Gordoncillo 2020

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Diciem bre

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“Corren tiempos de grandes dificultades sociales y mucha dosis de mediocridad”

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os vienen pregonando machaconamente que la mejora de la economía es una realidad que debemos ver y admitir, lo cual nos debe hacer pensar observando lo que ocurre en nuestro entorno más próximo, pues cada uno de nosotros y nuestros allegados también formamos parte de la economía a la que hacen referencia los grandes voceros del entramado financiero, desde el Fondo Monetario Internacional (FMI), hasta los ministros de economía de los países desarrollados. Todos los ciudadanos hacemos la compra diaria, mantenemos una empresa, ingresamos un sueldo y, en definitiva, sabemos lo que ocurre con nuestra economía doméstica. La recuperación económica que nos pregonan tiene mucho que ver con cambiar paro por subempleo, empleo temporal y mal pagado, lo cual nos lleva a desembocar en una nueva realidad que bien puede ser calificada de “nueva mediocridad”. El nuevo marco laboral de empleos parciales y temporales conlleva sueldos sin posibilidad de un futuro digno para nuestros jóvenes, formados para convertirse en profesionales de una sociedad de progreso, avanzada y solidaria. Cuando a la economía nos referimos, no es de olvidar que ésta va unida a la política, y si la política es la ciencia que se ocupa de resolver los problemas a los ciudadanos, indefectiblemente nos encontramos ante una perversión de ambos conceptos. Que las grandes corporaciones bancarias hayan sido salvadas por la clase política a costa de los ciudadanos es para reflexionar… Las consecuencias de esta perversión las padecemos, las sufrimos y corremos el riesgo de que se perpetúen en el tiempo si no se modifican las reglas tanto de la política como de la economía. Necesitamos que la política y la economía estén alimentadas y sustentadas por la ética y las humanidades, consideradas éstas las verdaderas fábricas de la razón.

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RECORRIDO

cultural

CABALGATA 5 DE ENERO

ÁGUEDAS 5 DE FEBRERO

DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER 8 DE MARZO

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FERIA VITIVINÍCOLA Y FESTIVAL INTERNACIONAL DE PAYASOS SEGUNDA SEMANA DE AGOSTO

SAN GREGORIO 9 DE MAYO

ANIVERSARIO MUSEO 9 DE AGOSTO

SAN JUAN DEGOLLADO 29 DE AGOSTO

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TALLERES, CURSOS

y exposiciones Talleres provinciales de teatro Curso de arqueología Experimental Talleres de caligrafía Talleres de iluminación Talleres de cerámica Taller de cuero Talleres de Manualidades, etc.

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ACTIVIDADES

deportivas

Carrera Entrecepas Marcha cicloturista

Juegos autóctonos Y muchas más…

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TEATRO, MÚSICA Y CINE

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MOMENTOS

para recordar

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FERIAS

y festivales

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MIHACALE:

mucho…y más T res años para el Museo de la Industria Harinera han sido mucho. Y han dado para mucho en muchos aspectos, valga la redundancia. En esta nueva edición de nuestra revista se hace una memoria de los años 2016, 2017 y 2018, en los cuales no ha cesado la actividad cultural: teatro, cine, seriales, veladas literarias, conciertos… Son muchos los que han pasado por aquí durante esos tres años, gentes y personalidades que han compartido con los gordoncillenses su saber, su experiencia, sus conocimientos, su profesionalidad, su arte. La apuesta segura por la cultura, por el patrimonio industrial y por la arquitectura tradicional, de la que la panera es un maravilloso y digno ejemplo, han hecho de nuestro museo un referente a nivel

comarcal y provincial, aunque todavía nos queda una larga andadura por delante. Romper las fronteras provinciales es uno de los objetivos a corto plazo, y la ubicación privilegiada de Gordoncillo a una hora en coche de León, a una hora de Valladolid y a una hora de Zamora hacen plausible que, poco a poco, este gran complejo cultural que antaño fuera la harinera de D. Germán, sea más conocido y que acabe siendo un referente en la conservación y puesta en valor de nuestro patrimonio. Las impresiones de los visitantes son muy variadas, pero todas satisfactorias. Del edificio de la fábrica lo que más llama la atención es su estética, lo bello de las formas de su maquinaria, su conservación, el mimo con el que se ha llevado a cabo la restauración tanto del inmueble como de su contenido, la luminosidad de su interior propiciado

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Fernando Barrientos

por esos ventanales de concepción racionalista. De la panera resalta su colosal imagen de líneas rectas, su color rojizo dado por la tierra cruda que compone sus muros, lo robusto de sus formas, su acogedor frescor en los meses estivales… Y qué decir de la interminable vista de la sala de exposiciones, con sus líneas de cerchas y viguería que nos hablan de otras formas de construir, otros materiales, otros tiempos más sosegados que nada tienen que ver con las actuales prisas del progreso. Nuevas incorporaciones como el Aula del Trigo, con la que se recibe a los visitantes explicándoles los orígenes de la agricultura, las diferentes variedades de trigo y también los diferentes cereales que se cultivan en nuestra tierra (cebada, avena, maíz, centeno...), así como un recorrido por las antiguas labores del


DICIEMBRE_2019 campo, mejoradas y simplificadas con los avances técnicos de un inexcusable progreso y una contextualización histórica y económica que propició la construcción de nuestra panera, no hubiera sido posible sin la financiación del Instituto Leonés de Cultura. Tampoco hubiera sido posible sin el apoyo de esta institución la nueva iluminación de la sala de exposiciones, la cual se ha visto implementada con una novedosa línea de apliques de luz focal. Buenos ejemplos pues de la acertada apuesta de Gordoncillo por la cultura y su reconocimiento por parte de la Diputación de León como uno de los espacios museísticos y de exposición de referencia de nuestra provincia. Otro evento a señalar que apoya esta premisa sin duda es que en 2018 se celebró de un Curso de Verano de la Universidad de León, donde se dieron cita profesionales de todo el ámbito nacional preocupados por la conservación y la puesta en valor del mundo rural y del patrimonio agrario desde una perspectiva interdisciplinar: desde la arquitectura, desde la historia y la arqueología, desde la geografía, desde la veterinaria, desde el periodismo y la gastronomía. Un evento

que puso a Gordoncillo y a su museo en la primera línea del mundo académico. Y también desde el punto de vista literario, con la celebración de la primera edición de La Panera de las Letras, un evento que tiene visos de continuar en el futuro.

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Pero aún queda mucho camino por andar, mucha cultura que ofrecer, muchos eventos que acoger, mucho… y más. Y siempre desde la premisa que ya se ha convertido el lema de Gordoncillo allá por donde va, “la cultura sin fronteras”.


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DICIEMBRE_2019 EXPOSICIONES 2016 “No lugares, no personas” “Caminos” “Norberto en marcha” “Ars Mechanicae” “Juguetes de otro tiempo” 2017

“Encuentro en el camino” “Lápices y barro”

“Cubismo Primitivo” “Sabor a antiguo” I Exposición Playmobil de Gordoncillo

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“Concha Espina: inspiración de artistas” “Entre Huellas y Rabeles” “Miscelánea” “Chiches, retrospectiva” “La radio, compañera vital” “II Exposición Playmobil de Gordoncillo”

OBRAS DE TEATRO, CINE Y DOCUMENTALES 2016 Cine: “Don Kikhot” Taller de teatro: “El rapto de las cebollitas” Documental: “Mi Valle” Cine: II Ciclo de León Film Rural (MUSAC) Teatro: “Una vez a la semana” (Senderos) Teatro: “Dice la dama del dalle” (Laga-Lerna) 2017

Taller de teatro: “Por arte de magia” Cine: III Ciclo de León Film Rural (MUSAC) Teatro: “Ud. tiene ojos de mujer fatal” (Villanueva C.) Ciclo de Cine Quercus (Cortos CyL)

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Teatro: “El señor Ibrahim y las flores del Corán” Taller de Teatro: “El dragón bolanieve” Cine: IV Ciclo de León Film Rural (MUSAC) Teatro: “Poderoso caballero Don Dinero” (Compañía de Villamañán) Teatro musical: “Yo voy a ser el Rey León” (Compañía de Valderas) Teatro: “Las llaves de Sefarad”

CONCIERTOS Y ACTUACIONES 2016 Concierto de la Tuna de la Universidad de León Concierto de las Hnas. Cascón (La Vita) Concierto de M. Á. Viñuela Solla Concierto de la Joven Orquesta Ibérica Concierto de la Coral “Orfeón Leonés” 2017

Concierto de Vanesa Muela Concierto de Carlos Huerta Concierto de la Joven Orquesta Ibérica Concierto de Fran Allegre Concierto Paco Díez Concierto XXIX Memorial Ángel Barja

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Concierto del rabelista José Ángel García Álvarez Concierto de Salvador Amor e Isamil9 Concierto de boleros y habaneras “Mirando al mar” Concierto de Música Clásica de la Joven Orquesta Ibérica Festival Vive la Magia: Tony Montana.

