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• Historia de la Ilustre Cofradía del Santísimo y Real Cristo del Socorro de la Ciudad de Cartagena

Uno de sus más bellos capítulos de nuestra Ciudad es donde surge el nacimiento, a finales del siglo XVII, de una de sus instituciones más emblemáticas: la Ilustre Cofradía de la Hermandad de Caballeros del Santísimo Cristo del Socorro.

Sus orígenes van más allá de sus propias raíces fundacionales en 1691, nacidas en torno a un cetrino Cristo Crucificado venerado desde mediados del siglo XVI en la Iglesia Mayor de Cartagena, antigua Catedral e Iglesia matriz de la Diócesis Carthaginense. Tildado de milagroso, esta imagen –nacida posiblemente de la gubia del entorno de Jerónimo Quijano- sería conocida popularmente desde antaño como “Cristo Moreno” (debido a su marcado cromatismo) o “Cristo Antiguo”, siendo de gran raigambre popular.

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En unos tiempos de marcados altibajos económicos, epidemias y sequías (siglo XVII), dicha imagen será sacada en numerosas ocasiones por las calles de la ciudad, camino de sus ermitas o conventos, lugares donde a petición del Concejo y del pueblo en general, se le daba cumplimiento a sus tradicionales Novenarios. Nos constan mayoritariamente sus salidas en rogativas de lluvias, así como el célebre “Sermón del Paso o de las Siete Palabras”, cada Viernes Santo por la mañana, entre otros.

Es aquí, en una de las célebres salidas por rogativas donde surge la semilla de la futura Cofradía, nacida desde lo más profundo del amor y del dolor de unos padres. El 13 de marzo de 1689 el popular Cristo Moreno será trasladado desde la Catedral Antigua hasta el Convento de San Francisco para su veneración. A su paso por la Plaza San Ginés, lugar donde sigue emplazada la Casa Palacio de los Duques de Nájera, saldrá a su encuentro Pedro Manuel Colón de Portugal y de la Cueva, Capitán General de las Galeras de España y VII Duque de Veragua. Éste implorará al milagroso Cristo Moreno la sanación de su segundo hijo, el pequeño Manuel, de veinte meses de edad, gravemente enfermo.

En las próximas semanas la recuperación del niño será evidente, hecho calificado en el orbe creyente de la ciudad como milagroso. Por ello el Duque, en señal de agradecimiento, usará sus influencias para solicitar al Obispado unos terrenos dentro del recinto catedralicio, con el fin de erigir una suntuosa capilla para nuestro Moreno crucificado. Paralelamente pondrá en marcha todos los trámites para fundar una Cofradía en torno a la Sagrada Imagen, iniciándose la elaboración de sus Constituciones.

Durante dos años se sucederán las obras de la capilla, finalizándose a principios de 1691 y entronizándose su Titular la tarde del 21 de enero. Poco más tarde nuestro obispo, Antonio Medina Cachón, plasmará su rúbrica aprobando las Constituciones de una Hermandad formada por la sociedad más elitista de la Cartagena de finales del XVII. Treinta y tres nobles organizados en torno a nuestro Crucificado, denominado ahora “Cristo del Socorro” y cuya cabeza visible será el Duque de Veragua, a la postre Hermano Mayor.

Fallecido Pedro Manuel Colón de Portugal en 1710, le sucederá su primogénito Pedro Nuño Manuel Florentino, corriendo el mantenimiento económico de la Hermandad a través de la testamentaria hasta el 19 de abril de 1720, fecha en que se aprueba el reparto de la herencia del Duque. A partir de aquí será el VIII Duque de Veragua el encargado directo de sostener a la Hermandad, aunque todo apunta a todo un compendio de buenos propósitos que tardarán en materializarse. Tras su muerte le sucederá su hermana Catalina Ventura, la cual otorga “escritura de consignación, situación e hipoteca para la seguridad y cumplimiento de los fines de la Cofradía” que mandara fundar tiempo atrás su padre (2.500 reales de vellón anuales). Completándose asimismo los atrasos, esta inyección económica supondrá un respiro para la Hermandad, que se materializará en 1736 con la construcción de un nuevo camarín, retablo y sala de cabildos anexa a la Capilla.

