akira expone una crítica a la forma en que se hace anarquismo: siempre patriarcalizado, ajeno a los territorios y fiel a sus clásicos (clásicos varones). “antes que anarquistas, nuestra primera contienda se encuentra en el territorio que habitamos, […] reconocemos que cada una confronta una trinchera propia, prescrita por su realidad personal, y, por ende, no todas nos posicionamos desde una lucha que ilusoriamente es igualitaria para el anarco académico. […] la desarticulación estatal no es posible mientras mantengamos la lucha de clases como único referente entre oprimidxs y opresores”.