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Chalet “Vista Alegre”, Erika Reuss Galindo

Chalet “Vista Alegre”

LA CASA DE “LA CRIMINALA”

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Erika Reuss Galindo

El nombre real del chalet, “Vista Alegre”, no corresponde ciertamente a la desgraciada historia que sucedió en él, ni a la historia precedente, aún más terrible, que le dio el siniestro sobrenombre por el que todos lo conocían: la casa de “La Criminala”. Esta casa -o villa, como se llamaban antes-, estaba situada en el Primer Montañar, muy cerca de donde se halla el actual Hotel Sol de Jávea (antes Hotel Solymar y originalmente Hotel Plata). Aunque no he conseguido averiguar la fecha exacta en que fue derribada, fue entre los años 1981 y 1987.1

1 En la “Guía Turística y Comercial de 1980, Jávea/Xàbia, editada por el CIT (Centro de Iniciativas Turísticas), pág. 44, aparece una fotografía en blanco y negro del chalet “Vista Alegre”, aún en perfecto estado. Su autora, Teodora Gómez de la Cruz. En el periódico Levante – El Mercantil Valenciano, en su edición del 31 de marzo de 2017 y bajo el título “Luz en el negro Se trataba de un chalet fuera de lo habitual, pues, como se puede apreciar en las fotografías, tenía las paredes exteriores cubiertas de azulejos (probablemente de Manises). En la fachada lateral estaba representada una señora con sombrilla al lado de un automóvil; en ángulo con esa fachada, cubriendo la pared de la escalera exterior, un gran panel de azulejos representaba una escena campestre típicamente valenciana. Estos “cuadros” estaban enmarcados con hileras de pequeñas conchas, que también adornaban la fachada principal. El chalet fue construido en circunstancias bastante extrañas, tan extrañas como su propia historia. Para intentar aclararla, aunque ello no sea fácil, ya que en la actuali-

paisaje de la Criminala” se informa del derribo “hace treinta años”, es decir, en 1987, pero sin especificar la fecha exacta, del chalet “Vista Alegre”

dad viven varios descendientes de los protagonistas de la terrible historia que protagonizó la dueña de tan curioso edificio y a estos, lógicamente, no les agrada nada recordarla, hemos de retroceder hasta principios del siglo XX. Gran parte de los datos obtenidos para intentar aclarar los hechos acaecidos los he sacado del librito “La Criminala”, de Bernat Capó, publicado en 1986 por la Comissió de Cultura, Gráficas Gironés, Benissa, así como del libro “Aquell poble”, de Antonio Pons Guardiola, publicado por la Fundación Cirne en 2009, Imprenta Botella s.l., Jávea. Otros autores publicaron también algunos relatos cortos sobre esta tragedia, aunque distorsionando de tal forma los nombres de los protagonistas e incluso del lugar de los hechos, que no he considerado oportuno incluirlos aquí (un ejemplo: el relato titulado “Bernarda”, incluido en el libro “Cuentos de Levante”, de Ramón Llidó, una publicación del autor impresa en Madrid en 1979 por Gráficas San Martín). Asimismo, varios periódicos de la época se hicieron eco del suceso, como, p. ej., ABC, en su edición del 9 de julio de 1920, en la página 14, titulándolo “Detalles de un crimen horroroso”.2 Todos los demás datos han sido obtenidos, a pesar de su reticencia a hablar tanto de

2 En las “Efemérides históricas de la villa de Jábea”, de Godofredo Cruañes Signes, publicadas en la Revista de Cultura Xàbiga nº 1, pág. 82, de 1986, y recogidas por Antoni Espinós las tragedias sucedidas en este chalet como en los años anteriores a su construcción, directamente de familiares más o menos cercanos a las personas implicadas en ellos, por lo que me limito a nombrarlos como “informantes”, puesto que siguen viviendo en Jávea y, por discreción, he considerado lógico omitir sus nombres. La historia de “la Criminala” comienza con Modest Sendra, carabinero destinado en Jávea, que estaba casado en primeras nupcias con una buena mujer. Su esposa, con la que tuvo dos hijos, una hija y un hijo, falleció poco después de dar a luz al segundo, al que bautizaron como Bertomeu. Al quedarse viudo y no poder hacerse cargo de sus dos hijos, Modest se trasladó entonces a vivir al Portichol, mientras su hija, la mayor de los dos chicos, se fue a vivir con un pariente en Benisa (según Bernat Capó, fue a Gata, con su abuela paterna y el niño quedó con su suegra en Teulada). El chiquillo, Bertomeu, tenía entonces cinco años. Modest se casó en segundas nupcias en 1919 o 1920 con Úrsula Tachó, y pensando que su hijo Bertomeu estaría bien atendido por su segunda esposa, Modest lo llevó a