Cabe destacar la llegada en 1760 de unos nuevos tapices destinados a las

paredes de la Capilla, sustituyendo a los primitivos de tiempos de la fundación. En 1777 el traslado de la Iglesia Mayor se hace patente al pasar gran parte de sus ornamentos y culto al nuevo templo de Santa María de Gracia. Sin embargo la Catedral Antigua permanecerá abierta gracias a la permanencia de la Cofradía con su Titular al frente en la Capilla del Duque de Veragua.

Esta ayuda de la casa del Duque de Veragua irá desvaneciéndose con el tiempo. También el tiempo de la Cofradía en la antigua Catedral, informando en 1816 el sacerdote Bernardino Rolandi al Obispo la clausura definitiva del templo de la Puerta de la Villa por su estado ruinoso. La última fecha documentada que tenemos constancia de esta Primera Época de la Cofradía del Socorro es del 3 de enero de 1821.

Habrá que esperar a 1879 para ver nuevamente resucitar a la Hermandad, esta vez de la mano de la floreciente sociedad burguesa post-cantonal, siendo su primer Hermano Mayor en esta Segunda Época el ex-alcalde Jaime Bosch y Moré y su auténtico valedor –verdadero alma mater de la misma- Fulgencio Teruel y Villalta. Junto a éstos cabe destacar la figura del Cronista de Cartagena y Secretario de la Cofradía Manuel González Huárquez, todo un personaje de gran carisma, quién se caracterizará por su defensa a ultranza de la legitimidad de los sagrados muros de nuestra Catedral.

Esta nueva etapa de la Cofradía abarcará el periodo 1879-1936, sucediendo a Jaime Bosch y Moré los siguientes Hermanos Mayores: Vicente Monmeneu y López Reynoso, Luis Angosto Lapizburú y José Moya Quetcuti. Cruzada Eucarística de Santa María la Vieja, la cual cierra la marcha tras las promesas, con su bandera e insignias.

Ahora bien, quien realmente dotará de auténtico esplendor litúrgico al sagrado rincón del Duque de Veragua será el Hermano Mayor Luis Angosto Lapizburú. Con la ayuda incondicional de los Hijos del Inmaculado Corazón de María (Padres Claretianos), llegados a nuestro templo en 1906, las ceremonias de la Cofradía alcanzarán más que nunca su máxima aceptación: Misas de Entronización, Novenarios, etc. Su primera salida –aún como gestora- será el 24 de marzo de 1961 desde las ruinas de la Catedral Antigua. Éste saldrá en un trono ofrecido por la Cofradía del Resucitado, colocándose sobre dicha peana una armadura para la colocación del Cristo en postura vertical. Para las esquinas del trono se mandarían construir cuatro grandes faroles con un gran cirio dentro de ellos.

José Moya Quetcuti así lo vivió en sus ceremonias, y así siguió tras su elección como nuevo Hermano Mayor del Socorro (1922-1936), siguiendo la misma línea continuista que su difunto antecesor. Septiembre de 1936 será la fecha fatídica que verá como la Catedral y todo el patrimonio de la Cofradía –salvo parte de sus tapices- será pasto de la destrucción, incluido su hermoso retablo y la talla de su Titular, el popular Cristo Moreno. Asimismo la estructura del templo catedralicio se verá afectada fruto de los constantes bombardeos que asolarán Cartagena durante los tres años de guerra.

Al término de ésta no hay visos de existencia de la Cofradía y mucho menos de recuperación, aunque la capilla sigue en pie, expoliada a cal y canto, pero altiva y orgullosa, rememorando tiempos mejores. Años más tarde, el vacío camarín del Cristo Moreno verá la llegada del llamado “Cristo de Olot”, crucificado con el que nuevamente volverá el culto al histórico recinto del Duque de Veragua.