CONFERENCIAS, SERIALES, JORNADAS LITERARIAS Y CURSOS 2016 Jornadas Literarias “En boca de mujer” Conferencia “Cervantes” de Santiago Trancón 2017

Filandón “La leyenda del gato maragato” Poesía y música por Sol Gómez + Mil9

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Recital “Concha Espina” I Jornadas Literarias “La Panera de las Letras” Curso de Verano “Patrimonio y Cultura Agraria” (Universidad de León) “La Radio” con Javier Pérez Andrés

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Un buzón para los secretos

P Alfonso García

arece que los secretos quedan encerrados en los confesionarios, las clínicas siquiátricas y en no pocas alcobas. A saber hasta qué punto es cierta la afirmación, habida cuenta de que también cuentan de no pocos que se llevan el secreto, los secretos a la tumba, donde, según parece, hay verdaderos almacenes de secretos vaporizados por el aire y por el tiempo. Allí también se derrumban los mundos de las emociones. Andaba servidor detrás de estos asuntos, enredado en el laberinto del mito, al que acuden con tanta frecuencia los pueblos y sus gentes. Alguien me había comentado, aunque sin precisión, que el artilugio estuvo enganchado a nuestra tradición: una gran oreja en relieve sobre una pared con el oído bien abierto para que cualquier confesor de los propios secretos, que no de los pecados, aunque a veces coincidan, pudiera acercarse a ella y contarlos, siempre unidos a algún que otro periplo –religioso, ritual, mágico…- vinculado al cumplimiento de la petición de los deseos más variopintos, inconfesables no pocos. No son historias de ficción, no, que lo son de los puros interiores del alma. Solo conocía algo parecido en el monasterioropería medieval de Beberino, aunque con otro objetivo, en el que hubo una instalación “telefónica”

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que consistió “en una red de tubos que en cada ventana estaban dotados de una bocina o embudo, quedando comunicadas todas las habitaciones”, lo que dio origen a más de una leyenda. Bueno, pues enredado como andaba, digo, en estos asuntos, me voy a encontrar precisamente con el artilugio de la oreja en la ciudad cubana de Trinidad, la ciudad de piedra, a la que había llegado buscando otras historias. Allí estaba, en una de sus hermosas calles empedradas, rotulada la oreja del misterio como “Buzón de Secretos”. Confieso que me dio un vuelco el corazón. Se agolparon sentimientos, sospechas y necesidades, universales sin duda, arropadas en el simple enunciado de quien cuenta sabiendo que alguien escucha. Me pregunto si en el fondo no es un problema de soledad. Las suposiciones solo forman parte lateral del relato. Y esto es un relato, quizá una crónica. Lo cierto es que, al atardecer, con la noche encima mejor, me acerqué a la oreja. Hablé un buen rato al oído, con voz apenas perceptible, como se cuentan los secretos. Antes, es verdad, tomé una canchánchara en La Botija. Por cierto, muy rica. Seguramente para dar ánimos al cuerpo y al espíritu, como los mambises, inventores de la bebida, dispuestos entonces a la guerra. Cuando me retiré por las calles solitarias de aquella ciudad lejana pero amada, algunas preguntas se insinuaban. Recuerdo dos de manera especial: ¿Quién está dentro, o detrás, de la oreja? ¿Qué hilos conducen y hasta dónde nuestras inquietudes, temores y secretos? Créame que no he encontrado ninguna respuesta.


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Rosario y el paraíso perdido Ana Gaitero Alonso Periodista

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artera a los once años, minera a los 16, agricultora, ama de casa, portera, limpiadora, nana y, ya anciana, cuidadora y enfermera de su marido. ¿Quién da más? Rosario Fernández sería una mujer anónima de no ser por haberse convertido, a los 82 años, en la única vecina de una aldea perdida en los Ancares leoneses. Cuando Rosario asistió a su madre al dar a luz al más pequeño de la familia, en plena faena labriega, el país estaba en guerra. Cuando trabajó de frenista en las minas, muchas mujeres de las cuencas mineras lo hicieron, pues la posguerra pasaba factura a las pérdidas humanas de la contienda, sobre todo de hombres muertos en el frente, exiliados o encarcelados, y la mano de obra femenina no tuvo trabas para entrar al tajo. Se casó con 17 años, como muchas otras de su tiempo, y el campo, la casa y el marido se convirtieron en su mundo. Apenas fue a la escuela. Le molestaba leer. En Francia, a donde emigró con casi 40 años, le descubrieron un problema de visión. La historia de Rosario me conmovió desde el principio. Y me dejó atónita cuando desveló que fue ella quien tomó la iniciativa de salir de su pueblo, Penoselo, y marchar en busca de trabajo a Lyon, la segunda capital francesa. La mujer estaba sometida, comprendí, pero no era sumisa. Para irse tuvo que convencer al esposo porque no había forma de obtener el pasaporte sin permiso marital. ¿Quién dijo que vivíamos mejor…?

De una aldea de montaña a una ciudad industrial. Vaya salto. Y sin vértigo. Recordemos que en aquellos tiempos el principal medio de comunicación era el boca a boca. Parientes y vecinos se “llamaban” para hacer el viaje. Y bajaban como podían a Ponferrada, a Bembibre o a León para coger el expreso en dirección a Irún, Barcelona o Madrid. Fue entonces cuando los pueblos leoneses empezaron a vaciarse: más de doce millones de personas cambiaron de municipio en los años 60, dicen los expertos. No se había conocido un trasiego semejante de gentes de aquí para allá. La burbuja empezó a inflarse por aquel entonces. El campo empezó a ser denostado, la ciudad encumbrada. A los chicos y a las chicas les censuraba expresiones populares o el lenguaje de toda la vida: “Se dice mover la mesa, no trequiñar…”, corregía la maestra en un intento de “despaletizar” a las nuevas generaciones. En los alrededores de ciudades como Barcelona se levantaron barriadas de chabolas para albergar a las masas campesinas que iban a convertirse en la mano de obra de los cinturones industriales. Poco se ha sabido de esta cara de la emigración hasta tiempo muy reciente: el documental “Barracas”, del periodista Alonso Carnicer McDermott (hijo del escritor villafranquino Alonso Carnicer) y la periodista Sara Grimau han puesto luz sobre este capítulo olvidado. Comenzó una era de desprecio a lo rural. Un mundo forjado por una cultura milenaria se resquebrajaba o se inundaba en pos de un espejismo llamado progreso. Con razón es la época bautizada como “desarrollismo”. No es lo mismo que desarrollo, que evolución, que progreso… La trayectoria vital de Rosario, esa heroína de la despoblación leonesa, cuya aventura vital tuve el privilegio de contar en un reportaje en Diario de León hace ya varios años, es un paradigma

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de su tiempo. Pura historia. Porque hay que hurgar en las vidas anónimas para comprender la verdadera historia de un pueblo, de una ciudad, de un país y hasta del mundo. La vida de Rosario es también espejo de muchas mujeres de su generación. Y reflejo, ahora, de una peripecia humana y un perfil de mujer no sujeto a los estereotipos que generalizan y mutilan la realidad. Es un libro abierto sobre la verdad de un tiempo. Ella, que quiso dejar el pueblo para ver otros horizontes, se transformó en resistente al abandono del mundo rural. Una de tantas y tantos que mantienen encendida la luz de los pueblos en invierno, aunque algunos ya parecen habitados por fantasmas hasta que recobran algo de vida con la llegada del buen tiempo y los días largos. Dicen los expertos que es un proceso irreversible. Y lo será si siguen cercenando los servicios básicos como la sanidad. Pero lo será contra la voluntad de muchas personas resistentes, que desde la agricultura, la ganadería y los servicios están sosteniendo ecosistemas milenarios y pequeñas poblaciones de forma heróica. Ahora que las nuevas tecnologías nos conectan desde cualquier punto del planeta, ahora que estamos en la era del conocimiento y la creatividad, la dicotomía rural-urbano empieza a perder sentido. Porque las megaciudades y la vida sin comunidad nos hacen perder el sentido. Y el latido. Tenemos mucho que aprender de las personas que construyeron y vivieron en un mundo más asociativo y menos dependiente; más austero y menos consumista; y tan local como global. Ya lo dijo el maestro Miguel Torga: “Lo local es lo universal sin fronteras”. O sin complejos.


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El refugio del filósofo Ernesto Escapa

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lCoto Castilleja está situado a orillas del Cea, aguas arriba de Gordoncillo, entre Mayorga y Castrobol. La finca vivió su esplendor en los años que estuvo a cargo de José Varela Feijoo y de Soledad Ortega, la hija del filósofo. Varela murió ya nonagenario en diciembre de 2002, con una esquela laica que resaltaba, junto a su condición académica de arquitecto, la vital de agricultor. Su hospitalidad proverbial convirtió aquel recinto ribereño en parada y albergue obligado en los viajes hacia el norte de la intelectualidad liberal.

En el Coto Castilleja recalaba el filósofo en sus viajes de ida y vuelta a los veraneos del norte. También descansó en la finca familiar a su regreso de Lisboa, antes de enfrentarse al áspero erial de la posguerra franquista, y a su cobijo se acogió el último septiembre de su vida, aplacando la creciente melancolía con paseos por las orillas del Cea. El legado de Varela Feijoo, agrónomo y arquitecto institucionista, se nota en el cuidado de un recoleto templo mozárabe extrañamente ignorado por todos los catálogos monumentales. La iglesia de Santa María de Castilleja tiene una nave rectangular de cabecera cuadrada, cuya penumbra ilumina un arquillo similar a los de Escalada. El templo es pequeño, de una sobriedad desnuda. El arco de triunfo que marca el acceso al ábside dibuja una acusada herradura. Dos fustes lisos sostenían

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un par de capiteles decorados con hojas de acanto, ahora situados en los jardines de la finca. La iglesia de Santa María de Castilleja, del siglo diez, aparece documentada en diplomas de la catedral de León y del monasterio de carrionés de Benevívere, mientras su mozarabismo lo acredita una lápida funeraria del 987 donde se menciona al repoblador andalusí Ianuarius. A León la había bautizado Ortega como “la ciudad de los chopos”, después de sorprenderla en uno de sus amaneceres de joya. El chopo: “Árbol fiel a toda la meseta, árbol leonés y castellano… Altos, esbeltos, sacudidos de hoja, algunos como altísimas banderas enrolladas. Es el galgo de los árboles”. El Coto Castilleja es una finca rústica de más de cuatrocientas hectáreas, que alberga la sede de la fundación Ortega-Marañón, además de actividades agrarias y eventos, incluidas las bodas.


