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LA FERIA Y FIESTAS DE SAN LUCAS
from Jaen Fiestas 2017
by editorialmic
San LucaS LA FERIA Y FIESTAS
DE SAN LUCAS
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La Feria de San Lucas es una festividad con cierto tinte otoñal, la más tardía, entre las importantes, de Andalucía y de España, así como la última feria de la temporada taurina.
A partir de la década de 1980 se viene repitiendo erróneamente que la Feria de San Lucas fue instaurada en el siglo XV por el Condestable de Castilla D. Miguel Lucas de Iranzo, coincidiendo con la celebración de su onomástica. Esta creencia, ha pasado a formar parte de la idiosincrasia de la feria de Jaén, estando fuertemente arraigada entre los jiennenses aunque, como se verá a continuación, el origen de la Feria de San Lucas es bien diferente:
El precedente: las fiestas de la Virgen de Agosto.
La primitiva feria de Jaén se celebraba en torno al 15 de agosto, día de la Asunción de Nuestra Señora. Fue instituida mediante un privilegio otorgado por el príncipe don Enrique de Trastámara, hijo del rey Juan II de Castilla y futuro rey Enrique IV, e incrementada en 5 días más en 1453 a petición del Concejo de la ciudad, ante el gran número de personas que acudían a adorar al Santo Rostro que se mostraba al pueblo desde la balconada de la Catedral.
Al margen de las ceremonias religiosas, el principal componente de la festividad de agosto era de carácter económico, ya que el privilegio instauró una importante feria de ganado al concentrar la multitud de ferias y mercados que se venían celebrando en distintos puntos del Reino de Jaén. También se llevaban a cabo otras actividades como la compraventa de cereales, fruta, artesanía de cerámica, esparto, arreos para las caballerías, ropajes, calderería, etc.
El Cabildo, con gran poder económico hasta mediados del siglo XIX, impulsó estas celebraciones y siempre puso empeño en dotarlas de brillantez, toda vez que el propio templo catedralicio estaba bajo la advocación de la Asunción de la Virgen.
La feria se situaba en la plaza de San Francisco y en las calles Campanas, Turronería y Álamos. Después pasó a la Carrera y las plazas del Mercado y San Agustín y, por último, al Ejido y Eras de Belén.
Bendición del coso de “La Alameda”. Año 1960.
Un elemento fundamental en estas fiestas eran los eventos taurinos. Entre los siglos XV y XVIII las corridas de toros se celebraban en la Plaza de Santa María, sirviendo de toril la calle del Obispo, y en la plaza del Mercado, hasta que en 1842 el Ayuntamiento autorizó la construcción de una plaza de toros a las afueras de la Puerta del Ángel, reutilizándose para ello piedras del demolido Convento de Capuchinos. El coso de la Alameda, quedaría inaugurado en la feria de agosto de 1847 y se
mantuvo en funcionamiento durante más de un siglo, hasta que fue demolido en 1960 y construida la plaza actual.
Otras actividades lúdicas, que iban cambiando a través de los años, completaban la oferta de las ferias. Dentro de ésta era imprescindible la presencia de Banda Municipal de Música, a cuyo cargo estaba amenizar con sus desfiles y conciertos los momentos más importantes: dianas floreadas, los toros, las verbenas, etc. También se celebraban grandes bailes en los casinos durante la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX. Y, para los más pequeños siempre era imprescindible la presencia del carrusel, el tiovivo, las barquillas, las voladoras y algunas atracciones más.
A partir de los años 30 del siglo pasado, la feria de agosto comenzó a decaer, y fue suprimida en los años de la Guerra Civil. Pese a que se reinstauró en 1939, nunca volvió a tener el mismo esplendor que en el pasado y acabó reduciéndose a una verbena en el barrio del Arrabalejo.
La Feria de San Lucas
En la Crónica del Condestable se cuenta cómo celebraba don Miguel Lucas de Iranzo el día de San Lucas. Era una celebración fundamentalmente religiosa. En la víspera, se entonaban cantos solemnes en la Iglesia Mayor y después hacían refrigerio de exquisitas viandas. El día 18, amaneciendo, el Condestable y su corte asistían en procesión a dicha Iglesia Mayor, donde tenía lugar una misa cantada en la capilla de San Lucas y después una solemne misa en el altar mayor con todos los señores de la ciudad presentes. A la salida, comían y realizaban juegos de cañas. El Condestable celebraba el 18 de octubre la festividad del patrón de su familia, San Lucas.
Aunque coincidiendo con esta festividad se celebraba en época del Condestable una feria de ganado, no parece tener ninguna relación con este, puesto que no se menciona en la Crónica, y en cualquier caso, era de carácter menor, pues la feria principal de Jaén continuaba siendo la de agosto.