Habrá que esperar al año 1961 para que nuevamente se vuelva a reconstituir la Cofradía, esta vez en su Tercera Época. Un grupo de cartageneros presididos por Jerónimo Pérez Hernández, la refundará bajo el nombre de Ilustre Cofradía del Santísimo y Real Cristo del Socorro, mirando sus visos a la realización de un Vía Crucis Penitencial desde la Catedral Antigua en la madrugada del Viernes de Dolores. La imagen a procesionar –y que la hará durante cuatro años- será el llamado Cristo de Olot venerado en la Capilla del Duque de Veragua, cedida gentilmente por la Asociación de la El número de los portapasos era de 22 (veinte hermanos portapasos más el capataz y el sotavara), mientras que el de los alumbrantes, respetando las antiguas Constituciones fundacionales, será de 33 hermanos, en dos hileras de 16 cada una, encabezadas por un hermano con la Cruz tosca. Estos hermanos portaban unos hachotes de cuarenta centímetros de madera pintada en color blanco llevando una vela de 15 centímetros. Su vestuario, lejos de la ornamentación tradicional de nuestras procesiones, es de corte tipo sayal penitencial de color morado (antiguo color representativo de la Cofradía), además del capuz, de tela negra y el cíngulo de esparto picado.>

Con anterioridad, en junta general celebrada el día 18 de marzo en la Capilla del Duque de Veragua de la Catedral Antigua, se leen las instrucciones a seguir en la procesión, debiendo estar todos los hermanos en la Iglesia a las tres de la mañana, con el sayal de penitencia bajo el brazo y liado, para vestirse y desnudarse en la misma Iglesia quedando totalmente prohibido el exhibirse en público. Deben subir todos los hermanos con flores para el trono, y durante la procesión sólo deben rezar sin distracción alguna, guardando la distancia en todo momento con el hermano alumbrante anterior a él. También en esta junta, bajo la presidencia del Rdo. Fray José María Tovar, director espiritual de la Hermandad, se leen los oficios por los que se citan los nombramientos de Hermanos de Honor y se designa como Capellán Mayor de Honor al Padre Antonio Riquelme Miralles.

Saliendo a las tres y media de la madrugada recorre las calles de la Concepción, plaza de San Ginés de la Jara, San Antonio el Pobre, Caballero y Caridad, Templo en donde entrará la procesión a las cinco de la mañana para escuchar misa y recibir la Sagrada Comunión, hecho que obligaba a los hermanos a ir confesados, entrando hasta el Altar Mayor por el pasillo central, mientras que el trono queda al final del mismo. Continúa por Serreta, plaza del Sevillano, San Vicente, Arco de la Caridad, plaza de San Francisco por su lado norte, Honda, plaza de San Sebastián, Aire, Cuatro Santos y Nueva a Iglesia. Al llegar el momento de subir los escalones de la calle Nueva, los cuatro últimos hermanos alumbrantes de cada fila entregan sus cirios para meterse en el trono y ayudar en el mismo. Esta subida se mantiene en la mente de muchos hermanos fundadores como uno de los momentos más íntimos y recogidos del Vía Crucis. Junto a ello, no podemos dejar de omitir el bello detalle del trono durante el trayecto, quién se volvía hacía la fachada de las casas donde había constancia que residía un enfermo…

Tras la experiencia de esta primera salida y haciendo un análisis, se tratarán de subsanar algunas deficiencias vistas en ella. Entre éstas la de proveer a los cirios de una especie de farolillo que guarde la llama, evitando que se apaguen continuamente como así sucedió. Así mismo se prohibirán los cánticos y rezos de las señoras y promesas que van detrás del trono, escuchándose solamente el rezo del director espiritual contestado por los hermanos. El horario de salida será otro punto en esos momentos a analizar, ya que a las tres y media de la madrugada, se comprobó la carencia de público en las calles. Su primer Hermano Mayor será José García Cervantes (1961-1964), elegido un mes más tarde de la salida del Vía Crucis. Más adelante, el 24 de noviembre del mismo año, la Cofradía adquirirá carácter de oficialidad con la rúbrica del Obispo de Cartagena Ramón Sanahuja y Marcé.

Posteriormente y ya bajo el mandato de Juan Jorquera del Valle, la imagen del Titular -que no goza estéticamente del agrado de los cofrades del Socorro- será sustituido por una nueva talla, un nuevo Cristo Crucificado obra de la gubia de Manuel Ardil, quién saldrá por primera vez en 1965. Los años pasan dentro de una Catedral que no tiene visos de ser recuperada, pero donde la Cofradía adquiere –al igual que antaño- el papel de auténtico baluarte y mentor de su propia existencia… Llegamos a 1978, fecha en que se unirá al cortejo una talla de la Virgen, concretamente la Soledad que se venera en el Monte Calvario, y al año siguiente la talla de la Soledad del Consuelo de García Mengual.