Quero y Fernando Polo Villaseñor, se incluye la siguiente breve anotación: “28 de junio de 1920. Asesinato de un niño en el Portichol, por su madrastra, Úrsula Tachó. El niño se llamaba Bartolomé Sendra”.

vivir con ellos. Poco después, Úrsula quedó embarazada y tuvo un hijo, Francesc. Y ahí comenzaron los problemas, ya que Úrsula, frenéticamente celosa del pequeño Bertomeu y deseando obtener para su propio hijo lo que en el futuro correspondería a su hijastro, comenzó a experimentar un odio violento hacia el pobre chiquillo. Según Bernat Capó, llevó a cabo varios intentos de asesinarle: lo abandonó en una zona boscosa y peligrosa, lo tiró a un aljibe y lo intentó envenenar, sin lograr que muriera. (Al parecer, el Sr. Capó, al estar relacionado con la familia, se enteró de estos intentos por los rumores que circulaban entre los propios familiares). Sean o no ciertas las tentativas fallidas de asesinato, el hecho real es que el niño Bertomeu apareció asesinado el 30 de junio de 1920, estrangulado entre unas cañas quemadas (según Antonio Pons Guardiola; según Bernat Capó, apareció estrangulado y quemado en su propia cama. Esto último es lo que parece ser más fidedigno). En el Acta de defunción del Juzgado de Paz de Jávea, Tomo 36, nº 37, dice que murió como consecuencia de grandes quemaduras en la cabeza, cara, cuello y parte del tronco. Su madrastra fue considerada culpable de tan terrible asesinato, puesto que su desafecto y su animosidad contra el niño eran conocido de todos.3 Procesaron a la madrastra y la enviaron a prisión con una larga condena, pero, al parecer, gracias a la amnistía general decretada el 4 de julio de 1924, durante la dictadura del General Primo de Rivera, salió de la cárcel y fue enviada a un establecimiento psiquiátrico. Allí, (según un informante), se hizo muy amiga de las monjas que regentaban este establecimiento, ayudándolas en la cocina, repostería, labores, etc., por lo que, por su buena conducta, fue puesta en libertad a los pocos meses. Según Bernat Capó, tras salir de la cárcel se fue a vivir con un señor muy rico, trabajando como ama de llaves o casera. Este señor murió dejándole toda su fortuna. De acuerdo a la versión de Antonio Pons Guardiola, debía tener poderosos amigos, ya que, sorprendentemente y a pesar de haber cometido allí el