El año 1805 fue importante para el devenir de la futura Feria de San Lucas. Una epidemia de viruela hizo que se prohibiera celebrar la feria de agosto, por lo que el Concejo de la ciudad decidió que ese año la feria grande de Jaén pasara a realizarse el 18 de octubre, coincidiendo con la pequeña feria ganadera que se celebraba en esta fecha.
A partir de 1814, una vez finalizada la Guerra de la Independencia, la feria de San Lucas, vio aumentar el número de gentes y de ganado que participaban en ella, lo cual contribuyó a consolidarla, aunque siendo siempre una feria de menor rango.
En 1883, la Real Sociedad Económica de Amigos del País lanzó una propuesta razonada para que la feria de Jaén tuviera lugar definitivamente en octubre. Entre los argumentos expuestos se encontraba que agosto tenía serios inconvenientes para una feria ganadera como, por ejemplo, la escasez de agua en los abrevaderos, el temor a epidemias y el calor, mientras que octubre era época de intermedio en las cosechas agrícolas y gozaba de un clima suave y supondría que Jaén tuviera la última de las ferias españolas, lo cual atraería a numerosos asistentes a su mercado y comercio y también a sus festejos.
La iniciativa gozó de buena acogida y así en 1883, la Feria de San Lucas comenzó su andadura como feria grande de Jaén. Por su parte, La Feria de Agosto se mantuvo hasta mediados del siglo XX como feria de ganado e incluso tuvo algunos momentos de esplendor a principios de dicho siglo. Pero finalmente, desaparecería, tomándole el relevo como segunda feria de la ciudad la de la Virgen de la Capilla, hasta entonces una modesta fiesta de barrio.
En un primer momento, la feria se celebraba en las plazas y calles principales de la ciudad, especialmente en las plazas de Santa María, San Francisco, Deán Mazas y del Mercado (actual Plaza de la Constitución) o en aquellos espacios con cierta amplitud que empezaban a urbanizarse y permitieron este uso durante algunos años: Arrabalejo, Parque de la Victoria (actualmente de la Concordia), calle Arquitecto Berges, etc. Por su parte, las ferias de ganado de San Lucas se ubicaban en lugares a las afueras del casco urbano tales como el Ejido de Belén y la Loma del Royo, el Recinto (calle Adarves Bajos), Peñamefecit, etc. de tal manera que la profusión de animales no ocasionara molestias en el casco urbano.
Un momento importante en la historia de la Feria de San Lucas fue la llegada de la luz eléctrica, que tuvo lugar en 1902, quedando la feria iluminada por arcos voltaicos. También en ese mismo año desfilaron por primera vez los tradicionales gigantes y cabezudos con ocasión de las celebraciones por la mayoría de edad de Alfonso XIII.
Gigantes y cabezudos en la cabalgata a mediados del s. XX.
La Feria de San Lucas alcanzó cierto renombre en poco tiempo, debido a que era la última de importancia ganadera celebrada en Andalucía y también a que el cartel de sus festejos taurinos era de lo mejor que podía verse en la época.
En 1942 se establecieron importantes novedades en la Feria de San Lucas, tales como el concurso hípico y otras competiciones deportivas, los Juegos Florales, conciertos de bandas de música, teatro, revistas, bailes regionales, exposiciones de artesanía, pintura y escultura y otras atracciones como el Lagarto de Jaén, que se incluyó en el desfile de inauguración de la feria de 1944. Así pues, la feria fue cobrando solidez edición tras edición hasta consolidarse plenamente.
La Feria Moderna
La ciudad de Jaén no tuvo un lugar donde celebrar su feria principal de manera ordenada y cómoda hasta la edición de 1954. El proyecto de Ferial fue realizado por Enrique
de Bonilla y Mir y se ubicó en los terrenos denominados La Salobreja, una vaguada en pendiente que estaba dedicada a huertas, situada entre la Alameda y la Carretera de Granada. El recinto fue dedicado a Felipe Arche Hermosa, gobernador civil de Jaén entre 1950 y 1963.
El Plan General de Ordenación Urbana de 1952 contemplaba la construcción del recinto ferial en estos terrenos de La Salobreja como culminación de la construcción de un gran eje interior, la prolongación de La Carrera (Calle Bernabé Soriano), que atravesaría el barrio de San Ildefonso para desembocar en el ferial.
Las “torres gemelas” del Ferial Felipe Arche a mediados del s. XX.
La unión entre la prolongación de la Carrera y el Ferial Felipe Arche se concretaría en una gran plaza desde la que se accedería al recinto ferial a través de una monumental escalinata flanqueada por dos magníficas torres gemelas rematadas con banderas a gran altura. Tras la escalinata, el recinto se estructuraría en plataformas a las que se accedía a través de una calle principal central adornada con árboles en sus extremos, que se extendería hasta el final del recinto para dar acceso al campo de fútbol que también se pretendía construir. Al mismo tiempo, el ferial contaría con dos vías de comunicación para uso de vehículos de las atracciones y carga y descarga y estaría rodeado por una circunvalación que asegurase la fluidez de tráfico en la zona.
