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Este Año
Y… ¡Po� e Ti� a!
Juntáronse los ratones para librarse del gato, Y después de un largo rato de disputas y opiniones…
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Llegaron a la conclusión de que poniéndole un cascabel, sabrían en cada momento dónde se encontraba, y sería fácil evitarlo. Perfecta solución. Pero… ¿Quién de todos ha de ser el que se atreva a poner ese cascabel al gato?
En este mundo hay muchos cascabeles por poner. Y no se ponen por cobardía, por egoísmo o por simple comodidad. No solo los animales sufren nuestro maltrato; también lo sufre nuestro planeta, al que esquilmamos y contaminamos sin piedad.
Este preocupante tema da lugar a que los grandes mandatarios de la Tierra se reúnan y lleguen a importantes acuerdos para salvarla. El Protocolo de Kioto que entró en vigor en el año dos mil cinco, trata de disminuir la emisión de gases “efecto invernadero” que infl uyen en el calentamiento global, culpable de tantos fenómenos atmosféricos adversos como estamos sufriendo. Se ratifi có en París, y continúan las reuniones y acuerdos de forma periódica hasta nuestros días. La última reunión importante de los distintos países comprometidos en este tema, ha tenido lugar en Polonia, en diciembre del pasado año. Los países miembros de estos acuerdos, se comprometen a poner los medios para reducir las emisiones de dichos gases cambiando las actuales fuentes de energías altamente contaminantes, (Carbón, petróleo…) por otras más limpias y sostenibles. (Eólica, solar, hidráulica) Se conoce el remedio, pero…¡¡este gato es mucho gato!!
Todos estos cambios trastocarían totalmente la organización de los países industrializados: Repercutirían de forma drástica en la fabricación y consumo de muchos productos que sus fabricantes han conseguido convertir en imprescindibles para nuestras vidas (aparatos tecnológicos altamente contaminantes, utensilios de plástico que se usan a diario de forma abusiva en nuestros hogares, en locales públicos y privados… ¡en todas partes!) Cambiar energías y productos sería enormemente costosos y ni las grandes empresas están dispuestas a renunciar a sus ganancias, ni los consumidores a sus comodidades, ni algunos gobiernos a tomar medidas drásticas que serían muy impopulares. Algo se va haciendo (Parece que va en serio lo de los coches eléctricos) pero el avance es tan lento que no sabemos si nuestro planeta podrá aguantar mucho más tiempo este irresponsable comportamiento.
Hay enfermos que no pueden esperar a que los médicos se reúnan y decidan sobre cuándo y cómo van a operar y la Tierra es uno de ellos. No entiende de reuniones ni de agendas, y si seguimos sin actuar, conseguiremos cargárnosla, pero pereceremos en la empresa.
Nuestra compañera Ana, en su último libro El silencio de los héroes, incluye en su lista de héroes a nuestro planeta, por soportar agresiones constantes, y seguir, sin embargo, ofreciéndonos sus tesoros. Pero ¡ojo! Nunca podremos dominar la fuerza y la ley de la naturaleza y el calentamiento global, provocado por los gases contaminantes que enviamos a la atmósfera, ya nos está respondiendo con huracanes, tormentas, inundaciones…
Y continuamos, indecisos, sin actuar con la rapidez y contundencia que el problema requiere.
Señor Trump (y similares) ¿Hasta cuándo? Leonor Morales