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Agrupación N. P. Jesús Resucitado

Ha vencido a la muerte… ¡Ha resucitado!

Cristo triunfante, vencedor, glorioso y salvador. Así se muestra, sobre una peana y entre ocho cartelas, Nuestro Padre Jesús Resucitado, titular de la Real e Ilustre Cofradía cartagenera que lleva su nombre. Rodeado de claveles blancos, iluminado por la luz del sol y portado por casi cien hombros de portapasos que gritan, desde el fondo de su ser, convencidos y alegres, la gloria del resucitado. Ante Él toda rodilla se dobla y todo rostro se inunda de alegría para alabar y dar gracias al Padre, que amándonos hasta el extremo entregó a su hijo único por todos nosotros.

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Las sagradas escrituras nos muestran cómo Jesús Resucitado se anunció, en primer lugar, a las mujeres, algo que quizá no estaría del todo bien visto en aquella época, en aquel lugar, por aquellas gentes… Unas mujeres que iban a llenarle de aromas y que se fueron llenas de alegría para llevar la buena noticia de la vida eterna. Ellas hoy también se hacen presentes en cada uno de los penitentes, nazarenos y portapasos que forman la procesión del Domingo de Gloria.

El verbo ‘resucitar’ viene del latín tardío resuscitãre, y este, a su vez, del latín re- ‘re-’ y suscitãre que significa ‘levantar’, ‘avivar’. Y ese ha de ser el sentido de nuestra agrupación, de la Agrupación de Nuestro Padre Jesús Resucitado. Levantar y avivar una vez más la fe y la confianza en Dios, que todo lo puede. Una misión que se conforta y se hace más fuerte con sus dos Agrupaciones filiales: Santo Ángel de la Cruz Triunfante y Santísimo Cristo de la Resurrección.

El ángel marca el principio del fin. El comienzo de la gloria y el fin del dolor. El comienzo de la vida eterna y el fin de la Semana de Pasión. El ángel apareció en la vida de una niña para hacerla Madre y mantenerla siempre pura. El ángel anunció a María la salvación del mundo, como anunció en la mañana del primer día de la semana, la Resurrección del Hijo de Dios. Ahora, 2.000 años después, son niños los que se hacen ángeles para anunciar la buena noticia por las calles de Cartagena, con la brisa del mar como compañera y la luz de la mañana como guía.

Ellos llevan triunfantes la cruz vacía, la cruz de la vida eterna de un Cristo que ha resucitado, que asustó a los soldados que custodiaban su muerte, a la que venció por siempre, por todos nosotros. “¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?” (Lc 24, 5), decía el ángel del Señor a la puerta del sepulcro. Y así hoy nos lo dice a nosotros.

Porque Él es el que mueve nuestras capas al paso del tambor, el que vibra con el sonido de los hachotes contra el suelo, el que llena las calles de Cartagena en el Domingo de Resurrección. Él es el que ensaya a nuestro lado en Cuaresma, el que nos llena el estómago de mariposas al entrar a la iglesia de Santa María de Gracia y el que nos empuja, desde dentro, a salir de ella. Él es el motivo de todo esto. Y si Él no hubiera resucitado, como decía San Pablo, vana sería nuestra fe, vana nuestra Semana Santa y vano nuestro esfuerzo.

En esta nueva publicación queremos traer la alegría del saberse hijo del que ha vencido al fin y que trae el comienzo de todo. Nuestro Padre Jesús Resucitado da sentido a todo. Él es el motivo y el motor de todo. ¡Ha resucitado! ¡Cristo ha resucitado! Y hemos venido a anunciarlo. •

Agrupación Nuestro Padre Jesús Resucitado, Santo Ángel de la Cruz Triunfante y Santísimo Cristo de la Resurrección

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