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Reinventándonos siempre

UN AÑO DIFÍCIL Y EXTRAÑO

MIREIA RIDAURA

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Dance Studio - Academia de baile

Parece mentira pero ya ha pasado un año desde que el COVID irrumpió en nuestras vidas. Ha sido un año muy difícil y extraño. Hemos ido asimilando esta nueva situación como hemos podido, cada uno lo ha vivido de forma diferente.

En mi caso, esta pandemia ha afectado enormemente mi trabajo. A nivel personal, en mi familia, no hemos tenido ninguna pérdida y me siento enormemente agradecida por ello. El tema laboral ha sido otro cantar. Mi academia de baile ha estado cerrada intermitentemente seis meses. En un año, ¡seis meses cerrado! Si, ha sido muy duro.

En ese tiempo solo tenía dos opciones: quedarme en casa compadeciéndome o salir a la calle y reinventarme. Salir y vivir. Así, tal cual, ¡ha sido lo que he hecho!

Durante unos meses pudimos dar las clases online, pero a medida que iban pasando las semanas las alumnas se iban desanimando. Es lógico. En una clase de baile es importantísima la energía que se crea entre profesor y alumnado. En un gimnasio es muy diferente ya que se trata de una consecución repetitiva de ejercicios. En el baile cambia mucho. Nos expresamos bailando, sentimos y nos emocionamos. Y esto, a través de una pantalla es muy difícil de conseguir. Evidentemente, cuando estábamos confinados no había otra solución, pero cuando pudimos salir a la calle se me ocurrió una gran idea. En los parques de nuestra ciudad estamos acostumbrados a ver a gente practicando diferentes deportes: bici, running, marcha nórdica,.. Pensé: “¿y por qué no baile?” Así fue como hablando con mis alumnas nos decidimos a probarlo. Era la única solución que teníamos para poder seguir bailando respetando las medidas de seguridad necesarias en época COVID (distancia social, mascarilla,…). ¡Y lo hicimos!. La experiencia ha sido y es un éxito. Al principio nos pareció extraño bailar sin espejos, sin parket y al aire libre. Pero, poquito a poco fuimos acostumbrándonos y nos dimos cuenta de los beneficios que tiene practicar esta actividad al aire libre. Fue una sensación maravillosa. Fuimos recuperando la confianza, la alegría, la felicidad de sentirnos vivas. Solo tengo palabras de agradecimiento para las alumnas que confiaron en esta apuesta y empezaron a compartir conmigo esta nueva experiencia. Ahora ya somos un grupo numeroso y cada semana disfrutamos de nuestro momento de libertad y felicidad.

Quiero reivindicar el papel de los parques en las ciudades. La pandemia nos ha servido para darnos cuenta de lo importantes que son estos espacios. Si en el litoral de Barcelona se han estado dando clases de zumba, aerobic,…aquí en Pedralbes, en la zona alta, hemos conseguido recuperar una parte de nuestra ciudad que teníamos olvidada. ¡Es una maravilla! Bailamos, hacemos ejercicio, nos relacionamos y nos conectamos con la naturaleza. ¿Qué más podemos pedir? Sobretodo en un momento tan difícil de nuestras vidas. La incertidumbre sobre el futuro, las vacunas, las restricciones,…han creado mucha ansiedad y angustia entre nosotros. ¡El baile nos ha servido como válvula de escape! Como siempre, bailar solo nos aporta beneficios. No solo a nivel físico sino también emocional. Todas mis alumnas están contentísimas con esta nueva modalidad de clase. En fin, ha sido un paso adelante en nuestras vidas cotidianas. Damos gracias pues, a todos los que nos han apoyado en esta nueva aventura: jardineros, guardia urbana, vecinos,… Vuestra comprensión y paciencia ha sido básica para que muchas personas se hayan sentido felices. Tenemos la esperanza de que podremos seguir disfrutando de esta actividad mucho tiempo. ¡Viva el baile, viva la música y viva la naturaleza!. ■

Comprender el baile desde la perspectiva de una alumna. Maribel Escosa

¿Qué ha representado para ti poder seguir asistiendo a clases de baile durante la pandemia?

Para mi ha representado mucho ya que es una de las cosas principales que hay en mi vida. Bailar me va muy bien física y psíquicamente. Además, salgo de mi ambiente.

¿Cuando empezaste a ir a clases de baile?

Empecé hace 13 años más o menos, cuando me quedé en el paro. Con 49 años me despidieron y fue muy duro. A partir del baile conocí a un grupo de gente nueva. Somos un grupo muy unido, hacemos salidas culturales, comidas, viajes,… Y el café después de la clase, ¡siempre!

¿Y qué te parecieron las clases no presenciales, online?

Aunque soy un desastre con la tecnología, me fue muy bien ya que no podía salir de casa. A mí me cuesta mucho hacer las cosas por iniciativa propia; el hecho de tener un horario de clase online me obligaba y estaba esperando los martes y jueves para conectarme.

¿Cómo vives las clases al aire libre en vez de la sala cerrada de la escuela de baile?

A mí me va perfecto y al grupo también. Yo no habría ido a un sitio cerrado por precaución del COVID. Al aire libre es una maravilla, es un espacio donde puede venir mucha gente y podemos seguir haciendo lo que nos gusta.

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