En 1982 se constituirá oficialmente la Agrupación de la Santísima Virgen de la Soledad del Consuelo. Poco más tarde, concretamente en diciembre de 1983, será elegido Hermano Mayor de la Cofradía Lorenzo Blanco Escudero, sustituyendo al difunto Juan Jorquera del Valle, quién recibiría también dicho nombramiento a título póstumo.

El cinco de mayo de 1987, recogiendo el testigo de Lorenzo Blanco, Fernando Navarro Mulero será elegido en Cabildo General nuevo Hermano Mayor. Diez días más tarde ésta se adherirá a la constitución de la Federación de Cofradías de Semana Santa de España.

Por su parte, la imagen de la Santísima Virgen de la Soledad del Consuelo participa en la clausura del Año Mariano que en 1988 organizan las Cofradías Pasionarias de la ciudad, marcando tal vez con esta serie de actos conjuntos, el último preámbulo a uno de los anhelos perseguidos por los cofrades del Socorro: su ingreso en la Junta de Cofradías, solicitado oficialmente un año más tarde, concretamente el ocho de febrero de 1989.

El día veintiocho de febrero de 1990 quedará reflejada con mayúsculas en la Historia de esta Cofradía del siglo XVII. Dicha fecha marcará un nuevo horizonte en la cronología de su tercera época, dando un paso en firme en lo que hasta entonces era solo un anhelo. Dicho día, instantes previos a la “Llamada” y ratificado con las firmas de los Hermanos Mayores marrajo, californio y resucitado, junto con la del alcalde de la ciudad, Antonio Vallejo Alberola, la Cofradía del Socorro ingresará oficialmente en la Junta de Cofradías de Semana Santa.

En contrapartida a ese sentimiento de satisfacción, a finales de dicho año, la imagen del Cristo del Socorro será trasladada a la Iglesia Arciprestal de Santa María de Gracia. A pocos meses de su tricentenario (1691-1991), el estado precario de su Capilla obligará al Titular a abandonar su histórico recinto catedralicio, en una peregrinación que hasta el momento perdura en la siempre receptiva Iglesia Castrense de Santo Domingo.

Los años siguientes quedarán marcados entre otros asuntos por el descubrimiento del Teatro Romano bajo el histórico Barrio de Pescadores, el cual poco a poco irá saliendo a la luz, alcanzando lentamente las excavaciones a la Puerta de Levante del recinto catedralicio. Es la crónica de una realidad anunciada, siendo el Viernes de Dolores de 1997 la última fecha en salir desde la Catedral Antigua. Un año después, 1998, dará inicio a la actual diáspora que obliga hoy día a salir a esta Cofradía desde los aledaños del templo, en un solar de la calle Concepción que en alguna u otra ocasión ha llegado ver bajar su cota de altura. En el año 2000 adquirirá forma legal la Agrupación del Santísimo Cristo del Socorro. En 2001 la Cofradía abrirá su sede social en el edificio de las Escuelas Graduadas, tras su cesión por el Ayuntamiento, un deseo largamente perseguido.

El Jueves de Pasión de ese mismo mes se llevaría a cabo un homenaje al desaparecido Juan Jorquera del Valle a los pies del busto de éste que se alza en la calle San Juan. Este entrañable acto seguirá realizándose en los años siguientes, convirtiéndose actualmente en un bello tributo que horas previas al Vía Crucis Penitencial los cofrades del Socorro rinden a esta insustituible figura de la Cofradía.

El Viernes de Dolores de 2002 será la última vez que procesione la imagen de la Santísima Virgen de la Soledad del Consuelo, talla esculpida por García Mengual. Un año más tarde sería sustituida por una imagen nueva, obra del escultor José Hernández Navarro. Igualmente dicha Agrupación estrenaría trono nuevo. Por su parte, la antigua imagen de Mengual pasará a denominarse Virgen del Consuelo, procesionando en el tradicional Rosario de la Aurora, establecido en los últimos años por los Hermanos de la Virgen.

En junio de 2003 será elegido nuevo Hermano Mayor de la Cofradía Manuel Martínez Guillén, cargo que aún ostenta en la actualidad. Además, actualmente también es el presidente de la Junta de Cofradías de la Semana Santa de Cartagena. •

José Luis Carralero Alarcón Secretario General y Cronista

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