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Rosario Pino
Que las olas me traigan, que las olas me lleven, y que nadie me obligue el camino a seguir… (Manuel Machado)
Nuestra ilustre malagueña, nació en el año 1870, hija de Manuel Pino cajista de imprenta y de Isabel Bolaños, siendo su tío Enrique empresario del Teatro Cervantes. Por ello se familiarizó desde pequeña con los escenarios. Antes de cumplir los 10 años se estrenó en la compañía de aficionados de Calderón de la Barca con una obra de humor sobre el Tenorio de Zorrilla.
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Fue su formación por el maestro de actores D. José Ruiz Borrego antes que este creara la Academia de Declamación, actuando en el Teatro Cervantes a los 14 años con la obra “Los Carvajales” de Manuel Barrionuevo, quien comentó al oír por primera vez a la niña: “Sentí de pronto una conmoción extraña, todo mi ser se estremeció con una fuerte sacudida. Estaba oyendo mis versos en la boca de aquella niña”.
La vocación de Rosario estaba decidida, aunque por no dejar solos a sus padres, no hizo su primer viaje a América.
Sus estudios los realizó en la Academia de declamación de Narciso Díaz de Escobar, obteniendo numerosos premios en Málaga y con 16 años fue contratada por la compañía de María Tubau, triunfando en Madrid y en los escenarios de las principales ciudades españolas. Cuando actuaba en Málaga solía descansar en el hotel Regina de Puerta del Mar.
Gracias a sus interpretaciones de dama joven, le abrieron las puertas los mejores autores del momento, destacando por sus interpretaciones en las obras de los Hermanos Álvarez Quintero y D. Jacinto Benavente siendo la preferida de éste, para estrenar su obra: Rosa de Otoño.
Consagrada como primera actriz del Teatro Lara y el Teatro de la Comedia, trabajo con actrices de la talla de María Guerrero, realizando una gran gira por Hispano América de la mano de otro actor malagueño: Emilio Tuiller. Después de un tiempo en Portugal, regresó a España haciendo una larga gira de despedida que la consagró definitivamente como una de las grandes actrices españolas, retirándose de la escena después de más de tres décadas.
Por su enorme éxito, el Ayuntamiento de Málaga le hizo un solemne homenaje en el Teatro Cervantes el día 10 de Febrero de 1914, donde la nombró hija predilecta de la su ciudad natal. El teatro se engalanó acudiendo el cuerpo de bomberos con uniforme de gala, entregándole el nombramiento su maestro de declamación D. José Ruiz Borrego junto a las autoridades malagueñas.
Sus últimos años después de abandonar definitivamente el teatro, vivió una vida recogida con toda sencillez, saludando sonriente a los que la recordaban en sus éxitos pasados.
Su nombre cayó en el olvido a pesar de sus triunfos y murió pobre en Madrid el 13 de Julio de 1933. Tuvo un entierro multitudinario y la banda Municipal al paso por el Teatro Español, interpretó: El ocaso de los Dioses.
Nuestra malagueña fue una Diosa de las tablas, el MUPAM rinde homenaje a esta dama con una exposición donde entre otras piezas, se encuentran sus caricaturas, cosa que en aquellos años solo se hacían a personajes populares e importantes reconocidos por el público.