3 Circula también otra versión de este espantoso crimen (que incluso Bernat Capó recoge en su novelita, aunque no consta en el acta de defunción de Bertomeu): se dice que la madrastra, Úrsula Tachó, mató al niño Bertomeu clavándole una aguja de hacer punto en un oído, aguja que le llegó al cerebro produciéndole, lógicamente, la muerte. Luego intentó ocultar el cadáver del chiquillo en el campo, tapándolo con cañas y broza y prendiéndole fuego. Esta versión de la aguja, sin confirmar y que, repito, tampoco consta en el acta de defunción del niño, es la más conocida, quizá por ser la más truculenta, y creo que se difundió a raíz de una película española que tuvo gran éxito: “El clavo”, estrenada en 1944 (basada en la novela homónima escrita por Pedro Antonio de Alarcón en 1853), es decir, cuando Úrsula construyó el célebre chalet. asesinato de su hijastro, regresó de nuevo a Jávea con bastante dinero (el Sr. Pons no dice de donde lo sacó), aunque no volvió a vivir con su marido, Modest Sendra, que parece había pedido cambio de destino a Denia y que no quería saber nada de ella. Fue entonces, en los años 40 del pasado siglo, cuando Úrsula Tachó, gracias al dinero heredado, mandó edificar el chalet “Vista Alegre”, en el Primer Montañar. Este chalet fue uno de los primeros que se construyeron en esa zona. Como era costumbre en la época, tenía unos caseros (o guardeses), José y Remedios –Josep y Remei- Como era costumbre en la época, tenía unos caseros (o guardeses), José y Remedios –Josep y Remei- a los que trataba muy mal, no pagándoles ni siquiera el miserable salario que les había prometido cuando los contrató. Por eso mantenía con ellos con frecuencia violentas discusiones, aunque solía acallarlos prometiendo nombrarles sus herederos, aunque esto no servía de mucho, ya que, como le decía su guardés, Josep, su hijo Francesc aún vivía y era su legítimo heredero. Y aquí se produce la segunda tragedia: Francesc (recordémoslo, por el que había matado al niño Bertomeu), el hijo habido de Modesto Sendra y de Úrsula Tachó, tuvo también un tremendo destino, ya que falleció a los 25 años en un accidente, el 11 de abril de 1945, al volcar el carro que conducía y caerle la carga encima. El Acta de defunción del Juzgado de Paz de Jávea, Tomo 41, nº 33 así lo indica. Parece ser que el muchacho, ya un hombre, que también era psicológicamente bastante inestable, había intentado entrar en la Guardia Civil y que –esto no queda muy claro- no lo había conseguido o había sido expulsado del Cuerpo. Su madre, a pesar del dinero que tenía, no le ayudaba pues no se llevaban nada bien. Pero Francesc recibió algo de dinero al fallecer su padre, y con él compró el carro que luego le mataría. Parece mentira, pero aún ha de producirse una tercera tragedia, esta vez sí en el chalet “Vista Alegre”. Úrsula, “la Criminala”, tuvo el final que merecía. Su asesino, el casero Josep, que durante años siguió discutiendo con ella por motivos económicos, durante una de esas disputas, el 28 de septiembre de 1947 la golpeó con una maza de picar esparto, matándola en el acto. Según la versión de Antonio Pons Guardiola, Úrsula murió de muerte natural. Por el contrario, de acuerdo a Bernat Capó, murió asesinada a los 54 años de edad. En el Acta de defunción del Juzgado de Paz de Jávea, Tomo 42, nº 58, solamente se indica que murió como consecuencia de conmoción y hemorragia cerebral, sin especificar si se trató de una muerte violenta o natural. El casero Josep fue sentenciado a cumplir una larga condena, no así su mujer, Remei, a la que no se le imputó

ningún cargo por el asesinato. No ha quedado tampoco claro si ella fue, en parte, la instigadora del asesinato cometido por su marido, por tratarse, según mis informantes, de una mujer “muy mala, egoísta y avariciosa”. Josep fue condenado a unos 20 o 30 años de cárcel. Su esposa, Remei, pasado un tiempo abandonó Jávea y viajó a Francia donde estuvo viviendo –no se sabe si casada o no, aunque probablemente hubiese obtenido el divorcio de Josep, ya que éste seguía cumpliendo su condena en la cárcel- con un rico señor francés en un “chateau” en las cercanías de París. A la muerte de éste, regresó a Jávea, donde residió hasta su fallecimiento, el día 29 de noviembre de 2016, a los 96 años de edad (había nacido en Jávea el 24 de junio de 1920). También, según otro informante, al salir de la cárcel Josep intentó ponerse en contacto con ella, que vivía entonces con unos familiares. Al no lograrlo, desapareció y no se volvió a saber nada de él; probablemente muriera de viejo, ya que era mayor que su esposa Remei. Todos estos datos son algo confusos, ya que algunos de los informantes eran muy jóvenes y sólo los recuerdan vagamente, y los que entonces tenían edad para aclararlos son ya ancianos que guardan un absoluto silencio sobre el tema, o han fallecido.4 El chalet “Vista Alegre” estuvo abandonado durante varios años y sobre él circulaban todo tipo de historias de fantasmas y apariciones. Durante un corto espacio de tiempo, el chalet fue reconvertido en bar de copas, con el nombre de “La bruja”, aunque no he logrado averiguar ni el nombre del propietario ni el tiempo de duración de dicho bar. Realmente, la historia verdadera solamente la conocieron sus protagonistas. Lo que sí es verdad y una auténtica lástima, es que una hermosa y excepcional construcción como ésta haya desaparecido, a pesar de la siniestra historia de su propietaria, a causa de la especulación que destruyó una gran parte del excepcional patrimonio arquitectónico de Jávea y que, desgraciadamente, continúa haciéndolo hoy en día. •••

4 El autor de la novela “La Criminala”, Bernat Capó, nació en Benisa el 29 de febrero de 1928 y falleció en Benisa el 14 de febrero de 2017, a los 89 años de edad. El autor de “Aquell poble”, Antonio Pons Guardiola, nació en Jávea el 12 de noviembre de 1903 y falleció en Valencia en mayo de 1989, a los 86 años de edad.

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