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Francisco Martínez García, Alcalde De La Coronación
Francisco Martínez García
Alcalde de la Coronación
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Manuel Ramón García Garre
Pte. Real Hermandad de Caballeros de la Fuensanta
Con motivo del 90 Aniversario de la Coronación de Ntra. Sra. de la Fuensanta hemos querido acercarnos a la figura del que fuera Alcalde de la ciudad de Murcia en aquel año 1927. Por lo cual hemos entrevistado a María Francisca Martínez Morillas, hija de D. Francisco Martínez García (Alcalde de Murcia entre 1926 y 1928) y de Dª. Carmen Morillas Quintero.
Francisca es una murciana de gran sentimiento, que a sus 92 años recuerda emocionada la historia de su padre, Mártir de la Guerra Civil y ya Siervo de Dios. Su padre fue quien estuvo en el Comité de Organización de la Coronación de la Virgen de la Fuensanta, y como Alcalde fue quien llevó la Corona de la Virgen aquel 24 de Abril de 1927 que quedó grabado en nuestra historia.
¿Qué recuerdo tiene de su padre?
Un cariño extraordinario, una delicadeza en el trato, sin afectación de ninguna especie, sumamente educado. Fue un padre extraordinario, fuimos buenas hijas, no le dimos ningún disgusto.
¿Cuántas hermanas tuvo?
Fuimos cinco niñas, yo soy la cuarta. Pero siempre fui “la pequeña”. La quinta hija se llamó Fuensanta (Fuensantica), nació el mismo año de la Coronación y mi padre quiso que llevara su nombre. Pero murió a las dos meses, así que me quedé la pequeña y soy la única que vive.
Su Padre fue un gran docente, ¿podría decirme qué recuerda?
Estudió en Madrid Filosofía y Derecho, y en Murcia fue Catedrático de Filosofía. Enseñaba Filosofía, lógica, ética y rudimentos de Derecho. Tuvo también relación con la Universidad de Murcia, durante el periodo como Alcalde.
¿Qué podría decir sobre el papel de su padre como Alcalde de Murcia?
Yo era muy pequeña, prácticamente lo que sé de ese tiempo es por referencias. Mi padre era de un carácter fácil, alegre, muy abierto. Yo lo recuerdo trabajando en el despacho. Siempre entrábamos con mucho respeto, yo al ser la pequeña entraba más. Era muy trabajador, pero teníamos los domingos una hora establecida, que la establecía mi madre, allí hablábamos y le contábamos cómo nos había ido la semana. Él se interesaba y nos preguntaba por nuestras amigas.
¿Qué recuerda o qué le han contado de la Coronación de la Virgen de la Fuensanta?
Yo tenía dos años, pero sí recuerdo contar a mi madre todo. Pero puedo decir que para mi familia fue una etapa muy vivida, emocionante, vino la familia de mi madre de Cuenca, mi abuela, los hermanos de mi padre de Molina. Fue un honor que mi padre fuera uno de los promotores de la Coronación y que portara la corona de la Virgen de la Fuensanta. Fue para él uno de los momentos más importantes de su vida.
¿Recuerda la última vez que vio a su padre?
Estábamos jugando, en el veraneo del 36, en Trivaldos. Él vino a decirnos que había unos señores (tuvo la categoría de llamarles señores) que venían a buscarlo. Recuerdo que nos dio un beso a cada una, mi madre llorando, me emocionó. Con mi madre se despidió y habló más, pero yo en ese momento no era consciente que era el último beso que le daba a mi padre. Lo condenaron y mataron sin juicio.
¿Está convencida que su padre los perdonó?
Sin duda ninguna, quién sabe si no ofrecería su vida por la conversión de aquellos que lo iban a matar. Mi padre dio su vida por su fe. La espiritualidad de mi padre, estaba mezclada entre los franciscanos y los jesuitas, aunque su espiritualidad verdadera estaba con Dios. Te voy a contar una cosa: cuando detuvieron a mi padre, también se llevaron a la muchacha que trabajaba en casa y los llevaron a la iglesia de Trivaldos. La iglesia la convirtieron en cárcel y allí los llevaron. Pues ella nos contó que si en ese momento hubiera tenido que entregar su alma a Dios, hubiera sido el mejor momento, ella veía cómo mi padre los preparaba y les hacía ver a los que estaban allí (que en breve iban a ser fusilados) que no tuvieran miedo, que entregaban su vida por Dios.
Mi madre nos enseñó a perdonar, vimos el ejemplo de mi padre: “Señor, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Están perdonados.