3 minute read
TEKE TEKE
RED ROOM
Dice la leyenda que por el año 2000 empezó a aparecer por internet una animación flash en la que dos amigos charlan acerca de un popup (ventana emergente) que causa la muerte de quien la cierre. El más escéptico de los dos decide investigar y tras muchos intentos, encuentra el vídeo. En su pantalla aparece una ventana y una voz infantil le pregunta “あなたは好きですか” (“anata wa suki desu ka?”), que significa “¿te gusta?”, aunque él la cierra varias veces, ella sigue apareciendo. La frase ahora cambia a “あなたは赤が好きですか” (“anata ga aka suki desu ka?”), en español: “¿te gusta el rojo?” para acabar con “あなたは 赤い部屋が好きですか” (“anata ga akai heya ga suki desu ka?”), “¿te gusta la habitación roja?”. Entonces aparece una lista de diferentes nombres, siendo el último el de su amigo. El chico, asustado, se aleja del ordenador, pero en ese momento ve reflejado en el monitor a alguien acechando detrás suya.
Advertisement
Al día siguiente, hay un rumor en el instituto donde dice que ambos estudiantes se han suicidado y sus habitaciones estaban cubiertas de rojo por su sangre. El vídeo acaba con la imagen del ordenador del joven escéptico y allí se encuentra su nombre. Sin duda alguna, el vídeo es bastante macabro y se supone está maldito. La persona que lo vea está condenada a muerte. Igual que en la leyenda, a ti te saldrá la ventana constantemente, hasta que finalmente la pantalla quede en negro. Allí aparecerán los nombres de varios de tus amigos y tú serás el último de la lista.
Lo que da más poder a esta leyenda es que si uno ve el vídeo y no tiene deshabilitado las ventanas emergentes, aparecerá el famoso popup haciendo las mismas preguntas. Aunque este vídeo se tornó más conocido debido al caso en 2004, donde una chica asesinó a una de sus compañeras de clase (el caso de Nevada Tan) y al investigar el caso, en su ordenador, se encontraba en favoritos la página del vídeo de la Habitación Roja.
TEKE TEKE
Teke Teke es el fantasma de una colegiala japonesa que vaga por las estaciones del tren en Japón. En vida era una chica asustadiza e impresionable, y eso la hacía blanco frecuente de bromas pesadas.
Un día de verano (temporada de cigarras en Japón) esas bromas fueron demasiado lejos, y sus compañeros, viéndola que esperaba el tren con la mirada perdida, se acercaron sigilosamente por atrás y le lanzaron una cigarra en el hombro, haciéndola dar un brinco que la hizo terminar en las vías férreas, donde un veloz Shinkansen (tren de alta velocidad) la partió en dos. Desde ese día, ella pena cerca de las estaciones, buscando acabar con bromistas como los que la precipitaron a su muerte, aunque no duda en acabar con inocentes también.
Existe una historia diferente a las comunes de Teke Teke en la que nos cuenta que un estudiante de una escuela solo para hombres salió más tarde de lo debido, cuando de pronto, antes de que abandonara el colegio, escuchó un extraño ruido detrás de él. Inquietado, el muchacho se giró y vio que, viéndolo desde una de las ventanas del segundo piso de un edificio lleno de aulas, estaba una hermosa chica de misterioso aspecto.
Ella lo veía con los brazos apoyados en el alféizar y la cara entre las manos, él no podía ocultar el asombro que le producían aquellas dulces facciones y aquellos ojos negros, profundos y templados. ¿Qué hacía una chica así en un colegio de hombres? Él no lo sabía, y dejó de importarle cuando ella sonrió coqueta y maliciosamente, pero este no fue más que el principio del fin, porque tras un par de segundos ella saltó por la ventana y cayó al pavimento, sin destrozarse, y revelando que su cuerpo carecía de mitad inferior.
Congelado por el terror, el muchacho la vio arrastrarse con los brazos, haciendo un ruido que era como “tek, tek, tek, tek, tek”. El chico trató de gritar, pero la voz no le salía, intentó salir corriendo, pero sus piernas solo podían temblar y temblar. Ahora sabía que se trataba
del Teke Teke, pero era demasiado tarde; y ella, que iba dejando una estela de sangre nacida de sus órganos expuestos, saltó violentamente sobre él, sacó una guadaña y lo cortó en dos, condenando al chico a ser otro “Teke Teke” más.