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El palo del pobre

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olamente una vez los tuve cerca. Hasta aquel día los había visto siempre de lejos; sabía que existían pero nunca los había tenido al alcance de la mano: el palo y el pobre, el pobre y el palo.

José Cortizo Álvarez

Dedicado a Teófilo, mi padre, por esa conversación que nos quedó pendiente. León, febrero de 2018

Era costumbre en el pueblo que una familia, por turnos, diese comida y cobijo a los menesterosos que llegaban, algo que pasaba con bastante frecuencia en los tiempos en los que sitúo esta vivencia. El turno se daba con un palo, el “palo del pobre”, que iba pasando de una casa a otra. La familia que tenía el palo atendía al pobre y pasaba el testigo a la siguiente. Era una forma democrática de repartir la caridad y de que todos cumplieran, como mejor pudieran o supieran, con el precepto. Tengo las imágenes muy claras y las sensaciones muy nítidas de la única vez, yo creo, que fui testigo del proceso, en casa de mis padres. Hasta entonces, supongo que por la edad y por no haber tenido la experiencia de cerca, esta parte de la vida, habitual y asumida en el pueblo, tenía un significado que escapaba de mi comprensión. Puede que tuviera yo unos cuatro o cinco años. No recuerdo cómo llegó ni lo que cenamos, pero allí, en torno a la mesa, estábamos todos: padres, hermanos, abuela, tía, primo, y pobre. Todos en la pequeña cocina. Recuerdo la estufa, la cocina de carbón, la pequeña ventana frente al fregadero, la claraboya (algo mágico, ¡el cielo en la cocina!) y, de manera particular, las miradas furtivas hacia aquel hombre desconocido, que yo veía de edad indefinida. No llegué a hacer ninguna, pero un montón de preguntas se agolpaban en mi cabeza: ¿de dónde vendría y a dónde iría después?, ¿tendría familia?, ¿cuánto tiempo llevaría viviendo así? Además de las preguntas, también imaginaba que aquel misterioso des-

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conocido llevaría consigo gran cantidad de historias. Tras la cena, llegó la hora de dormir. Y ¿dónde iba a dormir el pobre, si en la casa no cabíamos más? En el único sitio disponible (y caliente), en el pajar del Ceprillo. No sé por qué razón mi padre me dijo que lo acompañase a llevar al pobre a dormir. Iban charlando por el camino; yo expectante. Estaba cerca y fueron fumando hasta el pajar. Al llegar, mi padre se paró para acabar el cigarrillo y le ofreció otro al indigente, que lo aceptó. - “Así no tendrá ganas de fumar hasta mañana” le dijo mi padre, que lo trataba de usted. Allí fuera estuvimos hasta que lo acabó y lo apagó. Entramos al pajar y aquel hombre empezó a quitarse la ropa: una zamarra, una chaqueta, un pantalón, y otro; al menos dos pantalones, que yo recuerde. Entre tanto, mi padre diciéndole que buscase por si tenía algún mechero o cerillas; él decía que no, que no tenía. Mi padre insistía y, al final, apareció un mechero, que entregó sin protestar. - “Mañana vendré a buscarlo para desayunar”, le dijo mi padre, y nos fuimos. Por el camino, de vuelta a casa, mi padre me explicó lo que había hecho: un pobre en un pajar con ganas de fumar y un mechero o cerillas a mano eran un gran peligro, para el pobre y para el pajar. Del día siguiente no tengo recuerdo alguno relacionado con aquel hombre; no volví a verlo. Sí a otros necesitados, en las mismas circunstancias, por las calles del pueblo y entrando en otras casas.


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Fernando Barrientos

ACERCA DE LA ARQUEOLOGÍA, DEL ARQUEÓLOGO Y DEL ORIGEN DE LA VILLA DE GORDONCILLO

Historiador

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a villa de Gordoncillo se asienta sobre un altozano en la margen izquierda del arroyo del Reguero que se atenúa hasta su unión en la vertiente izquierda del Cea dando lugar a una fértil vega. Se considera desde la historiografía tradicional como un ejemplo característico de la repoblación llevada a cabo por la monarquía astur en los territorios al sur de la Cordillera en los años postreros del siglo IX. No obstante, dicha villa se halla rodeada de yacimientos arqueológicos que denotan la existencia de otros asentamientos en un mismo territorio. Estos yacimientos, de diversa cronología, mayoritariamente nos hablan de una apropiación del territorio por sociedades pasadas y anteriores en el tiempo a la propia fundación de Gordoncillo. Por tanto, se puede afirmar, sin objeto alguno de duda, que la antigüedad de Gordoncillo como villa y asentamiento poblacional está condicionada pues a la fundación de esta, como ya se ha dicho, y se desconoce tanto la fecha exacta como las circunstancias específicas de la misma; si bien se determina que el uso del actual territorio gordoncillense por parte de las sociedades antiguas es bastante anterior. Actualmente, las líneas de investigación tanto desde el punto de vista histórico como arqueológico, hacen que poblaciones como Gordoncillo y su territorio adyacente sean de sumo

interés para el estudio de aquellas épocas de la historia que actualmente siguen siendo fuente de controversia (como son el tránsito entre el final del mundo romano y la Alta Edad Media) y en los cuales el estudio de esta villa y su entorno pueden aportar mucha información al respecto. Es por ello que se han desarrollado una serie de estudios en el territorio con un doble objetivo: acotar, inventariar y salvaguardar los yacimientos arqueológicos que salpican el territorio gordoncillense por una parte y abrir una nueva vía de investigación que incida sobre el valor cultural de los diferentes asentamientos humanos que se dieron en este territorio a lo largo del tiempo, ya que solo la información que aporten estos yacimientos podría despejar muchas de las dudas y responder muchas cuestiones que hoy en día nos hacemos sobre nuestro pasado no solo a nivel local, también a nivel general. Los yacimientos arqueológicos siempre han suscitado un doble sentimiento de curiosidad y respeto para los lugareños: debido primero al interés que el ser humano tiene hacia el conocimiento de su pasado por una parte, y a las duras y cuantiosas multas que conllevan la intervención, bien por desconocimiento de la ley o bien por la creencia de que se va a encontrar algún tipo de “tesoro” o riqueza por otra. Lejos de la realidad, la única

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riqueza que aportan los yacimientos arqueológicos es conocimiento acerca de nuestro pasado y por tanto son parte de nuestra herencia cultural. Dicha herencia cultural nos habla de las costumbres, del tipo de sociedad, de la economía y, en definitiva, de las formas de vida de nuestros ancestros, de los cuales las sociedades actuales somos sus herederos y por ello nos debemos considerar los depositarios de ese pasado y, por tanto, es nuestro deber protegerlo. Es aquí donde la difusión y el papel social del arqueólogo deben de ser clave y propiciar que esa puesta en valor se lleve a cabo: compaginar su labor profesional y científica con una difusión que necesita romper la barrera del academicismo para llegar a los auténticos guardianes y custodios del pasado. Porque por mucho que se crea que existen asociaciones y entidades institucionales que velan por ese patrimonio, y otras que legislan para su protección y conservación (que las hay, a la Junta me remito), estas instituciones no son omnipresentes ni omnipotentes. Por tanto, la necesidad de hacer a la gente partícipe con su patrimonio y con su cultura material se ve imprescindible; esto es, devolverle su función de protección aludiendo precisamente a que son ellos realmente los depositarios y herederos de ese pasado que se debe salvaguardar y del que se deben


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de sentir, como herederos suyos que son, valga la redundancia, orgullosos. También se pone de manifiesto nuestra labor social, supliendo esas necesidades antes descritas que las instituciones intentan paliar pero que en el fondo no alcanzan su cometido. Y es que el oficio de historiadores y arqueólogos no tiene otra función: cierto es que estudiamos diferentes y muy diversas fuentes de conocimiento de la historia, también que difundimos nuestras investigaciones y aportes a la ciencia; pero la difusión no es nada si no llega a los que realmente son valedores de ese patrimonio fuente de nuestro conocimiento. Y en eso estamos ya desde octubre de 2017: dando a conocer la historia y el patrimonio de Gordoncillo desde la perspectiva del oficio de arqueólogo. El curso de arqueología experimental y cerámica fue solo una primera toma de contacto que ofrece una visión de nuestra labor que dista mucho de la imagen popular que se nos da: no

buscamos tesoros ni joyas… De hecho, según en qué ámbitos, se nos considera “los basureros de la historia”, ya que recogemos y damos valor a aquellos enseres, objetos y utensilios que en un momento del pasado los antiguos desecharon porque ya no les servían; o excavamos en lo que queda de las casas, corrales y otras construcciones que en su día ellos abandonaron por ruina. La intervención arqueológica llevada a cabo en octubre-noviembre de 2018 ha sido más que satisfactoria y ha corroborado lo que se explicaba en el primer párrafo de este artículo: el Gordoncillo medieval se formó a partir de la concentración de núcleos de población más pequeños que seguramente eran anteriores a la supuesta fundación de la villa. También se ha podido constatar una presencia cultural continua desde la Prehistoria, aportando una diacronía al estudio de paisaje que ofrece amplias vías de desarrollo de investigaciones futuras

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compaginando el estudio del pasado con la finalidad de proyectar un futuro sostenible. Y por supuesto también se ha ampliado de manera más que razonable el patrimonio cultural de Gordoncillo. Y es que la fértil vega del Cea siempre fue un buen lugar para vivir… Y muchos consideramos que a día de hoy no solo Gordoncillo, el mundo rural en general, lo sigue siendo. Ese es otro de los papeles fundamentales que desempeña el tipo de arqueología que hemos hecho en Gordoncillo: una arqueología del paisaje que intenta, en base a la investigación, realizar una radiografía del territorio, reconstruir los paisajes pasados a partir de la evidencia arqueológica y preguntarse por qué antaño era sostenible la vida en el mundo rural, qué hemos hecho hasta el momento y qué se está haciendo en la actualidad… Y con todo esto intentar proyectar un futuro sostenible desde el conocimiento de nuestro pasado.


