Nuestra historia
Escudo del Palacio Don Diego, con las armas de las familias Antolínez de Castro y Tabares Macarty
Dos proyectos ilustrados en La Solana a finales del siglo XVIII
E
Concepción Moya García y Carlos Fernández-Pacheco Sánchez-Gil
l reformismo ilustrado que se desarrolló en España en la segunda mitad del siglo XVIII tuvo su reflejo en La Solana, donde se presentaron dos proyectos avanzados y progresistas, buscando la mejora y racionalización de la producción económica local, revertiendo sus ingresos en la asistencia de las clases más desfavorecidas y la mejora de la sanidad y la beneficencia. Fueron realizados por dos destacadas personalidades de la administración local: Alfonso Tabares Macarty y Juan Bautista Alberola. Alfonso Tabares Macarty era hijo de Diego Tabares y Barrios, de Ronda, caballero de Santiago, mariscal de campo y comandante del Campo de Gibraltar, y de María Macarty Ocalahan, dama de la reina de origen irlandés. Nació en Cumaná (Venezuela) y se dedicó a la carrera militar, donde alcanzó el grado de coronel. Participó en el sitio de Gibraltar de 1782, tras lo cual fue nombrado alcaide y regidor perpetuo de La Solana, donde casó el 2 de febrero de 1783 con María Antolínez de Castro y Ferrer, hija
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de Juan Restituto Antolínez de Castro, teniente general de los Reales Ejércitos y comandante general de Mallorca y de Extremadura, y de María Antonia Ferrer de Proxita y Pinós, natural de Valencia, hija del noble Manuel Ferrer Proxita y de María Antonia Pinos. El 18 de agosto de 1788 consiguieron el título de Conde del Mérito que había recibido Juan Restituto, entregando la hacienda de labor La Mata como garantía del pago de las lanzas y medias anatas1. El matrimonio amplió y mejoró el Palacio de Don Diego, donde figuran sus escudos nobiliarios. Alfonso Tabares fue un militar ilustrado, que publicó numerosos artículos en la prensa de la época. En febrero de 1787 presentó un proyecto para la villa de La Solana, con el objeto de fomentar la agricultura y las artes, mejorar la producción, aumentar la población, enmendar las costumbres y la salud pública, y socorrer a los pobres, debiendo servir de ejemplo y modelo para el resto del país. Su idea se basaba en el aprovechamiento del terreno situado al sur de la villa, conocido como “la Dehesa”, con
una extensión de 600 cuerdas de tierra de a 96 varas cuadradas, contiguo a La Moheda. Su rendimiento era muy limitado, pues se arrendaba para pastos en 500 reales anuales, utilizándose por el ganado de cerda, el de labor y durante el período de esquileo. Además, siguiendo el reglamento de pastos redactado por Felipe Rivero en 1784, se arrendaban para labor 250 fanegas de trigo al año, que al precio de 30 reales, suponían unos ingresos de 7.500. Alfonso Tabares proponía destinar 16 cuerdas de prado artificial para 20 pares de bueyes, suficiente pues una cuerda de este tipo de prado alimentaba lo que 20 del natural, dejando el resto libre para cultivo. El coste del proyecto ascendería a 201.000 reales durante un quinquenio, de los cuales 22.000 para la compra de los 20 pares de bueyes, 10.000 en la reposición de los bueyes perdidos, 2.000 en aperos, 500 para el grano de los días que no pudieran pastar (25 fanegas de centeno), 200 en la compra de 20 carros de paja, 18.000 en el salario de 10 mozos y el mayoral ayudador, 1.800 en el
MATILLA TASCÓN, Antonio: Catalogo de documentos notariales de nobles. Editorial Hidalguía. Madrid, 1987, pp. 284 y 285.
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Gaceta de La Solana