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 REAL MONASTERIO DE SANTA MARÍA DE GUADALUPE

Real Monasterio de Santa María de Guadalupe

Resultado de más de cuatro siglos de superposición de estilos, a primera vista desde la plaza de Santa María el monasterio ofrece vestigios mudéjares, góticos, renacentistas y barrocos. Pero esto es solo una muestra de lo que el edifi cio atesora en su interior. El monumental conjunto sorprende al peregrino en cada estancia, desde la portada principal de estilo gótico al último pasillo de la hospedería. Reyes y papas han distinguido al monasterio –ostenta los títulos de «Real» y «Pontifi cio»–, a lo que se suman los reconocimientos de Monumento Nacional y de Patrimonio de la Humanidad. Además, la califi cación de la zona como geoparque Unesco pone en valor la simbiosis existente entre el patrimonio cultural, el natural y el espiritual.

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CLAUSTRO DEL MONASTERIO

Siglos de historia

Cuenta la leyenda que en el año 714 frailes que huían de Sevilla enterraron una antigua imagen de la Virgen junto al río Guadalupe. Allí la encontraría siglos más tarde el pastor Gil Cordero, lo que propició la construcción de una ermita que daría pie al monasterio y a la Puebla de Guadalupe. La victoria de Alfonso XI en la batalla del Salado (1340) supuso un punto clave en la historia de Guadalupe. El rey se había encomendado a la Virgen antes de la batalla, y como agradecimiento por la victoria inició

PANORÁMICA DE GUADALUPE

la construcción de un santuario sobre la ermita original. A fi nales del siglo XV, con la llegada de la orden de San Jerónimo, la importancia de Guadalupe crece tanto ante la Corona como la Iglesia. Es en esta etapa cuando el hasta entonces Santuario se convierte en monasterio y se afi anza como lugar de peregrinación. La dinastía Trastámara hereda la devoción por la Virgen de Guadalupe, y varios de sus miembros están enterrados en el monasterio, incluyendo al rey Enrique IV. Especialmente fuerte fue la conexión con Guadalupe de Isabel la Católica que, unida a la infl uencia que los jerónimos tenían en la Corona, sitúa al monasterio como el lugar de peregrinación más importante de la Península y un importante centro espiritual, político y estratégico. Isabel visitó Guadalupe en al menos en diecinueve ocasiones, y fue tan íntima la relación que la reina tuvo con esta tierra que según las crónicas se refería a ella como «su paraíso».

Fue la relación de los Reyes Católicos con Guadalupe la que propició que Colón y el descubrimiento de América quedaran unidos para siempre a este lugar y que la vocación de la Virgen de Guadalupe se extendiera por todo el continente. Isabel fi rmó la orden al alcalde de Palos para que avituallara al almirante en el monasterio, y en la fuente de la plaza de Santa María fueron bautizados los primeros indios traídos por Colón como criados. Todos los Austrias visitaron y enriquecieron el Monasterio. Felipe II hizo de la Virgen de Guadalupe el estandarte de la nave capitana en la batalla de Lepanto y su medio hermano Juan de Austria, capitán de la armada cristiana, vino al monasterio tras la victoria para ofrecer a la Virgen un fanal de un barco turco, que aun puede verse en la capilla de San Jerónimo. Durante el siglo XVIII la progresiva decadencia del imperio español coincidió con la pérdida de interés hacia Guadalupe de los Borbones, aunque mantuvieron los privilegios y riquezas del monasterio. En el siglo XIX la desamortización de Mendizábal sumió al monasterio en tal abandono y declive que cuando los franciscanos toman custodia encuentran un edifi cio casi en ruinas.

La basílica

Tiene planta de cruz latina, tres naves, crucero y cabecera con ábside poligonal. Destacan sus imponentes bóvedas de crucería sobre esbeltos pilares. En los muros se abren grandes ventanales góticos que iluminan la nave central y tres rosetones de estilo gótico-mudéjar. Coronan las naves tres retablos barrocos. El retablo mayor presenta pinturas realizadas por Carducho y Cajés, pintores de la corte de Felipe III, que plasman la vida de la Virgen y de Cristo y los evangelistas. El lugar central le corresponde a la Virgen de Guadalupe. El coro alto de la Iglesia se sitúa a los pies del templo. La sillería data del siglo XVII y está realizada en madera de nogal. En el mismo coro encontramos el tenebrario –un candelabro triangular que data del siglo XV– y un gran atril o facistol barroco labrado en bronce.