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Centro de interpretación del clima de la vid de gordón, un nuevo espacio para el arte y el diálogo Luis García Martínez Director Dpto. de Arte y Exposiciones del ILC -Diputación de León-

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l 11 de agosto de 2017 se inauguró oficialmente, con una amplia representación institucional, un singular y magnífico espacio cultural denominado Centro de Interpretación del Clima, ubicado en La Vid de Gordón, una pequeña localidad perteneciente al Ayuntamiento de La Pola de Gordón, situada en la Montaña Central Leonesa. Este Centro se planteó como un proyecto para promover la dinamización cultural y económica de la zona, afectada por una durísima crisis económica y poblacional, desencadenada fundamentalmente por la caída del sector minero. El proyecto supuso la recuperación y reestructuración de dos edificios significativos, la antigua escuela y la casa del maestro, alcanzando una cierta significación, gracias a la intervención en el año 2007 del arquitecto Javier Martínez Domínguez, que realizó una recuperación respetuosa de este patrimonio arquitectónico surgido de la postguerra (esta localidad fue arrasada por los bombardeos sistemáticos de la Legión Cóndor con base en el aeródromo de la Virgen del Camino durante la Guerra Civil). Edificios que pertenecen a la arquitectura prototípica y específica que se aplicó en algunas de las denominadas zonas devastadas. En el caso concreto de La Vid y otras localidades, como Villamanín o La Pola

de Gordón, se utilizó este modelo arquitectónico que parte de la reutilización de estilemas clásicos vinculados a la arquitectura herreriana escurialense (en referencia al gran imperio español de Felipe II), convirtiéndose la piedra granítica tallada con esmero en un elemento fundamental de referencia. Las antiguas instalaciones educativas de La Vid contaban con la casa de maestros situada en el borde de la carretera general de Asturias y las aulas en la parte de arriba, dos elementos que se relacionaban entre sí por una amplia escalinata clásica con dos ramales laterales, también contaban con jardín y huerto. En la restauración y reestructuración arquitectónica realizada en 2007 para instalar el Centro de Interpretación del Clima, se unen y articulan la casa y aulas por medio de una serie de módulos a diferentes niveles, con estructuras cuadrangulares, limpias y con un planteamiento más actual de cierta evocación racionalista, planteando una interesante apertura y diálogo con el entorno natural por medio patios y de grandes ventanales que sirven para iluminar el interior y crear verdaderos paisajes desde el interior del edificio. Esta intervención en las escuelas de La Vid, supone la creación de un nuevo y magnífico espacio cultural que posibilitará sin duda, con la apuesta de todos los miembros de la comunidad y la colaboración de diferentes instituciones, un lugar de encuentro, diálogo y acción cultural que facilitará la articulación y dinamización de la zona con la colaboración de otros sectores sociales y económicos. La muestra inaugural Estratos Fracturados, fue producida por el Departamento de Arte y exposiciones del ILC, y se presentó desde el 11 de agosto de 2017 hasta el 25 de febrero de 2018.

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La exposición tuvo una intensa repercusión en los medios de comunicación y un gran éxito de público, un total de 3.575 personas participaron en alguna de las actividades propuestas. La exposición estaba integrada por un total de 150 piezas de diferentes tendencias y soportes creativos que representaban a 123 artistas de ámbito nacional o internacional como Luis Gordillo, Eduardo Arroyo, Dora García, Pelayo Ortega, José de León, Amancio González o Martín entre otros. Una parte muy significativa, casi el 85% de las obras procedían de los fondos de la Colección de Arte de la Diputación de León (reflejo de la importancia que la colección está alcanzando en las últimas décadas) el resto de obras fue cedido temporalmente y de forma desinteresada por artistas, la Galería Armaga, Espacio_E, o la Fundación Evaristo Valle de Gijón. Al mismo tiempo se programaron 35 actividades complementarias a la muestra, entre conciertos de música clásica, conferencias, charlas-coloquios, encuentros con artistas, documentales y una intensa actividad de visitas guiadas y talleres didácticos con centros educativos de la zona y otros colectivos. La siguiente muestra que se presentará en el centro: PICTOPIA 2018, está comisariada por el colectivo de diseñadores Mundo Feliz, y se inaugurará el próximo sábado 7 de abril. Una propuesta colectiva integrada por 188 piezas de 130 diseñadores gráficos de ámbito nacional e internacional entre los que se pueden destacar a Teresa Sdralevich, Joanna Gorska & Jerzy Skakun/HomeWork, Coco Cerella, Colectivo Migrantas, Félix Beltrán o Alain Le Quernec. Una muestra que proyectará sin duda más allá de nuestras fronteras locales y nacionales este nuevo espacio.


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a cio

Patrimonio cultural, entre el tópico y . . . Luis Grau Lobo Director del Museo de León

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ay dos tópicos en torno al patrimonio cultural en nuestra tierra cuya obstinada reiteración, casi nunca exenta de intenciones inconfesadas, ocasiona prejuicios y perjuicios de muy variada condición. La primera de esas consignas, coreada insaciablemente, convierte al patrimonio que nos pertenece a todos en entelequia, condenación y suplicio de Prometeo: es demasiado y no hay dinero para atenderlo, se dice. Hace ya un cuarto de siglo al menos que el discurso de los responsables del ramo acuñó ese aforismo con ínfulas científicas, pues se acompaña con frecuencia de cantidades sin contrastar: se afirma sin rubor que en esta región está la mayoría o al menos la mitad del patrimonio histórico del país, que ninguna región como esta, que tenemos más que nadie… Se oye y se lee a menudo y asentimos embelesados y encogidos de hombros de tan bendita maldición como nos ha caído en desdichada suerte. Algunos historiadores y gente experta han empezado incluso a refrendarlo negro sobre blanco sin mayores miramientos. No es verdad, por supuesto. Ni las cifras de bienes protegidos o registrados (Castilla y León ocupa un modesto octavo lugar, con menos de 5% del total) ni el burdo argumento territorial (Castilla y León no es la mitad de España…) avalan esa afirmación. Nada la avala, pero ahí sigue, en el discurso

político (e insisto, en el de ciertos técnicos) asentada como un escollo insalvable que todo lo justifica. Porque precisamente de eso se trata, de justificar, y tras afirmar la fatalidad oceánica de la cantidad y calidad de los elementos a los que se enfrentan nuestras escuálidas naves, surge la excusa perfecta: no hay recursos. Es como si dijéramos que hay demasiados enfermos y poco dinero para atenderlos, por lo que hay que dejar morir a una buena parte. Que es algo que no se dice (aún), aunque se haga... El silogismo es incontestable: ¿cómo va una región pobre y despoblada a afrontar tales gigantes? Pero son molinos. Además, con este discurso salimos beneficiados doblemente: por una parte contamos con más y mejor historia que los demás, que es algo que cotiza mucho en determinados foros, aunque luego no sirva para nada más, como tontería de libro que es. Por otro, si dejamos caer sus evidencias o directamente las tiramos (algo con tantos ejemplos que huelga comentarlo) es porque no tenemos más remedio. Nuestras fuerzas son escasas para tamaña empresa. No nos hacemos responsables pero fuimos ilustres, ahí es nada. Pero tampoco es cierto, por supuesto. El patrimonio es un recurso escaso, limitado y frágil: nada hay en él de esa supuesta infinitud desbordante que nos autoriza a prescindir de aquello menos relevante. Sus ejemplares son únicos. Y el dinero público, suficiente; solo hace falta desarrollar políticas adecuadas. Hay muchas opciones de dónde quitar y dónde poner: no es falta de recursos, sino de redistribución, de administración. La política decide

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esa administración, una política que por el momento se confiesa irresponsable, pero ilustre. El segundo de esos mantras pretende justificar la conservación de cierta herencia cultural con el argumento de su supuesta rentabilidad pecuniaria, a menudo -nótese el adverbio- solamente con ese argumento. Ante la ausencia de alternativas económicas de otra índole, ese patrimonio (aquí si prevalece su acepción economicista) nos sacará de pobres y, a poco, casi se torna en la última oportunidad de los pueblos extenuados. Tan dramático como terminante argumento se blandió mucho en la pasada época de vino y rosas y aún hay quien persiste en sacarlo de la chistera. Tampoco es cierto, obviamente. No existe ni un solo museo rentable (en términos empresariales); no hay monumento o conjunto de ellos que haya revitalizado ciudad alguna o región por sí solo, ni contamos con datos fiables sobre cuánto revierte a la riqueza pública lo que se invierte en ello… Nuestra obligación de conservar el legado de tiempos pasados supone una obligación colectiva, espiritual y material, que si se ciñe a ese tipo de razones crematísticas, acaba por regirse mediante las leyes del capitalismo empresarial: abandona a su suerte aquellos bienes menos “rentables”, deja caer los que no cuenten con ese supuesto interés económico y produce frecuentes “monstruos” que, más tarde o más temprano, habrá que rescatar entre todos. El patrimonio cultural nos enriquece por el mero hecho de existir, de afanarnos en mantenerlo, de ofrecerlo a aquel que quiera conocerlo. Es la casa familiar.


