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Cabildo de san Bartolomé
SAN BARTOLOMÉ19Almagro
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Toda persona que se precie y sea mínimamente consecuente admitirá que la sociedad en que hoy vivimos contiene una fuerte dosis de superficialidad y en muchos casos hasta de frivolidad, por lo menos dialéctica .
Se puede decir que en nuestra sociedad hay dos tipos de personas: los que creen en la verdad, la buscan y se atienen a ella cuando la encuentran y aquellos que solo creen en lo que piensan ellos, como si la verdad fuera un concepto que está en el pensamiento . Es muy probable que estos últimos cambien según las circunstancias del momento, puesto que lo que piensan está relacionado casi siempre con lo que les conviene . Es decir, convierten lo que les interesa en la “verdad” .
Las personas que piensan así deforman la realidad y suelen ser fuente de sufrimiento para quienes les rodean . Nunca se sabe lo que piensan, ni por dónde pueden salir; depende del momento o del día que tengan o de su experiencia más reciente… Así oímos hablar con frecuencia de “mi verdad”, “tu verdad” “nuestra verdad”… ¡como si la verdad no fuera una cualidad objetiva!
Todo esto es fruto del relativismo reinante en el que todo “depende”, pero… ¿de qué depende? ¿de como yo lo vea? ¿De lo que a mí me apetezca? Eso es muy frívolo . Nos cargamos así las mejores propuestas cristianas (Cf . 2 Cor . 6, 1-10) y los primeros pasos del pensamiento: “Lo que es, es y lo que no es, no es, aunque a mí me convenga o interese” .
Cuando el pensamiento y la conducta no se guían por los razonamientos lógicos, sino por criterios de conveniencia, por intereses o por mera comodidad, son siempre individuales y subjetivos y nunca se ajustan a la verdad . Por eso es casi imposible que sus pensamientos vayan siempre en la misma dirección, porque las conveniencias cambian, las apetencias no digamos y los intereses más .
Es una consecuencia lógica, todo lo dicho, de una fuerte carencia de valores, por no saber o por no querer buscar la verdad, o lo que es más grave, por no vivir de acuerdo a la realidad objetiva, independientemente de lo que yo piense y mucho más independiente todavía de lo que a mí me apetezca . Recordemos que a san Bartolomé, la verdad le costó la piel .
En unas circunstancias como estas, se toleran muchos errores y nos hacemos intransigentes con la verdad . Si nos fijamos, lo podemos ver continuamente en nuestro entorno social . ¡Cuántas conductas, que no son precisamente ejemplares, son ensalzadas! Y a cuántas personas, que cumplen con su deber, se les trata con intransigencia . Claro que aquellas suelen estar bendecidas por la falsa progresía reinante, y estas… con decir que son cosas de antaño se les descalifica . Son los frutos de la tolerancia que se convirtió en la libertad de hoy, y que ha ido creando un ambiente cada vez más light, más descafeinado o falto de esencia, que es lo que verdaderamente significa la palabrita inglesa .
De este barullo “intelectual”, del come cocos de moda, solo se puede salir con gallardía, si tenemos una aceptable formación moral . ¿No será esta, una de las razones por las que la formación moral se quiere quitar de la escuela? No olvidemos que cualquier momento de la vida es bueno para recibir formación . ¡Ah! Y no le demos demasiada importancia al “qué dirán” porque, qué van a decir los que se hacen una verdad a medida .
Feliz Feria, y que la verdad sea nuestra alegría .
Ángel-Daniel de Toro González
Sacerdote, Cabildo san Bartolomé