VISTAS DE LA BASÍLICA CLAUSTRO MUDÉJAR

Claustro mudéjar y templete

Uno de los lugares más impactantes del monasterio, el claustro fue construido entre 1389 y 1405. Está compuesto por dos plantas rectangulares de unos 40 metros de lado. Sus arcos de herradura apuntados se disponen de tal modo que hay el doble en el cuerpo superior que en el inferior. En el claustro se respira el ambiente de un vergel medieval de infl uencia islámica. En el centro se levanta un templete de estilo mudéjar abierto por sus cuatro lados, coronado por una bóveda gallonada y decorado con azulejos y yeserías. Está considerado como un gran exponente de la síntesis entre la arquitectura islámica y cristiana.

Decorando las paredes de una de las galerías del claustro hay una serie de 29 lienzos de gran formato que detallan los milagros obrados por la Virgen de Guadalupe. Fueron realizados por fray Juan de Santa María a mediados del siglo XVII. Por ello a este claustro se le conoce también como «claustro de los milagros».

Museos del monasterio

Museo de bordados Se ubica en el antiguo refectorio del monasterio. Aquí se exponen prendas de uso litúrgico que incluyen capas, capillos, tocas o mantos, realizados en el taller del monasterio. La riqueza y variedad de las telas empleadas fueron determinantes para darle al taller guadalupense fama y renombre. Museo de libros

miniados

Se encuentra adosado a la galería norte del claustro mudéjar. La formidable colección, realizada en el scriptorium del monasterio durante más de 300 años, cuenta con 107 códices de los cuales 97 son cantorales de gran tamaño.

Museo de pintura

y escultura

Ocupa la antigua ropería del monasterio. En él se expone una muestra de algunos de los mayores exponentes del arte español como el Greco, Zurbarán, Diego Correa de Vivar o Goya. En escultura destacan dos obras de Egas Cueman, un grupo escultórico del Calvario, una Virgen sedente realizada en alabastro y un Cristo crucifi cado realizado en marfi l y atribuido a Miguel Ángel.

CLAUSTRO DEL MONASTERIO

Sacristía

Es un conjunto de tres espacios profusamente decorados y de varios estilos. Se accede por la antesala gótica del siglo XV, una nave decorada con frescos, espejos y lienzos de diversos autores, además de una fuente de mármol que sirve de aguamanil y suministro de aguas para la basílica. La nave rectangular está formada por cinco tramos cubierta con bóveda de medio cañón apoyada en pilastras toscanas. Sus bóvedas y muros se cubren con pinturas barrocas al temple. El conjunto se completa con la extraordinaria colección de pinturas de Zurbarán que representa episodios de la vida de los frailes. Remata el conjunto la capilla de San Jerónimo, una pequeña estancia presidida por un retablo con una estatua de San Jerónimo penitente. Asimismo encontramos tres lienzos de Zurbarán sobre la vida del santo y el fanal de Lepanto que Juan de Austria donó al monasterio en 1577.

Hospedería del Real Monasterio

Un establecimiento de 2 estrellas con 47 habitaciones, dos restaurantes y una cafetería, la hospedería tiene su propio acceso independiente por la fachada oriental del conjunto monástico. Ocupa lo que fue la antigua botica de los Jerónimos, parte del claustro gótico y el antiguo pabellón de la Enfermería Nueva.

Claustro gótico

Originalmente parte de la enfermería, combina estilo mudéjar, gótico y clásico. En el centro se encuentra un pozo que recoge el agua de un aljibe. Se articula en tres pisos con arcos diferentes en cada uno. Destacan cuatro ventanales con motivos mudéjares y elementos decorativos de infl ujo islámico y gótico.

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