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ESTUDIAR MÚSICA DENTRO DE LA ESCUELA Margarita Morais Presidenta de Eutherpe

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a música, como lenguaje y medio de comunicación no verbal, constituye un elemento de valor incuestionable en la vida de las personas. Es el arte más poderosamente masivo e influyente de nuestro tiempo. La música como estudio, encierra dentro de sí, todas las disciplinas. En las civilizaciones más antiguas siempre estaba ligada a funciones de gran importancia social como eran las grandes ceremonias; su enseñanza se controlaba desde las más altas autoridades civiles o religiosas. La música era un medio para educar al pueblo en valores culturales y armonizar los espíritus de los ciudadanos. Con el tiempo, en muchas universidades medievales se estudiaba junto a la aritmética, geometría y astronomía. Las cuatro ramas de las matemáticas, “artes liberales” que debían cursar aquellos sujetos que eran adecuados para el desarrollo de la excelencia intelectual y moral de la humanidad. A lo largo de la Edad Media, las “siete artes”, como se combinan en el Trívium y el Quadrivium, representaban la suma de los conocimientos humanos más elevados. La música es un placer mental, es una recompensa intelectual una disciplina humana que debiera de estar presente durante todos los años de formación reglada. Debemos de lograr, en nuestra enseñanza reglada, una educación musical que encierre el conocimiento de las partituras, la lectura correcta de esta lengua, la teoría de su literatura con las

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reglas y estructuras por las que rige y estudiarla de manera progresiva y lógica, como sucede con las demás asignaturas porque la música es gramática y matemática a la vez y si no existe la base del conocimiento ¿Cómo podemos avanzar en él? ¿Qué sabríamos de nuestra lengua sin poder leer? ¿Y de las matemáticas, esta ciencia formal, sin conocer su escritura y el misterio de la combinación de los números? Después de tantos años de enseñanza obligatoria, los alumnos españoles no llegan a tener las nociones de un preparatorio musical ni teórico ni práctico. Y, Mientras que en otras materias progresan adecuadamente, llegan a la universidad, sin haber recibido las enseñanzas mínimas para usar y gustar de este lenguaje universal con naturalidad. No pueden leer las notas, ni escribir, ni entender. El resultado de este estudio en la escuela no es de ninguna manera creíble. Creer que para iniciarnos y continuar mejorando en esta disciplina debemos de tener facultades extraordinarias de oído, reflejos, voz, gusto, coordinación, afinación, ritmo… es una enorme equivocación. No debemos de dar crédito a estas teorías engañosas que, por repetidas muchas veces, no se hacen ciertas y terminamos por creerlas de manera casi absoluta. Podemos tener una formación musical sin necesidad de ambicionar ser los solistas de una orquesta. Tampoco somos matemáticos por haber estudiado matemáticas en la escuela y así cualquier otra asignatura programada.


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El área de la música no acostumbra a gozar de prestigio ni a ser considerada una asignatura importante para el desarrollo intelectual y humano en nuestra sociedad. De esta carencia todos somos responsables: el sistema educativo, los métodos de enseñanza, las instituciones, los intereses económicos o materiales como objetivo casi absoluto, los profesores y los ciudadanos que por no conocer los bienes físicos, espirituales e intelectuales que produce en nosotros este conocimiento, no reclaman su estudio con orden y seriedad. Esta asignatura debe de ser incorporada de manera metódica en la enseñanza obligatoria para que el alumno progrese año tras año en este saber desde las primeras letras y juegos, hasta cumplir los 18 años. Zoltán Kodály decía que el niño tiene que aprender música nueve meses antes de nacer... la madre. Este es un bien que la sociedad empezará a ver cuando lleguen los hijos de la tercera generación. También son palabras suyas. Motivo, por el que debemos de comenzar cuanto antes, aunque nosotros, sólo podamos llegar a ver tímidamente sus frutos iniciales. El estudio de la música no debe de ser solo para grupos sociales privilegiados que están ya sensibilizados hacia los beneficios que produce este conocimiento y buscan de manera privada, con sacrificio y satisfacción, cómo proporcionar a sus hijos el estudio de esta disciplina. Es cierto que España, durante los últimos 40 años, ha podido entregar a los ciudadanos más jó-

venes una educación escolar y universitaria rica, diversa en especialidades y con oportunidades extraordinarias. También se han multiplicado los conservatorios y escuelas de música, los auditorios, orquestas de jóvenes y los medios materiales para conseguir, en estos lugares, una educación abierta al mundo. Hay mayor número de alumnos que se forman en esta especialidad obteniendo resultados excelentes y niveles superiores pero esta formación sigue siendo para una minoría privilegiada. Para que el estudio de este arte llegue a todos los españoles y puedan beneficiarse en mayor número hace falta una planificación generosa a largo plazo. Como en cualquier asignatura serán diferentes los resultados, pero, con seguridad, podrán conocer y manejar esta lengua que está escrita desde el 860 en signos paleográficos y en líneas, desde el siglo XI. Se puede enseñar y estudiar de manera sencilla y clara durante toda la etapa escolar y ver cuánto los niños y jóvenes disfrutan reconociendo e interpretando esta grafía que no ofrece ningún misterio porque es perfecta, precisa y por serlo, da mucha seguridad estudiarla. Leer, cantar, escuchar, interpretarla en instrumentos, mejorar las habilidades, conocer las reglas de su gramática combinando el sonido y el ritmo. Un mundo abstracto, artístico y exacto. Falta tiempo para que esto sea una realidad también en España y de nuestro interés y empeño en conseguirlo, depende acortar la espera. Nuestros niños y jóvenes no han estu-

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La música es un placer mental, es una recompensa intelectual una disciplina humana que debiera de estar presente durante todos los años de formación reglada. diado ni estudian realmente música en la escuela. No nos podemos engañar. Escucho el debate que hay ahora sobre esta asignatura y veo lo lejos que estamos de alcanzar algún resultado creíble tanto si seguimos o no con la enseñanza de la música de esta manera. Otros países nos llevan años de adelanto y en sus escuelas imparten esta asignatura con un horario que ocupa de 3 a 7 horas semanales, dándole la importancia y la metodología que requiere por los bienes que produce, extensibles a todos los demás conocimientos. Es la asignatura que permite que los dos hemisferios cerebrales trabajen sincronizadamente, con una métrica y coordinación rigurosa en el tiempo. A la vez, armoniza los reflejos y la atención de los sentimientos. Un regalo maravilloso para el desarrollo humano completo que conviene reconocer, valorar y ofrecer a los pequeños cuanto antes.


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A cultivar.. se La despoblación galopa desbocada y se ve que es un fenómeno planetario (“en tan solo veinte años la mitad de los pueblos leoneses estarán vacíos”, vaticinan los geógrafos de esta universidad).

Pedro García Trapiello

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i una palabra puede resumir el ancho “agro” y, por ende, el medio rural, esa es “cultivo”… y de cultivar viene “cultura”, la cultura, ese campo en el que los saberes labran, la experiencia abona y crece la riqueza con un patrimonio tangible... o intangible.

La única actitud decente e inteligente ante esta situación es la de aplazar en lo posible una muerte anunciada, retrasar lo que quiere presentarse como inevitable y, en todo caso, echarle alguna mínima dignidad a ese morir, que no sea estrepitoso ni vergonzante, no aceptar la derrota sin haber opuesto resistencia. Faltarán un día manos para labranzas o ganados, pero no pueden faltar cabezas que piensen y se anticipen levantando barricadas para contener en todo lo posible la grosera invasión del abandono y la rendición de la esperanza. Ahí ha de apuntarse la Cultura... empezando por la cultura agraria y ganadera que acumularon los siglos en todos estos lugares, porque cada pueblo siempre tiene (o podrá tener si las busca) singularidades que otras agriculturas o lugares no pueden lograr o superar; eso es patrimonio y, como tal, tiene un valor o precio que de alguna forma deberá cobrarse. Habrá que estudiar viejos cultivos y especies propias o endémicas, averiguar nuevas sendas ensayando frutos y futuros, acopiar información, que no se pierda la memoria agraria... ni la del patrimonio natural que le quede a cada pueblo, la Naturale-

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za heredada es hoy campo de trabajo y requiere cultura, inventario, proceso de datos... y un infinito cuidado. Pero la barricada principal estará en el Patrimonio Cultural de cada pueblo, su historia, sus piedras labradas, sus tradiciones y sus costumbres, que siempre serán únicas en el mundo, irrepetibles (y si se pierden, un gran libro, el último libro, habrá ido irremediablemente a la hoguera). Cualquiera que sea su tamaño o importancia, tienen un gran valor. Trabajar en su inventario no es ocioso, ni explotar su atractivo o potencialidad recuperando lo que el tiempo haya enmudecido o el olvido haya arrinconado: una veja iglesia, quizá un artesonado, una antigua calzada, huellas arqueológicas, una fiesta insólita, un casón solariego, un palabrario propio y sagrado, una gastronomía olvidada, alguna especialidad perdida, una arquitectura singular, unos oficios aún recuperables... Y finalmente, cultivar la creación, lo que llamaríamos “Cultura en marcha”, arte vivo y actual, el hoy de las sensibilidades, convertir el pueblo en un cruce de caminos al que llegue el latir del mundo para incardinarlo así en la realidad de este tiempo. Y si se logran argumentos o guiños para tentar a ello, convertir el pueblo o sus parajes en parada o en posada o en larga estancia de creadores, artistas, soñadores imaginando otra realidad... contagiando su lúcida locura. Y como ya intuyo el gesto escéptico del cazurro recelado que haya llegado al final de estas líneas desconfiando de ver realizables o posibles los “sueños” que aquí se han esbozado, le pregunto: ¿acaso “La Harinera” de Gordoncillo no es un argumento vivo que te tapa la boca y delata tu vagancia o tu imaginación en huelga?... a cultivar, rapaz, a cultivar... se. Sólo por esa senda tendrás tierra propia y libertad para esquivar los futuros feos.


