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Mundos y oficios · Juan Antonio Espinosa Martín

Juan Antonio Espinosa Martín

Reseñas

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Mundos y oficios

JOSÉ SEGUÍ. DIBUJOS Y DISEÑOS

Escuela de Arte San Telmo · Málaga

Fecha: 8 al 30 de abril de 2021

Coordinación exposición: Escuela de Arte San Telmo

Que la arquitectura no sólo se ocupa de la construcción de edificios es una de las enseñanzas que, si no asumimos en nuestro paso por la Escuela de Arquitectura, terminamos aprendiendo en la vida profesional. Pero no sólo el azar, el destino, el mercado, las crisis y la dificultad de construir para una mayoría de egresados, hacen que tomemos distancia o nos afanemos en otros mundos. La propia disciplina arquitectónica, su panorámico repertorio de enseñanzas, nos capacita e incluso induce hacia otras actividades. Sin embargo, al cabo de un tiempo nos aborda la misma pregunta: ¿deja uno de ser arquitecto cuando no construye? Encontramos consuelo en aquello que, a propósito del último aforismo de JohnRuskin («no construyas si puedes evitarlo»), decía Josep Quetglas: «arquitecto no es aquel que construye, sino aquel que da sitio a las actividades humanas». La persona encargada de diseñar una ciudad, un edificio, un mueble o un tenedor parece responder al oficio de arquitecto, si entendemos la arquitectura como «cualquier modificación del medio para satisfacer una necesidad humana». Al retomar esta definición de Williams Morris, entendemos que pocos mundos nos son ajenos; no como acto de soberbia o queriendo justificar la supremacía de una disciplina frente a otra, sino es-

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tando de acuerdo con lo que decía el poeta: «Nada humano me es ajeno».

Con la sensación de que pocas cosas nos son ajenas a los arquitectos se queda uno al visitar la exposición de José Seguí. Dibujos y Diseños que tuvo lugar en la Escuela de Arte de San Telmo el pasado mes de abril. Al contemplar el rico, cuidado y variado material expuesto se hace difícil no pensar en nuestra profesión y en su evolución, en el oficio, en la formación, en el papel del diseño, del dibujo y en qué es lo que queda de ese mundo de ayer en el que un taller de metal era dirigido por un fotógrafo o un taller de madera era gestionado por un pintor que escribía; qué queda de ese año 57 en el que un variopinto grupo de amigos que viajaban por Europa introducen en Andalucía, con idéntico ímpetu, el diseño de mobiliario o la «Teoría de la interactividad del espacio plástico». O incluso cabe preguntarse si perdura algún rastro de ese mundo remoto del Arts & Craft en el que William Morris («ese artista que murió por hacer en vida el trabajo de diez hombres») nos convencía de que el trabajo tenía que ver con la felicidad y el placer, tanto del artífice como del destinatario.

Frente a la atomización, la especialización y segregación de disciplinas hacia la que caminamos, la exposición nos remite, o más bien nos exhorta, a lo contrario: a una visión global del mundo y sus objetos, a la diversidad de escalas, a la versatilidad de los proyectos, a la continuidad de los oficios; a la importancia de no perder la perspectiva de las cosas. Los «dibujos y diseños» expuestos constituyen una antología de la obra de José Seguí, que van desde el diseño de objetos domésticos al planeamiento urbano y territorial, pasando por la construcción de edificios y el diseño de muebles. El catálogo de obras remite, más que a un conjunto o producto final, a una metodología proyectual. Colocar una cuchara y un tenedor junto a la maqueta de un edificio que en la realidad ocupa setenta mil metros cuadrados construidos denota dos cosas importantes: 1.-Las ideas ocu«Frente a la atomización, la especialización y segregación de disciplinas hacia la que caminamos, la exposición nos remite, o más bien nos exhorta, a lo contrario»

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Figura 4 pan poco o ningún lugar; 2.-No hay proyecto más pequeño que otro.

Estamos en una escuela, y en el centro de la sala es de agradecer —por la discreta enseñanza que profesa— esa proximidad entre la cubertería con apariencia de material quirúrgico y cierta reminiscencia italiana (Carlo Scarpa), y la austera volumetría del proyecto para la Ciudad de la Justicia. Recuerda a esa célebre fotografía de la mano de Rietveld sosteniendo su maqueta de proyecto para su pabellón de escultura en Sonsbeek, Arnhem, de 1954. La idea de su proyecto cabía en una mano. Esas maquetas de trabajo tan valiosas como los bocetos y, como estos, definitivamente inacabadas, son las herramientas del arquitecto. Seguí reivindica este tipo de dibujos parciales, incompletos y por tanto vivos, que hablan del trabajo cotidiano, de nuestra ocupación diaria, que es a lo que alude la palabra «oficio». La exposición prioriza el dibujo al proyecto: la importancia de los bocetos a lápiz y a color frente a los dibujos de presentación, renders o fotomontajes. El dibujo, un método de indagación e investigación, más que una representación de la realidad, donde la mano piensa (Juhani Pallasmaa) y en cuya acción se concitan emoción y experiencia.

