Reportaje
‘Cuando te haces el primer tatuaje, quieres más’ GACETA ha charlado con Vicente Gabriel Merino, un joven tatuador que nos cuenta los entresijos de un mercado en pleno crecimiento, también en La Solana Gabriel Jaime
S
iempre le llamó la atención el mundo del dibujo y reconoce tener cualidades para la pintura creativa. No contento con el trabajo que desempeñaba, decidió aprovechar sus dotes artísticas para ganarse el pan en un oficio cada vez más extendido y demandado por toda clase de público. Después de año y medio como tatuador profesional, Vicente Gabriel Merino agradece a futbolistas, cantantes, actores, famosos en general y referentes de nuestra sociedad por lucir algún grabado en su cuerpo. Gracias a ellos el mundo del tatuaje está de moda. “Hace unos años estaba mal visto porque se asociaba a maleantes, drogadictos o gente de mala vida y ahora los famosos han cambiado esa tendencia”.
Merino tiene claro que esos ‘famosos’ han influido mucho para que el tatuaje tenga otra perspectiva. Baloncestistas como Lebron James, cantantes como Justin Bieber, futbolistas como Messi, Neymar… “Mira los brazos de Sergio Ramos y piensa que se ha gastado varios cientos de euros en cada uno”. “¡Ya me gustaría tener clientes así a diario!”. Admite que el tatuaje es caro porque “es un capricho totalmente prescindible, como al que le gustan las motos o los coches”. A partir de 40 o 50 euros y en función del tamaño, los colores y el tiempo que se dedique, la tarifa sube. Eso sí, el que lo prueba, repite. “Esto engancha y el noventa por ciento vuelve para hacerse más; el cuerpo es muy grande”. Su oficio tiene muchas similitudes con las de un pintor. Hay variedad de má-
quinas de tatuar y se utilizan en función del tipo de tatuaje, así como diversos tipos de agujas. “Son nuestros pinceles, sólo cambia que nuestro lienzo es la piel y no hay margen de error porque es para toda la vida’. Cada uno elige dónde quiere tatuarse, teniendo en cuenta que hay zonas más sensibles como los dedos o la barriga, por ejemplo. Aunque recalca que el tatuaje no es doloroso, sólo algo molesto, “hay gente que aguanta más y otra menos”.
El cliente se deja aconsejar La mayoría de clientes llega con una idea preconcebida, pero se dejan aconsejar. Lo primero es preguntar la edad, “nunca tatúo a menores de 16 años y hace falta una autorización de los padres
Vicente disfruta con su minucioso trabajo
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Gaceta de La Solana