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Hijas de la miseria que empuñaron la pluma Terencia Fernández Jano y María Fernández de Abajo. «Lograr desentrañar quiénes fueron estas tres mujeres, ha sido una larga tarea que nos ha llevado años», reconocen las investigadoras.

Teresa Giganto PERIODISTA

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ran hijas del hambre y la miseria. Salieron de entre las cepas de Gordoncillo, cruzaron el charco y buscaron prosperidad en Argentina. Allí empuñaron la pluma y levantaron el puño en la más absoluta clandestinidad. Sus ideas iban a contracorriente de las del resto de mujeres de la época, un siglo XX recién estrenado y plagado de diferencias entre hombres y mujeres, entre ricos y pobres. Eran María, Fidela y Terencia las que habitaron en las sombras de la publicación ‘Nuestra Tribuna’ (1922), «una hojita del sentir anárquico femenino» como ellas mismas definían y cuyo grupo editorial estaba dirigido por Juana Rouco Buela. Sus palabras recorrieron el mundo distribuidas en 39 números en los que reclamaban la emancipación de la mujer. Murieron en Argentina, desde donde defendieron sus ideales anarquistas. Nacieron en Gordoncillo, donde sus cepas dan hoy un vino que alimenta almas en medio mundo. Las mismas que en su día gestaron la tinta y la valentía de quienes querían cambiar el mundo entero. Las historias de estas tres hijas de Gordoncillo cuya vida se desarrolló en Necochea, ciudad portuaria de Argentina, sale ahora de las sombras en las que han habitado y lo hacen de la mano de dos investigadoras necochenses, Patricia Alejandra Piedra y Ana Carolina Alonso. Hace más de 15 años conocieron la existencia de la publicación del periódico anarquista ‘Nuestra Tribuna’ y años después decidieron comenzar a investigar sobre esta cabecera de carácter internacional y sobre quienes estaban detrás de cada artículo: Fidela Cuñado Pastor,

y se vieron obligados a emigrar, siendo esta la causa principal de su partida, unida a otros avatares como la guerra en el norte de África».

«En la entrevista a una descendiente nos enteramos de que el marido de Fidela, que era Eleuterio Ruíz Jano, era gordoncillense», relatan. Con esa información en la mano descubrieron después que Fidela, Terencia y María, así como sus maridos, eran originarios del mismo pueblo. «Pudimos aventurar entonces que en Necochea existió un grupo de acogida de inmigrantes de Gordoncillo, lo cual explicaría que se hayan formado las parejas en nuestra ciudad, debido a que habían emigrado siendo niños o jóvenes».

Revilla ha desentrañado que Fidela Cuñado en realidad se llamaba Epifanía Cuñado Pastor, nacida en 1882 e hija de Pedro Cuñado y de Encarnación Pastor. El matrimonio llegó a Necochea junto a su hija y su hijo, Macario, tras haber pasado por Brasil. Éste se casó allí con otra gordoncillensa, María Cuñado, quien en realidad es María Misericordia Fernández nacida en 1896 también de Gordoncillo, al igual que Terencia Fernández, nacida en 1890. Ésta última llegó a Argentina junto a su marido, Daniel Cascón. Fidela, María y Terencia permanecieron en la sombra de ‘Nuestra Tribuna’, publicación en la que Juana Rouco destacó por encima de ellas. Tan a la sombra que ni siquiera sus familiares, que viven en Argentina, conocían a día de hoy su participación. Las recuerdan yendo juntas al cine o reunidas en la cocina hablando de «sus cosas» mientras sus descendientes jugaban en la vereda pero pocos se podían hacer una idea de que ellas pusieron voz en todo el mundo a las ideas anarquistas de la época.

Se desconoce por el momento el año en el que todos ellos emigraron a Argentina aunque es probable que lo hiciesen hacia el 1907, cuando la plaga de la filoxera asoló los viñedos en toda Europa. «A nuestra zona vinícola no llegó hasta bien entrado el pasado siglo; ello hizo que hubiera una época de esplendor a finales del siglo XIX, pero trajo un posterior hundimiento», explica el historiador Javier Revilla, el encargado buscar en España el rastro de estas tres mujeres. «Hacia 1907-1908 prácticamente todas las viejas plantaciones de vid de Gordoncillo quedaron inservibles, procediéndose a la replantación con plantones americanos en 1910. Pero durante los años desde que se produjo la plaga hasta que las nuevas viñas comenzaron a dar fruto, muchos jornaleros quedaron sin trabajo

Ellas ya no viven para contarlo y sus cuerpos descansan en Argentina, donde empuñaron la pluma de la libertad, donde Ana Carolina y Patricia han querido sacarlas de las sombras para darles el merecido reconocimiento. «Pensamos que el periódico es un arma y la esgrimimos. ¡Ardua tarea! Empuñar la pluma, nosotras que nunca pisamos ni cruzamos el aula de ninguna universidad, y que somos solamente proletarias, hijas del hambre y la miseria», escribieron bajo la cabecera de ‘Nuestra Tribuna’, con la tinta desgarrada hecha con el zumo de la uva, esa que producen las vides de Gordoncillo, en las que se gestaron unas voces femeninas disonantes deseosas de cambiar el mundo. El que primero cruzaron para después conquistar silenciosas.

«Intentar bucear en la historia local tratando de hacer una investigación con rigor metodológico es una ardua tarea detectivesca, que depende -en gran medida- de la suerte y de las redes sociales locales a las cuales el investigador pueda tener acceso», explica Ana Carolina. Pero una vez salvados los obstáculos, que entre otros fue hacerse con la copia de la publicación que se encuentra microfilmada en Ámsterdam, comenzaron a tirar del hilo y tirando llegaron a Gordoncillo.

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Ramo de Navidad Sol Gómez Arteaga

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ste gobierno cada vez nos sube más los impuestos… Ha subido la luz, el agua, el gas, la contribución. Doscientos ochenta euros pagué yo el mes pasado. Ella pide puntilla de tres centímetros de ancha y cintas de raso de color rojo y verde para adornar el ramo de Navidad que le ha enviado su hija por mensajería. Hace unos días le comentó por teléfono que acababa de ver un programa regional hablando de la recuperación de los ramos leoneses y lo chulos que le parecían con todas esas frutas y cintas y rosquillas colgando. Bea se había quedado con el detalle y, ni corta ni perezosa, se lo había hecho llegar. “Si es que no puede hacer una ni un comentario”, le había recriminado por teléfono al recibirlo. “Anda, mamá, calla y disfrútalo, ahora solo tienes que adornarlo”. Mientras la dependienta busca en la estantería las cintas de colores, las mujeres siguen hablando: -Antes se vivía mucho mejor, donde vas a parar. Son dos vecinas del pueblo, de las “señoritas” de toda la vida. La que habla ahora es la mujer de don Marcelo, que fue durante cuarenta años director de una sucursal bancaria. La otra, soltera, es hija del antiguo notario. La mujer de don Marcelo tuvo una criada, María, a la que pagaba un sueldo de miseria y hacía trabajar día y noche. Lo sabe de buena tinta porque María había sido amiga suya. No había noche que su ama no le hiciera levantar para que le llevara un vaso de agua o una manzanilla a la cama. Y fregar las escaleras y la tarima de la planta superior de la casa con sosa cáustica, -una vez se abrasó las manos y tuvo que llevarlas un tiempo vendadas-, y

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dar cera y pulirla, y limpiar hasta quedar relucientes los pomos de latón de las puertas, y pelar los pichones o desollar las liebres que les regalaban… y aunque se las daban de rectos y de morales más de una discusión tuvieron a cuenta de los escarceos del señorito con una joven secretaría destinada un tiempo en el banco. María había muerto de cáncer de mama hacía seis años, pero nunca olvidó estas cosas que, cada vez que pegaban hebra, comentaba. Eran tiempos en los que la gente más humilde tenía que hacer encaje de bolillos para salir adelante. Ella los hizo, cenó muchas noches patatas solas y se dejó la vista en la máquina cosiendo para fuera hasta que pudieron hacerse, su marido y ella, con un atajo propio formado al principio por veintiocho ovejas, que con el tiempo llegaron a doscientas cincuenta. Aunque dentro de lo pobres que eran todos, -el que más y el que menos las pasó canutas para salir adelante-, se puede decir que había clases. Estaban los “más pudientes”, eran los que empezaban a hacerse con algunas cargas de tierra, maquinaria y hasta criado, los “de medio pelo” que intentaban despuntar mullendo de entre las piedras, y los “pobres pobres” que no tenían nada y andaban siempre debiendo en las tiendas. Pero entre “los más pudientes” y “los de medio pelo” no había grandes diferencias y se trataba más de aparentar o de querer parecer que otra cosa. Así las mujeres de los agricultores nuevos se hacían dos permanentes al año mientras que las de medio pelo una. Ella siempre fue de las de una. Y ahora, qué cosas, de ninguna. Pelo lavado, gris y liso como una tabla, que es como le


