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VILLUERCAS-IBORES-JARA

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 SENDERISMO

 SENDERISMO

El geoparque Villuercas-Ibores-Jara

Los geoparques son áreas naturales con un patrimonio geológico singular, un típico modelado del paisaje y parajes en los que las rocas, los minerales o los fósiles pueden explicar a los visitantes la historia de la Tierra en ese lugar. Además, los geoparques promueven la investigación, la conservación, la educación y el desarrollo social y económico, sobre todo impulsando el geoturismo. Situado entre las cuencas del Tajo y el Guadiana, el geoparque alberga 118 sitios de interés geológico, natural y cultural. Con una extensión de 2.544 km², sus posibilidades son casi infi nitas: geoturismo, senderismo, ciclismo, agroturismo, ornitología, actividades para niños, turismo astronómico y 44 sitios de interés cultural, incluyendo por supuesto el monasterio de Guadalupe. En septiembre de 2011 entró a formar parte de las Redes Europea y Global de Geoparques auspiciadas por la Unesco, y desde noviembre de 2015 tiene además la consideración de Geoparque Mundial de la Unesco.

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Geositios

Risco de la Villuerca El risco de La Villuerca se encuentra entre los términos municipales de Navezuelas y Cañamero, en la zona central de las sierras de Guadalupe. Se accede a su cima por una pista asfaltada que parte del collado de la ermita de El Humilladero o por un camino cementado desde las proximidades de la localidad de Navezuelas. Es una atalaya inmejorable para la observación del conjunto del geoparque y el punto más alto de Extremadura al que se puede llegar con un automóvil convencional, aunque por supuesto también se puede subir a pie. Su ascenso constituye un itinerario de gran relevancia patrimonial; comenzando por la ermita de

El Humilladero, joya del gótico-mudéjar localizada en el puerto donde confl uyen varios caminos históricos de peregrinación a Guadalupe. A esa altura, tomando un desvío por un camino de tierra se accede también al Arca del Agua, una notable obra hidráulica del siglo XIV vinculada al suministro hídrico de la puebla y del Monasterio de Guadalupe, así como el pozo de la Nieve, visitable a la altura del collado de la Portuguesa.

Cerro de San Cristóbal Es un monte aislado de 680 metros de altitud máxima y unos 2500 de longitud, con una cúpula granítica que destaca unos 200 metros sobre el nivel general de la penillanura circundante. Se accede por un ancho camino que parte de la ermita de la Virgen del Consuelo y se baja por otro más inclinado situado en la vertiente noroeste. Los cristales de casiterita (bióxido de estaño) de este yacimiento fueron explotados desde la más remota antigüedad hasta tiempos muy recientes. Se han encontrado en la cima del cerro zanjas, galerías y utensilios mineros de fi nales de la Edad del Bronce relacionados con el mítico reino de Tartessos (siglo VII a. C.). Mina Costanaza La mina se explotó intermitentemente desde fi nales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX. Cuando la explotación fue cerrada en 1944, tenía 210 metros de profundidad y 14 plantas. En el interior podemos observar el fi lón mineralizado de fosforita, zonas de brecha y espejos de falla, geodas, manantiales, estalactitas, pliegues, arcos de sostenimiento minero y un pozo maestro de mampostería. En los exteriores podemos ver instalaciones que aún conservan en perfecto estado la primitiva estructura minera, como la fábrica de fi nos, la fábrica de superfosfatos, el cocedero de piritas y el laboratorio de la mina, el cual alberga el Centro de Interpretación del Fosfato. Cancho del Reloj

En la sierra del Castillejo, este geositio permite observar varios relieves geológicos, aves rapaces, vestigios arqueológicos y pinturas rupestres. Los farallones de cuarcita ofrecen a buitres leonados, águilas y otras rapaces estrechas cornisas donde cuelgan seguras sus nidos y desde los que se lanzan al vacío en busca de una corriente térmica que los eleve. Por el camino de ascenso se pueden encontrar restos de una antigua población medieval y en lo más alto un castillo árabe de vigilancia construido a “cal y canto”. Existen también distintos conjuntos de pinturas rupestres esquemáticas repartidos por la sierra, los cuales corresponden a un periodo prehistórico denominado Calcolítico.

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