeare & Co en París. No por cierto la célebre librería fundada por Sylvia Beach, primero en la Rue Dupuytren, y luego en la Rue de l’Odéon, donde la mayor parte de los escritores franceses y extranjeros de la primera mitad del siglo veinte pasaban horas para hojear las novedades. El acto más famoso (y arriesgado) de Beach fue publicar el Ulises de Joyce. Beach murió en 1962, y el fondo y el nombre de la librería fueron comprados por un americano inquieto que había abierto su propia tienda de libros una década atrás. Es así como Shakespeare & Co se trasladó del barrio de St-Germain-des-Près a los bordes del Sena, frente a Notre-Dame, donde todavía se encuentra, con algo de templo y mucho de posada. El nombre del americano era George Whitman. Aunque no tenía lazo de sangre alguno con el célebre poeta, no negaba ser su hijo o nieto si alguien se lo preguntaba. Beach había alentado a los modernistas; Whitman se interesó sobre todo por los escritores de la generación beat y, fiel a la política comunitaria de Jack Kerouac y Allen Ginsberg, abrió las puertas de su librería a quienes estuvieran de paso y necesitasen un techo para la noche o la semana. Algunos aprovecharon la generosidad de Whitman y se quedaron varios meses, comiendo sus galletas y bebiendo su té en la pequeña cocina infes-

George Whitman, propietario de Shakespeare & Co en París.

tada de cucarachas. Uno de los refugiados fue Jeremy Mercer, un periodista canadiense que huyó a Europa para escapar de una amenaza de muerte por un artículo donde denunciaba a un traficante de drogas. La librería más famosa del mundo es la crónica, algo ficticia, de esta larga aventura de Mercer. En la nota preliminar, Mercer confiesa que “al escribir memorias como éstas la verdad se vuelve líquida” y que ha condensado u omitido ciertos hechos con la licencia de un novelista. El resultado es una crónica amena, nada pretenciosa, cuyo tono amistoso (sospecho) se debe mucho a la eficaz mano del traductor, Rubén Martín Giráldez. Por ejemplo, es Giráldez quien no se ha resignado al título original (Time Was Soft There –allí el tiempo era blando–) y lo ha sabiamente transformado para alivio del lector. Si la lectura merece una divisa, debería ser aquella que George Whitman colocó sobre la puerta de su primera librería (instalada en Taunton, Massachusetts, antes de viajar a París): “No leer es peor que no saber leer”. Esa advertencia ilumina la crónica de Mercer, de la primera a la última página. Como se debe en un volumen dedicado a una tienda de palabras, La librería más famosa del mundo es también un delicioso

«Si la lectura merece una divisa, debería ser aquella que George Whitman colocó sobre la puerta de su primera librería: “No leer es peor que no saber leer”»

compendio de anécdotas literarias, puesto que la lista de clientes de Shakespeare & Co constituye un verdadero repertorio de la literatura europea y americana del siglo veinte. Samuel Beckett venía a ver a Whitman, pero los dos hombres “no tenían demasiado que decirse y generalmente se sentaban y se quedaban mirándose de hito en hito”; Anaïs Nin, según un rumor persistente, fue por un tiempo la amante del librero; William Burroughs se documentaba en los polvorientos anaqueles sobre deformidades patológicas para luego escribir sus pesadillas; Gregory Corso robaba las primeras ediciones coleccionadas por Whitman “para financiarse sus vicios”. Mercer ha retratado hábilmente a sus personajes. Por supuesto, presidiendo sobre su corte de milagros, está el viejo Whitman pidiendo a todos sus huéspedes que escriban “una corta biografía”, entreteniéndose con la lectura de

los diarios personales de las jóvenes que acoge en la librería, proclamando que de todos sus libros ama sobre todo El idiota, de Dostoievski, en quien reconoce un alma gemela. Están los invitados: un argentino aprovechador apodado obviamente El Gaucho; el joven Kurt (como Kurt Vonnegut) que sueña con hacer películas; Simon, poeta que no escribe y es devoto de las novelas de detectives que Whitman desprecia. Está Mercer, el narrador, observador interesado, para quien la tienda resulta ser una suerte de teatro del mundo, un mundo que ya no existe de inocencia, curiosidad y valores comunitarios, preservado en el espacio atiborrado y mugriento de Shakespeare & Co. Pero el personaje principal es la librería. Victor Hugo hizo de la catedral gótica que trona sobre París la protagonista de su gran novela. Más modestamente, Mercer quiso que la pequeña librería a la sombra de Notre-Dame protagonizase, ella también, una historia. En un mundo en el cual las librerías son una especie en vías de desaparición, el libro de Mercer tiene algo de memento mori. @albertomanguel La librería más famosa del mundo, de Jeremy Mercer (Traducción de Rubén Martín Giráldez). Editorial Malpaso, 2014. 334 páginas.

NUMERALIA

10 lecturas sobre Arquitectura 1.Los diez libros de arquitectura, de Marco Vitruvio. 2.Pensar arquitectura, de Peter Zumthor. 3.El futuro de la arquitectura, de Frank Lloyd Wright. 4.Las ciudades invisibles, de Italo Calvino.

5. Arquitectura milagrosa, de Llàtzer Moix. 6.Estructuras o por qué las cosas no se caen, de John E. Gordon. 7.Los pilares de la Tierra, de Ken Follet.

8.Muerte y vida de las grandes ciudades, de Jane Jacobs. 9.El manantial, de Ayn Rand. 10.Mensaje a los estudiantes de arquitectura, de Le Corbusier.


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