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gusta. En realidad, ella siempre tuvo claro su “sitio” en el pequeño universo que constituía su pueblo y también el objetivo de su vida que era sacar adelante -con tesón, constancia y a base de mucho sacrificio-, a su única hija. Bea tuvo traje de comunión como las demás y material escolar como las demás y libros como las demás. Y como valía para estudiar pudo darle carrera. Abogada se había hecho y menuda revolucionaria y feminista había salido, que no se callaba ni bajo las piedras, en eso había salido al padre y a la familia de éste. Le da un poco de miedo que las cosas se tuerzan y vuelvan a ser como antes. “Bobadas, mamá”, le dice la niña riendo. “Sí, sí, déjate, que torres más altas han caído”. Pero ella es la que tiene que dejarla porque no le hace demasiado caso y porque en el fondo le parece bien su filosofía, bastante tragaron ya las mujeres de su generación. La dependienta ha cortado un metro de puntilla y tres de cada cinta. Mientras las envuelve las dos mujeres siguen conversando. Pese a que en el pueblo se conocen todos, no se cortan un pelo ante su presencia, al contrario, parece que se envalentonarán. Siempre se creyeron superiores a las demás, dueñas de verdades absolutas y, a juzgar por lo que oye a continuación, la cosa no ha cambiado: -Antes había normas, una moral, una rectitud, ahora no hay más que libertinaje. No tienes más que ver a la juventud. Está excomulgada. Paga los tres ochenta que le cuestan las cintas y alcanza la puerta. -Adiós. -Adiós. Aún le faltan las velas, las rosquillas y

Rosa es una compañera de trabajo de su hija y psicóloga. Pero también es su pareja. Se lo confesaron este verano una tarde que fueron a coger guindas a la huerta. Estaban las tres. Bea y Rosa subidas en el árbol mientras ella sostenía la cesta. Menudo disgusto se llevó. La educación recibida en su casa había sido, tal como marcaba la época, bastante tradicional y no está mentalizada para estas cosas, pero al verlas reír, tan cariñosas, y a su hija feliz, más feliz de lo que nunca había estado, lo ha ido aceptando. Después de darle muchas vueltas ha llegado a la conclusión de que prefiere conservar a su hija a perderla.

los caramelos para colgar en el ramo y cruza la plaza en dirección a la tienda de ultramarinos. Pero mientras elige las velas, blancas, verdes y malvas, -malva es el color preferido de la niña, malva, dice siempre, es el color que falta-, ella, de común tranquila, se nota revuelta. Y revuelta sigue cuando al llegar a casa se dispone a adornarlo. Suena el teléfono. Por la hora sabe que es su hija. Lo coge. -Menudo curro, tres casos nuevos he atendido hoy. Bea trabaja desde hace medio año en un departamento de violencia de género y lo hace con entusiasmo y garra. Le va a contar que ya tiene todo para adornar el árbol, que de hecho es lo que estaba haciendo en esos momentos, cuando la niña le corta: -Una cosina, mamá, al final voy el sábado por la mañana y me quedo hasta el martes… Rosa viene conmigo.

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Al colgar el teléfono sigue adornando el ramo. Aleccionada en el ejercicio de la paciencia, mientras pega la puntilla a la madera, anuda los lazos, coloca las velas y ata las rosquillas, se va sintiendo más y más tranquila. Cuando acaba lo mira a una cierta distancia. Afirma con la cabeza. Aprueba. Se aprueba. Súbitamente eufórica dice en voz alta: -¿Sabéis lo que os digo? Que os jodéis porque yo, con la pensión que cobro y lo poco que tengo ahorrado, vivo mejor ahora… Y eso de que la juventud está excomulgada, ummmm… La juventud sí que sabe lo que quiere, sabe lo que quiere y, a diferencia de nosotros, actúa en consecuencia. Va a buscar unas ramitas de acebo que ha plantado en una maceta del corral, pues el hombre que salió en la tele hablando de los ramos también dijo que había que ponerles algo fresco y verde para que dieran suerte. Para que dieran suerte, piensa ella, y porque la vida siempre se renueva.


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¡TIERRA A LA VISTA! María Brown Birabén

Arquitecta Presidenta de ESTEPA

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n Museo: quién lo adivinaría pocas décadas atrás. Muros ásperos de tierra desnuda, concebidos en

otros tiempos no para ser bellos, sino apenas útiles y económicos, nos los encontramos hoy albergando arte, historia, cultura. Gordoncillo tiene el MIHACALE, su Museo, construido con tierra, porque forma parte de un territorio con nombre de Tierra y apellido de Campos, porque su existencia rural se debe a la tierra y sus viñas rezuman lo mejor de esa tierra, y porque durante siglos su gente desplegó su vida cobijada en edificios de tierra, que constituyen su trazado y todavía delimitan su territorio –territorio también deriva de tierra, por cierto.

ción, formación y certificación técnica en oficios de la tierra. Desde un horno a un palacio, desde un oficio salvado del olvido a un contemporáneo proyecto bioclimático, conectando a albañiles y doctoras, a niñas y abuelos, a comunidades nativas con iniciativas de desarrollo local, al pueblo y la ciudad, a España con Europa y con el mundo a través de la presencia y la publicación en congresos de tres continentes. Con actividad práctica en Santa Eufemia del Arroyo, Sahagún el Real, Paredes de Nava, Villerías de Campos, Arenillas de San Pelayo, Amayuelas, Valladolid, Zaragoza, Barcelona, Madrid; y también en Reino Unido, República Checa, Argentina, México y Senegal.

Por eso no es casual que se instale en Gordoncillo y en su MIHACALE la Asociación ESTEPA –Estudios Sobre Tierra: Energía, Patrimonio y Ambiente. Sí, la tierra otra vez… tierra en construcción, en la arquitectura, en la huella urbana y rural, con sus materiales y saberes locales asociados, es lo que desde este prometedor enclave desea aportar y profundizar ESTEPA tras un recorrido de doce años en difusión, investiga-

Sitios distantes, sociedades distintas… que piensan de la arquitectura de tierra muchas cosas, hacen muchas otras, y se posicionan tímida y paulatinamente más a favor a medida que los paradigmas que la resucitan del olvido se vuelven consenso común. El calentamiento global, el desarrollo sostenible, el cuidado del patrimonio material e inmaterial, el impacto ambiental y energético, las condiciones socioeconómicas para

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la generación de trabajo duradero, el peso del turismo en la economía, son factores que la actividad humana no puede ya soslayar –decida respetarlos o no. Y construir o reconstruir con tierra es una de esas actividades donde convergen muchos de estos nuevos paradigmas, pese a tratarse de algo tan ancestral. Como un mensaje en una botella escrito línea a línea por cientos de generaciones del mundo entero y que al fin hoy desciframos, fascinados, tras mucho tiempo sin comprenderlo cabalmente. Por eso existe ESTEPA. Un grupo activo en diversas profesiones y oficios que conciernen a la tierra en construcción, complementándose: arquitectura, ingeniería, restauración, historia, albañilería; pero también enseñanza pública y formación profesional, biología, bellas artes. Un grupo abierto que, con un acento en la práctica –como en los oficios de origen– busca mediar entre la tierra en construcción y el siglo XXI. Atendiendo a la multiculturalidad propia de la movilidad territorial y virtual de nuestro tiempo, los programas de ESTEPA se vienen dirigiendo a un públi-


DICIEMBRE_2019 co muy variado con edades entre 2 y 80 años, aficionado y profesional, con una perspectiva más técnica o más comunitaria y social según los escenarios. Tierra de Campos albergó su inicio más social e itinerante, con intervenciones didácticas de equipamiento público rural, reproducidas después en el ámbito urbano, dentro y fuera de España: las JIAPEC, Jornadas Internacionales de Adobe Participativo y Equipamiento Comunitario, con diez ediciones. Paralelamente en ATISBARRO los más jóvenes vienen usando las manos, la tierra y el sol como herramientas a través de experimentos, construcción y arte, para atisbar el barro desde la experiencia y la ciencia, dentro o fuera del ámbito escolar. En BARRO Y BIRRA se da mayor protagonismo al cereal circundante: si la paja es materia prima esencial de un adobe, ¿por qué no incorporar el grano hasta hoy descartado como materia local, fabricando cerveza propia? El HORNO DE ESTEPA, olvidado híbrido de una cúpula de adobe y un hipocausto romano, nació hace siglos para cocinar

en una geografía sin árboles utilizando casi solamente barro y paja… aunque ESTEPA lo está erigiendo en áreas públicas, centros comunitarios y educativos españoles pero también argentinos, ingleses y checos, donde traga combustibles inesperados. Construirlo desarrolla muchas habilidades en corto tiempo al emplear diferentes técnicas, hermanando a un público muy diverso. En el ámbito técnico y profesional, ESTEPA ha venido capacitando en fabricación de adobe, tapia, btc (bloque de tierra comprimida), revocos; y en su uso en albañilería nueva o restaurada, bóvedas nubias, sistemas de fuego tradicionales. Incorporando también técnicas de nuestros vecinos europeos como el terre-paille (bloque aligerado) o el cob (muro amasado). Sin embargo, aunque existan ya las primeras normas técnicas españolas para productos de tierra, estas no garantizan la excelencia de resultados si falta mano de obra capacitada en el proceso que va desde su fabricación a su uso: la certificación reglada de capacidades técnicas requiere

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atención urgente si la tierra pretende volver a figurar como material contemporáneo. Por ello, tras constatar una gran disparidad en la calidad tanto entre profesionales de obra como en la oferta formativa, ESTEPA representó a España en dos proyectos europeos, en una constelación de países desde Reino Unido a Chipre, desde Alemania a Portugal, con la finalidad de redactar e implementar conjuntamente la certificación europea de competencias profesionales ECVET Earth Building (https:// ecvetearth.hypotheses.org/download/ units-download). Con unidades disponibles en todos los idiomas de sus redactores, esta certificación prepara y evalúa en conocimientos, destrezas y competencias técnicas a los protagonistas de la puesta en obra de tierra a distintos niveles –incluyendo a los formadores. Una vez finalizado el invierno, desde su nuevo espacio ESTEPA activará estas certificaciones ECVET. Y Gordoncillo, creciendo en su fidelidad a la tierra, será el único enclave español en ofrecerlas.