Este planteamiento también implicaría que el parque de La Alameda se convirtiera en el más importante de la ciudad, puesto que tendría un acceso directo con el ferial y la citada prolongación de La Carrera, y además estaría situado junto a la Plaza de Toros, sus terrenos se ampliarían tras el derribo de las casas de la calle Arrastradero y la misma Alameda y se dotaría de árboles y jardines, así como de diversas instalaciones deportivas.
En el Recinto Ferial Felipe Arche se ubicaron tres grandes casetas permanentes. La más importante era la Caseta del Condestable, situada justo en la esquina con la Carretera de Granada. Aquí se solían celebrar las actuaciones de la feria. Se elevaba sobre el ferial y precisamente sus vistas sobre las luces era uno de sus atractivos. Las otras dos eran las denominadas del Lagarto y de las Tres Morillas. La feria discurría entonces íntimamente ligada a la Carretera de Granada, la Avenida de las Cruces y el Portillo de San Jerónimo, en cuyos locales vacíos, solares y almacenes se ubicaban casetas.
A principios de los años 90 del siglo pasado se decidió reubicar el recinto ferial, puesto que había terminado por quedarse pequeño. El antiguo Felipe Arche fue cerrado y en su lugar se construyó un parque. Hasta la construcción definitiva del nuevo recinto, la Feria de San Lucas no tuvo un lugar fijo y durante los 8 años que se postergó el proyecto se celebró en lugares como descampados del paraje universitario de Las Lagunillas, o los terrenos del actual Bulevar, que en cualquier caso no estaban acondicionados ni tenían infraestructuras.
Finalmente, en la edición de 1998 se inauguró el recinto ferial de “La Vestida”, más abajo del anterior, en la zona existente entre la carretera de Granada, la Ronda Sur y la carretera de La Guardia. El nuevo recinto estaba configurado por un sistema de plataformas comunicadas entre sí mediante escaleras. Descendiendo por un paseo se accedía a las tres primeras. Una cuarta plataforma se situaba en la zona norte del recinto, anexa a una nave industrial que pasó a utilizarse como caseta municipal. En ella se realizaban conciertos, degustaciones, actividades infantiles y otros eventos. Al final del paseo se extendía una gran explanada donde se situaban las atracciones de feria y las caravanas de los feriantes.
En el año 2002 se realizó una reforma en el recinto, que consistió en asfaltar parcialmente la superficie de las plataformas, que era de albero. Asimismo, se abandonó la nave industrial que se utilizaba como caseta municipal y se estableció una en el margen derecho descendente del paseo central en el cual se ubicaría la nueva caseta municipal y un espacio para el circo. También se aprobó un cambio en su denominación, pasando a llamarse desde ese momento “Recinto Ferial Alcalde Alfonso Sánchez Herrera”.
Una importante renovación del recinto ferial se llevó a cabo en el año 2009, con la cual se consiguió espacio para casi cien casetas que dejaron de estar distribuidas en plataformas para unificarse en la zona baja del ferial. Por la entrada principal de la Carretera de Granada, donde se sitúa la tradicional portada de luces, se accede al Paseo del Real de San Lucas por el que se desciende hasta la zona de atracciones y casetas. Estas se sitúan en una gran explanada dividida mediante el denominado Paseo de Caballos y Enganches. La zona de casetas permite instalar alrededor de 100 casetas de 150 metros cuadrados, así como la caseta municipal, denominada Recinto Jaén Arena. Las casetas cuentan con los servicios necesarios, como baño y cocina. El recinto ferial cuenta con una amplia zona de aparcamiento y está dotado de un espacio fijo para la seguridad, una amplia zona para las caravanas de los feriantes y otra para reunión de los jóvenes al aire libre.
La Feria de San Lucas actual, además de actividades en el recinto ferial, mantiene en su programación algunos de sus elementos más tradicionales, como el pregón de feria y la posterior cabalgata, las corridas de toros, los conciertos de la Banda Municipal de Música, teatros y actividades infantiles, actuaciones de artistas y grupos musicales del momento, eventos culturales para públicos de todas las edades, etc. Además de esto, una de las costumbres que se ha potenciado en los últimos años, es la denominada Feria de Día por el Casco Antiguo, que incluye una exposición de las populares “chilindrinas”, en la que se adorna la zona de las tascas con guirnaldas y farolillos y los establecimientos de hostelería sacan sus terrazas a la calle, creándose un ambiente festivo, acogedor y vistoso para los jiennenses y los visitantes.
Bibliografía:
ORTEGA Y SAGRISTA, R. (2006): “Las ferias de Jaén”, en
Senda de los Huertos 63-64, págs. 59-65. ORTEGA Y SAGRISTA, R. (1996): “La feria de 1847”, en
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