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Lugar y Credo en la Cofradía del Nazareno
Se cumplió el pasado año el 375 aniversario desde que el día 15 de agosto de 1641 los religiosos dominicos del Convento de San Isidoro de nuestra ciudad otorgaran la escritura de venta a la “Cofradía de Jesús Nazareno” por precio de mil cuatrocientos reales de “una capilla, que está en la iglesia de dicho convento, la primera como entramos por la puerta principal de la iglesia a la mano derecha, que es la que está frontero de la capilla de Santo Domingo Soriano y pared en medio de la capilla de la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario”, como así rezaba el documento firmado en aquel entonces por los frailes de la Orden de Predicadores, y los mayordomos Salvador Navarro y Ginés Martínez Fortún y el Hermano Mayor Antonio Pardo en nombre de la Cofradía. Documento que constituye por otro lado, junto a los recibos de 1642 y 1643 acreditando el pago de cantidades a cuenta del precio de venta, y la escritura de 1645 que daba carta de pago por parte del convento de su total cumplimiento, la prueba documental y el dato más antiguo referido a la existencia de la Cofradía Marraja. A este pequeño recinto adquirido en 1641 los cofrades unirían en 1695, para ampliarlo hasta sus dimensiones actuales, un segundo inmueble colindante comprado ese año dando inicio al largo periodo de construcción efectiva de la nueva capilla y la realización del retablo que quedaría concluida a finales de 1731.
Entre estos dos años tan significativos, y recordando dentro de ese mismo periodo el mandato episcopal en 1663 para que los marrajos realizáramos las dos procesiones del Vienes Santo, la de “Jesús en el paso de la Amargura” en la madrugada y la del “Desclavamiento y Entierro de Cristo” al caer la noche del día más grande de la Semana Santa de Cartagena, tuvo lugar otro hecho de suma importancia en el devenir y la historia de la Cofradía. Y es que en 1715 los marrajos solicitan indulgencias al Papa, indulgencias que les son concedidas al año siguiente y despachadas en Roma en Santa María la Mayor por el Papa Clemente XI el 7 de mayo de 1716, y cuyo texto íntegro figura en el documento de Hermano de Patente que recibe cada miembro de la Cofradía al ingresar en ella. Se cumplieron por tanto en el 2016 otra efemérides en los marrajos, el 300 aniversario de las indulgencias plenarias concedidas a los cofrades para la remisión y perdón de la pena de los pecados, y “más fácilmente alcancen y merezcan los goces de la eterna bienaventuranza” como aseveran las Letras apostólicas de Clemente XI, en esta antigua práctica de la iglesia entendida como expresión máxima para los cristianos de la misericordia de Dios. Junto al sentido espiritual para los hermanos cofrades, y la consideración y el reconocimiento de la Cofradía por la Iglesia que suponía en ese año 1716 la concesión de las indulgencias papales, la Hermandad de Jesús Nazareno hacía valer su presencia, su importancia y su relevancia en el culto, y la devoción a su Titular en nuestra ciudad. Así como el desempeño consustancial a su quehacer en la labor asistencial, en las obras pías, limosnas y donativos, en rogativas y en procesiones, y el crecimiento experimentado en esos años de fieles que se acercaban y componían en aquel tiempo la Cofradía o participaban en sus cultos. Requiriendo y solicitando en consecuencia la Hermandad del ocupante de la silla de San Pedro, el “fruto espiritual de gracias, jubileos e indulgencias” como recompensa y estímulo a “estas santas demostraciones” de hermanos y fieles, que entre otras razones exponían los cofrades en su declaración e instancia.
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Uno y otro aniversario, Capilla e Indulgencias plenarias, nos recordaban siglos después de qué manera los antiguos cofrades del Nazareno afrontaban la construcción de un sólido edificio para alojar la hermandad pasionaria al amparo de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Y cómo para ello buscaron el mejor espacio posible donde su Titular recibiera culto y fuera al fin y a la postre el corazón de la Cofradía, su espléndida Capilla. Y de la misma forma supeditaron su labor a la práctica del mandato evangélico y a buscar con sus obras la indulgencia y el perdón de Dios, propósitos que celebrándose en el 2016 el “Año de la Misericordia” adquirieron especial relevancia para todos los hermanos de la Cofradía. Aspiraron en definitiva los marrajos de antaño, en ese periodo tan importante de nuestra historia, a fijar con cimientos firmes el Lugar simbólico y el Credo esencial en la Cofradía del Nazareno. •
Bula papal con las Indulgecias concedidas a la Cofradía Marraja por Clemente XI el 7 de mayo de 1716
Pedro María Ferrández García Cronista de la Cofradía Marraja
Fotografías: Moisés Ruiz Cantero
Escritura de compra de la capilla