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550 ANIVERSARIO DEL INCENDIO DE LA IGLESIA DE GORDONCILLO Fernando Barrientos

JORNADAS 1467-2017: HISTORIA, ARTE Y CULTURA DE VINO EN GORDONCILLO

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las armas de las dos familias nobles enfrentadas en aquel acontecimiento, que también fueron sucesivamente las dueñas del señorío de la villa de Gordoncillo. Se trata de la familia Pimentel (representada por las veneras de oro sobre sinople) y la familia Osorio (representada por los lobos de gules sobre oro).

n 2017 se cumplieron 550 años de un luctuoso acontecimiento, como fue el incendio de la iglesia de Gordoncillo en 1467 en el que perecieron varios centenares de personas. El hecho en sí mismo es importante a nivel local, dada la magnitud de la tragedia. Sin embargo, trasciende las fronteras de Gordoncillo pues se enmarca en un contexto histórico muy concreto y de mayor amplitud, como fueron las luchas nobiliarias de aquel momento, circunscritas en esta zona a la rivalidad entre las familias Osorio y Pimentel. Porque el incendio de la iglesia de Gordoncillo no fue fortuito, ni allí perecieron los feligreses de la villa. Según relata la Crónica de Enrique IV (de Alonso de Palencia) el hecho se produjo por una persecución de partidarios del Conde de Benavente (Rodrigo Alonso Pimentel) por parte de las huestes del Marqués de Astorga (Álvar Pérez Osorio). A la sazón, el primero era Señor de Mayorga y el segundo Señor de Valderas; por ello, frecuentemente en sus enfrentamientos, la población de Gordoncillo quedaba en medio. Los partidarios del Pimentel, ante el temor de ser alcanzados por los caballeros del Osorio, optaron por refugiarse en la iglesia de Gordoncillo. A raíz de lo que exponen las crónicas se deduce que los atacantes prendieron

fuego a las puertas del templo, lo que provocaría a la postre el incendio de toda la iglesia de Gordoncillo en 1467 y la muerte de las personas guarecidas en su interior, estimadas en unas 350 víctimas. La trascendencia del incendio de 1467 fue tal que el escudo municipal de Gordoncillo lo representa en su tercer cuartel mediante unas llamas. Además, en la bordura componada del escudo de Gordoncillo lleva ocho piezas alternadas correspondientes a

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La organización de estas “Jornadas 1467-2017: Historia, Arte y Cultura de Vino en Gordoncillo” trató precisamente de profundizar en el contexto histórico de aquel momento, para tratar de comprender mejor un acontecimiento tan destacable como olvidado. Para ello, se contó con la presencia de grandes expertos, destacando los mayores especialistas en las familias nobiliarias de los Pimentel y los Osorio como son los profesores Isabel Beceiro (CSIC-Madrid) y Eduardo Pardo (CSIC-Galicia). Complementaron el programa conferencias sobre el contexto artístico y económico del momento, con ponencias sobre el vino (por los profesores J. Enrique Garzón y José Ramón Morala, de la ULE) y acerca de la arquitectura y valor artístico de la propia iglesia de Gordoncillo (a cargo de la profesora Dolores Teijeira, de la ULE). También desde Bodegas Gordonzello Sira Burón detalló las excelentes elaboraciones actuales.


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HOMENAJE A D. ÁNGEL GIL JIMÉNEZ DUCHA

D. ÁNGEL GIL JIMÉNEZ DUCHA 01/09/1924-28/09/2019 ALCALDE DEL AYUNTAMIENTO DE GORDONCILLO (PRIMER ALCALDE DE LA DEMOCRACIA 1979-1983)

en blanco y negro los momentos relevantes de historia y vida de Gordoncillo durante la segunda mitad del siglo XX. Hizo efectivo uno de sus compromisos con la sociedad cuando fue elegido Alcalde del Ayuntamiento de Gordoncillo en la primera legislatura democrática (1979-1983). El ciclo de la vida le incluyó en su inventario el 28 de septiembre de 2019, pocos días después de haber cumplido sus 95 años.

D. Angel Gil Jiménez Ducha, nacido en el municipio riojano de Cervera del Río Alhama, recaló en Gordoncillo el año 1950 ligado profesionalmente al pujante sector remolachero de aquella época.

Su compromiso ha quedado impreso en la memoria histórica de Gordoncillo.

Hombre de una especial inteligencia, siempre ávido de conocimiento y cultura, proyectó su vida en Gordoncillo, donde conformó una familia, fijando su residencia en la calle La Espada. Su permanente inquietud por el saber le llevó a desarrollar principalmente las profesiones de ebanista y fontanero hasta la edad de jubilación. La afición de Gil por la fotografía le ocupó toda su vida, habiendo plasmado

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25 años de asociacionismo cultural: ANIVERSARIO DE “LA VITA” Mª Ángeles Salcedo Páez

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l proyecto cultural que desembocó en la creación de la Asociación Cultural “La Vita” se gestó en septiembre del año 1991 en la terraza del antiguo Bar Los Ángeles: allí, tomando un refresco, un grupo de mujeres, viendo la necesidad urgente de dinamizar la vida de este pueblo, decidimos ponernos manos a la obra para crear primero la Asociación de Mujeres Unidas de Gordoncillo (diciembre de 1991) para luego en febrero de 1992 ampliar la población a la que iba destinada nuestra actividad cultural con la puesta en marcha de la Asociación Cultural “La Vita”, haciendo con esto honor al paraje donde se ubican nuestras bodegas y enraizándolo con la tradición vitivinícola, agrícola y ganadera. Empezamos con muchas ganas e ilusión con el objetivo de crear espacios de ocupación del tiempo libre, fomentar las relaciones de amistad y convivencia, generar canales de participación dentro del tejido socioeconómico del mundo rural y el trabajo en grupo, potenciar la creatividad e imaginación e intercambiar conocimientos y, sobretodo, participar y hacer partícipes a todos de la vida cultural de nuestro pueblo. En estos años la asociación ha tenido altibajos, ha sufrido decepciones como la poca respuesta a las actividades propuestas, también es cierto que a veces no hemos estado acertados con decisiones que se han podido tomar: también nos equivocamos. Pero lo importante es que la asociación, después de 25 años sigue viva y con ganas de organizar y ofrecer todo tipo de respuestas a una población tan heterogénea, porque queremos cumplir el objetivo que nos propusimos al iniciar nuestra an-

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dadura: “ser un referente dinamizador de Gordoncillo”. Muchas cosas se han hecho desde aquellos primeros años: aquel proyecto piloto de invernaderos y talleres de flor seca fueron el inicio de una larga trayectoria. La confección de trajes regionales y de sevillanas que dieron lugar a los consiguientes grupos de baile, el desfile de vendimiadoras y engalanamiento de los carros para amenizar la inauguración de nuestra afamada feria del vino, cursos, talleres, exposiciones, excursiones, charlas de temáticas muy variadas, la fiesta de las águedas, nuestra semana cultural, la cabalgata de los reyes magos, el desfile de disfraces en las fiestas patronales… Y otras tantas actividades más. Pero todo esto no hubiera sido posible sin el apoyo de muchas personas:

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DICIEMBRE_2019 gracias al ayuntamiento y a su alcalde por su colaboración todos estos años; también gracias a Javier Revilla y Fernando Barrientos, que desde el museo siempre han colaborado activamente con nosotros. Gracias también a todos los socios que con su cuota y su apoyo hacen posible que “La Vita” continúe esta andadura: a los que nos acompañan desde el principio y a los que se han ido incorporando a lo largo de estos años; también un recuerdo sentido y muy especial para los que ya no están con nosotros. Pero, sobre todo, gracias a vosotros, vecinos de Gordoncillo, por estar siempre ahí: esta asociación tiene todavía mucho que aportar y seguiremos trabajando para ofreceros entretenimiento, formación, diversión y nuevas experiencias. ¡GRACIAS!

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EL ARCÓN de Castilla y León

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Tal como éramos

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EL MONTE

y el río En mi patria hay un monte. En mi patria hay un río. Ven conmigo. La noche al monte sube. El hambre baja al río. Ven conmigo. ¿Quiénes son los que sufren? No sé, pero son míos. Ven conmigo. No sé, pero me llaman y me dicen “Sufrimos”. Ven conmigo. Y me dicen: “Tu pueblo, tu pueblo desdichado, entre el monte y el río, con hambre y con dolores, no quiere luchar solo, te está esperando, amigo”. Oh tú, la que yo amo, peqeña, grano rojo de trigo, será dura la lucha, la vida será dura, pero vendrás conmigo.

Pablo Neruda 42


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Excelentísimo Ayuntamiento de Gordoncillo Plaza Mayor, I 24294 Gordoncillo LEÓN Telf./Fax: 987 75 70 03 gordoncilloayto@gmail.com IMAGENES DE CUBIERTA Manuel Sierra PRODUCCIÓN EDITORIAL

visítanos en:

www.aytogordoncillo.com 43


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