Los dibujos expuestos son fragmentos de proyectos que, discriminados y apartados en su propia singularidad, nos sugieren un itinerario vital. Desde dibujos fechados en los años 80, como los primeros bocetos para el barrio de Teatinos, o dibujos para diferentes PGOU de Córdoba, Jaén o Málaga, hasta dibujos recientes como algún boceto para la Torre del Puerto. Y en esta exposición con aire de taller, un capítulo independiente merecerían sus sillas (que transitan entre el plano neoplástico de Rietveld y el cubo epistemológico de Lewit); el tiempo suspendido de sus relojes y el mundo duplicado que invocan sus lámparas especulares. Seguí comenzó su actividad profesional construyendo muebles y objetos (lámparas, sillas, relojes que diseñan para la firma BD), actividad que nunca ha abandonado, ocupándose también del mobiliario de algunos de sus edificios como fueron los bancos del Teatro Cervantes o los de la estación de autobuses de nuestra ciudad. Pues como decía Alejandro de la Sota: «¿Qué arquitecto no ha necesitado sus propios muebles, por sí mismo dibujados?». Y es que a veces es difícil saber cuándo acaba el proceso de proyecto de arquitectura; tampoco es infrecuente que algunos, antes que arquitectos fueran ebanistas (Rietveld, Zumthor), sin embargo, parece que cada vez más los límites quedan más marcados. ¿En qué momento dejamos de ser arquitectos para ser diseñadores? Pertenece Seguí a esa generación de arquitectos que durante los años sesenta se formaron en las contadas escuelas de arquitectura españolas y cuyas vidas tomaron caminos diversos. Casos de pintores como Pérez Villalta o Gerardo Delgado; de diseñadores como Miguel Estrada o Cruz Novillo; o cineastas como Juan Bollaín. Todos tuvieron una formación en arquitectura; probablemente, es el dibujo lo que une esas vidas.

Seguí pudo elegir otros escenarios, pero fue la Escuela de Arte de San Telmo el escogido para exponer su obra (elegir un lugar es arquitectura). Son las actuales Escuelas de Arte lugares liminares, entre el arte y el oficio, entre la universidad y la formación profesional, entre el ejercicio profesional y la no siempre coincidente vocación artística. Hoy la palabra diseño goza de mayor prestigio que la palabra oficio (diseño de moda, diseño de

interiores, diseño de producto, diseño gráfico, diseño web, etc.). Las «escuelas de artes y oficios» en nuestro país han ido perdiendo el segundo sustantivo para quedarse en «escuelas de artes», y no son pocas las que en su inminente proceso de transformación pasen a denominarse «escuelas de diseño». Tal vez sea sintomático que hoy Instagram permita el perfil profesional de «diseñador arquitectónico» pero no el de «arquitecto».

Aunque como decía aquel personaje de Nanni Moretti: «le parole sono importanti», no se trata de delimitar las distintas parcelas del conocimiento o de una profesión, más bien de asumir y ser consciente de que ese diseño que heredamos hoy proviene más de la interdisciplinariedad y confluencias de artes que de la especialización, de un mundo en el que el dibujo era una actividad diaria y manual y en el que la confianza en la máquina no debió desplazar al arte. Del mismo modo tal vez debamos asumir algo que ya sabía Piranesi (quien se contentaba con dibujar sus proyectos), y en parte nos recuerdan los objetos especulares y suspendidos de Seguí, nuestra vida transcurre en el mundo tangible al que solemos aferrarnos, pero también en el mundo en el que nos proyectamos.

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«La exposición prioriza el dibujo al proyecto: la importancia de los bocetos a lápiz y a color frente a los dibujos de presentación, renders o fotomontajes»

Figura 1. Cartel de la exposición José Seguí. Dibujos y diseños. José Seguí, 2021. Figura 2. Imagen de la sala de exposiciones de la Escuela de Arte San Telmo. Fotografía de Julia Gracia Berna, 2021. Figura 3. Reloj péndulo suspendido. Madera lacada y espejo. 1977. Figura 4. Lámpara concha. Madera y espejos. 1982. Figura 5. Collage de trabajo de propuesta del Caiti. Papel sobre cartón ondulado. 2010. Figura 6. Cubertería. Acero inoxidable. 1985.

* Juan Antonio Espinosa Martín es Arquitecto y profesor en la Escuela de Arte San Telmo.

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